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“Un niño sin educación es como un pájaro sin alas” proverbio tibetano
Cuando pienso en la escuela y mi paso por ella sin duda recuerdo que me gustaba estar en
ella; aprender, jugar, compartir con mis amigos… las vivencias eran tantas que hoy reposan
en mi memoria con gran cariño.
En preescolar estudié en la I. E la viña, fue una experiencia muy bonita pues en realidad me
gustaba estudiar demasiado, sin embargo era una escuela rural que me quedaba muy lejos de
donde vivía, en ese momento vivía en la vereda llamada “ la cabaña” resulta que me
demoraba dos horas caminando para llegar hasta ella, mi hermano y yo nos levantábamos a
las 5:00 am para estar a las 8: 00 am en ella, sin embargo casi siempre llegábamos tarde pues
nos quedamos en el camino jugando con algunos amigos, y cuando por fin llegábamos a la
escuela los demás compañeros se hacían en el balcón y nos cantaban “ llegaron tarde,
llegaron tarde” en nuestro caso no le dábamos importancia pues lo más importante para
nosotros era jugar; a pesar que no cumplía con la jornada completa aprendí a leer y a sumar
en preescolar pues la profe en realidad fortalecía mucho estos aspectos a través del juego y
contando que solo éramos cinco niños en preescolar era una educación más personalizada,
ademas que en casa mi papà en las tardes usaba la cartilla”Nacho lee” para fortalecer lo que
en la escuela me enseñaban, fui promovida al grado primero, sin embargo nos cambiamos de
casa y no puede seguir en esta escuela que aunque me quedaba lejos me gustaba mucho.
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El grado primero lo inicie en la I. E Quebradona, era modelo escuela nueva, nuestra profe
daba las clases de preescolar hasta Quinto, recuerdo que la escuela nos quedaba cerca, sin
embargo siempre en la entrada de la casa nos quedamos mi hermano y yo esperando a la
profe para subir con ella, recuerdo que nos tocaba llevar un palo de leña una vez a la semana,
para que nos pudieran hacer el almuerzo, me parecía curioso pues cuando tocaba llevar el
palo de leña yo siempre cogía de gancho a la profe y ella era la que terminaba cargando el
palo de leña; en esta escuela fui una de las mejores estudiantes pues siempre hizaba bandera
y en informes le decían a mi mamá, que era muy buena estudiante cosa que ponía muy
orgullosos a mis papás, a mitad de año nos cambiamos de casa para un lugar que quedaba
súper lejos de la escuela, mi papá muy preocupado pensó en sacarnos de estudiar sin embargo
la profe se transportaba en un carro entonces hablo co el conductor si nos podían transportar
y así lo hicimos, sin embargo tocaba pagar el transporte y mi papá no tenía los recursos,
entonces fue una etapa económica muy difícil pues él, incluso prestó dinero solo para que
pudiéramos terminar el año escolar en esa maravillosa escuela.
Para iniciar grado segundo me matriculan en una escuela rural llamada I.E Zacatín, escuela
en la cual fui muy felíz, pues tuve una gran profe, la cual siempre estaba pendiente de
nosotros como estudiantes, recuerdo que vendía postres para recolectar dinero para la
despedida de fin de año, también era ella la que nos cocinaba la media-mañana, una arepa con
huevo o quesito y un chocolate caliente; se notaba su vocación y sus ganas de ayudar pues
también me transportaba a mi y a unos compañeros en su vehículo, pues muchos vivíamos
bastante retirados de la escuela y ella nos hacía el favor; durante este año salió un programa
municipal llamado “ Mi bici”, era para aquellos estudiantes que vivían retirados de la escuela
y tenían buen proceso académico, la profe nos inscribió a mi hermano y a mí para ser
beneficiarios y poder transportarnos con mayor facilidad, cuando nos dieron las bicicletas nos
sentimos muy contentos y orgullosos de recibir algo por ser buenos estudiantes; en esta
escuela fortaleci la suma y la resta que ya sabía desde los grados anteriores, también aprendí
a multiplicar y dividir, la profe usaba método tradicional, sin embargo como éramos tan
poquitos niños siento que era una educaòn más personalizada.