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Bruna y los discos

protoplanetarios
de Hasam Díaz Hierro
A la memoria de Paola D´Alessio

Capítulo uno

Sabías que…
Hitler perdió un testículo en la batalla de Somme en 1916, tras haber
recibido el impacto de una granada. Este suceso fue reportado por el
doctor que le atendió, Johan Jambor, el cual resaltó el hecho de que
Hitler no podía parar de gritar.

Bruna: Dios sirve para tres cosas.


La primera es para hacernos sentir culpables todo el tiempo.
La segunda es para tener a quién dirigirnos cuando sentimos que nos vamos a
morir.
¿Tú crees que Hitler haya creído en Dios cuando le pasó todo esto?

Pausa.

¿Y sabes cuál es la tercera?


La tercera es para confirmarnos que no existe.
¿A poco no?
Hagamos una prueba rapidísima.
Dios, si existes, dame una señal en este preciso instante.
La que sea.
Dámela, por favor.

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Pausa.

¿Ves? Nada.
¿Creías que algo maravilloso iba a suceder?
Pues no, los milagros no existen.
No aparecen cosas mágicas de la nada y menos para mí.
Lo extraordinario es tan extraordinario que al parecer sólo le suceden a personas
extraordinarias en situaciones extraordinarias en lugares extraordinarios
extracotidianos, extractor de jugos con extra-queso.
Uff, imposible.
Pero espera, ¿por qué te estoy diciendo todo esto?

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Capítulo dos

Bruna: ¿No prefieres que te diga por tu verdadero nombre?


Manos de Mantequilla: No Miss, me gusta más mi apodo.
Bruna: Bueno... Manos de Mantequilla... ¿por qué te dicen así?
Manos de Mantequilla: Porque siempre se me resbalan las cosas de la mano.
Bruna: ¿Pero eres el portero de la escuela, no?
Manos de Mantequilla: Sí.
Bruna: ¿Y luego?
Manos de Mantequilla: Soy el único que quiere jugar en esa posición.
Bruna: Seguro lo haces muy bien.
Manos de Mantequilla: Todos los partidos nos han puesto unas golizas, Miss.
Bruna: Bueno, si sigues trabajando duro, un día serás un gran portero.
Manos de Mantequilla: ¿De verdad lo cree, Miss?
Bruna: Sí.
Manos de Mantequilla: De grande mi sueño es ser portero profesional, Miss.
Bruna: Excelente. Además, no creo que seas tan malo, de hecho, creo que estás
exagerando.

Bruna le tira el balón a Manos de mantequilla, se le resbala el balón de las manos.

Bruna: Bueno, no pasa nada, a cualquiera se le caería un balón cuando se lo


avientan así de repente.
Manos de mantequilla: Sí, Miss.
Bruna: Manos de Mantequilla, tú sigue practicando.
Manos de Mantequilla: Muchas gracias, Miss. De la escuela sólo usted y Balam
creen en mí.
Bruna: ¿Balam?
Manos de Mantequilla: Sí.
Bruna: Pero Balam no habla.
Manos de Mantequilla: Claro que sí, Miss. Sólo hay que saber escucharlo.

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Capítulo tres

Bruna: Odio la escuela, ¿tú no?


Desde que era niña no la soportaba.
No me puedo levantar tan temprano sin que me ponga a llorar.
¿Quién fue el monstruo que pensó que era buena idea pararse en la mañana e ir a
la escuela?
Peinarse, usar uniforme, sentarse muchas horas hasta que las pompis se te
duerman.
Además, me iba mal en ese lugar, sobre todo en clases de educación física.
Era un horror hacer ejercicio.
Siempre me confundía si tenía que correr hacia la izquierda o la derecha.
El maestro una vez me dijo que si estaba tonta, o qué.
¿Tú qué piensas al respecto?
¿Sí te gusta venir y estar aquí conmigo, sentado, escuchando?
Pensaba que ya me había librado de esa tortura, pero no.
¿Qué fue lo que pasó?

Pausa.

Un día voy a ser famosa, te lo juro.


Voy a tener millones de fans.
Voy a salir en muchas películas.
De acción, románticas, de terror.
También voy a ganar dos Óscares por mejor actriz de reparto.
Ya tengo mi discurso preparado.
“Gracias, gracias, gracias. Quiero agradecer a la academia por darme esta estatuilla
que representa un sueño cumplido para mí. Gracias a mi manager y sobre todo a mi
director, Guillermo del Becerro por darme la oportunidad de representar a mi país
ante el mundo entero. Muá muá para todos.”
Todo eso seré un día yo.
Peeero…
¿Qué crees?

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Hay que pagar los servicios, agua, luz, internet, comprar la despensa, comida, latas
de atún(que sean de atún, obvio), un cuartito de pavo sin gluten, verduras verdes sin
pesticidas para tener buen metabolismo, vitaminas y suplementos alimenticios,
crema antiarrugas, cortauñas que no entierren las uñas en el dedito gordo del pie,
buena ropa que abrigue para el invierno del infierno, buena ropa para el calor
extremo de pollo rostizado.
¿Podrías con algo más?
No lo creo.
O sea, no me burlo de ti, te digo que yo no puedo con esta vida de adulto.
Y es que cuando eres grande, tienes que tomar decisiones. Me acuerdo hace unas
semanas cuando me dijo mi mamá: Hija, ya eres grande. No te has titulado. No
vives de eso de ser actriz. Ya déjate de cosas y busca un trabajo serio.
No le respondí.
Hay ocasiones en las que es mejor guardar silencio.
Y eso hice.
Aplasté mis sueños, busqué trabajo y heme aquí.
Bueno, no lo busqué, mi mamá me lo dio.
¿No te había dicho?
Ah, es que ella es la directora de la escuela y dueña también.
“Instituto Ignacio Camacho, transformamos educando desde hace más de 15 años
en preescolar, primaria baja, primaria alta y secundaria”
Se supone que es de las mejores de la zona, con un sistema innovador para
familias exclusivas.
¿A poco no tenemos la misma cara mi mamá y yo?
Seguro te diste cuenta luego luego.

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Capítulo cuatro

Bruna: De las primeras cosas que pongo en mi mochila es la revista Sabías que...
¿Si te gusta?
Cada tres semanas sale uno nuevo, vienen datos interesantísimos, yo creo que
aprendo más de esta revista que cuando estuve en la escuela.
Si quieres te leo otro.

Sabías que…
El disfraz de león en el filme del Mago de Oz estaba hecho con
auténtica piel de león.

Qué gente tan loca, pero así es esto de ser artista hay que darlo todo por la
actuación.
Así como yo.
Ya estoy lista para mi siguiente personaje, seré una maestra, una maestra muy
especial que resuelve un caso misterioso, quizás se trate de una sopa que intoxicó a
los niños de la escuela e hizo que todos tuvieran flatulencias hasta manchar sus
calzones.

Pausa.

¿No te dio risa? Bueno, la verdad es que fue bastante malo, prometo no volver a
contar ese tipo de chistes.
Eres el primer niño que conozco que no sonríe.
Cuánto silencio hay aquí.
Me siento como Robert De Niro cuando hizo Taxi Driver y se hizo chofer durante
varios meses.
¿Ubicas a Robert De Niro?
Ay, estas generaciones, tan llenas de actores plásticos.
Me siento metidísima en personaje de maestra, sobre todo con mi batita. Me gusta
porque lleva bordado mi nombre: Bruna.

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Ya sé, ya sé, suena como a perro, pero luego yo misma fui aceptando mi nombre
poco a poco y si te fijas, al final mi nombre tiene una cosa elegante y particular. Igual
que el tuyo.
Le voy a preguntar a tu papá qué significa tu nombre.
BA-LAM BA-LAM BA-LAM

Balam se balancea despacio.

¿Te gusta ese sonido como de campana?

Bruna dice el nombre de Balam como si fuera una campana y además la acompaña
por aplausos estridentes.

BA-LAM BA-LAM

Balam deja de moverse.

Perdón creo que eso ya no te gustó, dejaré de hacerlo.

Pausa.

¿Qué te estaba diciendo?


Ah, sí, que hoy fue muy raro cuando tomé el camión.
Es que no me gusta llegar con mi mamá en su coche.
Le dije que ahora soy independiente.
No quiero que los demás piensen que soy una mimada fracasada treintañera.
El asunto era que no recordaba cuál camión debía tomar.
Soy una distraída, siempre me confundo con los números, hasta con mi fecha de
cumpleaños, a veces la digo al revés.
Le tuve que decir a un señor.
―Disculpe, ¿usted sabe cómo puedo llegar a la Escuela Ignacio Camacho?
―Sí, claro que sé dónde está la Nacho Camacho. Fíjese que intenté meter a mis
hijos ahí, pero no los aceptaron, es muy difícil entrar a esa escuela. ¿Usted sabe
con quién puedo hablar para lograrlo?

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―Ahhm… no.
―Es que la directora es muy especialita y payasa. ¿La conoce usted?
―Tampoco.
―Haga de cuenta que yo tengo dos hijos muy inteligentes y pues a ellos les
gustaría estar ahí porque saben que eso les puede…
―Perdón es que tengo prisa, ¿sabe qué camión me lleva?
―Sí, sí, mire, tome la ruta 3 verde. Qué bueno que me preguntó de nuevo es que yo
a veces hablo mucho y no sabe, el otro día...
―Muchas gracias.
¿Qué número me dijo?, ¿era 2 verde, 3 roja?
Me dio pena volver a preguntarle y dejé que la suerte me trajera.
Y mira, sí llegué.
Tarde, pero llegué.

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Capítulo cinco

Mamá: Bruna, el material se divide por secciones y áreas en los muebles de madera
que rodean el salón. Aquí está todo el material del alfabeto. Aquí están los números.
Bruna: Órale, más está bien bonito. Ojalá yo hubiera aprendido a usar estas cosas,
hubiera sido más fácil para mí.
Mamá: Bueno, eran otros tiempos, te tocó una escuela “normal”. Cuando estabas
chiquita, no sabía que fundaría esta escuela. Pero no nos desviemos del tema,
recuerda que no debe quedarse material fuera de su lugar.
Bruna: ¿Y eso lo tengo que hacer yo, má?
Mamá: Se supone que los niños deben hacerlo pero la verdad es que te va a tocar
ordenarlo a ti. Cada día, dependiendo el tema que se vea. A veces se queda arena
tirada en el piso o los cordones quién sabe cómo, pero terminan regados en los
lugares menos esperados. Además, hay que preparar el material antes de que
lleguen los niños y regresarlo todo a su lugar cuando ya no haya nadie.
Bruna: Ay, má. Si me cuesta trabajo limpiar mi cuarto y todavía tengo que levantar
las cosas de los niños.
Mamá: Es parte de tu trabajo.
Bruna: Éste no es mi trabajo.
Mamá: ¿Ah, no?
Bruna: No, es temporal. Ser maestra es una pausa para llegar a algo más grande.
Mamá:¿Te refieres al sindicato de maestros, Bruna? Aquí no hay, el “Instituto
Ignacio Camacho” es privado.
Bruna: No, má. Me refiero a que soy actriz, estudié para eso.
Mamá: Perfecto, Bruna.
Bruna: Gracias, má. Por fin lo reconoces.
Mamá: Digo que está perfecto porque te va a tocar lidiar no sólo con niños sino con
los papás de los niños y los demás profesores. Así que me parece perfecto que
seas actriz, vas a actuar tanto aquí que ni te imaginas.
Bruna: Qué graciosa eres, má.
Mamá: Eso sí, aquí no esperes aplausos.
Bruna: No voy a quedarme mucho tiempo aquí, ni te acostumbres.
Mamá: Bueno, contigo no se puede, nada te gusta.

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Capítulo seis

Sabías que...
Un año en Plutón equivale a casi 250 años en la Tierra.

Bruna: N´ombre qué horror vivir en Plutón.


En ese planeta sentiría que mi existencia es pequeñísima.
No es que sienta que aquí es muy grande, pero allá, ay, no.
¿Con tanta inmensidad, tú crees que exista Dios?
¿Tú crees que él está por ahí en todos lados?
Me gusta mucho tu mirada, no sé lo que enfocas o piensas, pero seguro ha de ser
muy especial.
Tus ojos son tiernos, parece que escondes un secreto del universo.
Ay, hasta poeta salí, ¿viste?
Me siento un poco culpable, Balam.
Te voy a decir la verdad, pero sólo porque veo que eres honesto y nadie me había
escuchado como tú.
Me la he pasado hable y hable de mí, así que basta.
La cosa es que mi mamá y algunos maestros hicieron una reunión privada conmigo.
No entraron en detalles.
Mi mamá me habló de un nuevo alumno, o sea tú, y que ya había descubierto qué
es lo que iba a hacer yo en el Instituto Ignacio Camacho.
La cuestión es que los maestros no podían atenderte ni querían aventarse algo así,
y mi mamá tampoco tenía para contratar a alguien más, pero no quería que se le
fuera una colegiatura, y como la escuela dice que es inclusiva.
Me dijo que eras diferente y que me tenía que hacer cargo de ti.
¿Por qué yo?
¿No se te hace loco?
Mi mamá me pidió que aprovechara que soy actriz y que dijera una pequeña mentira
a tu papá:
“Estoy capacitada para recibir casos así.”

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Piensa que como hice montonal de talleres para tener “habilidades como actriz”, ella
se imagina que puedo improvisar y atenderte. En ninguna de esas “habilidades” soy
buena, lo único en lo que me sentí feliz fue tocando el piano.

Suspira.

Balam, hoy quería compartirte algo, es una pieza que me gusta mucho, es de un
ruso que se llama Rachmaninoff.
A ver qué te parece.

Bruna pone play a la música y suena el piano. Balam pone atención a ello, se
acerca al aparato que emite la bella melodía y se balancea al compás de la música.

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Capítulo siete

Manos de Mantequilla: Miss, Miss, Miss.


Bruna: ¿Qué pasó, Manos de Mantequilla?
Manos de Mantequilla: Tuvimos un partido buenísimo.
Bruna: ¿Ganaron?
Manos de Mantequilla: No, Miss, nos metieron 15 goles.
Bruna: ¿15?
Manos de Mantequilla: Sí, Miss, es mi nueva marca, nunca nos habían metido tan
poquitos.
Bruna: Ah, pues… ¿felicidades?
Manos de Mantequilla: Estoy bien feliz, Miss.
Bruna: ¿Por lo de los goles?
Manos de Mantequilla: No, es que Balam me dijo unas cosas bien chidas.
Bruna: Manos de mantequilla, ya te dije, Balam no habla.
Manos de Mantequilla: Miss, ¿por qué sigue con eso?
Bruna: No, tú eres el que me quiere bromear.
Manos de Mantequilla: ¿ Por qué no me cree?
Bruna: Su papá me dijo que no puede hablar y yo tampoco he visto que lo haga.
Manos de Mantequilla: A mí me ha contado de su mamá.
Bruna: ¿Sí? No conozco a su mamá.
Manos de Mantequilla: Es que falleció hace poco, Miss.
Bruna: ¿Qué te dice de ella?
Manos de Mantequilla: Dice que era astrofísica.
Bruna: ¿En serio?
Manos de Mantequilla: Su mamá descubrió un disco protoplanetario .
Bruna: ¿Disco proto-qué?
Manos de Mantequilla: Luego le explico.
Bruna: Oye, espérate no te vayas, ¿qué te dijo Balam?
Manos de Mantequilla: Que cuando sueña puede viajar a la nebulosa de Roseta,
ahí está su mamá. Ya me tengo que ir Miss, ya tocaron el timbre.

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Capítulo ocho
Mamá: ¿Qué pasó, Bruna?
Bruna: Mamá, renuncio.
Mamá: Ay, hija. Ya bájale y ponte a trabajar. Regresa a cuidar a Balam.
Bruna: Ése es el punto, mamá.
Mamá:Te dejé las cosas fáciles, hija. No hay mayor expectativa en Balam, sólo es
cuidarlo y ya.
Bruna: No, mamá.
Mamá: “¿No mamá?”
Bruna: Sí, eso dije.
Mamá: Eres una ingrata. Todo este tiempo apoyándote con tu carrera que no va a
ningún lado, la última vez que diste una temporada de 13 funciones te pagaron tres
pesos. Y ahora que te ofrezco una quincena segura me sales con que “la princesa
ya no quiere”.
Bruna: No se trata de eso.
Mamá: ¿Entonces de qué, Bruna?
Bruna: Que aceptaste a Balam en la escuela y sabes que nadie de aquí está
capacitado para trabajar con él. Ni siquiera sabemos bien qué es lo que tiene.
Mamá: ¿Qué dices?
Bruna: Balam necesita atención especial y lo sabes, le estamos mintiendo a su
papá.
Mamá: Acepté a su hijo porque sé que en cualquier escuela de esta ciudad no lo
recibirán. Su papá quiere que su hijo esté en una escuela normal. No quiere que
vean a su hijo como alguien diferente. Le estamos ayudando.
Bruna: Mamá, por Dios.
Mamá: Bruna, ése niño necesita que lo entretengan unas horas y ya. Es muy
quietecito, no tiene nada de extraordinario .
Bruna: ¿Extraordinario?
Mamá: No estamos haciendo nada malo.De todos modos no hay mucho qué hacer
con él.
Bruna: Me siento muy culpable, mamá.
Mamá: ¿De qué?

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Bruna: Balam se queda sentado sin hacer nada y yo me la paso hable y hable. Ya
se sabe toda mi vida.
Mamá: Mientras el niño esté bien, estamos cumpliendo con nuestra tarea.
Bruna: Se supone que tu escuela es de las más importantes de la ciudad, má.
Mamá: Sí, y también es una empresa, necesitamos colegiaturas para sobrevivir.
Bruna: Avara.
Mamá: ¿Qué dijiste, Bruna?
Bruna: Que voy con Balam.
Mamá: Eres su niñera.
Bruna: Okei, má.
Mamá: No eres Dios como para cambiarle su vida, Bruna.
Bruna: ¿Qué tiene que ver Dios?
Mamá: ¿Qué vas a querer comer hoy?
Bruna: Una sopa de CODITOS.
Mamá: ¿Qué?
Bruna: Nada, gracias.
Mamá: ¿Y eso?
Bruna: No sé, se me fue el hambre.
Mamá: Bueno, me avisas después qué vas a querer.

Bruna está por irse y regresa.

Bruna: A Balam le gusta mucho la música.


Mamá: ¿Qué?
Bruna: Que a Balam le gusta mucho la música.
Mamá: ¿Cómo le va a gustar si ni siquiera responde a su nombre?
Bruna: A Balam le gusta el sonido del piano.
Mamá: ¿Por qué lo dices?
Bruna: Le puse música y le gustó mucho.
Mamá: ¿Sonrió?, ¿saltó?, ¿habló?, ¿dijo algo?
Bruna: No, se balanceó suavecito todo lo que duró la canción.
Mamá: Ay, Bruna.
Bruna: Vi sus ojos que eran diferentes. Sé que le gusta Rachmaninoff.
Mamá: Bruna, andas alucinando.

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Capítulo nueve

Bruna: Manos de Mantequilla, explícame eso de la nebulosa Roseta y la mamá de


Balam.
Manos de Mantequilla: No quiero.
Bruna: ¿Por?
Manos de Mantequilla: Porque no quiero.
Bruna: ¿Qué tienes, Manos de Mantequilla?
Manos de Mantequilla: Estoy triste.
Bruna: ¿Qué tienes?
Manos de Mantequilla: Me llevaron con un doctor para hacerme una prueba.
Bruna: ¿Estás enfermo?
Manos de Mantequilla: Creo que sí.
Bruna: Cuéntame qué pasó.
Manos de Mantequilla: Pues me “diagnosticaron”, así dijo el doctor.
Bruna: ¿Qué?
Manos de Mantequilla: Me dijeron que tengo algo muy raro en el cerebro, Miss.
Bruna: Ay, Dios. Ya dime todo Manos de Mantequilla.
Manos de Mantequilla: Me dijo el doctor que tengo dislexia, ¿usted sabe qué es
eso Miss?
Bruna: Medio he escuchado, ¿es cuando se te confunden las palabras, cierto?
Manos de Mantequilla: Sí, Miss, pero también otras cosas.
Bruna: ¿Qué cosas?
Manos de Mantequilla: Confundo la izquierda con la derecha.
Bruna: Eso es normal, desde niña se me va la onda con eso.
Manos de Mantequilla: Si me dicen números, los confundo no sé si van al principio
o al revés.
Bruna: Ay, pues también me pasa.
Manos de Mantequilla: Me van a reprobar porque me cuesta muchísimo trabajo
deletrear.
Bruna: Jijos, me pasa igual.
Manos de Mantequilla: No puedo coordinar mis manos, Miss.
Bruna: Me dejas con la duda.

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Manos de Mantequilla: Por eso nunca puedo atrapar el balón.
Bruna: Ya me quedé de a seis o de a siete, ¿o es el nueve? Ya no sé.
Manos de Mantequilla: Tengo un “trastorno de aprendizaje”. Nunca voy a ser un
portero profesional, estoy muy triste, Miss.
Bruna: Ven, deja te doy un abrazo. Vas a estar bien.
Manos de Mantequilla: ¿En serio?
Bruna: Sí, ya verás.
Manos de Mantequilla: ¿Usted cree que puedo ser portero cuando sea grande?
Bruna: Sí, yo creo que si te esfuerzas mucho, lo vas a lograr.
Manos de Mantequilla: Le creo.
Bruna: ¿Por?
Manos de Mantequilla: Porque seguro usted de niña soñó con ser una Miss y lo
logró, y es la mejor de todas, porque usted nos escucha.

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Capítulo diez

Bruna: ¿Quieres escuchar un poco más de música con piano?


Yo tampoco, hoy no tengo ganas.
Hoy no quiero recoger nada Balam.
Ya entendí que de ahora en adelante éste será mi trabajo.
Encontré mi sino.

Se le salen unas lagrimitas de sus ojos.

Bai bai a ser actriz.


Bai bai a la fama.
Bienvenida realidad.
Nunca me imaginé que sería esto: una maestra.
La Miss Bruna, qué caray.
Ve el desastre de este salón, ni eso sé hacer bien.
Todo mal en mi vida y ni siquiera como maestra puedo hacer las cosas bien.
Sólo sé cuidarte a ti, pero porque te quedas quieto y callado.
¿Y por dónde voy a empezar a recoger todo el material?

Balam mueve unas charolas de madera.

¿Qué haces, Balam?


¿Quieres ayudarme a recoger?
Bueno, si gustas, adelante.

Balam agarra diferentes materiales del salón y se les queda viendo.

Si quieres te voy explicando.


Estas figuras de madera las tienes que poner con el color que les corresponde.
Balam toma delicadamente las piezas de madera de colores y las va acomodando.
Ay, sí puedes.
¿Y si los acomodas con los que tienen la misma forma?

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Balam se le queda viendo a las figuras, y luego se dispone a hacer la separación de
cada una de ellas.
Correcto, lo haces muy bien.
Ahora pon cada material en la canasta que les corresponde.

Balam divide en cada una de las cestas lo que corresponde al material didáctico.

Perfecto, Balam.
Eres buenísimo para ordenar.
No sabía que podías hacer eso.
Sólo te falta colocar estos palitos por tamaño.
De chiquito a grande.
Balam concentrado en acomodar los objetos, no sólo por orden si no también por
ubicación en el espacio.
Ajá, así, así.
Wow, eres genial Balam.
Eres el mejor ordenador del mundo mundial.
Ni yo tengo la delicadeza ni la precisión que tú tienes.
Ningún niño de tu edad puede ordenar las cosas como tú.
Es impresionante.
Creo que tú y yo nos parecemos mucho.
Andamos solos por el mundo.
No sé cómo, pero creo que acabo de vivir algo extraordinario.
Eres extraordinario.

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Capítulo once

Bruna: Beto, ¿te puedo decir Beto?


Beto: Sí, puedes. ¿Qué pasó? Tengo un poco de prisa tengo que tomar un avión.
Bruna: Es sobre Balam.
Beto: ¿Qué tiene?
Bruna: Quisiera que me dijeras algunas cosas de él… es para hacer el expediente.
Beto: Dime.
Bruna: ¿Por qué le pusieron ese nombre?
Beto: Balam es un dios maya que visita el inframundo y el mundo que habitamos.
De hecho, también hay una constelación que se llama Balam.
Bruna: Qué bello.
Beto: Su mamá amaba las estrellas.
Bruna: Ah, ya entendí, por eso su mamá le puso ese nombre.
Beto: Sí, ¿cómo sabes?
Bruna: Me lo dijo un amigo de Balam.
Beto: ¿Cómo?, pero si él no habla.
Bruna: Ya sabe, cosas de niños.
Beto: Qué extraño. El caso es que su mamá falleció hace poco. Ella era astrofísica
igual que yo.
Bruna: ¿Y usted conoce la nebulosa Roseta?
Beto: Claro, su mamá descubrió discos protoplanetarios en él, ¿cómo sabe eso?
Bruna: Mera curiosidad, a mí también me gustan los astros.
Beto: ¿Necesita saber algo más?
Bruna: ¿Sabía que Balam tiene muchas habilidades?
Beto: ¿A qué se refiere con “muchas habilidades”?
Bruna: Puede ordenar las cosas del salón, es increíble, no sabe lo que hizo el otro
día, y además le gusta mucho el piano, quién sabe y hasta podría ser pianista
Beto: ¿Qué quiere decir?
Bruna: Pues las cosas maravillosas que veo de Balam.
Beto: ¿Se está burlando de mi hijo?
Bruna: No, no, al contrario. Intento decirle que su hijo es extraordinario.

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Beto: Mi hijo tiene un caso severo de autismo. Ha estado con muchas especialistas
y no han podido hacer mayor cosa. Dicen que no se puede esperar mucho de él, lo
más que puedo ofrecerle a mi hijo es que venga a una buena escuela y pueda
convivir con otros niños. Así que no juegue con eso.
Bruna: De verdad, no estoy jugando.
Beto: No tiene idea cuánto amo a Balam, y después cuando sucedió lo de su
mamá. No sabe lo complicado que es. Cuando escucho esas cosas que usted
dice… me va a poner loco.
Bruna: Creo que hay que saber escuchar y observar a su hijo de otra manera.
Beto: ¿Cómo?
Bruna: Mire, yo estudié teatro.
Beto: ¿Teatro? ¿No se supone que eres terapista de lenguaje, especialista en
casos de autismo como el de mi hijo?
Bruna: Sí, es que estudié teatro y… y… educación especial.
Beto: Ah.
Bruna: Sí, y en el teatro me enseñaron mucho a observar, y entrar en el mundo del
otro… ya sabe... y puedo ver que su hijo vive en un mundo que hay que entender.
Beto: ¿Me está diciendo que no comprendo a Balam?
Bruna: No, no es eso.
Beto: ¿Sabe qué? Después hablamos no entiendo por qué se quiere burlar de él y
de mí. Voy a pedir que otra maestra más capacitada se haga cargo de él.
Bruna: Pero…
Beto: Que tenga buena tarde, Miss.

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Capítulo doce

Bruna: Estoy agotada, tanta tensión hace que me desvanezca.


Quiero seguir leyendo mi revista en mi camita.
Al menos un dato más y ya.

Sabías que…
Al dormir, en un año, una persona promedio tiene hasta 1 460 sueños.

Bruna rodeada de la bóveda celeste. El espacio invadido de estrellas. En medio de


ellas, una nube de color rosa. Cientos de esporas pintadas con ese color. Miles de
estrellas tintineantes rodeando la flor.

Todo se mueve en cámara lenta.


De adelante hacia atrás y de izquierda a derecha.
Esto está loquísimo.
De adelante hacia atrás y de izquierda a derecha.
¿Es de verdad o es un sueño?
¿Una rosa en medio del espacio o una rosa es el espacio?
Lento, todo lento.
Balam y las olas...
Bruna y las flores...
Balam y Bruna...
Olas y flores
Las olas a losal...
Alosal las olas...
Balam y Malab...
Malab y Balam…
Y de pronto cuando las pequeñas estrellas se apagan.
Suena el mar.
Una ola que cae en la arena y castiga la playa.
La rosa espacial y la ola de mar.

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Juntos aquí conmigo.
Balam y yo abrazados.
Dios alrededor nuestro.

22
Capítulo trece

Sabías que...
El autismo no es una enfermedad, es una forma de desarrollo
diferente.

Bruna: Balam, hasta en el Sabías que… hay información sobre el autismo. Estuve
investigando, vi documentales en internet, encontré muchísimo material, es
interesantísimo, no pude parar de verlo, ahora entiendo muchas cosas sobre ti,
sobre tu mundo. Para empezar se trata de T.E.A. (Trastorno de Espectro Autista)
Dice que es un trastorno psicológico, y que se caracteriza por la intensa
concentración de la persona y eso hace que tenga problemas con la interacción
social. O sea… sólo eres diferente. No estás enfermo, no hay nada mal en ti.
Igual que yo.
¿Te cuento algo?
Después de investigar y de hablar con Manos de Mantequilla, fui al doctor, me
hicieron pruebas y sí tengo dislexia.
No es severo pero eso me hace entender tantas cosas de mí.
Si alguien me lo hubiera dicho de pequeña.
Siempre me sentí diferente, ahora entiendo por qué.
Me hicieron pensar que era tonta.
Ni tú ni yo somos tontos Balam.
Entendemos el universo de distinta manera.
Así que no te preocupes, aquí estamos los dos para ayudarnos.
¿Te puedo contar otra cosa?
Ayer tuve un sueño rarísimo.
Estaba en el espacio.
Veía el lugar que descubrió tu mamá, pude mirar un disco protoplanetario, el
comienzo de la vida.
Tu mamá debió ser bellísima, ¿verdad Balam? la más bella astrofísica.
Me la imagino con una gran sonrisa, inteligente, tomándote entre sus brazos.
El caso es que en mi sueño, estaba en el espacio y te veía ahí.

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Los dos flotando.
Nos dimos un abrazo.
Cerramos los ojos.
Tú te convertías en olas y yo en flores.
No me hagas caso, ya estoy enloqueciendo.
Te traje un regalo, es un teclado.
Es como un piano pero en chiquito.
Lo traje para tocarlo.
Es extraño, soy muy mala con mis manos pero con esto puedo concentrarme, algo
pasa que soy buena digitando en el piano.
Quiero compartírtelo.
Ay, eso de querer ser una artista integral.
De integral sólo tengo mi sandwich.
Esta pieza me gusta mucho, es de una persona que se llama Bach.
Es una sonata.
Escucha.
¿Te gusta?
Está linda, ¿no?
¿Me estás viendo a los ojos?
¿Balam?
No puede ser.
Es un flashazo de alegría, me ves.
Seguiré tocando.
Hola, soy Bruna. Como nombre de perro, guau, guau.

Balam boceta en su cara, una pequeñísima sonrisa.

¿Te gusta que te vea a los ojos?


Tranquilo, no me voy a acercar tanto.
Balam.
Ya sé lo que significa tu nombre.
Tu papá me lo dijo.
Es hermoso como esta pieza de piano.
Eres un dios jaguar.

24
El jaguar pequeño de constelación gigante.
Balam estás aquí conmigo escuchando el piano.
¿Qué dices?
¿Te gusta el piano, verdad?
Puedo escucharte.
De manera distinta pero puedo escucharte, Balam.
Ahora te toca a ti, adelante Balam. Tú toca el piano.

Balam se acerca lento al piano y pone un dedo en una de las teclas.

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Capítulo catorce

Bruna: Manos de Mantequilla, pude hablar con Balam


Manos de Mantequilla: ¿Sí?
Bruna: Entendí lo que me decías, él se comunica de manera distinta.
Manos de Mantequilla: Sí, Miss. Balam puede decir muchas cosas pero hay que
saberlo escuchar.
Bruna: Todo está en su mirada, ahí está Roseta, su mamá, sus palabras. No
manches quiero llorar de felicidad.
Manos de Mantequilla: Sí, Miss. Cuando uno se está quieto puede escuchar a
quien quiera. Así como usted conmigo. Usted me entiende, así como yo entiendo a
Balam.
Bruna: Y otra cosa más, Manos de Mantequilla.
Manos de Mantequilla: ¿Sí?
Bruna: Balam le gusta tocar el piano.

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Capítulo quince

Bruna: Beto, tengo que hablar con usted.


Beto: ¿Ahora qué? ¿No le pareció lo suficientemente grosera la última vez que
hablamos?
Bruna: No supe cómo decirle las cosas, disculpe. ¿Podemos hablar de nuevo?
Beto: No tengo tiempo, tengo que viajar otra vez.
Bruna: Entiendo que usted es un astrofísico muy importante, pero es de suma
importancia decirle algunas cosas.
Beto: Tiene razón, yo también tengo que comunicarle algo. Nos mudamos de
ciudad con Balam, me ofrecieron dirigir un centro de observación en una universidad
en el extranjero.
Bruna: Ay, Dios, siento que me desmayo.
Beto: ¿Está bien?
Bruna: No puedo seguir así. Mi mamá me va a matar, esto me va a costar la vida,
pero tengo que decirte la verdad Beto y más si están por irse. Yo no soy maestra.
Beto. ¿Qué?
Bruna: Y mucho menos soy especialista.
Beto: Pero si la directora me dijo que ustedes podían atenderlo.
Bruna: La directora es mi mamá.
Beto: Me engañaron.
Bruna: La verdad es que sí.
Beto: Los voy a demandar.
Bruna: Espere, sé que estuvo mal lo que hicimos y tal vez no lo logre entender pero
mi mamá intentaba hacer un bien para mí al darme este trabajo, pero no sabíamos
que vendría Balam, pensó que sería muy fácil, y luego resultó que él es
extraordinario y ahora que comprendo, ustedes están por irse y ya dije la verdad y
ya no sé qué más decir, así que mejor me callo.
Beto: Me estafaron, Bruna.
Bruna: Balam es un niño especial.
Beto: Eso ya lo sé.
Bruna: Si me da la oportunidad me capacitaré para trabajar con Balam, haré todo lo
necesario para trabajar con él de manera profesional.

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Beto: No, eso no va a pasar y además, nosotros ya nos vamos de la ciudad. Eso sí,
antes de irnos, la van a pagar caro.
Bruna: Entonces déjame despedirme.
Beto: No, nos mentiste.
Bruna: Sí, está muy mal, pero créame que lo puedo escuchar.
Beto: ¿Qué te pasa?, ¿te gusta ser cruel?, Deja en paz a mi hijo y no te burles de
él.
Bruna: Balam me habló de su mamá, me dijo que era hermosa e inteligente. Me
habló también de usted, me dijo que desea que lo mire a los ojos y también lo pueda
observar, él lo ama muchísimo. Son apenas un flashazos sus miradas pero de
verdad existe. Por favor, Beto, no se vaya. Balam quiere ser escuchado. Ah, y
también quiere que le regale un piano. Le encanta el sonido del piano y por si fuera
poco es el mejor ordenador del mundo mundial. Por favor, por favor, no se vaya.

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Capítulo dieciséis

Mamá: Quiero felicitarte, Bruna.


Bruna:¿De qué má?
Mamá:Por lo que hiciste.
Bruna: Pensé que me ibas a matar.
Mamá: Al principio sí, pero luego ya no.
Bruna: ¿Y por qué me quieres felicitar?
Mamá: Por no dejar que las cosas fueran como yo quería que fueran. Perdí el
rumbo de lo que buscaba al hacer esta escuela.
Bruna: ¿De verdad?
Mamá: La había hecho para cuidar y formar alumnos, y guiarlos de la mejor manera
para que no sufrieran en la escuela como a ti te pasó.
Bruna: No lo sabía.
Mamá: Yo sé que he sido una mamá que te ha presionado mucho en toda tu vida.
Bruna: Un poco sí.
Mamá: Una mamá quiere lo mejor para su hija.
Bruna: Supongo.
Mamá: Y me preocupaba muchísimo que no te estaba yendo bien de actriz.
Bruna: A mí también.
Mamá: No debí obligarte para que estuvieras aquí.
Bruna: Yo creo que fue la mejor decisión.
Mamá: Sí, fue bueno que estuvieras en la escuela, pero quizás es tiempo de que
regreses a lo que buscabas: la actuación. Yo te sigo apoyando hija, porque yo sé
que tú eres extraordinaria. Te quiero.
Bruna: Yo también te quiero, má, pero no será necesario regresar a ser actriz.
Mamá:¿Cómo?
Bruna: Que siempre pensé que eso era lo que quería, y después de lo que pasó…
ahora las cosas son diferentes.
Mamá: ¿Qué quieres decir?
Bruna: Pienso que lo que buscaba en realidad era la fama y ahora que fui maestra,
siento que mi vida tiene sentido, uno que nunca había tenido antes.
Mamá: Órale.

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Bruna: Me siento plena y feliz cuando soy maestra, má. Está loquísimo.
Mamá: No sabes el gusto que me da escucharte decir eso, no porque seas maestra
si no porque eres feliz haciendo lo que haces.
Bruna: ¿Sabes? Me encantaría ser terapista, saber más sobre la discapacidad que
tengo y poder ayudar a otros niños como Balam.
Mamá: Suena muy bien, Bruna.
Bruna: Sólo lamento muchísimo no haberme despedido de Balam y de su papá.
Mamá: Bueno...
Bruna: Beto se fue furioso con nosotras. ¿Van a cerrar la escuela por mi culpa?
Mamá: Hablé con él. Pudimos negociar. Me disculpé y le devolveremos todo su
dinero.
Bruna: ¿Y qué dijo?
Mamá: Aceptó las disculpas, no va a demandar ni nada. Estaba muy diferente.
Bruna: ¿Por?
Mamá: Dice que escuchó a Balam gracias a ti.
Bruna: ¿De verdad?
Mamá: Te dejó esto. Se tenían que ir de urgencia de viaje con Balam pero me dijo
que te diera esta carta. No sé qué le dijiste, pero te lo agradezco hija.

30
Capítulo final

Beto:
Querida, Bruna.
Te agradecemos muchisímo este tiempo de amor y dedicación a Balam. Quizás no
fue de la mejor manera, sin embargo también fue maravilloso que así sucediera.
Queremos decirte que sabemos que si no fuera por ti, por tu esfuerzo, y por
defender a Balam las cosas serían muy diferentes.
Pude escucharlo gracias a ti, lo miré a los ojos y por fin pude entender a mi hijo. Es
hermoso, gracias. De verdad, muchas gracias. Ahora puedo amar a mi hijo sin
complicaciones ni barreras que me habían puesto otras personas, tú me las quitaste
para comprender que mi hijo sólo es diferente.
¿Sabes qué fue lo que hice? Le compré un piano, y al tocarlo él se mece como una
luna que cae por la noche, ahora tiene un montón de piezas para ordenar todos los
días y es feliz. Mi hijo es feliz. Qué hermosas palabras.
Empieza ahora una nueva etapa para los dos, que esperamos sea maravillosa. Pero
no olvides nunca al pequeño Balam, que él te tiene grabado muy hondo, así como a
tus enseñanzas, que son las que le han permitido dar este gran paso hacia esa
independencia que todos quisiéramos que lograra algún día.
Gracias
Balam y Beto

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