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Título original
Reconciliación con la Naturaleza
Cuentos desde el Ombligo de la Luna
Autora
Talía del Carmen Vázquez Alatorre
Coordinadora editorial
Angélica María Roxana Ailotsue Aguirre Elizondo
Editora
Andrea Belarruti
Diseño editorial
María Eugenia Hernández Granados
Ilustradora
Mónica Susana Carmona León
ÍNDICE
Presentación 6
Cuento 5 La investigación 65
Cuento 6 El compromiso 77
Cuento 7 La convocatoria 89
Apéndice 142
Reconciliación con la Naturaleza Cuentos desde el Ombligo de la Luna
PRESENTACIÓN
Las niñas y los niños de México tienen de- debía apreciar su entorno. El respeto a la
recho a vivir en un medio ambiente sano en naturaleza es fundamental. El deterioro
el cual se respete y valore la naturaleza. La ambiental está creciendo en todo el plane-
niñez debe estar inmersa en un país donde ta. Si le hacemos daño al ambiente también
se fomente la convivencia, la paz y armonía nos destruimos.
social, así como su desarrollo y bienestar Mediante los cuentos y encargos inclui-
sin descuidar al ambiente. Este libro dos de dos en esta publicación, las niñas y los niños
cuentos y encargos es una herramienta de México valorarán cuál es la importancia
didáctica para sensibilizar a las niñas y los de habitar un país privilegiado, colmado de
niños de México sobre la importancia que biodiversidad. La palabra México proviene
tiene la Reconciliación con la Naturaleza, de tres voces de la lengua náhuatl: metztli,
además de valorar cuál es el papel sustan- que significa luna; xictli, Ombligo o centro;
tivo que tiene la niñez en este proceso. co, lugar. México: Un lugar en el Ombligo de
Esta colección de libros se llama “Cuentos la Luna.
desde el Ombligo de la Luna” porque para Desde el Ombligo de la Luna debe iniciar el
los antiguos mexicanos, el Ombligo era con- proceso de reconciliación, de respeto y va-
cebido como el centro donde surgía todo: loración a la naturaleza. México es el lugar
la vida, el tiempo y las personas. El centro idóneo para detonar acciones encamina-
era el espacio en el cual se relacionaban las das a rescatar el planeta por lo que impul-
personas con el resto de la sociedad. saremos un movimiento de Reconciliación
Para nuestros ancestros, cada individuo con la Naturaleza sin precedentes.
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CUENTO:
México, un lugar en el
Ombligo de la Luna
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Instrucciones: Escucha con atención el au- —¡Hola! —les dijo—. ¡Bienvenidos al Ombligo
diocuento y disfruta de la narración con de la Luna!
música folclórica mientras tu maestro o Las niñas y el niño estaban muy asom-
maestra te muestra las ilustraciones. brados. Nunca habían escuchado hablar a
un conejo.
México, un lugar en —¿Cómo te llamas? —le preguntó Lupita—
Y ¿cómo le haces para hablar?
el Ombligo de la Luna El conejo les respondió: —Me llamo Ñam
y soy el conejo mágico que vive en la Luna.
Había una vez dos niñas y un niño que eran ¿A poco no se acuerdan de mí?
muy amigos. Los tres tenían ocho años y —¡No, cuéntanos! —contestaron ellos y
estudiaban en la misma escuela; se llama- aplaudieron con emoción.
ban Lupita, Julia y Nico.
Un día al salir de la escuela, por el camino
que iba a través de un bosque, se distra-
jeron porque se pusieron a perseguir a un
conejo. Corrieron tras él más de diez minu-
tos y lo vieron entrar en una cueva un poco
extraña, pues parecía un hoyo manchado
de una arenita entre gris y blanca.
¡Cuál sería su sorpresa cuando al entrar
ellos por el mismo lugar se encontraron
caminando por un túnel muy clarito! Veían
correr y correr al conejo. Lo siguieron y al
llegar al final del túnel el conejo se detuvo.
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—¡Vengan! Primero entren conmigo a este allá, iba un grupo de niños y niñas músicos
fascinante lugar —contestó Ñam— ¡Les in- tocando por la calle. Era muy agradable
vito una nieve! verlos a todos muy limpios, alegres y so-
Cuando los niños salieron del túnel siguien- bre todo amables. Las casas y los nego-
do al conejo se encontraron en un pueblo cios eran de hermosos colores y todas las
muy especial. Todo era del tamaño ideal para construcciones estaban adornadas con
niños y sólo estaba habitado por niñas y macetas y preciosas flores. No había ni un
niños; no había personas de más edad. solo papelito o plástico tirado en la calle y
Mientras seguían a Ñam, iban con la boca se saludaban cálidamente todos y todas.
abierta pues pasaban por la calle otros ni- Incluso los perros y gatos acompañaban a
ños y niñas: uno era enfermero y otra era los niños a todas partes en sus tareas y
maestra; una niña pasó pedaleando una bi- se les veía felices. Se notaba que los habi-
cicleta que jalaba un carrito lleno de fru- tantes de ese lugar querían mucho a Ñam,
ta; en la esquina había un niño policía y más pues todos lo abrazaban, le daban un beso
o lo saludaban de mano. Y no sólo era
precioso el pueblo, sino que a su
alrededor se veían hermosas
montañas.
Llegaron a una casa con un
letrero grande y bien pinta-
do que decía «Nieves Tradi-
cionales» y entraron Ñam
y los tres amigos.
—¡Oye, eres muy famoso
aquí! —le dijo Julia a Ñam—.
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ENCARGOS A LA COMUNIDAD
2. ¿Qué significa ser mexicano o mexicana?
¿Ustedes son mexicanos o mexicanas?
Los mitos explican algunos fenómenos na-
turales. Se fundamentan en cosas reales,
como en lagos, animales, montañas o as-
tros. Sirven, en muchos casos, para inspi-
rar a los pueblos a lograr cosas grandiosas.
En Ronda de la Paz comenten:
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ENCARGO PARA TI
2. Elabora una maqueta que represente a
nuestro planeta. Utiliza materiales na-
1. Observa este dibujo y trata de copiar-
turales para hacerla como fruta u ho-
lo en una hoja por separado. Utiliza los
jas de árbol. Resalta el mapa de México
colores que más te gusten.
y pega un dibujo o una foto tuya en el
mapa de nuestro país. Luego, elabora la
Luna y pega allí un dibujo de Ñam. Por
último, une a la Tierra con la Luna con un
cordón, hilo, o manguera para simular un
cordón umbilical.
3. Lleva tus maquetas a la escuela y mués-
tralas a tus compañeros y compañeras.
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CUENTO:
Los venenos ocultos
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Como botana pusieron al centro jícamas y —¡Uy! En México sí que conocemos la ba-
pepinos con limón y sal, una bolsa de fritu- sura, y yo no sé si se recicla o no lo que tiro
ras y otra de galletas. —dijo Julia.
—¿Cómo le hacen para tener un país tan —No siempre fue así en México; nuestras
bonito, lleno de vida y sin basura? —pre- culturas ancestrales no generaban basu-
guntó Nico. ra, nosotros aprendimos de ellas. Pero casi
—Nunca hemos tenido basura, no la cono- todo el mundo se enfermó de consumismo
cemos. Nosotros generamos algunos resi- y se puso a la Madre Tierra en serios pro-
duos, muy pocos, y todos los reciclamos o blemas —añadió Ñam.
reusamos, porque no queremos quitarle a —¿Consumismo? ¡Pero eso no es una en-
la naturaleza sus elementos y destruirlos fermedad! ¿A poco podríamos vivir sin con-
—contestó Ñam. sumir? ¡Necesitamos muchas cosas para
vivir! —dijo Lupita.
—Pues no creas que se necesitan tantas
cosas —contestó Ñam—. No es lo mismo
consumir bien que consumismo. Consumir
con consciencia es una cosa y el con-
sumismo, en cambio, es una enfer-
medad. El consumismo es querer
comprar todo. No les importa
si les hace daño o si lasti-
man al planeta. No leen, no
se fijan, todo lo quieren.
Compran y tiran, com-
pran y tiran… y mientras
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ven una plantación cuyo fruto sean bolsi- Ñam concluyó: —Nada de lo que consuman
tas de papitas o de galletas —dijo Ñam. aquí en el País de los Niños les hará daño.
¡Todos se rieron mucho! Pero cuando regresen a México no será
—¡Claro que no Ñam, como crees! Es como si igual. Por favor lean las etiquetas, se lleva-
a los árboles, en lugar de aguacates o man- rán desagradables sorpresas. Las perso-
zanas, les salieran cajitas de cereal o bote- nas, incluso muchos niños, están enfermos
llas de refresco —respondió Lupita divertida. de consumismo. Son como zombis.
—¡Ah, pues allí está la clave! Yo los vi abrir
la bolsita y comer tan campantes, sin leer
qué es lo que comen. —Lupita y Nico deja-
ron de reír.
—Es que como aquí en el País de los Niños
todo es sano, pensé que no había problema
—dijo Nico apenado.
—Deben leer las etiquetas de lo que con-
sumen para saber qué les agregaron. Si no
leen las etiquetas comerán y beberán en-
gañados, actuarán como zombis, sin cons-
ciencia —dijo Ñam.
Inmediatamente se pusieron a leer las
etiquetas de las bolsitas: allí señalaban que
todos los ingredientes eran naturales, no
tenían químicos y sí eran lo que decían ser.
También decía: envases elaborados con fi-
bras vegetales. Biodegradable.
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CUENTO:
Los Defensores de
la Naturaleza
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Instrucciones: Escucha con atención el au- rigirse a una montaña. El camino estaba
diocuento y disfruta de la narración con lleno de flores, de esas moradas que sa-
música folclórica mientras tu maestro o len solas sin que nadie las siembre, y que
maestra te muestra las ilustraciones. hacen que el campo se vea como una al-
fombra. Veían muchos árboles enormes de
muchos tipos distintos, todos sanos, ver-
Los Defensores de des, algunos con flores y otros con frutas;
la Naturaleza corrían todo tipo de insectos trabajado-
res, pasaban venados y caballos, y a lo le-
Los niños y Ñam estaban saliendo del mer- jos se veían jaguares y hasta
cado cuando de pronto Lupita se detuvo pelícanos.
apurada y dijo:
—¡Llevamos mucho tiempo aquí y nuestros
padres deben estar muy preocupados!
—No es así Lupita —le contestó Ñam—. En el
País de los Niños el tiempo transcurre distin-
to. Mientras aquí pasa un día, en la Madre
Tierra trascurre un minuto; sus papás ni
notarán su ausencia, pero era muy ne-
cesario que estuvieran aquí. Tengo
que hacer un trato con ustedes,
pero antes debo mostrarles
algo. ¡Síganme!
Ñam señaló un camino
para salir del pueblo y di-
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Entre más subían fueron descubrien- Ñam les habló mientras seguían caminan-
do lagos de un azul intenso, como si es- do: —Se llama biodiversidad, y es lo que más
tuvieran pintados; luego, al asomarse por amamos aquí. Nosotros, los habitantes del
una barranca, vieron un caudaloso río en el País de los Niños, somos parte de esa bio-
fondo, que al pasar y chocar con las rocas diversidad, no somos sus dueños; somos en
parecía que cantaba. todo caso sus Defensores. Si terminára-
—¡Qué hermoso está todo lo que veo, lleno mos con la naturaleza seguro nos morimos
de vida, buen clima y sobre todo veo tan- todos, porque somos parte de ella.
tas plantas y animales diferentes! —dijo Llegaron a una cima muy alta, si miraban
Nico, mientras pasaba volando sobre él un hacia abajo veían casi todo el País de los Ni-
colibrí. ños. Se veían los techitos rojos de teja, los
pueblitos, los caminos de piedra rodeados
de árboles y muchos imponentes paisajes.
Ñam se detuvo y les dijo: -ahora vean
hacia arriba, porque aquí estoy en
mi observatorio mágico, des-
de donde veo…
—¡La Tierra! —gritó emo-
cionada Julia al darse
cuenta de lo grande
que se veía desde
allí nuestro planeta;
y además se dis-
tinguía perfecta-
mente México.
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El planeta era azul, muy azul; pero en el cen- tenían cara de angustia. Ñam hizo una
tro de México, precisamente donde se ubica pausa y continuó: -Esto no sólo sucede en
el lago de Texcoco, se veía un punto negro. México, sucede en todo el mundo. Antes
—Brinquen para que vean las cosas más no era así, nuestras antiguas culturas no
cerca —les dijo Ñam— ¡Brinquen! Y fíjense sólo respetaban, sino que defendían a la
con detalle qué ven. naturaleza.
Los niños brincaron varias veces y sus ca- —¡Nosotros queremos defenderla también!
ras iban perdiendo ilusión. No veían más que —dijeron Lupita, Julia y Nico al mismo tiempo.
sequía y no podían ver el lago, mucho me-
nos el reflejo de la Luna; y peor aún, no se
veía el reflejo del conejo, no se veía a Ñam.
-Ñam, no podemos ver el lago —dijeron
tristes—. ¿Por qué parece que despareció?
Ñam bajó las orejas, abrió grandes los
ojos y suspiró.
—Lo secaron, lo vaciaron, le quitaron el
agua. Muchos animales murieron, muchí-
simas plantas se secaron y las aves hu-
yeron. Rodearon el lago de unos enormes
depósitos de una cosa que allá en la Tie-
rra llaman basura, según ellos para relle-
nar y luego construir arriba de eso. Pero
la contaminación se filtró por el suelo, lo
dañó y contaminó otros ríos, y así con-
tinuó el desastre —contestó. Los niños
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ENCARGOS A LA COMUNIDAD
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Son de la Tierra
Madre Querida Querían consumirte
Tú eres nuestra Tierra Queriendo matar
La Luna elegiste A cambio de monedas
Como nuestra hermana Tu tierra y tu mar
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Reconciliación con la Naturaleza Cuentos desde el Ombligo de la Luna
CUENTO:
Los zombis
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¡Lo que vieron fue, en cierto modo, ate- leer y mejor la dejó otra vez en el anaquel.
rrador! Personas de todas la edades, hom- Julia dijo: -La señora Conchita no quiso
bres, mujeres, niños y niñas empujaban comprar la sopa porque no pudo leer la eti-
un carrito y tomaban un producto; a ve- queta. ¡Ella no nació durante el consumismo
ces hasta lo abrazaban y lo metían en su y por eso actúa diferente! ¡No todos están
compra, ¡nadie leía nada! Compraban todo contagiados!
empacado y sin leer, sin reflexionar sobre Luego fueron a fijarse qué sucedía en las
lo que contenían esas cosas. cajas para pagar. Largas filas de carritos
Vieron a la abuelita de Paco, un compa- llenos de cosas con etiquetas que nadie
ñero de ellos, que estaba tratando de leer había leído.
una etiqueta de una sopa de esas a las que Dijo Nico: -Las cosas que llevan esos ca-
se les pone agua y preparas en microondas. rritos en un día o dos serán desechos, por-
Pero se dieron cuenta de que la letra era que sacan las galletas y tiran la envoltura.
tan chiquilla, y ella tan viejita, que no pudo —Y además quién sabe qué será lo que en
realidad contienen esos empaques. Recuer-
den que son productos que ya pasaron por
un proceso industrial y que no hay árboles
que den como frutos bolsas o cajas —dijo
Lupita.
—Vámonos a nuestras casas y empece-
mos a leer etiquetas, para ver si las enten-
demos y si nos envenenamos o no, porque
aquí hay mucha gente enferma que com-
pra sin consciencia —propuso Nico.
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ENCARGOS A LA COMUNIDAD
e. Cuando tienes ganas de algo dulce, ¿qué
prefieres: arroz con leche preparado en
Por parejas, jueguen a que son doctores.
casa o galletas empacadas con supues-
Primero, un compañero o compañera debe
to chocolate de las que venden en los
hacerle al otro el siguiente cuestionario,
supermercados?
para saber si está enfermo de consumis-
mo. Al terminar, cambien de papel, para que
f. ¿Tomas agua en botella de plástico o en
todos participen como doctores y como
un recipiente que puedas lavar y volver a
pacientes:
usar?
SÍ NO
a. ¿Has comido papitas fri-
g. Cantemos en Ronda de la Paz, la canción
tas en bolsa cerrada con
de Cepillín, No lo Compro; que viene en el
etiqueta?
audiolibro.
b. En caso de que las hayas comido, dime
Al terminar comenten quiénes consumen
tres ingredientes de los señalados en la
etiqueta y la cantidad de ellos que trae con consciencia y quiénes no. Reflexionen si
cada bolsita. pensando lo que comemos y bebemos, nos
vamos curando de la enfermedad del con-
c. ¿Has consumido refrescos? sumismo.
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No lo Compro
No lo compro porque me hace daño No lo compro porque me hace daño
Me hace daño Me hace daño
Me hace daño Me hace daño
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CUENTO:
La investigación
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Instrucciones: Escucha con atención el au- bres de sustancias para descubrir la ver-
diocuento y disfruta de la narración con dad. ¡Vaya misión de nuestros defensores!
música folclórica mientras tu maestro o Al día siguiente en la escuela decidieron,
maestra te muestra las ilustraciones. discretamente —sin que se dieran cuenta
los demás que andaban de detectives— in-
vestigar si los niños y niñas consumían po-
La investigación sibles venenos, o si leían o no las etiquetas.
La verdad fue que en la escuela había mu-
Los Defensores de la Naturaleza estaban chos niños que en su lonchera llevaban un
completamente en su papel de detecti- taquito, fruta o semillas, eso estaba bien.
ves. Todo lo leían y anotaban. Estaban tan Pero la mayoría traía un juguito, un yogur
preocupados por los venenos del consumis- para beber y uno o dos pastelillos o galle-
mo que decidieron no creerles a los bonitos tas. Todo en envases o envolturas de las
colores de una etiqueta o a las figuras de que no leían la etiqueta y luego… ¡al bote!
superhéroes que ponían para anunciar los
productos.
Decidieron investigar si eran ciertas o no
frases como: “para que seas más fuerte”,
“para que seas más bonita”, “para niños
fuertes y sanos” o “bebés felices”.
También se dieron cuenta que los ingre-
dientes venían atrás de la etiqueta, como
para esconderlos, además de que estaban
escritos con letra muy pequeña; pero ni
modo, había que hacer una lista de nom-
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Un niño llevaba para el recreo puros dulces y de la investigación y los felicitó diciéndoles:
chocolates en empaques. ¡Qué miedo! ¡Qué -Lo primero que se debe hacer para curar
estarían comiendo! Tenían que averiguarlo. una enfermedad es saber la verdad. Cuan-
Con la lista en la mano empezaron a in- do sabes la verdad, puedes saber cómo cu-
vestigar qué era el sodio, los edulcorantes, rar el mal y recobrar el bienestar.
las grasas saturadas, los saborizantes ar- Les dijo que era importantísimo que no
tificiales, las vitaminas, el jarabe de alta dejaran que se escondiera la verdad ta-
fructosa, los azúcares, la grasa vegetal, las pándola con una llamativa etiqueta. Tapar
calorías, el colesterol, etcétera. Con todos la verdad hace que caigan en el error los
sus hallazgos corrieron al País de los Niños consumidores, y sin saberlo pueden estar-
a consultar a Ñam. se envenenando.
Cuando llegaron, Alejandra, una de las ni- Si te envenenas, ¿te mueres luego, luego,
ñas de la escuela de arte, les dijo que Ñam Ñam? —preguntó preocupada Lupita.
estaba cosechando toronjas en el rancho —No, las etiquetas engañosas sirven
“Las Guacamayas”. Fueron a buscarlo y al para que te enfermes poco a poco y así
llegar se lo encontraron contando chistes y
riendo a carcajadas con Javier, el dueño del
rancho. Tenían en la mesa toronjas en
gajos, y se las comían mientras se
divertían.
—Hola queridos Defensores
de la Naturaleza, ¿cómo es-
tán? ¿Por qué regresa-
ron tan rápido?
Lo pusieron al tanto
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dures mucho tiempo consumiendo cosas ba, lo veía crecer, lo cosechaba, lo bebía, lo
malas, mientras los que te engañan ga- cocinaba. Se las sabía todas. Compró de la
nan más y más dinero. marca sospechosa un chocolate para co-
—¡Increíble! ¡No puede ser que les importe mer, otro para beber, un cereal, unas galle-
más el dinero que la salud de las personas o tas y las llevó a un laboratorio.
del planeta! —continuó Nico. Y, ¿qué creen? Resultó que ni eran cho-
—Les voy a contar un caso para que se colates, no tenía ni una pizca de cacao,
pongan listos: ni leche; era agua de soya falsa en polvo,
En México hubo una marca de chocolates tenía jarabe de alta fructosa que daña el
que hacía que los niños no pudieran dejar de hígado de las personas, y eso sí, muchos
comerlos, eran simplemente deliciosos. Ven- saborizantes artificiales y muchos con-
dían tanto, que después ya vendían lechi- servadores. La etiqueta nadie la leía, nadie
tas con ese sabor, galletas de chocolate y sabía lo que consumía. Para comer uno de
hasta cereales sabor chocolate. Un amigo esos chocolates tenías que abrir al me-
mío nacido en la tierra del nos tres empaques. Ah, pero los anuncios
cacao, que es el fruto preciosos decían: “Siente el cielo en cada
del que se obtiene el mordida” —terminó Ñam.
chocolate, los pro- —¡Qué bárbaros! ¡Qué engaño! Eso genera
bó y, aunque re- malestar y lo que queremos es bienestar
conocía que eran —dijo Lupita.
deliciosos, nota- —¡Los vamos a descubrir y a frenar! No
ba algo raro. Él seguirán enfermando a las personas ni a
era experto en la Madre Tierra —prometieron los Defenso-
chocolate natu- res de la Naturaleza.
ral, lo sembra-
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SÍ NO SÍ NO SÍ NO
a. ¿Consume usted productos empa-
cados como pan, leche, sopas prepa-
radas, galletas, frituras o cereales?
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CUENTO
El compromiso
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Instrucciones: Escucha con atención el au- los animales, las plantas, el aire y el agua
diocuento y disfruta de la narración con estemos sanos. Es muy importante para
música folclórica mientras tu maestro o lograr eso que estemos unidos y no haga-
maestra te muestra las ilustraciones. mos daño una parte a la otra. Nosotros
no debemos lastimar al agua y el agua no
nos lastimará, lo mismo con el viento, los
El compromiso animales y las plantas. ¡El suelo está tan
lastimado! La tierra fértil se ha converti-
Lo que al principio era miedo a los venenos do en polvo en muchas partes.
y al consumismo se fue transformando en
valor y decisión. Como los Defensores de
la Naturaleza tenían consciencia del poder
que tenían al tomar decisiones correctas
de consumo, idearon un plan para lograr que
las personas leyeran las etiquetas de las
cosas que compraban, especialmente de ali-
mentos, bebidas y aquellas cosas que tuvie-
ran contacto con su cuerpo, como champú
o jabón. ¡Y para que las personas adultas
leyeran las etiquetas de los cigarros!
Nico les dijo después de estar un rato
callado pensando: -Nuestro objetivo es
que todas las personas del mundo este-
mos bien. Que la naturaleza con todas sus
partes, o sea, nosotros los seres humanos,
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—Y ahora, con el cambio climático, la Ma- es por eso que México es el Ombligo de la
dre Tierra nos da señales de alarma y nos Luna, por ser un pueblo que sabía vivir en
muestra qué sucede cuando se pierde el equilibrio. Ese equilibrio debe ser infinito.
equilibrio. Hay huracanes, como si se eno- No se puede un día dar respeto a la natu-
jara el viento; inundaciones, como si se de- raleza y al otro día comprar sin conscien-
fendiera el agua; incendios, como si el fue- cia todo lo que se nos antoja nada más
go nos gritara algo —dijo Lupita. por una etiqueta engañosa.
Julia les contestó: -Los escucho y creo —Sí Julia, cómo se nota que eres indígena,
que ya están recordando. Nuestros an- tienes más claridad sobre el respeto a la
cestros veneraban a la Tierra, al agua, al naturaleza —dijo Lupita.
viento y al fuego como dioses; es decir, con —Les propongo que usemos la señal del in-
mucho respeto. No devoraban el planeta finito para simbolizar que lo que tomemos
como lo hacemos hoy. Todo lo cuidaban, de la Tierra hay que devolvérselo. Debemos
tomar una sola vez y reparar el daño. Ima-
ginen que con una madera que le
pedimos a la naturaleza hace-
mos una silla, nos sentamos
en ella un buen tiempo, si se
rompe, debemos repa-
rarla y volverla a usar,
y así hasta el infinito.
Porque si se rompe, la
tiramos y luego com-
pramos otra, pues le
quitamos más madera
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CUENTO
La convocatoria
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Instrucciones: Escucha con atención el au- útiles para el bien; tener consciencia, clari-
diocuento y disfruta de la narración con dad de dónde vivimos, qué hacemos y para
música folclórica mientras tu maestro o qué lo hacemos.
maestra te muestra las ilustraciones. Bienestar material es que tengamos co-
mida sana y suficiente, ropa adecuada a
nuestro clima y cultura; salud, entreteni-
La convocatoria miento y escuela.
Bienestar ambiental es que defendamos
Nico, Julia y Lupita llegaron a la siguiente a la naturaleza, ¡porque ahorita aquí no veo
conclusión: en el País de los Niños todos es- ningún bienestar! ¡Veo muchos zombis que
tán bien. Viven sanos, libres, contentos y no entienden nada y tiran todo! -terminó
además son sabios, transmiten paz. Julia.
Si inviertes las palabras “estar bien” dice
“bien estar” y si lo juntas es BIENESTAR. Las
culturas ancestrales consideraban cuatro
tipos de bienestar: del alma, de la mente,
de lo material y de lo ambiental —dijo Ju-
lia y continuó:
Bienestar del alma es el arte,
la música, la pintura, la poe-
sía, la literatura, la escul-
tura.
Bienestar de la mente
o intelectual consiste en
adquirir conocimientos
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Reconciliación con la Naturaleza Cuentos desde el Ombligo de la Luna
—La cosa está así: o nos ganan los ve- A lo que Lupita agregó—: Debemos lograr
nenos y las etiquetas engañosas o ga- muy pronto que todos los niños y niñas de
namos los Defensores de la Naturaleza nuestra escuela sepan que se deben leer
—agregó Lupita. las etiquetas. Que compren menos cosas
Convocaremos a muchos niños y niñas a empacadas y si las compran que sepan con
que sean Defensores de la Naturaleza y claridad qué contienen. Debemos lograr
haremos un enorme equipo con todo Mé- que cada niño y niña cuide a su familia, que
xico que competirá contra el consumismo. los defiendan del consumismo. ¡Tenemos el
¡Ya verán que ganaremos! —dijo Nico entu- poder!
siasmado.
Entonces, Lupita les propuso: —Debemos
hacer primero la convocatoria a todos los
niños y niñas para que sean Defensores
de la Naturaleza. Luego explicaremos las
tareas urgentes que debemos cumplir. ¡Y
después anunciaremos un concurso para
ganarles a los venenos y etiquetas enga-
ñosas! —dijo con energía—. Y para que to-
dos y todas en México tengamos conoci-
miento. Informaremos mucho.
Después, Nico dijo: -¡Generaremos cons-
ciencia! Lo podemos hacer a través de mú-
sica, canciones, esculturas, pinturas, bailes
y juegos. ¡Eso es hacer el bien, tendremos
bienestar espiritual!
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—Así es, el concurso consiste en no com- que los apoyaron, solidarizándose con ellos.
prar nada sin leer y entender la etiqueta. Al día siguiente, lograron que los niños y
Los niños deben lograr que en su casa no niñas de todos los grados escolares, jun-
se dejen engañar con etiquetas vistosas y tos en el patio y con la mano derecha en el
falsas. Al finalizar el año escolar, haremos corazón y la izquierda en el Ombligo, pro-
un concurso para ver si los niños, niñas y metieran ser Defensores de la Naturale-
sus familias saben y entienden lo que con- za. ¡Así sacaron la convocatoria al concurso
tienen los productos. ¡El grupo que sepa contra el consumismo! ¡Así se propusieron
más ganará una escultura del símbolo del ganar la carrera por la vida hasta el infinito!
infinito! —comentó Nico.
—¡Bravo! —dijeron Lupita y Julia.
—Y para eso debemos ser muy estrictos
en nuestras familias, o de plano nos
seguirán mandando venenos enga-
ñosos en la lonchera —señaló Nico.
—La consciencia de cada familia
se descubrirá en lo que la escue-
la genere residuos con etiquetas
sin leer —concluyó Lupita.
—¡Pues muy bien! ¡Manos a la
obra! —gritaron felices los tres.
En la escuela, Lupita, Julia y
Nico hablaron con sus maestras
y maestros, quienes los vieron
tan entusiasmados y decididos
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UR SO
C L INF I
a Predicar con el ejemplo: consumir de manera
ON R E NITO
consciente y responsable.
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ENCARGO PARA TI
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CUENTO:
Tras el rastro
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Instrucciones: Escucha con atención el au- unas lupas y volvieron al supermercado. Si-
diocuento y disfruta de la narración con guieron los consejos de Ñam y eligieron un
música folclórica mientras tu maestro o producto con etiqueta para determinar el
maestra te muestra las ilustraciones. rastro o huella que deja en la naturaleza.
Compraron un juguito envasado.
Buscaron en la biblioteca y encontraron
Tras el rastro los ingredientes y se sorprendieron, pues
el juguito no contenía lo que ellos habían
Ser detective es muy interesante. Y ser pensado.
un Defensor de la Naturaleza es además Se fueron al País de los Niños a enten-
divertido. der la huella que deja un producto así, y si
—Lo malo y lo bueno siempre dejan ras- daña o no a la salud o al medio ambiente.
tro, dejan huella, pero esos rastros no son Caminaron por una calle empedrada muy
iguales. Los Defensores de la Naturaleza
descubriremos la verdad, y la informare-
mos a todas las personas para vencer
el consumismo —dijo Lupita.
—¡Necesitaremos una lupa!
Porque casi siempre las
letras son muy chiqui-
tas y con palabras que
pocos conocen y en-
tienden —añadió Julia.
Buscaron y encon-
traron en sus casas
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linda con todo tipo de comercios con le- Le platicaron que los juguitos no tenían
treros muy ocurrentes y atendidos por la fruta que debían tener y que además
los niños y niñas. Había tlapalería, panade- les agregaban fructosa, agua, conserva-
ría, papelería, librería, cremería y frutería. dores y saborizantes artificiales.
Los niños y niñas entraban y salían de allí Ñam les dijo: —No se parece al delicio-
con sus compras, y las ponían en canastas so jugo que exprimió Andrea frente a mí.
o bolsas de tela o yute. Está fresco y delicioso. Las cáscaras se
Encontraron a Ñam precisamente en el harán primero recipientes para las nieves,
restaurante de una niña que se llamaba y cuando estén muy secas se volverán
Andrea. Se estaba tomando un jugo de composta y abonarán los cultivos. Pero el
naranja y comiendo un taco de nopales juguito que ustedes traen ha dejado una
con salsa. huella muy mala en el planeta. ¿Qué cosas
le quitaron a la naturaleza para hacer la
cajita en la que lo envasan? ¿Ahora qué
harán con la cajita?
Nico dijo: —Es absurdo comprar un jugui-
to, darle unos tragos y en unos minutos
tirar el envase. Comprar y tirar es
absurdo.
Decidieron ir a un recorrido por
la selva del País de los Niños.
Caminaban siguiendo a Ñam y
avanzaban pisando un suelo sua-
ve, la vegetación era exuberante,
muchos seres vivos vivían allí. Los
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árboles eran muy altos, parecía que toca- dazos, se los llevan a un aserradero en don-
ban el cielo, había lianas que unían un árbol de los hacen tablas o los muelen. Los que
con otro. Los pájaros eran de muchas va- muelen los meten en costales y los llevan
riedades y de muchos colores. Tenían sus en vehículos contaminantes a una fábrica
nidos en esos árboles. Había mucha hume- de cartón, y allí gastan más agua para ha-
dad y calor. Vieron un jaguar muy bello a cer las cajitas de juguito y luego las fo-
lo lejos. También los observaban chimpan- rran por dentro de plástico para que no se
cés que estaban en familia comiéndose un humedezcan los jugos. Cajitas que luego
mamey. forran con etiquetas vistosas con letras
Ñam les dijo: —Observen el suelo por el chiquitas, que compramos y consumimos
que han caminado. ¿Qué ven? sin leer.
Los defensores dijeron: —¡Nuestras hue-
llas! Hemos dejado rastro de lo que hemos
caminado.
—Hay personas que, estando enfermas
de consumismo, dejan rastro de destruc-
ción por donde van pasando.
Cierren los ojos e imaginen que por don-
de hemos caminado vamos talando todos
los árboles que vemos, dejemos sin casa
a los pájaros y entonces huyen. Imagi-
nen que por tirar los árboles se secan los
arroyos, se mueren los insectos y los ani-
males… todo cambia.
Sigan imaginando que los árboles, en pe-
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1. Elaboren, entre todos y todas, la huella 1. Con barro o masa y pintura vegetal, haz
de al menos metro y medio del consu- en una tablita tus huellas ecológicas. Una
mismo. Utilicen para ello empaques de será huella de agua y otra huella verde.
galletas, papitas, jugos, cereales, bo- Guíate con la ilustración. Llévala a tu es-
tellas de agua, refrescos y demás en- cuela y prepara, con tus compañeros y
vases o envolturas. compañeras, todas las huellas para una
2. Cuando cada uno de ustedes haya ela-
exposición.
borado su propia huella (ver, Encargo
para ti, en la siguiente página), pongan
la gran huella del consumismo en el pa-
tio de la escuela y coloquen sus huellas
individuales en un círculo alrededor, de
manera que la huella del consumismo no
logre escapar.
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CUENTO:
La unión hace la fuerza
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—No, nunca vas a comparar un mensa- Yo sigo desayunando todos los días en el
je de teléfono con una conversación, un mercado, porque allí el pan está recién hecho,
abrazo, un beso o simplemente un apretón lo acompaño con atole y a veces me como un
de manos. La convivencia entre las perso- taquito o un tamal —les contaba Doña Chayo.
nas los hace tener metas comunes. Yo me —Ya veo que en su canasta trae puras co-
acuerdo cuando era niña, cómo nos ponía- sas naturales. ¿No le gusta comprar cosas
mos de acuerdo para ir al tequio —dijo sus- empacadas? —preguntó Julia.
pirando Doña Chayo. —No, porque se me hace un desperdicio
—¿Qué es el Tequio? —´preguntó Lupita. tanta envoltura, luego no sé qué hacer con
—Es el trabajo que hacemos todas y to- eso. Pero sobre todo recuerdo lo que mis
dos para cuidar, reparar o mejorar la co-
munidad, pues este es nuestro pueblo; el
pedacito de planeta que nos tocó cuidar.
Íbamos a cortar el pasto de los parques,
a regar los árboles, a pintar la escuela,
a construir entre todos el camino.
Cuando yo tenía como quince años,
construimos el mercado público.
Lo hicimos para que fuera
más cómodo para to-
das y todos comprar
lo que se produce
aquí cerca y ade-
más era un cen-
tro de reunión.
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CUENTO:
Lo invisible
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Instrucciones: Escucha con atención el au- fuerza. No se ve, pero logra fenómenos
diocuento y disfruta de la narración con increíbles —continuó.
música folclórica mientras tu maestro o —¿Dónde está esa fuerza? —dijo Nico.
maestra te muestra las ilustraciones. —¡Quisiera verla! ¿Cómo es? —Y volteaba
al cielo para ver si la encontraba.
Ñam le dijo que no podía verse, que era
Lo invisible invisible. Invisible como la amistad, invisible
como el aire.
—Hay cosas que vemos y hay otras que —¿Cómo se llama esa fuerza Ñam? —pre-
sentimos. A veces lo que sentimos es más guntó Julia.
fuerte o poderoso de lo que vemos. Y las
cosas no siempre son lo que parecen. La
Luna es un satélite de la Tierra. Pero eso
no significa que allí está en el espacio
y ya. Hay fuerzas que las unen y
no se ven —Ñam platicaba con
los defensores esa noche des-
de la Luna.
—¿Ven en el cielo el cordón
umbilical? ¿No, verdad? Sin
embargo viajan a través de
él. Pero además del amor y
la solidaridad que existe en-
tre la Madre Tierra y este
lugar, hay otra enorme
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—Se llama magnetismo. Es una fuerza —¿Y cuando no está la Luna llena, está
que ejerce una atracción muy potente. El vacía? —preguntó Julia.
magnetismo mantiene unidas a la Tierra y Riendo mucho Ñam le contestó que no.
a la Luna. Unidas a distancia para poderse Pasa que va cambiando de posición y a ve-
ver, y además desde la Tierra me ven a mí. ces se ve más y a veces menos, pero siem-
—Sí Ñam, mucha gente sabe que en la Luna pre está completa y ejerciendo atracción
se ve un conejo, y nosotros estamos feli- en toda la Tierra, ayudando a sus ciclos de
ces porque lo mejor de todo es que eres un vida. Aun siendo invisible esa fuerza va ac-
conejo mexicano —dijo Lupita contenta. tuando. Pareciera que no está, pero sin la
—Bueno, me ven cuando hay Luna llena. Es Luna, la vida sería casi imposible.
cuando las personas voltean más a la Luna, Julia dijo: —Hay otras cosas invisibles, que
dicen que sirve a los enamorados —les dijo parecen que no están, pero influyen en la vida:
Ñam. los venenos ocultos en los alimentos. Ya ves
Ñam, lo que nos contaste de los chocolates.
Nosotros descubrimos que los juguitos de
algunas marcas ni son juguitos, ni siquiera
tienen un pedacito de fruta. ¡Puro engaño!
Siendo invisibles dañan todo a su paso.
Afortunadamente —terminó Julia— los
Defensores de la Naturaleza hemos logra-
do que se lean las etiquetas y que la gente
trate de descubrir lo invisible.
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1. Su maestro o maestra les explicará las 1. Revisa en tu casa una etiqueta de un ali-
fases de la Luna. mento o bebida envasado como pan, acei-
te, refresco o botana. Descubre y ano-
El magnetismo de la Luna tiene efectos ta algún ingrediente que pueda dañar tu
buenos en la Tierra, no se ve, pero actúa. cuerpo de forma invisible.
Es una fuerza de atracción invisible. De
igual forma, una etiqueta vistosa pue-
de ser engañosa, con una fuerza invisi-
ble pero negativa, el consumismo puede
atraer a una persona a comprar algo
sin saber qué contiene.
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CUENTO:
El antídoto
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Instrucciones: Escucha con atención el au- como huacales, llenas de fruta. Otros se-
diocuento y disfruta de la narración con ñores venían cargando vitroleros con agua
música folclórica mientras tu maestro o fresca de fruta y jarros de barro.
maestra te muestra las ilustraciones. Se acomodaron frente a los niños y los
maestros que los acompañaban. Rápido
acomodaron unas mesas y pusieron allí lo
El antídoto que llevaban.
Esperanza, la señora que vendía los licua-
Estaban en la clase de matemáticas y de dos y jugos de fruta les dijo: —Venimos a
repente entró la directora de la escuela darles las gracias porque nos hicieron dar-
para decir que estaban afuera muchos ve- nos cuenta de que no podemos comer algo
cinos de la comunidad.
—Quieren hablar con los niños de tercero y
cuarto de primaria, traen unas cajas —dijo.
Como eran muchos los que estaban afuera,
y muchos los niños de esos grados, salieron
al patio para recibirlos.
Entraron con una manta enorme
que decía con letras de muchos co- ¡Vivan los Defensores
de la Naturaleza!
lores: ¡Vivan los Defensores de
la Naturaleza!
Llevaban canastas lle-
nas de pan y unas ca-
jas de madera, de
las que se conocen
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desconocido. Primero nos preocuparon Y el médico del pueblo gritó: —¡Y la gen-
con la sospecha de los venenos, pero lue- te se enferma mucho menos! Todo veneno
go nos dieron el antídoto, nos enseñaron tiene un antídoto y ustedes lo encontra-
a leer y entender las etiquetas. Ahora, si ron. ¡Gracias!
algo nos hace daño no lo compramos. Gra- Los vecinos compartieron todo lo que lleva-
cias a su esfuerzo, vendemos mucho más ban y cantaron felices junto con los niños.
productos naturales, recién cosechados y Cuando terminaron de contarle el suceso
sin empaque. a Ñam, él les dijo: —¡Ese es un círculo virtuo-
Raúl, el señor que recoge los residuos de so! ¡Más información, menos residuos, más
toda la comunidad dijo que además habían salud! Eso es estar bien, o al revés, ¡eso es
sido menos de la mitad de los residuos, tan bienestar!
solo por consumir conscientemente. Se abrazaron y después de hacer el sa-
ludo del infinito, jugaron a rodar por el
pasto verde del País de los Niños, mientras
disfrutaban del sol y el aire fresco.
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ENCARGOS A LA COMUNIDAD
2. Salgan ordenadamente al patio, o a un
parque o prado cercano. Sientan en la
1. Memoricen una parte del poema “Dis-
cara el viento y el sol. Luego abracen
curso a las Flores” del poeta tabasque-
fuertemente a un árbol y tómenlo de la
ño Carlos Pellicer:
rama, como señala el poema. Imaginen
que su sangre es clorofila y que son her-
manos del árbol.
“El reino vegetal es un país lejano
3. Todos y todas juntos declamen con emo-
aun cuando nosotros creámoslo a la mano.
ción la parte del poema que se aprendie-
Difícil es llegar a esbeltas latitudes;
ron de memoria.
mejor que doña Brújula, los jóvenes laúdes.
Las palabras con ritmo —camino del poema—
se adhieren a la intacta sospecha
de una yema.
Algo en mi sangre viaja con voz de clorofila.
Cuando a un árbol le doy la rama de mi
mano siento la conexión y lo que se
destila en el alma cuando alguien está
junto a un hermano.”
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ENCARGO PARA TI
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Apéndice Nombre de
Nombre del disco
Ejecutantes,
agrupación y
la pieza
sello discográfico
Nuestro país, además de poseer una gran CUENTO 1
Serie Testimonio Musical
biodiversidad, tiene una enorme riqueza Vinuete
Suenen tristes
instrumentos
de México N°. 37,
Fonoteca del INAH
cultural que se plasma en un colorido aba- Alfonso Peñaloza
¡Ay que se va...!
nico de géneros musicales y lenguas indí- La sandía El arpa del sur de
González. Programa
de Desarrollo Cultural
genas. Para ambientar estos cuentos, se Michoacán
Regional de Tierra Caliente
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