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1.- Introducción
La creciente demanda sobre un recurso limitado y la naturaleza conflictiva de los múltiples usos del
mismo ha creado la necesidad de planificar adecuadamente su desarrollo. Dicha necesidad se
agudizó con el encarecimiento de los combustibles fósiles y el consecuente énfasis en la estrategia
de sustitución de las plantas térmicas por plantas hidroeléctricas para poder proveer los centros
urbanos e industriales, de la energía eléctrica que requieren para su normal funcionamiento.
A raíz de la expansión de los centros urbanos e industriales y de la extensión de las zonas agrícolas,
hubo una colonización cada vez más acentuada de las planicies de inundación de los ríos. La
incontrolada ocupación de las planicies se traduce en frecuentes inundaciones de zonas habitadas o
cultivadas, ocasionando importantes daños materiales, económicos y pérdidas de vida humana. Para
dar protección contra los daños por inundaciones, es preciso mantener niveles relativamente bajos
en los embalses, dando lugar a una política competitiva con la de los demás usos del agua
almacenada. Tales conflictos contribuyen aún más a justificar la planificación racional del recurso
agua.
Los planificadores han enfrentado la problemática del agua con el enfoque de manejar la oferta o
fuente del recurso agua, procurando buscar fuentes nuevas con el fin de suministrar cantidades
correspondientes a demandas estimadas en base a proyecciones de los registros de uso del agua.
Como consecuencia, se han multiplicado las obras de gran envergadura para el trasvase y transporte
sobre largas distancias, de cuantiosas volúmenes de agua. Esto resulta en el encarecimiento del
agua para uso municipal y agrícola y, en vista de la creada situación de escasez del recurso agua en
la región, se cuestionan la eficiencia en los usos del agua, la conveniencia de las tarifas vigentes y
los métodos de pronóstico de la demanda, y son invocadas o recordadas las medidas de
conservación del agua, de manejo de la demanda o del uso.
El enfoque de conservación del agua y de manejo de la demanda ha despertado una nueva ola de
interés debido a la presión de los ambientalistas y ecólogos y también debido a la creciente
preocupación de los grupos humanos por la calidad de su medio ambiente. En este contexto la
conservación del agua no se expresa solamente en términos de eficiencia en los usos del agua, sino
también en términos del medio biológico necesario para mantener la flora y la fauna acuática.
Además, la conservación del agua es concebida como un prerequisito para asegurar la
compatibilidad de cualquier plan de uso del agua con el ambiente, lograr un desarrollo sostenido y
establecer la armonía entre el hombre y su medio ambiente.
Las medidas de conservación del agua contrastan con el enfoque de manejo de la oferta del agua.
Al igual que el enfoque de manejo de la demanda, dichas medidas suelen ser utilizadas en
situaciones de emergencia o de crisis tales como prolongados períodos de sequía, erosión avanzada
y pérdidas del suelo, sedimentación de embalses, obras de toma y de derivación, escasez de
recursos económicos, fuerte competencia por limitados recursos financieros, costos prohibitivos de
importación, rehabilitación o tratamiento del agua. Pocos esfuerzos han dedicado los planificadores
a la integración de las medidas de conservación del manejo de la demanda, y al proceso de
planificación del uso de los recursos de agua y tierra.
El término recurso agua tiene diferentes connotaciones para personas de diferentes disciplinas
vinculadas al aprovechamiento y control de los recursos hidráulicos. El significado adoptado
implícita o explícitamente influye mucho en el proceso de planificación.
En otra acepción el agua es considerada como un recurso natural cuyo uso afecta directa o
indirectamente otros recursos natura les como el suelo, la flora y la fauna. El agua es también usada
para el desarrollo y la evolución de organismos vivientes y de otros recursos naturales y dicho uso
debe ser considerado en el proceso de planificación. Los problemas de recursos naturales no son
solamente ingenieriles y no pueden ser resueltos por un equipo unidisciplinario. Tampoco son
problemas exclusivamente ecológicos, ni económicos, ni legales. Su planificación y manejo incluye
aspectos legales, ingenieriles, ecológicos, económicos, políticos, de salud pública, y requiere de un
equipo interdisciplinario.
Recientemente, la dimensión ambiental ha sido agregada al agua como recurso natural. En esta
acepción el agua forma parte del ciclo de la materia y es un elemento básico que provee servicios
ambientales necesarios para asegurar el sostenimiento de los componentes de los ecosistemas
naturales. En consecuencia, es imprescindible su conservación para mantener o restablecer el
equilibrio armonioso entre el hombre y su medio ambiente. En este contexto, el recurso agua se
presta al enfoque de manejo de la demanda ya que la necesidad de mantener los servicios
ambientales que provee el agua, limita la disponibilidad del recurso para otros usos. Asimismo, el
proceso de planificación del agua, debe tomar en cuenta los servicios ambientales beneficiosos que
solían ser considerados de poca importancia. Interferencia excesiva con estos servicios, degrada el
medio ambiente y puede poner en peligro la base que sostiene el desarrollo y la evolución de la
humanidad.
En este trabajo, la definición del agua como un recurso natural y ambiental ha sido retenida. En este
contexto, es poco conveniente realizar planes que no involucren de manera directa a los demás
recursos y sistemas que interaccionan con el agua, condicionando asimismo su proceso de
planificación.
- Preservar en los ambientes naturales el agua necesaria, en cantidad y calidad, para cumplir
con sus servicios ambientales a los subsistemas físico, biológico y humano.
Bajo este titulo se agrupan todas las medidas mediante las cuales las cantidades de agua disponibles
para suministro a uno o varios usos, se incrementan o protegen contra agentes o procesos que
pueden reducir su disponibilidad o hacerlas impropias para los usos contemplados. Estas medidas
pueden ser de tipo estructural o de tipo legal. De las medidas estructurales las más conocidas son:
Las primeras obras de conservación del agua eran pequeñas lagunas construidas con el fin de
conservar el agua de lluvia para el riego de pequeñas áreas de cultivo y como abrevaderos.
La mejora de la textura y estructura del suelo aumenta la capacidad de infiltración del mismo.
Bajo estas condiciones el agua infiltrada estará disponible para uso de los cultivos. El
excedente de agua infiltrada percola hacia los acuíferos, aumentando las reservas de agua
subterránea. Un resultado similar puede ser obtenido al cubrir el suelo con material vegetal
muerto y al utilizar prácticas agrícolas tales como cultivos en fajas y en contorno.
Esta pérdida puede ser ocasionada por la deposición de sedimentos o por el eutrofismo en los
lagos naturales o artificiales. Las obras mencionadas para aumentar el suministro de agua,
sirven también para reducir la producción al limitar la erosión de las vertientes de las cuencas
que drenan sus aguas hacia un embalse o un lago natural. Además, cualquier obra que reduce la
velocidad o la fuerza del agua, ayuda en el control del caudal sólido.
Estas estructuras incluyen terrazas, zanjas, muros laterales, barreras vegetativas, diques de
retardación. El eutrofismo se manifiesta por el violento crecimiento de la flora acuática, debido
al aumento de nutrientes en el agua. Su prevención requiere impedir el ingreso de nutrientes a
las aguas de un lago. En un lago con condiciones eutróficas, se puede neutralizar el efecto de
los nutrientes, principalmente mediante la adición de cal a las aguas.
Este último método es el más prometedor, siendo la parafina el material de cobertura de mayor
uso.
Una variedad de técnicas de colección del agua de lluvia se agrupan bajo este titulo. Incluyen
la colección y el almacenamiento del agua de lluvia proveniente de los techos de las casas, de
las áreas de estacionamiento, de las autopistas y vías pavimentadas. Recientemente se ha
recurrido a la construcción de cuencas artificiales mediante el trata miento físico y químico del
suelo para hacerlo impermeable, la pavimentación del suelo y la superposición de una
estructura de metal sobre el suelo.
Los efluentes municipales e industriales pueden ser utilizados directamente para generar
energía hidroeléctrica y, después de un tratamiento secundario y posiblemente terciario,
constituyen un buen suministro de agua para recarga de acuíferos, refrigeración industrial,
riego de zonas verdes y de cultivos.
La protección del suministro de agua contra la contaminación del mismo, ayuda a mantener el
agua disponible en adecuadas condiciones para los usos contemplados. Métodos de protección
Por enfoque de manejo de la demanda de agua se entiende el uso de las medidas que permitan
controlar, limitar o reducir la demanda. Estas medidas incluyen el control del uso del agua
municipal y agrícola y la planificación del uso de la tierra.
El control del uso doméstico e industrial puede lograrse a través de los siguientes medios:
con el movimiento ambientalista surgió la tesis de la preservación del agua y de su manejo racional
para reducir a un mínimo los impactos negativos de su desarrollo sobre el ambiente físico,
biológico y humano a causa del uso demasiado intensivo de los recursos naturales. Sin embargo,
los ambientalistas confrontan dificultades para convencer a los ingenieros, economistas y políticos
de la irracionalidad de ciertos proyectos de desarrollo o de la necesidad de inversiones adicionales
para medidas de prevención de los impactos negativos de los proyectos. Eso se debe a que los
argumentos usados no siempre son basados en evidencias científicas sólidas. No obstante, cabe
Las medidas de preservación del agua abarcan todas las que son necesarias para:
Para el ambiente físico estas medidas tendrán la finalidad de proteger contra el deterioro los
subsistemas hidrológicos, atmosféricos y de la corteza terrestre. En el caso del sistema biológico, se
trata de preservar los ecosistemas acuático y terrestre, mientras que las características ambientales
deseables del subsistema humano pueden pertenecer al sistema de producción logradas mediante
los usos del agua y el subsistema socio-cultural.