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Huesos de La Cara.
Huesos de La Cara.
Mandíbula Superior:
La mandíbula superior es una estructura compleja compuesta por 13 huesos, cada uno
desempeñando un papel crucial en la arquitectura facial. De estos, solo uno es medio e impar,
conocido como el vómer, que se sitúa en el centro de la línea media. Los restantes son pares y
laterales, dispuestos simétricamente a ambos lados de la línea media.
Maxilares: Estos huesos constituyen la base de la mandíbula superior y son esenciales para la
formación del arco dental superior. Su función abarca desde el soporte dental hasta la
participación en la formación de la cavidad nasal.
Huesos Palatinos: Situados en la parte posterior de la cavidad nasal, estos huesos son
fundamentales para la formación del paladar.
Cornetes Nasales Inferiores: Estos huesos desempeñan un papel clave en la regulación del flujo de
aire nasal y la humidificación.
Huesos Cigomáticos: Conocidos comúnmente como pómulos, estos huesos son esenciales para la
conformación y expresión facial.
Mandíbula Inferior:
La mandíbula inferior es singular en su naturaleza, ya que está constituida por un solo hueso: la
mandíbula. Esta estructura desempeña un papel vital en la articulación temporomandibular y
facilita funciones esenciales como la masticación y el habla.
En resumen, los huesos de la cara no solo contribuyen a la estética facial, sino que también son
cruciales para funciones cotidianas como la alimentación y la respiración. La complejidad y la
interconexión de estos huesos reflejan la ingeniería precisa del cuerpo humano, destacando la
importancia de esta región en la anatomía general.
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El maxilar se encuentra superior a la cavidad bucal, inferior a la cavidad orbitaria y lateral a las
cavidades nasales. Su posición estratégica le permite contribuir significativamente a la formación
de las paredes de estas tres cavidades, lo que es crucial para su funcionalidad y protección.
Una característica distintiva del maxilar es su articulación con el maxilar del lado opuesto,
formando así la mayor parte de la mandíbula superior. Esta conexión asegura la estabilidad y
estructura adecuada de la región facial, permitiendo funciones como la masticación y la
articulación maxilofacial.
La superficie externa del maxilar exhibe una configuración irregular, aunque se puede identificar
una forma cuadrilátera. La distinción entre una cara lateral y otra medial es crucial para
comprender su contribución a las distintas cavidades y estructuras adyacentes. Además, se
pueden identificar cuatro bordes que delimitan y definen la forma del maxilar.
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La cara lateral del maxilar es una región anatómica rica en detalles y funciones específicas.
Analicemos sus características clave:
A lo largo del borde inferior de la cara lateral, se encuentran salientes verticales que corresponden
a las raíces de los dientes.
Destaca la eminencia canina, un saliente pronunciado determinado por la raíz del canino.
Medialmente a la eminencia canina, se observa la fosa incisiva o fosita mirtiforme, y justo superior
a esta, se inserta el músculo depresor del tabique nasal.
Ubicada superiormente a los relieves de las raíces dentales, la cara lateral del maxilar se proyecta
lateralmente formando la apófisis cigomática.
La apófisis cigomática tiene tres caras, tres bordes, una base y un vértice.
Presenta un surco infraorbitario que se continúa con el conducto infraorbitario, por donde pasan
nervios y vasos infraorbitarios.
La pared superior del conducto infraorbitario muestra una sutura que se forma durante el
desarrollo embrionario.
La fosa canina, inferior al orificio infraorbitario, está relacionada con el músculo elevador del
ángulo de la boca.
Presenta orificios de los conductos alveolares para vasos y nervios alveolares superiores
posteriores.
El borde anterior de la apófisis cigomática forma el tercio medial del borde infraorbitario de la
órbita.
El borde posterior separa la cara orbitaria de la cara infratemporal y constituye el borde inferior de
la fisura orbitaria inferior.
La base de la apófisis cigomática ocupa los tres cuartos superiores de la cara lateral del maxilar.
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La cara medial del maxilar, dividida en dos partes desiguales por la apófisis palatina, es una región
anatómica clave que participa en la formación del tabique nasal y presenta diversas estructuras y
características. Analicemos en detalle cada una de sus componentes:
a) Apófisis Palatina:
Es una lámina ósea triangular y aplanada, que se articula en la línea media con la del lado opuesto,
contribuyendo a formar el tabique que separa las cavidades nasales de la cavidad bucal.
Cara Superior:
Cara Inferior:
Rugosa, perforada por orificios vasculares y a menudo excavada por un canal oblicuo anterior y
medialmente, por donde pasan arterias, venas y nervios palatinos mayores.
Bordes:
Borde Posterior: Transversal, tallado en bisel a expensas de la cara superior, articulándose con la
lámina horizontal del hueso palatino.
Borde Medial: Más grueso anteriormente, estriado verticalmente por muescas dentadas que se
engranan con las de la apófisis palatina del lado opuesto. Presenta una cresta nasal que forma una
prominencia superior llamada cresta nasal, y una espina nasal anterior en su extremo anterior.
Borde Inferior: La articulación de las dos apófisis palatinas se manifiesta por la sutura palatina
media y el agujero incisivo que da acceso al conducto incisivo.
Situada inferiormente a la apófisis palatina, es una superficie estrecha y rugosa entre la apófisis
palatina y el arco alveolar.
Presenta un amplio orificio, el hiato maxilar, que da acceso al seno maxilar y está dividido por una
fisura palatina.
Superiormente al hiato maxilar, la cara medial está excavada por depresiones que forman las
celdas etmoidomaxilares.
Posterior al hiato maxilar, la superficie ósea se divide en dos zonas rugosas por un canal oblicuo,
formando el conducto palatino mayor.
La compleja anatomía de la cara medial del maxilar destaca su papel en la separación de las
cavidades nasales y bucal, así como en la formación de estructuras cruciales como el tabique nasal
y el seno maxilar.
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Maxilar:
1. Borde Superior:
Frente al hueso lagrimal, presenta una escotadura que contribuye al borde lateral del orificio de
entrada del conducto nasolagrimal.
Cara lateral dividida por la cresta lagrimal anterior en partes anterior y posterior.
Parte posterior: Ocupada por un canal que forma parte del surco del saco lagrimal.
Cara medial forma parte de la pared lateral de las cavidades nasales, con rugosidades articulares y
una cresta oblicua anterior e inferior denominada cresta etmoidal.
Bordes:
Posterior se une al borde anterior del hueso lagrimal y se continúa con el labio anterior del surco
lagrimal en la cara medial del maxilar.
Superior es estrecho y dentado, correspondiéndose con la parte lateral del borde nasal del hueso
frontal.
3. Borde Anterior:
Escotado en su parte media, limita con el borde del maxilar opuesto la abertura piriforme o
abertura nasal anterior.
4. Borde Posterior:
En sus extremos presenta dos superficies rugosas: trígono palatino y apófisis piramidal del hueso
palatino.
El trígono palatino se articula con la apófisis orbitaria del palatino, limitando anteriormente el
trasfondo de la fosa infratemporal.
Hueso Lagrimal:
1. Cara Lateral:
Parte posterior: Lisa, en el mismo plano que la lámina orbitaria del etmoides.
Parte anterior: Excavada por un canal vertical que forma el surco del saco lagrimal y contribuye al
conducto nasolagrimal.
Posee un gancho lagrimal que articula con el borde superior escotado del maxilar.
2. Cara Medial:
Desigual en la parte posterosuperior, articulándose con la cara anterior del laberinto etmoidal.
3. Bordes:
Posterior con la lámina orbitaria del hueso etmoides y el cornete lagrimal del maxilar.
Anterior con el borde posterior de la apófisis frontal del maxilar y el labio anterior del surco
lagrimal en el maxilar.
Ambas estructuras, el maxilar y el hueso lagrimal, presentan una compleja interacción anatómica
en la región facial y orbital, participando en la formación de las cavidades nasales, órbitas y
estructuras relacionadas con la visión y la respiración.
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Hueso Palatino:
El hueso palatino es una lámina ósea delgada e irregular situada posteriormente al maxilar. Su
estructura se compone de una lámina horizontal y una lámina perpendicular que forman un
ángulo recto. A continuación, se detallan sus características principales:
Lámina Horizontal:
Cara Superior (Nasal): Lisa y cóncava transversalmente, completa el suelo de las cavidades nasales.
Cara Inferior (Palatina): Rugosa, excavada lateralmente por un canal oblicuo anterior y
medialmente, continúa el conducto palatino mayor.
Lámina Perpendicular:
Cara Nasal: Forma parte de la pared lateral de las cavidades nasales, presenta una cresta del
cornete que se articula con el cornete nasal inferior y una cresta etmoidal que se une al cornete
nasal medio.
Cara Maxilar: Presenta cuatro segmentos principales: sinusal, maxilar rugoso, interpterigomaxilar
liso (en la mitad superior), y posterior o pterigoideo rugoso. El segmento maxilar está dividido por
el surco palatino mayor, contribuyendo al conducto palatino mayor.
Borde Superior: Irregular, presenta dos apófisis: orbitaria y esfenoidal, separadas por una
escotadura esfenopalatina.
Apófisis Orbitaria:
Apófisis Esfenoidal:
Forma parte de la pared superior de las cavidades nasales y se articula con la apófisis vaginal.
Borde Anterior:
Oblicuo inferior y anteriormente, cruza superiormente la parte posterior del hiato maxilar.
Emite una apófisis maxilar delgada y triangular que se articula con el maxilar y el seno maxilar.
Borde Posterior:
Muy delgado, se apoya sobre la cara medial de la lámina medial de la apófisis pterigoides.
Apófisis Piramidal:
El cornete nasal inferior es una lámina ósea que se alarga de anterior a posterior y se fija a la pared
lateral de las cavidades nasales. Sus características son las siguientes:
Borde Superior: Articular, presenta una parte anterior delgada y rugosa, una apófisis lagrimal, una
apófisis maxilar, una apófisis etmoidal y una parte rugosa relacionada con la cresta del cornete del
hueso palatino.
Ambas estructuras, el hueso palatino y el cornete nasal inferior, forman parte de la compleja
anatomía de las cavidades nasales y participan en funciones relacionadas con la respiración y el
sentido del olfato.
Huesos Nasales:
Los huesos nasales se sitúan a ambos lados de la línea media, entre las apófisis frontales del
maxilar e inmediatamente inferiores al borde nasal del hueso frontal. Cada hueso nasal es una
lámina ósea cuadrilátera, aplanada de anterior a posterior, más ancha y menos gruesa
inferiormente. Aquí se describen sus características principales:
Cara Anterior:
Cara Posterior:
Recubierta superiormente de asperezas que se unen a la espina nasal del hueso frontal.
Cruzada por un surco estrecho llamado surco etmoidal, por el cual pasa el ramo nasal externo del
nervio etmoidal anterior.
Borde Superior:
Dentado y se articula con el borde nasal del hueso frontal, medialmente a la apófisis frontal del
maxilar.
Borde Inferior:
Frente al extremo inferior del surco etmoidal, presenta una escotadura por la que pasan los ramos
nasales laterales del nervio etmoidal anterior.
Borde Lateral:
Borde Medial:
Vómer:
Caras:
Bordes:
Borde Superior: Dividido en dos alas del vómer, proyectadas lateralmente y separadas por un
canal. Se articula con el borde nasal del hueso frontal.
Borde Posterior: Delgado, libre y oblicuo inferior y anteriormente, separa los orificios posteriores
de las cavidades nasales.
Borde Inferior: Se articula con la cresta nasal y presenta una escotadura marcada en su parte
anterior.
El vómer está compuesto principalmente por tejido óseo compacto y se desarrolla a partir de dos
centros de osificación en el tercer mes de vida intrauterina. Su estructura persiste en el adulto con
una división en dos láminas a lo largo de los bordes superior y anterior.
Hueso Cigomático:
El hueso cigomático, también conocido como hueso malar, se ubica en la parte superior y lateral
de la cara, lateralmente al maxilar. Aquí se detallan sus características principales:
Caras:
Cara Medial:
Segmento Posterior o Temporal: Liso y cóncavo transversalmente, en relación con la fosa temporal
superiormente y la fosa infratemporal inferiormente.
Bordes:
Borde Anterosuperior u Orbitario: Forma la parte infraorbitaria y lateral del reborde orbitario. Da
origen a la apófisis frontal del hueso cigomático, que contribuye a la órbita y a la fosa temporal.
Borde Anteroinferior o Maxilar: Coincide con el borde anterior del vértice truncado de la apófisis
cigomática del maxilar.
Ángulos:
Ángulo Superior: Dentado y se articula con la apófisis cigomática del hueso frontal.
Ángulo Inferior y Ángulo Anterior: Corresponden a los ángulos inferior y anterior del vértice
truncado de la apófisis cigomática del maxilar.
Ángulo Posterior: Tallado en bisel en el borde superior, dentado, y se articula con el extremo
anterior de la apófisis cigomática del hueso temporal.
Arquitectura y Configuración Interna: El hueso cigomático está formado por tejido óseo compacto
en la periferia y tejido óseo esponjoso en el centro.
Conducto Cigomaticotemporal:
Es un conducto en forma de Y que comienza en la cara medial de la apófisis frontal del hueso
cigomático.
Se divide en dos conductos secundarios en el espesor del hueso, permitiendo el paso al nervio y a
los vasos cigomaticotemporales y cigomaticofaciales.
La mandíbula consta de tres partes: una parte media llamada cuerpo y dos partes laterales
conocidas como ramas ascendentes. El cuerpo está incurvado en forma de herradura, y presenta
una cara anterior convexa, una cara posterior cóncava, un borde superior o alveolar y un borde
inferior libre.
Mandíbula (Continuación):
Cara Anterior:
En la línea media, se observa la sínfisis mandibular, que es la huella de la unión de las dos piezas
laterales que integran la mandíbula.
Superiormente a la línea oblicua se encuentra el agujero mentoniano, que da paso a los vasos y
nervios mentonianos.
Cara Posterior:
En la parte media y cerca del borde inferior, se observan cuatro pequeños salientes superpuestos,
dos a la derecha y dos a la izquierda, llamados espinas mentonianas superiores e inferiores.
Las espinas mentonianas superiores dan inserción a los músculos genioglosos, y las inferiores, a los
músculos genihioideos.
De las espinas mentonianas nace la línea milohioidea que se dirige superior y posteriormente,
dando inserción al músculo milohioideo. Se encuentra un surco milohioideo por donde pasan los
vasos y el nervio del mismo nombre.
Bordes:
Borde Superior o Borde Alveolar: Excavado por alvéolos dentarios destinados a las raíces de los
dientes.
Borde Inferior: Grueso, obtuso y liso, con una fosa digástrica en su parte anterior para la inserción
del vientre anterior del músculo digástrico.
Ramas:
Rectangulares y alargadas de superior a inferior, presentando dos caras (lateral y medial) y cuatro
bordes.
Posee crestas rugosas donde se insertan las láminas tendinosas del músculo masetero.
Bordes de la Rama:
Borde Anterior: Limitado por dos crestas o labios, uno medial y otro lateral. Contiene la cresta
buccinatriz para la inserción del músculo buccinador y da origen a los fascículos tendinosos del
músculo temporal.
Borde Inferior: Se continúa con el borde inferior del cuerpo de la mandíbula, formando el ángulo
de la mandíbula.
Borde Superior: Posee la apófisis condilar y la apófisis coronoides, separadas por la escotadura
mandibular.
Apófisis Condilar:
La apófisis condilar da inserción al músculo pterigoideo lateral y está unida a la rama mandibular
por el cuello de la mandíbula.
Apófisis Coronoides:
Triangular, con la cara lateral lisa y la cara medial con la cresta temporal.
Escotadura Mandibular:
Comunica las regiones maseterina y cigomática y da paso a los vasos y nervios maseterinos.
La mandíbula está compuesta por una capa gruesa de tejido óseo compacto y tejido óseo
esponjoso. Atraviesa la mandíbula el conducto mandibular, que comienza en la cara medial de la
rama mandibular y se dirige inferior y anteriormente, describiendo una curva anterior y superior.
Este conducto puede tener paredes bien definidas o atravesar las trabéculas del tejido óseo
esponjoso.
Durante el desarrollo fetal y en los niños pequeños, la mandíbula está recorrida por otro conducto
llamado conducto de Serres, que contiene únicamente vasos sanguíneos. Tiende a obliterarse y
desaparecer en el adulto, pero a veces persiste con sus orificios anterior y posterior en posiciones
particulares.
Osificación:
La cara consta de diferentes huesos que forman un macizo óseo de forma prismática triangular.
Tiene tres caras: dos anterolaterales y una posterior, así como dos bases: una superior y otra
inferior. La cara superior conecta el esqueleto facial con la parte anterior de la base del cráneo,
mientras que la cara inferior está delimitada por la mandíbula y el paladar óseo.
Cavidades de la Cara:
El macizo facial presenta varias cavidades, siendo la cavidad bucal la única impar y mediana. Las
otras cavidades, como las nasales, orbitarias y las fosas infratemporales, son laterales, pares y
limitadas por los huesos de la cara y la base del cráneo. La cavidad bucal está limitada por la
mandíbula, las arcadas alveolodentarias, y el paladar óseo.
Las cavidades nasales están compuestas por varias paredes, incluyendo la pared lateral, superior,
inferior y medial. Estas paredes están formadas por una serie de huesos, como el maxilar, el
esfenoides, el etmoides, el lagrimal y el palatino, entre otros.