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Aunque el cuerpo le pedía correr y abandonar el juego, la joven saltó la valla. Caminó
entre el frío mármol, las siluetas de las cruces y las sombras de los ramos de flores
posados encima de las tumbas.
Cuando por fin llegó a la última tumba, sus ojos estaban empañados de lágrimas y sus
manos temblaban por el miedo contenido. Con una chincheta clavó la nota en la que
demostraba su valentía y al levantarse para salir corriendo, algo tiró de su falda,
atrapándola.
Este tipo de tortura consiste en hacerle a la víctima un corte en cada lado de la comisura
de los labios, de forma que si abre la boca para gritar, la herida se desgarra.
Los rumores de este tipo de agresión fueron tan fuertes que, en 2003, los directores de
varios colegios mayores madrileños tuvieron una serie de reuniones para investigar e
intentar poner fin a esta alarma que se extendía entre los jóvenes universitarios. Como la
mayoría de las leyendas, no se pudieron contrastar los hechos, ya que ningún hospital de
Madrid había registrado un paciente con ese tipo de agresión.
LA NIÑA DE LA CURVA
La leyenda de la niña de la curva es, sin duda, la más
célebre de todas las historias de terror. No hay Halloween
en que no se escuche esta misteriosa historia, y puede que
haya sembrado el pánico en más de un Blablacar. Como
muchas historias populares, se desconoce su autor y la
localización del suceso. Se cuenta en decenas de países.
En Suecia donde se la conoce como Vita frun; en Italia,
donde la llaman la Dama Bianca; en República Checa, que la bautizó Bílá paní...
La misteriosa joven accedió a subir al asiento de atrás del automóvil, aunque sin mediar
palabra. Durante el recorrido, el conductor intentó entablar conversación sin éxito hasta
que, de pronto, la joven dijo: "Cuidado con la curva. Ahí morí yo". El joven, creyendo
que era una broma, se giró hacia la chica y descubrió con estupor que ya no había nadie
en el asiento. Cuando giró la cabeza hacia la carretera aterrorizado, ahí estaba. La curva.
Para aliviar su soledad, los padres decidieron regalarle un perro, que podría proteger a la
niña en su ausencia. Niña y can se hicieron inseparables. Un día, mientras dormían, la niña
empezó a escuchar cómo su mascota arañaba el suelo y gruñía. Para tranquilizarlo, bajó su
brazo de la cama para que él la lamiera: era un código entre ellos para saber que ambos
estaban bien.
Al día siguiente, cuando la niña despertó, en la pared se podía leer con sangre: "No sólo
los perros lamen", y a su perro asesinado en el suelo. Cuando encontraron a la niña, ella
sólo preguntaba quién le había estado chupado la mano toda la noche. Cuenta la leyenda
que la niña acabó enloqueciendo.
Según una de las versiones, ya que la historia varía según el lugar en el que se escuche, una
silla salió volando por la habitación y golpeó a la joven por la espalda, ocasionándole la
muerte. Otra versión apunta que fueron unas tijeras las que salieron volando y provocaron
la muerte de la joven por apuñalamiento. Lo que es común a todas es el ritual que conlleva
esta historia. Según la profecía, si pronuncias el nombre de Verónica tres o nueve
veces (según la versión), con un libro -que suele ser la Biblia- y unas tijeras abiertas, se
aparece el fantasma de la joven detrás de tu reflejo y te mata.
Otra de las versiones más extendidas entre los amantes del más allá es que el espejo se
empaña y aparece la fecha de tu muerte, que en muchas ocasiones, es ese mismo día.
También, se dice que al pronunciar Verónica frente al espejo cierto número de veces, las
puertas y ventanas de la habitación se cierran y la figura de una joven te acaba asesinando.
Como se dice comúnmente: La curiosidad, mató al gato.