Está en la página 1de 1

En un pequeño pueblo rodeado de altas montañas, vivía un joven llamado Pablo.

Pablo siempre había soñado con explorar las cumbres nevadas que se elevaban sobre
el horizonte. Un día, decidido a hacer realidad su sueño, preparó su mochila y partió
hacia la montaña más alta del lugar.

Durante días, Pablo ascendió por empinados senderos, sorteando obstáculos y


desafiando al viento y al frío. Pero su determinación era más grande que cualquier
adversidad. Finalmente, después de una agotadora travesía, alcanzó la cima.

Allí, sobre el pico más alto, sintió una sensación indescriptible de libertad y
realización. El sol iluminaba el paisaje montañoso y las nubes flotaban bajo sus pies.
Se sentía como si estuviera en la cima del mundo.

Con el corazón lleno de gratitud y felicidad, Pablo contempló el horizonte y


comprendió que los sueños, por más difíciles que parezcan, siempre valen la pena
perseguirlos. Y así, con la vista puesta en nuevos horizontes, emprendió el descenso,
sabiendo que ningún desafío era demasiado grande cuando se tiene la valentía de
perseguir los propios sueños.

También podría gustarte