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Resumen
El presente ensayo examina el tema del amor en la obra intelectual de Octavio Paz.
Para el escritor mexicano, el amor es ciertamente una pasión humana, pero también es
un concepto histórico que nació en la Provenza del siglo XII, a propósito del “amor cor-
tés”. Así las cosas, este trabajo explora la temática del amor desde ambas perspectivas
—como sentimiento y como concepto—. Distinto de la sexualidad y el erotismo, el amor
debe comprenderse a partir de las nociones de libertad, creatividad (poética) y concilia-
ción de los contrarios. Finalmente, la última parte de este trabajo analiza el tema pro-
puesto por medio de la lectura de algunos poemas pacianos al respecto.
Palabras clave: amor, erotismo, sexualidad, Octavio Paz, contrarios, libertad, creación
Abstract
The present essay examines the topic of love in Octavio Paz’s intellectual work. For the
Mexican writer, love is certainly a human passion, but it is also a historic concept which
was born in 12th century Provence, in relation to “courtly love.” Therefore, this article
explores love from both perspectives, that is, as a feeling and as a concept. Different
from sexuality and eroticism, love should be understood based on the notions of freedom,
(poetic) creativity, and the reconciliation of opposites. Finally, the last section of this
essay analyzes the proposed topic of love through the reading of some of Paz’s poems.
La continuidad de nuestra idea del amor ensayo sobre el tema, La llama doble.
todavía espera su historia: Amor y erotismo de 1993. No obstante,
[…] Pero hay otro método más cerca de las dada su abstracción y complejidad, el
geografía que amor puede examinarse desde, por lo
de la historia y del catálogo: dibujar los menos, dos maneras: ya sea como una
límites entre pasión humana o como una construc-
el amor y las otras pasiones como aquel que ción histórica y discursiva. Es decir,
esboza el amor es sentimiento y es también
el contorno de una isla en un archipiélago. concepto. Así las cosas, este ensayo in-
Esto es lo tentará rastrear las principales ideas
que me he propuesto en el curso de estas pacianas al respecto, para finalmente
reflexiones. concluir con un somero análisis del tema
Octavio Paz, La llama doble del amor en algunos poemas represen-
tativos en la obra del escritor mexicano.
U
no de los temas predilectos Tal y como se indicó anteriormente
de Octavio Paz (1914-1998) el tema del amor puede ser abordado
es el amor. Tanto en su poe- tanto como “sentimiento”, o bien, como
sía como en su prosa, Paz ha examina- “idea”. En cuanto sentimiento, el amor
do, desde distintos ángulos de indaga- ha existido desde siempre y es inheren-
ción, la cuestión amorosa. De hecho, te a la sociedad y la subjetividad huma-
para el Nobel mexicano, el amor es la nas: solo basta con leer el vasto número
única redención posible contra las gran- de poemas, mitos y novelas presentes
des narrativas científicas, morales y en todas las culturas. En cambio, como
tecnológicas actuales, las cuales se han concepto, el amor corresponde a una
empecinado por forcluir la subjetividad construcción histórica particular, cuyo
humana. Así, por ejemplo, propone Paz origen se da, tal y como lo investigó De-
(2014) que el amor “es el mejor defen- nis de Rougemont (1979) en su célebre
sor en contra del sida […]” (p. 163), y obra El amor y Occidente, en la Francia
es también “una apuesta contra el tiem- provenzal de los siglos XI y XII, a pro-
po y sus accidentes” (p. 220). En fin, el pósito de lo que se conoce como “amor
amor ciertamente no resuelve todos los cortés” o fin’amors. Octavio Paz es cons-
embates de la vida, pero sí le permite al ciente de esto, por lo que es posible ras-
ser humano reconciliarse consigo mis- trear esta doble vertiente en su pensa-
mo y con todo lo que le rodea. miento así como en su poesía.
Desde sus inicios literarios, Paz
se preocupó por escudriñar el tema De la pasión: el amor como sentimiento
del amor, y nunca renunció a ello. A
lo largo de casi sesenta años de explo- Si La llama doble es la obra cul-
ración intelectual y poética, se convir- men donde Paz aborda el tema del
tió en una fuerza que fue acrecentán- amor como “concepto”, en sus ensayos
dose hasta concluir con su exquisito anteriores, el poeta mexicano también
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 179
es nostalgia por recuperar una parte transgresora que tiene el amor para
entrañable del ser que fue original- cambiar al sujeto y sus circunstancias:
mente arrebatada, a propósito del mito el amor es la fuerza vital que necesi-
platónico del andrógino. De ahí que el ta la humanidad para transformarse
sujeto busque sanar su sentimiento de y trascender. De hecho, para Bretón,
soledad mediante la comunión con el los únicos medios con que cuenta el ser
otro: “el precipitarse en el Otro se pre- humano para transmutar la historia y
senta como un regreso a algo del que hacerle frente a los debacles industria-
fuimos arrancados. Cesa la dualidad, les y tecnológicos actuales son el amor,
estamos en la otra orilla” (1970, p. 127). la poesía y el libre albedrío; y Paz cree
Marie Joan Panico (1980) explica al res- en ello. En El arco y la lira, el escritor
pecto: “[…] la soledad existe porque el mexicano aclara que “lo que distingue
hombre está separado de su ser, y es, el romanticismo y al surrealismo del
en realidad, dos —el ‘otro’ es el extra- resto de los movimientos literarios mo-
ño y a la vez el doble—. […] Sólo con el dernos es su poder de transformación
espíritu de un total abandono es capaz y su capacidad para atravesar, subte-
Octavio Paz de trascender su soledad rráneamente, la superficie histórica y
y fragmentación en una comunión que reaparecer de nuevo” (1970, p. 249). En
tiene lugar en esta ‘otra orilla’” (p. 558). este sentido, poesía y amor son sinóni-
Por lo tanto, la superación de la mos porque fungen como actos vitales
soledad por la injerencia del otro solo con los que cuenta el sujeto para con-
es posible por medio del acto del amor. ciliarse con su entorno y consigo mis-
Paz (1984a) propone al amor como una mo. En suma, son fuerzas subversivas
forma de autorrealización a partir de la capaces de mediar entre lo exterior y
cual los opuestos tienden a reconciliar- lo interior, lo público y lo privado; en
se: “sólo en el amor es posible aprehen- suma, como se señaló antes, de recon-
der lo radicalmente ‘otro’ sin reducirlo ciliar lo uno con lo otro.
a la conciencia. […] El amante roza las De hecho, para dilucidar los denue-
fronteras de la verdadera objetividad y dos del sentimiento amoroso, Paz se
se trasciende, se vuelve otro” (p. 148). vale de los recursos de la poesía por-
Y de eso se trata en esta vida, a saber, que, como el amor, el poema tiene esa
en cancelar las diferencias entro lo uno capacidad de revelar sin mostrar ahí
y lo otro para que, por obra del amor, donde los sentidos, sin perder sus po-
los amantes devengan en un solo ser. deres, se convierten en sirvientes de la
Tal y como se indicó, esta visión del imaginación por cuanto posibilitan es-
amor proviene de la tradición román- cuchar lo inaudito y ver lo intangible.
tica en donde sentimiento, tiempo y Más tarde, Paz vinculará la poesía con
otredad son sus componentes funda- el erotismo al declarar que la primera
mentales. Igualmente decisivo es el es una erótica significante y el segun-
impacto que tuvo el movimiento su- do, una poética carnal. No obstante, ya
rrealista en la concepción paciana del había especulado antes de esto que el
amor. Influenciado por El amor loco de erotismo no equivale a un simple rito
André Bretón, Paz admite que el amor sexual animal, sino que es “sexuali-
“verdadero” requiere de la libertad, del dad transfigurada”: “todo cuerpo es un
azar objetivo, así como de la capacidad lenguaje […]. La poesía es corporal:
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 181
reverso de los nombres” (1998, pp. 123- poema: la fuerza que propicia el vérti-
124). Esto le permitirá al poeta decla- go y el éxtasis, participación en lo ab-
rar que todo erotismo es una metáfora soluto, y su expresión correspondiente
dado su carácter de “ceremonia, repre- como liturgia y fiesta a través del me-
sentación y percepción”. De esta for- canismo de encantamiento que es el
ma, el erotismo —hermano del amor— poema […]. Amor y poesía —concluye
corresponde a esa potencia capaz de el crítico— coinciden en ser revelacio-
transfigurar al sexo en ceremonia y al nes, sacudidas del ser, socavamiento
amor en rito, así como la poesía per- de los cimientos del yo” (p. 30).
mite que el lenguaje se vuelva ritmo y Al igual que Bretón, el poeta mexi-
canción amorosa. cano relaciona al amor, no solo con la
En este sentido, como tal, el erotis- poesía, sino también con los elementos
mo es sexualidad que no busca la re- de la libre elección y el azar objetivo.
producción mientras que la poesía es En El arco y la lira, Paz (1970) vuelve
lenguaje que va más allá de la mera a afirmar que “exaltar el amor entraña
comunicación: poesía y erotismo bro- una provocación, un desafío al mundo
tan de los sentidos, pero no terminan moderno” (p. 232), a propósito de la pa-
en ellos. Al realizarse, ambos inventan radoja que se da en toda relación amo-
construcciones ficcionales: poemas y ri- rosa en donde libertad y fatalidad, o
tuales. De esta manera, en el poema, deseo y necesidad, se conjugan. El con-
el lenguaje ha sido disuadido de su fin trasentido que se desprende de la rela-
convencional: la comunicación. Den- ción entre libertad y predestinación se
tro del poema, la linealidad se disloca, resuelve con la propuesta surrealista
se descarría torciéndose. Señala Paz del “azar objetivo”. Paz (1984a) lo ex-
que la línea recta deja de ser su pro- plica de esta manera: “El azar objetivo
totipo en favor del círculo, la espiral y es una forma paradójica de la necesi-
el zigzag. dad, la forma por excelencia del amor:
De acuerdo con el escritor mexica- conjunción de la doble soberanía de
no, tanto el erotismo como la poesía libertad y destino. El amor nos revela
son puntos en donde, en razón de esta la forma más alta de la libertad: libre
falta de linealidad, los contrarios con- elección de la necesidad” (p. 128). Para
vergen. En El mono gramático, el poe- que esta elección sea auténticamente
ta asienta que “la visión de la poesía libre no debe estar presente ningún
es la de la convergencia de todos los tipo de interdicción social o veto moral.
puntos […]. La convergencia es quie- Y de aquí la relación entre amor y
tud porque en su ápice los distintos transgresión: “[…] en nuestro tiempo
movimientos al fundirse, se anulan; al el amor es escándalo y desorden, trans-
mismo tiempo, desde esa cima de inmo- gresión” (Paz, 1984b, p. 178). Para que
vilidad, percibimos al universo como el amor se produzca es necesario que-
una asamblea de mundos en rotación” brantar las leyes y transgredir el sta-
(1998, pp. 134-135). O tal como lo expli- tu quo. Por esto no hay que confundir
ca Manuel Benavides (1979): tanto el amor con matrimonio en donde este
amor como la poesía son las antesalas último es pura convención social o re-
del ser, “[…] una misma fuerza es la ligiosa: “[…] el matrimonio no consti-
que opera en el abrazo amoroso y en el tuye la más alta realización del amor,
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sino que es una forma jurídica, social —su ladera este— está relacionado con
y económica que posee fines diversos la autorrealización espiritual en don-
a los del amor” (p. 179), de ahí que el de la fusión de los contrarios también
amor sea, sin proponérselo, un acto cobra especial importancia. Por medio
subversivo, revolucionario, el cual de la comunión con lo Supremo (hin-
atenta contra la sociedad misma y su duismo) o con la anulación del deseo en
establishment. Más aún, la sociedad la vacuidad (budismo), el sujeto pue-
condena al amor a morar en los márge- de llegar a experimentar un estado de
nes por considerarlo a-normal, es decir, plenitud tal, semejante al acto amoro-
el amor es relegado “[…] a la clandes- so y erótico: “el tantrismo predica una
tinidad, a las afueras, al mundo turbio experiencia total, carnal [erotismo]
y confuso de lo prohibido, lo ridículo y y espiritual [amor], que ha de verifi-
lo anormal” (p. 180), porque duda de carse concreta y realmente en el rito”
este y teme su poder sedicioso y conspi- (1978, p. 65).
rador, asienta el poeta en El laberinto De hecho, Paz encuentra en el dis-
de la soledad. curso tántrico una forma análoga a la
Para Paz, el amor es un poderoso experiencia poética ahí donde amor y
sentimiento, el cual tiende a desesta- erotismo constituyen la estratagema
bilizar el estamento social y la historia que posibilita la reconciliación de los
misma, y para ello toma del romanticis- contrarios. Hombre y mujer, cuerpo y
mo y el surrealismo los insumos nece- espíritu, interno y externo tienden a
sarios para abordarlo. En Las peras del fusionarse: “[…] el semen y la ilumina-
olmo, corrobora que “no nos interesa el ción son uno y lo mismo; la cópula es
lenguaje del surrealismo, ni sus teorías como subraya Mircea Eliade, samarasa,
sobre la ‘escritura automática’; nos se- ‘identité de jouissance’: fusión del sujeto
ducía su afirmación intransigente de y objeto, regreso al uno” (1978, p. 70).
ciertos valores que considerábamos Esta unión es posible gracias al lengua-
—y considero— preciosos entre todos: je en donde lo dicho, más que palabras,
la imaginación, el amor y la libertad” son “amuletos verbales, talismanes lin-
(1984a, p. 48). Esta visión paciana del güísticos y escapularios sonoros”, diría
amor y el erotismo fue estrechamente Paz. Son, en suma, significantes pujan-
influenciada por dichos movimientos tes que tienen el poder de reconciliar los
estéticos; sin embargo, el Nobel mexi- elementos antagónicos.
cano no se queda allí, sino que también El poeta mexicano entonces se sirve
recurre a las filosofías hindúes y bu- del tantrismo para resaltar esta suerte
distas para ensanchar su teoría sobre de “cópula” entre la palabra y la carne
el amor, asunto que intentaremos ras- cuando indica que “donde encontramos
trear someramente a continuación. la erotización de las ideas es en la In-
Paz afirma que el sentimiento del dia. Ahí los conceptos se sexualizan; se
amor y el erotismo no solo están pre- vuelven cuerpo. Los sistemas son con-
sentes en el pensamiento occidental, junciones eróticas” (1979, p. 9). La es-
sino que Oriente igualmente los elabora piritualidad tántrica busca anular las
de manera magistral. Apegado al tan- diferencias entre lo uno y lo otro con-
trismo hindú y budista, el poeta mexi- gregando en un solo rubro cada una de
cano sostiene que el amor en Oriente sus partes disímiles. Si en la tradición
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 183
inventarse e inventar al otro: “El pro- a propósito que el discurso del amor
tagonista del acto erótico es el sexo o, cortés se rige por la devoción: “En ade-
más exactamente, los sexos. El plural lante los amantes estarán vinculados
es de rigor, incluso en los placeres lla- por las leyes de la cortezia: el secreto,
mados solitarios, el deseo sexual inven- la paciencia y la mesura, […] y, sobre
ta siempre una pareja imaginaria… todo, el hombre será el sirviente de la
o muchas. En todo encuentro erótico mujer” (p. 78). El amor cortés impli-
hay un personaje invisible y siempre ca la dilección de la amada ahí donde
activo: la imaginación, el deseo” (Paz, “adorar” se convierte en sinónimo de
2014, p. 15). Y justamente esta capaci- “amar”. Para el escritor mexicano, el
dad de imaginación y artificio polimor- amor es, por su parte, “una purifica-
fo es la que permite que el erotismo ción, como decían los provenzales, que
sea una pulsión de otredad, sin olvidar transforma al sujeto y al objeto del en-
que, aunque lo sexual pasa obligato- cuentro erótico en personas únicas”;
riamente por lo erótico, uno y otro no a lo que concluye aseverando que “el
son lo mismo. En fin, el erotismo es, amor es la metáfora final de la sexua-
en palabras de Paz (2014), “represen- lidad. Su piedra de fundación es la li-
tación”, “invención” y también “deseo”. bertad: el misterio de la persona” (Paz,
Es un “pararrayos” que reprime la libi- 2014, p. 106). Al menos tres acotacio-
do, “un disparo hacia un más allá”; es, nes son importantes de realizar con
en suma, “sexualidad transfigurada” respecto a la cita anterior: primero que
(p. 10), pero ante todo, “sed de otredad” el amor es una “metáfora”, lo que impli-
(p. 20), porque para que haya erotis- ca su cercanía con la literatura. Como
mo se debe aprender a contar, por lo concepto originado en Provenza es una
menos, hasta dos. construcción, a saber, una ficción: “la
Con el erotismo, y luego también relación amorosa se funda en una fic-
con el amor, el ser humano se verá col- ción: el código de cortesía” (Paz, 2014,
mado en el encuentro pasional. Este p. 123). Y también como sentimiento,
deja de estar solo para completarse en el amor es proclive de ser rastreado en
la confluencia con el otro: “sí, el erotis- obras literarias antiguas, tales como El
mo se desprende de la sexualidad, la asno de oro de Apuleyo, La hechicera
transforma y la desvía de su fin, la re- de Teócrito, los poemas de Catulo o en
producción; pero ese desprendimiento las obras platónicas Fedro y El banque-
es también un regreso: la pareja vuel- te que, para Paz, son indiscutiblemente
ve al mar sexual y se mece en su oleaje las fundadoras “[…] de nuestra filoso-
infinito y apacible” (2014, p. 28). En el fía del amor” (p. 40), no sin reconocer
erotismo siempre se necesita del otro. que en el lejano oriente también existió
Pero más allá del sexo y el erotismo una “cultura del amor” (p. 35).
se encuentra el amor. El amor del que Otro punto importante sobre la
habla Paz en La llama doble correspon- “idea” del amor es “el misterio de la
de a un “concepto” nacido en la Francia persona” (Paz, 2014, p. 106), el cual
provenzal del siglo XII, a propósito de conlleva el concepto de alma porque
lo que se conoce como “amor cortés” o solamente el alma es aquella capaz
fin’amors (fino amor). En El amor y de diferenciar a un ser humano de
Occidente, Rougemont (1979) aclara, otro. Finalmente, la cita del parágrafo
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por la obra del amor que allí opera, los buscar la unificación de los contrarios.
opuestos tienden a fusionarse; es decir, En Sor Juana, Paz (2001a) asienta que
dos se tornan uno. Esta “teoría” de los el enigma de la escritura de la monja
contrarios, tal y como se pudo demos- mexicana “[…] es muchos enigmas: los
trar en el apartado anterior, está pre- de la vida y de la obra. […] Entre una y
sente desde muy temprano en la obra otra hay una zona vacía, una hendidu-
del poeta mexicano. En un ensayo de ra. Hay algo que está en la obra y que
1943 precisamente intitulado “Poesía no está en la vida del autor; ese algo
de soledad y poesía de comunión”, Paz es lo que se llama creación o invención
(1990) afirma al respecto que “en lo artística y literaria” (p. 2). De todos es
alto de este contacto y en la profundi- conocido que el más grande “enigma”
dad de ese vértigo, el hombre y la mu- de la vida de Sor Juana es su “amistad
jer tocan lo absoluto, el reino donde los amorosa” con María Luisa Manrique
contrarios se reconcilian, y la vida y la de Lara. Así, la poesía amatoria de Sor
muerte pactan en unos labios que se Juana se debate entre la alabanza y la
fundan”, para concluir asentando que queja, el cumplido y el reproche, en fin,
“el cuerpo y el alma en ese instante son “examen interior: el poeta, al ver a su
lo mismo” (p. 292). Según el escritor, el amada, se ve también a sí mismo vién-
acto amoroso resulta ser el producto de dola. Al verse, ve en su interior, graba-
cierta reconciliación entre seres opues- da en su pecho, la imagen de su dama:
tos —hombre y mujer—. En El arco y el amor es fantasmal” (Paz, 2001a,
la lira lo explica de esta manera: p. 17). A partir de una obra rica en con-
tradicciones en donde se unifican en un
El amor nos suspende, nos arranca lenguaje poético cargado de imágenes y
de nosotros mismos y nos arroja a fluidez verbal, la monja mezcla el enig-
lo extraño por excelencia: otro cuer- ma de su vida con su obra.
po, otros ojos, otro ser. Y sólo en ese Por lo tanto, la conciliación de los
cuerpo que no es el nuestro y en esa contrarios es de suma importancia
vida irremediablemente ajena, po- para delimitar la geografía paciana
demos ser nosotros mismos. Ya no del amor porque implica la oscilación
hay otro, ya no hay dos. El instante entre lo uno y lo otro, lo interior y lo
de la enajenación más completa es exterior, lo carnal y lo espiritual. En
el de la plena reconquista de nues- “Xavier Villaurrutia en persona y en
tro ser. (1970, p. 129) obra”, Paz (1980) refiere a esta conci-
liación en términos de “pliegue”, es de-
El amor como reconciliación de los cir, como el litoral que, siendo distinto
contrarios también se puede encontrar a uno, termina siendo lo más verdade-
muy bien acotado en el análisis que ro que alguien pueda experimentar.
hace Paz de la poesía barroca de Sor Allí sostiene que “el entre es el pliegue
Juana Inés de la Cruz. Recuérdese que universal. El doblez que, al desdoblar-
el barroco novohispánico se caracteri- se, revela no la unidad sino la duali-
za por el conflicto de ideas contradic- dad, no la esencia sino la contradicción.
torias: fe y razón, hombre y Dios están […] El pliegue es su doblez: su doblez,
en el orden del día en este periodo ahí su asesino, su complemento” (p. 61).
donde quien hace poesía se esfuerza en El pliegue es entonces la metáfora que
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En esto se resumen las caracterís- el amor erótico [que] serán las fuerzas
ticas constitutivas del amor, a saber, con las cuales [Paz] logrará trascender
en su contrasentido y paradoja, por este mundo e intentar alcanzar la raíz
cuanto se ama a un ser mortal como primitiva de la existencia del hombre”
si fuera imperecedero e infinito. Así, (p. 145). Así las cosas, tanto el senti-
el amor como concepto es un término miento del amor como la figura de la
complejo plagado de contradicciones: mujer amada son los medios que em-
se ama a un cuerpo y también a un plea el poeta para procurar el sentido
alma; es destino libremente escogido; último del poema y también de la exis-
es dominio e igualmente vasallaje, es, tencia humana. Tal y como se pudo con-
en fin, dicha, pero también infortunio firmar, el amor funge como el vehículo
ahí donde viene felizmente a instalarse que utiliza el escritor para hacer pre-
para rescatar al sujeto de sus miserias. sente a la amada; mujer que representa
En fin, cinco son los elementos distin- la otredad y la completud tan deseadas.
tivos del amor que, hacia el final de su Más aún, mediante el amor, el poe-
estudio, el Nobel mexicano comprime ta es capaz de evocar su propia subje-
en tres: “la exclusividad, que es amar tividad en relación con la realidad y la
a una sola persona; la atracción, que naturaleza que lo rodea: de alguna ma-
es fatalidad libremente asumida; y la nera, el escritor logra hacer fusionar a
persona, que es alma y cuerpo. El amor la amada con los elementos de la na-
está compuesto de contrarios pero que turaleza. Dicho esto, el análisis que se
no pueden separarse y que viven sin expone de aquí en adelante no es para
cesar en lucha y reunión con ellos mis- nada exhaustivo ni definitivo: es tan
mos y con los otros” (Paz, 2014, p. 131). solo una posible lectura del tema del
O tal y como lo sintetiza Eloy Urroz amor así como la presentación de algu-
(2004), el concepto del amor entraña nos de sus elementos, tal y como se es-
“[…] libertad, exclusividad y reciproci- bozaron en este trabajo. Para cumplir
dad entre el amado y la amada, entre dicho cometido, nos centraremos en al-
el elegido y el elector, donde el primero gunos poemas pacianos que exploran,
debe volverse al segundo y el segundo de manera muy acertada y puntual, el
volverse al primero antes de conquis- tópico aquí planteado: el amor.
tar la hazaña del amor” (p. 93). Para Paz, el ser femenino se pre-
senta como “lo otro”, distinto al hom-
Amor y poesía bre, como el “otro” sexo, quien a pesar
de su diferencia resulta ser su adita-
Octavio Paz no solo se dio a la tarea mento. El psicoanalista Jacques La-
de “filosofar” sobre el tema del amor, can (1984) presenta a la mujer como
tal y como se pudo corroborar en los el “Otro sexo” puesto que “el hombre
apartados anteriores, sino que le cantó sirve aquí de relevo para que la mujer
a este en su poesía. Como poeta, Paz se convierta en ese Otro para sí misma
es un escritor amoroso. En tanto autor como lo es para él”, para concluir ase-
posvanguardista, Antonio Puro Mora- verando que “todo se puede poner en la
les (1982) afirma que el poeta mexica- cuenta de la mujer en la medida en que,
no se da a la tarea de reconciliar es- en la dialéctica falocéntrica [sic], ella
tos dos valores: “la palabra poética y representa el Otro absoluto” (p. 711).
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 191
Para Paz (1970), la mujer represen- Y las sombras se abrieron otra vez
ta la fuerza que hace que el hombre lo- y mostraron un cuerpo:
gre salir de sí mismo y que simultánea- tu pelo, otoño espeso, caída de agua
mente vuelva en sí: “caer: volver a ser. solar,
Hambre de vida y hambre de muerte. tu boca y la blanca disciplina de sus
Salto de la energía, disparo, expansión dientes caníbales, prisioneros en
del ser […]”, entona el poeta (p. 135) llamas,
ahí donde el ser femenino agrupa los .........................................................
contrarios por antonomasia, la vida y sitios en donde el tiempo no trans-
la muerte. En “Noches de resurreccio- curre,
nes II”, el poeta espeta: “El sueño de valles que sólo mis labios conocen,
la muerte te sueña por mi carne, /mas desfiladero de la luna que asciende
en tu carne sueña mi carne su retorno, a tu garganta entre tus senos,
/que el sueño es una entraña para el cascada petrificada de la nuca,
alma que nace” (Paz, 2004, p. 36). alta meseta de tu vientre,
La mujer representa así la recon- playa sin fin de tu costado. (2004,
ciliación de los opuestos, esa fuerza p. 115)
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El tema del ojo y la mirada en rela- de aire abren los párpados del tiempo, /
ción con el amor no siempre se presenta manar de apariciones y resurrecciones,
de manera “pura” en la poesía paciana, / óyeme como quien oye llover” (“Como
sino que aparece concertado por el uso quien oye llover”, 2004, p. 618). El res-
recurrente de la sinestesia, la cual es to del poemario Árbol adentro está col-
definida como esa figura retórica que mado de sinestesias amorosas en don-
consiste en unir dos imágenes o sensa- de el yo poético es capaz de “tocar con
ciones disímiles provenientes de dife- los ojos”: “Comí tinieblas con los ojos,
rentes dominios sensoriales donde, sin / bebí el agua del tiempo, bebí noche,
embargo, la vista sigue siendo una de las / Palpé entonces el cuerpo de una mú-
más importantes. El mismo Paz (1971a) sica / oída con las yemas de mis dedos”
se refiere a la significancia de la sineste- (“Regreso”, 2004, p. 614). Su poemario
sia cuando arguye que “en el momento Árbol adentro concluye con un poema
en que la palabra se asocia a otras para erótico que recoge la irrecusable rela-
construir una frase, uno de esos sentidos ción existente entre amor y poesía ahí
se actualiza y se vuelve predominan- donde le canta a la amada, nuevamen-
te, […] una de las características de la te, a través de una sinestesia que in-
poesía, tal vez la cardinal, es preservar cluye el sentido de la vista: “Hablarte
la pluralidad de los sentidos” (p. 15). O / con palabras visibles y palpables /
también define la sinestesia de mane- con peso, sabor y olor / como las cosas”
ra poética al declarar que “la poesía / (“Carta de creencia”, p. 622).
siembra ojos en la página, / siembra pa- Otro de los poemarios pacianos que
labras en los ojos. / Los ojos hablan, /las aborda el tema del amor a partir del
palabras miran, / las miradas piensan” sentido de la vista es Blanco (1966). Es
(“Decir: Hacer”, 2004, p. 545). un texto más hecho para ser mirado que
Por ejemplo, así es como ocurre leído para lo que el autor decide acotar
con el yo lírico en el momento de con- unas notas aclaratorias según las cua-
templar los cuatro álamos del cuadro les dicho poema “debería leerse como
de Monet quien proclama: “vaivén in- una sucesión de signos sobre una página
móvil. Con los ojos / las oigo murmu- única; a medida que avanza la lectura,
rar palabras de aire” (“Cuatro chopos”, la página se desdobla: un espacio que en
2004, p. 602). De igual manera, el poe- su movimiento deja aparecer el texto y
ta emplea la sinestesia para descri- que, en cierto modo, lo produce” (2004,
bir el acto de amor en tanto que ama p. 432). Blanco es un poemario visual
porque mira: “Amar es tener ojos en que constantemente se está producien-
las yemas, / palpar el nudo en que se do en tanto es un texto abierto para ser
anudan / quietud y movimiento” (“Car- mirado de manera directa, un espacio en
ta de creencia”, 2004, p. 627). Así mis- movimiento, palabras en rotación. En
mo, el poeta le suplica a la amada que este sentido, el poema se convierte en
“lo escuche con los ojos abiertos”: “óye- un territorio vacío que el lector, en tanto
me como quien oye llover, / sin oírme, coautor, completa, crea y colma, gracias
oyendo lo que digo / con los ojos abier- a los espacios vacantes que le presenta el
tos hacia adentro, / dormida con los cin- texto. Y todo esto ocurre en virtud de la
co sentidos despiertos, / […] tus dedos importancia de la mirada que se desplie-
de llama queman mis ojos, / tus dedos ga a lo largo de todo el poema.
196 Revista de Lenguas Modernas, N.° 33, 2020-2021 / 177-197
Así las cosas, en tono amoroso, el poe- de marcar su itinerario escritural. Para
ma se da a ver para ser coescrito como dos Paz, el amor es sentimiento —la pasión
almas que se unen en el coito: “(El ojo que más poderosa que tiene el ser humano
lo mira es otro río) / en la noche dormida / para autorrealizarse—, pero también es
me miro en lo que miro / como entrar por un concepto, que fue “inventado” por el
mis ojos / en un ojo más límpido /me mira rito del amor cortés, y el cual todavía lle-
lo que miro” (p. 442); para continuar di- ga a nuestra era. En suma, para el poeta
ciendo: “Traslumbramientos / no pienso, mexicano, y por medio de la conciliación
veo / —no lo que veo, / los reflejos, los pen- de los opuestos, el amor es el motor que
samientos veo” (p. 443). Y Blanco termina mueve al mundo pero, a su vez, lo para-
con una sinestesia extendida la cual enfa- liza. Es alodio del cuerpo, y también es
tiza la importancia de la mirada tanto en acicate espiritual. En fin, el amor, que va
el amor como en la cocreación poética, a más allá de la sexualidad y el erotismo,
partir de la nominación de todas las cosas: constituye la fuerza primigenia de la es-
“tu cuerpo son los cuerpos del instante / critura paciana, y así se pudo comprobar
visto tocado desvanecido / contempla- en varios de sus ensayos y poemas, don-
da por mis oídos / olida por mis ojos / de concentra su pensamiento amoroso
acariciada por mi olfato / oída por mi en relación con los temas de la sexuali-
lengua / comida por mi tacto / habi- dad, el erotismo, el ser humano y el acto
tar tu nombre / caer en tu grito contigo poético para concluir manifestando que,
/ la irrealidad de lo mirado / da realidad al amar, “yo soy tú”, y viceversa.
a la mirada” (destacadas en el original,
2004, pp. 446-447). De esta forma, Blan-
co rompe con la idea de obra poética tra- Nota
dicional cerrada, por cuanto el poema es
ahora concebido como un espacio vacío 1. En su acepción más general, el eterno re-
repleto de nombres y signos en rotación torno es la doctrina que asegura que el
que intenta llegar a ser un lenguaje por Universo nace y fenece en una graduación
medio de la mirada que se presenta como cíclica que se multiplica hasta el infinito.
constituyente amoroso, a saber, “el poe- De todas las propuestas del eterno re-
ma es un conjunto de signos que buscan torno de lo mismo, quizá la de Nietzsche
un significado, un ideograma que gira sea la que más difusión ha tenido para la
sobre sí mismo y alrededor de un sol modernidad. De acuerdo con Nietzsche,
que todavía no nace” (Paz, 1970, p. 282). el eterno retorno (die ewige Wiederkfun-
Nuevamente poesía y amor se conjugan. ft) resulta en la combinatoria eterna de
átomos y partículas que se agrupan en
conjuntos infinitos en la eternidad del
Conclusión tiempo, resultando en un número infinito
de mundos que comprende una cantidad
Tal y como se ha podido demostrar, de momentos infinitos del mismo calibre.
el amor es un tema privilegiado en la Por consiguiente, el ser humano está des-
obra de Octavio Paz. Desde sus prime- tinado a vivir un (sin) número ilimitado de
ros escritos, y así a lo largo de su vasta vidas, que no son más que la eterna repe-
producción tanto intelectual como poéti- tición de situaciones experimentadas en
ca, el amor es un tópico que no ha dejado vidas pasadas, y así ad infinitum.
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 197