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Revista de Lenguas Modernas, N.

° 33, 2020-2021 / 177-197


ISSN electrónico: 2215-5643
ISSN impreso: 1659-1933
DOI: 10.15517/rlm.v0i33.39159

Octavio Paz y su geografía del amor


Más allá del sexo y el erotismo

Octavio Paz and his geography of love


Beyond sex and eroticism

NormaN maríN CalderóN


Escuela de Lenguas Modernas
Universidad de Costa Rica, Costa Rica

Resumen
El presente ensayo examina el tema del amor en la obra intelectual de Octavio Paz.
Para el escritor mexicano, el amor es ciertamente una pasión humana, pero también es
un concepto histórico que nació en la Provenza del siglo XII, a propósito del “amor cor-
tés”. Así las cosas, este trabajo explora la temática del amor desde ambas perspectivas
—como sentimiento y como concepto—. Distinto de la sexualidad y el erotismo, el amor
debe comprenderse a partir de las nociones de libertad, creatividad (poética) y concilia-
ción de los contrarios. Finalmente, la última parte de este trabajo analiza el tema pro-
puesto por medio de la lectura de algunos poemas pacianos al respecto.

Palabras clave: amor, erotismo, sexualidad, Octavio Paz, contrarios, libertad, creación

Abstract
The present essay examines the topic of love in Octavio Paz’s intellectual work. For the
Mexican writer, love is certainly a human passion, but it is also a historic concept which
was born in 12th century Provence, in relation to “courtly love.” Therefore, this article
explores love from both perspectives, that is, as a feeling and as a concept. Different
from sexuality and eroticism, love should be understood based on the notions of freedom,
(poetic) creativity, and the reconciliation of opposites. Finally, the last section of this
essay analyzes the proposed topic of love through the reading of some of Paz’s poems.

Keywords: love, eroticism, sexuality, Octavio Paz, opposite, freedom, creation

Recepción: 29-09-19 Aceptación: 25-05-20


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La continuidad de nuestra idea del amor ensayo sobre el tema, La llama doble.
todavía espera su historia: Amor y erotismo de 1993. No obstante,
[…] Pero hay otro método más cerca de las dada su abstracción y complejidad, el
geografía que amor puede examinarse desde, por lo
de la historia y del catálogo: dibujar los menos, dos maneras: ya sea como una
límites entre pasión humana o como una construc-
el amor y las otras pasiones como aquel que ción histórica y discursiva. Es decir,
esboza el amor es sentimiento y es también
el contorno de una isla en un archipiélago. concepto. Así las cosas, este ensayo in-
Esto es lo tentará rastrear las principales ideas
que me he propuesto en el curso de estas pacianas al respecto, para finalmente
reflexiones. concluir con un somero análisis del tema
Octavio Paz, La llama doble del amor en algunos poemas represen-
tativos en la obra del escritor mexicano.

Introducción Hacia una genealogía paciana del amor

U
no de los temas predilectos Tal y como se indicó anteriormente
de Octavio Paz (1914-1998) el tema del amor puede ser abordado
es el amor. Tanto en su poe- tanto como “sentimiento”, o bien, como
sía como en su prosa, Paz ha examina- “idea”. En cuanto sentimiento, el amor
do, desde distintos ángulos de indaga- ha existido desde siempre y es inheren-
ción, la cuestión amorosa. De hecho, te a la sociedad y la subjetividad huma-
para el Nobel mexicano, el amor es la nas: solo basta con leer el vasto número
única redención posible contra las gran- de poemas, mitos y novelas presentes
des narrativas científicas, morales y en todas las culturas. En cambio, como
tecnológicas actuales, las cuales se han concepto, el amor corresponde a una
empecinado por forcluir la subjetividad construcción histórica particular, cuyo
humana. Así, por ejemplo, propone Paz origen se da, tal y como lo investigó De-
(2014) que el amor “es el mejor defen- nis de Rougemont (1979) en su célebre
sor en contra del sida […]” (p. 163), y obra El amor y Occidente, en la Francia
es también “una apuesta contra el tiem- provenzal de los siglos XI y XII, a pro-
po y sus accidentes” (p. 220). En fin, el pósito de lo que se conoce como “amor
amor ciertamente no resuelve todos los cortés” o fin’amors. Octavio Paz es cons-
embates de la vida, pero sí le permite al ciente de esto, por lo que es posible ras-
ser humano reconciliarse consigo mis- trear esta doble vertiente en su pensa-
mo y con todo lo que le rodea. miento así como en su poesía.
Desde sus inicios literarios, Paz
se preocupó por escudriñar el tema De la pasión: el amor como sentimiento
del amor, y nunca renunció a ello. A
lo largo de casi sesenta años de explo- Si La llama doble es la obra cul-
ración intelectual y poética, se convir- men donde Paz aborda el tema del
tió en una fuerza que fue acrecentán- amor como “concepto”, en sus ensayos
dose hasta concluir con su exquisito anteriores, el poeta mexicano también
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discurre sobre este, especialmente en /que muero porque no muero. /Vivo ya


términos de “sentimiento” o pasión. fuera de mí, /después que muero de
En un primer momento Paz, influen- amor” (1987, p. 480). Referente a esto
ciado por el movimiento romántico y el Paz (1990a) asienta que “el ahora ha
surrealista, concibe al amor como ese sido siempre el tiempo de los poetas y
sentimiento que necesita del poder de de los enamorados, de los epicúreos y
la imaginación, y el cual es insepara- de algunos místicos [como Santa Tere-
ble de los accidentes del tiempo. Rela- sa de Jesús]” (p. 53). En fin, amar co-
cionando amor y muerte, el poeta ase- rresponde a ese instante sublime cuan-
vera en un temprano ensayo de 1935 do se concilian los contrarios, en donde
lo siguiente: la muerte no es cesión, mucho menos
destrucción, sino redención, liberación
¿Quién conocerá los límites de la y resarcimiento del más profundo sen-
muerte? ¿Quién los del amor? ¿Qué timiento. O como lo aclara D. Salgado
línea, qué estrella, los separa? Sus (2010): “el amor, como la poesía, es
aguas se juntan en un solo sitio, fuente de revelación; el amor produce
más allá de todo tiempo; se con- otra realidad, en donde la conciliación
funden, se mezclan, y siempre, a de los contrarios y la anulación del
través del amor, como una secreta tiempo lineal son posibles” (p. 23).
e invisible presencia, escuchamos, Relacionado con la muerte, Paz
palpamos a la muerte. […] Pero la también cavila sobre el sentimiento
muerte no es el fin del amor, sino amoroso enlazándolo con la soledad,
su condición, su entraña, y exigen- uno de los temas preferidos de su discu-
cia: la muerte sólo vive del amor y rrir poético y filosófico. En 1943 publica
él sólo de ella. ¿Quién, al amar, no un ensayo precisamente titulado “Poe-
siente el morir, ya como abandono, sía de soledad y poesía de comunión”,
ya como avidez? (Paz, 1990a, p. 67) en donde formula la trascendencia de
la soledad para el ser humano, asun-
Con ecos profundamente román- to que abordará con más precisión en
ticos, Paz relaciona el amor con la El laberinto de la soledad de 1984. Allí
muerte no como opuestos, sino como sostiene que “[…] en el amor la pareja
su condición. Aquí el amor y la muerte intenta participar otra vez de ese esta-
traspasan el umbral de la vida fusio- do en el que la muerte y la vida se con-
nándose en uno solo. El poeta propone funden en una sola realidad” (1990a,
el hecho de que la muerte no es el fin p. 292). Con indiscutible tono románti-
del amor sino el paraje donde este se co, Paz considera al amor como ese sen-
torna irreprensible y auténtico. timiento poderoso y transgresor capaz
Según Paz, el amor y la muerte no de reconciliar los opuestos ahí donde
son contrarios sino dos experiencias los binarismos tienden a difuminarse.
igualmente inefables en donde morir Es por medio del amor (o bien, de
es vivir, y también es amar. Es decir, la poesía o de la experiencia místi-
ambas experiencias son indagaciones ca, que vendrían a ser lo mismo) que
de tipo “místico”, tal y como lo canta- el ser humano puede hacer las paces
ra santa Teresa de Jesús: “Vivo sin con su soledad. Para el poeta, la so-
vivir en mí, /y tan alta vida espero, ledad es siempre anhelo de otredad;
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es nostalgia por recuperar una parte transgresora que tiene el amor para
entrañable del ser que fue original- cambiar al sujeto y sus circunstancias:
mente arrebatada, a propósito del mito el amor es la fuerza vital que necesi-
platónico del andrógino. De ahí que el ta la humanidad para transformarse
sujeto busque sanar su sentimiento de y trascender. De hecho, para Bretón,
soledad mediante la comunión con el los únicos medios con que cuenta el ser
otro: “el precipitarse en el Otro se pre- humano para transmutar la historia y
senta como un regreso a algo del que hacerle frente a los debacles industria-
fuimos arrancados. Cesa la dualidad, les y tecnológicos actuales son el amor,
estamos en la otra orilla” (1970, p. 127). la poesía y el libre albedrío; y Paz cree
Marie Joan Panico (1980) explica al res- en ello. En El arco y la lira, el escritor
pecto: “[…] la soledad existe porque el mexicano aclara que “lo que distingue
hombre está separado de su ser, y es, el romanticismo y al surrealismo del
en realidad, dos —el ‘otro’ es el extra- resto de los movimientos literarios mo-
ño y a la vez el doble—. […] Sólo con el dernos es su poder de transformación
espíritu de un total abandono es capaz y su capacidad para atravesar, subte-
Octavio Paz de trascender su soledad rráneamente, la superficie histórica y
y fragmentación en una comunión que reaparecer de nuevo” (1970, p. 249). En
tiene lugar en esta ‘otra orilla’” (p. 558). este sentido, poesía y amor son sinóni-
Por lo tanto, la superación de la mos porque fungen como actos vitales
soledad por la injerencia del otro solo con los que cuenta el sujeto para con-
es posible por medio del acto del amor. ciliarse con su entorno y consigo mis-
Paz (1984a) propone al amor como una mo. En suma, son fuerzas subversivas
forma de autorrealización a partir de la capaces de mediar entre lo exterior y
cual los opuestos tienden a reconciliar- lo interior, lo público y lo privado; en
se: “sólo en el amor es posible aprehen- suma, como se señaló antes, de recon-
der lo radicalmente ‘otro’ sin reducirlo ciliar lo uno con lo otro.
a la conciencia. […] El amante roza las De hecho, para dilucidar los denue-
fronteras de la verdadera objetividad y dos del sentimiento amoroso, Paz se
se trasciende, se vuelve otro” (p. 148). vale de los recursos de la poesía por-
Y de eso se trata en esta vida, a saber, que, como el amor, el poema tiene esa
en cancelar las diferencias entro lo uno capacidad de revelar sin mostrar ahí
y lo otro para que, por obra del amor, donde los sentidos, sin perder sus po-
los amantes devengan en un solo ser. deres, se convierten en sirvientes de la
Tal y como se indicó, esta visión del imaginación por cuanto posibilitan es-
amor proviene de la tradición román- cuchar lo inaudito y ver lo intangible.
tica en donde sentimiento, tiempo y Más tarde, Paz vinculará la poesía con
otredad son sus componentes funda- el erotismo al declarar que la primera
mentales. Igualmente decisivo es el es una erótica significante y el segun-
impacto que tuvo el movimiento su- do, una poética carnal. No obstante, ya
rrealista en la concepción paciana del había especulado antes de esto que el
amor. Influenciado por El amor loco de erotismo no equivale a un simple rito
André Bretón, Paz admite que el amor sexual animal, sino que es “sexuali-
“verdadero” requiere de la libertad, del dad transfigurada”: “todo cuerpo es un
azar objetivo, así como de la capacidad lenguaje […]. La poesía es corporal:
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reverso de los nombres” (1998, pp. 123- poema: la fuerza que propicia el vérti-
124). Esto le permitirá al poeta decla- go y el éxtasis, participación en lo ab-
rar que todo erotismo es una metáfora soluto, y su expresión correspondiente
dado su carácter de “ceremonia, repre- como liturgia y fiesta a través del me-
sentación y percepción”. De esta for- canismo de encantamiento que es el
ma, el erotismo —hermano del amor— poema […]. Amor y poesía —concluye
corresponde a esa potencia capaz de el crítico— coinciden en ser revelacio-
transfigurar al sexo en ceremonia y al nes, sacudidas del ser, socavamiento
amor en rito, así como la poesía per- de los cimientos del yo” (p. 30).
mite que el lenguaje se vuelva ritmo y Al igual que Bretón, el poeta mexi-
canción amorosa. cano relaciona al amor, no solo con la
En este sentido, como tal, el erotis- poesía, sino también con los elementos
mo es sexualidad que no busca la re- de la libre elección y el azar objetivo.
producción mientras que la poesía es En El arco y la lira, Paz (1970) vuelve
lenguaje que va más allá de la mera a afirmar que “exaltar el amor entraña
comunicación: poesía y erotismo bro- una provocación, un desafío al mundo
tan de los sentidos, pero no terminan moderno” (p. 232), a propósito de la pa-
en ellos. Al realizarse, ambos inventan radoja que se da en toda relación amo-
construcciones ficcionales: poemas y ri- rosa en donde libertad y fatalidad, o
tuales. De esta manera, en el poema, deseo y necesidad, se conjugan. El con-
el lenguaje ha sido disuadido de su fin trasentido que se desprende de la rela-
convencional: la comunicación. Den- ción entre libertad y predestinación se
tro del poema, la linealidad se disloca, resuelve con la propuesta surrealista
se descarría torciéndose. Señala Paz del “azar objetivo”. Paz (1984a) lo ex-
que la línea recta deja de ser su pro- plica de esta manera: “El azar objetivo
totipo en favor del círculo, la espiral y es una forma paradójica de la necesi-
el zigzag. dad, la forma por excelencia del amor:
De acuerdo con el escritor mexica- conjunción de la doble soberanía de
no, tanto el erotismo como la poesía libertad y destino. El amor nos revela
son puntos en donde, en razón de esta la forma más alta de la libertad: libre
falta de linealidad, los contrarios con- elección de la necesidad” (p. 128). Para
vergen. En El mono gramático, el poe- que esta elección sea auténticamente
ta asienta que “la visión de la poesía libre no debe estar presente ningún
es la de la convergencia de todos los tipo de interdicción social o veto moral.
puntos […]. La convergencia es quie- Y de aquí la relación entre amor y
tud porque en su ápice los distintos transgresión: “[…] en nuestro tiempo
movimientos al fundirse, se anulan; al el amor es escándalo y desorden, trans-
mismo tiempo, desde esa cima de inmo- gresión” (Paz, 1984b, p. 178). Para que
vilidad, percibimos al universo como el amor se produzca es necesario que-
una asamblea de mundos en rotación” brantar las leyes y transgredir el sta-
(1998, pp. 134-135). O tal como lo expli- tu quo. Por esto no hay que confundir
ca Manuel Benavides (1979): tanto el amor con matrimonio en donde este
amor como la poesía son las antesalas último es pura convención social o re-
del ser, “[…] una misma fuerza es la ligiosa: “[…] el matrimonio no consti-
que opera en el abrazo amoroso y en el tuye la más alta realización del amor,
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sino que es una forma jurídica, social —su ladera este— está relacionado con
y económica que posee fines diversos la autorrealización espiritual en don-
a los del amor” (p. 179), de ahí que el de la fusión de los contrarios también
amor sea, sin proponérselo, un acto cobra especial importancia. Por medio
subversivo, revolucionario, el cual de la comunión con lo Supremo (hin-
atenta contra la sociedad misma y su duismo) o con la anulación del deseo en
establishment. Más aún, la sociedad la vacuidad (budismo), el sujeto pue-
condena al amor a morar en los márge- de llegar a experimentar un estado de
nes por considerarlo a-normal, es decir, plenitud tal, semejante al acto amoro-
el amor es relegado “[…] a la clandes- so y erótico: “el tantrismo predica una
tinidad, a las afueras, al mundo turbio experiencia total, carnal [erotismo]
y confuso de lo prohibido, lo ridículo y y espiritual [amor], que ha de verifi-
lo anormal” (p. 180), porque duda de carse concreta y realmente en el rito”
este y teme su poder sedicioso y conspi- (1978, p. 65).
rador, asienta el poeta en El laberinto De hecho, Paz encuentra en el dis-
de la soledad. curso tántrico una forma análoga a la
Para Paz, el amor es un poderoso experiencia poética ahí donde amor y
sentimiento, el cual tiende a desesta- erotismo constituyen la estratagema
bilizar el estamento social y la historia que posibilita la reconciliación de los
misma, y para ello toma del romanticis- contrarios. Hombre y mujer, cuerpo y
mo y el surrealismo los insumos nece- espíritu, interno y externo tienden a
sarios para abordarlo. En Las peras del fusionarse: “[…] el semen y la ilumina-
olmo, corrobora que “no nos interesa el ción son uno y lo mismo; la cópula es
lenguaje del surrealismo, ni sus teorías como subraya Mircea Eliade, samarasa,
sobre la ‘escritura automática’; nos se- ‘identité de jouissance’: fusión del sujeto
ducía su afirmación intransigente de y objeto, regreso al uno” (1978, p. 70).
ciertos valores que considerábamos Esta unión es posible gracias al lengua-
—y considero— preciosos entre todos: je en donde lo dicho, más que palabras,
la imaginación, el amor y la libertad” son “amuletos verbales, talismanes lin-
(1984a, p. 48). Esta visión paciana del güísticos y escapularios sonoros”, diría
amor y el erotismo fue estrechamente Paz. Son, en suma, significantes pujan-
influenciada por dichos movimientos tes que tienen el poder de reconciliar los
estéticos; sin embargo, el Nobel mexi- elementos antagónicos.
cano no se queda allí, sino que también El poeta mexicano entonces se sirve
recurre a las filosofías hindúes y bu- del tantrismo para resaltar esta suerte
distas para ensanchar su teoría sobre de “cópula” entre la palabra y la carne
el amor, asunto que intentaremos ras- cuando indica que “donde encontramos
trear someramente a continuación. la erotización de las ideas es en la In-
Paz afirma que el sentimiento del dia. Ahí los conceptos se sexualizan; se
amor y el erotismo no solo están pre- vuelven cuerpo. Los sistemas son con-
sentes en el pensamiento occidental, junciones eróticas” (1979, p. 9). La es-
sino que Oriente igualmente los elabora piritualidad tántrica busca anular las
de manera magistral. Apegado al tan- diferencias entre lo uno y lo otro con-
trismo hindú y budista, el poeta mexi- gregando en un solo rubro cada una de
cano sostiene que el amor en Oriente sus partes disímiles. Si en la tradición
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occidental (judeocristiana) se sugiere la el verdadero deseo es el no-deseo pues-


eliminación de lo “malo” (la carne) por to que el sujeto debe elegir, por medio
lo “bueno” (el espíritu); en el tantrismo, de sus sentimientos, pensamientos y
se reincorporan los contrarios fusionán- acciones, un bien de orden espiritual o
dose. Dice Paz (1978) al respecto: “La mental, o más bien, de tipo no-carnal,
reintegración en la vacuidad equivale, para que el ser logre la auténtica au-
en el nivel psicológico individual, a la torrealización. Y para alcanzar la libre
unión de la parte masculina y femenina realización, el sujeto no tiene más re-
en cada uno de nosotros” (p. 79). medio que recurrir al amor:
En suma, para Paz, esta fusión
de los opuestos refiere, en última ins- Entre el deseo y la realidad hay
tancia, a la conjunción entre el signo un punto de intersección: el amor.
“cuerpo” y el “no-cuerpo”, el cual, gra- El deseo es más vasto que el amor
cias a la relación entre erotismo y len- pero el deseo de amor es el más po-
guaje, hace que ambos se conviertan en deroso de los deseos. […] Aquel que
trascendencia y eternidad: “Occidente conoce el amor no quiere ya otra
nos enseña que el ser se disuelve en el cosa. El amor revela la realidad al
sentido y Oriente que el sentido se di- deseo: esa imagen deseada es algo
suelve en algo que no es ni ser ni no más que un cuerpo que se desva-
ser: en Lo Mismo que ningún lenguaje nece: es un alma, una conciencia.
designa excepto el del silencio” (1992, Tránsito del objeto erótico a la per-
p. 125). El erotismo por el que aboga sona amada. (Paz, 1991, p. 190)
el poeta no es una simple necesidad
carnal, sino el resultado de la íntima Entonces, para el budismo, el amor
relación entre el cuerpo y el no-cuerpo, es el vehículo por medio del cual el
a saber, de la indisolubilidad entre lo amor tiende a realizarse, convirtiendo
carnal y lo espiritual. En Conjuncio- al objeto (cuerpo) en sujeto (no-cuer-
nes y disyunciones, Paz (1978) vuelve po), a saber, la carne se transforma en
a aclarar que “[…] el uno [cuerpo] no espíritu puro.
vive sin el otro [no-cuerpo]. Sus unio- El pasaje autorrealizativo de objeto
nes y separaciones son la sustancia del a sujeto, o de cuerpo a no-cuerpo, solo
erotismo, aquello que lo distingue de la es posible por medio de la libertad que
mera sexualidad” (p. 119). implica la aceptación desinteresada
De hecho, la profundidad que logra del otro. Es decir, es el libre albedrío
Paz del pensamiento de Oriente es la el que permite que el sujeto reconozca
que le permitirá, años después, cons- en el otro el amor. En Cuadrivio, Paz
truir su “geografía” del amor, la cual (1991) vuelve a exponer que “dichoso o
matiza de manera acabada en La lla- infeliz, satisfecho o desdeñado, el que
ma doble, en donde discurre sobre las ama debe contar con el otro, su presen-
diferencias entre sexualidad, erotismo cia le impone un límite y lo lleva así
y amor. Así, para la tradición budis- a reconocer su finitud […]. El erotis-
ta, por ejemplo, la noción de “deseo” mo es una infinita multiplicación de
es de suma importancia para abor- cuerpos finitos; el amor es el descubri-
dar los temas del amor y el erotismo. miento de un infinito en una sola cria-
Para esta corriente de pensamiento, tura” (p. 99). Así pues, el amor es la
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conquista del ser en el otro mediante de una comunidad poética deshistori-


la fusión que se logra por el reconoci- zada y despolitizada, pero no a través
miento de la mutua libertad. Todos es- de la poesía sino mediante el amor, que
tos conceptos fueron adaptados por Oc- en última instancia viene a ser lo mis-
tavio Paz gracias a su estrecha relación mo en su caso” (p. 69). En este sentido
con el pensamiento de Oriente. Y es así es que el escritor mexicano empareja la
que el Nobel mexicano puede construir poesía con el amor en tanto ambos fun-
su obra en torno al amor, el erotismo y gen como fuerzas capaces de transformar
la sexualidad, La llama doble, en don- el mundo y al ser humano: tan es así que
de los diferencia, relacionándolos. Paz llama a la poesía “erótica verbal” y
al erotismo “poética corporal” (2014,
De la idea: El amor como concepto p. 10). De este modo, será de suma im-
portancia relacionar el acto poético con
En efecto, la obra paciana culmen el amoroso, no sin antes delimitar las di-
sobre el amor es La llama doble. Amor ferencias que, según Paz, existen entre
y erotismo (1993). A diferencia de los la sexualidad, el erotismo y el amor.
ensayos anteriores, en este, el poe- Entre sexualidad, erotismo y amor
ta mexicano aborda el tema del amor existe una relación de subordinación:
como un concepto construido históri- no hay amor sin erotismo así como no
camente, y no como mero sentimiento puede haber erotismo sin sexualidad.
o pasión humana. En esta obra, Paz Aunque diferentes, los tres —sexuali-
diferencia el amor como concepto del dad, erotismo y amor— no pueden no
de sentimiento cuando asienta que “la coexistir. En términos muy generales
atracción erótica hacia una persona se puede decir que la “materia prima”
única es universal y aparece en todas de todo acto pasional es la sexuali-
las sociedades [como sentimiento]; la dad. De ella se desligan el erotismo y
idea o filosofía del amor [como concep- el amor. En cuanto al sexo, Paz (2014)
to] es histórica y brota sólo allí donde sostiene que ciertamente hay muchas
concurren ciertas circunstancias socia- maneras de copular, pero “[…] el mismo
les, intelectuales y morales” (Paz, 2014, acto sexual siempre dice lo mismo: re-
p. 46). A partir de esto, el poeta diferen- producción” (p. 10). Aunque esenciales,
cia esta idea del amor de las de erotis- mientras el sexo pertenece al universo
mo y sexualidad: mientras el fin último animal —a lo meramente natural— el
de la sexualidad es la procreación, el erotismo es una “metáfora” de este, el
erotismo corresponde a una invención cual corresponde a la cultura. Paz lo
humana en donde lo que se celebra es explica de esta manera: “Ante todo, el
el placer. Finalmente, el amor es otra erotismo es exclusivamente humano:
cosa, es la completud que implica acep- es sexualidad socializada y transfigu-
tar al otro: “el amor es una atracción rada por la imaginación y la voluntad
hacia una persona única: a un cuerpo y de los hombres. […] El erotismo es in-
a un alma. El amor es elección; el ero- vención, variación incesante; el sexo es
tismo, aceptación” (Paz, 2014, p. 33). siempre el mismo” (2014, p. 15).
De hecho, para Agustín Pastén Para el poeta, el sexo siempre re-
(2004), “La llama doble constituye el mite a lo mismo mientras que el ero-
último llamado del poeta a la creación tismo se sirve de la imaginación para
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inventarse e inventar al otro: “El pro- a propósito que el discurso del amor
tagonista del acto erótico es el sexo o, cortés se rige por la devoción: “En ade-
más exactamente, los sexos. El plural lante los amantes estarán vinculados
es de rigor, incluso en los placeres lla- por las leyes de la cortezia: el secreto,
mados solitarios, el deseo sexual inven- la paciencia y la mesura, […] y, sobre
ta siempre una pareja imaginaria… todo, el hombre será el sirviente de la
o muchas. En todo encuentro erótico mujer” (p. 78). El amor cortés impli-
hay un personaje invisible y siempre ca la dilección de la amada ahí donde
activo: la imaginación, el deseo” (Paz, “adorar” se convierte en sinónimo de
2014, p. 15). Y justamente esta capaci- “amar”. Para el escritor mexicano, el
dad de imaginación y artificio polimor- amor es, por su parte, “una purifica-
fo es la que permite que el erotismo ción, como decían los provenzales, que
sea una pulsión de otredad, sin olvidar transforma al sujeto y al objeto del en-
que, aunque lo sexual pasa obligato- cuentro erótico en personas únicas”;
riamente por lo erótico, uno y otro no a lo que concluye aseverando que “el
son lo mismo. En fin, el erotismo es, amor es la metáfora final de la sexua-
en palabras de Paz (2014), “represen- lidad. Su piedra de fundación es la li-
tación”, “invención” y también “deseo”. bertad: el misterio de la persona” (Paz,
Es un “pararrayos” que reprime la libi- 2014, p. 106). Al menos tres acotacio-
do, “un disparo hacia un más allá”; es, nes son importantes de realizar con
en suma, “sexualidad transfigurada” respecto a la cita anterior: primero que
(p. 10), pero ante todo, “sed de otredad” el amor es una “metáfora”, lo que impli-
(p. 20), porque para que haya erotis- ca su cercanía con la literatura. Como
mo se debe aprender a contar, por lo concepto originado en Provenza es una
menos, hasta dos. construcción, a saber, una ficción: “la
Con el erotismo, y luego también relación amorosa se funda en una fic-
con el amor, el ser humano se verá col- ción: el código de cortesía” (Paz, 2014,
mado en el encuentro pasional. Este p. 123). Y también como sentimiento,
deja de estar solo para completarse en el amor es proclive de ser rastreado en
la confluencia con el otro: “sí, el erotis- obras literarias antiguas, tales como El
mo se desprende de la sexualidad, la asno de oro de Apuleyo, La hechicera
transforma y la desvía de su fin, la re- de Teócrito, los poemas de Catulo o en
producción; pero ese desprendimiento las obras platónicas Fedro y El banque-
es también un regreso: la pareja vuel- te que, para Paz, son indiscutiblemente
ve al mar sexual y se mece en su oleaje las fundadoras “[…] de nuestra filoso-
infinito y apacible” (2014, p. 28). En el fía del amor” (p. 40), no sin reconocer
erotismo siempre se necesita del otro. que en el lejano oriente también existió
Pero más allá del sexo y el erotismo una “cultura del amor” (p. 35).
se encuentra el amor. El amor del que Otro punto importante sobre la
habla Paz en La llama doble correspon- “idea” del amor es “el misterio de la
de a un “concepto” nacido en la Francia persona” (Paz, 2014, p. 106), el cual
provenzal del siglo XII, a propósito de conlleva el concepto de alma porque
lo que se conoce como “amor cortés” o solamente el alma es aquella capaz
fin’amors (fino amor). En El amor y de diferenciar a un ser humano de
Occidente, Rougemont (1979) aclara, otro. Finalmente, la cita del parágrafo
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anterior rescata el concepto de “liber- Si ciertamente amor y amistad son


tad” implícita en toda relación amo- sentimientos voluntarios e intersubje-
rosa: la libertad conlleva la noción de tivos: “la elección y la exclusividad son
elección —libre, voluntaria, creativa, condiciones que la amistad comparte
sin ataduras— por la persona que real- con el amor” (2014, p. 111), asienta
mente se ama. Ficción, alma y libertad el poeta, en esta última no interviene
son tres elementos intrínsecos del con- necesariamente el elemento de “reci-
cepto de amor, los cuales se analizarán procidad” por cuanto uno puede amar
en lo sucesivo. a alguien sin ser correspondido, pero
Por su parte, Paz diferencia el difícilmente se puede ser amigo de al-
amor erótico de otros afectos similares guien que no corresponde tal amistad.
en donde justamente el elemento pa- En suma, distinto al amor erótico, la
sional no está presente. Tal es el caso amistad no está tan inerme a los cam-
del “amor” que se tiene por los ideales bios súbitos o contundentes de la vida.
de cada cual, o por el sentimiento hacia Concluye Paz (2014) que “el amor se
los padres, los hermanos o los amigos. presenta, casi siempre, como una rup-
El poeta es contundente al respecto: tura o violación del orden social; es un
“se dice que amamos a nuestra patria, desafío a las costumbres y a las insti-
a nuestra religión, a nuestro partido, a tuciones de la comunidad. […] Una re-
ciertos principios e ideas. Es claro que pública de enamorados sería ingober-
en ninguno de estos casos se trata de lo nable: el ideal político de una sociedad
que llamamos amor; en todos ellos fal- civilizada —nunca realizado— sería
ta el elemento erótico, la atracción de una república de amigos” (p. 113).
un cuerpo” (2014, p. 107). Es decir, el En resumen, entre amor y amistad
amor erótico siempre implica un cuer- existen diferencias, pero también mu-
po que se elige libremente: nuevamen- chos aspectos en común al punto de que
te está presente el elemento del libre el mismo Paz advierte sobre la facilidad
albedrío. Igual ocurre con la familia en con que los cónyuges pueden eventual-
donde no opera la libre elección —uno mente devenir en amigos. Así, “el amor
no escoge la familia—: “el amor filial, el y la amistad son pasiones raras, muy
fraternal, el paternal y el maternal no raras […]. Dije más arriba que el amor
son amor: son piedad en el sentido más es trágico; añado que la amistad es una
antiguo y religioso de esta palabra” respuesta a la tragedia” (Paz, 2014,
(p. 108). Es decir, no hay que confundir p. 115). Una vez delimitadas las diferen-
el amor erótico con el ágape cristiano cias y las similitudes entre el concepto
en donde no se destaca ni la voluntad del amor y otros sentimientos análogos,
ni la libertad de elección. Mientras el el Nobel mexicano se aboca a enume-
amor erótico es espontáneo y volunta- rar cinco elementos constitutivos de
rio, el sentimiento filial o paternal es este, los cuales son delineados a partir
dictado por imposiciones que vienen de de pares antitéticos ahí donde, como se
la sangre, la religión o la sociedad. ha podido corroborar, el componente de
El poeta también distingue el “disonancia” es de suma importancia.
amor erótico de la amistad los cuales De acuerdo con la visión paciana,
están muy emparentados, pero que, el concepto de amor implica la recon-
sin embargo, no hay que confundirlos. ciliación entre los contrarios en la que,
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 187

por la obra del amor que allí opera, los buscar la unificación de los contrarios.
opuestos tienden a fusionarse; es decir, En Sor Juana, Paz (2001a) asienta que
dos se tornan uno. Esta “teoría” de los el enigma de la escritura de la monja
contrarios, tal y como se pudo demos- mexicana “[…] es muchos enigmas: los
trar en el apartado anterior, está pre- de la vida y de la obra. […] Entre una y
sente desde muy temprano en la obra otra hay una zona vacía, una hendidu-
del poeta mexicano. En un ensayo de ra. Hay algo que está en la obra y que
1943 precisamente intitulado “Poesía no está en la vida del autor; ese algo
de soledad y poesía de comunión”, Paz es lo que se llama creación o invención
(1990) afirma al respecto que “en lo artística y literaria” (p. 2). De todos es
alto de este contacto y en la profundi- conocido que el más grande “enigma”
dad de ese vértigo, el hombre y la mu- de la vida de Sor Juana es su “amistad
jer tocan lo absoluto, el reino donde los amorosa” con María Luisa Manrique
contrarios se reconcilian, y la vida y la de Lara. Así, la poesía amatoria de Sor
muerte pactan en unos labios que se Juana se debate entre la alabanza y la
fundan”, para concluir asentando que queja, el cumplido y el reproche, en fin,
“el cuerpo y el alma en ese instante son “examen interior: el poeta, al ver a su
lo mismo” (p. 292). Según el escritor, el amada, se ve también a sí mismo vién-
acto amoroso resulta ser el producto de dola. Al verse, ve en su interior, graba-
cierta reconciliación entre seres opues- da en su pecho, la imagen de su dama:
tos —hombre y mujer—. En El arco y el amor es fantasmal” (Paz, 2001a,
la lira lo explica de esta manera: p. 17). A partir de una obra rica en con-
tradicciones en donde se unifican en un
El amor nos suspende, nos arranca lenguaje poético cargado de imágenes y
de nosotros mismos y nos arroja a fluidez verbal, la monja mezcla el enig-
lo extraño por excelencia: otro cuer- ma de su vida con su obra.
po, otros ojos, otro ser. Y sólo en ese Por lo tanto, la conciliación de los
cuerpo que no es el nuestro y en esa contrarios es de suma importancia
vida irremediablemente ajena, po- para delimitar la geografía paciana
demos ser nosotros mismos. Ya no del amor porque implica la oscilación
hay otro, ya no hay dos. El instante entre lo uno y lo otro, lo interior y lo
de la enajenación más completa es exterior, lo carnal y lo espiritual. En
el de la plena reconquista de nues- “Xavier Villaurrutia en persona y en
tro ser. (1970, p. 129) obra”, Paz (1980) refiere a esta conci-
liación en términos de “pliegue”, es de-
El amor como reconciliación de los cir, como el litoral que, siendo distinto
contrarios también se puede encontrar a uno, termina siendo lo más verdade-
muy bien acotado en el análisis que ro que alguien pueda experimentar.
hace Paz de la poesía barroca de Sor Allí sostiene que “el entre es el pliegue
Juana Inés de la Cruz. Recuérdese que universal. El doblez que, al desdoblar-
el barroco novohispánico se caracteri- se, revela no la unidad sino la duali-
za por el conflicto de ideas contradic- dad, no la esencia sino la contradicción.
torias: fe y razón, hombre y Dios están […] El pliegue es su doblez: su doblez,
en el orden del día en este periodo ahí su asesino, su complemento” (p. 61).
donde quien hace poesía se esfuerza en El pliegue es entonces la metáfora que
188 Revista de Lenguas Modernas, N.° 33, 2020-2021 / 177-197

abarca la reconciliación de los contra- relación amorosa, las cuales propone


rios definido, según Helena Dunsmoor como “constituyente” dada su perpe-
(2014), como “[…] una figura del vacío tuación en el tiempo, las que también
y al mismo tiempo, de la plenitud. Con- interaccionan entre sí, produciendo
tiene enigmas […] y no contiene nada una combinatoria de ligazón e interde-
[…]” (p. 95). Es, por lo tanto, a partir pendencia. Estos elementos constituti-
de los conceptos de “pliegue” y “recon- vos que suponen el concepto de amor,
ciliación” de los opuestos que se podrán legado por la tradición provenzal del
comprender los cinco pares que propo- amor cortés y luego enaltecido a lo lar-
ne Paz como “constituyentes” del amor, go de los siglos, son cinco. El primero es
en donde los elementos destacados son el binomio exclusividad/reciprocidad:
la libre elección, la fatalidad y la recon- en el amor, se ama a una sola perso-
ciliación de los contrarios. na (exclusividad) esperando que esta
Por su parte, el concepto del amor, corresponda (reciprocidad). Ambos ele-
tal y como lo desarrolla Paz, está rela- mentos requieren del componente de
cionado con los términos de revolución la “libertad” en tanto amar conlleva
y revelación, a propósito de sus elucu- la condición de la libre elección. Tal y
braciones respecto a las obras de Luis como se pudo verificar, Paz (2014), in-
Cernuda y Ramón López Velarde. En el fluenciado por la corriente surrealista,
estudio dedicado al primero, Paz sostie- sostiene que el amor es “[…] una mis-
ne que “el amor es la revelación de la teriosa inclinación pasional hacia una
libertad ajena y nada es más difícil que sola persona, el otro o la otra, del mis-
reconocer la libertad de los otros, sobre mo o diferente sexo, que tiene la liber-
todo la de una persona que se ama y se tad de decir sí o no” (p. 34). Se trata en-
desea. Y en esto radica la contradicción tonces de una relación sustentada en la
del amor: el deseo aspira a consumarse libre elección que ejercen los amantes
mediante la destrucción del objeto de- y no necesariamente en una obligación
seado; el amor descubre que ese objeto de índole social o religiosa.
es indestructible” (1991, p. 192). Aquí la Ahora bien, la exclusividad no sig-
revelación se da a partir de la contra- nifica sed de posesión, mucho menos
dicción que implica el amor y el deseo. de dominio, sino que refiere a un deseo
Lo mismo acaece en la contradicción de servicio incondicional: “el verdade-
que aparece en la obra poética de López ro amor consiste precisamente en la
Velarde, tal y como lo explica Paz: “Su transformación del apetito de posesión
amor es el constante vaivén de los dos en entrega” (2014, p. 117). Para el poe-
términos que lo forman. Así no puede ta, la exclusividad es un misterio por-
exponerlo a la prueba de la realidad sin que amar a una sola persona sobre to-
exponerlo al mismo tiempo a la extin- das las demás es un enigma que rebasa
ción”, lo que le hace a Paz (2001b) con- todo razonamiento y logicidad.
cluir que López Velarde “no se enfrenta El segundo binomio es el de obs-
a un amor imposible; su amor es imposi- táculo/transgresión. De acuerdo con
ble porque su esencia es ser permanente Paz, el amor es un campo de batalla
y nunca consumada posibilidad” (p. 37). en el que se deben esquivar una se-
Por lo demás, Paz enumera una se- rie de pruebas; de allí su relación con
rie de características que hay en toda la infracción: “desde la dama de los
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 189

trovadores, encarnación de lejanía al amor en forma de un nudo: hay que


—geográfica, social o espiritual— el añadir que ese nudo está hecho de
amor ha sido continua y simultánea- dos libertades enlazadas” (Paz, 2014,
mente interdicción e infracción, im- p. 125): el sujeto y el objeto son dos ca-
pedimento y contravención” (2014, ras de una misma moneda.
p. 119). Para que el amor se consuma El cuarto par de contrarios es el de
es necesario que los amantes sorteen fatalidad/libertad. Relacionado con los
una serie de infortunios y prohibicio- binomios anteriores, este comprende
nes. Desde religiosas y económicas la idea de que el amor se concibe como
hasta de raza o de clase, las interdic- un acto que supone el espontáneo reco-
ciones han estado presentes en cada nocimiento de que la pasión amorosa es
una de las experiencias del amor. De auténtica justamente porque el amor es
aquí que uno de los componentes del vivido como la aceptación voluntaria de
amor sea la subversión en tanto el sen- una fatalidad, fatalidad que paradójica-
timiento vale por su capacidad de lid y mente se ha escogido bajo los términos
provocación: “el amor se presenta, casi de la libertad: “la fatalidad se manifiesta
siempre, como una ruptura o violación sólo con y a través de la complicidad de
del orden social; es un desafío a las cos- nuestra libertad. El nudo entre libertad
tumbres y a las instituciones de la co- y destino […] es el eje en torno al cual gi-
munidad. Es una pasión que, al unir a ran los enamorados de la historia” (2014,
los amantes, los separa de la sociedad” p. 128). Coherente con el “azar objetivo”
(pp. 133-114). El amor es entonces re- de Bretón, la fatalidad es en sí una “elec-
sistencia al orden establecido, el cual ción” de tipo inconsciente que los aman-
implica una suerte de “discordia”. tes escogen instintivamente porque en
El tercer par antitético es el de el amor se conjugan el deseo voluntario
dominio/sumisión. El origen de esta con el involuntario: “ambas [la elección
copla también proviene del “amor cor- de tipo consciente y la inconsciente] son
tés”, el cual denota la negación de sí ajenas a nuestra voluntad, ambas nos
mismo (vasallo) a favor de obtener el determinan y su conjunción crea un or-
amor del otro (dama). Dice Paz (2014) den, un tejido de relaciones, sobre el que
que el amor “[…] no niega al otro ni ignoramos tanto la finalidad como la
lo reduce a sombra, sino que es nega- razón de ser” (p. 146).
ción de la propia soberanía. Esta auto- Finalmente, el quinto binomio ca-
negación tiene una contrapartida: la racterístico del amor es el de cuerpo/
aceptación del otro” (p. 124). Recono- alma. Para el poeta existe una relación
cer al otro implica la libertad de buscar irrecusable entre el amor y la noción de
a una persona (alma) que también ansía “alma”: “en suma, el amor exige como
ser reconocida; nuevamente el elemento condición previa la noción de perso-
de “reciprocidad”. Tal y como apunta D. na y ésta la de un alma encarnada en
Salgado (2010): “se trata de una apues- un cuerpo” (2014, p. 129). Según Paz,
ta cuyo resultado depende de que el amar implica la dulce contradicción de
otro responda” (p. 116) pues es “por el enamorarse de un cuerpo mortal pero
puente del mutuo deseo [que] el objeto también de un alma inmortal ahí don-
se transforma en sujeto deseante y el de lo perecedero del cuerpo se conjuga
sujeto en objeto deseado. Se representa con la inmortalidad del alma.
190 Revista de Lenguas Modernas, N.° 33, 2020-2021 / 177-197

En esto se resumen las caracterís- el amor erótico [que] serán las fuerzas
ticas constitutivas del amor, a saber, con las cuales [Paz] logrará trascender
en su contrasentido y paradoja, por este mundo e intentar alcanzar la raíz
cuanto se ama a un ser mortal como primitiva de la existencia del hombre”
si fuera imperecedero e infinito. Así, (p. 145). Así las cosas, tanto el senti-
el amor como concepto es un término miento del amor como la figura de la
complejo plagado de contradicciones: mujer amada son los medios que em-
se ama a un cuerpo y también a un plea el poeta para procurar el sentido
alma; es destino libremente escogido; último del poema y también de la exis-
es dominio e igualmente vasallaje, es, tencia humana. Tal y como se pudo con-
en fin, dicha, pero también infortunio firmar, el amor funge como el vehículo
ahí donde viene felizmente a instalarse que utiliza el escritor para hacer pre-
para rescatar al sujeto de sus miserias. sente a la amada; mujer que representa
En fin, cinco son los elementos distin- la otredad y la completud tan deseadas.
tivos del amor que, hacia el final de su Más aún, mediante el amor, el poe-
estudio, el Nobel mexicano comprime ta es capaz de evocar su propia subje-
en tres: “la exclusividad, que es amar tividad en relación con la realidad y la
a una sola persona; la atracción, que naturaleza que lo rodea: de alguna ma-
es fatalidad libremente asumida; y la nera, el escritor logra hacer fusionar a
persona, que es alma y cuerpo. El amor la amada con los elementos de la na-
está compuesto de contrarios pero que turaleza. Dicho esto, el análisis que se
no pueden separarse y que viven sin expone de aquí en adelante no es para
cesar en lucha y reunión con ellos mis- nada exhaustivo ni definitivo: es tan
mos y con los otros” (Paz, 2014, p. 131). solo una posible lectura del tema del
O tal y como lo sintetiza Eloy Urroz amor así como la presentación de algu-
(2004), el concepto del amor entraña nos de sus elementos, tal y como se es-
“[…] libertad, exclusividad y reciproci- bozaron en este trabajo. Para cumplir
dad entre el amado y la amada, entre dicho cometido, nos centraremos en al-
el elegido y el elector, donde el primero gunos poemas pacianos que exploran,
debe volverse al segundo y el segundo de manera muy acertada y puntual, el
volverse al primero antes de conquis- tópico aquí planteado: el amor.
tar la hazaña del amor” (p. 93). Para Paz, el ser femenino se pre-
senta como “lo otro”, distinto al hom-
Amor y poesía bre, como el “otro” sexo, quien a pesar
de su diferencia resulta ser su adita-
Octavio Paz no solo se dio a la tarea mento. El psicoanalista Jacques La-
de “filosofar” sobre el tema del amor, can (1984) presenta a la mujer como
tal y como se pudo corroborar en los el “Otro sexo” puesto que “el hombre
apartados anteriores, sino que le cantó sirve aquí de relevo para que la mujer
a este en su poesía. Como poeta, Paz se convierta en ese Otro para sí misma
es un escritor amoroso. En tanto autor como lo es para él”, para concluir ase-
posvanguardista, Antonio Puro Mora- verando que “todo se puede poner en la
les (1982) afirma que el poeta mexica- cuenta de la mujer en la medida en que,
no se da a la tarea de reconciliar es- en la dialéctica falocéntrica [sic], ella
tos dos valores: “la palabra poética y representa el Otro absoluto” (p. 711).
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 191

Así las cosas, el hombre necesita de la telúrica que, a través de la contempla-


mujer para alcanzar la completud y la ción cósmica, permite a los contrarios
autorrealización verdaderas, las cuales fusionarse. Póngase atención a la com-
le permitirán también valorar la unidad binatoria de opuestos dentro del poema
universal que supone el cosmos. Desde “Tus ojos”:
este punto de vista, la mujer es el an-
verso del ser —el no ser— en donde ella Tus ojos son la patria del relámpa-
funciona como el contrario del hombre, go y de la lágrima,
dualidad de los opuestos. En una entre- silencio que habla,
vista concedida a Rita Guibert, el poeta tempestades sin viento, mar sin olas,
acota lo siguiente: pájaros presos, doradas fieras ador-
mecidas. (Paz, 2004, p. 114)
Yo estoy por la igualdad, pero
igualdad no quiere decir identidad, El ser femenino representa enton-
homogeneidad. Qué bueno que los ces la unión de los contrarios; es el
hombres sean distintos a las mu- punto donde todo antagonismo se em-
jeres. En una sociedad realmente palma para amalgamarse. De igual
libre lo importante sería el cultivo manera, el poeta se complace en iden-
de las diferencias; aquello que nos tificar a la mujer —su cuerpo, más es-
distingue es aquello que nos une. pecíficamente— con el cosmos: la mu-
[…] Creo que del juego de lo mascu- jer es naturaleza viva. Muchos de sus
lino y lo femenino podría surgir una poemas relacionan al ser femenino con
nueva cultura y creaciones que ni si- la geografía de la superficie terrestre;
quiera sospechamos. La oposición de más aún, varias partes del cuerpo de la
lo femenino y de lo masculino es una mujer revelan fenómenos naturales y
oposición de orden complementario. geomorfológicos concretos. Así lo recita
(Paz, 1985, p. 39) en “Cuerpo a la vista”:

Para Paz (1970), la mujer represen- Y las sombras se abrieron otra vez
ta la fuerza que hace que el hombre lo- y mostraron un cuerpo:
gre salir de sí mismo y que simultánea- tu pelo, otoño espeso, caída de agua
mente vuelva en sí: “caer: volver a ser. solar,
Hambre de vida y hambre de muerte. tu boca y la blanca disciplina de sus
Salto de la energía, disparo, expansión dientes caníbales, prisioneros en
del ser […]”, entona el poeta (p. 135) llamas,
ahí donde el ser femenino agrupa los .........................................................
contrarios por antonomasia, la vida y sitios en donde el tiempo no trans-
la muerte. En “Noches de resurreccio- curre,
nes II”, el poeta espeta: “El sueño de valles que sólo mis labios conocen,
la muerte te sueña por mi carne, /mas desfiladero de la luna que asciende
en tu carne sueña mi carne su retorno, a tu garganta entre tus senos,
/que el sueño es una entraña para el cascada petrificada de la nuca,
alma que nace” (Paz, 2004, p. 36). alta meseta de tu vientre,
La mujer representa así la recon- playa sin fin de tu costado. (2004,
ciliación de los opuestos, esa fuerza p. 115)
192 Revista de Lenguas Modernas, N.° 33, 2020-2021 / 177-197

Nuevamente, volviendo al motivo Por su parte, el elemento “tierra” es la


de los ojos, el poeta se sirve de ellos fuerza, la energía en donde la femini-
para fusionar los contrarios, cuando dad tiende a materializarse. Nueva-
descubre que “tus ojos son los ojos fijos mente la voz poética convoca los ojos
del tigre, /y un minuto después son los del ser amado relacionándolos con
/ojos húmedos del perro” (p. 115). Por “la piedra”:
lo tanto, los ojos de la amada conjugan
la fuerza y profundidad de la mirada fe- Con los ojos cerrados
menina (los ojos del tigre) pero también, Te iluminas por dentro
y a su vez, su mansedumbre y dulzura Eres la piedra ciega.
(los ojos húmedos del perro) —nueva- Noche a noche te labro
mente oposición de los contrarios—. Con los ojos cerrados
Por su parte, en los poemas de La- Eres la piedra franca (1971b, p. 111).
dera este, Paz (1971b) vuelve a emplear
el cuerpo de la amada para conciliar Y finalmente está el “fuego” que es
los contrarios a partir de la imagine- el elemento de la trasmutación, además
ría telúrica. En estos poemas, el Nobel que tradicionalmente funciona como eso
mexicano conecta el ser femenino con que de ardiente y abrasador tiene la pa-
los cuatro elementos de la naturale- sión amorosa. Canta el poeta:
za: aire, agua, tierra y fuego. En pri-
mer lugar, como el “viento”, la mujer Tu cuerpo en mi cuerpo
es sinónimo no solo de libertad cósmi- Manantial de huesos
ca, sino también de dinamismo espi- Manantial de soles (1971b, p. 126).
ritual: “La mujer está habitada por el
viento” (1971b, p. 34). Acto seguido, el En fin, el cuerpo de la mujer ama-
poeta emplea el elemento del “agua” da es el recinto natural donde el poeta
para decir que la mujer representa la encuentra su completud, es el páramo
eternidad y la ausencia de los límites; tectónico en el que el ser encuentra su
lo canta en “Carta a León Felipe”: “Un otredad, vaciándose de sí para llenarse
arco /De agua que al tocar la otra orilla del todo que representa el otro amado:
/Se vuelve aire /Ondulación” (1971b,
p. 93). Aquí Paz reúne el agua con el
aire para así metaforizar la capacidad habitar tu nombre
de síntesis que tiene el ser femenino Despoblar tu cuerpo
enlazando los opuestos. caer en tu grito contigo
Al tocar esa “otra orilla”, el cuerpo Casa del viento
femenino tiene esa facultad de fusionar La irrealidad de lo mirado
los contrarios ahí donde este es vida, Da realidad a la mirada (1971b,
pero también muerte: “Allí cantas tu p. 163).
canción furiosa /Tu canción dichosa /
De agua encadenada /Allí cantas des- Otro de los poemas más impor-
nuda” (1971b, p. 123), para luego es- tantes de Octavio Paz es “Piedra de
petar: “Eres un sol sediento” (p. 115): sol”, el último poema de Libertad
sol y agua son los contrarios que se re- bajo palabra contenido en el poema-
únen en el cuerpo grácil de la amada. rio La estación violenta (1948-1957).
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 193

Ciertamente es un poema histórico- versos, “el poeta sigue su camino por


reflexivo, pero también se sirve de el mundo, que tiene cuerpo de mujer, o
esto para exponer el asunto del amor. por la mujer, que es también el mundo”
En él, el poeta conjuga sexualidad, (p. 138). O tal como lo afirma el poeta
amor y erotismo haciendo que el cuer- mismo en Vislumbres de la India: “El
po de la amada funcione como el lienzo cuerpo, como la naturaleza entera, es
en donde el poeta dibuja su deseo: vida que produce vida: la semilla fe-
cunda a la tierra y el semen al vientre
voy por tu cuerpo como por el mundo, de la mujer. El cuerpo humano no sólo
tu vientre es una plaza soleada, atesora vida: transforma su energía
tus pechos dos iglesias donde oficia en pensamiento y el pensamiento en
la sangre sus misterios paralelos, poder” (1995, p. 183).
mis miradas te cubren como yedra Finalmente se podría afirmar que
(2004, p. 225). “Piedra de sol” expone de manera al-
tamente poética la definición del amor,
A lo largo de estos versos se pue- así como la importancia que tiene la
de ver cómo el poeta recorre el cuer- mujer para el escritor, en el sentido de
po femenino como ese caminante que que amar implica la vacuidad y la en-
marcha por el mundo explorando la trega total del uno por el otro:
naturaleza impetuosa. A este respec-
to, Rachel Phillips (1976) explica que amar es combatir, si dos se besan
la “[…] imagen colectiva de la mujer se el mundo cambia, encarnan los deseos,
funde con los principios femeninos del ..........................................................
universo, de tal modo que la búsqueda amar es combatir, es abrir puertas,
de la regeneración a través de las fuer- dejar de ser fantasma con un número
zas desconocidas del cosmos se vuelven a perpetua cadena condenado
una y la misma” (p. 35). Así, el poeta por un amo sin rostro;
decide emprender una travesía erótica el mundo cambia
por la geografía del cuerpo femenino: si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres
tus labios, tus cabellos, tus miradas, (2004, p. 234).
toda la noche llueves, todo el día,
abres mi pecho con tus dedos de agua, Nuevamente, el yo lírico retorna a
cierras mis ojos con tu boca de agua, la fuente que le procura la plenitud del
.......................................................... ser —el cuerpo de la amada—: “vuelvo
voy por tu talle como por un río, donde empecé, busco tu rostro” (2004,
voy por tu cuerpo como por un bosque, p. 235). El extenso poema reflexivo
como por un sendero en la montaña concluye en el mismo lugar donde ini-
que en un abismo brusco se termina ció, paisaje donde la amada constituye
(2004, pp. 225-226). el paradigma nietzscheano del eterno
retorno de lo mismo. Otra vez relacio-
El cuerpo de la amada constitu- nando a la mujer con los elementos de
ye esa naturaleza frondosa por la que la naturaleza, el poeta encuentra en el
transita el poeta. A propósito apunta cuerpo femenino su propia realización:
Dante Salgado (2003) que, en estos
194 Revista de Lenguas Modernas, N.° 33, 2020-2021 / 177-197

El mundo reverdece si sonríes justa medida donde su naturaleza es


comiendo una naranja, “pintada” a través de diversas clases
el mundo cambia de imágenes sensoriales, muy especial-
si dos vertiginosos y enlazados, mente por la injerencia e importancia
caen sobre la yerba: el cielo baja, que tiene la mirada. En estos textos, el
los árboles ascienden, el espacio sentimiento amoroso, la mujer amada
abierto para el águila del ojo, y el cuerpo de esta son descritos por el
pasa la blanca tribu de las nubes, poeta a través de sensaciones e imáge-
rompe amarras el cuerpo, zarpa el nes oculares. De hecho, amar es, para
alma (2004, p. 236). Paz (2004), fundirse con la naturaleza
en donde mujer y ambiente se tornan
En fin, para el poeta, la plenitud y en una sola cosa: “Mis miradas te cu-
la realización totales solo se logran me- bren como yedra, / eres una ciudad que
diante la fusión con el otro: amar es ser el mar asedia, / una muralla que la luz
uno con la amada, dialéctica que impli- divide / en dos mitades de color duraz-
ca el retorno al Origen. En El arco y no, / un paraje de sal, rocas y pájaros”
la lira, Paz (1970) asienta, al respecto, (“Piedra de sol”, p. 225). Por medio de
que “la experiencia de lo Otro culmina la mirada es que el poeta puede apro-
en la experiencia de la Unidad. Los dos piarse de su amada y hacerla suya:
movimientos contrarios se implican. “Bajo mis ojos te extendías, / país de
[…] El precipitarse en el Otro se pre- dunas —ocres claras. / […] Abriste al
senta como un regreso a algo de que fin los ojos. / Te mirabas mirada por
fuimos arrancados. […] Hemos dado el mis ojos / y desde mi mirada te mira-
salto mortal. Nos hemos reconciliado bas […] / me enterré en tu mirada”
con nosotros mismos” (p. 133). O como (“Regreso”, 2004, pp. 614-615).
canta la voz lírica hacia el final de Por lo tanto, la mirada implica
“Piedra de sol”: para el poeta la manera más factible
de asir a la amada uniéndose con ella
para que pueda ser he de ser de otro, en tanto el amor es, en igual medida,
salir de mí, buscarme entre los otros, una “aparición” que “tiene cuerpo y
los otros que no son si yo no existo, ojos, / me mira” (“Carta de creencia”,
los otros que me dan plena existencia, 2004, p. 625) para concluir entonando
no soy, no hay yo, siempre somos que mirar es amar, y amar, a su vez,
nosotros, es muerte: “Aprender a mirar. / Tu mi-
la vida es otra, siempre allá, más rada es sembradora” (Ibídem, p. 629),
lejos (2004, p. 238). no sin antes proclamar que “Con pa-
labras de agua, llama, aire y tierra /
Así las cosas, y gracias al amor, el inventamos el jardín de las miradas.
poeta se funda a sí mismo en el otro / Miranda y Ferdinand se miran, / in-
ser, el cual le permite realizarse y exis- terminablemente, en los ojos/ —hasta
tir como hombre: “mi cara verdadera, petrificarse” (Ibídem, p. 628). En suma,
la del otro, / mi cara de nosotros siem- para Paz, amar es mirar, es tener ojos:
pre todos” (2004, p. 238). “Amor es una palabra equívoca, / como
Otros poemarios pacianos igual- todas. / No es palabra, / dijo el Funda-
mente abordan el tema del amor en la dor: / es visión” (Ibídem, p. 624).
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 195

El tema del ojo y la mirada en rela- de aire abren los párpados del tiempo, /
ción con el amor no siempre se presenta manar de apariciones y resurrecciones,
de manera “pura” en la poesía paciana, / óyeme como quien oye llover” (“Como
sino que aparece concertado por el uso quien oye llover”, 2004, p. 618). El res-
recurrente de la sinestesia, la cual es to del poemario Árbol adentro está col-
definida como esa figura retórica que mado de sinestesias amorosas en don-
consiste en unir dos imágenes o sensa- de el yo poético es capaz de “tocar con
ciones disímiles provenientes de dife- los ojos”: “Comí tinieblas con los ojos,
rentes dominios sensoriales donde, sin / bebí el agua del tiempo, bebí noche,
embargo, la vista sigue siendo una de las / Palpé entonces el cuerpo de una mú-
más importantes. El mismo Paz (1971a) sica / oída con las yemas de mis dedos”
se refiere a la significancia de la sineste- (“Regreso”, 2004, p. 614). Su poemario
sia cuando arguye que “en el momento Árbol adentro concluye con un poema
en que la palabra se asocia a otras para erótico que recoge la irrecusable rela-
construir una frase, uno de esos sentidos ción existente entre amor y poesía ahí
se actualiza y se vuelve predominan- donde le canta a la amada, nuevamen-
te, […] una de las características de la te, a través de una sinestesia que in-
poesía, tal vez la cardinal, es preservar cluye el sentido de la vista: “Hablarte
la pluralidad de los sentidos” (p. 15). O / con palabras visibles y palpables /
también define la sinestesia de mane- con peso, sabor y olor / como las cosas”
ra poética al declarar que “la poesía / (“Carta de creencia”, p. 622).
siembra ojos en la página, / siembra pa- Otro de los poemarios pacianos que
labras en los ojos. / Los ojos hablan, /las aborda el tema del amor a partir del
palabras miran, / las miradas piensan” sentido de la vista es Blanco (1966). Es
(“Decir: Hacer”, 2004, p. 545). un texto más hecho para ser mirado que
Por ejemplo, así es como ocurre leído para lo que el autor decide acotar
con el yo lírico en el momento de con- unas notas aclaratorias según las cua-
templar los cuatro álamos del cuadro les dicho poema “debería leerse como
de Monet quien proclama: “vaivén in- una sucesión de signos sobre una página
móvil. Con los ojos / las oigo murmu- única; a medida que avanza la lectura,
rar palabras de aire” (“Cuatro chopos”, la página se desdobla: un espacio que en
2004, p. 602). De igual manera, el poe- su movimiento deja aparecer el texto y
ta emplea la sinestesia para descri- que, en cierto modo, lo produce” (2004,
bir el acto de amor en tanto que ama p. 432). Blanco es un poemario visual
porque mira: “Amar es tener ojos en que constantemente se está producien-
las yemas, / palpar el nudo en que se do en tanto es un texto abierto para ser
anudan / quietud y movimiento” (“Car- mirado de manera directa, un espacio en
ta de creencia”, 2004, p. 627). Así mis- movimiento, palabras en rotación. En
mo, el poeta le suplica a la amada que este sentido, el poema se convierte en
“lo escuche con los ojos abiertos”: “óye- un territorio vacío que el lector, en tanto
me como quien oye llover, / sin oírme, coautor, completa, crea y colma, gracias
oyendo lo que digo / con los ojos abier- a los espacios vacantes que le presenta el
tos hacia adentro, / dormida con los cin- texto. Y todo esto ocurre en virtud de la
co sentidos despiertos, / […] tus dedos importancia de la mirada que se desplie-
de llama queman mis ojos, / tus dedos ga a lo largo de todo el poema.
196 Revista de Lenguas Modernas, N.° 33, 2020-2021 / 177-197

Así las cosas, en tono amoroso, el poe- de marcar su itinerario escritural. Para
ma se da a ver para ser coescrito como dos Paz, el amor es sentimiento —la pasión
almas que se unen en el coito: “(El ojo que más poderosa que tiene el ser humano
lo mira es otro río) / en la noche dormida / para autorrealizarse—, pero también es
me miro en lo que miro / como entrar por un concepto, que fue “inventado” por el
mis ojos / en un ojo más límpido /me mira rito del amor cortés, y el cual todavía lle-
lo que miro” (p. 442); para continuar di- ga a nuestra era. En suma, para el poeta
ciendo: “Traslumbramientos / no pienso, mexicano, y por medio de la conciliación
veo / —no lo que veo, / los reflejos, los pen- de los opuestos, el amor es el motor que
samientos veo” (p. 443). Y Blanco termina mueve al mundo pero, a su vez, lo para-
con una sinestesia extendida la cual enfa- liza. Es alodio del cuerpo, y también es
tiza la importancia de la mirada tanto en acicate espiritual. En fin, el amor, que va
el amor como en la cocreación poética, a más allá de la sexualidad y el erotismo,
partir de la nominación de todas las cosas: constituye la fuerza primigenia de la es-
“tu cuerpo son los cuerpos del instante / critura paciana, y así se pudo comprobar
visto tocado desvanecido / contempla- en varios de sus ensayos y poemas, don-
da por mis oídos / olida por mis ojos / de concentra su pensamiento amoroso
acariciada por mi olfato / oída por mi en relación con los temas de la sexuali-
lengua / comida por mi tacto / habi- dad, el erotismo, el ser humano y el acto
tar tu nombre / caer en tu grito contigo poético para concluir manifestando que,
/ la irrealidad de lo mirado / da realidad al amar, “yo soy tú”, y viceversa.
a la mirada” (destacadas en el original,
2004, pp. 446-447). De esta forma, Blan-
co rompe con la idea de obra poética tra- Nota
dicional cerrada, por cuanto el poema es
ahora concebido como un espacio vacío 1. En su acepción más general, el eterno re-
repleto de nombres y signos en rotación torno es la doctrina que asegura que el
que intenta llegar a ser un lenguaje por Universo nace y fenece en una graduación
medio de la mirada que se presenta como cíclica que se multiplica hasta el infinito.
constituyente amoroso, a saber, “el poe- De todas las propuestas del eterno re-
ma es un conjunto de signos que buscan torno de lo mismo, quizá la de Nietzsche
un significado, un ideograma que gira sea la que más difusión ha tenido para la
sobre sí mismo y alrededor de un sol modernidad. De acuerdo con Nietzsche,
que todavía no nace” (Paz, 1970, p. 282). el eterno retorno (die ewige Wiederkfun-
Nuevamente poesía y amor se conjugan. ft) resulta en la combinatoria eterna de
átomos y partículas que se agrupan en
conjuntos infinitos en la eternidad del
Conclusión tiempo, resultando en un número infinito
de mundos que comprende una cantidad
Tal y como se ha podido demostrar, de momentos infinitos del mismo calibre.
el amor es un tema privilegiado en la Por consiguiente, el ser humano está des-
obra de Octavio Paz. Desde sus prime- tinado a vivir un (sin) número ilimitado de
ros escritos, y así a lo largo de su vasta vidas, que no son más que la eterna repe-
producción tanto intelectual como poéti- tición de situaciones experimentadas en
ca, el amor es un tópico que no ha dejado vidas pasadas, y así ad infinitum.
MARÍN. Octavio Paz y su geografía del amor 197

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