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ZEUS

Zeus (Júpiter en el mundo romano) es el principal dios de la mitología grecolatina.

Dicen los textos antiguos que Rea y su hermano Crono tuvieron seis hijos: Hades, Deméter,
Hera, Hestia, Poseidón y Zeus. La madre de Crono, Gea, le advirtió que uno de sus
descendientes le derrotaría. Por ello el titán devoraba a sus hijos nada más nacer. Sin embrago
Rea consiguió salvar a Zeus de la voracidad de su padre dándole una piedra envuelta en
pañales en lugar de al dios recién nacido. Este fue llevado a la isla de Creta y criado allí por la
ninfa Amaltea, alimentándose con néctar, ambrosía y leche de cabra. Una vez creció se
propuso derrotar a su padre Crono y a sus tíos los titanes, hijos de Urano y Gea, en una época
de guerra conocida como la Titanomaquia. Zeus liberó al resto de dioses, sus hermanos,
obligando a su padre a vomitarlos y con ayuda de estos liberó a los hecatónquiros, de cien
brazos y cincuenta cabezas, y a los cíclopes, famosos por no tener más que un ojo. En
agradecimiento, entregaron a Zeus el rayo que desde entonces constituiría su símbolo
principal. Con la ayuda de estos y de sus hermanos los dioses, Zeus derrotó a los titanes
encerrándolos en el tártaro. Sin embargo Gea, para vengar la derrota de sus hijos incitó a los
gigantes a que se enfrentaran a los dioses en una segunda guerra conocida como la
gigantomaquia, en la que, después de vencer, los tres principales dioses olímpicos se
repartieron el Universo. Zeus gobernaría el Olimpo y los cielos, Poseidón los mares y aves, y el
mayor de todos, Hades, se ocupó del infierno, alejándose del resto de dioses. En cuanto a los
otros hermanos de Zeus, Hera se convirtió en su esposa y señora del Olimpo, Hestia se ocupó
del hogar y la familia de los mortales, mientras que Deméter cuidó de la agricultura y de la
tierra.

Del amor de Zeus y Hera nacieron cuatro hijos: Hefesto, el señor del fuego y las fraguas; Ares,
el dios de la guerra; Ilitía, la diosa de los nacimientos y las comadronas; y Hebe, la protectora
de la juventud. Sin embargo Zeus tuvo tantos amantes que parece que la mayor parte de las
familias de las leyendas helénicas tenían algún relación con él. Aunque a veces conquistaba a
sus enamoradas con sus encantos naturales, Zeus hizo uso de sus poderes siempre que lo
necesitó, cambiaba su forma numerosas veces, se convertía en sátiro, en toro, en cisne o en
serpiente, y así conseguía apaciguar sus impulsos más primitivos.

Aunque sería demasiado complejo analizar todos y cada uno de los idilios amorosos de Zeus
que cuentan los relatos mitológicos, pasaremos a contar algunos de ellos. Dicen que Zeus se
enamoró de Metis, una titán que personifica la prudencia y la perfidia. Fue realmente la
primera de las tres esposas que tuvo Zeus. Aún así no fue amor a primera vista. Zeus intentó
conquistarla pero ella no parecía estar interesada, y para escapar de Zeus adquiría diferentes
formas. Finalmente sucumbió, y concibieron un hijo. Sin embargo una profecía dejó a Zeus
preocupado, esta decía que los hijos alumbrados por la titán Metis podrían llegar a ser
demasiado peligrosos. Cuenta Hesíodo que por ello Zeus, temiendo ser destronado, devoró a
Metis mientras estaba embarazada, pero finalmente, tras un fuerte dolor de cabeza él mismo
dio a luz a su hija Atenea, diosa de la guerra, la civilización, la sabiduría, las ciencias y la justicia,
que salió de su frente totalmente armada.

Su segunda esposa fue Temis, hija de Urano y tía por tanto de Zeus. Con ella tuvo a las moiras,
dueñas del destino. También se enamoró de Europa, la hija del rey de Tiro. En una ocasión,
mientras Europa paseaba por la orilla del mar con sus doncellas fue sorprendida por un toro
inmaculado que se acercó a ellas. Este toro era en realidad Zeus, que ganándose su confianza
hizo que Europa se montara en su lomo y así la raptó, se adentró con ella en el mar y la llevó
hasta Creta, donde copularon y trajeron al mundo a Minos, Sarpedón y Radamantis.

Del amor de Zeus y Semele nació Dionisio, uno de los personajes más importantes de la
mitología griega. Cuando Semele estaba embarazada de seis meses Zeus prometió concederle
todo lo que ella desease, pero Hera, presa de los celos, intervino e hizo que Semele pidiera a
Zeus que se expusiese ante ella mostrando toda su magnificiencia. Zeus, ante tal deseo, se
presentó en la estancia de Semele rodeado de truenos y rayos, ante lo cual Semele quedó
carbonizada. Zeus sacó al niño del vientre de Semele y lo sujetó a su muslo para continuar con
su gestación . Tres meses después nació Dioniso, el doblemente nacido, dios del vino, la
fertilidad y el teatro, de los rituales disonisíacos llenos de música y danza.

Zeus también tuvo relaciones con Leto, que quedó encinta de mellizos. Cuando Hera se enteró
de la infidelidad de Zeus castigó a la joven diosa previendo que esta diera a luz en tierra firme.
Por ello Leto se fue a una minúscula isla desierta que flotaba en el Egeo y allí nacieron
Artemisa, diosa de la caza, y Apolo, dios de las artes. Apolo fijó aquella isla en el centro del
mundo y la llamó Delos.

Con Mnemosine, la personificación de la memoria, y también fruto de una relación


extramatrimonial que duró nueve noches, concibió Zeus a las nueve musas.

Una de las historias más famosas de los amoríos de Zeus es la de Alcmena, esposa enamorada
de Anfitrión. Zeus cayó rendido ante la belleza de esta. Anfitrión era nieto del héroe Perseo, al
igual que Alcmena, por lo que ambos eran bisnietos de Zeus. Dado que Anfitrión había partido
a la guerra, Zeus adquirió su aspecto y visitó a Alcmena, y ambos yacieron durante 72 horas. Al
poco tiempo regresó el verdadero Anfitrión y yació también con la joven, quien quedó
embarazada de mellizos, uno hijo de Zeus y otro de Anfitrión. Hera decidió castigar a Alcmena
prolongando su embarazo, y a los diez meses nacieron Ificles, hijo mortal de Anfitrión, y
Heracles (Hércules para los romanos), hijo de Zeus, uno de los héroes más famosos de la
antigüedad.

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