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*Ayuda a su meditación*
*_• La parábola de la higuera (13:28-31)_*
Necesitamos tener sabiduría para discernir los tiempos. Jesús nos enseña a discernir Su
Segunda Venida por medio de ‘la parábola de la higuera’. Cuando su rama está tierna y brotan
las hojas, sabemos que el verano está cerca. Asimismo, las señales nos indican que el Hijo del
hombre está a las puertas (vv. 28-29, 13:14-25); estas señales acontecerán antes que pase
esta generación. La destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 fue una sombra de la
escatología universal. El juicio final se dará con el retorno del Hijo del hombre. Jesús dijo que el
cielo y la tierra pasarán, pero Sus palabras no pasarán, porque ciertamente volverá (v. 31). La
sabiduría está en discernir las señales de la segunda venida del Señor y en estar preparados.
_¿Cuál es la enseñanza de Jesús mediante ‘la parábola de la higuera’? ¿Qué debo considerar
como prioritario, considerando los cambios que se están dando actualmente?_
*_• Nadie conoce la fecha (13:32-37)_*
La actitud con la que debemos prepararnos para el día del Señor es ‘velar’. Jesús señala que
solo Dios conoce el día y la hora, porque dependen de Su soberana voluntad, y que ni Él ni los
ángeles tienen conocimiento de esto. Sin embargo, nos insta a “mirar, velar y orar” (v. 33). Es
necesario mantener una ‘tensión santa’ y ‘diligencia’ para los santos que vivimos los últimos
días. Jesús hace énfasis en la necesidad de ‘velar’ con ‘la parábola del hombre que deja su
casa a sus siervos’. Estos deben velar siempre, por cuanto no saben cuándo retornará su
señor. Si los halla durmiendo, su fidelidad entrará en duda. Sin embargo, habrá elogios para los
creyentes que velan en oración. ‘Velar en oración’ es una exhortación de amor del Señor hacia
nosotros.
_¿Qué necesitamos hacer, mientras esperamos el regreso del Hijo del hombre? ¿De qué debo
ocuparme, para velar con gozo aquel día que solo Dios conoce?_
*_• Una carta a Dios_*
Señor, reconozco que me he preocupado más por mi salud y comodidad, antes que preparar el
camino para Tu segunda venida. En ocasiones, me he quedado dormido pese a Tu advertencia
de velar y orar. Despierta mi espíritu; deseo ser un siervo fiel e íntegro, preparado para recibirte
en Tu Retorno.