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8-8-2014 Ciencia Cristiana - Artículos en español - La Oración y la Práctica

El t rat amient o en la Ciencia Crist iana

Sé que todos estam os v italm ente interesados en m ejorar nuestros tratam ientos para que sean m ás eficaces e instantáneos en sus resultados. Me gustaría
considerar algunos puntos im portantes respecto a dar un tratam iento en la Ciencia Cristiana.

En Ciencia y Salud, nuestra Guía nos dice: “Recordad que la letra y los argum entos m entales son sólo auxiliares hum anos para ay udar a poner al
pensam iento en arm onía con el espíritu de la Verdad y el Am or, que sana al enferm o y al pecador” (págs. 4 54 -4 55). Observ en que los argum entos m entales
y la letra de la Ciencia Cristiana no sanan al enferm o –-es sólo el espíritu de la Verdad y el Am or que hace el trabajo. Pero nosotros no esperam os a que la
Verdad y el Am or operen m ientras nos sentam os indolentem ente; hallam os que m ediante argum entos m entales correctos podem os rápida y eficazm ente
abrir las v entanas del cielo para que la Verdad y el Am or brillen por ellas y realicen el trabajo perfecto. erdad sea m i defensa.

Exactam ente donde se encuentra tu paciente, la Mente div ina está presente con toda su gloria, lista, deseosa y capaz de ilum inar la conciencia de tu paciente
con arm onía infinita. Es sólo el m esm erism o y m agnetism o anim al que parecen haber nublado el pensam iento y cerrado la puerta. Tu tratam iento debe
silenciar estas sugestiones m esm éricas (y hasta la sugestión de que hay sugestiones m alév olas) para que la v oz de Dios se pueda escuchar y la influencia de
Su v erdad se sienta en toda la experiencia del paciente. Tu paciente ha estado crey endo que existe discordancia de alguna clase, y que la paz y la arm onía son
ideales v agos que tiene esperanzas y deseos de obtener. Tu tratam iento debe inv ertir estas creencias falsas m ediante el reconocim iento de que la arm onía es
real; que existe y que la discordancia es irreal e inexistente.

Silenciando al m esm erism o

Por ejem plo, si un paciente v iene a ti con una creencia de cáncer, está crey endo que existe un sentido de las cosas doloroso, discordante, rebelde y feo, y él está
tratando de librarse de ese sentido. Tu tratam iento reconoce que puesto que Dios es Todo, puesto que Él llena todo el espacio e incluy e todo el poder, que por lo
tanto esa cosa fea, dolorosa, rebelde, discordante llam ada cáncer no tiene existencia. La Sra. Eddy nos dice en el libro de texto que es a v eces útil llam ar a la
enferm edad por su nom bre específico cuando estam os argum entando en su contra, señalándola literalm ente con el dedo y declarando con entendim iento
espiritual: “Tú no tienes existencia en el único y solo reino que Dios ha creado”. No es suficiente sim plem ente saber que la arm onía es real, sino que al m ism o
tiem po tenem os que saber que su opuesto, llam ado discordia, no existe. Recordarás que nuestro Maestro dijo una v ez: “Espíritu m udo y sordo, y o te m ando,
sal de él, y no entres m ás en él” (Marcos 9 :2 5). En otras palabras, él catalogó a ese espíritu m udo y sordo com o nada, no le adjudicó un lugar en el
pensam iento ni la experiencia de su paciente.

Es com o si tuv ieras una linterna m uy poderosa en la m ano y la prendes en los rincones oscuros de un closet, dem ostrando que, debido a la presencia de la luz,
la oscuridad no está allí. Es absolutam ente irreal e inexistente.

La enferm edad jam ás es una realidad física, ni una condición m ental errónea. Es tan sólo una creencia im personal falsa de que la arm onía y la perfección no
están presentes, que no son poderosas y reales. Tu tratam iento sabe que por el hecho de que hay tan solo una Mente div ina llena de ideas correctas, que, por
ende, no puede haber ninguna creencia falsa, ninguna conv icción m ental de la ausencia del bien ni la presencia del m al o la discordia. La única Mente
div ina le está dando a tu paciente la conv icción espiritual de que todo está bien, que la perfección es real, está presente y es eterna. Tu tratam iento dispersa
las nubes de la creencia falsa, la superstición y las ilusiones, para que la luz solar de la Verdad y el Am or pueda brillar sin obstáculos y rev ele la perfección y
el reino de los cielos.

La v erdad acerca del cuerpo

En todo tratam iento, estás silenciando la m entira acerca del cuerpo, para que la v erdad respecto a él pueda brillar y rev elar la creación perfecta. La
m ay oría de los pacientes v ienen a ti con la creencia o conv icción m ental de que el cuerpo es m aterial y que es discordante e im perfecto. Tu tratam iento
nunca le hace nada al cuerpo porque sólo estás tratando con conv icciones m entales en referencia al cuerpo; y sabes que Dios, la única Mente div ina, estando
siem pre presente y siendo om nipotente, im pele a tu paciente a abandonar el concepto falso acerca del cuerpo o identidad com o m aterial y discordante por el

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v erdadero sentido del ser com o espiritual y arm onioso. En clase pusim os m ucho énfasis en el hecho de que la m ay oría de los problem as del m undo se originan
en lo que pensam os sobre ese don nadie físico que no som os, en lugar de v alorar y apreciar a ese alguien espiritual que som os. El cuerpo no es m ás que nuestro
sentido de sustancia. Tu tratam iento m uestra que la sustancia es Espíritu y no m ateria. Por consiguiente, tu tratam iento rev ela un sentido espiritual de
identidad e indiv idualidad, que es arm onioso y libre.

En Rudim entos de la Ciencia Div ina nuestra Guía dice: “Al tratar a un paciente, no está de acuerdo con la Ciencia el tratar cada órgano del cuerpo”. (En
realidad no es Ciencia tratar ningún órgano de un cuerpo m aterial). Ella continúa: “Afirm ar que la arm onía es lo real y la discordancia lo irreal, y luego
atender especialm ente aquello que según la creencia del paciente está enferm o, es científico…” (pág. 1 3 :1 8). Notarán que no es la enferm edad sino sólo la
creencia en la enferm edad lo que se repudia. Por ejem plo, si tu paciente cree que su estóm ago está enferm o, tú no tratas el estóm ago, sino que v igorosam ente
repudias la creencia o conv icción m ental de que algo no funciona bien en el estóm ago y sustituy es esta conv icción equiv ocada con la v erdad absoluta, la
conv icción dinám ica de que el ser es arm onioso. Tu tratam iento no puede ser una sim ple declaración v aga de que Dios es Todo-en-todo; debe reprender
específicam ente la conv icción m ental de que algo no está funcionando correctam ente.

Tu tratam iento debe saber que por el hecho de que la Verdad es infinita, porque Dios es Todo-en-todo, los errores específicos no existen –ni siquiera los errores
específicos en que tu paciente parece creer. Por ejem plo, si alguien v iene a ti para que le des tratam iento por un tum or cerebral, no te lim itas a declarar que
Dios es Todo; sino que procedes a com pletar la com prensión específica de que puesto que sólo hay una Mente perfecta, que por lo tanto nadie puede creer en la
existencia de una acum ulación falsa de m ateria que pueda dañar la v ida, inteligencia y activ idad de uno de los hijos de Dios. Recordarás que en el
tratam iento de la Sra. Eddy para la dem encia en la página 4 1 4 del libro de texto ella enfatiza que no es suficiente conocer que la Verdad y el Am or
establecerán un estado saludable, sino tam bién “la im posibilidad de que la m ateria, el cerebro, pueda dom inar o trastornar a la m ente, sufrir o causar
sufrim iento”. La Sra. Eddy fue específica en su denuncia de errores específicos, y sus denuncias los anularon.

Tratando el dolor

En la m ay oría de los casos de enferm edad hay un argum ento de dolor que debe tratarse. Los pacientes están pensando que el dolor es algo de lo que quisieran
librarse. El dolor es, por supuesto, una creencia en que hay sensación discordante en la m ateria. Nunca tratam os el dolor. Si lo hiciéram os, estaríam os
considerándolo com o si fuera algo. Lo que hacem os es repudiar la conv icción m ental de que hay sensación inarm ónica en la m ateria con la absoluta
conv icción de que toda sensación está en el Alm a, y por consiguiente, es arm oniosa y placentera. El dolor es un argum ento: “Me duele, el Ego está herido”.
Esta m entira se repudia con la v erdad: “El y o, el v erdadero Ego, el Alm a, se siente m arav illosa, gloriosa y librem ente. ¿Cóm o podría el único y solo y o div ino
sentir algo que no sea arm onía espiritual? Al m anejar la creencia de dolor, es a m enudo im portante m anejar la creencia o conv icción de que hay una razón
para el dolor. Tu tratam iento de Ciencia Cristiana se da cuenta de que la única Mente div ina jam ás im pone el dolor, y que esta Mente es la única causa que
hay . El hom bre jam ás es un sistem a nerv ioso, consciente del físico; él es una idea espiritual consciente del poder de Dios. No hay nerv ios m ateriales que
traigan un m ensaje de aflicción. Solam ente hay ángeles santos que traen el m ensaje div ino de consuelo, paz y arm onía.

Ley

Al dar un tratam iento en la Ciencia Cristiana, siem pre estás tratando con el tem a de la ley . Las cosas no pasan porque sí. Siem pre hay una ley aplicable a
cada caso. Un árbol o una planta no crecen por casualidad, sino que se dice que germ inan y crecen de acuerdo a ciertas ley es naturales. Un autom óv il o un
av ión no sim plem ente existen, sino que son el resultado de la aplicación de ciertas ley es m ecánicas y aeronáuticas. Tú no existes sin ninguna explicación,
sino que hay un Principio que te respalda y que determ ina tu naturaleza, carácter y cualidades esenciales. Nada sucede sin una base, siem pre hay una razón
para todo. No puede haber efecto sin una causa. No puede haber un fenóm eno sin un principio o ley que sea el origen de su existencia y quién gobierna.

Al dar un tratam iento en la Ciencia Cristiana, es preciso negar las ley es m ateriales o m édicas y tam bién las ley es religiosas. Con m ucha frecuencia estas
ley es falsas tienen que ser reem plazadas por la v erdad sobre la ley . En el libro de texto, nuestra Guía dice: “Si Dios hace que el hom bre enferm e, la
enferm edad debe ser lo bueno, y su opuesto, la salud, debe ser lo m alo, porque todo lo que Él crea es bueno y perdurará para siem pre. Si la transgresión de la
ley de Dios produce enferm edad, es justo enferm arse; y no podríam os, aunque quisiéram os, y no debiéram os, aunque pudiéram os, anular los decretos de la
sabiduría. Es la transgresión de una creencia de la m ente m ortal, no de una ley de la m ateria ni de la Mente div ina, lo que produce la creencia en la
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enferm edad”(pág. 2 2 9 ). Perm ítem e enfatizar que es una transgresión de una creencia de la m ente m ortal, no es la transgresión de una ley de Dios ni una
ley de la m ateria la que causa la creencia en la enferm edad.

La teología falsa siem pre ha enseñado que la enferm edad es el resultado de la transgresión de la ley de Dios. Muchas personas creen que la enferm edad es el
castigo de Dios por algo m alo que han hecho. En otras palabras, un pecado. Ellas creen que el dolor ocurre com o resultado de infringir la ley div ina. Tu
tratam iento m uestra concluy entem ente que la ley div ina, la ley de Dios, nunca trae el dolor o la enferm edad. Su ley produce pureza, justicia, salud,
arm onía y libertad. Porque nuestra Guía nos dice que la ley de Dios puede sintetizarse en tres palabras “Dios es Todo”. De esto se desprende que si Dios es
Todo, no queda nada para castigar o ser castigado con enferm edad o dolor. Voy a repetir parte de la declaración y a m encionada de nuestra Guía: “Es la
transgresión de una creencia de la m ente m ortal, no una ley de … la Mente div ina, lo que produce la creencia en la enferm edad”. Ahora bien, ¿qué es una
creencia de la m ente m ortal? Es tan sólo una conv icción de que hay una m ente negativ a, que existe el pensam iento negativ o, o que hay una m ente aparte
de Dios. Es necesario repudiar esta conv icción m ental con la v erdad, con la conv icción div ina de que sólo existe una Mente, la Mente div ina, Dios. Entonces,
lo que sigue lógicam ente a esto es que com o no hay m ente m ortal, no puede haber enferm edad.

Toda ley consiste de dos partes: una declaración referente a lo que hay que hacer, y la fuerza o poder que pone en v igor este hecho o acto. Un niño jugando en
la v ereda puede decirle a un peatón: “Si pisa esa rajadura, v a a fracturar la espalda de su m am á”. Pero esto, por cierto, no es una ley , porque el niño no tiene
poder para hacer v aler esta ley o declaración falsa.

Lo m ism o sucede al m anejar las llam adas ley es de la falsa teología, es preciso v er que son solam ente creencias ignorantes y falsas, que no tienen fuerza ni
poder para hacer cum plir estas así llam adas ley es. Un m illón de sacerdotes pueden decir que si alguien no acepta las doctrinas de la iglesia católica v a a
tener problem as; pero ev identem ente esto no hace que sea así, porque no hay poder que dé v igor a tal creencia falsa.

A v eces oím os decir que los Científicos Cristianos v an a tener problem as a la larga porque no obedecen ciertas ley es naturales y m ateriales en lo que respecta
a dieta, m edicina, operaciones y otras cosas así. Pero esto no es una ley , porque no hay poder que la haga cum plir. Es solo creencia falsa y la com prensión de
que sólo existe una ley y que es la ley del bien que produce arm onía la hace desaparecer.

Casi todo caso de enferm edad denota la creencia de que la persona ha quebrantado alguna ley m aterial o m édica, que ha com ido algo que no debería haber
com ido, que se ha expuesto a un clim a m alsano o que ha cedido a conflictos em ocionales, m entales y m orales que han trastornado su sistem a. Nuev am ente
aquí v oy a citar el libro de texto: “Es una transgresión de una creencia de la m ente m ortal, no de una ley de la m ateria ni de la Mente div ina, lo que produce
la creencia en la enferm edad”. Tu tratam iento debe declarar con conocim iento que no hay ninguna ley de la m ateria, porque la m ateria no existe. Y tu
tratam iento debe ir un paso m ás adelante y reconocer que debido a que Dios es la única y sola Mente, que por lo tanto no puede haber una creencia de la
m ente m ortal, una creencia en una m ente separada de Dios que puede hacer reglas y ordenanzas que afecten la salud y la arm onía del hom bre.

Tu tratam iento v a m ás allá y m uestra que no hay conflictos em ocionales en la experiencia del hom bre, y a que Dios es om nipotente y no hay poder que
pueda contender con la om nipotencia y producir conflictos. Tu tratam iento afirm a algo m ás, es decir, que la ley de Dios está en operación, según está
expresada en el prim er capítulo del Génesis donde leem os: “Sea la luz; y fue la luz”(Gen. 1 :3 ). Esta ley div ina está perpetuam ente en funcionam iento en la
experiencia de tu paciente diciendo: “Hagam os al hom bre a nuestra im agen, conform e a nuestra sem ejanza; y tengan ellos dom inio” (Gén. 1 :2 6 ). Tu
tratam iento sabe que la ley de Dios está en operación y que hace que tu paciente v ea todo a trav és de los ojos de Dios, que contem ple todo com o “bueno en
gran m anera” (Gen. 1 : 3 1 ).

Al dar un tratam iento en la Ciencia Cristiana tenem os el derecho y deber de saber que el tratam iento no inv oca la ley de Dios, ni es una aplicación de la ley
div ina. Tu tratam iento, por ser la palabra de Verdad, es la m ism a palabra de Dios, es la m ism a ley de Dios en operación. Es una ley para el caso, una ley de
arm onía y salud. Tiene todo el poder de la om nipotencia respaldándolo y dándole fuerza. Tam bién sabes que no hay ley religiosa o m aterial que pueda
rev ertir, desobedecer ni anular la operación de esta poderosa ley de Dios según está expresada en tu tratam iento.

Al dar un tratam iento en la Ciencia Cristiana, com prende que no hay ley que dice que llev a tiem po sanar. No llev a tiem po sanar un corazón quebrantado,
un hueso fracturado, una tendencia a la infelicidad, un sentim iento herido, un cáncer, tuberculosis, artritis ni ninguna otra llam ada enferm edad. Tu
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tratam iento sabe que no se requiere tiem po para sanar, se requiere la Verdad. Si has estado crey endo que dos m ás dos son cinco, ¿cuánto tiem po te llev a
cam biar tu pensam iento sobre el asunto y saber la v erdad de que dos m ás dos son cuatro? Por supuesto, lo puedes hacer instantáneam ente, y tendrías
resultados instantáneos en tus cálculos. De la m ism a m anera, si tu paciente ha estado crey endo que tiene una fea llaga rebelde y dolorosa llam ada cáncer, no
hay absolutam ente nada que le im pida cam biar instantáneam ente esa creencia falsa por la v erdad de que tiene un sentido de las cosas herm oso, arm onioso,
glorioso y m arav illoso, en el que no hay ningún tipo de discordancia. No hay ley que dice que le llev ará tiem po aceptar este concepto v erdadero y correcto,
por eso tu paciente está y a preparado para aceptarlo ahora m ism o. Puede hacerlo en un abrir y cerrar de ojos, y puede lograr buenos resultados
inm ediatam ente; porque ha reem plazado la falsedad por la v erdad. Tus tratam ientos nunca sanarán m añana, son eficaces hoy , en este m om ento, en este
m ism o instante. Repudia el falso sentido de tiem po con el m ism o v igor que repudias lo que ha sido llam ado m ateria.

Venciendo la falsa creencia en la herencia

En m uchos casos tienes que v encer la creencia en la herencia. Las personas generalm ente han creído que son criaturas m ateriales y que la m ateria de la que
han sido creadas v iene del cuerpo m aterial de una m adre m aterial. Creen, en m ay or o m enor grado, que sus características están determ inadas por la
personalidad hum ana del padre y la m adre. Han creído, a su v ez, que su m adre y padre prov ienen de abuelos m ateriales. La m ay oría de los pacientes creen
hasta cierto punto en una línea de creación m aterial. Tu tratam iento debe rom per esta creencia de herencia m aterial com o la rom pió el Maestro. Recordarás
que dijo: “Salí del Padre, y he v enido al m undo” (Juan 1 6 :2 8). Él v io que Dios era su padre y m adre, la fuente de su ser, y sabía que su v ida no estaba
determ inada por el pensam iento de sus así llam ados progenitores. Tu tratam iento debe declarar con v alentía que tu paciente salió del Padre. Tiene que ser
una ley de herencia v erdadera. Debe m ostrar que el Principio div ino es el Padre y la Madre del hom bre, es la única fuente de su ser y produce arm onía
infinita.

Jerem ías entendió esta ley v erdadera de la herencia cuando escribió: “En aquellos días no dirán m ás: Los padres com ieron las uv as agrias y los dientes de los
hijos tienen la dentera” (3 1 :2 9 ). No hay ley m aterial ni religiosa que diga que un hijo debe sufrir debido a un sentido m ortal de progenie. No hay ley que
diga que debe m anifestar m alas tendencias, características ni im perfecciones.

No obstante, tu tratam iento no tiene que ser un tratam iento “a pesar de”, pensando que tus pacientes pueden estar bien y sanos a pesar de los defectos e
im perfecciones de sus padres, abuelos, bis abuelos y dem ás antepasados. Jesús una v ez hizo la pregunta: “¿Quién es m i m adre?” (Mat. 1 2 :4 8). La respondió
diciendo que los que hacen la v oluntad de su Padre que está en el cielo son sus parientes. Él tenía un pensam iento claro que su m adre era obediente a la ley de
Dios tanto com o lo era él. Declara a m enudo en tus tratam ientos que tu paciente sale del Padre en quién no hay v ariación ni som bra de m udanza. Regocíjate
adem ás de que sus así llam ados padres salen del m ism o Padre, y que por consiguiente son perfectos.

Recordarás cuando le preguntaron al Maestro: “¿Quién pecó, éste o sus padres, para que hay a nacido ciego?” (Juan 9 :2 ). Él se rehusó a identificar al hom bre
o a sus padres con el pecado. Dijo: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se m anifiesten en él” (Juan 9 :3 ). Esta declaración era
una ley , la ley que anuló com pletam ente toda creencia en la herencia m aterial, no solam ente para el hom bre sino para sus padres. Él sabía que todos
prov enían del Padre y eran perfectos. En esto no había ningún razonam iento “a pesar de”. Esta es la razón, naturalm ente, por la que el hom bre tuv o una
perfecta curación de ceguera.

Así com o tu tratam iento sabe que los hijos no pueden sufrir por las equiv ocaciones de sus padres, de igual m odo, tu tratam iento debe tam bién saber que los
padres no pueden sufrir debido a los errores de sus hijos. A m enudo tienes que ay udar a los padres a v er que no v an a ser felices, estar en paz y bien a pesar de
las acciones inconsideradas de sus hijos; sino que v an a ser felices y libres debido a la ley del Am or operando tanto en ellos com o en sus hijos.

La Ciencia Cristiana es fácil

El año pasado escuché a una Científica Cristiana decir que no hay nada de fácil en la dem ostración de la Ciencia Cristiana. Dijo que no hay nada en la Biblia
ni en el libro de texto de la Ciencia Cristiana que enseña que la aplicación de la Ciencia Cristiana es fácil. Me hubiera gustado desafiar tal asev eración. Jesús
dijo: “Llev ad m i y ugo sobre v osotros, y aprended de m í… porque m i y ugo es fácil, y ligera m i carga” (Mat. 1 1 : 2 9 ,3 0). Y nuestra Guía dice en la página 4 6 2
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del libro de texto: “Nada hay de difícil ni penoso en esta tarea, cuando se ha señalado el cam ino; pero sólo la abnegación, la sinceridad, el cristianism o y la
persistencia ganan el prem io, com o generalm ente lo hacen en todas las activ idades de la v ida”. El Maestro dijo: “¿Qué es m ás fácil, decir: Tus pecados te son
perdonados, o decir: Lev ántate y anda?” (Lucas 5:2 3 ). Puso énfasis en que am bos son igualm ente fáciles. Alguien le preguntó a la Sra. Eddy una v ez: “Si la
Ciencia Cristiana es lo m ism o que enseñó Jesús, ¿por qué no es m ás sencilla, para que todos puedan entenderla fácilm ente?” Esto se encuentra en la página
53 de Escritos Misceláneos. Nuestra Guía contestó en parte: “La Ciencia Cristiana es sencilla, y los niños la entienden fácilm ente; sólo el pensam iento educado
en dirección opuesta la encuentra abstracta o difícil de percibir. Lo que la hace parecer abstracta es el m isterio de la piedad; y la piedad es sencilla para los
piadosos; m as para los que carecen de espiritualidad, los im píos, es oscura y difícil”.

La teología falsa ha dicho durante siglos que es fácil ser m alo y difícil ser bueno; pero el hecho de decirlo no hace que sea así. ¿Puedes concebir a un Padre
celestial estableciendo ley es que son tan difíciles de entender y usar que Sus hijos las encuentran m uy difícil y casi im posible de obedecer?

Alguien le preguntó una v ez a un niñito por qué decía la v erdad. Respondió: “¡Ah, éso es fácil! porque entonces no tienes que acordarte de lo que dijiste”. Yo
digo con conv icción absoluta: “Es m ucho m ás fácil ser un buen Científico Cristiano que no serlo”. Cuando escucho en la telev isión sobre la necesidad de usar
tal o cual m edicam ento para tal o cual dolencia y hay m iles de rem edios m ateriales, todo suena m uy difícil y com plicado para m í, y sin duda encuentro m ás
fácil recurrir a Ciencia y Salud para encontrar m i salud y arm onía, en lugar de recurrir a rem edios m ateriales. Cuando escucho sobre los problem as de los
alcohólicos, cuando m e entero de los dolores de cabeza que tienen al día siguiente com o resultado de borracheras, reconozco v erdaderam ente el hecho de que
el cam ino de un buen Científico Cristiano es m ucho m ás fácil.

Cuando leo o escucho acerca del núm ero de personas que m ueren anualm ente de cáncer de pulm ón causado por los cigarrillos, estoy seguro que la Ciencia
Cristiana ha hecho m i cam ino fácil al protegerm e de algo tan nociv o.

Cuando escucho a la gente decir que es m ucho m ás fácil ser presbiteriano, luterano, bautista o católico, por cierto que lo pongo en tela de juicio. No lo creo ni
por un instante.

En su libro: “Cóm o v iv ir 3 6 5 días del año”, el Dr. John A. Schindler hace la siguiente interesante declaración: “Las iglesias son nuestra cuarta influencia
educativ a m ás im portante. Com o las escuelas, ellas tam poco tienen un program a consciente para desarrollar éstasis em ocional. La religión según se la
concibe en las iglesias, no prov ee a sus m iem bros ni al clero el tipo de em ociones que los salv a de tener enferm edades inducidas em ocionalm ente. El clero en
m i experiencia tiene enferm edades funcionales lo m ism o que cualquier otro grupo. Solam ente entre los cuáqueros y los Científicos Cristianos existe una
apreciable falta de enferm edades inducidas em ocionalm ente. Lo digo sin prejuicio; no pertenezco a ninguna de esas dos denom inaciones” Les digo
v erdaderam ente que es m ás fácil ser un Científico Cristiano y ev itar las enferm edades inducidas em ocionalm ente, de lo que es tom ar el cam ino de la carne y
experim entar las m olestias de enferm edades y conflictos.

Al practicar la Ciencia Cristiana, tienes que declarar a m enudo que todo lo que sea correcto para ti hacer, es fácil para ti hacerlo. Dios no crearía un sendero
correcto para nosotros y después lo haría difícil de seguir. Todo lo que aprendem os a hacer bien es el resultado de redefinir nuestro problem a, o sea, de hacerlo
fácil en lugar de difícil. Cuando aprendiste a cam inar, tus padres no te dijeron lo difícil que era; sino lo fácil que era. Y después, al poco tiem po, y a estabas
cam inando. Si ellos te hubieran conv encido de que era algo m uy difícil de hacer, tal v ez nunca hubieras aprendido a cam inar. Sucede lo m ism o cuando
aprendes a nadar. Un buen instructor no te dice que es algo m uy difícil, sino que te alienta a que pienses que es fácil. Cuando aprendiste a escribir, o a tocar
el piano, o a andar en bicicleta, o a dom inar los palos de golf, abordaste una situación que te parecía difícil en un principio y la redefiniste en térm inos que la
hicieron fácil de realizar.

Ahora te v oy a dar una irrev ocable ley de Dios: Esto no es m i opinión hum ana, ni tiene un ápice de teología falsa. La Ciencia Cristiana es fácil de dem ostrar.
Todo el poder de Dios está detrás de esta ley y la hace cum plir. Es fácil sanar al enferm o, resucitar m uertos, lim piar leprosos y echar fuera dem onios. Al
ay udar a sus discípulos a aceptar esta sim ple ley , el Maestro dijo: “Si tuv iereis fe com o un grano de m ostaza,”(la sem illa m ás pequeña en que pudo pensar)
“diréis a este m onte: Pásate de aquí allá, y se pasará” (Mat. 1 7 : 2 0) no indicó que fuera una tarea difícil, com o tam poco indicó que tienes que tener una
enorm e fe o entendim iento. Él sabía que lo poco que tienes, si lo usas, iba a ser suficiente para hacer el trabajo.

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Si y o estuv iera al frente de las llam adas fuerzas del m al y quisiera detener las obras sublim es de la Ciencia Cristiana, usaría este argum ento: “La Ciencia
Cristiana puede ser una religión herm osa y v erdadera, pero es m uy difícil de entender y dem ostrar”. Y creo que si pudiera conseguir que los Científicos
Cristianos escucharan esa sugestión, no pasaría m ucho tiem po antes de que atray éram os cada v ez m enos gente a nuestras iglesias.

En tu práctica de la Ciencia Cristiana, la m ay oría de los pacientes que acuden a ti para que los ay udes y a han sido engañados por esta sugestión errónea, que
la Ciencia Cristiana es difícil de com prender y dem ostrar. Tú debes anular esta m entira y m ostrarles que en realidad es m uy sencilla de entender y poner en
práctica.

Si le estás enseñando a un niño a tocar el piano y lo haces sonar y considerar tan difícil que el niño cree que es algo que le v a a ser dem asiado difícil dom inar,
v as a perder un alum no. Si en tu práctica dices o haces algo que suene com o que la Ciencia Cristiana es dem asiado difícil, v as a perder a tu paciente.

¿Sabes por qué los m édicos usan palabras de cinco y seis sílabas en los nom bres que les dan a las enferm edades y por qué ponen sus recetas “en difícil”? Es
para im presionar al paciente con su v asto conocim iento, haciendo sonar a toda la práctica de la m edicina m uy com plicada. Los siquiatras y sicólogos hacen
lo m ism o. Los m inistros religiosos tam bién han tratado de im presionar al público con sus conocim ientos profundos, al hacer que todo el tem a suene m uy
profundo y com plicado. Hasta en la Ciencia Cristiana, hay quienes la harían sonar tan difícil, com plicada y profunda, que tienen la tendencia a alejar a las
m ultitudes. Atraen a unos pocos intelectuales que, com o ellos, desean pensar que todo, inclusiv e la religión, es difícil y profundo.

Te ruego que ev ites esta horrible tram pa. Mantén tu Ciencia Cristiana en térm inos sim ples. Regocíjate m uchas v eces por día en lo fácil que es entenderla y
usarla, y ay uda a cada paciente a v er que es m ás fácil ser un Científico Cristiano que no serlo.

En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, nuestra Guía dice: “Si una sensación de m alestar produce sufrim iento y una sensación de bienestar [la palabra en
inglés es “ease” que tam bién significa “facilidad, sosiego, serenidad”] es un antídoto contra el sufrim iento, la enferm edad es m ental, no m aterial” (pág. 2 7 0).
En este pasaje nuestra Guía indica que razonar del lado del bienestar, de la serenidad, el sosiego y la facilidad de su operación, es el antídoto para el
sufrim iento. Mientras que pensar en térm inos de dificultad es traer su opuesto y la enferm edad m ism a.

Déjam e repetir esta ley fundam ental de la Ciencia Cristiana, que es fácil de com prender y dem ostrar la ley de Dios. Predica esta v erdad desde la cim a de tu
práctica de la Ciencia Cristiana, y atraerás a personas a tu oficina y tráelas a nuestras iglesias.

Alguien dijo recientem ente: “Sí, pero la Sra. Eddy indica que la Ciencia Cristiana es difícil para el pensam iento educado en el m aterialism o, difícil para
quienes están enredados en el pecado”. Por supuesto, si estás pensando en ti m ism o o en tus pacientes en tales térm inos, no estás aceptando los hechos básicos
de la Ciencia Cristiana que incluy en a un Dios perfecto, univ erso perfecto y hom bre perfecto, y desde luego, te resultará difícil a ti. Pero nada es jam ás difícil
para Dios ni para el hom bre hecho a Su im agen y sem ejanza. En tu práctica espero que tus pacientes te estén diciendo: “¡La haces sonar tan fácil!”.

El Cristo sanador

Al dar un tratam iento en la Ciencia Cristiana reconoces, claro está, que por ti m ism o no puedes hacer nada; sino que puedes hacerlo todo en Cristo que te
fortalece. Es el Cristo, Em anuel, el Ungido, el Salv ador que prende el faro de la Verdad a toda fase del error, y rev ela su nada. Es el Cristo el que echa fuera
dem onios al dem ostrar que son im postores y por ende im posibles. Es el Cristo contigo en la conciencia que rom pe el m esm erism o e ilum ina el pensam iento de
tu paciente. Es el Cristo que abre las v entanas del cielo para que la Verdad y el Am or brillen a trav és de ellas e ilum inen la experiencia de tu paciente.

Jam ás pienses en tu tratam iento sobre una base personal, com o tuy o. Es siem pre el Cristo, el Mesías, m anifestándose a sí m ism o, aún el m ism o Cristo o
Mesías que se expresó a sí m ism o en la experiencia de Jesús de Nazaret. Ese Cristo nunca nos ha dejado. Dice: “He aquí y o estoy con v osotros todos los días,
hasta el fin del m undo” (Mat. 2 8:2 0). Este Cristo fue escuchado en el cam ino a Dam asco y rom pió el m esm erism o que estaba cegando a Saulo de Tarso, e
im pidiéndole v er la realidad div ina. Fue el m ism o Cristo que le dio a Martín Lutero su v alor; el Cristo que rom pió el m esm erism o de la jerarquía de Iglesia
Católica Rom ana y le perm itió a Lutero traer al m undo un sentido m ejor de religión y de la relación del hom bre con Dios. Por supuesto que es el m ism o Cristo
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8-8-2014 Ciencia Cristiana - Artículos en español - La Oración y la Práctica
que estuv o presente con Mary Baker Eddy , y que rom pió el m esm erism o de la enferm edad y teología falsa y la capacitó para v er la herm osa v erdad que ella
ha traído al m undo. Es este Cristo contigo, presente en cada uno de tus tratam ientos, que rom pe el m esm erism o y rev ela la creación com o es, com o Dios hace
que sea. Regocíjate porque el Maestro nos ha m ostrado concluy entem ente que nuestro Cristo no puede ser crucificado. Ha bajado de la cruz y es triunfante.
No hay nada que pueda detener su m ano, ni im pedir que actúe. Salv ó a otros y puede v erdaderam ente salv arse a sí m ism o en nuestra conciencia. Es un
Cristo resucitado, un Cristo que prueba la inexistencia de la m uerte. Es un Cristo inm ortal, que sale del sepulcro y continúa predicando el ev angelio
triunfalm ente. Es el Cristo ascendido, es decir, el Cristo que entiende que jam ás ha descendido. Nunca estuv o separado del Padre, sino que se sienta por
siem pre a la diestra de la Om nipotencia en las alturas.

Es el Cristo en tu tratam iento que cam ina por encim a del agua, que tiene dom inio com pleto sobre toda creencia m aterial. El Cristo en tu tratam iento sana al
enferm o y resucita m uertos. El Cristo que es tu tratam iento le da v ista al ciego y oído al sordo, tanto hoy com o en la época de nuestro Maestro.

¿Qué te parece que pasaría en tu oficina de practicista si Jesús de Nazaret estuv iera allí? Naturalm ente, no podrían ocurrir m ás que m uchas obras
poderosas. Regocijém onos en el hecho de que la sustancia de nuestro Maestro, el Cristo, está allí m ism o con nosotros en nuestro tratam iento, porque él dijo:
“He aquí y o estoy con v osotros todos los días”. La v erdadera sustancia espiritual del Maestro, su identidad v erdadera, su indiv idualidad, no está lejos en
tiem po y espacio, sino que siem pre está con nosotros, dándonos inspiración espiritual para hacer las obras que él hizo y aún m ay ores que ellas, porque
nosotros, tam bién, recurrim os al Principio de todo ser.

Nuestro Cristo nunca es un predicador triste ni desilusionado en las colinas de Palestina. No es un líder religioso de hace dos m il años. No es un sistem a
abstracto de pensam iento científico. Es la presencia v iv iente, palpitante del Am or div ino, m orando en tu conciencia y en la m ía. Él se está ocupando de los
negocios del Padre, produciendo y rev elando el bien eternam ente, no sólo en nuestros asuntos, sino en la experiencia de todas las personas con las que estam os
en contacto. El Cristo es el v erdadero Em anuel, Dios con nosotros eternam ente.

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