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ECONÓMICAS PARA
UN PERÚ SOSTENIBLE
INFORME
Diciembre 2023
Cita este documento como:
Aragón, G., y Ruiz, J. ed. (2023), “Reformas económicas para un Perú sostenible“, Escuela de Gestión Pública
de la Universidad del Pacífico, Universidad del Pacífico, Lima.
La Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico no se solidariza necesariamente con el contenido
de los trabajos que publica. Prohibida la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio sin
permiso de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico.
PRESENTACIÓN
Las complejidades del mundo moderno y los cambios en las condiciones
de vida del planeta han provocado que los países se encuentren
constantemente ante el desafío de evolucionar y adaptarse a este nuevo
entorno. En este contexto, el Perú posee un enorme potencial para
generar valor y retomar la senda de crecimiento y bienestar. Sin embargo,
no solo se deben enfrentar los retos económicos, sociales y ambientales
presentes, sino también trascender para construir un futuro sostenible y
próspero.
Elsa Galarza
Directora
Escuela de Gestión Pública
Universidad del Pacífico
Pulsómetro
10 Encuesta a profesores EGP
[pág. 91]
A inicios de la última década del siglo anterior, la economía peruana se adhirió al libre mercado,
los equilibrios macroeconómicos y la apertura hacia el exterior; para lograrlo, se implementaron
un conjunto de reformas estructurales, definidas como cambios profundos que facilitaron el
tránsito de un modelo intervencionista hacia otro basado en el libre mercado. Atrás quedaba el
Estado interventor, caracterizado por gran cantidad de empresas públicas, subsidios y fijación
de precios básicos, como el tipo de cambio, la tasa de interés, agua potable, energía eléctrica,
entre otros. Había llegado el momento, tanto de un estado regulador y redistribuidor, como del
sector privado y del mercado. La idea era lograr un Estado eficaz y eficiente, que mantuviera las
metas de redistribución, reducción de la pobreza y disminución de la desigualdad de ingresos,
sin perjudicar los equilibrios macroeconómicos.
Naim (1994:3) lo ponía así: “El reto central de los gobiernos en toda la región es reintroducir el
Estado de maneras que apoyen al mercado y el reciente progreso logrado, sin restablecer las
condiciones que en el pasado lo llevaron a ser la principal fuente de los estragos económicos,
sociales y morales que devastaron la región”. El funcionamiento del mercado requería de un
nuevo estado; las reformas serían el camino.
A través de las reformas, el Perú cambió su paradigma de crecimiento. Pasó de una estrategia
basada en la protección del mercado interno y una fuerte intervención estatal a un modelo
basado en el mercado y la apertura hacia el exterior. La mayoría de las reformas apuntaban a
la reducción de las distorsiones creadas por la intervención del Estado en las actividades
económicas. La inversión privada y las exportaciones se convirtieron en los nuevos motores del
crecimiento económico. Sin embargo, ello implicaba un nuevo estado redistribuidor y regulador.
Por esa razón, el estado debía reformarse.
Como consecuencia, existe una clasificación de las reformas a partir de la diferencia, aunque no
tan clara, entre aquellas que se concentran en el restablecimiento de los equilibrios
macroeconómicos (baja inflación, finanzas públicas controladas, etc.) y un segundo grupo que
busca influir sobre la forma en que funcionan los sectores privado y público. En lo que no había
dudas era que primero se debía derrotar a la inflación y eso suponía estabilizar la economía.
Luego (o en paralelo), se debía implementar las reformas que permitieran un crecimiento
sostenido. La división inicial era entre estabilización macroeconómica y reformas estructurales;
sin embargo, Naim (1994:3) introdujo la idea de denominarlas de primera y segunda generación,
con el objetivo de establecer que las reformas comenzaban desde la estabilización.
Las reformas de segunda generación se relacionan con los cambios institucionales. Incluyen la
reforma del estado y de los mecanismos de provisión de servicios públicos, las mejoras en
sectores que forman capital humano, como educación y salud, creación de entes reguladores de
la actividad privada, etc. El Cuadro 1 presenta la división entre las reformas denominadas de
primera y segunda generación.
Desde el punto de vista de los objetivos, las reformas de primera generación tuvieron éxito. La
estabilización de la economía y el restablecimiento del crecimiento, aunque moderado hasta
1997, fueron innegables en el Perú. Los años ochenta significaron una crisis y retroceso de tal
magnitud, que se construyó el consenso para implementar las reformas. Sin embargo, durante
la segunda parte de la década, la atención se volcó sobre la ausencia de resultados sociales y
los efectos de las crisis financieras de México (1994), Brasil (1999), Ecuador (1999), Argentina
(2000) y la falta de efectividad del mercado para enfrentarlas.
Surgió la necesidad de la reforma institucional, en especial del Estado, como un medio para
enfrentar la cuestión social, así como la implementación de regulaciones y supervisiones
financieras con el objetivo de minimizar las crisis financieras. Las reformas de segunda
generación solo mostraron algunos avances, aunque la mayoría no se implementó. Si le
sumamos el entorno económico externo desfavorable, el resultado fue un retroceso económico
y social entre 1997 y 2001.
Posteriormente, entre 2001 y 2012, la economía peruana retomó el crecimiento casi sin reformas
institucionales gracias al crecimiento de China, que demandó metales, en especial cobre. China
creció 12% como promedio anual, mientras que Perú lo hizo en 6%. El crecimiento “hecho en
China” se mantuvo entre 2013 y 2019: el gigante asiático creció 6% como promedio anual y Perú
lo hizo en 3%. Quedó claro que sin reformas institucionales no era posible sostener el crecimiento
ni elevar los niveles de vida de todos los ciudadanos. No sólo era la dependencia de China, sino
debía cambiarse como funcionaban sectores como educación y salud para aplicar los recursos
disponibles a la mejora de la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Si es tan obvio que se requieren las reformas, ¿por qué no se implementan? Las reformas de
primera generación son aquellas relacionadas con la estabilización macroeconómica. El objetivo
era equilibrar las cuentas públicas para derrotar a la inflación, pues el exceso de gasto público
se financiaba con emisión monetaria provista por el banco central. La disciplina, tanto fiscal
como monetaria, apareció como el mecanismo para lograrlo. Naim (1994:5) señala que las
medidas macroeconómicas asociadas a las reformas de primera generación tenían tres
características. En primer lugar, “las decisiones iniciales de reforma se centraron sobre todo en
modificar las reglas que determinaban el comportamiento macroeconómico”. En segundo lugar,
“las reformas macroeconómicas pudieron adoptarse por el poder ejecutivo en relativo
aislamiento frente al resto del sistema político y fueron administrativamente sencillas de poner
en práctica”. En tercer lugar, “las nuevas medidas de política implicaban el desmantelamiento
de muchos organismos públicos existentes, sin que tuvieran que ser reemplazados de inmediato
por nuevos organismos”. En síntesis, un pequeño grupo tomó e implementó las decisiones.
Las reformas de segunda generación son difíciles de implementar, pues incorporan más actores,
mayores costos y alta complejidad. Veamos un ejemplo. Los programas de estabilización
macroeconómica, cuyo objetivo fue la eliminación de la inflación, fueron diseñados y puestos en
marcha por un pequeño grupo de especialistas que contaban con la decisión política del
REFORMAS ECONÓMICAS PARA UN PERÚ SOSTENIBLE | 10
presidente de turno. A mayor profundidad de la crisis previa, mayor apoyo de los ciudadanos. El
impacto positivo sobre la población fue casi inmediato. ¿Sería igual de simple una reforma en el
sector educación? Aquí no solo participan más actores, como los maestros, sino que los impactos
de mejora educativa toman tiempo. Navia y Velasco (2003:268) lo expresan así: “The set of
interests potentially affected in the next stage reads like who is who of highly organized and
vocal groups: teachers and judicial unions, the upper echelons of the public bureaucracy, state
and local governments, owners and managers of private monopolies, and medical
establishment.”
La creación de instituciones y la redefinición del Estado, rasgo típico de las reformas de segunda
generación, resultó ser una tarea de mayores proporciones. Nacieron entidades reguladoras,
comisiones antimonopolio, organismos de protección del consumidor, redes de seguridad social,
etc. Naim (1994:9) señala que, “la terapia de shock da paso a una etapa más lenta, más
imprevisible y en general más difícil, de creación y rehabilitación de las instituciones. La terapia
institucional – lenta, igualmente dolorosa y mucho más compleja – se necesita para que el
paciente tenga la oportunidad de sobrevivir sin la constante amenaza de recaer en crisis
económicas que obligan a volver a las radicales cirugías macroeconómicas”.
Es importante anotar que la estabilización se puede lograr inclusive con un estado poco eficaz.
Si un pequeño grupo de expertos tiene a su cargo la implementación de las medidas, puede
hacerlo de manera marginal al funcionamiento del estado. Sin embargo, para sostener la
estabilización y crecer con mejoras en las condiciones de vida, se necesita mejorar al estado; es
decir, implementar las reformas de segunda generación
Diseñar e implementar reformas es difícil. Cerca de cumplirse el primer cuarto del siglo XXI, en
Perú todavía son parte de la agenda pendiente. Nadie duda de la necesidad de reformar sectores
como educación y salud para lograr mejoras en la calidad de vida de toda la población, más
allá de las cifras. Igualan oportunidades y forman el capital humano que sostiene el crecimiento
económico futuro. Entonces, ¿por qué no se hacen?
Partamos de lo obvio: una reforma es un cambio y todo cambio genera ganadores y perdedores.
En Perú se da por sentado algunas condiciones que son el resultado de que, en su tiempo, se
implementaron reformas. En la década de los noventa, destacan la reducción de la inflación y el
control de las finanzas públicas. La economía venía de una crisis, de modo que era aceptable
por la población que había que hacer algo para evitar la hiperinflación y el alto déficit fiscal.
Existía un consenso para implementar las reformas de primera generación. Decisión política y
conocimiento técnico conformaron una combinación conducente a ponerlas en marcha. Ese
primer conjunto de reformas la hicieron pequeños grupos, en los que destacaban el presidente
del país y algunos de sus ministros y asesores. No pasaban por el congreso, ni por la burocracia
pública.
Sin embargo, para que la población reciba los beneficios de las buenas cifras macroeconómicas
se necesitan reformas en otras áreas, como, por ejemplo, la institucional, que son parte de las
de segunda generación. Nadie duda de que el estado peruano necesita ser reformado ante el
exceso de burocracia, las deficiencias en los sistemas de salud y educación y otros factores que
impiden transitar hacia un crecimiento alto y estable con igualdad de oportunidades. Por lo
tanto, las buenas cifras macroeconómicas no son suficiente. Entonces quedan dos caminos:
mantener el estancamiento o continuar las reformas. Si existe acuerdo con el segundo objetivo,
la pregunta es ¿cómo se hace? Algunas ideas son las siguientes:
Ciertamente, los efectos de una reforma no son de corto plazo. Los gobiernos deben ser
conscientes de ello. Es probable que algún gobierno posterior obtenga los beneficios. ¿Están
dispuestos a ello? Hacer las reformas es crucial, pero ello pasa por consensos y agendas claras,
pues son los verdaderos temas que siempre debieron estar en el debate público peruano.
En lo que siempre existió consenso fue en la necesidad de una reforma institucional, aunque se
incorporaron a la agenda peruana en la segunda parte de la década de los noventa. Tommasi y
Acuña (1999:3), Banco Mundial (1998), entre otros, plantearon diversos caminos para lograrlo.
Lora y Panniza (2002:19) señalan que, “el efecto de las reformas sobre el crecimiento y la
productividad es mayor en los países con mejores ambientes institucionales. En particular,
nuestros resultados indican que las reformas son más eficaces en los países con buen imperio
de la ley”.
Las instituciones se entienden de dos maneras: por un lado, como las normas que configuran el
comportamiento de organizaciones e individuos en una sociedad. Pueden ser formales, como,
por ejemplo, la Constitución Política, las leyes, los reglamentos y contratos o informales, que
aluden a los valores, normas y códigos de conducta. Estas normas determinan los incentivos
para el comportamiento de los individuos y organizaciones (Burki y Perry 1998:2).
Todas las sociedades necesitan reglas para poder funcionar con orden. Esas reglas, como, por
ejemplo, no pasar un semáforo en rojo o no arrojar un desperdicio al suelo, no solo son
responsabilidad de los mismos ciudadanos, sino también de los gobiernos quienes deben hacer
que esas reglas se cumplan. Quien no lo hace debe ser detenido y procesado por un poder judicial
independiente e incorruptible. Con excepciones, en Perú no siempre se cumple con ninguna de
las dos condiciones: ni los ciudadanos respetan las reglas, ni las autoridades las hacen cumplir.
Las autoridades son parte del Estado y las instituciones son justamente esas reglas de juego.
Por otro lado, como organizaciones, compuestas por un conjunto de personas que actúan de un
modo colectivo en la búsqueda de objetivos comunes. Ejemplos son el Congreso, los partidos
políticos, las empresas privadas y las organizaciones no gubernamentales, que persiguen sus
intereses dentro de una estructura institucional, definida, como se ha mencionado, por normas
formales e informales. Así, las instituciones son un ingrediente fundamental para el desarrollo,
pues determinan la eficiencia y existencia, tanto del mercado, como de organizaciones, públicas
y privadas. Las instituciones eficientes deben proveer reglas claras, conocidas por todos,
coherentes, predecibles, creíbles y uniformemente aplicadas. ¿Existe este tipo de instituciones
en el Perú? Desde hace tiempo, la aprobación del congreso, la presidencia de la república y el
poder judicial, entre otros, son menores que 20%. No son creíbles.
La mejora institucional es una tarea pendiente en la región; dentro del estado peruano, algunas
organizaciones funcionan mejor que otras, pero nadie duda, que el Estado es una organización
desprestigiada por su incapacidad por proveer servicios básicos de calidad.
¿Qué sabemos? Primero, toda reforma es sinónimo de cambio o modificación del entorno dentro
del cual funciona la economía. Es clave definir la dirección y el propósito de las reformas. No
todos suelen estar de acuerdo, dado que al menos en el corto plazo, genera perdedores y
ganadores. El objetivo es la creación de mejores condiciones para lograr un crecimiento rápido
y sostenido, que tuviera impactos sociales positivos. Por esa razón dentro de las reformas,
también se incluyen aquellas que no se hicieron, al menos no en la profundidad esperada, como
las políticas sociales, los sectores educación y salud, la forma como el estado produce y entrega
servicios básicos, etc.
Segundo, no todos definen las reformas de la misma manera, lo que genera un problema de
partida. Por un lado, si aceptamos que las reformas son cambios, ¿qué tan profundos deben ser
para que califiquen como reformas? ¿Cómo se miden?
Tercero, la mayoría de los beneficios de una reforma no son de corto plazo. A juzgar por lo
ocurrido en otros países de la región, en la medida que el tiempo pasa el apoyo a las mismas
disminuye, a menos que se perciban resultados concretos.
Cuarto, no existe una receta para hacer reformas, pues los distintos marcos institucionales
originaron que algunas reformas fueran más exitosas que otras en lograr sus objetivos. Por
último, las reformas ocasionaron consecuencias no deseadas, positivas o negativas y no todas
tuvieron la misma intensidad, pues algunas significaron grandes cambios y otras modificaciones
menores.
Quinto, las reformas son procesos permanentes y no se implementan de una sola vez; por eso,
ya entrado el siglo XXI se mantiene el debate de qué reformas hacer y cómo hacerlas. Por lo
tanto, ¿podemos entonces saber cuándo comienza y termina una reforma con el objetivo de
evaluarla?
Sexto, como en cualquier estrategia, algunos objetivos son de largo plazo y otros más
inmediatos; por ejemplo, es difícil observar mejoras en la calidad de la educación en el corto
plazo, pues las inversiones en capital humano toman tiempo mostrar sus frutos. Los resultados
de la inversión en educación son de mediano y largo plazo.
1 Explicaciones detalladas sobre el rol de las instituciones las proveen Acemoglu Daron y James Robinson (2012).
Octavo, ¿no será que las estrategias no se aplican en un vacío, sino en una realidad concreta,
con rasgos históricos, geográficos, políticos e institucionales determinados, que condicionan los
resultados de cualquiera de ellas? Por ejemplo, sin un adecuado marco institucional, no hay
estrategia que funcione, más allá de la posición ideológica.
Noveno, los problemas sociales en Perú tienen características más estructurales que
coyunturales. Temas como la pobreza y la desigualdad de ingresos tienen una larga historia.
Esto obliga a definir estrategias de Estado y no de gobierno y tener claro que los resultados
macroeconómicos son un medio para lograr la elevación del nivel de bienestar de la población.
Más aún, ningún modelo contiene soluciones mágicas, que enfrente los álgidos problemas
sociales en el corto plazo. Las reformas no sólo engloban a aquellas que buscan elevar el
crecimiento, sino también a aquellas que se relacionan directamente con las mejoras en la
gestión pública para lograr mayores impactos en educación, salud, reducción de la desigualdad,
infraestructura, vivienda, etc.
Queda claro que se trata de preguntas cuyas respuestas contienen juicios de valor y cada
ciudadano piensa de distinto modo, en muchos casos preguntándose cómo le afecta tal o cual
reforma. Tommasi y Velasco (1999:191) lo explican así: “no siempre ha existido (y no existe
actualmente), ni siquiera entre los economistas profesionales, un consenso absoluto acerca de
cuál es el mejor conjunto de políticas. Si personas altamente entrenadas, que pasan sus vidas
pensando acerca de estos problemas están, muchas veces, en desacuerdo, imagínense cuál es
la situación para el ciudadano medio, quien recibe información parcial (y por lo general sesgada)
a través de los medios de comunicación masivos, conversaciones de sobremesa y campañas
políticas”.
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I. Conceptos
(ii) se presume que como crecer significa producir más, entonces se contratarán más
trabajadores y aumentará el empleo. Parece lógico, pero cuánto empleo se genere depende de
dos aspectos. Por un lado, tienen que existir ciudadanos adecuadamente educados y
capacitados para ser contratados por las empresas. Por lo tanto, la educación como el desarrollo
de las denominadas competencias blandas es clave. Por otro lado, no todos los sectores generan
el mismo impacto sobre el empleo. Algunos usan más tecnología que otros y como consecuencia
no requieren muchos más trabajadores.
Por último, los ciudadanos “no ven” el PBI y tampoco les impacta que los gobiernos se refugien
en el hecho que la economía está creciendo, lo que buscan es que se solucionen los problemas
relacionados directamente con su bienestar. Si le preguntamos a cualquier persona, cuáles son
sus principales problemas, ninguno responderá que le preocupan las menores exportaciones o
el lento crecimiento del país; lo que sí le angustia son otras cosas como el logro de un mayor
ingreso, empleos adecuados, la reparación de las pistas, el tráfico caótico de nuestras ciudades,
las precariedades de los sectores de educación y salud, la seguridad ciudadana, etc.
Cada sector productivo tiene sus propia dinámica y determinantes. En el 2023 la economía
peruana experimentó una recesión. Si dejamos de lado el 2020, año de la pandemia, debemos
retroceder muchos años para encontrar una situación similar. Los impactos en una menor
creación de empleo de calidad, así como una caída de la recaudación tributaria, son
consecuencia de la recesión. Entre enero y setiembre, la economía cayó 0.63%, comparada contra
el mismo período en el 2022. Los sectores que más cayeron fueron pesca (-26.36%), construcción
(-9.26%) y el sector financiero y seguros (-8.26%).
La pregunta es, ¿por qué cayó la economía en el 2023? Existen tres razones que han sido
determinantes en el desempeño económico durante el 2023.
• la percepción de que las tasas de interés se mantendrán altas porque los Bancos
Centrales priorizan bajar la inflación sobre el crecimiento.
• la intensidad del Fenómeno El Niño (FEN). De acuerdo con las últimas cifras la
probabilidad de que sea fuerte es de 49%, mientras 47% de que sea moderado. La
duración del FEN se podría prolongar hasta mayo o junio del 2024. Esto nos permite
proyectar un mal primer semestre en 2024, en especial para sectores como agricultura y
pesca.
• la caída de la inversión privada (80% de la inversión total). Al término del 2023 y en un
contexto de recesión, el empleo de calidad ha disminuido y la pobreza probablemente
aumente. La evolución de la inversión depende de las expectativas de los agentes
económicos. La incertidumbre política y económica perjudica el desempeño económico.
Algunos datos generales son útiles antes de relacionar los sectores productivos con el empleo
(información actualizada al tercer trimestre del 2023):
La información presentada muestra que existen problemas serios relacionados con el empleo;
no sólo el alto grado de informalidad, sino también la escasa creación de empleos de calidad.
¿Se puede hacer algo en el corto plazo? Veamos el siguiente punto.
Una de las principales urgencias que existe por atender es la falta de empleo. La clave es
retomar el crecimiento y para ello se requieren mayores niveles de inversión. En consecuencia,
se necesitan reformas para elevar la inversión y que las empresas necesiten nuevos
trabajadores. No obstante, esto podría no ser suficiente si no existen trabajadores con las
calificaciones necesarias para ser contratados. Por lo tanto, el segundo grupo de reformas se
relacionan con la capacitación de la fuerza laboral. Esos trabajadores capacitados deben
ingresar al mundo formal, para que tengan protección y beneficios. Como consecuencia, la
formalización estaría en el tercer grupo de reformas.
En general, existen dos visiones sobre cómo generar empleo: primero, algunos consideran que
los costos de contratar trabajadores son altos (salarios, CTS, etc.). Por lo tanto, si se reducen
esos costos, entonces se hace más atractivo contratar trabajadores y el empleo aumentará.
Segundo, la condición básica para crear empleo es el crecimiento económico. Dicho de otro
modo, a mayor producción, mayor empleo. Durante el 2023 no se creó empleo de calidad porque
la economía no creció.
Estos conceptos explican parte de la historia. La creación de empleo no es similar en todos los
sectores productivos porque, como se mencionó antes, la dinámica de crecimiento de cada
sector se ve afectada por factores diferentes. La primera parte de 2024 estará acompañada de
los efectos del Niño, por lo que ahí es poco lo que se puede hacer en sectores como agricultura
y pesca. En los sectores no primarios, como construcción, industria y comercio, las empresas
operan por debajo de su potencial, por lo que podrían crecer (producir más) si existiera una
mayor demanda por lo que producen. En el Perú, los sectores no primarios representan casi el
80% del PBI, por lo que es claro que el empleo depende de la producción y la producción depende
de la demanda.
El razonamiento parece circular: para crear empleo se necesita más crecimiento y para ello se
requiere más inversión; pero a su vez, para que se eleve la inversión, se requiere que exista una
demanda que compre lo que la nueva inversión va a producir. Para que haya más demanda se
necesita antes más empleo. La clave está en entrar al círculo virtuoso. ¿Se logra con reformas?
Tal vez el sustantivo reformas tiene una connotación de un cambio profundo y con una visión de
mediano y largo plazo; pero a veces pequeñas medidas, que también podemos llamar reformas
por su impacto en las mejoras de la productividad, tienen un impacto significativo en la dirección
correcta. Los grandes cambios comienzan con pequeñas medidas.
En cualquier caso, algunas reformas tienen impactos en el mediano y largo plazo, mientras que
otras en períodos más cortos. El primer grupo de reformas se relacionan con el aumento de la
inversión privada, que representa el 80% de la inversión total del país. En el corto plazo, algunas
medidas pueden incentivarla. Pensemos en un emprendedor que implementa un negocio formal.
Tiene que enfrentar costos, que comienzan con todos aquellos desembolsos y costo en tiempo
relacionados con el proceso de inscripción y formalización, así como aquellos vinculados con el
empleo. Un primer cambio se vincula con la reducción de esos costos para que se eleve el
incentivo de crear empleo. Así, se produce más y si el movimiento ascendente del empleo se
Entonces, la idea de elevar la contratación de trabajadores colisiona, tanto contra los elevados
costos de contratación y despido, como con una baja demanda. Parece una contradicción, pero
cuanto más caro sea para un empleador tener a un trabajador, menos querrá tenerlo, a menos
que sea muy productivo. Esto es válido para un empresario pequeño, mediano o grande.
Entonces aparece la preferencia por mantenerlo informal. Aquí deberían bajar esos costos, pero
¿es viable desde el punto de vista político? ¿Cómo se vería un anuncio que sostenga que los
trabajadores perderán algunos beneficios en aras de aumentar el número de trabajadores
empleados? Esto no quita que haya algunos costos que sí se pueden eliminar, en especial
aquellos que podríamos llamar, los costos del “papeleo burocrático”. La enorme informalidad
es, en parte, resultado de los altos costos de mantener un trabajador en planillas. No obstante,
a pesar de esos costos, el crecimiento económico creará más empleo.
En el mediano plazo y a pesar de los altos costos, los trabajadores más productivos serán
contratados. ¿Qué hace que un trabajador sea más productivo? Si bien existen condiciones
innatas y competencias blandas, la capacitación para el trabajo es determinante. No se trata
de títulos universitarios necesariamente; se requieren trabajadores para lo que los empleadores
requieren. Y eso toma tiempo.
Tal vez estas reflexiones sirvan para entender el problema de fondo de la precariedad del empleo
en el Perú. No se trata de buscar culpables, sino de aportar soluciones y en el corto plazo, aunque
suene duro, no es mucho lo que se puede hacer.
Segundo, nada de lo dicho implica que la solución sea no hacer nada. Abaratar los costos de
hacer empresa es parte importante de la solución; aquí, la denominada tramitología,
característica del Perú, tiene que enfrentarse. Los impactos, medidos por el número de días para
comenzar una empresa formal son medibles. El estado no puede ser un obstáculo a la creación
de empresas de todo tamaño, pues al hacerlo se convierte en una traba para la creación de
empleo.
Tercero, si no se hace nada, el sector informal seguirá su proceso de crecimiento, cada vez se
creará empleo de menor calidad, no habrá aumentos de productividad, etc. Por eso, es necesario
actuar, así algunas reformas no tengan impactos en el corto plazo.
VI. Bibliografía
I. Sector Monetario
Ene-Nov
División de Consumo 2023 Ponderación Contribución
Restaurantes y hoteles 6.56 16.09 1.06
Educación 6.46 8.06 0.52
Bienes y servicios diversos 4.11 6.80 0.28
Bebidas alcohólicas y tabaco 3.56 1.66 0.06
Alimentos y bebidas no alcohólicas 3.29 23.93 0.79
Total Nacional 3.10
Recreación y cultura 2.93 4.00 0.12
Prendas de vestir y calzado 2.86 4.61 0.13
Salud 2.84 3.48 0.10
Muebles, artículos para el hogar y conservación
del hogar 2.68 4.93 0.13
Transporte 1.05 12.21 0.13
Comunicaciones 0.02 4.64 0.00
Alojamiento, agua, gas y otros combustibles -2.44 9.61 -0.23
Fuente: INEI, Informe de Precios de noviembre 2023. Elaboración propia.
Inicialmente, entre febrero de 2020 y febrero de 2021, la pandemia provocó una importante
contracción en los precios del petróleo debido a una disminución global en el transporte. Sin
embargo, a medida que se distribuyeron vacunas y se reactivaron las actividades económicas,
hubo un aumento en la demanda de bienes, mientras que los servicios sufrieron continuos
confinamientos y restricciones sanitarias. Esto condujo a uno de los choques sectoriales más
significativos en la memoria reciente. El sector de servicios se contrajo considerablemente
debido a estrictas regulaciones de distanciamiento social, lo que resultó en un aumento en el
precio relativo de la energía y los alimentos en comparación con los servicios. Dado que los
servicios son intensivos en mano de obra, este aumento relativo de precios coincidió con una
reducción en la capacidad de compra, alineándose con una reorganización masiva de precios
relativos e inflación. (Ver Gráfico 1)
1.5
1.4
1.3
1.2
1.1
0.9
0.8
Oct21
Oct19
Oct20
Oct22
Oct23
Jun19
Jun20
Jun21
Jun22
Jun23
Abr19
Abr20
Abr21
Abr22
Abr23
Dic18
Dic19
Dic20
Ago21
Dic21
Dic22
Feb19
Ago19
Feb20
Ago20
Feb21
Feb22
Ago22
Feb23
Ago23
IPC Alimentos / IPC Servicios IPC Energía / IPC Servicios
Posteriormente, hacia inicios de 2022, cuando se esperaba que los esfuerzos globales de
vacunación generaran una normalización de la economía, la invasión rusa a Ucrania causó un
nuevo impacto a nivel global. Este conflicto provocó un notable aumento en las tasas de
inflación, intensificando la ya desafiante situación económica. Específicamente, los precios
mundiales de la energía y los alimentos aumentaron aún más debido al papel de Rusia y Ucrania
en el suministro de gas natural, petróleo y fertilizantes. A lo largo de 2022 y buena parte de 2023,
este continuo aumento en los precios de la energía y los alimentos añadió presión a las
tendencias inflacionarias. Estos eventos proyectaron una sombra sobre la reversión del impacto
del Covid-19.
A medida que la economía comenzó a reabrirse y se redujeron las restricciones, el impacto inicial
asociado a la pandemia y observado en 2021 debía revertirse. A pesar de que Perú estaba listo
para presenciar una disminución de la inflación, los disturbios políticos y sociales a finales de
2022 y principios de 2023, junto con impactos climáticos, afectaron los precios una vez más. En
medio del ciclo de política monetaria contractiva y con una economía debilitada, finalmente la
inflación comenzó a ceder, marcando el 2023 como un año de normalización en la inflación.
A pesar de que las primeras planas en materia económica estuvieron asociadas al débil
crecimiento económico, algunos de los efectos de la normalización sectorial se hicieron notar.
Primero con los datos de inflación de servicios se incrementaron de manera significativa.
Segundo, con el desempeño de los salarios. El último dato de ingresos provenientes del trabajo
(trimestre agosto-setiembre-octubre) para Lima Metropolitana mostró un avance de 10.4%
relativo al dato del año anterior. Al contrastar esto con la inflación del mismo periodo, los
salarios registraron un aumento del 5.8% en términos reales. En términos nominales, los salarios
se han recuperado en 11% desde el año 2019 (pre-pandemia), pero se mantienen 9% por debajo
de ese nivel en términos reales. En las estadísticas de Perú urbano, las cifras tienen un
comportamiento algo más modesto, con una recuperación de 3.3% relativo al nivel pre-pandemia
en términos nominales. (Ver Gráfico 2)
Gráfico 3: Tipo de cambio nominal (USD/PEN) y diferencial de tasas entre Bonos del tesoro
americano a 10 años y tasa de política del BCRP
5.50 4
5.00 3.9
4.50
3.8
4.00
3.7
3.50
3.6
3.00
2.50 3.5
Tipo de cambio USD/PEN (eje derecho) Diferencial de tasas (10YR Treasury - TPM Perú, eje izquierdo)
2.00 3.4
Fuente: BCRP y FRED. Elaboración propia.
2Esta práctica está relacionada al episodio de “la pataleta de los mercados” (Taper tantrum) de mayo de 2013. En esa ocasión el
cambio en el lenguaje del comunicado de la FED relativo a sus compras de activos gatilló una fuerte salida de capitales de los países
en desarrollo. Ante ello, hoy es común que los países en desarrollo se adelanten a las políticas de la FED.
2018
14.00
2019
2020
12.00
2021
2022
10.00
2023
8.00
6.00
4.00
2.00
-
Corporativo Grandes Medianas Pequeñas Micro Crédito de Crédito Total
empresas empresas empresas empresas consumo hipotectario
Fuente: SBS. Elaboración propia.
I. La situación actual
Durante los primeros diez meses del año 2023, los ingresos
recaudados del gobierno central han caído en más del 13%
comparado con el mismo período del año anterior (el año pasado
se observaba un incremento de 18%). Esta caída de la
recaudación es fruto de la desaceleración económica. Todo
apunta a que cerraremos el año con una cifra negativa de
crecimiento.
Cuadro 1
Variación ene-oct 2023 versus 2022 tributos internos
Agropecuario -1.4%
Pesca -45.1%
Minería -44.3%
Hidrocarburos -34.1%
Manufactura -9.1%
Industria no primaria -8.4%
Otros Servicios 1.1%
Construcción -3.6%
Comercio -9.2%
Fuente: Nota Tributaria SUNAT
Más allá de las razones esgrimidas anteriormente, el hecho concreto es que los ingresos fiscales
han perdido mucho dinamismo y estamos en una trayectoria peligrosa de caída de la
recaudación.
En cambio, los gastos corrientes hasta el tercer trimestre del 2023 se han incrementado en
términos nominales en 3% y el gasto de capital casi no ha crecido. Si apreciamos los componentes
del gasto, el rubro que es menos flexible es el de remuneraciones y hasta el tercer trimestre de
este año ha crecido en 13%. El principal incremento de remuneraciones se da en el nivel regional,
alcanzando la cifra de 22%. Debemos recordar que dentro de los pliegos de los Gobiernos
Regionales (GORE) se encuentran básicamente las planillas de los sectores de salud y educación.
Según el Portal de Transparencia Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la
planilla del sector salud ha subido en 8%, comparando los tres primeros trimestres del 2023
contra el mismo período del 2022. Por otro lado, en el caso del sector educación según la misma
fuente, el gasto en planilla aumentó en 19%. Esto se debe a las medidas que el gobierno se ha
visto obligado a realizar debido a las mayores demandas de salud, que están asociadas a la
firma de convenios de gestión y que implican resultados. Por su parte, en el caso de los
trabajadores de educación el incremento es muy alto, y no está vinculado a mejores en la calidad
de la prestación del servicio.
Si gastamos más de lo que generamos de ingresos como Estado, el resultado económico será un
déficit fiscal. Debemos recordar que en el Perú existe una regla fiscal que establece que el déficit
fiscal no debe ser mayor el 1% del PBI. Por la pandemia del Covid-19, hubo que pedir excepciones
por las necesidades circunstanciales que surgieron, pero se estableció un compromiso que hacia
el año 2026 regresaríamos a ese nivel. En esa trayectoria, lo propuesto es que para el año 2023
el déficit fuera de 2.4%; y que para el año 2024 sea de 2%. Las cifras que observamos nos hacen
sentir desconfianza de que se pueda lograr la meta del déficit para este año. Lo que vemos es
que el deterioro de la situación, que parece no cambiará en lo que queda del año, puede arrojar
una cifra mayor al 2.4%. Hacia el tercer trimestre del 2023, el resultado fiscal es de -4.4%, con
cifras positivas débiles en los dos primeros trimestres. Si consideramos que en el cuarto trimestre
habrá una gran presión por gastar por los temas relacionados al FEN, por los paquetes
reactivadores a los que se ha comprometido el gobierno; y por las prácticas usuales, estimamos
que el déficit en este último trimestre puede llegar al 8% y la cifra anual estaría cercana al 2.7%,
lo cual viola la regla fiscal. El comportamiento estacional del último trimestre, en donde se
ejecuta buena parte del gasto público, las presiones por el FEN por un mayor gasto; y, la
presencia de un Congreso de la República que cada vez presiona más por un mayor gasto,
sustenta nuestro estimado para el cuarto trimestre del déficit.
Nada de lo anterior es permanente, hemos tenido un manejo fiscal responsable por parte del
MEF a pesar de las diferentes administraciones gubernamentales que han pasado durante estas
décadas. No obstante, el ambiente de recesión, la desconfianza de los agentes económicos, la
presión de un Congreso proclive a medidas populistas y las presiones de posibles mayores gastos
por la magnitud que pueda llegar a tener el FEN, son las ideas que sustentan nuestra idea de
stress fiscal.
El panorama es muy incierto para los próximos años. Existe presión por aumentar el gasto para
mejorar el desempeño del producto en un entorno en que los ingresos no se incrementarán
sustancialmente por la ralentización de la economía. A ello le debemos sumar la desconfianza
de los agentes y un ambiente externo con una creciente incertidumbre. Todo ello hace muy difícil
navegar por las aguas fiscales en la actualidad. Son muy pocos los grados de libertad con los
que se cuenta. El problema es que muchos son exógenos al MEF. La situación política afecta la
confianza y genera menor inversión, un fenómeno climático puede afectar significativamente los
gastos fiscales y el entorno internacional es determinado por fuerzas sobre la cuales tenemos
nulo control. Esto requiere un manejo flexible, pragmático y como en un barco en emergencia,
mucha creatividad y destreza para capear este temporal.
Un elemento positivo del entorno es que la inflación está en camino de volver al rango meta, lo
que llevaría a una reducción paulatina de la tasa de interés, que a su vez haría el crédito más
barato y podría atenuar las perspectivas económicas negativas que observamos en la
actualidad. Pero como el lector se dará cuenta, son muchos condicionantes sobre los cuales
tenemos un menor grado de maniobra que durante la pandemia.
A pesar de todos los elementos negativos mencionados antes, debemos destacar que no es una
situación que implique que estemos al borde del abismo. Nos debe preocupar, cómo no; pero
debemos buscar recuperar la fortaleza que nos ha caracterizado en las últimas décadas. Ello no
quiere decir que nuestras finanzas públicas sean a prueba de todo. El riesgo que enfrentamos es
que, si la situación de este último trimestre se mantiene, podemos perder ese elemento que ha
sido crucial en el crecimiento del país. Es algo que no debemos perder de vista.
16,000
14,000
12,000
10,000
8,000
6,000
10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23
Fuente: Nota Tributaria Sunat.
Elaboración: Propia
La aprobación de un presupuesto con un incremento nominal de 12% para el año 2024 nos indica
que el gasto seguirá una ruta expansiva en donde los gastos corrientes jugarán un rol
importante. En todo caso, esperemos que la falta de capacidad en muchas unidades ejecutoras
para realizar el gasto impide un mayor crecimiento. Esto nos indica las restricciones
institucionales que tenemos para asegurar la efectividad y eficiencia del gasto.
Sin embargo, se puede apreciar que desde el 2021 se ha tenido un papel activo en el manejo de
la deuda, que ha llevado a que esta vaya disminuyendo como proporción al PBI; y, que para el
tercer trimestre del 2023 nuevamente la deuda en moneda nacional sea el principal componente.
Ya hemos mencionado anteriormente lo que se espera para el 2024 si las condiciones actuales
se mantienen.
Por otro lado, debemos ser conscientes de los beneficios de la reducción de la deuda. Debemos
gastar siempre los recursos con los que contamos. También mantener los gastos financieros
dentro de márgenes razonables. Somos de los países que menor ratio de deuda tiene aún
después del Covid-19 en la región y en el mundo. Esa es la razón por la que el manejo fiscal debe
ser prudente, tratando de prevenir y cortar las iniciativas populistas del Congreso, ser más
creativos en la generación de ingresos, y dar un uso más inteligente de los recursos para cubrir
las necesidades de la población.
35
30
25
20
15
10
5
2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023
Lo anterior nos lleva a darle una mirada retrospectiva al resultado económico (al déficit fiscal).
Como podemos apreciar en el Gráfico 5, desde el 2014 no hemos vuelto a tener un resultado
positivo. Ello está fuertemente correlacionado con el incremento de la deuda que se observó los
años previos a la pandemia y el uso de los recursos del Fondo de Estabilización Fiscal3 (FEF).
Como vemos desde finales del año pasado, se observa la presencia de resultados negativos de
mayor magnitud, que pueden agravarse en el futuro. Esto debe prender las alarmas para buscar
mantener en orden las finanzas públicas en el contexto en que estamos viviendo.
3
El FEF es una herramienta que acumula recursos para utilizarlos cuando atravesamos condiciones extraordinarias como una
recesión o un desastre natural. Este fondo llegó a cerca de USD 9,000 millones en el año 2014. Luego se utilizaron dichos recursos
para financiar los déficits que se generaron los años siguientes debido a menores tasas de crecimiento y caída de la presión
tributaria. Previo a la pandemia, el saldo era superior a los USD 5,000 millones y se utilizaron todos esos recursos para inyectar
liquidez en la economía y financiar el plan de reactivación. Al segundo trimestre del presente año el saldo era de USD 3,200 millones
que podrían ser utilizados para nuevamente inyectarlos en la economía dado que uno de los gatillos que activa la utilización de
estos recursos es una recesión.
Lo que hemos mencionado nos da una idea de lo comprometida que está la situación en el corto
plazo, y de los pocos grados de libertad con los que contamos por la situación política, el
contexto internacional y la presencia del FEN. Sin embargo, ello no implica que no podamos
tomar algunas medidas para capear el temporal sobre el cual navegamos.
Corto plazo
1. Diálogo político. Esto implica buscar dentro del gobierno un mayor apoyo con el fin de
conversar con el Congreso de la República acerca del riesgo de muchas medidas que
tienen motivaciones populistas. En otros casos habrá que oponerse a estas medidas
observando las leyes. Sabemos que el Congreso las puede aprobar por insistencia. Pero
aquí es donde podemos cambiar las cosas: se deben presentar a la ciudadanía y a los
medios los efectos que pueden tener las medidas de manera didáctica. Tomando
elementos de la economía del comportamiento se pueden explicar los efectos de corto y
largo plazo de las medidas que se plantean, para crear una corriente a favor de medidas
responsables y descartar las populistas que benefician ahora y causan daños en el largo
plazo.
2. Hacer una reingeniería de Petroperú. El objetivo es volver a esta empresa eficiente, pero
hemos visto en los últimos años que ha estado sujeta a una serie de vaivenes que han
provocado que el Estado haya transferido muchos recursos a esta empresa y no se
aprecie ninguna mejora. El costo de la refinería de Talara se encuentra fuera de todo
control y se anuncian pedidos de mayores recursos. Ello implica que la empresa no tiene
una buena administración. En este caso podría pensarse en privatizar la administración
(management) de la empresa. Existen muchos operadores privados que podrían
encargarse de ello. Por otro lado, es importante contar con apoyo político para
contrarrestar las acciones internas que han provocado la salida de profesionales
capaces. Si pensamos que el modelo a tomar es el caso de las empresas estatales de
Colombia o Brasil, nos encontramos en una situación muy distante de esos esquemas.
Creemos que nadie se va a animar a asociarse con una empresa con las características
actuales. Si se mejoran la gestión, el gobierno corporativo y muchos otros aspectos, en
algunos años podríamos pensar en una empresa con participación privada y que se
manejada eficientemente. Existen casos incluso de empresas estatales como la de
Uruguay que deberíamos mirar.
4. “Empaquetar” gastos. Con esto nos referimos a aglutinar gastos de la misma naturaleza
en el territorio. Si en una provincia existen necesidades similares en todos los distritos se
pueden juntar varios proyectos o actividades y encargar la ejecución a un buen
contratista. Existen varias opciones: de gerencia, que ya se ha probado en el país, hacer
concursos transparentes para escoger ejecutores eficaces y que utilicen prácticas que
fomenten eficiencia. Esto implicaría por ejemplo la introducción de un bono por
resultados para el ejecutor que cumpla con los plazos y la calidad de la infraestructura.
Existe además una metodología nueva diseñada por el MEF de formulación, evaluación
y ejecución de proyectos con una mirada territorial. Esto implica realizar de manera
simultánea varios proyectos que son complementarios entre ellos y que pueden significar
aprovechar economías de escala e incrementar los beneficios para la población más que
proporcionalmente.
Lo anterior puede tomar tiempo y no lo tenemos. Por ello, es que debemos crear equipos
de profesionales, contratando personas debidamente acreditadas y con un nivel de
conocimientos adecuados, que provengan de las mismas zonas donde se piensa
intervenir, para crear grupos itinerantes que vayan a las unidades ejecutoras
subnacionales a resolver problemas y aplicar una metodología de “Learning by Doing”.
Este enfoque desarrolla capacidades y muestra resultados inmediatos sobre la
población. Lo deseable es que se consideren remuneraciones adecuadas para buscar la
dedicación exclusiva de estos equipos que luego pueden contribuir a la gestión del
conocimiento sistematizando las buenas y malas prácticas.
Un tema que no es menor es que debe mejorarse el proceso del saneamiento físico legal
de los terrenos donde se va a llevar a cabo una construcción de infraestructura pública.
En la actualidad la demora en este trámite genera un efecto perverso porque demora
mucho y hace que se atrasen las obras lo que deteriora las relaciones entre las
autoridades y la población. Debe ponerse a la Superintendencia Nacional de los Registros
Públicos (SUNARP) a resolver esos problemas de manera activa y no sólo reactiva (como
es en la actualidad).
6. Mejorar la calidad del gasto. Si bien esta es una tarea de mediano y largo plazo, se
pueden intentar implementar medidas que nos brinden ganancias rápidas de tal manera
que se pueda ganar espacio para su institucionalización más adelante. Para ello existen
diversas herramientas que se manejan a nivel internacional y a nivel nacional en donde
se ha iniciado el proceso este año. Una de las herramientas que puede ser utilizada son
La respuesta es mucho y para ello las reflexiones de esta sección se van a basar en el trabajo
realizado con Pablo Lavado con motivo del Bicentenario de la Independencia del país5 y donde
evaluamos los retos de la política fiscal en el Perú hacia el 2030. Muchas de las reformas
planteadas en dicho documento se mantienen vigentes.
A. Mejora en la recaudación
Los datos sugieren que existe mucho campo para la mejora de la recaudación en los próximos
años. Ello implica una mejor fiscalización y utilización de herramientas de economía del
comportamiento para generar cambios de actitudes, como ya se mencionó en el caso de las
medidas de corto plazo. Por otro lado, una correcta fiscalización puede ayudar a identificar a
los evasores. Aquí conviene hacer una separación de los evasores en dos grupos:
a. Formales que evaden impuestos. Estas son empresas formales que realizan prácticas
ilegales, que implican el ocultamiento de ingresos y por ello no pagan ni el impuesto
general a las ventas (IGV) (realizan ventas sin factura) ni el impuesto a la renta (IR)
(ocultan ingresos o incrementan gastos ficticiamente).
Una proporción no menor de empresas son las que de forma deliberada evaden
impuestos. Estas empresas generalmente no son grandes y tampoco son fiscalizadas por
la SUNAT con la misma intensidad.
5
Casas, Carlos y Pablo Lavado (2021), Retos de la política fiscal en el Perú hacia el 2030. Ensayo incluido en: “En búsqueda de un
desarrollo integral. 20 ensayos en torno al Perú del Bicentenario” Beltrán, Arlette; Yamada, Gustavo; Sanborn, Cynthia (editores).
6 Entre estos se mencionan tasas impositivas elevadas y la presencia de abundante trámites y trabas burocráticas que generan que
la decisión de ser informal sea una decisión costo efectiva debida a la baja probabilidad de detección, es decir una visión legalista
(Soto, 1986).
7 Esta se refiere a la poca capacidad de absorción de la mano de obra por parte del sector moderno de la economía lo que genera
mano de obra excedente que debe generar ingresos para sobrevivir. (OIT, 2013)
Los enfoques modernos destacan el rol que debe cumplir el gasto en el logro de objetivos de
bienestar que impactan finalmente en el crecimiento a través de una mejora en los niveles de
productividad de la economía. Esto se da con el desarrollo de capital humano y la provisión de
infraestructura. Además, están las tareas exclusivas del Estado en la provisión de bienes
públicos de alcance nacional (Musgrave, 1989).
El enfoque moderno no sólo abarca la cantidad del gasto sino la calidad de este. En ese esfuerzo
están inmersos varios países. Para hablar de la calidad del gasto se toman dos vertientes. La
primera de ellas es la referida a la eficiencia técnica vinculada a poder generar más producción
con la misma cantidad de insumos o la misma cantidad de producción a un costo menor. La
segunda vertiente se refiera a la eficiencia en la asignación de los recursos8.
En el caso peruano existe mucho espacio de mejora en este aspecto. En función de todo lo
anterior, la agenda en la mejora del gasto debe incluir las siguientes tareas:
8 En este caso se puede estar gastando de manera eficiente en el sentido técnico, pero en áreas que no deberían ser prioritarias (BID,
2018).
9 Se ha hecho la comparación de obras de transporte entre los departamentos de Apurímac (que no recibe canon) y Cusco en obras
similares y existe una diferencia significativa en costos en donde se recibe canon (Agrada & Cabrera, 2019)
En segundo lugar, debe existir un planeamiento del gasto en función a las nuevas
necesidades que pueden ir surgiendo por parte de la población. Considerando el cambio
demográfico y tecnológico, es necesario identificar en qué se va a gastar en el futuro y
en qué no. Un ejemplo frecuentemente mencionado es el referido al cambio del perfil de
la población donde los adultos mayores van siendo cada vez mayor proporción de la
población y tienen necesidades que deben ser cubiertas. De la misma manera la
conectividad y el tema de tecnologías de la información aplicadas a los servicios públicos
serán más utilizados en el escenario post-pandemia y existen muchas transacciones que
pueden hacerse por internet y pueden generar ahorros. Este planeamiento del gasto
debe estar a cargo de una unidad del MEF o, en su defecto, del Centro Nacional de
Planeamiento Estratégico (CEPLAN).
Pretender abarcar todos los aspectos vinculados a la mejora de la política fiscal. En un ensayo
como el presentado, es prácticamente imposible y nos hemos centrado en los que consideramos
imprescindibles. Sin embargo, existen otros aspectos a abordar que se presentarán de manera
resumida en esta última sección.
La gran agenda gira en torno a crear bases imponibles a nivel subnacional de tal forma
de que puedan generar más ingresos y reducir su dependencia. La responsabilidad fiscal
implica contar con bases tributarias propias. El cobro de estos tributos podría encargarse
a la SUNAT para reducir el costo de las administraciones tributarias locales sobre los
contribuyentes y liberar recursos que pueden utilizarse en otros fines.
La disparidad que se observa entre la composición de los ingresos y los gastos se debe
también a la presencia de las transferencias intergubernamentales, como el Fondo de
Compensación Municipal (FONCOMÚN) y los distintos tipos de canon10. Estos recursos
son creados por Ley y representan una parte importante de los ingresos de las
municipalidades y, en menor medida, de los gobiernos regionales.
El canon genera inequidad fiscal debido a que solo las zonas productoras reciben estos
recursos. Los distritos donde se encuentran los yacimientos generalmente reciben una
gran cantidad de dinero y presentan problemas sociales y políticos serios, debido a que
10Existen seis tipos de canon: Minero, petrolero, pesquero, forestal, gasífero e hidroenergético. En todos los casos, excepto el
petrolero los recursos del canon provienen del 50% del impuesto a la renta pagado por las empresas extractivas dedicadas a la
explotación de estos productos.
Este tipo de modalidad en la ejecución del gasto permite trasladar el riesgo al proveedor.
Se ha dicho que el financiador es el Estado, pero puede sumarse el sector privado y la
cooperación internacional quienes pueden tener interés en desarrollar este tipo de
actividades como parte de sus programas de intervención. Esto permitiría apalancar
recursos y mejorar la calidad del gasto.
Sin embargo, para que un mecanismo así funcione es necesario crear un mercado e
interesar a los diversos agentes que operan este nuevo ecosistema que puede ser muy
efectivo en el caso del Perú. Existen iniciativas de pago de resultados en diferentes
sectores como el MEF, MIDIS, MINEDU, y los convenios de gestión que se establecen con
el sector salud y empresas públicas. Esos esfuerzos deben ser articulados y potenciados
incorporando más actores. Este mecanismo puede tener un gran potencial como
instrumento para acelerar el proceso de mejora en la calidad del gasto y debe explorarse
su potencial. El Gráfico 6, tomado del BIDLAB, nos muestra de manera esquemática cómo
funciona el mecanismo.
11Agusti, Alma y James Ronicle (2021) “Bonos de Impacto Social en América Latina. El trabajo pionero de BID Lab en la región
Lecciones aprendidas. Nota Técnica Nº IDB-TN-2087. Banco Interamericano de Desarrollo. Se puede hallar el documento en
https://publications.iadb.org/es/bonos-de-impacto-social-en-america-latina-el-trabajo-pionero-de-bid-lab-en-la-region-
lecciones.
Así, Perú es hoy en día, el país más abierto de la región. Tiene una
estructura arancelaria que va desde 0% de tasa arancelaria a una
máxima de 11%. El arancel promedio simple es 1.08%, mientras
que el arancel promedio ponderado es 0.65%. El 84.5% de las
partidas arancelarias están exentas de aranceles y existen muy
pocas barreras no arancelarias (Banco Mundial, World Integrated
Trade Solutions, s.f.). La más saltante es la aplicación de una
franja de estabilización de precios de cuatro productos
agropecuarios de importación.
Fuente: ComexPerú.
La estrella de nuestras exportaciones no tradicionales son las agroexportaciones, que han tenido
un desempeño impresionante en las últimas dos décadas. El Perú ha pasado de ser un
exportador insignificante en frutas y hortalizas a pelear el primer lugar como exportador
frutícola en el mundo (ver Gráfico 4). Ahora podemos decir con orgullo que somos el primer
exportador mundial de arándanos y el segundo de paltas, solo después de México, entre otros
productos.
El índice de penetración de mercado del Perú alcanzó 5.43 en este sector, a pesar de nuestros
múltiples acuerdos comerciales, lo que implica que el alcance de nuestros productos en los
mercados importadores es bajo. Además, nuestras exportaciones totales están concentradas
principalmente en dos países: China, con más del 30% y EE. UU., como segundo socio comercial,
con cerca del 13% de nuestras ventas al mundo. Cuando analizamos el origen de lo que
importamos, se repite exactamente la misma figura: China es el país al que más le compramos,
con aproximadamente el 28%; seguido por EE. UU., con casi 19%. (Banco Mundial, World
Integrated Trade Solutions, s.f.).
Ello podría indicar un bajo aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Según varios analistas,
parte de estos resultados son el reflejo de nuestra baja productividad total de factores, que
limita nuestra competitividad en los mercados y no nos permite crear ventajas comparativas en
sectores nuevos de la economía. A esto, se suma nuestra alta informalidad y atomización
Existe, por tanto, una preocupación en el debate cotidiano sobre nuestra escasa participación
en las etapas de las cadenas globales de valor, con mayor elaboración, por ser una economía
primario-exportadora. Se supone que, al depender de las exportaciones de materias primas,
estamos más expuestos a los efectos de los ciclos económicos globales o las potenciales
reducciones de la demanda de los principales países compradores, como es el caso de China.
De allí la insistencia en una mayor diversificación exportadora en cuanto a bienes y mercados.
Siendo una preocupación válida, no podemos negar, las amplias posibilidades que nos da
nuestro territorio de poder explotar nuestro potencial minero de manera sostenible y lograr
atender una demanda creciente de minerales requeridos en industrias que están cambiando su
consumo a fuentes energéticas limpias.
Por ejemplo, la electromovilidad, que va a requerir un alto consumo de cobre y otros minerales
industriales, ahora considerados estratégicos en el mundo, como el litio y otros minerales raros,
y que el Perú, con una buena política de promoción y acompañamiento de la inversión minera,
podría tomar ventaja de esa oportunidad global. La demanda del cobre, litio y otros minerales
industriales se va a incrementar considerablemente en los próximos años en el mundo, por ser
insumos básicos para las baterías de los carros eléctricos, los que irán reemplazando
progresivamente a los carros movidos por combustibles de origen fósil.
El año 2023 no fue un buen año para el sector. Según Comex (2023), nuestro comercio exterior
se vio fuertemente afectado por factores políticos y climáticos. Las protestas sociales de inicios
del año –que bloquearon y paralizaron varias actividades productivas exportadoras como la
minería y la agroexportación (que venía ya golpeada por el cambio en la ley de promoción
agraria)–, y, en general, la desconfianza ante el sistema político interno (que atraviesa por una
crisis de gobernabilidad por lo menos desde el 2016) y los desincentivos a la inversión, tanto por
la inacción del Ejecutivo y la “creatividad” de muchos legisladores, que proponen y aprueban
leyes contraproducentes, han limitado nuestras exportaciones.
Por otro lado, los impactos climáticos han marcado el año que termina, pues golpearon también
al sector agroexportador, con lluvias en el norte y sequías en el sur, y al sector pesquero
industrial, que por las altas temperaturas marítimas no pudo obtener la autorización de pesca
en la habitual primera temporada. Se añaden los diversos problemas en la logística global, entre
ellas las recientes afectaciones climáticas en el Canal de Panamá. Por ello se espera que al cierre
del año se tenga una retracción en nuestras exportaciones, vistos los resultados de contracción
al tercer trimestre del año. Peor aún, si continúan los cierres de carretera en las zonas
agroexportadoras y los riesgos de seguridad en las zonas mineras.
Los problemas generados por la pandemia (restricciones de proveeduría de bienes por cierres
operativos o de fronteras, el alza de los costos logísticos y otros cambios regulatorios en los
mercados de destino por razones geopolíticas) hicieron que muchas cadenas globales de valor
comenzaran a buscar soluciones a estos serios problemas y así reducir los tiempos de entrega y
costos para sus consumidores finales. El resultado ha sido la reubicación de su proveeduría en
sus países de origen o en países cercanos y afines políticamente (reshoring, nearshoring y
friendshoring).
Artículos de prensa especializada han discutido extensamente sobre esta temática (un ejemplo
de las dificultades del nearshoring viene bien ilustrado en The Economist (2023)). Sin ser
concluyentes estiman que este proceso de reubicación de parte de las cadenas de valor podría
ser una oportunidad para países de Latinoamérica, siendo el caso más claro México, por su
amplia frontera con EE. UU., su nuevo tratado comercial con EE. UU. y Canadá (T-MEC que
reemplazó al TLCAN), y su bien integrada industria con las cadenas norteamericanas de valor.
Perú podría pensar en hacerlo dado su tratado comercial. Ya existen algunos ejemplos, como el
caso de la empresa Grupo AGP, proveedora de parabrisas de alta tecnología y de patente propia
para autos TESLA (Diario La República, 2022); y, el caso de Textil del Valle, empresa de
confecciones totalmente sustentable, con certificaciones de empresa B y carbono neutral, que
ha implementado el concepto de economía circular y exporta para las marcas de más alta gama
del mundo. Sin embargo, esto requiere de un avanzado proceso de inserción en cadenas de valor,
con alta productividad, capacidad logística y suficiencia para ofrecer importantes volúmenes de
producción. Algo que ni el propio México tiene aún desarrollado como lo tiene China y otros
países asiáticos. No es una posibilidad inmediata para Perú, pero debería ser un foco y una meta
a mediano plazo de nuestra política comercial y productiva: identificar oportunidades y
desarrollar capacidades para insertarnos en los diferentes niveles de las cadenas de valor
globales. No deberíamos dejar pasar la oportunidad del reacomodo global de las cadenas de
valor.
A todo lo anterior se añade el hecho de que el régimen de Vladimir Putin decidiera invadir la
república de Ucrania, lo que mostró, aún más, la fragilidad de la interdependencia global. Esta
guerra focalizada (que aún no termina) ha provocado el alza de los precios de la energía y sus
derivados (como los fertilizantes) y la escasez de granos. Esto ha sido suficiente para impulsar
más la inflación global, que ya venía precipitada por la gran cantidad de liquidez que los bancos
centrales colocaron en muchos países para que las cadenas de pago no se detuvieran durante
la pandemia.
Para detener la inflación, que amenazaba a los principales mercados, los bancos centrales han
venido aumentando sus tasas de interés, lo que agravó el alto endeudamiento de muchos países,
incluyendo a las economías más fuertes, como la estadounidense. Los intereses más altos hacen
que la demanda global se desacelere, aunque se espera que las tasas tiendan a la baja en el
futuro inmediato. Sin embargo, estos pronósticos aún son inciertos sobre la macroeconomía
global.
Finalmente, estamos observando un mundo multipolar, fragmentado y donde las reglas de juego
globales están siendo desafiadas por países desarrollados y en desarrollo. La Organización
Mundial del Comercio (OMC) no ha avanzado como foro de negociación para mayor integración
económica del mundo, muy a pesar del indiscutible crecimiento del libre comercio y su impacto
positivo en el crecimiento global logrado desde la conversión del General Agreement on Tariffs
and Trade (GATT) en OMC. Esta institución también ha perdido su capacidad de ser un foro de
solución de controversias, a partir del veto de EE. UU. para nombrar a los miembros del órgano
de apelaciones del sistema de solución de diferencias.
Siguiendo esta tendencia, varios países en desarrollo están volviendo a proponer políticas
desfasadas –que fracasaron en el pasado reciente en toda Latinoamérica– como la
industrialización por sustitución de importaciones, alza de aranceles y subsidios a la inversión
para industrias netamente exportadoras, en contra de las normas OMC sobre el tema. Incluso
en nuestro país se ha presentado en el Congreso un proyecto de ley en este sentido, promovido
por un gremio empresarial, aunque sin el acuerdo del resto de gremios.
Persistir con la agenda planteada en el artículo 22 del Acuerdo Nacional sigue siendo
fundamental. La política nacional de comercio exterior está a punto de ser actualizada, así como
en el año 2024, comenzará la elaboración del nuevo Plan Estratégico Nacional Exportador (PENX
2025) y, consecuentemente, el desarrollo de los Planes Estratégicos Regionales Exportadores
(PERX). Es fundamental que este proceso de planeamiento y desarrollo de la política nacional
se alinee con el conjunto de herramientas de planeamiento y de política que tiene el Estado
Peruano (Plan Nacional de Desarrollo 2050, Plan Nacional de Competitividad y Productividad,
etc. (Gallardo, 2023)) y con los Planes de Desarrollo Regional, para que no se pierda la
concordancia de estrategias y esfuerzos que se podrían realizar para desarrollar nuestro
comercio exterior, sobre todo en las regiones.
No solo eso, estos planes deben ver posible su ejecución a través de su inserción en los
presupuestos nacionales y regionales, de modo que tengan resultados y no sean declaraciones
de buena voluntad. Por ejemplo, las Agencias Regionales de Desarrollo podrían ser las unidades
ejecutoras o, por lo menos, supervisoras de su cumplimiento (Aráoz, 2022). Si las actividades
planteadas no están atadas al Presupuesto General de la República, no veremos resultados de
todo este trabajo de planeamiento, por ello el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) deberá
ser un actor presente y acompañante de este proceso, y se debe priorizar la coordinación
intersectorial e intergubernamental, para que cada sector asuma las responsabilidades que les
corresponda y se atiendan las necesidades de acuerdo con cada territorio. Esto se alinearía con
las propuestas sobre planeamiento de la OCDE.
Mucho del desarrollo del comercio depende de otros sectores y de los propios gobiernos
subnacionales. Por ello, el Mincetur debe cumplir el rol de líder que impulsa e integra las acciones
gubernamentales para lograr las reformas que ayuden a estimular el crecimiento comercial del
Perú. La experiencia del sector ha sido clara durante las negociaciones de los tratados, ahora es
el momento de liderar la adecuación de nuestra capacidad productiva a las nuevas
oportunidades, para ampliar nuestra diversificación exportadora. Por otro lado, las mesas de
trabajo sectoriales que lidera el MEF, que buscan levantar barreras en el corto plazo de
diferentes sectores productivos, también deberían ser partícipes de este proceso de
Luego de una década de haber negociado y puesto en vigencia los acuerdos comerciales más
relevantes para Perú, es importante conocer el grado de aprovechamiento de estos
instrumentos, así como los espacios de mejora. De hecho, ya se está actualizando el Tratado
con China y se está avanzando con nuevos tratados con Hong Kong, Indonesia, Tailandia e India.
El bajo aprovechamiento y la poca diversificación productiva puede deberse a varios factores,
el más complicado: nuestra baja productividad e informalidad económica, que hace difícil
obtener el acceso a los mercados, superando los requerimientos de volúmenes, calidad y entrega
a tiempo que se exigen.
Por otro lado, existe también desconocimiento de los mercados, en especial aquellos con
tratados, por lo que el trabajo de promoción e inteligencia comercial que realiza PROMPERU es
crucial, y dependerá del acompañamiento de otros sectores. Por ejemplo, podríamos ampliar la
red de agregados y representantes comerciales del Perú en el exterior, en los mercados más
relevantes, acompañados a su vez por agregadurías ligadas a los sectores exportadores no
tradicionales, como la agricultura. Se requiere agregadurías agrícolas, con personal
especializado del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) en países clave para asegurar
el levantamiento de las barreras no arancelarias (BNA), sanitarias y fitosanitarias y otras
exigencias como certificaciones privadas por parte de los compradores directos o de debida
diligencia de las cadenas globales de valor compradoras de nuestros productos –como son las
nuevas exigencias verdes de la Unión Europea–. Un acompañamiento estatal sólido permitirá
consolidar mercados para nuestros productores en el exterior. El levantamiento de las BNA
requiere la homologación y estandarización de nuestro sistema de reglas domésticas de calidad,
sanidad y fitosanidad con las foráneas, y de ser posible su reconocimiento de manera casi
automática.
Se requiere revisar los cambios que se hicieron a la Ley de Promoción Agraria luego de las
protestas de finales del 2020. Según diversos estudios esta ley, junto con la apertura comerciales
y otras normas y acciones, tuvieron impactos positivos y significativos en la contratación de
trabajadores formales, crecientes en el tiempo (Castellares & Ghurra, 2020). Lamentablemente,
es una ley que no beneficia a los trabajadores, al hacer el empleo más inflexible y con salarios
mínimos fijados por ley ––no en un acuerdo tripartito como se hace a nivel nacional–– y más
altos que el resto de la economía, los incentivos terminan orientando a los agroexportadores a
dejar cultivos que son de mano de obra intensiva y preferir cultivos donde el uso del trabajo sea
menor relativamente, así como decidir tener inversiones donde se privilegie la mecanización de
las actividades productivas (COMEX, 2022).
Siendo el sector agrícola capaz de tener mayor contratación de empleo formal (el Cuadro 1
muestra que el sector ha tenido la pérdida de empleo formal más alta entre todos los sectores
en el 2023), debería retomarse el sistema previo y no quedarse en la idea de descuentos
tributarios o subsidios al empleo, como anunció el Ministro de Economía en su Plan de
Reactivación Económica Unidos. Es mejor ir directo a la raíz del problema, que hacer un
Cuadro 1: Resultados en el empleo formal agrícola frente a otros sectores (miles de puestos
en planilla electrónica)
Fuente: Sunat
Otra tarea que debe estar presente durante el próximo año y permanentemente, es tener una
mejor estrategia, planificación y gestión para la mitigación de impactos de Fenómeno del Niño
y el Cambio Climático sobre las actividades productivas del país, para asegurar que la provisión
de bienes y servicios al interior y exterior del país no quede interrumpida. Debemos tener
presente que el calentamiento global es una realidad y por ello, si queremos ser partícipes del
comercio global, nuestra agenda de sostenibilidad productiva y comercial es clave, no solo por
las exigencias internacionales de nuestros compradores y los riesgos que afectan a nuestros
productores en todas las regiones del país, sino incluso para aprovechar los recursos (energéticos
y de biodiversidad) que tenemos de una manera sostenible.
Perú debería aprovechar que es un país que tiene fuentes energéticas diversas y menos
contaminantes, nuestras principales fuentes son la hidroeléctrica y el gas, que deberíamos
aprovecharlo más, en lugar de reinyectarlo a tierra. Varios proyectos de irrigación trabados son
también fuente de energía, tal son los casos de Majes-Siguas II y Olmos. Debería lograrse la
ejecución de dichos proyectos, entre otras obras similares. Igualmente tenemos fuentes de
energías renovables como la geotérmica, eólica y solar, que deberíamos aprovechar en zonas de
difícil provisión y también para alimentar la red nacional. El Perú está en capacidad de exportar
energía eléctrica, de darse el caso, pues tenemos excedentes, bastaría darle un desarrollo
articulado y procurar la provisión adecuada a las regiones que no están articuladas a la red
nacional con fuentes alternativas (por ejemplo, electrificación rural sobre la base de renovables).
En general, debemos hacer esfuerzos similares a los propuestos en nuestro desarrollo productivo,
sea la pesca de consumo humano directo, la acuicultura, el uso de los recursos de los bosques y
el desarrollo forestal comercial sostenible, el desarrollo industrial en base a la economía circular
y, por supuesto, el turismo, principal actividad de exportación de servicios en el Perú. Existe el
Programa de Apoyo a la Internacionalización de Empresas (PAI), que debe ampliarse a regiones
e incluir estos criterios de oportunidades en la sostenibilidad. No es solo una tarea del gobierno
nacional, es también una oportunidad para que los gobiernos regionales asuman los
requerimientos de desarrollo de sus regiones y brinden las capacidades de desarrollo productivo
y comercial de sus respectivos tejidos empresariales, con capacitaciones a sus exportadores en
temas de calidad, estándares e innovación. Podríamos pensar en el uso del canon para
promocionar la innovación productiva en las regiones, no solo a través de los Centros de
Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITE), sino con reales modelos de
cooperación público-privada, mayores recursos para la innovación productiva pueden dar
resultados importantes en el crecimiento de nuestras exportaciones.
Parte del problema del comercio exterior peruano son sus altos costos logísticos (Mesquita,
2013). Las nuevas inversiones portuarias son fundamentales para reducir esos costos y tenemos
buenas noticias al respecto:
(i) la reciente aprobación de la expansión del puerto del Callao al concesionario APM
Terminals,
(ii) el desarrollo del nuevo mega puerto de Chancay, que deberá ser inaugurado en
noviembre del 2024, con la visita del Presidente de China Xi Jinping, a propósito de la
reunión de líderes de APEC,
(iii) la puesta en operación del nuevo terminal del aeropuerto Jorge Chávez para el 2024; y,
(iv) el anuncio, dentro del Plan de Reactivación Económica Unidos, de recursos para la puesta
en marcha del Puente Santa Rosa y obras conexas para el acceso vial al nuevo terminal,
la mejora en el servicio de migraciones y de otros servicios para operación nuevo
terminal; así como el otorgamiento facilidades para la inversión en mejoras,
mantenimiento y compra de equipos para los aeropuertos regionales.
Actualmente, en el Congreso de la República, están en debate dos proyectos de ley que podrían
coadyuvar al éxito del desarrollo portuario de nuestro país de aprobarse en los próximos meses.
La primera norma es una nueva ley de cabotaje, que liberaría de la restricción del transporte de
carga marítima a solo embarcaciones de bandera nacional, abriendo la posibilidad a
embarcaciones internacionales. Siendo el Puerto de Chancay el mayor Hub de carga de
Sudamérica, es la forma más lógica de consolidar carga de envergadura en dicho puerto,
pudiendo ser la red de puertos nacionales recolectores y alimentadores de Chancay. La otra
norma, no menos importante, es una nueva ley de zonas económicas especiales (ZEE), que
ordene de mejor manera el sistema actual, lo modernice y potencie para lograr atraer inversiones
con mayor nivel tecnológico y alto impacto productivo y de empleo en las actuales zonas
existentes y las potenciales (como aquella que se construiría en las inmediaciones del puerto de
Chancay). Una propuesta en debate y que esperemos gane consenso, es la gestión privada de
estas ZEE, bajo reglas claramente establecidas por la autoridad nacional y con compromisos de
El año 2024, sigue siendo un año incierto por la posibilidad de un Fenómeno El Niño (FEN) Global
y la caída de la demanda mundial de bienes primarios mineros, que produciría el estancamiento
económico de nuestros socios comerciales. Sin embargo, se espera que la balanza comercial
siga siendo positiva y con un efecto rebote, frente el año 2023 . En este documento se han
presentado algunas propuestas que son señales para orientar inversión en los sectores
productivos y promover presencia comercial del Perú. No son soluciones para el corto plazo, pero
nos dan una perspectiva y orientación, especialmente para el sector privado, de que sigue siendo
bueno invertir en las actividades exportadoras del país; y, de que es posible incorporarse otras
y nuevas actividades, si se trabaja en aumentar la productividad total de factores en el país.
II. Bibliografía
Amaro, G. (2023). Agro la gran apuesta del Perú. Lima: Editorial Planeta.
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regiones, Agenda 2022. Lima, Perú: Universidad del Pacífico.
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fabrica parabrisas para los autos Tesla.
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II. ¿Qué cambios importantes se hicieron en salud en las últimas dos décadas?
En las reformas de este siglo, el Perú cambió su paradigma de cómo se debería entregar salud
a la población: garantizando el aseguramiento y la separación de funciones. Sin embargo, el
éxito del nuevo paradigma implicaba un nuevo estado rector y regulador, con alta capacidad de
gestión, con involucramiento del sector privado como ente complementario. A la fecha, estas
condiciones necesarias no se han plasmado totalmente en la práctica y deben reforzarse.
Entre 1990-2010, el Estado Peruano inicio una etapa de ampliación sustancial de los
presupuestos en salud, que permitió la expansión del Seguro Integral de Salud, incrementando
la cobertura de 40% a 89%. Simultáneamente, el crecimiento económico permitió la ampliación
de la fuerza laboral formal y con ello el número de usuarios de la seguridad social en salud
(EsSalud y Entidades Prestadoras de Salud -EPS). Se estableció un Plan Esencial de Salud
(PEAS), y los indicadores de salud experimentaron una mejora significativa, en particular los
relacionados a la salud materna-infantil.
Entre 2010-2022, este proceso de mayor asignación de recursos financieros continuó, y se logró
reducir el gasto de salud de los hogares. No obstante, entramos en una etapa donde la debilidad
en la capacidad de gestión de los recursos evitó que se obtengan retornos importantes en salud,
específicamente en términos de indicadores asociados a las enfermedades infectocontagiosas,
enfermedades no transmisibles y también aquellas relacionadas a la nutrición infantil.
El Perú es un país de ingresos medios, con 388 dólares per cápita de gasto en salud, que no ha
logrado el avance esperado en sus indicadores de salud si se compara con países de similar
ingreso per cápita. A pesar de que en 2022 el Perú tuvo un presupuesto en salud de 22,495
millones de soles (9.3% del presupuesto nacional), existe un gran reto de gestión de los recursos
porque se requiere asignar y gastar más donde más se necesita. Esto implica priorizar y/o
focalizar el gasto en salud hacia las enfermedades de gran nivel, como son la desnutrición, la
mortalidad infantil, etc. (Cortez 2023)
Los grandes retos en salud no implican solamente contar con mayores recursos financieros, se
circunscriben también en cómo mejorar la eficiencia del gasto y como los recursos se asignan de
manera más equitativa en las regiones donde más se necesitan dados los indicadores de salud
de la población. Es decir, debemos repensar en colocar nuestros recursos de manera más
equitativa en los 300 distritos más pobres. En estos casos es necesario que la acción del sector
público focalice más recursos de infraestructura, personal y recursos financieros, de modo que
los indicadores de estos distritos se acerquen a los promedios nacionales. Es la única manera de
que el accionar del sector público en salud sea más equitativo y eficaz.
Como consecuencia, existe una serie de reformas que se esperan en el sector salud, y que se
deben dar en dos ámbitos. En primer lugar, aquellas dirigidas a mejorar los arreglos
institucionales del sector, es decir todo lo que se debe hacer para mejorar la organización y
funcionamiento del sector, con el objetivo de que funcione de manera más eficiente y efectiva.
Es decir, que utilice menos recursos y provea salud de mejor calidad. Por otro lado, se requieren
aquellas reformas de segunda generación dirigidas a mejorar la gestión de los recursos
disponibles, lo que implica a su vez mayor asociación con el sector privado, capacitación del
personal, gestión administrativa de primer orden, uso de mecanismos de pago, y tecnologías de
última generación, incluyendo la gestión de datos para un mejor uso de los recursos.
Ahora, para emprender reformas no basta tener más recursos, hay que gestionarlos mejor, y
establecer una gobernanza transparente, donde se rinda cuenta de las acciones con resultados.
Las reformas de segunda generación se relacionan con los cambios institucionales y de gestión,
e implican consensos y costos financieros y políticos en su ejecución. El Cuadro 1 ilustra la
división entre las reformas denominadas de primera y segunda generación.
III. ¿Por qué no se han implementado las reformas en salud como se esperaba?
Posición
Moderadamente Moderadamente
Favorable Opuesto
Favorable Opuesto
Partidos de
Gremios sector
centroderecha
privado: CONFIEP
Sindicato de
Partidos de centro
Enfermeras
Alto
SALUDPOL
SUSALUD
Multilateral
DIGEMID
Sindicato médicos
Gremios sector
Lima
privado
Influencia /Poder
Sociedad civil -
ONG pacientes
Las reformas de segunda generación son más difíciles de implementar que las de primera
generación. Las reformas de primera generación requerían más recursos y buscaban más
cobertura, sin mucha preocupación en la eficiencia y concentradas en los resultados. En una
década se logró impacto inmediato, cobertura y protección financiera. En esta etapa los actores
claves sintieron que todos ganaban. Los grupos de interés fortalecieron su espacio de poder
capturando gran parte del mayor gasto en salud.
En este período, las entidades reguladoras como EsSalud aparecieron en la escena y mostraron
más preocupación por la calidad de los servicios, los derechos de los usuarios, la supervisión de
prestadores públicos y privados, así como regulación de las Instituciones de Aseguramiento y
Financiamiento en Salud (IAFAS). Los usuarios, mejor informados, comenzaron a exigir más
calidad de los servicios y pedir a las IAFAS mayor efectividad en el financiamiento. Se comienza
a desarrollar un mercado de la salud que busca más valor por dinero en beneficio de los usuarios.
En los últimos años, existe una urgencia por mejorar la gestión de los recursos invertidos y
gastados en salud. De hecho, esta es la prioridad de las reformas que se mantiene en la
actualidad, que requieren concesos a nivel del Congreso, del Poder Ejecutivo y de los partidos,
para dar nuevas leyes que cambien los arreglos organizacionales actuales del sector público en
salud, que promuevan la participación del sector privado en asociación con el sector público. La
capacidad ejecutiva para adoptar estas reformas también se encuentra limitada por las escasas
capacidades gerenciales del sector público en salud, que cuenta con una altísima rotación del
personal directivo en las redes de salud, a nivel central y descentralizado.
Nuevos arreglos institucionales implican una organización del sistema de salud diferente. Una
organización que defina con claridad los roles de cada parte del sistema, en particular los de
rectoría, supervisión, provisión de servicios y financiamiento. Este es el enfoque que han venido
adoptando los sistemas de salud más exitosos del mundo (Corea del Sur, Reino Unido, entre
otros países).
12 Gestión. (2021): Transformación digital de la salud peruana: ¿Cuánto se ha avanzado? Recuperado de:
https://gestion.pe/peru/transformacion-digital-de-la-salud-peruana-cuanto-se-ha-avanzado-noticia/
Las reformas en salud son y serán procesos constantes, donde los cambios epidemiológicos y
edades de la población traen nuevos retos y se requerirá ajustar el sistema. La importancia de
construir sistemas de información para la gestión es esencial, sin ello será imposible asegurar
logros continuos, porque no se conocerán con plenitud los pendientes por atender con mayor
celeridad y lograr mejoras en la calidad y asignación de recursos. Los resultados en salud
requieren períodos de maduración, lo cual lleva a respuestas de corto plazo con poca
rentabilidad social. Las reformas en salud deben ser plenamente debatidas y asociadas con
metas y resultados.
VI. Bibliografía
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Los resultados del Perú en la prueba PISA (Gráfico 1), han sido crecientes. En pruebas de
matemáticas se obtuvo 9 puntos menos que el 2018; y en lectura y ciencias se tuvo un ligero
crecimiento.
Evaluando al Perú con respecto a otros países (Gráfico 2), se observa que nuestro país cuenta
con puntajes por debajo del promedio de OCDE por 70 puntos aproximadamente, aunque con
puntajes similares a México y Brasil. Igualmente, OCDE (2023b) reporta que la proporción de
alumnos peruanos que se ubicaron en el nivel 5 o 6 de la evaluación es menor a los niveles
evidenciados en los países OCDE.
En este contexto, se materializa un golpe negativo sobre la calidad educativa al disminuir los
requerimientos para ejercer la profesión de docente en educación básica y dar pase a
aproximadamente 14 mil docentes interinos. Asimismo, el Ministerio de Educación (Minedu)
indica que la solicitud de nombramiento aplica para los docentes contratados que cumplan más
de tres años de servicio, vulnerando el principio de igualdad, en tanto solo consideraría el ingreso
de los docentes contratados sin concurso público. La ley vulnera la lógica de una Carrera Pública
Magisterial (CPM) basada en la meritocracia. Además, el desembolso fiscal que este proyecto
involucraría no ha sido estimado previamente y sería extraordinario (Congreso, 2023b).
El proceso de transición de la escuela al trabajo es definido como un proceso que permite a los
jóvenes pasar de la educación al trabajo productivo y decente (UNICEF, 2019a). UNICEF (2019b)
destaca que entre los factores relevantes para el período de transición se encuentran las
habilidades técnico-vocacionales, fundamentales, digitales y transferibles. Sin embargo, en la
realidad se puede observar que se tienen barreras al aprendizaje de estas habilidades, como,
por ejemplo, los costos directos e indirectos en los que los estudiantes incurren para acceder a
un servicio educativo (el pago de cuotas, los gastos por materiales educativos, el costo del
transporte, entre otros). Consecuentemente, para las personas que hayan desertado
Para atender esta situación se han fundado programas que se pueden agrupar bajo dos tipos
de intervenciones: (i) programas orientados a reparar la situación de los jóvenes que no lograron
concluir la secundaria o se encuentran desempleados; y (ii) programas en la escuela, que se
caracterizan por tener un componente de educación técnico-vocacional (Lavado y Martínez,
2014). Hasta el momento, en el caso peruano, se puede observar la creación del Programa
Nacional para la Empleabilidad (antiguo Programa Jóvenes Productivos), el cual tiene como
objeto mejorar la empleabilidad de las personas de 15 años a más, en situación de pobreza
extrema, pobreza y/o vulnerabilidad sociolaboral a través de la capacitación laboral, promoción
del autoempleo y certificación de competencias laborales (PNPE, 2023). La motivación de la
inclusión de programas de este tipo es la existencia de fallas en el mercado laboral, ante lo cual
las intervenciones buscan incrementar su eficiencia (Ibarrán y Rosas, 2008).
Las propuestas para provocar un cambio en el positivo en el sector educativo peruano se centran
en la meritocracia en la CPM, instrumentos para mejorar la calidad del sistema educativo y la
inclusión de políticas para el desarrollo del sector superior técnico productivo.
Como fue presentado previamente, la CPM tiene una relación estrecha con la calidad del servicio
educativo impartido en el país. El estado actual de la CPM se encuentra regido por la ley de
reforma magisterial, bajo el siguiente objeto:
“normar las relaciones entre el Estado y los profesores que prestan servicios en las
instituciones y programas educativos públicos de educación básica y técnico-productiva
y en las instancias del Sistema Educativo administradas por el Ministerio de Educación,
el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior. Regula sus deberes y derechos, la
formación continua, la Carrera Pública Magisterial, la evaluación, el proceso
disciplinario, las remuneraciones y los estímulos e incentivos”. (El Peruano, 2012).
La normativa actual permite tener un sistema que incluye las escalas magisteriales aplicables y
el proceso de evaluación indicado para el ingreso, desempeño, ascenso y desempeño de cargos
en áreas de desempeño laboral. Adicionalmente, IPAE (2022) menciona que del total de docentes
que se ha presentado a la etapa nacional, entre el 2014 y 2019, solo el 10.8% ha pasado a la
segunda etapa y solo 4% consiguió una plaza. La evaluación de 2019, con 231 mil inscritos, ofertó
25 mil plazas, pero solo 4.5 mil fueron asignadas. Analizando los datos presentados se puede
dar una aproximación a la situación actual de la CPM al haber contado con una gran cantidad
de postulantes que no consiguieron una plaza por no cumplir con las evaluaciones requeridas.
Esto no implica que se deba solicitar al Minedu una menor rigurosidad al momento de realizar
las evaluaciones; se debe mantener y mejorar el sistema de evaluación para ingreso y
permanencia en la CPM para certificar que los profesores contratados sigan los estándares
esperados y se traduzca en educación de calidad.
Las políticas futuras deberían encontrarse orientadas a reforzar el actual sistema magisterial,
consolidando un mecanismo más ordenado, transparente y justo y que congregue a los mejores
postulantes para poder participar de la CPM. La inclusión de un sistema más meritocrático en
la CPM actuaría como incentivo a la extensión de la profesionalización de la CPM, no incluir
REFORMAS ECONÓMICAS PARA UN PERÚ SOSTENIBLE | 67
únicamente a postulantes a carrera docentes sino involucrar un crecimiento sostenido de los
mismo a nivel profesional mediante las capacitaciones y extensión de los estudios profesionales
al tener como objetivo el ascenso en la escala magisterial.
Administración de los recursos
La inclusión de instituciones públicas mejor constituidas y capacitadas para cumplir con los
objetivos del sector educativo indicaría un crecimiento en cuanto a una mejor administración de
los recursos y la eficiencia que representarían los mismos. Ambos casos serían traducidos en la
práctica en mejores índices en cuanto a resultados de nivel de aprendizaje y un sistema
educativo con menores brechas a nivel nacional.
Por eso se considera relevante incluir objetivos y políticas más claras con respecto al desarrollo
del sector Educativo Superior Técnico Productivo (ESTP, en adelante). El reporte de la política
nacional de educación superior y técnico - productiva del MINEDU (2020), indica que se han
identificado diversas problemáticas consideradas en este ámbito: bajo acceso de la población
a la ESTP, débil proceso formativo integral, débil articulación para el aseguramiento de la
calidad; e, insuficiente movilización de recursos para asegurar la calidad.
III. Conclusión
Como ha sido ya presentado, la situación actual de la educación en el Perú se ve regida por unos
resultados que se mantienen constantes (aunque por debajo del promedio de otros países) y con
un posible decrecimiento hacía al futuro, dependiendo del efecto de las políticas actuales. La
situación actual del sistema educativo puede ser reformada y reorientada hacía las necesidades
actuales. Las políticas deben concentrarse en la implementación de un sistema meritocrático
en la CPM y mejorar la eficiencia en la administración de los recursos existentes. Adicionalmente,
en un sistema donde la demanda educativa de universidades es mayor que de la ESTP, las
políticas públicas orientadas al ESTP son de suma relevancia para el desarrollo de los individuos
al momento de transición de la escuela al mercado laboral. La inclusión de políticas públicas
educativas más eficientes podrá satisfacer la demanda laboral de forma adecuada y permitirá
ampliar la oferta laboral especializada en un horizonte de largo plazo.
IV. Bibliografía
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ii. El Perú tiene una asignatura pendiente con el control de las actividades ilegales, que
dañan el ambiente; y con el cierre de la notable brecha en la gestión, valorización y
disposición de residuos sólidos (a nivel de calidad en el servicio y disponibilidad de
infraestructura).
iii. El Perú enfrenta el desafío de transitar hacia un modelo de economía circular. Es clave
estudiar y modelar los procesos productivos para lograr transitar de un modelo lineal
intensivo en recursos naturales y en la generación de material de descarte a un modelo
circular donde se extienda la vida de los productos, se reduzca la explotación de recursos
naturales y se frene la generación de residuos sólidos.
Con el objetivo de reforzar nuestras capacidades e institucionalidad para una gestión ambiental
eficiente, es necesario fortalecer las entidades que componen el Sistema Nacional de Evaluación
de Impacto Ambiental (SEIA) y el Sistema Nacional de Evaluación y Fiscalización Ambiental
(Sinefa).
En el caso del SEIA, se debe buscar fortalecer el rol del Servicio Nacional de Certificación
Ambiental (Senace), de modo que tenga el suficiente alcance e independencia para que, sin caer
en excesos, se puedan evaluar técnicamente los impactos ambientales y las medidas de
mitigación de estos. Por su parte, el Sinefa, que tiene el encargo de asegurar el cumplimiento de
las obligaciones ambientales de proyectos y diversas actividades económicas, debe afianzar el
alcance de estos objetivos en Entidades de Fiscalización Ambiental (EFA) ubicadas en gobiernos
subnacionales. En ese sentido, es clave encontrar mecanismos para transferir capacidades y
asistencia técnica desde el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) hacia las
EFA. En algunos casos deberá revisarse la asignación de responsabilidades de supervisión y
fiscalización ambiental entre el órgano central con recursos (OEFA) y las EFA con menores
recursos.
Para seguir trabajando e impulsando la transición de nuestra economía a una que incorpore los
principios de la economía circular, es sumamente importante la revisión de los marcos
normativos vigentes (relativos a actividades económicas). Diversas estructuras normativas
proponen aún restricciones a transacciones necesarias para el desarrollo de procesos
productivos circulares, por ejemplo, al no contemplar su formalización en el mercado; o limitar
la posibilidad de desarrollar productos sobre la base del reaprovechamiento de residuos. La
eliminación de estas restricciones brinda incentivos y oportunidades a consolidar un crecimiento
más sostenible.
Finalmente, la misión de fortalecer las capacidades técnicas en relación con la gestión y manejo
de residuos sólidos dentro de los gobiernos locales es una labor que debe perseguir el Ministerio
del Ambiente (Minam). Se cuenta con herramientas como el Sistema de Gestión de Residuos
Sólidos (Sigersol), pero es necesario avanzar en la transmisión de conocimientos y metodologías
para la formulación y evaluación de proyectos de inversión vinculados al servicio de limpieza
pública.
El desarrollo de Parques Industriales que reseña Omar Narrea en otro artículo de esta publicación
constituye también otra oportunidad para promover la innovación en la aplicación de los
principios de economía circular. Conviene elevar la ambición para no limitarse a la gestión de
residuos sólidos, sino impulsar la sostenibilidad a través de la generación de simbiosis entre las
empresas para minimizar el material de descarte y aumentar la vida útil de los recursos y
materiales.
El objetivo de tener un Territorio Sostenible requiere, en primer lugar, cerrar las brechas que se
han identificado como el presente y la herencia del pasado. Como país, tenemos una deuda con
nuestros compatriotas que hoy ven afectada su dignidad y su salud por la contaminación
acumulada y la incapacidad del Estado para gestionar los residuos y prevenir la contaminación
de aire, agua y suelo. El financiamiento para la rehabilitación del territorio podría provenir de un
fondo especial creado a partir de los recursos no utilizados del canon.
Respecto al futuro, la transición hacia modelos productivos circulares es una oportunidad para
el Perú de acceder a fuentes de financiamiento adicionales provenientes de la cooperación
internacional y del financiamiento verde. Bajo una lógica de financiamiento combinado, estos
recursos concesionales pueden ser el punto de partida para apalancar recursos adicionales del
sector privado para dinamizar iniciativas que tendrán un impacto en la formalización,
competitividad y productividad de nuestras empresas. Cofide, como banco de desarrollo del
Perú, cuenta con la experiencia y capacidades para articular a los diferentes actores y facilitar
que recursos financieros lleguen a las medianas, pequeñas y microempresas para facilitar esta
transformación sin descuidar el trabajo coordinado con el desarrollo de capacidades y el acceso
a tecnología.
Las presiones que afectan a la Amazonía se centran en las actividades ilegales y la ocupación
desordenada del territorio. En ambos casos, la ausencia del principio de autoridad y una
planificación y ordenamiento del territorio restringen la posibilidad de armonizar el desarrollo
económico, la inclusión social y la sostenibilidad ambiental.
La Amazonía es una región donde la presencia del Estado es escasa. Como se mencionó
anteriormente, esta falta de presencia provoca que la provisión de bienes y servicios públicos
sea limitada y que, en el último tiempo, haya crecido la importancia de varias actividades
ilegales como la minería ilegal, el tráfico ilícito de drogas, la tala ilegal y el tráfico de la flora y
fauna silvestre.
Se requiere fortalecer las capacidades de las autoridades regionales y locales para la supervisión
de actividades económicas en el bosque y acrecentar la presencia de las fuerzas que velan por
el orden público y la seguridad para controlar el avance de las actividades ilegales y promover
su desaparición.
Un actor que está presente en la Amazonía y en zonas de frontera y que no ha sido incorporado
en la conversación sobre la dimensión ambiental son las Fuerzas Armadas. Ellas participan
apoyando a la Policía Nacional del Perú en el combate de las actividades ilegales, pero cuentan
con personal y capacidades logísticas que podrían ser aplicadas a tareas de reforestación,
asistencia al aprovechamiento sostenible de la biodiversidad por parte de las comunidades e
incluso a colaborar en la protección de las Áreas naturales protegidas.
También urge revisar el marco normativo en el que se desenvuelven las concesiones forestales.
El camino recorrido ha permitido ver el desarrollo de operaciones que han logrado consolidarse
y atender al mercado nacional e internacional, a la par de otras concesiones que han revertido
al Estado. Se abre la oportunidad de plantear un diálogo para proponer reformas basadas en lo
aprendido para aumentar el aprovechamiento de los recursos forestales maderables y no
maderables.
El EUDR mencionado anteriormente representa una manifestación de una tendencia que se venía
observando desde algunos años en el comercio internacional: la exigencia de trazabilidad de
todos los eslabones de la cadena, asegurando la sostenibilidad desde la obtención de las
materias primas. Es importante desarrollar herramientas tecnológicas que permitan a los
productores demostrar que su producto proviene de un área que no ha sido deforestada
recientemente.
Una oportunidad interesante es buscar espacios de cooperación con el sector privado, que con
su experiencia en tecnología, innovación y escalamiento de negocios pueden acelerar la salida
al mercado de productos innovadores. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas
(Sernanp) puede cumplir un rol de facilitador de la relación entre las empresas y las
comunidades dentro de las áreas naturales protegidas para desarrollar actividades económicas
que contribuyan a un mejor aprovechamiento de los recursos naturales en beneficio de la
conservación y generando mejores condiciones de vida para las personas.
Es importante desarrollar esquemas de pago por resultados por conservación de bosques y por
secuestro de carbono. Asimismo, crear mecanismos de financiamiento para bio negocios y para
atraer fondos de inversión de impacto.
Para las perspectivas futuras es importante considerar que el cambio climático y los objetivos
de descarbonización pueden ser una oportunidad para tener una forma de desarrollo más
sostenible para la economía peruana. En ese sentido, un plan de acción climática implica
reforzar nuestro sistema de inversiones, en términos de mitigación de Gases Efecto Invernadero
(GEI) producto de innovaciones en transporte, energía, generación de residuos, industria y
agricultura.
A partir de ese mensaje de alto nivel y con el apoyo del MEF, el Ministerio del Ambiente (Minam)
puede asumir su rol de punto focal para dinamizar la acción climática y contribuir al
fortalecimiento de capacidades y asistencia técnica a los diferentes sectores para la
incorporación del enfoque ambiental y de cambio climático en sus acciones.
Un aspecto que se debe reforzar en la acción climática a nivel nacional es propiciar una mayor
apertura al intercambio de experiencias y a la asunción de compromisos. La suscripción del
Acuerdo de París y la identificación de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas se han
basado en procesos de reflexión a nivel del gobierno central. Es importante incorporar en esta
conversación de manera más tangible al sector privado, los gobiernos subnacionales, la
sociedad civil y la academia que, hasta el momento, han tenido una participación muy limitada
a esfuerzos voluntarios y desconectados de una visión compartida frente al tema.
Para avanzar en ese sentido se requiere de una decisión política que se traduzca en vincular a
la academia, el Estado y al sector privado para encontrar oportunidades de construir una
economía baja en carbono y resiliente al cambio climático. Las nuevas tecnologías se están
desarrollando en este momento con elementos que contribuyen no sólo a la reducción de
emisiones, sino a la competitividad y productividad de nuestras industrias. El Estado y la
academia pueden ser esos aliados que requieren las empresas para dar el salto que les asegure
nuevos mercados sobre la base de productos más sostenibles.
La acción climática a nivel mundial constituye una oportunidad para el acceso a financiamiento
de nuevas fuentes (algunas de ellas concesionales) y a la promoción de un volumen de inversión
importante para la dinamización de la economía. Para aprovechar esta oportunidad es
importante un trabajo previo que proporcione señales claras a los agentes económicos:
Los diferentes modelos científicos de predicción de los efectos del cambio climático en nuestro
país coinciden en plantear escenarios donde los recursos hídricos se verán seriamente afectados.
Según el Banco Mundial, casi la mitad del Perú (46 por ciento) es muy vulnerable a los desastres
naturales asociados con el fenómeno de El Niño y el cambio climático a largo plazo (Banco
Mundial, 2023). El aumento de las temperaturas aumentará la demanda del agua y,
simultáneamente, acentuará la evapotranspiración y reducirá la oferta de agua. Asimismo, el
cambio en el patrón de precipitaciones generará una mayor frecuencia en episodios de sequía
(menor cantidad de agua) o lluvias torrenciales que, a su vez, propiciarán inundaciones y
deslizamientos de masa (menor calidad de agua por su mayor turbidez).
Frente a esa realidad natural, una visión sistémica debe incorporar el componente de la acción
del ser humano. El ser humano interviene con el desarrollo de infraestructura hidráulica para
mejorar su capacidad de controlar el recurso hídrico y, a través de sus diferentes actividades
económicas y el emplazamiento en el territorio de los centros poblados, genera la demanda del
recurso para uso productivo o poblacional.
Un tercer elemento de complejidad es que esta comparación entre oferta y demanda del recurso
hídrico adquiere características particulares en el territorio, pues debe analizarse a nivel de cada
cuenca hidrográfica. Según el Banco Mundial, el Perú cuenta hoy con 72 cuencas fluviales (de
159) que presentan déficit hídrico neto (la demanda total supera la oferta en términos anuales),
de las cuales la mayoría se encuentran en la Costa. Con el cambio climático se espera que sean
más cuencas las que entren en esta situación temporal o permanentemente.
A nivel institucional, la complejidad reseñada conlleva que haya múltiples autoridades cuyas
competencias se intersecan y acaban generando obstáculos para la acción. Esta situación aboga
a favor de la aplicación del concepto de Gestión Integrada de Recursos Hídricos. Para ello se
requiere organizar instancias de gobernanza que no se limiten a ser espacios de intercambio,
sino que cuenten con capacidad de formulación y ejecución de proyectos. Se requiere
implementar instrumentos, dialogo y gestión respecto a las cuencas hidrográficas, planificar
inversiones, intervenir con infraestructura gris y verde, gestionar mejor el uso del recurso, de
modo que sea usado más sosteniblemente, pues es un recurso escaso inherentemente.
Para dinamizar esa Gestión Integrada de Recursos Hídrico en las diferentes cuencas
hidrográficas a nivel nacional, se requiere fortalecer el rol de rectoría del Sistema Nacional de
Gestión de Recursos Hídricos (SNGRH). Al amparo de esa rectoría es que puede generarse un
cambio en la forma atomizada y desconectada en que están actuando los diferentes
componentes del sistema, sin un liderazgo claro.
Por otro lado, los efectos del cambio climático sobre la disponibilidad de recursos hídricos
motivan la necesidad de potenciar las capacidades de modelamiento y construcción de
escenarios hidrológicos a futuro que permitan tomar decisiones de manera oportuna. Es
importante fomentar la interoperabilidad entre estaciones de monitoreo públicas (Senamhi,
ANA, IGP) con las estaciones privadas que manejan empresas privadas de los sectores
extractivos o hidroenergético. Un repositorio de datos abiertos podría permitir la participación
de la academia en alianza con el Estado para proveer mejor información para la toma de
decisiones.
Una línea de trabajo que se ha venido desarrollando en los últimos años es la aplicación de
saberes ancestrales en cuencas vulnerables al cambio climático a través de proyectos de
siembra y cosecha de agua. Existe la oportunidad de seguir desarrollando estos proyectos por
sus múltiples beneficios en términos de seguridad hídrica y control de la erosión de suelos. Es
importante intervenir también en promover alternativas de uso eficiente del agua en el riego
para aumentar la resiliencia de los pequeños productores agrarios.
Dentro de las acciones para la promoción del emprendimiento conviene analizar las experiencias
de inventos para purificación de agua o tecnologías para ofrecer servicios de saneamiento en
zonas periurbanas. Es importante analizar con detalle los obstáculos que enfrentan estos
emprendimientos para desarrollarse y verificar la posibilidad de apoyarlos en el camino a
alcanzar una escala suficiente para gozar de sostenibilidad financiera.
Otro aspecto relevante es la valorización del agua para que el costo refleje su escasez relativa.
Esto incide en el cobro por derechos de uso, derechos de vertimiento y en la necesidad de un
reordenamiento tarifario en los ámbitos urbanos. Hoy en día, las estructuras tarifarias de las
EPS no contemplan la sostenibilidad del servicio ni las inversiones necesarias para expandir el
acceso, mejorar la continuidad del servicio y garantizar las inversiones para mejorar la oferta y
gestionar un consumo responsable.
V. Reflexiones finales
Esta coyuntura internacional debe ser observada desde el Perú como una oportunidad. La
riqueza de nuestra biodiversidad y ser el segundo país en extensión de la Amazonía nos
constituyen en una respuesta para la acción climática mundial, en un depósito importante de
biodiversidad y en el origen del río más caudaloso del mundo. En ese sentido, existe la
oportunidad de atraer flujos crecientes de inversión y financiamiento si se toman medidas para
dar señales claras al mercado. Asimismo, el trabajo a nivel nacional puede abrir puertas a
productos nacionales que logren asociar la marca Perú a altos estándares de sostenibilidad.
VI. Bibliografía
Banco Mundial. (2023). Perú: Acciones Estratégicas para la Seguridad Hídrica. Diagnóstico de
Seguridad Hídrica. . Washington, DC.: Banco Mundial.
Brundtland, G. H. (1987). Informe Brundtland, nuestro futuro común. Madrid: Alianza Editorial.
Invierte.pe
Cuando se creó el Invierte.pe, se basó en postulados que, tras cinco años de vigencia, no se han
cumplido. En el momento de su creación, se dijo que una finalidad era vincular la programación
multianual de las inversiones con el planeamiento estratégico. Hoy se observa, en cambio, un
proceso inverso: lo importante es llegar al proyecto de ley anual de presupuesto y,
posteriormente, hacer los ajustes para adecuar lo que se discutió en el debate de la ley a lo que
se debía programar. Este es un ejercicio ficticio de programación multianual. Como
consecuencia, no se está diagnosticando bien las brechas que se apunta cerrar ni se está
persiguiendo los objetivos estratégicos en el marco del Sinaplan.
Una deficiencia del sistema es la ausencia de una visión territorial. La noción del Proyecto de
inversión Pública (PIP) territorial cambia con cada cambio de timón (dos ejemplos son la
definición con el FONIE y con el FONIPREL) y no se cuenta con un concepto de proyecto territorial
o de cartera de inversión pública territorial. Esto ocasiona que se siga gastando dinero en
proyectos que no generan espacios de desarrollo articulados. Cuando el enfoque de cierre de
brechas no va acompañado de un enfoque de desarrollo territorial, los resultados pueden ser
engañosos y no contribuir al objetivo de mejorar la calidad de vida de la población beneficiaria.
El desarrollo territorial exige el trabajo con los gobiernos subnacionales, con la población
beneficiaria y con otros stakeholders en el área de influencia que van cobrando importancia
conforme se desarrolla el proyecto y pueden ser clave para el otorgamiento y mantenimiento de
la licencia social del mismo.
Reflexiones finales
Una reflexión para los tres sistemas señalados es que resulta
crucial revisar el cumplimiento de las rectorías con el mandato de
la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE). En ese sentido, se
deben revisar tareas pendientes, la institucionalidad, la
articulación entre los propios órganos, los indicadores de gestión,
e identificar de qué manera se puede mejorar la gestión,
incorporar a la ciudadanía y difundir el enfoque territorial.
Considero que, como punto de partida, es necesario implementar una evaluación de impacto en
los organismos rectores de los sistemas administrativos. Por ejemplo, cuestionarnos qué han
hecho los entes rectores, si han promovido alguna modernización o han llevado a cabo alguna
mejora.
Cuando uno examina cómo se originan las reformas, estas se pueden generar por fuerzas
endógenas o por fuerzas exógenas. Las fuerzas endógenas pueden ser funcionarios con ánimo
reformador (emprendedores burocráticos) o políticos con ánimo reformador (emprendedores
políticos). Actualmente escasean los políticos con ánimo reformador que quiera hacer los
cambios en el Perú. En algún momento se podía identificar grupos de emprendedores
burocráticos en algunos ministerios, pero hoy aparentemente han desaparecido.
Dado lo anterior, lo único que queda entonces es que alguna fuerza exógena impulse las
reformas. A comienzos de los años noventa del siglo pasado, los organismos financieros
internacionales fueron grandes impulsores de estas reformas. Hoy en día la situación de las
finanzas públicas hace poco probable que se active esa exigencia.
En consecuencia, la fuerza exógena al sector público que puede promover reformas es la presión
de la sociedad civil. Salvo alguna iniciativa desde la sociedad civil o la academia, la ciudadanía
está más preocupada en hallar soluciones a sus problemas a nivel privado, cayendo muchas
veces fuera del sistema en la informalidad. Es necesario promover iniciativas ciudadanas como
el rol de vigilancia ciudadana.
La reforma del servicio civil requiere atacar problemas de fondo, para lo cual es posible utilizar
herramientas e instrumentos que no necesitan cambios normativos, solo voluntad y trabajo
coordinado por parte de Servir, del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y de la Presidencia
del Consejo de Ministros (PCM).
• Supervisar el ingreso de las personas al sector público. Sin monitoreo, ingresan personas con
perfiles sin idoneidad técnica y/o ética. A partir de allí, no se puede exigir que el Estado
provea servicios de buena calidad.
Reflexiones finales
Desde mi perspectiva, no hay grupos o fuerzas dentro del Estado
interesadas en hacer las reformas. Tanto los políticos como la
burocracia están tranquilos con el status quo. Ante eso lo que nos
queda es generar este impulso reformador desde fuera, desde la
ciudadanía y la sociedad civil.
En el caso de los servicios de saneamiento, mientras se siga con un sistema donde las
municipalidades son las accionistas de las empresas prestadoras de servicios de saneamiento
(EPS), nunca se va a mejorar la provisión de servicios. La mayoría de las EPS está quebrada y
no funciona, pues las tarifas que aplican no cubren lo que se requiere para invertir, operar y
mantener. En paralelo, nos negamos a crear un fondo de acceso universal, como existe en otros
servicios, como el de electricidad y telecomunicaciones.
La gestión pública está en una situación delicada y compleja, pero garantizar estas condiciones
mínimas de dignidad a la población de cada provincia y ciudad no puede esperar más. Tenemos
cortes de servicio no programados y de duración incierta en diversos servicios en el interior del
país, afectando a la población, las industrias, y las posibilidades de desarrollo de la sociedad en
su conjunto.
Nos hemos llenado de positivismo jurídico, de normas que nadie entiende. Lo vemos también
con la respuesta del Ejecutivo cuando recibe facultades delegadas del Congreso, se dedican a
parchar el ordenamiento jurídico y lo presentan como la gran reforma. Yo considero que hay
mucha responsabilidad del MEF que, aparte del valor que tiene por el buen manejo
macroeconómico, tiene un funcionamiento bastante cuestionable en otros aspectos,
relacionados principalmente con la necesidad de volver a mirar las necesidades del ciudadano.
Para ello, es clave la corrección del sistema de inversión pública y otros sistemas administrativos
además del rediseño de los entes rectores.
Descentralización
Un segundo tema tiene que ver con cambiar la forma en que se ha aplicado la descentralización.
El ordenamiento territorial debe plantearse cuidadosamente para no profundizar en los errores
de la regionalización. No es lo mismo Lima que las diferentes zonas del interior del país y se
requiere una mirada de comprensión distinta de nuestro territorio y encontrar respuestas
adecuadas para su diversidad.
Reflexiones finales
Vivimos en este país en permanente conflicto y donde todos
queremos la mejora de la calidad de vida. Alcanzar esa meta es
responsabilidad de todos: políticos, burocracia, academia, sector
privado, y la sociedad civil en general. La sociedad es
responsable de generar presión para cambiar la corriente de
opinión, porque el sector público no se va a reformar solo.
Karina Montes
En mi opinión, es importante que la reforma de mejora regulatoria
y calidad de las normas comience a manifestarse con mayor
claridad. A través de ella se debería percibir realmente la
diferencia entre generar normas de calidad versus la burocracia
y la enredadera normativa en la nos encontramos actualmente,
donde aparecen normas inconexas por todos lados.
Karina Montes
Profesora de la Escuela de Gestión
Pública de la Universidad del Pacífico
Francisco Ochoa
A diferencia de otras políticas en donde se observa un servicio
tangible, como puede ser un desayuno, educación, etc., en el caso
regulatorio lo único que se observa en una norma es la
Francisco Ochoa publicación en El Peruano. Para el ciudadano, ahí queda el
Profesor de la Escuela de Gestión producto regulatorio y no existe una rendición de cuentas.
Pública de la Universidad del Pacífico
Cursos 4 (13.33%)
Programas 12 (40.00%)
Ma estrías 25 (83.33%)
0 5 10 15 20 25 30
Sobre Institucionalidad
(1: Totalmente en desacuerdo; 6: Totalmente de acuerdo)
Sobre Informalidad
(1: Totalmente en desacuerdo; 6: Totalmente de acuerdo)