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Primavera

Perséfone (también conocida como Kore y llamada


Proserpina por los romanos) era la hija de Zeus y
Deméter, ambos engendrados por Cronos y Rea.
Deméter era la diosa de la agricultura y la
cosecha y, como tal, a Perséfone le tocó ser la
responsable de la germinación de las plantas, de
los frutos de los árboles y de la maduración del
cereal. La joven creció apartada del Olimpo,
viviendo con su madre y las ninfas, y se convirtió en
una bellísima muchacha de la que dioses como
Apolo, Hefesto o Hermes se enamoraron, pero
Deméter los rechazó a todos.
Un día, en uno de los escasos viajes al mundo de
los vivos que realizó, Hades vio a Perséfone y se
enamoró de ella. Comenzó a observarla desde la
distancia y, obsesionado como estaba, decidió
raptarla. Perséfone se encontraba recogiendo ores
con sus amigas y protectoras, las ninfas, cuando,
aprovechando un momento en el que la joven
quedó a solas, Hades abrió una grieta en el suelo
y se la llevó en su carro hasta el Inframundo,
donde la hizo su reina. Las ninfas, que no habían
impedido aquella tragedia, fueron convertidas en
sirenas (por entonces híbridos de mujer y pájaro, no
pez) para ayudar en la búsqueda de Perséfone o
como castigo, según distintas versiones. Deméter
estaba desolada y acabó por abandonar sus
tareas y responsabilidades como diosa de la
cosecha para dedicar todos sus esfuerzos a buscar
a su hija.
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Pasó el tiempo y Deméter decidió acudir a Helios,
el dios sol que todo lo veía, para preguntarle
dónde estaba su hija. Cuando se enteró de lo que
había pasado y de que su hija era prisionera de
Hades, Deméter se enfadó tanto que prohibió a las
cosechas y las plantas volver a crecer o dar
frutos hasta que Perséfone estuviera de regreso. La
situación llegó al límite y Zeus, acosado por las
reclamaciones de los humanos que morían de
hambre y los llantos de Deméter, decidió intervenir
mandando a Hermes (dios del ingenio) a negociar
con Hades. No fue tarea sencilla pero el dios alado
consiguió convencer a Hades de que renunciara a
Perséfone y la devolviera con su madre con la
condición de que la joven no comiera nada hasta
haber salido de su reino. Los dioses sellaron el
pacto pero el señor del Inframundo tenía un as bajo
la manga: no avisó a su prisionera de esta
condición y, antes de que se marchara, le ofreció
unas semillas de granada para el camino.
Al reencontrarse con Deméter se descubrió la
trampa de Hades. El trato no se había cumplido por
lo que Perséfone tendría que permanecer la
mitad del año con Hades como reina del
Inframundo y la otra mitad con su madre en la
Tierra. No hubo más remedio que aceptar la
situación pero, durante los meses en que Perséfone
estaba en el inframundo, Deméter estaba tan triste
que la naturaleza moría y no crecía nada (otoño e
invierno). Por su parte, la salida de la joven del
mundo de los muertos simbolizaba el renacer de las
plantas y las cosechas (primavera y verano).

Zeus
Cuenta el mito de Zeus que Cronos, dios absoluto
de la creación, recibió una profecía de su madre,
Gea. Esta vaticinó que uno de sus hijos acabaría
despojándolo del trono. Desde entonces, Cronos se
engulló a todos los vástagos que tuvo con su
esposa Rea.
A igida por la situación, Rea quiso salvar al menor
de sus hijos. Así que cuando llegó el momento de
dar a luz, se fue a la Isla de Creta y tuvo a su bebé
en secreto. Luego, le entregó a Cronos unas piedras
envueltas en pañales. El dios padre se engulló el
paquete, sin sospechar la trampa.
Cuando Zeus se hizo adulto, obligó a Cronos a
regurgitar todo lo que se había engullido,
comenzando por la piedra envuelta en pañales y
siguiendo con sus hermanos, en el orden inverso al
que habían sido tragados. Luego de esto, liberó a
los Hecatónquiros, unos gigantes de 100 brazos y
50 caras, que eran hermanos de Cronos y habían
sido apresados en el Tártaro.
Otra de las versiones más extendidas del mito de
Zeus señala que la crianza del dios estuvo a cargo
de una ninfa llamada Adamantea. Ella sabía que
Cronos gobernaba los cielos, la tierra y el mar. Así
que para esconder al pequeño lo colgó de un árbol,
con unas cuerdas. Así quedaba suspendido entre
cielo, tierra y mar, por lo que Cronos no podía verlo.
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Así mismo, dice el mito de Zeus que este liberó a
los cíclopes, gigantes de un solo ojo en la frente,
quienes también estaban con nados en una
mazmorra en el Tártaro. Para liberar a estos seres,
Zeus mató a Campe, un monstruo que era mitad
mujer y mitad dragón. Tenía cabezas de animales
peligrosos en la cintura y el cabello hecho de
serpientes.

Titanomaquia
Titanes así como sus descendientes, con la
excepción de Océano que se mantuvo en una
posición neutral, además de Helios y los hermanos
Prometeo y Epimeteo. El bando de los Titanes se
estableció en el monte Ostris, mientras que sus
descendientes lo hicieron en el monte Olimpo,
siendo conocidos por ello como los «olímpicos».
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La guerra entre ambos bandos se fue alargando sin
dar señales sobre quien se proclamaría vencedor,
hasta el día en que Gea profetizó que los
vencedores serían los olímpicos pero sólo si
recurrían a los exiliados y desterrados que
permanecían en el Tártaro, y fue Zeus quien les
liberó con la promesa de venganza contra sus
carceleros. Zeus fue armado con los rayos de la
tormenta, Poseidón se hizo con su tridente y Hades
un casco que le proporcionaba la invisibilidad.
Según la tradición, Hades hizo uso de la
invisibilidad para robar las armas de Cronos
mientras Poseidón lo mantenía distraído, para ser
después totalmente derrotado por los rayos de
Zeus. Una vez caído Cronos los Hecantoquiros
(dotados de cien brazos) comenzaron a lanzar
piedras sobre los Titanes hasta sepultarlos
completamente, y luego enviarlos a la prisión del
Tártaro. A Atlas se le aplicó como castigo el tener
que soportar sobre sus espaldas la bóveda celeste.
Los dioses del Olimpo se repartieron entonces las
diferentes facetas del mundo, siendo Hades el
encargado del inframundo y el mundo de los
muertos, Poseidón el de los mares y Zeus el de los
cielos. Pese a que los tres eran igual de poderosos,
Zeus fue honrado con una tarea adicional, la de
gobernar sobre el resto de dioses y humanos
Afrodita
Existen dos versiones con respecto a sus orígenes.
La más famosa y difundida corresponde a Hesíodo,
para quien Afrodita nació de la espuma, luego de
que Cronos le cortara los genitales a su padre
Urano y los lanzara al mar. De esta mezcla apareció
con su forma adulta. Su nombre se debe al término
griego aphrós, que signi ca espuma. A esta se le
llamó Afrodita Urania, considerada celestial, ya que
representaba el amor divino y del alma.
Por otro lado, Homero a rmó que era hija de Zeus y
Dione, una divinidad que fue perdiendo fuerza con
el tiempo. De hecho, en La Ilíada, hay una escena
en la que Afrodita acude a su madre tras ser herida
luego de salvar a su hijo Eneas. A esta se le llamó
Afrodita Pandemos y estaba asociada al amor
físico.
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