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INTRODUCCIÓN

L. APROXIMACIÓN A LA TAREA DE LA FILOSOFÍA JURÍDICA


La actividad filosófica es una realidad cultural cuyos.cultivadores adop-
tan .£n
£n. cada momento “históri [CO una diferente aufocomprensión que
tiene consecuencias importantes en el resultado de sus reflexiones.
La Filosofía del Derecho no escapa a esto: al respecto, bastará reparar,
por ejemplo, en que los perfiles de la concepción del universo jurídico
que ofrece una Filosofía autoconcebida como análisis lingúístico difie-
ren notablemente de aquellos que puede proporcionar una Filosofía
de inspiración metafísica.
En nuestro caso, la concepción general del trabajo filosófico
es, muy someramente, la que a continuación se expone. Él pensa-
miento filosófico no se ejerce en el vacío. La Filosofía presupone
necesariamente la Historia.de.la Filosofía.! El pensar A mano se
constituye desde la tradición, porque los problemas.a.los que.ha de
enfrentarse son heredados, como lo son los conceptos y. el insteumen-
tál teóricoy epistemológico disponible para el investi igador,
en el momento inicial de su tarea. Ello se traduce en que cualquier
concepción, global o particular, de la Filosofía del Derecho o de
alguno de sus problemas, sólo será plenamente inteligible a la luz
del determinado contexto histórico en que nace y de la especula-
ción precedente. Esto significa que no se puede hacer Filosofía del
Derecho sin tomar en cuenta la Historia de la Filosofía del Derecho.

l Pocos autores han insistido tanto como Hegel en la constitución histórica del
pensar filosófico. Aunque sus ideas al respecto se entienden plenamente en el marco de su
sistema filosófico, no es necesario aceptar éste para suscribir una idea central: %(...) Toda
Filosofía representa una fase especial de evolución dentro de la totalidad de la trayectoria y
ocupa en ella un determinado lugar, en el que esa Filosofía tiene ua valor verdadero y una
significación propia (..). Toda Filosofía, precisamente por ser la exposición de una fase
especial de evolución, forma parte de su tiempo y se halla prisionera de las imitaciones propias
de éste. (...) Toda Filosofía es la Filosofía de su liempo. un estabón en la gran cadena de la
evolución espiritual”. G, WF. Heoxi, Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, traducción de
W. Roces, México, FCE, 1977, p. 48. Pueden verse otros lugares de la misma obra, como las pp.
41-45. En general, sobre la historicidad de la comprensión en las Ciencias humanas, cfr.
H. €. Ganamer, Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica, traducción de A.
Agud Aparicio y R. de Agapito, Salamanca. Sígueme, 1984, capítulo 9, especialmente
pp. 300-370 y 378-383,
INTRODUCCIÓN FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISIEMOLÓGICOS 3
2

Tampoco sin Historia del Derecho. Más aún, que las Ciencias del te porque la realidad es actual, y las realidades históricas y culturales
espíritu son históricas se comprueba particularmente en el Dere- como el Derecho también lo son, y dejan de ser realidades en la medi-
cho, donde no se dan rupturas, donde apenas se pueden describir da que abandonan el presente histórico. Ese pensar no puede, sin
soluciones de continuidad: la experiencia jurídica que está detrás embargo, prescindir de la dimensión histórica porque esa realidad
de nuestro Derecho vigente es milenaria, tan milenaria como nuestra actual no da cuenta de sí misma por sí misma, sino que hunde sus
lo afectado
cultura. En nuestro caso, pues no son
, por la historicidad raíces en lo no presente, en el doble sentido de una no-presencia
sólo los problemasy el instrumental. epistemológico. y conceptual, sino oñitológica
causas y principios que no comparecen en la experien-
el objéto mismo de conocimiento. cia inmediata— y de un pasado histórico-temporal.
En parte a causa de lo anterior, la Filosofía del Derecho no puede Si se toma en cuenta suficientemente lo anterior, se comprenderá
tampoco aspirar a un punto de partida absoluto, a ser una “Filosofía por qué una visión de la Filosofía. del.Dereeho-no.resulta inteligible
primera” en el sentido de Perelman y Gonseth.? No hay una realidad plenamente si se prescinde de lo que podríamos denominar su en-
física, disponible de forma indiscutible como objeto de experiencia cuadramiento his pósito fundamental de estas páginas es
sensitiva, apartir de la cual quepa iniciar el discurso filosófico-jurídi- poner en orden una série de ideas en torno a los puntos de partida de
co; dicho de otro modo, el Derecho no es una cosa entre las Cosas. Por un proyecto iusfilosófico. Más concretamente, constituye el escenario
ideas reci-
de lasir
ello, sólo puede hacerse Filosofía del Derecho a part en el que dicho proyecto ha de construirse, pues no podría llevarse a
bidas SOBIEETY, por supuestoy-de-las-i deas recibidas
más generales cabo en modo alguno sin hacer explícitos los presupuestos que consti-
acerca de la realidad. A partir de ahí, la Filosofía del Derecho puede tuyen su urdimbre teórica, sobre todo sl quien se propone llevarlo a
configurarse en forma de “Filosofía regresiva”,y volver una y otra vez cabo, como es el caso de quien escribe, está convencido de que el
sobre sus propios supuestos, sobre las aludidas ideas, abandonándolas pensamiento filosófico se constituye históricamente, y también de que
o poniéndolas en cuestión, redefiniéndolas o modificándolas, sin nece- el objeto de dicho pensamiento, el Derecho, está fuertemente afectado
sidad alguna de abandonar la discusión sobre los puntos de partida por lachistoricidad. 0
para encarar “el camino seguro de la Ciencia”, como hubiese preferl- Ahora bien, que la tarea de pensar el propio tiempo constituya el
do Kant. Pero ello sólo es posible partiendo de lo transmitido por una cometido específico de la Filosofía del Derecho, y que ello sólo resulte
tradición de pensamiento. o posible si se parte de la tradición, del statu quo recibido, no debe
El antihistoricismo de los ilustrados o neoilustra dos esimposible confundirse con una profesión de fe tradicionalista, que en absoluto
sfác
incluso
de sati Juusmos, pues su pensamiento se enmarca
para elloser se comparte aquí. La tradición se puede, y en muchos casos tam-
en tus "pfópias coordenadas históricas tanto como el de quienes bién se debe, superar, pero no parece posible prescindir de ella, al
admiten la historicidad del pensar filosófico y de su objeto. En este menos en el punto de partida. Al menos, no es posible volver la cara a
sentido, pensar el propio tiempo es tarea de la Filosofía* precisamen- los problemas, ni prescindir del lenguaje y de los conceptos, que son
siempre colectivos, públicos, no susceptibles de ser recreados cada
2 Los términos contrapuestos “Filosofía primera” y "Filosofía regresiva” son emplea-
vez mediante actos puramente individuales,5
dos por Cn. PereLstan, “Philosopkie prémiers el philosophie régressive”, Dialectica 4, > Cualquier programa de trabajo lusfilosófico exige, en virtud de lo
de
1949, pp. 175-191, recogiendo el pensamiento de Gonseth, quien sostiene la necesidad expuesto, situarse en un determinado contexto de pensamiento. Aho-
“dialectizar” la Filosofía, al no poderse hallar en su base ideas necesarias, sino más bien
ideas provisionales, es decir, ideas que son puestas a prueba alií donde ellas se compro- ra bien, la perspectiva histórica plantea, como es sabido, el problema
meten, siendo posible, en consecuencia, desmentirlas. Cfr. E GoNsEtn, Considerations de la determinación
o
del punto de partida de la reflexión. ¿Dónde dehe
finales, discussions, Fl Enmretiens de Zurich”, Dialectica 11, 2, 1948, pp. 295-303; y “Motivation
A NAT
nr

er stsucture Pune philosophic ouverte”. Dialectica V1, 1, 1952, p. 10. Un comentario


reciente al trabajo citado de Perelman en D. A. Frasky M. E. Botoue, “Commentary and ¿Cfr L. Wrrreexstels, Philosophical Investigations (German-English parallel text), ed.
Traduction of «First philesophies and regressive philosopby»”, Philosophy and Rethorie a cargo de G. E, M. Anscombe y R.-Rhees, traducción de G. E. M. Anscombe, Oxford,
36 (3). 2003, pp. 177-188. Blackwell, 1953, 1, $$ 243 y, sobre la imposibilidad del leguaje privado, $5 258 y 261. Hay
3 Cfr 1. Kan, Kritik der reinen Vernunft, 2% ed,, en Kants gesammelte Selvrifien, Berlin, traducción castellana, Investigaciones filosóficas, a cargo de A. García Suárez y U. Monlines,
Reimer, 1911, Band HL p. 7. Hay traducción española, Crítica de la razón pura, de P. Ribas, Barcelona, Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM/Crítica, 1988. Cfr también P
Madrid, Alfaguara, 1988, p. 15.
Rivas, “Acerca del valor del carácter social del ser humano. Una argumentación desde la
4 Cfr. M. Foucauur, “Seminario sobre el texto de Kant «Was ist Aufklárung?”, en E evidencia y la inconsistencia pragmática”, Persona y Derecho 37 (1997/2), pp. 226-235,
Janaura (ed), La crisis de la razón, Murcia, Secretariado de Publicaciones de lá Universi- quien propone fundar en esta idea de Wittgenstein la justificación de la socialidad
dad, 1986, pp. 13-24. natural del ser humano.
4 INTRODUCCIÓN FILOSOFÍA DEL. DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 5

- situarse dicho comienzo o punto de arranque?-No parece viable esta...


un mapa diferente e igualmente aceptable. Esto no plantea, a mi
: Blecér inúnicaTres[ sta corr paraec ta n. Aquí se ha op-
esta cuestió juicio, demasiados problemas: muestra simplemente que nuestra
tado por de lo que podría llamarse
partir el paradig ma dormirante, la comprensión es histórica asunto que se tratará con cierto detalle
dl A A es decir, el
saberes jurídicos, en los capítulos TIT y 1V, en relación con la Hermenéutica— y que la
+ “VISION nrayoritaria-de da reabhdad y de tos para adoptar ese razón y el lenguaje humanos no están dotados para considerar in actu
positivismo jurídicoy su crisis actual. Las razones
“punto de partida son, en cierto modo, contingentes, y tienen mucho la totalidad de lo real, sino únicamente objetos particulares, pudiendo
que ver con la trayectoria intelectual e investigadora de quien esto construir visiones panorámicas sólo desde una particular compren-
escribe. Probablemente adopte otro punto quien se haya iniciado en sión y mediante una acumulación sucesiva de elementos, nunca
las disciplinas filosófico-jurídicas con una Investigación sobre algún mediante visiones intelectuales instantáneas y a la vez globales, ni
aspecto del pensamiento jurídico deksiglo XV 1. En todo caso, además prescindiendo de un punto de vista particular: no se puede ver
de este motivo contingente, está el dato de la propia existencia cultu- desde ningún punto de vista, ni desde todos los puntos de vista, pues
ral e histórica del Derecho: sea lo que sea, el Derecho es una realidad tratándose de puntos de vista “todos” equivale a ninguno de ellos.
histórica, no un objeto de la naturaleza, y cualquier concepto que de Sin embargo, pienso que, a pesar de esta limitación, el panorama
él se tenga no puede pensarse como independiente de la mediación o que aquí se expone da buena cuenta de cuáles son los problemas centra-
influencia de la visión dominante en la época en la que se plensa. les del pensamiento jurídico en el momento presente. En ese sentido,
Nuestras ideas, acertadas o erróneas, constituyen en buena parte nues-
recorrer el itinerario de estas páginas puede llegar a servir de algún
o modo a otros, pues la Filosofía, a pesar de no revestir el carácter
tra realidad, nuestra actualidad.
Por ello, la tarea de mostrar el escenario del pensamiento jurí- institucional de la Ciencia ni conformar sus cultivadores una cormuni-
dico actual se ha asumido aquí conforme al siguiente itinerario. En dad análoga a la comunidad científica, tampoco se puede desarrollar
primer lugar, conviene partir de la crisis del positivismo Jurídico; ana"
en la soledad completa, y en ella existen modelos o paradigmas por re-
lizando a continuación sus actuales reformulaciones e intentos de ferencia a los cuales se plantean las principales cuestiones de cada
puesta al día. Acto seguido conviene examinar las teorías de la argu- época y se trata de encontrar una respuesta para ellas. Parece, pues,
mentación que han surgido en buena medida para dar respuesta al legítimo, intentar aproximarse a los diferentes modelos del presente y
problema de la decisión jurídica, que no logra resolver el positivismo. evaluarlos críticamente.
Estas teorías no agotan su virtualidad en el plano estrictamente
metodológico, sino que llevan aparejado, en los casos más destacables,
11. PARADIGMAS CIENTÍFICOS Y “PARADIGMAS”
el germen de una visión global de lo jurídico, o incluso una verdadera
FILOSOFICOS
y completa Teoría del Derecho, de cuyas diferentes se tratará asimis-
mo, al menos en sus líneas maestras. Por último, se reparará en la Lo que se acaba de exponer no debe inducir a pensar que cuando
crítica de la Hermenéutica al positivismo y, más generalmente, al ex- hablamos de “paradigmas filosóficos” estamos haciéndolo en el mis-
cesivo optimismo de las metodologías, así como en los problemas que mo sentido que el que usualmente suele darse a los paradigmas cien-
plantea la propia visión hermenéutica, cuya vía de solución se apunta- tíficos. Por ello, conviene efectuar unas últimas consideraciones antes
rá en el último capítulo, aunque su exposición mas completa y detalla- de acometer directamente la anunciada tarea.
da deberá quedar para otro momento. o
de pensamiento que Suele decirse que hacer Filosofía es estudiar la realidad para tratar
Esta travesía representa fielmente el itinerario de acceder a sus últimas causas y principios (planteamiento clásico
he seguido durante los últimos veinte años, y que tiene como resulta-
páginas que siguen . hasta la Ilustración); o estudiar el pensamiento que condiciona tras-
do mi actual visión de la realidad jurídica. En las cendentalmente nuestro conocimiento de aquella realidad (giro
no he pretendido trazar un panorama completo y global del pensa-
copernicano de Kant); o analizar el lenguaje que condiciona el pen-
miento jurídico del siglo XX, sino el más modesto panorama de las
samiento (transformación de la Filosofía trascendental en Filosofía
estaciones del aludido itinerario personal. Desde luego, la secuencia
analítica). Los tres objetos son objetos posibles de la especulación filo-
trazada no es más que una de las posibles, de manera que otro estu- sófica, de modo que, en mi opinión, es correcta cualquiera de las tres
dioso del pensamiento jurídico, con una trayectoria intelectual diver- afirmaciones, y también la suma de dos de ellas o de las tres. Como
sa y otros intereses vitales, o yo mismo dentro de un tiempo, esbozaría
6 INTRODUCCIÓN FILOSOFÍA DEL DERECTO Y PARADIGMAS EDISTEMOLÓGICOS 7

ya se ha dicho, ningún filósofo y mucho menos un científico, desarro- te añade a ella que, para que la actividad filosófica se ponga en mar-
lla su reflexión sin instrumentos conceptuales previamente adquiridos cha, es precisa también una cierta insatisfacción ante las respuestas
y sin una visión igualmente previa. No se puede pensar desde el vacío precedentes, a lo cual se debe que quien acepta la autoridad como
ni cabe, en este sentido, un saber originariamente individual porque fuente de conocimiento teorético y se da por satisfecho con las respues-
los principales problemas son heredados, como lo es nuestro modo tas que puede ofrecer dicha autoridad no puede hacer Filosofía;!! lo
de acercarnos a ellos, y los conceptos que nos son transmitidos a tra- cual vale también para otras disciplinas teoréticas, como la Teología,
vés del lenguaje, el cual es una posesión esencialmente colectiva, como incluso la Teología dogmática, pues sólo un interés por conocer más
ha mostrado magistralmente Wittgenstein.0 Por esta razón puede de lo que la formulación oficial del dogma afirma puede dar origen a
afirmarse que, si bien está en la mano de un científico individual, y la actividad teológica.
más aún de un filósofo, modificar un concepto o teoría precedentes, O Hacer Filosofía es, pues, un intento de acceder a una imagen de la
elaborar uno nuevo, no lo está trabajar sin ningún concepto o teoría realidad, pero no al modo en que el espejo refleja la imagen de los
previos. objetos,!2 sino en forma aporética, identificando problemas y tratando
Los orígenes mismos del pensamiento filosófico constituyen el de darles una respuesta que supere o, al menos, complete la ofrecida
mejor ejemplo de lo anterior. La tesis historiográfica que vincula por las imágenes disponibles en un determinado momento, tanto en
el origen de la Filosofía a la superación del pensamiento mitológico? lo que se refiere a su consistencia o coherencia interna como desde el
implica que ni siquiera el pensamiento de los milesios puede conside- punto de vista de su confrontación con esa realidad que no deja de
rarse autoconstituyente. Los diálogos platónicos, por su parte, son existir por más que nuestro acceso a ella esté mediado por un instru-
discusiones acerca de la realidad, o del pensamiento, o del lenguaje, mental conceptual, metodológico y teórico recibidos o heredados.!3
que sin embargo parten siempre de afirmaciones particulares de El pensar filosófico es, pues, un pensar que no cabe iniciar
alguien. Y el propio Aristóteles inicia su Metafísica (libro 1, caps. 3-6) aisladamente, aunque tal vez su prosecución meramente individual
exponiendo “brevemente y a grandes rasgos quiénes y de qué modo sí resulte posible. Algo semejante puede decirse de la Ciencia, que se
han hablado de los principios y de la verdad”,$ exposición que sin realiza esencialmente en comunidad, y también de la dogmática, ver-
duda constituye la primera Historia de la Filosofía. Es a partir de sión contemporánea de la Ciencia jurídica, que Opera institucional-
esta exposición o relación de cuestiones y problemas, y precisamente mente, al menos en algunos países y sistemas jurídicos.1* Aunque no
porque las respuestas disponibles no satisfacen por completo a quien
las recibe, cuando comienza la especulación. De hecho, y siguiendo 1 Así, se ha escrito que “en la República, la discusión sobre el Derecho natural
con el ejemplo de Aristóteles, ese breve repaso desde Tales a Platón comienza mucho después de que el viejo Céfalo, el padre, el jefe de la casa, se ha alejado
para ocuparse de los sacrificios: la ausencia de Cétalo, o de aquello que él representa, parece
es lo que le permite concluir que “los antiguos” sólo se han ocupado indispensable para la búsqueda del Derecho natural. (...) [H]ombres del tipo de Céfalo no
de algunos aspectos de la causalidad, y de algunos tipos de entes, advierten la necesidad de conocer el Derecho natural”. El texto pertenece a un manuscrito de
mientras que otros asuntos no los han tratado o lo han hecho de quien fuera mi admirado profesor A. Rulz Rerecu, sia título, fechado en 1999, El episo-
dio, en PLaTón, República 1, 331d-e.
manera insuficiente, confusa o errónea, siendo tales deficiencias lo 12 Cír R. Roxtr, La Filosofía y el espejo de la naturaleza, traducción de J. Fernández
que justifica la empresa intelectual que acomete a continuación, Zulaica, Madrid, Cátedra, 1995, pp. 323 ss.
y que comienza examinando las posibles dificultades que presentan 13 En este sentido, un punto de vista hermenéutico como el que aquí se sostendrá no
equivale a negar la existencia independiente de la realidad. Lo que se niega es que esa
esas teorías.10 realidad esté disponible como objeto puro, como un algo que yace frente a un sujeto,
Ello no contradice, en mi opinión, la tesis clásica según la cual completa y directamente accesible para él, sin mediaciones de índote alguna. Dicho de
el motor de la Filosofía es la admiración ante la realidad. Simplemen- otro modo, la hermenéutica contemporánea no es incompatible necesariamente con la
ontología. En contra de esta posición, €, 1, Massixi, “Hermenéutica clásica y objetivismo
Jurídico”, en El Derecho natural y sus dimensiones actuales, Buenos Aires, Ábaco, 1999,
6 Cfr L. WirTounsrels, Investigaciones filosóficas, cit, $$ 243, 251, 253, 256, 238, pp. 126-136, No obstante, existen posiciones hermenéuticas anti-ontológicas, en particular
261, 263. aquelías que propugnan una hermenéutica total, holista, que disuelve necesariamente
7 Cfr. W. Nesrue, Von Mythes zum Logos. Dei Selbstenifaltung des griechischen Denkens toda diferencia entre lo verdadero y lo falso. Cfr. F. InctarTr, “Hermenéutica y sistemas
von Homer bis auf die Sophistik und Sokrates, Aalen, Scientia, 1906. : filosóficos”, en AS. VV, Biblia y Hermenéutica, Pamplona, Eunsa, 1986, pp. 94 ss.
S ARISTÓTELES, Metafísica, L, 7, 9884 19-20, Se puede consultar el texto de la edición M4 Cfr R. ALExXY, Teoría de la argumentación juridica, trad. cast. de M, Atienza e L
trilingúe a cargo de V. García Yebra, Madrid, Gredos, 1982, 2? ed,, p. 50. Espejo, Madrid, Centros de Estudios Constitucionales, 1989, p. 245.
4 Cfr. Ibid., 9884 21, ed, cit., p- 30. 18 Cfr TS. Kutmx, La estructura de las revoluciones cientificas, México, FCE, 1986,
10 Cfr. Zbid., 988b 20-22, p. 53. pp. 34 y 279-280; y F. Gonzánrz Navarro, “La teoría general de sistentas como matriz discipli-
INTRODUCCIÓN FILOSOFÍA DEL DEREGHO Y PARADIGMAS EPSTEMOLÓCICOS y
8

práctica posterior”.18 La ciencia normal no aspira a obtener nove-


se puede decir que la comunidad de los filósofos sea exactamente del
mismo tipo que la de los científicos, e incluso puede razonablemente dades importantes, sino a resolver enigmas o “acertijos” dentro del
marco teórico proporcionado por el paradigma.!9 Ello otorga una prio-
afirmarse que dicha comunidad ni existe, ni puede existir, ni sería
ridad a éste último sobre la ciencia normal; prioridad que se traduce,
deseable que las cosas fueran de otro modo, no debe dejarse de lado por ejemplo, en que son los paradigmas compartidos lo que se expone
que sí existe una comunidad académica de los cultivadores de la Teo-
en los libros de texto, tanto elementales como avanzados,20 y en que es
ría y de la Filosofía del Derecho, que guarda ciertas analogías con la
o su estudio, y no el de la ciencia normal, el medio como aprenden su
comunidad científica.
a su condici ón de saber orienta- profesión los científicos.21 Ahora bien, sucede que a veces un proble-
La Ciencia comparte con la Filosofí
). La respuest a a un problerna ma particular se configura como una anomalía, es decir, como un
do a la resolución de problemas (teóricos
o conjunto de problemas es una téoría. Las teorías aspwan cierta- ámbito donde el paradigma no se muestra capaz de aportar una
mente a reflejar la realidad o el sector de la realidad a cuyo estudio se solución sin modificarse a sí mismo: “producidas de manera inad-
aboca la disciplina concreta en que dichas teorías se enmarcan, pero vertida como un juego llevado a cabo bajo un conjunto de reglas,
tomando como punto de partida otras teorías precedentes, sometiéndo- su asimilación requiere la elaboración de otro conjunto. Después
las a crítica y, al advertir aspectos insatisfactorios, procediendo a recti- de convertirse en partes de la Ciencia, la empresa, al menos la de los
ficarlas parcialmente, o a sustituirlas por completo, En el caso de las especialistas en cuyo campo particular caen las novedades, no vuelve
denominadas Ciencias prácticas, las teorías se pueden dirigir también a ser nunca la misma”.?2 Cuando los científicos perciben que algo va
a proponer modelos de operar en orden a la toma de decisiones o a la mal, que la ciencia en la cual han sido formados no es capaz de res-
resolución de problemas normativos. ponder satisfactoriamente en un nivel fundamental, se provoca una
No todas las teorías tienen la misma fuerza explicativa ni el remoción de los fundamentos y la aparición de nuevos paradigmas.2%
mismo poder de resolución de cuestiones prácticas; por tanto, no Estos nuevos paradigmas se incorporan ala Giencia-sustituyerdo”
todas desempeñan idéntica función en el conjunto de saberes en que a los attertorméñte vigentes; dúrique ello no siempre significa negar-
consiste una determinada Ciencia en un determinado momento. los, sino que en Ocasiones ñtegran algunos de sus elementos. Así, por
Algunas consisten en desarrollos o aplicaciones de alguna teoría más ejemplo, la teoría corpuscular newtoniana fue, desde 1666, el modelo
general, capaz de articular un conjunto coherente de respuestas y de que sirvió a la física como base para el estudio de la luz. Las deficien-
servir como marco de referencia a la comunidad de los científicos en cias de explicación que poco a poco fueron descubriéndose motivaron
un determinado momento temporal. Kuhn llama paradigmasa estas que fuese discutida, desde casi sus orígenes, por otro modelo, el de la
últimas, o también teorías matrices o matrices disciplinares,!5 y cien- teoría ondulatoria de Huighens, que acabó imponiéndose a partir de
cia normal a las teorías menores. Un paradigma es aquella teoría 1801 como consecuencia de los experimentos de Young. Ahora bien,
que, por su virtualidad, atrae un grupo duradero de partidarios y simul- la nueva teoría fue capaz de hacer frente a algunos de los problemas
táneamente es lo suficientemente incompleta para permitir el desa- planteados por la anterior, pero no a todos los que fueron surgiendo
rrollo de nuevos trabajos en su interior.1$ En opinión de Kuhn, los con posterioridad, de modo que hubo de ser completada en 1900 por
paradigmas obtienen su estatus específico porque tienen más éxito la teoría cuántica de Planck, y más tarde, en 1905, Eimstein verificó la
que sus competidores a la hora de resolver los problemas que el grupo existencia de los cuantos y afirmó que la luz se desplazaba por el espa-
de profesionales reconoce como agudos. !? Por su parte, la ciencia nor- cio en forma cuántica (el fotón) de modo que resucitó la teoría
mal es la “investigación basada firmemente en una o más realizaciones corpuscular sin negar la ondulatoria. De este y otros ejemplos infiere
científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica Kuhn que, en el ámbito de una ciencia, para ser innovador es preciso
particular reconoce durante clerto tiempo como fuadamento para su
8 Jbid., p. 38.
9 Cfr Ibid., pp. 68 ss. Cfr. también TS. Kuna, Le tensión esencial. Estudios selectos
nar y como método jurídico”, en Persona y Dereche21 (1989), pp- 60-101, La taducción citada
última sobre la tradición y el cambio en el ámbito de la Ciencia, México, FCOE, 1988, p. 257,
emplea “disciplinaria” en lugar de “disciplmar”, Pienso que son equivalentes, y uso esta
porque carece de otros significados que, sin embargo, sí tiene “disciplinaria” en un 20 Cfr TS. Kuna, La estructura de las revoluciones científicas, cit, p. 33.
21 Cfr. [bid., p. 30.
contexto jurídico.
La estructura de las revoluciones científicas, ClL.. p. 33. 22 Ibid., p. 92.
6 Cfr TS. Kues,
33 Cfr. Jbid., p. 141.
7 Cfr Ibid, p. 52.
10 INTRODUCCIÓN FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 11

ser conservador, esto es, desenvolver el propio trabajo en el marco de mi opinión erróneamente; antes bien, sin perjuicio de nociones
una matriz disciplinar o paradigma.*t más o menos provisionales o difusas de las que se dispone inmedia-
En estos últimos aspectos la Ciencia se distancia notablemente de tamente a modo de precomprensión, el concepto, o la idea (en sentido
los saberes hunamisticos, que no operan por sustitución..de.unas L60=.... hegeliano) del Deretho comparece como uno de los resultados más
rías por otras, siño'que lo hacen normalmente en la forma-de acusmu- acabados de la Teoría jurídica, y no como su punt
de partida.
o Esta
lación: La Filosofía se parecé inrucho-mása las humanidades que a las peculiaridad de la actividad filosófica permite Comprender par.qué la
ciencias en este punto, pues si bien es posible que dos sistemas filosó- Filosofía.se.encuentra, en cierto modo, comenzando siempre, por
ficos sean incompatibles entre sí, sucede a menudo que no lo son en qué cada cultivador.suyo puede cuestionar la-totalidad de los puntos.
todas sus afirmaciones, o que algunas de las tesis de un sistema pue- de partida de sus antecesores, y por qué se puede seguir trabajando
den incorporarse a otros formulados con posterioridad. En el caso éiel seno de una concepción después de que tal concepción haya
específico de la Filosofía del Derecho, esto se comprueba, por ejem- desaparecido como paradigma o modelo dominante, o también
plo, en la posibilidad de incorporar, debidamente corregidos, muchos antes de que llegue a serlo.
elementos procedentes de la Teoría de la norma jurídica o de la Tal vez podría pensarse que lo anterior conduce, si se quiere
Teoría del orden jurídico elaboradas por la Teoría general del Derecho ser coherente, a negar la existencia de una comunidad sensu stricto
positivista, a modelos que no suscriben, e incluso niegan, los presu- de los filósofos y, por tanto, también de los filósofos del Derecho.?”
puestos epistemológicos u ontológicos del positivismo. No hay problema en admitir esto, siempre que no se pierda de vista
No obstante, es obvio que no se puede trasladar sin matices a la la existencia de una comunidad académica, y que se combinen los
Filosofía lo afirmado sobre el modo en que se comporta la ciencia datos que avalan esta conclusión con lo ya expuesto acerca del ca-
normal, ni siquiera en su vertiente académica. En la actividad filosófi- rácter necesariamente histórico del pensamiento filosófico. Ade-
ca no se produce necesariamente el fenómeno de convergencia que más, la influencia del positivismo, que identifica Ciencia positiva y
tiene lugar en el ámbito de la Ciencia, por diversas razones, entre las racionalidad, ha producido en la Historia reciente de nuestra dis-
cuales no debe perderse de vista que la configuración institucional ciplina un cierto fortalecimiento de sus aspectos comunitarios e
de la Ciencia es notablemente mayor, es decir, que la comunidad de institucionales, marcando en la investigación filosófico-jurídica una
los filósofos es mucho más difusa, y en cierto modo ajena a los tendencia a comportarse de manera análoga a la de la “ciencia nor-
aspectos de control y de poder que giran en torno a la Ciencia,2 mal” (tendencia a construir una “dogmática” filosófica, desinterés
incluida la dogmática jurídica. Esta mayor libertad es, sin duda, uno por los puntos de partida, afición a los temas monográficos, incluso
de los factores que han imposibilitado a la Filosofía enfilar el cami- minúsculos y de escaso calado, etc.). Si se toman en cuenta todos estos
no seguro de la Ciencia como “saber convergente”.26 Pero hay otro, a factores, lo más razonable será concluir que en el ámbito. flosófico bay
mi modo de ver más fundamental, que es la ausencia de un objeto también ciertos modelo
o paradigmas
s y que en el plano académico
determinado o determinable inequívocamente como fundamento y existe incltiso una cierta comunidad, más difusa y, desde luego, me-
término de la reflexión filosófica. No hay un puntora,de partida absolu- nos institucional que la de los científicos.
to.para la Filosofía; en muchas ocasiones, tampoco está dispól ¿Guáles son las teorías matrices o los paradigmas del pensamiento
una instancia de Vvérificación o falsación ala que emitirse en forma jurídico contemporáneo? No parece muy arriesgado señalar al
convergente Ames bien; parte esencial del trabajo filosófico consiste Jusnaturalismo como el paradigma o modelo inicial, procedente de la
precisaméñte enla determinación de sú'propio objeto. Esto'sé cúmple Edad Moderna, y a la disciplina académica déñiominada “Derecho
va letra en el caso de la Filosofía del Derecho, cuyo principal proble- natural” como su reflejo académico. Su crisis determinó que el posi-
ma es precisamente la delimitación del concepto de Derecho, que al. tivismo jurídico se alzara como paradigma, engendrando por una parte
gunos pretenden situar al comienzo de la especulación filosófica, en a la Teoría general del Derecho (Allgemeine Rechtslehre), y por otra a
una Filosofía del Derecho de perfiles peculiares. Finalmente, la crisis
24 Cfr, TOS, Kuen, La tensión esencial..., cit, pp. 261-202,
25 Cfr P. Feveraneno, “Tesis a favor del anarquismo”, en ¿Por qué no Platón?, traduc- 27 Cfr. A. Obitno, ¿Tiene razón el Derecho? Entre método científico y voluntad política,
ción de M. A. Albisu Aparicio, Madrid, Tecnos, 1993, p. 15, o. , Madrid, Congreso de los Diputados, 1996, p. 120, quien afirma siguiendo a Kuhx que “la
26 La expresión es de Kulin nuevamente. Cfr. TOS. Kutn, La tensión esencial... cit, Filosofía se dirige a un auditorio que desborda lo profesional, con lo que desaparece un
pp. 248 ss. decisivo punto de referencia para calibrar su carácter científico”.
12 INTRODUCCIÓN

del positivismo ha dado lugar a una serie de modelos teóricos, como


las teorías de la argumentación, la Hermenéutica o ciertas versiones
de la Filosofía analític a, de alzarse como paradigmas y de
qué tratan
fa
en torno
gene r as nuevas disciplinas académicas, a las que
a sí'mism
se suele llamar Teoría del Derecho, para diferenciarlas de la Teoría
general y de la Filosofía del Derecho. CAPÍTULO PRIMERO
A continuación se estudiarán críticamente algunos de los para-
digmas o modelos epistemológicos que, superpuestos desde el pun- EL AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO JURÍDICO
to de vista cronológico, aunque con una voluntad superadora por parte
de los más recientes sobre los más arítiguos, configuran el terreno de
juego del pensamiento jurídico actual, I. EL POSITIVISMO JURÍDICO COMO TRADICIÓN

Como es sabido, entre los autores que se califican a sí mismos de


positivistas no existe unanimidad acerca de lo que sea concretamente
el positivismo jurídico. Son muchos los intentos de clarificar esta
cuestión y, aunque pueden encontrarse elementos comunes en las
distintas descripciones, tampoco es aceptado corrientemente que
esos elementos vengan a constituir la esencia del positivismo: quienes
alzan la voz discrepante en este punto, como Hart, sostienen que,
en realidad, no existe dicha esencia,2 sino más bien un empleo de la
expresión, no exento de ambigiiedades en la medida en que apare-
ce asociado a doctrinas heterogéneas, que sólo en algunos casos —y ni
siquiera todos ellos simultáneamente- han sido sostenidas de modo
conjunto y unitario. No obstante esto, Hart reconoce la posibilidad de
adscribir alguna de las tesis consideradas positivistas a la que puede
llamarse tradición utilitarista o positivista anglosajona, y acaba dis-
tinguiendo dichas tesis en virtud de su mayor o menor proximidad al

28 En efecto, para este autor son diversas las doctrinas que se atribuyen o han recibido el
calificativo de positivistas, Tres de ellas, a saber, la teoría imperativista de la nornza jurídica, la
teoría de la separación conceptual entre el Derecho y la moral, y la teoría analítica descriptiva
(a-valorativa) de la Ciencia jurídica, constituyen la “tradición utilitarista en la Jurisprudencia”.
Ahora bien, se trata de tesis distintas y también independientes lógicamente entre sí. y mucho
más con respecto a otras de las tesis que pasan por ser positivistas, cono el 1o-cognitivismo éti-
co y la teoría de la aplicación lógico-mecánica de las normas, vinculada a la teoría de la
plenitud lógica dei ordenamiento jurídico. Ello inipide hablar de una “esencia” del positivis-
110 jurídico; lo que hay es una tradición, en la cual el elemento central es la separación
conceptual entre el Derecho que es y el Derecho que debería ser, el análisis conceptual no
valorativo y la tesis de las fuentes sociales. Cfr HL. A. Harry, El concepto de Derecho,
traducción de G. Carrió, México, Editora Nacional, 1961, p. 321; del mismo autor, “Legal
Posicivism”, en P. Ebwarbs (ed), The Encyclopaedia of Philosophy, vol. 4, Nueva York-
Londres, MacMillan, 1967, pp. 419 ss; y del mismo autor, “El nuevo desafío al positivismo
Jurídico”, en Sistema 36 (1980), pp. 4 ss. Una exposición más completa, en C. Orzgco, E
L. A. Hart, Abogado del positivismo juridico, Pamplona, Eunsa, 1997, pp. 13-32, Sobre la
evolución de la concepción hartiana del positivismo jurídico, cfr. pp. 392-397 de esta excelen-
te monografía.

153
A
14 EL AGOTAMIENTO DEL POSFFIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 15

positivismo. En esta línea, otros autores, como Olivecrona?2% y más vez muchos —positivistas y no positivistas— protestarían a causa de la
explícitamente Ross, tan poco dados como Hart a reconocer esencias amplitud de su descripción. En efecto, es prácticamente imposible
y otras cosas por el estilo, no dudan a pesar de ello en acusar de pseudo- encontrar todos los rasgos que Bobbio identifica como propios del
positivistas a quienes recurren a determinados conceptos, como el de positivismo en el pensamiento de cada uno de los autores que en nues-
validez, para la explicación del Derecho.30 tros días son corrientemente considerados o se autoconsideran
A.mi modo de ver, es Norberto Bobbio quien ha elaborado la positivistas. Ánte esta situación podrían adoptarse tres actitudes: la
caracterización más completa en lo relativo a nuestro tema.?! Tal primera, que parece simultáneamente la más sencilla y la menos realis-
ta, consiste en exigir la concurrencia de todas las tesis en el pensa-
20 Cfr. K. OLivecrona, El Derecho como hecho, 1% ed., traducción de €. Cortés Funes, miento de un autor para identificarlo como positivista; ello llevaría a
Buenos Aires, Depalma, 1959, especialmente la erítica de la noción de “fuerza obligatoria” o concluir que han sido en realidad muy pocos los verdaderos positivistas.
validez, que se recoge en la introducción, pp. 1-45, y que Olivecrona personifica en Kelsen La segunda actitud viene a ser la opuesta: para que un autor pueda
(particularmente pp. 7-10]. Se cita por la primera edición porque, como es sabido, las dos
ediciones de este libro mantienen la unidad de pensamiento, pero su contenido apenas recibir el consabido calificativo, bastaría que sostenga alguna de las
coincide más allá del título. No obstante, en este punto concreto la segunda edición conkiene tesis del positivismo. Esto convierte la descripción de Bobbio en un
afirmaciones análogas. Cfr. K. OLivecroxa, El Derecho como hecho, 9* ed., traducción de L.
López Guerra, Barcelona, Labor, 1980, pp. 127-133. Al respecto, puede verse el reciente simple catálogo de doctrinas sostenidas por el positivismo, sin unidad
estudio de O. Vercara Lacalte, El Derecho como fenómeno psicosocial. Un estudio sobre el interna y, en el fondo, da la razón a quienes afirman que positivistas
pensamiento de K. Oltvecrona, Granada, Comares, 2004, especialmente pp. 250-264 donde se son aquellos que se consideran a sí mismos como tales, o son conside-
analiza críticamente este aspecto del pensamiento del iusfilósofo escandinavo.
30 Cfr. A. Ross, “El concepto de validez y el conflicto entre el positivismo jurídico y el
rados así por otros. En tal caso, la expresión “positivismo jurídico” no
Derecho natural”, en El concepto de validez y otros ensayos, traducción de G. R. Carrió y O. significaría nada realmente. La tercera actitud es la que se adoptará
Paschero, Buenos Aires, Centro Editorial de América Latina, 1969, pp. 7-32. La crítica del aquí: tratar de establecer si hay algunas tesis entre las expuestas por
“cuasipositivismo” y su equiparación al Derecho natural se dirige especificamente contra
Kelsen, por mantener el concepto normativo de validez. Es conocida la posición kelseniana
Bobbio que puedan ser consideradas nucleares, de modo que las res-
sobre las principales tesis de Ross, en particular sobre la supresión realista del concepto tantes pertenecerían a un ámbito más periférico. Ello permitirá tal vez
de validez y su sustitución por el de vigencia o eficacia. Cfr H, Keisen, “Eine «realistische» distinguir diversos tipos de positivismo jurídico, sin dejar de recono-
und die reine Rechtslebre. Bemerkungen zu Alf Ross On Law and Justice”, en Osterreichische
Zeitschrift fúr iffentliches Recht 9 (1959), pp. 1-25. Esta crítica de Kelsen no constituye
cer en ellos una esencia común. Este camino lo han seguido precisa-
una respuesta al trabajo citado de Alf Ross, pues fue publicada con anterioridad, como mente muchos teóricos del Derecho positivistas, guiados no tanto por
comentario crítico a On Law and Justice. No obstante, recoge las posibles observaciones que un afán de clarificación conceptual cuanto por la intención de desem-
cabe dirigir a la impugnación realista del normativismo desde este último. barazarse de tesis cuya sustentación se ha ido haciendo incómoda con
31 Cfr N. Bossio, Hi positivismo giuridico, Turín, Giappichell:, 1979, traducción de R.
de Asís y A. Greppi, El positivismo jurídico. Lecciones de Filosofía del Derecho reunidas por el paso del tiempo. A mi juicio, ese intento de soltar lastre para mante-
el doctor Nello Morra, Madrid, Debate, 1993. Este autor se ha ocupado del tema en otros ner a flote la nave pone de relieve, con tanta claridad como el examen
muchos lugares de su obra, aunque con carácter monográfico destaca, junto al libro citado,
" Giusnaturalismo e positivisno giueridico, Milán, Edizioni dí Comunitá, 1977, 3” ed. En P
directo de su verdad o falsedad, la inconsistencia de las tesis positivistas,
Serna, Positivismo conceptual y fundamentación de los derechos humanos, Pamplona, Eunsa, y obliga a abandonarlas, o a seguir sosteniéndolas de forma puramen-
1990, puede verse mi posición sobre su pensamiento, especialmente en pp. 17-27, 31-62 y te voluntarista.
137-164. Sobre el positivismo jurídico del pensador italtano he tenido ocasión de dirigir
recientemente la tesis doctoral de M. Sitva Arñorr, El positivismo juridico de Norberto Bobbio,
Antes de seguir avanzando en esta dirección conviene, aunque no
Pamplona, Universidad de Navarra, 2005, donde se trata está cuestión con detalle, en sea más que someramente, recordar la aludida descripción de Bobbio,
especial en las pp. 237-683. Para otras caracterizaciones del positivismo jurídico cfr. A. Ross, a la que me voy a referir en sus líneas más generales. No se seguirá en
“Giusnaturalismo contro positivismo giuridico”, Rivista trimestrale di Diritto e procedura
civile (1979), pp. 701-723, H. Kuusex, “La doctrina del Derecho natural y el positivismo detalle, salvo en sus rótulos. La exposición correrá, pues, por mi pro-
jurídico”, en Contribuciones a la Teoría Pura del Derecho, traducción de E. Bulygia, México, pia cuenta. Algunas de las referencias que se efectuarán a continua-
Fontamara, 1995, pp. 119.137; H. L. A. Haxr, El concepto de Derecho, cit., p. 321; "Legal ción no están en Bobbio. Este proceder es, a mi juicio, legítimo, por
Positivism”, cit, pp. 419 ss.; “El nuevo desafío al positivismo jurídico”, cit., pp. 4 ss. U.
ScaRPELL!, Cos'é al positivismo giuridico, Milano, Edizione dí Comunitá, 1965, passim; E. $.
cuanto lo que interesa ahora no es discutir lo acertado o erróneo del
Nino, Introducción al análisis del Derecho, Barcelona, Ariel, 1983, pp. 30-43; La validez del estudio particular levado a cabo por el autor italiano, sino la afini-
Derecho, Buenos Aires, Astrea, 1985, pp. 146-148; E. BuLrora, "Sobre el status ontológico dad interna y la consistencia global de un conjunto de tesis que él ha
de los derechos humanos”, Doxa 4 (1987), pp. 82-84, D. Lrons, Etica y Derecho, traducción de
M. Serra Ramoneda, Barcelona, Ariel, 1986; Aspectos morales de la Teoria jurídica. Ensa- contemporánea, Madrid, Tecnos, 1989, 2% ed., pp. 238-248, Una selección completa de los
yos sobre la lez, la justicia y la responsabilidad política, traducción de S. Alvarez, Barcelona, textos clásicos más representativos, en €. Grecocark, E. Micarrry M. Trorer (eds.), Le positivisme
Gedisa, 1998, pp. 96-141; y R. Hrexáxoez Marin, Historia de la Filosofía del Derecho juridique, Paris, LGDJ, 1992.
16 EL AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO FURÍDIGO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EMSTEMOLÓGICOS 17

puesto en conexión del modo más abarcante y completo entre los que empírica del objeto que se entiende susceptible de ser estudiado cien-
tíficamente.45
tengo noticia.
En segundo lugar, el positivismo es la Teoría del Derecho que
Para Bobbio, el positivismo jurídico es básicamente tres cosas.
puede obtenerse en concordancia con los postulados epistemológicos
En primer lugar una aproximación epistemológica no-valorativa al recién descritos. Esa teoría comprende básicamente seis afirma-
estudio del Derecho, un modo de afrontarlo que distingue netamente ciones o tesis: :
entre el Derecho que es y el Derecho que debería ser. 82 Una cosa es el
Derecho realmente existente, y otra es el Derecho ideal o el Derecho a) La tesis coactiva, o más en general, la tesis de las fuentes
justo. Entre ambos no existe una conexión conceptual; esto es, la mo- sociales,*8 según la cual el Derecho queda definido en función de la
ralidad, y más concretamente la justicia, no constituyen un ingredien- vigencia social y, por tanto, en último extremo, de la coacción, y con-
té necesario del Derecho más allá de las coincidencias que de hecho siste de modo preciso en un orden coactivo vinculado al poder social,
puedan producirse; por tanto, la definición del Derecho puede y debe concretamente al Estado en la Modernidad.%% Su elemento
establecerse prescindiendo de su justicia o injusticia, y el estudio del especificador sería, según el positivismo decimonónico, el recurso a la
Derecho debe llevarse a cabo mediante un modelo de análisis con- , fuerza para garantizar la eficacia de las normas; más radicalmente,
ceptual no-valorativo.% en el siglo XX se identificará al Derecho entero con las reglas para el
uso social de la fuerza misma. Dicho de otro modo, la fuerza deja de
Esta aproximación se pretende científica, y se lleva a cabo de acuer-
ser vista como un recurso para convertirse en el contenido mismo
do con las exigencias epistemológicas de la Teoría positivista de la Cien- de aquellas reglas que llamamos jurídicas,+! y el Derecho se convierte
cia, que parte de la dualidad y separación netas entre objeto y sujeto en fuerza organizada. Con la expresión “fuentes sociales” se pretende
del conocimiento, y sostiene que todo conocimiento, para ser auténti-
resaltar precisamente esta vinculación de las reglas jurídicas a su
camente científico, debe quedar sometido a un doble requisito: por origen histórico concreto, ya sea el poder político o la comunidad que
una parte, el rigor científico y la coherencia formal, que exigen a su genera normas consuetudinarias;1? en forma negativa, se rechaza
vez precisar con absoluta claridad, y de forma completamente
unívoca, el significado de los términos lingúísticos empleados en el 35 Cfr E Viota, “La critica delPermeneutica alla filosofía analitica italiana del diritto”, en
discurso científico, así como las reglas para su uso y la transformación M. Jost (ed.), Ermeneutica e filosofia analitica. Due concezioni del diritto a confronto, Turín,
Giappichelli, 1994, p. 76 [63-104].
de los enunciados que lo componen; por otra parte, la verificabilidad $6 Cfr N. Bonnto, El positivismo jurídico..., Cit, pp 141-143.
37 Cfr. Ibid., pp. 157-168, especialmente 157-158. En este punto, la posición de
32 Cfe N. Bossio, El positivismo jurídico..., cit., pp- 145 $s. Como es sabido, la distin- Bobbio ha experimentado algunos cambios que reflejan ciertas vacilaciones. Cfr N. Bosíto,
Teoría general del Derecho, traducción de E. Rozo Acuña, Madrid, Debate, 1991, pp. 118 ss.
ción entre “Derecho que es” y “Derecho que debería ser” se remonta a Bentham, aunque
38 En la terminología de Raz, aceptada por Hart. Cfr. ELL. A. Hart, “El nuevo desafío al
Bobbio ve en Marsilio de Padua un claro precursor de la concepción fáctica de lo jurídico positivismo Jurídico”, cit, p.5; y H. L.A. Hart, Essays on Bentham. Studies in Jurisprudence
que después sustentarán, según él, Hobbes, Austin o Keisen (cfr. El positivismo jurídizo,.., and Political Theory, Oxford, Clarendon Press, 1982, p. 26, -
cit., pp. 150-151). El caso de Hobbes, como expondré más adelante, resulta problemáti- 38 Cfr. N. Bossto, El positivismo jurídico..., cit, p. 157. El positivismo jurídico se
co de simar en un contexto epistemológico exclusivamente facticista por lo que a la configura así como la Teoría jurídica más consonante con la imagen del Estado contemporá-
definición del Derecho se refiere, zunque es inobjetable que el suyo es un concepto neo, No es extraño, por tanto, que la crisis del positivismo en la conmnidad de los juristas se
positivista. asocie a la crisis misma del Estado en la etapa final del siglo XX y comienzos del actual. Los
33 Cfr. Jb4d., pp. 141, 145-148, paralelismos que podrían trazarse son muchos. Baste ahora mencionar sólo el del ámbito
31 “(Blay una rama importante de estudio jurídico que se distingue por dos caracte» político de lo jurídico. Ey efecto, el Estado ha cedido soberanía en beneficio de comu-
rísticas: que no se ocupa de ningún sistema jurídico o Derecho ideal, sino solamente del nidades supranacionales que emanan su propio ordenamiento y poseen su propia estructura
Derecho y los sistemas jurídicos reales o existentes; y que su interés en el Derecho es Jurisdiccional, vinculante para los Estados miembros; pero también de organismos internacio-
política, moral y evaluativamente neutral. El objeto de esta forma de estudio jurídico nales encargados, por ejemplo, de la protección regional de los derechos humanos. Paralela-
es la clarificación del significado del Derecho, la identificación de la estructura caracte- mente, en el Derecho se ha ido abriendo paso cada vez más una jurisprudencia de
rística de un sistema jurídico, y el análisis de nociones jurídicas ommnipresentes y fun- principios, cediendo terreno la jurisprudencia de puras reglas.
damentales, como derecho, deber, propiedad, o personalidad jurídica. Bentham, Austin 40 Cfr, por ejemplo, R. v. lneriso, Der Zureck im Recht, Nueva York, Georg Olms
y Kelsen, tenían interés en distinguir esta Teoría jurídica «analítica» [...] de los estudios Verlag, 1970, especialmente pp. 249 y 196.
críticos o evaluativos del Derecho, y han enfatizado la importancia de esta distinción. Sin +1 Es la tesis de Olivecrona, Kelsen y Ross, entre otros. Sobre el tema cfr N. Bosno,
embargo, ninguno de estos estudiosos aunque a veces se insinúe lo contrario— conside- “Diritto e forza”, Rivista de Diritto civile (nueva época) 12 (1966), pp. 537-548; El positi-
raba que la Teoría jurídica analítica eliminaba los estudios críticos o evaluativos vismo jurídico..., cit, pp. 164-168.
del Derecho, o que los convertía en poco importantes”. H. L. A, Harr, “Legal positivism”, 12 En este sentido, el historicismo romántico, y las diferentes visiones de la realidad
cit., p. 419.
Jurídica a que dio lugar, pueden ser vistos como una peculiar forma de positivismo.
EL AGOTAMIENTO DEL POSTIIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 19
18

ositivo, fuente exclusiva de calificación jurídica.50 Esta tesis mega que existan
que las normas jurídicas tengan un origen metasocial o suprap asuntos o materias de suyo jurídicas, o actos dotados de sentido jurí-
,
tanto divino como natural (racional).
b) La teoría imperativa de la norma jurídica, según la cual las dico per se. Es la norma superior y, en último extremo, la Constitu-
normas que componen la totalidad del ordenamiento Jurídico tienen ción, la instancia que dota de juridicidad a cualquier otra norma o
la estructura de mandatos.4* Las normas constituyen necesariamente acción, tanto de órganos como de individuos particulares; dicho de
mandatos -positivos o negativos— según el positivismo decimonónico;* otro modo, la norma legal es la fuente de atribución objetiva de senti-
para el positivismo del siglo XX pueden consistir también en permi- do jurídico.5i De ahí parece necesario concluir que esta tesis com-
sos y, especialmente en autorizaciones a ciertos sujetos para que porta, desde otro punto de vista, la afirmación de la unidad del
puedan producir otras normas y (paralelamente), por tanto, esta- Derecho, que puede entorices configurarse como un cierto sistema u
blecer nuevos deberes.16 En rigor, la división central de las normas ordenamiento, no necesariamente en el sentido institucionalista de
jurídicas sería ésta que distingue entre las que imponen deberes y las Romano, sino en tanto que constituido por normas cuya existencia
que otorgan poderes y competencias o, al decir de Hart, las que con- jurídica (pertenencia al orden jurídico) se funda en que los actos por
fieren potestades, públicas o privadas.*7 La diferencia aquí estará en los que han sido creadas, han recibido a su vez su sentido jurídico
que algunos consideran que ambas clases son reconducibles a impera- de otras normas.52 De esta suerte, el orden jurídico se configura de
tivos y, en consecuencia, se mantienen en el dominio de la noción de modo preciso, en el positivismo más coherente, como conjunto
deber, mientras que para otros ambas clases son irreductibles.4 Sin de normas que guardan entre sí una relación de dependencia y tam-
embargo, la idea de deber, si desea mantenerse como contenido o cons- bién de jerarquía. La relevancia de esta tesis podría fácilmente pasarse
titutivo formal de las normas, como pretende Kelsen, ha de diluirse o por alto, y ser considerada como una simple concreción de las dos
ampliarse notablemente, hasta alcanzar también a las conductas per- anteriores. Sin embargo, reviste en mi opinión un enorme interés en
mitidas y las autorizaciones o poderes, como insiste el autor checo, orden a superar el positivismo desde su interior, como se puede
tratando de superar en este punto la jurisprudencia analítica de comprobar si se tiene en cuenta el alcance global del reconocimiento
John Austin. de los principios. Sobre este punto he de volver más adelante.
c) La tesis legalista, que afirma que la ley, como paradigma de las
normas jurídicas, esto es, la norma general y abstracta, constituye la 50 Cfr N. Bobno, El positivismo jurídico..., cit, p. 173. Al respecto, Bobbio distingue lo
siguiente: “Las fuentes del Derecho que están en un plano jerárquicamente subordinado
global, en el tienen un carácter y un signibicado jurídico diferentes al que tienen las que están en el nivel
4 Esta idea se encuentra ya claramente, en su expresión más genérica y
to de T. Hobbes, como se verá. o jerárquicamente superior: las primeras producen reglas que no pueden ser calificadas en
pensamien
sí mismas como normas jurídicas y que reciben dicha calificación, en virtud de una fuente
44 Cfr. N. Bosero, El positivismo jurídico..., cit. pp. 187 ss.
35 “Every law or rule (taken with the largest signification which can be given to the diferente, superior a aquélla que las ha producido; las otras, en cambio, no sólo producen
term properly) is a command. Or, rather, laws or rules, properly so called, are a species of reglas, sino que les atribuyen directamente y por sí mismas la característica de ser normas
If you express or intimate a wish that I shall do or forbear from some act, and Jurídicas. Por ello las fuentes subordinadas se denominan fuentes de conocimiento de
commanés (...) Derecho y las superiores fuentes de calificación jurídica. Ahora bien, el positivismo jurídico,
if you will visit me an evil in case I comply not with your wish, the expression or intimation of
Determined, 2% ed., parte a pesar de admitir la existencia de una pluralidad de fuentes de conocimiento, sostiene la
your wish is a conmane *,J. Austin, The Province of Jurisprudence
.
primera de las Lectures on Jurisprudence, vol. 1, Nueva York, B. Franklin, 1970, reimpresión
existencia de una sola fuente de calificación que sería la ley: por tanto, si usamos el térbiino
autor. «fuentes del Derecho» en sentido estricto para indicar exclusivamente las fuentes de califica-
de la publicación original de 1861, lección E, p. 5. Los subrayados son del ción, el Ordenamiento jurídico tal como es concebido por el iuspositivismo no se presenta ya
alemana
46 Clr H. Kuisex, Teoría pura del Derecho, traducción española de la 2* ed. como complejo, sino cono simple” (Ibidem).
de R. J. Vernengo, México, U.N.A.M., 1993, $ 4 d), pp. 28-30, 31 Cfr E. KeLsen, Teoría pura del Derecho, cit, $4 a), p. 17: “El acontecimiento externo
47 Cfr. H. L. A. Harr, El concepto de Derecho, cit, caps. UE y Y, 1 Ello, por cierto, le.
permite superar las aporías de! criterio del origen de las normas como factor de unidad
que, por su significación objetiva constituye un acto conforme a Derecho (o contrario a
con'
e identificación del sistema jurídico, aspecto éste en el que Keisen coincide sustancialmente :
Derecho) es, pues, en todos los casos, en cuanto suceso que se desarrolla en el tiempo y en
. el espacio, sensiblemente perceptible, un trozo de la naturaleza y, en cuanto tal, determinado
la jurisprudencia analítica de Austin. Cér. fbid., cap. Y, 3.
48 En este punto la discusión es amplísima y el acuerdo comienza a hacerse más débil.
por leyes causales (...) Lo que hace de ese acontecimiento un acto conforme a Derecho (o
El positivismo juridico..., cit, pp. 191-200, Para Kelsen, Olivecrona, y contrario a Derecho) no reside en su facticidad, en su ser natural «es decir: en su ser determi
Cír. N. Bonsto,
diferente nado por leyes causales, encerrado en el sistema de la naturaleza-, sino en el sentido objetivo
Ross las normas jurídicas son siempre imperativos, aunque “imperativo” posee
. . - : , a i . .

la ligado al mismo, la significación con que cuenta. El acontecimiento en cuestión logra su


significación en el pensamiento de los tres autores. Sin embargo, Hart critica cdhuramente
irreductibilidad sentido específicamente jurídico, su significación propia en Derecho, a través de una norma
pretensión de reducir las normas que confieren potestades a Imperativo, Esta
sabido. que se reftere a él con su contenido, que le otorga significación en Derecho, de suerte que el
es la base de su distinción entre reglas primarias y reglas secundarias, como es acto puede ser explicitado según esa norma”.
Cfr. HB. L. A. Haxr, El conceplo de Derecho, cit., pp- 33-61 y 99-102,
40 Cfr. H. Krisex, Teoría pura del Derecho, cit, $ 4 b), pp. 18-19. 52 Cfr. H. Ketsex, Teoría pura del Derecho, cit., $ 34, especialmente pp. 201-232.
EL ACOTAMIENTO DEL POSITIVISMO ¿ URÍDICO MLOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS
20 21

d) La tesis de la plenitud del ordenamiento, que afirma que el mo jurídico es también una ideología sobre el Derecho que se asienta
orden configurado en la forma recién expuesta puede resolver y re- sobre la “creencia en ciertos valores y, sobre la base de esta creencia
suelve todos los problemas jurídicos que de hecho se presenten, no confiere al Derecho que es, por el solo hecho de existir, un valor
tanto porque sea en sí mismo completo y plenamente racional, como positivo, prescindiendo de toda consideración acerca de la corres-
pretendió el iusnaturalismo de la Ilustración, cuanto porque, sien- pondencia con el Derecho ideal. Esta atribución de un valor positivo
do la realidad jurídica algo exclusivamente creado por las normas, és- al Derecho existente se realiza a menudo a través de dos diversos tipos
tas determinan lo que queda dentro y fuera del Derecho. Se niega de argumentaciones: 1) el Derecho positivo, por el solo hecho de ser
la existencia de lagunas.53 El ordenamiento jurídico es todo el Dere- positivo, esto es, de ser la emanación de una voluntad dominante, es
cho; el ordenamiento jurídico es todo él Derecho; no hay en él no Justo; o sea, el criterio para juzgar la justicia o injusticia de las leyes
. Derecho, podría afirmarse, parafraseando la síntesis del legalismo que coincide perfectamente con el que se adopta para juzgar su validez o
efectúa Lombardi Vallauri.54 invalidez;59 2) el Derecho, como conjunto de reglas impuestas por
e) La tesis de la coherencia del ordenamiento jurídico, según la el poder que ejerce el monopolio de la fuerza en una determinada
cual tampoco son posibles las antinomias, las normas contradictorias sociedad, sirve con su misma existencia, independientemente
entre sí, no precisamente porque. todas las normas hayan sido pro- del
valor moral de sus reglas, para la obtención de ciertos fines deseables
ducidas por un legislador coherente y racional, que conozca al deta- tales como el orden, la paz, la certeza y, en general, la justicia legal.
lle todo el sistema, domine a la perfección la técnica legislativa y esté
capacitado para producir un cuerpo acabado de legislación. En De ambas posiciones se deduce la consecuencia de que las normas
Jurídicas deben ser obedecidas por sí mismas, en cuanto tales; con
principio se acepta que puede darse de hecho la antinomia. Ahora
bien, cuando eso se produce, al menos una de las normas en conflicto otras palabras, la obediencia a las normas jurídicas es un deber moral
será inválida o inaplicable.55 El modelo presupuesto por esta tesis entendiéndose por deber moral una obligación interna o de concien-
está formado exclusivamente por reglas de tipo todo/nada, o reglas de cia; en otros términos, la obligación debida por respeto a las leyes en
forma disyuntiva,% esto es, reglas dotadas de la estructura lógica, más contraposición a aquella obligación externa o por temor a la sanción”.%0
o menos cerrada, que vincula un supuesto de hecho a una consecuen- El positivismo como ideología sostiene, por tanto, la tesis de la obe-
cia jurídica. La tesis de la coherencia, en su versión más radical, está diencia.5!
asociada a un modelo del ordenamiento que excluye los principios y,
en consecuencia, introduce obstáculos difícilmente salvables en orden
a lograr la plenitud del ordenamiento, siquiera sea en sentido laxo.57
f) Tesis de la aplicación mecanicista (o logicista) de las normas. % Esta posición recibe el nombre de positivismo ético, y entró en una crisis casi completa
después de 1943, de la que parece estar recuperándose últimamente, Cér. TD. Camesela
El orden jurídico configurado según el modelo que se viene exponien- The Legal Theory of Ethical Positivism, Aldershor, Dartmouth, 1996. Este autor apo a su
do es aplicado por el juez mediante un silogismo de subsunción, que defensa del positivismo ético en la relevancia moral del gobierno por medio de reglas e 64)
reduce al mínimo su aportación estrictamente personal,58 La resolu- que se funda a su juicio en una serie de razones morales, entre las que menciona “la Ebertad
relevante, la equidad, el logro eficiente de los bienes públicos y de la felicidad general y, donde
ción de conflictos consiste en un proceso de aplicación deductiva, más es aplicable, el respeto al poder democrático” (p. 101). A propósito dle esto último al unas
que en una determinación o concreción de las normas. teorías de la democracia se iproximan hoy al positivismo ético. Cf, por ejemplo, € s Ñiso,
Hasta aquí la exposición de las tesis que configuran el positivismo Consideraciones sobre la democracia deliberativa, Barcelona, Gedisa, 1997 pp. 181-189; (
como Teoría del Derecho. Finalmente, en tercer lugar, el positivis- 5. Branco MicuéLez, Positivismo metodológico y racionalidad política. Una interpretación de
la Teoría Jurídica de Carlos $. Nino, Granada, Comares, 2002, pp. 131-156. Campbell man-
tiene las mismas tesis en su monografía más reciente Prescriplive Legal Positivism. Law
53 Cfr. ibid, pp. 210-213. : Rights and Democracy, London, UCL Press, 2004. Un estudio en profundidad sobre el
54 Cfr L Lomaaroí VaLLaURL, Corso di Filosofia del Diritlo, Padua, Cedar, 1981, p. 29: positivismo ético actual en E Rivas, El vetorno a los origenes de la tradición positivista, Una
“La ley es todo el Derecho/la ley es toda ella Derecho”. Era memreripo. Filosofía jurídica del positivismo ético contemporáneo, A Coruña, 2005,
5 Cfr N. Borsto, El posilivismo juridico..., Cit, pp. 142 y 205-210.
56 Cfr Ro Dworgix, Los derechos en serio, trad de M. Guastavino, Barcelona, Ariel, 2 ed, NN, Bomsio, El problema del positivismo juridico, traducción de E. Garzón Valdés, Buenos
1989, pp. 75-78, . Aires, Eucdeba, 1965, pp. 46-47. Cfr. El positivismo jurídico..., cit, pp. 227-235 y 239-240.
$7 Sobre el papel de los principios en orden a la superación de las lagunas de apertura ha 51 Cfr N. Bosero, El problema del positivismo jurídico, cit, pp. 46-47; y también, El
insistido R. ALExY, “Sistema jurídico y razón práctica”, en El concepto y la validez del Positivismo Juridico, > cit., p: 143. La cuestión de la obediencia ha sido objeto de polémica
Derecho, trad. ]. Malem Seña, Barcelona, Gedisa. 1994, pp. 165-167. re autores posltivistas españoles hace algunos años. Un panorama completo, en E, FersáxDez
58 Cfr N. Bossio, El positivismo jurídico... cit, pp. 44-47, 142-143 y 215-225, García, La obediencia al Derecho, Madrid, Civitas, 1987, especialmente pp. 73-126. _
EL AGOTAMIENTO DEL POSTTIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DEREGHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 23
992

es positivista, es decir, se recurre a una concepción “científica” del


DE LA TEORÍA
LAS PRINCIPALES DEBILIDADES Derecho, por razones morales, es decir, no científicas desde un punto
ms JURÍDICA POSITIVISTA de vista positivista; razones que vienen proporcionadas por una tradi-
ción.5% Pero si esto acontece a la par que se rechaza la dimensión ideo-
Y LA SUPUESTA INDEPENDENCIA ENTRE lógica del positivismo jurídico, donde estamos realmente es ante la
CONCEPTO DE DERECHO
1. SOBRE EL
IDEOLÓGICO
sustitución de una ideología que abiertamente se presenta como
EL MÉTODO, LA TEORÍA Y EL ELIEM ENTO
tal, por otra que comparece revestida con ropajes científicos. La dimen-
Como se ha señalado, algunos autores pertenecientes según ellos sión ideológica no desaparece en absoluto, como sucede en realidad
mismos a la tradición positivista han ido desmarcándose progres con todos los cientificismos.
«vamente de algunas de las tesis enunciadas. Conviene ahora as ivertir La ideología “científica” rechaza la teoría de la obediencia por ra-
el dato siguiente: si se sigue el orden de la exposición de los di eren- zones heterogéneas, pero confluyentes. Por una parte, a partir de 1945
tes aspectos y doctrinas que componen el positivismo Jurícico, que no resulta socialmente admisible la defensa de la obligatoriedad y el
es exactamente el seguido por Bobbio, el grado de discusión 0 , correlativo deber de obediencia a cualquier ordenamiento jurídico con
io a do
acuerdo de las diferentes tesis expuestas crece de princip i-
independencia de cuáles sean los valores (o antivalores) que consagra
en nuestro s días un rechazo amplia mente general o preserva. Los valores formales (orden, seguridad, etc.), no bastan
hasta producirse
samente,
zado —desde 1945 sobre todo- de la tesis de la obediencia. Inver hoy para que un ordenamiento merezca la obediencia de los ciudada-
el acuerdo es prácticamente completo en el otro extremo, esto es, en lo nos, si ataca, o desconoce, por ejemplo, la libertad personal o la no-
referente al positivismo metodológico y a la tesis de las fuentes omso- discriminación por motivos de raza. Por otra, la tesis de la obediencia
ivista.
ciales, y algo menor sobre las tesis legalista e imperat e seguir
aparece como una tesis de índole moral y, en consecuencia, una
es sabido, el propio Bobbio ha afirmado la imposibilida d teoría científica que desee seguir siéndolo, debe evitar pronunciar-
es decir, el positiv ismo como le leo o-
sosteniendo la tesis de la obediencia, se acerca de ella. El positivismo, como teoría científica, no afirma ni
como insnatu ralista en
gía, pasando entonces a considerarse él mismo do tambié n niega, dirá Kelsen, el deber de obediencia al Derecho. Cualquier refe-
lo ideológico y positivista sólo en lo científ ico;02 ha insisti rencia al problema de la legitimación del orden jurídico cae fuera
coherencia y
en la conveniencia de abandonar las tesis de la plenitud, de la competencia de una disciplina científica.66 Es más, para muchos
aplicación mecanicista de las NOTAS, al menos en su forma tradicio- positivistas contemporáneos la tesis de la obediencia es en realidad un
nal, para conservar no obstante un núcleo duro de pensamiento, que postulado jusnaturalista; el positivismo legalista, en consecuencia, no
como
estaría constituido por las tres primeras tesis del positivismo sería más que una versión epigonal del tusnaturalismo racionalis-
Teoría jurídica, y el principio episte mológi co o punto de parti za, a ta.07 Son las doctrinas del Derecho natural las que realmente procla-
que no afectaría sustancialme nte el abando no de las restant es. man el deber de obediencia al Derecho. En consecuencia, podría
Ahora bien, ¿es verdad que pueden mantenerse unas y rechazarse rechazarse el positivismo ideológico sin que en absoluto sufra la cons-
otras? En rigor, ello no es posible, no tanto porque unas formulaciones trucción teórico-jurídica del mismo nombre.
se deduzcan necesariamente de otras, es decir, porque exista entre En rigor, las cosas no son tan sencillas, puesto que histórica-
ellas una conexión lógica, cuanto porque las razones que obligan a mente es posible detectar no ya una adhesión de los pensadores
abandonarlas también permiten estonar las que, a juicio de algu-
onstitulrí mentado núcleo duro.
mi parecer Eso operación de descarga de lastre constituye una
98 Cfr. 1bid., cap. d y pp. 372.425; y también R. A. Faie y S.L Suuman, "The Bellagio
A Conference on Legal Positivism", fournal of Legal Education 14 (1961), pp- 213-228,
tendencia uniforme en el positivismo jurídico desde 1945, tan acentua- 66 Cfr. H. KeLsen, Teoría pura del Derecho, cit., $ 13, pp. 80-89; y, del mismo autor,
positi
da que, en ocasiones, lo decisivo parece ser el seguir siendo “La Teoría pura del Derecho y la Jurisprudencia analítica”, en P. Casaxovas y J.J. Moreso
(eds), El ámbito de lo jurídico, Lecturas de pensamiento jurídico contemporáneo, Barcelona,
vista, más que las tesis sustantivas que se entienden comprendidas Critica, 1994, p. 203. Este último trabajo citado es la traducción, de E. A, Coghlan, del
bajo dicho rótulo.6* De ello es posible inferir que en muchos casos se publicado originalmente por Kelsen en Harvard Law Review 1W/1 (1941), titulado “The
Pure Theory of Law and Analytical Jurisprudence”.
pp- 12-13. é7 Cfr. A. Ross, “El concepto de validez y el conflicto entre el positivismo jurídico y
62 Cfr. N. Bosmo, lunaturalismo € positivismo gúwridico, cit.,
485-403 el Derechó natural”, ciz., pp. 21-25 y, refiriéndose en concreto a Kelsen, que no puede
61 Cfr N. Bonnio, El positivismo juridico... CIL, Pp 237-241.
mo juridico, cit. pp- 385-403 y ser calificado como legalista en sentido estricto, pp. 27-29. Cfr también G. Roses,
vs Cf O. Ozreco, H.L.A. Hari. Abogado del positivis Introducción a la Teoría del Derecho, Madrid, Debate, 1987, p. 42,
494-425.
EL AGOFAMIENTO DEL POSFIIVISMO JU RÍBICO FILOSOFÍA DEL DEREGHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 25
24

Bentham, entendidos por el positivismo, así como de la tesis de la aplicación


positivistas a la tesis de la obediencia (Hobbes,% la obediencia mecánica de las normas. No parecen necesarias más precisiones
sino una conexión teóric a entre la tesis de
Austin),70 en este punto.?2
iva con el
y aquella otra según la cual el Derecho se vincula en exclus Algo similar cabe afirmar respecto de la aproximación epistemoló-
es, con el poder social (teorí a coacti-
fenómeno de la coacción, esto gica pretendidamente a-valorativa. En efecto, señalar que el Derecho
Esta últim a tesis, que const ituye el
va o teoría de las fuentes sociales). que es y el Derecho que debería ser no coinciden, y que la moralidad
cien-
núcleo del pensamiento positivista, no es una tesis autónoma, ni o inmoralidad no forman parte de la definición del Derecho, sólo
reflex ión: se prete nde aquí
tífica. Aquí radica el punto central de esta es puede hacerse si se cuenta, aunque sea tácita e inconfesadamente,
las fuent
mostrar claramente la afinidad interna de la tesis de con un concepto previo de Derecho, como el proporcionado por la
la tesis de la obediencia
sociales respecto de las tesis ideológicas, ya sea tesis de las fuentes sociales, es decir, con un concepto de Derecho que
o
“o cualquier otra que cumpla su función, - permite identificar y describir a un determinado conjunto normativo
consti
¿Por qué puede afirmarse que la tesis de las fuentes sociales esto como “el Derecho que es”. Dicho concepto será precisamente el que
juicio,
tuye la afirmación básica del positivismo jurídico? A mi autorizará a efectuar las distinciones que se establecen en virtud
o como
resulta obvio con respecto a las restantes tesis del positivismde ella de de la aproximación epistemológica.
teoría, porque todas ellas la presuponen, aunque no deriv en
ne a ciertas Por lo señalado, no parece muy discutible que la tesis central del
modo necesario. Así, establecer que la juridicidad advie d de la positivismo es precisamente aquella de las fuentes sociales, la que vin-
conductas, hechos o situaciones exclusivamente en virtu
puest o que no cula el Derecho con la voluntad socialmente dominante. Pero lo que
norma legal presupone la tesis de las fuentes sociales, ra, de
también se acaba de afirmar es que esta tesis no constituye, por cierto,
habría razón para considerar como fuente única, O prime una afirmación autónoma. Esto se mostrará, según espero, a partir
iese una
atribución de relevancia jurídica dicha norma legal si se admit de la
de lo siguiente. En efecto, a la identificación del Derecho como orden
fuente metasocial o suprapositiva. Algo similar puede decirse que respaldado por la fuerza, o como orden de la fuerza, puede llegarse, o
ón
teoría imperativista de la norma jurídica, tanto en la versi de
bien por la observación de lo que sucede en la realidad, o bien por una
remite a imperativos históricos, como en aquella otra que habla convención, por una estipulación. Dicho de otro modo, ese coricepto
fuen-
“imperativos independientes”.7! La razón estriba en que una del Derecho puede pretenderse científico, fruto de la observación de
te “racional” o metasocial del Derec ho puede confi gurar se como la realidad social, o puede adoptarse como una convención, lo cual
ato”. Salvo que no implica necesariamente arbitrariedad; pues cabe en principio
un deber ser, pero no necesariamente como un “mand
ad,
la idea de mandato se diluya hasta identificarse con la de normativid
e
apoyarla en razones.
más ampliamente aún, con la de “debe r ser”. Kelsen ha pretendido que el suyo es un concepto de Derecho
de
La tesis de las fuentes sociales actúa, pues, como condición procedente de la observación de la realidad. Según él, la adecuada
princip1os caracterización del orden jurídico exige estudiar los rasgos que los
posibilidad de las tesis imperativista, legalista y de los
de coherencia y plenitud del ordenamiento jurídico tal y como son diferentes ordenamientos históricos presentan en común, y tratar de
determinar cuáles son aquellos que se observan de manera más
incluso el deber de constante a lo largo del tiempo.” Esta sería la actitud verdaderamente
6s Cfr, T. Housrs, Leviathan, caps. 21 y 26. Hobbes introduce científica según el autor vienés. Sin embargo, que el Derecho es un
en la definició n misma de Derecho: “Entiend o por leyes civiles aqueltas leyes que los
obediencia Estado en particular,
hombres están obligados a observar, no por pertenecer a este 0 2 aquel orden normativo, y que de ahí debe partirse para el análisis de los
traducción de €. Mellizo, Leviatán,
sino por el hecho de ser miembros de un Estado” (ed. y diferentes elementos que lo componen, se afirma en la Teoría Pura
Madrid, Alianza, 1996, p. 215). como un dato inobjetable que constituye
un verdadero punto de
en A Comment on the Commentaries and
69 Cfr. J- Bentiam, Á Fragment on Government,
Á Fragment oñ Government, ed. a cargo de H. L. A. Hart
y J. Burns, Londres, Athtone partida, nunca sometido a discusión.?4 En rigor, me parece que los
of laws, what is the motto of a good citizen?
Press, 1997, p. 399: “Under a government is never to be
that
To obey punctually; to censure freely, Thus inuch is certain: that a system el pensamiento 72 Más detalles al respecto, en P Sera, Prólogo a €. Ozruco, HL. A. Hart, Abogado
censured, will never be improved”. Sobre el alcance de este principio en del positivismo juridico, cit., pp. XIX-XX. :
de Jeremy Bentham”, Persona y
de ]. Bentham, cfr. L. M. Cruz, “La Ciencia del Derecho . 73 Cfr. H. Keusen, Teoría pura del Derecho, cit, 56 2), p. 44. o
: ,
Derecho 37 (1997/D). 71 En efecto, en el comienzo mismo de esa imponente cadena de razones que constituye
lección Vi, pp. 232-234.
70 Cfr.J. Ausrix, The Province of Jurisprudence Determined, cit, la Teoría pura del Derecho, señala su autor lo siguiente: “El conocimiento jurídico está dirigi-
7 Cfr K. OLivecrONa, El Derecho como hecho. La estructura del ordenamiento juridico,
do, pues, hacia normas que poseen la característica de ser normas jurídicas, que otorgan a
2% ed, pp. 127-190.
26 El AGOPAMIENTO DEL POSTPIVISMO JU RÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 97

puntos de partida de la Teoría Pura son tres: a) la identificación del conciencia y apelación a la obligatoriedad, la pretensión de valor mo-
Derecho como orden normativo;?5 b) la noción de deber como cuali- ral, justicia y necesidad de obediencia que todo ordenamiento jurídico
dad simple, no analizable, al modo como la formula Moore, a quien exhibe siempre.?9
Kelsen se remite expresamente;7 y c) la necesidad de hacer del Dere- Marginar esos elementos supone, a mi juicio, no sólo separar
cho una ciencia pura, es decir, una ciencia sin conexiones sustantivas conceptualmente el Derecho y la moral, el Derecho real y el Derecho
con disciplinas diferentes.” Justo, el Derecho que es y el Derecho que debe ser; más allá de esto,
A mi juicio, esta última exigencia de cientificidad, que Ollero no significa escindir el Derecho, tal y como éste aparece fenomeno-
duda en calificar como producto de un complejo de inferioridad de lógicamente, de una supuesta esencia del Derecho que coincide sólo
parte de la Jurisprudencia frente a las ciencias positivas,?8 o duras, parcialmente con la experiencia jurídica. La definición del Derecho,
es lo que conduce a Kelsen a afrontar la empresa de establecer una pues, acoge sólo algunos de los elementos que ofrece la experiencia, y
determinación precisa del ámbito de lo jurídico, una definición del excluye otros por no considerarlos objeto de tratamiento científico.
Derecho que se constituye no como el fruto de una Teoría jurídica Este proceder no resulta fácilmente legitimable desde postulados
o de la Ciencia jurídica, sino más bien como su punto de partida. puramente empiristas. En rigor, el realismo escandinavo se muestra
La identificación del Derecho como sistema de normas positivas no en este punto más coherente que el normativismo, toda vez que no
tiene, en rigor, otro origen que éste en la obra de Kelsen. Es más, al margina el hecho de la obligatoriedad del Derecho (Olivecrona, Ross),
estar formulada desde una Teoría de la Ciencia que margina los ele- sino que trata de explicar su presencia en el universo jurídico, aunque
mentos no empíricamente verificables del objeto científico, el acceso sea en términos empiristas y puramente psicológicos, esto es, sin
descriptivo que se lleva a cabo inicialmente queda incompleto, o detenerse siquiera a considerar la posibilidad de que el punto de
excluye positivamente de la definición del Derecho algunos factores vista interno se encuentre fundado sólidamente. La delimitación
que también se presentan en la práctica totalidad de los órdenes kelseniana del concepto de Derecho se ha construido, pues, siguiendo
jurídicos, como es el dato de la obediencia por razones morales, la una regla, en el sentido wittgensteniano, que consiste precisamente
en las exigencias de la Ciencia tal y como ésta es concebida por la
ciertos acontecimientos el carácter «de actos conforme a Derecho fo contrario a Derecho)
puesto que el Derecho, que constituye el objeto de ese conocimiento, es una ordenación Teoría pura. Lo importante es advertir que la regla de la recreación
normativa del comportamiento humano; lo que significa: es un sistema de normas que regulan teórica ofrece una imagen de la realidad jurídica que no coincide
el comportamiento humano” ($ 4b), p. 18). En consecuencia, a la hora de establecer las notas con la realidad existencial del Derecho, con la realidad de la vida.
comunes” de lo que habitzalmente se designa con la palabra Derecho, se mirará exclusivamen-
te en la dirección de los sisternas normativos: “[puesto que] si comparamos entre sí los objetos Dicho de otro modo, el positivismo normativista establece la
que, en los más variados pueblos, y en los más distintos tiempos, fueron designados como prevalencia del principio de cientificidad sobre el principio de rea-
«Derecho», resulta por de pronto que todos aparecen como ordenamientos de la corcducta lidad, de apertura a lo real. El precio a pagar por la pureza, por la
humana. Un «orden» es un sistema de normas cuya unidad ha sido constituida en cuanto
todas tienen el mismo fundamento de validez” (3 6 a), p. 44). cientificidad, es precisamente el distanciamiento relativo entre las
75 Cfr. docs. clts., en nota anterior. disciplinas científicas del Derecho y el Derecho tal y como se da en
76 Cfr. Ibid., $ 4 b), p. 19 y nota 1.
1% Ibid, $ 1, p. 15: "Al caracterizarse como una doctrina «pura» con respecto del
Derecho, lo hace porque quiere obtener solamente un conocimiento orientado hacia el Dere- 79 Cfr. Teoría pura del Derecho, cit., $ 6 cC), pp. 61-63: “La seguridad colectiva o la paz
cho, y porque desearía excluir de ese conocimiento lo que no pertenece al objeto precisa son funciones que -como ya se estableció los órdenes coactivos designados como Derecho
mente determinado como juridico. Vale clecir: quiere liberar a la Ciencia jurídica de todos los poseen realmente en cierto momento de la evolución, si bien en grados diferentes. Esa función
elementos que le son extraños. Este es su principio fundamental en cuanto al método. es un hecho objetivamente verificable” (p. 61). Sin embargo, “[R]esulta del carácter relativo
Pareciera trazarse de algo comprensible de suyo. Sin embargo, la consideración de la Ciencia del juicio de valor, según el cual un sistema social es axiológicamente adecuado, que la
jurídica tradicional, tal como se ha desarrollado en el curso de los siglos XIX y XX, Justicia no puede ser una nota distintiva del Derecho frente a otros órdenes coactivos.
muestra claramente qué lejos esa Ciencia ha estado de satisfacer la exigencia de pureza. En (...) 51 se adopta la justicia como criterio del orden normativo designado como Derecho,
manera enteramente acrítica, la Jurisprudencia se ha confundido con la Psicología y la Socio- tendremos que los órdenes coactivos capitalistas del mundo occidental, no son Derecho desde
logía, con la Ética y la Teoría política. Esa confusión puede explicarse por referirse esas el punto de vista del idea] comunista de la justicia; y el orden coactivo comunista, igualmente,
ciencias a objetos que, indudablemente, se encuentran en estrecha relación con el Dere- desde el punto de vista del ideal capitalista de la justicia. Un concepto del Derecho que
cho. Cuando la Teoría pura del Derecho emprende la tarea de delimitar el conocimiento del conduzca a tal consecuencia no podría ser aceptado por una Ciencia del Derecho positivista”
Derecho frente a esas disciplinas, no lo hace, por cierto, por ignorancia o rechazo de la ¿p. 52). Actualmente, este punto de vista ha sido rechazado en forma contundente por
relación, sino porque busca evitar un sincretismo metódico que oscurece la esencia de algunos autores, entre los que destaca R. Atexv, para quien la pretensión de corrección es parte
la Ciencia jurídica y borra los límites que le traza la naturaleza de su objeto”. integrante del concepto de Derecho, de modo que sin ella no es posible comprender
78 Cfr. A. OLLERO, ¿Tiene razón el Derecho?..., cit, pp. 24-59. correctamente un sistema jurídico. Se volverá sobre este punto más adelante.
28 EL AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 29

la realidad. Ahora bien, la decisión de reflejar “científicamente” un seguridad personal y la supervivencia de los ciudadanos, lo que
objeto, aun a costa de deformar su imagen, no puede ser sino una exige, según Hobbes, rechazar una idea del Derecho que lo vincule a
decisión voluntaria, mejor aún, voluntarista! Es el valor, real o supues- la justicia o injusticia —-más precisamente, a la equidad o iniquidad,
to, de la Ciencia lo que conduce hasta ahí. Ese carácter voluntario se puesto que para él no hay justicia con carácter previo a la ley.8! Más
muestra en autores como Bentham y Austin con mayor claridad toda- importante aún, la necesidad de que el Derecho sea obedecido con
vía que en Kelsen, pues ambos, para definir el Derecho como mandato vistas a garantizar efectivamente los mencionados valores es lo que
del soberano, tuvieron que violentar su propia experiencia y negar la conduce a expulsar del concepto de Derecho, esto es, del conjunto de
¡juridicidad del common law, que era la forma primordial de lo jurídi- las reglas que deben ser obedecidas por los ciudadanos, la referencia a
co observable en la Inglaterra de su época. la racionalidad o a cualquier otro elemento metapositivo que, al no ser
Ahora bien, si en la base de da ciencia así constituida se sitúan objeto de acuerdo universal, arruinaría la pretensión inicial.52 De este
estrategias interesadas, su defensa a ultranza no puede sino constituir modo, el concepto de Derecho de Hobbes se establece por exigencias
una, operación ideológica, sobre todo desde el punto de vista de la prácticas, en virtud de un objetivo político, antes que como fruto de
Teoría de la Ciencia del positivismo, que no reconoce en lo valorativo una observación pretendidamente empírica, aunque no necesariamen-
dimensión cognoscitiva alguna. En todo caso, la definición “cientifi- te en contradicción con ella. En la Filosofía de Hobbes, el concepto
ca” del Derecho resulta dependiente de previas tomas de postura, no del Derecho no es un punto de partida, sino el corolario de otras tesis
sometidas a discusión, aunque expresamente presentadas como fruto previas, no meramente formales. En virtud de esto, su génesis puede
de una aspiración a la pureza. Su aceptabilidad dependerá enton- ser objeto de discusión y aun de rechazo, pero también cuenta con
ces de que se consideren admisibles tales prejuicios u objetivos pre- razones que es posible esgrimir en su defensa. No necesita, pues,
vios. Sin embargo, no hay para ello verdaderas razones que aportar autopresentarse como una descripción científica de la realidad, pero
desde el positivismo, Si el pensador positivista intenta aportarlas in- resulta más defendible que la supuesta elaboración de la Ciencia.
currirá necesariamente, entre otras, en la contradicción vital o prag- En resumen, el concepto de Derecho de Hobbes, que se reduce a una
mática de la tesis teórica por él defendida, según la cual no existen de las versiones posibles de la tesis de las fuentes sociales, no es des-
razones para la actividad valorativa, es decir, no hay razón práctica. criptivo, ni siquiera pretendidamente, sino normativo, y se establece
Se ha señalado más arriba que el concepto positivista del Derecho en función de la tesis de la obediencia, que a su vez se asienta sobre
puede establecerse también de modo convencional y alternativo a la necesidad de garantizar ciertos valores sociales. En consecuencia; si
la pretendida observación de la realidad. Esta segunda posibilidad no se rechaza esta tesis, o se matiza de algún modo, resulta afectado tal
es científica, sino política. Sería la representada por Hobbes, fundador concepto, en mayor o menor medida.
del positivismo jurídico.$0 Para el filósofo inglés, la definición del Estamos, pues, ante una noción filosófico-política del Derecho que
Derecho en términos de voluntad del poder soberano no constituye nos lo presenta como una realidad no autónoma, no aislada, ni
una afirmación científica, fruto de la aplicación de los postulados aislable. Y, dando un paso más, nos permite apreciar la índole cultural
metodológicos empiristas y matematizantes que, por lo demás, él tarn- del Derecho, que lo vincula estrechamente en sus configuraciones con»
bién sostiene. Por el contrario, dicha definición se inscribe en el marco cretas a una determinada Filosofía social y, más aún, a las exigencias
de una Filosofía política. Es la necesidad de garantizar aquellos valores de una praxis social. En este sentido, las interpretaciones neo-
por los que existe la comunidad política, principalmente el orden, la institucionalistas más recientes recuerdan el carácter dependiente del
Derecho, acertadamente a mi parecer. Sería, por ejemplo, el caso
$0 Muchos niegan que se deba calificar a Hobbes como pensador positivista, findándose de MacCormick, matizando a Hart.83
básicamente en que el positivismo ideológico no sería, en rigor, una doctrina positivista. Sin
embargo, este argumento no toma en cuenta dos circunstancias que tornan inevitable la 82 Ibid., p. 4.
discutida calificación. En primer lugar, Hobbes identifica el Derecho con el mandato del 83 Cfr. N, MacCormicx, “The Concept of Law and The Concept of Law", en R. P.
soberano y, por tanto, suscribe, tal vez por primera vez en la Historia, la tesis de las fuentes Grorut (ed.), The Autonomy of Law. Essays on Legal Positivism, Oxford, Clarendon Press,
sociales, En segundo lugar, el autor inglés rechaza la existencia de forma alguna de justicia 1996, pp. 163-193 (esp. 181-186). El propio Raz ha rechazado explícitamente la viabilidad del
objetiva independiente del Derecho legal. Gfr. Y. Hosszs, A Dialogue between a Philosopher estudio autónomo del Derecho. Así, en el “Prefacio” a la edición en español de The
and e Student of the Common Laws of England, en The English Works of Thomas Hobbes, Concept ofa Legal System proclama su pretensión de salir al paso de este equívoco: el análisis
ed. a cargo de W, Molesworth, vol. VI, pp. 4, 22-25, de los sistemas jurídicos no puede ser patrimonio exclusivo de los juristas, entre otrás razones
Si Tbidem. porque “los límites temporales de un sistema jurídico, L.e. el momento de su comienzo y el de
30 IT. AGOTAMIENTO DEL POSTPIVISMO | URÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 31

La definición hobbesiana del Derecho es un ejemplo de lo que Las ideas de Bentham se sitúan en una posición intermedia entre
Kelsen, al comienzo de la General Theory of Law and State,8* lama las de Hobbes y las de Kelsen. Gomo este último, también el filósofo
conceptos o definiciones políticas del Derecho, sin referirse expresa- londinense postula la necesidad de construir una Ciencia jurídica
mente a ninguna. Kelsen rechaza los conceptos políticos del Derecho rigurosa a partir de un objeto claramente delimitado desde un princi-
por su carácter no-científico. Ahora bien, a la luz de lo expuesto, el pio en aras de hacer posible dicha Ciencia, idea en la cual le sigue
concepto que él mismo nos ofrece resulta tan ideológico como aqué- su discípuloJ. Austin.55 Lo que le aleja de Kelsen y, en cierto modo, le
Hos, y tal vez menos justificado. Hobbes comparte con los positivistas acerca a Hobbes, es que en Bentham la Ciencia, y el concepto de
posteriores la línea general de epistemología y metodología filosóficas, Derecho que le sirve de base, no son reivindicados por sí mismos, sino
que puede caracterizarse como antimetafísica, empirista y matema- como presupuesto para hacer viable un ideal político y moral, a
tizante. También suscribe la teoría,de las fuentes sociales. En rigor, es saber, el cálculo de las expectativas individuales, que en el universo
el padre de la misma, incluso históricamente. La diferencia funda- intelectual del autor inglés se identifican con la acción racional.*7
mental con Kelsen, que inequívocamente le otorga ventaja sobre él, La conclusión cabe obtener a la luz de lo anterior es que lá tesis...
estriba precisamente en que el suyo es un empirismo verdadero, y eso de las fuentes sociales del Derecho, de la que dependen la separa- |
no le permite, en consecuencia, identificar en la realidad ningún obje- ción conceptual entre Derecho y moral y los restantes elementos de la |
to dado sobre el cual construir una ciencia puramente descriptiva Teoría jurídica positivista, no constituye un verdadero punto de :
del Derecho. El objeto de la Ciencia descriptiva del Derecho ha de ser partida, ni en Hobbes, ni en Bentham, nien Kelsen. La posibilidad
delimitado, pues, en este planteamiento, de modo convencional. No
puede brotar de la simple observación de la realidad, como un objeto
de establecerla como tal depende forzosamente de posiciones :
puro, enteramente separado del sujeto que observa y de su praxis valorativas, como la tesis de la obediencia en el caso de Hobbes. Es :
vital. Por ello, Hobbes establece una delimitación discutible, pero posible rechazar esta última dentro de la tradición positivista, pero :
defendible. Kelsen, en cambio, pretende construir una ciencia sobre la en modo alguno prescindir de alguna otra tesis -de idéntica natu- :
base de un objeto delimitado arbitrariamente. En su caso, hay un raleza valorativa- que cumpla su función delimitadora del ámbito;
intento de acudir a los datos de la experiencia, pero la pretensión de Jurídico; aunque ella podrá muy bien operar de modo no siempre:
pureza, de separación de la Ciencia jurídica respecto de la Sociología y explícito. La delimitación, que supone una restricción de la experien-
de la Moral, y su concepción de la verdad científica, actúan en él cia admitida, será siempre valorativa, porque cuando hablamos de:
como regla previa que le lleva a tomar en cuenta sólo una parte de esa Derecho no nos referimos a realidad alguna del mundo físico. La co-
experiencia, a no acoger todo lo que ella ofrece,85 nexión entre la Teoría jurídica y las otras dos dimensiones del positi-.
vismo no es, por tanto, puramente accidental. :
su desaparición no pueden ser determinados por criterios jurídicos, sino que dependen
de consideraciones sociales y políticas”. J. Raz, El concepto de sistema jurídico. Una intro-
ducción a la teovía del sistema juridico, trad. cast. (de la 2* ed. inglesa), prólogo y notas de
R. Tamayo y Salmorán, México, UNAM, 1986, p. 6.
3 Cfr H. Krisex, Teoría general del Derecho y del Estado, traducción de E. García a una legitimación acrítica del orden coactivo estatal constitutivo de esa comunidad. (...)
Máynez, México, UNAM, 1999, pp. 4-6. Desde el punto de vista de la Ciencia, es inaceptable, Puesto que no corresponde a la
33 A este respecto, resulta paradigmático el tratamiento de las relaciones entre Ciencia jurídica legitimar al Derecho, no tiene por qué justificar en forma alguna -sea
Derecho y moral que desarrolla Kelsen en el capítulo U de la Teoría pura, ($5. 7-13). Ahí mediante una moral absoluta, o sólo a través de una moral relativa-- el orden normativo
se reconoce que es frecuente vincular Derecho y moral y que existe la creencia, no menos que sólo debe conocer y describir” (pp. 81-82).
frecuente, de una función justificatoria del Derecho llevada a cabo por la moral. Sin embargo, $6 Sobre la concepción de la Ciencia jurídica en Bentham y Austin, cfr. J. Bexruam, A
afirma Kelsen: “La tesis, rechazada por la Teoría pura del Derecho, pero ampliamente Fragment on Government, <it,, p. 397-398; An Introduction to the Principles of Morals and
corriente en la Ciencia jurídica tradicional, de que el Derecho tiene que sex, conforme a su Legislation, ed. a cargo de H. L. A. Hart, J. Burns y F. Rosen, Oxford, Oxford University
naturaleza, moral; de que un orden social inmoral no constituye Derecho, presupone una Press, 1996, pp. 294-295; ]. AusTix, The Province of Jurisprudence Determined, cit., pp. 1,
moral absoluta, es decir, una moral válida para todo tiempo y dondequiera, De otra manera no 2, 114; The Province of Jurisprudence Determined, cit., p. lx; Lectures on Jurisprudence,
podría alcanzar su objetivo de establecer un patrón firme. independiente de circunstancias vol. TH, pp. 349-353. Sobre la delimitación que estos autores hacen del Derecho como objeto
temporales y locales, sobre qué sea lícito o ilícito, y aplicable a los sistemas sociales” (p. 81). “La de la Ciencia jurídica así concebida cfr J. Bewrniam, Of Laws in General, ed. a cargo de H. H. A.
tesis de que el Derecho por su naturaleza, es moral; es decir, que sólo un sistema social Hart, Londres, Atblone Press, 1970, pp. 93-132; ]. Ausrix, The Province of Jurisprudence
moral es Derecho, no es repudiada por la Teoría pura del Derecho únicamente porque impli- Determined, cit., pp. 1-25, 316.
que presuponer una moral absoluta, sino también porque, en sus aplicaciones de hecho, 87 Cfr. L. M. Cruz, Derecho y expectativa. Una interpretación de la Teoría jurídica de
a través de la Ciencia jurídica dominante en una determinada comunidad jurídica, conduce Jeremy Bentham, Pamplona, Eunsa, 2000, pp. 209-281 y passim.
29 EL AGOTAMIENTO DEL POSPUIVISMO JU RÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 33

preciso que el ordenamiento legal ofrezca una respuesta unívoca para


2. El PROBLEMA DE LA APLICACIÓN DEL DerEcHO. INSUFICIENCIAS todo problema planteado en la práctica, y que no haya en él contra-
DINÁMICAS DE LA TEORÍA POSITIVISTA dicciones o ambigiiedades que fuercen una elección entre diversas
posibilidades, es decir, que aboquen a una participación activa del in-
Pero la teoría positivista no plantea problemas sólo por su modo de térprete. Dicho de otro modo, la concepción mecanicista de la
abordar el concepto de Derecho, y por el resultado de dicho abor- subsunción exigía partir de otros dos postulados dogmáticos: la plen1-
daje, sino también cuando se a considera desde la perspectiva de la tud y la coherencia del ordenamiento. Por eso los autores vinculados
- práctica del Derecho, a la que aquí nos referiremos con la expresión al Derecho Libre y a la primera sociología de la decisión judicial
“dinámica jurídica”. En efecto, la pretensión de obtener una ciencia iniciaron su crítica del logicismo poniendo de relieve la existencia
descriptiva, por una parte, rigurosa, por otra, y analítica, por otra, no de lagunas --y, como una variante de las mismas, de antinomias- en las
tiene más remedio que traducirse en la reducción de su objeto a una leyes, no sólo en el propio texto sino también en perspectiva dinámica
entidad observable y analizable con rigor, es decir, a una entidad (el paso de lo general a lo individual) e histórica.%2
estática. En este sentido, los frutos del positivismo son mucho más En respuesta al problema de las lagunas habían surgido —con an-
apreciables en el análisis de las normas Jurídicas, su clasificación, es- terioridad a la promulgación del Código civil francés- instituciones
tructura lógica, etc.; y en el estudio del ordenamiento o sistema contern- como el référé legislatif, que se inspiraba en una fuente tardía del
plado pasivamente, que en lo relativo a la aplicación del Derecho. Derecho romano clásico, y que pronto hizo ver su inviabilidad políti-
A propósito de esto último, el positivismo legalista de la Escuela de ca y técnica,% y otros intentos de solución que se añadieron más tarde
la Exégesis compartió con otras escuelas formalistas del siglo XIX por obra de la Ciencia jurídica, como la negación lógica de las lagunas
una visión ingenua de la interpretación jurídica,8$ y una Teoría de la llevada a cabo mediante el recurso a una norma de clausura del or-
aplicación del Derecho que giraba en torno a la doctrina de la subsun- denamiento, una norma de cierre, no explícita ni positiva, cuyo efecto
ción, es decir, a un modelo logicista, que se extendía también a su sería la equiparación en el tratamiento de todo lo no previsto por
concepción de la Ciencia jurídica.$9 las normas singulares estableciendo su irrelevancia jurídica,% o una
No tiene sentido reproducir aquí en detalle la crítica del legalis- permisión general. Pero lo único realmente capaz de resolver el
mo y del logicismo jurídico que se inició en la segunda mitad del siglo problema acabó siendo la modificación del sistema de fuentes, in-
XIX y se prolongó a lo largo de casi todo el XX, de la mano de diferen- troduciendo en él fuentes subsidiarias (los amados principios jurídi-
tes autores y corrientes. Sin embargo, puede resultar de utilidad re-
cordar ahora sus principales líneas de fuerza. e Cfr E. Zrreumans, “Las lagunas del Derecho”, traducción de €. G. $. Posada, en AAVV,
La doctrina de la jurisprudencia mecánica se relaciona estrecha- La Ciencia del Derecho, Buenos Aires, Losada, 1949, pp. 289-322, passim; cfr. H. Kantogowiez,
mente con el dogma de la separación de poderes, que lleva aparejada “La lucha por la Ciencia del Derecho”, traducción de W. Goldschmidt, en AA.VV, La
Ciencia del Derecho, cit., pp. 327-371, especialmente pp. 236-340; cfr. H. RrioneL, La ley
-en la formulación aceptada durante la Codificación— una visión y la sentencia, traducción de E. Mañana Villagrasa, Madrid, Reus, 1921, pp. 90-118;
de la tarea judicial como una tarea meramente aplicativa. El juez de cfr. L. Brtrr, Die Kunst der Rechisaniwendung, Berlin,J. Guttentag, 1907, pp. 73-84. Para una
Montesquieu se reduce a ser, recordémoslo, la boca muerta que pronun- visión general puede acudirse a L, Lowbaroi VaLLaUrt, Saggio sul dirillo giurisprudenziale, cit.,
cia las palabras de la ley.9! Ahora bien, para que esto resulte posible, es pp. 242-263, y Corso di Filosofia del Diritto, cit., pp. 31-39.
$3 Se trata de los rescriptos imperiales, mediante los cuales se resolrían cuestiones jurídicas
ex auctoritate principis. Clt. A. V'Ors, Derecho privado romano, Y ed., Pamplona, Eunsa,
sa Cfr. ]. Bowsrcast, La Escuela de la Exégesis en Derecho Civil, traducción de la
1997, $ 46.
mm Cfr. E. Geny, Méthode d'interpretation el sowtces cn droit privé positif! essai critique
segunda edición francesa por J. M. Gajica Jr, Puebía, EditorialJ. M. Cajica Jr., s. £. pp.
143-158; y B. WINDSCHEID, Dirilto delle Pandette, traducción al italiano de €. Fadda y PE. (2 vols), (1% ed. 1899; 2* 1919), prólogo de R. Saleilles, París, L. G. D. J., 1989. 5e usa la
1930, pp. 08 ss. o o edición castellana Método de interpretación y fuentes en Derecho privado positivo, Granada,
Bensa, Torino, U.TE.T,
ed, traducción Comares, 2000, $5 40-45, pp. 58-76. Cfr. también L. Lowmbarbi VanLsuri, Corso di Filosofía
$89 Aj respecto, cfr. £. Larenz, Metodología de la Ciencia del Derecho, 4
del Diritto, cit, pp. 41-42.
de M. Rodríguez Molinero, Barceiona, Ariel, 1994, pp. 32-56, Un ejemplo directo, B.
o o 95 Cfr. K. Bercsoua, furisprudenz und Rechtsphilosophie, Kritische Abhandlungen, vol.
Winbscuero, Diritto delle Pandette, vol. 3, cit, pp. 74 ss.
50 Uy panorama detallado, en L. Lomaaror VaLiaURr, Saggío sul diritto giurisprudenziale, L (1892), reimpr., Glasnútten im Taurus, Detlev Auvermann, 1973, pp. 375-380. Una
crítica en L. Lomearor Vaio Urs, Saggio sul diritto glurispradenziale, ett, pp. 263-265;
Milano, Giuffra, 1973, cap. 1, epígrafes 1 y 2 (pp. 240-334), Corso di Filosofía del Derilto,
, . Corso di Filosofía del Dirilto, cit, p. 43.
cit, parte L, cap. 1 (pp. 25-115).
Cfr Morwresquieo, De Pesprit des dois, XL 6, en Ocuvres complétes, 1. 11, París, 16 Cfr El. Kensex, Teoría pura del Derecho, cit., pp. 254-258. Una crítica en L. Lomparol
o
Gailimard, 1951, p. 404.
VALLAURI, Corso di Filosofía del Diritto, cit., pp. 45-31.
35
34 EL AGOTAMIENTO DEL POSPYIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DEREGHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS

punto de vista
cos naturales del Código civil austríaco de 1812, y los principios interpretativa, sino.a.varlas, lo cual supone que desde el dad de pro-
generales del Derecho del Código italiano,% precedidos por el fallido estrictamente lógico resulta posible una notable multi plici
ón
intento de Portalis de convertir al juez civil en juez de equidad en los posiciones interpretativas.10 Ello acontece porque la interpretaci
casos de oscuridad, silencio o insuficiencia de la ley, durante la elabo- de un texto normativo, la formulación de un juicio O proposición Ul-
la
ración del proyecto de Code Napoleón).9% Con esa modificación, y terpretativa, consiste en un acto de comprensión, 190 al igual que
aun antes de su consagración legislativa, se hacía imprescindible o, interpretación de la conducta humana; no puede, por tanto, ser obje-
mejor, inevitable, rehabilitar la tarea interpretativa de los jueces, que to de demostración en sentido estricto.107 Más aún, aunque las pro-
- había llegado a estar prohibida, por razones políticas, en los inicios de posiciones interpretativas fuesen susceptibles de demostración, la
la Revolución francesa.!00 interpretación normativa se aleja de la interpretación meramente tex-
Más allá del problema político,con los jueces, lo cierto es que los tual o filológica en que no puede acabar en la mera comprension
la .
legalistas de fines del XVIII tenían razones muy fundadas para des- del texto en sí mismo, sino que ha de proyectarse sobre el caso de
confiar de su actividad interpretativa, porque la interpretación dista vida que se pretende decidir tomando pie de é1,108 lo cual involucra
mucho de ser una actividad puramente técnica, confinable dentro de nuevos factores de incertidumbre.109 A ello debe añadirse que la inter-
los márgenes de la lógica, o capaz de llegar a resultados ciertos, segu- pretación, en tanto forma de comprensión, es histórica, €s decir, se ve
ros, plenamente intersubjetivos. De entrada, el intérprete no dispone afectada no sólo por las pre-comprensiones O prejuicios del Intérprete,
de un único “método” o modo de concebir la interpretación y su sino también por la historicidad misma de la disposición normati-
objeto.10! Por una parte, el pluralismo metodológico resulta evitable, va, y de la “pregunta” que aquél dirige a ésta, es decir, por la historicidad
pues no es otra cosa que la otra cara de la moneda de la pluralidad de o singularidad del caso mismo.!!" Todo este conjunto, de factores no-
tipos de lagunas;102 por otra parte, las razones que sustentan la elec-:
P gu
ción de uno u otro método no son principalmente de índole técnica, lógicos, incluso subjetivos, impide pensar la actividad interpretativa
sino política y axiológica (fidelidad al legislador, funcionalidad o como uña actividad meramente lógica..!! ] o
Pero esto no es todo. De lo anterior se puede concluir que el Intér-
adaptabilidad a la vida, seguridad jurídica, etc.).103 Hay, pues, muchos _
prete ha de elegir no sólo entre los diversos métodos de interpretación
métodos. de interpretación disponibles, los.cuales-pueden.combinarse
éntre sí de múltiples maneras, pues no todos resultan contradictorios posible, sino también entre los diferentes resultados a que se puede
o incompatibles entre sí; dicha combinación puede, además, efectuar- llegar siguiendo cada uno de esos métodos, o sea, entre las diferentes
se siguiendo secuencias diferentes,
10 proposiciones interpretativas.! 12 Como ya.se.ha apuntado, dicha-elec-
La aplicación de cada uno de estos a métodos, o secuencias de mé- ción no puede fundarse en crit deerio s O lógica, pues la
índole-téenica
necesidad de eféctua es precisamente. una consecuencia de la insu-
único resultad valoracio nes de orden éti-
ficien de to técnico
cia y de lo lógico. Son
e Cfr. Código Civil austriaco, $ 7. Citado por 6, be Veconio, Los principios generales co-y polílas quedan. lugar:a la elección de uno otro método, y
tico
del Derecho, traducción «de J. Ossorio Morales, Barcelona, Bosch, 1971, p. 46, nota 6.
98 Cfr. artículo 12, con el precedente del Código Civil albertino, art, 13, cit. por G
de una u otra. proposición interpretativa; valoraciones que, como ha
pr Veconio, Los principios generales del Derecho, cit, p. 46, nota 7. se reduce
Cfr J. E. M. Portanis, Discurso preliminar del proyecto de Código Civil francés, los Si, de hecho, esa multiplicidad de las proposiciones lógicamente posibles
traducción de M. Rivacoba, Valparaíso, Edeval, 1978, p. 43. unas pocas —casi manca a una sola- jurídicamente aceptables, ello no tiene lugar en virtud de
s, como la relativa
100 La prohibición se materializó en los artículos 10 y 11 del Decreto de 16-19 de agosto de razones o causas lógicas, sino por la influencia de eiementos extalégico
1799. Cfr. P. CaLimarDrel, La casación civil, voi. 1, 2, traducción de N. Alcalá-Zamora, Buenos homogeneidad del contexto social y científico en que opera el intérprete, quien a través deas.su
nterpretaLiv
Aires, Editorial Bibliográfica Argentina, 1938, 3 ed,, pp. 29 ss; E. García DE Exterkía, La “sentido común” descarta, o ni siquiera se plantea, determinadas soluciones
lengua de los derechos. La formación del Derecho público europeo tras la Revolución Francesa, Cfr. Ibid., pp. 65-66.
Madrid, Alianza, 1994, pp. 197 ss. 106 Sobre el concepto de comprensión se volverá infra, capítulo HL.
. 67. 91
lu Cfr L. LomBARDI VALLAURL, Corse di Filosofía del Diritto, cit, pp. 55-65; J]. Esser, 107 Cfe Lo LowuarDe VALLAURL, Corso di Filosofía del Diritte, Cil, p.
Vorverstáindnis und Methodenwahl in der Rechtsfindange. Frankfurt, Fisher/Atenáum, 1972. 108. C£r. E, Berri, Teovia generale della interpretazione, vol. 1, $ 21% (pp- 347-349) y vol. .
Se emplea la edición italiana, Precomprensione e scelta del metodo nel processo di individuazione 11, $ 54 (pp. 801-809), Milano, Giuffre, 1955. ,
del diritto, a cura dí P Perlingieri, Napoli, Edizioni Scientifiche Iraliane, 1983, pp. 120-124, tos Cfr L. Lombaror Vanbauri, Corso di Filosofía del Diritto, Cll, PP* 68-69.
102 Cfr L. LOMBARDI VS LLAURE, Corso di Filosofía del Diritto, cit, p. 70. 110 Cér Ibid. p. 68. al
referencia a la
103 Cfr. Tbid., pp. 73-79. 11! Cuando, en el presente texto se hable de “lógica” se estará haciendo
161 De ahí la imposibilidad de elaborar siquiera un elenco completo de los métodos lógica formal, tanto proposicional como cuantificacional, salvo que se indique otra cosá-
interpretativos o secuencias metodológicas existentes. Cfr. Jbid., p. 73. 12 Cfr Ibid., pp. 65 y 83.
26 EL AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 37

mostrado Lombardi Vallauri, acaban siendo juicios de valor sobre tesis de Dworkin contra la discrecionalidad judicial y a favor de la
el resultado que se derivaría de la elección en el caso.1!3 única respuesta correcta se limita a afirmar que cuando un caso
La interpretación jurídica es, pues, una actividad donde el elemen- cae fuera del ámbito de una regla, el juez ejerce la discrecionalidad,
to subjetivo y los juicios valorativos tienen una presencia inevitable. Si entendiendo por tal una actividad que es a la vez aplicativa y creadora
se toma en cuenta que la denominada lógica jurídicay la Ciencia del de Derecho.!20 El alcance de esta propuesta, es decir, en qué sentido
Derecho presuponen necesariamente la interpretación,!!* hay que habría aquí que entenderla “aplicación”, no recibe mayor tratamiento
concluir que lo subjetivo y lo valorativo atraviesan todo el espectro ni justificación. !?i
de la dinámica jurídica y que, en consecuencia, no sólo el legislador Y Raz parece hacernos volver a las posiciones ingenuas del primer
o el constituyente adoptan decisiones, sino que los órganos jurisdic- positivismo decimonónico cuando establece la “tesis de la intención
cionales son también auténticos decisores, no meros aplicadores a los autoritativa” que afirma que “como el Derecho deriva de una cons-
casos de decisiones previamente adoptadas con carác-ter general por trucción deliberada, su interpretación debe reflejar las intenciones del
otros Órganos. N que lo hizo”.12? Algo similar defiende el positivismo ético contempo-
No es de extrañar que el propio positivismo jurídico haya ido ráneo de Campbell, para quien el ideal interpretativo presupone que
evolucionando desde el logicismo inicial, compartido con el iusna- las reglas pueden leerse como proposiciones formadas por términos
turalismo racionalista, y en cierto modo (sólo en cierto modo)!!5 que poseen un signilicado literal o claro, gracias a lo cual es posi-
heredado de él, hacia un abierto irracionalismo.!36 Por ejemplo, para ble aplicarlas según la intención del propio texto.123
Kelsen la sentencia da lugar a una norma jurídica individual, la cual, El balance de cuanto se lleva expuesto es que la Teoría de la
como toda norma, es el resultado de un acto de voluntad.!1? La aplica- aplicación del Derecho del primer positivismo es naif y, en gran
ción del Derecho es, ante todo, un acto voluntario, irracional, puesto medida, falsa, por una parte; y que el positivismo más reciente no
que no es posible hablar de razón práctica (la razón, o es razón 0 es va mucho más lejos.124
práctica, dirá Bobbio comparando a Kelsen con Perelman).118% Desde Antes de pasar a la siguiente crítica, interesa dejar claro que
esta postura es imposible que la Teoría pura del Derecho pueda ofre- cuanto llevamos dicho sobre la presencia de elementos no lógicos
cer una teoría acerca de lo que debe ser la interpretación y aplicación
del Derecho.!!9
más allá. Es en el Postscript a 120 Cfr. H. LA. Haer, The Concept of Law, 2? ed., Oxford, Clarendon Press, 1994,
Hart, por su parte, no va mucho “Postscript”, pp. 272-273.
segunda edición de The Concept of Law, publicado póstumamente, 121 Como lo muestran algunas exégesis recientes. Cfr, al respecto, S. ]. Snapiro, “On
donde se contiene la última posición de Hart sobre la adjudicación. El Hart's Way Out”, en | Coseman (ed.), Hart's Postscript. Essays on the Postscript to The
texto resulta, en cierto sentido, decepcionante, pues su respuesta a las Concept of Law,
12]. Raz,
Oxford, Oxford University
"Intention in Interpretation”
Press, 2001, pp. 163-164.
en R. E Grorce (ed.), The Autonomy of Lar,
Oxford, Oxford University Press, 1986, p. 259,
13 Cfr. Tbid., p. 83. 123 Cfe TD. Camentts, The Legal Theory of Ethical Positivism., cit., p. 129 y Prescriptive
114 Cfy Ibid, pp. 53, 97 y 104. Legal Positivism. Law, Rights and Democracy, <it., pp. 89-91,
115 En efecto, el iusnaturalismo racionalista era sistemático y logicista. Cfr. E. Canpin- 124 Cfr C. Mo Sramaris, Argumenter en droit. Une théorie critique de Pargumentation
+ eeo Bentrez, Historia del Derecho natural. Un ensayo, México, U.N.A.M., 1999, pp. 185- . Juridique, Publisud, 1993, pp. 52-56, A título dle ejemplo. la conclusión a que llega R. de Asís en
189, Pero el logicismo en teoría de la interpretación adviene al positivismo legalista no sólo de su libro Jueces y normas. La decisión judicial desde el Ordenamiento viene a reproducir
aquél, sino también y sobre todo de postulados políticos relativos a la función judicial (separa- exactamente el planteamiento kelseniano. Así, el epígrafe final del trabajo, titulado “Ordena-
ción de poderes) y a la ley como expresión de la voluntad general (santidad de la ley). - miento, normas, jueces”, se limita a concluir que: “En el Ordenamiento, los jueces se
16 Cfr. M. G. Losano, “La Teoría Pura del Derecho: del logicismo al irracionalismo”, constituyen en un centro más de producción normativa, igual que el Parlamento, el ejecutivo,
Doxa 2 (1985), pp. 55 ss. etcétera. Se trata de una cadena normativa más. Inchuso puede describirse la existencia de un
17 Cfr HL Kisex, Teoría Pura del Derecho, cit., $ 46, pp. 353-355. En este sentido, Ollero subsistema, con unas normas básicas que lo presiden. Las normas que en este centro se
ha llamado la atención sobre los dilemas que comporta esta alternativa entre conocimiento y originan son tanto generales como individuales. Las individuales normalmente se identi-
decisión. Cfr. A. O.LERO, “Gludicare o decidere: il senso della funzione giudiziaria”, en fican con el fallo, si bien éste puede poseer también un alcance general, Las generales, por su
S. Corra (ed.), Conoscenza e normatívita, Milano, Giuffre, 19953, pp. 127 ss. parte, suelen aparecer en dos fundamentos jurídicos (aunque también en el fallo). La
is Cfr N, Bos, “Perelman e Kelsen”, en 6. Haarscuer y L. Inceer (eds.), Justice et validez de estas normas depende de su conformidad con los criterios de validez del Ordena-
argumentation. Essais d la mémotre de Chat Perelman, Bruxelles, Facultée de Droit, 1086, miento. $u proceso de creación está sujeto a una serie de reglas y con carácter general al
p- 165,11% Esta es, de hecho, una de las críticas que se han
o
dirigido contra la pretensión de la
Ordenamiento. Por su parte, su contenido tampoco puede contradecir el de las normas
superiores. La situación jerárquica de estas normas dependerá del órgano que las dictó”. R. pr
Teoría Pura de constituirse en una teoría “general” del Derecho. Cfr. G. Robies, Las Asis, Jueces y normas. La decisión judicial desde el Ordenamiento, Madrid, Marcial Pons,
limitaciones de la Teoría Pura del Derecho, México, UNAM, 1989, pp. 1d ss. 1995, pp. 300-301.
38 EL AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 39

en la aplicación del Derecho no €es sinónimo de una ausencia total En nuestros días, la plenitud del ordenamiento sólo puede conce-
de lo lógico-formal en esta actividad. La lógica formal desempeña birse en un sentido muy lato, vinculado a la ampliación del sistema
un papel destacado en el proceso de aplicación del Derecho, 5e Jurídico para dar cabida dentro de él no sólo a las reglas, sino también
incluso aquellos razonamientos donde lo valorativo está presente con a los principios y a los criterios y normas de razón práctica, aunque
claridad, como la analogía, se desarrollan siguiendo una forma ló- sean de índole puramente procedimental.127 Ello, a su vez, exige
gica que puede calificarse de impecable. +26 modificar la visión tradicional de la coherencia, pues principios
contradictorios pueden ser válidos simultáneamente; la idea de cohe-
rencia se traslada, así, desde la perspectiva estática a la perspectiva |
3. LA PROYECCIÓN DE LAS DEFICIENCIAS METODOLÓGICAS SOBRE EL RESTO dinámica o aplicativa, y las tensiones se resuelven en esa sede median-
|
|
DE LA TEORÍA JURÍDICA POSTTIVISTA, te la ponderación de los principios. La potencialidad extensiva de e
La faz voluntarista del positivismo que se señaló a propósito de su los principios permite tratar desde el sistema,y de acuerdo con él,
concepto de Derecho se pone de relieve también en la negativa a casos que un modelo formado exclusivamente por reglas no podría
modificar ciertas tesis de su Teoría jurídica, a pesar de que la crítica en modo alguno afrontar,
12 aunque genera lagunas de indetermina-
dirigida contra otras obliga a abandonar aquéllas o, al menos, a revi- ción !29 que sólo se pueden colmar mediante una tarea de valoración
sarlas, como se intentará mostrar a continuación. en orden a la cual el sistema mismo sólo proporciona los puntos de
De lo expuesto en el epígrafe precedente se concluye con claridad partida, en el mejor de los casos.
la falsedad de las tesis de la Teoría jurídica del positivismo que desig- Una posible síntesis de lo afirmado hasta ahora a resultas de la
nadas con las letras D, E y F. Por una parte, parece inobjetable que no crítica al positivismo jurídico es que la componente moral del Derecho
se puede hablar de jurispru dencia mecánica si el juez se ve obligado a parece inevitable, tanto en el concepto del Derecho —por la referencia a
efectuar diversas valoraciones de orden moral y político en múltiples la justicia o pretensión de corrección que exhiben y formulan todos los
momentos del proceso de aplicación de las normas. Por lo que se refie- ordenamientos históricos-13% como en la dinámica jurídica, por la
re a los principios de plenitud y coherencia del ordenamiento, parece imposibilidad de eludir los juicios de valor en el proceso de adjudica-
claro que no pueden sostenerse si existen lagunas y antinomias, y sllos
ción. Esto último compromete los principios de plenitud y coherencia
caminos para resolverlas no se pueden transitar sin efectuar las aludi- del ordenamiento, y destruye el de aplicación mecanicista de las
das valoraciones. Ahora bien, que el órgano de aplicación o adjudica- normas. Pero en mi opinión es posible llegar más lejos, y plantear-
ción toma verdaderas decisiones, sin limitarse a un papel de mero se si pueden seguir manteniéndose las restantes tesis que integran
“operador técnico”, significa que en rigor no cabe hablar de autointe- el positivismo como Teoría del Derecho, y la propia doctrina de la
aproximación
gración del ordenamiento. La integración es llevada a cabo haciendo avalorativa, que constituyen el núcleo duro de dicha
intervenir elementos ajenos al sistema normativo. corriente de pensamiento.

25 Sobre el papel de la lógica formal cfr. 6. Eatixowsko, Introducción a la lógica 127 Cfr. R. Alexy, "Sistema jurídico y razón práctica”, cit, pp. 172-177; y, más
Elementos de semiótica juridica, lógica de las normas y lógica Jurídica, Buenos extensamente, del mismo autor, Teoría de la argumentación jurídica, cit, pp. 291-311 y
juridica.
México, Fontamara, passim.
Aires, Endeba, 1973; E. García Máyxez, Lógica del raciocinio jurídico,
1994, pp. 7-15 y passim; Á. MONTORO BALLESTEROS, Notas sobre el o
880 328 Cfr. R. Anuxv, "Sistema jurídico y razón práctica”. cit, pp. 167-172.
y la posibilidad, significación y límites de la lógica jurídica”, Persona y Derecho cal y 120 Cfr. Ibidem., pp. 170-172.
se incluyen abundante s referencias pbográ ias, er especia 150 Cfr. R. Aexv, El concepto y la validez del Derecho, cit., pp. 41-45. Bulygin ha
1), pp. 67-109, donde criticado la tesis dle la pretensión de corrección, iniciando un debare con Alexy. Cr. E.
mente las pp. 95-102 de este trabajo. Por su parte, R. HerxAÁNDEZ Ln tp
subsunción y aplicación del Derecho, Madrid, Marcial Pons, 1999. capítulo IV, pp. 2 0 Buraix, “Alexy und das Richtigkeitsargument”, en A. Aarxio, S. L, Pauison, O. WEINBERGER,
y G. H. + Went, D. Wenvorel, Rechisnorm und Rechiswirklichheil. Pestschoift far Werner
ofrece una interesante crítica de la concepción lógica de la aplicación del Derecho,,
di 1 ión semántica de da aplicación. Krawtetz, Berlin, Duncker £ Humblot, 1993, pp. 19 ss, R, Acexv, “Bulygins Kritik des
VALLAURI, Corso di Filosofía del Diritto, cit,, p. 96, quien remitea
Richtigkeit-sargurnents”, en E. Garzón Vacnés, Wo Krawiesz, G. EL V, Weictrt, Ro Zimiono,
la formalización lógica del argumento analógico efectuada por N. Bobsto, E análoga
Normativa Systems in Legal ond Moral Theory. Festschrifi for Carlos E. Alchourrón and
nella logica del diritto, Memorie dell' Istituto Giuridico, AXXV1, Torino, 1958. Un análi-
Eugenio Bulygín, Berlin, Duncker £ Humblo:, 1997, pp. 235-250; E. Buuvoix, “Alexy's
sis pormenorizado de los elementos lógicos y valorativos presentes en el razonamiento Thesis of the Necessary Connection between Law and Morality”, Ratio furis 13 (2000/2),
de
jurídico por analogía, en M. Arigxza, Sobre la analogía en el Derecho, Ensayo de análisis pp. 133-137, R. ALexv, "On the Thesis ofa Necessary Connection between Law and Morality:
un razonamiento jurídico, Madrid, Civitas, 1986. Bulygin' s Critique”, Ratio furis 13 (2000/2), pp. 138-147.
40 EL AGOTAMIENTO DEL POSFTIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 41

A mi juicio, cae la tesis legalista, pues los principios, al menos “la producción de normas jurídicas generales e individuales está
algunos de ellos, no reciben de las normas su calificación Jurídica, sino influenciada por los principios de la moral, de la política y de las
del empleo práctico por parte de los órganos de adjudicación. Más costumbres”, 137 y que “las normas jurídicas generales, cuyo contenido
ampliamente, debe desecharse el normativismo, pues el carácter 1n- se corresponde con los principios de la moral, de la política o de las
evitable de lo valorativo y la necesidad de admitir que la adjudicación costumbres, no pueden producirse sólo mediante la actividad legisla-
consiste en una verdadera decisión suponen que la norma legal y tiva sino también mediante la práctica reiterada creada por la continua
las restantes normas positivas no bastan para la solución de los actividad judicial de los tribunales. La sentencia sobre un caso concre-
casos. La norma positiva constituye uno de los elementos que con- to, que no es aplicación de una norma jurídica general, materialmente
dicionan la adjudicación, pero no el único. Por tanto, sl se adopta la determinada y ya en vigor, puede estar influenciada por un princi-
"perspectiva del “momento aplicativo” del Derecho, éste no se puede pio de la moral, de la política o de las costumbres, que hasta ahora no
reducir al conjunto de las normas generales. Podría segulr mantemién- ha influido todavía en modo alguno en la producción del Derecho”.!38
dose la noción de ordenamiento como conjunto de normas generales, Sin embargo, en su opinión, “el hecho de que influyan en la produc-
pero sin identificar entonces Derecho y ordenamiento jurídico. ción de las normas jurídicas no significa, como sostiene Esser, que
Algo análogo quiso decir Josef Esser en Principio y norma en la se «positivicen», es dectr, que se conviertan en elementos constitutivos
elaboración jurisprudencial del Derecho privado.13l Para este autor, del Derecho positivo. «Positivizadas», es decir, Derecho positivo, son
los principios (Grundsátze) no se reducen a los principios generales sólo determinadas normas que estatuyen actos coercitivos específi-
del Derecho, ni a otros principios particulares contenidos en las nor- cos y que son producidas en la forma determinada por el Derecho
mas positivas o deducibles de ellas, sino que comprenden también mismo”.139 Kelsen no niega que los principios posean carácter norma-
los diferentes tipos de juicios valorativos que se formulan en el proce- tivo, sino que sean normas jurídicas, aunque determinen la creación
so de elaboración de la decisión jurisprudencial o de las soluciones del Derecho.!t0 Esto resulta muy importante a su juicio, por razo-
dogmáticas a problemas prácticos. Los principios, al menos algu- nes de economía conceptual.141 Dicho de otro modo, Kelsen critica
nos de ellos, no se extraen de las normas.132 No se trata, pues, de que que se llame Derecho positivo a lo que, sin duda, influye en el Derecho
el sistema jurídico esté compuesto no sólo por reglas, sino también positivo, pero pertenece a otro tipo de normatividad. Así como no se
por principios, como han sostenido posteriormente Dworkinié3 y llama Derecho a la economía o a las ideologías políticas que influyen
Alexy.13 Lo que afirma más bien Esser es que las normas, no importa en los contenidos de la legislación, tampoco deben considerarse
de qué clase sean (él no habla de reglas por oposición a principios, Derecho los juicios morales y políticos que se sitúan en la base de los
sino que emplea la palabra Norm, norma, en plural Normen), no cons- Juicios de valor que influyen en las sentencias judiciales.
tituyen necesariamente la fuente, ni siquiera en sentido remoto o En mi opinión, esta posición resulta objetable por dos razones. Por
mediato, de las valoraciones conforme a las cuales se resuelven los una parte, Kelsen admite que el Derecho no existe en forma aislada de
155 lo cual significa que el Derecho no se identifica
problemas jurídicos, otras realidades, como la política, las costumbres sociales o la moral.
con el sistema normativo. Ello debería llevarle a pensar que una Ciencia del Derecho que pres-
Kelsen se ha ocupado de las ideas de Esser en el capítulo XXVIII cinda de la conexión entre éste y esas otras realidades proporcionará
de la Allgemeine Theorie der Normen.136 En ese hugar admite que forzosamente una imagen sesgada, e incluso deforme, de lo jurídico.
Por ello, su propuesta de una Ciencia jurídica pura, “descontaminada”
131 Cfr, J. Essex, Principio y norima en la elaboración jurisprudencial del Derecho priva- de moral y de Sociología, conducirá a un conjunto de enunciados
do, cit, p. 124.
152 Cfr. Ibid, p. 147, entre otras. - ' precisos que compondrán tal vez una imagen más exacta, pero tam-
133 Cfr R. Dworxtw, Los derechos en serio, cil, pp. 72-80, 134-145 y 158-171. bién más alejada de la realidad, como se ha expuesto más arriba. En
ls4 Cfr. R. Arexy, "Sistema jurídico y razón práctica”, cit, pp. 161-174. ,
135 Cfr J. Essex, Principio y norma en la elaboración jurisprudencial del Derecho priva-
do, cit., pp- 19 ss. Un comentario detallado a las tesis de Esser sobre los principios, puede 1985) porque la castellana, Teoría general de las normas, de H. C. Dalory Jacobs, México,
verse en O. Zaccarta, Ermeneutica e Giurisprudenza. Saggio sulla metodología di Josef Esser, Trillas, 1994, es muy poco rigurosa.
Milano, Giuffre, 1984, pp. 72-102. Sobre el alcance de tales tesis en confrontación con 337 H. KeLsen, Allgemeine Theorie der Normen, cit., p. 92.
las de Dworkin, puede verse del mismo autor Razón juridica e interpretación, Madrid, 158 Thid. pp. 92-93,
Civitas, 2004, pp. 353-397, 130 Jbid., p. 94.
156 Cfr, E. Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, Wien, Manz, 1979. Se ha tenido a 140 Cfr. fbidem, y p. 935.
la vista la traducción italiana de M. Losano, Teoría generale delle norme (Torino, Einaudi, 14l Cfr. Jbid., p. 95,
EL, AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO JU RÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 43
42

mi opinión, una Ciencia jurídica realista ha de tener en cuenta las los principios que se obtienen del ordenamiento positivo, si se salvan
impurezas del Derech., la versatilidad y porosidad de las fronteras del las críticas que contra la teoría imperativa de la norma jurídica se han
sistema jurídico, como reconoce hoy un sector del positivismo cuya dirigido. Sin embargo, no se ve cómo pueden ser mandatos (¿de quién?)
posición se estudiará más adelante. aquellos principios que el juzgador “descubre” y formula en conexión
Junto a lo anterior hay un segundo aspecto que no resulta satisfac- con las necesidades de un caso determinado. Conviene, pues, no per-
torio en la posición de Kelsen, y es la pretensión en orden a definir lo der de vista la importancia de distinguir entre valoraciones y actos de
jurídico de otorgar el mismo alcance a la influencia de la economía, la voluntad imperativa; no todo lo que supone una valoración es tam-
“moral, las costumbres o las ideologías políticas sobre la legislación, y a bién un imperativo.
la influencia de los principios sobre las valoraciones que determinan Por lo que se refiere a la aproximación epistemológica, recordemos
en parte la decisión judicial. A mijuicio, ambas no pueden equipa- que, según se vio, daba lugar a un determinado concepto de Derecho,
rarse, porque una vez trazado el límite que define el ámbito de lo construido sobre la separación conceptual entre éste y la moral, y a
jurídico, tal delimitación debería estar en condiciones de explicar el un modelo descriptivo de Ciencia y Teoría jurídica, un modelo de
funcionamiento del Derecho en todos sus aspectos. Una vez definido análisis conceptual no valorativo. En mi opmión, del carácter necesa-
el Derecho como sistema normativo, todo lo relativo a su funciona- rio de lo valorativo en la dinámica del Derecho se desprende que no
miento debería poder explicarse a partir de ahí y con la sola referencia cabe mantener la completa irrelevancia de la referencia a la moral a
a dicho sistema. Ahora bien, si la sentencia, para ser producida, o la hora de definir el Derecho. Algunos elementos de moralidad
la ley para ser aplicada, no contiene en su interior todos los ele- forman parte claramente del Derecho en su dimensión dinámica, + y
mentos, sino que necesita recurrir a Juicios valorativos, conscientes O un concepto de Derecho, incluso uno descriptivo, ha de hacer lugar a
inconscientes, de índole política o moral, es decir, necesita trascender este hecho. En este sentido, es preciso reconocer que las corrientes
el límite que se ha trazado previamente, habría que aceptar que los de jurisprudencia sociológica se muestran mucho más realistas que
confines del Derecho se han trazado mal, que el Derecho no se reduce los formalismos, al presentar una imagen del universo jurídico en
al sistema normativo, que la realidad de este último es porosa, y que en la que aparecen no sólo las normas positivas, sino también otros
la práctica no cabe trazar una separación radical entre el sistema de materiales normativos de diversa índole, las técnicas propias de los
de las valo-
normas positivas, que sería el Derecho, y el conjunto órganos encargados del desarrollo y aplicación de tales preceptos,
raciones que intervienen en su operatividad. No habría inconveniente y el cuerpo de ideales recibidos como finalidad o propósito del orden
alguno en aceptar la delimitación del ámbito del Derecho trazada jurídico que presiden su aplicación.!* También desde la Filosofía
por Kelsen y sus seguidores, a condición de que resultase posible
analítica del lenguaje ordinario se ha acogido esta ampliación de la
mantener dicha delimita ción a la hora de explicar el funcionamiento
perspectiva, aunque sin aceptarla en todas sus consecuencias. Así, Nino
del sistema que se construye a partir de ella. reconoce la conexión justificatoria entre la moral y el Derecho, en el
En definitiva, la razón que había conducido a negar las tesis de plano de las razones para la acción, que se prolonga por ello mismo,
la plenitud, coherencia y aplicación mecanicista de las normas, la . de modo necesario, como conexión interpretativa en el momento de
inevitable presencia de lo valorativo en la tarea de adjudicación, las decisiones judiciales, que son acciones de sujetos humanos; !+6
exige también desechar la tesis de la ley como única o primera fuente pero se niega a admitir que ello, por más que resulte inevitable, con-
de calificación jurídica. E
Algo muy similar puede afirmarse respecto del imperativismo. juridicos, Barcelona, Ariel, 1996, pp. 9-10, quienes aceptan esta concepción del principio
Así, aunque se pueda mantener una teoría imperativista de la norma como mandato, si bien critican la teoría de Alexy sobre la graduabilidad en el carmplimiento de
jurídica, no todo lo normativo en el Derecho posee una estructura los principios.
imperativa, pues las aludidas valoraciones no son mandatos, ni los 14 Sobre el carácter moral de los principios insiste especialmente R. Dworkin, Los dere-
principios son exactamente mandatos:1% podrían considerarse así
chos en serío, cit, pp. 72-94; también, aunque muy crítico con Dworkin, L. Priero Sanchis,
Sobre principios y normas. Problemas del razonamiento jurídico, Madrid, Centro de estudios
constitucionales, 1992, capítulo ?.
142 Cfr infra, capítulo 1. epigrafe 11 ON 143 Clásica al respecto la caracterización del Derecho llevada a cabo por Roscoe Pound.
143 Contrariamente, Alexy sostiene que los principios son mandatos de optimización. Cfr R. Pouxo, Jurisprudence 11, St. Paul, Minn., West Publishing, 195%, pp. 104-132.
Cfr. R. Auexv, “Sistema jurídico, principios jurídicos y razón práctica”, en Doxa 5 (1988), 116 Cfr, C. S, Nixo, Derecho, moral y política. Una revisión de la Teoría general del
p. 143; y M. Atienza y ]. Rut Manero, Las piezas del Derecho. Teoría de los enunciados Derecho, Barcelona, Ariel, 1994, capítulos 2 y 5.
EL AGOTAMIENTO DEL POSTIIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 45
44

duzca a la necesidad de reconocer una conexión conceptual entre que la tesis de las fuentes sociales resulta fuertemente relativizada por
los principios, cuya cualificación no procede de las normas, ni del
ambos órdenes normativos. 11
poder coactivo, etc.; pero no completamente abolida, puesto que
Por lo que se refiere a la Ciencia jurídica meramente descriptiva, al
pero el principio, o es formulado por alguna de las fuentes de producción
análisis conceptual no valorativo, desde luego resulta posible,
el de su comple ta irrelev ancia para la Jurídicao no es, sencillamente, nada. Esta relativización puede quedar
pagando un elevado precio:
oscurecida en nuestro contexto jurídico por el hecho de que nuestros
práctica del Derecho.!* sistemas constitucionales se configuran como un auténtico Derecho
¿Queda en pie la tesis de las fuentes sociales? Como ha manteni-
de principios, y siendo la Constitución una norma jurídica positiva,
er, el principio descansa sobre sí mismo. Su-validez —-en el
puede parecer que los principios no son más que normas de carac-
de pertenencia al sistema jurídico- no depende necesariamente terísticas diferentes a las reglas, sin que tales características afecten
omulgación e inclusión eri textos legales; radica más bien en realmente a su positividad.!51
? facto es consid era
por.el do
aplica dor del Derecho, !+9 si vale
La conclusión a que se acaba de llegar resulta particularmente re-
empestalea rón, como hábil para constituir un punto de parti-
expresi

ser ponder ado y armonizado con otros levante en orden a construir un proyecto de Filosofía del Derecho,
da de la decisión, que debe puesto que apunta a la necesidad de reconocer un núcleo de verdad
prinapiosy aplicado a la solución concreta del problema en el marco en el positivismo jurídico: la dimensión institucional, histórica, “posi-
definido por los restantes elementos del sistema jurídico (reglas, téc-
reconocidos, ete.). tiva” de lo jurídico. Sin embargo, a la luz de lo dicho parece que no es
nicas, procedimientos, valores institucionalmente posible seguir pensando el Derecho como un conjunto de normas sepa-
En el principio pue de,
por unarir
tanto, descub se
simultá nea doble rables completamente de la moral, sin que ello implique necesaria-
faz: por una parte, su propia e intrínseca razonabilidad, corrección.0 mente confundir uno y otra, como se ha dicho.!152
aceptabilidad; por otra, la depend ci
o -del-ór
respecten aque lo
gano.
introduce de hecho en el proceso jurídico, enla vida del Derecho .
vista, los principios poseen una valide
Desde cierto punto de racional z de 1. UN INTENTO DE REFUNDAR EL POSITIVISMO JURÍDICO
natural eza estrict amente y, en e sentido,
enti metasocial,: desde AFINES DEL SIGLO XX: EL INCLUSIVE LEGAL POSITIVISM
otro, su entrada en la vida jursigue ídi caest ictamente fáctica:
siendo
si no se incorporan a la práctica del Derecho en un momento histórico La crítica al positivismo que se acaba de esbozar comprende en sus-
o singular, no pasan de'ser un mero juicio0, saber privado,!5% y ni tancia dos argumentos. El primero de ellos apunta a que el acceso de
siquiera esto si no son formulados por nadie. Ello permite concluir la Filosofía jurídica positivista al concepto de Derecho está condicio-
nado, bien por una Filosofía política de cuya aceptación depende la
o metodológico y aceptabilidad del concepto de Derecho resultante, bien por una
147 Cfr. Tbid., pp. 41-42. Cfr. cambién S. BLaxco MicugLez, Positévism
racionalidad política... ci, pp. 52-77 y 299-303.
a lo que ideología cientificista escasamente justificada y, en mi opinión, escasa-
148 Sobre la tensión entre la defensa del positivismo metodológico y la atención
sucede en el momento aplicativo del Derecho, cfr. €. $. Nixo, Algunos modelos
metodológicos mente justificable. En todo caso, ambos puntos de partida chocan
de «Ciencia» jurídica, México, Fontamara, 1984, pp. 80, 91 y passim; y S.
BLANCO MIGUÉLEZ, fuertemente con el Derecho contemporáneo, lo cual impide que
metodológico y racionalidad política..., clt., cap. 1H, pp- 162-2253,
Positivismo
sustrato los conceptos de Derecho que proporcionan reflejen “el Derecho
149 Aarnio ha insistido en este punto: “Si un principio no jurídico es parte de un
coherente de justificación que incluye por lo menos una fuente jurídica autoritati
va, por que es” en nuestros días, sobre todo a causa de la exclusión de la re-
ATC. Un
ejemplo una disposición legal válida, este principio recibe relevancia
jurídica
jurídico apro-
ferencia a la moral, toda vez que los ordenamientos jurídicos incorpo-
principio no-jurídico «entra» en el Derecho como consecuencia de un discurso ran actualmente conceptos morales, valores y principios, especialmente
piado. El Derecho positivo, pues, incluye no sólo reglas jurídicas dadas y Derecho consuetudi-
os para la
nario, sine también principios jurídicos que son reconocidos como fundament svalor
a nivel constitucional,!5 lo cual lleva consigo que el examen de validez
praxis de toma de decisiones. Es-prec isament e
esto lo. que acontece, cuando, un principio
yez rimera por el Tribunal Sup rem
El o,
principio recibe
no jurídico.es confirmado por 9 aunque
soporte institucional en un discurso Jurídico cont pracdlamente,. 15 Sobre la revisión del concepto de positividad a causa precisamente de la influen-
én cia de los principios, cfh. dm/re, capítulo 1, epígrafe 111.3.
antes de tal discurso no existiese.en absoluto soporte mstitticional alguno para el principio- n de
cuestión”. A. AARNIO, “Reglas y principios en el razonami ento jurídico”, traducció los Cfr L. Preso Saxcniís, Sobre Principios y normas..., Cit, p. 13,
de Facultade de Dereito da Universidade da Coruña 4 (2000), p. 601. DS Sobre el paradigma neoconstitucionalista cfr. por todas, L. M. Cruz, La Constitu-
P Serna, Anuario ción como orden de valores: problemas jurídicos y políticos. Un estudio sobre los origenes del
£nfasis en el original.
neo-constitucionalismo, Granada, Comares, 2005, passim. :
150 Cfr. fbid., p. 602.
EPISTEMOLÓGICOS 47
46 EL AGOTAMIENTO DEL POSUHIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECITO Y PARADIGMAS

s de
esta intención inicial fue reafirmada explícitamente en los trabajo
de las normas, o la toma de decisiones sobre casos concretos, puede orien-
algunos autores, como por ejemplo Coleman,” el debate se fue
en ocasiones depender de esos factores morales. a
tando cada vez más hacia una discusión acerca de si la versión ofrecid
El segundo de los argumentos afirma que la admisión de la operatl- críticas de Dworki n se mantie ne
vidad de los principios —y, en general, de elementos de orden valorativo para afrontar de uno u otro modo las
la
en la dinámica jurídica- echa por tierra varias de las tesis centrales de o no dentro de los límites del positivismo jurídico. Con el tiempo,
la Teoría del Derecho positivista, y relativiza fuertemente algunas otras, discusión se acabó transformando por momentos en un debate
ntes,
como la tesis de las fuentes sociales. epistemológico, más intuitivo que riguroso por parte de los incluye
La cuestión que corresponde plantear ahora es si el positivismo ju- acerca de las cualidades o valores que debe realizar una Teoría del
s principales:
Derecho. Ello se debe, a mi modo de ver, a dos motivo
_Yídico de nuestros días puede aceptar estas críticas sin que ello impli- afron-
que su disolución. Los autores quese sitúan en la línea del positivismo por una parte cabe mencionar el intento de algunos autores de
de valora ciones en toda
clásico rechazan estas críticas, tal vez conscientes de la carga de pro- tar el argumento de la presencia inevitable
valoraciones
fundidad que llevan consigo. Pero hay otros que tratan de refundar descripción teórica respondiendo que, en efecto, esas
1%
es.
existen, pero que se trata de valores metateóricos, y no moral
el positivismo jurídico haciendo lugar a las mismas, al menos parcial- de
mente. Estos últimos integran el denominado positivismo jurídico Por otra parte, €l giro metodológico tiene algo que ver con el hecho
que Raz ha ofrecido respuestas a los argumentos de Dworki n que no
incluyente (Inclusive Legal Positivism). 194 o más
obligan a reformular las tesis tradicionales del positivismo jurídic
depura -
cuestionadas ni, en consecuencia, a ofrecer ninguna versión
1. EL DEBATE DEL POSITIVISMO INCLUYENTE, ¿RENOVACIÓN O DECADENCIAR da o reformulada del positivismo. Obviamente, ante diferen
tes teorías
es inevita-
que ofrecen respuestas a los mismos problemas y desafíos,
No es fácil precisar cuál es el objeto controvertido en el debate en ble preguntarse cuál de ellas resulta más adecuada. Ello no tiene
torno al positivismo jurídico incluyente. Sílo es enunciar una serie de por qué conducir necesariamente a una discusión epistemológica,
pues
puntos en discusión, pero un observador externo, como lo es sin duda rse la cuestió n por referen cia al valor
podría simplemente resolve
el autor de estas páginas, encuentra más dificultades cuando lo que se supremo fuera de discusión en toda actividad científica y, en general
,
trata es de señalar el núcleo del asunto. Si nos remontamos a sus orí- teórica: la verdad. La cuestión podría haberse planteado, pues,
en los
genes, lo que pretendían autores como Soper!55 o Lyons,156 que no términos siguientes: ¿cuál de las dos respuestas a Dworkin es
más
han vuelto a ocuparse con excesivo detenimiento del tema, era ofrecer verdadera (si es que alguna lo es): la de Raz o la de los incluye ntes?
una versión del positivismo jurídico hartiano que resultase compatible Eso hubiese sido tanto como mantener la controversia dentro de
los
o, al menos, inmune a las críticas dirigidas contra él por Dworkin. límites de la Teoría del Derecho, pues el discurso se habría dirigido a
Como es bien sabido, estas críticas giran en torno a la inevitable pre- determinar cuál de las repuestas refleja mejor la realidad del Derecho.
sencia en el Derecho de pautas o criterios morales (principios) y, en Sorprendentemente, algunos de los más destacados representantes
del
relación con tal presencia, a la imposibilidad de separar Derecho y positivismo incluyente han desviado la atenci ón desde la pregun ta
moral, y a las dificultades de la Teoría y de la Ciencia jurídica para simple por la verdad, por la correspondencia o adecua ción de sus tesis
operar en forma axiológicamente neutral. Posteriormente, aunque con la realidad de la práctica social que es el Derecho, hacia un plano
meramente conceptual, adentrándose en razonamientos y reflexiones
155 El estudio más completo sobre el Inclusive Legal Positivism, que proporcio
na un
sobre otros valores que debe poseer una Teoría del Derecho, con el
estado de la cuestión con la práctica totalidad de la bibliografía hasta el presente es JB. objetivo de justificar que su versión del positivismo resulta prefert-
El debate sobre el positivismo juridico incluyente. Un estado de la cuestión,
Ercueveray,
2006 (en prensa). :
México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la LÍNAM,
rkin
135 Cfr E. P. Sober, "Legal Theory and the Obligation of a Judge: The M.Hart/DwoCornes (ed.), 157 Cfr. J. Coneman, “Negative and Positive Positivism”, Journal of Legal
Studies 11
Dispute", Michigan Law Review 75 (IPR, pp. 473-819, también incluido en incluido en M. Conex (ed.), Ronald Dworkin and
139-164, también
Ronald Dworkin and Contemporary Jurisprudence, London, Duckworth, 1983, pp. 3-27. (1982), pp.
Morality”,
87 (1977, Contemporary Jurisprudence, cit.. pp. 28-48; “On the Relationship Between Law and
156 Cfr. D. Lyoss, “Principles, Positivism and Legal Theory”, Yale Law Journal Ratio fuvis, 2 (1989), pp. 66-78.
e
ion of Judicial
pp. 415-435; del mismo autor, “Derivability. Defeasibility and the Justificat n Press, 1994,
Decisions”, The Monist 68 (1985/23), pp. 325 y ss; del mismo autor, "Moral Aspects of Legal
l5s Cfe W WaLuenow, Inclusive Legal Positívism, Oxford, Clarendo
Pragmatist Approach
ofa
3-6 en pp. 19-21 y Cfr ]. Coneman, The Practice of Principle. In Defence
Theory”, Midwest Studies in Philosophy 7 (1982). También publicadas las secciones to Legal Theory, Oxford, Oxford University Press, 2001, pp. Bd.
pp. 49-69.
M. Conex (ed.), Ronald Dusorkin and Contemporary Jurisprudence, cit,
48 EL AGOTAMIENTO DEL POSITIVISMO JURÍDICO FILOSOFÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 40

ble a la de Raz. Es lo que sucede con algunos trabajos de Coleman! tenga muy claro qué significa exactamente esto, 165 y en otros se reduz-
y también de Waluchow.1%% Como ya he apuntado, desde este punto ca la tesis de la separación a mera tesis de la separabilidad, es decir'a
de vista los frutos no son excesivamente apreciables, pues falta rigor una tesis cuya inadecuación al Derecho actual (vale decir, cuya false-
en la mayor parte de las afirmaciones, que se sustentan sobre bases dad) se admite, pero que se defiende como aceptable analíticamen-
meramente intuitivas. En todo caso, el efecto final es que la argumen- te, es decir, como verdadera para algún sistema jurídico, aunque éste
tación se desplaza desde el discurso acerca del Derecho hacia el no necesariamente exista.
“discurso acerca de la teoría, si bien con diferentes intensidades. Lo anterior permite concluir, a mi juicio, que el positivismo, o una
Waluchow trata al menos de afrontar algunos problemas planteados buena parte de él, se encuentra en una fase de franca decadencia, cas]
por los modernos sistemas jurídicos, por ejemplo lo que él deno- de descomposición. Dos son los signos más claros, en opinión de
mina el “desafío de la Carta”, en referencia a la carta de derechos de quien escribe. En primer lugar, el haber pasado de efectuar, como hace
las modernas constituciones, más en concreto a la de su país, Cana- explícitamente Kelsen,!65 afirmaciones positivas que son (pretendi-
dá.16! Sin embargo, en el caso de Coleman se advierte una explícita damente) verdaderas para todo Derecho posible (lo cual abarca, como
renuncia a discutir acerca.de este tipo de cuestiones por considerar- es obvio, a los Derechos realmente existentes) a contentarse con
las meramente fácticas, y no conceptuales.162 Como ha mostrado sostener que sus afirmaciones resultan-analítica o conceptualmente
Rivas, no sorprende, por ello, que sus pretensiones teóricas acaben aceptables, es decir, a formular en algunos casos (como se verá, casos
reduciéndose a ofrecer un conjunto de afirmaciones plausibles, es importantes) tesis que, aun pretendiéndose verdaderas, no tienen
decir, meramente defendibles o conceptualmente posibles,!63 aunque ninguna consecuencia para nuestra comprensión del Derecho.167 En
añado yo ahora— no necesariamente verdaderas ni particularmente segundo lugar, la tendencia cada vez mayor a llevar el discurso al pla-
útiles para comprender el Derecho real, el Derecho de nuestra época. no de la metateoría del Derecho, abandonando la referencia u objeto
Además, como ha mostrado Etcheverry, las diferencias prácticas de la Teoría jurídica. 168 Entre este proceso y la deriva de la Escolás-
tica decadente existen realmente pocas diferencias. Por eso, no es
entre la posición de los positivistas incluyentes y la de Raz, cuyo
positivismo recibe de aquellos el calificativo de “excluyente”, acaban extraño que para algunos, Raz sea sin duda el último eslabón de la
tradición positivista:10% lo que viene después es decadencia.
siendo prácticamente irrelevantes.104 Más aún, las diferencias prácti- La discusión acerca del positivismo incluyente,
!7% incorporacio-
cas entre la posición de Dworkin y las teorías autodenominadas
nismo!?7! o positivismo blando??? ha surgido desde el momento en
positivistas que admiten la relevancia y la vinculación de los órganos que algunos autores autodenominados positivistas han admitido que
de adjudicación por pautas o criterios morales (como sucede tanto la atribución de validez jurídica a las normas, la determinación de
con Raz como con los incluyentes) son tan escasas que el observador su contenido y su concreta influencia sobre la decisión judicial de un
externo a la polémica no tiene más remedio que pensar que buena caso concreto pueden depender de criterios morales. Desde este pun-
parte de estos esfuerzos teóricos se dirigen a poder seguir mante- to de vista, para el positivismo jurídico incluyente (en adelante, ILP),
niendo el positivismo como teoría, aunque en algunos casos no se los principios y valores morales figuran entre los posibles criterios
que un sistema jurídico acepta para determinar la existencia y conte-
159 Gfr. J. CoLesax, “Second Thoughts and Other First Impressions” en B. Bix (ed.),
Analyzing Law: New essays in legal theory, Oxford, Clarendon Press, 1998, p. 277... nido de las normas jurídicas.!1?% En este sentido, es característico de
150 Cfr. W. Wanucrow, Inclusive Legal Positivism, cit, pp. 140. 7
st Cfr Zbid., pp. 140 y ss. o 165 Cfr. R. Dwoskix, “Thirty Years On”, Harvard Low Review 1135 (2002), p. 1656.
62 Cfr. ]. Cozeman, The Practice of Principle, Ta Defence ofa Progmotist Approach to 166 Cfr. HL. Kesen, Teoría pura del Derecho, cit, $ ly 6, pp. 15, 44, 46.
Legal Theory, cit, p. 109. 307 Cfr. | Cociman, “Negative and positive Positivism”. cit, p. 31.
63 Cfr P. Rivas, “El sentido de la Teoría jurídica del Inclusive Legal Positivism”, 1568 Cfr, P, Rivas, “El Sentido de la Teoría Jurídica del Dachusive Legal Positivisi”, cit.
Comunicación presentada al XXI Congreso Mundial de Filosofía del Derecho y Filosofía 169 Cfr. J. A, Seoane y P Rivas, El último eslabón del positivismo jurídico. Dos estudios
Social (Granada, 24-29 de mayo de 2005), pro manuscripto, en prensa en las actas «del sobre Joseph Raz, Granada, Comares, 2005, passim.
mencionado congreso, J. J. Morrso (ed.), vol. 1: Legal Theory, Beiheft de Archiv fúr 170 Expresión acuñada por W. Wa.ienow, ep. cil., pp. 1-3, 81-82,
Rechts- und Sozialphalosophie (2006). . 17% Cfr. J. CoLemas, “Authority and Reason”, en R. P Guorce (ed.), The Autonomy of
164 Cfr. J. B. Ercnevener, “¿Qué ha dejado el debate ILP/ELP?”, Comunicación pre- Lat. Essays on Legal Positivism, cit., 1996, pp. 287-288;
sentada al XX1I Congreso Mundial de Filosofía del Derecho y Filosofía Social (Granada, 172% Hart adopta la expresión «positivismo blando» (sofl positivism), Cfe. HL L. A. HarT,
24-29 de mayo de 2005), pro manuscripto, en prensa en las actas del mencionado «Postscript», a The Concep! of Law, 2% ed. Oxford, Oxford University Press, 1994, p. 250.
congreso, ]. J. Morrso fed.), vol. 1: Legal Theory, Beiheft de Arehio fúr Rechts-und 173 Cfr. J. Coneman, The Practice of Principle. In Defence ofa Pragmatist Approach to
Sozialpiilosophie (2006), Legal Theory, cit, p. 67 y W. WaLuchow, op. cit, p. 82,
EL AGOTAMIENTO DEL POSFTIVISMO JURÍDIGO FILOSOTÍA DEL DERECHO Y PARADIGMAS EPISTEMOLÓGICOS 51
50

esta tendencia la admisión de la posibilidad de que la regla de recono- sitivista. Todo ello, según algunos autores, como Villa, produce un
notable cambio de escenario en la polémica con el iusnaturalismo,
cimiento de un sistema jurídico contenga explícitamente criterios
morales de los que dependa la validez normativa. Es obvio que, si sobre todo si se atiende a algunas de sus versiones, como la repre-
es posible que la regla de reconocimiento contenga estos criterios, sentada por el pensamiento de John Finnis, hasta el punto de que, si
entonces la validez jurídica de las normas puede venir determinada a bien debe admitirse que perviven importantes diferencias de orden
veces no sólo por su origen, es decir, por el hecho de su promulgación ontológico y epistemológico, ambas posiciones pueden dialogar y
y por la forma en que ésta ha tenido lugar. 174 cooperar en una tarea científica que tenga como objeto el análisis de
A pesar de la notable tendencia en las filas positivistas a aceptar los modernos sistemas constitucionales. 178
esta conexión entre Derecho y moral que sugiere el ILP, hay auto-
res que la rechazan. Desde su posición, conocida como Exclusive 2. SOBRE EL CONCEPTO DE POSITIVISMO JURÍDICO
Legal Positivism!75 (ELP), se corisidera que la validez de una norma
jurídica sólo puede depender de su procedencia de una fuente autor!- En lo que puede considerarse un intento de desarrollar la pers-
zada; es decir, de una pura cuestión de hecho. Además, estos autores pectiva conceptual pretendida por Coleman, Villa ha tratado de cons-
consideran que el contenido de las normas jurídicas válidas puede truir una definición conceptual de positivismo Jurídico que ayude a
ser determinado a partir de la constatación de ciertos hechos (accio- ver a ambas doctrinas (ILP y ELP) como dos concepciones diferentes
nes o intenciones humanas) que pueden ser conocidos sin necesidad de un mismo concepto, y muestre la unidad sustancial de todo el
de recurrir a consideraciones morales. En definitiva, el ELP se caracte- pensamiento positivista.!17% Esta construcción parece captar las tesis
riza por mantenerse fiel a una de las tesis tradicionales del positivismo que defienden tanto incluyentes como excluyentes. Esa definición
jurídico: la llamada “tesis social fuerte”. 176 conceptual se compondría de los siguientes elementos:
En opinión de algunos de sus defensores, el ILP pretende ser una a) Una tesis ontológica, que vincula al Derecho con un fenómeno
Teoría jurídica capaz de explicar los modernos sistemas constitucio- normativo, positivo, contingente y convencional. (Aquí, convencional
nales, que dan entrada a criterios sustantivos (incluidos los de índole se opone a natural, aunque según Villa es compatible con el positivis-
ética) en la identificación (existencia y contenido) de las normas mo admitir un enraizamiento natural y unos contenidos necesarios si
jurídicas; en esta capacidad suya residiría una de sus principales éstos son muy genéricos).!80
ventajas frente al ELP.177 Ello supone, por una parte, mantener la b) Una tesis epistemológica, que sostiene que una cosa es describir
fidelidad a los postulados teóricos del positivismo Jurídico y, por otra, y otra tomar partido. No se identifica con la tesis de la descripción
tomar distancia del positivismo denominado excluyente. Con esta fi- avalorativa, y por ello ahí no puede situarse la diferencia entre positi-
nalidad, los principales autores incluyentes han intentado reinterpretar vismo y iusnaturalismo, sino más bien en la índole de las valoraciones.
el positivismo jurídico en clave incluyente. Incluso, a tal efecto, Villa Según Villa, el positivismo puede convivir con la índole necesariamente
ha propuesto abordar la cuestión como si se tratase de dos concep- valorativa de la descripción jurídica. 18!
ciones (incluyente y excluyente) de un mismo concepto (positivismo £) A juicio de Villa, las dos tesis no están conceptualmente co-
jurídico), y ha ensayado un concepto de positivismo que pueda dar nectadas.
182
cabida tanto al ELP como al ILP. En este sentido, todos los incluyentes
entienden que el ILP no sería otra cosa que una corrección del La interpretación de la tesis positivista de la separación entre el
anterior destinada a hacer viable la continuidad de la doctrina po- Derecho y la moral (denominada por algunos, tesis de la separabilidad)

174 Idea ésta que ya fae admitida por Hart, Cfr, El concepto de Derecho, Cit., p- 252; 178 Cfe Y Vinta, Inclusive Legal Positivisiw e neo-giusnaturalismo: lineamenti di una
“Postscript”, cit, pp. 250-234, analisi comparativa”, Persona y Derecho 43 (2000/2), pp. 33-97.
175 Denominación acuñada también por W. Wanucnow, (op. cit., p. 82) para referirse 17% Cfr. Ibid., pp. 39-40. En un sentido similar, aunque con cierta variación en
a la versión del positivismo defendida por Raz. cuanto a las tesis que se consideran características del positivismo, cfr. J. Coleman y B.
Lerrer, “Legal Positivism”, en D. Parrerson (ed.),A Comparton to Philosophy of Law and
110 Cfr, J. Raz, The Authority of Law. Essays on Law and Morelity. Oxford, Clarendon
Press, 1979, pp. 37-52; del mismo autoz, “Authority, Law and Morality", The Monist, 68
Legal Theory, Oxford, Blackwell, 2000, p. 241.
(1985), pp. 311-320. Una formulación similar se encuentra en H. MITROPIANOUS, “Soft ls0 Cfr. Vo ViLta, op. cil, pp. 42-43;]. Coursan y B. Lerren, “Legal Positivism”. cit, p. 241.
Positivism”, Oxford Journal of Legal Studies, 17 (1997), p. 624. 181 Cfe Y Vinta, op. cil., p. 44.
11% Cfr. W WaLucuow, op. cit., p. 102. 182 Cfr 1bdd., pp. 49-50,

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