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INTERCAMBIO DE PAREJAS vol 1

Volumen 1. Cuatro historias de parejas que fueron un


poco más allá de sus límites

Dale Hard

Foto portada: " Phovoir/Shutterstock.com"

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establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
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ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

© Dale Hard

ISBN: 9798686606777
Contenido

Intercambio suave
Intercambio no tan suave
Primer intercambio interracial
Nuestro primer intercambio
Intercambio suave

Andy fue a su trabajo y se dirigió a la oficina de Luis. Eran compañeros de


trabajo desde hacía unos 10 años. Él y su esposa Alecia han sido amigos de
Luis y Lara durante todo ese tiempo, así que tenían bastante confianza entre
ellos. La amistad les permitía algunas veces, a los hombres, bromear sobre
el intercambio de cónyuges. Pero las mujeres siempre detenían rápidamente
la idea. Los hombres fantaseaban al respecto con mucha frecuencia entre sí,
pero no sabían cómo introducir el tema a las esposas, que parecían
renuentes a estas ideas.
Andy sonrió mientras cerraba la puerta y se acercaba al escritorio de Luis.
"¿Qué pasa?" le preguntó su amigo.
“Luis, leyendo sobre intercambio de parejas encontré que hay varios niveles
de intercambio. El más básico por así decirlo se llama ´soft swinging´, lo
que significa, intercambio suave, me explico, significa que no hay
penetración con nadie más que con su propia pareja. Todo se refiere a poder
tocar e interactuar físicamente con los demás, pero sin penetración.
Luis se quedó pensativo.
"Interesante. ¿No?, No ha habido manera de que las chicas acepten lo del
intercambio. Siempre reaccionan mal este tema, pero no hemos planteado
nada sobre jugar", sonrió Andy.
"Sin penetración", habló Luis en voz alta. "¿Pero tal vez sexo oral?". Miró a
su amigo. "Pero no tendrías suerte allí porque Lara no hace oral".
"Quizás lo haría conmigo" acotó Andy.
"Demonios, con solo imaginar verla haciéndolo creo que vale la pena correr
el riesgo".
"¿Cuál riesgo?".
"Demonios, si sugerimos seriamente esto podría hacer que se enojen mucho
con nosotros", gruñó Luis.
"Mira, esta noche cada uno en su casa, lanzamos algunas pistas al aire y
vemos qué pasa" propuso Andy.
Luis pensó en las bonitas y redondas tetas de Alecia. Había fantaseado con
amasarlas durante años. "Está bien, pero si mañana tengo un ojo morado,
sabrás por qué".
“Tranquilo esto es algo muy inocente comparado a coger con la otra
pareja”.

Lara acababa de terminar sus compras de supermercado y pasó por la casa


de Alecia para dejar un helado que su mejor amiga quería. Los últimos años
se habían hecho íntimas amigas. Tan cerca que no tenían muchos secretos.
Después de que Alecia la dejó entrar y llevó el helado a la cocina, Lara vio
una telenovela diurna en la televisión. Un hombre y una mujer se besaban
en un pasillo oscuro.
"¿Cómo puedes ver estas cosas?" preguntó Lara, cuando su amiga regresó
al estudio.
"Oye, mirar eso es la única acción que estoy teniendo hoy en día", frunció
el ceño Alecia.
"¿Tú también eh?" Lara le devolvió el ceño fruncido. "Supongo que estar
casado durante más de 15 años tiene el mismo efecto en todos".
"Por supuesto que esos dos no están casados", se rió Alecia refiriéndose a la
pareja en la TV.
Lara se sentó en el brazo de uno de los grandes sillones. "Sabes que los
chicos no nos han molestado durante bastante tiempo con eso del
intercambio", agregó Alecia.
"Sí, finalmente entendieron el mensaje", dijo Alecia. "Quiero decir,
intercambiar creo que arruinaría nuestra amistad y nuestros matrimonios".
"¿Alguna vez has estado con otro hombre además de Andy?"
"No, somos novios desde la secundaria. Dios, me estoy poniendo caliente
con solo mirar a esos dos”.
“Será mejor que vaya a casa antes de que mi helado se derrita".

Lara llegó a casa y se puso a ordenar las compras en la cocina cuando oyó
abrirse la puerta del garaje. A los pocos minutos Luis entró en la cocina con
una docena de rosas.
"¿Qué hiciste ahora?" le preguntó su mujer riendo.
"Nada", respondió. "¿No puedo mostrarte cuánto te amo?"
Lara tomó las flores y lo besó en la mejilla. "Gracias cariño." Después de la
cena fueron a la sala y se sentaron en uno de los sofás con una copa de vino.
Charlaron y se pusieron a gusto.
"Oye, me olvidé de decirte, pero escuché a uno de los hombres en la oficina
hablar de intercambio suave", dijo Luis mientras fingía no darle
importancia al asunto.
“Y vas a volver con eso, estás como Andy”.
“Espera oye el resto”, le dijo su marido.
"No me interesa, aparte. ¿Suave?" Repitió Lara. "Eso no suena muy
emocionante" se rió.
Luis se rió también. "No es una polla suave, es intercambio suave, supongo
que significa besos, caricias y no hay penetración".
Lara lo miró interesada. "Sí, como si los hombres se van a detener después
de eso".
Luis pensó, al menos lo está imaginando. "Este tipo decía que era mejor que
ir hasta el final. Me refiero a horas de juegos previos". Decidió no
mencionar el sexo oral.
Lara se acercó a él y vio que su entrepierna mostraba algo de vida. "No creo
que puedas verme jugar con otro hombre”, dijo sintiendo la reacción en la
entre pierna de su marido que la sorprendió.
"Quizás, no estoy seguro".
Lara se echó hacia atrás y lo miró a la cara. "Lo dices en serio, ¿no?". La
sonrisa de su marido respondió a su pregunta. "Tendría que hablar con
Alecia sobre esto".
"Andy ya debe estar hablando con ella", dijo Luis sintiendo como
reaccionaba su polla a toda la conversación. Parecía como si ella estuviera
considerándolo.
“Así que ustedes han estado conversando de todo esto, y por lo duro que lo
tienes parece que te gustaría verme besando a Andy o ¿te estas imaginando
en besar a Alecia? Le dijo mientras apretaba su erección sobre el pantalón.

Por su parte Andy, había llegado a su casa e insinuaba algo similar a su


mujer.
"¿Te refieres a besar y tocar solamente?" preguntó Alecia.
"Sí, solamente", respondió Andy notando que los pezones de su esposa se
asomaban a través de su blusa.
"No creo que ustedes puedan simplemente detenerse allí", dijo. Sentía que
la idea de jugar un poco la excitaba.
"Eso es todo, lo prometemos", dijo rápidamente Andy.
"No estoy diciendo que no y no estoy diciendo que sí", dijo sintiendo que su
corazón ahora se aceleraba. "Necesito hablar con Lara primero".
Esa noche en la casa de cada una de las parejas hubo fuegos artificiales y
cogieron con sus mujeres cada uno fantaseando a su manera.
Fue a la mañana siguiente cuando Lara llamó a la puerta de la casa de
Alecia. "Adelante," sonrió ella. Todavía estaba en bata de baño después de
estar acostada en la cama pensando en la conversación de la noche anterior
con su marido.
"No dormí mucho anoche", comenzó Lara. "¿Te comentó Andy sobre este
tema del swing suave?".
“Si y la verdad es que me encendió mucho la conversación”, rió Alecia. "El
sexo anoche fue el mejor que ha tenido en mucho tiempo".
"Lo mismo me ocurrió", sonrió Lara. "Creo que los muchachos se están
tomando muy en serio todo este tema, y la verdad yo también me calenté
mucho. Lo que me preocupa es que no se si ellos serán capaces de detenerse
después de besos y caricias".
"Andy dijo que el intercambio suave a veces también incluye sexo oral",
agregó Alecia.
"Eso si no", añadió Lara rápidamente Lara, “a mi Luís no me mencionó
nada de eso”.
"¿Tú no?", preguntó asombrada Alecia
"Yo no, no me gusta, no lo hago con Luis, mucho menos con otro".
"Bueno, entonces yo tampoco", dijo Alecia. "Si hacemos esto, pondremos
nuestras propias reglas, ¿quieres poner algún otro límite?".
“Antes que nada amiga, no quiero que haya problemas entre nosotras,
¿crees que no tendrás problema en verme besar a tu marido, o que él me
acaricie?” indico Lara.
Alecia le dijo riendo, “no, no tendré problema si no te importa que yo me
frote y bese con el tuyo”.
Entonces Lara dijo, “bien, ya todo esto me está excitando. Creo que todos
tenemos que estar en la misma habitación. De esa forma podemos vigilar a
nuestros hombres".
"Buen punto".
"Y creo que tenemos que ir despacio y hacer esto por etapas, poco a poco,
en caso de que nos arrepintamos y decidamos que no es para nosotros".
Alecia habló. "Sí, y si alguno de nosotros quiere parar, paramos todos".
"Dios. No creo que realmente vayamos a hacer esto" dijo Lara
ruborizándose.
"Lo sé. No he estado tan emocionada en mucho tiempo", sonrió Alecia. "No
puedo esperar a que ocurra, ¿por qué no vienen el viernes en la noche a
cenar a casa?"
"Está bien, le diré a Luis".

Los siguientes días pasaron lentamente y en cada uno de los hogares la


lujuria hacía de las suyas.
Finalmente llegó el viernes. Los hombres volvieron a casa temprano del
trabajo ya que de todos modos no podían concentrarse en nada más.
Después de duchas rápidas, Lara y Luis fueron a casa de sus amigos.
Después de cordiales saludos, abrazos nerviosos y besos en las mejillas, los
cuatro se encontraron sentados alrededor de la mesa del comedor. Habían
comido juntos muchas veces pero nunca con la emoción que fluía en ese
momento. Tomaron un par de botellas de vino que los relajó a todos y la
tensión sexual en el ambiente era más que evidente.
"¿Por qué no vamos a la sala y ponemos algo de música?" rompió el hielo
Andy.
Cuando los chicos se pusieron de pie, se podría apreciar que ambos estaban
un poco excitados, en anticipación de lo que podría ocurrir.
Luis por su parte no había dejado de mirar las tetas de Alecia desde que
entró en la casa. Se veía que no llevaba sostén debajo de la camiseta blanca
y sus pezones se hacían evidentes a través de la tela.
Las mujeres se vieron una a la otra y sonrieron.
Hasta ahora nadie había mencionado nada sobre un posible intercambio.
Había en el ambiente un tácito entendimiento para todos de que algo iba a
ocurrir, pero nadie se aventuraba a mencionar nada por miedo a romper la
magia del momento.
Alecia le dijo a su amiga, “acompáñame, vamos, a abrir otra botella de
vino", y se dirigieron a la cocina.
Andy se quedó mirando el lindo trasero de Lara, apretado en una pegada
falda a media pierna.
Ya en la cocina Lara le preguntó, “¿estás segura de que quieres seguir este
juego?”.
“Oye amiga, hacía mucho tiempo que no sentía mariposas en el estómago.
¿Y tú, quieres hacerlo?
“Claro que si amiga, igual, ya estamos de acuerdo que si queremos parar lo
haremos cuando queramos”.

Andy puso una música suave y bajó las luces. Luis susurró mientras se
sentaba en uno de los sofás. "¿Alecia te dijo que tan lejos que íbamos a
llegar esta noche?".
"Ella me advirtió que no esperara demasiado esta noche, que sólo serían
besos", susurró Andy en respuesta.
"Oye, al menos lo van a intentar", sonrió Luis. Oyeron los pasos de las
mujeres y se volvieron para verlas sonriendo mientras entraban a la
habitación y servían copas de vino para cada uno.
"Está bien", comenzó Alecia mientras estaba de pie frente a todos.
"Estamos dispuestas a intentar esto, pero solo si vamos despacio. Si van
más rápido de lo que queremos, renunciamos. ¿Están de acuerdo?".
"De acuerdo", respondieron ambos hombres a la vez.
"Nuestras reglas son", intervino Lara. "Primero, todos estaremos juntos en
la misma habitación, segundo, si alguien quiere parar, todos nos
detenemos”.
"Hecho", dijo Luis imaginando que extendía la mano y ahuecaba las tetas
de Alecia.
"Esta noche todo lo que haremos será besar", dijo Alecia mientras se giraba
y se sentaba junto a Luis en el sofá. "Sin tocar y solo besar por encima de
los hombros".
Solo la tenue luz de la habitación creaba una atmosfera sensual.
Luis se paró y tomó la mano de Alecia y la atrajo hacia sí para bailar.
Pegaron sus cuerpos, ambos podrían percibir el calor del otro y sus caras
estaban tan cerca que respiraban su aliento. Él podía sentir el generoso
pecho de la esposa de su amigo y esto hizo que su erección repuntara.
Recostó discretamente su erección en la pierna de ella y se besaron
apasionadamente.
Andy miró a su esposa y la vio besarse con Luis. Un disparo de celos pasó
por su mente cuando sus labios se juntaron y él usaba la mano en su espalda
para acercar su cuerpo al suyo. Los celos desaparecieron rápidamente
cuando Lara se sentó a su lado, puso una mano en su pierna y apoyó sus
suaves labios en los de él.
Luis miró a los ojos de la esposa de su amigo, se hacía consciente de su
suave pecho presionarse contra el suyo, sentía como si su cuerpo se hacía
uno con el de ella. Sus ojos se cerraron cuando sus labios volvieron a
juntarse y con el brazo en su espalda la atraía más hacia sí. Ambos dudaban
en usar la lengua hasta que él lamió suavemente sus labios. Su punta
húmeda se encontró con la de ella y se frotaron como dos amantes en una
cama.
Lara sintió que la lengua de Andy se precipitaba rápidamente hacia afuera
mientras trataba de empujar sus labios cerrados. Era demasiado rápido y
con demasiada fuerza y ella quería marcar el paso, así que echó la cabeza
hacia atrás y lo miró.
"Ve despacio cariño", susurró.
Andy respiró hondo y se relajó. Cuando sus labios regresaron, él los
presionó suavemente y le dio pequeños mordiscos al labio inferior. Escuchó
su suave gemido y se dio cuenta de que estaba tan excitada como él. Esperó
a que su lengua hiciera el primer movimiento y después de un minuto de
frotarla y mordisquearla se entregó a él.
El sonido de la música inundaba la habitación llenándolos a todos de un
aura de sensualidad, esto hizo que los gemidos se hicieran cada vez más
fuertes. Habían estado besándose durante unos minutos cuando Alecia se
apartó. "Dios, creo que necesito un descanso", lo hizo porque de repente,
era ella la que quería que pasara algo más que solo besarse.
"Yo también", dijo Lara separándose de Andy no sin antes darle un piquito
en la boca.
Los hombres vieron como las mujeres se levantaron y se dirigieron por el
pasillo hacia el baño.
"Wow", Andy le sonrió a Luis. "Lara besa deliciosamente”.
"Alecia también", respondió Luis. Ambos hombres podían ver las grandes
carpas en los pantalones del otro.
Mientras Lara se lavaba la cara con agua fría, Alecia usaba el baño. "Estoy
pensando que no deberíamos hacer mucho más de esto", dijo Lara. "Estoy a
punto de explotar".
"Lo sé y eso que solo nos estamos besando", sonrió Alecia antes de limpiar
con papel. "Necesitaba secarme".
"Yo también", se rió Lara mientras se subía la falda y empujaba un poco de
papel debajo de sus húmedas bragas.
"¿Viste lo duros que se pusieron?", preguntó Alecia.
"Claro que me di cuenta" rió Lara. "Pero apuesto a que tú lo sentiste más
bailando tan cerca de mi marido".
“Así es amiga Luis se puso durísimo y me lo recostaba, por eso me mojé
tanto. ¿Ustedes solo se están besando, verdad?" preguntó Alecia porque
había impedido que la mano de Luis bajara de sus caderas.
"Sí, pero Andy me estuvo acariciando la espalda."
“Está todo bien con nosotras?”, preguntó Alecia.
"Mejor que nunca amiga, esto me está gustando, vamos a besarnos un poco
más."

"¿Vuelves por más?" sonrió Andy cuando Lara se acercó al sofá donde
estaba sentado.
"Si, pero me preguntaba si querías bailar, sentados no es muy cómodo".
“Claro que sí”, dijo Andy presuroso.
Alecia miró a Lara. Ambas sabían que los hombres querían juntar sus
cuerpos. "Está bien, pero sin manos".
"Sin manos", repitió Andy antes de abrazarla y posicionarla frente a él y
sentir todo su sensual cuerpo.
Alecia se caminó hacia Luis y lo abrazó volviendo a sentir aquella erección
que la hacía volar de calentura. Después de que su mano se movió alrededor
de su cintura. Esta vez, cuando sus labios se encontraron, los ojos de Alecia
se cerraron y luego se abrieron cuando sintió su erección contra la parte
superior de su vientre.
Por su parte Andy había aprendido a ir despacio con Lara y a dejar que ella
marcara el ritmo. Fue ella quien atrajo su cuerpo hacia el suyo y fue su
lengua la que invadió su boca primero. Más importante aún, fue su muslo el
que presionó contra su rígida virilidad.
Luis podía sentir los duros pezones de Alecia ahora presionando contra su
pecho. Frotaron y frotaron sus cuerpos durante algunos minutos antes de
que sus labios se alejaran de su boca y viajaran hasta el lóbulo de su oreja.
"Ohhh", gimió Alecia mientras él succionaba su oreja. Dejarse chupar y
besar sus oídos siempre había sido excitante para ella. Luego abrió los
muslos y dejó que su muslo se presionara contra su lascivo sexo.
"Ahhh", dijo Lara mientras frotaba su pierna en la erección de Andy. Su
lengua estaba profundamente en su garganta mientras que ambas manos
estaban en su espalda baja presionándola hacia sí.
"Eso se siente tan bien", susurró después de separarse un poco de él.
El tiempo que estuvieron besándose y frotándose pasó inadvertido para los
cuatro. El tiempo no importaba ahora mientras sus cuerpos reaccionaban en
busca de satisfacción. Ninguno de ellos se estaba concentrando más en sus
labios porque era el frotamiento de la parte inferior del cuerpo lo que los
mantenía concentrados a todos.
Lara sintió los dedos de Andy cruzar la cinta de su tanga y sabía que debía
detenerlo, pero quería que le tocara el trasero y empujara su cuerpo hacia su
bulto.
"¿Está bien?", preguntó Andy tímidamente.
“No te detengas”.
Andy casi llegó al clímax en ese momento cuando sus dedos comenzaron a
explorar su trasero y finalmente se curvaron y apretaron sus maravillosas
nalgas. Mientras exploraba su boca con la lengua.
Luis escuchó a su esposa susurrar y miró cuando las manos de Andy se
aferraban a su trasero. "Mierda", susurró, lo que hizo que Alecia también
mirara. Estaba casi lista para correrse.
"Toca el mío también", rogó Alecia. Habían girado sus cuerpos de forma
que la espalda de ella estaba fuera de la vista de su marido y su amiga. Luis
subió la falta de ella y nadie lo vio deslizarse para acariciar su hermoso culo
sin tela de por medio, ella lo sintió y gimió.
"¿Qué estás haciendo?".
"Dándote lo que deseas", susurró esperando que ella no objetara lo que
hacía.
Ella sentía sus manos aferrarse a sus calientes nalgas. Ella no tenía fuerza
de voluntad para detenerlo.
"Ahhhhhhh", ambas mujeres gimieron cuando los hombres presionaron sus
piernas hacia adelante y hacia atrás en sus coños.
De pronto Andy alcanzó el clímax. "¡OH, MIERDA! ME VINE".
"¡No pares!" le rogaba Lara mientras lo agarraba por las caderas y mantenía
el movimiento.
"¡LUIS! Que ricoooooo" gritó Alecia cuando su cuerpo estalló en mil
orgasmos simultáneos.
Luego fue Lara. "¡ME VOY!, dame asiiiiiii".
Luis se detuvo y ya no siguió frotándose con Alecia. "¿No quieres
correrte?" Ella susurró.
"No en mis pantalones," susurró él.
"Está bien," le sonrió y llevó sus labios hacia los suyos.
Lara se sentó sola en el sofá mientras Andy se fue al baño a limpiarse. Vio
que su esposo y su mejor amiga continuaban besándose y acariciándose la
espalda. Su clímax había sido el mejor que podía recordar, así que nada de
lo que estaban haciendo la molestaba. Unos minutos después, Andy regresó
y se sentó junto a ella. Se besaron y abrazaron durante unos minutos más.
Alecia dijo, "¿alguien está listo para el café y el pastel?", todos asintieron
con la cabeza y se fue a la cocina mientras Luis se sentaba en el sofá frente
a su mujer y su mejor amigo.
De repente, las cosas habían cambiado entre los cuatro. Las líneas de
privacidad se habían cruzado y cuando se miraron sintieron un profundo
deseo en lugar de una cálida amistad. El solo hecho de hablar de las cosas
cotidianas normales era incómodo, tanto que se dijo muy poco mientras
tomaban su café y pastel al final de la noche.
Fue en la puerta principal cuando Lara y Luis se iban cuando las cosas se
pusieron más incómodas. Normalmente solo se daban un ligero beso en la
mejilla. Sabían que eso no sería suficiente ahora.
"Bueno, buenas noches", le dijo Alecia a Lara mientras le daba un abrazo y
un beso en la mejilla.
"Buenas noches amigo," Andy le sonrió a Luis antes de que se estrecharan
la mano. Los cuatro reorganizaron sus cuerpos hasta que Luis estuvo con
Alecia y Andy con Lara.
"Buenas noches, fue divertido", susurró Alecia en el oído de Luis mientras
sus cuerpos se juntaban. Esta vez su abrazo fue fuerte y su beso fue un
piquito en la boca. No les importaba que sus cónyuges estuvieran mirando a
su lado.
Lara y Andy hicieron lo mismo. Se diría que era un besito inocente entre
amigos de máxima confianza.
Luis rompió el momento diciendo. "Oye, será mejor que nos vayamos o
todos tomaremos una mala decisión". Sacó a Lara de los brazos de Andy y
casi salieron corriendo por la puerta.
Tan pronto como salieron y cerraron la puerta, Andy casi le arranca la ropa
a Alecia allí mismo en el salón, él le bajó la falda y las bragas y se desnudó
rápidamente. "Dios, necesito follarte", dijo.
"¿Aquí?" rió ella se antes de dejarse caer sobre su espalda en el sofá y
recibir en su húmedo coño la dura verga de su marido. Ambos cerraron los
ojos e imaginaron que follaban a la pareja la pareja de sus amigos. No
tardaron mucho en venirse haciendo todo tipo de sonidos y gemidos.
“Eso fue intenso, ¿no?” exclamo con voz entrecortada Andy.
“Si, amor, nunca creí que sería tan satisfactorio todo esto”.

Tan pronto como subieron al coche, Luis estaba sobre Lara. "Necesito
correrme bebé", gimió antes de desabrocharse la bragueta y sacar su dura
polla.
"¿Aquí? ¿Enfrente de su casa?" Preguntó sorprendida.
"Sí, no puedo esperar", suplicó mientras ella tomaba sus pequeños dedos y
los enrollaba alrededor de su pene.
Lara miró a su alrededor y no vio ningún coche en la calle. Ella continuó
mirando por la ventana trasera mientras pajeaba su miembro. "Deberías
haber acabado como lo hizo Andy y como lo hicimos Alecia y yo".
"¿Sentiste su dura polla en tu vientre?" susurró él.
Ella rió. "Sí, fue rico". Mientras continuaba acariciándolo, agarró una caja
de pañuelos desechables que guardaba en la guantera del vehículo. "Vamos
bebé, vente para mí."
"¡OH DIOS!" Luis gritó cuando sus jugos calientes se dispararon y salieron
de su hinchada pija.

A pesar de lo caliente que había sido para todos, pasaron tres días antes de
que volvieran a hacer contacto entre las dos parejas. Todos se sentían
nerviosos por lo vivido y estaban deseosos de que volviera a suceder.
Dentro de cada pareja los recuerdos llenaban las noches de lujuria y pasión.
Sin embargo, no estaban seguros de hasta dónde querían llegar la próxima
vez.
Alecia estaba haciendo ejercicio en su cinta de correr cuando sonó la puerta.
Era Lara "Hola ¿tienes algo de tiempo para hablar?" preguntó. Era la
primera vez que hablaban desde la cena y estaba muy nerviosa con su
amiga.
"Seguro, te iba a llamar cuando terminara mi entrenamiento. Pasa".
"Las cosas se pusieron un poco locas la otra noche", comenzó Lara mientras
se sentaban en el estudio. "Creo que nos asustaron los niveles de deseo que
experimentamos".
"Nosotros también", sonrió Alecia. "Quiero decir que realmente nos gustó,
pero seguimos pensando que está mal, ya sabes, hacer esas cosas con otras
personas".
"No hicimos cosas realmente malas", dijo Lara. "Pero quería decirte que
Andy tocó mi trasero". Alecia se rió.
"Sí, lo vimos y luego Luis tocó el mío también. No pudiste verlo, pero él
metió una mano debajo de mi falda".
"Anoche Luis me sugirió que lo hagamos de nuevo", susurró Lara. “Y la
verdad es que todas estas noches nos hemos estado excitando mucho”.
"Creo que Andy también quiere repetir la experiencia, porque todas las
noches hemos estado cogiendo y antes de que todo esto comenzara, eso no
era así".
"Pensé que me bastaría con besarnos, pero quiero más", agregó Lara.
"¿Qué tan lejos quieres ir?" Preguntó Alecia. Se alegraba de que su amiga
hubiera iniciado esta conversación.
"Desde que nos casamos nunca he tocado a otro hombre que no sea mi
marido".
"Yo tampoco".
Lara preguntó, ¿podemos dejarlos que nos toquen las tetas?
"Y si mientras nos dejamos tocar aprovechamos y agarramos sus miembros
por encima de sus ropas, ¿crees que perderemos el control?", sonrió Alecia.
“Yo creo que ese es un buen límite Alecia. Me alegra de que podamos
hablar abiertamente de estas cosas y que nuestra amistad siga intacta”.
"¿Qué tal si vienen a nuestra casa a nadar el viernes que viene en la noche?,
podemos asar una carne y vemos hasta donde podemos llegar sin que las
cosas se salgan de control" sugirió Lara.
"Eres una chica traviesa, ¿estás segura de que nunca has hecho esto antes?"
dijo Alecia mientras ambas compartían una risa cómplice.

“Les tenemos una sorpresa”, le dijo Alecia a su marido mientras se dirigían


a la casa de sus amigos.
"Dime ¿cuál es la sorpresa?", le rogó Andy a su esposa mientras conducía
por encima del límite de velocidad.
"Espero que la policía no nos detenga", se rió ella mientras miraba su
bañador levantado. "No será una sorpresa si te lo digo".
Al bajarse del carro oyeron, "¡Estamos atrás!" gritó Lara cuando escuchó
cerrarse las puertas del auto. Ella y Luis estaban sumergidos en el agua
hasta la cintura mientras esperaban a sus amigos.
"Hola", dijo Alecia sonriendo mientras cargaba dos botellas de vino blanco
frío.
Descorchó una de las botellas y sirvió cuatro copas, las llevó al borde de la
piscina y las entregó a sus amigos. "¿Entonces la fiesta ya comenzó?".
"Todavía no", respondió Lara. Había dejado que los dedos de Luis
acariciaran su entrepierna durante los últimos quince minutos. "Vengan
entren al agua, está calientita". No podía esperar a poner la boca suya sobre
la de Andy.
Luis esperó con impaciencia mientras observaba a Alecia quitarse su bata
de felpa blanca corta. Sus ojos se abrieron cuando vio sus enormes tetas
redondas y rosadas salir de los confines de la parte superior del bikini rosa.
Cuando se inclinó para poner la bata en el sillón, la parte inferior del bikini
se metió un poco entre sus redondas nalgas.
"Hola", se rió Lara mientras Andy bajaba las escaleras orgulloso de la
erección que no podía esconder. Ella estaba agachada dentro del agua, pero
cuando él se acercó a ella, se levantó y le mostró el nuevo micro bikini que
había comprado ese día.
"Jesús", exclamó Andy al ver dos pequeños triángulos cubriendo sus pechos
medianos, pero bien formados.
"Supongo que te gusta mi traje nuevo", se rió antes de subir a sus brazos.
Mientras sus manos se enroscaban alrededor de sus hombros, él hizo lo
mismo con su pequeña cintura. Esta vez, cuando sus cuerpos se
encontraron, había muy poco entre ellos. Se dieron un besito en la boca y
ella le dijo al oído, “no sabes con cuantas ganas he estado esperando este
momento”.
Alecia decidió sentarse en el borde de la piscina con los pies y la parte
inferior de las piernas colgando hacia el agua azul clara.
"Adelante", dijo Luis casi suplicando.
"Todavía no", bromeó. Sus ojos estaban en las manos de su esposo mientras
caían bajo el agua sobre las nalgas de Lara. Luis también tenía los ojos
puestos en ellos, quienes ahora se besaban profundamente con lenguas que
a veces escapaban a sus labios.
Se acercó a las rodillas de Alecia y puso las manos sobre sus muslos y
comenzó a deslizarlas hacia sus caderas. "Parece que esos se están
divirtiendo mucho".
Alecia se rió y movió sus caderas hacia adelante hasta que su trasero estuvo
casi fuera del borde. Mientras se movía, sus piernas se abrieron permitiendo
que la parte superior del cuerpo del esposo de su amiga se posicionara entre
ellas.
Luis casi muere de insuficiencia cardíaca en ese momento porque cuando
sus piernas se abrieron, su bikini se acercó a la mitad de su entrepierna. Se
había preguntado si ella era una rubia natural, pero ella estaba rasurada y
ahora no podía saber con certeza.
Alecia se empujó de la orilla y saltó a los brazos de Luis envolvieron con
sus piernas el torso de él y quedando abrazados con sus rostros a unos
centímetros, aguantando el aliento por unos segundos hasta que la pasión
pudo más y se entregaron en un profundo beso. Ella jadeó cuando sus
manos se movieron de su espalda a su trasero hasta ahuecar sus nalgas.
Lara y Andy habían dejado de besarse para ver a sus respectivas parejas,
luego ella comentó, "¿Dónde estábamos?", antes de volverse hacia él y
besarlo en los labios. Sus manos no habían dejado su trasero desde que se
juntaron minutos antes. "Ummm", gimió cuando él empujó su muslo
desnudo entre sus piernas y contra el pequeño trozo de tela que cubría su
montículo de coño.
"Ohhh", gruñó Luis cuando los dedos de Alecia encontraron su palpitante
erección a través de su bañador. "¿Te gusta la sorpresa que les teníamos?"
Ella susurró, mientras sus dedos lo medían, alrededor de 18 cm y un poco
más grueso que Andy.
Andy mordisqueó las orejas de Lara mientras sus dedos hurgaban bajo su
pequeño bikini para apretar sus firmes nalgas. Manos y dedos exploraron
desde el cuello hasta los muslos mientras sus senos se apretaban a su pecho
y se frotaban entre sí. Estaba excitado porque era la primera vez que la
sentía por debajo de la ropa. Miró por encima del hombro a Luis, que estaba
recostado contra el borde de la piscina mientras su esposa, guindada de él
abrazándole con brazos y piernas, le mordisqueaba el cuello. Imaginaba que
su entrepierna debía estar frotando su polla.
"¡Sí, oh sÍ!", exclamó Luis.
"No he terminado", sonrió Alecia antes de sacar la pretina elástica y meter
los dedos por debajo hasta que tocó el costado de su pene desnudo.
"¡AHHH!"
"Lara" susurró Andy. Ella miró hacia atrás y vieron a sus parejas y
sonrieron. "Lo sé, es la sorpresa que les teníamos". Con eso, sus dedos
pellizcaron sus nalgas y antes de que él se diera cuenta ella empujó su traje
de baño hasta sus rodillas. Su polla rígida apareció hacia afuera y hacia
arriba hasta su mano que esperaba. Andy sonrió y cerró los ojos mientras
ella apretaba y acariciaba su dura pija. Las cosas avanzaban más rápido de
lo que Luis y él esperaban. Cuando ella lo comenzó a pajear, él trató de
bajar su bikini, pero ella rápidamente lo agarró por la muñeca y dijo "No".
"Pero me estás tocando", se quejó Andy.
"¿Quieres que me detenga? Le dijo firme ella mirando directo a sus ojos. Su
mano se detuvo".
"No, no, no dije eso", dijo agarrando su mano y colocándola de nuevo sobre
su erección.
"Bien, ahora ven conmigo." Lara tiró de él por su pene como si fuese una
manilla.
Andy hizo todo lo posible por mantener el equilibrio porque su bañador se
le había caído hasta los tobillos. Tuvo que saltar los últimos metros hasta
estar al lado de la otra pareja. "¿Cómo están?" preguntó a su esposa y su
amigo.
"Genial", respondió Luis antes de mirar hacia el agua clara mientras los
dedos de Lara acariciaban a Andy.
"Parece que ustedes también la pasan muy bien".
"Veamos si podemos evitar que hablen", le susurró Alecia a Lara mientras
sacaba la verga de Luis del traje de baño y procedía a masturbarlo, al igual
que su amiga le hacía a su esposo. La cara de ambos chicos era de placer.
"Creo que están listos para correrse, ¿Qué piensas?" dijo Alecia riendo.
"Eso creo", respondió Lara con una risita. "¿Qué tal al mismo tiempo?"
"¡VAMOS!" Alecia gritó antes de poner sus dedos en marcha.
"¡OH, MIERDA!" Luis gritó mientras ponía sus manos sobre los hombros
de Alecia para apoyarse. "¡AHORA, NO PARES!".
"¡UGGGHHH!" gruñó Andy mientras lanzaba su esperma al agua.
Ambos habían acabado en la mano de la esposa de el otro. Sólo había
expresiones de placer en ambos hombres.
"Creo que ya terminaron", sonrió Alecia mientras retiraba la mano y se
inclinaba hacia adelante para besar suavemente los labios de Luis. "Vamos a
preparar algo de comer".
Los hombres observaron a las dos mujeres que salían de la piscina y Lara
dijo, vamos adentro a terminar la ensalada, pongan el pollo en el asador.
"Creo que están jugando con nosotros", susurró Andy.
"Tienes razón, pero pueden jugar con nosotros tanto como quieran", se rió
Luis.
Ellos salieron de la piscina y comenzaron a asar el pollo mientras bebían un
poco más de vino.
"Eso fue divertido, pero realmente no obtuvimos ningún placer", le dijo
Lara a Alecia mientras preparaban la ensalada.
"Lo sé, pero no queremos ir demasiado rápido con ellos".
"Pero si no hago algo para bajarme esta calentura pronto voy a gritar" dijo
Lara todavía sintiéndose sonrojada y acalorada por masturbar a otro
hombre.
"Bueno, ¿quieres ir al baño primero o quieres que yo lo haga?" Alecia
preguntó dispuesta a ocuparse de su propia necesidad.
Lara miró por la ventana de la cocina a los dos hombres que estaban
conversando y riendo.
"Nosotras podríamos hacerlo aquí".
"¿Una frente al otra?" Preguntó Alecia.
Lara asintió con la cabeza y se sonrojó.
"Eres una zorra sucia", susurró Alecia riendo mientras miraba por la
ventana a sus maridos.
Lara Tomó su mano y la bajo dentro de su bikini hasta su mojado coño y
apartó de la vista de los hombres para ver a su amiga. Alecia la imitó y
comenzó a tocarse también.
Se miraron a los ojos mientras cada una acariciaba su propio sexo. Sus
dedos se movían sobre sus húmedas vaginas, haciendo que sus ojos cayeran
y observaran la forma como se movían los dedos debajo de sus respectivos
bañadores.
"Ummm", ronroneó Alecia. Mirando ahora directamente a los ojos de su
amiga, "No me llevará mucho tiempo".
"Yo tampoco", susurró Lara ahora con respiraciones rápidas. Ambas
frotaban sus clítoris y comenzaron a sentir la electricidad dispararse por su
cuerpo.
"Dios, eres tan hermosa", susurró Alecia mientras ambas se acercaban
inconscientemente la una a la otra, como si un magnetismo las atrajera y no
pudieran evitarlo.
De pronto estaban a centímetros de la cara de su amiga y se miraban
fijamente a los ojos, hasta que sus ojos se cerraron y sus labios se
encontraron. Fue natural para ambas cuando sus lenguas saborearon sus
labios y una boca femeninos por primera vez. Cerraron la boca con fuerza
cuando sus cuerpos explotaron para mantener sus gemidos acallados.

Cuando las chicas finalmente salieron con la ensalada, Luis preguntó "¿por
qué demoraron tanto?, ya el pollo está listo".
“Preparando la ensalada, aquí está, vamos a comer”, intervino Lara.
Comieron y siguieron tomando vino, conversando de cosas triviales.
Descansaron en las tumbonas y los hombres se fumaron unos puros.

"¿Listo, volvemos a la piscina?" Preguntó Andy.


"No", respondió Lara. "Nos lo estamos tomando con calma. ¿Por qué no se
meten en la piscina ustedes dos y se divierten sin nosotras?"
"Uh, eso no va a suceder", dijo Luis mirando a Andy.
"Bien", dijo Andy sentándose. "Pero iremos a refrescarnos un poco". Se
puso de pie y corrió hasta el fondo de la piscina antes de saltar de cabeza.
"Presume", gritó Luis antes de correr hacia el borde y hacer una inmersión
de bala de cañón que provocó que el agua salpique sobre las chicas y su
comida.
"¡LUIS!" gritó Lara.
Después de que salió a la superficie, las vio entrar a la casa. "Mierda".
"Buen movimiento amigo", dijo Andy decepcionado.
"Vamos a cambiarnos", le dijo Alecia a Lara después de entrar a la casa. El
aire acondicionado les estaba poniendo la piel de gallina.
"Está bien", dijo Lara algo emocionada. Su beso con Alecia había
despertado cierto interés. Agarró su bolsa de ropa y siguió a su amiga por
las escaleras hasta el dormitorio principal.
"¿Quieres que vaya al baño primero?" Preguntó Lara mientras Alecia se
acercaba a la cama donde habían colocados su ropa seca.
"¿Por qué? Las dos somos chicas", respondió Alecia también algo
emocionada. Nunca había pensado en estar con otra mujer hasta que besó a
Lara en la cocina.
¿Estoy siendo tonta?, se preguntó Lara mientras dejaba su bolso en la cama
junto a la ropa de Alecia y sacaba su ropa. Apartó la mirada de Alecia y se
estiró hacia atrás para soltar el top de su bikini, pero los dedos de Alecia se
le adelantaron.
"Permíteme".
Lara nunca había sentido las manos de otra mujer, sobre ella desnudándola
y sus pezones se pusieron muy duros. Cuando la parte superior cayó de
ellos al suelo, ella bajó sus manos para bajar la pantaleta y de nuevo Alecia
quitó sus manos. Ninguno de las dos dijo una palabra mientras Alecia
lentamente soltaba las tiras del bikini y dejaba caer esta al piso. No podía
quitar sus ojos de las lindas nalgas redondas de su amiga.
"¿Quieres ayudarme?" le susurró Alecia al oído, totalmente excitada al ver
la total desnudez de ella.
Lara se dio la vuelta y miró a su amiga a los ojos. Se acercó a ella y
colocando su rostro a centímetros de ella comenzó a soltar la parte de arriba
y luego le quitó la parte inferior del bikini.
Alecia los pateó a un lado y subió su mirada lentamente para mirar
fijamente a su amiga desnuda.
"Esto se siente tan raro", dijo Lara al ver los maravillosos y enormes pechos
de su amiga y sus grandes pezones.
"Lo sé," susurró Alecia mirando hacia abajo al totalmente depilado monte
de venus de Lara.
"Apuesto a que a los hombres les gustaría vernos ahora", bromeó Lara para
romper la tensión sexual.
Alecia sonrió. "¿Por qué no los dejamos?".
"¿Así desnudas?" dijo Lara sorprendida. "¿Qué pasó con el ir muy lento?"
"No nos tocarán, solo nos mirarán mientras nos besamos."
"Besarnos", repitió Lara. Su cuerpo temblaba recordando el beso que se
dieron en la cocina. Alecia se acercó hasta que sus tetas se rozaron.
"Piensa en lo excitados que estarán al vernos desnudas y besándonos".
"No lo sé, quizás a Luis no le gustará".
"Sí, claro", se rió Alecia. "A todos los hombres les gusta ver a mujeres
juntas. No te importa besarme, ¿verdad?".
"Alecia esto es una locura”, los ojos de Lara observaron el rostro y la boca
de Alecia inclinarse hacia abajo hasta que los labios suaves se presionaron
contra los suyos. Sus ojos se cerraron mientras sus pechos desnudos se
apretaban y luego sus planos vientres. Lara casi se desmaya cuando la
lengua de Alecia volvió a meterse en su boca.
"HEY CHICAS DONDE ESTAS?", oyeron gritar a Luis.
Lara apartó los labios. "Pongámonos nuestras bragas y una bata encima y
bajemos con los chicos, ¿te parece?"
"Sí, vamos".

Andy estaba sentado en una de los sillones cuando escuchó pasos y las
chicas riendo. Luis estaba limpiando el patio y se perdió la entrada triunfal
de las chicas en batas cortas de paño que llevaban puestas.
"Pensé que se habrían quitado los trajes de baño".
"Quizás lo hicimos", bromeó Alecia. Sus manos apretaron el cinturón
blanco alrededor de su cintura.
"Entonces ¿están desnudas debajo de esas batas?" dijo Andy.
"¿Desnudas? ¿Quién está desnuda?" preguntó Luis casi corriendo hacia la
habitación y se paró en seco cuando vio a las dos mujeres.
"No dijimos que estábamos desnudas", sonrió Lara. "Ustedes dos tienen
mentes sucias".
"Veamos", se rió Andy antes de estirar la mano y levantar la túnica de su
esposa. Todos los ojos se centraron en la tanga de encaje blanco de Alecia.

"¡Andy!" dijo ella como reprimiéndole mientras se alejaba y bajaba la bata.


Los chicos se dieron cuenta de que las chicas no estaban desnudas, sin
embargo, saber que llevaban ropa interior sexy les provocó erecciones
instantáneas.
"Entonces, ¿qué quieren hacer las mujeres ahora?" Andy preguntó sabiendo
que ellas tenían el liderazgo de lo que sucedía y ejercían el control.
Lara se acercó a la unidad estéreo y puso una buena música suave.
"¿Baile?".
"Ummm ¿puedo bailar contigo?" Preguntó Andy mientras intentaba ponerse
de pie junto a Lara. Pero Alecia se acercó y lo empujó hacia abajo cayendo
en el sillón donde estaba.
"Queremos bailar nosotras".
"Pero…" Andy comenzó a objetar, sin embargo Luis interrumpió. "No, está
bien, déjalas bailar."
Ambas chicas sonrieron porque su plan estaba funcionando. Se escuchaba
una canción muy lenta cuando las dos mujeres se pararon frente a frente, se
abrazaron y comenzaron a mover lentamente, en un baile que exudaba
erotismo puro.
"Caray" susurró Luis. Mientras sus manos se movían una alrededor de la
otra.
Las dos túnicas se movían entre los tiernos muslos de sus esposas y los dos
hombres estaban maravillados.
Abrazarse ahora era aún más emocionante para las mujeres porque sabían
que los hombres estaban mirando. Oyeron a los hombres jadear cuando el
muslo de Alecia se separó los de Lara y luego empujó contra su coño.
Al principio, lo único en lo que pensaba Lara era en que los hombres
estaban mirando, pero cuando sintió la pierna de Alecia, su mente volvió
hacia su amiga. Ella levantó su propio muslo hasta que presionó contra la
entrepierna de Alecia. Dejaron de moverse y simplemente se apretaron las
piernas entre sí.
"Joder", susurró Andy cuando la bata de Lara se subió sobre sus nalgas casi
desnudas. Sólo una tira negra muy fina le partía las rosadas nalgas. No
podía evitar que sus dedos encontraran su erección comenzó a frotar su
verga. Echó un vistazo a Luis, que estaba haciendo lo mismo con su bulto.
"Vamos a besarnos", susurró Alecia al oído de Lara, haciendo que esta
gimiera por la sensación de su aliento en la oreja. Sus ojos estaban cerrados
mientras sus labios se movían por las mejillas de la otra hasta que se
encontraron. Al principio simplemente presionaron ligeramente, luego
picotearon y finalmente abrieron sus labios para permitir que sus lenguas
exploraran una a la otra.
"No lo creo", le dijo Luis a Andy. Nunca hubiera creído que su pequeña y
conservadora esposa estaría besando a otra mujer. Su polla estaba a punto
de rasgarle el bañador.
Andy también estaba sentado con la boca abierta pensando que estaba
viendo una película porno. Las manos de su esposa apretaban y masajeaban
el trasero de Lara. Ese culo que había amado durante tanto tiempo.
"¿Qué tal si nos unimos a ustedes?" Preguntó Luis.
Esto sacó a las chicas de su trance sexual.
"No. Queremos bailar solas", sonrió Alecia. "Pero nos quitaremos estas
batas".
"Como quieran" interrumpió Luis quien sospechaba que Alecia estaba en
topless debajo de la bata.
"Sí lo que quieran", añadió rápidamente Andy.
Ellas se quitaron las batas y quedaron en pantaletas, los pechos de Alecia
arropaban las pequeñas pero firmes tetas de Lara. Ambas se sumergieron en
un profundo beso. Luego separaron sus bocas y Alecia dijo mirando a los
hombres, "pueden sacarlos y jugar con ellos", se refería a sus pijas.
Luis y Andy sacaron sus vergas de sus trajes de baños y comenzaron a
jalarse sus respectivas erecciones.
Lara metió las manos dentro de las pantaletas de su amiga agarrándole las
nalgas mientras seguían bailando. Luego se arrodilló y bajo sus pantaletas
quitándoselas y besó el monte de venus de su amiga.
Alecia se arrodilló frente a ella y la comenzó a besar mientras metía una
mano dentro de la tanga de Lara y ésta comenzó a gemir y se acostó de
espaldas en la alfombra. Alecia le quitó la tanga y metió su cara entre las
piernas y comenzó a comerle el coño.
Lara miró a los hombres mientras ella llegaba a un potente orgasmo que
recorrió todo su cuerpo.
Alecia subió besando su abdomen luego sus tetas hasta que llegó a su boca
y le dijo al oído, “amiga, ahora es mi turno de disfrutar”.
A Lara no le gustaba el sexo oral, pero estaba encendida, aparte sentía que
le debía el favor a su amiga así que se dio vuelta sobre Alecia y comenzó a
bajar besando sus voluminosas tetas, luego su vientre y cuando percibió los
aromas de la cuca de su amiga no lo pensó dos veces y se lanzó a chupar su
clítoris con un desenfreno inusitado.
Lara no paró hasta que su amiga quedó satisfecha y volvieron a besarse en
la boca. Se voltearon a ver a sus maridos y estos estaban masturbándose y
ansiosos de ser ayudados.
Alecia le dijo a su amiga, “vamos a ayudar a estos chicos”, Lara se paró y
se sentó junto a Andy y para sorpresa de todos comenzó a mamarle la
verga. Luis no podía creer lo que veía, porque su mujer apenas se la había
mamado una vez en la vida, esto a regañadientes y nunca más quiso
hacerlo.
Por su parte Alecia hico lo propio con Luis. A ella le encantaba el sexo oral
y tener la verga de otro desde que se casó en su boca le hizo excitarse
mucho.
Ambos terminaron por acabar en la boca de la esposa de su amigo y las
caras de satisfacción de todos eran un poema.
Mientras se sosegaban, Lara buscó una botella de champagne, sirvió 4
copas y brindó, “por una eterna amistad, por el próximo fin de semana y por
la eliminación de la regla de no penetración”, todos rieron con mariposas en
el estómago, imaginando como sería el próximo encuentro.
Intercambio no tan suave

Mido 1.80m y soy fornido, aunque no gordo. Soy bien parecido y tengo un
pene grande. Mide aproximadamente 21cm cuando está erecto y es muy
grueso. Llena muy bien a mi esposa y soy bastante bueno follando. Nunca
dejo de complacerla, eso es seguro. Renata mide 160m y pesa 54 Kg.
Siempre me ha sorprendido cómo ese cuerpecito se puede tragar toda mi
polla y la cabalga con tanta facilidad.
Mi esposa y yo hemos estado casados por 25 años y nuestra vida amorosa
sigue siendo grandiosa. Siempre estamos buscando nuevas formas de darle
fuego a la vida y mantenerla fresca. Cuando éramos más jóvenes teníamos
un poco de vena exhibicionista en nosotros, hacíamos el amor donde nos
podían ver o atrapar, ese tipo de cosas. Con el tiempo estas actividades
fueron cayendo en desuso. Últimamente había vuelto la idea del
exhibicionismo a mi cabeza, aunque no parecía que fuese así para mi
esposa, sin embargo esperaba poder cambiar esto. No tenía ningún interés
en hacer un intercambio con otra pareja, pero si estaba pensando en quizás
en algún tipo de sexo frente a otra pareja en la misma habitación. Me excité
un poco pensando en ello.
Aunque siempre estoy pensando en una nueva aventura, no se trata de que
no tengamos sexo. Quiero decir, todavía cogemos dos o tres veces por
semana y siempre es una experiencia muy satisfactoria. Sin embargo, la
idea de darle verga frente a otra pareja me pone demasiado caliente.
Hace un par de meses mientras cenábamos me decidí a comentarle mi idea
a Renata. Le expliqué que no tenía ningún deseo de intercambiarnos con
otra pareja, pero a lo largo de los años en la internet había visto varios
anuncios de parejas que querían reunirse para tomar algo y tal vez terminar
teniendo sexo en la misma habitación con sus propias parejas. Le dije que
eso me pareció muy interesante y que de hecho me excita bastante. Le
recordé nuestros años de juventud y las pocas veces que nos atraparon y lo
emocionante que había sido.
Su única respuesta a eso fue una pequeña sonrisa y luego dijo: "Creo que
tenemos que ir a nuestra habitación y follar como". En ese momento me di
cuenta de que la idea la ponía caliente.
Así que nos fuimos al cuarto y nos fuimos desvistiendo mientras
caminábamos, a medida que caminaba por el pasillo me iba poniendo más
duro con cada paso que daba. Para cuando llegamos a la habitación, ella
estaba casi desnuda y yo estaba en mis interiores. Mientras ella retiraba las
sábanas, yo sacaba mi polla dura como una roca de mis boxer. Después
mientras me iba a acostar junto a ella la cama para jugar un poco, ella me
agarró y me jaló para que la montara. A los 48 años a veces tenía problemas
para mojarse, pero eso no fue un problema esa noche. Inmediatamente
comencé a deslizarme dentro de ella y me di cuenta de que estaba más
húmeda y más caliente de lo que había estado durante mucho tiempo. Ella
abrió sus piernas y las cerró sobre mi espalda atrayéndome cada vez más
hacia sí.
Se la enterré y luego empezamos a follar con animales. La estaba
bombeando duro y ella gruñía y gemía y me instaba a follarla más fuerte.
Ya podía sentir mis bolas llenándose de esperma mientras le daba verga,
hasta que finalmente ella comenzó a correrse y no aguanté más y me vine
llenándola de leche. En mi primer chorro, ella se volvió loca con el extremo
de mi polla llegando a su vientre y se vino entregándose a la lujuria del
momento. Pensé que su vagina iba a arrancarme la polla por la forma en
que me estaba ordeñando y vacié mis bolas como no lo había hecho durante
algún tiempo. Me derrumbé encima de ella sin aliento y finalmente rodé y
me quedé allí jadeando.
Después de recuperar el aliento, finalmente la miré para ver que todavía
tenía lujuria animal en los ojos y dije: "Dios mío, Renata, ¿qué fue todo eso
mi vida? Quiero decir, fue fantástico, pero ¿qué diablos provocó eso?".
Ella me echó una mirada libidinosa y dijo: "Creo que tu idea suena
maravillosa si encontramos la pareja adecuada. De hecho, hice esto una vez
en la escuela secundaria con mi novio en una cita doble y fue realmente
muy erótico. Vamos a poner un anuncio y ver qué pasa".
No conocía esa experiencia de ella y me llenó de celos de no haber sido yo
quien la hubiese experimentado con ella, pero me calentó mucho y de
manera increíble mi pene parecía endurecerse una vez más.
Dicho, se arrastró hasta mi pene y comenzó a chuparlo como si alguien se
lo fuera a quitar. Sentí la agitación de una segunda erección mientras me
preguntaba cuándo fue la última vez que conseguí echarle dos polvos
seguidos. Recuerdo que pensé que si la sola idea de hacer esto le resultaba
tan emocionante, cómo reaccionaría si de verdad lo llegábamos a hacer.
Mi pija no podía estar más erecta y quería más de ella, lo único en lo que
podía pensar era en sexo. Después de una satisfactoria mamada Renata se
subió sobre mí y alineó la cabeza de mi polla en sí misma y luego se sentó
empalándosela toda de una sola vez.
Ella comenzó a subir y bajar sobre mi polla como no lo había hecho en
años. Se sentía como si estuviera tratando de metérsela más profundo cada
vez y en minutos pude sentir que estaba a punto de correrme de nuevo, así
que le dije: "Bebé, me voy a correr muy pronto ¿y tu?".
Ella solo dijo: "Fóllame maldita sea, cógeme como a una puta".
Bastaron tres movimientos más de ella descolgándose en mi dura verga para
que comenzara a venirse con espasmos que recorrían hasta la última fibra
de su cuerpo dejando escapar un fuerte "Yaaaaaa!!!". Temblaba desde la
parte superior de la cabeza hasta la punta de los pies.
Eso fue todo lo que pude aguantar y comencé a disparar mi leche contra su
cuello uterino. Su orgasmo duró unos 30 segundos y ya me estaba
ablandando cuando dejó de temblar.
Ella simplemente se cayó a un lado y se durmió instantáneamente. Tenía
una mirada de serenidad y tranquilidad que en realidad era bastante erótica.
Me levanté, me puse la bata y me dirigí con las rodillas débiles de regreso a
la cocina y me eché a reír cuando miré el reloj. Habíamos subido al cuarto
hacía sólo unos 25 minutos y todo eso había sucedido en ese tiempo.
Increíble. Me prometí poner un anuncio al día siguiente.
Al día siguiente, después de poner el anuncio con una foto de nosotros
vestidos con la cara bloqueada, me pregunté qué respuesta podríamos
obtener. Sabía que había otros que hacían esto, ya que yo había visto
anuncios antes, pero me preguntaba qué tipo de gente encontraríamos. No
pasó mucho tiempo para descubrir que obtuvimos algunas respuestas de
algunos monstruos reales. Chicos solteros con fotos de pollas que querían
hacer a mi esposa todo tipo suciedades. De cada cuatro respuestas que
recibía al día aparecía al menos uno interesante.
Hubo uno que captó mi atención. Estimado señor, leí su anuncio con cierto
interés. Mi esposa y yo tenemos 45 años y, como puede ver en la imagen,
estamos bastante bien. Tenemos experiencia tanto con el sexo en la misma
habitación como con el intercambio completo. Me interesaría discutir esto
por teléfono y tal vez reunirnos para tomar algo y ver si parecemos una
pareja con la que estarían interesados en pasar un rato agradable.
Obviamente si nos juntamos será para ver si somos compatibles antes de
comprometernos a ir más allá. Sinceramente, Carlos; y dejó su número de
teléfono celular.
Imprimí la respuesta con la foto que enviaron y me lo llevé a casa después
del trabajo. Se lo mostré a Renata mi esposa y ella estuvo de acuerdo en que
parecían una pareja limpia, cuerda y que tal vez deberíamos llamarlos. Cogí
el teléfono con un poco de miedo en el estómago y marqué. Un hombre
respondió y le pregunté: "¿Carlos?".
Él dijo: "Sí, soy yo ¿en qué puedo ayudarlo?".
Le dije: "Mi nombre es Ramón y respondió a nuestro anuncio en internet.
Estamos interesados en conocer una pareja para experimentar sexo en la
misma habitación”.
Carlos respondió: "Eso suena muy interesante, Ramón, mucho gusto. Mi
esposa Caro y yo hemos hecho esto antes. Realmente es bastante erótico ser
observado y observar".
“¿Comprende que no queremos intercambiar?, sino que solo buscamos la
emoción de observar y ser observados".
“Perfectamente entendido. Lo que sugeriría es que nos reunamos para tomar
algo en algún lugar y simplemente charlar y ver si todos nos sentimos a
gusto con todos y podemos continuar”.
Estuve de acuerdo e hicimos una cita para el viernes por la noche en un bar
local. Estaba familiarizado con el lugar y le dije a Carlos que estaríamos
sentados en la mesa para 4 en la esquina izquierda trasera del local. El
quedó de acuerdo, así que era solo cuestión de esperar el viernes.
Mi esposa y yo estábamos muy emocionados, ansiosos y calientes, así que
subimos a nuestro cuarto y tuvimos una sesión de sexo muy reconfortante.
Cuando terminamos, me dijo, “si esto es con solo imaginarlo, piensa en lo
que será vivirlo”.

Por fin llegó el viernes y fuimos al pequeño bar, nos sentamos y ordenamos
un par de copas. Aproximadamente 5 minutos después vimos entrar a una
pareja y le dije a mi esposa, “esos deben ser Carlos y su esposa Caro”. Les
hice una seña con la mano y se dirigieron directamente a nuestra mesa. Me
puse de pie cuando se acercaron y le pregunté: "¿Carlos?".
Él sonrió y dijo: "Sí, yo soy. Esta es mi esposa Caro” y mirando a mi mujer
dijo, “y tú debes ser Renata".
Después de todas las presentaciones, pedimos un trago para ellos y nos
sentamos a charlar calmadamente para conocernos unos a otros. Después de
una hora más o menos, Carlos se puso de pie y dijo: "Les diré qué chicos.
¿Por qué no nos separamos y hablamos con nuestros cónyuges y charlemos
por teléfono más tarde?". "Creo que Caro y yo realmente disfrutamos de su
compañía y espero que sea lo mismo con ustedes, pero lo ideal es tomarnos
esto con calma".
Todos estuvimos de acuerdo y nos separamos. Una vez en el coche, miré a
Renata y le pregunté “¿qué piensas?”. Renata respondió: "Realmente me
gustaron y me sentí muy cómoda con ellos. Creo que esto podría
funcionar". Mis sentimientos eran los mismos y sentí que mi miembro
reaccionaba al estímulo.
Cogí mi teléfono celular, lo puse en altavoz y llamé a Carlos y le dije
“disfrutamos mucho de su compañía y creo que disfrutaríamos si
compartimos nuevamente y ver si podemos avanzar desde allí. Su respuesta
fue: "Caro y yo también disfrutamos mucho con ustedes. De hecho, pensar
en todo esto nos pone bastante cachondos. De hecho nos registramos en el
Motel que se encuentra al final de la calle. Si desean Tomar una copa en
nuestro habitación? Estamos en la 432".
Colgué sin decir nada y me volví hacia Renata y su respuesta inmediata fue
“¿vamos?”, mi respuesta fue hacer girar el auto y me detuve en la licorería,
compre una botella de vino y nos dirigimos al Motel.
Al tocar a la puerta de la habitación, Carlos abrió la puerta solo en ropa
interior. Dijo un poco avergonzado, “por favor pasen, ustedes nos disculpan
pero estábamos muy cachondos y no tenía certeza de si iban a venir o no”.
Entramos y Caro estaba en ropa interior en la cama, ella se paró y vino a
saludarnos y nos dio un beso en la mejilla a cada uno. La miré en su juego
de sostén y pantaletas y comencé a excitarme. Ellos actuaban totalmente
normal. Carlos tomó la botella de mi mano y dijo, “gracias por el detalle,
déjame abrirla, por favor pónganse cómodos”.
Caro nos dijo, “creo que tienen demasiada ropa, quédense como nosotros en
ropa interior”.
Me encogí de hombros y comencé a quitarme la camisa. Carlos sirvió el
vino y nos trajo copas mientras nos desvestimos y quedamos en ropa
interior. El cuarto tenía 2 cama Queen así que nos sentamos en la que no
estaban usando ellos. Nos sentamos frente a frente las dos parejas y
brindamos, “por una noche llena de pasión”, dijo Carlos y todos brindamos.
Ellos colocaron sus copas en la mesa de noche y comenzaron a besarse.
Podía sentir mi pija ponerse más dura, así que dejamos nuestras copas y
comencé a besar a mi mujer, mientras le quité el sujetador y dejé sus tetas
libres. Sus pezones quedaron expuestos y se pusieron duritos en un
segundo, acaricié sus tetas mientras me paré frente a ella para que bajara
mis interiores. Mi verga saltó totalmente erguida.
Escuché a Caro en un susurro decir a Carlos, "Mierda Carlos, mira esa
polla. ¿Cómo crees que va a poder poner eso en esa chica tan pequeña?".
Renata me miró sonriendo. Así que imaginé que ella también había
escuchado.
Hice que mi pequeña esposa se parara para bajar sus pantaletas y quedamos
totalmente desnudos besándonos.
Volteamos a ver a nuestros amigos y estaban desnudos también.
Renata me empujó suavemente, me acostó sobre mi espalda y empezó a
treparse sobre mí. Eché un vistazo a la otra cama para ver a Carlos
bombeando sobre Caro que estaba gimiendo bajo y mirando directamente a
mi polla en la entrada del coño de Renata.
Mi esposa agarró mi verga y la embocó en su vagina y se sentó lentamente
hasta que se lo metió hasta el fondo. Mientras disfrutaba del sedoso calor
que envolvía mi pene, mantuve mis ojos en Caro, quien pareció correrse
cuando mi mujer tocó fondo dio un fuerte gemido.
En ese momento decidí que la dejaría hacer lo que quisiera, sabía que ella
necesitaba follar un poco más. Renata llegó a su primer orgasmo soltando
un gemido y comenzó a temblar. Después de un rato, ella comenzó a
moverse suavemente cabalgando mi polla de nuevo y de repente se puso
frenética. Estaba tratando de aguantar, pero a este ritmo no tardaría mucho.
Ella se dejó caer de golpe sobre mi polla y comenzó a correrse de nuevo
mientras gemía como una puta. Después de unos 30 segundos de orgasmo,
se dejó caer sobre mi pecho.
Estaba pasando mis dedos por su cabello cuando ella se volteó para que me
montara sobre ella. Mientras cambiábamos posición, miré y encontré a
Carlos y Caro tumbados allí, mirando. Supuse que habían terminado la
primera ronda y ahora solo estaban viéndonos. Pensé que si lo que querían
era ver un show, les daríamos uno bueno, así que empecé a acariciar a
Renata, lo cual sé que a ella le encanta. Luego abrí sus piernas y bese sus
muslos, emboqué mi verga en su mojada cuca y me metí en ella con
facilidad, luego comencé a empujar y apretar mi trasero hacia abajo
empujando toda mi verga en su coño. Entre gemidos, me instaba diciendo:
"Fóllame Ramón. Dame toda esa hermosa polla. Oh Dios, sí, cógeme".
Empecé a sentir que estaba llegando al punto de no retorno. Miré a la otra
cama para encontrar a Carlos y Caro jugando consigo mismos. Caro tenía
su mano en su entrepierna, masturbándose abiertamente. Eso me puso a
hervir, así que aceleré mi paso. Renata parecía estar en un orgasmo casi
constante así que me entregué a construir mi propio orgasmo. Finalmente
no pude soportarlo más y simplemente comencé a eyacular muy profundo
en el vientre de mi amada esposa. Mire a Carlos acariciando perezosamente
su polla mientras Caro se corría salvajemente con su propia mano. Si
estaban haciendo algún ruido, no podía escucharlo a través del zumbido en
mis oídos. Dejé escapar un gemido y disfruté de la sensación de mi polla
palpitando y sacudiéndose mientras llenaba a Renata con mi carga.
Agotado, me acosté sobre ella por un minuto más o menos mientras nuestra
respiración volvía a la normalidad y finalmente saqué mi pene un poco
flácido fuera de ella y rodé sobre mi espalda.

Me quedé dormido por un rato y luego desperté con ganas de ir a orinar.


Caro, Carlos y Renata estaban todos sentados en el borde de la cama
hablando en voz baja mientras yo me dirigí al baño, al entrar me detuve
detrás de la puerta cuando escuché a Caro decir: "Renata, espero que no te
enojes por lo que voy a decir, eso fue lo más erótico que creo que he visto
en mi vida. La polla de tu marido es algo de otro mundo, te lo tengo que
confesar, no vinimos aquí para intercambiar, pero daría cualquier cosa por
ser follada por ese monstruo".
Hubo un silencio total y esperaba que Renata me gritara que íbamos a salir
de allí cuando la escuché responder: "No voy a hacer nada contigo Carlos.
Lo siento, pero no tengo ningún interés en eso. Pero para ser honesta,
disfrutaría viendo a Ramón follándose a alguien más. De hecho, ha sido una
fantasía recurrente que no le he planteado abiertamente a mi esposo. De
hecho hace años tuve una amiga con la que me gustaba presumir las dotes
de mi marido y ella llegó un momento que estaba dispuesta a probarlo, así
que ambas estábamos listas para hacer que sucediera cuando ella se tuvo
que mudar. Quizás esta noche sea la noche. Depende de lo que Ramón
tenga que decir".
Terminé de entrar al baño un poco confundido pero también un poco
emocionado. No había estado con ninguna otra mujer desde mi primera cita
con mi esposa y nunca pensé que tendría ningún deseo, pero al escuchar a
Renata decir que soñaba con verme actuar, no puedo mentir y decir que no
me provocó un revuelo en la ingle. Además de eso, Caro era una pelirroja
de ojos verdes, alta y de largas piernas, con pequeñas pero paraditas tetas.
Así que la idea de que ella me envolviera con esas largas piernas me tenía
medio duro cuando volví al dormitorio.
Los tres estaban sentados en la cama de Carlos y Caro. Me senté en la
nuestra frente a ellos con las piernas abiertas y mostrando mi polla un poco
hinchada. Les eché una mirada como si estuviera un poco confundido,
aunque sabía de lo que habían estado hablado.
Renata me miró y dijo: "Ramón, espero que no te enojes conmigo. Durante
años me jacté de tu tamaño y resistencia con mi amiga Vilma hasta que ella
me confesó que deseaba dar una probadita a todas esas virtudes de las que
le hablaba. Al principio solo me eché a reír y le dije que no. Pero al regresar
a casa te arrastré a la habitación y casi te violé pensando en verte enviar a
Vilma a la luna. Ha sido una especie de fantasía mía desde entonces. De
hecho, había llegado el momento donde estaba lista para hablar contigo
cuando Vilma fue transferida y se mudó. Así que aquí estamos esta noche y
Caro mencionó que le encantaría ser follada por tu enorme pija, así que he
decidido que si estás dispuesto voy a dejar que suceda esta noche. No voy a
hacer nada con Carlos y me complaceré viendo el espectáculo y Carlos ha
aceptado eso, son solo tú y Caro. ¿Qué piensas?".
"Bueno, estoy un poco confundido, pero creo que mi verga dice que estoy
muy interesado", le dije mirando a la creciente erección que se levantaba
entre mis piernas.
Eso provocó la risa de todos. Miré a Caro y ella tenía una mirada soñadora
en su rostro y simplemente estaba mirando fijamente mi pene sin
vergüenza. Miré a Renata y le dije: "¿Estás segura de esto mi amor? ¿No te
va a molestar más tarde?".
Ella respondió: "Nunca le habría ofrecido esto a Caro si pensara que nos
abriría una brecha más tarde. Lo digo en serio, quiero verte, al menos una
vez, cogiéndote a otra y mi coño está comenzando a exigir atención con
solo pensarlo, así que No puedo esperar a ver el espectáculo”.
Con eso, me paré y di un paso hacia Caro, con mi polla a media asta
balanceándose frente a mí como un péndulo. Ella lo miró con asombro
hasta que estuvo a solo centímetros de su cara. Extendió la mano para
tocarlo y luego lo rodeó con ambas manos. Ella lo miró y luego miró a su
esposo y dijo: "Dios mío, Carlos, mira esto. ¿Dónde voy a poner todo
esto?".
Él le sonrió y dijo: "Estoy seguro de que encontrarás una manera, bebé.
Porque no comienzas chupándosela y le demuestra lo hábil que eres en eso,
tú lo deseas y yo necesito verlo".
Miré a Carlos y le dije, “Carlos me parece que mi verga es el doble de
grande que la tuya, mira como la desea tu esposa”. El tranquilamente me
dijo, “creo que es la más grande que nunca se haya comido”.
Pude ver que Carlos estaba rígido como una cabilla así que obviamente no
estaba celoso.
Caro tomó mi polla y metió el glande en su boca. Sentí lo tibieza de su boca
y su lengua en la base de la cabeza moviéndola como una puta. Cerré los
ojos y disfruté por un momento de la mamada que me daba. Era evidente
que no podría meter mucho más de la mitad en su boca.
Tomé una de las manos de Caro e hice que se parara, le di un beso en la
boca y la acosté sobre su espalda en la cama que estaba vacía, me arrastré
entre sus largas piernas y me abrí camino hacia arriba. Ella se levantó hasta
que pudo agarrar mi polla ahora más dura que una roca y apuntó a su coño.
Se frotó un poco la cabeza en su humedad y luego me puso en la puerta
principal. Deslicé la corona de mi pija justo en la entrada hasta que
comencé a sentir que se estiraba y luego miré a Renata para asegurarme de
que no había dudas, ella sólo me sonrió y dijo con una voz muy ronca que
nunca había escuchado antes, “dásela Ramón, jódele bien ese coño hasta
que se corra”, mientras se tocaba a sí misma.
Vi a Carlos acariciando su pinga e hice una seña con mi cabeza como
interrogándole, el sólo dijo “cógete a mi esposa, por favor”.
Pensé para mi ¿quién soy yo para discutir con esas peticiones?. Cuando
miré hacia abajo e hice contacto visual con Caro, casi suplicaba: "Por favor,
fóllame Ramón, dame esa polla, por favor". Casi sonaba como si fuera a
empezar a llorar.
Comencé a empujar y estirar sus labios vaginales haciéndome paso dentro
de su canal. Finalmente ella cedió y pude hacer que mi gruesa cabeza
comenzara a penetrar su caliente túnel. Una vez que estuvo estirada al
máximo, la escuché pronunciar un "Mierda". Retrocedí un poco y luego me
deslicé un poco más tratando de trabajar lentamente para que ella pudiera
irse acostumbrando a mi herramienta. Cristo, ella era como una virgen.
Después de varios intentos, lo conseguí y se lo metí todo. Cuando sintió que
nuestras pelvis finalmente se encontraban, dijo: "Dios mío. Fóllame,
fóllame ahora".
Me levanté sobre mis manos y saqué aproximadamente la mitad y lo
sumergí hasta el fondo. Ella se arqueó para recibirlo y entramos en ritmo.
Muy pronto la escuché decir que iba a correrse, así que la bombee dos veces
más y luego se lo enterré hasta las bolas. Ella soltó un gemido y pude ver
los músculos convulsionarse hasta el orgasmo.
Le di un minuto para que se repusiera y luego volví a comenzar a metérselo.
En menos de diez embestidas comenzó a convulsionar y gemir de nuevo,
así que se lo enterré sin piedad. Eché un vistazo y Renata también estaba en
medio del orgasmo y al mirar a Carlos vi que nos miraba pero su polla
estaba flácida, supuse que él debió haber acabado.
Volví a concentrarme en Caro, quién tenía un orgasmo cada 30 segundos y
yo simplemente enterrándolo en ella cada vez más, luego la dejaba
recuperarse y luego comenzar de nuevo. Al fin comencé a sentir el
comienzo de mi orgasmo y sentí que no podría aguantar mucho más. Así
que me detuve un momento mientras ella tenía otro orgasmo, me pregunté
si debía acabar dentro en ella. No me había vaciado en nadie más que
Renata en tantos años, pensé que de alguna manera eso sería algo mucho
más personal que simplemente follarle el coño nada más.
Miré a mi esposa y dije: "Cariño, me voy a venir pronto y no estoy seguro
si deba hacer eso en ti en lugar de Caro. Me parece que acabar en ella es
algo mucho más íntimo que simplemente follarla". Caro estaba debajo de
mí solo gimiendo y pidiendo más.
Renata me miró a los ojos mientras se estrujaba el clítoris frenéticamente y
casi me grita: "Te follas ese coño, hasta que la llenes con tu semen. Fóllala
Ramón, AHORA!!!".
Ese pensamiento me envió al límite y comencé a follarla con movimientos
firmes y potentes. Miré a Carlos para presumir de cómo me cogía a su
esposa. Miré a Caro para escucharla rogándome que me la follara y me
corriera. Pensé me voy a vaciar en esta hembra.
Quería explotar dentro de ella. Me agaché, enganché una mano detrás de la
rodilla de Caro y la empujé hacia adelante. Hice lo mismo con mi otra
mano. Ahora su espalda baja y su coño estaban arqueados para una
penetración máxima. Sabía que me quedaban como unos 5 cm que ella no
había recibido todavía, pero lo iba a conseguir ahora. Apenas iba a
comenzar a empujar hacia adelante y llegué hasta su cuello uterino. Ella
gimió “ahhhhhh”, me apoyé y con un movimiento de cadera le empujé los
últimos centímetros de mi verga que quedaban fuera.
Esto envió a Caro a un orgasmo desgarrador. Ella estaba jadeando y
diciendo “joder y oh Dios mío, entro en mi vientre Carlos, es un semental.
Lléname con tu esperma”.
Pude sentir que mis huevos comenzaban a hervir y sentí que había llegado
el momento de llenar a esta mujer con todo lo que tenía y estaba seguro que
sería una carga masiva por la emoción que tenía.
Me retiré un poco más de la mitad y luego lo metí de regreso hasta el fondo.
Ella soltó un pequeño gruñido y lo hice de nuevo. Más y más rápido
simplemente chocando contra ella y entrando en su útero una y otra vez.
Ella comenzó a venirse como una loca. Pude sentir mi pene crecer y mis
oídos comenzaron a sonar. Ella parecía estar en un continuo orgasmo, pero
ni siquiera podía oírla. Todo lo que supe es que mi polla palpitaba, hasta
que llegó mi momento. Lo sumergí una vez más empujándolo hasta el final
para sentir su cuello uterino abrirse una vez más ante mí. Cada músculo de
su cuerpo estaba temblando, incluidos los párpados, que apenas se movían.
Podía ver que sus ojos se fueron involuntariamente hacia arriba y en algún
momento me pregunté si estaría teniendo una convulsión.
Pero mi cerebro ya no pensaba, el clímax se apoderó de mí y sentí el primer
chorro de semen caliente salir a presión por la cabeza de mi polla hinchada
a un nivel casi doloroso y fluir dentro del útero de Caro mientras su coño
me ordeña con convulsiones vaginales alrededor de mi polla.
Sentí la segunda ráfaga de semen que salía con más presión que la primera.
Se sentía como si ese disparo llegara desde mi espalda baja hasta la punta
de mi dura verga. Caro jadeaba y se movía mientras los chorros de fluido
entraban directo a su vientre. Estoy seguro de que mi orgasmo duró unos
segundos, pero pareció una eternidad.
Me quedé sobre ella mientras sentí el octavo o noveno chorro de semen,
más débil cada vez, que terminaba de vaciar mis reservas de semen dentro
de esta hermosa pelirroja.
Unos minutos después empecé a salir de ella, con mi polla todavía
temblando y Caro todavía parecía venirse en un mini orgasmo final. Salí de
ella y rodé a su lado. Sus piernas se extendieron sobre la cama.
Aproximadamente cada quince o veinte segundos parecía temblar de nuevo.
Ella rodó a la posición fetal con sus manos sosteniendo su coño y
nuevamente pareció temblar otra vez.
Me puse de pie todavía respirando con dificultad y Renata me recibió, me
abrazó y me dio un beso y me dijo: "Dios mío, gracias. Esto ha sido la
escena más increíble que he visto. Estoy segura de que me debo ver debajo
de ti como ella se veía. Ahora lo sé. Miró a Caro, que de nuevo parecía estar
temblando en otro orgasmo y dijo: "Eso es simplemente increíble Ramón".
Luego me miró y dijo: "Te amo mi verraco. Vámonos a casa ahora".
Estreché la mano de Carlos y le dije: "Esto superó con creces todo lo que
había soñado. Gracias por una noche que será recordada para siempre".
Carlos dijo: "Gracias Ramón. Tuve un show que nunca olvidaré y puedo
asegurarte que Caro consiguió un orgasmo que nunca olvidará. Ojalá
podamos hacer esto de nuevo".
Dije: "Podemos pensar en eso, Carlos, aunque me pregunto que si esto fue
tan increíble, la próxima vez quizás sería una decepción. Lo pensaremos,
pero me inclino a que esto sea un recuerdo inmejorable".
Mientras hablábamos, me vestía y me senté a atarme los zapatos. Noté que
Renata ya se había puesto el vestido y estaba lista para irse. Me paré y le
dije a Carlos, “tu esposa es una criatura increíble, cuídala” dijimos “adiós y
gracias” y salimos por la puerta.
Una vez en el coche, me incliné y le di un beso a Renata. Cuando empecé a
conducir, la ví subiéndose el vestido y me di cuenta de que no tenía bragas
y comenzó a tocarse con los dedos, me miró con lujuria animal en los ojos y
me dijo: "Llegando a casa, nos ducharemos y luego me vas a dar un poco de
esa polla".
Me reí y dije: "Querida, vamos a gastar esta cosa".
Ella se echó a reír y dijo: "Lo dudo. ¿Y sabes qué más va a pasar?
Visitaremos a Vilma en dos semanas. Si todavía quiere, vas a echarle el
polvo de su vida".
Solo me reí y negué con la cabeza, pero al recordar a Vilma, pude sentir
otro movimiento en mi ingle.
Primer intercambio interracial

Mi esposo y yo estamos retirados, y nos dedicamos a vivir navegando por


las islas del Caribe en nuestro pequeño yate. Ambos tenemos 55 años y nos
conservamos muy bien físicamente.
Comenzamos practicando el nudismo y ahora nos encanta hacer el amor en
sitios públicos frente a otras personas. Igualmente nos encanta ver follar a
otros.
No es fácil encontrar parejas o personas afines así que tratamos de
amoldamos en la medida de lo posible, siempre dentro de nuestros límites.
Con el tiempo Yoel y yo llegamos a tener algunos encuentros con otras
parejas pero siempre fueron intercambios suaves (soft), ya saben, besos
caricias principalmente y ocasionalmente hemos llegado a practicar sexo
oral, pero nunca penetraciones.
Nos gusta anclar en calas solitarias donde haya pocos barcos alrededor
nuestro. Así tenemos la posibilidad de interactuar más íntimamente con
otros.
Dependiendo de nuestro estado de ánimo, o el de ellos, a veces nos
encontramos con perfectos desconocidos, navegando con el botecito de
apoyo hasta el costado de su embarcación o ellos hacia el nuestro. Nos
encanta conocer gente interesante de diferentes partes del mundo.
Nunca se sabe los gustos o aficiones de otros así que acostumbramos a
brindar una botella cuando visitamos otro barco o servimos tragos cuando
nos visitan, esto con el fin de irnos acomodando hasta entender que buscan
los nuevos amigos.
Si bien Yoel y yo disfrutamos del estilo de vida, dada su personalidad
introvertida, a menudo son mis avances son los que organizan nuestros
encuentros, y él se sorprende, encantado, en la ocasión en que alguna pareja
con la que habíamos estado socializando antes apareciera en nuestro bote.
El exhibicionismo, los toques y roces sutiles, como sin intensión, no pasan
desapercibidos para ninguno de los dos y todo esto incrementa los niveles
de lujuria dentro de nosotros.
Sé cuándo él está muy caliente porque sus caricias alcanzan niveles
descarados haciéndolos evidentes para otros. Aprovecha un beso sorpresa,
aparentemente inocente, en mis hombros, mejillas o en mis labios, para
meter sus dedos en la parte interior de mi bikini, tocando mis tetas, mi culo
o incluso mi ingle.
Por mi parte también me encanta estimular a mi marido con esta exhibición
de caricias frente a un público ávido de estímulos. Lo realizo abierta pero
sutilmente, sobre la cubierta de nuestro bote.
Me gusta andar topless la mayor parte del tiempo y no desaprovecho para
rozar mis pezones en sus hombros, su espalda según se me presenta la
oportunidad. Besar su pecho, espalda y cuello es una deliciosa forma de
encender a mi marido.
Todos estos pequeños actos libertinos y sensuales ayudan a elevar la tensión
sexual durante el día, lo que nos garantiza una noche explosiva.

Por lo general, siempre busco a Yoel para saciar mi lujuria, pero ese día
había decidido quedarme cachonda reservándome para lo que pudiera
ocurrir más tarde, dejando que mi tensión sexual aumentara.
Yoel no ignoraba mi estado de excitación y lo exacerbó durante el día
acariciándome aquí y allá, frotando sensualmente mis senos, rosando
inadvertidamente su paquete en mi trasero o mis piernas, besando mi cuello
cariñosamente, todo lo que él sabía que me calentaba en demasía, era como
una danza sexual, todo esto incluso si estábamos en cubierta a la vista de
todos.
El día había sido agitado. En la mañana mucho el sol y viento mientras
navegábamos alrededor de la Isla, actividad que principalmente recayó
sobre mi esposo, mientras yo me dedicaba a ordenar las estancias bajo
cubierta y hacer algo ligero para comer.
Después de las 10am anclamos en una ensenada, donde había un par de
veleros y otro yate. Después de asegurar el barco tomamos un desayuno
ligero y nos quedamos descansando en cubierta. Vimos que en uno de los
veleros estaban una pareja de jóvenes morenos muy atractivos. Los
saludamos a lo lejos con la mano y nos respondieron cordialmente. Ella era
una chica bella con sus tranzas en el pelo y el un chico atlético, estimé que
ambos tendrían alrededor de 30 años. No pasó mucho tiempo para entender
que terreno pisábamos con ellos. La discreta insignia que se desplegaba
junto a su bandera de popa era una clara indicación de que, como nosotros,
eran swingers, sólo nos restaba averiguar sus preferencias y si encajaban
con las nuestras. Además y más importante si había química entre todos
nosotros.
Antes de mediodía fuimos nadando hasta la orilla a disfrutar de las
cristalinas aguas y el incandescente sol.
Una vez en la playa salí a caminar y me encontré con la joven pareja. Me
comentaron que vivían en la isla y que solían pasar los fines de semana
recorriendo las playas, ambos eran muy morenos y exudaban sex-appeal.
Nos presentamos y me dijeron que se llamaban Fred y Flor. Conversé con
ellos haciéndole preguntas generales de la isla y aproveché de invitarlos a
nuestro bote a ver el atardecer.
Regresé con mi marido y a eso de las 3 de la tarde regresamos al bote y
disfrutar de un almuerzo reparador. Yoel se puso cariñoso cuando fuimos a
recostarnos, pero sutilmente lo evité. Quería ahorrar toda esa energía para
una posible explosión esa noche, si como pensaba, se decidían a aceptar mi
sutil invitación a visitarnos en nuestro bote.
Disfrutamos de una reparadora siesta hasta las 5pm, nos levantamos y nos
vestimos casuales, me puse un encantador conjunto floreado de una tela
muy ligera y transparente, debajo solamente una discreta tanga blanca que
resaltaba con mi dorada piel. Mis senos lucían un perfecto bronceado y
cuando sentía la brisa mis pezones reaccionaban poniéndose muy duritos.
Fred y Flor llegaron poco antes del atardecer. Yo les presenté a mi marido
quien se apresuró a abrir una botella de champagne para recibir a nuestros
nuevos amigos.
Eran al menos veinte años más jóvenes que nosotros, así que estaba muy
feliz de que hubieran encontrado en nosotros a una pareja con la que
querían ´jugar´. Ella tenía aproximadamente la misma altura que yo, tenía
un cuerpo atlético muy tonificado. El de mayor estatura que la mía, con el
cuerpo ágil de una persona que corre todos los días, y el tono cálido y
delicioso de su piel negra azabache.
Cuando todos tuvimos copa en mano Yoel dijo “Salud!!! Por la buena
amistad y el disfrute de este bello atardecer en el paraíso”, alzamos nuestras
copas y brindamos y nos sentamos a apreciar la hermosa caída del sol sobre
el horizonte mientras charlábamos sobre trivialidades.
Todos parecíamos adolescentes mirando disimuladamente los atributos de la
otra pareja, imaginando como íbamos a satisfacer los deseos de la piel.
Después de abrir la 2da botella la dinámica se animó mucho más. Había
caído el sol y la brisa fría nos obligó a entrar al pequeño salón del yate.
Yoel bajo la intensidad de las luces y colocó una suave música que nos hizo
relajarnos aún más.
Yo invité a Fred a que me ayudara con unos bocadillos. La cocina y la sala
del bote están integrados, así que podíamos ver a nuestros esposos sentados
en el sofá hablando animadamente.
Comencé a jugar con Fred. Cuando pasaba a su lado frotaba la punta de mis
pezones en sus fuertes brazos. El medía al menos 1.80m era delgado pero
muy musculoso, eso me hizo sentir con ganas de entregarme a sus brazos.
Cuando podía restregaba mi culo en su paquete, el cual no tardó en ponerse
duro.
En un momento dado él se puso detrás de mí y me habló al oído, “eres una
mujer muy hermosa y me encanta ver tus bellos y rosados pezones duritos
de lujuria”, esto hizo que me mojara mucho. Sentí sus manos en mi cintura
y me acariciaba hasta la cadera, di vuelta a mi cabeza y nuestras caras
quedaron a centímetros de distancia. Podía oler su aliento y cerré mis ojos.
El me besó tiernamente mientras sus manos recorrían mi humanidad. Me
dio vuelta, recostó su erección en mi entrepierna mientras besaba mi cuello,
lo cual me puso a mil.
Miré donde estaban sentados Flor y mi marido. Se besaban y mi esposo
acariciaba su busto sensualmente, ella tenía su mano sobre una pierna de él
y lo acariciaba acercando su mano a su paquete.
Flor vestía una blusa amarrada bajo sus hermosos senos lo que hacía ver
estos más exuberantes. Era de un material ligero que al igual que el mío,
que dejaba adivinar sus hermosos pezones con la delicadeza de una
transparencia leve. Así mismo llevaba una falda muy ligera que se
levantaba con cualquier brisa dejando a la vista su hermoso trasero y el
hecho de que vestía una tanga muy diminuta.
Los miré y sonreí aunque ninguno de los dos me prestaba atención. Sentí la
lengua de Fred en mi cuello lo que me hizo cerrar los ojos y gemir como
una gata mientras un escalofrío recorría todo mi cuerpo.
Mi marido finalmente me miró e intercambiamos señas privadas de que
ambos estábamos a gusto con toda la situación y teníamos luz verde mutua
de seguir adelante. Si alguno de los dos no se sintiera a gusto, nos
avisaríamos y delicadamente terminaríamos la noche. La situación prometía
ser muy placentera y por mi mente pasó la posibilidad de llegar hasta
nuestro límite, el sexo oral, del cual nunca habíamos pasado. Ambos
estábamos cómodos con este límite y no veíamos necesario superarlo ya
que al final siempre terminábamos cogiendo como recién casados entre
nosotros dos.
Nos unimos a ellos en el salón y nos sentamos en otro sofá colocado en
ángulo con respecto al que ellos estaban. Abrimos otra botella y brindamos,
“salud, por una buena amistad” dijo Fred y todos repetimos “salud!!!”.
Fuimos honestos con ellos respecto a nuestros límites. Fred nos dijo,
“respetaremos el deseo de ustedes de avanzar hasta que lo consideren. Los
invitamos a que abran sus horizontes y permitan vivir esta experiencia con
su mente libre a lo que la pasión y el deseo les indiquen. Tenemos mucha
experiencia iniciando parejas a pasar de un intercambio suave a uno
completo. Pero dejemos de lado las expectativas, si les parece bien”.
Fred y Flor eran una pareja extraordinaria y por como se había desarrollado
todo hasta el momento, sabía que tanto Yoel como yo estábamos muy a
gusto en ellos dos y sentíamos un lazo de confianza que nos unía y nos
permitía pensar en dejar nuestros deseos volar a su propio ritmo sin la
atadura de ninguna limitación. Solo pensar en poder ir más allá de nuestros
límites hizo que me mojara e intercambiara con mi marido las señas que nos
indicaba que ambos teníamos luz verde para continuar.
Yoel respondió, “nos sentimos muy a gusto con ustedes y dejaremos que la
noche hable por sí misma”. La sola idea de que esta joven pareja pudiese
iniciarnos en nuevos horizontes nos tenía a todos al filo de la lujuria.
Aparte, el hecho de que fuesen afrodescendientes, estimulaba en mi una
sensación extrema de lujuria ya que nunca había estado con un negro.
Fred se paró y me ayudó a pararme delante de él, me besó tiernamente en
los labios mientras nuestras parejas nos miraban acurrucados en el sofá y
disfrutando de caricias mutuas. Abrió el top de mi conjunto dejando mis
senos al aire, acariciándolos y fomentando que mis pezones se pusieran
muy duritos. Me invitó a quitarle su camisa, así que mientras lo hice
mientras besaba su cuello y su pecho. Luego se arrodilló y me quitó el
pantalón corto del conjunto que llevaba y me dejó sólo vistiendo mi tanga,
sus manos se posaron en mis nalgas y me atrajo hacia si para besar mi sexo.
Cerré los ojos y gemí mientras el hundía la cara en mi entrepierna.
Luego se paró y me dijo, “por favor quítame los pantalones”. Me arrodille y
los baje. Vestía unos bóxer pegados, cortos y blancos que permitían dibujar
una generosa erección. Mi corazón latió fuerte de pensar que lucía un poco
más grande que mi marido. Quise devolverle el favor y bese su pene sobre
el bóxer. Lo recorrí con mi boca dibujando la línea desde la base a la punta.
Mi esposo había abierto la blusa de Flor y acariciaba sus senos mientras ella
son soltaba su entrepierna. “Nuestro turno” anunció Flor desatando el nudo
de su blusa y arrodillándose frente a mi esposo para bajar sus shorts y
acariciar su evidente erección mientras él se quitaba su camisa. Luego él se
arrodilló mientras ella se plató ante él vistiendo sólo la faldita. Yoel bajó la
falda para dejarla al igual que a mi vistiendo solo su tanga.
¿Por qué no llevamos esto a nuestro cuarto?, sugerí yo pensando en estar
más cómodos. Nuestro yate tenía una cama 2x2 en la habitación principal,
suficientemente amplia para albergarnos a los 4. Así que me paré, le di la
mano a Fred para que me siguiera y lo mismo hicieron Flor y mi marido.
Caminamos vistiendo sólo nuestra ropa interior por el estrecho pasillo que
llevaba a nuestro cuarto.
Fred me indicó que me uniera a él en una de las esquinas de la cama para
mirar a su esposa y mi marido por un rato. Asentí silenciosamente con la
cabeza y me deslicé de la cama para ponerme de espaldas a él. Pasó un
brazo sobre mi para ahuecar mi busto y acariciar mis pezones. Podría sentir
su erección en mi trasero lo que me tenía muy caliente. Volteé mi cara hacia
atrás, él me sonrió y luego me dio un sentido beso en la boca. Mirábamos a
nuestras parejas besarse apasionadamente con ella abajo, sus piernas
abiertas y el frotando su verga sobre su coño. Aun vestían su ropa interior,
pero no sería por mucho tiempo.
Sentí la mano de Fred bajar a mi tanga y meter sus dedos dentro de mi
humedad, lo que me hizo gemir y perder el control de mí. Llevé mi mano
atrás y la metí en su bóxer para sentir su dura verga, su piel caliente en mi
mano y sus rugosas venas duras a reventar.
Cuando volvimos la mirada a nuestros cónyuges estaban totalmente
desnudos. Yoel seguía frotando su erección en el coño de Flor, pero esta vez
no había ninguna tela de por medio. Aunque él no la había penetrado hasta
ese momento fue muy claro para mí, que mi marido por primera vez,
delante de mí, se iba a follar a otra mujer. No pensé en nuestros límites, por
el contrario sentía un deseo inmenso de que la penetrara. Quería que él le
diera placer. El se dedicó a frotar su clítoris con su glande y hacía que ella
se retorciera de pasión y le rogara, “ven, métemelo, lo necesito”, mi marido
sólo reía y seguía dándole placer pero a juzgar por sus ruegos parecía que la
estaba torturando.
Fred me quitó la tanga y se quitó el bóxer, nuestros cuerpos se tocaron en
muchos niveles, me envolvió con sus brazos, seguía de espaldas a él de
forma que podíamos ver el acto sexual de nuestras parejas. Él metió su
polla entre mis piernas mientras yo presionaba mi trasero contra él. Fue mi
turno de gemir en agradecimiento, su polla entre mis piernas se abría paso
hasta mis labios vaginales y comenzaba a frotar suavemente hacia adelante
y hacia atrás mientras veíamos a Yoel y Flor disfrutando de los cuerpos del
otro.
Podía sentir el resbaladizo movimiento de su polla en mi coño mientras mi
clítoris se hinchaba con el roce persistente de su cabeza morada en forma de
hongo. Su verga era tan grande que podía ver como salía entre mis piernas
con cada movimiento. Sus manos alternaban entre ahuecar y acariciar mis
senos y pellizcar y torcer mis pezones. No estaba segura de cuánto tiempo
iba a poder seguir sin correrme.
Volví a mirar a mi marido, de vez en cuando mojaba su cabeza en sus
húmedos labios vaginales y seguía. Por experiencia sabía que ella se iba a
correr en cualquier momento. Yoel me miró como pidiéndome permiso para
penetrar a otra mujer por primera vez desde que nos casamos. Asentí
permitiéndole hacer lo que quisiera, sabía que la juventud de Flor lo tenía
extasiado. Él sonrió una vez más embocó su dura verga en la vagina de mi
nueva amiga y se la enterró de un solo golpe hasta el fondo. Ella se corrió
gimiendo y gritando como poseída. Él se acostó sobre ella y comenzó a
bombear su verga muy profundamente en ella. No puedo decir cuántas
veces se corrió ella, pero sé que fueron varias.
Ver esto me produjo el primero de muchos orgasmos de esa noche, me vine
en la mano de Fred quien manipulaba mi clítoris.
Flor tenía las piernas abiertas y abrazaba a Yoel con sus brazos y piernas,
atrayéndolo hacia si en un vano intento de que fuera más profundo en ella,
pero él ya estaba dentro de ella hasta las bolas. Sus gemidos de
agradecimiento me hacían presumir que la polla de Yoel le estaba
electrificando su cuerpo de placer.
Se dieron vuelta y Flor quedó cobre mi marido y comenzó a cabalgarlo con
lentos y largos movimientos hacia adelante y hacia atrás, permitiendo que la
verga de mi esposo la penetrara muy rico. El contraste de color entre mi
esposo y Flor exacerbó la excitación que sentía.
Ella gemía como una puta y de pronto dijo, “mi amor, que esperas, necesito
tu polla en mi culo, quiero una doble penetración”.
Tomé la crema lubricante de la mesita de noche y me dediqué a acariciar la
polla negra y palpitante de Fred mientras le aplicaba lubricante. La tenía
muy grande, evidentemente más grande que la de mi marido y quizás la
más grande que hubiese visto en mi vida.
Quería ver a Flor disfrutar de la doble penetración, así que le di a la polla de
Fred un último toque de lubricante y di un paso atrás. Se colocó detrás de
ella, lubricó con su mano el ojete de su mujer y puso la cabeza de su pija en
el culo de Flor. Ella se estremeció e hizo un pequeño movimiento en
anticipación a lo que vendría. Luego él la tomo de las caderas y comenzó a
presionar su dura polla en el culo de Flor cada vez un poco más fuerte,
aflojó y luego empujó lenta y suavemente una vez más hasta que la cabeza
de su polla se deslizó dentro de su trasero. Ella gimió de placer y finalmente
volvió a follar muy lentamente la polla de Yoel arriba y abajo en su vagina.
Me masturbaba suavemente mientras veía como mi marido y Fred se cogían
a Flor. Sabía que en algún momento tendría la polla de Fred dentro de mí y
me vino un micro orgasmo. Imaginé como sería besar a Flor mientras su
marido me follaba a placer.
Yoel tuvo muchas experiencias antes de conocerme y con frecuencia, creo
yo, que para animarme me describía, cómo era sentir en una doble
penetración el empuje de otra polla contra la suya en los estrechos confines
del cuerpo de una mujer. El absurdo movimiento de tres cuerpos con
diferente frecuencia de movimiento exacerbaba el disfrute de cada uno de
los hombres, así como el de Flor a quien le faltaba el aire y gemía como una
bestia agonizante.
Los pechos de Flor golpearon contra el pecho de Yoel mientras el ritmo de
la follada se aceleraba, ambas pollas sincronizaban sus empujes y
retracciones. Flor, en este punto, estaba gimiendo como una tormenta,
ocasionalmente estallaba con un "¡Oh, Dios!" o un prolongado "¡Síiiiiiiii!"
pero fue su grito de "Fóllenme, fóllenme duro", lo que los envió a ambos al
límite y el frenesí de sus embestidas y sus jadeos irregulares me dieron a
entender que se estaban corriendo al unísono.
Imaginé los chorros de semen de la polla de mi marido dentro de Flor al
mismo tiempo que Fred latía en su culo. Luego Yoel me explicaría que
podía sentir los espasmos de la polla de Fred cuando el semen brotaba de
ella, lo cual, por supuesto, añadió intensidad a su propio orgasmo.
Los tres colapsaron en una pila de cuerpos sudorosos, cada uno
parcialmente encima del otro, y se quedaron allí, la respiración disminuyó
gradualmente, mientras se recuperaban. Fred se retiró del culo de su mujer
y se fue al baño.
Flor se desmonto de mi esposo y rodo quedando boca arriba a mi lado fue la
primera en recuperar la compostura y me lanzó una sonrisa cálida. Con un
rápido movimiento de su mano y una petición en voz baja, me hizo me hizo
posicionarme entre sus piernas, así que mi cara estaba justo al nivel de su
entrepierna. Abrió los labios de su coño desnudo solo un poco y pude ver el
montículo reluciente de su clítoris hinchado que bajaba hacia los pliegues
erizados de su vagina. Lamí sus labios vaginales y sentí un momentáneo
destello de decepción de que Flor, una vez más, iba a ser el centro de la
actividad sexual, enterré mi lengua en su suave y cálido coño.
Sus gemidos entusiastas y el sabor del semen de mi marido cuando escurría
de ella, mezclado con sus propios jugos se agregaron rápidamente a la
excitación voyerista que ya había experimentado y no pasó mucho tiempo
antes de que yo también estuviera gimiendo de placer mientras lamía y
chupaba su hermoso coño. Fred regresó y se acostó al otro lado, es decir, los
dos compañeros de cama masculinos estaban a cada uno de nuestros lados y
comencé a sentir que dos pares de manos y dos pares de bocas comenzaban
a explorar mi cuerpo desnudo. Fred me dio unas palmaditas y me colocó en
una posición de estilo perrito en la cama para poder meter la mano debajo y
comenzar a acariciarme y chuparme el culito. Las manos y la boca de Yoel
estaban bajo mis pechos y podía sentir el erotismo aumentado de mis
pezones erectos rozando su lengua y labios.
Flor por su parte, a decir por sus gemidos, estaba por llegar a un orgasmo
así que me enfoqué en su clítoris y lo succione con fuerza hasta que le
arranqué un estruendoso orgasmo.
Mi boca, por supuesto, estaba ocupada abriendo un surco entre su clítoris y
la abertura vaginal mientras mi dedo medio buscaba y luego encontraba su
punto ´G´. Comencé a frotar vigorosamente y la voz de Flor chilló en un
momento de éxtasis cuando su cuerpo comenzó a bombear chorro tras
chorro de líquido transparente caliente por sus piernas mientras otro
orgasmo hacía que temblaran sus piernas.
Fred insertó dos dedos mientras me presionaba el pulgar en mi clítoris, así
que comencé a sentir como se construía mi propio clímax y ya no pude
sostenerlo más, y comencé a gemir fuertemente mientras Flor después se
recuperada y nos daba espacio. Fred posicionado detrás de mí, se agarró de
mis caderas y comenzó a frotar su verga a lo largo de mis labios vaginales.
Mi marido se arrodilló frente a mí y metió su verga en mi ansiosa boca
diciéndome, “mi putita por fin voy a ver una polla extraña dentro de ti, miré
hacia arriba y él sonreía con lujuria. Sabía que me iba a penetrar y yo lo
deseaba tanto como él. Así que sentí a Fred posicionar su cabeza en mi
vagina y empujar, metiendo gradualmente su verga en mí. No puedo
describir lo rico que sentía con dos vergas dentro de mí, una en mi boca y
otra en mi panocha.
Fred seguía aferrado a mi trasero bombeando su viril miembro dentro de
mí. Con sus piernas presionó mis muslos para que mis piernas se abrieran y
siguió empujando su verga en mi ávida vulva. Este joven semental sería el
primer hombre en meterme su verga desde que me casé con Yoel.
Siguió empujando suavemente en mi vagina su polla completamente
endurecida. Me sentí tan estirada por mi posición física que el más mínimo
roce de su cabeza en forma de hongo contra mi cuello uterino fue suficiente
para hacer que mis músculos vaginales latieran con el deseo de ser follada
fuertemente.
Fred y mi marido sincronizaron sus movimientos para que la doble cogida
que me daban elevara nuestra calentura al máximo.
Flor alargó su mano para jugar con mis tetas, “haz que este par de machos
se corran dentro de ti“.
El frenesí de nuestra acción se convirtió en gemidos y jadeos que provenían
de cada uno de nosotros, así que todos sentíamos una mayor sensación de
excitación con cada afirmación de que los demás estaban en el mismo nivel
de lujuria.
Fred seguía penetrando mi vagina mientras bajó su mano y con un dedo
alcanzó mi jugoso clítoris. La intensidad con que chupaba a Yoel y como
Flor apretaba mis pechos me hizo alcanzar el punto de no retorno y
comencé a venirme. Esto animó a mis compañeros a follarme más rápido y
comenzaron a venirse dentro de mi útero y boca.
Eso nos envió a los tres al límite mientras ambas pollas bombearon, chorro
tras chorro y gota tras gota de semen blanco lechoso al interior de mi
caliente humanidad. Yoel llenó mi boca con su rico semen; Fred por su
parte llenaba mi vientre repetidamente con su esperma a la par de mis
propios orgasmos.
Los cuatro nos dejamos caer sobre la cama jadeando y resbaladizos por el
sudor y el semen. A cada uno de nosotros. Nos tomó un tiempo volver a
respirar a un ritmo normal y comenzó a sentirse fresco, a pesar del calor de
nuestros cuatro cuerpos, mientras nuestro sudor se evaporaba en el aire de
la noche.

Nos refrescamos con una ducha y nos encontramos en salón para brindar
por nuestro encuentro, comimos algunos bocadillos mientras charlábamos
de todo un poco.
Vi a Fred en el sofá y me fui a sentar a su lado. Adoraba su verga, de solo
verla ya me empezaba a mojar, así que la comencé a acariciarla y reaccionó
de inmediato desplegando una hermosa erección. Me encantaba esta polla
negra, grande, joven y viril. Además sentía que le debía el hecho de ser la
primera que escudriñaba mis entrañas desde que me casé con mi marido y
el placer que esto me generó.
Sentía que de alguna forma me había quitado la virginidad. Quería
mostrarle mi aprecio y sacarle un orgasmo junto a su espeso semen. Así que
me incliné y besé la punta de su morado glande donde apareció una gota de
líquido seminal que saboreé con gusto. Me encantaba como mis delgados
dedos blancos contrastaban con su oscuro color negro. Metí la cabeza en mi
boca y Fred cerró sus ojos y recostó su cabeza hacia atrás.
“Que buena mamadora de verga eres Yuraima, sigue mamando por favor”,
me animó Fred.
Pajeaba su tronco mientras chupaba la cabeza. Luego me lo tragué hasta la
mitad, no podía más, mientras masajeaba sus bolas con mi mano.
“ahhhhhh” lo oí gemir, estuve mamándoselo unos 10 minutos, mis
mandíbulas comenzaban a doler, pero estaba sometida a esa hermosa pija y
no pararía hasta hacerlo eyacular. En un momento dado comenzó a acelerar
su respiración, supe que lo tenía donde quería, así que empecé a chupar
fuertemente y no aguanto y se vino en mi boca. Tragué tanto como pude.
Parte resbalo por la comisura de los labios y cayó en sus huevos, luego lo
limpie con mi lengua y por último lo bese en la boca y me acurruque en su
pecho.
Volteamos a ver a mi esposo montado sobre Flor dándole la cogida de su
vida, ella comenzó a gesticular y gritaba “métemelo todo, dame más duro,
córrete en mí” cuando los dos finalmente se vinieron juntos.
Brindamos una vez más y Fred nos dijo, “amigos gracias por esta velada,
tenemos que irnos porque zarpamos temprano en la mañana”. Nos
despedimos con besos en la boca con la excepción de los dos hombres.
Nos fuimos a la cama, me acosté sobre el pecho de mi marido y nos
quedamos dormidos.

Me despertó la dura verga de mi marido pegada a mi cuerpo, le pedí “quiero


que me folles mi amor”. Yoel me hizo el amor gentilmente y ambos
llegamos a un rápido clímax con los recuerdos de la noche aun frescos en
nuestra memoria.
“Creo que estamos en el nivel que siempre debimos estar. Disfrutar de un
Intercambio completo. Nos queda ahora un nuevo universo de opciones a
explorar…”, le dije mientras nos abrazábamos y nos quedamos dormidos de
nuevo…
Nuestro primer intercambio

Mi ardiente esposa, Brenda, y yo hemos disfrutado siempre de muchas


fantasías eróticas y somos totalmente abiertos y honestos el uno con el otro
después de 15 años de matrimonio. A pesar de que ahora tiene 52 años,
Brenda es increíblemente sexy, mide 1.60m de alto y pesa alrededor de 50
kg se puede decir que es una flaca rica. Su piel parece permanecer
bronceada durante todo el año debido a su insaciable adoración al sol y sus
raíces latinas. Su cabello oscuro y ojos negros le permiten sentarse al sol
durante horas, a veces en topless y ocasionalmente desnuda. Odia las líneas
de bronceado.
Sus piernas son delgadas pero hermosas. Sus pechos ocupan una
impresionante copa D y en su pequeña figura, sus tetas se ven enormes. Ella
nunca usa sostén y con una blusa de seda o un suéter siempre es evidente
cuando sus "luces altas" están encendidas. Ella también ama el sexo y tiene
una libido alta. Es lo más parecido a una ninfómana que he conocido y
puede llegar al clímax una y otra vez y nunca parece cansarse.
A lo largo de los años, hemos tenido muchas aventuras, sobre todo sesiones
privadas de fotos, nudismo y ocasionalmente sexo en lugares públicos como
en la playa de manera discreta. Sin embargo, una cosa que nunca hemos
hecho hasta es interactuar directamente con otras personas. Ella no se ha
animado a hacer tríos con hombres ni con mujeres. Recientemente hemos
estado fantaseando mucho con un intercambio de pareja y ella parece más
abierta a esta idea que a cualquier otro tipo de intercambio.
Hace un mes después de algunos tragos, finalmente logré que Brenda
accediera a hablar sobre un intercambio. Ella me dijo que lo que le daba
miedo era que yo pudiera encontrar otra mujer más atractiva y deseable. Le
dije a mi esposa “estamos casados de por vida. No solo eres mi mujer sino
mi mejor amiga y yo nunca, sin importar lo bueno que alguien sea en la
cama, voy a abandonar nuestra relación”.
Brenda finalmente admitió que estaba un poco insegura sobre eso, pero
luego de hablarlo largamente, me dijo que podría acceder a tener un
intercambio si pudiéramos encontrar una pareja adecuada.
Eso planteaba el siguiente problema: encontrar una pareja en la que hubiese
atracción mutua y química entre todos los involucrados. Los chicos tendrían
que agradarse y no sentirse inseguros. Las mujeres tendrían que llevarse
bien y no estar celosas entre sí. En general, esta era una situación difícil de
superar si no se hacía mucha investigación y se ponía la voluntad para
explorar las posibilidades. Definitivamente no era probable que sucediera
por accidente o coincidencia.
Después de mucha discusión, Brenda acordó dejarme investigar un poco en
algunos de los sitios de intercambio de parejas y buscar algunas opciones
para nosotros. Ella no se comprometió a reunirse realmente, pero aceptó
explorarlo más a fondo. Supongo que ese era un progreso.
Así que me puse a trabajar para encontrar ´la pareja perfecta´ para que
finalmente pudiéramos tener una experiencia de intercambio completo. No
fue fácil. Quería ver lo que había ahí afuera, pero tenía muchas dudas. Al
principio no sabía qué tipo de hombre podría gustarle a Brenda, aparte me
preocupaba qué tipo de esposa tendría. ¿Qué pasaría si Brenda se sentiría
atraída por el marido mientras la esposa no encajaba bien conmigo?
Después de mucha investigación por internet, finalmente identifiqué 4
parejas que pensé que tenían posibilidades. Revisamos fotos y perfiles
personales en un esfuerzo por calificar a la pareja. Para crédito de mi
esposa, ella participó y nos divertimos mucho durante el proceso de
selección. Brenda se sintió excitada por las fotos de las parejas, incluidas
las mujeres.
El siguiente paso fue enviar un correo electrónico a las parejas y hacer
algunas preguntas que eran importantes para nosotros. ¿Cuánto tiempo
llevaban intercambiando? ¿Habían tenido alguna vez malas experiencias?
¿Qué buscaban en otra pareja?
Teníamos una idea bastante clara de lo que aceptaríamos o no aceptaríamos
con una pareja. Queríamos una pareja que no tuviese mucha experiencia.
Queríamos una pareja que tuviera una edad cercana a nosotros. Queríamos
una pareja que estuviera cerca de nuestra casa pero lo suficientemente lejos
como para no encontrarnos con ellos en el supermercado.
Después de intercambiar correos electrónicos e información, llegó el
momento de una conversación telefónica. Habíamos reducido los
candidatos a dos parejas, ambas con una distancia de 1 hora en carro de
nosotros. Programamos una charla telefónica comenzando con los maridos
hablando entre ellos. Una vez realizada la prueba inicial de "química",
incluimos a las esposas en una conferencia telefónica. Por último
programamos una video conferencia con las dos parejas y compartimos en
vivo, como una conversación casual de amigos.
Finalmente nos decidimos por Mario y Marcia. Vivían a hora y cuarto de
nuestra casa en un encantador vecindario suburbano. Acordamos
encontrarnos en un lugar intermedio entre nuestras casas, para tomar un
café un viernes por la tarde y conocernos personalmente sin que hubiese
presión para actuar. Nos reunimos y hubo química inmediata. Ambos eran
atractivos, educados y bien vestidos. En cuestión de minutos estábamos
hablando de niños, escuelas, tráfico y nuestras carreras. Después de 30
minutos más o menos llegamos al tema de por qué estábamos todos allí.
Sexo.
Descubrimos que habían tenido un par de experiencias, ambas cuando
estaban de vacaciones fuera de la ciudad, una en Bermudas y otra en
California. Fueron muy abiertos entre ellos y con nosotros y estábamos
totalmente en la misma página. Nos preguntaron sobre nuestras
experiencias y les encantó el hecho de que éramos prácticamente vírgenes
en el tema. Acordamos encontrarnos en un bonito hotel con un bar de moda
el sábado por la tarde. Acordamos tener habitaciones contiguas para que
pudiéramos tener conexión cómoda en caso de que todo funcionara y tener
privacidad cuando fuera necesario, pero suficiente espacio para que los
cuatro nos pudiésemos reunir en una sola habitación.
Nuestra habitación tenía una cama matrimonial con cama Kingsize de
2x2m, la otra tenía dos camas Queen. Nos instalamos y bajamos al bar,
íbamos a pedir un trago y ellos llegaron. La mesa tenía un asiento corrido
en medialuna. Los invitamos asentarse, y lo hicieron de forma que las dos
mujeres quedaron una junta a la otra, con nosotros los esposos al otro lado
de cada una de nuestra respectiva pareja.
Así que llamamos al mesero y ordenamos unos tragos, las mujeres pidieron
vino mientras Mario y yo ordenamos whisky. Hablamos de generalidades,
cuando pedimos la segunda ronda, las mujeres se fueron al baño juntas, eso
nos dio tiempo de conversar un poco.
Le dije a Mario, “y bien, ¿qué impresión tienes de todo esto?”.
“Estamos muy a gusto, creo que todo saldrá bien, me gusta mucho tu
esposa”
“A mí también me gusta tu mujer, me preocupa que las mujeres estén a
gusto”.
“Creo que ella están en el baño hablando de lo mismo, cuando regresen
veremos”.
“Si tienes razón, pidamos otra ronda mientras vienen”,
Llegaron los tragos y ellas regresaron me paré para que entraran al sofá y
para nuestra grata sorpresa, Brenda mi mujer entró primero y se sentó a
lado de Mario y su esposa Marcia al lado mío. Era una clara señal de que
todo iba a ocurrir.
Seguimos charlando y las cosas se fueron calentando, vi a Mario poner su
mano en el pierna de mi esposa, eso me calentó mucho, y paseé el brazo por
encima de los hombros de Marcia, quien se acercó a mí, se volteó, mi miro
directo a los ojos y me dio un suave beso en los labios. De allí en adelante
todo fue caricias y besos.
De pronto mi mujer dijo, “¿qué les parece que con el fin de conocernos
mejor, comencemos cada uno con el cónyuge del otro, por al menos unos 30
minutos antes de unirnos como cuarteto?
Todos asentimos con la cabeza, la lujuria rebozaba en el ambiente.
Cuando terminamos nuestros tragos pedimos la cuenta y nos paramos para
subir a las habitaciones. De manera natural tomé la mano de Marcia y
caminamos adelante, mi mujer y Mario nos seguían, él la había rodeado con
su brazo y puso su mano en la cintura.
En el ascensor Marcia y yo nos besamos mientras mi mujer y Mario
intercambiaban besos y caricias. Fuera de nuestras habitaciones nos
despedimos de nuestras respectivas esposas con un besito en la boca. Le
dije a mi mujer, “diviértete mi amor” ella sonrió y me dijo “igual tu mi
vida”.
Brenda y Mario entraron a su habitación mientras Marcia y yo entramos en
la nuestra. Había mucha tensión sexual en el aire y es seguro decir que
todos estábamos ansiosos por esta nueva experiencia.
Marcia y yo fuimos a mi habitación y mi esposa y Mario entraron en la otra.
Tener un tiempo a solas sin nuestros respectivos cónyuges nos quitó la
presión a todos y nos dio tiempo para conocer a nuestros nuevos amantes
sin las inhibiciones o interferencias de nuestros cónyuges.
También acordamos dejar las puertas contiguas entreabiertas para que
pudiéramos escuchar los sonidos de la otra habitación. Una vez dentro,
abrimos esas puertas y acordamos reunirnos en 30 minutos.
Regresé a la cama donde Marcia estaba esperando por mí. Cuando me
acerqué a ella, ella se levantó y acercó a mí, envolvió sus brazos alrededor
de mis hombros y nos besamos profundamente. Comenzamos lentamente,
pero pronto nos dedicamos a una sesión de besos que rivalizaba con
cualquiera que hubiera tenido. Ella besaba de manera fabulosa y pronto nos
tocábamos a tientas y hacíamos todo lo posible para acariciarnos sin romper
el beso.
Marcia tenía un cuerpo encantador. Un poco más alta que mi esposa, con
piernas largas y cabello castaño hasta los hombros, parecía una modelo en
un comercial de champú. Sus pechos eran medianos pero hermosos y sus
ojos azul profundo podrían derretir tu corazón. Sus labios carnosos eran
perfectos para besar y sus dientes eran de uno blancos brillante y rectos
como se puede ver en un comercial de pasta de dientes.
Después de desvestirnos sin dejar de besarnos, ambos nos paramos frente a
frente en ropa interior admirando el cuerpo del otro. Estaba preciosa con su
sujetador de encaje negro y tanga que hacía juego. Su piel era suave y
cremosa y la forma de sus piernas indicaba que no era ajena al gimnasio.
Cuando nos reunimos para otro beso, nos dimos cuenta de los gemidos de la
puerta de al lado. Nos miramos y sonreímos sabiendo lo que estaba pasando
a unos metros de distancia.
La miré y dije: "¿Deberíamos tener un concurso de gemidos?"
Ella sonrió y dijo que ganaría porque hablaba mucho. Antes de que nos
volviéramos a besar, le dije que no podía esperar a experimentar esos
sonidos.
Una vez que el sostén de Marcia se desprendió, nos acostamos en la cama.
Rápidamente encontré sus hermosos pezones rosados con que sobresalían
más de un centímetro como si fuesen borradores de lápiz. Eran
extremadamente sensibles y pronto ella gimió y agarró la parte de atrás de
mi cabeza instándome a chupárselos. Mientras mis labios trabajaban horas
extras en sus hermosos pechos, mi mano encontró su camino hacia su tanga
donde tenía una abundante mata de hermoso cabello del mismo tono que su
cabeza. Me encantan los coños peludos y su arbusto natural era un
complemento perfecto para el resto de su cuerpo. Dios, ella era adorable.
Mientras continuaban los gemidos de la habitación contigua, quité la tanga
y pronto su cuerpo desnudo y hermoso estaba temblando por mis caricias en
sus senos y su prominente clítoris. En cuestión de segundos tuvo un
orgasmo y sus gemidos debieron oírse en recepción. Su cuerpo se
estremeció y se puso rígido durante varios segundos. Ya habíamos
determinado que ambas mujeres eran multi-orgásmicas, algo que tanto
Mario como yo encontramos extremadamente estimulante.
Cuando Marcia se recuperó de su tembloroso clímax, escuchamos a Mario
y Brenda gemir y gemir en voz alta. No estoy seguro de lo que estaba
pasando, pero parecía que se llevaban tan bien como nosotros. Me moví
entre sus piernas y le dije que parecía que Mario y Brenda estaban ganando
el concurso de gemidos. Ella se rió y me dijo “apenas estoy empezando”.
Pronto me di cuenta de que su clítoris era demasiado sensible y comencé a
estimularlo con mi lengua ligeramente mientras insertaba mi dedo medio en
su vagina mojada. Estaba en llamas y en cuestión de segundos comenzó a
gemir en serio en su camino hacia un clímax muy ruidoso.
Me agarró la cabeza y dijo: "No pares. Me encanta que me coman el coño.
Por favor, no pares". Estaba más que feliz de complacerla y seguí comiendo
su hermoso coño sin siquiera pensar en cuánto tiempo habíamos estado
juntos. Los sonidos del sexo continuaron desde la habitación contigua y nos
estimulaban a continuar con el sexo más lujurioso que recordaba.
Mi polla estaba a punto de estallar y finalmente me moví entre las piernas
de Marcia. Ella me animó al acercarme a ella y alcanzar mi polla.
Rápidamente lo insertó entre sus piernas, estaba muy caliente y empujé mis
20cm en la profundidad de su coño. Envolvió sus piernas alrededor de mí
clavando sus talones en mi trasero.
Ella me dijo con voz muy fuerte: "Fóllame duro. Vamos, Bruno, cógeme
por favor. Haz que me corra de nuevo".
Éramos como adolescentes follando rápido y furiosamente. Marcia
comenzaba a gemir en voz alta. Pronto ella gruñó y pidió a gritos
“entiérramela toda, fóllame más duro”. Yo hice. A estas alturas estaba tan
cachonda que le dije “ya no puedo aguantar más, me voy a correr”, ella casi
me gritó, “Vente dentro de mí. Dámelo. Llena mi coño con tu semen
caliente. Lo quiero. Lléname, Bruno. Fóllame".
Grite desde mi alma, “toma puta toda mi leche”.
Marcia gritó fuerte: "Dios mío, estoy acabando. Oh sí, Bruno. ¡¡Dios mío...
siiiiii!! Lléname de tu tibia esperma, siento como lates dentro de mí".
Gruñí fuertemente mientras me venía como si tuviera veinte años otra vez.
Mi clímax pareció durar varios minutos mientras chocaba con Marcia una y
otra vez. Ella seguía gimiendo y me atraía profundamente hacia ella con sus
brazos y piernas.
Me había corrido dentro de su húmeda y cálida vagina. Ambos estábamos
sudando como resultado del intenso orgasmo que vivimos. Estábamos
ajenos a cualquier cosa que no fuera el puro placer carnal del otro.
Fue un clímax magnífico y ese momento me confirmó por qué el
intercambio de cónyuges brinda una experiencia como ninguna otra,
especialmente después de años de matrimonio. Caliente, sexy y muy
satisfactorio. Nos abrazamos unos momentos antes de que yo la besara
como si fuera mi esposa, tierna y dulcemente, para después rodar a un lado.
No había sonidos provenientes de la otra habitación, así que supuse que se
estaban tomando un descanso y disfrutando de los sonidos del sexo que
Marcia y yo habíamos estado haciendo. Le susurré “tal vez podemos ir a
ver cómo están nuestros cónyuges” y ella me dijo “no sé si mis piernas me
lo permitirán”. Nos reímos y nos esforzamos por salir de la cama. Mis
piernas tampoco estaban funcionando muy bien.
Entramos desnudos a la habitación contigua para encontrar a Brenda
acurrucada contra Mario bajo las sábanas. El tenía su brazo alrededor de los
hombros de Brenda mientras nos sonreían con la mirada de recién follados
que solo se puede verse después de una cogida inmensamente satisfactoria.
Brenda, siempre inteligente y rápida con una broma, dijo: "Estábamos a
punto de llamar a seguridad para ver si había habido un atraco en la
habitación de al lado". Todos nos reímos y Marcia rápidamente agregó: "Lo
hubo, pero no había necesidad de seguridad".
Brenda levantó la cabeza y anunció que tenía una idea. Todos estábamos
ansiosos por escucharlo. Ella me dijo “ven y límpiame mientras Mario
limpia a su esposa en la otra cama. Todos estuvimos de acuerdo en que era
una gran idea.
Mario se deslizó fuera de la cama y rápidamente retiró las sábanas de la otra
cama mientras yo me instalaba al lado de mi mujer. Marcia saltó a la cama
con su esposo y se montó sobre él, con una rodilla a cada lado de su cabeza
y su enlechado coño directamente sobre la boca de su marido.
Mientras me acomodaba, metí la mano entre las piernas de mi esposa. Su
coño estaba caliente y empapado. Cubrí su oscuro y peludo coño con toda
mi mano y sentí el calor subir por sus entrañas. Fue increíblemente sexy.
Comencé a moverme más abajo en la cama y entre sus piernas, podía
escuchar a Marcia gimiendo en la otra cama, así que asumí que Mario
estaba trabajando en su sensible clítoris y ya estaba llevándola hacia otro
clímax.
Una vez que tuve mi cabeza entre las piernas de Brenda, me encantó el
aroma de su coño recién follado. Sentí el vaporoso calor que emanaba de
ella y rápidamente puse mi boca sobre su clítoris el cual estaba demasiado
sensible por lo que ella comenzó a gemir fuertemente. Sobresalía como un
pequeño pene y literalmente saltó cuando puse mis labios sobre ella. Pronto
mi lengua encontró el camino hacia sus labios vaginales y con la lengua los
separé y comencé a lamer su coño. Agarró mi cabeza exactamente como lo
había hecho Marcia minutos antes y metí mi lengua profundamente en su
vagina. Pronto descubrí el sabor ligeramente salado del depósito de Mario y
descubrí que solo aumentaba la sensualidad del momento. No era un gran
fanático de la tarta de crema (cream pie), pero de alguna manera en ese
momento con los gemidos provenientes de la otra cama y mi hermosa
esposa acercándose rápidamente a otro clímax, todo pareció encajar de
modo que me entregué con lujuria al momento y me pareció que nada
existía fuera de esa habitación de hotel.
En cuestión de minutos, Brenda gimió en voz alta diciéndonos que se estaba
corriendo de nuevo. Arrojó sus jugos orgásmicos por toda mi cara y labios.
Me sorprendió pero no dejé de hacer lo que estaba haciendo. Una vez que el
orgasmo de Brenda disminuyó, me moví para besarla y tuvimos un beso
húmedo. A ella le encanta saborearse a sí misma así que lamió todos esos
jugos de amor de mis labios y cara y nos abrazamos con fuerza mientras
nos deleitábamos en el momento.
La otra cama también estaba en silencio, presumo que al igual que Brenda,
Marcia había acabado pero no nos dimos ni cuenta, inmersos en nuestras
propias pasiones. Por un rato nos quedamos en silencio mientras abrazamos
amorosamente a nuestros cónyuges.
Después de varios minutos de silencio, Marcia habló. "¿Alguien tiene
hambre o sed?".
Todos nos reímos y acordamos que era hora de pedir algo al servicio al
cuarto. No teníamos intención de salir de esa habitación y habíamos
decidido pasar la noche allí. Y ni siquiera estaba oscuro afuera.
Pedimos unos bocadillos y una botella de champagne. Después de un rápido
baño nos pusimos las clásicas batas de felpa blanca. Todos estábamos a
gusto y relajados y nos sentamos en una pequeña salita de la habitación
nuestra a conversar.
Pronto estábamos disfrutando de una abierta charla contando nuestros
sentimientos con los cónyuges del otro. Todos fueron extremadamente
complementarios con sus respectivos amantes y todos coincidimos en que
habíamos disfrutado de momentos agradable. Pronto llegó la comida y el
champagne y continuamos nuestro diálogo afable como si fuéramos amigos
desde hace mucho tiempo.
No fue nada incómodo y parecía bastante natural considerando que
acabábamos de follarnos con los cónyuges del otro con pleno conocimiento
y consentimiento. Intercambiar parejas no solo era divertido, sino que
parecía acercarnos a cada uno de nosotros a nuestros cónyuges de una
manera extraña.
Una vez que terminamos de comer y beber, nos relajamos y hablamos sobre
sexo. Ya habíamos acordado ser totalmente abiertos y honestos, por lo que
la conversación fluyó sin problemas.
Brenda le preguntó a Marcia, “¿alguna vez haz estado con otra mujer?, algo
que Brenda siempre había querido probar.
Marcia nos contó, “a decir verdad, una vez en la universidad en una fiesta
me pasé de tragos y terminé en la cama con una amiga y lo disfruté
bastante”.
“¿Estarías dispuesta a enseñarme qué hacer?, la verdad es algo que
realmente quiero experimentar”, preguntó mi esposa y Marcia le contestó
“si claro”.
Mario y yo nos miramos con una sonrisa sabiendo que queríamos ver a las
dos hermosas mujeres darse placer.
Mario sugirió que pidiéramos otra botella de champagne y lo hicimos
mientras Marcia se quitaba la bata quedando completamente desnudaba y se
metía en la cama con Brenda. Pronto estaban inmersas en un abrazo de
cuerpo completo, debajo de las sábanas para decepción de los dos maridos.
Marcia besó profundamente a Brenda y ésta pronto respondió con
entusiasmo. Ambas mujeres eran increíblemente calientes y pronto se
comenzaron a tocar y besar los hermosos pechos de la otra.
Mario se levantó y retiró las sábanas para que pudiéramos ver la acción y
las mujeres estaban tan absortas en su abrazo que apenas se dieron cuenta.
Después de besarse y explorar mutuamente los senos de la otra, Marcia
comenzó a bajar lentamente por el cuerpo de Brenda besándole ambos
pezones y luego en su estómago mientras se dirigía al húmedo sexo de
Brenda. Marcia movió su mano y exploró con sus dedos el coño de mi
esposa y ella se estremeció bajo su toque.
Marcia fue magistral y Brenda respondió con calentura como siempre lo
hace. Pronto Marcia estaba abriendo los pliegues de la vagina y Brenda
abrió las piernas de par en par exponiéndose totalmente a su nueva amante.
Marcia respondió lamiendo el clítoris de Brenda y forzando un pequeño
clímax en ella, quien siempre se corre rápido.
Mario y yo vimos el acto increíblemente sexy ante nosotros y ambos
estábamos duros como una roca. Noté que su polla era un poco más grande
que la mía, supuse que de unos 22 cm. Teníamos aproximadamente el
mismo grosor, pero su pene era circuncidado. Ambos comenzamos a
acariciar nuestras propias pollas y de pronto él se acercó a mí.
Me miró y dijo: "¿Te importaría si te masturbo?". Yo nunca había estado
con otro hombre, pero en el momento ni lo pensé, quite mi mano de mi
polla y él se inclinó sobre mi polla y comenzó a acariciarla lentamente. De
manera natural, extendí mi mano e hice lo mismo con el suyo. Se sintió un
poco extraño ya que habíamos establecido que ninguno de los dos era
bisexual. Sin embargo, con las dos mujeres inmersas una en la otra, se sintió
bastante natural. Nos masturbábamos el uno al otro suavemente mientras
Marcia llevaba a Brenda de manera experta a otro clímax estremecedor. Las
piernas de Brenda estaban en el aire, los dedos de los pies doblados y ambas
manos agarrando las sábanas con fuerza. Mientras levantaba las caderas
para encontrarse con la lengua de fuego de Marcia, quien metió sus manos
debajo del pequeño trasero de Brenda. Fue el espectáculo más que sexy que
jamás haya visto.
Una vez que Brenda comenzó a relajar su cuerpo, Marcia regresó lenta y
sensualmente a un abrazo cara a cara. Tomó su rostro entre sus manos y
besó a mi esposa dulce y profundamente mientras Brenda lamía sus jugos
de amor de los encantadores labios de Marcia.
Después de un largo beso, Marcia le dijo a Brenda: "Ahora es el momento
de que me hagas lo mismo que yo hice por ti".
Brenda hizo precisamente lo que Marcia le había hecho bajó por su cuerpo
deteniéndose para tomar cada pezón erecto entre sus labios y acariciarlos
con su lengua. Luego se movió lentamente por su vientre hasta llegar a su
monte de venus que esperaba con ansias. Marcia se retorcía en la cama
moviendo su hermoso trasero en pequeños círculos mientras abría más las
piernas.
Mario y yo continuamos pajeándonos el uno al otro mientras Brenda
comenzaba a lamer su vulva y clítoris. Mario se inclinó más sobre mí
tomando mi polla erecta en su boca. Se metió mi verga profundamente en
su garganta. Observé con asombro cómo Brenda probó su primer coño y a
decir por como gemía Marcia, estaba haciendo un trabajo excelente, metió
la lengua profundamente en la vagina de su amante cavando profundamente
y disfrutando del sabor que ella le ofrecía.
Estaba a punto de correrme en la boca de Mario cuando Marcia dejó
escapar un sonido de animal anunciando un gran clímax. Brenda no paró de
chupar el goteante coño de Marcia, quien se vino por lo que parecieron
varios minutos y fue tan excitante que Mario me la comenzó a chupar más
duro y me vine en su boca, esto hizo que mi mano apretara su polla muy
fuerte lo que ocasionó que se viniera en mi mano.
La cara de Brenda estaba mojada desde la nariz hasta la barbilla y pronto se
movió hacia arriba para besar a Marcia, quien respondió con amabilidad y
lamió su propia esencia de los sensuales labios de mi esposa. Esta escena
fue más que sexy y no se parecía a nada que hubiera visto antes. Estaba tan
cautivado que olvidé sacar mi cámara. En silencio, esperaba que hubiera
oportunidades para tomar fotografías en el futuro.
Mientras las dos mujeres se abrazaban dulcemente, Mario me dio una
palmada en la espalda y dijo: "¿Estás bien con lo que acaba de pasar entre
nosotros?" Sonreí y le aseguré “Sí”.
Era hora de más champagne, así que Mario y yo nos volvimos a poner la
túnica y servimos para nuestras esposas diciéndoles que se quedaran en la
cama. Lo hicieron, completamente saciadas y felices. No creo que haya
visto a Brenda con un brillo de satisfacción en ella. Se podía ver que ella
estaba en el cielo.
Todavía era temprano y todos estábamos relajados y más que cómodos en la
situación en la que nos encontrábamos. No hubo nada más que suspiros de
satisfacción y sonrisas de cálidos sentimientos entre los cuatro
participantes.
Después de otra copa de champagne y un eventual viaje al baño, todos nos
sentamos en la cama y esperamos a que alguien sugiriera la siguiente
actividad. Marcia no tardó en mirar a Brenda y decirle, “me gustaría
follarme de nuevo a tu marido mientras nos miran”.
Brenda dijo, “me encantaría ver como lo hacen” y Mario indicó, “por mí
estoy de acuerdo”.
“Vayamos a otra habitación (la que tiene las dos camas queen)”, con eso,
Marcia saltó y se acercó a mí, tomó mi mano y me llevo a una de las camas.
Nuestras parejas nos siguieron y se acostaron juntos en la otra cama.
Marcia me quitó la bata y tomó mi verga semi-erecta en su mano, “me gusta
tu verga” dijo mientras empujaba la piel hacía atrás para ver aparecer la
cabeza de mi pija, se inclinó y la beso. Después comenzamos a besarnos y
apenas nos dimos cuenta de que había otras dos personas en la habitación.
Cuando bajé a Marcia y encontré su coño con mis labios, sus ojos estaban
cerrados y cedió al momento mientras yo la llevaba rápidamente a otros dos
clímax.
Cuando me acerqué para besarla, Mario dijo “¿puedo hacer una petición
especial”.
“Si claro”, le dije sin titubear, él dijo “quiero que te folles a mi esposa en la
posición de perrito mientras yo chupo su coño debajo de ella”. Todos
estuvimos de acuerdo y nos pusimos en posición. Mario se acostó en la
cama y Marcia se sentó a horcajadas sobre su rostro asumiendo la posición
de perrito sobre él para finalmente quedar en un 69 con su esposa quedando
su pene en su cara. Mientras yo me movía detrás de ellos. Él comenzó a
lamer su clítoris y su coño mientras yo masajeaba su culo y sondeé su ano
con mi dedo. Pronto me dijo que necesitaba una polla en su interior y miré
por encima del hombro para ver a Brenda masturbándose con las piernas
abiertas y disfrutando del espectáculo. Claramente estaba disfrutando de la
vista cuando comencé a empujar mi polla palpitante en el coño caliente de
Marcia.
Pronto Marcia estaba gimiendo en voz alta claramente estimulada por mi
polla en su coño y la lamida de Mario en su clítoris. No pareció accidental
que su lengua rozara mi polla pero no me importó. Mis huevos golpeaban la
frente de él. Yo estaba concentrado en llevar a Marcia a otro clímax.
Empujé mi dedo en su ano y ella se volvió loca empujándome hacia atrás y
urgiéndome con su cuerpo. Ella seguía gimiendo y diciendo “sí, sí, sí”, así
que Mario y yo continuamos poniéndola en un puto frenesí.
A medida que se elevaba más y más, saqué mi polla de su coño y la moví
hacia su ano. Ella se empujó contra mí y mi polla estaba tan húmeda por sus
jugos que no necesité ningún lubricante cuando entré en su hermoso culo.
Empujé lentamente y ella pareció alcanzar niveles aún más altos de
estimulación mientras Mario continuaba lamiendo su coño con su lengua
hiperactiva. Empecé a golpearle el culo mientras Brenda anunciaba que se
iba a correr. Pronto Marcia volvió a gritar con un sonido gutural y animal.
Su clímax la estremeció como si estuviera convulsionando. No pude
aguantarme y llene sus entrañas de mi caliente semen. “Ahhhhhhhhhhhhh”,
grité de satisfacción.
Permanecí completamente inmóvil sintiendo el esfínter rectal de Marcia
cerrarse con fuerza alrededor de mi polla. Fue una sensación increíble y
Mario se mantuvo en posición debajo de ella y se estiró para agarrar su
trasero con ambas manos desde abajo. Nunca antes había experimentado
algo así antes. Caliente, sexy y sensual, el momento fue simplemente
exquisito. Mi mujer por su parte también había acabado masturbándose
mientras nos veía en acción.
Lentamente, bajó de nuestro nivel sexual y nos separamos. Habíamos
vivido otro momento diferente a cualquier experiencia anterior, me fui al
baño y regresé.
Marcia concentrada en lo que sentía por la acción de sus dos machos no le
prestó atención al pene de su marido y lo dejó con una erección que debía
doler.
Si bien todos estábamos saciados por el momento, también estábamos
ansiosos por que se desarrollara la próxima escena y no tardó mucho.
Resulta que Marcia puede llegar al clímax casi tantas veces como Brenda.
Esto es realmente una maravilla, ya que muchas mujeres me han dicho que
rara vez llegan al clímax. Qué triste debe ser eso. Sin embargo, ese no era el
caso en esta habitación.
Brenda dijo, “pienso que es hora de que me atiendan a mí. Quiero que vean
a Mario follándome. Todos estuvimos de acuerdo y él se trasladó a la otra
cama mientras yo me metía en la cama junto a Marcia y nos preparábamos
para otro espectáculo sexual.
El cuerpo de Mario también es bastante impresionante. Mide alrededor de
1.80m de alto y pesa alrededor de 90 kg. Es delgado y musculoso y tiene lo
que yo llamaría un cuerpo de nadador, alto y delgado. Tiene poco o ningún
vello corporal como yo y una cabeza llena de cabello castaño oscuro. Su
polla es impresionante y circuncidada y tiene un gran escroto con unas
bolas impresionantes. Su vello púbico y está cuidadosamente recortado
haciendo que su polla se vea aún más impresionante.
Mientras se movía a la cama con Brenda, ella me guiñó un ojo y
silenciosamente pronunció las palabras, “te amo”. Sabía que eso significaba
que iba a entrar en modo de puta y follar con Mario sin inhibiciones.
Cuando suelta su guarra interior es algo digno de contemplar y la había
visto hacerlo muchas veces conmigo, pero nunca con otro.
Cuando Mario se paró en el borde de la cama, Brenda se deslizó al su lado
poniendo al nivel de sus ojos, la polla de Mario. Ella se estiró y lo agarró
con reverencia por la base poniendo la punta en sus labios mientras me
miraba a mí y luego a Marcia. Ella puede ser una puta y provocar. También
es una exhibicionista y claramente le encantó la idea de que la viéramos
actuar.
Deslizó la polla de Mario, que seguía durísima, en su boca y no perdió el
tiempo en tragarlo profundamente. Ella puede hacer garganta profunda y
sabía que si seguía por mucho tiempo se correría en su garganta. Ella no nos
defraudó. Pronto la cabeza y los ojos de Mario se pusieron en blanco y puso
las manos en su cabeza y empujó hacia adelante mientras Brenda devoraba
su polla con gusto. Marcia y yo la vimos follar su boca y sonreímos
mientras la polla de Mario alcanzó su máxima gloria. Brenda tenía 22cm de
carne en la garganta y su vello púbico cuidadosamente recortado estaba en
sus labios. Ella lo tenía todo y se aferraba con sus dos manos aferradas a sus
voluminosos huevos y con su lengua haciendo magia en su polla.
Mario de pronto gimió y pensé que Brenda lo iba a llevar hasta el orgasmo,
pero ella sabe cómo trabajar una polla y se quitó mientras acariciaba
suavemente sus bolas. Ella miró a Mario y dijo: "La tomaré en mi garganta
más tarde. Ahora te quiero en mí y deseo que te corras dentro de mí como
lo hiciste cuando estábamos solos, pero esta vez con mi esposo mirando".
Mario estaba demasiado dispuesto a concederle su deseo.
Brenda rodó hacia atrás en la cama y abrió las piernas lascivamente
invitando a Mario a insertar su dura polla. Ella jugó con sus pezones
mientras Mario se colocaba en posición. Bajó una mano y extendió sus
labios dejando muy claro lo que quería. Mario jugaba con su polla en la
vulva de mi mujer y le dijo a Brenda “métetelo puta”.
Ella alcanzó su impresionante polla y lo guió hacia su sexo caliente y
jugoso. Estaba más que caliente y miraba atentamente a Marcia, quien tomó
mi mano mientras mirábamos y la llevó a su entrepierna para que le
estimulara su coño, mientras veíamos a nuestras parejas inmersas en una
danza sexual frente a nosotros.
Cuando Mario empujó su polla dentro de Brenda, ella levantó las piernas en
forma de ´V´ y empujó su ingle hacia arriba para enfrentar la invasión de
Mario de su vagina. En cuestión de minutos estaban follando a un ritmo
furioso con los talones de Brenda clavados en la espalda de Mario
instándolo a alcanzar mayor profundidad dentro de ella.
Mientras mirábamos esta escena porno privada frente a nosotros, sentí la
mano de Marcia comenzar a estimular mi polla. Mario se inclinó y le
susurró algo a Brenda y pronto se apartó de ella mientras ella se ponía de
rodillas. Ella me miró y dijo: "Ven aquí y ponte debajo de mí como lo hizo
Mario mientras te follabas a Marcia".
Hice lo que me pidió poniéndome en una posición 69 debajo de ella que
estaba en posición de perrito, en cuatro, con sus labios sobre mi polla y su
sexo sobre mi cara mientras Mario metía su polla profundamente en su
coño. Se bajó un poco para que mi boca entrara en contacto con su clítoris.
Ella empezó a chuparme la polla y Marcia se le unió, así que entre las dos
chupaban mi verga.
Mario pronto estaba bombeando a Brenda y era increíble estar tan cerca de
su coño mientras la penetraban se esa forma. Sus enormes huevos me daban
en la frente con cada envión.
Mario siguió deslizándose lentamente hasta las profundidades de mi esposa.
Al poco tiempo él estaba bombeando su vagina como si no hubiera mañana.
Seguí lamiendo su coño mientras observaba cómo la impresionante polla
entraba y salía de ella. Fue tan sexy.
En unos minutos, Mario gruñó y anunció que se correría en su útero.
Brenda dijo: "Hazlo llena mi vientre. Dámelo". Y él comenzó a venirse. Su
cuerpo se tensó cuando Brenda logró otro clímax, el tercero desde que
Mario entró por primera vez en ella. Eyaculó al menos 5 chorros, podía ver
sus bolas contraerse cada vez que descargaba semen dentro de mi esposa.
Salió de ella y un río de semen cayó sobre mi cara, no me quedó otra de
chupar el coño de mi esposa mientras tragaba lo que podía y ella se
estrujaba en mi cara viniéndose una vez más. Él tomó su verga y la metió en
mi boca, hundiéndola en mi garganta, lo que casi me hace vomitar, luego la
sacó y me dijo, “límpiamela”, así que me dedique a lamerla como pude.
Nunca había tenido una verga en mi boca, ni ningún tipo de contacto
homosexual, pero me agradó lo que sentí.
Mi esposa y Marcia seguían mamando mi pija entre las dos lo que hizo que
me corriera en sus caras, ellas se besaban y lamían una a la otra.
Finalmente se desmontó de mí y vino a besar y lamer mi cara con una
sensualidad que me hizo recordar porqué me enamoré de ella en primer
lugar.
Nos fuimos todos a la cama King en nuestro cuarto y nos quedamos
dormidos, durante la madrugada y la primera hora de la mañana, cogimos
sin saber con quién. Pedimos desayuno al cuarto, tomamos un baño, cada
uno la esposa del otro, a manera de despedida. Nos vestimos y nos
despedimos con besos en la boca. Habíamos entrado a un mundo de nuevas
pasiones y estábamos ansiosos de repetir la experiencia en un futuro
cercano.

Intercambio de Parejas vol 1


Volumen 1. Cuatro historias de parejas que fueron un poco más allá de sus
límites.
v 1.6

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