Está en la página 1de 5

FACULTAD DE TEOLOGÍA DEL NORTE DE ESPAÑA

-SEDE DE BURGOS-

ESPIRITUALIDAD MATRIMONIAL Y
FAMILIAR

Alumno Profesor

Lucas Elias RODRIGUES DE ALMEIDA Rafael PÉREZ OREIRO

BURGOS 2013-2014
1

1. Comentario al texto de A. Barrachina

El rico texto de A. Barrachina encierra una serie de elementos esenciales


en la vida matrimonial. Desde el punto de vista sacramental, el matrimonio
contiene el don de Dios, es decir, la capacidad de amar incondicionalmente.
Por ello, la vida matrimonial está llamada a vivir y a ser expresión de este modo
de amar de Dios. De hecho esta es la misión del matrimonio.

En la boda los novios reciben, a través del sacramento, el don de Dios


que es el amor, y el don de la santidad. La boda, por tanto, es el germen de un
proceso que debe culminar en la santidad de los esposos y,
consecuentemente, en la santidad familiar. Justamente porque la santidad
consiste en perfeccionar el amor recibido gratuitamente de Dios y transformarlo
en amor entregado. “Gratis lo recibisteis; dadlo gratis” (Mt 10,8).

Asimismo dentro de los siete sacramentos, el Matrimonio está en la


categoría de “servicio”, al lado del Sacramento del Orden. Esta característica
de servicio implica en una entrega total. En otras palabras, los esposos deben
vivir en la fidelidad y en actitud de servicio donándose uno al otro por toda la
vida, así como el propio Cristo.

Por tanto, viviendo bajo la dinámica sacramental, es decir, la presencia de


Dios, en el seno del matrimonio y poniéndose en actitud de servicio, los
esposos echan las bases de un matrimonio sólido. En este sentido, es
interesante la perspectiva de Zygmunt Bauman en su libro “Amor Liquido”. El
autor trata de la fragilidad de las relaciones humanas en el mundo de hoy 1,
fruto de una superficialidad de las relaciones. Así, podemos decir que la
relación entre los esposos puede convertirse en un “amor liquido”, si la pareja
no hecha las bases de su matrimonio en Cristo.

Un matrimonio consistente vive su vocación con fidelidad y ejerce su


misión que es ser en el mundo testigo del amor de Dios reflejado y vivido en el
seno matrimonial y familiar.

1
Cf. Z. BAUMAN, Amor líquido. Sobre a fragilidade dos laços humanos, Zahar, Rio de Janeiro
2004, 192 págs.
2

2. Un caso práctico: el matrimonio de Luisa y Sergio


a) ¿Qué etapas de la vida matrimonial se pueden distinguir en el matrimonio
de Luisa y Sergio?

Hemos distinguido por lo menos tres etapas. La primeria se refiere al


noviazgo. Momento en que aparentemente todo estaba bien, pues Sergio tenía
una imagen idealizada de Luisa.

Un segundo momento de la relación entre Sergio y Luisa es el


matrimonio. Aquí parece que no hay una fuerte vinculación entre ambos, es
decir, ellos no cayeron en la cuenta que estaban casados. Estaban
desorientados, viviendo un individualismo a dos.

Un tercer momento de la relación fue el caer en la cuenta del error y pedir


ayuda. A partir de entonces la relación entre ambos empezó a ser
verdaderamente la relación que se espera de un matrimonio maduro, o sea que
dialoga. En el segundo momento había una esclavitud camuflada. Pensaban
que tenían libertad. Sin embargo, la verdadera libertad la encontraron cuando
uno se puso delante del otro y abiertamente trataron el problema con madurez.

b) ¿Cuáles pueden ser las claves para el crecimiento y maduración de este


matrimonio?

¡Este matrimonio ha pasado por una crisis! Sin embargo, hubo ganas de
ambas partes para un cambio, pues querían salvar el matrimonio. Una primera
clave, por tanto, es la humildad en reconocer que algo no estaba bien. La
segunda clave es la sinceridad. Uno transmitiendo al otro sus expectativas
referentes a la otra persona. Y la tercera clave, sin duda, es el diálogo. La
comunicación en un matrimonio evita muchas equivocaciones y fortalece la
confianza.

c) ¿Qué papel puede jugar la fe cristiana de los esposos en este matrimonio?

El papel fundamental es la entrega total de los dos, no sólo en los


momentos felices que tuvieron juntos, sino también en los momentos difíciles.
Por tanto, hay que mirar siempre a Cristo que ha venido para dar vida y vida en
plenitud (cf. Jn 10,10), dando él mismo la vida por nosotros.
3

3. Espiritualidad laical y encarnada y eclesial y misionera

La espiritualidad laical se caracteriza por la vida en Dios desarrollada en


el mundo. Es en el cotidiano de la vida que el matrimonio y la familia deben ser
expresión y signo de Dios. En este sentido podemos hablar de espiritualidad
encarnada. Siempre hay un contexto en el cual el hombre se percibe inserido.
Nadie puede vivir ajeno, desencarnado de un contexto específico.

Por ello el papel de los laicos en el mundo, sobre todo el papel del
matrimonio y de la familia es la santificación. La búsqueda de la santidad es
tarea de todo cristiano. Es un camino hacia la vida en Dios. Sin embargo esta
vida en Dios ya debe empezar a ser vivida en el mundo.

La familia también debe ser un lugar eclesial y misionero. En este sentido


la familia debe ser un “pequeño colegio de Cristo”, lugar de meditación,
reflexión y vivencia de la Palabra de Dios. Además, por el hecho de la familia
ser una comunidad de personas, debe estar siempre abierta a las relaciones
entre los miembros, porque fortalece la vida matrimonial y familiar.

Así, sin duda alguna, la familia y el matrimonio están llamados a vivir una
espiritualidad misionera. La misión es ser testimonio de la Familia de Nazaret y
ser también capaz de atraer a las personas con su testimonio, mostrando la
belleza de la familia, sobre todo en estos tiempos de relativismo e
inconsistencia de muchos matrimonios.

4. Espiritualidad matrimonial y familiar en clave bíblica

Mc 7,31-37: Dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino


del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que,
además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él,
apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la
saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: “Effetá” (esto es,
“ábrete”). Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la
lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero,
cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el
colmo del asombro, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y
hablar a los mudos”.
4

Hemos visto en este texto la imagen de algunos problemas familiares y


matrimoniales. Las actitudes de Jesús en el Evangelio son la imagen de la
tentativa que los esposos hacen para intentar solucionarlos.

1) Jesús está de paso, es decir, no está preso ni materialmente ni


afectivamente a ningún sitio o persona. Muchas veces en la vida
matrimonial, la amistad con otras personas pueden convertirse en una
pesadilla si no se tiene bien claro los afectos en relación al esposo o a
la esposa. La amistad puede convertirse en enamoramiento.
2) El Evangelio presenta una persona sorda que apenas podía hablar.
Hemos visto en esta persona la imagen de un matrimonio en lucha de
poder. La persona es sorda, es decir, no está abierta al diálogo.
Además, sólo ella habla, sólo ella tiene razón en todo.
3) La resolución del problema está en las manos de este matrimonio. Hay
en el sordo un deseo de la curación. En el matrimonio el esposo o la
esposa tienen que percibirse enfermo y ponerse en actitud de abertura
para recibir una ayuda que viene de Jesús. Jesús hace en ellos una
nueva creación. Adán y Eva están desnudos otra vez, es decir, viven
sin máscaras, sin disfraces que impiden una relación sincera.
Solamente así se puede tener una relación abierta al diálogo.

También podría gustarte