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La transició n del Antiguo Testamento, que concluye con Israel bajo el gobierno persa,
al inicio del Nuevo Testamento, con la nació n sometida al dominio de Roma es
esencial para contextualizar adecuadamente el contenido. La presencia de sacerdotes
principales, sinagogas, doctores de la ley, fariseos, saduceos, herodianos, el concilio o
sanedrín, y la amplia dispersió n de los judíos, todo esto requiere una explicació n
detallada para aquellos familiarizados principalmente con la historia del Antiguo
Testamento.
La palabra "testamento" (διαθή κη) en griego posee varios significados. Entre los
escritores clá sicos, se utiliza tanto para referirse a la voluntad o testamento, es decir,
las disposiciones finales que una persona dicta sobre sus bienes antes de fallecer;
como para denotar un contrato, alianza o pacto, un documento auténtico que
establece una relació n íntima, como el parentesco, entre dos partes.
1.
En el á mbito teoló gico, el significado de la palabra es igualmente dual. Puede
entenderse como el conjunto de disposiciones adoptadas y promulgadas por Dios para
la salvació n de los seres humanos. También se refiere al conjunto de documentos
auténticos, inspirados por Dios, que contienen la revelació n de esas disposiciones.
Ambos sentidos suelen considerarse al diferenciar entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento.
El Antiguo Testamento hace referencia a la estrecha alianza que Dios estableció con
los Patriarcas y, posteriormente, con el pueblo judío a través de Moisés. Por otro lado,
el Nuevo Testamento representa el pacto que el Padre Celestial hizo con toda la
humanidad a través de su Hijo, Jesucristo, y este pacto fue predicado por los
Apó stoles.
En la Epístola Segunda a los Corintios (3:14), el apó stol Pablo denomina como "libros
sagrados" a aquellos escritos que precedieron al mensaje evangélico de Jesucristo y
que se encuentran dentro del canon judío, a los que se refiere como el "Viejo
Testamento".
El primer grupo comprendía los cuatro Evangelios, mientras que el segundo incluía el
resto, desde los Hechos de los Apó stoles hasta el Apocalipsis. Esta clasificació n
bipartita se mantiene en la liturgia de la Iglesia, donde se presenta el primer grupo
como Evangelio y el segundo como Epístolas o Lecciones.
En la actualidad, los libros del Nuevo Testamento se dividen de manera similar a los
del Antiguo en categorías de Libros Histó ricos, Didá cticos y Proféticos.
a) Hay cinco Libros Histó ricos, que incluyen los cuatro Evangelios y el Libro de los
Hechos.
Los primeros encuentros del racionalismo con el Nuevo Testamento surgieron como
resultado de la especulació n filosó fica anticristiana. Entre los precursores del
moderno racionalismo destacan Celso y Porfirio.
Celso, un filó sofo plató nico que vivió durante el reinado de Marco Aurelio entre los
añ os 175 y 180, atacó el cristianismo desde una perspectiva puramente filosó fica.
Rechazó la Encarnació n como algo inconcebible, calificó la narració n de los milagros
de Jesú s como simples invenciones legendarias y, de esta manera, cuestionó tanto el
contenido como la credibilidad del Evangelio.
Porfirio, un filó sofo neoplató nico que vivió entre los añ os 233 y 303, renovó los
ataques paganos contra el cristianismo, alegando que las narrativas evangélicas eran
irracionales y contradictorias. Este espíritu antagonista hacia el cristianismo continuó
entre los talmudistas y resurgió con los humanistas paganos del Renacimiento,
aunque sus doctrinas no prosperaron debido a la falta de apoyo popular.
Los orígenes del racionalismo moderno y del naturalismo pueden rastrearse hasta las
doctrinas deístas y panteístas que se enseñ aron en Inglaterra durante el siglo XVII,
propagadas por figuras como Herbert, Hobbes y Tyndall, así como en Holanda por
Spinoza. Estas doctrinas, rá pidamente difundidas por Francia, y Alemania; se
expandieron pronto por todo el mundo civilizado.
b) Permite "rienda suelta" a toda especulació n audaz sobre los orígenes y el valor
histó rico de los libros del Nuevo Testamento. La escuela de Ritschl abrazaba de
manera audaz, sobre los orígenes y el valor histó rico de los libros del Nuevo
Testamento. A pesar de esto, mantenían la esperanza engañ osa de que, de
alguna manera, el valor religioso de estos libros se conservaría intacto.
La Escuela Liberal bajo la influencia de Ritschl, buscaba una posició n teoló gica que
combinara la libertad especulativa con la preservació n del valor religioso de los textos
bíblicos, adoptando una actitud má s flexible hacia la crítica y el aná lisis de las
Escrituras.
a) Los libros del Nuevo Testamento: Consideran que todos son documentos
humanos sujetos a los principios del criticismo histó rico. Mientras
generalmente se acepta la autenticidad y credibilidad limitada de los
Evangelios Sinó pticos, se niega valor histó rico al Cuarto Evangelio y a otros
libros como S. Mateo, las Epístolas Pastorales, y el Apocalipsis.