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COMENTARIO DE TEXTO CLAROS VARONES DE CASTILLA

[E]L rey don Enrrique quarto, fijo del rey don Juan el segundo, fue ome alto de cuerpo e fermoso de
gesto e bien proporcionado en la conpostura de sus mienbros. E este rey, seyendo príncipe, dióle el rey su
padre la ciudad de Segovia e púsole casa y oficiales, seyendo en hedad de catorze anos.
Estovo en aquella ciudad apartado del rey su padre los más días de su menor hedad, en los quales
se dio a algunos deleites que la mocedad suele demandar e la onestedad deve negar. Fizo ábito dellos,
porque ni la hedad flaca los sabía refrenar, ni la libertad que tenía los sofría castigar. No bevía vino ni
quería vestir paños muy preciosos, ni curava de la cirimonia que es devida a persona real. Tenía algunos
moÇos acebtos de los que con él se criavan. Amábalos con grand afeción e dávales grandes dádivas.
Desobedesció algunas vezes al rey su padre, no porque de su voluntad procediese, mas por inducimiento
de algunos que, siguiendo sus proprios intereses, le traían a ello.

1. Resumen y estructura temática del texto (1 punto).


En el texto, el autor nos ofrece una serie de detalles en torno al aspecto, temperamento y
costumbres de Enrique IV. Comienza con una breve descripción física del monarca en las tres
primeras líneas. En el resto del primer párrafo, se aporta el dato biográfico de habérsele
entregado al futuro rey la ciudad de Segovia cuando era adolescente; este pormenor da pie a
todo el segundo párrafo, que consiste en una evocación del protagonista en esa etapa de su vida.
Este excurso sobre la adolescencia de Enrique IV puede subdividirse en cuatro partes: 1) la
inclinación del futuro rey por los placeres (líneas 1-5); 2) algunos hábitos característicos del
príncipe (5-7); 3) su particular relación con algunos otros jóvenes de la corte (7-9), y 4) la falta de
obediencia a su padre (9-12).

2. Identifique la obra y razone su ubicación del texto dentro de la trama (1 punto).


Pasaje de la obra Claros varones de Castilla, publicada por Fernando de Pulgar en 1486.
El pasaje figura en el comienzo mismo de la obra, tras el breve prólogo dirigido a la reina Isabel la
Católica. Se trata de los dos primeros párrafos del mucho más amplio retrato dedicado al rey
Enrique IV. La obra reúne hasta veintiuna semblanzas de personajes ilustres de la nobleza y el
clero castellanos que el autor ha conocido, a través de cuyas «hazañas» trata de poner de relieve
la grandeza del reino. Es natural que esa galería de figuras notables (sucesivamente conformada
por miembros de la alta y baja nobleza, de las órdenes militares, caballeros, cardenales,
arzobispos y obispos) esté encabezada por el de más elevada categoría, a saber: el monarca
mismo.

3. Señale los principales rasgos que caracterizan al texto y a la obra en general. Debe
ilustrar su respuesta con ejemplos del texto (1,5 puntos).
Algunos rasgos que caracterizan este pasaje, y que son propios asimismo del resto de
retratos de la obra, son, por un lado, la parquedad en la descripción física del biografiado, aquí
reducida apenas a solo tres detalles: la altura, hermosura y buena planta del rey; y por otro, el
hecho de adaptar su descripción moral al clásico esquema de las cuatro virtudes cardinales. Las
que en este fragmento entran en juego sobre todo son la templanza y la prudencia, evocadas
aquí ex contrario cuando se alude a la inclinación hedonista del príncipe y a su propensión a
dejarse llevar por la voluntad de otros. Con respecto a los rasgos de estilo del texto, podemos
mencionar, en primer lugar, la combinación de descripción y narración que en él se produce,
respectivamente en la primera parte del párrafo inicial (donde se acumulan los adjetivos) y en el
resto del texto (donde son más frecuentes los verbos). Además, apreciamos una marcada
tendencia a la claridad en la expresión y a la sencillez en la sintaxis, sin un uso abusivo de la
subordinación, aunque esta sí se encuentre en el fragmento («Desobedeció [...] a ello»). Propio
también de un discurso historiográfico que trata de ser claro y preciso es el uso de incisos
explicativos, frecuentes en el pasaje («hijo del rey don Juan el segundo», «seyendo príncipe»,
«su padre»). Llama la atención asimismo en el estilo del autor el recurso a las cláusulas
bimembres, o estructuras paralelísticas, tanto en el retrato físico («alto de cuerpo y hermoso de
gesto») como en el moral («la mocedad suele demandar y la honestidad debe negar», «ni la edad
flaca los sabía refrenar, ni la libertad que tenía los sofría castigar»).

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