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DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Recomendación 17 Celebración de acuerdos para proporcionar


protección adicional al medio ambiente natural
Las partes en un conflicto deben esforzarse por concertar acuerdos que proporcionen una
protección adicional al medio ambiente natural en situaciones de conflicto armado.

Comentario
202. Esta recomendación se basa en múltiples normas del DIH que alientan y facilitan la concertación de acuerdos
especiales entre las partes beligerantes con el fin de mejorar la protección de los civiles y los bienes de carácter
civil, incluidas partes del medio ambiente natural, en situaciones de conflicto armado. En los conflictos
armados internacionales, las disposiciones de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 recuerdan que "las
Altas Partes Contratantes podrán concertar otros acuerdos especiales para todas las cuestiones respecto de
las cuales consideren conveniente establecer disposiciones separadas". 57 Sobre la base de estas
disposiciones, pueden celebrarse entre los Estados parte en los Convenios de Ginebra una amplia variedad de
acuerdos, incluidos, entre otros, los que se exponen más adelante. La noción de acuerdos especiales debe
interpretarse en un sentido muy amplio, sin limitación de forma ni de oportunidad.

203. En los conflictos armados no internacionales, el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra establece que las
partes en un conflicto "deberán esforzarse por poner en vigor, por medio de acuerdos especiales, la totalidad
o parte de las demás disposiciones del presente Convenio de Ginebra. de conformidad con el
propósito de la disposición, los acuerdos especiales que prevean la aplicación del derecho internacional
consuetudinario o que abarquen un conjunto más amplio de normas del DIH, como las del Protocolo adicional
I, pueden considerarse acuerdos especiales en virtud del artículo 3.00 común En consecuencia, en opinión del
CICR, las partes en los conflictos armados no internacionales deben esforzarse por concertar acuerdos
especiales para proteger el medio ambiente natural. como los que se exponen a continuación.

204. Estas disposiciones generales podrían servir de base para acordar una miríada de protecciones adicionales para
el medio ambiente natural.» • ot De hecho, más allá de estas disposiciones generales, el DIH contiene varias
disposiciones más específicas que pueden constituir la base de acuerdos especiales para proteger el medio
ambiente natural de maneras más prescritas. La celebración de tales acuerdos es, en particular, un medio por
el cual las partes en un conflicto armado pueden cumplir con la obligación de tomar todas las precauciones
pasivas posibles para proteger los bienes de carácter civil, como el medio ambiente natural.» •o•

Zonas desmilitarizadas y localidades no defendidas


205. La conducción de las hostilidades puede tener consecuencias particularmente desastrosas cuando se produce
en zonas de gran importancia ambiental. Las zonas que contengan ecosistemas únicos o especies en peligro
de extinción pueden ser completamente destruidas si no se les proporciona una protección eficaz y
específica.»6J

Jn l
Primer Convenio de Ginebra (1949), art. 6; Segundo Convenio de Ginebra (1949), art. 6; Tercer Convenio de Ginebra (1949), art. 6;
Cuarto Convenio de Ginebra (1949), art. 7.
Para más detalles sobre los acuerdos especiales celebrados en virtud del artículo 6 de los Convenios de Ginebra Primero,
II y Tercero (0949), véase CICR, Comentario sobre el Primer Convenio de Ginebra, 2016, págs. 347 a 352, en particular los
párrafos 957 y 968.
Para más detalles sobre los acuerdos especiales en virtud del artículo 3 común, véase ibid., párrafos 841 a 860. Véase
también la Regla 18 de las presentes Directrices.
Para más detalles sobre los acuerdos especiales en virtud del artículo 3 común, véase CICR, Comentario sobre el Primer
Convenio de Ginebra, 2016, párr. 846.
Aunque no se celebren entre las partes beligerantes ni necesariamente en situaciones de conflicto armado, los acuerdos
sobre el estatuto de las fuerzas también pueden brindar la oportunidad de acordar protecciones adicionales para el medio
ambiente natural. Por ejemplo, el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas entre los Estados Unidos y Filipinas contiene
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
disposiciones destinadas a aplicar un enfoque preventivo de los daños ambientales: Estados Unidos y la República de
Filipinas, Acuerdo entre el Gobierno de la República de Filipinas y el Gobierno de los Estados Unidos de América sobre una
cooperación reforzada en materia de defensa, Ciudad Quezón, 28 de abril de 2014, art. [X.
Con respecto a la obligación de tomar precauciones pasivas, véase la Regla 9 de las presentes Directrices. Para más
información, en particular sobre la propuesta del CICR de establecer un sistema formal para marcar las zonas de gran
importancia ecológica o de especial fragilidad como prohibidas a toda actividad militar, véase el comentario sobre el
artículo 9 de las presentes Directrices, párrafos 145 y 146.
Como ejemplo de buenas prácticas relevantes para reducir este riesgo, una de las publicaciones conjuntas aliadas de la
OTAN sobre protección del medio ambiente establece el objetivo de proteger y preservar los recursos naturales al
planificar operaciones militares: STANAG 2582, Environmental Protection Best Practices and Standards for Military Camps
in NATO Operations, pp. H-I-H-3.

81
PROTECCIÓN

Artículo 6 - Prohibición de los ataques indiscriminados


Se prohíben los ataques indiscriminados. Los ataques indiscriminados son aquellos:
A que no estén dirigidas contra un objetivo militar específico;
B. que empleen un método o medio de combate que no pueda dirigirse contra un objetivo
militar específico; o
C. que empleen un método o medio de combate cuyos efectos no puedan limitarse como lo
exige el derecho internacional humanitario; y, en consecuencia, en cada uno de esos casos,
pueden atacar indistintamente objetivos militares y personas civiles o bienes de carácter
civil, incluido el medio ambiente natural.

Comentario
106. Esta norma general, que contiene tanto la prohibición como la definición de los ataques indiscriminados y que aquí
se enuncia con la adición de una referencia expresa al medio natural, se ha establecido como una norma de
derecho internacional consuetudinario aplicable tanto en los conflictos armados internacionales como en los no
internacionales.270 Su redacción refleja el párrafo 4 del artículo 51 del Protocolo Adicional I de 1977. La
prohibición general de los ataques indiscriminados representa una aplicación del principio de distinción; La
protección que esta norma otorga al medio ambiente natural se deriva así de su carácter civil por defecto. 27t El
cumplimiento de esta regla se garantiza mejor cuando las fuerzas armadas están entrenadas en las normas que
rigen la conducción de las hostilidades y equipadas con armas que, en las circunstancias en que se emplean,
puedan dirigirse efectivamente contra objetivos militares específicos y cuyos efectos puedan limitarse según lo
dispuesto en el DIH.272

Ataques no dirigidos contra un objetivo militar específico (Regla 6.A)


107. La regla 6.A es una aplicación de la obligación de dirigir ataques únicamente contra objetivos militares. 273 Protege el
medio ambiente natural de los daños a los que estaría expuesto si se utilizara un arma sin ser dirigida contra un objetivo militar. Lo que está en juego aquí no es el arma
utilizada, sino cómo se utiliza, en particular cuando las municiones se disparan a ciegas o con indiferencia, sin tener en cuenta dónde pueden impactar y las consecuencias
para las personas y los bienes protegidos.274 Por ejemplo, si una parte en un conflicto establece un pequeño campamento militar en una zona limitada de un gran bosque,
Apuntar a todo el bosque sin tratar de localizar y dirigir el ataque hacia el campamento violaría esta regla.275

z
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. I, pág. I, Regla 11 (que establece la prohibición de los ataques indiscriminados) y comentario, pág. 37: https://ihl-
databases.icrc.org/customary y práctica conexa; e ibíd., Regla 12 (en la que se establece la
definición de ataques indiscriminados) y comentario, pág. 40: https;//ihl-databases.icrc.org/customary-
ihl/eng/docs/vl__rul_ruleu y prácticas conexas.
Sobre el carácter civil del medio natural, véase la sección "Consideraciones preliminares" de las presentes Directrices,
párrafos 18 a 21. Sobre cuándo distintas partes del medio ambiente natural pueden convertirse en un objetivo militar, véase
la Regla 5 de las presentes Directrices. Para una aplicación de la prohibición general de los ataques indiscriminados
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
específicamente contra el medio ambiente natural, véase el memorando presentado por Jordania y los Estados Unidos a la
Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas antes de la aprobación en 1992 de la Resolución 47/37 de
la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la protección del medio ambiente en tiempo de conflicto armado. en el
que se afirmaba en este contexto que "es un crimen de guerra emplear actos de violencia que no estén dirigidos contra
objetivos militares específicos, emplear un método o medios de combate que no puedan dirigirse contra un objetivo militar
específico, o emplear un medio o método de combate cuyos efectos no puedan limitarse como exige el derecho de los
conflictos armados": Asamblea General de las Naciones Unidas, "Derecho internacional que protege el medio ambiente en
tiempos de conflicto armado", carta de fecha 28 de septiembre de 1992 dirigida al Presidente de la Sexta Comisión por las
Misiones Permanentes del Reino Hachemita de Jordania y de los Estados Unidos de América, UN Doc. A/C.6/47/3, 28 de
septiembre de 1992, párr. I(g).
Véanse las Reglas 30 a 32 de las presentes Directrices; y Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre la
Derecho Humanitario, Vol. I, comentario a la Regla 71, págs. 244 a 250: https://ihl-
databases.icrc.org/customary y práctica conexa.
Protocolo adicional I (1977), arts. 48 y 52, ap. 2; Henckaerts/DoswaId-Beck (eds), Estudio del CICR sobre la
Derecho Humanitario, Vol. I, Regla 1, pág. 3: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/vl_rul_rulet y práctica
conexa; y Regla 7, pág. 25: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihIleng/docs/v1—rul—regla7 y práctica conexa.
Véase, por ejemplo, W.H. Boothby, The Law of Targeting, Oxford University Press, Oxford, 2012, pág. 92; Y. Dinstein, "Distinción y
pérdida de la protección civil en los conflictos armados internacionales", Anuario de Derechos Humanos de Israel, vol. 38, 2008, pág. 3;
y M.N. Schmitt, "Air warfare", en A. Clapham y P. Gaeta (eds), The Oxford Handbook of International Law in Armed Conflict, Oxford
University Press, Oxford, 2014, pág. 137.
Para la misma idea con respecto a las zonas urbanas, véase T.D. Gill y D. Fleck, The Handbook of the International Law
of Military Operations, 2ª ed., Oxford University Press, Oxford, 2015, p. 281: "Por ejemplo, las fuerzas insurgentes pueden
operar desde una zona urbana. Este hecho no justifica bombardear o bombardear ciegamente la zona sin hacer un esfuerzo
por apuntar a objetivos militares".

50
Convenio para la Protección del Medio Marino y de la Región Costera del Mediterráneo (Convenio de
Barcelona) (1976) y sus Protocolos
Convenio sobre la contaminación atmosférica transfronteriza a larga distancia (1979)
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) (1982) 64
Convenio para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe (Convenio de
Cartagena) (1983)65
Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves
Acuáticas (Convención de Ramsar) (1987)66
Convención sobre el derecho de los usos de los cursos de agua internacionales para fines distintos de la
navegación (Convención sobre los cursos de agua) (1997). 67
Convención Africana sobre la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (2003)68

32. En los casos en que los tratados de derecho internacional del medio ambiente no indiquen si siguen funcionando
en situaciones de conflicto armado, o cuando las disposiciones de los tratados que abordan la cuestión no sean
claras, el artículo 7 del proyecto de artículos de la CDI indica que el objeto de los tratados relativos a la protección
internacional del medio ambiente implica que siguen funcionando, total o parcialmente, durante un conflicto
armado.é9

33. Por lo tanto, a la luz del efecto combinado de los artículos 3, 6 y 7 del proyecto de artículos, las normas de
derecho internacional de los tratados que protegen el medio ambiente pueden seguir aplicándose junto con el
DIH en tiempos de conflicto armado.70 Esta aplicación continuada está sujeta a dos excepciones. La primera es
cuando se establece expresamente que una norma específica, o parte de ella, no se aplica durante un conflicto
armado.71 La segunda es cuando, siempre que no se indique expresamente que una norma se aplica durante el
conflicto armado, su aplicación es incompatible con las características del conflicto armado72 o con una norma
aplicable del DIH. Esta posible incompatibilidad entre una norma de derecho ambiental internacional y el derecho
internacional del medio ambiente debe considerarse norma por norma, pero cuando una norma de derecho
internacional del medio ambiente protege más el medio ambiente natural que la norma paralela del derecho
internacional humanitario, esta diferencia debe interpretarse como incompatibilidad sólo si existen razones claras
para ello.

34. Por otra parte, en lo que respecta a las normas de derecho ambiental internacional consuetudinario, la
aplicabilidad de esas normas en el contexto de un conflicto armado dependerá de si existe "una práctica general
aceptada como derecho" (opinio juris) a este respecto73.
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Este Convenio fue adoptado inicialmente el 16 de febrero de 1976 y enmendado el 10 de junio de 1995. artículo 3, apartado
5, de la
El Convenio contiene una excepción similar a la del artículo 236 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar y del párrafo 3 del artículo 3 del Convenio MARPOL. Además, el párrafo 3 del artículo 3 del Convenio de Barcelona
establece que "nada de lo dispuesto en el presente Convenio y sus protocolos perjudicará los derechos y posiciones de ningún
Estado en relación con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982". Vale la pena señalar que
la Organización Marítima Internacional invocó el Convenio de Barcelona de 1995 como base para brindar asistencia al
Líbano después del bombardeo de las instalaciones de Jiyeh, que causó un derrame de petróleo en el Mediterráneo durante
el conflicto en 2006.
Sin embargo, véase la excepción parcial para los buques de guerra y otros buques y aeronaves operados por el Estado en
el artículo 236 del Convenio. El presente Convenio no contiene una excepción como la prevista en el artículo 3.5 del
Convenio de Barcelona de 1995.
Aunque la Convención guarda silencio sobre su aplicación en situaciones de conflicto armado, el Artículo 2.5) establece
que una Parte Contratante podrá suprimir o restringir los límites de los humedales que ya haya incluido en su lista de
humedales de importancia internacional "debido a sus urgentes intereses nacionales". Una situación de interés nacional
urgente puede incluir situaciones de conflicto armado.
En particular, el artículo 29. La Convención entró en vigor el 17 de agosto de 2014.
El 11 de julio de 2003 se adoptó una versión revisada del Convenio original de 1968, que entró en vigor el 23 de julio de
2016. El artículo W de la Convención revisada se refiere directamente a las actividades militares y hostiles y establece
obligaciones específicas en los conflictos armados , reiterando la protección del medio ambiente natural. Además, la
excepción prevista en el artículo XXV de la versión original de 2003 para circunstancias que impliquen el interés primordial
del Estado en el artículo XVI de la versión original de 1968 se suprimió .
CDI, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), artículo 7 y anexo, que
identifican los "tratados relativos a la protección internacional del medio ambiente" en una lista indicativa de tratados cuya
materia implica que continúan en vigor, total o parcialmente, durante el conflicto armado.
Véase Asamblea General de las Naciones Unidas, Protección del medio ambiente en tiempos de conflicto armado: Informe del Secretario
General,
UN Doc. A/47/328, 31 de julio de 1992, párr. 11; Asamblea General de las Naciones Unidas, protección del medio ambiente en tiempos de
conflicto armado: Informe de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Secretario General, UN Doc. A148/269, 29 de julio de 1993, párr. 24; y CDI, informe preliminar de la Relatora Especial
Marie G. Jacobsson, párr. 108. Véase, sin embargo, Estados Unidos, Declaración ante la Sexta Comisión de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, 72º período de sesiones, tema 81 del programa, noviembre de 2017, según el cual "la medida
en que las normas contenidas en otros órganos jurídicos puedan aplicarse durante los conflictos armados debe examinarse
caso por caso".
71 Para una lista de acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente no aplicables durante los conflictos armados, véase
Henckaerts/Constantin, "Protection Of the natural environment", p. 483.
LLC, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), artículo 6(b).
Con respecto al derecho ambiental internacional consuetudinario, véase también Bothe et al., "International law protecting
the environment during armed conflict: Gaps and opportunities", págs. 588 y 589.
PR(YI'ección

78. Más detalladamente, la comprensión del significado de "destrucción" a los efectos de esta regla debería basarse
en la práctica de los Estados que lo prohíbe , así como en los contextos específicos que han dado
lugar a la condena estatal de la utilización del medio ambiente "como arma"209.

79. El término "ecocidio" se define en los códigos penales de los países de la antigua Unión Soviética como "la
destrucción masiva de la flora y la fauna y el envenenamiento de la atmósfera o de los recursos hídricos, así
como otros actos capaces de causar una catástrofe ecológica".210 El Ministerio Federal de Desarrollo, Ciencia
y Medio Ambiente de Yugoslavia consideró que "constituye una grave amenaza para la salud humana en general
y para los sistemas ecológicos a nivel local y en las regiones balcánicas y europeas más amplias" A la luz de la
devastación ambiental que siguió a la invasión de Kuwait por parte de Irak en agosto de 1990,212 Irak y Kuwait
se comprometieron por separado en cartas al secretario general de la ONU a no utilizar el medio ambiente y los
recursos naturales "como arma".20 En 1991, los ministros de Medio Ambiente de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) adoptaron una declaración en la que instaban a Irak a poner
fin a su recurso a la destrucción del medio ambiente en relación con la la quema de yacimientos petrolíferos y
la descarga de petróleo en el Golfo.21'•

80. Por lo tanto, la práctica de los Estados que da lugar al término "destrucción", tal como se utiliza aquí, no vincula
la prohibición con el umbral de "carácter generalizado, duradero y grave" establecido en el párrafo 3 del artículo
35 y en la segunda frase del párrafo 1 del artículo 55 del Protocolo Adicional I de 1977 y en la primera cláusula
de la regla 45 del estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario. En otras
palabras, si bien se entiende que esta norma prohíbe la destrucción de cierta magnitud, como lo ilustra la
práctica de los Estados antes citada, la evaluación de si el medio ambiente natural ha sido objeto de "destrucción"
a los efectos de esta regla no requiere tener en cuenta el umbral de "general, largo plazo y grave". Además, la
magnitud de la destrucción considerada ilícita por los Estados no es estática, ya que el reconocimiento de la
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necesidad de limitar los daños al medio ambiente natural se desarrolla cada vez más y los conocimientos
científicos sobre la interconexión de las diferentes partes del medio ambiente natural y de los civiles que
dependen de él siguen aumentando.

81. Para ser claros, la destrucción de este tipo está prohibida por esta regla cuando se lleva a cabo con el propósito
específico requerido que se analiza a continuación.

Úsalo como arma


82. La formulación de esta norma refleja las diversas formas en que los Estados han expresado esta norma, aunque
es cierto que el término "arma" no es pertinente desde el punto de vista técnico. Más bien, el significado del
término "arma" aquí es similar a una táctica o método de guerra. Sobre esta base, entre los ejemplos de conductas
prohibidas por esta norma se encuentran los siguientes cuando se llevan a cabo con el propósito específico de
destruir el medio natural:215 ataques deliberados

Véase, por ejemplo, Armenia, Código Penal de 2003, artículo 394; Belarús, Código Penal de 1999, artículo 131; Kazajstán, Código de Pena, 1997,
Artículo 161; Kirguistán, Código Penal de 1997, artículo 374; República de Moldova, Código Penal de 2002, artículo 136; Federación de
Rusia
Código Penal de 1996, artículo 358; Tayikistán, Código Penal de 1998, artículo 400; Ucrania, Código Penal de 2001, artículo 441; y Viet
Nam, Código Penal de 1999, artículo 342; citado en Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional
humanitario consuetudinario, vol. il, parte I, práctica relacionada con la regla 45, págs. 883 a 887: dih/
Para ejemplos más allá de los que se incluyen aquí, véase ibíd., práctica relacionada con la Regla 45, págs. 876-903: https:l/ihl-

Véanse las referencias en la nota 208 supra. Para un comentario sobre la acuñación de monedas en 1970 y el uso
posterior del término "ecocidio", véase AH. Westing, Consecuencias ecológicas de la Segunda Guerra de Indochina,
Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, Almqvist & Wikseel, Estocolmo, 1976, p. 1 y nota 2,
y p. 86.
República Federativa de Yugoslavia, Llamamiento del Ministerio Federal de Desarrollo, Ciencia y Medio Ambiente, Información sobre
los efectos de la agresión de la OTAN en el medio ambiente en la República Federativa de Yugoslavia, 30 de abril de 1999.
Para una evaluación crítica de los daños causados al medio ambiente natural durante la crisis del Golfo entre agosto de
1990 y febrero de 1991, véase SAS. Omar, N.R. Bhat y A. Asem, "Evaluación crítica de las consecuencias ambientales de
la invasión de Kuwait, la Guerra del Golfo y sus consecuencias", en T.A. Kassim y D. Barceló (eds), Environmental
Consequences ofWar and Aftermath, Springer-Verlag, Berlín, 2009, pp. 142-170.
Iraq, Carta de fecha 12 de agosto de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc. A/46/358-S/22931, 13 de
agosto de 1991, pág. 1; Kuwait, carta de fecha 12 de julio de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc.
A/45/1035-S/22787, 15 de julio de 1991, pág. 1.
OCDE, Declaración de los Ministros de Medio Ambiente sobre la situación ecológica en el Golfo, comunicado de
prensa de la SG (91), 30 de enero de 1991, citado en P. Fauteux, "The Use of the Environment as an Instrument of War
in Occupied Kuwait", en B. Stern (ed.), Les aspects juridiques de la crise et de la guerre du Golfe, Montchrestien, París,
1991, pág. 234.
Como señaló Hulme, entre otros, fue la naturaleza deliberada de la destrucción ambiental iraquí lo que provocó
la condena internacional: Hulme, "Natural environment", p. 234. Algunos Estados se refirieron en este contexto al
"terrorismo" ambiental: véase, por ejemplo, Alemania, Cámara Baja del Parlamento, Declaración del Ministro
Federal para la Presidencia de la República.
Medio ambiente, protección de la naturaleza y seguridad nuclear, Dr. Klaus Topfer, Plenarprotokoll 12/6, 31 de enero de
1991, pág. 191, en el que el ministro acusó a Sadam Husein de "terrorismo brutal contra el medio ambiente"; Kuwait, carta
de fecha 12 de julio de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc. A/45/1035-S/22787, de 15 de
julio de 1991, pág. 1, en la que Kuwait se refirió a "proteger el medio ambiente y los recursos naturales, que son propiedad
de toda la humanidad, e impedir su utilización como arma de terrorismo, como presenciamos durante la guerra de liberación
de Kuwait"; y Departamento de Defensa de los Estados Unidos, "I Final Report to Congress on the Conduct of the Persian
Gulf War, Appendix O on the Role Of the Law of War", International Legal Materials, vol. 31, 10 de abril de 1992, págs.
612 a 644, sección H sobre "terrorismo ambiental".

41
de conformidad con las conclusiones de la Corte Internacional de Justicia de que "[en conjunto, estas
disposiciones incorporan una obligación general de proteger el medio ambiente natural contra daños ambientales
graves, generalizados y a largo plazo";

75. Por último, en lo que respecta a la relación con la salud o la supervivencia de la población que figura en el artículo
55 del Protocolo adicional I, los trabajos aclaran que "la palabra 'población' se utilizó sin su calificativo habitual
de 'civil' porque podría estar en juego la supervivencia o la salud futuras de la población en general, combatientes
o no" y, además, que "[l]a población podría ser la de hoy o la de mañana, en el sentido de que se contemplaba la
supervivencia tanto a corto como a largo plazo".203
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO

CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 31.
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974 a 1977, vol. XV, CDDH/III/275, pág. 360. Véase también
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, p. 663, párr. 2134.

39
PR(YI'ección

PARTE L: PROTECCIÓN ESPECÍFICA DE LOS


RECURSOS NATURALES
EL MEDIO AMBIENTE EN EL DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO
Regla 1 - Debida consideración del medio ambiente natural en las
operaciones militares
Los métodos y medios de guerra deben emplearse teniendo debidamente en cuenta la
protección y preservación del medio ambiente natural.

Comentario
42. Esta norma se ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable en los
conflictos armados internacionales y, posiblemente, también en los no internacionales.93 La obligación general
de tener debidamente en cuenta el medio ambiente natural refleja el reconocimiento por parte de la comunidad
internacional de la necesidad de proteger el medio ambiente natural como tal.9Z• Esta norma se basa en este
reconocimiento general, así como sobre la práctica relativa a la protección del medio ambiente natural, en
particular cuando se emplean métodos y medios de guerra en los conflictos armados"

43. El valor de esta norma es afirmar que cualquier persona que emplee métodos o medios de guerra debe tener en
cuenta la protección y preservación del medio ambiente natural al hacerlo. Con demasiada frecuencia, el medio
ambiente natural es una víctima olvidada en los conflictos armados contemporáneos, por lo que, si bien es
general, la afirmación exhortativa de la norma de que el medio ambiente natural sigue necesitando protección y
preservación en esos momentos es un importante punto de partida y un recordatorio necesario para los
beligerantes.

44. En términos prácticos, esta norma general de debida consideración se pone en práctica en el DIH, sobre todo en
otras dos obligaciones que las partes en un conflicto armado también deben cumplir. En primer lugar, en la
conducción de operaciones militares,
"cuidado constante" para preservar a la población civil, a las personas civiles y a los bienes de carácter civil.96
Esto incluye la

Véase ibíd., Regla 44 y comentario, pág. 147: https:/lihl-databases.icrc.org/customary—ihl/eng}docs/vx_rul_rulua y


prácticas conexas.
El amplio desarrollo del derecho internacional en lo que respecta a la protección del medio ambiente natural en los últimos
decenios ha estado motivado por el reconocimiento del papel que ha desempeñado la humanidad en su peligrosa
degradación. La CIJ ha sostenido que la protección del medio ambiente natural es un "interés esencial" que podría justificar
la invocación por parte de un Estado de la doctrina de la
"necesidad" de incumplir otras obligaciones internacionales: CIJ, Proyecto GabUkovo-Nagymaros (Hungría c. Eslovaquia),
sentencia de 25 de septiembre de 1997, párrafo 53. Véase también CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas
nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 29: "La existencia de la obligación general de los Estados de velar por
que las actividades que se realicen dentro de su jurisdicción y control respeten el medio ambiente de otros Estados o de zonas
fuera del control nacional forma parte ahora del corpus del derecho internacional relativo al medio ambiente. Asamblea
General de las Naciones Unidas, Res. 37/7, Carta Mundial de la Naturaleza, 28 de octubre de 1982, Preámbulo: "El hombre
puede alterar la naturaleza y agotar los recursos naturales por su acción o sus consecuencias y, por lo tanto, debe reconocer
plenamente la urgencia de mantener la estabilidad y la calidad de la naturaleza y de conservar los recursos naturales". •, y
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo (Río de Janeiro, 3 a 14 de junio de 1992), Anexo I: Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
UN Doc, A/CONF.151/26 (Vol. I), 12 de agosto de 1992, Principio 2. Para las expresiones de la preocupación de la comunidad
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
internacional, concretamente por los daños causados al medio ambiente natural en los conflictos armados, véase la nota 5
supra.
Se refleja la obligación de tener debidamente en cuenta en el contexto de la utilización de métodos y medios de guerra o,
más ampliamente, en las operaciones militares. por ejemplo, en Doswald-Beck (ed.), Manual de San Remo sobre Derecho
Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, pág. 15, párr. 1+4; Convención Africana sobre la
Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (2003), art. W; UICN, Proyecto
Pacto Internacional sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1995), art. 32(1); Australia, Manual del Derecho de los Conflictos Armados,
2006, párr. 5-50; Cöte d'Ivoire, Droit de la guerre : Manuel d'instruction, Livre 111, Tomo I, pág. 35; Grecia, Declaración ante la Sexta
Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 74º período de sesiones, punto 79 del orden del día, 31 de octubre de 2019; Países
Bajos, Humanitair Oorlogsrecht: Handleiding, 2005, párrafo 0465; República de Corea, Manual de Derecho Operacional, 1996, página 126;
Reino Unido, The Joint Service Manual of the Law of Armed Conflict, 2004, párrafos 12.24, 13-30 y 15.20; Estados Unidos, The
Commander's Handbook on the Law of Naval Operations, 2007, párrafo 8.4; Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario, Informe sobre la práctica de la co/ombia, 1998,
Cap. 4-4; Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, Informe sobre la práctica de la
República Islámica del Irán, 1997, cap. 4 y 4; y Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario, Informe sobre la práctica de Kuwait, 1997, cap. 4 y 4. Véase también HPCR, Manual de Derecho
Internacional Aplicable a la Guerra Aérea y de Misiles, Regla 89, pág. 250.
Véase la Regla 8 de las presentes Directrices. La obligación de cuidado constante se establece en el Protocolo Adicional I,
art. 570), y en el
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, Regla
15 y comentario, págs. 51 a 55: https:j/ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/engidocs/vl_rul_rulels. Con respecto a la
obligación de cuidado constante consagrada en el principio de precaución, véase J. F. Quéguiner, "Precautions under the law
governing the conduct of hostilities", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 88, Nº 864, diciembre de 2006, págs. 793-
821. Para un análisis de las diferencias entre las obligaciones de cuidado constante y de debida consideración, véase Hulme,
"'I'aking care to protect the environment against damage: A meaningless obligation?", pp. 675-691. Además, sobre la noción
de debida consideración, véase D. Fleck, "Legal protection of the environment: The double challenge of non-international
armed conflict and post-conflict peacebuilding", en C. Stahn, J. Iverson y J. S. Easterday (eds.),

27
Ataques en los que se emplee un método o medio de combate que no pueda dirigirse contra un
objetivo militar específico, o cuyos efectos no puedan limitarse como exige el DIH (Reglas 6.B y
6.C)
108. La Regla 6.B, al igual que la Regla 6.A, es una aplicación de la obligación de dirigir ataques únicamente contra
objetivos militares276, mientras que la Regla 6.C se basa en el argumento lógico de que el empleo de métodos
o medios de combate cuyos efectos no pueden limitarse como lo exige el DIH es prohibited.am

109. Las prohibiciones establecidas en las Reglas 6.B y 6.C abarcan tanto los medios como los métodos de combate,
es decir, las armas y los sistemas de armas en el sentido más amplio, así como la forma en que se utilizan.278
Las Reglas 6.B y 6.C prohíben el uso de métodos o medios que no puedan estar dirigidos contra un objetivo
militar específico. o cuyos efectos no puedan limitarse como lo exige el DIH, en las circunstancias vigentes en
el momento de su utilización, incluida la forma en que se utilicen.279 Las circunstancias que rigen en el momento
de la utilización de un medio o método determinado incluyen la vulnerabilidad de la composición del medio
ambiente natural circundante a determinados medios o métodos de guerra (como el fuego), las condiciones
meteorológicas y climáticas, 2SI y la medida en que las medidas adoptadas por la parte que lleva a cabo el ataque
pueden limitar los efectos de los medios y métodos de guerra utilizados y, al hacerlo, proteger el medio ambiente
natural.

110. En la práctica se ha citado como indiscriminado el uso de las siguientes armas, entre otras: armas químicas,
biológicas y nucleares; minas terrestres antipersonal; Minas; veneno; explosivos descargados de globos; cohetes
V1 y V-2; bombas de racimo; Trampas; misiles Scud; cohetes Katyusha; armas incendiarias; y técnicas de
modificación ambiental. Cabe señalar, sin embargo, que no siempre queda claro a partir de las declaraciones
hechas si el arma en cuestión se considera indiscriminada por naturaleza o si el uso del arma sólo se consideró
indiscriminado en las circunstancias del caso, y no hay acuerdo en que todas estas armas sean indiscriminadas
por naturaleza2S2.

111. Un ataque que tiene por objeto, o puede esperarse, causar daños "generalizados, duraderos y graves" al medio
ambiente natural, del tipo prohibido por el párrafo 3 del artículo 35 y el artículo 55 del Protocolo Adicional I y
la regla 45 del Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario283, es precisamente
un ataque que no puede ser "limitado como lo exige el DIH" y, por lo tanto, violará simultáneamente la
prohibición de ataques indiscriminados.2 Esto es relevante para la Regla 6.C.

112. Por último, la Regla 6.C prohíbe el empleo de métodos o medios cuyos efectos puedan quedar extraídos en el
tiempo o en el espacio del control de quienes los emplean en las circunstancias imperantes en ese momento. Esto
incluye el envenenamiento de pozos, el uso de agentes biológicos y, dependiendo de cómo se utilicen, el uso de
agua o fuego.2S5
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO

Protocolo adicional I (1977), arts. 48 y 52, ap. 2; Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho
internacional humanitario consuetudinario, VOL I , Regla
1, pág. 3 : y práctica conexa; e ibíd., Regla 7, pág. 25, https:l/ihl-databases.icrc.orWcustomary-ihl/eng/docs/v1_rul_rule7
y prácticas conexas.
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,
comentario a la Regla 12, pág. 43: https://ihl-databases.icrc.org/customary -
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario sobre los Protocolos Adicionales, pág. 621, párr. 1957.
Véase, a este respecto, Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, Informe del Comité Ill, Vol. W.
CDDH/215/Rev.l, pág. 274; ICIY, Fiscalía c. Milan Manic», Sala de Apelaciones, sentencia de 8 de octubre de 2008, párr. 247; y L.
Gisel, "El uso de armas explosivas en zonas densamente pobladas y la prohibición de los ataques indiscriminados", en E. Greppi (ed.),
Conducta de las hostilidades: la práctica, el derecho y el futuro, Franco Angeli, Milán, 2015, p. 103.
Véase, por ejemplo, Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre el napalm y
otras armas incendiarias y todos los aspectos de su posible utilización, UN Doc. A/8803, 9 de octubre de 1972, pág. 50,
párr. 186: "Cuando hay una diferencia entre la susceptibilidad al fuego de objetivos militares y civiles, suele ser en
detrimento de estos últimos.
El tiempo y el clima pueden afectar a la capacidad de limitar los efectos de un ataque en función de los medios o métodos
utilizados, por ejemplo, el fuego en tiempo o clima muy secos. También puede afectar a la capacidad de dirigir los medios o
métodos empleados en el ataque.
Schmitt, "Ataque de precisión y derecho internacional humanitario", Revista Internacional de la Cruz Roja, VOL. 87, Nº
859,
Septiembre de 2005. p. 449: "Muchos sistemas de armas no se pueden entregar (o se degradan) durante la noche o con mal
tiempo.
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,
comentario al artículo 71, págs. 249 y 250: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihlleng/docs/vl_rul_rulen. Entre las
armas enumeradas, véanse las siguientes normas de las presentes Directrices: Regla 3.B sobre técnicas de modificación
del medio ambiente; Regla 19 sobre veneno o armas envenenadas; Regla 20 sobre armas biológicas; el artículo 21 sobre
armas químicas; Regla 23 sobre armas incendiarias; Regla 24 sobre minas terrestres; y la regla 25 sobre los restos
explosivos de guerra, incluidas las municiones de racimo.
Para más detalles sobre esta prohibición, véase la Regla 2 de las presentes Directrices.
Véase Bothe/Partsch/Solf. Nuevas Reglas para las Víctimas de los Conflictos Armados, comentario al artículo 51 del
Protocolo adicional I, pág. 347, párr. 2.5.2.3; y Oeter, "Métodos y medios de combate", página 194, párrafo 458.4.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 623, párrafo 1963; Henckaerts/Doswald-Beck
(eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, comentario a la Regla 12, pág. 43: https://ihl-
M. N. Schmitt, "La guerra, la tecnología y el derecho de los conflictos
armados", en
A.M. Helm (ed.), El derecho de la guerra en el siglo XXI: armamento y uso de la fuerza, Estudios de Derecho Internacional,
vol. 82, 2006, págs. 137-182, pág. 140; Gisel, "El uso de armas explosivas en zonas densamente pobladas y la prohibición
de ataques indiscriminados",

51
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Generalizada, duradera o grave
86. A diferencia del umbral de los artículos 35 y 55 del Protocolo adicional I, los tres criterios del Convenio ENMOD
de "generalizado, duradero o grave" son alternativos y no acumulativos. El Comité Consultivo de Expertos
establecido de conformidad con el párrafo 2 del artículo V del Convenio definió estos términos de la siguiente
manera:
a) "generalizado" : abarca un área de varios cientos de kilómetros cuadrados;
b) "de larga duración" • que dure un período de meses, o aproximadamente una temporada;
c) grave que implique perturbaciones o daños graves o significativos a la vida humana, los recursos naturales y
económicos u otros bienes.

87. Por lo tanto, se prohíbe el uso de una técnica de modificación ambiental, cuando se pueda tener conocimiento o
inferir que la técnica causará o probablemente causará daños generalizados, duraderos o graves de acuerdo con
las definiciones anteriores.224 De ello se deduce que esta disposición puede violarse en los casos en que el daño
no alcance el umbral "generalizado, duradero y grave" del párrafo 3 del artículo 35 y el párrafo 1 del artículo 55
del Protocolo adicional I.

88. Por consiguiente, para cumplir con la obligación que les impone esta norma, los Estados Partes en la Convención
ENMOD deben informarse, en la medida de lo posible, de los posibles efectos de sus acciones militares u hostiles
previstas. Z25

Anexo de la Convención ENMOD, incluido en el informe transmitido por la Conferencia del Comité de Desarme a la Asamblea General
de las Naciones Unidas en septiembre de 1976: Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia del Comité de
Desarme, Vol.
1, pág. 91.
Las palabras "conocimiento o inferencia" y "voluntad o probablemente voluntad" se basan en la regla 45 del Estudio del
CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario: Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR
sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, comentario a la Regla 45, pág.
158:https:llihl=databases.icrc.orgIcustornary:ihlIengjdocs/v1_ruLrule45.•
Dado que la violación de esta norma presupone inevitablemente que puede haber conocimiento o inferencia de
que un determinado método o medio de guerra causará o probablemente causará daños generalizados, duraderos
y graves al medio ambiente, será necesario comprender qué tipos de guerra tendrán consecuencias tan desastrosas
en qué tipos de medio ambiente.
Esta obligación se deriva también de la regla 8 de las presentes Directrices, que se basa en el estudio del CICR sobre el
derecho internacional humanitario consuetudinario; véase ibíd., Regla 44, pág. 147 (sobre las precauciones que deben
adoptarse en relación con el medio ambiente natural): https:jJim-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/vl_rul_rule".
Véase también ibíd., comentario a la Regla 45, pág. 158: Ivttps://ihl—
databases.icrc.org/customaryzihl/_eng/docsLv1_rul_ruleA5,which concluye:
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
Habrá que entender qué tipos de guerra tendrán consecuencias tan desastrosas en qué tipos de entorno. Si se lee
conjuntamente con la Regla u, esto significa que las partes en un conflicto están obligadas a informarse, en la
medida de lo posible, de los posibles resultados de sus acciones proyectadas y a abstenerse de acciones de las que
[pueda] preverse que causen daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente.

43
PR(YI'ección

que pueda ser objeto de un ataque o destrucción como bien civil o como objetivo militar; A este respecto, cabe
señalar que, aunque el artículo 55 del Protocolo adicional I no designa específicamente todas las partes del medio
ambiente natural como bienes de carácter civil, esta disposición está comprendida en el capítulo Ill de la sección
I de la parte IV del Protocolo, titulado "Bienes de carácter civil". Sobre esta base, todas las partes o elementos
del medio ambiente natural son bienes de carácter civil, a menos que algunos se conviertan en objetivos
militares". Por lo tanto, sus diversas partes están protegidas como tales por las normas generales del DIH que
protegen los bienes de carácter civil» Sin embargo, partes del medio natural pueden convertirse en objetivos
militares con arreglo a la norma normal, es decir, si, por su naturaleza, ubicación, finalidad o utilización,
contribuyen eficazmente a la acción militar y a su destrucción total o parcial. La captura o neutralización, en las
circunstancias imperantes en ese momento, ofrece una ventaja militar definida.39

19. Sin embargo, existe cierto debate sobre si todas las partes del entorno natural que no reúnen las condiciones para
ser consideradas objetivos militares son necesariamente bienes de carácter civil. Algunos consideran que la
protección del medio ambiente natural debe basarse en un enfoque antropocéntrico, más que en su "valor
intrínseco".40 Según la visión antropocéntrica, el medio ambiente natural sólo está protegido por el DIH si afecta
a la población civil". Según este punto de vista, no todas las partes del medio ambiente natural son "objetos" en
el sentido en que se entiende el término en el DIH; por el contrario, una parte del medio ambiente natural
constituye un bien de carácter civil sólo cuando es utilizada o utilizada por civiles o cuando el daño que se le ha
causado afecta a civiles.42 En consecuencia, si una parte del medio ambiente natural no es utilizada o utilizada
por los seres humanos de ninguna manera o no afecta a los seres humanos —por ejemplo, un arbusto en medio
del desierto— no es un objeto civil según este punto de vista y, por lo tanto, no lo es protegidos por las normas
generales del DIH que protegen esos bienes; En consecuencia, no es necesario tener en cuenta esas partes en la
realización de las evaluaciones de hostilidad. Mientras tanto, el enfoque del "valor intrínseco" protege el medio
ambiente natural per se, incluso si su daño no perjudicaría necesariamente a los seres humanos de una manera
razonablemente previsible a los efectos de las evaluaciones del DIH. Este enfoque reconoce la dependencia
intrínseca de todos los seres humanos del medio ambiente natural, así como el conocimiento todavía
relativamente limitado de los efectos de los conflictos armados en el medio ambiente y las consecuencias de ello
para los civiles.

20. Históricamente, el DIH adoptó un enfoque en gran medida antropocéntrico de la protección del medio ambiente
natural. Antes de 1976, no existían disposiciones específicas dedicadas a ello. El fin de la guerra de Vietnam y
la adopción del Convenio ENMOD y el Protocolo Adicional I, aunque todavía en gran medida antropocéntricos,
marcaron el comienzo de un movimiento hacia un enfoque de valor intrínseco. Durante la negociación de los
Protocolos Adicionales, hubo dos

Normas vigentes y necesidad de una mayor protección jurídica", pág. 24; K. Hulme, "Cuidar de proteger el medio ambiente
contra los daños:
¿Una obligación sin sentido?", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 92, Nº 879. septiembre de 2010, p. 678; M. Bothe
y cols.,
"El derecho internacional protege el medio ambiente durante los conflictos armados: lagunas y oportunidades", Revista
Internacional de la Cruz Roja, vol. 92, Nº 879, septiembre de 2010, pág. 576; y Y. Dinstein, "Protection of the environment
in international armed conflict", Anuario Max Planck de Derecho de las Naciones Unidas, vol. 5, 2001, págs. 533 y 534.
•e' Protocolo Adicional 1 (1977), art. 520); Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre la asistencia humanitaria internacional
consuetudinaria
Ley, Vol. I, Regla 9, pág. 32: Este parece ser el
entendimiento implícito que subyace a las declaraciones interpretativas de varios Estados sobre el Protocolo Adicional 1,
según el cual una zona específica de tierra puede constituir un objetivo militar; véanse las ratificaciones de Alemania,
Canadá, Italia y el Reino Unido en A. Roberts y R. Guelff (eds.), Documents on the Laws ofWar, 3ª ed., Oxford University
Press, Oxford, 2000, págs. 502, 505, 507 y 511. Véase también K. Hulme, War Torn Environment: Interpreting the Legal
Threshold, Martinus Nijhoff Publishers, Leiden, 2004, pág. 300.
7 Para una argumentación más completa de esta posición, véase Droege/Tougas, "The protection of the natural environment
in armed conflict: Existing rules and need for further legal protection", pp. 25-27.
Para saber cómo estas normas generales protegen el medio ambiente natural, véase la parte Il de las presentes Directrices.
Las normas reflejan la norma 43 del Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, según el
cual "[l]os principios generales sobre la conducción de las hostilidades se aplican al medio ambiente natural":
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Henckaerts/Doswald-Beck Gds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, Regla
43, pág. 143: https:/jihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/vl_rul_rulec.
De conformidad con el Protocolo Adicional I (1977), art. 52(2). Para más detalles sobre cuándo una parte del medio
ambiente natural puede convertirse en objetivo militar, véase la Regla 5 de las presentes Directrices, que establece la
obligación de distinción.
Para más información sobre los enfoques "antropocéntricos" e "intrínsecos" de la protección del medio ambiente y los
debates durante la Conferencia Diplomática de 1974-1977, véase M. Bothe, K.J. Partsch y W.A. Solf, New Rules for Victims
of Armed Conflicts: Commentary on the TWO 1977 Protocols Additional to the Geneva Conventions of 1949, 2ª ed.,
Martinus Nijhoff Publishers, Leiden, 2013, pág. 387; y Schmitt, "La guerra verde", pp. 6-7 y 70-71.
Véase la declaración del Reino Unido en la Conferencia Diplomática de 1974-1977 en la que explicó su voto en contra del
Artículo 33.3) (actualmente Artículo 35.3)) del Protocolo Adicional 1, en la que se afirmaba que las disposiciones que
protegen el medio ambiente debían considerarse en el contexto de la salud y la supervivencia de la población civil:
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977. Vol. XIV, CDDH/III/SR.38, página 410,
párr. 46. Véase también la declaración de Israel en el sentido de que el DIH exige "la protección del medio ambiente hasta
cierto punto, limitando los daños ambientales que perjudican la salud y el bienestar de la población civil": Israel, Declaración
ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 73º período de sesiones, punto 82 del orden del día,
31 de octubre de 2018.
Para un análisis de la posición sostenida por Israel de que el medio ambiente natural no es un "objeto" como se utiliza el
término en el DIH, véase
M.N. Schmitt y J.J. Merriam, "The tyranny of context: Israeli targeting practices in legal perspective", University of
Pennsylvania Journal of International Law, Vol. 37, No. 1, 2015, p. 99, en el que los autores también especifican que esta no
es su posición ni la sostenida por los Estados Unidos. Véase también Bellinger/Haynes, "A US Government response to the
International Committee of the Red Cross Study on Customary International Humanitarian Law", pág. 455.

18
Regla 11 — Prohibiciones relativas a obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas.
Deberá prestarse especial atención a los ataques contra las obras e
instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, a saber, presas, diques
y centrales nucleares de generación eléctrica, así como otras
instalaciones situadas en sus proximidades o en sus proximidades, a fin
de evitar la liberación de fuerzas peligrosas y las consiguientes
pérdidas graves entre la población civil.
B. L En el caso de los Estados Partes en el Protocolo adicional, las obras
o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, a saber, presas, diques
y centrales nucleares de generación eléctrica, no podrán ser objeto de un
ataque, aun cuando se trate de objetivos militares, si dicho ataque puede
causar la liberación de fuerzas peligrosas y las consiguientes pérdidas
graves entre la población civil. excepciones especificadas en el artículo
56, apartado 2, del Protocolo. Otros objetivos militares situados en esas
obras o instalaciones o en sus inmediaciones no podrán ser objeto de un
ataque si dicho ataque puede provocar la liberación de fuerzas peligrosas
de las obras o instalaciones y las consiguientes pérdidas graves entre la
población civil.
IL En el caso de los Estados parte en el Protocolo adicional Il a los
Convenios de Ginebra (Protocolo adicional IL) y los agentes no estatales
que sean parte en los conflictos armados a los que se aplica el Protocolo,
las obras o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, a saber,
presas, diques y centrales nucleares de generación eléctrica, no podrán
ser objeto de ataque, aun cuando esos objetos sean objetivos militares.
si ese ataque puede causar la liberación de fuerzas peligrosas y las
consiguientes pérdidas graves entre la población civil.

Artículo 12 — Prohibiciones relativas a los bienes culturales.


Un bien de gran importancia para el patrimonio cultural de todo pueblo,
incluido el bien que forme parte del medio ambiente natural, no debe ser
objeto de ataque ni utilizarse con fines que puedan exponerlo a la
destrucción o al daño, a menos que lo exija imperiosamente una necesidad
militar. Queda prohibida cualquier forma de robo, pillaje o apropiación
indebida, así como cualquier acto de vandalismo dirigido contra dichos
bienes.
B. En el caso de los Estados parte en los Protocolos adicionales I y Lit,
así como de los agentes no estatales que sean parte en conflictos armados
no internacionales a los que se aplique el Protocolo adicional I, que
dirijan actos de hostilidad contra monumentos históricos, obras de arte
o lugares de culto que constituyan el patrimonio cultural o espiritual de
los pueblos, incluso cuando formen parte del medio ambiente natural, o
usarlos en apoyo del esfuerzo militar, está prohibido.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
Artículo 13 - Prohibición de la destrucción del medio ambiente natural no
justificada por una necesidad militar imperiosa. Está prohibida la
destrucción de cualquier parte del medio ambiente natural, a menos que sea
requerido por una necesidad militar imperiosa.

Artículo 14 — Prohibición del pillaje. Está prohibido el pillaje, incluido


el pillaje de bienes que formen parte del medio natural.

Artículo 15 - Normas relativas a la propiedad privada y pública, incluido el medio ambiente natural, en
caso de ocupación. En territorio ocupado:
Podrán confiscarse los bienes muebles de carácter público, incluidos los
objetos que formen parte del medio natural, que puedan utilizarse para
operaciones militares;
B. los bienes inmuebles de dominio público, incluidos los objetos que formen
parte del medio natural, deberán administrarse de acuerdo con la norma
del usufructo; y
C La propiedad privada, incluidos los objetos que forman parte del medio
ambiente natural, debe ser respetada y no puede ser confiscada; excepto
cuando la destrucción o incautación de dichos bienes sea requerida por una
necesidad militar imperiosa.

Artículo 16 — Cláusula Martens relativa a la protección del medio ambiente


natural En los casos no previstos en los acuerdos internacionales, el medio
ambiente natural queda bajo la protección y autoridad de los principios del
derecho internacional derivados de la costumbre establecida, de los
principios de humanidad y de los dictados de la conciencia pública.

Recomendación 17 — Celebración de acuerdos para proporcionar protección adicional al medio ambiente


natural Las Partes en conflicto deberían esforzarse por concertar acuerdos que
proporcionen protección adicional al medio ambiente natural en situaciones
de conflicto armado.

Recomendación 18 - Aplicación a los conflictos armados no internacionales


de las normas de derecho internacional humanitario que protegen el medio ambiente
natural en los conflictos armados internacionales. Si aún no están obligadas a hacerlo en virtud de las
normas vigentes del derecho internacional humanitario, se alienta a cada
una de las partes en un conflicto armado no internacional a que apliquen a
ese conflicto la totalidad o parte de las normas del derecho internacional
humanitario que protegen el medio ambiente natural en los conflictos armados
internacionales.

8
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

las aplicables en la guerra naval no siempre son idénticas, y las Directrices no siempre pueden aplicarse
automáticamente a la conducción de las operaciones navales92.

Sin embargo, se ha hecho referencia al Manual de San Remo sobre el Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos
Armados en el Mar de 1994 cuando se ha considerado útil para aclarar mejor la interpretación de las normas, y como se
consideró en la evaluación del carácter consuetudinario de las normas que se aplican a todos los tipos de guerra:
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, Vol. I,
Introducción, p. xxwi.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

26
Consideraciones preliminares sobre la
protección del medio natural en el derecho
internacional humanitario
La noción de medio natural
15. No existen definiciones acordadas de los términos "medio ambiente" o "medio ambiente natural" en el derecho
internacional. En el derecho ambiental internacional, existen diferentes enfoques sobre su significado. A menudo,
los instrumentos internacionales sobre el medio ambiente se abstienen de definir el concepto de medio ambiente,
se refieren a él en términos amplios o lo abordan en el contexto limitado de un instrumento en particular.22 Sin
embargo, en términos generales, el concepto de medio ambiente en el derecho ambiental internacional abarca
"tanto las características como los productos del mundo natural y los de la civilización humana".23 De acuerdo
con este entendimiento general, la CIT considera que la noción de medio ambiente "representa un sistema
complejo de interconexiones en el que los factores implicados (como los seres humanos y el medio ambiente
natural) interactúan entre sí de maneras diferentes que 'no permiten que sean tratados como discretos'".24

16. La noción de "medio ambiente natural" a los efectos del DIH no está definida en el Protocolo Adicional I ni en
su historia de negociación, y existen diferentes opiniones sobre su significado preciso.25 En las presentes
Directrices se entiende que el "medio ambiente natural" constituye el mundo natural junto con el sistema de
interrelaciones inextricables entre los organismos vivos y su entorno inanimado. en el sentido más amplio
posible, Esta interpretación se proporciona aquí en aras de la claridad, pero está respaldada por la lectura que
hace el CICR de la historia de la redacción del Protocolo Adicional I y de las propias normas. Durante la
negociación del Protocolo Adicional l, en el informe del Grupo "Biotopo", creado por el Comité Ill de la
Conferencia Diplomática de 1974-1977 para trabajar en las disposiciones ambientales del Protocolo, se señaló
que "el medio ambiente natural se refiere a las condiciones e influencias externas que afectan a la vida, el
desarrollo y la supervivencia de la población civil y de los organismos vivos". mientras que el medio ambiente
humano se refiere únicamente al "entorno inmediato en el que vive la población civil".26 De particular
importancia es que esta noción no se refiere exclusivamente a los organismos y objetos inanimados de forma
aislada. Más bien, el término "medio ambiente natural" también se refiere más ampliamente al sistema de
interrelaciones inextricables entre los organismos vivos y su entorno inanimado.27 La noción de medio ambiente
natural en el DIH incluye todo lo que existe u ocurre naturalmente, como la hidrosfera general, la biosfera, la
geosfera y la atmósfera (incluida la fauna, la flora, los océanos y otras masas de agua, el suelo y las rocas).2S El
medio ambiente natural incluye, además, los

Para una visión general, véase CDI, Segundo informe de la Relatora Especial Marja Lehto, págs. 82 a 86. Véanse también las declaraciones
previas a la Sexta
Comité de la Asamblea General de las Naciones Unidas por Austria, 69º período de sesiones, punto 78 del orden del día, 3 de noviembre
de 2014; Malasia, 71.º período de sesiones, tema 78 del orden del día, 28 de octubre de 2016, y 73.º período de sesiones, punto 82 del
orden del día, 31 de octubre de 2018, párr. 4; Micronesia (Estados Federados de), 71º período de sesiones, punto 78 del orden del día, 1
de noviembre de 2016; y Nueva Zelandia, 69º período de sesiones, punto 78 del orden del día, 3 de noviembre de 2014, pág. 3.
P. Sands et al., Principles ofInternational Environmental Law, 4.ª edición, Cambridge University Press, Cambridge, 2018, pág. 14, citado
en CIT, Segundo informe de la relatora especial Marja Lehto, párr. 196. Tanto la Unión Europea (UE) como la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) definen el término "medio ambiente" como "el entorno en el que opera una organización, incluidos el aire,
el agua, la tierra, los recursos naturales, la flora, la fauna, los seres humanos y su interrelación": OTAN, Glosario de términos y definiciones
de la OTAN, AAP-06, Oficina de Normalización de la OTAN, 2019, p. 49; y Comité Militar de la UE, Concepto militar de la Unión
Europea sobre la protección del medio ambiente y la eficiencia energética para las operaciones militares dirigidas por la UE, SEAE
01574/12, de 14 de septiembre de 2012, p. 8. CDI, Segundo informe de la Relatora Especial Marja Lehto, párr. 196.
25 Programa de Política Humanitaria e Investigación de Conflictos de la Universidad de Harvard (HPCR), Manual de Derecho Internacional Aplicable a la Guerra Aérea y de Misiles, Cambridge University Press, Cambridge,

2013, comentario sobre las Reglas 88-89, pp. 247-248, párr. 6.

Conferencia Diplomática sobre la Reafirmación y el Desarrollo del Derecho Internacional Humanitario, Ginebra, 1974-1977, Informe
del Presidente del Grupo "Biotopo", 11 de marzo de 1975, CDDH/III/GT/35, párr. 5, reimpreso en HTS. Levie, Protección de las víctimas
de la guerra: Protocolo I a los Convenios de Ginebra de 1949, vol. 3, Oceana Publications, Dobbs Ferry (N.Y.), 1980, pág. 267.
27 Y. Sandoz, C. Swinarski y B. Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos adicionales de 8 de junio de 1977 a los Convenios de Ginebra de
12 de agosto de 1949,
CICR, Ginebra/Martinus Nijhoff, Leiden, 1987, pág. 415, párr. 1451. El Comentario añade: "Se trata de una especie de
equilibrio permanente o transitorio que depende de la situación, aunque siempre relativamente frágil, de las fuerzas que se
mantienen mutuamente en equilibrio y condicionan la vida de los grupos biológicos". Véase también ibíd., pág. 411, párr.
1444, en el que se señala que "el concepto de ecosistema nos lleva a la esencia del párrafo 3 del artículo 35 (idéntico en este
punto al del artículo 55 - Protección del medio ambiente natural), en contraposición al concepto de medio humano". Esta
noción de interacción también se aborda en la CDI, Informe preliminar de la Relatora Especial Marie G. Jacobsson, párr. 79.
Véanse Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario sobre los Protocolos Adicionales, página 662, párrafo 2126;
Convenio ENMOD (1976), art. Il, que prohíbe "las técnicas para modificar, mediante la manipulación deliberada de los
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

procesos naturales, la dinámica, la composición o la estructura de la Tierra, incluidas su biota, litosfera, hidrosfera y
atmósfera, o del espacio ultraterrestre"; y CDI, Informe preliminar de la Relatora Especial Marie G. Jacobsson, párrafos 79
a 86. Véase también M.N. Schmitt y L. Vihul (eds), Tallinn Manual xo on the International Law Applicable to Cyber
Operations, 2.ª ed., Cambridge University Press, Cambridge, 2017, Rule 143, pp. 537-538, que adopta la definición de
ENMOD (con la excepción del espacio ultraterrestre); y J.M. Henckaerts y D.

15
Generalizada, duradera o grave
86. A diferencia del umbral de los artículos 35 y 55 del Protocolo adicional I, los tres criterios del Convenio ENMOD
de "generalizado, duradero o grave" son alternativos y no acumulativos. El Comité Consultivo de Expertos
establecido de conformidad con el párrafo 2 del artículo V del Convenio definió estos términos de la siguiente
manera:
a) "generalizado": abarca un área de varios cientos de kilómetros cuadrados;
b) "de larga duración": que dura un período de meses, o aproximadamente una temporada;
c) "grave que implique perturbaciones o daños graves o significativos a la vida humana, los recursos naturales y
económicos u otros bienes223

87. Por lo tanto, se prohíbe el uso de una técnica de modificación ambiental, cuando se pueda tener conocimiento o
inferir que la técnica causará o probablemente causará daños generalizados, duraderos o graves de acuerdo con
las definiciones anteriores.224 De ello se deduce que esta disposición puede violarse en los casos en que el daño
no alcance el umbral "generalizado, duradero y grave" del párrafo 3 del artículo 35 y el párrafo 1 del artículo
55 del Protocolo adicional L

88. Por lo tanto, para cumplir con la obligación que les impone esta norma, los Estados Partes en la Convención
ENMOD deben, en la medida de lo posible, informarse de los posibles efectos de sus acciones militares u hostiles
previstas225.

Anexo de la Convención ENMOD, incluido en el informe transmitido por la Conferencia del Comité de Desarme a la Asamblea General
de las Naciones Unidas en septiembre de 1976: Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia del Comité de
Desarme, Vol.
I, pág. 91.
Las palabras "conocimiento o inferencia" y "voluntad o probablemente voluntad" se basan en la regla 45 del Estudio del
CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario: Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, p. I, comentario sobre la Regla 45, pág. 158:
https:11ihLdatabases.icrc.orgLcustomarY2ihlLeng/docs/v1_ruI_ruleL5:
Dado que la violación de esta norma presupone inevitablemente que puede haber conocimiento o inferencia de
que un determinado método o medio de guerra causará o probablemente causará daños generalizados, duraderos
y graves al medio ambiente, será necesario comprender qué tipos de guerra tendrán consecuencias tan desastrosas
en qué tipos de medio ambiente.
Esta obligación se deriva también de la regla 8 de las presentes Directrices, que se basa en el estudio del CICR sobre el
derecho internacional humanitario consuetudinario; véase ibíd., Regla u, pág. 147 (sobre las precauciones que deben tomarse
en relación con el medio natural):
https;//ihl-databases.icxc.org/customary-ihl/eng/docs/vl_rul_ruleu. Véase también ibíd., comentario a la Regla 45, pág.
158:.https;//ihJ, que concluye:
Habrá que entender qué tipos de guerra tendrán consecuencias tan desastrosas en qué tipos de entorno. Si se lee
conjuntamente con la Regla 44, esto significa que las partes en un conflicto están obligadas a informarse, en la
medida de lo posible, de los posibles resultados de sus acciones proyectadas y a abstenerse de acciones de las que
se pueda prever que causen daños generalizados, a largo plazo y graves al medio ambiente.

43
Extendido
56. Los trabajos preparatorios del Protocolo Adicional I no revelan una definición de "generalizado" más allá del
entendimiento de que el término contempla el "ámbito o la zona afectada". L0 En comparación, el término
"generalizado", tal como se utiliza en el Convenio ENMOD, se define como "que abarca un área en la escala de
varios cientos de metros cuadrados
Aunque se entendió que los términos utilizados en el Protocolo no debían interpretarse de la misma manera que
los términos similares del Convenio ENMOD, los travaux préparatoires no arrojan luz sobre la forma en que
difieren las interpretaciones; Los delegados del T42 discutieron un estándar más alto para el requisito de "largo
plazo", pero tal discusión no se registró para el criterio "generalizado". Algunas delegaciones se refirieron a "la
destrucción de regiones enteras", citando ejemplos de los daños causados en la guerra de Vietnam para explicar
la razón de ser de las disposiciones para proteger el medio ambiente natural.u•3 Por ejemplo, se hizo referencia
al uso de 90.000 toneladas de defoliantes y herbicidas en una superficie de unos 2,5 millones de hectáreas (25.000
kilómetros cuadrados) en Vietnam del Sur.14'. Esto proporciona un ejemplo de la magnitud del daño que
constituyó el ímpetu de esta prohibición y, por lo tanto, puede informar el significado de "generalizado

57. Debe entenderse por "zona afectada" aquella en la que se pretende o se espera que se produzcan daños al medio
ambiente. Incluye todos los daños que sean razonablemente previsibles en el momento de la utilización del
método o medio de guerra, sobre la base de la información disponible de todas las fuentes. Esto incluye los daños
causados directamente por el método o los medios de guerra en la misma zona geográfica en la que se utilizan,
como en el ejemplo anterior de la guerra de Vietnam. Los efectos indirectos (también denominados a veces
"reverberantes", "en cadena", "en cascada" o "efectos de segundo, tercer orden o de orden superior") sobre el
medio ambiente natural son igualmente pertinentes, siempre que sean intencionados o puedan esperarse. Cabe
esperar que esos efectos se extiendan o materialicen más allá de la zona geográfica en la que se ha empleado el
método o medio de guerra, en cuyo caso toda la zona que se prevé que se vea afectada es pertinente para evaluar
si el daño es "generalizado". Por ejemplo, los daños causados durante la Guerra del Golfo de 1990-1991 se
extendieron mucho más allá de las zonas donde realmente ardían los pozos de petróleo, con importantes
emisiones de dióxido de azufre, óxido nitroso y dióxido de carbono y el depósito de hollín en más de la mitad
de Kuwait (unos 8.000 kilómetros cuadrados); se ha señalado que la prueba generalizada (y severa)
"probablemente se habría cumplido" si el Protocolo Adicional I se hubiera aplicado a ese conflicto.ü•6 Los daños
a numerosas áreas más pequeñas también pueden calificarse acumulativamente como "generalizados".147 Este
puede ser el caso, por ejemplo, cuando el uso de un método o medio de guerra resulta en la contaminación de
los sistemas de aguas subterráneas, que a su vez contaminan los manantiales naturales en varios lugares
diferentes.

58. Además, el conocimiento contemporáneo de los efectos de los daños en el medio ambiente natural, incluido su
carácter transregional, puede servir de base para nuevas interpretaciones del criterio "generalizado". Por ejemplo,
ahora se sabe que la extinción de una especie que vive en una región, incluso bajo la "escala de varios cientos
de kilómetros cuadrados" de ENMOD, puede tener repercusiones significativas en un ecosistema en particular,
así como en la población, con efectos más allá de esta área. De hecho, si bien la zona del hábitat de las especies
afectadas por el daño causado por el uso de un método o medio de guerra puede estar por debajo del umbral del
Protocolo Adicional I, la extinción de una especie tiene efectos mundiales que van más allá de esa zona148.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

0 Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev.I, párr. 27. Para un análisis de la
discusión en los travaux préparatoires sobre la definición de "generalizado", véase Hulme, War Torn Environment, pp. 91-93.
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia del Comité de Desarme, vol. I, pág. 91.
Para un análisis más detallado, véanse el párrafo 52 y las referencias en las notas 122 y 123 de las presentes Directrices.
Véanse, por ejemplo, las declaraciones de la República Democrática de Viet-Nam, Mongolia, Uganda y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas en la Conferencia Diplomática de 1974-1977: Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de
1974-1977, vol. XIV.
CDDH/111/SR.26, págs. 236, 237, 240 y 246. Véase también Hulme, WarTorn Environment, pág. 92: "Por ejemplo, en
Vietnam del Sur se rociaron con defoliantes más de cinco millones de acres (aproximadamente 20.200 kilómetros
cuadrados)". u' Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. XIV,
CDDH/III/SR.26, pág. 237. Véase también Hulme, War Torn Environment, p. 92.
Véase Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, causa Galic, sentencia de primera instancia, 2003, párr. 58, en
particular nota 109. Esto también fue señalado por varios Estados; véanse las declaraciones formuladas en el momento de la
ratificación del Protocolo adicional I por Alemania, Argelia, Australia, Bélgica, Canadá, Francia,
Irlanda, Italia, Países Bajos, Nueva Zelanda, España y Reino Unido: https://ihl=
databases.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsflvwTreatiesByCountry.xsp. Por ejemplo, Australia declaró que: "En relación con los
artículos 51 a 58 inclusive, Australia entiende que los comandantes militares y otras personas responsables de planificar,
decidir o ejecutar ataques tienen necesariamente que adoptar sus decisiones sobre la base de su evaluación de la información
de todas las fuentes de que dispongan en el momento pertinente.
Véase, por ejemplo, Reino Unido, The Joint Service Manual of the Law ofArmed Conflict, 2004, pág. 76, párr. 5.29.2, nota 153.
7 Hulme, WarTorn Environment, p. 93, se refiere a ejemplos en los que "el daño causado localmente puede parecer
relativamente limitado en tamaño, pero cuando se suman, estos focos de daño pueden acumularse para cubrir un área
grande" que podría calificarse como "generalizada".
Bothe, "La protección del medio ambiente en tiempos de conflicto armado: normas jurídicas, incertidumbre, deficiencias
y posibles acontecimientos", pág. 7.

33
y recomendaciones, y con este fin, en 2018 publicó 16 Principios Marco sobre Derechos Humanos y Medio
Ambiente, en los que se resumen las principales obligaciones en materia de derechos humanos en este ámbito y
se proporcionan orientaciones sobre su aplicación práctica. SS

40. Estas protecciones establecidas por el derecho internacional de los derechos humanos son pertinentes dado que se
reconoce ampliamente que las disposiciones del derecho de los derechos humanos aplicables en los conflictos
armados complementan la protección otorgada por el DIH89 La interacción entre el derecho humanitario y el
derecho de los derechos humanos es tal que, en algunos casos, ambos regímenes jurídicos se aplicarán
simultáneamente, y las determinaciones sobre la naturaleza exacta de su relación deben hacerse caso por caso
dependiendo de las circunstancias del caso.90 La relación entre el derecho humanitario y el derecho de los
derechos humanos sigue siendo una cuestión compleja que, sin duda, evolucionará y se aclarará en el futuro. El
CICR no pretende describir ni analizar las posibles interacciones entre todas las normas del DIH y las normas
de derechos humanos. Por lo general, su enfoque consiste en evaluar la relación caso por caso. Cuando tanto el
DIH como las normas de derechos humanos regulan una cuestión en particular,

La comparación entre sus disposiciones puede revelar ciertas diferencias. En este caso, es necesario determinar si la
diferencia equivale a un conflicto real entre las normas en cuestión. Si no hay conflicto, el CICR ha tratado de
interpretar las diferentes normas con miras a harmonization.gu Cuando exista un conflicto real entre las normas
respectivas, debe recurrirse a un principio de solución de conflictos como la lex specialis derogat legi generali,
en virtud del cual una norma jurídica más específica prevalece sobre otra más general.

Derecho del mar


41. Las presentes Directrices abordan la forma en que las normas del DIH se aplican a la protección del medio ambiente
natural en situaciones de conflicto armado. No tienen en cuenta el derecho internacional de los conflictos
armados aplicable en el mar ni el derecho del mar en general, que debe tenerse en cuenta según proceda. De
hecho, las normas del DIH aplicables en la guerra terrestre y

John H. Knox, Doc. de la ONU. A/HRC/22/43, de 24 de diciembre de 2012; Consejo de Derechos Humanos, Res. 25/21, Hurnan rights and
the environment, 28 de marzo de 2014; Consejo de Derechos Humanos, Res. 28/11, Derechos humanos y medio ambiente, 26 de marzo de
2015; Consejo de Derechos Humanos, Res. 31/8, Derechos humanos y medio ambiente, 23 de marzo de 2016; Consejo de Derechos
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Humanos, Res. 34/20, Derechos humanos y medio ambiente, 24 de marzo de 2017; Consejo de Derechos Humanos, Res. 37/8, Derechos
humanos y medio ambiente, 22 de marzo de 2018. Otros relatores especiales se han ocupado de cuestiones relacionadas con el medio
ambiente y los conflictos armados. Con respecto a los efectos de los conflictos armados en la exposición a productos y desechos tóxicos y
peligrosos, véase, por ejemplo, Consejo de Derechos Humanos, Efectos adversos del traslado y vertimiento ilícitos de productos y desechos
tóxicos y peligrosos en el disfrute de los derechos humanos: Informe del Relator Especial, Okechukwu Ibeanu, UN Doc. A/HRC/5/5, de 5
de mayo de 2007; Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre las consecuencias para los derechos humanos del
manejo y la eliminación ambientalmente racionales de sustancias y desechos peligrosos, UN Doc. A/HRC/33/41, de 2 de agosto de 2016; y
Consejo de Derechos de Hurnan, Informe del Relator Especial sobre las consecuencias para los derechos humanos de la gestión y
eliminación ambientalmente racionales de sustancias y desechos peligrosos, UN Doc. A/HRC/36/41, de 20 de julio de 2017.
Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relativas al
disfrute de un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible, UN Doc. A/HRC/37/59, de 24 de enero de 2018.
Véase, por ejemplo, CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 25;
CIJ, I-egal Consequences of the Construction of a Wall in the Occupied Palestinian Territory, opinión consultiva, 9 de julio de 2004, párr.
106; y CIJ, Actividades armadas en el territorio del Congo (República Democrática del Congo c. Uganda), sentencia de 19 de diciembre
de 2005, párr. 216.
Para una visión más completa del enfoque del CICR sobre la relación entre el DIH y el derecho internacional de los derechos
humanos, véase CICR,
Comentario al Tercer Convenio de Ginebra: Convenio (Ill) relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, CICR, Ginebra/Cambridge
University Press, Cambridge, 2020, párrafos 99-105. La interacción entre el derecho internacional humanitario y el derecho internacional
de los derechos humanos y, en particular, si el derecho internacional de los derechos humanos sigue siendo pertinente para las operaciones
militares llevadas a cabo en los conflictos armados y, en caso afirmativo, en qué medida, es objeto de controversia entre los Estados. Para
algunas declaraciones recientes a este respecto, véanse Francia, Commentaires du Gouvernementfrançais å propos du projet d «Observation
générale no 36 sur Particle 6 du Pacte international relatif aux droits civils et politiques, concernant le droit la vie, 2017, apartados 38 y 39;
Alemania, Comunicación de Alemania sobre el proyecto de observación general sobre el artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos - Derecho a la Vida, 2017, párr. 23; Federación de Rusia, Observaciones preliminares sobre el proyecto de Observación
general n.º 36 sobre el artículo 6 (derecho a la vida) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 2017, párr. 39; Suiza,
Commentaires de la Suisse, Projet d'observation générale n' 36 du Comité des droits de l'homme sur I 'art- 6 du Pacte international relatif
aux droits civils et politiques (droit la vie), 2017 , párr. 13; Reino Unido, Comentarios del Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte sobre el proyecto de Observación General Nº 36 del Comité de Derechos Humanos sobre el artículo 6 de la Convención
sobre el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, sobre el derecho a la vida, 2017, párrafos 12 y 33; y Estados Unidos, Observaciones
de la
Estados Unidos de América sobre el proyecto de Observación General n.º 36 del Comité de Derechos Humanos sobre el
artículo 6 - Derecho a la vida, 2017 , párrafos 16 a 20, Además, al abordar las cuestiones de la interacción entre el DIH y
el derecho internacional de los derechos humanos, deben tenerse en cuenta las diferencias generales entre los dos cuerpos
jurídicos. Se trata, en particular, de la cuestión de si el derecho internacional de los derechos humanos vincula a los grupos
armados no estatales y en qué medida; la aplicabilidad extraterritorial de las normas internacionales de derechos humanos;
y la posibilidad de suspender algunas obligaciones en materia de derechos humanos en caso de emergencia. Para un análisis
más detallado de la aplicabilidad de las normas de derechos humanos a los grupos armados no estatales, véase CICR, El
derecho internacional humanitario y los desafíos de los conflictos armados contemporáneos: renovar el compromiso con la
protección en los conflictos armados en el 70º aniversario de los Convenios de Ginebra, CICR, Ginebra, 2019, págs. 53 y
54.
Véase CICR, Comentario al Tercer Convenio de Ginebra, 2020, párr. 103.

25
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
PROTECr10N

población o podría causarle graves problemas de salud".182 Aunque el impacto humano es el enfoque principal
del Artículo 55(1), esto no quiere decir que el daño ambiental deba tener un efecto en la población humana para
calificar como grave. Más bien, indica que factores como la inducción de efectos mutagénicos en las especies
animales de una manera que podría dañar a los seres humanos (si estuvieran presentes en el medio ambiente),
incluso involuntariamente, pueden informar las conclusiones de gravedad.1S3 Dado que la presente norma
refleja las obligaciones pertinentes incorporadas en el Protocolo adicional I, puede entenderse que el término
"grave" en el contexto del párrafo 1 del artículo 55 se refiere principalmente a los daños que perjudican la salud
o la supervivencia de la población. mientras que puede entenderse que el artículo 35, apartado 3, se refiere a las
concerns.tw ecológicas y no a las humanas•

70. Al aclarar aún más el tipo de daño que es "grave", se debe considerar un mayor conocimiento de los efectos.
Dado que la violación de esta norma presupone inevitablemente que puede haber conocimiento o inferencia de
que un determinado método o medio de guerra causará o probablemente causará este tipo de daño, es necesario
comprender qué tipos de guerra tendrán consecuencias tan desastrosas. las partes deben informarse, en la medida
de lo posible, de los posibles efectos de la utilización de un determinado método o medio de guerra en el medio
ambiente natural al evaluar la gravedad de los daños, incluidos los posibles efectos de los restos de guerra,IS6 y
abstenerse de realizar acciones de las que pueda preverse que causen daños generalizados, a largo plazo y
grave.187 «Esto debe incluir la evaluación de los daños directos, ya sean inmediatos o que pueden tardar mucho
tiempo en manifestarse, resultantes del uso de un método o medios de guerra determinados. Por ejemplo, los
daños ambientales que provocan efectos teratogénicos, mutagénicos y cancerígenos, como los resultantes de los
defoliantes utilizados en la guerra de Vietnam, también pueden superar la prueba de la gravedad y deben tenerse
en cuenta al evaluar los posibles efectos.18S Como tal, la prohibición de daños que afecten a la salud o la
supervivencia de la población a largo plazo prevista en el párrafo 1 del artículo 55 del Protocolo adicional I
"significa [que] las personas, los bosques y la cubierta vegetal, la flora, la fauna, la calidad del aire y del agua,
etc., deben protegerse contra, por ejemplo, los efectos genéticos (defectos congénitos, deformidades o
degeneración)".18 Además de los daños directos, una evaluación también debe considerar los efectos indirectos
resultantes del uso de un método o medio de guerra determinado. Por ejemplo, la quema de los pozos petrolíferos
durante la guerra del Golfo de 1990-1991, que tuvo efectos indirectos como la enorme emisión de dióxido de
azufre, óxido nitroso y dióxido de carbono y el depósito de hollín en más de la mitad de Kuwait, se ha citado
como probablemente satisfecha de la dura prueba190.

71. Cualquier evaluación del significado de "grave" también debe tener en cuenta la interdependencia del medio
ambiente natural, ya que el daño a un componente (o "parte") puede tener efectos que se extienden a otros
componentes. Además, "el daño o incluso la alteración de cualquier parte del ecosistema puede tener graves
repercusiones para la población civil, lo que también evidencia la interdependencia del medio ambiente natural
y la salud o supervivencia de la población.192 Además, el uso de métodos o medios de guerra contra ciertas
partes del medio ambiente natural, incluidas las especies en peligro de extinción o los ecosistemas
particularmente delicados o sensibles, Es probable que tenga mayores efectos directos e indirectos sobre el
medio ambiente natural y la población que los que se derivarían del uso de tales métodos

Ibídem. Véanse también las declaraciones de la República Democrática de Viet Nam y Mongolia, en las que se hace
referencia al "exterminio masivo de la población civil" y a la muerte de dos a tres millones de personas como ejemplos del
tipo de daños comprendidos en la prohibición: ibíd., vol. XIV, CDDH/111/SR.26, párrs. 11 a 13 y 27. Véase también la
declaración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: ibíd., vol. XIV, CDDH/111/SR.27, párr. 6.

Hulme, Ambiente desgarrado por la guerra, pp. 96 y 98.


En el comentario del CICR de 1987 sobre el artículo 35 del Protocolo adicional I se hace hincapié en que los términos
"generalizado", "a largo plazo" y "grave" deben entenderse en el contexto de la disposición concreta que se examina y, en
consecuencia, puede entenderse que "grave" a los efectos del artículo 35 se refiere a preocupaciones ecológicas más que
humanas: Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario sobre los Protocolos Adicionales, págs. 417 y 418, párrafos
1455 y 1456. Para un análisis más detallado de estos enfoques dispares de los artículos 35 y 55 del Protocolo adicional I,
véanse los párrafos 73 a 75 de las presentes Directrices.
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
comentario a la Regla 45,
p. 158: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihlleng/docs/u_rul_tule45.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, págs. 410-411 y 47-418, párrafos 1443
y 1455. Véase también Bélgica, Cours pour conseillers en droit des conflits armés Les lieux et biens protégés, 2009, pp.
38-40, en el que se afirma que los restos materiales de guerra (minas, armas trampa, bombas) pueden incluirse en el tipo de
daño causado al medio ambiente natural que estaría prohibido si afectara a la salud o la supervivencia de la población a
largo plazo, ya que "se encuentran en grandes zonas, Estos siguen causando pérdidas entre la población civil cada año".
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
comentario a la Regla 45,
pág. 158: https://ihl-databases.icrc.org/custornary-ihl/eng/docs/vl_rul_rule&s; y las Reglas 1 y 8 de las presentes Directrices.
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Los delegados se refirieron a los defectos congénitos como ejemplo de los graves problemas de salud previstos:
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev. I, párr. 82.
Este factor también es discutido por Hulme en el contexto del criterio "severo": Hulme, War Torn Environment, pp. 96
y 98.
Bélgica, Curso de asesoramiento sobre el derecho de los conflictos armados: lugares y bienes protegidos, 2009, págs. 38-40.
Reino Unido, The Joint Service Manual of the Law of Armed Conflict, 2004, párr. 5.29.2, nota 153.
Esto refleja los debates mantenidos en el Grupo "Biotopo" en la Conferencia Diplomática de 1974-1977, en la que se propuso que el
acto prohibido era la "perturbación de la estabilidad del ecosistema": Informe del Presidente del Grupo "Biotopo", 11 de marzo de 1975,
CDDH/III/GT/35, párr. 5, reimpreso en H.S. Levie, Protección de las víctimas de la guerra: Protocolo I a los Convenios de Ginebra de
1949, Vol. 3, párr. 7•
Por ejemplo, los posibles efectos indirectos de la destrucción de un bosque pueden incluir la pérdida de la fauna y la
biodiversidad forestales, la erosión del suelo, las inundaciones, la peor calidad del aire y del agua y la modificación del clima:
Hulme, War Torn Environment, pág. 44.

37
contra el medio ambiente natural, en violación de los principios de distinción o proporcionalidad; 216 la
destrucción gratuita de los recursos naturales; 217 y el uso de técnicas de modificación ambiental, cuando éstas
causen destrucción al medio natural del tipo descrito anteriormente. Por ejemplo, la activación de un tsunami o
un terremoto con el propósito de destruir el medio ambiente natural y, por lo tanto, causar esta destrucción, está
prohibida por esta norma. En cambio, la norma no prohíbe actos como la incineración controlada de una parte
específica de un bosque que oculte tropas enemigas o el uso de agua para inundar una zona con el fin de ahogar
a las tropas en esa zona, a menos que esos actos se lleven a cabo en violación de las normas que regulan la
conducción de las hostilidades y, además, se lleven a cabo con el propósito específico de dañar gravemente el
medio ambiente natural.

83. La diferencia entre la Regla 3.A y la Regla 3.B es que la primera prohíbe actos que incluyen, entre otros, las "técnicas
de modificación ambiental" a que se hace referencia en la Regla 3.B, pero solo lo hace cuando tales actos se
cometen con el propósito específico de destruir el medio ambiente natural y causar la destrucción del medio
ambiente natural de la magnitud antes descrita. Es concebible que el uso de técnicas de modificación del medio
ambiente no destruya de hecho el medio ambiente natural (por ejemplo, el uso de la siembra de nubes), aunque
puede causar destrucción, daño o lesiones a civiles o bienes de carácter civil que, no obstante, violarían el
Convenio ENMOD.

Regla 3.B
84. Para los Estados Partes en la Convención ENMOD de 1976, está prohibido el uso militar o cualquier otro uso
hostil de técnicas de modificación ambiental que tengan efectos generalizados, duraderos o graves como medio
de destrucción, daño o perjuicio a cualquier otro Estado Parte.218 No está claro hasta qué punto esta norma se
ha convertido en derecho consuetudinario, y las opiniones difieren en cuanto a su condición consuetudinaria. Zt9

Técnicas de modificación ambiental


85. La expresión "técnicas de modificación del medio ambiente" se refiere a cualquier técnica para modificar,
mediante la manipulación deliberada de procesos naturales, la dinámica, la composición o la estructura de la
Tierra, incluidas su biota, litosfera, hidrosfera y atmósfera, o de la Tierra. Un ejemplo de técnica prohibida de
modificación deliberada del medio ambiente acordada por los Estados Partes en el Convenio ENMOD es el uso
de herbicidas para alterar el equilibrio ecológico de una región221. incluyen el inicio de desastres naturales como
huracanes o terremotos, o la modificación del tiempo o el clima (por ejemplo, "sembrando nubes" con
compuestos químicos para provocar lluvia).222

Por ejemplo, sin perjuicio del carácter ilícito de los actos, se ha hecho referencia a la frustración de ataques anfibios y a
la creación de una capa de nubes para las fuerzas en retirada como posibles justificaciones militares para el bombeo de
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
petróleo en el Golfo Pérsico y el incendio de yacimientos petrolíferos kuwaitíes, respectivamente. Para más detalles, véase
York, "International law and the collateral effects of War on the environment: The Persian Gulf", págs. 271 y 277.
Véase, por ejemplo, Iraq, carta de fecha 12 de agosto de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN
Doc. A/46/358-S/22931, 13 de agosto de 1991, pág. 1.
Convenio ENMOD (1976), art. 1.
Para un examen de la condición consuetudinaria de esta norma ENMOD, véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.),
Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, comentario a la segunda frase del
artículo 45, pág. 155: https;//ibldatabases.icrc.org/customary,
Convenio ENMOD (1976), art. 2.
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
comentario al artículo 76,
p. 266: https://ihl-databases.icrc.orglcustomary-ihl/eng/docs/v1_rul_rule76:
En la Declaración Final de la Segunda Conferencia de las Partes encargada del examen de la Convención ENMOD
se reafirmó que el uso militar y cualquier otro uso hostil de herbicidas como técnica de modificación del medio
ambiente es un método de guerra prohibido "si ese uso de herbicidas altera el equilibrio ecológico de una región,
causando así efectos generalizados, duraderos o graves como medio de destrucción, daño o perjuicio a otro Estado
Parte.
Para una discusión de estas y otras técnicas de modificación ambiental, véase Hulme, War Torn Environment, pp. 11-12.

42
PRCYI'ECTION

El umbral del Protocolo I se reitera en los documentos estatales, la legislación y los manuales militares sin más
explicaciones.130 Sin embargo, varios manuales militares se refieren sólo a uno o dos de los tres componentes
requeridos y/o al umbral en la disyuntiva ("o"), es decir, de manera no acumulativa". Un manual establece que
la prohibición de causar un nivel ilícito de daño ambiental abarca "los daños al medio ambiente natural [que]
excedan significativamente de los daños normales en combate".132

54. Lo cierto es que, al evaluar el grado en que los daños son generalizados, a largo plazo y graves, deben tenerse en
cuenta los conocimientos contemporáneos (es decir, actuales) sobre los efectos de los daños en el medio ambiente
natural133. principalmente, la guerra de Vietnam), así como un conocimiento limitado de la magnitud total del
daño causado por un uso particular de un método o medio de guerra, Desde entonces, particularmente con la
evolución del derecho ambiental internacional, ha habido una creciente comprensión y reconocimiento de la
necesidad de proteger el medio ambiente natural y limitar los daños a él. También hay un conocimiento cada vez
más sofisticado y más sofisticado de la conexión e interrelaciones entre las diferentes partes del medio ambiente
natural, así como de la naturaleza interdependiente de los procesos ambientales. Por ejemplo, las marismas del
sur de Irak fueron devastadas como resultado de las obras de drenaje y la construcción de represas, lo que a su
vez provocó pérdidas masivas y degradación ambiental, como la desertificación y el agotamiento de la
biodiversidad, incluida la extinción de ciertas especies.tu• También se conocen mejor los efectos de los daños
causados, incluidos los efectos acumulativos e indirectos. A la hora de evaluar si el daño alcanza el umbral
generalizado, a largo plazo y grave, los efectos acumulativos son otro factor a tener en cuenta, además de los
efectos individuales; por ejemplo, al considerar si los derrames de petróleo durante la Guerra del Golfo de 1990-
1991 alcanzaron el umbral, estos eventos separados se consideraron como una sola operación". 5 Por último, a
medida que aumentan los riesgos y las perturbaciones climáticas, el medio ambiente natural, especialmente
cuando ya está degradado, puede ser menos capaz de absorber los efectos de estos daños.i36

55. Los factores anteriores pueden llevar a la conclusión de que el uso anterior de un determinado método o medio
de guerra tuvo consecuencias no previstas inicialmente y que, si se utilizara hoy, podría alcanzar el umbral de
daño requerido. Teniendo en cuenta la dificultad de saber de antemano cuál será el alcance de los efectos de los
actos, es necesario limitar el daño ambiental en la medida de lo posible". Para cumplir con esta regla, quienes
empleen métodos o medios de guerra deben informarse de los posibles efectos perjudiciales de sus acciones
proyectadas y abstenerse de causar daños generalizados, duraderos y graves.". Más allá de estos elementos
generales, los siguientes elementos específicos deberían servir de base para una comprensión contemporánea del
umbral "generalizado, a largo plazo y grave". 9

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. il, parte I, práctica relacionada con la regla 45 (Causar daños graves al medio ambiente natural), págs. 876-903, párrs.
145-289: https.' ihldatabases.icrc.org/customary -NIIIeng/docs/v2._ruLruleL5.
Véanse, por ejemplo, los manuales militares de Sudáfrica, Suiza y Ucrania, citados en ibíd., pág. 882, párr. 182: https://ihl:
Véase también República Checa, Reglamento sobre el terreno, 1997,
artículo 57.
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Alemania, Derecho de los Conflictos Armados, Manual, 2013, párr. 435. Véase también Alemania, Humanitarian Law
in Armed Conflicts — Manual, 1992, párr. 403, en el que anteriormente se resumían los términos "generalizado, a largo
plazo y grave" como "una injerencia importante en la vida humana o en los recursos naturales que excede
considerablemente de los daños en el campo de batalla que cabe esperar habitualmente en una guerra".
Bothe, "La protección del medio ambiente en tiempos de conflicto armado: normas jurídicas, incertidumbre, deficiencias
y posibles acontecimientos", págs. 6 y 7; Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos
armados: normas existentes y necesidad de una mayor protección jurídica", pág. 33.
PNUMA, PNUMA en Iraq: Evaluación posterior al conflicto, limpieza y reconstrucción, PNUMA, Nairobi, 2007, págs. 17 y 18.
Schmitt, "La guerra verde", pp. 83-84. Véase también el análisis de los factores que deben tenerse en cuenta al evaluar si
los daños son generalizados, párrafos 57 y nota 147 de las presentes Directrices.
Con respecto al vínculo entre los conflictos armados y sus efectos en la degradación del medio ambiente, así como sobre la forma en que
los conflictos influyen en la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático, véase CICR, Mien Rain Turns to Dust; W.N. Adger et al.,
"Human security", en C.B. Field et al, (eds), Climate Change 2014: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Parte A: Aspectos Globales y
Sectoriales. Contribución del Grupo de Trabajo Il al Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático, Cambridge University Press, Cambridge, 2014, pp. 774 y 758•
CICR, Protección del medio ambiente en tiempo de conflicto armado, Informe presentado a la Asamblea General de las Naciones Unidas
en su 48º período de sesiones, reproducido en Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General de las Naciones
Unidas sobre la protección del medio ambiente en tiempo de conflicto armado, 1993, párr. 34.
Esto está en consonancia con la obligación de prestar la debida atención a la protección y preservación del medio ambiente
natural. Véanse, en particular, las Reglas 1 y 8 de las presentes Directrices. Véase también Henckaerts/Doswald-Beck (eds.),
Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, comentario al artículo 45, pág. 158:
https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/V1_rul_rule45; Bothe, "La protección del medio ambiente en tiempos
de conflicto armado: normas jurídicas, incertidumbre, deficiencias y posibles acontecimientos", págs. 7 y 8; y Carson,
"Promoción de la protección jurídica del medio ambiente en relación con los conflictos armados:
Umbral de daños ambientales no admisibles y alternativas del Protocolo I", pág. 96.
También se han elaborado modelos alternativos de interpretación de este umbral; véase, por ejemplo, el modelo propuesto
en Hulme, War Torn Environment, pp. 292-299.

32
La Convención sobre los Derechos del Niño (1989) dispone que, para la plena realización del derecho del
niño al disfrute del más alto nivel posible de salud, los Estados Partes deben adoptar medidas apropiadas "para
combatir las enfermedades y la malnutrición", teniendo en cuenta los peligros y riesgos de la contaminación
ambiental" (art.
El Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (1989) exige a los Estados Partes que
adopten medidas especiales "para salvaguardar el medio ambiente de los pueblos interesados" (art.
El Protocolo de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos relativo a los derechos de la mujer
en África (Maputo
Protocolo (2003) reconoce el derecho de la mujer a vivir en un medio ambiente sano y sostenible y exige a
los Estados Partes que adopten todas las medidas apropiadas para "asegurar una mayor participación de la
mujer en la planificación, la ordenación y la preservación del medio ambiente y en la utilización sostenible
de los recursos naturales a todos los niveles" (art.
38. Además, varios tratados internacionales de derechos humanos entrañan la protección del medio ambiente a
través de otros derechos reconocidos. Los órganos y tribunales internacionales de derechos humanos han
desarrollado un considerable cuerpo de jurisprudencia que aborda el medio ambiente en el ámbito de los
derechos humanos, incluido el derecho a la vida80, el derecho a la privacidad y a la vida familiar, los derechos
de las minorías82 y los derechos a la alimentación y al agua", además del derecho a un medio ambiente sano.
por ejemplo, ha reconocido que el daño al medio ambiente podría comprometer las obligaciones de los Estados
de proteger el derecho a la vida85 y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones
Unidas ha determinado que el derecho al agua en el PIDESC implica la obligación de los Estados Partes de
abstenerse de "disminuir o contaminar ilegalmente el agua, por ejemplo, mediante el uso y ensayo de armas".86

39. El Consejo de Derechos Humanos ha aprobado una serie de resoluciones sobre los derechos humanos y el
medio ambiente y ha nombrado a un experto independiente para que estudie las obligaciones de derechos
humanos relacionadas con el disfrute de un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible87.

70 Véanse también los arts. 7 y 20, apartado 3, letra b), del Convenio. La CDI también ha reconocido la importancia de
la protección del medio ambiente de los pueblos indígenas: LLC, Proyecto de principios sobre la protección del medio
ambiente en relación con los conflictos armados (2019), Principio 5 y comentario, p. 223.
• Véase, por ejemplo, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Öneryildiz c. Turquía, sentencia de 30 de noviembre de 2004. Véase también
Interamericana
Comisión de Derechos Humanos, Informe sobre la situación de los derechos humanos en el Ecuador, OEA/Ser.L/V/II.96,
Doc. 10 rev. 1, 24 de abril de 1997, Capítulo VIII: "La realización del derecho a la vida y a la seguridad e integridad física
está necesariamente relacionada con el medio físico de cada uno y de alguna manera depende de él. En consecuencia,
cuando la contaminación y la degradación del medio ambiente representan una amenaza persistente para la vida y la salud
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
humanas, los derechos antes mencionados están implicados. Véase, además, Comité de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, Observación general n.º 36, artículo 6: derecho a la vida, UN Doc. CCPR/C/GC/36, 3 de septiembre de
2019, párr. 62:
La degradación del medio ambiente, el cambio climático y el desarrollo insostenible constituyen algunas de las
amenazas más acuciantes y graves a la capacidad de las generaciones presentes y futuras de disfrutar del derecho
a la vida El cumplimiento de la obligación de respetar y garantizar el derecho a la vida, y en particular a una vida
digna, depende, entre otras cosas, de las medidas que adopten los Estados Partes para preservar el medio ambiente
y protegerlo contra los daños. la contaminación y el cambio climático causados por actores públicos y privados.
• Véase, por ejemplo, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Ldpez Ostra c. España, sentencia de 9 de diciembre de 1994.
Véase, por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre la situación de los derechos
humanos en Brasil, OEA/Ser.L/V/11.97, Doc. 29 revel, 29 de septiembre de 1997, capítulo VI, párr. 82.f, en el que la
Comisión señala:
El pueblo yanomami ha obtenido el pleno reconocimiento de su derecho a la propiedad de sus tierras. Su
integridad como pueblo y como individuos está bajo constante ataque tanto por parte de los buscadores invasores
como de la contaminación ambiental que crean. La protección del Estado frente a estas constantes presiones e
invasiones es irregular y débil, por lo que están en constante peligro y su entorno sufre un deterioro constante.
Para un examen de la jurisprudencia de los tribunales y órganos internacionales, véase D. Shelton, "Human rights and the
environment:
Derechos sustantivos", en M. Fitzmaurice, D.M. Ong y P. Merkouris (eds), Research Handbook on International
Environmental Law, Edward Elgar Publishing, Cheltenham, 2010, pp. 265-283. Véase también D. Shelton, Human rights
and the environment: Jurisprudence of human rights bodies, Documento de antecedentes Nº 2, Seminario conjunto de
expertos PNUMA-ACNUDH sobre derechos humanos y medio ambiente, Ginebra, 14 a 16 de enero de 2002; y
Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de
una mayor protección jurídica", pág. 49.
•4 Véase Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medio Ambiente y Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-23/17
República de Colombia, 15 de noviembre de 2017, párr. 59; y Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Indígena
Communities of the Lhaka Honhat (OurLand) Association v. Argentina, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia, 6 de febrero de 2020,
párrs. 202-230 y 243-254.
Véase Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, EHPv. Canadá, Comunicación Nº 67/1980, Decisión
sobre Admisibilidad, 27 de octubre de 1982, UN Doc. CCPR/C/OP/I, 1985, párr. 8. En este caso, ciudadanos canadienses
presentaron una denuncia alegando que el almacenamiento de residuos radiactivos en su ciudad amenazaba el derecho a
la vida de las generaciones presentes y futuras. El Comité declaró inadmisible la queja por no haberse agotado los recursos
internos, pero observó que "la presente comunicación plantea graves problemas con respecto a la obligación de los
Estados Partes de proteger la vida humana".
•-6 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, Observación General Nº 15 (2002): El derecho al agua
(artículos y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), UN Doc. E/C.12/2002/11, 20 de enero de 2003,
párr. 21.
Consejo de Derechos Humanos, Res. 19/10, Derechos humanos y medio ambiente, 22 de marzo de 2012; Consejo de
Derechos Humanos, Informe de la Comisión
Experto independiente sobre la cuestión de las obligaciones en materia de derechos humanos relativas al disfrute de un medio ambiente
seguro, decano, sano y sostenible,

24
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

elementos que son o pueden ser producto de la intervención humana, como los alimentos, las zonas agrícolas, el
agua potable y el ganado29.

17. Teniendo en cuenta lo que antecede, y como se señala en el comentario sobre el artículo 55 del Protocolo adicional
l, la expresión "medio ambiente natural" debe entenderse en el sentido más amplio posible, de conformidad con
el significado que los Estados le han dado en el contexto del DIH.30 Este enfoque concuerda con el hecho de
que la noción de "medio natural" puede evolucionar con el tiempo, a medida que aumenta el conocimiento
sobre ella y el entorno mismo cambia constantemente.31

Constantin, "protección del medio ambiente natural", en A. Clapham y P. Gaeta (eds.), The Oxford Handbook
oflnternational Law inArmed Conflict, Oxford University Press, Oxford, 2014, p. 471; C. Droege y M. L. Tougas, "La
protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de una mayor protección
jurídica", Revista Nórdica de Derecho Internacional, vol. 82, Núm. 1, 2013, p. 25. Véase también, por ejemplo, Nueva
Zelanda, Manual of Armed Forces Law: Law ofArmed Conflict, vol. 4, 2017, p. 8-45, en el que se afirma que "el medio
ambiente natural incluye todos los bosques y la vegetación, las aguas, los lagos y los mares, el suelo y el subsuelo, y el
aire". Para la opinión de que "el medio ambiente" también incluye la interacción con elementos de la civilización humana,
véanse las notas 23 y 24 supra y el texto correspondiente. Durante la negociación del Protocolo Adicional l, varias
propuestas iniciales se refirieron a "medios y métodos que destruyen las condiciones naturales del medio ambiente
humano" o "que perturban o destruyen las condiciones naturales del medio ambiente humano" (sin cursivas en el original);
véanse, por ejemplo, las propuestas de la República Democrática Alemana, Documentos Oficiales de la Conferencia
Diplomática de Ginebra de 1974, Vol. CDDH/III/108, 11 de septiembre de 1974, pág. 155, párr. 4; y conjuntamente de
la República Democrática de Viet-Nam y Uganda, ibíd., vol. Ill, CDDH/III/238 y Add. I, 25 de febrero de 1975, pág. 157,
párr. 5.
29 Véase Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, p. 662, párr. 2126. Véase
también M. N. Schmitt, "Green war: An assessment of the environmental law of international armed conflict", Yale
Journal of International Law, vol. 22, 1997, pág. 5.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Véanse Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 662, párrafo 2126;
Henckaerts/Constantino, "Protección del medio ambiente natural", p. 471; y Droege/Tougas, "La protección del medio
ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de una mayor protección jurídica", pág. 25.
Véase LLC, segundo informe de la Relatora Especial Marja Lehto, párr. 192.

16
Artículo 4 - Prohibición de atacar el medio ambiente natural a modo de
represalia
A. Para los Estados Partes en el Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra
(Protocolo Adicional I):
i. Se prohíben los ataques contra el medio ambiente natural a modo de
represalia.
ii. Se prohíben las represalias contra los objetos protegidos por el Protocolo,
incluso cuando esos objetos forman parte del medio ambiente natural.

B. Para todos los Estados, se prohíben las represalias contra los bienes protegidos en virtud
de los Convenios de Ginebra o de la Convención de La Haya para la Protección de los
Bienes Culturales, incluso cuando dichos objetos forman parte del medio
ambiente natural.

Comentario
Regla 4.A
89. La regla 4.Ai refleja el párrafo 2 del artículo 55 del Protocolo Adicional
I de 1977 y es vinculante para los Estados Partes en las situaciones
comprendidas en el presente Protocolo. Prohíbe expresamente los ataques en
represalia contra el medio ambiente natural. Por lo tanto, los Estados Partes
no pueden recurrir a una represalia beligerante contra el medio ambiente
natural, ni siquiera en circunstancias en que la represalia sería lícita,226
con sujeción a los entendimientos presentados por los Estados Partes.227
Esto significa que, incluso en tales circunstancias, un Estado Parte en el
Protocolo Adicional I no puede hacer caso omiso de la protección específica
otorgada al medio ambiente natural.

90. La regla 4.A.ii se basa en otras disposiciones del Protocolo Adicional I que
prohíben las represalias contra ciertos bienes protegidos, que también
protegerían el medio ambiente natural si partes de él constituyeran tales
objetos.229 De particular importancia para el medio ambiente natural son las
prohibiciones establecidas en el Protocolo Adicional I de atacar los
siguientes objetos a modo de represalia durante la conducción de las
hostilidades: bienes civiles en general (art.
monumentos históricos, obras de arte o lugares de culto que constituyan el
patrimonio cultural o espiritual de los pueblos (art. objetos indispensables
para la supervivencia de la población civil (art. y las obras e instalaciones
que contengan fuerzas peligrosas, a saber, presas, diques y centrales
nucleares de generación eléctrica (art. 56).233 Cuando parte del medio
ambiente natural constituya uno de esos objetos protegidos, Por ejemplo,
en el caso de un Estado Parte en el Protocolo adicional I, un beligerante
no puede, a título de represalia, dirigir un ataque contra un bosque que no
se haya convertido en un objetivo militar.

Regla 4.B
91. Esta norma, que se enuncia aquí con la adición de una referencia expresa al
medio ambiente natural, se ha establecido como una norma de derecho
internacional consuetudinario aplicable en los conflictos armados
internacionales.235 También refleja las obligaciones convencionales de los
Estados partes en los Convenios de Ginebra de 1949 y en la Convención de La
Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales. Si bien forma
parte de la protección extendida al medio natural por otros
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Sobre las condiciones para las represalias beligerantes legítimas, véase CICR,
Comentario al Primer Convenio de Ginebra, 2016, párrafos 2731 y 2732; y
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional
humanitario consuetudinario, VOL. I, comentario sobre el artículo 145, págs. 513 a
518: https;//ihl:databases,ictc.org/cus_tomary=ihl/eng/docs/vl_rul_rulelås y
prácticas conexas.
•-27 Para las reservas o declaraciones al párrafo 2 del artículo 55 del Protocolo
adicional I, véase la práctica de Egipto, Alemania, Italia y el Reino Unido citada
en ibíd., Vol. Il, Parte 2, práctica relacionada con la Regla 147 (Represalias contra
objetos protegidos), Sección E. Medio ambiente natural, pág. 3471:
https://ihEdatabases.icrc.org/customary,ihl/eng/docs/v2=rul_rule1L7.
Las protecciones específicas que el DIH otorga al medio ambiente natural se establecen
en la presente Parte I de las presentes Directrices.
Para las reservas o declaraciones a esas disposiciones del Protocolo adicional I,
véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional
humanitario consuetudinario, vol. il, parte 2, práctica relacionada con la regla 147
(Represalias contra objetos protegidos), págs. 3427 y 3428, u53, 3463 y 3464 y 3480
y 3481:
Véase también la regla 5 de las presentes Directrices relativa a la protección del
medio ambiente natural como bien de carácter civil.
Véase también la Regla 12 de las presentes Directrices relativas a la protección del
medio ambiente natural como bien cultural.
Véase también la regla 10 de las presentes Directrices, relativa a la protección
del medio ambiente natural como objeto indispensable para la supervivencia de la
población civil.
Véase también la Regla 11 de las presentes Directrices, relativa a la protección
del medio ambiente natural por las normas que rigen las obras e instalaciones que
contengan fuerzas peligrosas.
Sobre el carácter civil del medio natural, véanse los párrafos 18 a 21 de las
presentes Directrices. Sobre cuándo partes del medio ambiente natural pueden
convertirse en objetivos militares, véase la regla 5 de las presentes Directrices.
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional
humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I, artículo 147, p. 523:

44

debe cumplir con la definición de objetivo militar en su totalidad; el alcance y los límites de la superficie del
suelo que presenta la característica distintiva en cuestión deben evaluarse cuidadosamente y no pueden ser
demasiado amplios.26S

105. Hay un pequeño número de otras prácticas comunes mediante las cuales los militares dirigen o lanzan un fragmento
de munición sobre partes del medio ambiente natural en situaciones en las que esas partes no se ajustan
necesariamente a la definición de objetivo militar. Tales prácticas incluyen calibrar la artillería disparando un
proyectil a campo abierto vacío o a un grupo de árboles para mejorar la precisión; y aviones de combate que
arrojan al océano piezas de munición no utilizadas antes de devolverlas a los portaaviones para reducir el riesgo
de accidentes al aterrizar. Estas prácticas no se considerarían necesariamente equivalentes a un ataque (es decir,
un acto de violencia contra el adversario, ya sea en ataque o en defensa) de modo que caigan dentro de esta regla,
por ejemplo, cuando la calibración se lleva a cabo dirigiendo el fuego contra objetos bajo el control propio de los
militares. El nivel de daño causado por tales prácticas, como la práctica de arrojar al océano un fragmento de
munición de un avión a la atmósfera, también podría entenderse como mínimo, y el CICR observa que, por lo
tanto, estas prácticas no han pasado a ocupar un lugar destacado en los debates jurídicos sobre la aplicación de
las normas del DIH al medio ambiente natural.209 Incluso si algunas de estas prácticas se consideraran
técnicamente equivalentes a ataques, Debe entenderse que la práctica generalizada y no controvertida de los
Estados establece una excepción a la regla general en las situaciones en que el daño es mínimo y no es el objeto
de la operación, sino que se produce durante actividades destinadas a evitar daños incidentales mayores a la
población civil (por ejemplo, algunas prácticas de calibración) o con fines totalmente diferentes (lícitos) (por
ejemplo, procedimientos de seguridad con respecto al lanzamiento de bombas). El CICR no considera que la
afirmación de los Estados sobre el carácter civil del medio ambiente natural tenga la intención de prohibir estas
prácticas habituales, y las presentes Directrices tampoco pretenden modificarlas. Al mismo tiempo, el CICR no
considera que estas limitadas excepciones de la práctica de los Estados pongan en tela de juicio el reconocimiento
general actual de que el medio ambiente natural es de carácter civil y que, como tal, cualquier parte del medio
natural que no sea un objetivo militar está protegida como un bien civil.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Se ha planteado la cuestión de si ciertos métodos de guerra comunes en conflictos armados anteriores cumplirían
la prueba de la prohibición de los ataques indiscriminados.
b) Los fuegos de interdicción se efectúan, a intervalos aleatorios, en terrenos seleccionados, como cruces de
carreteras, puentes, cruces de arroyos y ríos y desfiladeros, con el fin de impedir al enemigo el uso irrestricto de
esas zonas. Si la información de inteligencia muestra que estos puntos críticos son muy utilizados en las
circunstancias que rigen en ese momento, la interrupción en el movimiento enemigo ocasionada por el fuego de
interdicción proporciona una ventaja militar definitiva.
•ss Y. Dinstein, "Objetivos militares legítimos en el marco del actual jus in bello", Estudios de Derecho Internacional, vol.
78, 2002, pág. 150; S. Oeter, "Métodos y medios de combate", en D. Fleck (ed.), The Handbook OfHumanitarian Law in
Armed Conflicts , 3ª ed., Oxford University Press, Oxford, 2013, pp. 192-193.
La posición de que se requiere una cantidad mínima de daño para que una operación califique como un ataque ha pasado
recientemente a la vanguardia de los debates sobre las operaciones cibernéticas; véase Schmitt/Vihul (eds), Manual de
Tallin, comentario sobre la Regla 92 (Definición de ataque cibernético), pág. 416, párr. 4: "Los expertos estuvieron de
acuerdo en que el daño o la destrucción de minimis no alcanza el umbral de daño exigido por esta Regla. Véase también N.
Neuman, "Challenges in the interpretation and application of the principle of distinction during ground operations in urban
areas", Vanderbilt Journal ofTransnationa/ Law, vol. 51, 2018, p. 820: "Sin embargo, se podría argumentar que si no se
espera que el acto cause un daño real a una persona o un objeto, entonces no se habrá producido ningún ataque. De acuerdo
con este argumento, incluso el lanzamiento de una bomba en terreno abierto, que se espera que no cause ningún daño real,
excepto el movimiento de arena de un lugar a otro, no puede considerarse un ataque".

49

Artículo 5 - Principio de distinción entre bienes de carácter civil y


objetivos militares
Ninguna parte del medio natural puede ser atacada, a menos que se trate de un objetivo militar.

Comentario
98. Esta norma se ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable tanto en los
conflictos armados internacionales como en los no internacionales.250 La aplicación de la norma general
consuetudinaria de distinción específicamente al medio ambiente natural se articula en la regla 43.A del estudio
del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, sobre la base del carácter civil del medio
ambiente natural.251 La regla de distinción entre bienes de carácter civily los objetivos militares se codifican
de manera más general en los artículos 48 y 52.2) del Protocolo Adicional I de 1977.

99. Las operaciones militares suelen tener lugar en el entorno natural o en sus proximidades. Por ejemplo, las
fuerzas a menudo maniobran y llevan a cabo hostilidades en áreas abiertas de tierra, bosques, montañas y otros
terrenos naturales. El principio de distinción exige que los beligerantes lleven a cabo las operaciones de manera
que se respete la diferencia entre las personas civiles y los bienes de carácter civil, por una parte, y los
combatientes y los objetivos militares, por la otra. Un ataque no puede dirigirse contra el medio ambiente natural
a menos que se dirija contra una parte específica de él que se haya convertido en un objetivo militar.152

100. Para que una parte del medio natural cumpla con la definición de un objetivo militar, es necesaria una cierta
especificidad. En primer lugar, la definición de un objetivo militar sólo puede cumplirse mediante distintas
partes del entorno natural (como una cueva específica). En segundo lugar, la parte distintiva del medio natural
de que se trate debe cumplir los dos elementos de la definición de objetivo militar, al igual que cualquier objeto:
debe, por su naturaleza, ubicación, finalidad o utilización, contribuir eficazmente a la acción militar y a su
destrucción, captura o neutralización total o parcial, en las circunstancias del momento. debe ofrecer una
ventaja militar definida.253

Primera parte de la definición de objetivo militar


101. Con respecto a la primera parte de esta definición, una parte distinta del medio ambiente natural nunca
contribuirá de manera efectiva a la acción militar por su "naturaleza". Esto se debe a que el término "naturaleza"
se refiere al carácter intrínseco de un objeto, y el carácter intrínseco del medio natural es civil.254 Sin embargo,
una parte distinta del medio ambiente natural puede hacer una contribución efectiva a la acción militar debido
a su ubicación, propósito o uso. Por ejemplo, una colina puede contribuir eficazmente a la acción militar de las
fuerzas enemigas por ubicación si les proporciona un punto de observación sobre el campamento de un
adversario,255 y de manera similar un paso de montaña puede contribuir eficazmente a la acción militar de las
fuerzas enemigas si les permite avanzar más rápidamente a medida que ocupan territorio.2%' El propósito (es
decir, el uso futuro previsto)257 o el uso del follaje en un área forestal específica puede contribuir de manera
efectiva a la acción militar proporcionando cobertura para una maniobra de tropas. Sin embargo, el concepto
general de "zona" no debe interpretarse de manera demasiado amplia, de modo que se considere que una gran
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

extensión de bosque es un objetivo militar simplemente porque los combatientes se encuentran en una pequeña
parte de ella; Sólo la parte del bosque que se haya identificado como contribución directa a la acción militar
podrá convertirse en un objetivo militar, siempre que se cumpla también el segundo componente de la
definición25*.

102. Además, en lo que respecta a la primera parte de la definición de objetivo militar, la contribución que una parte
específica del medio natural hace a la acción militar debe ser a la vez "eficaz" y dirigida hacia la acción militar

30 Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. T, regla 43.A,
pág. 143:
https://ihl-databases,icrc.org/customary-ihl/eng/docs/vl_rul_ruleo y prácticas conexas. Para la regla general de distinción,
véase ibíd., Regla 7 y comentario, pág. 25: https;//ihEdatabases.ic1c.orglcustomary=ihl/eng/docs]v1_rul_rule7.
Sobre el carácter civil del medio natural, véase la sección "Consideraciones preliminares" de las presentes Directrices,
párrafos 18 a 21.
El párrafo 4 del artículo 2 del Protocolo 111 de la Convención sobre ciertas armas convencionales de 1980 refleja esta
norma en el contexto específico de las armas incendiarias (véase la regla 23 de las presentes Directrices).
Protocolo Adicional I (1977), art. 52(2); Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario, vol. I, Regla 8, p. 29: https:}/ihl-databases.icrc.org/customary—ihlleng/docs/vl_rul_rules.
Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de
una mayor protección jurídica", págs. 27 y 28.
Por ejemplo, en el manual militar del Reino Unido, se da una colina como ejemplo de un objetivo militar: Reino Unido, The Joint Service
Manual of the Law ofArmed Conflict, 2004, párr. 5-4-5(f).
Por ejemplo, un paso de montaña se da como ejemplo de un objetivo militar en Estados Unidos, Manual de Derecho de la
Guerra, 2015 (actualizado en 2016), pp. 218-219, párr. 5.6.8.4.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario sobre los Protocolos Adicionales, página 636, párr. 2022.
Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de
una mayor protección jurídica", pág. 28.

47
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

67.
Muy fuerte
Los travaux préparatoires del Protocolo Adicional I no proporcionan una definición del término "grave", pero
sí indican que se refiere a la "gravedad o efecto perjudicial de los daños causados a la población civil".108 En
comparación, el término "grave", tal como se utiliza en el Convenio ENMOD, se define como "que implique
perturbaciones o daños graves o significativos a la vida humana, recursos naturales y económicos u otros
bienes" Aunque el entendimiento durante la negociación del Protocolo Adicional I fue que los términos no
debían interpretarse de la misma manera que los términos de ENMOD, los travaux préparatoires no arrojan luz
sobre cómo la interpretación differs.no Además, aunque se discutió un estándar más alto para el requisito "a
largo plazo", Este no parece ser el caso del criterio "severo".i71
68.
Las diversas propuestas formuladas durante la negociación del Protocolo Adicional I permiten conocer las
opiniones de los Estados sobre el tipo de daños que deberían cubrirse. En la Conferencia de Expertos
Gubernamentales sobre la Reafirmación y el Desarrollo del Derecho Internacional Humanitario Aplicable en
los Conflictos Armados, celebrada en 1972, las propuestas iniciales se centraron en
métodos o medios de guerra que "destruyen las condiciones ambientales humanas naturales o que "alteran el
equilibrio de las condiciones naturales de vida y ambientales".iJ2 Durante la Conferencia Diplomática de 1974-
1977 se hicieron propuestas similares.173 En última instancia, estas propuestas no tuvieron éxito, ya que se
reconoció que los cambios ambientales o las perturbaciones del ecosistema también podrían ocurrir a una escala
baja que no estaba destinada a ser cubierta por esta prohibición."' Por lo tanto, las propuestas sobre daños que
perturban la estabilidad del ecosistema no se incluyeron en el texto final del tratado como "parte dispositiva de
la norma", en el entendimiento de que la perturbación de la estabilidad ecológica por sí sola no sería suficiente
para alcanzar el umbral acordado.175 En cambio, se llegó a un acuerdo sobre la norma de causar "daños
generalizados, a largo plazo y graves al medio ambiente natural". indica que una de las disposiciones del
Protocolo adicional I relativas al medio ambiente natural era impedir que los daños de la naturaleza perturbaran
significativamente un ecosistema.177 Como se explica en el comentario sobre el párrafo 3 del artículo 35 del
Protocolo, la "guerra ecológica" , que "se refiere a la grave perturbación del equilibrio natural que permite la
vida y el desarrollo del hombre y de todos los organismos vivos" , es objeto de las disposiciones pertinentes del
Protocolo Adicional I (en comparación con la "guerra geofísica" abarcada por el Convenio ENMOD).17S En el
extremo opuesto del espectro, entre los ejemplos de daños que podrían considerarse por debajo del umbral
requerido de "gravedad" , los travaux préparatoires se refieren a la tala o destrucción de árboles y cráteres como
resultado del fuego normal de artillería, así como el aplastamiento de un "grupo de árboles".iT9 También se
consideró en general que "los daños en el campo de batalla incidentales a la guerra convencional normalmente
no estarían prohibidos", excepto si tales daños cumplen con el entendimiento de "grave" (y de los demás criterios
de umbral del Protocolo Adicional I).' 80

69. Por lo que se refiere al artículo 55, apartado 1, la propia disposición y los trabajos preparatorios también indican
que un factor que debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar la gravedad de los daños es el perjuicio causado a
la salud o a la supervivencia de la población. IBi El tipo de daño al que se refiere es aquel que "podría perjudicar,
a largo plazo, la supervivencia continuada de la

Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974 - 1977, Vol. W, CDDH/215/Rev. I, párr. 27.
69 Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia del Comité de Desarme, vol. I, p. 91.
Para un análisis más detallado, véase el párrafo 52 y las referencias en las notas 122 y 123 de las presentes Directrices.
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev. I, párr. 27.

Véanse, por ejemplo, las propuestas presentadas por escrito en la Conferencia de Expertos Gubernamentales sobre la Reafirmación y
el Desarrollo del Derecho Internacional Humanitario Aplicable en los Conflictos Armados, segundo período de sesiones, 3 de mayo
a 3 de junio de 1972, Informe sobre la labor de la Conferencia, vol. I, pág. Il, CE.COM 11/72 y CE.COM 68 y 69, CICR, Ginebra,
julio de 1972, págs. 47 y 63, respectivamente.
Véanse, por ejemplo, Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. Ill, CDDH/III/238, pág. 157, y
CDDH/111/222.
Pág. 156. Ibíd., vol. W,
CDDH/111/275, pág. 359.
Ibídem.
Ibíd., vol. W, CDDH/215/Rev. 1, párrs. 25—26. Sin embargo, algunos Estados señalaron que habrían preferido una norma
más estricta que proporcionara una mayor protección al medio ambiente natural; véase, por ejemplo, la declaración de
Hungría, ibíd., vol. VI, CDDH/SR.42,
Pág. 228. Al final, la adopción de esta fórmula puede explicarse por una preocupación por la coordinación con el proceso
paralelo de ENMOD; Véase Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds.), Comentario sobre los protocolos adicionales, página
413, párrafo 1448.
Véanse también, por ejemplo, las declaraciones formuladas en la Conferencia Diplomática de Hungría de 1974-1977, Documentos
Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. VI, CDDH/SR42, pág. 228; Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, vol. NV, CDDH/III/SR.27, párr. 6, y CDDH/III/SR38, párr. y Viet Nam, vol. XIV, CDDH/III/SR26, párr. 15.
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
«7b Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los protocolos adicionales, p. 420, apartado 1462. Véase también la práctica de
algunos Estados citada en Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. il, parte I, práctica relacionada con la regla 45, págs. 876 a 903: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docslv2_rul_rule45,
incluida Bélgica, Cours pour conseillers en droit des conflits armés : Les lieux et biens protégés, 2009; Alemania, Law ofArmed Conflict —
Manual, 2013, refiriéndose a la "guerra ecológica"; Armenia, Código Penal, 2003; Belarús, Código Penal, 1999; Federación de Rusia, Código
Penal, 1996; y Viet Nam, Código Penal, 1999.
Véanse las declaraciones del Reino Unido, Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. XIV,
CDDH/111/SR.38, párr. 45, y vol. W, CDDH/111/275, pág. 359.
Ibid., vol. W, CDDH/215/Rev. I, párr. 27.
Ibid., párrafos 27 y 82.

36

5. El bombardeo de instalaciones petroleras durante la guerra entre el Iraq y el Irán de 1980-1988 y el incendio de
pozos petrolíferos kuwaitíes durante la guerra del Golfo de 1990-1991 reavivaron el interés internacional por
reafirmar y aclarar el derecho que protege el medio ambiente natural en los conflictos armados. Con el apoyo de
una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU)6 y tras consultas con expertos
internacionales, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) elaboró directrices para incorporar las normas
Il-IL sobre la protección del medio ambiente natural en los manuales e instrucciones militares, con el objetivo de
mejorar la formación de las fuerzas armadas en estas normas y, en última instancia, aumentar su cumplimiento.7
Las Directrices para los manuales e instrucciones militares sobre la protección del medio ambiente La protección
del medio ambiente en tiempos de conflicto armado se presentó a las Naciones Unidas en 1994 como contribución
al Decenio del Derecho Internacional. Aunque la Asamblea General de las Naciones Unidas no las aprobó
formalmente, invitó a todos los Estados a difundirlas ampliamente y a "considerar debidamente la posibilidad de
incorporar [las Directrices] en sus manuales militares y otras instrucciones dirigidas a su personal militar"

6. Desde que se publicaron las Directrices de 1994, incidentes como la contaminación del río Danubio tras el
bombardeo de instalaciones industriales durante el conflicto de Serbia en 1999, la contaminación de las aguas
subterráneas en la Franja de Gaza como resultado de las operaciones militares en 2008 y la deforestación
exacerbada por años de conflicto en la República Democrática del Congo han puesto de relieve la necesidad
permanente de reafirmar y promover un mayor respeto de las normas del DIH que protegen la protección de las
normas del derecho internacional humanitario. el medio ambiente natural.9 Si bien un cierto nivel de daño
ambiental es inherente a los conflictos armados, no puede ser ilimitado. Aunque el DIH no aborda todos los
impactos ambientales de los conflictos armados, sí contiene normas que protegen el medio ambiente natural y
que buscan limitar los daños que se le causan.

Para hacer frente al desafío actual, el marco jurídico internacional que protege el medio ambiente natural en situaciones
de conflicto armado ha seguido desarrollándose. De particular importancia, la Corte Internacional de Justicia
(CIJ), en su Opinión Consultiva de 1996 sobre la Legalidad de la Amenaza o el Empleo de las Armas Nucleares
(en adelante, Opinión Consultiva sobre las Armas Nucleares), observó que "si bien el derecho internacional
vigente relativo a la protección y salvaguardia del medio ambiente no prohíbe específicamente el uso de armas
nucleares, indica importantes factores ambientales que deben tenerse debidamente en cuenta en el contexto de la
aplicación de los principios y normas del derecho aplicable en los conflictos armados".to Desde entonces,
indicando una preocupación general, las Naciones Unidas han adoptado múltiples resoluciones que abordan la
protección del medio ambiente durante los conflictos armados.n Además, en una conferencia diplomática
convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2017, 122 Estados adoptaron el Tratado sobre la
Prohibición de las Armas Nucleares, el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante para prohibir
completamente las armas nucleares sobre la base de los principios y normas del DIH, incluidas sus normas sobre
la protección del medio ambiente natural.u El Tratado incluye disposiciones que exigen la rehabilitación
ambiental de las zonas contaminadas por el uso o ensayo de armas nucleares." Una vez que entre en vigor,
formará una parte fundamental de la protección jurídica proporcionada al medio ambiente natural, dado que la
guerra nuclear podría causar daños a largo plazo a nuestro planeta, perturbar gravemente el ecosistema de la
Tierra, reducir las temperaturas globales y provocar una escasez mundial de alimentos.

Asamblea General de las Naciones Unidas, Res. 47/37, Protección del medio ambiente en tiempo de conflicto armado, 25
de noviembre de 1992, Preámbulo: "Acogiendo con beneplácito las actividades del Comité Internacional de la Cruz Roja en
esta esfera, incluidos los planes de proseguir sus consultas De expertos con una base ampliada De la participación y su
disposición a preparar un manual De directrices modelo para manuales militares
CICR, Directrices para manuales e instrucciones militares sobre la protección del medio ambiente en tiempos de conflicto armado, 1994, anexas a
la
Asamblea General de las Naciones Unidas, Decenio de las Naciones Unidas para el Derecho Internacional: Informe del Secretario General,
UN Doc. A/49/323, 19 de agosto de 1994.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
Asamblea General de las Naciones Unidas, Res. 49/50, Decenio de las Naciones Unidas para el Derecho Internacional, 9
de diciembre de 1994, párr. 11. Esta invitación fue repetida en 2016 por la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, Res. 2/15, Protección del medio ambiente en zonas afectadas por conflictos armados, 27 de mayo de 2016, párr.
5. Para una visión general de las discusiones que tuvieron lugar en la Asamblea General de las Naciones Unidas, véase M.
Bothe, "Military activities and the protection of the environment", Environmental Policy and Law, Vol. 37, No. 2/3, 2007,
p. 234.
Para más información sobre la necesidad de fortalecer las normas del DIH sobre la protección del medio ambiente natural,
véase CICR, Fortalecimiento de la protección jurídica de las víctimas de los conflictos armados, Informe presentado a la
31ª Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, CICR, Ginebra, octubre de 2011, págs. 14-17.
•0 CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 33.
u Véase, por ejemplo, Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Res. 3/1, Mitigación y control de la
contaminación en zonas afectadas por conflictos armados o terrorismo, 6 de diciembre de 2017; y Asamblea de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente, Res. 2/15, protección del medio ambiente en zonas afectadas por conflictos anados,
27 de mayo de 2016. Véase también, por ejemplo, Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución 64/195, Marea
negra en las costas libanesas, 21 de diciembre de 2009. En una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
con arreglo a la fórmula Arria sobre la protección del medio ambiente en los conflictos armados, celebrada el 8 de
noviembre de 2018, varios Estados se refirieron a la necesidad de aplicar mejor los marcos jurídicos existentes, mientras
que unos pocos señalaron la necesidad de seguir desarrollando el derecho.
Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (2017), párrafo 9 del preámbulo.
Ibíd., arts. 6.2 y 7.6. En el preámbulo del Tratado se hace referencia a las catastróficas consecuencias humanitarias, que
tienen graves consecuencias para el medio ambiente, que se derivarían de cualquier uso de armas nucleares y se recuerdan
las normas del DIH sobre la protección del medio ambiente natural. Véase también CICR, Servicio de Asesoramiento sobre
Derecho Internacional Humanitario, Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares de 2017, Hoja informativa, 2018.
De manera más general, sobre las armas nucleares y el DIH, véase CICR, Armas nucleares y derecho internacional
humanitario, Nota informativa n.º 4, CICR, Ginebra, 2013. Obsérvese que el Tratado sobre la prohibición de las armas
nucleares no se ha incluido en las presentes Directrices, ya que, en el momento de redactarse el presente informe, aún no
había entrado en vigor.
PROTECCIÓN

armas observó que el uso de armas incendiarias en cultivos, bosques y otras características del medio rural "puede
dar lugar a cambios ecológicos irreversibles que tengan graves consecuencias a largo plazo".159 En el extremo
opuesto del espectro, de los trabajos se desprende claramente que los daños a corto plazo al medio ambiente
natural del tipo de los que resultan de los bombardeos de artillería no estaban destinados a ser cubiertos por esta
norma.160 En este sentido, el Comité Establecido para Examinar la Campaña de Bombardeos de la OTAN contra
la República Federativa de Yugoslavia sostuvo que la noción de daño a largo plazo "tendría que medirse en años
en lugar de meses, y que, como tal, no se cubrirían los daños ordinarios en el campo de batalla del tipo causado
a Francia en la Primera Guerra Mundial" Aunque no indica una escala de tiempo precisa, en referencia a lo que
se convertiría en el párrafo 1 del artículo 55 del Protocolo adicional I, los travaux préparatoires señalan que el
daño que se pretende cubrir es el que probablemente perjudique a largo plazo la salud o la supervivencia de la
población, con efectos temporales o a corto plazo que no se pretenda cubrir.162

63, Sobre la base de esto, el término "a largo plazo" abarcaría los daños comprendidos entre los que no se consideran a
corto plazo o temporales, como los bombardeos de artillería, y los que tienen efectos en el intervalo de años
(posiblemente una escala de 10 a 30 años). Sin embargo, en última instancia, durante la negociación del Protocolo
Adicional I no se adoptó ninguna posición oficial sobre el significado de "a largo plazo" y, más allá de esto, la
definición sigue siendo vaga.

64. Para que esta regla proporcione protección en situaciones en las que el daño no se encuentre dentro de los límites
superiores del umbral temporal claramente aceptados, se necesita una mayor precisión en la interpretación de la
expresión "a largo plazo". Con este fin, el PNUMA recomienda que el precedente establecido por el Convenio
ENMOD, a saber, un período de meses, o aproximadamente una temporada, sirva de punto de partida para la
elaboración de una definición más clara de "largo plazo". De hecho, los Estados que negociaban el Convenio
ENMOD tenían en mente los huracanes, los maremotos, los terremotos, la lluvia y la nieve, mientras que los que
negociaban los Protocolos Adicionales pensaban en los daños que provocaban la perturbación de los ecosistemas.
Habida cuenta de que las disposiciones del Protocolo Adicional I tenían por objeto abarcar los daños o
perturbaciones de los ecosistemas a gran escala, es probable que el umbral de este tipo de daños sólo se alcance
cuando sus efectos se sientan o se prevea que se hagan sentir a lo largo de un período de años y tendría que ser
superior a sólo "una temporada". A pesar de que algunos delegados entendieron que el plazo abarcado era de
una década o más (y es diferente de la norma ENMOD), no hubo un acuerdo real entre todos los delegados sobre
lo que se requería. Como se observó en el momento en que se negociaron los Protocolos Adicionales, puede ser
difícil decir con certeza qué período de tiempo puede estar involucrado en una violación de este umbral165.

65, En la actualidad podría considerarse que los daños que no se consideraban inicialmente comprendidos en el criterio
de la "duración prolongada" lo satisfacían sobre la base de los conocimientos contemporáneos, en particular de
los efectos acumulativos e indirectos (o reverberantes). De acuerdo con esto, un factor a considerar para
determinar el tipo de daño que es "a largo plazo" podría ser la capacidad de ciertas sustancias para persistir en
entornos naturales particulares (incluso a través de la bioacumulación en organismos).166 Por ejemplo, ahora se
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
sabe que los contaminantes ambientales graves y las sustancias peligrosas pueden permanecer en el medio
ambiente natural durante largos períodos de tiempo y causar, y continúan causando, daños a las especies.
incluidos los humanos.

66. Por lo tanto, la evaluación del significado de "a largo plazo" debe tener en cuenta la duración de los efectos indirectos
(o reverberantes previsibles) de la utilización de un método o medio de guerra determinados (no sólo sus efectos
directos). En el caso de Viet Nam, los daños a la salud humana siguen presentes y pueden persistir durante las
generaciones venideras. Ib7 De este modo, podría cumplirse la prueba del "largo plazo", incluso evaluada en
función de una duración de 30 años. La comprensión de los daños cubiertos por "a largo plazo" debe basarse en
piedras de toque como estas.

Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre el napalm y otras armas incendiarias y todos los aspectos
de su posible uso, UN Doc. A/8803, 9 de octubre de 1972, pág. 51, párr. 189.
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. N, CDDH/215/Rev. I, párr. 27; Informe del
Presidente del Grupo "Biotopo", 11 de marzo de 1975, CDDH/III/GT/35, párr. 5, reimpreso en H. S. Levie, Protection ofWarVictims:
Protocoll to the 1949 Geneva Conventions, vol. 3, párr. 6; Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los protocolos adicionales,
págs. 416 y 417, párr. 1454.
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Informe final al fiscal del Comité encargado de examinar la campaña de bombardeos
de la OTAN contra la República Federativa de Yugoslavia, párrafo 15 (sin cursivas en el original).
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev. I, párrafos 27 y
82. Los travaux préparatoires indican además que el término "salud" se insertó en el artículo 55 del Protocolo Adicional I
para abarcar las medidas de las que cabría esperar que causaran efectos graves que acarrearían graves problemas de salud,
como defectos congénitos: ibíd., párr. 82.
PNUMA, Protección del medio ambiente durante los conflictos armados: inventario y análisis del derecho internacional, pág. 52.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, págs. 416 y 417, párrafo 1454.
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev. I, párr. 27.
Este factor se discute en el contexto de este umbral en Hulme, War Torn Environment, p. 95.
107 Este elemento se analiza en ibíd., p. 95, y Bothe et al., U lnternational law protecting the environment during armed
conflict: Gaps and opportunities", p. 576.

35
51. Aunque los tres términos "generalizado", "a largo plazo" y "grave" se utilizan en el Protocolo Adicional I, no
están definidos en el tratado, sus comentarios o su historia de negociación. Sin embargo, hay una serie de
elementos que, en general, pueden servir para informar el significado de estos términos.

52. Un primer factor a tener en cuenta es el contexto histórico de las disposiciones ambientales del Protocolo
adicional I. Mientras se negociaban, los Estados habían concluido recientemente las negociaciones sobre el
Convenio ENMOD en 1976. Aunque el Convenio ENMOD utilizaba términos similares, pero no acumulativos,
(es decir, "generalizado, duradero o grave" (sin cursivas en el original)), las interpretaciones dadas a esos términos
eran únicamente a los efectos de ese tratado y sin perjuicio de las interpretaciones de los mismos términos o de
términos similares en otros acuerdos internacionales.122 Durante la negociación del Protocolo Adicional I,
también se entendió Varios Estados que la interpretación de los términos del Protocolo no era la misma en cuanto
a la del Convenio ENMOD.i23 Sin embargo, se aclaró poco en qué se diferencian, y las delegaciones se limitaron
a reiterar que estos términos tienen alcances diferentes y que el entendimiento del Estado se entendía sin perjuicio
de su posición sobre el Convenio ENMOD. Esta situación, en la que algunos Estados consideran que términos
similares tienen significados diferentes en diferentes tratados, puede explicarse por los alcances y objetivos muy
diferentes de estos instrumentos relacionados con la protección del medio ambiente.u4 El Convenio ENMOD
prohíbe los daños que alcancen el umbral si dichos daños son el resultado del uso militar u hostil de técnicas de
modificación del medio ambiente,12' que requieren una manipulación deliberada de los procesos naturales en el
territorio de un Estado Parte.126 El Protocolo Adicional I protege el medio ambiente natural contra los daños
causados por cualquier método o medio de guerra, incluidos los daños incidentales, que alcancen el umbral
requerido.127 En consecuencia, el Convenio ENMOD exige un comportamiento deliberado, mientras que el
Protocolo Adicional I también prohíbe los daños no intencionales. Un punto relacionado, pero separado, es el
carácter acumulativo de la prohibición contenida en el Protocolo adicional I en comparación con el umbral
disyuntivo del Convenio ENMOD. El establecimiento de un umbral acumulativo en el Protocolo adicional I, que
por lo tanto es superior al umbral disyuntivo del Convenio ENMOD, puede explicarse por el hecho de que el
Protocolo prohíbe los daños resultantes de cualquier método o medio de guerra, ya sea deliberado o no
intencional, mientras que el Convenio ENMOD sólo prohíbe los daños intencionales. Esto también puede
explicarse por el hecho de que se prohíben todos los daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente
natural, independientemente de consideraciones de necesidad militar o proporcionalidad.

53. Más allá de este reconocimiento de que no se puede concluir necesariamente que los umbrales del Convenio
ENMOD y del Protocolo Adicional I sean los mismos, las actas oficiales de la Conferencia Diplomática de 1974-
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
1977 no adoptan una posición sobre la interpretación de los términos individuales y la forma en que difieren de
los términos ENMOD, con la excepción de las opiniones de algunos Estados sobre el significado de "largo plazo".
en acuerdos internacionales posteriores y otras prácticas. Desde la aprobación del Protocolo Adicional I, el
umbral "generalizado, a largo plazo y severo" se ha incluido en Otros acuerdos internacionales, pero esos tratados
y su historia de negociación no revelan una posición oficial sobre el significado de los términos, salvo que se
basan en el Protocolo Adicional En particular, un comentario sobre el Estatuto de la Corte Penal Internacional de
1998 recomienda adoptar una interpretación análoga de los términos ENMOD a los efectos del Estatuto.i29 En
la mayoría de los casos, el Adicional

Los redactores de la Convención ENMOD de 1976 aprobaron "Entendimientos", que no forman parte de la Convención pero forman parte
del acta de negociación y se incluyeron en Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia del Comité de Desarme,
vol. l, Documentos Oficiales de la Asamblea General: Trigésimo primer período de sesiones, Suplemento Nº 27 (A/31/27), 1976, pág. 91.
Véanse, por ejemplo, las declaraciones y explicaciones de los votos de la Argentina, Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática
de Ginebra de 1974-1977, vol. VI, CDDH/SR39, 25 de mayo de 1977, pág. 113; Egipto, ibíd., pág. 114; Italia, ibíd., CDDH/SR.42, 27 de
mayo de 1977, párr. 21; México, ibíd., CDDH/SR.39, 25 de mayo de 1977, párrafo 49; Perú, ibid., párrafo 53; y Venezuela, ibíd., pág. 118.
Véase también M. Bothe, "La protección del medio ambiente en tiempos de conflicto armado: normas jurídicas,
incertidumbre, deficiencias y posibles acontecimientos", en CICR, Reunión de expertos sobre la protección del medio
ambiente en tiempo de conflicto armado: Informe sobre la labor de la Reunión, CICR, Ginebra, 1992, anexo 3, pág. 7; y T.
Carson, "Promoción de la protección jurídica del medio ambiente en relación con los conflictos armados: umbral del
protocolo I de daños ambientales inadmisibles y alternativas", NordicJournal Of International Law, Vol. 82, No. 1, 2013, p.
90.
Para una explicación de la expresión "técnicas de modificación ambiental", véase el comentario a la Regla 3.B de la presente

Véase el Convenio ENMOD (1976), arts. 1 y 2.


Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los protocolos adicionales, págs. 414-416, párrafos 1450-1452.
Véase, por ejemplo, el preámbulo de la Convención sobre ciertas armas convencionales (1980) y el Estatuto de la Corte
Penal Internacional (1998), art. Véase también O. Triffterer y K. Ambos (eds), The Rome Statute Of the
International Criminal Court: A Commentary, 3ª ed., Hart, Oxford, 2016. , Art. Párrafo 253. Véase también la
declaración de Marruecos durante la Conferencia Preparatoria de la Convención, UN Doc. A/CONF. 95/WG/L.7,
septiembre de 1979:
[El título de la Conferencia Preparatoria no refleja adecuadamente los profundos cambios que se han producido en
el derecho relativo a los conflictos armados desde la adopción, en 1977, por la Conferencia Diplomática sobre la
Reafirmación y el Desarrollo del DIH aplicable en los conflictos armados del primer Protocolo Adicional a los
Convenios de Ginebra de 1949. En efecto, si bien la referencia a los dos conceptos tradicionales de "sufrimientos
innecesarios" —ahora denominados efectos "excesivamente nocivos"— y de armas "indiscriminadas" debe
acogerse con satisfacción, es lamentable que no se tengan en cuenta las consideraciones ecológicas, mientras que
los artículos 35 y 55 del primer protocolo adicional conceden especial importancia a la protección del medio
ambiente.
Triffterer/Ambos (eds), El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional: Un comentario, Art. , párrafo 253.

31
PROTECr10N

, los agentes no estatales que son partes en un conflicto armado u otros agentes que puedan estar en condiciones
de influir en el comportamiento de las partes en un conflicto armado. Este alcance más amplio reconoce la
realidad de que existen autoridades estatales más allá de las fuerzas armadas, como los parlamentarios y los
órganos judiciales, que pueden desempeñar un papel importante en la promoción, aplicación y cumplimiento de
la ley. Además, con la proliferación de conflictos armados no internacionales, también es fundamental difundir
el DIH y promover un mayor cumplimiento de estas normas por parte de los grupos armados no estatales. Otros
actores también pueden tener una influencia positiva a este respecto en las partes en un conflicto armado.

12. Las Directrices de 2020 son una colección de normas existentes sobre el DIH. En caso necesario, también tratan
de proporcionar más aclaraciones sobre estas normas. Cabe destacar que, al igual que en el caso de las Directrices
de 1994, las presentes Directrices son una reafirmación de la legislación tal como está a los ojos del CICR. Como
tales, no deben interpretarse en el sentido de que limitan o menoscaban las obligaciones existentes en virtud del
derecho internacional ni en el sentido de que crean o desarrollan otras nuevas.

13. El contenido de las Directrices de 1994 sigue siendo válido en la actualidad, y las Directrices de 2020 conservan
sus elementos clave. Para aclarar el origen y la aplicabilidad de estos elementos, las Directrices de 2020 son más
detalladas que sus predecesoras. La estructura también se ha modificado para establecer en primer lugar las
normas pertinentes del derecho internacional consuetudinario, incluidas las identificadas en el estudio del CICR,
seguidas de obligaciones adicionales en virtud de tratados, según proceda. Dado que las Directrices reflejan las
obligaciones existentes en virtud del derecho internacional, en el presente documento se ha optado por referirse
a ellas como "normas" en todo momento. En los pocos casos en que se trata de recomendaciones y no de
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
obligaciones, las Directrices se refieren a ellas como "recomendaciones". Por último, cada norma o
recomendación va acompañada de un comentario conciso para facilitar la interpretación y aclarar su fuente. Las
Directrices de 2020 han sido sometidas a un proceso de revisión externa por pares por parte de profesionales y
académicos, que contribuyeron con sus aportes a título personal.20

Recomendaciones clave para la aplicación de las Directrices


14. Las Directrices de 2020 tienen por objeto facilitar la adopción de medidas concretas para reducir el impacto
ambiental de los conflictos armados. Para apoyar esta implementación, el CICR propone las siguientes medidas
que los Estados pueden adoptar por adoptar:

• Disponer de las normas del DIH que protegen el medio ambiente natural reflejadas en las presentes
Directrices e integrarlas en los sistemas de doctrina, educación, formación y disciplina de las fuerzas
armadas. Los comités nacionales de DIH o entidades similares podrían encargarse de asesorar y asistir a
las autoridades nacionales a este respecto.

• Adoptar y aplicar medidas para aumentar la comprensión de los efectos de los conflictos armados en el
medio ambiente natural antes de las operaciones militares y regularmente durante ellas, siempre que sea
factible y pertinente desde el punto de vista operacional, a fin de reducir al mínimo los efectos directos e
indirectos de las operaciones militares en el medio natural. Siempre que sea posible, los Estados podrían,
por ejemplo, llevar a cabo evaluaciones previas de los efectos ambientales de las operaciones militares o
cartografiar zonas de particular importancia o fragilidad ambiental antes de la realización de operaciones
militares.

• Identificar y designar áreas de particular importancia o fragilidad ambiental como zonas desmilitarizadas.
Dichas áreas podrían incluir parques nacionales, reservas naturales y hábitats de especies en peligro de
extinción. Estas podrían ser designadas como zonas desmilitarizadas en las que se prohíbe toda acción
militar y la presencia de tropas y material militar. La designación puede tener lugar antes de que se produzca
un conflicto armado, es decir, en tiempos de paz, o después de que estallen los combates.

• Intercambiar ejemplos y buenas prácticas de medidas que pueden ser para cumplir con las obligaciones del
DIH protegiendo el medio ambiente natural, a través de actividades como conferencias, entrenamiento y
ejercicios militares, y foros regionales. Los Estados también podrían, por ejemplo, llevar a cabo o compartir
evaluaciones científicas de la proporcionalidad de los daños causados al medio ambiente natural por ciertos
tipos de armas. Además, podrían ofrecer asesoramiento técnico a otros Estados sobre medidas que puedan
proteger mejor las zonas de especial importancia o fragilidad ambiental.
Los Estados y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han presentado diversas
promesas de este tipo para mejorar la protección del medio ambiente natural en los conflictos armados21.

En el anexo figura la lista de expertos que participaron en el examen por homólogos.


Véanse, por ejemplo, las promesas presentadas en la 33ª Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja, Ginebra, 2019, conjuntamente por los Gobiernos y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de Dinamarca,
Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia; por el Gobierno de Finlandia; y por la Cruz Roja Finlandesa y por el Gobierno de
Burkina Faso: https://rcrcconference.org/about/pledges/search. Véase también el compromiso anterior hecho por los
Gobiernos de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia en relación con el desarrollo del marco jurídico para la protección
del medio ambiente en los conflictos armados, Compromiso P1290, presentado en la 31ª Conferencia Internacional de la
Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Ginebra, 28 de noviembre a 1 de diciembre de 2011.

14
PARTE Ill: PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE NATURAL QUE OFRECEN
LAS NORMAS RELATIVAS A ARMAS ESPECÍFICAS
Artículo 19 - Prohibición del uso de veneno o armas envenenadas. Está prohibido el uso de veneno o armas
envenenadas.

Artículo 20 - Prohibición del empleo de armas biológicas. Está prohibido el uso de armas biológicas.
Artículo 21 - Prohibición del empleo de armas químicas. Está prohibido el uso de armas químicas.

Artículo 22 - Prohibición del uso de herbicidas como método de guerra. Se prohíbe el uso de herbicidas como
método de guerra si:
A son de tal naturaleza que pueden ser armas químicas prohibidas;
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
B. sean de tal naturaleza que puedan ser armas biológicas prohibidas;
C están dirigidos a la vegetación que no es un objetivo militar;
D. causaría incidentalmente la pérdida incidental de vidas civiles, lesiones a civiles, daños a bienes de carácter
civil, o una combinación de ambas cosas, que cabe esperar que sean excesivos en relación con la ventaja
militar concreta y directa prevista; o
E. causaría daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural.

Regla 23 - Armas incendiarias.


A. Si se utilizan armas incendiarias, se debe tener especial cuidado en evitar y, en todo caso, reducir al mínimo
la pérdida incidental de vidas civiles, las lesiones a civiles y los daños a bienes de carácter civil, incluido el
medio ambiente natural.
B. En el caso de los Estados Partes en el Protocolo Ill de la Convención sobre ciertas armas convencionales,
está prohibido hacer que los bosques u otros tipos de cubiertas vegetales sean objeto de ataques con armas
incendiarias, excepto cuando se utilicen para cubrir, ocultar o camuflar a los combatientes u otros objetivos
militares, o sean ellos mismos objetivos militares.

Regla 21. — Minas terrestres.


A Para las partes en un conflicto, las normas consuetudinarias mínimas específicas para las minas terrestres son
las siguientes:
L Cuando se utilizan minas terrestres, se debe tener especial cuidado en reducir al mínimo sus efectos
indiscriminados, incluidos los que se producen sobre el medio ambiente natural.
ii. Las partes en conflicto que utilicen minas terrestres deben registrar, en la medida de lo posible, su
emplazamiento.
iii. Al final de las hostilidades activas, una parte en conflicto que haya utilizado minas terrestres debe
retirarlas o hacerlas inofensivas para la población civil, o facilitar su eliminación. Para un Estado Parte en la
Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal: L Queda prohibido el empleo de minas
antipersonal.
ii. Cada Estado Parte debe destruir o asegurar la destrucción de sus arsenales de minas antipersonal.
iiL Tan pronto como sea posible, cada Estado Parte deberá limpiar las zonas bajo su jurisdicción o control que
estén contaminadas con minas antipersonal.
C. Para un Estado que no sea parte en la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal, pero sí en
el Protocolo Il de la Convención sobre ciertas armas convencionales, enmendada el 3 de mayo de 1996
(Protocolo Il enmendado de la Convención), el uso de minas antipersonal y antivehículo está restringido por
las normas generales y específicas del Protocolo, incluidas las que exigen que:
Toda la información sobre la colocación de minas, sobre la colocación de campos minados y sobre las zonas
minadas deberá registrarse, conservarse y ponerse a disposición después de la cesación de las hostilidades
activas, en particular con fines de limpieza.
ii. Inmediatamente después de la cesación de las hostilidades activas, todas las zonas minadas y los campos
minados deberán limpiarse, eliminarse, destruirse o mantenerse de conformidad con lo dispuesto en el
Protocolo II enmendado de la Convención.

Artículo 25 - Reducción al mínimo de los efectos de los restos explosivos de guerra, incluidas las municiones de
racimo sin estallar.
A Cada Estado Parte en el Protocolo V de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales y las Partes en un
conflicto armado deben:
L, en la mayor medida posible y en la medida de lo posible, registrar y conservar información sobre el uso
o abandono de artefactos explosivos; ii) cuando haya utilizado o abandonado artefactos explosivos que
puedan haberse convertido en restos explosivos de guerra, sin demora después de la cesación de las
hostilidades activas y, en la medida de lo posible, con sujeción a sus intereses legítimos de seguridad, facilite
esa información de conformidad con el artículo del Protocolo; iii. Después de la cesación de las hostilidades
activas y tan pronto como sea posible, marcar y limpiar, retirar o destruir los restos explosivos de guerra en
los territorios afectados bajo su control.

PROTECCIÓN

8. Se están realizando esfuerzos para aclarar y fortalecer el marco jurídico internacional que rige la protección del medio
ambiente natural en los conflictos armados.u• El interés de los Estados en esta cuestión ha cobrado impulso
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
recientemente." La Comisión de Derecho Internacional (CDI) nombró dos relatores especiales en 2013 y 2017,
respectivamente, para abordar la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados.
Basándose en los informes de estos relatores especiales6 y en los debates de la Comisión y de la Sexta Comisión
de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la CDI elaboró el Proyecto de Principios sobre la Protección del
Medio Ambiente en Relación con los Conflictos Armados que, junto con sus comentarios, fueron adoptados en
primera lectura en el septuagésimo primer período de sesiones de la CIT en 2019.17 El Proyecto de Principios
aborda la protección del medio ambiente ante un posible conflicto armado. durante un conflicto y después de un
conflicto. Posteriormente, la CIT presentó el informe de su labor a la Sexta Comisión durante el 74º período de
sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La CIT ofrece a los Estados y a las organizaciones
internacionales la oportunidad de formular observaciones sobre el proyecto de principios y comentarios a lo largo
de 2020. Sobre la base de estos comentarios, se espera que la CDI realice la segunda lectura en 202L

Directrices del CICR para 2020


9. En 2009, en un seminario organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
y el CICR, se acordó que era necesario actualizar las Directrices de 1994 e intensificar los esfuerzos para
promoverlas. La División Jurídica del CICR ha emprendido esta labor

10. Las Directrices sobre la protección del medio natural en los conflictos armados resultantes tienen en cuenta la
evolución del derecho convencional y del derecho consuetudinario desde 1994, basándose en particular en las
aclaraciones proporcionadas por el estudio del CICR de 2005 sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario18. En el comentario adjunto se trata de abordar las opiniones divergentes sobre el estudio y, en
su caso, sobre la condición consuetudinaria de algunas de sus normas. Las Directrices de 2020, al igual que la
versión de 1994, se centran en la forma en que las normas del DIH protegen el medio ambiente natural. La
interacción entre el DIH y otros órganos de derecho internacional en situaciones de conflicto armado no es objeto
de atención y sólo se aborda brevemente en la sección sobre consideraciones preliminares que figura a
continuación.

11. Las Directrices de 2020 son una continuación concertada de los esfuerzos del CICR para crear conciencia sobre
la necesidad de proteger el medio ambiente natural de los efectos de los conflictos armados, pero también van
más allá del objetivo original de las Directrices de 1994. Este último documento sirvió principalmente como
instrumento de referencia para la incorporación de las normas del DIH sobre la protección del medio ambiente
natural en los manuales e instrucciones militares. Por el contrario, las presentes Directrices tienen por objeto
servir de referencia para todas las partes interesadas, ya sean órganos estatales (incluidos los poderes ejecutivo,
legislativo y judicial)

Véase, por ejemplo, PNUMA, Protecting the Environment during Armed Conflict: An Inventory and Analysis of
International Law, PNUMA, Nairobi, 2009, elaborado con el propósito declarado de identificar las lagunas en el marco
jurídico existente y recomendar cómo deben abordarse. Véase también el trabajo de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN) y su Grupo de Especialistas en Paz, Seguridad y Conflictos:
https;//www.iucn.org/commissions/world-commission-environmental-law/our-work/.peace-security—an& conflict (todos
los enlaces web consultados en agosto de 2020).
Véanse, a este respecto, las resoluciones de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente a las que se hace
referencia en la nota supra. Además, en noviembre de 2018 y diciembre de 2019, el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas celebró reuniones con arreglo a la fórmula Arria sobre la protección del medio ambiente durante los conflictos
armados. El secretario general de la ONU también ha abordado el impacto ambiental de los conflictos y el cambio climático;
véase Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Protección de los civiles en los conflictos armados: Informe del
Secretario General, UN Doc. S/2020/366, 6 de mayo de 2020, p. 11.
Para los
informes del primer relator especial nombrado en 2013, véanse CDI, Informe preliminar sobre la protección del medio ambiente en
relación con los conflictos armados presentado por Marie G. Jacobsson, Relatora Especial, UN Doc. A/CN.4/674, 30 de mayo de 2014;
CIT, Segundo informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, presentado por Marie G. Jacobsson,
Relatora Especial, UN Doc. A/CN.4/685, 28 de mayo de 2015; y CIT, Tercer informe sobre la protección del medio ambiente en relación
con los conflictos armados, presentado por Marie G. Jacobsson,
Relator Especial, UN Doc. A/CN.4/700, 3 de junio de 2016. Para los informes del segundo relator especial nombrado en
2017, véase CDI,
Primer informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, presentado por Marja Lehto, Relatora
Especial, UN Doc. A/CN.4/720, 30 de abril de 2018; y CDI, Segundo informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los
conflictos armados, por Marja Lehto, Relatora Especial,
Un DOC. A/CN41728, 27 de marzo de 2019.
n Véase CIT, Proyecto de Principios sobre la Protección del Medio Ambiente en Relación con los Conflictos Armados
(2019), reproducido en Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Comisión de Derecho Internacional:
Septuagésimo primer período de sesiones (29 de abril-7 de junio y 8 de julio-9 de agosto de 2019), UN Doc. A/74/10,
Naciones Unidas, Nueva York, 2019, cap. VI. Protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, págs.
209 a 296. Para más información sobre el proceso de redacción, véase el resumen de la labor de la CDI sobre la protección
del medio ambiente en relación con los conflictos armados: http://legaLun.org/ilc/summaries/8_7.shtm].
Véase J. M. Henckaerts y 1m Doswald-Beck (eds.), Customary International Humanitarian Law, vol. I, pág. I: Rules and
Vol. Il: Practice, CICR, Ginebra/Cambridge University Press, Cambridge, 2005, reimpreso en 2009: https://ihl-
datdbases.icrc.org/customaryihljeng/docs/home (en adelante, estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario). Las referencias que se hacen en las presentes Directrices a los números de página del Estudio del CICR
sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario corresponden a la reimpresión de 2009. Los PDF de esta
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
publicación están disponibles en: https:j/www.icrc.org/en/doc/assets/files/other/customary-international-humanitarian-law-i-
icrc-eng.pdf (Vol. I) y https:l/wwa.icrc.org/en/doc/assets/files/other/customary-international-humanitarian-law-ii-icrc-
eng.pdf (Vol. il, partes y 2). Para facilitar la consulta, en las notas a pie de página también se proporcionan enlaces a las
normas específicas en la base de datos en línea del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario.
«9 En cuanto a la protección del medio ambiente natural en los conflictos armados que ofrecen los órganos de derecho
internacional distintos del DIH, véanse los párrafos 25 a 41 de las presentes Directrices.

13
del calificativo "directo" con respecto al daño incidental a la población civil), así como el contexto y la finalidad
humanitaria de la norma.293 Además, se refleja en la práctica de los Estados.294

118. El alcance de la obligación de tener en cuenta los efectos indirectos de un ataque, y la cuestión conexa de cuándo
es razonablemente previsible un efecto indirecto, dependerá de los hechos de cada caso sobre la base de una
evaluación de la información procedente de todas las fuentes disponibles en el momento pertinente, 295 e
informada por prácticas pasadas y datos empíricos. 296 Por ejemplo, dependiendo de cómo se lleve a cabo el
ataque, puede ser previsible que un ataque contra una instalación que contenga sustancias químicas pueda
provocar la liberación de tales sustancias químicas en el medio natural circundante.297 Dependiendo de las
circunstancias, también puede preverse que un ataque que se espera que afecte al suministro de electricidad, por
ejemplo, dañando una central eléctrica, podría perturbar los sistemas de tratamiento de aguas residuales o de
alcantarillado que dependen de la electricidad y, a su vez, dañar la calidad del agua y el suelo al contaminarlos
con aguas residuales no tratadas.298 Además, a medida que aumenta la información sobre los riesgos a largo
plazo que conlleva la alteración de los ecosistemas, también aumenta la previsibilidad de los efectos indirectos,
y las evaluaciones de la excesiva de los daños incidentales al medio ambiente natural deben tener en cuenta dicha
información.299

119. La Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha señalado que las consecuencias a largo plazo
de la degradación ambiental resultante de la contaminación causada por los conflictos armados "incluyen, entre
otras cosas, la pérdida de biodiversidad, la pérdida de cultivos o ganado, y la falta de acceso al agua potable y a
las tierras agrícolas, y los efectos negativos y a veces irreversibles en los servicios de los ecosistemas y su impacto
en la recuperación sostenible. contribuyendo a nuevos desplazamientos forzados relacionados con factores
ambientales".300 Estos ejemplos se refieren generalmente a los efectos de los conflictos armados en el medio
ambiente natural más que a los efectos de los ataques. Sin embargo, en la medida en que un ataque pueda
previsiblemente tener efectos directos o indirectos como estos, deben tenerse en cuenta al sopesar la ventaja
militar concreta y directa prevista frente a los daños incidentales previstos.

Véase CICR, El derecho internacional humanitario y los desafíos de los conflictos armados contemporáneos: renovar el compromiso con
la protección en los conflictos armados
Conflicto en el 70º aniversario de los Convenios de Ginebra, págs. 18 y 68; Grupo de Estudio de la ILA sobre la Conducción de las
Hostilidades en la 21ª
Century, "La conducción de las hostilidades y el derecho internacional humanitario. Desafíos de la guerra del siglo XXI",
pp. 352-354; Schmitt/Vihul (eds.), Manual de Tallin, comentario a la Regla 113, pág. 472, párr. 6; M. Sassöli y L. Cameron,
"The protection of civilian objects: Current state Of the law and issues de lege ferenda", en N. Ronzitti y G. Venturini (eds),
The Law OfAir Warfare: Contemporary Issues, Eleven International, La Haya, 2006, pág. 65; L. Gisel, "Relevant incidental
harm for the proportionality principle", en ICRC/C011ege Of Europe, Urban Warfare, Actas del 16º Coloquio de Brujas, 15
y 16 de octubre de 2015, Collegium, Nº 46, otoño de 2016, págs. 125-127; I. Robinson y E. Nome, "Proporcionalidad y
precauciones en el ataque: los efectos reverberantes del uso de armas explosivas en zonas pobladas", Revista Internacional
de la Cruz Roja, Vol. 98, Núm. 1, abril de 2016, pp. 112-116; y Gillard, Proportionality in the Conduct Of Hostilities: The
Incidental Harm Side Of the Assessment, págs. 18 y 19, párrafos 62 a 64.
Para una visión general de la práctica pertinente de los Estados, véase L. Gisel (ed.), El principio de proporcionalidad en las normas que
rigen la conducta de los Estados
Las hostilidades en el marco del derecho internacional humanitario, Informe de la Reunión Internacional de Expertos,
Quebec, 22 y 23 de junio de 2016, CICR, Ginebra, 2018, págs. 43-51. Véase también Robinson/N0hle, "Proporcionalidad y
precauciones en el ataque: los efectos reverberantes del uso de armas explosivas en zonas pobladas", págs. 115-116.
Véase nota 145 supra.
Para algunos de los parámetros que pueden tenerse en cuenta al determinar el alcance de la obligación de tener en cuenta
los efectos indirectos de un ataque, véase Robinson/N0hle, "Proporcionalidad y precauciones en el ataque: los efectos
reverberantes del uso de armas explosivas en zonas pobladas", págs. 117-131.
297 Por ejemplo, el bombardeo del complejo industrial de Panéevo y de una refinería de petróleo en Novi Sad por parte
de las fuerzas de la OTAN durante la guerra de Kosovo en 1999 provocó la liberación de unas 80.000 toneladas de petróleo
crudo en el suelo y de muchas toneladas de otras sustancias tóxicas: Hulme, War Torn Environment, p. 188. Véase también
PNUMA/Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (CNUAH), The Kosovo Conflict:
Consequencesfor the Environment & Human Settlements, PNUMA/CNUAH, Nairobi, 1999, págs. 32-38.
Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de
una mayor protección jurídica", pág. 30. Para ver un ejemplo de contaminación ambiental debido a la escasez de electricidad
durante los conflictos, véase
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
PNUMA, Evaluación ambiental de la Franja de Gaza tras la escalada de hostilidades en diciembre de 2008-enero de 2009, PNUMA, Nairobi,
2009, pág. 39:
Los sistemas de alcantarillado se vieron afectados de varias maneras durante las hostilidades. En primer lugar,
cuando el suministro de electricidad colapsó, las bombas de transferencia dejaron de funcionar, lo que provocó
que las aguas residuales se desviaran a las lagunas disponibles más cercanas, incluidas las lagunas de infiltración.
En segundo lugar, el tratamiento limitado que se venía realizando en las plantas de tratamiento de aguas residuales
también cesó debido a la escasez de electricidad. Por lo tanto, los efluentes que salían de las plantas de tratamiento
de aguas residuales para ser eliminados en el mar o por infiltración en las aguas subterráneas no estaban tratados
en absoluto.
Droegenougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad de
una mayor protección jurídica", págs. 31 y 32. Además, véase el párrafo 124 de las presentes Directrices en relación con el
"principio de precaución" del derecho internacional del medio ambiente y su pertinencia para la obligación de adoptar
medidas de precaución adecuadas para evitar daños indebidos . La información sobre los daños ambientales relacionados
con los conflictos está cada vez más disponible a medida que se desarrollan métodos para documentar y monitorear estos
daños; véase, por ejemplo, W. Zwijnenburg et al., "Solving the jigsaw Of conflict-related environmental damage:
Utilizando el análisis de código abierto para mejorar la investigación sobre los riesgos para la salud ambiental", Journal
Ofpublic Health, vol. 42, n.º 3, noviembre de 2019.
Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Res. 3/1, mitigación y control de la contaminación en
zonas afectadas por conflictos armados o terrorismo, 30 de enero de 2018, preámbulo, párr. 13.

54
72. DIRECTRICES SOBRE LA PR(YI'ECI'IÓN DEL MEDIO AMBIENTE NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

contra otras partes del medio ambiente natural"3 Así, los daños causados por el uso de un determinado método o
medio de guerra contra ciertos componentes podrían cumplir el umbral de "gravedad", mientras que el uso de los
mismos contra otros componentes no lo haría.

Teniendo en cuenta los elementos mencionados, debe entenderse que el umbral de "grave" abarca la perturbación
o el daño a un ecosistema o el daño a la salud o la supervivencia de la población en gran escala, quedando
generalmente fuera del ámbito de aplicación de esta prohibición los daños normales causados por los
movimientos de tropas y el fuego de artillería en la guerra convencional. Más allá de esto, los contornos del
significado de "grave" y la escala requerida del daño siguen siendo vagos y se necesita una mayor precisión. Al
igual que en el caso de los términos "generalizado" y "a largo plazo", el PNUMA recomienda que el precedente
establecido por el Convenio ENMOD —es decir, "que implique perturbaciones o daños graves o significativos a
la vida humana, los recursos naturales y económicos u otros bienes"— sirva de base mínima para la elaboración
de una definición más clara de "grave"194. perjudicar la salud o la supervivencia de la población y las
preocupaciones ecológicas,
Al determinar el tipo de daño que podría abarcarse, al determinar el tipo de daño que podría abarcarse, debería
tenerse en cuenta perturbación o daño grave o significativo a la vida humana o a los recursos naturales.195
Además, al menos en la medida en que los efectos sobre los activos económicos o de otra índole también den
lugar a perturbaciones o daños al ecosistema o a la salud o la supervivencia de la población, También deben
tenerse en cuenta a la hora de evaluar el significado de "grave".

Daños al medio ambiente natural


73. Como se ha visto en la historia de la negociación del Protocolo Adicional 1, los delegados debatieron si el daño
al medio ambiente natural como tal debería prohibirse, o si la prohibición debería aplicarse únicamente a los
daños al medio ambiente natural en la medida en que perjudiquen la salud o la supervivencia de la población.196
Estas discusiones dieron lugar a la la adopción de dos artículos distintos: el apartado 3 del artículo 35, que no
establece ninguna relación entre los daños al medio ambiente natural y la salud o la supervivencia de la población,
y el apartado 1 del artículo 55, que incluye una referencia a la salud o la supervivencia de la población. De hecho,
los travaux préparatoires indican que, con un énfasis deliberadamente diferente al del artículo 35(3), el enfoque
del artículo 55(1) en el momento de la redacción era garantizar la salud o la supervivencia de la población.197
Los travaux observan que "la prohibición contenida en ese artículo estaba vinculada a un perjuicio para la salud
o la supervivencia de la población" 199 Mientras tanto, Se consideró que el párrafo 3 del artículo 35 tenía un
alcance más amplio, protegiendo el medio ambiente natural en sí mismo.109 Sin embargo, cabe destacar que
los trabajos también indican que la primera frase del artículo 55 establece una norma general, que luego se
especifica en la segunda frase, y además observan que "[debe adoptarse una medida para proteger el medio
ambiente natural contra el tipo de daño especificado, incluso si no se perjudica la salud o la supervivencia de la
población".200 Travaux continúa diciendo que un ejemplo de esto es el daño ambiental que cumple con el umbral
requerido de daño, pero que se encuentra en un área despoblada.201

74. Independientemente del alcance de los daños prohibidos por el artículo 55, apartado 1, el efecto combinado de
los artículos 35, apartado 3, y 55, apartado 1, del Protocolo adicional I es que prohíben inequívocamente el uso
de métodos o medios de guerra que tengan por objeto, o pueda esperarse, causar daños generalizados, duraderos
y graves al medio ambiente natural como tal. Esto es

Otros ejemplos que pueden superar la prueba de gravedad son los daños a "un ecosistema particularmente valioso, en
peligro o raro" o a un ecosistema especialmente delicado o sensible, como los desiertos y la Antártida. El daño a los "sitios
de especial interés científico", "especies en peligro de extinción o áreas de patrimonio natural" también podría resultar en
un mayor nivel de daño: Hulme, WarTorn Environment, pp. "—45 y 98.
PNUMA, Protecting the Environment during Armed Conflict: An Inventory andAnalysis ofInternational Law, pág. 52.
Véase también Schmitt, "Green war", pág. 108, en el que se señala que la interpretación que hace el ENMOD de "grave" es
más amplia, ya que abarca "la salud y la supervivencia" pero también se extiende a los "bienes", y que la ampliación de la
definición del ENMOD para informar la interpretación de "grave" en el Protocolo Adicional I "es compatible con las
protecciones del Protocolo I en general, y con el derecho internacional de los conflictos armados en general".
Por ejemplo, el manual militar de Alemania de 1992 se refiere a "una interferencia importante en la vida humana o los
recursos naturales que excede considerablemente los daños en el campo de batalla que cabe esperar regularmente en una
guerra": Humanitarian Law in Armed Conflicts — Manual, 1992 , párr. 403. De acuerdo con su Manual sobre el Derecho
de los Conflictos Armados de 2013, párrafo 435, la "prohibición de la guerra ambiental" abarca "los daños al medio
ambiente natural [que] excedan significativamente los daños normales en combate".
Para más información al respecto, véase el análisis de los enfoques antropocéntricos e intrínsecos de la protección del
medio ambiente natural en la Introducción, párrafos 19 a 21, así como el análisis del significado de "grave" a los efectos de
la
Artículos 35.3 y 55.1), párrafo 69 y nota 184 de las presentes Directrices. Véase también Schmitt, "Green war", pp. 6-7 y
70-71.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, págs. 414-416, párrafos 1449-1453. Véase también ibíd.,
págs. 417 y 418, párr. 1455.
Informe a la Tercera Comisión sobre la labor del Grupo de Trabajo, 3 de abril de 1975, Documentos Oficiales de la Conferencia
Diplomática de Ginebra 011974-1977, vol. W, CDDH/111/275, pág. 360.
Ibíd., pág. 357; y Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds.), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 415, párrafo
1449, y página 420, párrafo 1462. Véase también, por ejemplo, Reino Unido, The Joint Service Manual of the Law of
Armed Conflict, 2004, párr. 5.29.1: "El artículo 35 se refiere a la protección directa del medio ambiente, mientras que el
artículo 55 tiende más a proteger el medio ambiente de los efectos incidentales de la guerra, especialmente si perjudica la
salud o la supervivencia de la población civil" (sin cursivas en el original).
Informe a la Tercera Comisión sobre la labor del Grupo de Trabajo, 3 de abril de 1975, Documentos Oficiales de la Conferencia
Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/111/275, pág. 360. Ibídem.

38
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN
DEL MEDIO AMBIENTE NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

PARTE Il: PROTECCIÓN GENERAL DE LOS


RECURSOS NATURALES
EL MEDIO AMBIENTE EN EL DERECHO
INTERNACIONAL HUMANITARIO
Sección 1. Protección del medio ambiente natural de carácter
civil por los principios de distinción, proporcionalidad y
precaución
95. Como se señaló anteriormente en la sección "Consideraciones preliminares" de las presentes Directrices, hoy en día
se reconoce en general que, por defecto, el medio ambiente natural es de carácter civil. Como tal, cualquier parte del
medio ambiente natural que no sea un objetivo militar está protegida por los principios y normas generales sobre la
conducción de las hostilidades que protegen los bienes de carácter civil, incluidos los principios de distinción*" (que
abarca la prohibición de los ataques indiscriminados), proporcionalidad6 y precauciones.247 Estas normas generales
son de carácter consuetudinario tanto en los conflictos armados internacionales como en los no internacionales.%S

96. La referencia al "medio ambiente natural" en las reglas de esta sección (reglas 5 a 9) abarca cualquier parte del medio
ambiente natural que no sea un objetivo militar. Esto se aclara en la Regla 5, que expresa el principio de distinción
con respecto al medio ambiente natural.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN
97, el párrafo 3 del artículo 35 y el artículo 55 del Protocolo Adicional I y la correspondiente Regla 45 del Estudio del CICR
sobre el Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, que se examina en la Parte I de las presentes
Directrices, prohíben únicamente los ataques que tengan por objeto o se pueda esperar que causen daños
generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural.249 En comparación, Las normas generales que
otorgan protección a los bienes de carácter civil, incluida cualquier parte del medio ambiente natural que no sea un
objetivo militar, pueden, según las circunstancias, hacer ilícito un ataque que pueda causar daños al medio ambiente
natural de menor gravedad o magnitud.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Para mayor claridad, esto puede ser lo que se entendía por "alcance" cuando el Comité Ill de la Conferencia
Diplomática de 1974-1977 se refirió al "ámbito o área afectada" como el elemento que el calificativo
"generalizado" pretendía expresar.149

59. Más allá de esto, la definición de "generalizado" sigue siendo vaga. Por ejemplo, al examinar el umbral del
Protocolo Adicional I, el Comité establecido para examinar la campaña de bombardeos de la OTAN contra la
República Federativa de Yugoslavia se limitó a hacer referencia a la conclusión del Grupo de Tareas sobre los
Balcanes del PNUMA de que el conflicto no había "causado una catástrofe ambiental que afectara a la región
de los Balcanes en su conjunto", antes de señalar que carecía de fuentes adicionales corroboradas sobre el
alcance de la contaminación ambiental.

60. Dada esta falta de claridad, el PNUMA ha pedido que se elabore una definición más clara de "generalizado"
para mejorar la eficacia práctica de esta protección jurídica.151 Recomienda que el precedente establecido por
el Convenio ENMOD:
es decir, una escala de varios cientos de kilómetros cuadrados— debería servir de base mínima para el desarrollo
de esta definición. Cabe señalar, sin embargo, que el uso práctico y la aplicación de las disposiciones de la
ENMOD han sido hasta ahora limitados.tp No obstante, al ser la única definición jurídica existente de este

término, utilizarlo como punto de partida para considerar el tipo de daño que se cubriría evita la atribución
arbitraria de un umbral que nunca se ha fijado.153 Un ejemplo reciente sugiere que en el Protocolo Adicional 1
"generalizado" significa robablemente varios cientos de metros cuadrados kilómetros kilométricos, como ocurre
en ENMOD" Teniendo en cuenta los factores mencionados, debe entenderse que el significado del término
"generalizado" se refiere a los daños que se extienden a "varios cientos de kilómetros cuadrados".

A largo plazo
61. Tradicionalmente, en el contexto del Protocolo Adicional I, se entiende que "a largo plazo" se refiere a decenios,
en comparación con la norma ENMOD de "larga duración", que se entiende como "un período de meses, o
aproximadamente un período de meses". Algunos de ellos se refirieron a 20 o 30 años "como mínimo"

62. Por su parte, el Grupo "Biotopo" señaló que los daños contemplados "tendrán un efecto durante un período de
tiempo significativo, tal vez durante diez años o más", pero que "es imposible decir con certeza qué período de
tiempo podría cubrirse y, por esta razón, no se especifica ningún tiempo" 157 Un ejemplo señala que el Protocolo
Adicional I "prohíbe la guerra ecológica", cuyos efectos "podrían sentirse durante 10 años o más".13s Además,
aunque no se discute específicamente el umbral del Protocolo Adicional I, el informe de 1972 del Secretario
General de las Naciones Unidas sobre el napalm y otros

Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev. I, párr. 27.
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Informe final al Fiscal del Comité encargado de examinar la campaña
de bombardeos de la OTAN contra la República Federativa de Yugoslavia, párrafos 15 a 17 (sin cursivas en el original).
Para la opinión de que el daño causado en este contexto fue realmente generalizado dada la contaminación del río Danubio
y la atmósfera sobre Yugoslavia, véase Hulme, War Torn Environment, p. 194. Véase también Consejo de Europa, Asamblea
Parlamentaria, Impacto ambiental de la guerra en Yugoslavia en Europa sudoriental, Informe de la Comisión de Medio
Ambiente, Ordenación del Territorio y Autoridades Locales, Doc. 8925, 10 de enero de 2001, apartados 60 y 61; y Consejo
de Europa, Asamblea Parlamentaria, Rec. 1495, Impacto ambiental de la guerra en Yugoslavia en Europa sudoriental, 24 de
enero de 2001, párrs. 1 y 2.
PNUMA, Protección del medio ambiente durante los conflictos armados: inventario y análisis del derecho internacional, pág. 52.
152 Véase Bothe/Partsch/Solf, Nuevas Reglas para las Víctimas de los Conflictos Armados, comentario al artículo 55 del
Protocolo adicional I, p. 386, en el que se señala que el uso de técnicas de modificación del medio ambiente con fines
hostiles no desempeña un papel importante en la planificación militar. Véase también Schmitt, "Green war", pp. 84-85.
Véase también Dinstein, The Conduct ofHostilities under the Law of International Armed Conflict, págs. 234 y 235; y
C.R. Payne, "protección del medio ambiente natural", en B. Saul y D. Akande (eds), The Oxford Guide to International
Humanitarian Law, Oxford University Press, Oxford, 2020, pág. 224.
Para una línea de argumentación similar, véase Schmitt, "Green war", pp. 107-108:
Puesto que no hay ninguna indicación de lo que se entendía por el término "generalizado" en el proceso de
redacción del Protocolo I, tiene sentido remitirse a su única definición jurídica, la de ENMOD. Aunque se dijo
específicamente que las definiciones de ENMOD no vinculaban a otros acuerdos, esto no niega la lógica de usarlas
para minimizar la confusión si hacerlo tiene sentido contextualmente. Por lo tanto, al igual que el [Manual de
Derecho Operacional] del Ejército [de los Estados Unidos], el nuevo manual debería describir el término como un
daño que se extiende a varios cientos de kilómetros.
54 Ejército de los Estados Unidos, Manual de Derecho Operacional, 1997, pp. 5-19. Esto ha sido reiterado en ediciones más
recientes de la
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Handbook, en particular la 17ª edición (2017), que señala que el Manual no es una representación oficial de la política de
los Estados Unidos con respecto a la aplicación vinculante de diversas fuentes del derecho: pp. ii y 350. Nueva Zelanda,
Manual of Armed Forces Law: Law ofArmed Conflict, vol. 4, 2017, págs. 8-45, proporciona una definición indicativa
similar del término en el contexto de los ataques contra el medio ambiente natural, al afirmar que "[l]a propagación
significa generalmente abarcar un área en la escala de varios cientos de kilómetros cuadrados".
155 Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Conferencia del Comité de Desarme, vol. I, p. 91.
Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. XV, CDDH/215/Rev. I, párr. 27. En
apoyo de la opinión de que el "largo plazo" se mide en decenios (20 ó 30 años), véase también
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comrnentary on the Additional Protocols, págs. 415 y 416, párr. 1452; y Schmitt,
"Green war", pág. 107.
Informe del Presidente del Grupo "Biotopo", 11 de marzo de 1975, CDDH/III/GT/35, párr. 5, reimpreso en H. S. Levie, Protección de
las víctimas de la guerra: Protocolo I a los Convenios de Ginebra de 1949, vol. 3, párr. 6. Véase también Documentos Oficiales de la
Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/215/Rev.1, párr. 27.
Bélgica, Curso para asesores sobre el derecho de los conflictos armados: lugares y bienes protegidos, 2009, págs. 39-41.
34

Prohibición absoluta
49. La prohibición de los daños "generalizados, duraderos y graves" al medio ambiente natural es una "poderosa
limitación",113 que proporciona una protección específica y directa al medio ambiente natural, además de la
protección que ofrecen las disposiciones más generales del DIH. Incluso en los casos en que los objetos que
forman parte del medio ambiente natural puedan ser objeto de un objetivo militar legítimo, o puedan sufrir daños
derivados de una aplicación lícita del principio de proporcionalidad, esta norma establece un "límite máximo
absoluto de destrucción permisible"n4 que prohíbe todo daño generalizado, duradero y grave al medio ambiente
natural, independientemente de consideraciones de necesidad militar o proporcionalidad.115 Es por esta razón
que un alto nivel de destrucción Se requiere un umbral de daño para activar esta prohibición.U6

Generalizada, a largo plazo y grave


50. Se prohíbe el daño al medio ambiente natural cuando se pretende, o cabe esperar, que sea "generalizado, a largo
plazo y grave". Estas tres condiciones son acumulativas, 117 lo que significa que cada una de ellas debe estar
presente para alcanzar el umbral de daño. Esto establece un umbral elevado con respecto al cual deben evaluarse
los daños previstos o previstos.11S Por ejemplo, el Comité Establecido para Examinar la Campaña de
Bombardeos de la OTAN contra la República Federativa de Yugoslavia opinó que, sobre la base de la
información de que disponía en el momento de redactar su informe de 2000, cuya cuantía se veía obstaculizada
por la falta de fuentes alternativas y corroboradas, los daños causados al medio ambiente natural por la campaña
de bombardeos de la OTAN en Kosovo no alcanzaron el umbral de la contaminación generalizada, a largo plazo
y grave. Según se informó, estos daños incluían contaminación en varios lugares que era "grave" y "representaba
una amenaza para la salud humana", pero no afectaba a la región de los Balcanes "en su conjunto". con respecto
a la reclamación de Etiopía por daños y perjuicios por la destrucción de plantas de goma y resina, la pérdida de
árboles y plántulas y los daños a las terrazas que se produjeron durante el conflicto armado de 1998-2000 con
Eritrea, que las alegaciones y las pruebas de destrucción estaban muy por debajo del umbral de la destrucción
generalizada, prolongada y grave121.

sin embargo, aclaró que la expresión "Estados especialmente afectados" no debía entenderse en el sentido de que
se refería al poder relativo de los Estados.
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe de la Comisión de Derecho Internacional: Septuagésimo período de sesiones (30 de
abril-i junio y 2 de julio-agosto de 2018), UN Doc. A/73/10, 2018, págs. 136 y 137. Para los debates durante el proceso de redacción, véase
CDI, Segundo informe sobre la identificación del derecho internacional consuetudinario por Michael Wood, Relator Especial, UN Doc.
A/CN.4/672, 22 de mayo de 2014, págs. 36-37 y LLC, Quinto informe sobre la identificación del derecho internacional
consuetudinario por Michael Wood, Relator Especial, UN Doc. A/CN.&/717, 14 de marzo de 2018, págs. 29 y 31. Véanse también las
opiniones de algunos Estados, presentadas en el 70.º período de sesiones de la CDI en 2018, en las que se planteaban preocupaciones sobre
la forma en que la CDI abordó la cuestión de los Estados especialmente afectados: China, Proyecto de conclusiones de la CDI sobre la
identificación del derecho internacional consuetudinario — Comentarios de la República Popular China, pág. 2; Israel, Proyecto de
conclusiones de la Comisión de Derecho Internacional sobre la identificación del derecho internacional consuetudinario - Comentarios y
observaciones de Israel, págs. 9 a 11; Países Bajos, Proyecto de conclusiones de la CDI sobre la identificación del derecho internacional
consuetudinario — Comentarios y observaciones del Reino de los Países Bajos, págs. 2 y 3, párrafos 10 y 11; y Estados Unidos,
Comentarios de los Estados Unidos sobre el proyecto de conclusiones de la Comisión de Derecho Internacional sobre la identificación del
derecho internacional consuetudinario adoptado por la Comisión en 2016 en primera lectura, págs. 13 y 14.
CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 31.
Ejército de los Estados Unidos, Manual de Derecho Operacional, 2015, p. 333
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
•15 R. Desgagné, "La prevención de los daños ambientales en tiempo de conflicto armado: proporcionalidad y medidas
cautelares", Anuario de Derecho Internacional Humanitario, vol. 3, diciembre de 2000, pág. 111. Por otra parte, en el
ámbito del derecho penal internacional, el artículo del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998
(Estatuto de la Corte Penal Internacional) identifica el crimen de guerra de "[e]l lanzamiento intencional de un ataque a
sabiendas de que dicho ataque causará incidentalmente la pérdida de vidas o lesiones a la población civil o daños a bienes
de carácter civil o daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural que serían claramente excesivos en
relación con el medio ambiente ventaja militar general anticipada". Para un análisis más detallado de este umbral, véase la
Regla 28 de las presentes Directrices, nota 651.
Para las opiniones de que el umbral es demasiado alto, véase, por ejemplo, Hulme, War Torn Environment, pág. 292; y
Bothe et al., "Jnternational law protecting the environment during armed conflict: Gaps and opportunities" (Derecho
internacional que protege el medio ambiente durante los conflictos armados: lagunas y oportunidades), pág. 576.
m En cambio, en algunos tratados las condiciones no son acumulativas: véase, por ejemplo, el Convenio ENMOD (1976),
art. 10); y Convención Africana sobre la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (2003), art. En el
contexto de la labor de la CIT sobre la protección del medio ambiente natural en relación con los conflictos armados, El
Salvador señaló que el proyecto de principios debería referirse al umbral de manera no acumulativa: El Salvador,
Declaraciones ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 71.º período de sesiones, Punto
78 del orden del día, 1 de noviembre de 2016 y 72.º período de sesiones, Tema 81 del programa, 1 de noviembre de 2017.
Debe tenerse presente que, aun cuando un método o medio de guerra no esté prohibido por la presente regla porque no se
alcance este umbral elevado de daño intencionado o previsto, el uso de ese método o medio podrá, no obstante, estar
prohibido por otras normas del DIH que protejan el medio ambiente natural, como se establece en las partes Il e Ill de las
presentes Directrices.
9 Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Informe final al fiscal del Comité establecido para examinar la campaña de
bombardeos de la OTAN contra la República Federativa de Yugoslavia, párr. 17.
Ibid., párrafo 16.
Comisión de Reclamaciones Eritrea-Etiopía, Reclamación del Frente Central de Etiopía, laudo parcial, 2003, párrafo 100. Véase también
Comisión de Reclamaciones Eritrea-Etiopía, Ethiopia's Damages Claims, Laudo Definitivo, 2009, párrafos 421-425.

30
PRUI'ECCIÓN

Ataques en los que se emplee un método o medio de combate que no pueda dirigirse contra un
objetivo militar específico, o cuyos efectos no puedan limitarse como exige el DIH (Reglas 6.B y
6.C)
108. La Regla 6.B, al igual que la Regla 6.A, es una aplicación de la obligación de dirigir ataques únicamente contra
objetivos militares,270 mientras que la Regla 6.C se basa en el argumento lógico de que está prohibido emplear
métodos o medios de combate cuyos efectos no puedan limitarse como lo exige el DIH277.

109. Las prohibiciones previstas en las Reglas 6.B y 6.C abarcan tanto los medios como los métodos de combate, es
decir, las armas y los sistemas de armas en el sentido más amplio, así como la forma en que se utilizan.27H Las
Reglas 6.B y 6.C prohíben el uso de métodos o medios que no puedan estar dirigidos contra un objetivo militar
específico. o cuyos efectos no puedan limitarse como lo exige el DIH, en las circunstancias imperantes en el
momento de su utilización, incluida la forma en que se utilizan.279 Las circunstancias que rigen en el momento
de la utilización de un medio o método determinado incluyen la vulnerabilidad de la composición del medio
ambiente natural circundante a determinados medios o métodos de guerra (como las condiciones meteorológicas
y climáticas, 281 y la medida en que las medidas adoptadas por la parte que lleva a cabo el ataque pueden limitar
los efectos de los medios y métodos de guerra utilizados y, al hacerlo, proteger el medio ambiente natural.

110. En la práctica se ha citado como indiscriminado el uso de las siguientes armas, entre otras: armas químicas,
biológicas y nucleares; minas terrestres antipersonal; Minas; veneno; explosivos descargados de globos; cohetes
V1 y V-2; bombas de racimo; Trampas; misiles Scud; cohetes Katyusha; armas incendiarias; y técnicas de
modificación ambiental. Cabe señalar, sin embargo, que no siempre queda claro a partir de las declaraciones
hechas si el arma en cuestión se considera indiscriminada por naturaleza o si el uso del arma sólo se consideró
indiscriminado en las circunstancias del caso, y no hay acuerdo en que todas estas armas sean indiscriminadas
por naturaleza.282

111. Un ataque que tiene por objeto, o puede esperarse, causar daños "generalizados, duraderos y graves" al medio
ambiente natural, del tipo prohibido por el párrafo 3 del artículo 35 y el artículo 55 del Protocolo Adicional I y
la regla 45 del Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario283, es
precisamente un ataque que no puede ser "limitado como lo exige el DIH" y, por lo tanto, violará
simultáneamente la prohibición de ataques indiscriminados.2*ZEste es relevante para la Regla 6.C.

112. Por último, la Regla 6.C prohíbe el empleo de métodos o medios cuyos efectos puedan quedar extraídos en el
tiempo o en el espacio del control de quienes los emplean en las circunstancias imperantes en ese momento.
Esto incluye el envenenamiento de pozos, el uso de agentes biológicos y, dependiendo de cómo se utilicen, el
uso de agua o fuego. ZS5
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO

Protocolo adicional I (1977), arts. 48 y 52, ap. 2; Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho
internacional humanitario consuetudinario, vol. 1, regla 1, pág. 3: https://ihl-databases.icrc.org/customary-
ihl/eng/docs/vl_rul_rulel y práctica conexa; e ibíd., Regla 7, pág. 25, https:/lihEdatabases.icrc.org/customary-
ihl/eng/docslv1_rul_rule7 y prácticas conexas.
277 Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,

comentario sobre la Regla 12, pág. 43: https:I/ihEdatabases.icrc.org/customarvAhlIeng/docS/vl_lul_rule12.


Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 621, párr. 1957.
Véase, a este respecto, Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, Informe del Comité Ill, Vol.
W.
CDDH/215/Rev.l, pág. 274; ICI'Y, Fiscalíav. Milan Martid, Sala de Apelaciones, sentencia de 8 de octubre de 2008, párr. 247; y L.
Gisel, "El uso de armas explosivas en zonas densamente pobladas y la prohibición de los ataques indiscriminados", en E. Greppi (ed.),
Conducta de las hostilidades: la práctica, el derecho y el futuro, Franco Angeli, Milán, 2015, p. 103.
Véase, por ejemplo, Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre el napalm y otras armas
incendiarias y todos los aspectos de su posible utilización, UN Doc. A/8803, 9 de octubre de 1972, pág. 50, párr. 186: "Cuando exista
una diferencia entre la susceptibilidad al fuego de objetivos militares y civiles. Suele ir en detrimento de esta última.
El tiempo y el clima pueden afectar a la capacidad de limitar los efectos de un ataque en función de los medios o métodos
utilizados, por ejemplo, el fuego en tiempo o clima muy secos. También puede afectar a la capacidad de dirigir los medios
o métodos empleados en el ataque Véase, por ejemplo, M. N. Schmitt, "Precision attack and international humanitarian
law", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 87, Nº 859,
Septiembre de 2005, pág. 9: "Muchos sistemas de armas no se pueden entregar (o se degradan) durante la noche o con mal
tiempo".
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,
comentario sobre el artículo 71, págs. 249 y 250: https://ihlzdatabases.icrc.org/customary=ihll'eng/docs/vl_rul_rulen.
Entre las armas enumeradas, véanse las siguientes reglas de las presentes Directrices: Regla 3.B sobre técnicas de
modificación del medio ambiente; Regla 19 sobre veneno o armas envenenadas; Regla 20 sobre armas biológicas; el
artículo 21 sobre armas químicas; Regla 23 sobre armas incendiarias; Regla 24 sobre minas terrestres; y la regla 25 sobre
los restos explosivos de guerra, incluidas las municiones de racimo,
Para más detalles sobre esta prohibición, véase la Regla 2 de las presentes Directrices.
Véase Bothe/Partsch/Solf, Nuevas reglas para las víctimas de los conflictos armados, comentario al artículo 51 del
Protocolo adicional I, pág. 347, párr. 2.5.2.3; y Oeter, "Métodos y medios de combate", página 194, párrafo 458.4.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 623, párrafo 1963; Henckaerts/Doswald-Beck
(eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, comentario a la Regla 12, pág. 43: https://ihl-
M. N. Schmitt, "La guerra, la tecnología y el derecho de los
conflictos armados", en A. M. Helm (ed.), El derecho de la guerra en el siglo XXI: armamento y el uso de la fuerza,
Estudios de Derecho Internacional, vol. 82, 2006, págs. 137 a 182, pág. 140; Gisel, "El uso de armas explosivas en zonas
densamente pobladas y la prohibición de ataques indiscriminados",

51
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
PRCYI'ECTION

El carácter civil del medio natural


18. Hoy en día se reconoce generalmente que, por defecto, el medio ambiente natural es de carácter civil.32 Este
reconocimiento se refleja en la práctica de los Estados", la labor de la Comisión de Derecho Internacional
sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados", y otras prácticas y trabajos
académicos importantes" Esto refleja el hecho de que el sistema del DIH clasifica todo

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. 1, comentario a la
Regla 43.A.
p. 143: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihlteng/docs/vl_rul_rule&j y práctica relacionada. La manera amplia en que
se define el medio ambiente natural ha generado diferentes opiniones sobre si el medio ambiente natural en su conjunto, en
lugar de sus partes individuales compuestas, puede caracterizarse como un objeto civil. Las presentes Directrices no abordan
este debate, ya que en la práctica lo que importa para garantizar una protección eficaz del medio ambiente natural es que
todas sus partes individuales se consideren bienes de carácter civil, a menos que se conviertan en objetivos militares. Para
los argumentos sobre por qué el medio ambiente natural en su conjunto no debe considerarse un objeto civil, véase, por
ejemplo, W. Heintschel von Heinegg y M-Donner, "New developments in the protection of the natural environment in naval
armed conflicts", German Yearbook of International Law, vol. 37, 1994, pág. 289.
Varios Estados han expresado posiciones relacionadas con el carácter civil del medio ambiente natural en el contexto de
la labor de la LLC sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados: Dinamarca, Finlandia,
Islandia, Noruega y Suecia (en una declaración conjunta), así como Israel, Italia, México, Nueva Zelanda y Suiza
expresaron su apoyo al enfoque propuesto por la CDI según el cual "ninguna parte del medio ambiente [natural] puede ser
atacada, a menos que se haya convertido en un objetivo militar", sugiriendo que esto reflejaba el DIH existente Del mismo
modo, Alemania reconoció que "los ataques contra el medio ambiente natural están prohibidos a menos que se haya
convertido en un objetivo militar" y el Perú indicó que los principios de distinción, proporcionalidad y precauciones se
aplican al medio ambiente natural. Algunos Estados expresaron posiciones menos claras o asertivas: por ejemplo, los
Estados Unidos afirmaron que "una parte del medio ambiente natural no puede ser objeto de un ataque a menos que
constituya objetivos militares", al tiempo que se preguntaba si las consideraciones ambientales son siempre pertinentes para
la aplicación del principio de proporcionalidad. Croacia y El Salvador tenían opiniones divergentes, afirmando que no
apoyaban la clasificación del medio ambiente natural como de carácter civil. Para más detalles sobre estas declaraciones
ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, véanse Croacia, 70º período de sesiones, punto 83
del orden del día, 10 de noviembre de 2015; El Salvador, 70º período de sesiones, tema 83 del orden del día, 9 a 11 de
noviembre de 2015 y
71.ª reunión, punto 78 del orden del día, 1 de noviembre de 2019; Alemania, 74.º período de sesiones, punto 79 del orden del
día, 5 de noviembre de 2019; Israel, 70º período de sesiones,
Tema 83 del programa, noviembre de 2015; Italia, 70º período de sesiones, tema 83 del orden del día, 6 de noviembre de 2015; México, 71º
período de sesiones, tema 78 del orden del día,
2 de noviembre de 2016; Nueva Zelandia, 70º período de sesiones, tema 83 del programa, 11 de noviembre de 2015, y 74º período de
sesiones, tema 79 del programa, 31 de octubre
2019; Noruega en nombre de los países nórdicos, 70º período de sesiones, tema 83 del orden del día, 9 de noviembre de 2015; Perú, 71ª
reunión, punto del orden del día
78, 2 de noviembre de 2016 y 74ª reunión, punto 79 del orden del día, 5 de noviembre de 2019; Suiza, 68º período de sesiones,
tema 81 del programa,
4 de noviembre de 2013, 69º período de sesiones, tema 78 del programa, 3 de noviembre de 2014 y 70º período de sesiones, tema 83 del
programa, noviembre de 2015; y
Estados Unidos, 68º período de sesiones, tema 81 del programa, 4 de noviembre de 2013, y 70º período de sesiones, tema
83 del programa, 10 de noviembre de 2015. Para más información sobre la práctica de los Estados que indica que el medio
ambiente natural es de carácter civil, o que aplica las normas generales de la conducción de las hostilidades al medio
ambiente natural, véase, por ejemplo, Australia, The Manual Of the Law of Armed Conflict, 2006, párr. 5 a 50; Australia,
Declaración ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 46º período de sesiones, tema 140 del
programa, 22 de octubre de 1991, párr. 7;
Austria, Declaración ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 47º período de sesiones, tema 136 del
programa, 1º de octubre de 1992, párr. 37; Burundi, Reglamento Nº 98 del Derecho Internacional Humanitario, 2007, Parte I bis, pág. 5 y
pág. 19; Canadá, Declaración ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 47º período de sesiones, tema 136
del programa, 1º de octubre de 1992, párr. 20; Derecho de la Guerra: Manual de Instrucción, Libro 111, Volumen 1: Instrucción del Oficial
Activo Estudiante del Primer Año, Manual del Estudiante, 2007,
pág. 35; Comité Militar de la Unión Europea, Concepto militar de la Unión Europea sobre la protección del medio ambiente
y la eficiencia energética para las operaciones militares dirigidas por la Unión Europea, apartado il g); Italia, Manuale di
diritto umanitario, 1991, vol. I, párrafo 85; Jordania y los Estados Unidos, "Derecho internacional que protege el medio
ambiente en tiempos de conflicto armado", memorando anexo a la carta de fecha 28 de septiembre de 1992 dirigida al
Presidente de la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, UN Doc. A/C. 6/47/3, 28 de septiembre
de 1992, párr. I(h); México, Manual de Derecho Internacional Humanitario para el Ejército y la Fuerza Aeronáutica
Mexicana, 2009, párrafos 255 y 260; Países Bajos, Humanitair Oorlogsrecht: Handleiding, 2005, párrafo 1037; Nueva
Zelandia, Manual de Derecho de las Fuerzas Armadas: Derecho de los Conflictos Armados, Vol. 4,
2017, págs. 14-34; Noruega, Código Penal de 1902, modificado en 2008, párr. 106 c); Suiza, Bases légales du comportementü
/'engagement, 2003, párr. 225; Suiza, ABC del Derecho Internacional Humanitario, 2009, págs. 12 y 20; Estados Unidos, el
Manual del Comandante sobre el Derecho de las Operaciones Navales, 2007, párr. 8.4; y Estudio del CICR sobre el
derecho internacional humanitario consuetudinario, Informe sobre la práctica de los Estados Unidos, 1997, cap. 4-5. Para
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
una declaración de los Estados Unidos de que "partes del medio ambiente natural no pueden ser objeto de un ataque a
menos que constituyan objetivos militares, como se definen tradicionalmente", véase JB. Bellinger Ill y
W.J. Haynes Il, "Respuesta del Gobierno de los Estados Unidos al Estudio del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre el
Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 89, Nº 866, junio de 2007,
pág. 455.
Véase CIT, Proyecto de principios sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados (2019),
principios 13 y 14, págs. 250 a 256, en particular las págs. 252 y 253.
Véase CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párrs. 30 y 32; Penal
Internacional
Tribunal para la ex Yugoslavia, Informe final al Fiscal por el Comité establecido para examinar la campaña de bombardeos de la OTAN
contra la República Federativa de Yugoslavia, 14 de junio de 2000, párrs. 15 y 18; L. Doswald-Beck (ed.), Manual de San Remo sobre
Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, preparado por juristas internacionales y expertos navales convocados
por la
Instituto Internacional de Derecho Humanitario (IIDH), adoptado en junio de 1994, Cambridge University Press, Cambridge,
1995, pág. 9,
Conferencia Internacional para la Protección de las Víctimas de la Guerra, Ginebra, 30 de agosto a 1 de septiembre de 1993, Declaración
Final, párr. I (10), International Legal Materials, vol. 33, 1994, pág. 301; M. N. Schmitt, C. H. B. Garraway y Y. Dinstein (eds.), The Manual
on the Law Of Non-International Armed Conflict, with Commentary, IIHL, San Remo, 2006, Regla 4.2-4, pág. 59; PNUMA, Protección
del medio ambiente durante los conflictos armados: inventario y análisis del derecho internacional, pág. 13; Grupo de Estudio de la
Asociación de Derecho Internacional (ILA) sobre la Conducción de las Hostilidades en el Siglo XXI, "La Conducción de las Hostilidades
y el Derecho Internacional Humanitario:
Desafíos de la guerra del siglo XXI", Estudios de Derecho Internacional, Vol. 93, Nº 322, 2017, p. 362; Schmitt/Vihul (eds), Manual de
Tallin,
Artículo 143 y comentario, págs. 537 y 538, párrafos y 4 (y referencias en las notas 1329 y 1334); y CICR, Directrices para
las Fuerzas Armadas
Manuales e Instrucciones sobre la Protección del Medio Ambiente en Tiempos de Conflicto Armado. Véase, además, Henckaerts/Constantin,
"protección del medio ambiente natural", p. 474; Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos
armados:

17
opiniones del Grupo de Trabajo encargado de redactar disposiciones que protejan el medio ambiente natural:
"Algunos delegados opinaron que la protección del medio ambiente en tiempo de guerra es un fin en sí mismo,
mientras que otros consideraron que la protección del medio ambiente tiene por objeto la supervivencia o la
salud de la población civil". 43 En definitiva, las disposiciones propuestas por este Grupo dieron lugar a la
adopción de los artículos 35, apartado 3, y 55 del Protocolo adicional I. Mientras que el artículo 55 refleja, al
menos desde el principio, el enfoque antropocéntrico, el artículo 35, apartado 3, protege claramente el medio
ambiente como tal y, por lo tanto, refleja el enfoque intrínseco. Como se señaló en el comentario del CICR de
1987 sobre el párrafo 3 del artículo 35, "[e]s el propio medio ambiente natural el que está protegido. Es propiedad
común, y debe conservarse para el uso de todos y ser preservada. El período posterior a la Guerra del Golfo de
1990-1991 marcó otro momento en esta tendencia general hacia la protección del medio ambiente natural como
tal, y desde entonces el enfoque del valor intrínseco ha seguido ganando terreno.43

21. Como ya se ha señalado, el CICR considera que todas las partes del medio ambiente natural son bienes de carácter
civil, a menos que se hayan convertido en objetivos militares. En este sentido, no existe una "zona gris" en la que
una parte del entorno natural no sea ni un objetivo militar ni un objeto civil. En consecuencia, este punto de vista
es el adoptado a lo largo de las presentes Directrices. Sin embargo, deben tenerse en cuenta las diferencias entre
los enfoques antropocéntrico e intrínseco, ya que las consecuencias para la aplicación de las normas del DIH a
la protección del medio ambiente natural pueden variar según el enfoque adoptado. Volviendo al ejemplo
anterior, un arbusto en medio de un desierto deshabitado puede no ser considerado un bien civil bajo el enfoque
antropocéntrico y no estaría protegido como tal bajo el DIH. Podría decirse que una visión antropocéntrica
también concuerda con ciertas prácticas militares comunes mediante las cuales las fuerzas armadas dirigen o
lanzan una pieza de munición sobre partes del entorno natural en situaciones en las que dichas partes no cumplen
necesariamente con la definición de objetivo militar (por ejemplo, calibrar la artillería disparando un proyectil
en campo abierto o en un grupo de árboles para mejorar la precisión). El CICR no considera que la afirmación
de los Estados sobre el carácter civil del medio ambiente natural tenga la intención de prohibir estas prácticas
habituales, y las presentes Directrices tampoco pretenden cambiarlas".6 Sin embargo, el CICR tampoco
considera que sea una práctica suficiente poner en tela de juicio el enfoque intrínseco de la protección del medio
ambiente natural.

Obligaciones vigentes en virtud del DIH


En situaciones de conflicto armado, los tratados de derecho internacional humanitario y las normas consuetudinarias
proporcionan al medio ambiente natural una protección específica y general.

22. El DIH protege el medio ambiente natural de diferentes maneras. El primer tipo de protección consiste en
aquellas normas que otorgan una protección específica al medio natural como tal, en la medida en que tienen esa
finalidad. Estas protecciones se establecen en la Parte I de las presentes Directrices e incluyen normas sobre
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
prohibiciones y restricciones de métodos y medios de guerra que puedan causar daños generalizados, duraderos
y graves al medio ambiente natural, la prohibición de utilizar la destrucción del medio ambiente natural como
arma y la prohibición de atacar el medio ambiente natural como represalia.

23. El segundo tipo de protección consiste en normas generales que protegen, entre otras cosas, el entorno natural,
sin que esta sea su finalidad específica. En la parte Il de las Directrices se establecen las protecciones generales
que, a juicio del CICR, se otorgan a todas las partes o elementos del medio natural como bienes de carácter civil
en virtud de los principios de distinción, proporcionalidad y precauciones; las protecciones previstas por las
normas sobre objetos especialmente protegidos distintos del entorno natural; la protección de las partes del medio
ambiente natural como bienes de carácter civil en virtud de las normas relativas a los bienes del enemigo; y
ciertas protecciones adicionales en virtud de otras normas generales del DIH Parte Ill de las Directrices A
continuación, se establecen las protecciones generales que, en opinión del CICR, se otorgan al medio ambiente
natural mediante normas sobre armas específicas. Sin embargo, cabe señalar que es objeto de debate si algunas
de estas normas se aplican al medio natural y cómo se aplican.

24. Entre las normas que proporcionan protección general al medio ambiente natural, algunas protegen el medio
ambiente natural directamente, otras indirectamente. La protección directa se proporciona, por ejemplo, mediante
las normas que restringen los ataques contra el medio ambiente natural en virtud de su carácter civil. La
protección indirecta se proporciona, por ejemplo, restringiendo

Documentos Oficiales de la Conferencia Diplomática de Ginebra de 1974-1977, vol. W, CDDH/III/275, pág. 358. Para un análisis más
detallado de esta cuestión, véanse los párrafos 73 y 197 a 199 de las presentes Directrices.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds.), Comentario sobre los Protocolos Adicionales, págs. 610 y 420, párrs. y 1462.
Obsérvese que la edición original francesa del Comentario utiliza el imperativo "debe" en lugar de "debería": "Es el propio
medio ambiente natural el que está protegido. Como un bien común para todos, debe permanecer para el uso de todos y ser
preservado". (Énfasis añadido).
45 Para un análisis de esta tendencia, véase Schmitt, "Green war", pp. 22-36 y 96-98. Véase también E.C. Gillard,
Proportionality in the
Conduct of Hostilities: The Incidental Harm Side of the Assessment, Chatham House, Londres, diciembre de 2018, págs.
36-38, párrafos 134-136 y referencias (en particular, nota 109), señalando que "[e]n la actualidad, la opinión predominante
apoya el enfoque alternativo del 'valor intrínseco'"
Para más detalles sobre esta cuestión, véase la Regla 5 de las presentes Directrices, párrafos 104 y 105.

19
PROTECCIÓN

Las prohibiciones de envenenamiento de pozos y de uso de agentes biológicos protegen las partes del medio
natural, como el agua y la vida silvestre que viven en los pozos o dependen de ellos, y las especies que pueden
ser dañadas por el agente biológico en cuestión.

113. Con respecto al uso del agua, la dificultad de dirigir el agua, y sus posibles efectos indiscriminados, quedan
ilustrados por el bombardeo aliado de las presas alemanas de Möhne y Eder en 1943.286 El bombardeo liberó
agua con tal fuerza y volumen que no pudo ser dirigida a objetivos específicos de la industria armamentística río
abajo, sino que causó extensas inundaciones que mataron a 1.300 personas. dañó 3.000 hectáreas de tierras
cultivadas y mató a 6.500 cabezas de ganado, las dos últimas de las cuales constituían parte del medio natural287.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Pág. 101. Por supuesto, las armas biológicas están prohibidas en sí mismas; véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio
del CICR sobre
Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, Vol. I, Regla 73, pág. 256: https://ihl-
databases.icrc.org/customary, y Regla 20 de las presentes Directrices. También está
prohibido el uso de veneno como tal; ver
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,
Regla 72, p. 251: https; l/ihlz y la Regla 19 de las presentes
Directrices.
Hoy en día, las presas también están protegidas como instalaciones que contienen fuerzas peligrosas; véase la Regla 11 de
las presentes Directrices.
2s7 Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, pág. 667, párrafo 2143. Véase también la Regla 11 de las presentes Directrices relativas a

las obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas.

52
Regla 3 - Prohibición de utilizar la destrucción del medio ambiente
natural como arma
R: La destrucción del medio ambiente natural no puede ser utilizada como arma.
B. Para los Estados Partes en la Convención sobre la Prohibición del Empleo de Técnicas de
Modificación del Medio Ambiente con Fines Militares o con Cualquier otro Hostil
(Convención ENMOD), se prohíbe el uso militar o cualquier otro uso hostil de técnicas de
modificación del medio ambiente que tengan efectos generalizados, duraderos o graves
como medio de destrucción, daño o perjuicio a cualquier otro Estado Parte.

Comentario
Regla 3.A
76. Esta norma se ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable en los
conflictos armados internacionales y, posiblemente, también en los no internacionales.204 Su redacción refleja
la práctica de los Estados, cuyas especificidades se examinan a continuación.

Destrucción
77. Exclusivamente a los efectos de esta norma, se entenderá por "destrucción" los daños graves al medio ambiente
natural comparables a los observados en la Guerra del Golfo de 1990-1991,205 o el "ecocidio" que se describe
a continuación. Es probable que cualquier acto de esa índole entrañe también una violación de una o más de las
normas que rigen la conducción de las hostilidades o la destrucción de bienes. Por ejemplo, los Estados se
refirieron a la quema de yacimientos petrolíferos y al vertido de petróleo en el Golfo Pérsico como la "explotación
del medio ambiente como arma"200 y/o utilizaron un lenguaje que indicaba que estas acciones constituían
posibles violaciones de las normas vigentes en materia de DIH. 207 Del mismo modo, un acto de "ecocidio"
como el descrito en la legislación que se menciona a continuación también podría violar las normas, incluidas
las que rigen la distinción o la proporcionalidad. Los Estados han expresado su condena explícita cuando esos
actos se llevan a cabo con el propósito de destruir el medio ambiente natural, afirmando así que merecen una
clara indignación y acción por parte de la comunidad internacional. Habida cuenta de que el medio ambiente
natural sigue siendo, con demasiada frecuencia, una víctima silenciosa de la guerra, el CICR considera que ese
reconocimiento específico y esa condena específica no carecen de valor.

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. I, segunda frase de la Regla 45 y comentario, págs. 151 y 155 y 156: https.•/lihVdatabases.icrc.org/customary—
ihl/eng/docs/v1_rul_rule45 y prácticas conexas.
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Gran parte de los estudios abordan la naturaleza del daño que se produjo en el medio ambiente natural en el Golfo de 1990-
1991
Véase, por ejemplo, C. York, "International law and the collateral effects Of war on the environment: The Persian Gulf",
South African Journal on Human Rights, vol. 7, 1991, págs. 269 y 290; y A. Roberts, "Destrucción ambiental en la Guerra
del Golfo de 1991", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 32, Nº 291, diciembre de 1992, págs. 538 y 553.
Véase Iraq, carta de fecha 12 de agosto de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc. A/46/358-
S/22931, de 13 de agosto de 1991, pág. 1, en la que el Iraq afirmó que estaba dispuesto a "hacer todo lo posible para proteger
el medio ambiente y los recursos naturales y no explotarlos como arma en tiempos de conflicto armado"; Jordania, Nota
verbal de fecha 5 de julio de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc. A/46/141, de 8 de julio
de 1991, en la que se pedía que se incluyera el tema "La explotación del medio ambiente como arma en tiempos de conflicto
armado y la adopción de medidas prácticas para prevenir esa explotación" en el programa provisional del 46º período de
sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas; y, en apoyo de la solicitud de Jordania, Kuwait, carta de fecha 12
de julio de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc, A/45/1035-S/22787, 15 de julio de 1991,
pág. 1.
207 Véase, por ejemplo, Israel, Rules of Warfare on the Battlefield, 2006, p. 16, en el que se afirma que "el fuego de los
islotes al petróleo no aportó ninguna ventaja militar a Iraq"; y Jordania, Memorándum explicativo, anexo a la nota verbal
de fecha 5 de julio de 1991 dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, UN Doc. A/46/141, 8 de julio de 1991,
pág. 2, párr. 1, que se refiere, entre otras cosas, a la explotación del medio ambiente en la guerra del Golfo como medio de
"destrucción indiscriminada". Véanse también las declaraciones del presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush,
de que el derrame de petróleo por parte de Irak no trajo "ninguna ventaja militar" y refiriéndose a la "gratuita" quema de
pozos de petróleo, citadas en Roberts, "Environmental destruction in the 1991 Gulf War", pp. 542-543.

40
PRUI'ECCIÓN

35. A reserva de las evaluaciones precedentes relativas a la continuación de la aplicación del derecho internacional
del medio ambiente en situaciones de conflicto armado, en las que se considera que una norma del derecho
internacional del medio ambiente y una norma del derecho internacional humanitario se aplican paralelamente,
la interacción entre los dos cuerpos jurídicos sigue necesitando aclaración y ha sido objeto de un estudio
considerable.7'• El Proyecto de Principios sobre la Protección del Medio Ambiente en relación con los Conflictos
Armados del TLC constituye un importante contribución en este sentido. Lo que está claro, como mínimo, es
que la interacción entre dos normas del derecho ambiental internacional y el DIH que se aplican en paralelo
depende en gran medida del contexto.

36. Por regla general, las disposiciones del derecho internacional del medio ambiente aplicables en tiempo de paz
siguen aplicándose entre los Estados partes en un conflicto armado internacional en sus relaciones con terceros
Estados que no son partes en el conflicto armado.73 Las obligaciones contenidas en el derecho de la neutralidad,
como el respeto de la inviolabilidad del territorio neutral, rigen también esas relaciones entre los Estados partes
en un conflicto armado internacional y terceros Estados. Durante un conflicto armado no internacional, en
principio el derecho internacional del medio ambiente sigue aplicándose entre los Estados, al menos en el caso
de conflictos en los que no intervienen terceros Estados76. dependen de las especificidades de cada caso77.

Derecho internacional de los derechos humanos


37. Varios tratados internacionales de derechos humanos articulan expresamente el derecho humano a un
determinado nivel de medio ambiente. Por ejemplo:

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) (1966) contiene el derecho
de "toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental" mediante, entre otras cosas,
el "mejoramiento de todos los aspectos de la higiene ambiental e industrial" (art. 12).78
La Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (1981) establece el derecho de todos los pueblos a
"un medio ambiente general satisfactorio y favorable a su desarrollo" (art. 24).
El Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Protocolo de San Salvador)
(1988) establece que "[t]oda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a tener acceso a los
servicios públicos básicos" (art. 11).

Además de la labor de la Comisión de Derecho Internacional sobre esta cuestión, véase el comentario del PNUMA sobre
la aplicabilidad del derecho ambiental internacional durante los conflictos armados, que incluye una reseña de la literatura
académica sobre el tema: PNUMA, Protección del medio ambiente durante los conflictos armados: inventario y análisis del
derecho internacional, págs. 43-47; y Bothe et al., "El derecho internacional protege el medio ambiente durante los
conflictos armados: lagunas y oportunidades", págs. 569 a 592. Ambas fuentes señalan que el derecho ambiental
internacional es también una forma de lex specialis.
75 Véase Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre la protección del medio ambiente en tiempos
de conflicto armado, 1992, párr. 11; y Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre la protección del
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS
medio ambiente en tiempo de conflicto armado, 1993, párr. 24. Para un análisis adicional, véase Bothe et al., "International law protecting
the environment during armed conflict: Gaps and opportunities", pág. 581; y PNUMA, Protecting the Environment during Armed Conflict:
An Inventory and Analysis of International Law,

CDI, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (20M), artículo y comentario,
pág. 179: "El típico conflicto armado no internacional no debe, en principio, poner en tela de juicio las relaciones
convencionales entre los Estados"; e ibíd., artículo 6 b) y comentario, pág. 188: "cuanto mayor sea la participación de
terceros Estados en un conflicto armado no internacional, mayor será la posibilidad de que los tratados se vean afectados,
y viceversa". Véase también Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre la
protección del medio ambiente en tiempo de conflicto armado, 1992, párr. 30.
77 Podría aducirse que una situación de conflicto armado es una circunstancia que excluye la responsabilidad de un Estado
por un hecho internacionalmente ilícito, por ejemplo, como una situación de fuerza mayor o de necesidad; véase TLC,
Proyecto de artículos sobre la responsabilidad del Estado por hechos internacionalmente ilícitos, aprobado en su
quincuagésimo tercer período de sesiones, 2001, artículos 23 y 25, reimpresos en CDI, Anuario de la Comisión de Derecho
Internacional 2001, vol. il, segunda parte, Naciones Unidas, Nueva York/Ginebra, 2007, págs. 76 y 80. Además, en virtud
del artículo 62 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, "un cambio fundamental de
circunstancias que se haya producido con respecto a las existentes en el momento de la celebración de un tratado" también
podría invocarse como motivo para dar por terminado el tratado o retirarse de él. Sin embargo, la CIJ ha sostenido que la
protección del medio ambiente es un interés esencial de todos los Estados: CIJ, Caso relativo al Proyecto Gabäkovo-
Nagymaros (Hungría c. Eslovaquia), sentencia, 25 de septiembre de 1997, párr. 53. Esto puede limitar el uso de la necesidad
como circunstancia que excluye la ilicitud, dado que el artículo 25(1) del Proyecto de Artículos sobre la Responsabilidad del
Estado por Hechos Internacionalmente Ilícitos de 2001 de la LLC establece:
Un Estado no podrá invocar el estado de necesidad como motivo para excluir la ilicitud de un hecho que no esté
en conformidad con una obligación internacional de ese Estado, a menos que el hecho:
(a) es la única manera que tiene el Estado de salvaguardar un interés esencial contra un peligro grave e
inminente; y
(b) no menoscabe gravemente un interés esencial del Estado o de los Estados respecto de los cuales exista
la obligación, ni de la comunidad internacional en su conjunto.
Véase también el artículo 1, apartado 2. Sobre los efectos de los daños ambientales resultantes de un conflicto armado en el disfrute del
derecho a la salud, véase, por ejemplo, Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, Informe sobre la situación de los derechos
humanos en Kuwait bajo la ocupación iraquí, preparado por el Sr. Walter Kålin, Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos,
de conformidad con la resolución 1991/67 de la Comisión. Doc. de las Naciones Unidas E/CN.4/1992/26, 16 de enero de 1992, párr. 208.

23
Regla 2 - Prohibición de daños generalizados, duraderos y graves al
medio ambiente natural
Se prohíbe el uso de métodos o medios de guerra que tengan por objeto, o se pueda esperar,
causar daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural.
Comentario
47. Esta norma se ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable en los
conflictos armados internacionales y, posiblemente, también en los no internacionales.106 La redacción de la
presente norma refleja las obligaciones consagradas en los artículos 35.3 y 55.1 del Protocolo Adicional I de
1977.

48. Parece que los Estados Unidos son un "objetor persistente" a la norma consuetudinaria,107 y Francia, el Reino
Unido y los Estados Unidos son objetores persistentes con respecto a la aplicación de la norma consuetudinaria
al uso de armas nucleares.10S Cabe señalar que existe una cierta cantidad de prácticas contrarias a esta norma,
109 y existen opiniones divergentes sobre su carácter consuetudinario. Algunos opinan que, debido a la objeción
de los Estados especialmente afectados, no se ha convertido en una norma de derecho internacional
consuetudinario en general y/o en lo que respecta al uso de armas nucleares.110 A este respecto, en el Estudio
del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario se reconoce el papel de los "Estados cuyos
intereses se ven especialmente afectados", y se señala que los "especialmente afectados" variarán según las
circunstancias. y refleja la contribución de esos Estados, todos los debates en curso sobre la noción de Estados
"especialmente afectados"

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
primera frase de la Regla 45,
pág. 151: httpsülihEdatabases.icrc.orgLcustomaryzihlLeng/docs/v1_ruI_ruleL5 y prácticas conexas.
Cabe señalar también que se ha informado de que "Israel no considera que las dos disposiciones sobre la protección del
medio ambiente natural [del Protocolo adicional I] sean de carácter consuetudinario": Schmitt/Merriam, "The tyranny of
context: Israeli targeting practices in legal perspective", pág. 98. Véase también Israel, Declaración ante la Sexta Comisión
de la Asamblea General de las Naciones Unidas
DIRECTRICES EN EL DEL ENTORNO NATURAL EN CONFLICTO ARMADO
Asamblea, 70º período de sesiones, tema 83 del orden del día, 11 de noviembre de 2015. Véase, además, Israel, Proyecto de conclusiones
de la CDI sobre la identificación del derecho internacional consuetudinario - Comentarios y observaciones de Israel, 70.º período de
sesiones de la Comisión de Derecho Internacional, 2018, en el que se señala que "es difícil reconocer el momento exacto de cristalización
de una norma, porque el proceso de formación no está claramente definido y delineado".
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
comentario a la Regla 45,

Ibídem.
Pp. 153—155.
Véase, por ejemplo, Bellinger/Haynes, "A US Government response to the International Committee of the Red Cross Study
on Customary International Humanitarian Law", págs. 455 a 460, en el que se señala, entre otras cosas:
Además de sostener que el párrafo 3 del artículo 35 y el artículo 55 no son derecho internacional consuetudinario
con respecto al uso de armas en general, los Estados especialmente afectados que poseen capacidad de armas
nucleares han afirmado en repetidas ocasiones que estos artículos no se aplican al uso de armas nucleares. Por
ejemplo, algunos Estados especialmente afectados, como los Estados Unidos
Así lo argumentaron los Estados Unidos, el Reino Unido, Rusia y Francia en sus comunicaciones ante la Corte Internacional de
Justicia (CIJ ).
Véase también Y. Dinstein, "The ICRC Customary International Humanitarian Law Study", Anuario de Derechos Humanos
de Israel, vol. 36,
2006, págs. 1-15; K. Hulme, "Natural environment", en E. Wilmshurst y S. Breau (eds.), Perspectives on the ICRC Study on
Customary
Derecho Internacional Humanitario, Cambridge University Press, Cambridge, 2007, págs. 232 y 233; y Y. Dinstein, The Conduct of
Hostilities under the Law ofInternational Armed Conflict, 3ª ed., Cambridge University Press, Cambridge, 2016, pp. 238-239. Para una
respuesta a las observaciones de los Estados Unidos, véase J. M. Henckaerts, "Customary International Humanitarian Law: A response to
US Comments", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 89, Nº 866, junio de 2007, págs. 473 a 488. Véase también J.M. Henckaerts,
"The
Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario. Una réplica al profesor Dinstein", Anuario de
Israel sobre Derechos Humanos, Vol.
37, 2007, págs. 259-270. Para la práctica que respalda el carácter consuetudinario de esta norma, véase Henckaerts/Doswald-
Beck (eds), CICR
Estudio sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, comentario a la Regla 45, págs. 152 y 153: https.-//ihl-

Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,
Introducción, págs. xliv-xlv: https•./lihbdatabases.icrc.orglcustomary:ihllengldocs/vl_cha_chapterin_in; e ibíd., comentario
sobre la Regla 45, págs. 154 y 155: https:/lihl=databases.icrc.org/customary=ihl/eng/docs/vl_rul_rulezs.
En las conclusiones finales de su estudio sobre la identificación del derecho internacional consuetudinario, el TLC no
menciona la noción de "Estados especialmente afectados", dadas las opiniones divergentes, pero se aborda en el comentario
sobre la conclusión 8 ('La práctica debe ser general'), en la que se señala:
[E]n la apreciación de la generalidad [de la práctica], un factor indispensable que debe tenerse en cuenta es la
medida en que esos
Han participado en la práctica los Estados que participan en particular en la actividad pertinente o que es más
probable que se interesen por la supuesta norma ("Estados especialmente afectados"). Si bien en muchos casos
todos o casi todos los Estados se verán afectados por igual, es evidente que no sería práctico determinar, por
ejemplo, la existencia y el contenido de una norma de derecho internacional consuetudinario relativa a la
navegación en las zonas marítimas sin tener en cuenta la práctica de los Estados ribereños y los Estados del
pabellón pertinentes, o la existencia y el contenido de una norma sobre inversiones extranjeras sin evaluar la
práctica de los Estados exportadores de capital, así como la de los Estados en los que se invierte. Debería ser

29
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

28. Por otra parte, las obligaciones relativas a la protección del medio ambiente que son vinculantes para los Estados
que no son partes en un conflicto armado (por ejemplo, los Estados vecinos) y que se refieren a zonas situadas
fuera de los límites de la jurisdicción nacional (por ejemplo, la alta mar) no se ven afectadas por la existencia
del conflicto armado en la medida en que esas obligaciones no sean incompatibles con el derecho aplicable de
los conflictos armados53.

Derecho internacional del medio ambiente


29. El derecho internacional del medio ambiente establece obligaciones de protección del medio ambiente y regula
la responsabilidad y la posible responsabilidad por daños ambientales. Encuentra sus fuentes en los tratados,
los principios generales y el derecho internacional consuetudinario, así como en la jurisprudencia conexa (como
medio subsidiario de determinar las normas jurídicas).» l• Entre los instrumentos importantes de derecho
indicativo figuran la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972
(Declaración de Estocolmo), la Carta Mundial de la Naturaleza de 1982 y la Declaración sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo de 1992
(Declaración de Río) y las resoluciones pertinentes de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de la
Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.55

30. El hecho de que las normas internacionales relativas a la protección del medio ambiente deben tenerse en cuenta
en situaciones de conflicto armado ha sido reconocido por la CIJ56 y es una presunción de la que se parte la
labor de la CDI sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados.57 Sin embargo,
determinar en qué medida el derecho internacional del medio ambiente se aplica en paralelo al DIH es una
cuestión más compleja.

31. El Proyecto de Artículos sobre los Efectos de los Conflictos Armados en los Tratados de la LLC proporciona
una orientación esencial a este respecto. De conformidad con el artículo 3 del proyecto de artículos, el punto de
partida para la continuación de la aplicación de un tratado de derecho internacional del medio ambiente es si
los términos de un tratado abordan su aplicabilidad en los conflictos armados. El relator especial de la CDI ha
concluido que los tratados multilaterales sobre el medio ambiente que directa o indirectamente (es decir, ya sea
por declaración expresa o por inferencia) prevén su aplicación en tiempos de conflicto armado incluyen:58

• Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación del Mar por Hidrocarburos (OILPOL) (1954)59
• Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural (Convención del Patrimonio
Mundial) (1972)00

• Convenio sobre la Prevención de la Contaminación del Mar por Vertimiento de Desechos y Otras Materias
(Convenio de Londres) (1972)01
Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques (MARPOL) (1973)62

A este respecto, véase LLC, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), artículo 3(b); y CICR,
Directrices para manuales e instrucciones militares sobre la protección del medio ambiente en tiempo de conflicto armado, directriz 5.
Para una visión general de los principales acuerdos multilaterales, principios, derecho consuetudinario e instrumentos
de derecho indicativo del derecho ambiental internacional, véase PNUMA, Protección del medio ambiente durante los
conflictos armados: inventario y análisis del derecho internacional, págs. 34 y 43. Para un análisis más detallado de los
principios y conceptos ambientales, véase también CDI, informe preliminar de la Relatora Especial Marie G. Jacobsson,
párrafos 117 a 156.
Véase, por ejemplo, la Asamblea General de las Naciones Unidas, Res. 47/37, Protección del medio ambiente en tiempos
de conflicto armado, 25 de noviembre de 1992; ONU
Asamblea General, Res. 49/50, Decenio de las Naciones Unidas para el Derecho Internacional, 9 de diciembre de
1994; Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Res. 2/15, Protección del medio ambiente en zonas
afectadas por conflictos armados, 27 de mayo de 2016; y Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,
Res. 3/1, Mitigación y control de la contaminación en zonas afectadas por conflictos armados o terrorismo, 6 de
diciembre de 2017.
CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 33.
57 La aplicación paralela del derecho ambiental internacional y del DIH se examina en LLC, Informe preliminar de la
Relatora Especial Marie G. Jacobsson, párrafos 2 a 7, y con respecto a las situaciones de ocupación, en LLC, Primer
informe de la Relatora Especial Marja Lehto. Desde entonces, se ha abordado en los comentarios sobre el Proyecto de
Principios sobre la Protección del Medio Ambiente en Relación con los Conflictos Armados (2019), pp. 215-296.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Esta lista figura en el Informe del sexagésimo tercer período de sesiones de la Comisión de Derecho Internacional de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, anexo E, págs. 361 y 362. Para más detalles y referencias a otros acuerdos
multilaterales sobre el medio ambiente que prevén específicamente la suspensión, la suspensión o la terminación durante
los conflictos armados y a los que no abordan directa ni indirectamente su aplicación durante los conflictos armados, véase
PNUMA, Protecting the Environment during Armed Conflict: An Inventory and Analysis OfInternational Law, págs. 34 a
40. 59 Obsérvese, sin embargo, que el artículo XIX (I) prevé la posibilidad de suspender la aplicación de la totalidad o de
una parte de la Convención en caso de guerra u otras hostilidades.
En particular, el artículo 6, apartado 3. Véase también el párrafo 4 del artículo 11 de la Convención, según el cual el
estallido o la amenaza de un conflicto armado permite a un Estado Parte inscribir un sitio en la "Lista del Patrimonio
Mundial en Peligro". Cabe señalar también que en el año 2000, la UNESCO y la Fundación de las Naciones Unidas
pusieron en marcha un proyecto titulado "Conservación de la biodiversidad en regiones de conflicto armado: conservación
de los sitios del patrimonio mundial en la República Democrática del Congo", que utiliza la Convención del Patrimonio
Mundial como instrumento para mejorar la conservación de los sitios del patrimonio mundial en las regiones afectadas por
conflictos armados.
Sin embargo, obsérvense las excepciones previstas en el artículo V.
Enmendado por el Protocolo concerniente al Convenio internacional para prevenir la contaminación por los buques (1978).
Sin embargo, el párrafo 3 del artículo 3 de la Convención contiene una excepción similar a la del artículo 236 de la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Artículo 7 — Proporcionalidad en el ataque
Está prohibido lanzar un ataque contra un objetivo militar del que pueda preverse que cause daños incidentales al medio ambiente
natural que serían excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista.

Comentario
114. Esta norma se ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable tanto en los
conflictos armados internacionales como en los no internacionales.2S8 La aplicación del principio general
consuetudinario de proporcionalidad específicamente al medio ambiente natural se articula en la Regla 43.C del
Estudio del CICR sobre el Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario. El principio de proporcionalidad
está codificado de manera más general en el artículo 51, apartado 5, letra b), del Protocolo adicional I de 1977 (y
en la correspondiente norma 14 del estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario).

115. Sobre la base de su carácter civil, toda parte del medio ambiente natural que no sea un objetivo militar debe
protegerse no sólo contra ataques directos, sino también contra "daños incidentales", que no deben ser excesivos,
solos o en combinación con otros daños civiles incidentales, en relación con la ventaja militar concreta y directa
que se prevé obtener de un ataque contra un objetivo militar. La aplicación de este principio de proporcionalidad
a los daños incidentales al medio ambiente natural se establece expresamente en el Manual de San Remo de 1994
sobre el derecho internacional aplicable a los conflictos armados en el mar2S 2000290 9. que en su opinión
consultiva sobre las armas nucleares de 1996 se afirmaba que "los Estados deben tener en cuenta las
consideraciones ambientales al evaluar lo que es proporcionado en la consecución de objetivos militares
legítimos. El respeto por el medio ambiente es uno de los elementos que permiten evaluar si una acción se ajusta
a la proporcionalidad. "zo•

116. Esta norma y la prohibición de daños generalizados, duraderos y graves expresada en los artículos 35.3 y 55 del
Protocolo adicional 1292 operan de manera diferente, y ambas deben cumplirse para que el ataque sea lícito. Si
bien esta última prohíbe únicamente los ataques que tengan por objeto o se prevea causar daños generalizados,
duraderos y graves al medio ambiente natural, la presente regla puede hacer ilícito un ataque que cause daños al
medio ambiente natural de menor gravedad o magnitud. Por el contrario, si bien esta norma hará que los ataques
sean ilegales en función de la ventaja militar prevista, la prohibición de daños generalizados, duraderos y graves
es absoluta. Dicho de otro modo, los ataques serán ilegales en virtud de esta norma cuando los daños incidentales
al medio ambiente natural —aunque no sean generalizados, duraderos y graves— sean excesivos en comparación
con la ventaja militar directa y concreta prevista. Este podría ser el caso, en particular, cuando la ventaja militar
prevista no sea suficientemente sustancial o cuando el daño incidental al medio ambiente natural sea
significativo, incluso si no alcanza el umbral de ser generalizado, a largo plazo y grave.

Daños incidentales al medio ambiente natural


117. Para la protección del medio ambiente natural contra los daños incidentales, es particularmente importante que,
al evaluar la ventaja militar concreta y directa prevista frente a los daños incidentales previstos para la población
civil, se tengan en cuenta los efectos indirectos del ataque (también denominados efectos "reverberantes", "en
cadena", "en cadena" o "de segundo, tercer orden o de orden superior") sobre la población civil y los bienes de
carácter civil que sean razonablemente previsibles sobre la base de una evaluación de la información de todas las
fuentes disponibles para la parte en el momento pertinente. Esta obligación se deriva del tenor literal del artículo
51.5.b) del Protocolo Adicional I ("cabe esperar" y de la ausencia de
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. I, pág. I, Regla 43.C y comentario, pág. 145: https://ihl,databases.icrc.org/customary-ihlleng]docs/v1_rul_rule43 y
prácticas conexas. Para la regla general de proporcionalidad, véase ibíd., comentario a la Regla 14, pág. 46:
https://ihl,databases.icrc.org/customary—

Doswald-Beck (ed.), Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar,
pág. 9, párr. 13 c). La aplicación del principio de proporcionalidad a los daños incidentales al medio ambiente natural también
se reconoce en el
Schmitt/Garraway/Dinstein (eds), Manual sobre el derecho de los conflictos armados no internacionales, Regla 4.2.4, pág. 59; HPCR,
Manual de Derecho Internacional Aplicable a la Guerra Aérea y de Misiles, comentario sobre las Reglas 88 y 89, págs. 246 a 251; y
Schmitt/Vihul (eds.), Manual de Tallin, Regla 83, pág. 232.
290 Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Informe final al Fiscal del Comité establecido para examinar la campaña de
bombardeos de la OTAN contra la República Federativa de Yugoslavia, párr. 22-
CIJ, Legalidad de la amenaza o el empleo de las armas nucleares, opinión consultiva, 8 de julio de 1996, párr. 30. Para
otros ejemplos de prácticas relacionadas con la aplicación del principio de proporcionalidad al medio ambiente natural,
véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol.
I, comentario a la Regla 43.C, págs. 145 y 146: https://ihl -
Véase también Grupo de Estudio de la ILA sobre la Conducción de
las Hostilidades en el Siglo XXI, "La conducción de las hostilidades y el derecho internacional humanitario. Desafíos de la
guerra del siglo XXI", p. 362.
Este umbral también se refleja en Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional
humanitario consuetudinario,
. En cuanto a la prohibición de daños
generalizados, duraderos y graves establecida en estas disposiciones, véase la Regla 2 de las presentes Directrices.

53
ataques contra obras o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, sobre la base de que, si bien es evidente
que una instalación como una central nuclear no forma parte del entorno natural, un ataque contra ella podría
tener graves efectos en el entorno natural circundante.

La protección del medio ambiente natural por órganos de derecho internacional distintos del
DIH
Además de las normas del DIH, otras normas de tratados internacionales y de derecho consuetudinario que
protegen el medio ambiente natural (incluidas las normas de derecho internacional del medio ambiente, el derecho
internacional de los derechos humanos, el derecho del mar y el derecho penal internacional) pueden seguir
aplicándose durante los conflictos armados internacionales y no internacionales.

25. Las presentes Directrices y los comentarios que las acompañan se basan en las normas del DIH; No analizan
cuestiones de aplicación e interacción con otros cuerpos jurídicos y se entienden sin perjuicio de las obligaciones
existentes en virtud de otros cuerpos de derecho internacional aplicables.

26. El estallido de un conflicto armado internacional o no internacional no pone fin ni suspende por sí mismo la
aplicación de las normas de derecho internacional (convencionales o consuetudinarias) que protegen el medio
ambiente natural en tiempo de paz, ya sea entre Estados partes en el conflicto o entre un Estado parte en el
conflicto y otro que no lo es.47 otras normas de las distintas ramas del derecho internacional pueden, según el
contexto, y en su totalidad o en parte, complementar o informar las normas del DIH que protegen el medio
ambiente natural en tiempos de conflicto armado. A continuación se aborda brevemente la continuación de la
aplicación del derecho internacional del medio ambiente y del derecho internacional de los derechos humanos,
como dos de los cuerpos jurídicos complementarios más importantes. Si bien un análisis exhaustivo de la
interacción entre estos cuerpos jurídicos y el DIH está fuera del alcance de estas Directrices, la CDI lo considera
con mayor detalle en su trabajo sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflicts.as armados

27. A la hora de deducir si las disposiciones de los tratados siguen aplicándose en situaciones de conflicto armado,
el Proyecto de Artículos sobre los Efectos de los Conflictos Armados en los Tratados de 2011 del TLC
proporciona un marco para la interpretación.49 Como punto de partida, cuando un tratado contiene disposiciones
sobre su aplicación en situaciones de conflicto armado, esas disposiciones Además, para determinar si un tratado
puede ser denunciado, retirado o suspendido en caso de conflicto armado, deben tenerse en cuenta todos los
factores pertinentes, incluida la naturaleza del tratado (en particular su objeto, su objeto y fin, su contenido y el
número de Partes) y las características de las partes armadas.conflicto (como su extensión territorial, su escala e
intensidad, su duración y, en el caso de un conflicto armado no internacional, también el grado de participación
externa).51 Con respecto a la naturaleza de un tratado, al examinar su objeto, el artículo 7 del proyecto de artículos
establece una lista indicativa de tratados cuya materia implica que continúan en funcionamiento, total o
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

parcialmente, durante los conflictos armados. Esta lista incluye tratados relativos a la protección internacional
del medio natural52.

-47 Véase CDI, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), reproducido en Asamblea General
de las Naciones Unidas, Informe de la Comisión de Derechos Humanos.
Comisión de Derecho Internacional: sexagésimo tercer período de sesiones (26 de abril-3 de junio y 4 de julio-12 de agosto
de 2011), UN Doc. A/66/10, 2011, artículo 3, p. 175, párr. 100, que establece: "La existencia de un conflicto armado no pone
fin ipso facto a la aplicación de los tratados: a) entre Estados partes en conflicto; b) entre un Estado parte en el conflicto y un
Estado que no lo es." Esto está en consonancia con el artículo 2 de la resolución sobre "Efectos de los conflictos armados en
los tratados" aprobada por el Instituto de Derecho Internacional en su período de sesiones de Helsinki en 1985, así como con
el artículo 1 del Réglement Concernant les Effets de la Guerre sur les Traités aprobado por el Consejo de Ministros .Institut
de Droit International en su sesión de Christiania en 1912. Sobre la continuación de la aplicación del derecho consuetudinario,
véase CDI, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), pág. 177, artículo 10, que
establece bajo el epígrafe "Obligaciones impuestas por el derecho internacional independientemente de un tratado": "La
terminación de un tratado, la retirada de un tratado o la suspensión de su aplicación, como consecuencia de un conflicto
armado, no menoscabará en modo alguno el deber de un Estado de cumplir cualquier obligación enunciada en el tratado a la
que estaría sujeto en virtud del derecho internacional independientemente de ese tratado". Véase, además, Finlandia,
declaración en nombre de los países nórdicos ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 68º
período de sesiones, tema 81 del orden del día, noviembre de 2013.
El propósito de las presentes Directrices no es establecer un inventario exhaustivo de las leyes vigentes que puedan
proteger el medio ambiente natural en tiempos de conflicto armado. Más bien, se trata de aumentar la claridad de las
normas pertinentes del DIH a fin de fortalecer su aplicación. Para una visión más amplia de otros órganos jurídicos de
protección, véanse los informes de los relatores especiales primero y segundo del TLC sobre la protección del medio
ambiente en relación con los conflictos armados, a los que se hace referencia en la nota 16 supra; y PNUMA, Protecting
the Environment during Armed Conflict: An Inventory and Analysis ofInternational Law.
Cabe señalar, sin embargo, que, si bien la labor de la Comisión de Derecho Internacional sobre los efectos de los
conflictos armados en los tratados es una aclaración importante de este complejo tema, no aborda la forma en que las
normas del derecho internacional consuetudinario y los principios del derecho internacional siguen siendo aplicables en
tiempos de conflicto armado.
50 CDI, Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), artículo 4, p. 175.
Obsérvese también el artículo 5 del proyecto de artículos, que dispone que "[l]as normas de derecho internacional relativas
a la interpretación de los tratados se aplicarán para determinar si un tratado puede ser terminado, retirado o suspendido en
caso de conflicto armado".
Ibíd., artículo 6.
52 La lista también incluye tratados relativos a cursos de agua internacionales e instalaciones e instalaciones conexas,
acuíferos e instalaciones e instalaciones conexas y relativas a los derechos humanos internacionales y al derecho penal
internacional.

Resumen de las normas y recomendaciones


PARTE L: PROTECCIÓN ESPECÍFICA DEL MEDIO AMBIENTE
NATURAL EN EL MARCO DEL DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO
Regla 1 - Debida consideración del medio ambiente natural en las operaciones militares. Los métodos y medios
de guerra deben emplearse teniendo debidamente en cuenta la protección y preservación del medio ambiente
natural.

Regla 2 — Prohibición de daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural. Se prohíbe el uso
de métodos o medios de guerra que tengan por objeto, o se pueda esperar, causar daños generalizados,
duraderos y graves al medio ambiente natural.

Artículo 3 - Prohibición de utilizar como arma la destrucción del medio ambiente natural.
R: La destrucción del medio ambiente natural no puede ser utilizada como arma.
B. En el caso de los Estados Partes en la Convención sobre la Prohibición del Empleo de Técnicas de
Modificación del Medio Ambiente con Fines Militares o con Cualquier otro Hostilidad (Convención
ENMOD), está prohibido el uso militar o cualquier otro uso hostil de técnicas de modificación del medio
ambiente que tengan efectos generalizados, duraderos o graves como medio de destrucción, daño o perjuicio
a cualquier otro Estado Parte.

Norma — Prohibición de atacar el medio ambiente natural a modo de represalia.


A Para los Estados Partes en el Protocolo adicional I a los Convenios de Ginebra (Protocolo adicional I):
L Se prohíben los ataques contra el medio ambiente natural a modo de represalia.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

ii. Se prohíben las represalias contra los objetos protegidos por el Protocolo, incluso cuando dichos objetos
formen parte del medio ambiente natural.
B. Para todos los Estados, las represalias contra los bienes protegidos por los Convenios de Ginebra o el Convenio
de La Haya para la
Se prohíbe la protección de los bienes culturales, incluso cuando dichos objetos forman parte del entorno natural.

PARTE Il: PROTECCIÓN GENERAL DEL MEDIO AMBIENTE


NATURAL EN EL MARCO DEL DERECHO INTERNACIONAL
HUMANITARIO
Artículo 5 - Principio de distinción entre bienes de carácter civil y objetivos militares. Ninguna parte del medio
natural puede ser atacada, a menos que se trate de un objetivo militar.
Artículo 6 - Prohibición de los ataques indiscriminados. Se prohíben los ataques indiscriminados. Los ataques
indiscriminados son aquellos:
A que no estén dirigidas contra un objetivo militar específico;
B. que empleen un método o medio de combate que no pueda dirigirse contra un objetivo militar específico; o
C. que empleen un método o medio de combate cuyos efectos no puedan limitarse como lo exige el derecho
internacional humanitario; y, en consecuencia, en cada uno de esos casos, pueden atacar indistintamente
objetivos militares y personas civiles o bienes de carácter civil, incluido el medio ambiente natural.

Regla 7 - Proporcionalidad en el ataque Está prohibido lanzar un ataque contra un objetivo militar del que quepa
esperar que cause daños incidentales al medio ambiente natural que serían excesivos en relación con la ventaja
militar concreta y directa prevista.

Regla 8 — Precauciones. En la realización de las operaciones militares, se debe tener cuidado constante de
preservar a la población civil, a las personas civiles y a los bienes de carácter civil, incluido el medio ambiente
natural. Deben tomarse todas las precauciones posibles para evitar y, en todo caso, reducir al mínimo la pérdida
incidental de vidas civiles, las lesiones a civiles y los daños a bienes de carácter civil, incluido el medio ambiente
natural.

Artículo 9 — Precauciones pasivas. Las partes en conflicto deben tomar todas las precauciones posibles para
proteger los bienes civiles bajo su control, incluido el medio ambiente natural, contra los efectos de los ataques.

Artículo 10 - Prohibiciones relativas a los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil.
Está prohibido atacar, destruir, sustraer o inutilizar objetos indispensables para la supervivencia de la población
civil, incluso cuando esos bienes formen parte del medio ambiente natural.

7
de un adversario. Si bien hay opiniones divergentes259, en opinión del CICR esto significa que la contribución
debe dirigirse a la capacidad real de combate de una parte en el conflicto y, por consiguiente, que una mera
contribución a la capacidad de sostenimiento de la guerra de una parte en el conflicto no es suficiente para que el
objeto cumpla con la definición de objetivo militar. Esta diferenciación es crucial. Por ejemplo, según el punto
de vista del CICR, una zona del medio ambiente natural en la que se extrae recursos naturales de gran valor, si
bien puede generar ingresos significativos para el esfuerzo bélico (es decir, la capacidad de sostenimiento de la
guerra) de un adversario, no contribuye directamente de manera efectiva a la acción militar.

Segunda parte de la definición de objetivo militar


103. Para cumplir la segunda parte de la definición de objetivo militar, la destrucción, captura o neutralización total o
parcial de una parte distinta o de un objeto específico perteneciente al medio natural, en las circunstancias del
momento, debe ofrecer una ventaja militar definida. El término "definitivo" requiere que la ventaja sea concreta
y perceptible y, por lo tanto, que quienes ordenan o ejecutan el ataque tengan información concreta sobre cuál
será la ventaja ofrecida al atacar el componente distintivo del entorno natural.262 El término "militar" aclara que
la ventaja anticipada no puede ser de naturaleza meramente política, social, psicológica, moral, económica o
financiera.263 Por ejemplo, cuando un parque nacional célebre ocupa un lugar preciado en la historia y la
identidad de un Estado, atacar un parque de este tipo puede socavar la moral nacional y la resistencia política.
Sin embargo, dado que socavar la moral nacional y la resistencia política no es una ventaja militar, el parque
nacional no puede cumplir con la definición de objetivo militar según esta métrica.264 Por último, la frase "en
las circunstancias que rigen en ese momento" debe entenderse como un aspecto situacional y temporal de todo
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

el concepto de objetivo militar. Significa que cuando la destrucción de una parte del medio ambiente natural aún
no ofrece, o ya no ofrece, una ventaja militar definida, el objeto no debe ser atacado, y un ataque debe cesar tan
pronto como la ventaja militar se realiza 265

Atacar una zona de tierra y otras prácticas militares de dirigir municiones contra partes del
entorno natural
104. Las prácticas militares que implican dirigir el fuego contra partes del medio ambiente natural tienen una
probabilidad particularmente probable de dañarlo. Lo más relevante a este respecto es que varios Estados han
afirmado que una superficie de tierra puede cumplir con la definición de objetivo militar, y esta posición es
ampliamente aceptada.266 En consecuencia, ni el principio de distinción ni la prohibición de ataques
indiscriminados impiden, por ejemplo, el uso de cargas de línea de remoción de minas para dar paso a fuerzas
amigas a través de una pradera minada por el adversario; la dirección del fuego en una plantación espesa para
generar una línea de mira que permite la identificación de las fuerzas enemigas que utilizan la cubierta vegetal
para atacar; o fuego de interdicción dirigido, por ejemplo, a un cruce de río por el cual el adversario pretende
mover tropas para montar un ataque267 El área específica de tierra

La posición de los Estados Unidos es que los objetivos que contribuyen eficazmente a la capacidad del adversario para
combatir o mantener la guerra son objetivos militares; véase B. Egan, Asesor Jurídico, Departamento de Estado de los
Estados Unidos, Observaciones a la Sociedad Americana de Derecho Internacional, "International law, legal diplomacy, and
the counter-ISIL campaign: Some observaciones", 1 de abril de 2016, en Estudios de Derecho Internacional, vol. 92, 2016,
págs. 235-248; Estados Unidos, Manual sobre el Derecho de la Guerra, 2015 (actualizado en 2016), págs. 213 y 214, párr.
5.6.6.2; y Goodman, "La administración Obama y la focalización de objetos 'sostenedores de guerra' en conflictos armados
no internacionales", American Journal of International Law, Vol. 110, No. 4, octubre de 2016, pp. 663-679.
Véase L. Gisel, "La pertinencia de los objetos generadores de ingresos en relación con la noción de objetivo militar", en
CICR/Colegio de Abogados
Europe, The Additional Protocols at 40: Achievements and Challenges, Actas del 18º Coloquio de Brujas, 19 y 20 de octubre
2017, Collegium, n.º 48, otoño de 2018, pp. 139-150. Véase también Dinstein, The Conduct ofHostilities under the Law of
InternationalArmed Conflict, pág. 109; M. Zwanenburg, "Los desafíos de la aplicación de los principios de distinción,
proporcionalidad y precauciones en las operaciones militares contemporáneas desde la perspectiva de los Estados", en
CICR/Colegio de Europa, The Additional Protocols, pág. 40:
Logros y desafíos, pág. 155; Grupo de Estudio de la ILA sobre la Conducción de las Hostilidades en el Siglo XXI, "La
conducción de las hostilidades y el derecho internacional humanitario: desafíos de la guerra del siglo XXI", pág. 320;
DoswaId-Beck (ed.), Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, pág.
150, párr. 60.11; y Schmitt/Vihul (eds.), Manual de Tallin, posición mayoritaria expresada en el comentario sobre el artículo
100, pág. "1, párr. 19.
Véase Droegenougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas existentes y necesidad
de una mayor protección jurídica", pág. 28. Véase también PNUMA, Protecting the Environment during Armed Conflict: An
Inventory andAnalysis ofInternational Law,
Pág. 13.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 636, párr. 2024.
HPCR, Manual de Derecho Internacional aplicable a la guerra aérea y de misiles, comentario a la Regla I w), pág. 36,
párr. Z; Grupo de Estudio de la ILA sobre la Conducción de las Hostilidades en el Siglo XXI, "La conducción de las
hostilidades y el derecho internacional humanitario: Desafíos de la guerra del siglo XXI", pág. 364.
Ejemplo tomado del PNUMA, Protecting the Environment during Armed Conflict: An Inventory and Analysis of International Law, p. g.
Droege/Tougas, "La protección del medio ambiente natural en los conflictos armados: normas vigentes y necesidad de una
mayor protección jurídica", pág. 28.
Sobre una superficie de tierra que es un objetivo militar, véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Customary International
Humanitarian Law,
Vol. Il, Parte 1, práctica relacionada con la Regla S (Áreas de Tierra), págs. 223-227: bttps://ihl-
databases.irrc.org/customary e8_sectionh.
267 Bothe/Partsch/SoIf, Nuevas Reglas para las Víctimas
de los Conflictos Armados, pp. 348-349, párr. 2.5-3-3:

48
medio ambiente natural, que por defecto es de carácter civil.97 En segundo lugar, deben tomarse todas las
precauciones posibles para evitar y, en todo caso, reducir al mínimo los daños incidentales al medio ambiente
natural. A este respecto, la falta de certeza científica en cuanto a los efectos de ciertas operaciones militares en
el medio ambiente no exime a una parte en conflicto de tomar tales precauciones98. Por ejemplo, quienes
participan en operaciones militares deben tener en cuenta las posibles consecuencias negativas para el medio
ambiente natural derivadas, entre otras cosas, de las armas empleadas90 y del tipo de blanco seleccionado.100
En consecuencia, deben tener en cuenta las especificidades del terreno de batalla en el que operan. Por lo tanto,
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

estas obligaciones son particularmente relevantes (aunque no exclusivamente) para los líderes militares
responsables de la planificación operativa"

45. Más allá de la puesta en práctica de la norma de la debida consideración a través de otras obligaciones jurídicas
que protegen el medio ambiente natural , quienes emplean métodos o medios de guerra pueden optar por
demostrar la debida consideración por la protección y preservación del medio ambiente natural mediante la
adopción de medidas adicionales como cuestión de política y no de derecho. Esas medidas podrían incluir, por
ejemplo, la introducción de medidas para reducir la huella de carbono de la guerra102.

46. Esta norma se refiere tanto a la protección como a la preservación del entorno natural. De conformidad con el
DIH, las obligaciones de protección son obligaciones de conducta. Requieren que las partes ejerzan la debida
diligencia en la prevención del daño.t03 En el uso popular, "preservación" se refiere al mantenimiento de algo en
su estado original o existente. IO'• Esta noción de "preservación" es complementaria de la de "protección", y no
existe una demarcación clara entre los dos términos a los efectos de interpretar esta norma. El mantenimiento del
medio ambiente natural en su estado actual implicará necesariamente el ejercicio de la debida diligencia para
prevenir su daño y, por consiguiente, en opinión del CICR, el matiz de significado entre "protección" y
"preservación" no cambia las consecuencias prácticas para las partes en un conflicto armado en su interpretación
de esta obligación. Sin embargo, el término "preservación" es particularmente común en el contexto del medio
marino105.

Protección del medio ambiente y transiciones del conflicto a la paz: aclaración de normas, principios y prácticas, Oxford University Press,
Oxford, 2017, pp. 207-211.
Con respecto al carácter civil del medio natural, véanse los párrafos 18 a 21 de las presentes Directrices.
Para un análisis más detallado, véase el párrafo 124 de las presentes Directrices.
•0 Con respecto a la protección del medio ambiente natural por las normas relativas a armas específicas, véanse las reglas
19 a 25 de las presentes Directrices. Para un ejemplo de la prohibición del empleo de armas que dañan el medio ambiente
natural, véase República de Corea, Manual de Derecho Operacional, 1996, pág. 129.
En cuanto a la protección del medio ambiente natural por los principios de distinción, proporcionalidad y precauciones,
véanse las Reglas 5 a 9 de las presentes Directrices. Véase también Países Bajos, Humanitair Oorlogsrecht: Handleiding,
2005, párrafo 0465: "Además del método o medio elegido, el tipo de objetivo atacado también puede dar lugar a cambios
ambientales. Un ataque a una fábrica o laboratorio donde se descontaminan o fabrican productos químicos, biológicos o
nucleares puede tener consecuencias importantes para el medio ambiente natural.
Véase, por ejemplo, Australia, The Manual of the Law of Armed Conflict, 2006, párr. 5-50, en el que se afirma lo siguiente:
"Los responsables de la planificación y realización de operaciones militares tienen el deber de velar por la protección del
medio ambiente natural". La doctrina de la OTAN también proporciona una serie de directrices para los comandantes con
respecto a las consideraciones ambientales en las actividades militares dirigidas por la OTAN, incluido que los comandantes
de todos los niveles deben "considerar los impactos ambientales en la toma de decisiones": OTAN, STANAG 7141, Doctrina
conjunta de la OTAN para la protección del medio ambiente durante las actividades militares dirigidas por la OTAN, AJEPP-
4, Edición B versión 1, Oficina de Normalización de la OTAN, marzo de 2018, pp. 2-1-2-4 y 4-1:
https:/]nso.nato.int/nsojzPublic/aplPROM/AJEpP-L%20EDB0/020V1%20E.pdf.
Por ejemplo, en las operaciones militares de la OTAN, un oficial de protección del medio ambiente es responsable de
monitorear e identificar posibles fuentes de emisiones atmosféricas indeseables, así como de proponer medidas de
mitigación para reducirlas; véase OTAN, STANAG 2582, Environmental Protection Best Practices and Standards for
Military Camps in NATO Operations, AJEPP-2, Edición A Versión 2, Oficina de Normalización de la OTAN, noviembre
de 2018, p. G-1.
De manera más general, sobre la obligación de proteger en virtud del DIH, véase CICR, Comentario sobre el Primer Convenio de Ginebra:
Convenio (I) para el
Mejoramiento de la condición de los heridos y enfermos de las fuerzas armadas sobre el terreno, CICR, Ginebra/Cambridge University
Press,
Cambridge, 2016, pp. 484-487, párrafos 1360-1368 y nota 84. En el campo del derecho ambiental, Hulme explica que "la
noción de 'protección' ambiental tiende a ser una noción general para la amplia gama de obligaciones beneficiosas para el
medio ambiente que los Estados deben asumir": Hulme, "Taking care to protect the environment against damage: A
meaningless obligation?", p. 680. Para una yuxtaposición de la noción de protección en el derecho ambiental y de la noción
de protección del medio ambiente natural en el DIH, véase ibíd., págs. 680 y 681.
Véase la definición de "preservar" en A. Stevenson y M. Waite (eds), Concise Oxford English Dictionary, 12ª ed., Oxford
University Press, Oxford, 2011, p. 1135.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Véase, por ejemplo, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982), art. 192; Doswald-Beck (ed.), Manual de San
Remo sobre el derecho internacional aplicable a los conflictos armados en el mar,
pág. 14, párrafos 34 y 35; y Estados Unidos, The Commander's Handbook on the Law ofNaval Operations, 2007, párrafo 8.4.

28
— Municiones de racimo: ¿Qué son y cuál es el problema?, Ficha informativa, Ginebra, 2010.
"Una colección de códigos de conducta emitidos por grupos armados", Revista Internacional de la
Cruz Roja, vol. 93, núm. 882, junio de 2011, pp. 483-501.
Fortalecimiento de la protección jurídica de las víctimas de los conflictos armados, informe presentado a la 31ª
Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, CICR, Ginebra, octubre de 2011.
— Manual sobre las normas internacionales que rigen las operaciones militares, CICR, Ginebra, 2013.
— Armas nucleares y derecho internacional humanitario, Nota informativa n.º 4, CICR, Ginebra, 2013:
https://www.icrc 32-4 -armas-nucleares- dih -2013.pdt
Comentario al Primer Convenio de Ginebra: Convenio l) en Ginebra para aliviar la suerte de los heridos y
enfermos de las fuerzas armadas sobre el terreno, CICR, Ginebra/Cambridge University Press, Cambridge, 2016.
— Comentario sobre el Segundo Convenio de Ginebra: Convenio (il) en Ginebra para aliviar la suerte de los heridos,
enfermos y náufragos de las fuerzas armadas en el mar, CICR, Ginebra/Cambridge University Press, Cambridge, 2017.
Servicio de Asesoramiento sobre Derecho Internacional Humanitario, Tratado sobre la Prohibición de las Armas
Nucleares de 2017,
Hoja informativa, CICR, Ginebra, 2018-
Las raíces de la moderación en la guerra, CICR, Ginebra, 2018.
— Opiniones y recomendaciones sobre los artefactos explosivos improvisados comprendidos en el ámbito
de aplicación de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersonal, documento de trabajo
presentado por el CICR a la Cuarta Conferencia de Examen de los Estados Partes en la Convención sobre la
prohibición de las minas antipersonal, Oslo, 25-29 de noviembre de 2019.
El derecho internacional humanitario y los desafíos de los conflictos armados contemporáneos: Compromiso con
la protección en los conflictos armados en el 70º aniversario de los Convenios de Ginebra, CICR, Ginebra, 2019.
— Comentario sobre el Tercer Convenio de Ginebra: Convenio (Ill) relativo al trato debido a los prisioneros de guerra,
CICR, Ginebra/Cambridge University Press, Cambridge, 2020.
— Cuando la lluvia se convierte en polvo: comprender y responder al impacto combinado de los conflictos armados y la
crisis climática y ambiental en la vida de las personas, CICR, Ginebra, 2020.
Corte Penal Internacional, Oficina del Fiscal, Documento de política sobre selección y priorización de casos,
CPI, 15 de septiembre de 2016.
Instituto de Derecho y Políticas Internacionales, Protection of the Natural Environment in Armed Conflict: An Empirical
Study, IL-PI, Oslo, 2014.
Grupo de Estudio de la Asociación de Derecho Internacional, "La conducción de las hostilidades y el derecho
internacional humanitario: desafíos del siglo XXI", Estudios de Derecho Internacional, vol. 93, n.º 322, 2017.
Comisión de Derecho Internacional, Anuario de la Comisión de Derecho Internacional 2001, vol. il, segunda parte, Naciones
Unidas, Nueva York/Ginebra, 2007.
Proyecto de artículos sobre los efectos de los conflictos armados en los tratados (2011), reproducido en Asamblea
General de las Naciones Unidas, Informe de la Comisión de Derecho Internacional: sexagésimo tercer período de sesiones
(26 de abril-3 de junio y 4 de julio-12 de agosto de 2011), UN Doc. A/66/10, 2011.
— Segundo informe sobre la identificación del derecho internacional consuetudinario por Michael Wood, Relator
Especial, UN Doc. A/CNW672, 22 de mayo de 2014.
Informe preliminar sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados presentado por Marie
G. Jacobsson, Relatora Especial, UN Doc. AICN.4/674, 30 de mayo de 2014. — Segundo informe sobre la protección del
medio ambiente en relación con los conflictos armados, presentado por Marie G. Jacobsson, Relatora Especial, UN Doc.
A/CN.4/685, 28 de mayo de 2015.
— Tercer informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, presentado por Marie
G. Jacobsson, Relatora Especial, UN Doc. A/CN.4/700, 3 de junio de 2016.
Quinto informe sobre la identificación del derecho internacional consuetudinario por Michael Wood, Relator
Especial, UN Doc. A/CN-ZJ717, marzo de 2018.
— Primer informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, por Marja Lehto,
Relatora Especial, UN Doc. A/CN.4/720, 30 de abril de 2018.
Segundo informe sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, por Marja Lehto,
Relatora Especial, UN Doc. A/CN.4/728, 27 de marzo de 2019.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

123
Artículo 22 - Prohibición del uso de herbicidas como método de
guerra
Se prohíbe el uso de herbicidas como método de guerra si:
A son de tal naturaleza que pueden ser armas químicas prohibidas;
B. son de tal naturaleza que pueden ser armas biológicas prohibidas;
C. están dirigidos a la vegetación que no es un objetivo militar;
C. causaría incidentalmente la pérdida incidental de vidas civiles, lesiones a civiles, daños a
bienes de carácter civil, o una combinación de ambos, que cabe esperar que sean excesivos
en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista; o
E. causaría daños generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural.
Comentario
241. Esta norma se ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable tanto en los
conflictos armados internacionales como en los no internacionales."" En 1993, los negociadores de la Convención
sobre las Armas Químicas incluyeron en el preámbulo del tratado el reconocimiento de "la prohibición,
consagrada en los acuerdos pertinentes y en los principios pertinentes del derecho internacional, del uso de
herbicidas como método de guerra".53i Sin embargo, la Convención no define qué uso puede considerarse un
método de guerra, y algunos Estados se han reservado el derecho de utilizar herbicidas contra la vegetación. Esta
norma establece las circunstancias en las que no se pueden utilizar herbicidas.5V

242. Esta norma protege directamente el medio natural, dado que regula el uso de herbicidas, que por su naturaleza
atacan a la vegetación, que a su vez forma parte del medio natural. También proporciona protección indirecta al
medio ambiente natural, dado que el uso de herbicidas puede tener otros efectos no deseados en el medio ambiente
natural (como la contaminación de las fuentes de agua o los suministros de alimentos o lesiones a los animales).

243. A la luz de la clara tendencia a favor de la protección del medio ambiente natural contra los daños deliberados,
es probable que cualquier uso de herbicidas en la guerra suscite preocupaciones". En los siguientes casos, está
claro que su uso como método de guerra está prohibido.

De una naturaleza que puede ser armas químicas prohibidas


244. El uso de herbicidas en los conflictos armados para dañar a los seres humanos o a los animales violará la
prohibición general consuetudinaria
Del uso de armas químicas.5L La Convención sobre las Armas Químicas prohíbe, entre otras cosas, los productos
químicos tóxicos,

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. I, artículo 76 y comentario, págs. 265 y 266: https://ihEdatabases.icrc.org/customary—ihl/eng}docsLv1_ruI_ruIe76 y
práctica conexa.
5" Convención sobre las Armas Químicas (1993), preámbulo.
Para una visión general de la discusión sobre la aplicación de la Convención sobre las Armas Químicas de 1993 a los
herbicidas en el momento de su redacción, véase Dinstein, "Protection Of the environment in international armed conflict",
págs. 538 y 539. Para algunas de las consideraciones que condujeron a esto, véase también Segunda Conferencia de Examen
de las Partes en el Convenio ENMOD, Ginebra, 14-18 de septiembre de 1992, Declaración Final, UN DOC.
ENMOD/CONF.II/12, 22 de septiembre de 1992, págs. 11-12; Asamblea General de las Naciones Unidas, Res. 47/52
E, 9 de diciembre de 1992, párr. 3; Argentina y Suecia, Declaraciones en la Segunda Conferencia de Examen de las Partes en
el ENMOD
Convención, Ginebra, 14-18 de septiembre de 1992, Anuario de las Naciones Unidas sobre Desarme, vol. 17, 1993, pág. 234; y Países Bajos,
Baja
Cámara del Parlamento, Debate sobre Armas Químicas, Tweede Kamer 68, 25 de abril de 1995, págs. 68-4105. Los Estados
Unidos consideran que la
Las prohibiciones de la Convención sobre las Armas Químicas no son aplicables a los herbicidas: Estados Unidos, Manual
de Derecho de la Guerra, 2015 (actualizado en 2016), p. 416, párr. 6.17.2. Dicho esto, los Estados Unidos han renunciado
como cuestión de política al uso de herbicidas en los conflictos armados, excepto dentro de las instalaciones estadounidenses
o alrededor de sus perímetros defensivos: Estados Unidos, Orden Ejecutiva 11850 — Renuncia a ciertos usos en la guerra de
herbicidas químicos y agentes antidisturbios, 8 de abril de 1975, que establece: "Los Estados Unidos renuncian, como
cuestión de política nacional, primer uso de herbicidas en la guerra, excepto el uso, bajo las regulaciones aplicables a su uso
doméstico, para el control de la vegetación dentro de las bases e instalaciones de los Estados Unidos o alrededor de sus
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

perímetros defensivos inmediatos". Las circunstancias en las que los herbicidas pueden utilizarse lícitamente en los conflictos
armados siguen siendo objeto de debate.
Este es el caso, en particular, dado el vínculo histórico entre el uso de herbicidas como el Agente Naranja durante la guerra
de Vietnam y los esfuerzos posteriores de la comunidad internacional para establecer una mayor protección del medio
ambiente natural en tiempos de conflicto armado: PNUMA, Protección del medio ambiente durante los conflictos armados:
Inventario y análisis del derecho internacional, Pág. 8. Véase también Dinstein, "Protection Of the environment in
international armed conflict", pág. 538; y Países Bajos, Toepassing
Humanitair Oorlogsrecht, 1993, p. IV-8, párr. 14, y p. V-9, párr. 7, en los que se afirma que el artículo 35 del Protocolo
Adicional I de 1977 fue redactado a la luz del uso a gran escala de defoliantes en la guerra de Vietnam. Para un uso
potencialmente menos controvertido de los herbicidas, véase la política de los Estados Unidos sobre el uso de herbicidas para
el control de la vegetación dentro o alrededor de los perímetros defensivos inmediatos de las bases e instalaciones
estadounidenses, nota 532 supra.
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
comentario al artículo 76,
p. 267: https://ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/v1_rul_rule76. Para la prohibición consuetudinaria del
empleo de armas químicas, véase ibíd., regla 74 y comentario, pág. 259: https:l/ihl—databases.icrc.org/customary—
y práctica conexa.

91
230. Aparte de los daños que pueden derivarse del uso de armas biológicas, el medio ambiente natural también puede
verse afectado por la destrucción o eliminación de esas armas. En consecuencia, el artículo 2 de la Convención
sobre las armas biológicas exige que "al aplicar las disposiciones del presente artículo se observarán todas las
precauciones de seguridad necesarias para proteger el medio ambiente".

Prohibiciones conexas
231. También pueden aplicarse otras normas al uso de armas biológicas. La consecuencia de la superposición de
prohibiciones es simplemente que, en una circunstancia concreta dada, varias normas pueden prohibir el uso de
esas armas.

232. Un arma biológica también puede constituir, dependiendo de su composición, un veneno prohibido o un arma
envenenada (véase la regla 19 de las presentes Directrices)508 o un arma química prohibida, dado que la
Convención sobre las Armas Químicas también prohíbe el uso de toxinas como armas (véase la regla 21 de las
presentes Directrices).309 Ciertos herbicidas también pueden constituir armas biológicas prohibidas (véase la
regla 22.B de las presentes Directrices).
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

Véase el comentario sobre la Regla 19 de las presentes Directrices, párrafo 224.


Existe cierta superposición entre las sustancias prohibidas por la Convención sobre las Armas Biológicas de 1972 y la
Convención sobre las Armas Químicas de 1993. Como observó Goldblat, la Convención sobre Armas Biológicas "abarca
las toxinas producidas biológicamente, así como las producidas por síntesis química. Dado que las toxinas son sustancias
químicas por naturaleza, su inclusión en la Convención sobre Armas Biológicas fue un paso hacia la prohibición proyectada
de las armas químicas": Goldblat, "The Biological Weapons Convention: An overview", p. 254. Para más detalles sobre las
armas químicas prohibidas, véase la regla 21 de las presentes Directrices.

88
graves pérdidas entre la población civil a causa de la liberación de fuerzas peligrosas, con sujeción a las tres
excepciones en situaciones de conflicto armado internacional especificadas en el párrafo 2 del artículo 56 del
Protocolo adicional 1.

160. A los efectos de la Regla 11.A, tener especial cuidado al atacar obras e instalaciones que contengan fuerzas
peligrosas implicará reconocer el peligro especial inherente a cualquier ataque de este tipo, realizando una
evaluación con arreglo a los principios de proporcionalidad y precauciones que tenga en cuenta el riesgo
excepcionalmente alto de pérdidas graves que entrañan tales ataques y adoptando todas las medidas de precaución
necesarias.37S Dichas medidas deben garantizar que las evaluaciones de las precauciones que son "factibles"
considerar el riesgo de consecuencias humanitarias particularmente graves"9 y podría implicar, por ejemplo,
exigir que un nivel de mando superior o elevado tome la decisión de lanzar un ataque de este tipo3So

161. A los efectos de la regla 11B, que se aplica únicamente a los Estados Partes en el Protocolo Adicional I, a los
Estados Partes en el Protocolo Adicional II y a los agentes no estatales que son parte en los conflictos armados a
los que se aplica el Protocolo Adicional I, la determinación de cuándo está prohibido un ataque dependerá de si
las pérdidas entre la población civil pueden ser graves. Esta evaluación debe hacerse de buena fe, sobre la base
de elementos objetivos, como la proximidad de las zonas habitadas, la densidad de población, las especificidades
de las tierras circundantes, la cantidad de fuerzas peligrosas que se espera que libere el ataque y, en el caso de las
centrales nucleares de generación eléctrica en particular, la duración potencial de décadas de los efectos adversos
de dichas fuerzas.381 En este sentido, y dada la dependencia intrínseca de la población civil del medio ambiente
natural, al evaluar la gravedad de los efectos será necesario considerar en qué medida el lanzamiento de fuerzas
peligrosas dañaría la capacidad del medio ambiente natural para mantener la vida de la población civil38z.

Obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas


162. Tanto la Regla 11.A como la Regla 11. B se aplican específicamente a tres tipos de obras e instalaciones que
contienen fuerzas peligrosas: presas, diques y centrales nucleares de generación eléctrica.*S3 Además, el CICR
recomienda que estas normas se apliquen a otras instalaciones que contienen fuerzas peligrosas, como las plantas
químicas y las refinerías de petróleo.384 Por ejemplo, en 2017, los bombardeos de las partes en el conflicto en
Ucrania en torno a grandes instalaciones de tratamiento de agua que almacenan cloro gaseoso licuado llevaron a
los expertos a expresar su preocupación por el hecho de que la la liberación de gases tóxicos podría matar a
cualquier persona en un radio de 200 metros y causar graves consecuencias para la salud de las personas que se
encuentren en un radio de 2,4 km; 3S5 Por la misma lógica, los animales (que forman parte del entorno natural)
se habrían visto afectados. En cualquier caso, cualquier ataque contra otro tipo de obras e instalaciones como
plantas químicas y refinerías de petróleo que se hayan convertido en objetivos militares

377 Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 669, párrafo 2153.
Sobre la necesidad de tomar todas las precauciones necesarias en esos ataques, véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.),
Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, p. I, comentario a la Regla 42, págs.
141 —142: https://ihl-databases.icrc.org/customary' ihl/eng/dne«/vl .r•ll rule"' y referencias de apoyo, en particular
Colombia, Presidencia, Oficina del Asesor de Derechos Humanos, Comentarios al artículo publicado en La Prensa por P.E.
Victoria sobre el Protocolo Adicional de 1977 Il, sin fecha, párr. 5, reimpreso en Acta del Congreso relativa a la promulgación
de la Ley Nº 171 de 16 de diciembre de 1994; Francia, Reservas y declaraciones formuladas en el momento de la ratificación
del Protocolo Adicional I de 1977, 11 de abril de 2001, párr. 15; Italia, Manuale del Combattente, 1998, párrafo 246; y Reino
Unido, Reservas y declaraciones formuladas en el momento de la ratificación del Protocolo Adicional I de 1977, 28 de enero
de 1998, párr. Sobre la importancia de la prueba de proporcionalidad en esos ataques, véase, por ejemplo, Estados Unidos,
Folleto 110-31 de la Fuerza Aérea, Derecho Internacional - La Conducción de los Conflictos Armados y las Operaciones
Aéreas, 1976, párr. 5-3 d). De manera más general, en lo que respecta a la aplicación de las normas generales sobre
proporcionalidad y precauciones al medio natural, véanse las reglas 7 y 8 de las presentes Directrices.
«79 El término "factible" se ha interpretado en el sentido de practicable o prácticamente posible, teniendo en cuenta todas
las circunstancias imperantes en ese momento, incluidas las consideraciones humanitarias y militares. En el contexto de las
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, se ponderarán especialmente las consideraciones humanitarias
pertinentes para esta evaluación. Véase la Regla 8 para un análisis más detallado de las precauciones factibles.
Con respecto al nivel en el que debe adoptarse la decisión de atacar una obra o instalación que contenga fuerzas
peligrosas, véase, por ejemplo, Australia, The Manual of the Law of Armed Conflict, 2006, párr. 5-49, en el que se afirma
que "cualquier ataque de este tipo sería aprobado al más alto nivel de mando. Véase también Estados Unidos, Folleto 110-
31 de la Fuerza Aérea, Derecho Internacional - La Conducta de los Conflictos Armados y el Aire Operations, 1976, párr. 5-
3 d), en el que se afirma que "[l]a selección de esos objetos es, por consiguiente, una cuestión de decisión nacional a los
niveles normativos superiores apropiados". De manera más general, en lo que respecta al requisito de que los Estados
pongan a disposición asesores jurídicos, cuando sea necesario, para asesorar a los mandos militares al nivel apropiado
sobre la aplicación del DIH, véase la norma 31 de las presentes Directrices.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, págs. 669 y 670, párr. 2154.
La relación entre el medio ambiente natural y las pérdidas de la población civil se aborda con mayor detalle en el epígrafe
"Consecuencias de la liberación de fuerzas peligrosas", párrafos 164 y 165 de las presentes Directrices.
En la Conferencia Diplomática de 1974-1977 no se pudo llegar a un acuerdo sobre la inclusión de otras obras e instalaciones
que contuvieran fuerzas peligrosas. Para una visión general de este análisis, véase Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds),
Comentario sobre los Protocolos Adicionales, págs. 668 y 669, párrafos 2146 a 2150.
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol.
I, comentario sobre la Regla 42, pág. 142: https:l/ihlzdatabases.icrc.org/customary=ihlleng/docsß l_rul_rulea.
ACNUDH, "El temor a un desastre químico en el este de Ucrania hace que un experto de la ONU dé la voz de alarma",
Ginebra, 10 de marzo de 2017:

67
Artículo 27 - Aplicación nacional de las normas del derecho internacional
humanitario que protegen el medio ambiente natural
Los Estados deben actuar de conformidad con sus obligaciones de adoptar legislación interna
y otras medidas a nivel nacional para garantizar que se pongan en práctica las normas del
derecho internacional humanitario que protegen el medio ambiente natural en los conflictos
armados.

Comentario
307. Esta norma, que promueve el cumplimiento de las obligaciones internacionales en la legislación y la práctica
nacionales, está en consonancia con la obligación de respetar y hacer respetar el DIH63t•, así como con la
obligación de los Estados de adoptar las medidas necesarias para reprimir todos los actos contrarios a los
Convenios de Ginebra de 1949 y al Protocolo Adicional 1.635 de 1977

308. El término "aplicación" abarca todas las medidas que deben adoptarse para garantizar el pleno respeto de las
normas del DIH.036 Por lo tanto, abarca una amplia gama de requisitos,637 entre ellos la promulgación de leyes
que establezcan sistemas normativos pertinentes o la imposición de sanciones que puedan ser aplicadas por los
tribunales nacionales, la capacitación de las fuerzas armadas en DIH y el fomento de su enseñanza entre la
población civil.63S

309. Es importante destacar que muchas de estas obligaciones son pertinentes en tiempo de paz, incluidos los
requisitos de adoptar y aplicar legislación para establecer sanciones penales por crímenes de guerra y adoptar
medidas para reprimir otras violaciones del DIH639 Por lo tanto, los crímenes de guerra que afectan al medio
ambiente natural deben tipificarse como delito en el derecho interno.6'.0 Estas obligaciones se cumplen mejor
durante los conflictos armados si se toman medidas preparatorias ya en tiempo de paz para aplicarlas.641 En
relación con la protección de los el medio ambiente natural, esas medidas podrían incluir la introducción de
reglamentos para garantizar que se eliminen o mitiguen los daños al medio ambiente en los ensayos, el uso o la
destrucción del equipo militar•ta y el establecimiento de capacidades de vigilancia para evaluar el impacto
ambiental643.

En cuanto a la obligación de respetar y hacer respetar el DIH, véase el artículo 26 de las presentes Directrices. En cuanto
al vínculo entre la aplicación nacional y la obligación común del artículo 1 de respetar y garantizar el respeto de los Convenios
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

de Ginebra, véase E. Mikos-Skuza, «Dissemination of the Conventions, incluso en tiempo de conflicto armado», en A.
Clapham, P, Gaeta y M. Sassöli (eds.), The 1949 Geneva Conventions: A Commentary, Oxford University Press, Oxford,
2015, p. 598.
Primer Convenio de Ginebra (1949), art. 49(3); Segundo Convenio de Ginebra (1949), art. 50(3); Tercer Convenio de Ginebra (1949), art.
129(3); Cuarto Convenio de Ginebra (1949), art. 146(3); Protocolo adicional I (1977), arts. 85, ap. 1, y 86, ap. 1. Los Estados pueden adoptar
una amplia gama de medidas de conformidad con esta obligación, incluidas las que se describen en el presente documento. Para más detalles,
véase CICR, Comentario al Primer Convenio de Ginebra, 2016, párrafos 2896-2898.
CICR, Servicio de Asesoramiento sobre Derecho Internacional Humanitario, Aplicación del Derecho Internacional Humanitario: del
Derecho a la Acción,
Ficha jurídica, CICR, Ginebra, 2002. Con respecto a los esfuerzos del CICR para apoyar las medidas nacionales de
aplicación, véase P. Berman, "El Servicio de Asesoramiento del CICR sobre Derecho Internacional Humanitario: El desafío
de la aplicación nacional", Revista Internacional de la Cruz Roja, vol. 36, Nº 312, mayo de 1996, págs. 338 y 347.
Para una visión general de los principales artículos de los Convenios de Ginebra de 1949 y los Protocolos
Adicionales de 1977 que exigen la adopción de medidas nacionales de aplicación del DIH, véase CICR, Servicio de
Asesoramiento sobre Derecho Internacional Humanitario, Aplicación del Derecho Internacional Humanitario: Del
Derecho a la Acción, pág. 2. Véanse las Reglas 28 a 30 de las presentes Directrices.
CICR, Comentario al Primer Convenio de Ginebra, 2016, párr. 199.
Con respecto a los crímenes de guerra relacionados con la protección del medio ambiente natural, véase la regla 28 de las
presentes Directrices. Para un ejemplo de la penalización interna de los crímenes de guerra que afectan al medio ambiente,
véase, por ejemplo, Iraq, Ley Nº 10 del Tribunal Penal Superior iraquí, 2005, art.
CICR, Comentario al Primer Convenio de Ginebra, 2016, párr. 200.
El Reglamento del Ejército Popular de Liberación de China sobre la protección del medio ambiente, de 2004, contiene una disposición
de este tipo. Para este y otros ejemplos pertinentes, véase el examen de la práctica de los Estados y las organizaciones internacionales en
TLC, Informe preliminar del Relator Especial M. G. Jacobsson, págs. 8 a 15, en el que se hace referencia a los "principios y políticas
militares de la OTAN para la protección del medio ambiente"; y TLC, Segundo informe del Relator Especial MG. Jacobsson, págs. 17 a
21. Véase, además, UE, Concepto militar de la Unión Europea sobre la protección del medio ambiente y la eficiencia energética para las
operaciones militares dirigidas por la UE, pp. 15-17.
Por ejemplo, a través del desarrollo de un sistema de estudios de impacto ambiental (ETA) o el establecimiento de una
base de datos ambiental a la que todas las unidades de las fuerzas armadas informen de actividades, productos o servicios
que puedan afectar al medio ambiente. Para estos y otros ejemplos pertinentes, véase TLC, Informe preliminar del Relator
Especial M. G. Jacobsson, págs. 8 a 15. Véase también la declaración de Malasia relativa a las medidas adoptadas para
proteger y preservar el medio ambiente, incluida la necesidad de presentar informes sobre la ELA antes de la construcción
de bases e instalaciones militares y la colocación adecuada de explosivos e instalaciones de almacenamiento de combustible:
Malasia, Declaración ante la Sexta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 69º período de sesiones, tema
78 del programa. 5 de noviembre de 2014, apartados 12 y 13.

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Artículo 9 — Precauciones pasivas


Las partes en conflicto deben tomar todas las precauciones posibles para proteger los bienes
civiles bajo su control, incluido el medio ambiente natural, contra los efectos de los ataques.

Comentario
138. Esta norma general, que se enuncia aquí con la adición de una referencia expresa al medio ambiente natural, se
ha establecido como una norma de derecho internacional consuetudinario aplicable tanto en los conflictos
armados internacionales como en los no internacionales.336 Refleja la obligación establecida en el artículo 58 c)
del Protocolo Adicional I de 1977. Contrariamente a lo dispuesto en las Reglas 5 a 8 de las presentes Directrices,
Esta norma se refiere a las medidas que debe adoptar una parte en conflicto para proteger el medio ambiente
natural bajo su control contra los efectos de los ataques enemigos. Sobre la base de que el medio ambiente natural
es de carácter civil, esta norma se aplica a cualquier parte del medio ambiente natural que no sea un objetivo
militar.

139. Aunque esté dirigida a las partes en un conflicto, esta obligación puede tener que cumplirse mediante medidas
adoptadas en tiempo de paz (es decir, no sólo en tiempo de conflicto), en particular cuando se trata de la elección
de la ubicación de una instalación militar fija". 7

140. Como se indica en el comentario sobre la regla 8 de las presentes Directrices, la falta de certeza científica en
cuanto a los efectos de ciertas operaciones militares en el medio ambiente natural no exime a una parte en un
conflicto de tomar precauciones."»

Precauciones factibles
141. Como se señala en el comentario a la regla 8, los Estados han interpretado que el significado de "precauciones
viables" son aquellas precauciones que son practicables o prácticamente posibles, teniendo en cuenta todas las
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

circunstancias imperantes en ese momento, incluidas las consideraciones humanitarias y militares". Numerosos
Estados han indicado que los mandos militares tienen que adoptar decisiones sobre qué precauciones contra los
efectos de los ataques son factibles o factibles en la práctica, sobre la base de su evaluación de la información
procedente de todas las fuentes de que dispongan en el momento pertinente.3/•0 Dicha evaluación también tendrá
que tener en cuenta que los Estados y otras partes en un conflicto tienen esta obligación no sólo con el medio
ambiente natural, sino también con el medio ambiente natural. pero también a civiles y otros bienes civiles bajo
su control.

142. La naturaleza transfronteriza y aparentemente ilimitada del entorno natural significa que las partes en un conflicto
estarán en realidad "rodeadas" por el entorno natural en todo momento. Aun considerando que la obligación de
tomar todas las precauciones posibles para proteger el medio ambiente natural corresponde a la parte en conflicto
bajo cuyo control se encuentra, esto plantea la cuestión de cuán onerosa puede ser en la práctica la carga de tomar
esas precauciones.

143. Dado que el medio ambiente natural en su totalidad no es un objeto móvil en el sentido tradicional de la palabra
(aunque, por supuesto, ciertas partes de él, como la fauna, pueden ser móviles), no puede ser completamente
"removido" de la vecindad de los medios de comunicación sin embargo, significa que no se pueden
tomar precauciones para protegerlo de diferentes grados de daño. Por ejemplo, cuando es posible elegir entre
estacionar tropas en varios lugares, todos los cuales ofrecen ventajas similares en toda la gama de factores
operacionales pertinentes, el lugar elegido debe ser el que se prevea que cause el menor daño a las vidas civiles
y a los bienes de carácter civil, incluido el medio ambiente natural, en caso de que el lugar sea atacado por fuerzas
opuestas. Por lo tanto, dada la elección entre un pastizal abierto y deshabitado y una zona de

Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I, pág. I,
Regla 22 y comentario,
pág. 68: https'.//ihl-databases.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/v1_rul_ru1e22 y prácticas conexas.
Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario a los Protocolos Adicionales, página 692, párrafo 2244.
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario,
vol. I, pág. I, tercera frase de la Regla 44 y comentario, pág. 150: https:j/ihl-databases.icrc.org/customary—
ihl/eng/docsl,vl_rul_ruleu y prácticas conexas.
Véase nota 321 supra y el texto conexo.
Véase nota 145 supra.
Aunque organizado por particulares y no por una de las partes en el conflicto, véase, por ejemplo, la retirada de animales
salvajes de un zoológico en un parque temático de Alepo; S. Guynup, "Cómo los animales de zoológico sirios escaparon
de una ciudad devastada por la guerra", National Geographic, 5 de octubre de 2017:
https:/J%ww.nationalgeographic.com/news/2017/10Jwi1dlife-watch-rescuing-animals-aleppo-syria.zool.
En cuanto a la obligación de retirar los bienes de carácter civil de las proximidades de los objetivos militares en la medida
de lo posible, véase
Henckaerts/Doswald-Beck (eds), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario consuetudinario, vol. I,
comentario a la Regla 24, pág. 74: https://ihl-databases.icrc.oxg/customary - ihl/engl docs}

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Las consecuencias pueden incluir la muerte de la fauna silvestre y la contaminación a largo plazo de las tierras
agrícolas.976 Estos impactos pueden obligar a las poblaciones locales a evitar o abandonar ciertas áreas, lo que
hace que exploten otras partes del entorno natural de manera insostenible.5J7 Por lo tanto, independientemente
de que sean parte en el Protocolo Enmendado II o en la Convención sobre la prohibición de las minas
antipersonal, La aplicación total o parcial de estas normas son medidas que cualquier parte en un conflicto puede
adoptar para reducir al mínimo los daños incidentales al medio ambiente natural que puedan resultar del uso de
minas terrestres.

266. Las operaciones de remoción o destrucción de minas terrestres también pueden tener efectos ambientales
adversos.578 Estos incluyen efectos a corto plazo, como la eliminación de vegetación, y efectos a largo plazo,
como la contaminación del suelo y los sistemas de agua cuando las armas se destruyen en el lugar.579 Las
operaciones también pueden afectar los hábitats naturales de los insectos y la vida silvestre.580

267. El propósito de las Reglas 24.A-C es reducir al mínimo el impacto ambiental de las minas terrestres y facilitar su
rápida remoción después del fin de las hostilidades activas, acciones que beneficiarían claramente al medio
ambiente natural y al uso productivo de sus recursos.
DIRECTRICES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL MEDIO NATURAL EN LOS CONFLICTOS ARMADOS

268. Esta norma no se refiere a las minas navales. Las minas navales se rigen por el derecho de los tratados y el
derecho consuetudinario, incluidas las normas generales del DIH sobre la conducción de las hostilidades.%81 El
derecho de los tratados pertinente incluye la Convención de La Haya (VIII) de 1907 sobre las minas submarinas.
Además, el Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, de
1994, reafirma las normas específicamente aplicables a las minas navales"2.

Regla 24.A
269. Todo uso de minas terrestres se rige por las normas generales consuetudinarias de distinción, proporcionalidad y
precauciones.583 De ellas se desprenden las Reglas 24.A.i-iii son normas mínimas de derecho internacional
consuetudinario que se aplican específicamente a las minas terrestres'S/' Como se indicó anteriormente, las
Reglas 24Ai y iii se aplican en los conflictos armados internacionales y no internacionales; 585 La regla 24.A.ii
se aplica en los conflictos armados internacionales y, posiblemente, también en los no internacionales. TC6

Para una visión general de la historia de la consideración de este tema en las Naciones Unidas que se remonta a 1975, véase
Asamblea General de las Naciones Unidas,
Problemas de los restos de guerra. Informe del Secretario General, UN Doc. A/38/383, 19 de octubre de 1983, párrs. 3 a 8. Véase también
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre la protección del medio ambiente en tiempo de conflicto
armado, 1993, párr. 107, en el que se cita un informe presentado por el CICR a la Asamblea General de las Naciones Unidas en su 48º
período de sesiones, en los siguientes términos: "[El CICR] considera que debe prestarse especial atención al problema de los daños
ambientales causados por la colocación indiscriminada y no registrada de minas".
En cuanto a los efectos graves y persistentes que las minas terrestres pueden tener en el medio ambiente natural, véase,
por ejemplo, el Informe del Secretario General de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los problemas de los
restos de guerra, en particular los párrafos 16 a 22 del anexo I; y AA Berhe, "La contribución de las minas terrestres a la
degradación de la tierra", Land Degradation & Development, vol. 18, Nº 1, enero/febrero de 2007, págs. 1-15.
Para más detalles sobre los efectos de las minas terrestres y los restos explosivos de guerra en el medio ambiente natural,
véase, por ejemplo, A. H. Westing (ed.), Explosive Remnants of War: Mitigating the Environmental Effects, Taylor y
Francis, Londres, 1985; Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General sobre los problemas de
los restos de guerra, en particular el anexo I, párrafos 16 a 22; y Sandoz/Swinarski/Zimmermann (eds), Comentario sobre
los Protocolos Adicionales, págs. 410 y 411, párrafo 1443.
Centro Internacional de Desminado Humanitario de Ginebra (CIDHG), "No hacer daño" y las actividades relativas a las minas: proteger
el medio ambiente y eliminar los restos del conflicto, CIDHG, Ginebra, 2014.
U. Hoffman y P. Rapillard "No hacer daño en las actividades relativas a las minas: por qué importa el medio ambiente",
The Journal ofERW and Mine Action, vol. 19, Nº 1, mayo de 2015, pág. 5•
Para un ejemplo de las medidas de mitigación adoptadas para proteger la vida silvestre durante la remoción de minas,
véase M. Jebens, "Protecting the environment: Mine clearance in Skallingen, Denmark", The Journal of ERWand Mine
Action, vol. 19, Nº 1, 2015, págs. 37 a 42.
Para una visión general de las consideraciones jurídicas relacionadas con las minas navales, véase D. Letts, "Naval
mines: Legal considerations in armed conflict and peacetime", Revista Internacional de la Cruz Roja, 2016, vol. 98, n.º
2, 2016, págs. 543 a 565; y Chatham House, International Law Applicable to Naval Mines, Resumen del taller del
Departamento de Seguridad Internacional, Londres, octubre de 2014.
Doswald-Beck (ed.), Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar,
págs. 25 y 26, párrs. 80 a 92.
Véanse las Reglas 5, 6 y 7 de las presentes Directrices. Véase también el Protocolo Il enmendado del CCVV (1996), art. 3.
Véase Henckaerts/Doswald-Beck (eds.), Estudio del CICR sobre el derecho internacional humanitario
consuetudinario, vol. 1, regla 81, pág. 280: https://ihl-databases.icrc.oxg/customary-ihl/eng/docs/vl_rul_rulesl y práctica
conexa; ibíd., Regla 82, pág. 283: https:/lihland práctica conexa; e ibíd., Regla 83, pág. 285, https;//ihland práctica
conexa.
Véase ibíd., artículo 81 y comentario, pág. 280: y prácticas conexas; e ibíd., artículo 83 y comentario. p. 285:
https://ihl-databases.icrc.0rg/customary-ihlleng/docs/v1_ru1_rule83 y práctica conexa.
Véase ibíd., Regla 82 y comentario, pág. 283: https:/1ihEdatabases.icrc.0rg&ustomary-ihl/eng/dOCS/Vi_rul—regla 82 y
práctica conexa.

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