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Marcela Rodas

Jorge Bosia

Las doce
dinámicas zodiacales
Cómo evolucionamos

Editorial Trenkehué
LAS DOCE
DINÁMICAS ZODIACALES
Bosia, Jorge Emilio
Las 12 dinámicas zodiacales : cómo evolucionamos / Jorge
Emilio Bosia. - 3a ed mejorada. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires : Trenkehué, 2017.
Libro digital, PDF

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ISBN 978-987-3694-97-4

1. Astrología. I. Título.
CDD 133.5

© Editorial Trenkehué
Imagen de Tapa: Tito Cestona “Así como es arriba es
abajo”; acrílico sobre papel 50 x 70
Diseño de tapa: Editorial Trenkehué

Impreso digitalmente por Editorial Trenkehué


Queda hecho el depósito que establece la ley 11723
Prohibida toda reproducción sin la autorización expresa
de los titulares de derecho de autor
LAS DOCE
DINÁMICAS
ZODIACALES

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Marcela Rodas - Jorge Bosia

Editorial Trenkehué
Libros de mitos y símbolos
Buenos Aires
INDICE

Parte General 1
Capítulo 1
El sustrato cosmológico 4
Capítulo 2
La lógica de los tres principios primeros 11
Capítulo 3
El cuarto principio como condición 23
Capítulo 4
Más allá de la cuarta Casa 42

Parte Especial
Introducción 81
Dinámica de Aries – La vida es hostil… 83
Dinámica de Tauro – El cerrojo 96
Dinámica de Géminis – Secretos del charango 105
Dinámica de Cáncer – Filosofía de la
114
intrascendencia
Dinámica de Leo – La lógica de la pelota 122
Dinámica de Virgo – Haciéndose la película 130
Dinámica de Libra – Aldana cambia la
139
cerradura
Dinámica de Escorpio – Un camino empedrado
149
de buenas intenciones
Dinámica de Sagitario – Avance retrógrado 157
Dinámica de Capricornio – La mancha 166
Dinámica de Acuario – Nariz imposible 167
Dinámica de Piscis - Sacrificios 184

Notas 191
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Las doce Dinámicas Zodiacales

Cómo evolucionamos

Contexto y propósito de esta investigación


Uno de los prejuicios más obvios y, por tanto,
más ocultos en la cultura dominante es el que afirma
que hay un único principio de todo lo que es. Este
supuesto se remonta en Occidente, como mínimo, a
unos 2.500 años, es decir, un período que arranca en la
penúltima fase de la Era de Aries (a fines del Siglo VI
a. C.) con los primeros filósofos griegos, incluye
completa la Era de Piscis y se prolonga exánime hasta
nuestros días.
Son muchas las vestiduras con que Occidente
adornó la tesis de que todo deriva o depende de un
único principio, y se ha discutido mucho sobre la
apariencia del traje; nosotros, en cambio, pondremos
en cuestión la pertinencia del maniquí; es decir,
discutiremos la tesis misma.
Sostendremos aquí –y es nuestra hipótesis funda-
mental- que existen tres principios co-originarios, no
uno solo. Hipótesis que, pensamos, es adecuada a la
actual Era de Acuario.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

A ese principio que la civilización occidental con-


sidera preeminente –o sin más, único-, nosotros lo
llamamos principio promotor. Al complementario y tan
originario como aquél, lo llamamos principio atractor.
Mientras que al tercer principio lo llamamos principio
de permuta. Afirmamos que los tres principios son co-
originarios, por lo que no debe suponerse que alguno
prevalece sobre, o excluye a, los otros.
Sin embargo, no ha sido ésta la decisión de las ci-
vilizaciones dominantes en Occidente durante los
últimos dos milenios (Era de Piscis). Y tal decisión ha
tenido y tiene consecuencias graves. Citaremos a título
de ejemplo: la subordinación de la mujer al varón, la
depredación con fines de codicia comercial de los
reinos mineral, vegetal y animal, la explotación de los
débiles, la entronización de la tecno-ciencia como
supremo tribunal de la existencia, etc.
Por supuesto, el predominio de esta tesis ha de-
terminado también una interpretación distorsionada
del Zodíaco. Esta interpretación sesgada se pone de
manifiesto en el modo en que se conciben los Signos
zodiacales y todos los instrumentos que ha desarro-
llado nuestro arte.
Esta creencia está tan extendida e instalada con
tal profundidad, que los esfuerzos de los diferentes
movimientos sociales y políticos, como el feminismo,
el ecologismo, el socialismo, el justicialismo y otros,
para construir una convivencia más justa y vivir bien,
poco podrán lograr mientras no consigamos desmon-
tarla. Esta viga central del edificio de la civilización
occidental, aunque hoy parece estar a punto de caer,
sigue atenazando aún a todo el globo.
Por nuestra parte, en este trabajo intentaremos
poner de manifiesto las consecuencias que la mencio-
nada concepción unilateral comporta para la astrolog-

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

ía, y mostraremos cómo se puede corregir la mirada


de un modo decisivo cuando nos liberamos de tan
persistente prejuicio.
Trabajaremos sobre nuestro instrumento princi-
pal: el Zodíaco, y desarrollaremos una interpretación
del mismo que, sin salirse de la tradición, lo coloca en
su verdadero lugar de facilitador de la evolución
humana.
Tomaremos en este libro como objeto principal de
estudio las vidas singulares de los agentes humanos,
develando las funestas consecuencias de este supuesto
para nuestra constitución psíquica y plenitud existen-
cial.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Parte General
Capítulo 1

El sustrato cosmológico

El sistema simbólico que nos sirve de matriz es-


tructural para pensar, esto es: el Zodíaco, se compone
de doce significantes que subsumen y ordenan todo
discurso posible. Estos doce significantes se disponen
en una secuencia cíclica. Los significantes son señala-
dos por los tradicionales glifos o týpos que se pueden
ver en la tabla más abajo.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Una vez que el ciclo concluye (fase de Piscis) la se-


cuencia vuelve a comenzar (fase de Aries). Se trata,
pues, de una serie sin fin cuya representación geomé-
trica más adecuada no es el círculo, sino la línea
espiral helicoidal (ver figura). Esta línea espiral refleja
la naturaleza del ciclo zodiacal tal como podemos
entenderlo en la actualidad. Lo decisivo es que si-
tuándonos en el giro de una espira podemos aprove-
char la experiencia lograda en las espiras anteriores y
superarla, es decir, evolucionar. Y si bien no hay
ninguna necesidad de que esto suceda, podríamos decir
que la tendencia que promueve el Cosmos, al menos
durante la Era de Acuario, se dirige a esa superación

Significantes que constituyen el Zodíaco

Fases (Signos) Glifos


Aries, El Morueco 
Tauro, El Toro 
Géminis, Los Gemelos 
Cáncer, El Cangrejo 
Leo, El León 
Virgo, La Virgen 
Libra, La Balanza 
Escorpio, El Escorpión 
Sagitario, El Centauro Flechador 
Capricornio, El Cuerno de la cabra 
Acuario, El Aguador 
Piscis, Los Peces 

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

y, por tanto, al mejoramiento de la existencia.


El Zodíaco es una construcción teórica de la ima-
ginación humana que se representa como una circun-
ferencia dividida en doce segmentos de 30 grados. Y
aunque, como dijimos arriba, es más adecuado pen-
sarlo como una de las espiras de una línea espiral
helicoidal, recurriremos a una “licencia imaginativa” y
asumiremos que el círculo con que es habitual dibujar-
lo remite, en realidad, a una espira.
Ahora bien, tal constructo –es decir: el Zodíaco-
se vuelve operativo en sentido astrológico cuando se lo
proyecta sobre la esfera del Cielo1 o, con más precisión,
sobre el círculo máximo celeste llamado Eclíptica2.
El Zodíaco tiene su punto de partida absoluto en
el Signo de Aries o El Morueco (Fase 1). El segmento
de 30 grados que le corresponde, se ha asociado a la
constelación de Aries, con la que comparte el nombre.
Sin embargo, el Zodíaco no es algo que hallemos en el
cielo, no es un dato empírico, algo que se obtenga
mirando hacia las estrellas; por el contrario, es una
construcción en la mente que se proyecta sobre el cielo,
sobreimprimiéndose con algunas constelaciones, de
las que tomó (o a las que dio) sus nombres. Pero esto
es arbitrario, los nombres pueden cambiarse con
facilidad sin que se pierda la esencia de constructo y
su sentido, que es, repetimos, independiente del cielo.
Ahora bien, toda proyección se realiza siempre
desde algún punto: en nuestro caso el punto de proyec-
ción es el centro de la Tierra, ya que trabajamos bajo el
supuesto geocéntrico3.
Ahora bien, nosotros no vivimos en el centro de
la Tierra, sino que estamos en contacto con algún
punto de su superficie. Ese contacto con la superficie
determina un plano tangente a ésta. Ese plano es
diferente del horizonte visual, que aquí no nos inter-

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

esa. Como el punto de proyección no es ese lugar de


contacto en la superficie terrestre, sino el centro de la
Tierra, llamaremos “horizonte” en un sentido estricto,
a otro plano, paralelo al tangente, que pasa por el
centro de la Tierra. Sólo hay, por cierto, un único
plano tangente a cada punto de la superficie terrestre
y sólo hay por tanto también, un único plano paralelo
a ése, que pasa por el centro de la Tierra, de modo que
no hay ninguna ambigüedad aquí: cada punto de la
superficie tiene un único “horizonte”. Y por último, si
prolongamos ese plano en todas las direcciones, va a
atravesar la esfera celeste determinando un círculo en
el cielo. Ése es el horizonte celeste.
Ya tenemos, entonces, dos círculos celestes: la
Eclíptica, sobre la cual se proyecta el Zodíaco, y el
Horizonte celeste, que remite al punto de la superficie
de la Tierra donde se produce un evento (un naci-
miento, por ejemplo).
Ahora bien, como los planos de La Eclíptica y del
Horizonte celeste pasan por el centro de la Tierra, se
intersecan, determinando una línea que corta en dos
puntos opuestos a la Eclíptica (es decir, al Zodíaco):
uno al Este y otro al Oeste.
Esto permite tomar uno de esos dos puntos como
un anclaje concreto que liga la secuencia zodiacal, es
decir, el cielo, con la Tierra. Se toma el del Este por ser
aquél por donde ascienden los astros, y por eso se lo
llama Ascendente.
De modo que el punto (al Este) donde se cortan el
Horizonte celeste y la Eclíptica, es decir: el Ascenden-
te, se puede tomar como punto de partida para pro-
yectar una segunda secuencia de doce fases que se
proyecta también sobre la Eclíptica superponiéndola
al Zodíaco; esa segunda secuencia de doce fases es el
sistema de las doce Casas.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Hay, entonces, dos sistemas de doce fases que se


superponen sobre la Eclíptica y que, por tanto, se
pueden relacionar: el Zodíaco y el Sistema de las
Casas. El empalme entre ambos está determinado,
como decíamos, por el Ascendente, y éste por el lugar
de nacimiento.
Llamamos entonces con propiedad “Zodíaco” al
ciclo de doce fases proyectado sobre el cielo (a lo largo
de la Eclíptica) y ligado al centro de la Tierra, cuyo
comienzo es el grado cero de Aries; y “Sistema de
Casas” al ciclo de doce fases proyectado también
sobre la Eclíptica, pero ligado a la superficie de la
Tierra, cuyo comienzo es el Ascendente.
El punto del Zodíaco donde se produce el em-
palme de ambos sistemas (es decir: el Ascendente)
varía a cada momento, pues depende del sitio (de la
superficie terrestre que consideremos) y del momento
(del día y del año), que se tomen en consideración.
De tal forma, se da un cruce de dos estructuras de
doce fases, quedando en cada caso determinada una
específica combinación de Signos y Casas, de modo
que una vez fijado el Signo que corresponde al punto
de empalme (Ascendente o Casa 1), a cada una de las
otras Casas le corresponderá un y sólo un Signo4. Así,
existen doce combinaciones posibles.
Llamamos a estas doce combinaciones de Signos
y Casas, Dinámicas Zodiacales.
En el diagrama que se encuentra más abajo en el
texto se pueden ver representados:

el sistema de Casas, como una secuencia


numérica del 1 al 12, y

el Zodíaco, donde los Signos se indican con


los glifos tradicionales.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Lo expresado significa que hay doce formas de


conexión entre el cielo y la Tierra (o entre la Esfera
Celeste y la Esfera Terrestre), según sea la fase zodia-
cal (Signo) con la que hagamos comenzar la secuencia
(Ascendente).
Cuál de estas doce Dinámicas Zodiacales sea la
que defina el destino de una persona, dependerá del
Signo que corresponda al Ascendente en el instante
espacio-temporal de su nacimiento.
Pero las Dinámicas Zodiacales no sólo pueden
aplicarse al mapa natal de un agente5 humano, como
haremos en esta obra, sino que son estructuras univer-
sales, es decir: estructuras que permiten interpretar
cualquier secuencia de acontecimientos o cualquier
fenómeno complejo (con la condición de que lo po-
damos captar más o menos completo). Así, la Dinámi-
ca Zodiacal de Géminis no sólo se puede aplicar a la
comprensión de las personas nacidas cuando el As-
cendente coincide con Géminis, sino que sirve para
comprender cualquier fenómeno subsumible bajo el
significante Géminis, por ejemplo: la comunicación, el
aprendizaje o el comercio, entre otros. Esta aclaración
permitirá al lector tomar conciencia de la potencia del
instrumento que vamos a desarrollar en esta obra.
Una Dinámica Zodiacal, pues, es una estructura
simbólica independiente de cualquier Carta Natal,
aunque sirva de base a éstas. Esa independencia
permite que las Dinámicas funcionen como un ins-
trumento de orientación respecto de cualquier secuen-
cia de sucesos. En este libro nos limitaremos a utilizar
las Dinámicas Zodiacales para comprender la conduc-
ta de agentes humanos singulares, es decir que ligare-
mos las Dinámicas Zodiacales solo con destinos
singulares de agentes humanos.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Con la explicación dada arriba, confiamos en que


se entenderá mejor el sentido del término ‘orientar’
(Oriente = Este = Ascendente). Pues conociendo el
Ascendente quedan ya definidas las cualidades de
todas las otras Casas6, pudiéndose así delinear el
mapa completo del encuentro cielo/Tierra sincrónico
con el nacimiento de un agente singular, o sea: su
carta natal, aquel mapa propio y singular de la co-
nexión cielo/Tierra que oficia de orientador en la
vida7. Esa estructura define la cualidad específica,
singular, del potencial de un agente, es decir, del
conjunto de las posibilidades que éste podrá desplegar
en el tiempo de su existencia.

Dinámica Zodiacal de Aries

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Capítulo 2

La lógica de los tres principios primeros

Los tres primeros principios y las pulsiones que


los expresan
A cada nuevo agente que nace el cielo le aporta
doce cualidades (Signos) conectadas de un modo
específico con doce escenarios (Casas) que le concede la
Tierra para desarrollar su existencia; constituyéndose
así alguna de las doce Dinámicas Zodiacales.
En esa Dinámica Zodiacal que define y orienta la
vida de un agente humano, el Ascendente (Casa 1)
representa sólo uno de los tres principios básicos de la
existencia, los otros dos corresponden a las Casas 2 y
3.
Los tres principios, corporizados en un agente
singular, en un ser humano, se manifiestan como
impulsos de vida y los vamos a llamar pulsiones. En un
sentido psicológico, los podemos entender como
fuerzas motivadoras que ponen en acción al agente.
Llamaremos deseo a la confluencia de las tres pulsio-
nes.
Llamaremos a estas pulsiones:

1. Pulsión promotora
2. Pulsión atractora, y
3. Pulsión de permuta

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Tengamos en cuenta que el punto de empalme


entre el cielo (Eclíptica) y la Tierra (Horizonte) que sea
sincrónico con el nacimiento, es decir el Ascendente o
Casa 1, define para el agente no sólo la cualidad de las
tres pulsiones primarias –que corresponden a las tres
primeras Casas-, sino todas las combinaciones entre
Signos y Casas.
Avanzaremos, sin embargo, por el momento, en
el estudio del juego de conexiones que se da entre las
tres pulsiones que conforman el deseo.

La pulsión promotora
El Signo zodiacal que el Horizonte intercepte al
momento del nacimiento, indicando la Casa 1, deter-
mina cuál es la cualidad que impregna a la pulsión
promotora, es decir a la actividad creadora, innovadora o
fecundadora de un agente durante toda su vida.
Por el aporte del cielo, entonces, la pulsión pro-
motora no es neutra, sino que viene desde el vamos, a
priori, cualificada por un Signo, y el agente está
motivado desde que nace y siempre, para manifestar
esa cualidad en las decisiones importantes de su exis-
tencia.

La pulsión atractora
Pero de un modo tan originario como la pulsión
promotora (Casa 1), se da en el agente la pulsión
atractora, simbolizada por la Casa 2.
Esta pulsión no aporta algo nuevo, sino que es
una fuerza que resume de modo activo los éxitos
alcanzados por la vida hasta ese momento en la línea
evolutiva del agente (o sea en la línea de la evolución
pre-humana y humana de la que el agente es resulta-
do), para ofrecerlos a la pulsión promotora, a la que
recibe y sostiene.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

En efecto, dado que el agente, en lo que hace a es-


ta pulsión, tiene ya tanto camino recorrido, posee la
fuerza, no sólo para arriesgarse a recibir algo nuevo,
sino también para sostenerlo con su propia disposición
orgánica, psíquica y conductual. Esto significa que el
agente, en tanto encarna la pulsión atractora, es capaz
de permitir que la promotora libere en él una nueva
posibilidad.
Así, hay dos fuentes de novedad: por un lado, la
cualidad de la pulsión promotora por sí misma; por
otro, lo que surja del encuentro entre las dos pulsiones,
pues la pulsión atractora tiene su propia cualidad
positiva, una de cuyas posibilidades se liberará, y sin
el concurso de ésta, nada podría la otra.
La pulsión atractora tiene su propia cualidad po-
sitiva –activa-, como decimos, dada por el Signo que
corresponde a la Casa 2, es decir, el Signo que sigue al
de la Casa 18.

La pulsión de permuta
Las dos pulsiones que ponen en acción a los
agentes humanos están cualificadas de antemano, y la
existencia concreta de éstos consistirá en su peculiar
manera de desarrollarlas juntas, a través de sus deci-
siones, es decir: de sus acciones.
Para combinarlas el agente dispone de una tercera
pulsión: la de permuta, representada por la Casa 3 y
que también, por supuesto, está cualificada de ante-
mano por un Signo, el que sigue al de la Casa 2.

Carácter estructural de las Dinámicas


Es muy importante tener en cuenta, que las
Dinámicas Zodiacales son verdaderas estructuras.
El carácter estructural de las Dinámicas se debe a
que son estructuras también los dos sistemas que le

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

sirven de base y de cuya confluencia resultan. En


efecto, el sentido de cada Signo y de cada Casa es
resultado de sus relaciones con los otros once Signos y
Casas. Las relaciones son constitutivas y no meramen-
te exteriores a los Signos. No hay otra fuente de la que
extraer el significado de cada Signo que sus relaciones
con los otros Signos, no hay algo exterior al Zodíaco en
lo que éste repose y se asiente. Separados de la estruc-
tura de la que son parte, cada Signo y cada Casa
carecen de significado. Solo tienen sentido dentro de
una Dinámica Zodiacal específica.
Ni el Zodíaco, ni el Sistema de Casas, como suge-
rimos al comienzo, están basados en datos, no son el
resultado de una búsqueda empírica, sino construccio-
nes en la mente, construcciones lógico-discursivas-
imaginativas puras, que a posteriori se proyectan
sobre cierta zona del cielo, pero que también pueden
proyectarse sobre otras estructuras existentes, como el
cuerpo.
Las Dinámicas, pues, al ser resultado de la super-
posición de dos estructuras, también tienen un carác-
ter estructural, por eso su significado no es de base
empírica.
No obstante, sí es necesaria una referencia empí-
rica para determinar qué Dinámica corresponde al
nacimiento de un agente humano concreto. El dato, en
este caso, será ese suceso –el nacimiento-, del cual
tendremos que tomar la fecha del año, la hora del día
y las coordenadas de la superficie terrestre en que se
produzca.

Los dos recorridos de la existencia


La energía que nos mantiene vivos, corporizada
en un agente concreto, en un humano singular, no se
desarrolla de cualquier manera, sino que, encarnada

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

en ese agente discurre según las relaciones entre los


elementos de las Dinámicas Zodiacales. De tal modo,
las Dinámicas Zodiacales funcionan como una suerte
de diagramas de flujo que sirven para comprender el
camino de la energía y, por tanto, de la acción de los
agentes humanos.
Pero hay más: el agente puede recorrer las Diná-
micas según dos trayectos diferentes, dos circuitos, a
los que vamos a denominar “Circuito Chico” y “Cir-
cuito Grande”. Hay pues, dos maneras paradigmáti-
cas de vivir, de emplear nuestro cuanto de energía
vital.
¿Por cuál de los circuitos se aventurarán los agen-
tes humanos en cada caso? ¿Qué clase de vida elegirá
cada humano singular?
Durante sus primeros 28 años el agente recorrerá
la Dinámica por el Circuito Chico. Esto es inexorable.
Solo a partir de los 29 años -y si hace un uso deli-
berado y libre de su voluntad- podrá superar ese tipo
de recorrido y acceder al que llamamos Circuito
Grande. Solo una decisión consciente, libre y, por
cierto, experimentada como riesgosa, nos saca de la
tendencia condicionada a circular siempre por el
Circuito Chico de la vida. Acaso por eso son pocos los
que se aventuran por el Circuito Grande.
La distinción entre dos maneras de vivir, una que
es inevitable y tiende a perpetuarse, y otra que supone
una ruptura con la primera y un giro arriesgado y
trabajoso por parte del agente, no es nueva. Ya Herá-
clito habla de quienes “oyen” y quienes “no oyen” la
sabiduría, o también de “despiertos” y “dormidos”. Y
2500 años más tarde, Martín Heidegger sigue hablan-
do de una forma de ser “caída”, que se mueve en la
“impropiedad”, y otra forma de ser que consiste en
“empuñar” las posibilidades de la existencia propia. Y

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

esto por citar sólo dos casos relevantes, uno al co-


mienzo y el otro al cabo de la tradición filosófica
europeo-occidental. La misma clase de opción halla-
mos en los mitos de las culturas de nuestra América,
así como de otras culturas.
¿Qué aporta, pues, nuestra hipótesis a esta anti-
gua tradición acerca de la crucial opción que enfren-
tamos entre volvernos en verdad humanos o mante-
nernos bajo el dominio de una vida que podríamos
considerar más bien mamífera o pre-humana?
Lo que aporta, en primer lugar, es precisión, pues
nuestra hipótesis permite distinguir doce formas
diferentes de producirse esta disyuntiva existencial,
permitiendo así especificar para cada agente en con-
creto los rasgos de su opción particular. La generali-
dad de la fórmula disminuye así de modo drástico,
pues se abre en doce variantes específicas, una de las
cuales –y solo una- le cabe a cada persona singular.
El segundo aporte es todavía más precioso, ya
que identificada la Dinámica específica que impera
sobre una persona o sobre una situación, tenemos
acceso a sus abundantes detalles concretos, que permi-
ten establecer pautas muy detalladas para cada perso-
na, que le facilitan –si así lo decide- evolucionar. Es
decir, detener el flujo del Circuito Chico y saltar al
Circuito Grande.
A la luz de nuestras hipótesis, el Zodíaco pone a
nuestra disposición un extraordinario poder de dis-
cernimiento en el campo de la existencia humana,
bajando las grandes intuiciones de todas las tradicio-
nes culturales a cada caso y circunstancia específica.

El histórico predominio de la pulsión promotora


Como ya hemos indicado, la tesis central de nues-
tro trabajo dice que:

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Hay tres pulsiones primarias y son co-originarias, por


tanto no hay ningún tipo de preeminencia “natural” de una
sobre las otras.

De aquí surge una segunda tesis, que afirma que:

La diferencia esencial y determinante entre una forma


humana de vivir (Circuito Grande) y una forma pre-
humana (Circuito Chico) consiste en que en el segundo caso
el agente permite que la pulsión promotora se imponga
sobre las otras dos, mientras que en el Circuito Grande el
agente respeta la co-originariedad y por tanto, la paridad
entre las tres pulsiones.

Hasta ahora, en la interpretación tradicional y co-


rriente del Zodíaco y del sistema de Casas han pre-
dominado perspectivas que surgen del Circuito
Chico. En este punto la tradición astrológica no se ha
apartado de la aplastante corriente general de la
cultura.
La postura tradicional en Occidente, no sólo en el
campo astrológico, sino en todos los campos, ha sido
otorgar la preeminencia a la pulsión promotora a
expensas de las otras dos. Por tanto, sostenemos que
se ha vivido y se vive, al menos desde comienzos de la
Era de Piscis –Siglo II a. C.- según el Circuito Chico, lo
cual supone una manera de entender la vida y, por
añadidura, la astrología y el Zodíaco, que no favorece
la evolución, sino el estancamiento.
En efecto, sostener que hay un único principio de
lo que es, supone elegir sin consciencia uno de los dos
caminos posibles de la existencia: ése que obstruye las
posibilidades de evolución humana y nos confina al
estancamiento cuasi-mamífero, es decir: el Circuito
Chico. De modo que si la civilización dominante –la

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

llamada “occidental”- asume la preeminencia exclu-


yente de la pulsión promotora, -y es lo que hace-
podemos afirmar que esa civilización mantiene a la
inmensa mayoría de los humanos en la inmadurez y
se planta contra la evolución.
No es muy difícil comprobar que, en lo esencial,
la historia occidental ha consistido hasta ahora en la
instalación a sangre y fuego de la tesis del predominio
de la pulsión promotora o, lo que es equivalente, de la
creencia de que el principio promotor es el único
principio digno de tal nombre.
Como esa preeminencia de la pulsión promotora
desemboca en una reducción de cualquier manifesta-
ción de la pulsión atractora a la calidad de materia
inerte9, la tradición astrológica tendió a comprender la
Casa 2 –sede de esta última pulsión- apenas como los
recursos o la materia prima con que cuenta el agente
para realizar su pulsión promotora. Identificarse de
manera excluyente con la pulsión promotora le da la
posibilidad al agente de acceder al dominio sobre
cualquier manifestación de la otra pulsión. Es decir,
reducida la diversidad viviente a simple “creatura”
(monoteísmo), o a “materia homogénea inerte” (cien-
cia), el agente se creerá con el derecho de hacer con
ella lo que le plazca.
La manifestación histórica más clara de esta ten-
dencia excluyente es el monoteísmo, que se consolida
a poco del comienzo de la Era de Piscis. En la tradi-
ción abrahámica (Judaísmos, Cristianismos e Islamis-
mos), el principio promotor tomó, en lo cosmológico,
la forma de un dios único y todopoderoso que, siendo
expresión exclusiva de la pulsión promotora –
concebida como creadora a partir de la nada- hace
depender de sí y, por tanto, domina, todo lo existente.
Ese dios fue el verdadero modelo a imitar en la Era de

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Piscis, y la inercia hace que todavía tenga un fuerte


peso cultural, aunque en disminución.
La superioridad absoluta que ese dios único os-
tenta respecto de todo lo existente (es nada menos que
el creador), funciona como modelo para todas las
formas de trato de los agentes humanos entre sí y con
el mundo, traduciéndose en una matriz de domina-
ción y exclusión. Tal modelo aparece como señorío de
lo masculino sobre lo femenino, del espíritu sobre la
materia, de la tecno-ciencia sobre la naturaleza, de la
civilización sobre la barbarie, de la mente sobre el
cuerpo, de la razón sobre la emoción, de la moral
sobre el deseo, de los países ricos sobre los pobres, de
las corporaciones sobre las comunidades organizadas.
Ese dios creador, todopoderoso y único de la tra-
dición abrahámica es la imagen prototípica del princi-
pio promotor. Frente a él, el principio atractor quedó
en el status de lo creado. La traducción dominante al
día de hoy de esta posición, es decir, el pensamiento
“científico” oficializado y sostenido por las corpora-
ciones, traduce el principio atractor a “materia inerte”
y reemplaza al dios único por el sujeto de la matemá-
tica.

El equilibrio entre las tres pulsiones


Moverse por el Circuito Grande, en cambio,
según nuestra tesis, implica que en la Casa 2 también
reside la manifestación –corporizada en un agente
concreto- de un principio primero tan originario como
el promotor: la pulsión atractora, que expresa al
principio atractor.
Por la pulsión promotora “nos movemos
hacia...”, pero a la vez, por la pulsión atractora
“atraemos a...” Sin lugar a dudas, son movimientos
complementarios que operan en paridad como dos

21
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

caras de la misma fuerza de la vida, expresión pulsio-


nal de los tres principios co-originarios.
Como estas pulsiones son complementarias en el
mismo nivel, los agentes podemos permutar entre una
y otra con facilidad, ante cada nueva circunstancia.
Esa oscilación es la manifestación de la tercera pulsión:
la que podemos llamar “pulsión de permuta”, que
expresa al principio de permuta10, tan originario como
los otros dos.
Hay pues una posibilidad de permuta –tercera
pulsión- que es tan originaria como las otras dos
pulsiones mencionadas y el agente tiene, así, la posibi-
lidad de identificarse con una u otra de las dos prime-
ras, según el caso.
La tercera pulsión es de permuta y no de unión o
síntesis, porque el destino de los humanos es reali-
zar(se)-con-otros, y no perderse en los otros o realizar(se)
de manera aislada. La pulsión de permuta hace que
ante cada cambiante situación existencial un agente se
identifique y accione sólo desde una de las dos pulsio-
nes primeras y otro agente se identifique con y accione
desde la otra. La unidad y el equilibrio entre las dos
primeras pulsiones exigen así, ya de entrada, un juego
entre más de un agente.

Unidireccionalidad versus acción recíproca


Pero en el recorrido del Circuito Chico, tampoco
la tercera Casa y su pulsión pueden adoptar su forma
virtuosa, es decir: el agente no puede operar un
movimiento de permuta entre las Casas 1 y 2, pues el
proceso se vuelve unidireccional al asumirse la supe-
rioridad de la pulsión promotora.
Si se asume –como hace la tradición abrahámica-
que somos impulsados por una única pulsión –la
promotora-, entonces la pulsión de permuta se degra-

22
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

da y viene a dar en la mera capacidad técnica de impri-


mir cierta forma a un trozo de materia inerte. Un rasgo
característico del Circuito Chico es, así, la unidireccio-
nalidad del proceso, yendo del principio promotor
hacia el atractor a fin de someterlo o controlarlo.
Al identificarse con exclusividad con la pulsión
promotora, el agente opera para que el influjo que
ejerce la pulsión atractora no lo modifique. No permu-
ta, no se identifica en ningún momento con la pulsión
atractora, sino que lucha por permanecer identificado
con la pulsión promotora, e intentando controlar o
tener bajo su yugo a la otra, sea cual sea la forma bajo
la que aparezca.
El Signo de la Casa 3 funciona en tal caso como la
cualidad que colorea los instrumentos –lógicos, técni-
cos- que el agente utiliza en su movimiento de impo-
sición y dominio sobre otros.
En cambio, en la forma virtuosa de la Dinámica,
aunque la pulsión promotora también opera, el agente
no puede llevarse por delante aquello o aquél que
manifiesta la pulsión atractora, sino que la respeta. La
noción de respeto es aquí muy pertinente. Esta palabra
proviene de la voz latina respicêre, que significa “mirar
atrás” o “volver a mirar”. El agente, aunque se identi-
fique al principio con el impulso promotor, tiene que
aprender a no mirar sólo hacia adelante –desde la
Casa I hacia la Casa 2-, sino que tiene que poder
identificarse también con la pulsión atractora, desde la
cual puede “mirar hacia atrás”, hacia la Casa 1. Si no
puede verse a sí mismo también como expresión de la
pulsión atractora, el agente no puede trascender el
Circuito Chico. El respeto es condición ineludible para
poder hacerlo.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El secreto para operar en el Circuito Grande


Pero para recorrer el Circuito Grande el desafío
es más intenso aún: el agente no sólo debe respetar la
pulsión atractora –en la persona de quienes la encar-
nan y en sí mismo-, sino que debe poder iniciar desde
allí el movimiento. El agente debe poder decidir desde
la Casa 2, tomando a la cualidad de esta Casa como la
cualidad que impregna su resolución.
Aquí se podría plantear una objeción: ¿no sería lo
que proponemos dar preeminencia a la pulsión atrac-
tora en detrimento de la pulsión promotora? ¿Para
alejarnos del predominio de la pulsión promotora no
estaremos cayendo en el predominio opuesto?
La respuesta es negativa. Porque la pulsión pro-
motora, por su propia naturaleza, se pondrá en mar-
cha al mismo tiempo, al pasar el agente a la acción
desde la otra pulsión. La única posibilidad de que
haya equilibrio consiste en hacer el esfuerzo de co-
menzar desde la cualidad de la pulsión atractora, pues
la otra arranca sola y acompaña de modo espontáneo.
El esfuerzo es de consciencia y de voluntad: es preciso
que el agente comprenda la cualidad de la Casa 2 y la
lleve a la acción identificándose con ella de hecho.
Se puede decir que ésta es la verdadera clave pa-
ra la evolución: que la decisión sea manifestación de la
cualidad que impregna a la pulsión atractora, para lo cual
el agente debe identificarse con ésta e imponerle a su
decisión la cualidad de esta pulsión, convocando así
en sincronía, a la pulsión promotora.

24
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Capítulo 3

El cuarto principio como condición

La membrana
Siempre ya estamos-aquí-con-otros11, y además
siempre ya nos comprendemos a nosotros mismos, a
los otros y al mundo.
Si esto es existir, se requiere, además de los tres
principios ya desarrollados, un cuarto, que toma la
forma de una condición y que tiene que ver con lo que
llamamos “estar-aquí”.
En efecto, una entidad viviente requiere la opera-
ción coordinada de las tres pulsiones, corporizadas en
distintos órganos que confluyen para formar un todo
separado (de modo relativo) del resto de lo viviente.
La articulación equilibrada de los movimientos
de confluencia y separación que producen los tres
principios, corresponde a la Casa 4 y consiste en el
establecimiento de una membrana. El Signo que halle-
mos en esta Casa aporta la cualidad de esa membrana.
La membrana envuelve, separando y contenien-
do una serie de miembros, que son órganos que actúan
en coordinación, por eso en este punto (Casa 4) esta-
mos ya ante lo que nos permite ser un organismo.

Organismo y psiquismo
Pero, como decíamos arriba, los humanos no so-
mos solo un organismo en un sentido físico, no esta-
mos-aquí sólo en el nivel de los intercambios biológi-

25
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

cos; también somos estructuras capaces de comprender.


El comprender es nuestro modo específico, es decir
humano, de estar-aquí-con-otros. Modo que llamare-
mos “psiquismo”, y que aparece a la altura de la Casa
4.
En la Casa 4 se da una yuxtaposición de estas dos
dimensiones de nuestra existencia: la organicidad
biológica y la organicidad psíquica. Habiendo estas
dos estructuras, ya casi estamos-aquí, ya casi somos
los que somos. Por eso se puede decir que en esta fase,
que contiene a las tres anteriores, nacemos como seres
humanos potenciales. Todavía no lo somos en pleni-
tud, pero ya lo somos en posibilidad.

Formación y maduración
Decíamos que en la Casa 4 convergen las dos es-
tructuras que nos conforman: el organismo físico y el
psiquismo. Sin embargo, esa yuxtaposición presenta
un desfasaje que resulta crucial para nuestro destino:
mientras el organismo físico nace ya formado y sólo le
falta madurar; el psiquismo, en cambio, todavía no está
formado cuando nacemos.
La cuestión es importante porque la formación
completa del psiquismo insume un largo proceso de
28 años de duración.
A su vez, el proceso de maduración psíquica, ni si-
quiera tiene plazo y, lo que es más significativo: no es
un proceso condicionado, sino que requiere de la decisión
libre de cada agente. Esto significa que podría no
producirse nunca en una vida singular. Podemos
mantenernos toda la vida en la inmadurez psíquica.
De hecho, es lo que hacemos por lo general.
Así como para la formación del organismo físico
es condición esencial la constitución de membranas
físicas, la formación psíquica también requiere la

26
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

constitución de membranas, pero en este caso, psíqui-


cas. Éstas se constituyen poco a poco hasta los 28 años
de edad. A partir de esa edad nuestro psiquismo está
formado, es decir: se ha constituido nuestra membra-
na psíquica. Para madurar el agente deberá tomar la
decisión de asumir la gestión de esta membrana; si lo
hace pasará a ser responsable y dueño de lo que haga de
sí mismo. La membrana separa aquello que conside-
ramos propio, de aquello que juzgamos ajeno, en
sentido psíquico.
Ahora bien, en lo biológico nacemos formados, pe-
ro inmaduros, es decir: nacemos indefensos, y perma-
necemos así durante varios años; por tanto, necesita-
mos una estructura fáctica de protección que haga
posible y facilite la maduración biológica. Esa estructu-
ra es la familia, tercera estructura que encontramos en
la Casa 4. La familia es una estructura de protección
que facilita, en primer lugar, la maduración biológica
del hijo o la hija.
Pero la familia tiene también una función respec-
to de la formación psíquica: será la que aporte el más
importante acervo imaginario para esa formación.
Por tanto, maduración biológica y formación
psíquica son procesos sincrónicos, que ocurren en
paralelo en el seno de la familia y son facilitados por
ésta.
Se puede entender entonces que tanto la familia,
como el psiquismo del hijo compartan una misma
estructura, una misma lógica. Esa lógica estructural la
hallamos codificada en la carta natal del hijo o la hija.
La carta natal describe cómo toman forma, tanto la
psique del hijo o hija, como su familia.
Esto significa que no se trata de que la formación
psíquica se vea determinada por la estructura familiar,
sino que es la estructura energética del agente -del hijo o

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

hija-, la que determina tanto la forma del psiquismo


como la de la familia, para él. Ambas estructuras, por
tanto, son isomorfas para el agente, porque él es quien
las produce.
Las características fácticas de aquellas personas
que encarnan los roles familiares para un agente –el
hijo o hija-, sólo determinan, a veces, el grado de
sutileza con que se manifiesta la estructura psíqui-
co/familiar de aquél; pero no determinan la estructura
como tal.
Es cierto que el psiquismo se construirá bajo la
forma de una “familia interior”, pero los familiares,
como si fueran actores y actrices del teatro psíquico
del hijo o hija, sólo “dramatizan” un guión que está
escrito en la Dinámica Zodiacal de éste o ésta, tal
como la expone su carta natal.
El proceso de formación psíquica, pues, consiste
en la constitución de una membrana psíquica y una
membrana familiar, isomorfas.
Por tanto, y resumiendo, es esencial comprender
que:

el organismo nace formado, pero inmaduro. El


proceso de maduración orgánica se prolonga hasta los
28 años de edad, aunque se define sobre todo en la
primera mitad de ese lapso;
la psique, en cambio, no nace formada, sino
que está en formación desde el nacimiento hasta los 28
años de edad y ocurre de modo espontáneo;
el proceso de maduración psíquica, en cambio,
no es espontáneo, sino que depende de nuestra deci-
sión, a partir de los 29 años de edad;
el estado de indefensión que supone la inma-
durez orgánica es atemperado por la estructura
intermediaria protectora fáctica que llamamos familia;

28
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

la familia fáctica opera también como inter-


mediaria en la formación psíquica, prestando el
material sensible para la constitución de una familia
imaginaria que dará el material para la constitución de
la estructura psíquica del hijo o la hija, el agente en
cuestión.

Las Dinámicas Zodiacales describen con detalle


tanto el proceso de formación de la psique singular,
como el camino que el agente deberá recorrer para la
maduración psíquica, si así lo decide. En este sentido,
será una de nuestras tesis que:

el proceso de formación de la psique corresponde al


Circuito Chico;
mientras que el de maduración psíquica corresponde al
Circuito Grande.

Ya hemos adelantado que el proceso de madura-


ción psíquica no es espontáneo, sino que requiere de
una determinación consciente, de una decisión libre
que se ha de sostener en el tiempo. Por eso sucede que
el agente –un humano en potencia- no siempre cum-
ple con ese destino humano.

La experiencia crucial de la indefensión origina-


ria y la Casa 4
El estado de dependencia que determina la in-
madurez biológica inicial actúa como un obstáculo
para la realización psíquica de lo humano –Circuito
Grande- en cada agente singular; pero, a la vez, esa
dependencia contribuye a la emergencia de la estruc-
tura psíquica. Pues la dependencia biológica exige que
haya alguna clase de “familia” –en sentido arquetípi-
co- como factor de protección.

29
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Las Dinámicas Zodiacales aportan información


esencial tanto para conocer el proceso y el resultado
de la formación condicionada del psiquismo –es decir:
para saber quién va a ser, desde un punto de vista
psicológico hablando, el agente, hacia los 28 años de
edad-, como también para facilitar el trabajo de madu-
ración psíquica a partir de ese momento, siempre que
el agente lo decida. El conocimiento profundo de cada
una de las doce Dinámicas Zodiacales permitirá
detallar cómo funcionan las dos modalidades en cada
caso.
Hemos adelantado ya la manera en que circula la
energía al modo del Circuito Chico en la primera
tríada (Casas I, 2 y 3), ahora agregaremos a esa lógica,
la Casa 4, con lo que incorporaremos el papel de la
indefensión originaria a nuestro esquema.
Ya vimos que circular al modo del Circuito Chico
por la primera tríada, implica perder de vista la co-
originariedad de la pulsión atractora (Casa 2) a expen-
sas de la pulsión promotora (Casa 1), para lo que el
agente utiliza como mero instrumento la pulsión de
permuta (Casa 3). Vimos también que la Casa 4 repre-
senta la constitución de la membrana psíquica, forma
en sincronía con la de la membrana familiar fáctica.
Aclaremos que cuando hablamos de “familia” se
trata siempre de la familia arquetípica, es decir, habla-
mos más de roles y relaciones que de personas. Los
roles fundamentales son el materno, el paterno, el
fraterno y el filial. La formación psíquica requiere que
esos cuatro roles de alguna manera se cumplan, más
allá de cómo lo hagan y por intermedio de quiénes.
Así como la membrana familiar garantiza la su-
pervivencia del hijo o hija, la membrana psíquica
produce la imprescindible sensación de estar a salvo que

30
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

necesita el agente como condición de la formación


psíquica.
Pero el hecho de que todo el proceso dependa de
terceros, deja en el psiquismo del hijo una huella
permanente, dolorosa y temida, de carencia. La sensa-
ción de seguridad fáctica que proporciona la membra-
na familiar es, ante todo, lo que nunca está seguro y
siempre hay que asegurar, por tanto, la membrana
psíquica tampoco está segura y siempre se tratará de
asegurarla.
Y es para intentar afianzar esa sensación de segu-
ridad que depende en el origen de la familia y luego
del propio agente, que el hijo o hija direccionan de
modo automático la energía de la pulsión promotora
hacia el aseguramiento de la cualidad de la Casa 4, ya que
la combinación de esta Casa con su Signo simboliza la
constitución de la membrana protectora, tanto familiar
como psíquica. De esta forma se constituye la línea
central, el núcleo, del Circuito Chico como una estruc-
tura que describe la trayectoria por la que circula de
modo espontáneo la energía vital del agente.
Repetimos: la estructura arquetípica de la familia
para el hijo o hija, está simbolizada por la Casa 4; de
modo que el Signo que corresponde a ésta, aparece
para él o ella como esa cualidad primordial que tienen
ciertos objetos claves: los que son experimentados
como condición de su sensación de seguridad. Y hacia
ellos –los objetos que supone poseedores de esa
cualidad- se encamina el agente, empujado por la
pulsión promotora, y de modo espontáneo, para
asegurarlos.

Recapitulación
Lo desarrollado hasta aquí es lo esencial del pro-
ceso condicionado de formación psíquica, que da lugar

31
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

a un funcionamiento general de la conducta del


agente que aquí llamamos Circuito Chico, forma
primaria por la que todo agente tiene que pasar. En
otros términos podemos decir que es el proceso
mediante el cual en todos los humanos se forma el ego.
Resumiendo lo alcanzado, diremos que en el fun-
cionamiento propio del Circuito Chico:

La pulsión promotora se entroniza como úni-


ca pulsión y toma la delantera en las decisiones del
agente.
El agente controla su pulsión atractora some-
tiendo todo aquello que la exprese, tanto en sí mismo
como en los otros. El agente considerará a todas las
manifestaciones de la pulsión atractora como una
mera reserva de recursos, materia inerte a su disposi-
ción, y avanzará imponiéndoles su accionar promotor
en el convencimiento de que tal dispositivo de control
es necesario para asegurar el objeto de la pulsión
promotora, que es investido con la cualidad de la Casa
4. Tal dispositivo de dominio será experimentado
como cuestión de vida o muerte.
El principio de permuta (Casa 3) pasa a ser un
elemento central del dispositivo de control ejercido
sobre la pulsión atractora, reduciéndose a una capaci-
dad instrumental al servicio de tal control. El agente lo
entenderá a menudo como las astucias y habilidades
que debe instrumentar para imponerse sobre los
representantes de la pulsión atractora Casa 2).
Sabemos que el Signo de la Casa 4 representa
el peculiar modo del agente de ser delimitado como
estructura psíquica; sin embargo, es interpretado por
éste como algo que siempre falta asegurar, algo sobre lo
que se ciernen siempre los fantasmas de la pérdida y
la carencia. Por tanto, quedará establecida una ten-

32
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

dencia psíquica fortísima a asegurar en todo momento


la posesión de los objetos que simbolizan la membra-
na psíquica (Casa 4 y su Signo), pues esta posesión se
asocia con la sensación de estar a salvo –o sea: protegi-
do por la membrana-, y es a lo que el agente dirige su
acción con exclusividad.
Es decir: llevado por el movimiento de las cuatro
primeras Casas el agente se inclinará a lograr el
aseguramiento de objetos que posean para él, la
cualidad de la cuarta. La búsqueda del aseguramiento
de tales objetos condiciona de un modo decisivo el
proceso de formación psíquica. El psiquismo queda
marcado a fuego por el establecimiento de este objeto
de deseo, que se establece cuando la pulsión promoto-
ra se impone sobre la atractora e inaugura el Circuito
Chico, esto es: desde que nacemos.

Especificidad de la pulsión
Dado que hay doce Dinámicas, resultan doce
formas diferentes del deseo. Por tanto, apenas se puede
hablar de deseo en general. Toda pulsión de vida, al
concretarse en una vida singular, asume una de esas
doce formas estructurales diferentes.
Nuestra tesis equivale a decir que hay doce dife-
rentes estructuras o formas del deseo. Estamos acos-
tumbrados a pensar que el deseo es uno y el mismo
para todos, que es una forma universal que sólo tiene
variantes singulares, pero nuestras hipótesis permiten
establecer que el deseo siempre aparece bajo alguna
de doce formas paradigmáticas y es bajo alguna de
estas doce formas que se singulariza en la acción de un
agente determinado.

33
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Significados del objeto de deseo en el Circuito


Chico
Para comprender a fondo la formación psíquica y
la conducta del agente en el Circuito Chico debemos
distinguir en el objeto del deseo tres capas de sentido:

El significado genérico del objeto del


deseo, que consiste en asegurar la sensación de es-
tar a salvo. Lo que significa lo siguiente: que se
mantenga vigente la conexión que anuda a las tres
pulsiones originarias con la cualidad de la Casa 4,
ya que esa conexión equivale a conservarse con
vida. Dicho de otro modo: el agente vive persi-
guiendo la cualidad de la Casa 4 porque cree que
es lo que le asegura la estabilidad psíquica y, en
última instancia, la supervivencia misma. ¿Por
qué lo cree? Porque fue lo que ocurrió en la in-
fancia a través de la familia que lo cuidó. El me-
canismo se auto-confirma, pues mientras lo hace,
sigue vivo. Este significado genérico es el mismo
para todas las Dinámicas Zodiacales, es decir: pa-
ra todos los agentes humanos.
Segundo significado: ahora bien, co-
mo toda Casa está cualificada por un Signo, lo
que el agente intentará asegurar será, en un sen-
tido específico, la cualidad de ese Signo. Este signi-
ficado específico será diferente para cada Dinámica
Zodiacal. Y es por éste significado específico del
objeto del deseo que decimos que, en realidad,
hay doce deseos diferentes.
Tercer significado: por último, las
cualidades de los Signos no se dan sino corpori-
zadas, encarnadas en algo concreto: otros agen-
tes, acciones, cosas, ideas, creencias, etc. De modo
que la manera en que un agente procurará asegu-

34
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

rar la cualidad del Signo de su Casa 4 será la de


perseguir la posesión de algún elemento concreto
que la represente para él. Así, la pulsión quedará
fijada a ciertos objetos típicos, peculiares de su
historia singular. Y estos elementos constituirán
el sentido particular del objeto del deseo para ese
agente. El sentido particular del objeto del deseo
es único para cada agente y tiene cierta variación
según las circunstancias, a lo largo de su vida.

Por ejemplo: para un agente que circula por el


Circuito Chico de la Dinámica de Géminis, el objeto
genérico es estar a salvo, seguir vivo, como para cual-
quier otro agente, cualquiera sea la Dinámica en que
se mueva. El objeto específico, en cambio, podría
describirse como asegurar un cierto orden exhaustivo
del conocimiento –Virgo-, objeto que comparte con
todos los que se mueven bajo la misma Dinámica.
Mientras que el objeto particular del deseo, podría ser
su biblioteca o su ordenador personal.
Los tres sentidos del objeto del deseo remiten a la
Casa 4 y su Signo.
El significado genérico impera sobre los otros
dos, ya que la estabilidad psíquica y la supervivencia
son condiciones de cualquier otro proceso que quiera
encarar el agente y de cualquier otro significado que
otorgue a su experiencia.

Un objeto imposible
Sin embargo, al deslindar los tres sentidos del ob-
jeto de deseo se pone de manifiesto una paradoja. En
efecto: dijimos que todo agente movido de manera
unilateral por su pulsión promotora, se lanza en pos de
asegurar algún elemento concreto –una persona, una
cosa- que él siente que no posee sino de un modo

35
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

esporádico, incompleto o que podría perder en cual-


quier momento. La idea pues, es asegurar esa cosa
concreta en la que consiste el sentido particular del
objeto de la pulsión.
Pero nosotros sabemos que ese elemento concreto
que busca asegurar posee la cualidad del Signo de la
Casa 4, -que es su significado específico-; y sabemos
además, que la persecución del aseguramiento de ese
elemento tiene también un sentido genérico: la perdu-
ración de la estructura como tal.
Pero esto significa nada menos que si el agente lo-
grase realizar el objeto de la pulsión en su significado
particular, anularía el significado genérico del objeto de la
pulsión que, por otra parte, es el principal.
En otros términos: si lograse asegurar esa cosa o
persona que es el objeto particular de la pulsión,
terminaría con el juego mismo, es decir, con la vida.
Ésta depende, pues, para él, de que se mantenga la
dinámica de repetir y repetir la búsqueda. O sea de
que ésta resulte tan estéril como la tarea de Sísifo.
Por tanto, el elemento concreto que se busca, el
objeto particular de deseo, debe ser estrictamente
imposible. La posesión segura de ese objeto anularía
la pulsión misma.
Nuestro agente geminiano jamás tendrá la biblio-
teca exhaustiva deseada, pues si lo lograse, sentiría
que se muere. De modo que cada agente se asegura
siempre que el objeto particular deseado por la pul-
sión promotora sea imposible de retener, asegurar o
inclusive de conseguir.
Por tanto, la estructura se cierra sobre sí misma:
el intento de asegurar el objeto particular de la pulsión
se revela, en verdad, como el logro efectivo de estar
atado al deseo, es decir: como deseo de seguir siendo
impulsado por la pulsión promotora, y con eso, deseo de

36
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

asegurarse que el objeto concreto particular siga


faltando. En el funcionamiento del Circuito Chico la
carencia resulta algo necesario para que la vida con-
tinúe, la frustración del deseo se erige en condición de la
vida.
Esta circularidad del proceso justifica el término
‘circuito’ que hemos decidido emplear.
En el Circuito Chico, al agente se le pierde de vis-
ta que el verdadero sentido del objeto no es tal o cual
elemento concreto –el significado particular del objeto-,
ni tampoco una cualidad de cierto tipo de cosas -el
significado específico del objeto-, sino que estos signifi-
cados del objeto del deseo deben ser imposibles para
que el sentido genérico se cumpla.
Por eso el Circuito Chico es repetición. Se trata de
una cadena sin fin que nos ata a ese sentido genérico.
¿Por qué nos encadenamos en el Circuito Chico?
Por el tremendo miedo residual fruto de nuestra larga
infancia, caracterizada por la vulnerabilidad y resuelta
por el concurso de terceros a quienes les debemos la
supervivencia biológica y el material imaginario para
construir el psiquismo.
La posibilidad de hacer funcionar la Dinámica
Zodiacal por el Circuito Grande, supone liberarse de
esa cadena de repetición. Exige que lo que mueva al
agente no sea sólo esa estructura del deseo caracteri-
zada por el hecho de que la pulsión promotora corre a
refugiarse en la posesión de algo que simboliza la
membrana familiar original, sino por un deseo con-
formado por la confluencia de ambas pulsiones,
confluencia que hace posible la pulsión de permuta y
que requiere el concurso de, al menos, otro agente.
Esta posibilidad virtuosa, implica el acto valiente de
enfrentar y disolver el temor residual acumulado
durante la infancia.

37
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Un punto de partida inusitado


Como adelantamos al final del Capítulo 2, para
que las pulsiones confluyan es imprescindible decidir,
comenzar cualquier acción, bajo la cualidad del Signo
de la Casa 2.
Esto suena extraño para los astrólogos, ya que
dos mil años de supremacía del principio promotor
inducen a pensar que todo comienza siempre por la
Casa 1. Pero si nos dejamos arrastrar por la pulsión
promotora, ésta se impondrá y seguiremos en la
repetición de lo mismo.
¿Qué sucede, en cambio, si comenzamos por una
acción impregnada por la cualidad del Signo de la
Casa 2? En cuanto nos
pongamos en marcha, la
pulsión promotora con-
fluirá y ambas se relacio-
narán a través de la tercera
pulsión, de tal manera que
las tres pulsiones primarias
van a operar juntas en
equilibrio.
Podemos utilizar el
símbolo principal del taoísmo como una representa-
ción adecuada de la estructura cuatripartita (las cuatro
primeras Casas) que presenta el núcleo de las doce
Dinámicas de la existencia, con la salvedad de que
este símbolo muestra el funcionamiento de ese núcleo
al modo del Circuito Grande.
En este símbolo, las dos primeras pulsiones están
representadas por los dos grandes sectores oscuro y
claro. Si imaginamos que el polo claro es aquel con el
que el agente está identificado (la cualidad de la Casa
1, por ejemplo), entonces el lado oscuro pasa a ser
representado por otro agente (que representa la

38
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

cualidad de la Casa 2). La imagen, sin embargo, no


debe pensarse detenida, sino como una esfera en
continuo movimiento de permuta por el que lo claro
deviene oscuro y viceversa; ese movimiento oscilante
es obra de la tercera pulsión (Casa 3), la de permuta,
simbolizada por la línea ondulada central que divide
los dos grandes sectores. Por fin, el borde o membra-
na de la esfera simboliza el principio de contención
(Casa 4) que mantiene unido al pequeño todo, a la vez
que separado del gran todo indefinido de la vida.

Un ejemplo
Vamos a plantear un ejemplo para poder ilustrar
el funcionamiento de las primeras cuatro Casas en los
Circuitos Chicos.
Imaginemos que el Signo de la Casa 1 es Tauro
(ver el diagrama), Signo que dará, pues, su cualidad a
la pulsión promotora. Si es así, la cualidad de la Casa
4 será Leo, la de la Casa 2 Géminis, y la de la Casa 3
Cáncer, como puede verse en la figura.
Entonces el agente quedará determinado a inten-
tar asegurar la cualidad de Leo, y de tres maneras:

Por un lado, tenderá a asegurarse una identi-


dad brillante que lo haga visible, reconocible. (Éste es el
significado específico del objeto de la pulsión promoto-
ra).

Para eso, nuestro agente investigará quizá su


pasado familiar a fin de confeccionar su árbol gene-
alógico en busca de algún antepasado ilustre, o acaso
estudie canto o teatro a fin de ser famoso y reconocido
como actor o cantor. (Éstos son significados particula-
res del objeto de la pulsión promotora, que damos a

39
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

título de meros ejemplos). El agente se asegurará que


este objeto –el particular- sea imposible para él.

Por otra parte, sabemos que por debajo de es-


ta búsqueda de un brillo identitario simbolizado en
tales objetos concretos, existe un significado genérico
de la pulsión, que es asegurarse la continuidad de
toda la estructura. Esto es lo que se tiene la sensación
de asegurar mediante la imposibilidad de los otros
objetos.

Esta estructura repetitiva y circular podría expo-


nerse como sigue:
El agente, identificado con la cualidad de la pul-
sión promotora (Tauro), quiere atraer, funcionar como
un polo atrayente, para lo que utiliza la fuerza centrí-
peta de Cáncer/Casa 3; de tal modo, Géminis no
funciona como permuta –en doble sentido-, sino en un
único sentido: desde la periferia hacia el centro, donde se
ubica el agente; lo que le permite a éste mantener la
ilusión de que asegura su brillo y ascendiente personal.
Esta es sólo una forma de las innumerables que
podríamos exponer como ejemplos del Circuito Chico
de Tauro. Otro modo de exponer la lógica de este
núcleo de la Dinámica de Tauro puede dar una idea
de la hondura psicológica de este análisis: en efecto, la
dinámica podría describirse también del siguiente
modo:
El agente pretende preservar su lugar de hijo
(Leo/Casa 4), es decir, seguir concitando los cuidados y
atenciones que obtiene un hijo de su familia; para eso
tiene que manipular a su familia o convertir en cuasi-
familiares a otras personas (Cáncer/Casa 3), y así
lograr una transferencia afectiva de dirección única
hacia él, para lo cual necesita reducir al mínimo toda

40
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

posibilidad de permuta o ida y vuelta afectiva (Gémi-


nis/Casa 2).
En los dos casos la estructura y la dinámica son
las mismas.

Forclusión12 (y rescate) del Signo de la Casa 12


Veamos ahora lo que sucede si el agente intenta
moverse por esta Dinámica al modo del Circuito
Grande. En tal caso, para decidir su curso de acción
debe instalarse en la cualidad del Signo de la Casa 2;
eso significa que para comenzar cualquier acción debe
identificarse con Géminis, sintonizar con Géminis y
actuar impregnado con esta cualidad. Para eso deberá
tomar distancia de Tauro.
Y entonces se revela un fenómeno peculiar:
cuando el agente se sitúe en Géminis, la cualidad
permutativa de este Signo lo va a catapultar, a su vez,
hacia Aries, polo opuesto de Tauro.
Digámoslo de nuevo: el agente se aleja de Tauro
hacia Géminis para embeberse de la cualidad de este
Signo, pero Géminis consiste en la capacidad de
permutar, de modo que, viniendo de Tauro, al permu-
tar, va a ir a parar de modo inevitable y automático a
Aries, que es el opuesto de Tauro, pues permutar es ir
de un polo (aquí Tauro) al opuesto (aquí Aries).
Se muestra así de un modo inmediato, intuitivo,
una regla que rige para todas las Dinámicas:

Partir de la cualidad de la Casa 2 implica rescatar de su


forclusión la cualidad de la Casa 12.

En el funcionamiento del Circuito Chico la cuali-


dad de la Casa 12 habrá quedado forcluida por una
razón muy clara. Veámoslo en nuestro ejemplo: si el
agente está movido por una pulsión promotora que lo

41
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

impulsa a atraer (Tauro), no puede avanzar hacia su


objeto (Aries), que es lo contrario de atraerlo. Son
comportamientos opuestos: si va hacia el objeto,
entonces no puede quedarse para que el objeto venga
a él. Pero el agente de la Dinámica de Tauro quiere
atraer, ésa es su pulsión; por tanto, no va a avanzar, va
a esperar; debe así quedar Aries, es decir, toda iniciati-
va, a su espalda, no puede ser inscripto Aries en su
mundo psíquico.
Volvamos entonces al intento del agente de ope-
rar según el Circuito Grande. Si hace el esfuerzo de
partir de la Casa 2/Géminis y de allí permuta hacia
Aries, entonces confluirán en su acción las tres pulsio-
nes: iniciará su movimiento permutando (Géminis),
pero la permuta supone, como vimos, lanzarse hacia
Aries, poniéndose él mismo en marcha y rompiendo
así la inercia de Tauro.
A su vez, como la cualidad de la Casa 3 es
Cáncer, el nexo entre el movimiento ariano de ir hacia,
por lo común violento e invasor, resultará mediado
por alguna forma de cuidado. Por tanto, el agente no
operará solo desde registro impositivo de Aries, sino
que, al mismo tiempo será, en alguna medida, cuida-
doso o respetuoso. Y así será como integre la Casa 3
en su acción.
De tal modo, el agente ya no buscará identidad o
brillo, ni tendrá como objeto permanecer en la posi-
ción de hijo, (variantes de Leo/Casa 4), tampoco se
mantendrá en una actitud pasiva, esperando que todo
gravite hacia él. El Circuito Chico de la repetición se
habrá quebrado. Por el contrario, tomará la iniciativa
(Aries) con respeto (Tauro), y para lograrlo deberá
estar dispuesto a permutar en todo momento (Gémi-
nis) su actitud espontánea pasiva.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Tal mutación hará que el papel de Leo en la Casa


4 cambie a fondo, para operar como la base de susten-
tación del agente. Éste dará por supuesta su identidad,
dignidad y autoconsciencia (Leo), no necesitando
entonces dirigir su energía a intentar en vano asegu-
rarlas; podrá confiar en que posee desde siempre una
presencia propia e instalarse sobre ella, quedándole
por delante, así, el desafío de habilitar la totalidad del
Circuito Grande, o sea: el resto de las Casas, de la
quinta en adelante.
Por supuesto, este modo virtuoso de funciona-
miento no es exclusividad de la Dinámica de Tauro,
sino aplicable a todas las Dinámicas, en cada caso a su
manera, como veremos en la segunda parte de esta
obra.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Capítulo 4

Más allá de la cuarta Casa

Hemos afirmado que durante los 28 primeros


años de vida se forma el psiquismo, proceso que,
centrado en la búsqueda del aseguramiento de la
cualidad de la Casa 4 a través de sus objetos particula-
res y específicos, tiene una dinámica espontánea que
no depende de la voluntad libre del agente.
También las otras Casas se despliegan y acomo-
dan sin intervención consciente del agente y en depen-
dencia respecto del núcleo estructural que conforman
las cuatro primeras. De modo que el agente no des-
pliega su potencial total, sino que lo hace en una
forma decaída, estancada, en todos los escenarios de
su vida. Esta situación es inevitable hasta los 28 años
de edad.
A partir de los 29, en cambio, el agente puede su-
perar la forma pequeña y repetitiva de su propio
destino, que aconteció de modo automático, y funcio-
nar según el Circuito Grande. Esa posibilidad es lo
que llamamos maduración psíquica e implica conside-
rar los tres primeros principios como co-originarios y
producir la confluencia de las tres pulsiones según
hemos puntualizado ya. Tal posibilidad está abierta
para todos, pero no opera sino por decisión consciente
del agente, quien puede mantenerse estancado en el
Circuito Chico o superarlo, según lo decida él mismo.
En lo que sigue estudiaremos lo que ocurre con
las Casas 5 a 1O del Circuito Chico y veremos las

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

diferencias que se dan cuando el agente opera según


el recorrido virtuoso de la Dinámica. Pero antes
echaremos un vistazo a la Casa 11, que es decisiva
para comprender el sentido general implícito de cada
una de las Dinámicas.

Eyección y diferencia ontológica


El olvido de la cualidad de la Casa 12 tiene una
consecuencia decisiva respecto del funcionamiento de
las Dinámicas: desconecta la acción del agente de todo
sentido humano y nos confina a operar de un modo
cuasi-mamífero. La Casa 12, en efecto, es el médium, el
canal que permite al agente captar el sentido humano,
maduro y evolutivo de su acción. Sin rescatar la
cualidad que queda forcluida allí, su acción carecerá
de significado evolutivo.
El olvido de la cualidad de la Casa 12 implica que
el agente permanece estancado en la repetición de
logros ya alcanzados por la vida en nuestra línea de
desarrollo.
Pero, sea en sentido consciente y evolutivo, sea en
sentido inconsciente y estancado ¿de dónde surge la
posibilidad de dar algún sentido? Surge de la Casa 11
y de la cualidad (Signo) que reside allí. Veamos por
qué.
Se puede pensar al Zodíaco como una estructura
de diferencias. Entonces, el significado de casa Signo es
resultado de todas sus diferencias con los otros. Ahora
bien, para que exista sentido es necesario que se
genere una diferencia que no sea solo horizontal, sino
que se separe verticalmente, por así decir, de todas, de
modo que, por un lado, las totalice, y por otro deter-
mine dos niveles. Es necesario esto, ya que ninguna
diferencia que pertenezca a un nivel puede dar senti-
do a las diferencias que ocupan ese mismo nivel. El

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

sentido siempre se otorga desde otro nivel, desde un


nivel diferente en sentido vertical, o por fuera de las
demás diferencias, de modo tal que desde ese nivel se
pueda reunir todas las diferencias, que se vuelven así
significativas.
Ahora bien, la Casa 11, por ser la que correspon-
de a Acuario en el Sistema de Casas, es el lugar donde
reside la diferencia como tal, es el domicilio mismo del
diferenciar. De modo que si en algún lugar podemos
hallar la diferencia de nivel, la diferencia vertical, es
allí. Y por eso el glifo de Acuario –cuyo significado es
análogo al de la Casa 11- está


formado por dos líneas ondu-
ladas paralelas y ubicadas en
sentido vertical, una encima de
la otra.
De tal forma, el Signo que
recale allí, será en parte eyecta-
do del nivel de las diferencias
horizontales -los otros once
Signos-, del nivel óntico, corriente, y colocado en un
nivel ontológico, diferente en sentido vertical.
Por tanto, el Signo que se encuentre en la Casa 11
será el que otorgue un sentido general a todos los
otros, es decir, al mundo en general, a todas las dife-
rencias.
Dado que hay doce Dinámicas el repertorio com-
pleto de los sentidos posibles de la vida, según nuestra
hipótesis, consta de doce variantes específicas e
innumerables cristalizaciones particulares de esas
doce. A cada agente le corresponderá alguna de estas
Dinámicas por nacimiento, pero también a toda
situación particular de la existencia siempre que se
encuentre desplegada.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Existe así siempre una suerte de polaridad tensa


entre la cualidad que ocupa la Casa 11 y las cualida-
des de las otras once Casas, y podemos entender a
éstas últimas como la explicitación o el desarrollo
manifiesto del sentido latente o general instalado por
aquélla. La Casa 11 de una Carta Natal muestra cuál
es la cualidad hegemónica general en la vida de un
agente. Y si aislamos un fenómeno completo –una
enfermedad, una situación histórica, un ecosistema,
etc.-, podemos aplicarle también una Dinámica, y su
Casa 11 brindará el sentido hegemónico de ese fenó-
meno.

Sentido hegemónico (Casa 11) y sentido mun-


dano (Casa 9)
Hay una conexión especial entre la Casa 11 y la
Casa 9, ya que en ambas reside, de alguna manera, el
sentido de las acciones de los agentes.
Sin embargo, ambas otorgan sentido de manera
distinta. La Casa 11 tiene la clave del sentido ontológi-
co, de la cualidad latente de todo el proceso, mientras
que en la Casa 9 reside lo que podríamos llamar el
sentido mundano que el propio agente da a su exis-
tencia, tal como él la comprende. La Casa 11 incluye y
da sentido a la Casa 9, pero no a la inversa; es decir: el
sentido hegemónico hace posible al mundano, pero no
a la inversa.
La flecha del Centauro Flechador (Casa 9) apunta
desde abajo hacia arriba (‘aná’), en cambio, la direc-
ción del sentido hegemónico debe pensarse como la
dirección del chorro de agua que deja caer el Aguador
(Acuario, Casa 11), es decir, desde arriba hacia abajo
(‘katá’). El encuentro o cruce consciente de ambos
movimientos de sentido puede pensarse como la
ejecución de una acción impecable.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El papel de la Casa 11
Volvamos a nuestro ejemplo de un agente que
tiene la Casa 1 en Tauro. En ese caso, la Casa 11
corresponderá a Piscis y la Casa 12 a Aries.
Según nuestra hipótesis Piscis es el Signo que da
el significado implícito y general a todas las acciones
que emprenda el agente y por eso lo llamamos
hegemónico.
En el Circuito Grande Piscis remite a la habilidad
de terminar completando, y, a la vez, a la capacidad de
abrirse, de ser permeable. En cambio, en el Circuito
Chico Piscis aparece como tendencia a una globaliza-
ción por homogeneización.
Lo que da sentido general a toda experiencia, in-
sistimos, cualquiera sea ésta, es la cualidad (Signo)
que habita la Casa 11 de la Dinámica que se está
recorriendo. Esta cualidad es, en cierto modo, expul-
sada del conjunto, separada del plano. Esto recae en el
lugar mismo donde reside la diferencia (Casa 11). El
Signo de la Casa 11 polariza así, con los de las otras
once Casas de la Dinámica. Y éstos adquieren signifi-
cado por aquél.
El Signo de la Casa 11 puede imaginarse como el
negativo fotográfico de todo el periplo que hacemos
por la Dinámica, periplo que pasa a ser así la fotograf-
ía, es decir: la escritura en luz de ese negativo.
O, recurriendo a una lenguaje mítico, la Casa 11
podría entenderse como la que revela el rostro de dios
para aquel agente que se interna por la Dinámica.
La cualidad de la Casa 11, entonces, no se mani-
fiesta como tal, sino por medio de la acción de un
agente humano. Es aquello a lo que el plexo total de
su existencia alude sin revelarse de modo directo.
Puede decirse también, adoptando otra metáfora, que
lo que el agente manifiesta a través de sus actos al

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

recorrer una Dinámica, está “inspirado” por esa


cualidad que permanece oculta en cuanto tal y reside
en la Casa 11.
Esa cualidad puede ser mostrada, sin embargo,
por el intérprete -el astrólogo-, quien conociendo el
Signo de la Casa 11 puede así desentrañar el sentido
oculto de la acción o el fenómeno de que se trate.
La cualidad de la Casa 12, por su parte, actúa
como el médium que conecta los dos niveles, el
hegemónico y el fenoménico.
¿Qué ocurriría si la Casa 12 permaneciera obtu-
rada o forcluida?
En tal caso, el Signo de la Casa 11 no dejaría de
operar; pero al no existir un canal consciente de mani-
festación accesible al agente, se traduciría en la mera
repetición de lo conocido de tal cualidad, lo que, si
bien no supone ningún avance para la vida en su
conjunto, al menos mantiene el flujo vital funcionando
a la espera de nuevas oportunidades. Esto es lo que
ocurre en el Circuito Chico

Enemigos ocultos y pinches tiranos


Cuando persiste la forclusión de la cualidad de la
Casa 12, tal cualidad encarna en lo que la tradición
astrológica ha llamado “enemigos ocultos”, esto es:
personas que para el agente conspiran contra la
obtención del objeto particular de la pulsión promoto-
ra, es decir: contra el aseguramiento de aquellos
elementos que tienen para él la cualidad de la Casa 4.
De tal modo, estas personas son “peligrosas” para el
agente del Circuito Chico, ya que el mantenimiento de
la ilusión de perseguir el aseguramiento del objeto de
la pulsión promotora, es lo que –cree el agente- lo
mantiene a salvo.

50
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Sin embargo, más que “enemigos ocultos”, y to-


mando una denominación de Carlos Castaneda, sería
aconsejable llamar a las manifestaciones que toma la
cualidad de la Casa 12, “pinches tiranos”. La acción de
estos pinches tiranos sabotea las intenciones del
agente atadas al Circuito Chico. Pero, bien entendido,
este sabotaje no va dirigido a destruir al agente como
tal, sino a liberarlo de aquel modo espontáneo de
vivir, estancado e inmaduro, que llamamos Circuito
Chico. Los pinches tiranos, pues, deben saludarse
como ayudas que acicatean al agente para que tome
consciencia de la forclusión de la cualidad de la Casa
12. Por cierto, la acción e inclusive la mera presencia
del pinche tirano le resultan incómodos o inquietantes
al agente, pero de lo contrario éste no se movilizaría;
el pinche tirano persigue el “despertar” del agente. En
eso reside su promesa. Es portador de un mensaje
esencial: la necesidad de recuperar la cualidad perdi-
da, dejada a la espalda, de la Casa 12, para así poner
en crisis toda la estructura del Circuito Chico.
Quien transite la Dinámica de Sagitario, por
ejemplo, olvidará la cualidad de Escorpio. Entonces se
sentirá amenazado por formas oscuras de poder, por
la manipulación, la crueldad y la muerte; se sentirá
usado, manchado –tal será la cualidad con que lo
perseguirán sus pinches tiranos-; pero bajo la aparien-
cia de aquellos que le activan esas amenazas, se
esconde la clave para su reconexión con la cualidad
que permite la confluencia de las tres pulsiones y la
apertura al sentido profundo de su existencia.

Recapitulación
Al cabo del período de 28 años de formación de
la psique, todo agente cuenta ya con una condición
psíquica estable asentada en esa suerte de dispositivo

51
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

automático que llamamos Circuito Chico, pero justo a


partir de esa edad tiene la posibilidad de decidir una
conversión, a fin de evolucionar hacia la maduración
psíquica y la realización de su destino más pleno
(Circuito Grande).
Es, en realidad, cuando este mecanismo repetiti-
vo sigue imperando más allá de los 28 años que pode-
mos hablar, de manera estricta, de “Circuito Chico”,
estancamiento e inmadurez. Dejarlo atrás apoyándose
sobre él, abriendo mejores variantes de las cualidades
(Signos) que colorean cada una de las áreas de la
existencia (Casas), equivale a evolucionar en sentido
psíquico, a madurar.
Esta posibilidad que se abre a partir de los 29
años de edad, depende de las elecciones que haga cada
agente. Hasta ahora hemos revelado varias claves, que
son verdaderas leyes ocultas del Zodíaco, condiciones
que, de ser asumidas, encaminan al agente hacia el
Circuito Grande:

el punto de partida consiste en situarse en la


Casa 2 al momento de tomar decisiones, identificán-
dose así con la cualidad de la pulsión atractora (Signo
de la Casa 2), dándole prioridad respecto de la pulsión
promotora,

lo que a su vez, implica una

mutación en el modo de vivir la cualidad de la


Casa 3, tercera pulsión; que es asumida como posibili-
dad de permutar (ser puente de ida y vuelta) entre las
dos pulsiones opuestas primeras

y, a la vez, una

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

recuperación de la cualidad de la Casa 12, con


su consiguiente apertura al sentido hegemónico (Casa
11) y a la concreción virtuosa de la confluencia de las
tres pulsiones.

El papel crucial del encuentro con el otro


Ahora bien, ¿qué lleva al agente –además de los
pinches tiranos- a plantearse superar el Circuito Chico
y intentar avanzar por el Circuito Grande? Un punto
crucial de la puesta en crisis del Circuito Chico son las
experiencias que se dan con relación a la Casa 7 y su
Signo, es decir, las experiencias de pareja o asociación,
las experiencias con pares y con miras a un objetivo
común.
En el Circuito Grande, la Casa 7 representa el en-
cuentro que cada uno puede tener con otros agentes,
complementarios de su proyecto, experiencia indispen-
sable para la consecución del propio destino. Es impor-
tante destacar que los otros son complementarios del
proyecto del agente, y no del agente como tal. Se
complementan acciones (o, más en profundidad,
deseos) en función de proyectos. La ilusión de la “me-
dia naranja”, es decir, de que el otro aporta lo que le
falta al agente, forma parte de los fenómenos carac-
terísticos del Circuito Chico.
El Signo de esa Casa 7 indica el tipo de aporte que
el agente puede hacer a la nueva entidad que constru-
ye con otro a fin de realizar proyectos comunes. Es así
también un rasgo decisivo que tiene que poseer la
asociación misma y sus fines.
El objeto de la pulsión promotora (Signo de la
Casa 4) y la cualidad que se puede aportar a la asocia-
ción y poner en juego con el otro (Signo de la Casa 7),
están definidos de antemano en cada Dinámica. Lo
que no está definido es la decisión de: o bien mantener-

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

se en el intento repetitivo de asegurar el primero, o


bien encaminarse hacia la donación constructiva de la
segunda al vínculo con un semejante/distinto. Si el
agente se decide por la segunda opción, realiza su más
alto destino, y de la única forma posible: con otros
(Casas 7 y 8) y en el seno de la comunidad organizada
en que participa (Casas 9 y 10). El Circuito Grande no
es una ruta solitaria.

La complejidad de los vínculos con los semejan-


tes/distintos
Cuando se pone en juego la cualidad de la Casa 7,
el proceso se torna complejo y deberemos deslindar
todos sus pliegues. Los fenómenos implicados en un
encuentro con verdadero otro, con un par –o sea: con
un semejante que es diferente- son los siguientes:

La ilusión idealizante
Mientras el agente persigue asegurar aquellos ob-
jetos que supone poseedores de la cualidad de la Casa
4 (Circuito Chico), no le queda fuera de cuadro la
cualidad de la Casa 7; pero la percibe bajo la forma de
un ideal corporizado en alguna persona. Se trata del
clásico “príncipe azul”, “la mujer de mis sueños” y
similares, personajes imaginarios que estarán en cada
caso investidos de la cualidad del Signo de la Casa 7
del agente, pero sobredimensionada e idealizada.
Por consiguiente el agente intentará relacionarse
con quien supone portador de la cualidad idealizada
del Signo de su Casa 7 y la demandará. Por ejemplo:
quien circule por la Dinámica de Piscis, y tenga, por
tanto, Virgo en la Casa 7, buscará unirse a alguien que
estará investido por el agente con sus propios ideales
de orden, discreción, trabajo, etc. Es el agente quien lo
verá ordenado, discreto, trabajador, útil o completo,

54
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

más allá de lo que vean otros. Y así, apetecerá asociarse,


aparearse, con él. Tenderá a pensar y sentir que
asociándose a ese ideal en apariencia corporizado en
el otro, logrará por fin estar él completo y, entonces,
ser feliz, etc. Poseyendo al otro creerá poseer la cuali-
dad que idealiza por proyección sobre él, completan-
do así el supuesto rompecabezas de su personalidad
con la pieza que faltaba.

Destino de la ilusión idealizante


Ahora bien, en caso de que nuestro agente esta-
bleciese un vínculo con el supuesto portador de la
idealizada cualidad de su Casa 7, en un tiempo pru-
dencial se hará evidente que se trataba de una pura
ilusión, pues el otro nunca responde a las expectativas
y demandas idealizadas y proyectadas sobre él.
Peor aún, lo que experimentará el que se ilusiona
por proyección, será, en efecto, la cualidad de su Casa
7, pero en alguna de sus formas decaídas, primarias;
formas que, sin duda, lo desilusionarán. El otro resul-
tará un espejo que reflejará sus expectativas, pero de
modo tan deformado y empobrecido que se le harán
inaceptables. Esta regla se puede imaginar como una
suerte de búmeran que el agente arroja y que vuelve
para pegarle en la frente. Las cualidades alucinadas y
demandadas al otro, rebotarán como caricaturas
irónicas e impactarán sobre él.
Tan desagradable descubrimiento da lugar casi
siempre todavía a la exigencia de que el otro se com-
porte de acuerdo con las expectativas ilusorias, lo que
implica una fuente de conflictos de magnitud conside-
rable.
Por ejemplo, en el caso de un agente que transita
la Dinámica de Leo, la cualidad Acuario de su Casa 7
podría ser idealizada como la ilusión de que el otro es

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

una persona “muy pura y muy libre”. Sin embargo, si


logra establecer un vínculo con el supuesto portador
de tal pureza libertaria, lo que de hecho experimen-
tará al cabo de un tiempo, será por ejemplo, que el
otro siente un asco enfermizo por cosas corrientes, y la
supuesta libertad idealizada, se manifestará acaso
como fobia respecto de la propia persona del agente,
para su desesperación... Ambas manifestaciones son
formas de la cualidad de Acuario, o sea que el agente
obtiene lo que demanda, pero en sus formas más
degradadas.
El agente se encontrará, así, con alguna forma de-
caída o estancada de Acuario, mientras que él había
alucinado una forma idealizada de este Signo. De
manera que, en principio, exigirá (sin éxito) al otro
que actúe a la medida de sus ilusiones.

La sombra de la Casa 12 y una segunda exigen-


cia
Por otra parte, si la cualidad de la Casa 12 per-
manece obturada –como de hecho sucede en el Circui-
to Chico-, será proyectada en todos los ámbitos del
mundo del propio agente. Y una de las consecuencias
de esa proyección indiscriminada es que aumenta la
dificultad para percibir al otro tal cual es (Casa 7). En
efecto, la proyección de la Casa 12 suele actuar como
un velo que oscurece y confunde al agente, en su
búsqueda de posibles complementarios de sus proyec-
tos. De tal modo, quien transita por la Dinámica de
Leo no podrá percibir con claridad al otro, porque la
cualidad canceriana de su Casa 12 se interpondrá,
haciéndole confundir el compartir acuariano con el
pertenecer canceriano. Para prevenirse, el agente
intentará resolver esta ecuación con una nueva exi-
gencia: reclamará al otro que se haga cargo de los

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

pinches tiranos de su Casa 12/Cáncer; es decir, inten-


tará que una ilusión combata contra una sombra, cosa
sin duda imposible y hasta risible.
Planteemos con más claridad el ejemplo de al-
guien que recorre la Dinámica de Leo: este agente
dará la espalda a la cualidad canceriana de su Casa 12.
Esto es comprensible: si tiene la capacidad de expre-
sarse por sí mismo de modo creador y autónomo, es
porque se ha separado e independizado de la cualidad
de Cáncer, que lo encerraría en un refugio clánico
opaco y asfixiante. Pero ocurre que esa cualidad de
Cáncer que echó a su espalda, va a funcionar como un
efecto distorsionador de sus vínculos (Casa 7). La
distorsión consiste en que la cualidad de Cáncer se
proyectará como un velo sobre el otro, impidiendo la
conexión con la verdadera naturaleza de éste y refor-
zando la ilusión proyectiva idealizante que analiza-
mos arriba; en efecto y para nuestro caso: dado que lo
ve como un ser libre y puro, es muy probable que le
demande que se haga cargo de liberarlo de su madre,
por ejemplo, en quien verá un pinche tirano que lo
atrae hacia una regresión absorbente inaceptable.
La proyección como sombra de la cualidad de la
Casa 12 y la ilusión idealizante referida a la cualidad
de la Casa 7 se complementan y refuerzan acrecen-
tando la posibilidad de conflictos y desilusiones.
La reducción
Por otra parte, como ya sabemos, la pulsión pro-
motora, se desvía buscando asegurar la cualidad de la
Casa 4. Ahora bien ¿cómo incide ese desvío sobre el
encuentro con el otro?
Lo que ocurre es que además del despliegue del
conjunto ilusión-proyección-demanda ya visto, el
agente ejecuta una suerte de reducción automática del
otro, a la cualidad de su propia Casa 4.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Un agente de la Dinámica de Géminis, por ejem-


plo, exige que el otro tenga la cualidad idealizada de
Sagitario (Casa 7), por ejemplo: que sea sabio y pru-
dente; además le exige que lo mantenga a salvo de los
pinches tiranos que lo acosan desde su Casa
12/Tauro, vividos muchas veces como rémoras que lo
inmovilizan. Pero además, y como si fuera poco,
intentará –de modo inconsciente- reducir al supuesto
portador de la cualidad sagitariana idealizada –la
sabia prudencia-, a una forma propia de Virgo (Casa
4), intentará codificarlo, por decir así, transformarlo en
una enciclopedia andante.
Traduzcamos este caso a un lenguaje más corrien-
te: el que quiere aprender o explorar (Casa 1/Géminis),
exige respuestas, conclusiones al otro (Sagitario/Casa 7),
porque lo ha idealizado como “sabio”, “sensato” o
“guía”. La sombra de la pasividad homogeneizante
(Tauro/Casa 12), del esperar, lo acosa y se proyecta
sobre su Casa 7, siendo una de las razones por las que
no puede apreciar quién es en verdad el que está a su
lado. Su horror a la pasividad lo lleva a exigir respues-
tas rápidas, conclusiones al otro; las que llevarían, se
ilusiona, su proceso de aprendizaje con rapidez hacia
adelante. Pero de hecho, lo que el agente hace sin
darse cuenta, es reducir esas respuestas a datos clasifi-
cados, ordenados; llevará las respuestas obtenidas a un
registro muerto, las encerrará en un dispositivo de
conocimiento predefinido, que es la cualidad que
aflora como típica de la Casa 4/Virgo: el archivo. Así,
toda nueva respuesta va a la base de datos, todo
nuevo libro, a su anaquel en la biblioteca, todo víncu-
lo, a alguna clasificación que diseca la emoción, toda
experiencia a un cajón etiquetado, ya que la pulsión
promotora persigue ese tipo de objetos y se los procu-
ra también por reducción.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Destino de la reducción
Lo que llamamos “reducción” es un fenómeno en
el que un agente arrastra (en su imaginación) al otro, a
la Casa 4 del Circuito Chico de la Dinámica que él está
recorriendo, de modo que el otro pasa a ser un argu-
mento que llena la función de esa Casa.
Y así como la proyección y la ilusión idealizante
están destinadas a caer, también la reducción será un
intento vano.
Es que es casi imposible que el otro se avenga a
someterse a semejante procedimiento reduccionista en
el que es sacrificado en el altar de la pulsión promoto-
ra. Quizá se convierta así en otro pinche tirano, exi-
giéndole que se enfrente con la sombra de su Casa 12;
quizá desaparezca sin más de su vida.
Esta estructura que combina ilusión idealizante,
exigencia, proyección y reducción, tarde o temprano
entra en crisis, pues violenta la tendencia a la integri-
dad que anima a todos los entes vivos. En sentido
potencial somos completos, perfectos; pero el hecho
de que nos atraviesa el tiempo, nos fragmenta y exige
un proceso de integración progresiva del psiquismo
que nos reconcilie todo lo posible con nuestra comple-
tud. La tendencia del Cosmos es integrar respetando
las diferencias, por eso la estructura

proyección/ilusión/demanda/reducción

sólo puede perdurar en contra de la aspiración de las


fuerzas de la vida. En tal sentido, es la vida misma la
que promueve la caída de esta compleja estructura
propia del Circuito Chico.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El encuentro (Casa 7) y sus condiciones de posi-


bilidad
Ahora bien, caída la estructura ilusión-demanda-
proyección-reducción ¿cómo se integra la cualidad de
la Casa 7?
Una primera mirada podría hacernos creer que
debe ser integrada a la personalidad del agente sin
más. Pero esa conclusión omitiría lo esencial: la Casa 7
es el escenario de los vínculos de complementariedad
de proyecto que una persona entabla con otros. Con-
siste en vínculos. Si tenemos esto en cuenta, debere-
mos asumir que la cualidad de la Casa 7 sólo podrá
ser puesta en juego en un vínculo con un otro y a la
manera del aporte que el agente hace al funcionamien-
to y puesta en acto de las estructuras construidas para
sostener y contener los proyectos de la asociación.
El otro es ante todo un distinto, y en tal sentido, es
portador de un deseo diferente, anclado en la forma
propia de tramitar su Dinámica.
Sin embargo, el Zodíaco muestra con claridad
que para que haya verdadero encuentro, los que se
relacionan deben lograr, en alguna medida y aunque
los impulsen deseos distintos, querer lo mismo. Eso
mismo es un proyecto conjunto. En tal sentido, el otro
no sólo es un distinto, sino también un semejante. Sólo
si los distintos quieren lo mismo, cada uno podrá
desarrollar la cualidad de su Casa 7 aportándola al
vínculo.
En otros términos, encuentro es acuerdo, para lo
cual las partes deben tener en claro lo que quieren, y
eso es fruto de la trasmutación de cada uno de los
agentes en creadores (Casa 5) autónomos (Casa 6), es
decir, agentes que han hecho confluir sus tres pulsio-
nes respectivas para constituir un corazón. Esos agen-
tes deben encontrarse y constituir una voluntad común

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

(Casa 7), una voluntad nueva, distinta de las pulsiones


de cada uno. Es tal voluntad común la que recepta la
cualidad de las Casas séptimas de los que confluyen
en el encuentro, permitiéndoles desarrollarlas juntos,
cada uno desde su propia perspectiva.
Pongamos otro ejemplo para aclarar lo que esta-
mos diciendo. Imaginemos alguien que está actuando
bajo la Dinámica Zodiacal de Virgo y que, en conse-
cuencia, es motivado por la pulsión promotora de ser
útil. Es alguien que quiere ser útil.
Ahora bien, si se mueve en el Circuito Chico, o
sea: si no toma sus decisiones desde la cualidad de su
pulsión atractora (Casa 2), que aquí es Libra, jamás
podrá encontrarse con un complementario para
construir una voluntad común. ¿Por qué? Porque se
limitará a cumplir una función que otros reputarán
útil, encerrado en sí mismo y al servicio de terceros a
quienes verá como mandones. No podrá relacionarse
de igual a igual porque, de antemano, se subordinará
al otro.
Para apropiarse de la cualidad Piscis de su Casa 7
y donarla a la construcción de una estructura que
contenga un vínculo, deberá primero tomar la iniciati-
va de ir de igual a igual al encuentro con otro (Li-
bra/Casa 2). Deberá decidir desde la paridad, no
desde la sumisión. Para eso deberá rescatar la cuali-
dad de Leo/Casa 12, es decir la confianza en que tiene
algo único e insustituible que aportar, lo que le dará la
fuerza interior (Escorpio/Casa 3) para plantarse en
paridad. La utilidad de lo que haga vendrá por añadi-
dura.
Si el agente parte munido de esta confluencia de
pulsiones, se encontrará con otro y podrá volcar al
vínculo (Casa 7) toda su sensibilidad (Piscis).

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La cuestión de la integridad (Casas 5 y 6)


Mencionamos en el parágrafo anterior la necesi-
dad de que los agentes lleguen al encuentro plantados
en una identidad (=corazón) capaz de contener y
nutrir su creatividad y que les faculte a ser autónos y
útiles. Estas dos condiciones del yo para el encuentro,
surgen de una adecuada interpretación de las Casas 5
y 6 del Circuito Grande.
Veamos primero cómo se manifiestan estas Casas
cuando el agente recorre el Circuito Chico:

la Casa 5 opera en el Circuito Chico como


una suerte de impostación, fruto de que los dos com-
ponentes del yo se disocian y el agente se identifica
ora con su lado hijo, ora con su lado madre. En cual-
quiera de los dos casos, proyecta el otro lado. Esta
escisión del yo corre pareja con los fenómenos de la
imitación y la identificación: el agente imita a aquellos
con quienes se identifica.

la Casa 6, a su vez, opera en el Circuito Chi-


co como el punto débil de la estructura, aquello que
vuelve al agente vulnerable, inclusive llegando a veces
a generar síntomas. Ese punto vulnerable expone la
falta de integración personal y las distorsiones que
afectan a los cuatro componentes interiores del agente,
las cuatro facetas del yo.

Para superar las descriptas formas estancadas


que toman estas dos Casas en el Circuito Chico será
necesario:

a) por lo que respecta a la Casa 5, el agente tendrá


que internalizar la mirada materna, reconociéndola
como algo propio. Se trata de la capacidad de cuidar su

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

propia facultad creadora o emisora. El agente auto-


cuidado gana la confianza necesaria para expresarse con
libertad.
Lo dicho significa que el yo leonino, lejos de ser
una unidad indivisible, transformándonos en indivi-
duos o átomos, tiene una estructura doble, formada
por un polo protector y un polo emisor. Juntos confor-
man el yo. Cuando la mirada materna, cuyo sentido
para el yo consiste en que es capaz de singularizar al
hijo, no está integrada o se la ha integrado de modo
distorsionado, el agente no puede auto-contemplarse,
luego, tampoco cuidarse como creador, y tenderá a
quedar fijado a alguno de esos dos polos internos,
proyectando el otro, como dijimos.

b) Por lo que respecta a la Casa 6, el desafío es in-


ternalizar la mirada paterna. Esto es: la capacidad de
asimilar los límites que implica vivir en un contexto
comunitario extra-familiar y en el mundo de la vida
indefinida. El agente accede así a la posibilidad de
auto-normarse (autonomía), condición que le permite
hacerse valer como alguien útil al contexto.
La plena actualización de estos polos interiores –
el materno y el paterno-, que se acoplan a los otros dos
lugares ya asimilados: el componente hijo y el compo-
nente hermano, termina de constituir una personalidad
íntegra e integrada, constituyendo al hijo como un
agente en sentido cabal o, en otros términos, como un
corazón. Este proceso de integración del singular es tan
importante que vamos a desarrollarlo un poco más.

Internalización de la capacidad materna de cui-


dado (Casa 5)
El cuidado que el hijo recibe de la persona que
ejecuta la función materna incluye una escucha y una

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

mirada que apuntan hacia él. Esa mirada y esa escucha


maternas implican tratar al hijo como un agente
singular, único. De modo que cuando el hijo internalice
esa mirada y esa escucha, adquiera la habilidad de
mirarse y escucharse a sí mismo como capaz de crea-
ciones únicas. Las funciones de auto-escucha y auto-
observación hacen posible la confianza, que es condi-
ción para salir del Circuito Chico.
La auto-consciencia no es una simple observación
neutra, “objetiva” de uno mismo, sino que recoge la
herencia del mirar materno, que mira y escucha
amando la singularidad del hijo y cuidándola. Por
tanto, la autoconsciencia, si funciona bien, supone
amarse. Y hasta odiarse, si funciona mal, pero de
ninguna manera es una mirada carente de emoción.
Antes de producirse la internalización de la mi-
rada materna, las emisiones del agente están condi-
cionadas por su base mamífera, que las reduce a ser o
bien reproducción de conductas imitativas –o cuanto
menos, reactivas-, o bien simples demandas. Es decir:
mecanismos de perpetuación de la estructura de
Circuito Chico.
La emisión libre, posibilitada por la autoconfian-
za, en cambio, equivale a existir como ser humano –
trans-mamífero-, que puede irradiar como singular y
único, y que sabe cuidarse como tal, porque sabe
escucharse y valorarse a sí mismo.
Para un observador distraído no es sencillo dis-
tinguir la personalidad impostada, propia de la Casa 5
del Circuito Chico, del yo creador autoconsciente que
funciona en el Circuito Grande. La cualidad (Signo) es
la misma en ambos casos; sin embargo, la identidad
impostada es mera reacción, sea reproducción o
demanda; es un rol copiado de otros y no expresión
genuina del agente. Esta diferencia sí suele ser perci-

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

bida con claridad por el agente en cuestión, que no


puede engañarse en este punto.

Internalización de la capacidad paterna de au-


tonomía (Casa 6)
La internalización del cuidado materno, sin em-
bargo, no es suficiente para producir la integridad de
un agente singular, se requiere internalizar también la
mirada paterna. Al asimilarla, el hijo adquiere las
capacidades que le permiten ocupar un lugar propio
en el contexto extra-familiar.
Recapitulemos el proceso: en la Casa 4 el contexto
es la familia; todavía el agente pertenece a la familia en
calidad de hijo. En ese punto identidad es pertenencia.
Al internalizar la mirada materna logra salir del seno
familiar y ubicarse en el polo emisor de sí mismo, pero
conteniendo ya en sí, la que antes era una mirada
exterior protectora.
Con la asimilación de la mirada paterna se termi-
na de constituir un yo que, habiendo dado ya el
primer paso en el camino de independizarse de lo
familiar y emitir por sí mismo, debe decidir el modo en
que va a formar parte de un contexto más amplio que
la familia, y donde no tiene garantizada la participa-
ción, porque el criterio es la utilidad que pueda prestar.
En lugar de nexos de pertenencia, en la Casa 6 del
Circuito Grande encontraremos vínculos de participa-
ción. La participación es un vínculo en el que el agente
decide si, y cómo, va a integrarse; y el contexto, a su vez,
también impone reglas de admisión.
La participación es un vínculo entre agentes singu-
lares dentro de un contexto extrafamiliar; pero también
entre cada agente y el contexto mismo comprendido
como un todo. Si el agente es consciente de esta doble
conexión, entonces opera según el Circuito Grande, si,

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

en cambio, es inconsciente del contexto, queda atra-


pado en éste como si se tratase de un verdadero
laberinto.
La participación de los agentes en el contexto de-
pende de necesidades: tanto las del agente como las que
imperan en el contexto. La Casa 6, por un lado es el
reino de la necesidad, y por el otro de su contracara: la
utilidad. Este último es el valor que rige en este esce-
nario (Casa 6). Al quedar el agente fuera del ámbito
protector y alimentador familiar, debe procurar por sí
mismo cubrir sus necesidades de abrigo y nutrición,
es decir, trabajar. La utilidad de sus obras es lo que
tiene que hacer valer para que el contexto satisfaga sus
necesidades.
Tanto es así que un contexto es ante todo un
plexo de útiles, de instrumentos. Los instrumentos son
construidos para cumplir una función. En cierto modo,
pues, también el agente, para participar del contexto,
debe volverse él mismo un instrumento, constituirse
para servir de algo al contexto, para ser útil. Lo que
cuenta es la utilidad de aquello que el agente es capaz
de crear. La expresión del yo (Casa 5) encuentra así su
límite en la utilidad que el contexto reconoce a sus
obras.
El concepto de límite –en el sentido que estamos
desarrollando- es, entonces, una clave de la integra-
ción singular de cada agente. Emisor auto-protegido,
tiene todavía que aprender a asumir los límites que
impone la necesidad, haciendo cosas no sólo auténticas
(Casa 5), sino también útiles (Casa 6). Del equilibrio
que logre el agente entre la autenticidad singular y la
utilidad de sus creaciones, depende su capacidad de
hacerse valer en los contextos extra-familiares.
En efecto, la autonomía es el fruto de un equili-
brio entre dos extremos: la ilimitada manifestación

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

creativa de un yo libre, por un lado; y la total sumi-


sión a los fines utilitarios impuestos por el contexto,
por otro. La autonomía supone conjugar creatividad
con utilidad, expresión libre con servicio. La integra-
ción al contexto no debe hacerse al precio de la total
entrega de la originalidad personal; pero por otro
lado, una exacerbada libertad personal, pone en riesgo
la utilidad de lo que se logra y, lejos de volvernos
autónomos, reduce nuestras expresiones a su caricatu-
ra: el capricho.
Cuando el funcionamiento estable del agente en
el Circuito Chico se quiebra por cualquier razón, el
Signo de la Casa 6, que representa un punto débil en
la Dinámica, puede manifestarse como síntoma físico.
Esto muestra que los síntomas no deben ser vistos
jamás como un castigo por “errores” o conductas
inadecuadas, sino por el contrario: forman parte de un
mensaje que anuncia que el agente está ya en condi-
ciones de asumir los desafíos del Circuito Grande.

Impostación y desajuste
Dijimos que en la medida en que no se han inter-
nalizado las miradas materna y paterna, el yo se
reduce a lo que podemos llamar un ego impostado,
repetidor y demandante. Este ego se construye por
imitación de ciertas figuras o ciertos modos de mos-
trarse, a los que el agente se aferra para tratar de
exhibir ante los otros una identidad, primero dentro
de la familia y luego ante el mundo, donde reproduce
la estructura arquetípica familiar frente a agentes
extra-familiares.
En tal sentido, el Signo de la Casa 5 puede verse –
en el Circuito Chico- como la cualidad peculiar con
que un agente imposta una personalidad, una máscara
para ser reconocido en el ámbito familiar y en el

67
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

ámbito familiar imaginario que él extiende a todo su


mundo conocido.
Sin embargo, en los contextos extrafamiliares la
máscara nunca funciona bien, ya que extrapolar la
estructura familiar a esos contextos es un procedi-
miento bizarro que distorsiona las acciones útiles que
el agente debe cumplir para satisfacer las necesidades
de los otros y las propias. La Casa 6 mostrará, así, la
medida exacta en que el agente sigue siendo un niño
en sentido psicológico, es decir: un demandante, un
hijo, poniendo a la luz la naturaleza de máscara que
tiene el ego.

Encuentro y sinergia (Casas 7 y 8)


Mientras el agente permanece en el Circuito Chi-
co hay vínculos, pero no se establecen con un otro en
cuanto otro, ya que suponen todo el complejo proyec-
ción – ilusión – demanda - reducción ya estudiado. Esos
vínculos son “naturales” pero no humanos en sentido
estricto; están condicionados por la estructura prima-
ria, que ya hemos analizado al referirnos a las Casas
iniciales del Circuito Chico. La decisión de ir al en-
cuentro de un semejante/distinto, en cambio, no es
“natural”, es un acto deliberado y libre, es decir es-
pontáneo. Un acto que, en un sentido virtuoso del
término, se puede considerar violento, ya que rompe
con la inercia y la repetición acostumbradas. Como ya
hemos dicho y no nos cansaremos de repetir, la madu-
ración -el desarrollo de lo humano auténtico- depende
de las decisiones conscientes y libres que adoptemos,
entre las que, aquella de ir al encuentro de un verda-
dero otro, es la decisiva.
Un agente, en la medida en que es capaz de emi-
sión libre (Casa 5) y autonomía (Casa 6), está en
condiciones de encontrarse con un verdadero otro.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Esto supone un salto cualitativo en el desarrollo de


una vida, dado que el encuentro maduro con otro
genera un nuevo tipo de entidad, diferente de aquellos
que la conciben, una tercera entidad.

La pervivencia de la proyección psicológica


Ahora bien, somos agentes en camino hacia la ple-
nitud humana que podemos encarnar. Las primeras
seis Casas de todas las Dinámicas culminan en una
primera y decisiva integración singular. Esa etapa no
está tan lejos en nuestro camino, no es algo fuera de
nuestro alcance. Consiste en la metamorfosis del
agente singular en corazón.
La formación psíquica deja aspectos incompletos
y distorsionados en los cuatro lugares del yo: el filial,
el fraterno, el maternal y el paternal. Llegar a subsanar
esos fallos es algo posible y los vínculos con extra-
familiares son la herramienta principal. Establecer
vínculos sanos con nuestros semejantes/distintos no
es un imposible en ningún sentido, pero requiere
tomarse el trabajo de completar las seis fases iniciales
y retocar una y otra vez el acople e integración entre
ellas.
Siempre se llega al encuentro con otro mante-
niendo aspectos, o bien no integrados, o bien distor-
sionados. Esos aspectos van a ser reflejados por el otro,
y el reflejo mostrará por un lado, las distorsiones del
original, pero por otro, las mostrará empeoradas por
las propias impurezas del “espejo”. Sin embargo,
también ocurre que desde las zonas ya integradas,
cada agente se puede poner en movimiento para
lograr el encuentro y constituir entidades sinérgicas.
La gestión de tales entidades revela las distorsiones y
huecos de los participantes, y revierte, a su vez, sobre

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

el proceso de integración de cada parte, retroali-


mentándolo.
No debemos ser pesimistas respecto de la posibi-
lidad de encuentros felices con verdaderos otros. Para
el encuentro humano basta que cada agente tenga
habilitados los cuatro componentes que integran un
corazón singular: el materno, el paterno, el filial y el
fraterno. Aunque alguno de estos componentes no
funcione a la perfección, esa consciencia cuatripartita
y la consiguiente posibilidad de operar desde cual-
quiera de los lugares del yo singular, habilita al agente
a producir un vínculo verdadero. Luego el vínculo
hará que el modo de vivir estos cuatro factores se
perfeccione a su manera en cada uno, dándole opor-
tunidad a las partes de corregir las distorsiones e
incompletudes que sufra.
El encuentro, en lo que respecta a la Casa 7, con-
siste en lograr fórmulas de acuerdo para generar una
voluntad común capaz de emprender proyectos. Es
decir: consiste en armonizar los corazones (cordis) para
lograr acordes, o sea: acuerdos. Llamamos corazón al
ensamble creativo y autónomo de los cuatro factores
de un agente singular, expresados a través de un yo
libre, útil y emisor.
Cada uno de los agentes llega hasta el otro con un
cierto grado de integridad del corazón: el que haya
alcanzado, pero en el proceso de acordar se pone en
juego ese nivel de integridad, porque las partes –y
esto es condición del acordar- deben ceder aspectos de
la estructura singular lograda si es que quieren acor-
dar en serio. Por otro lado, la integración individual se
confirma y fortalece mediante estas pruebas, ya que es
ante un verdadero otro y en un proceso de real nego-
ciación que cada uno expone y defiende la confluencia
de pulsiones que lo anima, esto es: su deseo.

70
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El proceso de acordar supone promesas13 que


hacen las partes. El acuerdo se logra cuando las
promesas mutuas se combinan y ajustan; esto es lo
que se llama compromiso14. El compromiso es el puente
que conduce de la Casa 7 a la Casa 8. En esta última se
exige la entrega efectiva de aquello que cada parte
prometió aportar.
Cuando las partes entregan su aporte, aquello
que donan es la substancia sobre la base de la cual se
concibe una nueva entidad. Aunque está constituida
sobre los aportes que hacen las partes, esa tercera
entidad es distinta de éstas, es algo nuevo. La nueva
entidad no pertenece a ninguna de las partes, ni las
partes a aquélla. Pero a las partes, en la medida de lo
que aportan, les importa la entidad, reportan a ella y
exportan de ella los frutos de la actividad cooperativa.
Debido a que estas terceras entidades son invisi-
bles, se corre el riesgo de que cada parte crea que hace
su aporte no a la nueva entidad, sino a otra de las
partes. Si esto sucede, la nueva entidad se constituye
de modo espurio y el vínculo tiende a transformarse
en vampírico.

Historia de la membrana
Se puede interpretar la Casa 8 como una etapa
clave en la historia de la membrana psíquica, parte
esencial de lo que nos constituye como agentes singu-
lares.
La membrana psíquica se constituye en la Casa 4
y es manifestación del cuarto principio: el de separa-
ción/unión. En esa etapa la membrana tiene escasa
permeabilidad y, en principio, está administrada por
los padres respecto del hijo o hija. La cara interna de la
membrana es la función materna y la cara externa la
función paterna. La membrana separa aquello a lo que

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

el hijo o hija están apegados (el adentro, lo conocido,


lo estable, lo que hace crecer) de lo que temen (el
afuera, lo desconocido, lo que podría dañar, lo inesta-
ble); es el límite que define el espacio familiar, el
refugio donde se alojan y son alimentados el hijo o
hija y sus dobles: el hermano o la hermana.
Dado lo ya expuesto, se ve que en las Casas 5 y 6
se produce la internalización de la membrana misma,
porque se introyectan tanto su cara interna (la capaci-
dad maternal), como su cara externa (la capacidad
paternal). Al internalizar la membrana el agente pasa
a ser su administrador, es decir: quien la abre o cierra
según criterios que desde ese momento él mismo
define. El agente se hace, entonces, dueño de sí.
En la Casa 7 el grado de permeabilidad de la
membrana debe aumentar y ponerse a prueba: allí el
agente puede abrirse a otro que hace lo mismo, y el
criterio para decidir hacerlo, ya no pasa por la utilidad
o el servicio mutuo que se prestan los agentes, sino
que va más allá de eso: es el punto donde aparece el
amor, caracterizado por la apertura a los semejantes, a
los pares extra-familiares.
La Casa 7 es el lugar de la Dinámica en que el
amor puede pesar más que el miedo y superar el
apego, propio del interior de la familia. El amor de la
Casa 7 es apertura a lo que no se necesita, a lo que solo
se desea. Eros aparece cuando se supera la necesidad.
La conexión erótica no es necesaria, es una decisión
libre, por eso supone un agente íntegro –un corazón-
que se haya integrado al contexto extrafamiliar. La
decisión de abrirse, en este punto, es gratuita, es decir:
fundada en la gracia y lo grato.
La Casa 8 simboliza el acto de entrega mutua en
que dos agentes se desvisten con amor de sus mem-
branas para entregar algo propio, a una nueva entidad

72
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que será común. Se entrega aquí, algo que es propio


de cada uno y que ha sido conquistado con mucho
trabajo duro.
Se produce también sobre la base de ese acto de
entrega a lo común, una nueva membrana virtual que
contiene lo que las partes entregan, y que deben
administrar en conjunto.
Y las actitudes en este punto crucial son dos: o
bien el agente resiste la posibilidad de apertura,
retiene, resguarda y refuerza su propia membrana,
conservando la forma singular ganada; o bien entrega
algo de sí abriendo una rasgadura en la membrana y
perdiendo control sobre ciertos aspectos de sí mismo.
Cuando cualquiera de estas dos actitudes se mantiene
fija, estamos sin duda en el Circuito Chico.
La que corresponde al Circuito Grande es la acti-
tud de saber entregar o retener lo adecuado en el
momento oportuno. Las circunstancias cambian y lo
decisivo es la capacidad de reciclar. Soltar y retener
son parte de un ciclo que el agente debe respetar.
Algo grave y que pone en evidencia la libertad, es
que en los escenarios de las Casas 7 y 8 el agente
puede simular que entrega. Aparece así la posibilidad
del engaño, y en consecuencia, de la manipulación.
Cuando un agente engaña o es engañado estamos ante
un indicio indudable de que está transitando por el
Circuito Chico. Las conductas engañosas son, antes
que nada, autoengaños; toda estafa que hacemos a
otro es un timo que nos hacemos a nosotros mismos,
en el sentido de que en el mismo acto de realizarla,
saboteamos nuestra posibilidad de realizar nuestro
destino más pleno. Hacemos desbarrancar nuestra
posibilidad de ser humanos.

73
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Ligazón entre la Casa 7 y la Casa 8


Cuando el agente circula por el Circuito Chico las
posibilidades de la Casa 8 quedan muy limitadas por
los fenómenos ya vistos de la idealización-reducción-
proyección-demanda, que afectan a la Casa 7. Muchas
veces ni siquiera se trata de la encrucijada entre
retener siempre o entregar siempre, ya que no se llega
a plantear tal alternativa. Lo habitual en el Circuito
Chico es que la cualidad de esta Casa quede subdes-
arrollada.
Pongamos un ejemplo para poder comprender
este fenómeno. Imaginemos un agente (no importa si
es varón o mujer) que circula en la Dinámica de
Cáncer. Su Casa 7 será Capricornio y su Casa 8, Acua-
rio. En el Circuito Chico de Cáncer, el agente tiende a
proyectar la cualidad de Capricornio sobre los que ve
como semejantes. Pero aquí la proyección es a menu-
do, una suerte de expulsión: quien cumple la función
materna (sea quien sea) expulsa a quien cumple la
paterna, dificultando el cumplimiento de ese rol. Hace
esto, por ejemplo, desvalorizando el rol paterno. Pero
el que cumple el rol paterno es, a la sazón, su pareja,
de modo que al excluirlo/la, excluye por lo general su
propia sexualidad, o bien impide un proyecto de
crianza común que respete la libertad de su hijo/a y,
en definitiva, cualquier proyecto a realizar con su
pareja que haga lugar a lo nuevo, lo inédito, que la
sorprenda de algún modo (Acuario).

Justificación o sentido (Casa 9)


Planteada la posibilidad del engaño a partir de la
Casa 8, la Casa 9 puede vivirse, o bien como una mera
racionalización dirigida a justificar las opciones realiza-
das en el curso del Circuito Chico –en general, por
omisión-; o bien como un sentimiento de confianza

74
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

acerca de la verdad relativa del camino emprendido


(Circuito Grande).
En las Casas 9 y 10 el agente opera en el escenario
de la vida colectiva, y tiene dos posibilidades: por un
lado, -en el caso del Circuito Grande- puede ser uno
de los que conducen la acción colectiva –artista,
maestro, político o guía espiritual-; por otro, puede ser
uno de los muchos que se conducen a sí mismos
aportando lo suyo al avance colectivo. En cambio, en
el Circuito Chico los agentes son arrastrados por la
vida colectiva, perdiéndose toda verdadera diferencia
singular. Creen que “tienen” opiniones, convicciones,
ideas propias; pero no son más que campanas de
resonancia, “repetidoras” de un relato colectivo
instalado por unos pocos en función de sus intereses
particulares.
La Casa 9 refiere al “nosotros”, al camino colecti-
vo. Por eso, salvo que se circule por el Circuito Gran-
de, no se poseen convicciones, creencias, puntos de
vista, o ideas personales. Estos son siempre colectivos,
aunque a la sazón los sostenga un agente singular. Las
que sí pueden ser personales, son las justificaciones que
el agente esgrime cuando transita el Circuito Chico,
las racionalizaciones que pretenden explicar, en el
fondo, la falta de valentía para vivir el propio destino
pleno.
En cambio, quien circula por el Circuito Grande,
asume que es guiado por un sentido en el que confía
una parte importante de la humanidad y aporta algo a
dicho sentido colectivo –es lo que se llama revivir una
tradición-. Cuando ese aporte ha sido fruto, primero de
la integración individual, luego de acuerdos maduros
con semejantes/distintos, y por fin, de la participación
consciente en el gran río de la vida colectiva; entonces
adquirimos la confianza en que la propia vida se puede

75
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

superar a sí misma de un modo sustentable y, por


tanto, logramos el entusiasmo de vivir.
De las experiencias y actos que otorgan significa-
do -Casa 9-, podemos obtener la sensación de que la
vida merece ser vivida a partir de la participación
consciente en una unidad colectiva articulada a la que
el agente dona un aporte nuevo.
En cambio, si no hay acorde (Casa 7) de corazo-
nes (Casas 5 y 6), si los límites individuales no son
rasgados en su oportunidad para producir esa entrega
capaz de concebir en común una nueva entidad
producto de la sinergia (Casa 8), la Casa 9 se resuelve
en simples creencias u opiniones, que el agente defen-
derá como si fueran propias, cuando han sido deposi-
tadas en él por aquellos que lo manipulan. Es decir
que, respecto de los actos personales, quien anda por
el Circuito Chico elabora justificaciones; mientras que
respecto de creencias y opiniones, adhiere a guiones o
relatos que otros depositan en él, y se miente a sí
mismo pensando que son sólidas convicciones pro-
pias.
El Signo de esta Casa dará la cualidad de los ar-
gumentos con los que el agente que transita el Circui-
to Chico intentará sostener tanto sus justificaciones
como sus adocenadas opiniones y creencias. Las
creencias, por cierto, no siempre son compatibles con
las justificaciones, pero el agente del Circuito Chico
sostiene a menudo disparatadas contradicciones e
inconsecuencias. Dado que en el Circuito Chico el
agente está dominado por el miedo, no tendrá empa-
cho en sumergirse cuantas veces sea necesario en las
procelosas aguas de la mentira y el autoengaño.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Realización del destino o asesinato del logro


(Casa 10)
La Casa 10 representa el punto culminante de la
Dinámica zodiacal. Ella simboliza los frutos u objeti-
vos que consigue el agente cuando se decide a cumplir
con su destino más pleno, lo cual equivale a realizar el
Circuito Grande.
Esta plenitud del destino singular coincide con la
responsabilidad respecto de la comunidad en que se
habita, dado que no hay posibilidad de realización
personal más que en el seno de una comunidad
organizada, cualquiera sea su forma, y como parte de
la realización de ésta.
El Signo de la Casa 10 muestra así la cualidad de
los frutos que aporta un agente singular al seno de su
comunidad, que son a la vez los frutos que obtiene
ese mismo agente en su participación en la vida
comunitaria. El agente singular debe, en este punto,
responder al movimiento colectivo tanto como a su
propio llamado personal. La coincidencia de esos dos
movimientos es la vocación.
En cambio, mientras prevalezca el Circuito Chico,
la Casa 10 simbolizará una cualidad que el agente se
sentirá impulsado a eliminar de su horizonte vital. El
agente sólo concebirá la cualidad del Signo de la Casa
10 de un modo primario y experimentará un visceral
rechazo por todo lo que exponga tal cualidad prima-
ria.
Por ejemplo, quien se mueva por la Dinámica de
Acuario sentirá un fuerte rechazo por la cualidad de
Escorpio, a la que juzgará de un modo primario o
involutivo: verá en cualquier manifestación de este
Signo lo sucio, lo corrupto, lo conflictivo, etc.; también
extenderá estas cualidades sobre las instituciones, la
autoridad, el Estado (Casa 10). De ese modo, es

77
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

probable que aborrezca a los políticos y a cualquier


funcionario, y del mismo modo a cualquiera que
ostente alguna autoridad.
Ese rechazo drástico de la cualidad del Signo de
la Casa 10 funcionará en la estructura del agente como
una condición para mantener vigente el deseo de
apoderarse y asegurar el objeto (Casa 4) de la pulsión
promotora, pues las cosas o personas que representen
a la Casa 10 se verán como un obstáculo para conquis-
tar el aseguramiento de aquellos objetos que represen-
tan la cualidad del Signo de la Casa 4, es decir, para
satisfacer la pulsión promotora (C. Chico). En otros
términos: lo paterno, la ley de la comunidad (Casa 10),
el poder institucional y la autoridad, investidos con la
cualidad de lo corrupto o lo impuro (Escorpio), en el
ejemplo citado, serán tomados como un impedimento
para acceder a la tradición (Tauro) y purificarla o
mantenerla viva (Casa 4). La búsqueda acuariana de lo
puro, lo originario, del objeto inmaculado, de lo
“natural” (Tauro/Casa 4), implicará eliminar lo
corrupto, lo sucio, residente en la autoridad, las reglas,
la política, etc.
El agente que transite cualquiera de las Dinámi-
cas por el Circuito Chico, pues, tiende a eliminar, a
“matar” los objetos propios de la Casa 10, a los que
inviste con las cualidades degradadas del Signo que la
ocupa, con lo cual clausura él mismo la posibilidad de
llegar a su propia y plena realización.

El signo hegemónico (Casa 11)


Ya hemos adelantado nuestra tesis de que en su
sentido más profundo, la Casa 11 es un lugar
hegemónico, de modo que el Signo que la ocupa se
transforma en significante hegemónico, constituyéndose
en la condición de sentido de todos los escenarios de

78
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

vida del agente, y esto a través de la acción misma de


éste.
Es por la Casa 11 que las Dinámicas Zodiacales
pueden definirse como modo de asignar significado a
la existencia. En tal sentido, podemos definir a la Casa
11 como la sede de la condición de significación en
general. La hegemonía que esta Casa instala es semán-
tica.
Se debe distinguir entonces el sentido del que
hablamos cuando tratamos la Casa 9, de este otro que
remite a la Casa 11. Aquél es el sentido que el propio
agente otorga a sus acciones y que le permite orientar-
las de hecho, la verdad que él concibe respecto de sí
mismo, su mundo y sus acciones. El de la Casa 11, en
cambio, es un significado que abarca la totalidad de la
experiencia, incluida la Casa 9. Éste es el significado
que orienta al intérprete, al astrólogo que contempla la
totalidad de la situación –quien, por otra parte, tam-
bién está inmerso en su propia situación singular y,
por tanto, no observa desde “afuera” al mundo. El
intérprete, sin embargo, puede ayudar al agente a
mirar su propia situación desde ese significado tras-
cendente.
Este punto es muy importante desde un punto de
vista epistemológico: la Casa 11, al ser el lugar de la
hegemonía semántica, en cierto modo nos permite
“salirnos de cuadro” para ver la totalidad de un
periplo (la totalidad de la Dinámica Zodiacal que se
halle en juego). Pero hay que tener muy en claro que
este salirse de cuadro no es un salirse de la propia
existencia, lo que es imposible para nosotros (ese sería
el lugar del dios singular del monoteísmo).
El significado hegemónico, es decir, el que instala
el Signo que ocupe la Casa 11, rige tan sólo para la
experiencia que describe una de las doce Dinámicas,

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

concretado, además, en la experiencia de un agente


específico que lo vive. No estamos proponiendo pues,
una filosofía de la existencia o del ser en general o en
total. Sino un método para encontrar el sentido de las
acciones y procesos concretos con los que nos topamos
en la vida corriente y de los cuales participamos. No
necesitamos más. No podemos dar sentido a la totali-
dad absoluta de lo que hay. Eso solo podría hacerlo el
Dios todopoderoso del monoteísmo universalista, en
caso de haber tal cosa.

El compartir
Pero la Casa 11 tiene también el significado de
compartir con los miembros de otras culturas o contex-
tos los logros alcanzados en el seno de la propia
cultura o contexto. La Casa 11 representa el compartir
inter-contextual o inter-cultural. Cuando hablamos de
contextos nos referimos, por ejemplo, al de los médi-
cos, al de los físicos, al de los pilotos de carreras de
automóviles, etc. Cuando hablamos de culturas nos
referimos a los espacios culturales, correspondan o no
con las fronteras nacionales.
En este sentido, la Casa 11 simboliza los vínculos
con extraños, raros, diferentes; pero no ya en el senti-
do de personas diferentes del clan original, que son
simples extra-familiares; sino ahora en el sentido de
diferentes que han tomado plena forma, que son
creadores aportantes a una cultura o contexto.
Y lo que comparten tales agentes son sus logros,
que son, al mismo tiempo, logros de las respectivas
culturas o contextos. Ese compartir es el fundamento
de la amistad.
A menudo se confunde la amistad en este sentido
estricto con una forma de relación que, en verdad,
consiste en generar y cultivar lazos de pertenencia

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

bajo una forma atenuada. Pero los lazos de pertenen-


cia, como sabemos, corresponden a la experiencia de
la Casa 4 y no de la 11.
Es con ocasión de ese compartir intercultural o in-
ter-contextual que se produce entre los que comparten
logros, la chispa o la inspiración que dará lugar a
nuevos ciclos creativos.
En el Circuito Chico, donde el potencial humano
queda sin desarrollo y la vida se convierte en simple
repetición o conservación de un estado ya alcanzado
por la especie, la cualidad de la Casa 11 se manifiesta
como el significado de la repetición de la forma ya
lograda. El poder de lo hegemónico, en tal caso, se
plasma como factor de multiplicación repetitiva de una
misma forma, creando la sensación de cierta estabili-
dad y seguridad. En otros términos, si en la decisión
crucial entre circular por el Circuito Chico o por el
Circuito Grande, nos mantenemos atados al primero,
el significado hegemónico producirá sólo la repetición
de formas mamíferas ya ganadas; en cambio, si nos
decidimos a asumir el destino más pleno, haciendo
efectivo el nivel humano (Circuito Grande), tal signifi-
cado hegemónico podrá ser desplegado con conscien-
cia por el agente, inaugurando nuevas manifestacio-
nes de esa cualidad, que el agente aportará al mundo,
volviéndose así un protagonista de la evolución
conjunta.
Esa decisión, como hemos dicho, reposa en la li-
bertad.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Parte Especial
Introducción
En esta segunda parte de nuestro estudio sobre
las formas de acontecer de nuestra existencia, vamos a
desplegar cada una de las doce Dinámicas Zodiacales
a través de un ejemplo.
Algunas de las breves historias con que vamos a
ilustrar el modo en que pueden darse las grandes
encrucijadas de nuestra vida, son casos reales, otras
están inspiradas en casos reales.
El objetivo de esta presentación es darle carnadu-
ra a las líneas generales presentadas en la primera
parte a fin de que el lector pueda hacerse una idea
clara del modo en que funcionan nuestras hipótesis y
aplicarlas así a su propia vida y las de nuestros seme-
jantes/distintos.
Por cierto, lo que presentaremos es solo un caso
dentro de una gama de innumerables posibilidades
que abre cada Dinámica, pero mientras las variantes
respondan a la misma Dinámica, creemos que cual-
quiera podrá adaptar con facilidad el ejemplo a situa-
ciones nuevas en las que la energía vital sigue un
camino análogo.
Nuestra presentación seguirá el siguiente esque-
ma:
1. Planteo de la situación
2. Opción 1
3. Opción 2
4. Comentarios a ambas opciones

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

En términos generales, las opciones correspon-


derán una al Circuito Chico y la otra al Circuito
Grande, pero nos abstendremos de aclararlo de entra-
da, para que el lector comprenda la “racionalidad” de
todas las opciones y tenga en cuenta la dificultad que
existe a menudo para distinguirlas sin ayuda de
instrumentos como éste.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Aries

La vida es tan hostil…

Planteo de la situación
Adriana es una mujer madura que ha trabajado
toda su vida como una eficiente enfermera. Terminó
sus estudios con medalla de oro e hizo una brillante
carrera profesional. En la actualidad acaba de retirarse
y desea desarrollar otros aspectos de su vocación,
postergados durante años.
En el cuidado de los enfermos estaba siempre lis-
ta para atender o socorrer a quien lo necesitara; a
menudo debía defender a sus pacientes ante negligen-
cias de los médicos. Esta característica la convertía en
líder y mentora de sus compañeras de trabajo, a
quienes defendió más de una vez ante atropellos de
los gerentes de las empresas médicas o de los mismos
médicos.
Tiene dos hijas ya adultas y convive con su espo-
so y con la menor de ellas. Su matrimonio, una rela-
ción de más de treinta y cinco años, no está pasando
por un buen momento.
Hace seis meses Adriana dejó su trabajo. Justo en
ese momento, su hija mayor Ángela, de 27 años, dejó
la casa materna para ir a convivir con su pareja, un
muchacho de su misma edad. Los siguientes seis
meses pasaron sin mayor novedad; pero hace una
semana Adriana tuvo una sorpresa mayúscula: Ánge-
la llegó llorando, bastante tarde por la noche. Ante las
preguntas alarmadas de Adriana, le confesó que su

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

joven compañero la maltrataba, tanto en sentido


psíquico y como físico, desde hacía algún tiempo.
Adriana jamás lo hubiera imaginado. Liberada
del primer estupor, la sensación que tuvo fue la de un
fuego en la boca del estómago que subía hacia sus
sienes y le nublaba la vista...

Opción 1
Sin decir palabra y como conteniendo la respira-
ción, Adriana tomó un abrigo y salió con premura de
su casa cerca de la una de la madrugada, dejando que
la puerta se cerrara con un golpe de viento; puso en
marcha el auto, que estaba estacionado junto al
cordón y, a toda velocidad, se dirigió a la casa de su
hija.
Detrás de Adriana salieron de inmediato Ángela
y su padre, que corrieron hasta la esquina y detuvie-
ron un taxi, indicándole al conductor el mismo cami-
no. Llegaron casi al mismo tiempo porque Adriana
tuvo que estacionar a dos cuadras, pero mientras
Ángela pagaba el viaje, ella logró ingresar a la casa
con el juego de llaves duplicadas que su hija le había
hecho.
Cuando, semidormido, el muchacho abrió la
puerta del dormitorio, Adriana comenzó a increparlo
a los gritos. Lo insultó y lo amenazó haciendo esfuer-
zos para no golpearlo, mientras él no atinaba a articu-
lar ninguna reacción, como esperando que la tormenta
amainara.
Adriana, identificada por completo con su hija,
hacía lo que creía que Ángela debía haber hecho, es
decir, defenderse atacando a su agresor con violencia.
Pero no tuvo tiempo de llegar muy lejos en su
escalada de violencia porque enseguida entraron
Ángela y su padre.

86
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Ángela se interpuso entre Adriana y su novio de-


fendiendo, para sorpresa de ésta última, al muchacho.
Ante las protestas azoradas de Adriana, Ángela
terminó echándola de su casa y acusándola de ser más
violenta que él y además, de invadir su intimidad.
Adriana por fin se retiró luego de exhortar a
Ángela a los gritos y sin ningún éxito para que se
fuera con ella. A poco de cerrarse la puerta, el mucha-
cho le recriminó a Ángela por haber ido a contarle a la
madre sus problemas y acusarlo, y minutos después
volvió a pegarle. Ángela sólo atinó a taparse con una
frazada hasta quedarse dormida.
Durante los siguientes tres meses Adriana no
consiguió acercarse a Ángela, quien se negó a escu-
charla o siquiera a atenderla por teléfono, a pesar de
que Adriana lo intentó todos los días.
Además, la situación terminó de complicar su
propio matrimonio, que estaba en un período de crisis
desde tiempo atrás. Por un lado, su marido le recri-
minó la reacción airada y, por otro lado, le reclamó el
hecho de no haber sido consultado acerca del mejor
modo de actuar.
Adriana está ahora maniatada por la situación y
no puede hacer nada. Se siente impotente y sufre la
tortura de saber que su hija está siendo maltratada a
diario. Sin embargo, ante otras personas argumenta
que ella actuó siempre tratando de hacer lo mejor para
su hija, y que por eso quiso poner límites por su
propia mano.

Opción 2
A pesar de sentir una tremenda indignación,
Adriana se mantuvo sin decir palabra hasta que
Ángela se desahogó por completo, lo que le llevó más
de una hora. Adriana escuchó y consoló a su hija sin

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

pedir muchos detalles. Le ofreció que, si quería, podía


quedarse en su casa. Luego de dudar durante un largo
rato, Ángela se durmió y al fin permaneció tres días
en casa de sus padres. En ese lapso, Adriana refrenaba
sus impulsos más violentos a cada minuto. Se esforzó
para prepararle las comidas que más le gustaban y no
mencionó el asunto, sino que planteó otros temas e,
inclusive, al tercer día salieron de compras.
Lo único que propuso Adriana mientras Ángela
permaneció en su casa fue que consultaran a un
terapeuta los tres: ella misma, Ángela y su padre, para
saber de qué modo actuar. A Ángela le costó decidir,
pero al fin le pareció una buena idea.
Demás está decir que Adriana, por su cuenta y
sin que Ángela lo notara, recorrió esos días decenas de
sitios de Internet y tomó contacto con asociaciones y
especialistas en la temática de la violencia doméstica,
de modo que cuando Ángela aceptó el curso de acción
que le proponía, ella ya tenía en claro el panorama y
se pudo mover con rapidez.
Por otra parte, con toda la información especiali-
zada que recogió Adriana, ella, su esposo y la herma-
na de Ángela, decidieron una estrategia compartida
para enfrentar la situación: ante todo no atacar ni
criticar, delante de Ángela sobre todo, al muchacho;
no sugerirle a ésta ninguna acción salvo que ella
misma lo demandara; no hablar del tema sin que ella
lo planteara. También se propusieron darle en todo
momento sostén y acompañamiento a Adriana.
Antes de regresar a su casa, Ángela se compro-
metió a recurrir a ellos o a un terapeuta, ante cual-
quier situación o amago de violencia.
Quince días después el joven comenzó a asistir
con Ángela a una terapia de pareja, que se sumó a las

88
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

consultas que estaban haciendo Adriana, Ángela y el


padre.
La relación de Adriana con su esposo se revita-
lizó a partir de esta situación de muchas maneras;
entre otras cosas, Adriana comenzó a compartir
algunas decisiones referidas a la familia y la casa, lo
que produjo un importante giro en la actitud de su
esposo, quien comenzó a integrarse mucho más a la
vida familiar.

Comentario a la opción 1
Ante todo tomemos nota de los rasgos arianos de
la actitud y acciones de Adriana. Su Ascendente en
Aries se manifestó sobre todo en el modo en que
desarrolló su profesión, aunque también en otros
aspectos muy activos de su vida privada. Crió a sus
dos hijas, cuidó de su madre, que pasó varios años
muy enferma, y lo hizo todo en paralelo con una
profesión tan exigente como la enfermería.
También se aprecia el matiz ariano en el carácter
combativo de su actividad gremial, ya que era la
elegida por sus compañeras y compañeros cuando
había que defender a una colega. Y lo mismo respecto
de los derechos y bienestar de sus pacientes.
Cuando recibe a Ángela esa noche y se entera de
la situación, surge de inmediato ese rasgo combativo.
En la primera opción ella usa esa fuerza belicosa inva-
diendo, intimidando, gritando. Actúa como una
amazona en defensa de su hija en peligro. Está claro
que en esta primera opción ella se deja llevar por la
cualidad de la Casa I en Aries, postergando su propia
Casa 2/Tauro. Toda la acción es encarada desde Aries,
es decir, desde la pelea, desde la lucha.
Adriana siente que cualquier duda (Libra/Casa 7),
cualquier actitud pasiva (Tauro/Casa 2) o indefinición

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

(Piscis/Casa 12) serían nefastas; tiene una claridad


absoluta en el sentido de que debe pelear para salvar a
su hija; por tanto desecha todo intento de comprender
la situación completa (Piscis/Casa 12) o recabar otras
informaciones; el conjunto de la situación queda
elidido (Casa 12/Piscis); ella sólo ve a su hija agredida
y siente que tiene que actuar con valentía y decisión,
así es que parte enceguecida.
No admite ponerse en una actitud receptiva (Casa
2/Tauro), lo que podría traducirse, por ejemplo, en
escuchar a la otra parte; siente que tiene que accionar,
que no puede quedarse quieta.
En esta opción, la mente (Casa 3/Géminis) actúa
como un vehículo de su ira e indignación. Es su voz
interior la que la impulsa a salir en busca del agresor e
insultarlo. Con la energía de Géminis ella suprime o
retiene cualquier opción que sintonice con la cualidad
de Tauro.
El objeto de deseo (en su sentido específico) apare-
ce nítido en su accionar: es asegurar su propia mater-
nalidad (Casa 4/Cáncer). Se podría decir que, en cierto
y decisivo modo, la primera cosa que ella trata de
asegurar es su rol materno. Eso es lo que tiene que
restaurar y afirmar ante todo. Aunque suene un poco
duro decir esto, su hija es casi un medio para el logro
de este objeto. Por supuesto que no hay rol materno
sin su hija, pero el objetivo principal inconsciente, lo
que enmarca toda la acción, es la preservación de su
rol de cuidadora. Como si Adriana se dijese a sí
misma: “¿cómo yo, que soy la madre, voy a permitir que
esta persona ponga en riesgo la seguridad y la felicidad de
mi hija, que es el sentido de mi maternalidad?”
Aparece también la idea de suprimir lo paterno,
es decir, de “matarlo” (cuadratura a la Casa
10/Capricornio). Esta línea de sentido se juega por un

90
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

lado hacia el yerno (padre posible de sus nietos), pero


sobre todo hacia su propio marido.
Por supuesto que es difícil que Adriana llegase a
una agresión física; cuando decimos “matar” estamos
llevando las cosas a su extremo para que se puedan
ver luego las formas atenuadas con claridad. Se trata
del sentido simbólico de “matar”. Lo que ella quisiera
es hacer desaparecer, suprimir al muchacho que ha
maltratado a su hija; que éste salga de la vida de su
hija.
Se puede ver también la impostación de una
identidad soberana (Casa V/Leo): “¿quién sino yo va a
defender a mi hija? ¿Quién sabe mejor que yo lo que mi hija
necesita.” Adriana no consulta con su esposo, no
consulta con la otra hija y, sobre todo, no consulta con
Ángela. Es la reina madre.
Al mismo tiempo se aprecia su falta de límites. El
mundo se reduce de pronto a dos términos: ella y su
enemigo, todo el contexto queda puesto entre parénte-
sis, excluido (Casa VI/Virgo), minimizado. Ella
supone un acompañamiento de su esposo a su deci-
sión guerrera, su esposo debería acompañarla en esto
y, a la vez, supone una idea de lo que debe ser una
relación de pareja (Casa 7/Libra). Esta suposición
implica suprimir o desestimar la cualidad y energía
paternas. Y sospechamos que, más allá de este episo-
dio, Adriana viene excluyendo a su esposo, como
padre, desde hace mucho tiempo.

Lateralidad I: el “Edipo” en las mujeres


Aprovecharemos este ejemplo para preguntarnos
cómo funciona el “complejo” o estructura del mito de
Edipo en las mujeres. ¿En qué sentido la mujer se
“casa” con la madre y “mata” al padre?

91
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Veamos, se “casa” con la madre en el sentido de


que tiene que resguardar, asegurar, su maternalidad. El
aseguramiento de la maternalidad es lo que funciona
como objeto del deseo –en sentido específico-. Por
supuesto, tal objeto es imposible: el rol materno es
imposible de retener, de asegurar, dado que su éxito
coincide con su final; su desarrollo es una ruta que
termina en la madurez del hijo y si funciona bien, no
se puede detener, ni volver a transitar. La maternali-
dad, por eso, es imposible de asegurar, de retener,
porque su esencia es la irrepetibilidad, ya que lo que
se cuida tiene que crecer, es decir: cambiar, y el cuida-
do materno tiene que adaptarse en todo momento al
nuevo estado de aquel a quien se cuida, hasta volverse
irrelevante.

La paradoja del Circuito Chico de esta Dinámica


consiste en que, en la búsqueda de la conservación
se termina encontrando una y otra vez, lo irrepeti-
ble, lo nuevo.

En ese juego de paradojas del Circuito Chico se


puede advertir la cualidad de Capricornio/Casa 10
actuando de rebote sobre la Casa 4/Cáncer: por un
lado, como tiempo, ya que el transcurrir del tiempo
supone cambio inevitable en aquello que se cuida y,
por otro, como lo paterno, cuya misión es no dejar que
se cristalice una forma conservadora, paralizada, de la
maternalidad.
Sin embargo, sabemos que la persona va a perse-
guir de manera incansable ese objeto imposible y, para
mantener la ilusión de preservar la maternalidad, tal
como lo pide la Dinámica, tendrá que “matar” la
paternalidad en el padre de sus hijos o hacer como
que el tiempo no existe. La razón es sencilla: la pater-

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

nalidad o el tiempo son el nombre de la fuerza que


conspira contra el intento de retener la maternalidad
deteniendo el proceso de crecimiento en algún punto.
La mujer con el Ascendente en Aries que se halla
transitando el Circuito Chico, necesita un padre sólo
en sentido biológico, pero que no sea paterno respecto
de sus hijos.
Con relación a su propio padre, la mujer que
transita esta Dinámica en el Circuito Chico, tiende a
ponerlo –como fantasía- en el lugar de un par, mien-
tras que al padre de sus -posibles o reales- hijos, es
decir, a su pareja, lo ubica como “padre” y/o como
“hijo”.
A menudo intentará sustraer a sus hijos de la pre-
sencia del padre de una u otra forma.

Lateralidad II: El “Edipo” en los varones


Veamos ahora cómo opera esta Dinámica en los
varones.
En este caso pareciera que no hay tanta dificultad
para la puesta en acto de la idea de “casarse con la
madre”, dado que la madre es mujer. El simple expe-
diente de casarse con una mujer maternal pareciera
que soluciona la cuestión. Sin embargo, no es tan
sencillo.
Lo que no funciona en el razonamiento esbozado
arriba es el supuesto de que la madre es mujer. En
efecto, la maternalidad puede ser jugada tanto por
mujeres como por varones.
De tal modo, el varón que tiene el Ascendente en
Aries intenta, más bien, reemplazar a la madre, volver-
se madre, lo cual implica una sutil manera de des-
hacerse de la paternalidad propia.
Así pues, en ambos casos, se excluye –se “mata”-
al padre, sólo que cuando es una mujer la que acciona,

93
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

lo hace en la figura de un padre que no es ella, o de


algún posible padre; en cambio, cuando se trata de un
varón, lo hace por sustitución del rol materno respecto
de su pareja (la madre de sus hijos), excluyéndola. A
menudo esto toma la forma de una lucha por la
posesión de los hijos.
Está claro que en cualquiera de los dos casos, los
vínculos de pareja están sometidos a fuertes presiones
y distorsiones, dificultándose de manera sensible
(Casa 7/Libra).

Otros rasgos de la Dinámica


También se puede ver que en ambos casos, el
agente, sea varón o mujer, o bien se transforma en un
monarca solitario, o bien, más a menudo, produce una
identificación con los hijos (Casa 5/Leo) y un escudar-
se detrás de ellos.
El punto débil, transformado a veces en síntoma
(Casa 6/Virgo), consiste en la falta de integración a la
comunidad; lo cual no quiere decir que se desentien-
dan de lo laboral, todo lo contrario. El problema no es
que no trabajen, sino cómo desarrollan su trabajo. La
incompletud familiar desemboca tanto en una incom-
pletud interna, como en una pseudo-integración del
agente al contexto extrafamiliar –trabajo-. En lugar de
los cuatro lugares internos -padre, madre, hijo y
hermano-, éstos tienden a reducirse a tres, pues el
agente necesita suprimir, como vimos, el lugar pater-
no. Por consiguiente, la mencionada pseudo-
integración se suele dar como una tendencia indivi-
dualista –predominio del lugar filial- o bien como una
tendencia a ser la “gran madre” –predominio del
lugar materno- dentro de una estructura empresarial o
estatal. Esos papeles determinan su inserción laboral.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Comentario a la opción 2
La opción 2 recorre lo que nosotros llamamos
Circuito Grande y por eso mismo, a nuestro juicio,
supone una mejor resolución de la situación plantea-
da.
Notemos ante todo que en esta opción Adriana
sintoniza de entrada con la energía de la Casa
2/Tauro, es decir, se pone receptiva, calla y escucha
conteniendo.
Al realizar este movimiento, al instalarse en esa
precisa actitud, opera el punto de partida para funcio-
nar según el Circuito Grande.
Enseguida Adriana entra en empatía con su hija,
y luego con el muchacho. Ésta es una forma amorosa,
de comunión, propia de Piscis (Casa 12). Como ve-
mos, posicionándose en la Casa 2/Tauro, se produce
una inmediata remisión y rescate de la cualidad de la
Casa 12/Piscis.
La investigación que Adriana emprende en se-
guida para empaparse del tema de la agresión de
género y la violencia familiar, es una clara manifesta-
ción de su conexión virtuosa con Géminis/Casa 3.
Géminis, en el Circuito Grande, es la forma de articu-
lar en ambos sentidos las Casas I y 2; esto implica una
manera de accionar sin invadir, sino más bien apren-
diendo.
La Casa 4 en Cáncer aparece entonces como coro-
lario natural en la actitud de liberar los recursos
familiares para ponerlos al servicio de la mejor solu-
ción. Permite así que el padre tenga su lugar y recupe-
re el vínculo con la hija, así como también le da lugar
al vínculo fraterno con la otra hija.
De manera natural se entiende entonces cómo re-
cupera también a Virgo/Casa VI, ya que la integra-
ción familiar es una imagen de la integración interna,

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

la que por necesidad se reflejará en una integración


extrafamiliar. Esto último se aprecia en la consulta a
los profesionales del caso.
También accede a una forma más madura de su
personalidad, lo que se ve en este ejemplo materiali-
zado en el planteo de mejores relaciones madre-hija.
Recordemos que el yo no es una entidad atómica, sino
que está compuesto, en primer lugar, por dos instan-
cias: 1. la madre internalizada, que asume la forma del
observador interior, y 2. el actor interior, aquella
parte del yo que es capaz de expresarse con libertad y
tomar decisiones por sí misma.
Esta estructura dual corresponde a la fase leonina
del yo, que se completa en Virgo, integrando el lugar
paterno.
Esta estructura doble aparece expresada en la
misma relación de Adriana con su hija: ella y Ángela
“actúan” la dualidad interior (leonina) de Adriana, en
la que Adriana asume el papel de observadora y
Ángela el de la actora que toma decisiones.
En esta segunda opción las Casas octava y si-
guientes también tienden a funcionar con mucha más
madurez.
Al recuperar Adriana el vínculo matrimonial (Li-
bra/Casa 7), puede elaborar estrategias de acción
conjuntas y recuperar así la natural sinergia del víncu-
lo con su esposo (Casa 8/Escorpio).
La Casa 9/Sagitario, deja de ser una racionaliza-
ción justiciera, leguleya o vengativa. Así, Adriana deja
de justificarse con argumentos como “es lo justo”, “la
ley me ampara”, o frases por el estilo, y asume el
sentido profundo de su Ascendente, que es crear algo
que sea mejor que lo que hay, echar a rodar algo nuevo
y superior, que en este caso es un nuevo modo de
relacionarse.

96
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Capricornio/Casa 10, también se eleva a un nivel


superior, pues en última instancia, la máxima perfec-
ción de la Dinámica de Aries es vivir en comunidad,
concretar lo nuevo de un modo reconocible por todos
los que habitan la comunidad organizada. Aquí esa
realización consiste, por decir así, en madurar y
facilitar la madurez de su hija. Por madurar entende-
mos una actitud que no se halle motivada por la
venganza, por la ira, por las leyes “clánicas” de la
sangre, sino que contemple el conocimiento adquiri-
do, reconozca el papel de las instituciones, de los
profesionales que dominan el problema.
En cuanto al lugar del significante vacío, es decir,
la Casa 11, en esta Dinámica está ocupado por Acua-
rio. Cuando el agente circula por el Circuito Grande,
el periplo completo de la Dinámica adquiere sentido
desde la idea de novedad y autenticidad. Es decir que,
en tal caso, lo que se funda o se crea, lo que se concre-
ta en la vida en común, es nuevo y auténtico. El agente
que se mueve en esta Dinámica y en el Circuito Gran-
de concilia la autenticidad y novedad que dan signifi-
cado (Casa 11/Acuario), con la madurez o adultez de
la respuesta frente a aquello que cada ocasión le
plantee (Casa 10/Capricornio).

97
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Tauro

El cerrojo

Planteo de la situación
Desde pequeña Tatiana prefirió la contemplación;
pasaba horas en el jardín observando la forma de las
hojas de las plantas, la estructura y los colores de las
flores, las hileras de hormigas; absorbía con placer el
olor de la tierra y la vegetación, perseguía con la
mirada las mariposas y se deleitaba con el canto de las
numerosas aves. Tatiana disfrutaba con el contacto del
césped y a menudo, de pequeña, llegaba llena de
polvo o barro, con las uñas sucias, pero feliz.
Quizá por eso su padre se sorprendió y disgustó
cuando ella declaró que quería ordenarse como monja
de clausura en una congregación religiosa.
Pero ella se mantuvo firme en su propósito y
cumplidos los 20 años de edad abandonó la casa
familiar e ingresó a un monasterio en las sierras de
San Luis.

Opción 1
No le costó mucho adaptarse a la rutina de la vi-
da monástica. En el grupo de compañeras se sintió
pronto a gusto y llegó a relacionarse muy bien con la
mayoría de ellas, viviendo con alegría el potente
vínculo de hermandad propio de esa situación.
La vida en el monasterio, por completo reglada,
no le exigía tomar ninguna decisión ni requería de su
iniciativa. Consistía en asumir cada una de sus tareas
a lo largo de la jornada. Éstas eran rotativas y ella las

99
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

cumplía con la mayor prolijidad y eficiencia, tal como


la Madre Superiora les indicaba a todas día a día.
El encierro estaba compensado con la intensidad
de la vida emocional interna y con las tareas de la
huerta y el jardín, que a Tatiana le apasionaban. Luego
de los primeros años, sin embargo, empezó a dudar de
su decisión. La clausura se le volvió cada vez más
pesada. No obstante, el ambiente del monasterio
llenaba su vida por completo y con felicidad; se sentía
comprendida y escuchada, lo que hacía que posterga-
se o minimizase cualquier objeción interior.
A los 7 años de ingresar, tenía que tomar los vo-
tos definitivos. Aunque no dejó de preguntarse por la
crucial decisión, la misma rutina y comodidad de su
situación, la llevaron a continuar en el monasterio,
casi como algo “normal”. Tomó los votos definitivos y
desde entonces permanece allí.

Opción 2
Luego de tres años de permanecer en el monaste-
rio Tatiana comenzó a sentir que no era ése su lugar.
Ella vislumbraba que el motivo de este desajuste
consistía en que una vez que hubo incorporado todas
las rutinas del convento, comenzó a sentir que ya no
había allí nada que aprender. Durante cinco años
estuvo meditando la posibilidad de irse, pero no se
atrevía. Cruzar la puerta del convento le parecía una
decisión imposible, una traición.
Lo consultó con su superiora, pero ésta le indicó
que era su elección y que ella no podía intervenir ni en
un sentido ni en otro. No podía hablar con su familia,
ya que no los veía sino una única vez al año y en
público, de modo que esa visita se iba en el recuento
de las novedades y algunos regalos, besos y abrazos.

100
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Sus vínculos con el mundo se habían reducido a


nada, ya que en eso consistía la clausura.
En pocas palabras: nunca resultó más claro que
tenía que tomar, ella sola, una decisión.
Sentía que lo que más le costaba era dejar de ver a
sus “hermanas”, con quienes tenía una relación muy
estrecha y armoniosa.
Por fin, ante la encrucijada de tomar los votos de-
finitivos o retirarse del monasterio, tomó coraje y le
planteó a la Madre Superiora que quería alejarse
cuanto antes.
Enseguida se arregló todo para que Tatiana pu-
diera irse. La salida fue mucho más sencilla de lo que
ella había imaginado. Mientras estuvo dentro del
convento, la gran puerta de entrada, que siempre
permanecía cerrada, se le antojaba infranqueable. Sin
embargo, llegó el día de su partida y, una vez que se
despidió de sus compañeras, tomó el picaporte, lo
abrió con suavidad y salió sin más. La gran puerta
estaba cerrada, pero para su sorpresa, sin llave ni
cerrojo alguno.

Comentario a la opción 1
El camino de Tatiana en la opción 1 corresponde
al Circuito Chico. Vemos como ella se acomoda con
facilidad a la vida monástica en la que todo está
pautado, lo que le permite no tomar mayores decisio-
nes (Aries/Casa 12). Ella ha tomado su gran decisión
de ingresar al monasterio, pero a partir de ese mo-
mento, el sistema monástico le permite moverse sin
poner en juego sus apetencias.
El monasterio funciona como una suerte de fami-
lia donde Tatiana siente que, sobre todo, tiene asegu-
rado su rol de “hija” (Leo/Casa 4) de la “madre”
superiora. Lo mismo respecto de su propia familia, ya

101
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que su figura queda como congelada en el ámbito


familiar, deja de evolucionar o cambiar y todos la
recuerdan como era de niña o adolescente. A la vez, es
una hermana de sus compañeras de clausura (Gémi-
nis/Casa 2), donde el régimen de vida mantiene bajo
control la “hermandad” misma de las internas. Y por
último, de un modo imaginario, pasa por ser una
“madre” inaccesible para el resto del mundo
(Cáncer/Casa 3).
La posibilidad de permutar (Casa 2/Géminis)
está excluida. Tanto en el sentido de franquear el gran
portón que divide el adentro del afuera, como, en un
sentido más profundo, dar el salto a un lugar en el que
tendría que tomar decisiones unilaterales, propias,
determinadas por sus apetencias (Casa 12/Aries). En
el convento todo está pautado y no hay lugar para el
deseo en ninguno de los sentidos en que queramos
pensarlo, excepto quizá en su sublimación como
aspiración a Dios (Sagitario/Casa 9); pero en ese
sentido, este sentimiento es compartido y supuesto, no
hay contenido personal alguno: se supone que todas
las “hermanas” lo sienten.
El movimiento del convento es centrípeto
(Cáncer/Casa 3), todas las monjas se mueven alrede-
dor del núcleo central, que puede ser el altar u otro
lugar simbólico, pero siempre giran todas dentro de
los límites, enfocadas hacia el interior, y todas las
tareas también confluyen hacia adentro, dado que en
eso consiste la clausura.
En este último sentido Tatiana no sólo desoye y
olvida el deseo, sino que también con coherencia,
“mata” su libertad para ganar el Cielo (Acuario/Casa
10). Decimos “con coherencia” porque “libertad” y
“cielo” son significados de Acuario.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Por otro lado, la aspiración a Dios se concreta en


el matrimonio con el Cristo crucificado, torturado, que
ocupa la Casa 7, significativamente, en Escorpio. Pero,
sabemos que el agente, en el Circuito Chico, reduce la
cualidad de la Casa 7 a la Casa 4, de modo que Cristo
–el esposo- es llevado al altar de la interioridad, al
corazón (Leo/Casa 4). En el corazón, Tatiana se identi-
fica con Cristo y por tanto, con Dios. Cristo/Dios tiene
el poder (Escorpio/Casa 7), pero ella es la hija amada
(Leo/Casa 4)15.
El significado de fondo, en esta Dinámica, está re-
lacionado con la cualidad de Piscis en la Casa 11. En
nuestro caso se trata del sacrificio y la renuncia que
implican una vida de clausura, que es una vida fuera
del mundo, en el encierro. El yo (Casa 5) queda confi-
nado en el laberinto (Virgo) del convento, sometido a la
rutinaria disciplina cotidiana de oración y trabajo.
Por supuesto, el punto débil de la Dinámica está,
como siempre, situado en la Casa 6. Aquí es la pareja,
la mera relación equilibrada, en paridad (Libra), que
queda ya no disminuida, sino excluida.
Podemos hablar también de una sublimación, es-
piritualización o inclusive idealización de la relación
sexual (Casa 8/Sagitario), que se cumple en el plano
espiritual, ya que el consorte aquí es Dios mismo.
Unión con Dios es una suerte de definición del camino
espiritual para quien profesa la fe cristiana.
En cuanto a las justificaciones (Casa 9), no es difí-
cil pensar en la idea de una persecución de la perfec-
ción, ideal ligado también al ascetismo. Por cierto que la
culpa, pieza central del rompecabezas cristiano, puede
hacerse encajar también con comodidad aquí. Capri-
cornio está asociado, por otro lado, al deber, de modo
que la obligación respecto de la comunidad, aquí
reducida a la orden monástica o inclusive a la institu-

103
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

ción conventual, puede jugar su papel a la perfección.


Todos estos significados tienen una inmediata conno-
tación capricorniana.
Ya hemos visto cómo lo que se elimina es la liber-
tad en el ámbito de la comunidad, de lo público
(Acuario/Casa 10); a lo que podemos agregar la
licuación, en ese mismo sentido público, de la diferen-
cia singular, que sólo se juega de puertas hacia aden-
tro.

Comentario a la opción 2
En la opción que, a nuestro juicio, corresponde al
Circuito Grande, en cambio, nuestra heroína parte de
la Casa 2, o sea desde Géminis. ¿En qué sentido?
Creemos que aquí se trata de una duda acerca de la
posibilidad de permutar entre dos polos bien marca-
dos: adentro-afuera o clausura-apertura. Por eso
pensamos que el símbolo de su cambio de Circuito es
la gran puerta que, para su sorpresa, permanecía sin
ningún cerrojo.
Está claro que aquí permutar remite ipso facto a
tomar la decisión (Aries/Casa 12) de abrir esa puerta –
una verdadera membrana virtual y física- y cortar de
cuajo con la situación de encierro. Decisión que nadie
iba a tomar por ella, o sea una decisión en verdad
ariana.
Al hacerlo Tatiana invierte la dirección de la
energía de su ser, es decir: su “estar-aquí-en-el-
mundo-con-otros”. Ese acto demuestra a otros y a ella
misma que es capaz de moverse en sentido centrífugo.
Conduciendo su propio cuerpo, sale del convento-
útero, atravesando hacia afuera la membrana protecto-
ra. Observe el lector que el voto de clausura es exac-
tamente lo contrario: se franquea de una vez y para
siempre la membrana hacia adentro y jamás se hace el

104
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

trayecto en sentido contrario. De este modo se puede


ver el contenido revolucionario que implica la deci-
sión de Tatiana.
Al hacer esto ella se yergue sobre su propia iden-
tidad singular (Leo/Casa 4); ya no puede volver a su
familia original –por más que la siga teniendo, aman-
do y frecuentando- y ha dejado atrás la protección del
convento: está aquí, en el mundo, con otros, por sí
misma, erguida sobre su propio núcleo emisor (Leo).
Salir del convento, por tanto, significa ipso facto
comenzar a integrarse al contexto extra-familiar y
extra-conventual; tiene que asumir de inmediato una
identidad útil, un trabajo, una profesión, tiene que
ganarse la vida cubriendo alguna necesidad de su
ambiente (Virgo/Casa 5). Este Circuito Grande coloca
de inmediato al agente de cara a la necesidad del
contexto y le obliga a asumir una identidad útil y
reconocida por los extra-familiares que la rodean.
Aparece también enseguida la falta, el punto
débil (Libra/Casa 6), es decir: la vida de relación con
semejantes/distintos, los vínculos de pareja y otras
formas de asociación. Sobre este punto debe trabajar
Tatiana para completar el periplo del Circuito Grande.
Funciona como su medicamento, su remedio, una vez
dado el paso decisivo de la permuta.
Encarar esta cuestión desemboca sin duda, en es-
ta Dinámica, en la Casa 7, que corresponde a Escorpio.
Nadie como el agente que transita este Circuito com-
prende la profundidad de los vínculos entre pares.
Aquí no hay distancia entre el encuentro y su concre-
ción sinérgica, entre concordia y cooperación. Acordar
es ponerse a trabajar. Amar es comprometerse a fondo
e involucrar la sexualidad.
Y a su vez, este compromiso deriva en la lumino-
sidad (Sagitario) propia de la Casa 8 de la Dinámica de

105
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Tauro. El sexo es aquí cambio cualitativo, avance,


superación de un nivel y proyección hacia otro. El sexo
tiene un contenido espiritual y trascendente en esta
Dinámica, cuando se circula por el Circuito Grande. El
agente no se aviene a una idea “deportiva” o liviana
de la sexualidad.
Lo que era mera justificación en el Circuito Chico
(Casa 9), pasa a ser ahora un sentido efectivo del estar-
aquí: buscar la perfección, conducirse de acuerdo a la
realidad, despegarse se toda ilusión (Capricornio).
La realización, entonces, es concretar la libertad en
el mundo, en la comunidad. Es decir, el agente tiene
que lograr plasmar su autenticidad ante los demás y
fuera de toda membrana protectora. Para eso tendrá
que poner en juego su creatividad a la intemperie
(Acuario/Casa 10).
Desde este sentido propio de la Casa
9/Capricornio, no es difícil comprender el significado
hegemónico (Casa 11) para este agente.
Piscis se asocia con el “alma”, pero sabemos que
la cualidad de la Casa 11 no adviene al mundo como
tal, sino siempre por medio de las cualidades del par
de pulsiones que conforman el deseo. En esta Dinámi-
ca son Tauro y Géminis, pero Géminis, como vimos,
remite al instante a Aries en Casa 12.
De modo que si Piscis es el alma, entonces el sen-
tido de la operación virtuosa del par cuer-
po/apetencias (Tauro/Aries), mediado por la permu-
ta (Géminis), es que el alma se exprese, viva, esté aquí,
como cuerpo deseante. O, dicho a la inversa: el cuer-
po/apetencia es la forma visible, viva, del alma. Y éste
es el sentido trascendente de la experiencia de quien
transita el Circuito Grande de Tauro. Así queda atrás
en esta mirada todo dualismo alma-cuerpo. No se
trata de que el alma habita en el cuerpo, o es una

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

chispa divina que anima al cuerpo. La cosa es mucho


más directa y simple: el cuerpo es el alma, o el alma es
el cuerpo. Eso es lo que dice el Zodíaco cuando Tauro
está en el Ascendente. Y está siempre, en la medida
que somos cuerpo.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Géminis

Secretos del charango

Planteo de la situación
Hermann es matemático, trabaja como jefe de es-
tadísticas de una compañía que asesora a empresas de
seguros. Su tarea es el cálculo de riesgos. Tiene 43
años, es pelirrojo y blanco como un papel. Usa unos
viejos anteojos de grueso marco negro.
Vive solo, ha tenido muchas parejas, pero todas
sin convivencia. Tiene amigos, todos ligados de algún
modo a las matemáticas o la estadística. En realidad,
es un fanático de los datos estadísticos y de las ma-
temáticas en general, que aplica a todo asunto posible,
tanto que sus amigos lo apodan “Número”. También
es aficionado al ajedrez y, sobre todo, a los juegos de
roles por computadora.
Cierto día, mientras hacía una revisación médica
circunstancial, el médico le sugiere que averigüe un
poco más sobre ciertas dificultades que tiene en su
digitación. Así es como luego de varios meses descu-
bren lo que parece ser una enfermedad muy rara, de
la que hay muy pocos casos documentados y todos
son recientes. Se conocen dos casos en Australia, una
docena en Europa, otro tanto en América del Sur y
tres en América del Norte, y se supone que los hay en
China, aunque no se sabe mucho; nada más. No hay
especialistas en su mal, todas son conjeturas. Se sabe
que, tarde o temprano el síndrome es mortal, porque
ataca las conexiones nerviosas al estilo de la esclerosis

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

múltiple. Pero con otro tipo de patrón de comporta-


miento: primero en los dedos de las manos y luego en
el cerebro, afectando así, poco a poco, al resto del
cuerpo. Sin embargo, no se conoce con claridad cómo
evoluciona el mal, qué lo produce, y no hay tratamien-
to conocido.

Opción 1
Hermann recaba durante semanas todos los datos
disponibles sobre su dolencia y todas las semejantes,
ya que se trata, en apariencia, de un grupo de afeccio-
nes parecidas y no de un único síndrome.
A pesar de que se afirma que es una enfermedad
novedosa, él descubre que algunos personajes históri-
cos parecen haberla sufrido. Acopia decenas de in-
formes, diagnósticos y estadísticas. Pasa días en
Internet persiguiendo las pistas de aquellos médicos o
investigadores que se han ocupado del tema. Los
rastros se pierden en el tiempo. Por lo que averigua
siempre ha habido afectados, pero escasos y mal
diagnosticados. En algunas épocas no hay rastros,
pero luego los casos aparecen en cualquier lugar y
tiempo. A medida que recoge datos intenta entrar en
contacto con expertos, médicos y hasta con enferme-
ros que logra ubicar por Internet. Poco a poco va
formando un exhaustivo banco de datos. La tarea no
es nada fácil, cada información abre nuevas pistas y
nuevos senderos; además la mayor parte de los exper-
tos que contacta hablan otras lenguas. Esto lo obliga a
servirse de traductores, lo que complica su pesquisa.
Un día descubre que en Australia hay experien-
cias con cierta hierba autóctona que aparentemente ha
dado buenos resultados; pero no consigue que le
envíen las muestras. En otra ocasión, contacta con un
laboratorio suizo que está experimentando una droga

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que podría ser efectiva, pero tampoco se la envían


arguyendo que está en una etapa experimental y
puede tener graves consecuencias.
A pesar de que algunos amigos le sugieren que
consulte terapeutas alternativos, Hermann es imper-
meable a ese tipo de tratamientos que apelan a méto-
dos no “científicos”. Su cientificismo es proverbial.
Entretanto, la dolencia avanza lenta pero constan-
te.

Opción 2
En su investigación descubre que no es el único
caso en Argentina. Hay un hombre en Jujuy que,
según los indicios de que dispone, está afectado por
los mismos síntomas y desde hace poco, como él.
Toma la decisión de interrumpir por unos días su
búsqueda de datos y viaja a Jujuy a encontrarse con el
afectado. Resulta ser alguien muy humilde y casi
analfabeto llamado Fulgencio Cruz. Averigua que es
empleado del Ministerio de Educación de Jujuy y
quien mantiene en funcionamiento la escuela de
frontera en la que vive, en medio de un páramo en el
que no crece ni una brizna de pasto y a 3000 metros de
altura, en un pueblo que a la distancia se confunde
con el paisaje.
Cuando llega lleno de polvo y con dolores inten-
sos de cintura por el bamboleo de un viejo camión que
lo acerca de favor, pues no hay transporte regular, se
entera que Fulgencio ha bajado a la ciudad de Jujuy la
semana anterior a visitar a un anciano curador. El
camión sigue hacia Chile, así que, a pesar de su deses-
peración, no tiene más remedio que hospedarse en
casa del maestro, a la espera del regreso del camión,
dos semanas después. No hay otro lugar para dormir
que un catre en la habitación de Fulgencio, en la

111
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

propia escuela. Pasado el primer momento de angus-


tia, Hermann se resigna y comienza ese mismo día a
ayudar a Roberto, el maestro, a preparar y servir la
comida para los 15 alumnos que asisten, quienes
aparecen todos los días a las 8 de la mañana salidos no
se sabe de dónde. También lo ayuda a recoger algunos
productos de los pocos que crecen en la huerta-
invernadero que hay en los fondos de la escuela. Al
tercer día ya participa de la clase de matemáticas
haciendo las delicias de los chicos con sus conocimien-
tos sobre curiosidades de los números. El maestro, que
nació en un pueblo cercano, pero logró estudiar en
Jujuy, tiene un notable talento para el charango. Todas
las noches practica, una vez que se interrumpe la
electricidad. Hermann, no sin resistirse al principio,
aprende en poco tiempo a acompañarlo con el bombo,
por lo que no resulta extraño verlos ese fin de semana
tocando para el grupo de alumnos que aplauden a
rabiar en el festejo del aniversario de la escuela.
Hermann se convierte así en una suerte de porte-
ro/maestro/cocinero y entabla una relación afectuosa
con los chicos. La situación se profundiza el séptimo
día, porque Roberto debe permanecer en cama con un
fuerte resfrío, lo que obliga a Hermann a asumir sólo,
el papel de maestro por el resto de la semana.
Cuando pasa el camión en su camino de regreso,
Hermann se despide abrazando a cada niño y a
Roberto, y prometiendo volver en poco tiempo.
Roberto le ha indicado cómo llegar a la casa del
anciano al que acudió Fulgencio, un sanador que vive
en una choza en las afueras de la ciudad de Jujuy.
Hermann piensa ir a verlo antes de regresar a Buenos
Aires.
Durante los quince días, no había sentido dolor
alguno en sus dedos.

112
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Comentarios a la Opción 1
En la primera opción Hermann deja que se im-
ponga su pulsión promotora geminiana: se lanza a la
recolección de datos, quiere controlar todo el conoci-
miento que exista sobre su problema. Sin duda que el
objeto de esta búsqueda es apropiarse de esa masa de
datos y someterlos a procedimientos estadísticos y clasifi-
catorios (Virgo/Casa 4), que es una forma del objeto
específico de deseo en esta Dinámica.
Arrastrado por su pulsión promotora, Hermann
evita toda conexión con la pulsión atractora, es decir,
con Cáncer, el Signo de su Casa 2. Se comporta como
quien quiere adueñarse de la enfermedad misma, reinar
sobre todo lo que se sepa al respecto (Leo/Casa 3). De
hecho en poco tiempo se transforma en el ser humano
que más sabe acerca de esta dolencia en el mundo. Su
base de datos, siempre incompleta, por supuesto, ya
que surgen aquí y allá nuevos casos o variantes, es la
más exhaustiva que existe, pero su salud no mejora en
absoluto.
Ha encontrado toda clase de teorías y tratamien-
tos (Sagitario/Casa 7). Tantos que no sabe cuál seguir
y duda todo el tiempo. Tiene la información que existe
sobre el tema, pero no parece servir de nada. Tiene las
respuestas ya “dadas” sobre su problema, pero no le
sirven para construir un proceso efectivo de superación
de los síntomas (Capricornio/Casa 8), que sería el
resultado esperable de la búsqueda.
Al no intentar ningún otro camino que el “cientí-
fico”, su conducta calza a la perfección con la línea
que relaciona las Casas 1 y 4 (Géminis-Virgo), es decir,
con el Circuito Chico de esta Dinámica. Hermann
expone una falta de compromiso afectivo con su
propio proceso, como si actuase con equidistancia u
objetividad respecto ¡de sí mismo! (Libra/Casa 5).

113
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Este rasgo se profundiza si vemos que en la Casa


6 –justo aquella que muestra los puntos débiles y, a
veces, los síntomas de enfermedad- está Escorpio, que
es la capacidad de comprometerse mucho más allá de lo
intelectual. Entonces, lo que está débil en Hermann es
esa capacidad de hundirse en su problema, de viven-
ciarlo o hacerse uno con la enfermedad. En este caso,
los síntomas confirman esta posición escorpiana, ya
que se trata de una enfermedad misteriosa, desconoci-
da. Hermann avanza por la vía de la investigación, es
cierto, pero en el sentido descomprometido de un
científico que se coloca fuera del objeto que está
estudiando.
Esta posición de “pureza” exagerada respecto del
conocimiento, propia de las ciencias exactas, condice
con Acuario en Casa 9, pero en nada contribuye a su
salud.
Hermann destruye así cualquier posibilidad de
empatía, ya sea con otros que tienen su problema o con
quienes lo tratan, es decir, médicos, enfermeros, etc.
(Piscis/Casa 10). Su conexión con el problema es
virtual, informática.
El significante hegemónico, aquí, es Aries, lo que
podría dar lugar a que Hermann iniciase una nueva
etapa, una nueva búsqueda; pero en esta opción, el
sentido de Aries aparece como conquista y apropiación
de información, siempre desde una perspectiva tec-
nológica y fría.
Por último, Tauro en la Casa 12 implica una des-
conexión respecto de toda actitud receptiva, salvo
quizá del dato duro, matemático.

Comentarios a la opción 2
La gran decisión de Hermann, en este caso, es
postergar la recolección de datos y lanzarse a buscar a

114
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Fulgencio en Jujuy. Esto significa que realiza una


acción que parte de su Casa 2/Cáncer: busca conectar-
se con alguien que sufre lo mismo que él, que es un
compatriota –quizá el único, aparte de él mismo-,
alguien a quien no conoce, inclusive de otro nivel
cultural. Sin embargo, siente que lo guía una intuición
que no alcanza a explicarse. Por cierto que intentará
obtener información de Fulgencio, pero se trata de un
movimiento diferente, y la prueba es que para hacerlo,
deberá dejar de lado la otra búsqueda, que está movi-
da por la obsesión de encontrar respuestas “profesio-
nales” o “científicas”.
Además, en este movimiento Hermann tiene que
dar la cara, ir en forma personal, ya que Fulgencio vive
en un lugar en el que no hay Internet u otras comuni-
caciones. Debe ir en persona y encarar a quien busca de
manera presencial (Leo/Casa 3).
Con ese movimiento le da otro carácter a su posi-
ción Libriana en Casa 5. Hermann es una persona
muy amable y considerada, pero a la vez, prefiere
vínculos superficiales o livianos. Se mueve como un
diplomático, no profundiza, carece de amigos a
quienes confiarle cosas íntimas. En este caso él decide
encontrarse con alguien que está sufriendo como él, lo
que implica un tipo de vínculo en el que la necesidad
de empatizar domina la situación (Piscis/Casa 10). Hay
que tener en cuenta que empatizar es una forma de
culminación para esta Dinámica.
Más aún, las peripecias de su viaje lo llevan a
comprometerse y conectarse de un modo mucho más
profundo que todo lo que él hubiera imaginado, y no
sólo con Fulgencio, a quien en definitiva no puede ver,
sino con todo un grupo de niños y con su maestro.
Esto significa un registro muy diferente de Libra/Casa
5. Por un lado, Hermann se coloca como un igual de

115
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Roberto, se pone a la par; por otro, a partir de esa


disposición, entra en una relación de plena colaboración
o cooperación (Escorpio/Casa 6).
La situación, por otro lado, lo coloca de facto en
la posición de maestro (Sagitario/Casa 7). Y para
confirmar el giro de su posición hacia el Circuito
Grande, tiene una conexión insospechada con la
música (Piscis/Casa 10), algo que jamás había experi-
mentado.
Sin duda este viaje (Casa 9), lo conecta con lo in-
esperado, lo desconocido y lo auténtico (Acuario), hacién-
dole comprender que el camino a seguir para contes-
tar sus preguntas fundamentales (Géminis), pasa por
internarse con los demás (Casas 7) en sendas descono-
cidas (Sagitario). Su probable concurrencia a ver al
anciano –un curador tradicional (Capricornio/Casa 8)-
es el desemboque de este confiar en lo desconocido y
dejarse guiar por ese encuentro (Sagitario/Casa 7).
Para todo esto, Hermann ha debido darse la
oportunidad de ser receptivo, es decir: abrirse a la
cualidad de Tauro en su Casa 12. Lo ha hecho de
muchas maneras: al tomar la primera decisión de
viajar a Jujuy, que implica ir a ver qué pasa, quién es
el otro, qué le sucede; lo ha hecho también al aceptar
que lo llevase ese desvencijado camión a un lugar que
no conoce, y no ha tenido más remedio que hacerlo
cuando descubre que el camión no vuelve, sino dos
semanas después.
Se comprende en toda su historia, también, el
sentido profundo de Aries/Casa 11. En el Circuito
Chico, Aries funciona como un impulso imparable a
conocer, a clasificar todo, a manejarse por medio de la
mente analítica. En cambio, en el Circuito Grande, se
trata de tener el arrojo para lanzarse a lo desconocido y

116
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

confiar en formas de conocimiento que no implican


dominio.

117
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

118
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Cáncer

Filosofía de la intrascendencia

Planteo de la situación
Claudia es una maestra de tercer grado en Barilo-
che. Es muy querida por sus 16 alumnos y ama su
trabajo al que se volcó por completo luego de separar-
se de su esposo, con quien vivió durante 13 años sin
tener hijos.
Todos los años va con sus alumnos a pasar un fin
de semana en la montaña, en medio del bosque. Lo
hacen para celebrar la primavera, pero Claudia prefie-
re ir en Noviembre, cuando el clima es más benigno.
El chofer del micro escolar es Esteban, que también es
maestro en el otro turno de la escuela. Siempre la
acompaña y juntos organizan la excursión, una vez
con los alumnos de ella y luego con los de él.
Esteban es un gran conocedor de los alrededores
de Bariloche, así que se internan por senderos y
huellas que muy pocos conocen.
Sin embargo, cuando están llegando a destino,
Esteban confunde el camino y se pierden, justo cuan-
do se produce una nevada imprevista.
El estado del camino obliga a Esteban a hacer una
mala maniobra y el micro se despeña unos metros, con
tal mala suerte que él se golpea en la cabeza y queda
inconsciente. Hay varios chicos que sufren golpes
leves, pero todos están en general, bien. Claudia y los
niños logran salir del vehículo y sacar a Esteban.
Entonces el colectivo comienza a incendiarse, de modo

119
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que pierden todos los elementos para acampar y la


comida.
Quedan a la intemperie; es mediodía y Claudia
sabe que no van a poder pasar la noche allí.
Ella ha preservado su teléfono celular, pero
cuando intenta llamar comprueba que no tiene señal;
los de los chicos en su mayoría se perdieron y el de
Esteban, quien no ha recuperado la consciencia,
tampoco funciona. Ella, por otra parte, desconoce el
lugar donde están.

Opción 1
Claudia sabe que las vidas de los alumnos y de
Esteban dependen de ella. Tiene que tomar una
resolución.
Los niños están muy asustados y con frío, algu-
nos lloran. Ella se ocupa de calmarlos y resolver el
problema urgente del frío. Aprovechan el incendio del
vehículo para llevar algunos elementos encendidos a
un claro y comenzar a alimentar una fogata. La neva-
da ha cesado y logran consolidar un buen fuego.
Todos rodean el fuego y se abrazan formando un
círculo. Los niños más serenos le piden que vaya a
buscar ayuda, pero Claudia está muy angustiada, no
se quiere separar de los niños y de Esteban, para quien
han improvisado un refugio precario junto a las
llamas. Siente que no los puede dejar solos, que
dependen de ella, que debe estar allí y correr los
mismos riesgos que ellos.
Los chicos más calmados insisten, se dan cuenta
de la gravedad de la situación y le dicen que alguien
tiene que ir a buscar ayuda; pero ella no permite que
nadie se aleje y se rehúsa a ir ella misma en busca de
auxilio.

120
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Los consuela (y se quiere convencer a sí misma)


diciendo que alguna autoridad de la Escuela o alguno
de los padres, debido a la nevada imprevista y a que
no reciben noticias, pronto van a venir a buscarlos.
Pero ella sabe que ésta es sólo una posibilidad remota,
ya que la excursión se extendía hasta el domingo a la
noche y apenas son las 4 de la tarde del sábado y, para
peor, tomaron un camino por fuera de las rutas transi-
tadas y conocidas…

Opción 2
Claudia consuela y organiza a los niños para que
hagan una fogata y reúnan una gran cantidad de leña
lo más seca que se pueda, acomoda a Esteban, aún
inconsciente, del mejor modo posible al lado del
fuego.
Luego pide dos voluntarios para que mantengan
el fuego, administrando la leña de modo que dure
todo lo posible.
Cuando el fuego es vigoroso y todos están ro-
deándolo tomados de los hombros, les plantea a los
chicos la situación tal como ella la ve. Les habla con
afecto, pero diciéndoles la verdad: la única posibilidad
que tienen de ser rescatados a tiempo es que alguien
camine hasta un lugar donde tenga señal de teléfono y
pida auxilio.
La mayoría de los niños concuerdan con ella y le
piden que sea ella quien vaya, pero acompañada por
dos de los niños mayores. Claudia, con gran angustia,
comprende que tienen razón. Ella quiere quedarse a
contenerlos, pero la única solución es esa.
Algunos de los niños se angustian y lloran, de
modo que tiene que encargarle a los más enteros que
contengan a los más asustados.

121
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Al final y con gran temor los deja solos en medio


del bosque y comienza a caminar...

Comentarios a la opción 1
En el Circuito Chico, el agente tiende a olvidar
que la regla del cuidado es ante todo la observación
atenta de aquél a quien se está cuidando (Leo/Casa 2).
Muchas veces, en cambio, el agente cree saber a priori
qué es lo mejor para aquél. Por supuesto, hace esto
con “la mejor intención”, pero los resultados a menu-
do pueden ser lamentables.
Quien cuida tiene que percibir (Tauro/Casa 11,
que es el arquetipo operante) con la mayor fidelidad
posible lo que expresa el que recibe el cuidado. Por lo
general, tiende a perder de vista lo que éste puede
aportar por sí mismo (Leo/Casa 2), así como la pers-
pectiva desde la cual mira.
Esto es lo que le pasa a Claudia en la primera op-
ción. No escucha a sus alumnos, siente que debe
permanecer junto a ellos en la emergencia en que se
encuentran; su necesidad de cuidarlos, en trágica
paradoja, la obnubila.
No puede permutar (Géminis/Casa12), que aquí
significaría salir del círculo protector. Por eso ella se ve a
sí misma dentro (Cáncer) de la membrana protectora, y
los cuida desde allí dentro, manteniendo como objeto
de deseo (imposible) el estar en el mismo plano (Libra)
que los niños.
De esa manera Claudia está evitando conectarse
con Capricornio en su Casa 7, que implicaría salir del
círculo protector y tomar la responsabilidad que le
corresponde según la situación. Eso implicaría poner
distancia y separarse del círculo dejando por un
período de tiempo a los niños solos.

122
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Al no saltar fuera de la membrana protectora,


tampoco puede escucharlos. Si saltara el cerco (Gémi-
nis), enriquecería su perspectiva inclusive con la que
le aportan los chicos. Pero ella está unilateralizada en
la pulsión promotora –eso es la esencia del Circuito
Chico-, lo que le estrecha el panorama, le cierra la
perspectiva (Sagitario/Casa 6).
No los escucha, no les pregunta. Y eso a pesar de
que los más lúcidos entienden con claridad el peligro
y le proponen una solución más atinada; sin embargo,
ella no tiene oídos para escucharla (Tauro/Casa 11).
Forma parte de la función del que cuida adminis-
trar la membrana, para permitir que entre lo nutriente
y también para que el que es cuidado pueda salir del
espacio protector y probarse fuera del límite virtual
(Virgo/Casa 3). Por eso el que administra tiene que
poder estar de ambos lados de la membrana. Claudia
está solo del lado de adentro, por eso cierra demasia-
do los poros de la red protectora, pierde permeabili-
dad. Esa posición la llena de terror, ya que solo ve lo
que ocurre adentro, lo que les pasa a los niños. Pero
no ve el exterior, lo que le daría una imagen más real
de los peligros y también de las posibles soluciones.
La imagen de los chicos y ella abrazados y rodeando
el fuego es una metáfora de esa impenetrabilidad.
El objeto (imposible) de deseo, en este Circuito
Chico, como ya sugerimos, es generar una “relación de
iguales” (Libra/Casa 4), que en el agente funciona
como una situación imaginaria. El agente quiere que
el otro, el que es cuidado, sea un par, un igual, pero no
está dispuesto a tomarse el trabajo duro que implicaría
lograrlo (Capricornio). Por eso, a ciencia cierta, intenta
formar una unidad cerrada con los chicos; siente que
si están todos juntos y abrazados, algo los va a salvar.

123
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

En ningún momento asume la cualidad de Capri-


cornio, es decir: no toma contacto con el lado exterior
de la membrana. Esteban, que podría actuar como
“padre” en la ocasión, e ir en busca de ayuda, está
inconsciente. La inconsciencia de Esteban es un símbo-
lo elocuente de la situación de Claudia: de su dificul-
tad para ver la realidad exterior. La cualidad capricor-
niana de Claudia está “inconsciente”.
Claudia no puede partir, dejarlos, cortar ese
“cordón” que la ata a los chicos, elimina la cualidad de
Aries (Casa 10).
La personalidad impostada (Casa 5), en Claudia,
consiste en que ella se muestra poderosa (Escorpio). Es
como si ella dijese: “mi amor los va a cuidar del frío,
del hambre, de los animales”. Por cierto, ese poder es
ilusorio.
El arquetipo actuante, Tauro/Casa 11, se muestra
aquí en sus formas pobres: inflexibilidad, parálisis,
incapacidad de percepción de la realidad y de los otros.

Comentarios a la opción 2
En la segunda opción Claudia toma en cuenta lo
que dicen los chicos (Leo/Casa 2). De ese modo salta al
Circuito Grande. Recupera la capacidad de permutar
confinada en la Casa 12 (Géminis) y, en cierto modo
también, la capacidad de intentar, de probar soluciones,
de arriesgarse. Por otra parte, partir de Leo significa
también salvarse a sí misma, ya que todos corren
peligro en esta situación.
La membrana –que ella tiene la responsabilidad
de administrar (Virgo/Casa 3)– adquiere la suficiente
permeabilidad como para que ella misma la atraviese
hacia afuera.
En esta opción, Claudia trata a los alumnos como
iguales (Casa 4/Libra), ya que ella toma en cuenta sus

124
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

opiniones y percepciones; eso deja de ser el objeto de


deseo y se da por hecho.
A la vez se hace cargo de la realidad (Capricor-
nio/Casa 7). Recordemos que Esteban está imposibili-
tado. Al dar responsabilidades a algunos de los alum-
nos, ella toma en sus manos la cualidad de Capricor-
nio, de lo contrario no la podría distribuir como lo
hace.
Al tomar el desafío de dejar a los niños y asumir
los riesgos de esa decisión, Claudia expone un mejor
registro de la cualidad de Escorpio en la Casa 5, tan
descollante en esta Dinámica. La cualidad de Escorpio
es retener y soltar siguiendo un ritmo. En el caso de
Claudia, al hacer el Circuito Chico ella solo retiene,
nunca suelta (podría darse también el caso inverso:
alguien que siempre suelta y no retiene nunca). Pero
en esta segunda opción vemos que Claudia decide que
en esta ocasión, tiene que soltar a los chicos y dejarlos
solos, sin saber (sin controlar) qué va a ocurrir.
En cuanto a Sagitario/Casa 6, es indudable que el
punto débil en quien no puede separarse de aquello
que está cuidando, es la confianza. En cambio, con esta
decisión Claudia demuestra ahora confiar en el desti-
no, en sí misma y en los niños.
Se ve con claridad también cómo logra concretar
la cualidad valiente y arrojada de Aries, aquí en la Casa
10; ya que ella parte, se separa, se corta sola y deja al
grupo.
Del mismo modo, adquiere un significado más
evolutivo la incondicionalidad de Piscis/Casa 9, enten-
diéndose lo que puede significar un verdadero sacrifi-
cio y entrega, que son cualidades piscianas.
Respecto de la Casa 8/Acuario, Claudia logra
asimismo darle una manifestación superior al lanzarse
a lo imprevisto y desconocido a partir del acuerdo que

125
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

logra con sus alumnos (Libra/Casa 4) para que se


queden solos y se cuiden a sí mismos.
El significante hegemónico (Tauro/Casa 11), tie-
ne que ver con la diferencia entre fijeza y quietud. En
la opción 1 Claudia se mantenía fija, pero no lograba
la quietud, que sólo aparece cuando se hace lo ade-
cuado. El I Ching dice que la quietud se logra cuando
uno no se mueve, siempre que no haya nada que
hacer, y cuando uno se mueve, si hay algo que hacer.
La quietud, por tanto, no se opone al movimiento.
Quietud es seguir el movimiento oportuno.

126
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Leo

La lógica de la pelota

Planteo de la situación
Luciano es un adolescente apasionado por el
fútbol, juega desde que era muy pequeño y gran parte
de su tiempo y energía lo pasa mirando, practicando o
imaginando jugar. Siempre participó en equipos y en
este tiempo lo hace en uno del campeonato universita-
rio. Sin embargo, muy a menudo la experiencia de
jugar es frustrante para él, pues no logra sentirse parte
del equipo. Cree percibir que sus compañeros evitan
pasarle la pelota e, inclusive, han llegado a excluirlo
algunas veces cuando se reúnen a festejar un triunfo.
Se siente entonces desplazado injustamente, ya que él
sabe que juega bien y puede ser útil al equipo.
Cuando toma la pelota le resulta muy difícil
pasársela a los compañeros. De hecho, es muy buen
jugador, pero él se siente el mejor y está sometido a la
exigencia de demostrárselo a todos, inclusive a él
mismo. Darle la pelota a los otros le parece casi siem-
pre arruinar la jugada, siente que nadie la resolvería
como él. En el fondo siente que los compañeros de
equipo están ahí para que él se luzca, son casi como
una parte más del público. Luciano se siente dueño
del equipo, de la pelota y de los espectadores.
Hasta ahora todos soportaban su modalidad de
juego porque, en efecto, lo hace muy bien, pero en el
actual campeonato están en los últimos puestos, de
modo que algunos compañeros se reúnen sin convo-
carlo y plantean separarlo por su actitud egoísta, a la

127
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que atribuyen sus malas actuaciones. Sobre todo por


el clima negativo que provocan las actitudes narcisis-
tas de Luciano.
En definitiva, luego de conversarlo un largo rato,
se impone la posición de los más moderados: deciden
citarlo y hablarle cara a cara para plantearle que si
mantiene su actitud egoísta lo van a separar del
equipo, pero que le dan una oportunidad para cam-
biar en el próximo partido, que es frente al equipo
puntero del campeonato.
En la reunión, y luego de dos horas de diálogo
que por momentos se transforma en dura discusión,
Luciano se retira prometiendo una respuesta para el
día siguiente.

Opción 1
Luciano se siente defraudado y ofendido por sus
amigos, piensa que no debieron haberse reunido a sus
espaldas, y que ponerle condiciones para seguir en el
equipo es intolerable. Imagina que si es separado, a su
equipo le va a ir mucho peor que ahora, pero que se lo
tienen merecido por su deslealtad.
En la reunión, cuando sus compañeros le repro-
charon su forma de actuar individualista, se justificó
con argumentos que para él son muy sólidos: la vida,
según sus razones, es una competencia despiadada en
la que cada uno debe apelar a su habilidad, se trata de
una guerra de todos contra todos y siempre triunfan
los más fuertes. Estas explicaciones hicieron sentir a
sus compañeros que los considera tan adversarios
como a los del equipo contrario, y se lo hicieron saber;
pero ahora siente que esa argumentación es adecuada
y lo contrario sería una muestra de debilidad imper-
donable.

128
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Por eso no le toma mucho tiempo darse cuenta de


que ya no va a jugar más en ese equipo. Al fin y al
cabo, varias veces le han propuesto jugar en otros, de
modo que no tiene más que acercarse al que le parezca
mejor y ofrecerse.
Con esa convicción, llega tarde a la reunión pac-
tada, en cinco minutos comunica su decisión y se
retira, dejando a los otros sorprendidos y sin palabras.

Opción 2
Luciano sabe que puede cambiar de equipo y se-
guir jugando el campeonato, inclusive en equipos
mejores. Sin embargo, aunque no le ha gustado el
hecho de que se reunieran a sus espaldas, decide
valorar la sinceridad de sus amigos, y darse una
oportunidad. Ha creído entender que sus amigos lo
aprecian y sólo quieren que el equipo mejore.
Además de estudiar psicología, Luciano está to-
mando clases de astrología, y en las últimas semanas,
lo que descubrió sobre su Carta Natal le ha causado
un gran impacto, permitiéndole poner en cuestión su
perspectiva individualista y competitiva a ultranza. Se
quiere dar la oportunidad de comprobar cómo fun-
cionaría un comportamiento más cooperativo con sus
compañeros. Ha podido comprender que cualquier
intervención suya en el juego debería estar al servicio
del equipo y no de sí mismo. Comprende que no tiene
que renunciar a lucirse, sino poner su habilidad al
servicio de los objetivos del conjunto. Para eso debe
aceptar que sus compañeros son tan útiles como él
para conseguir el triunfo, aunque no fueran tan hábi-
les o brillantes en su juego individual. Eso implica
desarrollar una capacidad para contener en su mirada
al equipo como un todo.

129
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La situación planteada en el equipo le da la opor-


tunidad justa para probar un cambio de actitud, de
modo que cuando se vuelven a reunir, les dice a sus
compañeros que quizá tengan razón, que él estaba
pensando más en sí mismo que en el bien del equipo y
que acepta el reto para jugar el próximo partido con
otro talante: más al servicio del conjunto.
Llega el partido y Luciano cumple con su propó-
sito. Pronto se da cuenta que su nueva manera de
comprender el juego modifica la dinámica del grupo
de una forma muy positiva. Ahora todos comienzan a
tomarlo como referente y líder, y no sólo se luce en su
juego individual, sino que conduce al equipo dentro
de la cancha, tanto que, por votación unánime, al
terminar el encuentro, lo eligen capitán del equipo. A
partir de esta nueva situación el juego del equipo se
hace mucho más creativo y eficaz; todos los jugadores
rinden por encima de su media tradicional. Se logra
una cohesión y una empatía que hace que los once
conformen una sola entidad en el campo de juego.
Por otro lado, todos –y en especial Luciano- co-
mienzan a disfrutar y divertirse con el juego.
Lo que más le cuesta a Luciano es abdicar de su
pretensión de ser una suerte de rey dentro del equipo;
pero después de varios partidos, se acostumbra a no
buscar el reconocimiento personal. Por supuesto, al no
hacerlo, todos le reconocen su liderazgo. Bajarse de
ese ideal era para él como una muerte, una pérdida
irreparable de su identidad; pero poco a poco se
convence de que los resultados son superiores y el
reconocimiento mucho más claro.
Otro aspecto importante es que su nueva actitud
implica subordinarse al objetivo del equipo –lograr el
triunfo-, no ya al propio –lucirse-, que actúa así como
la regla general que guía su conducta y la de todos.

130
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Comentarios a la opción 1
Es fácil comprender que la primera opción co-
rresponde al Circuito Chico. Luciano se siente superior
(Leo/Casa 1) y trata a los demás como verdaderos
súbditos (Virgo/Casa 2). Actúa como si existiera un
acuerdo (Libra/Casa 3) por el cual todos tienen que
jugar para que él se luzca.
El objeto de deseo de la pulsión es controlar la si-
tuación para asegurar su ventaja personal (Escor-
pio/Casa 4); tal objeto de la pulsión a menudo se
encubre con una supuesta “buena intención”: contro-
lar y conducir al equipo para que logre el triunfo. Por
supuesto, tal cosa es imposible.
Ve a sus compañeros casi como un “público” que
debe aplaudirlo; pero que a la vez, le resulta indiferente
(Acuario/Casa 7). Está él por un lado (Leo/Casa 1), y
el equipo, por otro (Acuario/Casa 7). Se trata de la
diferencia típica del Circuito Chico de esta Dinámica,
entre el centro y la periferia.
Todo espíritu de cuerpo, toda cohesión grupal está
ausente, olvidada o despreciada (Cáncer/Casa 12).
Por el contrario, el espíritu de cuerpo del grupo actúa
a sus ojos, como un verdadero enemigo oculto –o
“pinche tirano”: los otros se confabulan para separarlo
o bien en otras ocasiones, para no pasarle la pelota.
El punto débil (Casa 6), el síntoma, es su falta de
responsabilidad (Capricornio) respecto de los resultados
que sufre el equipo, al que le va mal a pesar de su
talento.
En el juego grupal, cuando se requiere la máxima
sinergia entre todos los jugadores (Casa 8) se revela
que no hay ninguna empatía (Piscis) entre Luciano y el
resto; cuando tiene él la pelota, las jugadas se diluyen y
fracasan.

131
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Está clara la índole ariana de las justificaciones


(Casa 9) que esgrime Luciano, su defensa de la compe-
titividad más despiadada como regla de vida.
Y se comprende también que toda posición recep-
tiva, sostenedora (Tauro/Casa 10) respecto del equipo,
sea “asesinada”, es decir, eliminada, por Luciano.
La cualidad del arquetipo que actúa como signifi-
cante hegemónico (Casa 11) en esta Dinámica, es muy
atinente, pues un significado fundamental de Géminis
es “juego”. Sin embargo, hay dos modos de jugar, en
uno se trata de desarrollar la propia capacidad lúdica,
con independencia de reglas y objetivos; en el otro
sentido, se trata del juego reglado –por ejemplo, el
deporte-, en el que hay competencia y objetivos. Las
formas involutivas de este arquetipo consisten en la
exageración de una u otra de estas formas. La primera
deriva en irresponsabilidad, superficialidad, disper-
sión; mientras que la segunda desemboca en excesiva
competitividad, rigidez, exigencia desmedida, ausen-
cia de disfrute.
En nuestro caso, Luciano –y el equipo- caerían en
la segunda forma.

Comentarios a la opción 2
El punto de partida es que aquí Luciano com-
prende que está participando en un juego de equipo,
en el que lo que cada uno aporta debe ser, ante todo,
útil, funcional al conjunto, en especial a los objetivos
del conjunto (Virgo/Casa 2). Él privilegia esto por
sobre todo brillo personal (Leo/Casa 1), es decir priori-
za la cualidad virginiana con la que se inicia el Circui-
to Grande de Leo.
Al actuar desde esa posición, el sentido de Li-
bra/Casa 3 cambia, ya que entonces sí busca el equili-
brio y la concordia entre las partes del conjunto.

132
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Tal inicio virginiano implica también recuperar


Cáncer, confinado en la Casa 12, es decir, el espíritu de
cuerpo, el sentimiento de pertenecer a un conjunto
orgánico, unido por lazos afectivos.
Entonces lo que era objeto de deseo en el Circuito
Chico, asegurar el poder personal por sobre el grupo
(Escorpio/Casa), trasmuta en espíritu sinérgico o de
cooperación. Ese espíritu no hace falta buscarlo, surge
espontáneamente en el Circuito Grande si se dan las
condiciones ya mencionadas respecto de las primeras
Casas.
La cualidad de Sagitario en la Casa 5, a su vez, se
va a manifestar como tendencia a optimizar el juego
conjunto y, en consecuencia, los resultados del equipo
en todo sentido. El equipo mejorará (Casa 5/Sagitario)
y avanzará a los primeros puestos del campeonato
(Casa 6/Capricornio).
En el encuentro de los once jugadores, a su vez,
cada uno podrá demostrar todo lo que su talento le
permita y desarrollar su singularidad dentro del grupo
(Acuario/Casa 7). Lo que se continúa como verdadera
empatía sinérgica en el desarrollo concreto del juego
conjunto (Piscis/Casa 8).
El sentido (Casa 9), entonces, se revelará como
capacidad de crear jugadas, estrategias de juego, etc.
(Aries), sin por eso quedar excluida la tendencia a
ganar y ocupar los mejores puestos.
El resultado (Casa 10) será que el equipo haga
historia, quede en la memoria de sus jugadores y de
sus simpatizantes. Las hazañas deportivas se trans-
formarán en memorable tradición (Tauro). Esta posi-
ción permite pensar en qué es lo que significa para
todo humano singular (Leo) la plena realización en la
vida (Casa 10/Tauro). Creemos que esta Dinámica
indica con certeza que la forma evolutiva humana

133
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

(Leo) es el hecho de dejar un camino de éxitos, una


tradición de concreciones o actos valiosos (Tauro), o sea,
de actos u obras que sean un hito en la evolución.
El significado de Géminis, aquí hegemónico (Ca-
sa 11), se habrá revelado en todo este periplo como la
unidad entre el espíritu lúdico puro y espontáneo y el
juego reglado. El calibre del logro consiste en no perder
el primero, sino vivirlo dentro del segundo.

Nota: quizá muchas personas que tienen este As-


cendente ni siquiera acostumbren participar en algún
grupo, sino que rechazan esta posibilidad a priori, tal
vez sin darse cuenta de todo lo que está en juego en
estas situaciones. Luciano ha atravesado ya este
primer estadio y se ha animado a formar parte de un
juego colectivo.

134
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Virgo

Haciéndose la película

Planteo de la situación
Gerardo trabaja en una productora de cine y TV.
Está cien por ciento entregado a su trabajo. No cumple
horario fijo, sus obligaciones siempre están por enci-
ma de sus deseos y necesidades. En apariencia es muy
querido por sus compañeros, pero en realidad, a
menudo abusan de su esfuerzo.
Vive solo, ha tenido vínculos de pareja ocasiona-
les, pero no relaciones estables o de convivencia. Las
experiencias que ha tenido no resultaron porque se
sintió siempre atrapado y sometido por sus parejas, lo
que hace que rehúya comprometerse.
Su jefe, el dueño de la empresa productora, lo
llama a cualquier hora y le encarga los trabajos más
difíciles e incómodos, que él cumple con puntillosi-
dad.
Su sueño es llegar a dirigir una película. Ha estu-
diado dirección y producción, pero nunca tuvo la
oportunidad de filmar para el circuito comercial. Es
muy probable que el dueño de la productora jamás le
dará una oportunidad. Sabe que a su edad sólo podría
realizarlo en forma independiente, lo que supone
invertir una cantidad de dinero que no posee. Hasta el
momento su único plan para lograr este sueño es
comprar un billete de lotería todas las semanas con el
mismo número, cosa que ha hecho con una constancia
obsesiva desde hace 6 años.

135
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Un día, sin embargo, recibe un llamado de una de


las productoras que compite con ellos. El llamado es
del gerente, que lo conoce de su época de estudiante,
y quiere lanzar una productora propia. Le propone
dirigir una película. Gerardo se entusiasma; pero la
propuesta es muy arriesgada ya que le dice que no
dispone de dinero para contratarlo; le plantea en
cambio, asociarse con él para ir a medias en el proyec-
to. Gerardo sabe que para aceptar tendría que pedir
un crédito, paso que lo aterroriza. Además, debería
quemar las naves, ya que tendría que dejar su trabajo
actual y por lo tanto quedaría sin ingreso fijo para
solventar el crédito.

Opción 1
A Gerardo la propuesta le parece una locura y
hasta una suerte de estafa. El gerente de una produc-
tora, para independizarse, le pide dinero a él, que es
un simple empleado y no tiene capital ni experiencia.
Termina por indignarse con su antiguo compañero.
De cualquier manera, le da vueltas y vueltas al
asunto: ante todo pierde un sueldo seguro, lo que lo
pone en riesgo económico. Gerardo alquila y podría
quedar en la calle si no paga. Por otro lado, siente
cierta culpa hacia su jefe, con quien mal o bien, viene
colaborando hace tanto tiempo y le paga un sueldo
razonable.
Encima tiene que sacar un crédito para concretar
su eventual “opera prima”, algo riesgoso de por sí. En
el fondo se da cuenta de que no está seguro de tener la
suficiente confianza en sí mismo como para asumir
semejante desafío.
Luego de cavilar durante dos días termina recha-
zando el ofrecimiento.

136
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Opción 2
Pese al pánico que significa para él la propuesta
de su ex compañero y hasta ahora competidor, Gerar-
do acepta, luego de meditarlo con mucha angustia,
asociarse. Lo único que lo anima es su anhelo de ser
artista, de filmar una película que se exhiba en el
circuito comercial.
Por tanto, saca el crédito y, ante la sorpresa gene-
ral, renuncia.
Enseguida se lanza al proyecto asociado con su
antiguo amigo.
La negociación con él no es fácil, le obliga a Ge-
rardo a plantear con mucha fuerza ciertas condiciones
para preservar el aspecto artístico del proyecto; de lo
contrario ¿para qué tomaría tantos riesgos? La deci-
sión lo ha afirmado en su sueño y le da fuerzas.
También debe discutir con aspereza por las condicio-
nes económicas del trato, llegando no sin forcejeos, a
una fórmula realmente equitativa.
Un año después ya está realizando la segunda
película con su socio, después del razonable éxito
logrado con la primera, por la que fue premiado en
varios festivales y que le significó una ganancia
económica suficiente para seguir adelante con su
carrera.

Comentarios a la Opción 1
La primera opción corresponde al Circuito Chico
de la Dinámica de Virgo, sin duda. El agente trabaja
en relación de dependencia, no sólo en un sentido técnico
habitual, sino en un sentido recargado, ya que hace
mucho más de lo necesario; tiene una relación muy
subordinada, sufre los abusos de su jefe y hasta de
algunos compañeros de trabajo16.

137
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El trabajo de productor, por otra parte, suele te-


ner una carga extra, ya que el agente no está sometido
solo a su jefe, sino a los directores, actores y otros.
Todo el mundo le da órdenes.
Está claro que no logra establecer relaciones de
igual a igual, tanto en lo laboral como en lo afectivo
(Libra/Casa 2).
Eso determina que se someta a personajes que lo
mandonean y hasta pueden abusar de él, como su jefe,
los directores y algunos de sus compañeros (Leo/Casa
12). Son los típicos mandones que le aparecen siempre
a quien se mueve por el Circuito Chico de Virgo.
Gerardo entrega a priori su poder a los otros (Es-
corpio/Casa 3), se somete. Esta manera de operar la
pulsión resulta paradójica, pero respeta nuestras
hipótesis: el agente usa la cualidad de su Casa 3 como
un instrumento, sólo que en este caso, lo hace entre-
gando el instrumento al otro para que lo someta. ¿Por
qué lo hace? Porque la pulsión, aquí, consiste en ser
útil, estar integrado a un contexto. Está claro que la
forma “fácil” –“por defecto”- de lograrlo es sometién-
dose al deseo, la necesidad o inclusive al capricho del
otro.
El objeto de deseo que instala esta pulsión pro-
motora, que en el caso de Gerardo “cierra” a la perfec-
ción con el Circuito Chico, consiste en tener una vida
mejor, evolucionar, mejorar, expandirse, enriquecerse
(Sagitario/Casa 4). Para esto necesitaría ante todo
contar con la confianza necesaria. En cada caso este
objeto toma una forma concreta, como sabemos, que
aquí sería ser reconocido por su actual jefe como
director de cine. Para cualquiera que observa con cierta
distancia, este objeto resulta imposible; pero el agente
puede seguir toda la vida atrapado en esta lógica. La
obsesión con el billete de lotería muestra lo patético de

138
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

sus intentos, así como una suerte de seguro de no


realización, pues sabemos también que el objeto de
deseo no sólo no puede, sino que no debe realizarse
(en el sentido del Circuito Chico, por supuesto).
A la vista de lo anterior, resulta clara la tendencia
a identificarse con la responsabilidad, con cumplir cueste
lo que cueste, con la rigidez de los formalismos (Capri-
cornio/Casa 5). Cualquiera sea su trabajo, el agente
siempre tendrá una apariencia burocrática, rutinaria,
rigurosa y esforzada por demás, dura y, a veces, intole-
rante.
También es transparente que sus puntos débiles
son la libertad, la creatividad y la autenticidad (Acua-
rio/Casa 6).
En esta Dinámica, en su forma de Circuito Chico,
los agentes son proclives a sufrir estrés y otros trastor-
nos del sistema nervioso, que son síntomas típicos de la
cualidad de Acuario en Casa 6.
A menudo, el agente proyecta la materia de sus
sueños sobre sus semejantes/distintos, a quienes
concibe como por encima de él. En el caso de Gerardo
esto es patente, ya que su sueño es de contenido
pisciano. El cine, en efecto, es un arte propio de Piscis.
Mientras opere en el Circuito Chico Gerardo verá a los
directores como una especie de dioses y, por consi-
guiente, como habitantes de un lugar inalcanzable
para él (Casa 7/Piscis).
La imposibilidad de concretar una asociación tie-
ne como corolario que la cualidad de Aries en la Casa
8, es decir, la capacidad de crear en conjunto con otros,
quede vedada. Se puede ver ya que el individualismo
típico de esta Dinámica es un resultado de su Circuito
Chico. El agente puede crear si se asocia; pero la
estructura en que se encuentra involucrado hace que
evite asociarse, por tanto, no puede crear.

139
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

En el caso de Gerardo, las justificaciones propias


de la Casa 9 se encaminan en el sentido de la seguri-
dad que da hacer siempre lo mismo y estar siempre
allí, dispuesto para cumplir con las órdenes de otros,
así como la tendencia a moverse con pie de plomo
(Tauro), lo que, por supuesto, refuerza su posición
conservadora y fija.
Lo que Gerardo defenestra, sin duda, es su posi-
bilidad de explorar, jugar, aprender y comunicar (Gémi-
nis/Casa 10) como artista a través del cine, un arte en
el que se pueden decir de manera pública tantas cosas
con la imagen.
Todo el Circuito expone una forma decaída de
Cáncer, que aquí es el Signo hegemónico, caracteriza-
do por la cerrazón, la tendencia a satisfacer la necesi-
dad de los otros y postergar la propia, a refugiarse en
su pequeño mundo y a quedar limitado por el temor.

Comentarios a la opción 2
Como corresponde a Virgo, no podría estar más
clara la contraposición entre las dos opciones: en la de
Circuito Grande Gerardo se arriesga a un acuerdo, a
una asociación –Libra- partiendo así del Signo de su
Casa 2 y revirtiendo su situación. Es interesante ver
cómo tiene que pelearle de igual a igual a su antiguo
compañero en la discusión del contrato. Nos decía
Gerardo que en la propuesta inicial que le había hecho
quien luego fue su socio, le ofrecía el 30 % de las
utilidades y que tuvo que pelear palmo a palmo hasta
lograr un equitativo 50 %. Cuando la negociación ter-
minó y el contrato quedó a satisfacción de Gerardo,
para su sorpresa, el socio le dijo que si no lo hubiera
peleado de esa forma, nunca más hubiera hecho un
proyecto con él.

140
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Está claro pues, que Gerardo hace uso de la cua-


lidad de Escorpio en su Casa 3, una Casa que tiene
que ver mucho con la negociación. Lo que está claro,
no obstante, es que no cede nada de su poder a su
socio, arriesgándose a los típicos conflictos (Escorpio) a
que puede dar lugar una verdadera negociación.
También resulta de comprobación inmediata que
para lograr el acuerdo debe recuperar la autoestima
(Leo/Casa 12), es decir: la confianza en sí mismo como
artista.
Como ocurre en todo Circuito Grande, Gerardo
debe despreocuparse de su propio progreso, de sus
ilusiones de grandeza hasta el momento frustradas
(Sagitario/Casa 4). Debe despreocuparse porque con
la decisión que toma, esto estará asegurado de entrada
y sin discusión. Puede reposar, así, sobre la cualidad
mejoradora, evolutiva, de Sagitario, irguiéndose sobre su
propio entusiasmo realizador y conductor, pues no
olvidemos que en el Circuito Grande Gerardo será el
director, el capitán del barco, y deberá indicar a todos
los demás lo que tienen que hacer.
Lo que va a surgir de modo fácil, entonces, es la
capacidad realizadora de Gerardo, su talento para
llevar las cosas a buen término (Capricornio/Casa 5),
que hasta entonces había estado siempre al servicio de
los éxitos de terceros y que, ahora, va a ser puesta a su
propio servicio.
No dudemos tampoco que Gerardo gana en liber-
tad, ya que se interna en las aventuras de un trabajo
inspirado (Casa 6/Acuario). En cuanto a la autentici-
dad, ya lo hemos visto defenderla en la negociación
previa, de modo que podrá hacerlo también en la
ejecución de sus películas.
En el caso de Gerardo, bien podría decirse que se
trata de un “enamorado del cine”, lo que, al dejar de

141
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

ser un “amor platónico” y transformarse en actividad


artística concreta, constituye ya una realización de
Piscis/Casa 7. El hecho de asociarse (Casa 7) para
producir cine (Piscis) sería otro modo de interpretar
de modo virtuoso esta Casa. Es probable que su éxito
como realizador (observemos el sesgo capricorniano de
este título que se aplica a los directores de cine –
Capricornio/Casa 5), lleve a Gerardo a un cambio,
también en su vida afectiva (Casa 7).
Es obvia también la lectura que podemos hacer
de su Casa 8 en Aries: la sinergia con su socio se
vuelve ahora pura creación, emprendimiento, iniciativa
(Aries).
El sentido global de la vida de Gerardo cambia a
ojos vista (Tauro/Casa 9). Deja de ser desgano e indo-
lencia revestidos de una ideología mesurada en exceso
bajo el disfraz de la prudencia, para convertirse en la
formulación de un sentido estético de la vida, propio
de alguien que hace arte.
La realización, en el caso de Gerardo, será la ma-
terialización de su espíritu lúdico, exploratorio (Gémi-
nis/Casa 10), por medio de sus obras. Por otra parte,
el director es también un comunicador público, ya que
las películas exponen una visión de la vida y todo tipo
de mensajes. En el Circuito Chico, el agente de Virgo
también aporta, pero lo hace a un ámbito privado (en
este caso, la productora para la que trabaja).
La forma evolutiva del Signo hegemónico pode-
mos entenderla, en este caso, como la cualidad gesta-
dora, cuidadora, que se requiere para un arte tan com-
plejo como el cine. Recordemos que Cáncer es un
Signo ligado al teatro. Ahora bien, aquí Cáncer no está
en el mundo, sino en ese no-lugar del significante
vacío (Casa 11), de modo que lo que en el mundo es
cine, resulta ser la manifestación de una cualidad que,

142
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

si estuviera en el mundo, sería teatro. El cine sería así


teatro proyectado desde la trascendencia, teatro
expulsado, que vuelve transfigurado.

143
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

144
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Libra

Aldana cambia la cerradura

Planteo de la situación
Aldana está casada con Flavio desde hace 2 años.
La pareja funciona bien, pero ocurre que la madre de
Flavio, Ester, que ha quedado viuda unos meses atrás,
comienza a intervenir cada vez más en sus vidas. Casi
todos los días va a la casa de ellos con cualquier
pretexto. Tiene la llave y, como ellos trabajan casi todo
el día, entra y les deja preparadas las comidas sin
siquiera consultarlos sobre lo que quieren; por otro
lado, compra y coloca objetos y adornos a su antojo,
de modo que cada vez que llegan por la noche hay
alguna novedad.
Los domingos los pasan en la casa de Ester,
quien, con el pretexto de que se siente sola logra que
Flavio y Aldana concurran siempre. Lo notable es que
van también los otros hermanos de Flavio, sus parejas
e hijos, de modo que cualquiera puede ver que la
supuesta soledad es sólo un modo de manipular a
Flavio. Para peor, cuando se sientan para almorzar,
Ester se ubica siempre entre Aldana y Flavio, en una
actitud que desequilibra a Aldana, y la situación se
repite domingo tras domingo.
Por otra parte, como Flavio gana lo suficiente, Es-
ter lo convenció de que le entregue el sueldo de
Aldana. Ester se dedicó siempre a las inversiones
especulativas, es muy hábil en este rubro y le propuso
hacer inversiones que rinden un rédito mucho mayor
que un plazo fijo. Aldana se siente frustrada cada vez

145
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que le entrega todo lo que ha ganado a Ester; pero lo


cierto es que sus ahorros hasta el momento se han
multiplicado.
A menudo Aldana se autoconvence diciéndose
que para gozar de la vida y pasarla bien hay que ser
flexible y abierta, que la vida es una suerte de juego,
por lo que no amerita entrar en conflicto.

Opción 1:
Aldana desearía quedar embarazada, pero toma
pastillas anticonceptivas sin que Flavio lo sepa, por-
que teme que, en caso de tener un hijo, su suegra se
apodere del bebé e invada todavía más sus vidas, algo
que –piensa- no podría soportar y acarrearía una
ruptura con Flavio, a quien ama.
Cada vez que ve la oportunidad, ella intenta de-
mostrarle a Flavio que su madre lo manipula. Lo
exhorta con suavidad a liberarse de ese yugo y a
liberarla así a ella también. Pero él con toda facilidad
pasa a la ira y casi siempre terminan distanciados. A
veces intenta poner en juego la seducción, pero tam-
poco sirve de nada.
También se propuso hacer acuerdos con Flavio;
por ejemplo, ir a la casa de Ester cada quince días, o
aceptar sus comidas solo los fines de semana. Pero
nada de esto le da resultado; Flavio a veces acepta,
pero luego en la práctica no lo sostiene.
En cierta ocasión logra que visiten a un terapeuta
especializado en temas de pareja, pero Flavio se niega
a ir una segunda vez. No obstante, cree que si perse-
vera, tarde o temprano va a convencerlo y él se dará
cuenta de su situación… Mientras tanto, acumula
resentimiento, del que apenas toma consciencia y
mucho menos se atreve a manifestar y, por otra parte,
posterga sus deseos de ser madre.

146
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Opción 2:
Un sábado, Aldana entiende que tiene que poner
un límite: le propone a Flavio que al día siguiente
vayan a dar un paseo a Tigre y almuercen solos junto
al río. Este programa supone no cumplir con el rito del
almuerzo en casa de su suegra. Flavio reacciona muy
mal, discuten con acritud durante un largo rato, pero
Aldana no cede en su propuesta. En definitiva, el
domingo Flavio va solo a lo de su madre.
Cuando vuelve, por la tarde, ella le confiesa que
está tomando anticonceptivos porque en esas condi-
ciones no quiere quedar embarazada, lo que provoca
una nueva discusión violenta. Él se va a lo de su
madre dando un portazo, Aldana se queda en su casa
y, a la mañana siguiente, bien temprano, hace cambiar
la cerradura, encargando sólo dos copias, una para
ella y otra para darle a Flavio, si es que vuelve…
Flavio regresa por la noche y no puede entrar.
Ella está ausente porque es profesora de historia del
arte y los lunes tiene clases hasta tarde. La espera en la
vereda. Cuando ella llega, Flavio le propone ir a cenar
por allí cerca y conversar.
La conversación no es fácil para Aldana, pero se
mantiene firme: la condición principal es que la madre
de Flavio no tenga llave y que avise antes de venir.
Por otra parte, ella quiere que entre los dos adminis-
tren tanto el dinero que aporta él como el que aporta
ella, por lo que dejará de dárselo a su suegra. La
contrapartida es que, bajo esas condiciones, pueden
pensar en tener un hijo.

Comentarios a la opción 1
La posición de Aldana en la primera opción es a
ojos vista propia del Circuito Chico. Ella prefiere no
entrar en conflicto (Escorpio/Casa 2) con su esposo

147
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

cuestionando las actitudes invasivas de su suegra.


Prioriza la pulsión libriana y niega o posterga para otro
momento (Sagitario/Casa 3), sus deseos, y cualquier
reacción que pudiera complicar su vínculo.
Para esto tiene que dejar a la espalda nada menos
que su propia integridad (Virgo/Casa 12). ¿Cómo es
esto? Virgo es el Signo de la completud singular, es el
punto en que el agente singular reúne todas sus partes
esenciales, de modo que puede colocarse en cualquie-
ra de sus posiciones psíquicas interiores según las
circunstancias. En especial en esta Dinámica se trata
de la integración de la función paterna, cuya falta se
manifiesta como incapacidad para poner límites y
hacer valer su propio discernimiento. Y esto es lo que
olvida el agente cuando recorre el Circuito Chico de
Libra. Si necesita complementarse, es porque se siente
incompleto, o sea deja en la sombra la cualidad pater-
na que se integra en Virgo.
En nuestro ejemplo, uno de los indicadores de la
falta de integración de Aldana es la entrega de su
dinero a Ester. Aldana se siente incompleta sin Flavio,
y uno de los costos es que le aparece una administrado-
ra (Virgo) que opera mediante procedimientos que
ella no comprende (Casa 12) y se apodera del manejo
de su dinero con el pretexto de acrecentarlo. Así
vemos cómo el modo de evitar el conflicto (Escorpio),
que implicaría asumirse como entera (Virgo), se expo-
ne como búsqueda de una expansión cuantitativa de su
dinero (Sagitario/Casa 3), instrumento con el que su
suegra, especulando (Escorpio/Casa 2), acrecienta su
capital.
El objeto de deseo en este Circuito está centrado
en Capricornio: la ley de los padres, las fórmulas proba-
das por el tiempo y la experiencia. Aldana trata de
asegurarse esto, lo que refuerza el sometimiento a su

148
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

suegra, supuesta portadora de ese saber experto y


probado. Pero a no dudarlo: además Aldana debe ser
tributaria de muchos otros modos de conducirse
sancionados por el tiempo, la costumbre y el deber.
La posición de Acuario en la Casa 5 podemos de-
tectarla en esa impersonalidad que ella se impone. La
imagen de su identidad aparece como una transparencia
que deja ver por detrás a Flavio y a su suegra.
En cuanto a Piscis en la Casa 6 resulta obvia la di-
ficultad para completarse, para ser un todo –relativo,
pequeño, pero todo al fin-, en lo que resuena la posi-
ción de Virgo en la Casa 12, es decir, en oposición. Se
echa de menos también en Aldana la capacidad
empática. Ella acompaña a Flavio; pero es evidente que
el costo de su actitud de entrega es la despersonalización
(Casa 5/Acuario), como vimos. Lo que concuerda con
la proyección de su apetecer (Aries/Casa 7) sobre
Flavio. Se trata de un acompañamiento fundado en la
renuncia (Piscis/Casa 6) a las propias apetencias
(Aries/Casa 7)). Actitud que desemboca en la pasivi-
dad, en una entrega inercial o solo física (Tauro/Casa
8), como si Aldana prestase su cuerpo casi inerte para
las apetencias de Flavio. Hay una suerte de debilidad
del alma, una pérdida por goteo del alma (otra vez
Piscis/Casa 6).
Entonces tampoco puede sorprender que Aldana
justifique su conducta con una ideología que entiende
la vida como mero juego, falta de compromiso, una
filosofía de la intrascendencia (Géminis/Casa 9).
Y es, de tal modo, inevitable que elija no ser madre
(Cáncer/Casa 10). Ella “mata” esta posibilidad to-
mando anticonceptivos; elimina así el proyecto de
formar una familia propia, pues se deja cooptar por la
familia de su marido.

149
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Lo que hay detrás de este comportamiento es lo


que podemos llamar “complejo de hija”. En efecto: la
agente proyecta su apetecer sobre su pareja (él es quien
tiene apetencias) (Aries/Casa 7); a la vez, reduce a su
pareja según la cualidad de su Casa 4 –Capricornio-,
es decir: lo reduce a “padre” (de ella). Con lo que la
pulsión promotora (Libra/Casa 1) la coloca en el lugar
de “hija” de su pareja. Al ser hija –pero “casada” con
el devenido “padre”- tiene que eliminar su propio
destino de conformar una familia propia
(Cáncer/Casa 10), ya que esto la sacaría del lugar de
hija y la pondría en el de esposa y madre.
Este “complejo de hija” vale, por supuesto, tam-
bién para varones, aunque sufre las adaptaciones que
sean necesarias.
Y este “ser hija” es, en esta Dinámica, la manifes-
tación involutiva de Leo, el Signo hegemónico aquí
(Casa 11).
Es posible pensar, además, en una forma alterna-
tiva de la hegemonía de Leo en esta Dinámica, ya que,
como sabemos, el yo-leonino contiene dos instancias
interiores: la filial y la maternal, ambas facetas del yo
singular. De tal modo, si la forma explicada arriba
corresponde al ser hija, nos queda por pensar una
forma que corresponda al ser madre.
En este último caso el agente proyectará también
la cualidad de Aries sobre su pareja, y la reducirá a lo
paterno, pero en lugar de asumir el rol de hija de ese
esposo-padre, podrá colocarse en el lugar de madre,
que se complementa con el de padre. Su lugar será
pues, el de madre de su esposo-padre.
Esta posición lleva a suprimir también la propia
maternidad (entendida en su sentido genuino) y a
reemplazarla por el rol de madre de su pareja.

150
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

En ambos casos, estamos en el Circuito Chico de


la Dinámica de Libra.

Comentarios a la opción 2
Para circular por el Circuito Grande, como hemos
visto, la clave es partir de la Casa 2, que aquí es Escor-
pio. Y eso es lo que hace Aldana al negarse a ir a la
casa de su suegra y proponerle a Flavio un programa
alternativo más acorde con sus deseos. Con su actitud
va directo a la posibilidad de conflicto, corre ese riesgo.
Y eso es lo que ocurre, pero ella se mantiene en su
posición a pesar de la fuerza que ejerce la pulsión
promotora (Casa 1)-. El valor de su posición reside,
pues, en que logra mantenerse firme, sostener el
conflicto y no ceder ante las agresiones o presiones de
Flavio.
Ella logra así confiar (Sagitario/Casa 3) en la for-
taleza de su relación, o bien, llevando las cosas más
lejos, en la posibilidad de construir una relación con
otra persona en el futuro.
Como sabemos, al partir de la pulsión de la Casa
2, la cualidad de la Casa 12 se manifiesta de modo casi
instantáneo. En este caso se trata de la sensación de
completud relativa (Virgo/Casa 12). Decimos “relativa”
porque se trata de la completud de la persona singu-
lar, y no de alguna completud mística o absoluta. Si
siguiera sintiendo que necesita algo que sólo Flavio
puede darle, no daría este paso fundamental. Pode-
mos deducir entonces que actúa como si fuera un
pequeño todo, remediando así lo que llamamos su
síntoma, su punto débil, que es la sensación de incom-
pletud (Piscis/Casa 6).
Esta actitud la conecta con su libertad personal
(Acuario/Casa 5), al tiempo que le permite reconci-

151
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

liarse consigo misma, es decir, integrar o conjugar


todas sus partes, y ganar autenticidad.
Esta Dinámica permite comprender con mucha
claridad la diferencia entre lo que venimos llamando
pulsiones (que corresponden a las Casas 1 y 2) y lo
que llamamos apetencias (que corresponden a Aries).
En este caso hay una oposición entre ambas instancias.
Si el agente transita el Circuito Chico la oposición de
Aries en Casa 7 es irresoluble; por tanto, las apetencias
(Aries) permanecen como algo inaccesible, proyecta-
das sobre el otro. El agente tiende a no sentir las
apetencias. Se deja llevar por la pulsión de Libra (Casa
1), controlando, por supuesto, la de Escorpio (Casa 2),
y esto le cierra el camino a las apetencias (Aries). Es
decir, el agente llevado por su pulsión de armonizar,
de acordar, proyecta o al menos retiene su apetencia,
por el temor de que, si la expusiera, podría no lograr
la armonía, el otro podría enojarse, decepcionarse, etc.
Privilegia la paz y la armonía a tal punto que está
dispuesto a renunciar a sus apetencias para lograrla.
En cambio, en el Circuito Grande, el agente toma
contacto de entrada con la pulsión escorpiana de la
Casa 2, lo cual implica que también incluye la pulsión
libriana, y esa confluencia le habilita el acceso a sus
apetencias (Aries), ya que de entrada asume el conflic-
to. Pero aquí, como Aries está en el escenario de los
vínculos de paridad, jugar las propias apetencias
equivale a hacerlo con el otro. La posición conduce a
una suerte de apetencia acordada, conjunta, que no
por eso deja de ser genuina.
De hecho, Aldana logra no sólo tomar contacto
con su apetecer, sino al mismo tiempo con sus pulsio-
nes; pulsión y apetencia actúan de modo simultáneo y
unificado. Por eso puede exponerla y jugar su decisión
fundándola justo en su apetencia; pero reparemos en

152
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que las apetencias que ella expresa involucran a


Flavio, es decir, se ponen en juego con el otro. Aldana
no dice “me voy a almorzar sola”, sino “vayamos a
almorzar a otro lugar y no a la casa de tu madre”.
Con ese planteo Aldana levanta la proyección de
la energía ariana. En este punto es esencial que ella no
se limite a negarse a ir a casa de su suegra, sino que,
ante todo, proponga una salida alternativa y conjunta.
Por otra parte, su segunda propuesta, dirigida a
administrar en conjunto la totalidad de los ingresos de la
pareja, se corresponde con una buena lectura de Tauro
en la Casa 8.
Con su actitud Aldana propicia un verdadero
acuerdo, tal como indica su pulsión promotora (Li-
bra/Casa 1), en donde las apetencias de ambos
(Aries/Casa 7) están contempladas y donde ambos
ceden en parte y de modo proporcionado a la apeten-
cia del otro.
Es cierto que Fabio tiene que redefinir sus ape-
tencias para llegar a un acuerdo, pero lo que sucede en
la situación planteada está fuera de eje, muestra una
inclinación inadecuada hacia Fabio, y es por eso que
es él quien tiene que modificar el contenido de sus
propuestas.
A menudo quienes transitan esta Dinámica con-
funden acordar con ceder a la apetencia del otro para
evitar el conflicto (inclusive sometiéndose en algunos
casos), tal como le ocurría a Aldana en la primera
opción. Un acuerdo verdadero, por el contrario, exige
exponer y defender las propias apetencias, escuchar y
respetar las del otro y lograr una fórmula que, sin
aniquilar ninguna de las posiciones, logre un resulta-
do equitativo y proporcionado.

153
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El acuerdo le abrirá a la pareja el camino para la


realización del logro en esta Dinámica (Cáncer/Casa
10), es decir, dar forma a una familia.
El Signo hegemónico, Leo, se manifiesta entonces
en todo su esplendor, ya que por un lado Aldana
logra la madurez de su propio yo, puede brillar por sí
y de la forma más alta posible en el vínculo. Por otro
lado, el símbolo de esta realización es el hijo que va a
nacer.

154
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Escorpio

Un camino empedrado de buenas intenciones

Planteo de la situación
Hugo es un abogado penal acostumbrado, cuan-
do es preciso, a “arreglar” las causas con la mafia
judicial y policial. Él se pretende un justiciero y se
jacta de que con sus métodos salva a muchos inocen-
tes. Su deseo profundo, que solo revela en rarísimas
ocasiones, es no obstante, no tener que recurrir a
procedimientos de esta índole. Quizá por eso, también
tiene una fundación que ampara y encausa a presos
una vez que salen en libertad. Claro que muchos
terminan trabajando para él en condiciones laborales
dudosas, ya que tiene una empresa de remises a
nombre de un testaferro.
Un abogado rival, más rico, poderoso e inescru-
puloso que él, le tiende una trampa para sacárselo de
encima involucrándolo con falsedades en una estafa;
el propósito es hacerse de su cartera de clientes cerca-
nos a la farándula, con los que Hugo ha obtenido
grandes ganancias y fama.
Cuando la causa que lo involucra llega a la
Cámara de Apelaciones, resulta que hay un juez que
está del lado de su enemigo, pues trabaja para él
desde hace mucho; un segundo juez que tiene fama de
honesto y un tercero que acaba de ser nombrado, es
bastante joven y nadie lo conoce.
Justo en ese trance, su hijo, que lo admira y no
conoce los aspectos ambiguos de la actuación de su

155
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

padre, se recibe de abogado y le pide asociarse a su


Estudio.
Hugo se encuentra ante varias encrucijadas: por
un lado, si acepta asociarlo, siente que está corrom-
piendo a su propio hijo; si lo acepta, pero no le revela
todos los aspectos de su trabajo, lo tiene que engañar y
rebajarlo a una suerte de “cadete”. Por otro lado, si
éste, al conocer la verdad se negase a trabajar con él,
significaría que ha perdido su confianza.

Opción 1
Hugo decide entrar en contacto con el nuevo juez
en forma secreta. Le envía un emisario para sondearlo
y ver si resulta sensible a sus ofrecimientos.
Entretanto acepta que su hijo comience a trabajar
con él, pero le oculta toda referencia a los procedi-
mientos que a veces utiliza; le encarga sólo los expe-
dientes “limpios”. No le cuenta tampoco su situación
con el estudio rival ni su estrategia al respecto.
Tiene la sensación de que si es cuidadoso podrá
controlar todo y mantener las cosas como hasta ahora.
Uno de sus mejores amigos le cuestiona esta es-
trategia de ocultamiento que deja al hijo al margen del
verdadero movimiento del Estudio; sin embargo,
Hugo aduce que tiene que protegerlo, ya que no
desearía que él cayese en sus mismos métodos.
La maniobra sobre el juez recién nombrado fraca-
sa, éste se da cuenta de inmediato de las intenciones
de Hugo y si bien le indica al emisario que no va a
tomar ninguna medida porque no tiene pruebas, le
encarga que le transmita que se cuide, pues no está
dispuesto a tolerar ese tipo de insinuaciones.
Hugo se da cuenta que ha empeorado su situa-
ción; teme que, a pesar de que en este caso es inocente,
el fallo se resuelva en su contra. Además, es probable

156
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que no pueda ocultarles a su hijo y a otras personas


todo el asunto.

Opción 2
La intención de su hijo de asociarse con él le pro-
duce a Hugo una conmoción que lo lleva a replantear
toda su conducta.
Se decide a hablar con su hijo y explicarle los as-
pectos oscuros de su conducta con la idea sincera de
plantearle abandonar ese tipo de prácticas. Le dice
que no es necesario recurrir a la coima u otros recur-
sos antijurídicos, que el número de juicios que hubiera
ganado y perdido, en caso de no hacerlo, hubiera sido
más o menos el mismo y que quizás no tendría ahora
una situación económica tan holgada, pero que sin
duda viviría muy bien.
El hijo le agradece la sinceridad y comienzan a
trabajar como socios en su propio caso y en todo lo
demás.
Deciden confiar en la honestidad y el criterio del
nuevo juez y argumentar ellos mismos con veracidad.
Tiempo después, la Cámara dicta el sobreseimiento de
Hugo y el fiscal inicia acciones de oficio contra el otro
abogado.
A pesar de haber sido sobreseído, algunos clien-
tes dejaron de confiar en Hugo; otros lo abandonaron
debido a la nueva forma de trabajar. Sin embargo el
Estudio pudo, con el tiempo, capear el temporal
gracias a los aportes y el entusiasmo de su hijo.

Comentarios a la opción 1
Tratándose de Escorpio, las situaciones suelen
tomar un cariz moral. Sin embargo, no es nuestra
intención plantear un dilema moral, ni argumentar a
favor de una de las opciones por el hecho de que sea

157
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

más defendible desde el punto de vista moral. Vamos


a dejar de lado toda consideración ética o moralista.
Nuestro propósito es comprender las situaciones
desde el punto de vista de la dinámica energética que
está en juego. En todo caso, si juzgamos que circular
por el Circuito Grande es conveniente, no lo hacemos
fundados en razones éticas, más bien podemos sospe-
char que es al contrario: una de las opciones aparece
como moralmente superior debido a que es una forma
propia del Circuito Grande, y no ocurre, en cambio,
que es propia del Circuito Grande por ser moralmente
superior.
Lo que sí nos interesa poner de manifiesto es la
intención de Hugo, en la primera opción, de instalarse
como por encima de la ley, es decir, de sojuzgar o
controlar lo que representa Sagitario en la Casa 2. Para
ello se apoya en lo que para él es ya una costumbre, un
uso habitual (Capricornio/Casa 3), y si le cuestionáse-
mos estas acciones, no sería extraño que argumentase,
sobre la base de la experiencia, que cierto “realismo”
referido a la corrupción en las instituciones, lo habilita
a tales recursos, a los que no le gustaría recurrir, si no
fueran prácticas comunes en ese ámbito. Por otra
parte, aduciría que lo hace para defender causas que
él considera justas.
El objeto de deseo de Hugo en esta opción es
mantenerse intocado, puro, inmarcesible (Acuario/Casa
4), pero es obvio que la identidad que ha venido
sosteniendo ante su hijo es pura imagen, apariencia
(Piscis/Casa 5), ya que no condice con la realidad de
su práctica como abogado.
El estilo de su acción se muestra en el modo de
ejercer la profesión: el ocultamiento es un modo de
operar típico (“asesina” a Leo/Casa 10), él no puede
exhibir sus prácticas por razones obvias. Este modo de

158
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

actuar le da cierta eficacia como abogado, a costa por


cierto, de la ley; pero la situación con su hijo muestra
sin duda las limitaciones que implica: la pérdida de
libertad de acción y de vitalidad (Aries/Casa 6).
La Casa 7 en Tauro aparece aquí bajo la forma de
considerar al otro como pura mercancía, como compra-
ble. Y esto se enfatiza en la combinación Gémi-
nis/Casa 8, ya que toda sinergia se concibe como
comercio oculto, como toma y daca disimulado.
Cuando el amigo le plantea a Hugo sus dudas
acerca de la estrategia que está llevando a cabo, éste le
expone una justificación típica de Cáncer/Casa 9:
“todo lo hago para proteger a mi hijo” y –podríamos
agregar nosotros- “a mi familia”.
Queda claro que lo que asesina es su verdadera
identidad, su capacidad de exponerse ante el mundo tal
cual es. Y es probable que también deteriore la rela-
ción con su hijo (Leo), es decir, su paternidad (Casa 10)
que, de una manera u otra, va a quedar lesionada. Sea
que éste reaccione tomando distancia, sea que se
avenga a los procedimientos corruptores de su padre,
tanto la figura de uno como del otro caen al mismo
tiempo (Leo/Casa 10).
Lo que se muestra en este caso, como en cual-
quiera que exponga el Circuito Chico de Escorpio es
una forma débil o involutiva de Virgo, Signo hegemó-
nico en esta Dinámica. En efecto, se trata aquí de la
manera en que buscamos integrarnos. Lo que sucede es
que la presente resolución implica que la integración
se produce en la clandestinidad, en la oscuridad,
amparada en pactos secretos. Es una integración
desequilibrada, en la que una parte somete y explota a
otras con métodos impresentables.
La igualdad, el equilibrio, la ecuanimidad, la justicia
(Libra), quedan así a la espalda del agente (Casa 12).

159
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

En nuestro ejemplo, Hugo deja fuera de juego todo


esto en su procedimiento dirigido a corromper la
persona misma de los jueces.

Comentarios a la opción 2
En la opción 2 Hugo parte de la confianza (Sagita-
rio), tanto en su hijo, como en el nuevo juez y, sobre
todo, de la aceptación de la ley, del procedimiento
transparente, luminoso. Esto es lo que le permitirá
recorrer el Circuito Grande.
Como siempre, este salto hacia una decisión car-
gada con la cualidad de la Casa 2 no es algo fácil. Si
Hugo se propusiera simplemente “confiar”, no lo
lograría, ya que está acostumbrado a tomar decisiones
impregnadas de la cualidad de Escorpio (Casa 1). Por
tanto, tiene que decidir su acción “como si” confiara.
Las preguntas claves serían: ¿qué haría yo si confiara?
¿Cómo me comportaría? Confrontado con esas pre-
guntas, es seguro que Hugo obtendría el contenido de
su decisión. El punto es, a partir de ese contenido…
¡hacerlo!
Al poner todas las cartas sobre la mesa frente a su
hijo, se revierte la interpretación que hicimos para la
opción 1, respecto de Leo/Casa 10. Ahora la relación
con su hijo y él mismo se vuelven claros, visibles.
Enseguida construyen una verdadera asociación,
es decir de igual a igual, con su hijo, rescatando la
cualidad Libra de su olvido en la Casa 12. Al mismo
tiempo y en el mismo movimiento rescata su conexión
con los jueces y la justicia institucional, que también
son formas de Libra.
Para todo esto, es evidente que tiene que moverse
según el criterio de lo correcto, según el deber de su
profesión (Capricornio/Casa 3) y, por otro lado, afron-
tar el cotejo con su propia realidad frente a su hijo.

160
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

De tal forma, la pureza de su accionar (Acua-


rio/Casa 4) es algo ya sobreentendido, algo que va de
suyo, cosa que queda en claro una vez que se pone en
movimiento la sociedad de Hugo con su hijo. Como
en todas las Dinámicas, la cualidad de la Casa 4 queda
como un piso una vez que el agente se encuentra con
su otro (Casa 7) y comienzan a cooperar en el proyecto
común.
De este modo, también, Hugo cierra, da por ter-
minada (Piscis) su identidad (Casa 5) anterior, en la que
él se presentaba bajo una imagen engañosa, falsa en
buena medida. En el Circuito Grande, esta posición
aparece como un sentimiento de empatía (Piscis) hacia
su hijo (Casa 5) y, con probabilidad, como una capaci-
dad de ejercer cierto carisma no sólo frente a éste, sino
en general.
Asimismo, su Estudio de Abogacía recupera la vi-
talidad con la sangre nueva del hijo y puede iniciar una
etapa de trabajo renovado y ahora frontal, sin dobleces
(Aries/Casa 6).
Es esperable que esta asociación con su hijo sea
muy próspera y sólida, a la vez que placentera (Tau-
ro/Casa 7). Es probable que el trabajo en común le
permita al Estudio diversificarse en otras especialidades
(Géminis/Casa 8), así como desarrollar contactos y
aprendizajes comunes. La comunicación fluirá con
libertad, potenciando la sinergia entre todos los inte-
grantes del Estudio.
El sentido de proteger, propio de Cáncer en Casa 9
se realiza de un modo mucho más amplio y efectivo,
ya que Hugo está protegiendo no sólo a los clientes,
sino a las instituciones y, en cierto sentido, a la comu-
nidad toda.
El sentido hegemónico (Casa 11) de Virgo se
aprecia a partir de lo anterior: Hugo puede ahora

161
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

integrarse a la comunidad (jurídica, judicial, política y


social) de un modo explícito, no teniendo que ocultar
su accionar, sino brillando como un ejemplo. Hay
plena integración porque quien se integra es el verda-
dero Hugo y no la imagen que él pretendía dar antes,
un fantasma de sí mismo.

162
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Sagitario

Avance retrógado

Planteo de la situación
Enrique es un físico de 39 años de edad. Viene
realizando un trabajo brillante como investigador del
Conicet. Trabaja sin horarios fijos, pero los días de
semana pasa más tiempo en el laboratorio que en su
casa. Al punto de haber improvisado una cama para
aquellas ocasiones en que decide pasar la noche en el
Instituto de Investigaciones.
Domina el área en que investiga y se mueve con
soltura en todo el universo de la Física actual; el
equipo que conduce está a la cabeza en el mundo en
su temática. A menudo viaja a Congresos y da confe-
rencias en diversos países. Tiene artículos publicados
en las mejores revistas internacionales de ciencias.
No es un ser solitario, tiene muchos amigos y una
familia típica; se reserva los tiempos para estar con sus
dos hijas ya casi adolescentes. Jamás trabaja los sába-
dos y domingos, que dedica a su familia y amigos con
exclusividad casi fanática.
Sin embargo, las tribulaciones de Enrique comen-
zaron desde que se hizo cargo de una cátedra del
Doctorado de Física en una prestigiosa universidad
privada. No es que lo necesitara desde el punto de
vista económico, pero el director del Instituto lo
convenció con el argumento de que todos sus colegas
tenían cátedras y que representaba una actitud muy
egoísta no enseñar para transmitir a las nuevas gene-

163
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

raciones su experiencia y vastos conocimientos. La


verdad es que los argumentos del Director le impre-
sionaron, así que aceptó el desafío. En su fuero íntimo,
Enrique siempre quiso enseñar y, en cierto modo, lo
hace todo el tiempo hacia sus colaboradores.
Empezó con gran entusiasmo, ya que se sentía
muy seguro de su saber. Pero en poco tiempo, los
viernes, el día de sus clases, se transformaron para
Enrique, en una batalla. Los alumnos, que ya han
cursado toda la Carrera, lo cuestionan todo el tiempo.
Las preguntas que le hacen lo incomodan sobremane-
ra. Él no acierta a captar la dimensión emocional y
vital de las preguntas y tiende a contestar siempre
desde el saber. Está identificado con los temas que
intenta transmitir, por lo que se toma cualquier duda
de los alumnos como un ataque personal. El resultado
es que tiene continuos conflictos con sus alumnos.
Esta situación se traduce en que éstos comienzan a
faltar a clase, a llegar tarde y él siente que no se com-
prometen. Al final del curso, Enrique piensa que la
mayoría de los alumnos no merecen ser aprobados.
Pero esto le plantea un fuerte conflicto, ya que son
alumnos que han sido brillantes en toda la Carrera y
que cuentan con directores de tesis del más alto nivel.
Está tan preocupado que habla de este conflicto
con sus amigos más cercanos. Ante ellos se queja con
desdén del “nivel” de sus alumnos e inclusive de la
juventud en general, de su falta de responsabilidad,
capacidad e interés. Llega inclusive a cuestionar a la
universidad y a todo el sistema educativo.

Opción 1
Angustiado por esta situación, que no sabe cómo
resolver, Enrique comienza a sentir que el tiempo y la
energía que le insume este conflicto, perjudican los

164
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

resultados de sus investigaciones. Entonces habla con


franqueza con el Director del Instituto donde trabaja,
quien le había sugerido tomar la cátedra, y le explica
que su misión está en la investigación, donde puede
hacer aportes valiosos a la humanidad; que sus conti-
nuos viajes ya de por sí le quitan mucho tiempo y que
además no necesita el antecedente docente para
engrosar su currículum.
Al final presenta su renuncia indeclinable ante el
rector, aduciendo razones de tiempo y otros motivos
particulares. Se deshace en elogios hacia la Universi-
dad y la conducción de sus autoridades y se lamenta
por dar este paso.

Opción 2
Al terminar el curso lectivo, Enrique decide que
tiene que hacer algo para revertir la situación tan
desagradable que se da en sus clases. Le pregunta a
Laura, una profesora que ha conocido hace poco en la
Universidad, que es psicóloga y está muy dedicada a
la temática pedagógica, qué puede hacer.
Laura le asegura que es posible modificar la si-
tuación. Le indica que, dado que él jamás realizó
estudios o prácticas en el área pedagógica, psicológica
o, inclusive sociológica, los resultados son los espera-
bles. Que no se trata de lo que transmite, sino de cómo
lo hace. Que la docencia es una profesión específica
tanto como la física, y que también se aprende.
La profesora se toma unos días y le arma una
suerte de programa de estudios más o menos acelera-
do que, a su juicio, dará un resultado sorprendente.
Incluye asuntos como técnicas para empatizar, técni-
cas de análisis psicológico, técnicas pedagógicas de
base emocional, talleres de variado tipo, algunos con
compromiso corporal, y decenas de cuestiones sobre

165
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

las que Enrique jamás siquiera había pensado o sabía


que existían.
Enrique se resiste a ocupar otra vez el lugar de
discípulo; pero reúne toda su voluntad y se embarca
durante todo un año en estos estudios. Pide una
licencia en la Universidad y deja a sus ayudantes a
cargo de la cátedra con la promesa de regresar al año
siguiente…

Comentario a la Opción 1
En esta opción, Enrique no acepta que, pese a ser
un investigador notable, carece del conocimiento y el
entrenamiento necesarios para enseñar. Se trata de
una diferencia sutil entre dos formas de Sagitario: el
saber y el enseñar. Enrique se hace fuerte en el saber y
se rehúsa a la posibilidad de aprender (y por tanto,
enseñar).
El utiliza la cualidad de Acuario/Casa 3 para to-
mar distancia de la institución educativa, la Universi-
dad (Capricornio/Casa 2), con lo que, al mismo
tiempo rehúye del conflicto que lo enfrentaba con sus
alumnos (Escorpio/Casa 12). En realidad, los encon-
tronazos con éstos no hacían más que escenificar su
propio conflicto interno fruto de enfrentar una situa-
ción que no podía resolver con su vasto conocimiento
en Física.
La situación planteada en el aula contradice la
ilusión que sostiene este Circuito Chico, que es saberlo
todo (Piscis/Casa 4). Por tanto, Enrique se aleja de esa
situación que lo sume en la angustia, para seguir
sosteniendo esa ilusión.
La posición de Aries/Casa 5 aparece como hosti-
lidad y hasta agresión hacia sus alumnos.
Tauro en la Casa 6 se expresa como una fuerte di-
ficultad para ubicarse en una posición receptiva. Enri-

166
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

que no puede escuchar a sus alumnos, ni tampoco


escucharse a sí mismo, en el sentido de que no se hace
cargo de su propia angustia ante lo que no sabe.
La incapacidad de escuchar es, en verdad, un re-
chazo a las preguntas, incluso a las propias (Gémi-
nis/Casa 7). Se trata sobre todo de esas preguntas
sobre las que no hay respuesta a la vista, o que cues-
tionan a fondo el saber que esgrime el agente. Esas
preguntas le causan verdadera angustia, pues son los
instrumentos que ponen en duda el aseguramiento del
objeto de la pulsión: saber todo.
En este Circuito Chico, el agente cree que todo lo
que sabe lo tiene que volcar en sus alumnos –u otros
subordinados-, de modo que tiende a formar una
suerte de “clones” de sí mismo. Es decir, trata de
reproducir en los otros su propio saber. Esto se relacio-
na con la posición de Cáncer en la Casa 8. Se propone
hacer crecer a los alumnos, pero en verdad actúa como
si se tratase de un proceso controlado dirigido a deposi-
tar el saber en sus mentes. Los alumnos quedan
encerrados en el límite del saber del maestro. En el caso
de Enrique, los alumnos están en una fase muy avan-
zada de sus carreras, de allí que lo cuestionen al punto
de sacar a luz el conflicto subyacente en este Circuito.
La posición de Leo en la Casa 9 puede leerse de
manera muy sintética: “la verdad soy yo”. El agente se
identifica con su saber. Pretende que todos crean en su
verdad, lo que significa que lo sigan a él. Si lo relacio-
namos con Cáncer en la Casa 8, estamos ante una
posición que dice “o estás conmigo (adentro del círculo
apreciado o querido), o estás afuera, excluido, expa-
triado”.
Es obvio que en este Circuito el agente no hace su
trabajo, que sería enseñar de verdad. A menudo termi-
na en un cumplimiento burocrático de su función

167
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

(Virgo/Casa 10), cumple con el “programa”, pero no


empatiza con los alumnos; la tarea se transforma así
en un simulacro.
Como resultante del sentido hegemónico (Casa
11), encontramos que las relaciones asimétricas, como
todas la que corresponden a algún tipo de conducción
(Sagitario), se transforman en vínculos de sometimiento
cargados de hipocresía (Libra de Circuito Chico). Esto
es extensible, por supuesto, a la relación docente-
alumno, como es el caso de Enrique. A menudo el
docente somete a sus alumnos a un proceso de forma-
teo o simple reproducción, cuando no cae en compor-
tamientos humillantes, transformando la relación
asimétrica maestro-alumno, en una relación carente de
amor (Libra). El amor es lo que equilibra la asimetría
propia de las relaciones sagitarianas.

Comentario a la Opción 2
La clave de esta segunda opción es que Enrique
acepta los límites (Capricornio/Casa 2) que tiene en
relación con la enseñanza y, sobre todo, toma una
decisión que supone asumir tales límites. Enrique
decide a partir de su realidad, aceptada a regañadien-
tes, pero aceptada al fin.
Esta decisión supone un giro radical (Acua-
rio/Casa 3) que lo devuelve a una situación a la que
estaba desacostumbrado: debe colocarse en la posición
de alumno (Géminis/Casa 7).
Asumir su realidad implica, al instante, enfrentar
la idea de que está envuelto en un conflicto importante
con sus alumnos y, más aún, de que hay zonas oscuras
en él mismo, zonas de soberbia que le impedían darse
cuenta de su propia ignorancia. Eso significa que debe
correr el velo que oculta a Escorpio en su Casa 12.

168
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Sabemos que cuando se transita el Circuito Gran-


de los objetos que tienen la cualidad de la Casa 4
deben ser dados por cumplidos. Aquí se trata de
trasmutar la idea de “saber todo” en una actitud que
descansa en la capacidad de empatizar con los alum-
nos. Es claro que la persecución de un ideal de saber
total obtura la posibilidad de empatizar; de modo que
al asumir Enrique su parte de ignorancia, queda
abierto en consecuencia un puente que lo conecta con
los alumnos.
Su pedido de auxilio a Laura, por otro lado, es
muy interesante, ya que ella es alguien que sabe
acerca de lo que Enrique ignora. Está claro que su
alianza (Casa 7) con ella (que actúa también desde la
Dinámica en Sagitario porque es profesora) lo cons-
truye a él como discípulo o alumno (Géminis), cons-
truye su “alumnidad”.
El mero hecho de decidir aprender lo que no sabe
instala a Enrique en una disposición receptiva que sana
su déficit en ese aspecto (Tauro/Casa 6). Lo que
quedará entonces a cargo de Enrique será trasladar
esa actitud receptiva a su relación con los alumnos;
pero eso es, justo lo que está dispuesto a aprender.
Algo parecido ocurre con la posición de Aries en
la Casa 5. El docente debe ejercitar una actitud activa,
cuyo instrumento principal es la pregunta, que se
rescata también de Géminis/Casa 7; pero hay que
deslindar esa actitud interventora, de la invasión, la
agresión, el sarcasmo o la imposición, conductas propias
de Aries en este Circuito Chico.
El instrumento que libera las facultades para po-
der operar en el docente es la pregunta. Por eso, para
recuperar las cualidades de las Casas 6, 5 y 4, el
docente debe primero estacionarse en el encuentro
interrogante de Géminis en la Casa 7. De lo contrario,

169
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

es imposible. La pregunta obliga a la receptividad –es


decir: a la espera atenta de la respuesta- (Tauro/Casa 6)
y a la vez es un acto de avance, de ingreso en el campo
del otro (Aries/Casa 5), lo que posibilita el logro de
un vínculo empático (Piscis/Casa 4) que es lo que
permite que la pregunta sea la adecuada a cada mo-
mento y situación.
En paralelo con el camino que desciende hacia la
Casa 4 desde la Casa 7, se produce el camino desde
allí mismo hacia la Casa 10. La Casa 8 en Cáncer, por
ejemplo, puede entenderse como esa capacidad de
generar “complicidad” con el alumno, la fuerte sensa-
ción de estar en lo mismo, contenidos tanto el maestro
como el alumno dentro del mismo espíritu y del
mismo proyecto. Se da aquí la posibilidad de generar
una corriente afectiva centrípeta, de unión alrededor de
un mismo objetivo de crecimiento.
Entonces la Casa 9 en Leo se puede traducir en el
sentido de que el aprendizaje es el despliegue de la
consciencia, un acto colectivo de producción de luz.
Y la Casa 10, a su vez, puede entenderse como la
máxima integración (Virgo) colectiva o comunitaria. Se
ve en este punto que el saber está tejido con las condi-
ciones y situación de la comunidad en que se habita.
El saber, así como el enseñar, sólo tienen sentido si se
hallan integrados a la vida en comunidad. Quedan
fuera de foco aquellas posiciones del tipo “torre de
marfil”, en las que los intelectuales se aíslan del
entramado de su comunidad y del pueblo que la
encarna, poniéndose por encima.
Por último, vemos cómo en el Circuito Grande de
Sagitario, el significado hegemónico es el amor (Li-
bra), entendido como el ajuste, el acuerdo asumido en
libertad entre dos que, aunque puedan estar en asi-
metría o desbalance en cuanto a cierto saber, se unen

170
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

para lograr alcanzar la paridad. Enseñar, así, equivale a


producir paridad. El maestro tiene que lograr que el
alumno o el discípulo lo alcance, sea un par, un colega
en el pleno sentido del término.

171
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

172
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Capricornio

La mancha

Planteo de la situación
Javier es un economista de 40 años de edad. Ha
hecho una importante carrera en el seno de una
corporación mundial. Es conocido por la eficacia de
sus métodos y la concentración que pone en sus
acciones planificadas al detalle.
En acuerdo con su esposa, y a pesar de sentir un
gran deseo de ser padre, ha esperado diez años para
concretarlo, ya que no quería que las responsabilida-
des de la crianza interfirieran en el desarrollo de su
carrera. Así es que llegado ya a un punto bastante alto
en la jerarquía corporativa, por fin se decidió a engen-
drar un hijo, que llamó Alejandro.
En una de las primeras consultas al pediatra, éste
los derivó a un especialista en desarrollo infantil
porque notó algunos síntomas preocupantes en
Alejandro. El especialista lo sometió a varias pruebas
y les informó que Alejandro tiene un evidente atraso
en muchos de los procesos de aprendizaje típicos de
su edad y que va a requerir de ellos una atención
especial. Les dijo que el niño tiene posibilidades de
aprender y socializarse, pero que siempre va a tener
deficiencias respecto de los otros niños de su edad. El
proceso es irreversible, pero en la adultez las deficien-
cias tienden a minimizarse y suele ser difícil notar la
diferencia.

173
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Opción 1
Javier se aferra a las últimas palabras del médico
y averigua cuáles son los más acreditados métodos y
tratamientos estimuladores; dedica grandes sumas de
dinero a pagar los costosos tratamientos que se reali-
zan en el extranjero y que, según él cree, son los más
eficaces.
Entabla una suerte de pelea a brazo partido con-
tra la “adversidad”. Envía a su esposa con Alejandro a
pasar largas temporadas en distintas clínicas de
EEUU, Suiza y otros países durante toda la infancia de
aquél.
Planifica con obsesividad sus vacaciones, únicos
períodos en que convive con su hijo y su esposa.

Opción 2
Esta situación imprevista conmueve hasta los
huesos a Javier.
Siente que tiene que acompañar a su hijo desde el
afecto, el diálogo y el sostén. Ante el estupor de sus
amigos, renuncia a su brillante carrera en la corpora-
ción, para abrazar la problemática de su hijo.
Funda una consultoría propia, que funciona en
una oficina muy cercana a su casa, lo que le permite
compartir con Alejandro varias horas todos los días;
jugar con él, llevarlo a la escuela y a un centro especia-
lizado, para reforzar sus aprendizajes. No hace falta
decir que este contacto directo, como le dicen los
psico-pedagogos que lo atienden, es fundamental para
el máximo desempeño de Alejandro y su sentido de
integración a la vida social.
Por otro lado, su mujer, que es arquitecta pero no
había ejercido su profesión, comienza a hacerlo;
quizás no tanto por una necesidad económica, sino
porque al estar Javier tan dedicado a su hijo y más

174
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

cerca de la casa, ella encontró la manera de realizar


este anhelo postergado. La relación entre ambos
ingresó, contra todo pronóstico, desde que recibieron
la noticia sobre Alejandro, en una etapa armoniosa.

Comentarios a la Opción 1
El problema que le plantea Alejandro a Javier no
encaja de ninguna manera con el plan de vida que él
tenía pensado. Es una verdadera irrupción de lo
imprevisto.
El Circuito Chico de esta Dinámica implica que el
agente trata de “normalizar” la situación a la fuerza. Y
es lo que hace Javier, es decir, trata de que su hijo se
ajuste lo máximo posible a los parámetros de lo que él
piensa que debe ser un niño “normal”. Es muy impor-
tante, para el Circuito Chico de esta Dinámica, la idea
de “normalización”.
En esta respuesta Javier se deja llevar por su pul-
sión promotora capricorniana (Capricornio/Casa 1),
tratando de controlar o minimizar lo que de modo
imprevisto ha llegado a su existencia sin buscarlo
(Acuario/Casa 2).
Con la intención de que lo atiendan los más reco-
nocidos especialistas del exterior, envía a su esposa y
su hijo a pasar largos períodos fuera de su hogar. Sin
embargo, esta conducta puede leerse como un recurso
para terminar sacándolos de su existencia, como si
borrara o difuminara (Piscis/Casa 3) a Alejandro de su
vida. Con su actitud, en cierto modo, se autoengaña,
tratando de nivelar por ausencia, la diferencia (Acua-
rio) que la vida le ha propuesto experimentar.
El objeto particular de deseo es derrotar la enfer-
medad de Alejandro que es, por supuesto, un objeto
imposible. Sin embargo, esta actitud lo mantiene en
movimiento, en lucha, en acción, ya que como sabemos,

175
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

el objeto particular encubre el verdadero objeto de


deseo que es el genérico: mantener el circuito en
movimiento, que sobreviva la estructura del Circuito
Chico, motorizada aquí, además, por Aries en la Casa
4.
Lo que a menudo se puede observar en esta
Dinámica es que el agente –es decir, en nuestro caso
Javier- suele intuir de un modo semi-consciente, que si
no mantuviera esa lucha a brazo partido contra lo
imprevisto, correría el riesgo de entrar en depresión.
Esto es así porque lo que busca este agente en el
Circuito Chico, es el apetecer mismo (Aries) y, como
sabemos, ese objeto es imposible. Al estar puesto el
apetecer como objeto imposible de deseo, el riesgo
constante es caer en depresión, perder la vitalidad y el
entusiasmo. Entonces, en reemplazo del apetecer, el
agente intenta encontrarse con la energía de Aries a
través de la lucha, de la competencia, lo que le permite
mantenerse a resguardo, con un esfuerzo continuo, de
la temida depresión. Esta solución es en apariencia
eficaz: el agente parece no caer de hecho en depresión;
sin embargo, este camino es engañoso, ya que es como
una puesta en escena que él mismo monta para sí y
para los demás.
Lo que Javier tiene sepultado en lo inconsciente
(Casa 12), es la confianza en la vida (Sagitario), por eso
reemplaza los fines de la vida misma, con los fines que
él mismo proyecta, a los que se somete, y es por eso
que lo imprevisto lo desacomoda.
En cuanto a la Casa 5, Javier expone una imagen
de solidez (Tauro) y a menudo de disfrute de placeres
de todo tipo. Sin embargo, esto último suele tener la
apariencia de una puesta en escena. Esta posición
también se expresa en un sentido económico: sostenien-
do los más caros tratamientos para Alejandro.

176
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Ha tenido un hijo (Casa 5) que, a su mirada, es


demasiado inerte, pasivo (Tauro), justo él, cuyo deseo
es el apetecer, la fuerza para la acción, la intensidad
para tener capacidad de decisión. Este hijo, podemos
conjeturar, lo decepciona; muestra una faceta de sí
mismo que considera impresentable. De modo que el
alejamiento del hijo y de su esposa con la excusa de su
educación y tratamiento, cubre también la función de
que no se vea esa pasividad o indolencia de Alejandro,
propia de su situación, que Javier vive como una
debilidad.
La posición de Géminis en la Casa 6, muestra
como punto flojo, la dificultad para improvisar, para
tener variantes. La tendencia es comprimir toda la
riqueza de posibilidades que la vida abre, dentro de
su propio esquema estrecho, preestablecido, que en
este caso es una idea de “normalidad” a la que somete
a su hijo. Javier no puede imaginar otro destino para
su hijo que el que él mismo ha diseñado y que se
ajusta a los parámetros sancionados por él mismo.
Como ocurre siempre en el Circuito Chico, la cua-
lidad de la Casa 7, que aquí es Cáncer, resulta poco
visible, siendo ocultada por la de la Casa 12, es decir,
Sagitario. En nuestro caso, este ocultamiento toma una
forma evidente: envía al extranjero (Sagitario) a su
esposa (Casa 7) y desintegra la vida hogareña (Cáncer).
Al mismo tiempo, como de costumbre hace el
agente del Circuito Chico, Javier reduce a su esposa a
los términos de su propia Casa 4: Aries. Poniéndola en
una situación en la que, de hecho, es ella la que lucha
día a día con las dificultades de Alejandro. Y más,
teniendo en cuenta que lo tiene que hacer sola y en
lugares lejanos.
Quedando así desintegrado el hogar y separada
la pareja, es poco lo que queda para la Casa 8, que

177
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

depende siempre de las decisiones tomadas en la


séptima. “El hijo” –Leo- pasa a ocupar en apariencia
todo el espacio propio del vínculo íntimo entre los
padres, con lo que el vínculo mismo queda anulado.
La justificación (Casa 9) aquí, no es difícil de ima-
ginar: Javier diría que está tratando de “integrar”
(Virgo) a su hijo a la sociedad. Que todo el trabajo debe
ser hecho en el exterior (Casa 9), en los “mejores”
lugares, para garantizar que su hijo reciba lo más
avanzado en tratamientos.
No hay duda tampoco que con su estrategia, Ja-
vier liquida, a su vez, la relación con su esposa (Li-
bra/Casa 10), a la que no ve casi nunca. También es
conjeturable una tendencia a cerrarse y disminuir la
vida de relación en general, ya que está solo y le aver-
güenza (de maneta inconfesable) su propio hijo.
El arquetipo que funciona como significante
hegemónico (Casa 11) en este caso es Escorpio. No es
difícil ver que en el Circuito Chico Escorpio está
funcionando como control. Queda en evidencia así,
que es la Dinámica de Capricornio la que expone la
forma acabada del control en nuestra existencia.

Comentarios a la opción 2
Como sabemos, la clave del Circuito Grande es
actuar situándose en la cualidad de la Casa 2, es decir,
en este caso: Acuario. Y es lo que hace Javier al asumir
la realidad de lo imprevisto y tomar las dos decisiones
cruciales que encara: dejar su exitosa carrera corpora-
tiva, y abocarse a la relación personal y directa con
Alejandro. Al punto de que su esposa logra empezar a
desarrollar su profesión por primera vez.
En esta decisión Javier utiliza de dos modos a
Piscis como instrumento (Casa 3): en primer lugar

178
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

cerrando su vida como gerente, y en segundo lugar


buscando empatizar con su hijo.
Los progresos de Alejandro son un indicador de
lo acertado de esta actitud y un indicio innegable de
que Javier está transitando el Circuito Grande de
Capricornio.
Sin duda, para poder tomar este camino Javier
asume el riesgo de confiar en la fuerza de la vida, en la
capacidad de todo lo viviente de tender a lo mejor, de
evolucionar, de esta manera recupera la cualidad de
Sagitario confinada en la Casa 12.
Y entonces, con todo ese bagage, puede ir al en-
cuentro del otro, que aquí está muy cerca, ya que es su
esposa. Produce así, junto con ella, el ámbito protector
y afectuoso (Cáncer) que permite que, tanto Alejandro
(Leo, entendido como el hijo, que es fruto de ambos),
como el propio vínculo, crezcan y se enriquezcan
humanamente. El vínculo crece sobre todo en cons-
ciencia conjunta, verdadera identidad compartida
(Leo/Casa 8).
Así, encauzada la relación, Javier puede levantar
el registro de las Casas 6 y 5. Respecto de la primera,
recuperando su capacidad de juego (Géminis) a través
de la relación con su hijo, con quien comparte largos
ratos. Y con relación a la quinta, asumiendo la plastici-
dad y receptividad necesarias para sostener (Tauro) a
Alejandro. Es conjeturable que de este modo Javier
desarrolle una capacidad de disfrute que era descono-
cida para él en su existencia anterior. De hecho, cada
vez que pueden, salen juntos de campamento con
Alejandro.
La cualidad de Virgo en la Casa 9 se muestra aho-
ra sí, como un sentido profundo de integración y de
servicio. Y esa integración opera tanto respecto de sí

179
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

mismo, como respecto de Alejandro, a quien ayuda a


introducirse mejor en la trama de la comunidad.
En el Circuito Chico Javier veía a Alejandro como
de una calidad inferior. En cambio ahora sus relacio-
nes claves toman el carácter de vínculos de real paridad
(Libra/Casa 10). Es cierto que el vínculo padre-hijo no
es simétrico por definición, sin embargo, aquí Alejan-
dro deja de ser visto como “inferior” y pasa a ser
tratado como un semejante/diferente (Libra), preservan-
do sin embargo la asimetría propia de la relación filial,
ya que Javier es responsable de Alejandro. Por otro
lado, el cambio cualitativo no sólo se da respecto de su
hijo, sino también y sobre todo, con su esposa, ya que
ahora ambos sostienen el hogar y realizan su profe-
sión.
En cuanto al significante hegemónico, Escorpio,
podemos interpretarlo aquí como capacidad sinérgica
o cooperativa. En nuestro caso lo vemos en la relación
con su esposa, con quien realiza un proceso conjunto
para llevar adelante la crianza de Alejando. Pero sobre
todo la sinergia se da con su hijo. Si hay sinergia, se
trata de lograr algún “producto”, algo que se constru-
ye en cooperación. Aquí el ”producto” es la vida
misma de Alejandro como un agente capaz de inte-
grarse de manera independiente a la comunidad y de
valerse por sí mismo.

180
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Acuario

Nariz imposible

Planteo de la situación
Ya son 35 los años que lleva intentando no verla;
sin éxito, por supuesto. Siempre allí, esa protuberan-
cia, ese cerro-nariz, presente, sobresaliente, despro-
porcionada, torcida, incomprensible. Ni sus rulos
abundantes ni sus gruesas pestañas, ni siquiera la
belleza de sus ojos verdes, pueden mitigar el choque,
la sorpresa, el estupor que -bien sabe-, produce su
nariz. Su forma de vestir es muy persona,l inclusive
bastante excéntrica, pero tampoco así lo logra.
Termina de dar su clase de yoga, despide a sus
alumnas y se mira en el espejo. Es la quinta vez en lo
que va del día. Nunca dedicó tanto tiempo a evaluar
una situación… es raro... está confundida, desorienta-
da, indecisa. Incluso le disgusta ocuparse del tema, es
más, la avergüenza. Será por eso que, como una
especie de exorcismo, no deja de planteárselo a sus
amigas y amigos ¡y hasta a sus alumnas! Desde hace
días. Y ni que hablar de toda su familia, a la que tiene
aburrida con los detalles de la cirugía.
Ocurre que Yolanda ahora es libre y siente que es,
al fin, el momento de ocuparse de ese “temita” pen-
diente: su imposible nariz.
¡Ya es hora de hacer algo! Acaba de separarse de
su marido después de siete años de matrimonio; es
decir, tiene todo el tiempo disponible y además no
tiene que rendirle cuentas a nadie. Puede hacerlo,

181
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

todo el mundo lo hace. La separación ya es un hecho


por lo tanto su marido y los abogados pueden esperar
para iniciar los trámites correspondientes al divorcio.
Hay cosas más importantes.
Se trata de una operación que no conlleva gran-
des riesgos… mejor no pensarlos, el cirujano se ocupa.
Total, ella está bajo anestesia; los analgésicos de hoy
en día son muy efectivos… no hay problema. Mejor
ocuparse de elegir qué nariz va a lucir -se dice.
¿Y ese llamado de la agencia de publicidad?
El pedido de aquella fotógrafa que estaba en la
puerta del pre-estreno de la obra de teatro que había
ido a ver con sus amigas le pareció fuera de lugar,
absurdo, en realidad cruel. ¿Sería solo una broma? La
fotógrafa argumentó que estaba buscando caras
originales, ella no quiso echarse atrás frente a sus
amigas y accedió a dejarse tomar solo un par de fotos
en tono de broma; claro está ¡no iba a dejarse humillar!
Y ahora el llamado de la agencia en su contesta-
dor… ¿Querrán seguir la broma? O peor aún, la
quieren caricaturizar para vaya a saber qué… No, no
vale la pena pensar en ello ni segundo.

Opción 1
Es mejor seguir pensando cómo quedará su ros-
tro luego de la estética. Imposible imaginarlo liberado
de su nariz imposible. Una cara nueva, renovada, para
una vida nueva y renovada.
Sí, sin duda ¡ése es el camino! Una nueva cara
que termine por fin con la vieja identidad: “la narigo-
na del 11º A”.
Sí, una nariz como la de Araceli González, por
ejemplo…
¡Ése es el camino! Y ahora mismo, con la fuerza
de esta certeza, se concreta el llamado postergado y

182
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

queda apuntada la fecha del gran cambio. Justo en un


mes, una vez finalizados los exámenes prequirúrgicos.
A final de cuentas no era tan difícil terminar con
ese infierno en el que siempre está delante algo tan
tonto como una nariz gigante y comenzar una vida de
narices respingadas. Andar de aquí para allá, libre, sin
complejos, sin miedos, sin que la nariz sea la protago-
nista de la vida.
Sí, sí, de ahora en más Yoli elegirá su propia y
“única” nariz.

Opción 2
Pero ¿por qué no llamar a la agencia? Se trata
sólo de devolver un llamado imprevisto. Corresponde
contestar. Además ella es curiosa, siempre lo ha sido.
Y se siente con la fuerza suficiente para recibir por
última vez comentarios no gratos, digámoslo así,
acerca de su nariz. Y ¡nada más, ni nada menos que de
una agencia de publicidad! Va a ser divertido y por
completo nuevo.
La propuesta la desconcierta: una cita en la agen-
cia para sacarle más fotos, ¡jamás pisó un lugar así!
Pero una suerte de bronca añejada, o quizás la
curiosidad –al fin y al cabo, en 30 días su cara ya no
tendrá esa prominencia insoportable- la incitan a
aceptar; es menester llegar al fondo de esto.
Fotos y más fotos. De aquí, de allá, desde este
ángulo, desde aquél, con luz, sin luz; fotos y más fotos
de la cara, con su excéntrica nariz. Termina exhausta,
pero al día siguiente comienza los exámenes pre-
quirúrgicos, y vuelve a excitarse con la idea de la
operación…
Pero a los tres días, la sorpresa: Yolanda es elegi-
da entre cientos de postulantes para promocionar en
todo el mundo una campaña de perfume para mujer.

183
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Incluye una fortuna como pago… El perfume saldrá a


competir en el mercado con la imagen de su rostro. Se
llamará “Imposible”.

Comentarios a la opción 1
Yolanda acaba de separarse y ahora se siente libe-
rada. Quiere verse y que la vean renovada para comen-
zar una nueva vida (Casa 1/Acuario). Su impulso
inmediato la lleva a intervenir su cuerpo (Casa
4/Tauro) a través de una cirugía invasiva (Casa
3/Aries). Pero ella no se deja impresionar, quiere
controlar su imagen, modificándola a su gusto (Casa
2/Piscis), a pesar de la agresión que implica esta
intervención. La energía pisciana se manifiesta enton-
ces también como pérdida de la sensibilidad originada
por la anestesia y luego por los analgésicos.
La pérdida de sensibilidad se puede ver asimis-
mo en lo que ocurre con la cualidad de Cáncer/Casa
6. Lo que se pierde es el cuidado y conservación de su
propia integridad –en especial de su rostro. El sentido
de totalidad, que comparten Piscis y Cáncer, y que
corresponde a la unidad orgánica corporal, queda
entonces excluido o seriamente amenazado.
Su mente no para de pensar en el tema y lo ex-
presa a través de preguntas constantes (Casa
5/Géminis) que se hace a sí misma, y con las que
acosa a los médicos, a sus amigos, alumnos y familia-
res. Duda.
Podemos ver que todo lo que se pone en juego en
esta situación remite a la construcción de una nueva
identidad (Casa 7/Leo). Es fácil deducir que la identi-
dad de Yolanda estaba depositada en su pareja bajo la
forma de “la esposa de…” y que una vez separada
necesite saber quién es ella. Pero reduce esta posibili-
dad pensándose a sí misma sólo como “la narigona”.

184
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Entonces, en este movimiento en que su energía


circula por el Circuito Chico, ella busca esta nueva
identidad en el cambio de nariz. Siente que este
camino la llevará de alguna manera a integrarse con
los demás, pero entiende esta integración sólo como el
logro de una diferencia (Acuario) que la destaque (Leo).
Ahora bien, para lograr su ansiada nueva identi-
dad, tendrá que pasar por el quirófano, donde un
cirujano, utilizando su técnica, practique la operación. La
relación que Yolanda tiene con el médico, quien a la
postre resulta ser el verdadero “otro”, el otro real aquí
(Leo/Casa 7), es de trabajo, desde la perspectiva del
médico y dependencia desde su propia perspectiva
(Virgo/Casa 8).
Yolanda justifica ante sí misma y ante los demás
con mucha facilidad la decisión de someterse a la
cirugía: se trata de una cirugía estética (Casa 9/Libra).
Con su nueva nariz, la que ella quiere, podrá ir de aquí
para allá sin complejos, sin miedos, en fin, con libertad
(Acuario/Casa 1), al menos es lo que pretende...
Yolanda, decíamos, busca una nueva identidad
pero el camino por el que avanza no parece estar
sustentado en su autenticidad (Acuario). Para que fuera
así, requeriría un cambio que implicase una transfor-
mación interna y profunda que la comprometiera con
su auténtico lugar en el mundo y con su rostro. Pero
nada de esto ocurre en este camino. Las cualidades de
la Casa 10 en Escorpio se le manifiestan aquí como la
deformación de una supuesta forma perfecta y pura de la
nariz (Acuario), entonces ella trata de destruir (“ma-
tar”) esa forma corrupta, imperfecta (Escorpio) y reem-
plazarla por una nariz arquetípica (Acuario)–en reali-
dad, lo que va a lograr es una nariz estereotipada
(Capricornio).

185
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

No hay nada en este camino que pueda interpre-


tarse como evolución (Casa 11/Sagitario). Este cambio
“estético”, que no deja de ser algo superficial y capri-
choso, encubre como vimos, un movimiento de mayor
importancia: destruir la forma auténtica y reemplazar-
la por un modelo bajo control (Capricornio).
Lo caprichoso de la decisión se aprecia en que
Yolanda posterga, en la cadena simbólica correspon-
diente a Capricornio en la Casa 12, los trámites nece-
sarios para la disolución del contrato matrimonial.
Asimismo, en el hecho de que no alcanza a ver que su
tan “única” nariz, es similar a la de miles de otras
mujeres, pues es una imitación “a la moda” de tal o
cual nariz de una actriz o modelo, o peor aún, surge
de un muestrario de narices que el médico le entrega.
Es decir, su propia cualidad capricorniana, al ser
confinada a la Casa 12, regresa como una suerte de
“enemigo oculto”, bajo la forma de una “moda” rígida
y estereotipada.

Comentarios a la opción 2
En la opción 2 vemos que Yolanda tiene la intui-
ción que le permite aceptar la invitación de la agencia
de publicidad. Aquí Yolanda, a pesar de sus miedos e
inseguridades, decide sumergirse en el mundo de la
imagen publicitaria (Casa 2 /Piscis) haciendo gala así de
su impulso natural hacia lo nuevo y desconocido
(Casa 1/Acuario). Para ello requiere hacer uso del
coraje y la fuerza de decisión que aporta Aries en Casa 3.
Al hacer este movimiento, consistente en que el
fotógrafo obtenga imágenes (Piscis/Casa 2) de su
peculiar y auténtico rostro (Acuario/Casa 1), ella está
decidiendo una acción desde su Casa 2, que es la clave
para circular por el Circuito Grande de todas las
Dinámicas. Se trata de imágenes, de su imagen corporal y

186
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

no otra cosa. El movimiento es como un salto, un


atrevimiento, y requiere de valentía (Aries/Casa 3).
Observemos que al hacer este movimiento, está –
acaso por primera vez- aceptando y asumiendo la
forma de su nariz, de su cuerpo (Tauro/Casa 4), lo que
nos confirma un movimiento a través del Circuito
Grande. No se trata de cambiar o renovar lo que hay,
sino de realzarlo, valorarlo, ¡fotografiándolo! (Acuario).
La fotografía deja intocada, conserva (Cáncer/Casa 6)
la nariz tal cual es.
La energía de la Casa 4 en Tauro se manifiesta,
pues, como siempre que se recorra este Circuito
Grande, en forma natural, casi imperceptible, ya que
está implícita en el hecho de ir a la agencia “llevando”
su cuerpo, su cara y su nariz ¡tal como son!
El objeto de deseo en el Circuito Chico se mani-
festaba como deseo de una nariz nueva. Ahora, en
cambio, Yolanda cuenta con su cuerpo íntegro y tal
como es, con su historia, tanto en lo personal como en
lo genético (Tauro/Casa 4); por otra parte, un cuerpo
que –como todo cuerpo- siempre es “nuevo”, ya que
estando vivo se transforma de continuo (Casa
6/Cáncer).17
Yolanda se descubre divertida y curiosa (Gémi-
nis/Casa 5) ante la idea de ir a una entrevista en
calidad de modelo. Y nada menos que a una agencia de
publicidad. Ella, en forma más o menos consciente, está
dispuesta a permutar su identidad y sólo puede hacerlo
si alberga cierta inocencia en su corazón. Nos estamos
refiriendo a distintas condiciones que expresan
cualidades correspondientes a la Casa 5 en Géminis.
Es importante destacar su particular importancia en
esta Dinámica, por las resonancias con la leonina Casa
7.

187
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Este movimiento, por otro lado, la pone en su


plena autenticidad, sin modificación alguna, ante todo
el mundo. Su cara va a aparecer en miles de anuncios.
No la cara que pretende copiar, la de Araceli Gonzá-
lez, sino la propia y única. Su auténtica nariz es la que
le dará identidad (Leo/Casa 7). Identidad que es
construida no por ella sola, sino por la confluencia de
su rostro –y de ella- con el arte del fotógrafo y la
agencia de publicidad. El “otro” (Casa 7) en esta
Dinámica –como en todas- es otro agente que encarna
la misma energía del Ascendente. Aquí es Acuario
que, como sabemos, remite a la fotografía y la publi-
cidad.
En lo que respecta a esta posición, puede obser-
varse como Yolanda “tolera” ser el centro de atención
en la sesión fotográfica, más aún: que su nariz lo sea.
A partir de este mostrarse y, por supuesto, al ser
elegida como la modelo que va a representar el perfu-
me “Imposible” se construye una nueva imagen de sí
misma. Ésta le otorga una nueva identidad la cual
comparte con otros, los espectadores, a través de la
imagen que aparecerá en los distintos medios gráficos.
Este tránsito del Circuito Grande por Leo en Casa 7
determina que en forma mediata se despliegue Virgo
en casa 8. Esto es a través de la integración de Yolanda
por el trabajo haciendo útil lo original de su rostro. Así
como en la opción 1 la relación con el médico era de
trabajo, también lo es aquí, pero lo que Yolanda pone
ahora en juego es su autenticidad. En el primer caso,
el médico trabaja y ella le paga, en cambio aquí, todos
trabajan y todos obtienen un beneficio del trabajo.
Hay sinergia.
Aquí, el sentido de la Dinámica (Casa 9/Libra) se
encuentra en la armonía del producto logrado: la
nueva mirada de Yolanda sobre sí misma y de los

188
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

demás sobre ella. Un resultado que es bello en su


veracidad, originalidad y autenticidad, un resultado
que se asienta en su propia nobleza (Leo/Casa 7).
El probable que Yolanda tenga que desprenderse
de su antigua profesión, sus alumnas y por lo tanto su
medio de ingresos económicos habituales, ya que se le
abre un panorama en el que podría comprometerse a
ocupar un lugar en el mundo con esta nueva activi-
dad, modelo profesional. Esto lo podemos deducir a
partir de que le proponen ampliar su contrato origi-
nal, por una considerable cantidad de dinero que le
permite tener un poder adquisitivo mayor (Casa
10/Escorpio).
Este nuevo contrato no sólo compete a los com-
promisos relacionados con la campaña gráfica sino
también a múltiples viajes alrededor del mundo para
promocionar el perfume. Yolanda tendrá entonces la
oportunidad de conocer personas y culturas diferentes
lo que con toda probabilidad le dará una nueva y más
amplia perspectiva de la vida (Casa 11/Sagitario).
Pero lo más importante, respecto de Sagitario en
la Casa 11, es que si bien implica un verdadero cam-
bio, no se trata de algo mecánico, de una intervención
externa, sino de un cambio de mirada, de perspectiva,
que mejora lo que hay.
Ahora el mundo de la moda comienza a tener re-
sonancias concretas en la vida de Yolanda al comenzar
una carrera profesional (Casa 12/Capricornio). Y por
último, siguiendo la línea tratada en los comentarios a
la opción 1, podemos deducir que no tiene el menor
interés en posponer los trámites de divorcio pendien-
tes ya que necesita legalizar con rapidez su nuevo
estado civil para usufructuar en plenitud y en libertad
de sus ganancias.

189
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

190
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

La Dinámica de Piscis

Sacrificios

Planteo de la situación
Amanda es una mujer de treinta y siete años, se-
parada. Trabaja en su casa cortando y cosiendo ropa
para diseñadoras independientes.
Vive con sus tres hijos.
Es adicta a las dietas más extrañas; pasa de una a
otra siguiendo consejos de revistas, médicos, informa-
ción de Internet o de alguna amiga.
Por otra parte casi nunca sale, porque siente que
su obligación principal es cuidar a sus hijos. Sus
salidas personales suelen ser concurrir a cursos, que
realiza siempre que coincidan con el horario escolar
de los niños. En su casa cuando puede pinta y la
mayoría de sus estudios se refieren al arte; también
concurre a veces a un taller de arte.
Su ex marido le pasa una mensualidad. No acepta
una niñera porque piensa que tiene que cuidar ella
misma a sus hijos.
Acaba de conocer a un hombre, Esteban, quien no
puede tener hijos. Esteban se muestra muy enamora-
do de ella. Enseguida le ha manifestado que quisiera
vivir con ella y que con gusto tomaría como propios a
sus hijos, pues siempre ha deseado ser padre. Por otra
parte, su hija mayor, que está entrando en la adoles-
cencia, le pide a menudo que forme una nueva pareja.
Pero aunque Esteban le parece un hombre sincero y
afectuoso, ella no se decide. Siente que no tiene tiem-
po, o quizá no tiene ganas. Cuando piensa en la

191
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

posibilidad de convivir con Esteban entra en confu-


sión y se paraliza.
Así las cosas, el padre de los niños, que los había
llevado de vacaciones por un mes. Cuando Amanda
los estaba esperando de regreso, se comunica con ella
un tercero quien le transmite que su ex marido con los
niños están en otro país bajo una nueva identidad. Le
dice que su ex esposo la aceptaría de regreso, pero no
como esposa, sino como madre de sus hijos, para que
cuide de ellos hasta que sean mayores de edad. Le
ofrece una vida llena de lujos, siempre que se encierre
en la casa para ese fin; de lo contrario, la amenaza con
no volver a verlos nunca más.

Opción 1
Amanda está desesperada y siente que debe
aceptar la propuesta de su exmarido ya que sus hijos
están en primer lugar. Al fin y al cabo –piensa- en la
situación anterior también estaba casi encerrada,
dedicada a ellos y sin hacer otra cosa que trabajar. Allá
tendría una vida de clausura, pero más distendida y
en la abundancia; aquí apenas le alcanza el dinero.
Para peor, ahora su ex marido dejará de pasarle la
cuota por sus hijos.
Su vida perdería todo sentido sin sus hijos, de
modo que decide aceptar la propuesta. Le contesta en
sentido afirmativo al enviado y de inmediato el ex
marido le envía un pasaje.

Opción 2
Amanda, con gran sentimiento de culpa y verda-
dero miedo, le confiesa la situación a Esteban. Está
desesperada pero intuye que contárselo es un riesgo
que debe tomar.

192
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

Éste le expresa que, según su punto de vista, no


debería aceptar una propuesta que la reduce poco
menos que a la esclavitud. Se ofrece para acompañarla
en la búsqueda del paradero de los niños e iniciar
acciones legales y políticas a fin de recuperarlos. Le
ofrece todos sus vínculos en este sentido, que no son
pocos, ya que es sociólogo y trabaja para varios políti-
cos y empresarios poderosos como analista y encues-
tador.
Ese camino va a ser muy duro –le dice Esteban-,
pero el otro le parece inaceptable. Van a tener que
internarse en un laberinto de trámites y gestiones de
toda clase, pero él se ofrece sin condiciones si ella está
dispuesta a pelear.
Amanda, con gran temor, decide aceptar la pro-
puesta de Esteban y lanzarse a la lucha. Por cierto, esa
aceptación incluye la posibilidad de profundizar la
relación con Esteban.

Comentarios a la Opción 1
En esta opción Amanda sepulta sus propios apeti-
tos (Aries/Casa 2). Como le dice Esteban, se entrega a
una condición que con dificultad se puede distinguir
de la esclavitud. Se inmola, se sacrifica, en función de
sus hijos (Piscis/Casa 1).
Para hacerlo, recurre a la cualidad de Tauro de su
Casa 3, se reduce a la pasividad completa, deja toda
posibilidad de nuevos vínculos, de estudiar (que tanto
le gusta) y, a lo sumo quizá le quede la posibilidad de
pintar en su casa-prisión, si es que el ex marido se lo
permite.
Su identidad se reducirá a ser madre
(Cáncer/Casa 5); pero de un modo esclavizado y sin
brillo ninguno, sin que su fuego personal pueda mani-
festarse (Leo/Casa 6). Será más bien, una suerte de

193
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

niñera. Su vínculo con su ex marido se reducirá a una


relación de trabajo servil (Virgo/Casa 7). Quedará por
completo en manos de aquél, ya que en un país des-
conocido, sin identidad y sin dinero, no tendrá modo
de escapar.
La justificación que Amanda puede darse se re-
duce al sentimiento de culpa. ¿Qué otra cosa podría
hacer una madre que sacrificarse por sus hijos? (Es-
corpio/Casa 9).
Amanda liquida inclusive su condición de extra-
njera, ya que se convierte en una persona de “ningún
lugar”, con un documento falsificado, fuera de la ley,
quedando así anulada la posibilidad de realización
plena, evolutiva (Sagitario/Casa 10).
Lo que ha dejado atrás con esta decisión es nada
menos que su libertad (Acuario/Casa 12) o, también,
su autenticidad, su diferencia como persona singular. Su
existencia se habrá perdido en las sombras de los
cuartos de su casa-prisión.
El signo hegemónico (Casa 11) en esta Dinámica
es Capricornio: el significante de lo paterno. Lo que
ella realiza es, de modo casi literal, la voluntad del
padre. Se aliena a la voluntad del padre de sus hijos.

Comentarios a la Opción 2
En la segunda opción, Amanda asume el arrojo de
romper con la rutina de su existencia y sale a pelear.
Para eso tiene que poner en juego su capacidad de
lucha e iniciativa (Aries/Casa 2).
Suele suceder con el agente que encarna esta
Dinámica, que pierde de vista su apetecer, es decir:
Aries. Pero sucede que aquí, el apetecer es decisivo, ya
que solo a partir de éste se puede acceder al Circuito
Grande.

194
Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

El apetecer siempre es contingente y cambiante.


En el caso de Amanda y en esa precisa situación,
podemos pensar que sus apetitos son: el de estar con
Esteban, el de estar con sus hijos y estudiar.
Esas apetencias –en sentido ariano- tienen que
imponerse sobre la pulsión de sacrificio (Piscis), lo que
no ocurrirá de manera espontánea.
De este modo, las apetencias se imponen al deseo,
en el sentido unilateralizado de la pulsión promotora
(Casa 1/Piscis). El secreto para superar el Circuito
Chico siempre es recuperar el contenido de la Casa 2 y
accionar desde allí.
Amanda utiliza ahora la cualidad taurina de su
Casa 3 de un modo mucho más profundo: se permite
ser receptiva a la propuesta de un hombre que apenas
conoce, de alguien con quién ni siquiera ha intimado
demasiado. Se guía, para esto, por cierto “olfato”, la
intuición pisciana.
A la vez, asume su capacidad de investigación, de
búsqueda, inclusive de diálogo (Géminis/Casa 4), que es
lo que le sirve para hallar la forma de recuperar a sus
hijos. Hasta ahora ella había perseguido esas cualida-
des geminianas a través de cursos, lecturas, y otras
exploraciones abstractas.
Está claro que con esta resolución, Amanda recu-
pera su libertad y defiende su autenticidad (Acua-
rio/Casa 12), que es lo que, con orgullo le podrá
mostrar ahora a sus hijos (Leo), quienes están cautivos
en esta situación (Casa 6).
Se vuelve también una madre no sólo para sí
misma y sus vínculos cercanos, sino que su caso pasa
a ser de dominio público, ya que involucra relaciones
internacionales y políticas. Para el mundo, su caso
pasará a ser el de una “madre” arquetípica, que pelea

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

por recuperar el vínculo con sus hijos (Cáncer/Casa


5).
Bien se podría decir aquí que Amanda asume el
trabajo laberíntico de conquistar su identidad. Some-
tiéndose al arduo y trabajoso camino legal, político,
diplomático que emprende con Esteban (Virgo/Casa
7), Amanda recupera su identidad personal, se vuelve
un agente singular, único, reconocido por la comuni-
dad toda (Leo/Casa 6).
Por otra parte, no emprende este camino sola, si-
no con Esteban, que se ofrece como compañero de ruta
y, a la vez, pareja, y que, según parece, también deberá
trabajar con ardor para lograr su anhelo de ser padre
(Virgo/Casa 7).
Esa pelea, sin duda, unirá a la pareja de un modo
muy profundo y comprometido en función de un
objetivo común y producirá una sinergia notable
(Libra/Casa 8).
El Escorpio de la Casa 9 se transformará entonces
en la necesaria capacidad de generar poder y moverse
en el ámbito internacional, en función de movilizar la
cooperación de autoridades nacionales e internaciona-
les. Inclusive se puede especular con que su caso
pueda revertir algunos acuerdos internacionales, a fin
de zanjar este tipo de cuestiones. Se ve con claridad
aquí que el sentido general (Casa 9) de la Dinámica de
Piscis, es la cooperación (Escorpio), pues sólo a través
de la cooperación se puede hacer efectiva cualquier
totalidad (Piscis).
Con esta opción Amanda –y también Esteban-
realiza una verdadera evolución personal, compren-
diendo que el cariño materno no implica renunciar a
la libertad, ni postergar la totalidad de la propia vida,
es decir, no implica sacrificio. Por otro lado, la ubica
en un lugar público que supone una posible mejora en

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

la legislación y las relaciones entre los Estados (Sagita-


rio/Casa 10).
Lo que en todo este periplo manifiesta Amanda
es un movimiento de evolución referido a lo que
signiica hacer “lo correcto” (Capricornio/Casa 11).
Amanda reemplaza la exigencia de ser “todo” –aquí
como madre-, de encarnar la perfección por sí misma al
punto de inmolarse, por una forma de búsqueda de lo
mejor a través de la cooperación con otro y con otros,
en el marco de las instituciones de la comunidad.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

NOTAS

1
Llamamos “esfera celeste” o “esfera del Cielo” a una imaginaria
esfera hueca, concéntrica con la “esfera terrestre”. Esta última es
interior, por supuesto, a aquella.
2
La Eclíptica es el círculo de la esfera celeste donde se producen los
eclipses, de ahí su nombre. Por allí o sus cercanías circulan el Sol, la
Luna y los demás planetas.
3
Esto es perfectamente lícito, ya que no afirmamos que la Tierra no se
mueva, sino que nosotros la consideramos como si estuviera fija.
4
En el desarrollo de estas hipótesis consideramos sistemas regulares de
fases de treinta grados exactos para cada sistema.
5
Utilizaremos el término ‘agente’ en lugar de ‘sujeto’ o ‘individuo’.
‘Sujeto’ está ligado a la metafísica de la Modernidad, que pretendemos
dejar atrás, e ‘individuo’ es inadecuado, ya que los agentes no somos
indivisibles, sino que, precisamente, tenemos una estructura psíquica
compleja, dato central de nuestro enfoque. “Agente” es el que hace, el
que toma decisiones.
6
Como dijimos arriba, estamos considerando al Sistema de Casas
arquetípico, compuesto por Casas iguales de 30 grados cada una.
7
Por todo lo dicho se puede ver que la carta natal no es meramente un
mapa del cielo, sino el de un determinado empalme espacio-temporarl
del cielo con la Tierra.
8
Reiteramos que no estamos hablando de Casas irregulares, como las
que calculan sistemas como el Topocéntrico, el Placidus, etc., sino que
usamos un sistema arquetípico de Casas iguales de 30 grados.
9
Este rasgo se comprenderá mejor cuando analicemos la Dinámica de
Piscis. Los 22 siglos en los que la humanidad circuló como conjunto
por esta Dinámica, hicieron que se enfatizara la reducción a pura
materia inerte, de todo lo que refiera al principio receptor/sostenedor.
10
La mitología griega llama a este tercer principio y su pulsión: Eros; y
Hesíodo lo hace tan originario como la Tierra (Gea) y el Cielo (Urano).
En nuestra tesis, asumimos esta intuición de Hesíodo.

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Marcela Rodas y Jorge Bosia – Las doce dinámicas zodiacales

11
Disentimos con la habitual traducción de la expresión alemana ‘da-
sein’ (= existencia), como “ser-ahí” o “estar ahí”. Tal vez en alemán la
expresión sea significativa, pero nosotros pensamos que nuestro modo
de ser no es ser-ahí o estar-ahí, lo que nos dejaría fuera del mundo,
sino ser-aquí o estar-aquí, los que nos sitúa en aquel lugar donde
precisamente estamos –sea cual sea- y que siempre es algún punto de la
superficie terrestre. El “aquí”, además, lo tomamos en un sentido que
incluye el ahora.
12
Lllamamos forcluido a un significante que no ha sido olvidado o
reprimido sino que nunca se ha inscripto en el “mundo” del agente.
Está fuera de su ser-en-el-mundo.
13
“Promesa” es una palabra compuesta por la partícula “pro” que
significa “hacia adelante”, y un verbo latino que significa “enviar,
soltar, arrojar, lanzar”.
14
La palabra “compromiso”, contiene “promesa” (ver nota anterior)
más la partícula “com”, que significa “en conjunto”, “a la vez”,
“aunadamente”.
15
Otro modo de interpretar la reducción consistiría en que para el
agente, Dios pasa a ser un “rey/padre”, la corona de espinas es un
símbolo de esta reducción.
16
Es interesante comparar la situación de Gerardo, con la de quienes
están transitando el Circuito Chico de la Dinámica de Aries, quienes a
menudo postergan indefinidamente la posibilidad de independizarse.
Eso los mantiene en situaciones de dependencia que, vistas superfi-
cialmente, se parecen a las que suele sufrir quien transita la Dinámica
de Virgo. No obstante, la situación es muy diferente, ya que en la
Dinámica de Aries, el agente tiene generalmente gran libertad y poder,
a pesar de la formal dependencia en que se halla. No suelen ser
mandoneados como les ocurre a los que están en la Dinámica de Virgo.
En Aries hay tensa dependencia, pero no sometimiento; en cambio, en
Virgo encontramos ambas cosas.
17
Meditar sobre el significado del Circuito Chico de la Dinámica de
Acuario, como venimos viendo, aclara la confusión tan habitual en
nuestra época, de entender lo nuevo como joven cuando en realidad, lo
nuevo es madurar y envejecer. Lo viviente siempre es nuevo, porque
está en continua maduración y transformación. Lo conservador es, en
cambio, pretender seguir siendo jóvenes. La cirugía estética, cuando no

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se realiza a causa de accidentes o deformaciones patológicas, es el


instrumento de esta ilusión conservadora.

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