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Un Voluntariado Jesuita Latinoamericano.

Documento
Inspiracional
Justificación
El Contexto
América Latina y el Caribe es un inmenso territorio caracterizado por la pluralidad de
pueblos, tradiciones, ecosistemas, experiencias de fe y sincretismos culturales. En un
continente marcado por realidades diversas destacan la exclusión y las desigualdades
sociales y económicas. Uno de sus rasgos resaltantes es el incremento de la pobreza y la
brecha cada vez mayor entre pocas personas que concentran la riqueza y una mayoría
con ingresos limitados o escasos. La marginación tiene como consecuencia el limitado
acceso a servicios básicos, así como empleos mal pagados y precarios, lo que afecta a la
juventud Latinoamericana y del Caribe. Ello tiene como consecuencia el fenómeno de la
migración: muchos jóvenes salen del país que los vio crecer para emprender camino a
países donde las posibilidades de empleo y condiciones de vida son mejores, o que les
permita ayudar a sus familiares.
Otro aspecto importante por señalar es la violencia generalizada que se manifiesta en
delitos como robo, la extorsión, homicidios, delincuencia organizada, violencia
intrafamiliar y femicidios. En los últimos años, manifestaciones sociales en diversos
países de la región han exigido solucionar estas problemáticas y una vida digna con
acceso a servicios básicos y una educación de calidad. Finalmente, la corrupción
quebranta las políticas de gobierno de los países y origina en gran parte de las
sociedades apatía ante la falta de un horizonte que genere esperanza, lo que genera un
ambiente de resignación en cuantos a temas relacionados con política y religión entre
los jóvenes.
Horizonte
En este contexto, la juventud Latinoamericana y del Caribe se encuentra en una
constante búsqueda de sentido o razón de ser para sus vidas. La necesidad de
horizontes de sentido es algo que los jóvenes comparten. Los jóvenes desean caminar
acompañados y construir camino junto a personas que compartan sus ideales. Tienen
una necesidad de ser escuchados y valorados: creen en ellos y necesitan la confianza de
los adultos para echar a andar sus planes y estrategias de cambio social, político y
eclesial.
Los jóvenes sienten el deseo de comprometerse para colaborar en la construcción de la
civilización del amor, un modo que transforma los corazones y los hace más solidarios.
En tiempos de una era digital donde las plataformas digitales conectan al mundo, se
observa gran interés por lo trascendente, por encontrar -en las plataformas y fuera de
ellas- espacios de encuentro con el otro; lugares que les permitan cultivar la vida interior
y buscar experiencias espirituales que no necesariamente sean originadas a través de
ambientes religiosos tradicionales.

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Inspiración
El presente documento pretende generar luces sobre el cómo podría funcionar una
experiencia de voluntariado jesuita en América Latina, o qué características deben
identificar a estas experiencias. Se busca iluminar el camino para aquellas obras que no
cuentan con una de ellas, de modo que sean promotoras o se animen a generarlas. Por
otra parte, para las experiencias de voluntariados existentes que ya cuentan con una
base sólida en su trabajo y dinámica, se pretende proponer y converger en un mismo
camino. Queremos ofrecer una herramienta inspiradora para los jóvenes de América
Latina y el Caribe que entregan su servicio por medio de estas experiencias de
voluntariado.
Necesitamos imaginar, compartir y crear un futuro nuevo, esperanzador e integrador.
Sentimos la necesidad de colocar nuestra mirada en nuevos horizontes: en lo
extraordinario. Se trata de mirar con otros ojos lo cotidiano, creer en la posibilidad de la
acción, colocar la mirada hacia lo hermoso, lo bello, lo grande. Una mirada
contemplativa que indica un estilo de vida propio, marcada por la fe. De esta forma,
reconocemos en este contexto con crisis que son profundas y multidimensionales, la
oportunidad que posibilita un cambio positivo que puede ser generado por estas
experiencias de voluntariado junto con las personas empobrecidas que ven ellas una
oportunidad de crecimiento y de compartir la alegría. “La amistad con los pobres nos
hace amigos del rey eternal”.1
Las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús
Las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, 2019-2029 son el
horizonte en el cual se inspira el voluntariado jesuita. Las referencias apostólicas son
una luz que debe iluminar los espacios de encuentro y crecimiento personal y espiritual.
Buscan ser el eje de nuestros colegios, universidades, parroquias, centros sociales,
fundaciones y otros espacios de crecimiento. Creemos que un programa para personas
voluntarias puede y debe ser un lugar que se deje guiar por las cuatro preferencias.
Detallamos, entonces, el propósito de cada una de las preferencias apostólica y su
relación con un programa de voluntariado jesuita en Latinoamérica.
1. Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el
discernimiento, como el rasgo central de la espiritualidad ignaciana. Este camino
hacia Dios puede ser iluminado a través de la experiencia de los Ejercicios
Espirituales para los involucrados en las experiencias de voluntariado: tanto el
equipo de acompañamiento como los participantes en estas experiencias. La
espiritualidad Ignaciana busca que el voluntario tenga una experiencia profunda
con Dios desde la experiencia de servicio a sus hermanos.
2. Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su
dignidad en una misión de reconciliación y justicia, quizás sea la preferencia que
más se relaciona con un voluntariado. Esperamos que las personas voluntarias
se constituyan como generadoras de cambios y pongan sus talentos para
trabajar por la “promoción de la justicia social y el cambio de las estructuras
económicas, políticas y sociales generadoras de injusticia, como dimensión

1 Ignacio de Loyola, Carta a los Padres y Hermanos de Padua, 6 de agosto de 1547

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necesaria de la reconciliación de los seres humanos, los pueblos y sus culturas
entre sí, con la naturaleza y con Dios.” (Preferencias Apostólicas Universales).
3. Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador. Las
experiencias de voluntariado quieren precisamente apuntar a esta creación. Un
programa de voluntariado puede ser el “espacio abierto a los jóvenes en la
sociedad y la Iglesia (…) a la creatividad juvenil en los que se propicie el encuentro
con el Dios de la vida, revelado por Jesús, y la profundización de la fe cristiana
(…) en el que se promueva el discernimiento del camino por el que cada persona
puede alcanzar su felicidad contribuyendo al bienestar de toda la humanidad”
que se señala en las Preferencias Apostólicas Universales. (Preferencias
Apostólicas Universales)
4. Colaborar en el cuidado de la Casa Común, se busca que las y los voluntarios
colaboren con otros en la “construcción de modelos alternativos de vida basados
en el respeto y cuidado a la creación y en un desarrollo sostenible capaz de
producir bienes que, justamente distribuidos, aseguren una vida digna a todos
los seres humanos en nuestro planeta.” (Preferencias Apostólicas Universales)
Sobre la juventud
El Papa Francisco, promotor de la juventud, ha invitado a los jóvenes a ser arriesgados y
a convertirse en agentes de cambio. A través de la exhortación apostólica Christus Vivit,
Francisco ha señalado que “hablar de jóvenes significa hablar de promesas y significa
hablar de alegría” (ChV 139). Sobre el servicio ha dicho que “es una oportunidad única
para el crecimiento y la apertura al don divino de la fe y la caridad al que muchos jóvenes
se sienten atraídos mediante la posibilidad de ayudar a otros. Más aún, puede este ser
el primer paso para descubrir o redescubrir la vida cristiana” (ChV 225). La juventud es
la etapa en que cada persona toma decisiones fundamentales buscando dar sentido a
su existencia, y que la insertan en la sociedad. Apostamos plenamente por un
voluntariado que sea para y con jóvenes: ellos y ellas podrán ayudarnos a comprender
el cambio de época que estamos viviendo y su novedad esperanzadora que podría
alcanzar “en la experiencia del encuentro con Jesús de Nazareth, una luz para alumbrar
el camino hacia la justicia, la fe, la reconciliación y la paz” (Preferencias Apostólicas
Universales)
Una misión de reconciliación y justicia
Históricamente la compañía de Jesús ha buscado la dignificación de las personas,
luchando contra la injusticia, la desigualdad y la exclusión. Los jesuitas desde 1972 en la
Congregación General 32 consideraron el camino hacia la fe y hacia la justicia como
inseparables: la injusticia brota del pecado y es uno de los principales obstáculos para
creer en un Dios que es justicia porque es amor (CG 32, decreto 2, 8). En la Congregación
General 36, llevada a cabo entre 2015 y 2016, la Compañía identificó a la fe, la justicia y
la solidaridad con los pobres y los excluidos como elementos centrales de la misión de
reconciliación que comenzó con Cristo. Entendida así, la pregunta no es qué deberíamos
hacer, sino buscar comprender cómo Dios nos invita a participar en ese gran trabajo (CG
36, decreto 1, 3). Esto entra en consonancia directa con la primera Preferencia
Apostólica Universal de mostrar el camino a Dios mediante los EE.EE y el discernimiento.
La propuesta de voluntariado jesuita para toda América Latina y el Caribe busca que las
y los jóvenes colaboren en la misión de reconciliación con Dios, entre la humanidad y

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con la creación a través del camino de la promoción de la justicia mediante obras
concretas en donde haya un encuentro con los descartados del mundo y en donde sirvan
con solidaridad y promuevan una justicia discernida y promulgada en contextos y
comunidades locales. A propósito de esto, el Papa Francisco en su alocución en la
Jornada Mundial de la Juventud del año 2019, celebrada en Panamá transmitió a los
jóvenes el siguiente mensaje:
“El evangelio nos enseña que el mundo no será mejor porque haya menos personas
enfermas, débiles, frágiles o ancianas de quien ocuparse e incluso no porque haya
menos pecadores, sino será mejor cuando sean más las personas que estén dispuestas
y se animen a gestar el mañana y creer en la fuerza transformadora del amor de Dios.”
Caminando con los excluidos
Ponemos especial énfasis en el caminar no solamente por o para, sino con los pobres,
los excluidos, los descartados del mundo y vulnerados en su dignidad. Junto con el deseo
Ignaciano de ayudar a las personas en Cristo, hay un llamado a aprender a cómo ser
ayudados por las personas: cómo ser pobres, cómo se enriquece la iglesia por liderazgos
laicos, cómo escuchar la experiencia de las mujeres, cómo encontrar a Dios en las
tradiciones religiosas de otras creencias, cómo entrar en diálogos respetuosos y cómo
dejar que los jóvenes nos den esperanza y sueños para el futuro (CG 34, Decreto 1, 6).
Nos sentimos llamados a encontrar a Cristo en los pobres, a prestar nuestra voz a sus
causas, pero también a ser sus amigos, a escucharles, comprenderles, abrazar la
sabiduría que Dios desea compartir con nosotros a través de ellos (CG 34, Decreto 1,
15).
Ser enviados en comunidad
Todo jesuita es una persona con una misión recibida del Santo Padre, de sus superiores,
y en el fondo de Jesús, quien fue el Enviado del Padre. Precisamente por ser enviado, el
jesuita se convierte en compañero de Jesús (CG 32, decreto 2, 14). Pero la vida en
comunidad, siempre al servicio de la misión, es una misión en sí misma pues proclama
el Evangelio mediante los vínculos fraternales que se dan en ese espacio concreto que
es la comunidad Jesuita (CG 36, Decreto 1, 9).
Los voluntarios han de ser personas enviadas: personas jóvenes enviadas a colaborar en
la misión de reconciliación y justicia, enviadas a caminar con las y los excluidos, enviadas
a ser personas de discernimiento, en comunidad, creando un futuro esperanzador. Se
espera que los colegios, las universidades y las parroquias sean semilleros de jóvenes
inquietos, creativos. Para generar juntos, laicos y jesuitas, caminos de caridad
consistentes que conduzcan a la mayor gloria de Dios.

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El Voluntariado Jesuita Latinoamericano
El Voluntariado Jesuita será un programa que ofrezca experiencias de servicio
voluntario a jóvenes que les permita formarse -desde la espiritualidad ignaciana y la
cercanía con las personas pobres, descartadas del mundo y vulneradas en su
dignidad- como personas de discernimiento que construyan espacios de reconciliación
y de esperanza en nuestra realidad latinoamericana.
Intención general del Voluntariado Jesuita
Generar un espacio de servicio voluntario que acerque a las y los jóvenes al encuentro y
servicio con poblaciones vulneradas y empobrecidas para desarrollar sujetos sensibles
a las realidades de los descartados; y fomentar en ellos respuestas y acciones cristianas
basadas en la fe, la justicia social y la reconciliación.
Características del Voluntariado Vesuita
El Voluntariado Jesuita es un programa estructurado que busca colaborar con diversas
instituciones, obras y colegios de la Compañía de Jesús y obras hermanas para responder
desde la espiritualidad ignaciana a las necesidades de los descartados de la sociedad. El
Voluntariado es un medio para que los y las jóvenes y contribuyan a la construcción del
Reino de Dios dentro de las realidades nacionales o regionales de latinoamericanas.
Las características propuestas para un Voluntariado Jesuita en Latinoamérica son:
• Una estructura organizativa. Implica la sistematización de los procesos internos,
las evaluaciones, la división de responsabilidades, así como tener reglamentos
claros y una operación consolidada.
• La colaboración con otras instituciones. Conlleva realizar convenios claros con
obras que ofrezcan y cumplan las necesidades y acuerdos propios del
Voluntariado. Implica también trabajar en conjunto con los colegios jesuitas,
parroquias u otras instituciones del país para construir el perfil de entrada
óptimo de las personas voluntarias.
• Cultivo de la vida interior: una respuesta las necesidades de los
jóvenes. Establece procesos formativos atinados que generen una experiencia
de conversión evangélica en las y los jóvenes y den respuesta a la búsqueda de
sentido de vida. Se garantizan condiciones seguras de trabajo y una adecuada
relación con los grupos vulnerados, y se busca cultivar la vida interior y el
autocuidado de las personas voluntarias.
• Encuentro con los descartados de la sociedad. Cercanía y convivencia activa con
aquellos hombres y mujeres, jóvenes y niños que encuentran vulnerados sus
derechos básicos de salud, alimentación, educación, vivienda debido a los
paradigmas económicos que fomentan enormes brechas sociales de desigualdad
entre los poseedores de la riqueza y los pobres.
• La Construcción del reino de Dios dentro de la realidad nacional y regional
latinoamericana. Implica poner atención en la pertinencia y desarrollo de los
proyectos del Voluntariado para responder a las necesidades sentidas de miles
de mujeres, hombres, niños y jóvenes que sufren en carne propia las
consecuencias del pecado estructural. La construcción del Reino de Dios se
refiere a la instauración de los consejos evangélicos -a la enseñanza de Jesús de

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Nazareth- en los sistemas sociales, políticos, educativos y eclesiales de las
regiones o países de América Latina, abogando por la equidad y la fraternidad, la
justicia social, la promoción de los derechos humanos, y la reconciliación entre
las sociedades latinoamericanas.
Dimensión espiritual del Voluntariado Jesuita
Lo que distingue al Voluntariado Jesuita de otros voluntariados cristianos o laicos es la
vivencia encarnatoria del mundo. Esta vivencia consiste en contemplar junto con la
divinidad al mundo tal como es. Mirar las acciones de todas las personas, las alegrías,
los dolores, los gozos, la injusticia, la vida, la enfermedad, la muerte, los rostros
sonrientes, a los que lloran, a los que migran, a los sufren hambre, a los que son
explotados laboralmente, a las víctimas de este mundo y aquellos que luchan por que
exista mayor justicia. La encarnación permite a los voluntarios contemplar la realidad
Latinoamérica con esperanza, sin caer en ingenuidad, concentrando esfuerzos y deseos
de querer servir a los descartados y empobrecidos. Invitan a los y las jóvenes a ser
partícipes del llamado Trinitario de hacer redención del género humano (EE. 107).
El Voluntariado Jesuita busca la cercanía afectiva y efectiva con personas vulnerables,
desde el trabajo directo en proyectos que promueven caminos de dignificación de todos
los seres humanos. El servir como voluntario tiene un flujo en dos direcciones. En un
primer momento hay una invitación a salir de las propias categorías y realidades para
entrar en la de otros. Posteriormente el voluntario relee su vida y cultiva la vida interior
(espiritual) con elementos de realidad, lo que lo lleva a una sólida vivencia espiritual,
evita visiones espiritualistas de la divinidad y fomenta las vivencias de comunión entre
Dios, con los otros y con la propia persona. El acompañamiento espiritual consiste en
brindar herramientas de ayuda para que las y los jóvenes puedan encontrar veneros de
esperanza ante crudas realidades mediante momentos de oración y discernimiento
ignaciano. Todo ello conducirá a las personas voluntarias a conocer sus verdaderas
motivaciones en el servicio y a descubrir a Jesús en la vida de las personas a la que sirven.
El acompañamiento espiritual y la formación en el Voluntariado Jesuita
El programa formativo del Voluntariado tiene el carácter de un acompañamiento
apostólico- espiritual Ignaciano. No se trata sólo de servir, sino de orar, reflexionar y
discernir en el servicio la propia vida. Este itinerario se encuentra permeado por una
doble dinámica, una volcada hacia el exterior, en el servicio por la gente y la manera en
que se relacionan con la realidad desde su ser voluntarios y voluntarias. La otra hacia
el interior, en la manera en la que las y los jóvenes van reflexionando y discerniendo lo
que viven para responder desde la fe a preguntas como ¿quién soy? ¿A dónde voy y a
qué voy? ¿A qué quiero dedicar mi vida y mis talentos?
Dimensiones formativas
A lo largo de la experiencia, las personas voluntarias viven un proceso formativo a través
del acompañamiento con la intención de crecer en las siguientes dimensiones.
Cultivo de la interioridad. Se refiere a propiciar experiencias de encuentro con el Dios
de Jesús. Esto implica que el acompañamiento es de carácter espiritual y tiene como
principal objetivo que la persona voluntaria aprenda a discernir la voz de Dios en su vida
para que pueda vivir una conversión espiritual que le permita reconciliarse consigo
misma, con los otros, con Dios y con la creación.

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Construcción de comunidad. Busca que la persona voluntaria aprenda a relacionarse
con otros y otras diferentes a él, lo que implicará darse cuenta de sus limitaciones y
talentos para aprender a vivir en comunidad. Especialmente, tendrá que desarrollar la
capacidad de entender y hablar sobre su sentir, escuchar empáticamente el sentir del
otro y para resolver conflictos desde el diálogo y la reconciliación que viene de la
misericordia.
Seguimiento a Jesús pobre. El Voluntariado propone emular la experiencia espiritual de
Ignacio de Loyola como un camino de seguimiento de Jesús pobre y humilde. Las
personas voluntarias deberán hacerse conscientes de la manera en la que Jesús se les
va revelando desde el pueblo al que sirven, lo que irá evangelizando sus vidas, y llevará
a los voluntarios a vivir una vida austera y sencilla durante el tiempo de servicio activo.
Generosidad orientada. Busca que las personas voluntarias puedan tomar decisiones
discernidas mediante el concentrar la mayor parte de sus energías en el servicio a los
más necesitados. La experiencia del Voluntariado no se salva de fervores indiscretos, o
de centrarse en sí mismos de manera egoísta o narcisista, por lo que resulta
fundamental que aprendan a utilizar su intuición discernida desde un diálogo entre su
inteligencia, sentimientos y acciones.
Esperanza. La experiencia del voluntariado se encuentre nutrida por una búsqueda
constante de esperanza dentro de las complejidades del mundo herido. Lo que conlleva
a una mirada encarnatoria para no quedarse en una lectura autorreferencial,
academicista, destructiva y marchita sobre la realidad: “Nuestra fe se realiza en obras
de justicia y reconciliación porque viene del Crucificado-Resucitado y nos lleva a los
crucificados de este mundo para ser portadores de esperanza en la vida nueva que nos
regala el Señor.”
Estas dimensiones orientan la intención que damos a cada espacio formativo que
vivimos con las personas voluntarias: campamentos, talleres, visitas, fichas de
recuperación y llamadas de acompañamiento. Al finalizar el servicio voluntario, todas y
todos -personas voluntarias, proyectos, personas atendidas y el equipo del
Voluntariado- somos testigos de que Jesús nos sigue llamando desde estas dimensiones
a construir un mundo más justo y fraterno.
Cómo se entiende el acompañamiento espiritual en el Voluntariado Jesuita
El acompañamiento espiritual dentro del Voluntariado Jesuita pretende integrar las
dimensiones formativas desde tres perspectivas: la humano-afectiva, la social-reflexiva
y la apostólico-laboral. En la perspectiva humano-afectiva se aborda el acompañamiento
desde los sentimientos, las ideas y los deseos, y pretende ayudar a la persona voluntaria
a nombrar y relacionarse con sus emociones. En la dimensión social-reflexiva, al
encontrarse la persona voluntaria ante una realidad desconocida, se busca que se
cuestione por lo que observa y lo que viven las personas a las que acompaña para que
pueda nombrar e identificar críticamente las diferentes problemáticas sociales. En la
dimensión apostólico-laboral se busca que la persona voluntaria incida en esa realidad
desde su trabajo junto con otros y otras. Lo espiritual de este acompañamiento consiste

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en ayudar a las personas voluntarias a mirar el mundo y mirarse como Dios los mira para
trabajar con Él en la construcción de su Reino.

La labor de acompañar dentro del Voluntariado Jesuita es caminar junto con la persona
voluntaria para ayudarle a que pueda relacionarse consigo misma desde la mirada
misericordiosa de Dios. Esto plantea un camino de integración como seres humanos
para servir con gratuidad. No pretendemos que el voluntariado se reduzca a un curso de
crecimiento personal, sino que crezca en humanidad en el servicio y salida de sí mismo
hacia las necesidades de los otros.
Resulta fundamental en el proceso de acompañamiento asumir que la persona
voluntaria tiene una historia previa. Que es producto de una urdimbre de experiencias,
relaciones, comportamientos, sentimientos e ideas que son desconocidas para quien
acompañe. Si deseo acompañarla es importante esperar pacientemente a que la
persona cuente su historia para ayudarle a mirar en profundidad, a escuchar su voz
interna, a distinguir y sopesar, para facilitar su maduración humana y su encuentro con
Dios. La función del acompañante es ayudar a la persona voluntaria a discernir. Es
decir, a que pueda captar con mayor nitidez las invitaciones que Dios suscita en ella en
medio de la realidad que vive al lado de los pobres de este mundo.

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Voluntariado Jesuita Latinoamericano
Un Voluntariado Jesuita Latinoamericano. Documento Inspiracional ............................. 1
Justificación ................................................................................................................... 1
El Contexto ................................................................................................................ 1
Horizonte ................................................................................................................... 1
Inspiración..................................................................................................................... 2
Las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús ......................... 2
Sobre la juventud ...................................................................................................... 3
Una misión de reconciliación y justicia ..................................................................... 3
Caminando con los excluidos .................................................................................... 4
Ser enviados en comunidad ...................................................................................... 4
El Voluntariado Jesuita Latinoamericano ......................................................................... 5
Intención general del Voluntariado Jesuita .................................................................. 5
Características del Voluntariado Vesuita ...................................................................... 5
Dimensión espiritual del Voluntariado Jesuita ............................................................. 6
El acompañamiento espiritual y la formación en el Voluntariado Jesuita ................... 6
Dimensiones formativas............................................................................................ 6
Cómo se entiende el acompañamiento espiritual en el Voluntariado Jesuita ......... 7

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