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Análisis sobre inversión productiva en el socialismo

En el siglo XXI no es lo mismo socialismo que revolución. Un gobierno socialista


es aquel que prioriza lo social; es decir, garantiza el derecho de todos los
ciudadanos al empleo, la alimentación, la educación, la salud, la vivienda, etc. Un
gobierno capitalista es aquel que prioriza al capital; es decir, destina los recursos
públicos a ofrecer incentivos a los capitalistas nacionales y extranjeros para que
inviertan en el país, para lo cual les concede todo tipo de favores arancelarios,
fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, suministro de
materias primas, etc., que les facilite a los capitalistas maximizar su ganancia y
rentabilidad. A diferencia, para un gobierno socialista lo primero es luchar contra el
desempleo, la pobreza y la exclusión social; es garantizar a todos los ciudadanos
el pleno disfrute de sus derechos sociales básicos y esenciales con el fin de lograr
el desarrollo humano integral de todas las personas. Un gobierno socialista
protege a los trabajadores de la explotación del capital a través de medidas para
fijar salarios mínimos, asegurar la inamovilidad laboral, controlar los precios de los
productos de primera necesidad para preservar el poder adquisitivo de los salarios
reales. Para un gobierno capitalista lo primero es ofrecer plenas garantías a la
inversión privada para hacer crecer la producción, las ventas nacionales y las
exportaciones; gobiernan para servir al capital eliminando regulaciones y controles
que puedan favorecer o proteger a los trabajadores, los consumidores y el
ambiente, están al servicio del proceso de acumulación capitalista que busca
elevar al máximo sus metas de lucro, la ganancia y rentabilidad.
Ahora bien, un gobierno revolucionario es aquel que transfiere el poder económico
al pueblo, es decir, transfiere la propiedad de los medios de producción a los
trabajadores directos y a la comunidad, los organiza y capacita para que dirijan y
controlen directamente la producción de los bienes y servicios que se requieren
para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales y garantizar así su
supervivencia. Una Revolución socialista consiste en la transformación radical del
régimen de propiedad sobre los medios de producción y de las relaciones de
producción mediante las cuales los hombres se organizan para crear los bienes
necesarios para la existencia. La Revolución socialista coloca los medios de
producción bajo propiedad social y sustituye las relaciones de explotación y
subordinación por las de solidaridad y cooperación garantizando igualdad de
condiciones, oportunidades y derechos. Una Revolución auténtica transforma en
propiedad social la propiedad privada sobre los medios de producción
fundamentales con el fin de impulsar un sostenido desarrollo de las fuerzas
productivas y garantizar la inversión social de los excedentes como condición
básica para crear las condiciones materiales que ayuden a mejorar de manera
sostenida la calidad de vida y el bienestar de toda la sociedad. Por esta razón,
construye nuevas relaciones de producción a través de un Estado revolucionario
que se expresa en un nuevo marco constitucional, legal y regulatorio; así como, de
un nuevo entorno institucional que sustenta el modelo organizativo y funcional de
la nueva sociedad. Actualmente, Venezuela profundiza su transición a un nuevo
orden económico y social que empieza a perfilar con más claridad sus rasgos
socialistas. El carácter revolucionario e irreversible de este proceso de cambio
dependerá en gran medida de que los excluidos, campesinos y trabajadores se
empoderen de los procesos económicos y productivos, al ser las clases sociales
portadoras y constructoras de las nuevas relaciones socialistas de producción. No
queda duda de que el Gobierno de Venezuela tiene toda la voluntad política de
avanzar en la construcción de una sociedad socialista.

Sobre Rusia, el bloqueo, divisa y hasta la actualidad


Rusia
A pesar de que el Kremlin anunció una operación militar especial en el este de
Ucrania con el objetivo de defender a las personas de "abusos y del genocidio" del
Gobierno ucraniano, la ofensiva se está produciendo en toda Ucrania.
Pese a las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos contra el gigante
ruso, la invasión sobre el territorio ucraniano no cesa. En la declaración
institucional previa a la invasión, Vladimir Putin, explicó cuál era la intención del
Gobierno ruso. "Su objetivo es proteger a las personas que son objeto de abusos
y del genocidio del régimen de Kiev durante ocho años, y para ello buscaremos
desmilitarizar y desnazificar Ucrania", expuso Putin.
Sin embargo, estas declaraciones también fueron acompañadas de otros motivos
por los cuales el presidente ruso ha apostado por los ataques al país ucraniano, y
que van desde razones históricas hasta intereses políticos. Unas razones que han
sido rechazadas por la mayoría de la comunidad internacional.

El bloqueo
Desde el año 2017 Estados Unidos ha sancionado a personas, empresas y
entidades petroleras asociadas con el ex régimen de Maduro, tanto dentro como
fuera de Venezuela.
¿Por qué son necesarias las sanciones y en realidad quién siente su efecto?
Las sanciones de Estados Unidos están diseñadas para asegurar que Maduro y
sus compinches no se beneficien de las operaciones ilegales de minería de oro,
de las operaciones petroleras estatales o de otras transacciones comerciales que
permitan las actividades criminales del régimen y los abusos a los derechos
humanos.
Por ejemplo, las sanciones petroleras están diseñadas para “cortar esas fuentes
de ingresos financieros y evitar que la industria petrolera sea explotada para
patrocinar nada”, dijo Carrie Filipetti, del Departamento de Estado, ante una
comisión del Senado de Estados Unidos en 2020.
Los economistas coinciden en que las sanciones de Estados Unidos no son
responsables del declive de la economía venezolana. De acuerdo con un estudio
de la Institución Brookings y de la Universidad de Harvard (en inglés), “al analizar
varios resultados socioeconómicos en Venezuela a lo largo del tiempo, se observa
claramente que el peso del deterioro de las condiciones de vida ocurrió mucho
antes de que las sanciones fueran aplicadas en 2017”.
Aun cuando el gobierno de Estados Unidos impone sanciones a personas y
empresas partidarias de Maduro, no disminuye la cantidad de asistencia que
contribuye a Venezuela.
El gobierno de Estados Unidos aportó más de 656 millones de dólares en ayuda
para salvar vidas (en inglés) al pueblo venezolano entre 2017 y 2019.
Si bien el gobierno estadounidense ha impuesto sanciones a personas y
organizaciones, las “sanciones no tienen que ser permanentes (en inglés) para
quienes quieran contribuir al futuro democrático de Venezuela”, explicó Elliott
Abrams del Departamento de Estado en 2020. Pero “quienes se sigan
beneficiando o apoyen a Maduro deben estar sobre aviso”.

Divisa
Es la tónica a la que se van acostumbrando en Venezuela, un país sumido en una
grave crisis económica desde que Nicolás Maduro llegó al poder y del que, en los
últimos años, se han marchado más de 4 millones de personas en busca de una
vida mejor.
Después de años de restricciones a la divisa estadounidense, el gobierno
venezolano la tolera ahora como alternativa a la imparable pérdida de valor del
bolívar, la moneda oficial de la República, y Maduro se mostró a favor de su uso
como "válvula de escape" frente a la "guerra económica" que, según él, sufre su
país.
En un giro de su línea económica nunca explicitado por las autoridades, pero
detectado por los expertos y los muchos habitantes del país que a diario cambian
divisas en el mercado paralelo, el gobierno lleva tiempo aplicando una política de
fuerte contención de los bolívares en circulación que persigue frenar la
hiperinflación y la cotización del dólar.
Eso ha acelerado la rápida dolarización que vive el país. Según un informe de la
firma de análisis Eco analítica, el dólar copa ya más de un 53% del valor total de
las transacciones que se realizan en Venezuela

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