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Eh - J.M.S
Eh - J.M.S
Sinopsis
Brian Thompson está viviendo una mentira. Como exitoso
hombre de negocios, Brian no puede permanecer centrado en una
relación real y engaña a Timothy, su amante desde hace mucho tiempo.
Una llamada telefónica de su hermano menor, Joey, con quien Brian no
ha hablado en años, le hace reconocer el asombroso parecido entre los
dos hombres.
Capítulo 1
Nuestro representante japonés acaba de comenzar su informe
cuando suena mi teléfono móvil. Cuando atiendo la llamada, mi
asistente Kevin golpea el botón de silencio en el altavoz del teléfono y
me lanza una mirada con malos ojos. Pero a esta hora de la mañana,
solo hay una persona que me llama a este número, todo el mundo está
en la conferencia telefónica, escuchando a Masuko recitar las cifras de
ventas del mes pasado. A pesar del botón de silencio, susurro en mi
móvil, —¿Qué pasa?
—Brian —comienza.
Si hablo con Joey en este mismo momento, el resto del día saldrá
disparado. Demonios, ya se está yendo por el desagüe... ignorando el
reproche que escucho en la voz de Timothy, le digo dulcemente—:
puedo llamarle más tarde, estaré en casa a tiempo. Gracias por
hacerme saber, cariño. Nos vemos pronto.
Otro gimoteo, ahora que me he convertido en un encanto, él es
reacio a colgar. —Joey, ¿eh? Suena como un buen tipo en el teléfono.
¿Se parece algo a ti?
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No, creo que se parece a ti. Pero sacudo ese pensamiento antes de
que pueda echar raíces y sonrío en el teléfono. —Te encantaría, a todo
el mundo. Es genial. Mira, lo siento nunca te conté sobre él, pero...
Supongo que solo se me olvidó, ¿sabes? No lo he visto en años. ¿No dijo
por qué llamó?
jk
Paso el resto del día tratando de no pensar en Joey y fracasando
miserablemente. Durante la conferencia telefónica, miro por la ventana
hacia el cielo otoñal al otro lado del cristal, perdido en esos
pensamientos. Ha pasado tanto tiempo, que encaja con Timothy en mi
pensamiento, los dos intercambiables. Trato de recordar la última vez
que lo vi, hace un tiempo, no estoy seguro exactamente cuándo, lo
suficientemente lejos en el pasado que los detalles de su rostro han
llegado a ser nebulosos, dejando que se transformara en mi amante y
viceversa. Nunca me había dado cuenta antes, en qué medida se
parecían entre sí. ¿Tenía Timothy esa fornida barba cuando
empezamos a salir? Tal vez... No recuerdo con certeza.
Para cuando la reunión del personal se disuelve un poco antes de
las cinco, estoy ansioso de ver a mi amante de nuevo. No he sido atento
con él últimamente, y lo primero que pienso hacer cuando llegue a casa
es compensarle por mi actitud insolente de antes. Cualquier cosa con Página 9
tal de tener que llamar a Joey de nuevo tan pronto. Si fuera importante
la razón, ¿no habría pedido mi móvil?
jk
El apartamento que comparto con Timothy está a poca distancia
de la oficina. Vivimos en el decimosexto piso de un rascacielos, y los
vientos del río James pasan por el pequeño balcón de nuestro rincón
comedor, una visión diferente de la de mi edificio de oficinas. En casa,
cuando abro la puerta y entro en nuestro vestíbulo, apenas puedo ver
los rápidos de espuma blanca en las puntas a través de las persianas
abiertas, y los deprimentes edificios de ladrillo en la otra orilla del
James, nuestro salón se abre a la zona de comedor, que da una ilusión
de espacio y una vista clara desde la puerta de la terraza. El olor de la
carne friéndose llena el condominio, cebollas y carne en medio de un
puñado de grasa que rastreo dentro de la pequeña cocina. Allí está
Timothy sobre la cocina de gas en una desgastada camiseta y un viejo
conjunto de calzoncillos finísimo, una sartén plana de hamburguesas
chisporroteaba lejos en un quemador. Él levanta la vista y por un
momento es Joey mirándome, pero cuando habla, es Tim. —Hey Brian. Página 11
¿Cómo fue el trabajo?
Página 15
jk
Después de la cena, Timothy se sienta en un extremo del sofá y
yo me extiendo a su lado, mis piernas desnudas y parpadeantes con el
resplandor de la televisión. Todavía estoy con los bóxers de seda,
aunque me he quitado la camisa de vestir en alguna parte y solo tengo
la parte superior de la camiseta sin mangas que llevaba debajo.
Parecemos dos solteros mayores en un día de descanso, apenas
vestidos, descansando alrededor como si no hubiera platos en el
fregadero en espera de ser fregados. Con movimientos suaves,
Timothy pasa los dedos por mi pelo grueso, peinando el gel de las
ondas para encontrar las profundidades, frías y sin estilo. Sus dedos
rastrean más mi cuero cabelludo, un toque suave. Me tumbé con los
ojos cerrados, sin molestarme siquiera en mirar la televisión ya más,
mientras dejo que su toque roce a través de mí. El frente de mis bóxers
son tiendas bajo otra erección, que no trato de esconder.
1
Home Improvement (Mejorando la casa en América latina, Un chapuzas en casa en España) fue
una sitcom de la televisión estadounidense, emitida por la cadena ABC desde 1991 hasta 1999.
Durante esa década fue una de las comedias más vistas y ganadora de varios premios, además de
ser la encargada de catapultar la carrera de Tim Allen como actor, y marcar el inicio de la carrera de
televisión de Pamela Anderson.
pasillo. Dos segundos después, oí la puerta del dormitorio golpear
cerrándose.
jk
Cuando mi hermano responde, suena aturdido e increíblemente
joven, aunque es solo tres años menor que yo. —¿Hola? —murmura en
el teléfono.
—Así que... —Joey calla y espera a que yo diga algo más, pero en
lugar de eso escucho su respiración en mi oído. Mi mano se volvió
sobre su rumbo anterior y los puños ahora en la húmeda seda en la
parte delantera de mis bóxers. No voy a permitirme hacer nada más
que eso, no mientras estoy en el teléfono. De repente es como si
hubiera un imán en mis malditos dedos que los atrae a mi entrepierna.
Necesito tener sexo más a menudo, decido. Entonces me siento
culpable, pensar en el sexo cuando estamos hablando de mis padres
aquí, cuando estoy hablando con mi hermano, por el amor de Cristo.
Pero tal vez si beso a Timothy, abrirá la puerta del dormitorio y podría
acariciar un poco antes de dormir. Si digo las palabras adecuadas,
sonrío en los lugares correctos, le toco solo de manera apropiada…
Joey interrumpe mis pensamientos. —Brian, escucha. Yo no
puedo hacer esto solo. Es... —suspira y me lo imagino sentado en el
borde del sofá a rayas azul y blanco en la sala de estar de nuestros
padres, la mesa de café frente a él salpicada de números atrasados de Página 24
Guías de TV y libros de crucigramas, su cabello despeinado por el
sueño. Mi mano aprieta la seda de mis bóxers con la imagen—. No sé lo
que los médicos dicen, ya sabes cómo soy, creo cualquier cosa que me
digan con una sonrisa. Utilizan estas grandes palabras y yo solo asiento
con la cabeza cuando quieren que lo haga, ¿sabes? Y papá, da mucho
trabajo por sí solo. Me da miedo. Yo no puedo hacer esto solo.
Capítulo 2
Duermo en la habitación de invitados, así no tendré que hablar
con Timothy. Por la mañana, se despierta antes que yo y me deja
dormir, una pequeña cosa que normalmente me cabrea porque
entonces me hace llegar tarde al trabajo, pero no voy a ir a la oficina
hoy. Cuando me tropiezo en la cocina, quitando el sueño de mis ojos,
enderezo la cafetera vacía y me quejo—: ¿Dónde está el café?
jk
En un buen día, el viaje desde Richmond a Wildwood tarda solo
un poco más de cinco horas, si nos atenemos a las carreteras
interestatales y el Puente de Delaware Memorial en lugar de girar
alrededor para tomar el ferry de Cape May-Lewes. El ferry es grande,
pero al conducir a través de carreteras secundarias de Maryland y
Delaware se pueden añadir otras dos o tres horas para el paseo, y Página 29
ahora que estamos a mediados de noviembre, el ferry solo viaja pocas
veces cada día. Si no llego en el momento adecuado, podría terminar
esperando horas para el próximo barco.
Pero Joey dijo que los médicos no estaban muy seguros de cuál
era el problema todavía, o más bien, él no sabía qué le pasaba, y pensó
que le dirían algo más si hubiera cualquier cosa más que decir, pero no
es exactamente un neurocirujano él mismo. Joey pasó tres años de
junior en el colegio antes de abandonar, y hasta donde yo sé, nunca ha
vuelto para terminar su educación. Así que los médicos pueden decirle
cosas que simplemente no comprende, por lo que él me quiere allí. Le
pregunté específicamente si yo vendría por él.
Oh Jesús, lo haría.
Timothy lleva mi maleta al coche. Aparcamos en una terraza
cubierta y a esta hora de la mañana, no hay nadie más todavía, así que
le dejé darme un fuerte abrazo. —Conduce seguro —me dice.
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Asiento con la cabeza, sí, y me sostiene la puerta mientras me
deslizo detrás del volante de mi Mustang Coupe metálico rojo
anaranjado. Cuando me abrocho el cinturón de seguridad, se inclina y
besa mi oreja. —Llámame cuando llegues allí, para que sepa que estás
bien—. Asiento con la cabeza otra vez, distraído. Él comienza—: Voy a
estar en el trabajo…
—Oh, claro.
—Yo también. —Le doy una sonrisa de verdad esta vez y toco mi
dedo índice sobre la punta de su nariz—. Estaré de vuelta pronto.
Pero hay que pensar en Joey, así que doy a Timothy una última
sonrisa y luego oriento el coche por las curvas del garaje un poco
demasiado rápido en mi prisa por marcharme. Una vez que estoy
atrapado en el tráfico del centro por la mañana, llamo a la oficina y dejo
un mensaje para mi jefe. Tengo un montón de tiempo compensatorio
acumulado, puedo darme el lujo de tomar unos días de descanso.
Después de una vacilación momentánea, llamo de nuevo a la oficina y
dejo otro mensaje, para Kevin esta vez. Es corto y simple, sin una pizca
de nuestra relación en mis palabras. Solo una mención de que voy a
estar fuera por motivos familiares y esperar los informes de ventas en
mi escritorio el siguiente lunes cuando vuelva. Asumiendo que esto
solo lleve una semana, y suponiendo que no me suicide antes de
entonces.
jk
Al mediodía, estoy cruzando el puente en Nueva Jersey,
haciéndolo de maravilla. Pero una sensación de ansiedad indefensa me
agarra cuando veo el signo de desvío de Cape May. Yo no quiero hacer
esto. De repente el viaje tranquilo de la mañana me abruma y tengo que
detenerme en el primer restaurante de comida rápida que veo, un viejo
McDonald´s cuya pintura se ha desvanecido por el clima y el sol.
Parando en un lugar cerca de la puerta, pulso a través de los contactos
de mi teléfono móvil y trato de llamar al apartamento, aunque sé que
Timothy ya ha dejado de trabajar. Cuando el aparato contesta,
desconecto la llamada y pruebo con otra. Elijo un número, cualquier Página 35
número... esta vez responde una suave voz masculina. —Simmons y
Tait. Kevin al habla.
jk
Sigo la Ruta 47 a través de Rio Grande. Estoy sorprendido de lo
fácil que me acuerdo de estas calles. Solía conocerlas bien, como
adolescentes, Joey y yo navegamos abajo en este tramo de la carretera
a través de las marismas y barrancos poco profundos en nuestro Página 37
camino a alguna parte más, cualquier lugar. Wildwood es una ciudad
de verano, nada más. Entre mayo y septiembre, la isla se arrastra entre
los turistas, las playas llenas, los clubes latiendo, el bullicioso paseo
marítimo, con sus tiendas de baratijas y arcadas y divertidos parques
de paseos.
Estoy en casa.
jk
Me pongo en un lugar detrás del coche de Joey y apago el
Mustang. Durante un largo momento apenas me quedo sentado allí,
con las manos en el volante, esperando. De alguna manera me
esperaba... No sé, alguien que me saludara sería agradable. Pero la
calle está vacía, yo podría ser la única persona viva en esta completa
maldita ciudad por lo que sé, y ¿dónde demonios está Joey? ¿No
debería estar mirando por la ventana, esperando a que suba? ¿Qué
diablos estoy haciendo aquí de todos modos?
La idea me aterra.
Y duele.
Página 47
Capítulo 3
Tarda unos diez minutos a fuerza de voluntad en alejarse mi
erección, el olor de la loción de mi madre para las manos ayuda, pero
cuando por fin salgo del cuarto de baño, Joey me está esperando en el
pasillo y la maldita cosa ha vuelto. Lleva pantalones vaqueros y no
suda, gracias a Dios, pero cada poca cosa que pienso sobre Timothy, es
solo un poco imperfecto, las canas entrelazadas en su barba, la leve
doble papada, que está ausente en mi hermano. Joey permanece en el
pasillo como un modelo arrancado de las páginas de L.L. Bean, con una
camisa de pesada franela ya puesta, con las manos metidas en los
grandes bolsillos en la cintura. El pelo todavía despeinado, quiero
alisar o hundir mis manos en sus profundidades, una de las dos cosas, y
ya que no sé lo que sería, doblo mis brazos por delante del pecho para
evitar alcanzarle. Porque me está mirando, le pregunto, a la
defensiva—: ¿Qué?
—Yo lo hago para ti —me dice Joey—. ¿Solo tienes una maleta?
La puse arriba en nuestra habitación.
Nuestra. Así que los dos vamos a dormir allí, entonces. De alguna
manera esperaba que fuera feliz con el sofá y me dejara la habitación
para mí solo. ¿Es demasiado tarde para conseguir un hotel? Diablos,
¿Wildwood incluso dispone de hoteles abiertos en esta época del año?
Jesús, María y José, ruego en silencio, los tres, ayudadme ahora.
—Necesitas un abrigo.
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Antes de que pueda objetar, se dirige a la sala de lavandería y voy
detrás, gracias a que la chaqueta de franela cubre su culo. Con un poco
de suerte, ha ganado siete kilos y sus pantalones caen de los glúteos
aplanados que se han extendido ampliamente en estos últimos años de
demasiadas noches pasadas merodeando en frente del metro. Pero
cuando se inclina en la puerta de la lavandería, doy un vistazo rápido a
través del suave algodón extendido sobre las redondas y apretadas
mejillas y me doy la vuelta. ¿Por qué no podría engordar? Me pregunto
mientras miro alrededor de la cocina algo más para ocupar mis
pensamientos. ¿Por qué no engordas cincuenta kilos y sacas esta mierda
de mí en vez de ser tan malditamente perfecto en todos las maneras?
jk
Conducimos a través de las calles desiertas como una película al
revés, en dirección de la isla, de vuelta por el camino que llegué. El
Volvo es uno con sistema automático, pero Joey mantiene su mano en
el eje del equipo y cada vez que me dice algo, pone sus dedos en mi
rodilla. Me muevo en el asiento para tratar de escapar, pero estos
malditos coches europeos son demasiado pequeños para permitir
mucha privacidad. —Ahí está la escuela, —señala Joey con ese toque
ligero en mi pierna. Los niños han vuelto a entrar ahora; la pista está
vacía—. ¿Te acuerdas de la vez que ganamos una vuelta a casa por
cuarenta puntos?
—¿Cómo se llama?
—Timothy.
jk
Joey hace algunas preguntas más acerca de Timothy, pero mis
respuestas, o la falta de ellas, le dicen que no estoy interesado en el
tema y, finalmente, lo deja. Mi sexualidad nunca ha sido un problema
para él. Es tan tolerante con todo sobre mí, ¿cómo no puedo amarlo
por eso, si no por otra cosa? No importa lo que diga o haga, lo mucho
que lo intimide, lo mezquino que soy, él siempre está ahí, a mi lado.
Maldito.
Nunca tuve que decirle a Joey que era gay, lo descubrió él mismo
el verano en que cumplí dieciséis años. Yo tenía permiso de conducir
de principiante quemando un agujero en el bolsillo de atrás y en los
días en que mi padre no tenía que trabajar, me dejaba conducir
distancias cortas en su maltratado Ford ltd, de trece años, Joey se
abrochaba en el asiento del pasajero y nuestro padre se tendía en la
parte de atrás para una siesta. En un primer momento nos limitamos a
la isla, conducía en coche a la tienda para turistas en la 17th & Surf, o
Mercado Grosso, o ultramarinos Shea´s. Pero cuando el verano
terminó, mis viajes se alargaron, al K-Mart en Rio Grande, para un libro
de historietas en la tienda en Cape May, hasta el ferry. Una vez que
llegábamos tan lejos, aprovechaba cualquier oportunidad para volver, Página 55
siguiendo las indicaciones del ferry azul a la terminal. Con mi padre
dormido en el asiento trasero del coche, Joey y yo pasábamos el rato en
la tienda de regalos y el restaurante, fingiendo que éramos hombres
importantes en un viaje de negocios, o exploradores en ruta a tierras
lejanas. Volveríamos para holgazanear en la terminal, molestando a los
trabajadores y a otros pasajeros, hasta que alguien se dio cuenta de
que no comprábamos nada y nos echaron.
Cuando abrí mi boca para contestar, apretó sus labios contra los
míos.
Ningún mariquita, ¿no fue eso lo que dijo Joey? Y ahora salgo con
tipos que se parecen a él en su lugar.
jk
En el hospital, Joey me conduce a los ascensores y cuando la
puerta se abre, nos sorprendió encontrar a nuestro padre ya en el
ascensor como si estuviera esperando por nosotros. —Hey, papá —
dice Joey entrando en el ascensor para tomar la bandeja que tiembla
ligeramente en las manos de mi padre. La comida en la bandeja parece
poco apetecible, como mucho, una combinación de hospital y alimentos
de cafetería, lo peor de ambos mundos. Cuando la puerta se cierra
detrás de nosotros, Joey asiente en el panel—. Cuarto piso, Brian.
—Vine tan pronto como Joey me llamó —le digo. Antes de que él
llamara, en realidad, creo, bajando mi mirada antes de que pueda leer
la insinuación sexual escrita en la cara—. Sabéis dónde vivo. Solo vine
qué, ¿hace unos años?
Busco sus ojos por algún indicio del dolor en su cuerpo que la
mantiene aquí, pero no veo nada. Joey tiene sus ojos, un ligero azul que
refleja el mar. Hermosos ojos. Los miro y casi puedo ver a mi madre
como la niña que una vez fue, antes de que el matrimonio y los hijos y
la vida en general, la convirtieran en la mujer que es hoy. —¿Qué está
pasando aquí, mamá? —le pregunto, casi con miedo de saber la
respuesta—. ¿Qué dicen los médicos?
Ella aleja mis preguntas con un gesto y se ríe, un sonido rico, que
contrasta con los pijamas y la cama de hospital. —Oh, no es nada para
que todos os pongáis nerviosos, cariño. Un poco de colitis…
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—¿Qué quieres decir con nada? —Salto—. Jesús, mamá, ¿qué
crees que es esto, unas vacaciones?
—Mamá…
Ella se ríe de eso. —Necesito algo más que una firma garabateada
al final del año para saber que estás bien —dice—. ¿Dónde estás
trabajando ahora?
jk
De regreso a casa, mi papá toma el asiento delantero y me deja
en la parte de atrás. Me siento detrás de él, así que puedo contemplar el
perfil de Joey mientras conduce. Cada vez que mi hermano se ríe, unas
formas diminutas de hoyuelos en la comisura de su ojo, me había
olvidado de eso. Me encuentro yo mismo esperando por ello y cuando
aparece, sonrío en respuesta. Quiero extender la mano y tocarlo, solo
frotar mi dedo sobre el hueco de la piel, lo siente arrugado debajo de
mi piel. En el momento en que llegamos a la casa, hay unas marcas en
forma de luna creciente en cada una de mis manos cuando mis uñas
mordieron la carne cuando empuñé mis manos para mantenerlas
conmigo. Esto es una tortura, mirarle, desearle, necesitarle en formas
que ni siquiera él comienza a sospechar. No puedo imaginar estar en la
misma casa con él para el resto de la semana, y mucho menos
durmiendo en la misma habitación cada noche. Tengo que salir, tomar
algo de aire fresco, un poco de tiempo a solas, tiempo para pensar.
Capítulo 4
Joey se detiene para recoger bistecs con queso al estilo
Philadelphia en Big Al´s para la cena. No tengo hambre, pero como de
todos modos, mirando el aceite que gotea desde un extremo de mi
emparedado al embrollado sándwich que llegó envuelto dentro. Los
tres nos sentamos en la mesa de la cocina, cada uno perdido en sus
propios pensamientos. Mi padre aún no me habla, pero no estoy
sorprendido. Ignoro su silencio, y la manera en que Joey sigue mirando
hacia él y viceversa como si estuviera viendo un partido de tenis,
esperando el siguiente saque. Cuando mi padre termina su filete con
queso y hace una bola con su envoltorio de aluminio, Joey le
pregunta—: ¿Qué tal un partido?
Espero hasta que ambos vagan por la sala de estar. Los cortes de
televisión en un estruendo de ruido que Joey baja a un volumen
razonable y como el resto de mi filete con queso lentamente, tratando
de pensar. Mi mente está adormecida, un borrón de los eventos del día
y Joey está allí, en el centro de todo con esa maldita sonrisa suya, esos
ojos, ese pelo. Quiero golpearlo solo para ver que esos ojos que se
llenen de dolor y daño. Quiero darle un puñetazo, duro y besar en los
moretones y enjugar las lágrimas. Pero más que eso, quiero decir algo
para hacerle reír para mí, para que piense en mí, siempre yo. Solo yo.
jk
Casi salgo por la puerta lateral sin ser notado cuando Joey entra
en la cocina para tomar una copa. Echa un vistazo a mi recién cambiada
ropa, una camisa blanca Henley desabrochada en mi garganta y metido
en un par de pantalones vaqueros pintados tan azul, que son casi
negros y sus cejas reunidas como frunciendo el ceño. —¿A dónde vas?
—Solo voy a dar una vuelta —le digo. Salgo al porche antes de
que pueda decir nada para cambiar mi idea. A mi alrededor, la noche es
clara y nítida. Cada respiración que tomo limpia mis pulmones y
respiro profundamente, retengo el aliento, atrapo la noche en mi
interior hasta que casi puedo ver las estrellas brillando detrás de mis
ojos cerrados.
Mientras ella mezcla la bebida, le veo, al chico con el que voy esta
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noche. Él se sienta solo cerca de la curva de la barra y mira a un vaso
alto lleno de líquido rojo oscuro que remueve entusiasmadamente. Tal
vez de mediados de los 40, tal vez más, con delgado cabello rojo que es
retirado de las sienes y las curvas alrededor de la cabeza, en la parte
delantera de las orejas, para volver a encontrarse en la barbilla en una
canosa, barba mal cuidada. Mientras observo, él acaricia la nervuda
barba, toma otro sorbo de su bebida y me mira de un modo furtivo que
dice que está interesado, pero no quiere ser atrapado mirando. Me
mira fijamente y hace un gesto retardado, los dedos clavándose en la
espesa peluda barbilla. Le doy una sonrisa y cuando el camarero me
pone el vaso en la mesa frente a mí, me inclino en su dirección antes de
rechazarlo. El ron golpea mi sistema como una bala, bajando por la
garganta para encender un débil fuego en mi vientre. —Dios —suspiro,
golpeando el cristal de la barra—. Dame otra vez.
jk
Se necesita otro Bloody Mary antes de que se cierre la distancia
entre nosotros. Cuando finalmente, vuelve a mi lado de la barra, se
aprieta en el estrecho espacio entre mi taburete y el vacío a mi lado,
pone su bebida al lado de la mía, y dice simplemente—: Agradezco las
bebidas.
jk
Puedo cambiar de idea en el último minuto y moverlo de un tirón
sobre su estómago, su culo en el aire entre nosotros como una
invitación. —Toc, toc, —le digo, golpeando sus nalgas con la lubricada
punta de mi polla forrada con el condón. Tiembla en la anticipación, su
estrecho agujero fruncido mientras espera a zambullirme dentro. Me
tomo un momento para extenderle ampliamente, a continuación, veo
con desapego cómo mi polla entra en sus mejillas y desaparece dentro
de él. Página 82
jk
En algún momento después de la medianoche, serpenteo a través
de las calles azotadas por el viento de Wildwood y ruego por llegar a
casa de una pieza. El Mustang apenas a pulgadas por encima de veinte
millas la hora, aunque las calles están vacías, porque lo último que Página 84
necesito es que me multen por conducir bebido. Mantengo la ventana
hacia abajo para tratar de despejarme la cabeza, pero eso es un viejo
truco, que no funciona ya más. De alguna manera vuelvo a la casa sin
incidentes. Me encuentro con el coche de Joey mientras trato de
aparcar, solo un toque pequeño que envía a su Volvo a avanzar una
pulgada o dos pero no deja ningún rasguño. De repente me pregunto
dónde podría estar el coche de mi padre. Salgo pensando que voy a
buscarlo cuando me tropiezo con mi propio pie y tambaleándome
hacia la calle. Girando alrededor, me apoyo en el capó de mi Mustang y
me digo a mí mismo, mañana. Encontraré al hijo de puta mañana, ¿cuál
es la prisa? Yo no soy el que lo perdió.
Está al otro lado de mi cama, siento sus manos sobre mis pies
ahora, está desatando mis zapatos y una vez que están fuera, quita los
vaqueros. —¿Timothy? —le pregunto, como si nunca hubiera oído el
nombre antes. La sensación de las manos de Joey en mis piernas, tan
brusco y todavía tan íntimo al mismo tiempo, y ese toque rápido que
conseguí de su polla me ha puesto duro. Espero que no diga algo acerca
de la forma en que mis calzoncillos se ven como una de campaña
contra él, Dios. Si pudiera simplemente agarrarlo ahora, recostarlo,
frotarme contra él hasta que me corra, o Dios no lo quiera, si él quisiera
que yo...
Echo un vistazo al reloj y veo que son poco más de las tres. Me
incorporo y comienzo, —ya es mañana hoy…
jk
A la mañana siguiente me despierto con el sonido de la ducha en
el baño. Tiro de las mantas a lo largo de mi cabello despeinado y
contengo la respiración, tratando de detener los golpes que hay en
algún lugar por encima de mi ojo derecho. Después de lo que parece
como una eternidad, la ducha se corta y Joey sale, con un par de
pantalones vaqueros ya puestos, maldito. Su pecho está desnudo y sus
fuertes brazos se flexionan cuando frota una toalla por el pelo, pero yo
esperaba algo más que eso. Lo veo cruzar la habitación, con la cabeza
enterrada bajo las mantas por lo que piensa que estoy todavía
dormido, pero cuando se sienta en su cama para tirar de un par de
calcetines, se da la vuelta y me ve asomarme por encima de él. —
Bienvenido a la tierra de los vivos.
Retiro las mantas y parpadean a la luz del sol brillante que fluye
a través de la ventana por encima de las camas. No puedo hacer esto,
no todavía, así que subo las mantas sobre mí otra vez y trato de
desaparecer. —Me siento como una mierda.
—Me duele también cuando veo eso —bromea. Una patada bien
colocada sacude mi cama—. Toma dos aspirinas y llámame por la
mañana. O bueno, pregúntale al médico de mamá qué hacer para una
resaca. Estoy seguro de que va a tener algo para alejar el dolor.
Capítulo 5
Cuando finalmente llego abajo, encuentro a mi padre sentado a la
mesa de la cocina, el periódico abierto como un escudo entre nosotros.
Él no dice nada, así que no le molesto, tampoco. En su lugar, empiezo a
rebuscar en los armarios en busca de algo para comer. Encuentro
media hogaza de pan y la coloco para hacer tostadas, porque mi
estómago está todavía revuelto por la resaca y creo que he leído en
alguna parte que la tostada era buena para eso.
Ese fui yo, creo, pero no le digas eso. Vagando a la puerta abierta,
presiono mi cara en la tela metálica hasta que me muestra un poco,
justo lo suficiente para dejarme ver la pierna de Joey en el apretado
algodón mientras se inclina para recuperar la última tapa de lata de la
basura. Espero que venga a los pasos. Cuando está en la parte superior
de la escalinata, sostengo la puerta de tela metálica para cerrarla por lo
que tiene que verme a través de la trampilla de alambre. —Lo siento
por eso, —murmuro.
—Papá, detente.
Página 97
Joey se interpone entre nosotros como un árbitro, una mano
todavía en mi brazo y la otra tendida a mi padre en un gesto
conciliador. La mirada agotada en su cara me recuerda el motivo por el
que vine aquí en primer lugar, porque dijo que me necesitaba. ¿Por qué
no puedo ser el que necesita a alguien en quien apoyarse de vez en
cuando? ¿Por qué tengo que ser el que suspira fuertemente y decirle a
los dos, “Mirad, vámonos y acabemos de una vez, ¿vale?”
jk
Yo me quedo en el coche mientras Joey lleva a nuestro padre al
hospital. En el asiento trasero de su estrecho Volvo, trato de estirarme
y no puedo, por lo que me conformo con acurrucarme en posición fetal,
con la cabeza entre mis brazos para bloquear la luz. La aspirina ha
surtido efecto, haciéndome sentir confuso y desorientado. Quiero
morir. Diablos, no quiero ni pasar por la molestia de morir, solo quiero Página 98
estar muerto ya, ¿eso es mucho pedir?
Él no lo sabe.
Si solo...
Por último, cuando se hace evidente que Joey está esperando que
yo diga algo, cierro los ojos y me froto los dedos a través de ellos para
pellizcar el puente de la nariz. —Yo no, —empiezo, pero no hay nada
después de eso. Respiro hondo y vuelvo a intentarlo—. No suelo ir de
copas.
Con una carcajada, agrego—: Alguien que usa Old Spice para eso.
—Incluso si fuera decente en la cama.
Capto una sonrisa de él, lo cual me hace sentir mejor. —¿Quieres
hablar de ello? —Mi respuesta está en mi ceño fruncido. Joey asiente
con la cabeza como si pensara lo mismo, entonces llega sobre el eje de
las marchas para acariciar mi pierna. —Bueno, cuando lo hagas. Página 102
Quiero coger su mano entre las mías, agarrar con fuerza, pero no
me muevo y al final la retira. Conducimos el resto del camino a casa sin
hablar, el aire entre nosotros no es precisamente cómodo, pero
calmado.
jk
Un cuarto de hora para mediodía, cojo el teléfono móvil en el
dormitorio de mis padres y llamo a Timothy. Me imagino que con el
turno está disponible, solo tendremos una media hora antes de que él
tenga que prepararse para el trabajo, y no puedo imaginar lo que
tenemos que decir para llenar ese tiempo ya como es, así que no quiero
darle más que eso. Joey se sienta en la sala de estar, viendo la
televisión, y debido a que el dormitorio está directamente detrás de la
televisión, puedo escuchar su pronunciación amortiguada a través de
la pared. Al cerrar la puerta, me extiendo a través de la cama doble de
mis padres y pongo el móvil en altavoz. Mientras lo escucho sonar, hay
una muy pequeña parte de mí que espera que no responda.
Finalmente, el timbre se detiene. Miro el reloj en la marca de
teléfono a través de cinco largos segundos de silencio antes de
preguntar—: ¿Hola?
Página 103
—Brian —dice Timothy, su voz neutral. No puedo decir si está
loco o no, si está feliz de saber de mí, nada—. Ahí estás.
—No me gusta dormir solo —le digo con una sonrisa. Ignoro el
hecho de que mi última noche en casa la pasé en la habitación de
invitados, y por suerte él no lo menciona tampoco. —Lo juro, mis
padres no han cambiado nuestra habitación ni un poco. Estoy como
tratando de encajar en estas estrechas camas dobles que son de unos
buenos tres pies, demasiado cortas para mí. Si al darme vuelta por la
noche, termino en el suelo.
Eso me pone una sonrisa, una de verdad, esta vez, no hay nada
malo o mezquino en ello. De pronto quiero abrazarlo, sentir que me
abraza, que se ajusta contra mi cuerpo tan fácilmente, que se cierra en
mi pecho con su cabeza en mi hombro.
Con un suspiro, le digo otra vez que lo echo de menos. Esta vez lo
digo en serio.
Página 105
jk
Una vez colgamos el teléfono, me extiendo a la larga hasta los
pies de la cama de mis padres. La afgana es áspera contra mi mejilla,
pero al menos mi cabeza ya no latía con fuerza. Nunca más, me digo,
aun si me pregunto qué otros bares están abiertos hasta tarde esta
época del año. Cuando vuelva a Richmond, debería llevar a Timothy a
tomar una copa. El alcohol me pone caliente como el demonio, y la idea
de los dos metidos en mi Mustang poniéndonos calientes y pesados es
suficiente para traer una sonrisa a mi cara. Yo ni siquiera querría
esperar hasta que llegáramos a casa, solo detenerme en el primer lugar
libre que encontráramos a lo largo de una de las calles en el distrito
Fan del centro, meterme en el asiento del pasajero con el pantalón
desabrochado, y sentar su rollizo culo sobre mi polla dura. Tendría que
desactivar el airbag antes de salir, aunque… Dios, ¿y si lo golpeara
accidentalmente mientras estamos en ello? La repentina explosión
cuando se desplegara podría hacernos a ambos corrernos, pero
entonces, ¿cómo le explico al concesionario cuando fuera para volver a
poner el salpicadero de nuevo?
Así que sí, Paul solo es uno de una serie de otros sobre los que
Timothy no sabe nada. Pero ¿qué diría, si lo supiera? ¿Qué pasaría
entre nosotros? Puedo garantizar que no sería tan indulgente como
Joey, mi hermano que olió esa colonia en mí ayer por la noche y no dijo
ni una palabra hasta que estuve lo suficientemente sobrio para
defenderme. Timothy no haría eso, sé que él no lo haría. Haría un
mohín y se encerraría en la habitación, tal vez, o simplemente se
levantaría y me dejaría, si alguna vez se enterara. Página 107
No es Joe.
Y nunca lo será.
jk
El primer cuerpo desnudo que vi fue el de Joey. De niños, nos
bañábamos juntos hasta que me comenzó a brotar vello púbico e insistí
en duchas individuales. En verano corríamos desnudos por el
pulverizador mientras mi madre nos gritaba que nos pusiéramos la Página 108
ropa de nuevo; nos tiraba los trajes de baño de cada uno fuera en el
océano, tiraba la ropa interior mojada a cada uno, nos duchábamos en
el exterior con la manguera cuando volvíamos de la playa cubiertos de
arena.
—Es como seguir justo donde lo dejamos. —Miro las líneas que
arrugan su frente y lucho contra el impulso de besarlas. Mi voz se hace
Página 111
distante a mis oídos, como si estuviera hablando a través de un
sueño—. Al igual que no ha pasado el tiempo, ¿sabes lo que quiero
decir? Caminé a la puerta y casi parecía que simplemente me había
bajado a la calle a por una barra de pan o algo así. Solo hicimos clic.
Cayó de nuevo en su lugar otra vez, si eso tiene algún sentido.
—¿En qué sentido? —responde Joey, su voz tan baja como la mía.
—Casa.
—Lo haré…
Ahora cada vez que suene el teléfono, voy a esperar que sea él.
Página 117
Capítulo 6
Cuando llegamos al hospital, el sol ha comenzado a ponerse.
Sombras cortas oscurecen la línea de la entrada principal, y a pesar de
que ayer fue mi primera visita, una extraña sensación de déjà vu
desciende sobre mí como si siguiera detrás de mi hermano a través de
las puertas correderas en el vestíbulo lleno de gente. Las personas
esparcidas por la sala de espera, las enfermeras y los bulliciosos
médicos más allá –que podrían ser las mismas personas que vi la
última vez que estuve aquí–. Nada parece haber cambiado, no ha
pasado el tiempo. Aquí también estoy atrapado en el pasado. Todos los
de Nueva Jersey podrían ser nada más que un producto de mi
recuerdo.
—Yo conduje —dice Joey, como si eso significara algo ahora. Aun
Página 120
así, me gusta la forma en que su cabello se curva a lo largo de la parte
posterior de su cuello, –está más largo en la espalda, debería
cortárselo– y está medio sentado en una de mis manos. Podría pasar
mis dedos otra vez, la palma hacia arriba, y el borde de la delicada piel
entre las mejillas de su culo, si nos quedamos solos. Sería tan
inesperado que probablemente se reiría, al principio, pero ¿cuánto
tiempo se necesitaría para convertir esa sonrisa dulce suya en una
perfecta o de éxtasis?
Basta.
jk
Papá balbucea para despertarse y parpadea como una lechuza
cuando nos ve sentados en la cama.
—Ya era hora —rezonga, como si le hubiéramos tenido
esperando. Mi padre es del tipo silencioso –que nunca dice nada bueno
si puede evitarlo–. Cuando era niño, lo más que conseguí de él fue una
sonrisa forzada en Navidad. Incluso cuando Joey jugaba al fútbol, papá Página 122
no era alentador, era siempre de “golpéales fuerte”, o “no pierdas el
balón, por el amor de Cristo” y una vez, cuando Joey se fracturó el
tobillo en la cancha, simplemente le dijo “Márchate a paseo”. El papel
que papá ha jugado en mi vida se puede resumir en sus frases cortas y
concisas. Rápido para la ira y lento para la alabanza, ese es mi padre.
Por qué Joey todavía se molesta en tratar de complacerle, es
incomprensible para mí.
Con una sonrisa, ella niega con la cabeza. —Estoy bien. El médico
dice que tengo que vigilar lo que como o la colitis actuará de nuevo…
¿Importaría?
Página 126
Mi madre ve la semi-sonrisa que se desplaza sobre mi cara y
suspira suavemente. —Estás a un millón de kilómetros de distancia.
jk
Cuando por fin estamos listos para salir, es tarde, más allá de la
ventana al final del pasillo del hospital, la noche ha caído como una
manta sobre el mundo, sostenido por las luces halógenas en el
estacionamiento. Papá camina con pasos rápidos y espasmódicos,
ansioso por irse. Joey permanece detrás de nosotros, y cuando
tomamos la esquina donde me perdí antes, mi hermano me agarra del
codo para retenerme de nuevo con él. Detengo mis pasos para que
coincidan con los suyos, manteniendo un ojo en papá por delante.
¿Cierto?
jk
El coche de mi padre no es un imán sexual, ni por lo más remoto.
Es grande y voluminoso, y me había olvidado de una fea sombra de
verde claro que había a cierta luz. Este no es un coche patrulla. Este es
uno de esos automóviles que conduces con los ojos en la carretera por
lo que no ves a la gente riendo a medida que circulas. El volvo de Joey
es un coche más sexy. Demonios, las bicicletas tienen ruedas más
atractivas.
Maldito sea.
Moviéndome rápido para abrir el teléfono, grito—: ¿Sí? —Mi voz
es de cabreo, y ¿por qué no? Estoy ocupado ahora, Joe, y a punto de
estar mucho más ocupado si entiendes la idea.
Página 130
—¿Dónde estás? —pregunta Joey—. Te perdimos en el puente.
—Pensé…
jk
Un enorme tío italiano en la puerta, casi tan peludo como el tipo
de la señal de neón. Lleva pantalones a rayas que se ven como parte de
un caro traje de chaqueta hecho a mano, con unas correas de tirantes
colgando como las cadenas de los gánsters de la cintura, y una camiseta
blanca que brilla en la luz fuera del bar. Con los brazos cruzados, esa
parte superior de la camiseta hace que se vea invencible, sus bíceps Página 131
abultados con músculos venosos como si estuviera esperando a que
alguien empezara algo. Tengo en la punta de la lengua preguntarle si él
es el Feo2, pero no soy tan estúpido. Pues bien, casi logro pasar por él
sin incidentes hasta que pregunto—: ¿Esto no solía ser Whalin´s?
2
Juego de palabras con el nombre del bar: Ugly, que significa feo.
incluso apoyado en la barra, en su mayoría fuera del flujo de tráfico, me
dan un ocasional golpe de pies de alguien, o un codo en la espalda, una
mano en mi brazo cuando pasan. Pero esto son flagrantes dedos
curvados, alrededor de mi culo con un aire posesivo que me dice que Página 132
alguien está mirando la mercancía. Cuando me giro, encuentro a un
hombre joven mirando hacia atrás, una cabeza más bajo que yo,
coronado con apretados rizos rubios y ojos azules como el mar. Tan
azules como los de Joey, creo. A pesar de que es más joven de lo que me
suele gustar, la mano todavía ahueca mi culo por lo que, obviamente,
está interesado. Y no estoy de humor para alejarlo.
jk
Su nombre es Jamie. Tiene veintitrés años, mucho más joven de lo
que yo suelo buscar, pero una vez que se pegó a mi lado, me parece que
no puedo dejarle escapar. Cuanto más whisky bebo, más difícil es
alejarle, hasta que se posó en mi regazo en el bar, mi brazo alrededor
de su cintura y su culo hasta chocar contra la erección atascada por
delante de mis vaqueros. Quiero concluir esto, llevarlo a casa conmigo.
Puedo imaginar todo con demasiada facilidad, lo que sería despertar
con esos azules, muy azules ojos. Cada vez que Jamie se ríe, entierro mi
nariz en sus rizos y respiro profundamente su limpio aroma juvenil. Le
quiero, más que a Timothy o a Kevin, más que a Paul la pasada noche,
más que a Joey en este momento, quiero a este chico. Lo necesito. Mis
manos vagan por el bulto en su entrepierna y con un apretón cariñoso,
respiro en su oído. Imagino que el alcohol en mi aliento nos inflama a
ambos.
—Sígueme.
Tal vez es porque él está ahí, con los ojos pequeños y brillantes
enfocados en mi cuerpo, o tal vez Jamie valga la pena el dinero que
pago, pero cuando por fin me libero, mi orgasmo me atraviesa como un
disparo, rápido y explosivo. Jamie tiene la boca llena de mis jugos y
luego se mueve fuera del camino, escupiendo en el inodoro detrás de
nosotros mientras me masturbo para el resto de la tensión y la lujuria
en espiral en la ingle. El brillo en los ojos de Marcello por la luz encima
de la cabeza, mirándome, probablemente esté duro él mismo y
disfrutando del espectáculo. Al diablo con él, y con Jamie también, con
esta mierda de todo el lugar. Que se jodan todos, pienso mientras me
corro una y otra vez yo mismo y me odio por disfrutar con esto.
Capítulo 7
Estoy demasiado molesto –y demasiado avergonzado– para ir
directamente a casa. En lugar de eso sigo a lo largo de New Jersey
Avenue, bajando por la oscura calle más allá de las casas oscuras,
incapaz de precisar mi ira en un solo objetivo. Jamie, sí, y ese gigante
que él llamó Marcello, maldito él también. Joey, naturalmente –de
alguna manera esto es su culpa, estoy seguro de ello–. Si solo hubiera
sido un poco más insistente sobre que no me detuviera, o me hubiera
hablado para que saliera del bar en primer lugar, o demonios, incluso
si hubiera dejado a mi padre en el coche conmigo, me hubiera hecho ir
a casa primero. Mientras estoy en ello, estoy enfadado con él también,
mi padre, por no ser lo suficientemente confiable para conducir su
propio coche. Entonces mi pensamiento se agita de nuevo hacia Jamie,
y su sonrisa angelical, esos ojos tormentosos, los suaves rizos, y su
entrenada mascota gorila con una correa corta. Mirándonos,
mirándome. Espero que ambos piensen en eso esta noche, cuando
estén haciendo lo que sea que hagan juntos. Me pregunto si Jamie le
acusa, o tal vez él tenga una cuenta abierta. No hay nada como un dulce
papi construido como un mafioso asesino a sueldo. Uno que le guste
verte mamar a otros chicos, por cierto.
jk
Unas horas más tarde me despierto con malestar y dolorido. La
casa está todavía en silencio, pero la sala llena ahora con la luz del sol y
me imagino que es lo que me despertó. Mi cuerpo me duele de dormir
tumbado en el sofá y mi cabeza palpita con un ligero dolor detrás de mi
ojo. Igual que ayer, menos la resaca. Mi boca se siente caliente e
infectada, mi lengua pegada a la parte posterior de los dientes. Cuando
bostezo, mi propio aliento hace que haga una mueca.
No.
—Estoy bien…
Giro la llave del grifo tan fuerte, que me sorprende que mi mano
no se parta. —Es jabón, ¿vale? Déjame en paz.
Pero papá echa una mirada a la escasa toalla que apenas cubre
mi culo y hace crujir el periódico con asco. —Ponte algo de ropa, ¿no?
Corriendo por aquí medio desnudo.
jk
Me quedo en nuestra habitación para el resto de la mañana,
tratando de no admitirme a mí mismo que espero que Joey salga en
busca de mí. Tenemos que hablar, nosotros dos. Necesito disculparme
de nuevo, si no otra cosa. Pero no se une a mí y me quedo arriba,
trajinando alrededor del ático como un fantasma inquieto.
Página 155
Poco antes del mediodía, oigo sonar el teléfono en la cocina. Es
mamá, estoy seguro, llama para decirnos que vayamos a recogerla. Me
siento en mi cama, mi maleta abierta a mis pies mientras reorganizo la
ropa limpia que me queda, y espero a ser convocado para participar en
el viaje familiar.
Pero Joey solo me mira con unos ojos que pueden derretir los
corazones más duros, y nunca he sido capaz de decir que no. —¿Por
favor?
Creo que tal vez sea todo lo que tiene que decir, porque renuncia
a ser madrugador, pero eso es lo lejos que llega. Tengo la sensación de
que me observa de nuevo y levantó la vista de mi maleta. —¿No vais a
salir ya?
Basta ya, quiero decir –no puedo escuchar esto, no puedo. Sus
palabras tienen un doble sentido que me corta rápido– las oigo venir
de mi hermano, pero con solo un ligero giro enfermo de la mente oigo
que viene de un amante perdido hace mucho tiempo, también.
Mantengo mi mirada en mi maleta, mis manos ocupadas doblando la
ropa, así que no tengo que ver la tristeza en su voz que se reflejaba en
su rostro. Basta ya, Joe. Me estás rompiendo el corazón.
jk
Cuando mamá llega a casa, me dirijo a la aspiradora como Joey
pidió. Sin quitarse el abrigo, ella arranca el mango Hoover de mi mano
y levanta la voz como un zumbido. —Déjame a mí a partir de ahora,
cariño.
Como si fuera una señal, mi madre grita—: ¡Qué bueno que vine a
casa hoy. Este lugar es una pocilga! —Cuando Joey y yo nos reímos, ella
entrecierra sus ojos—. ¿Qué? ¿Creéis que es gracioso? Vivir en tal
inmundicia.
Esa risa otra vez, como si Joey no quisiera creerme, excepto que
no quiere no creer, tampoco. —Estás diciendo eso porque te gustan los
chicos.
Capítulo 8
En casa de mamá, no se habla de agarrar algo rápido y fácil para
la cena –después de que ella haya terminado con la aspiradora, nos
espanta a Joey y a mí para salir de la cocina para que ella pueda poner
un asado. Cuando trato de poner una carga de ropa, me destierra a la
sala de estar. —Déjame hacer esto, Brian —dice ella, como si nunca
hubiera operado con una lavadora antes—. Muchachos, id a ver la
televisión con vuestro padre. Os llamaré cuando la cena esté lista.
No tengo ningún plan este año, todavía, pero con Timothy fuera,
estoy seguro que encontraré a alguien. —Estaré bien —le digo. Luego,
con la esperanza de un compromiso, me encojo de hombros como si no
estuviera seguro, pero...— quizá, no lo sé. Tal vez podamos llegar por
un tiempo el próximo mes. Para Navidad. Si Tim no tiene que trabajar.
—Ya veremos…
Página 170
jk
Después de la cena, Joey me sigue arriba. —¿Qué vas a ponerte?
—Él quiere saber, con la mirada fija en su armario como si el traje
perfecto acabara de saltarle encima. Con una risa, admite—: no he
salido hace siglos.
—Oh —me río—. Eso hace que suene como una cita.
jk
Vamos en el coche porque es más sexy. Joey no discute. Mientras
se abrocha el cinturón, advierte—: No me dejes por otra persona.
jk
Algún tiempo después, Joey serpentea por el camino a través de
la multitud, en dirección a mi mesa. Yo empujo al chico fuera de mi
regazo, él me da un beso rápido en la mejilla y desaparece cuando Joey
se desliza en la silla frente a mí. —¿Quién es tu amigo? —pregunta mi
hermano.
jk
Un par más de esas cervezas con Jack Daniels y mis hermano
dando vueltas en la pista de baile. —Maldita sea —murmura,
deslizándose en una silla vacía en la mesa. La morena le sopla un beso
mientras se dirige al cuarto de baño y Joey alcanza otra cerveza—.
Debo estar demasiado viejo para esto. Estoy agotado.
Joey asiente. —Sí —dice, por si acaso no vi el gesto. Sus ojos son
enormes, como si se hubieran llenado con la oscuridad a su alrededor y
hubieran crecido en la noche. Con una carcajada, admite—: Estoy tan
borracho. No sé si quiero caerme o vomitar.
—No en el coche —le digo. Se ríe de nuevo con la cara que pongo,
pero sacudo mi cabeza—. Lo digo en serio, Joe. Si sientes que estás a
punto de vomitar…
—Estábamos bailando.
jk
Cuando llegamos a la casa, el alcohol se ha asentado y Joey ya no
está hablador, ya está dormido y tiene problemas para despertarse él
mismo lo suficiente como para entrar. —¡Despierta y arranca! —le digo
mientras le ayudo a salir del coche. Tropezando con la acera, se cae Página 185
contra mí, el peso de su cuerpo es bienvenido en mis brazos. —Vamos,
Joe —murmuro, mis manos tocando el pecho, los brazos y las piernas y
cualquier otro lugar donde pueda ponerle un rápido toque mientras él
está fuera de ello. ¿No dijo que no recordaría esto? —Trabaja conmigo
aquí.
Asiento con la cabeza, sin saber lo que está diciendo, pero sí, esta
noche, y mañana y si lo deseas, cualquier noche de la semana, Joe, todas
son tuyas para tomarlas.
Capítulo 9
Me despierto en mi cama, solo. No sé si debería sentirme aliviado
o decepcionado.
No sé.
Se refiere a mí.
jk Página 189
Traté de no hacerle caso. —No es tan difícil, Joe. Solo cierra los
ojos y frunce los labios. Así. —Besé la palma de la mano con un ligero
golpe sonoro para mostrárselo.
—Espera…
Tan suave, su boca. Tan cálida, tan húmeda. Me apreté contra él,
ya no más tiempo conformándome con la práctica de un beso. Quería
probarle, llenarle completamente, quitarle el aliento. Mi lengua separó
sus labios sin resistencia, lamiéndole. Sabía a infantil y juvenil, como
una uva de Kool-Aid con un toque de chicle. Yo era consciente de sus
manos sobre mis muslos, sus dedos clavándose en mis pantalones
vaqueros y amasando la piel por debajo. Sentí su aliento caliente en mi
rostro y masajeé la parte interior de la mejilla con la lengua, le di un
beso más largo y más duro y un mundo más intensamente de lo que
nunca había besado a otro chico antes o después. Cuando finalmente
nos separamos, sus manos se apretaron con fuerza en mi regazo, sus
labios se separaron de nuevo y mojados esta vez, mojados de mí. Su
respiración era áspera y rápida, y cuando primero me miró, no era
como hermano, sino como algo mucho más.
—¿Ves? —pregunté, mi voz brusca. Me puse de pie y sus manos
cayeron—. No es tan difícil.
jk
Le pregunto la misma pregunta otra vez, después de tantos años.
—Solo a ti —responde. La forma en que se frota las piernas juntas bajo
las sábanas me hace pensar que no soy el único excitado aquí, pero
ninguno de los dos se mueve de la seguridad de nuestras camas
separadas. —Gracias de nuevo por lo de anoche.
—Silencio.
—Lo hago.
—Está bien —reconoce—. Así es. Tú me amas y yo te amo. Pero
no es un tipo de amor romántico, ¿no?
Un amor.
—Joe —suspiro.
Todavía estoy envuelto en mantas, así que las tiro hacia arriba
por encima de mi cabeza y me niego a mirarle. —No lo sé.
—No lo sé, —le digo de nuevo, esta vez más alto—. ¿Quién eres,
Oprah, de repente?
jk
Parece como si me pasara casi todo el día tirado en el suelo, pero
cuando Joey finalmente me ayuda a levantarme, me sorprendí al
encontrar que el reloj decía que todavía no eran las nueve. —¿Es
todavía por la mañana? —pregunto, incrédulo—. Estoy listo para
volver a dormir otra vez.
4 Cracker Jack es una marca americana de snacks que consiste en palomitas de maíz y cacahuetes
recubiertas de caramelo.
5 Hallmark es una empresa de propiedad privada americana con sede en Kansas City, Missouri. Es el
Pero Joey insiste—: Una vez a la semana, ¿me oyes? No está tan
lejos en coche desde Filadelfia hasta tus parajes. Si no tengo noticias de
ti en los próximos días, voy a bajar a darte una patada en el culo.
Eso me hace reír. —Oh, por favor, Joe —dije, poniendo los ojos en
blanco—. Nunca podrías darme una patada en el culo.
Capítulo 10
Es un poco después del mediodía cuando decido irme. —Quédate
una noche más —dice mi madre, pero yo razono que necesitaré
mañana para recuperarme después del largo viaje. No estoy seguro de
lo que sucederá el lunes, cuando entre en la oficina, parte de mí no
puede esperar a ver a Kevin otra vez, aunque solo sea por su sonrisa
diabólica y su lengua malvada, siempre dispuesto a agradar, pero por
otra parte parezco estar separado de eso, ahora más viejo, tal vez un
poco más sabio, no lo sé. Una voz interior, que suena muy parecida a
Joey, dice que tengo que crecer de una puta vez y deje de tontear, y eso
significa deshacerme de alguien. Pero, ¿de quién? ¿Kevin? ¿Timothy?
¿Yo mismo? No estoy muy seguro todavía.
jk
Fuera de la casa, estoy en el lado del conductor de mi Mustang y
abrazo a mamá para despedirme. —Cuídate —advierto—. Y cuida de
papá. ¿Me oyes?
Ya veremos.
jk
En el momento en el que estoy conduciendo alrededor de
Washington, DC, mi decisión ha comenzado a desmoronarse. ¿Qué
daño sería mantener a Kevin al lado? Sí, es un hijo de puta necesitado, y
sí, él solo me utiliza para ascender en la empresa, pero yo lo estoy
usando, también. Así que ¿quién es el que sale dañado allí? Ninguno de
los dos. Página 217
Timothy.
Oh, sí, él. Yo no sé muy bien todavía qué voy a hacer con él. Si le
hago sentarse, si le hablara de los otros chicos, los que engancho solo
para disfrutar y que no significan nada para mí, ¿qué diría? ¿Qué haría?
Lanzar un ataque, lo sé, y llamarme media docena de insultos selectos
que prefiero no escuchar. Eso es un dolor de cabeza que voy a
posponer hasta que sea absolutamente necesario. Soy discreto con las
cosas que tengo, estoy casi cien por cien seguro de que él no sabe nada
de mis noches salvajes en los clubes del centro, o las noches que pasé
con Kevin en la oficina. ¿Por qué incluso sacarlas en esta etapa del
juego? Quiero decir, si se han acabado...
Quizá Joey tenga razón, tal vez solo pueda relacionarme con
otros hombres sexualmente. Me gustaría creer que es más que eso,
pero, ¿sinceramente? Sé que no así. Diablos, ni siquiera puedo recordar
con cuántos chicos he estado en este mes, y mucho menos en los
últimos años. Wildwood solo fue una pequeña muestra. ¿Cómo puedo
seguir así? Insatisfecho, descontento, infeliz. ¿A mi edad?
Maldita sea.
No lo sé todavía.
jk
El anochecer desciende sobre la interestatal como una niebla y
salgo de la carretera en Fairfax para comer algo. Escojo un restaurante
para sentarme, solo para desconectar de conducir un poco, y mientras
estoy mirando el menú, un hombre de mi edad se acerca a mi
reservado con una sonrisa toda-familiar en su rostro. Tiene el pelo
teñido de negro recogido en una cola de caballo apretada y una ceja
perforada y vello facial tan recortado y alisado que parece pintado en
su lugar. Se detiene frente a mi mesa y espera hasta que baje el menú
antes de que su sonrisa suba a un nivel superior. —¿Crees en el amor a
primera vista? —pregunta, su voz saliendo como el humo y suave—.
¿O tengo que cruzar otra vez?
Página 219
En cualquier otro momento, pienso mientras lo inspecciono. Más
alto de lo que me suele gustar, más delgado también, pero de una
manera como de niño escuálido que podría resultar sexy, si fuera lo
suficientemente oscuro. Levanto una ceja, intrigado, él ve la mirada y
se apoya contra mí. —¿Qué va a ser, cara de muñeca? —Quiere saber—
. Yo no estoy en el menú, pero si te interesa, puedo apuntarme yo
mismo en tu solicitud. Tengo mi descanso dentro de media hora.
—Yo estoy de paso —le digo, como si eso alguna vez me hubiera
detenido antes. Señalando al menú, le pregunto—: ¿Cómo está el bistec
aquí?
jk
En el camino de subida a nuestro piso, reflexiono sobre la última
conversación que tuve con Timothy. Por teléfono, en el dormitorio de
mis padres. No fue una mala llamada, no lo creo, pero no fue
exactamente gran cosa, tampoco. Las cosas entre nosotros fueron Página 224
tensas, en su mayor parte, y estoy seguro de que mucho de esto es
culpa mía. Yo no sé cómo hacer las paces con él, después de todo este
tiempo. Es tan fácil mostrarse conforme con quien siempre he estado
antes. Él hace que sea fácil discutir con él, cabrearme con él. ¿Por qué la
carga de fijar nuestra relación descansa únicamente conmigo?
Casi llamo, pero eso no se vería bien así que saco a tientas las
llaves del bolsillo de mi chaqueta y abro la puerta. Empujo para abrirla
un poco, me asomo a la sala de estar, vacía. Eso me alivia, por alguna
razón. Ningún enfrentamiento súbito, me gusta eso. Convierte esto en
más fácil para mí. Empujando mi maleta por el pasillo, cierro la puerta
detrás de mí. —¿Timmy?
No hay respuesta.
A lo mejor me ha dejado. Se enteró de los otros y solo empacó sus
cosas, salió mientras era bueno... solo que su camioneta está en el
garaje y si las bolsas de patatas vacías y latas de refrescos en la mesa
de café son una indicación, ha estado aquí recientemente. Bajando por Página 225
el pasillo, me detengo en el teléfono y compruebo los mensajes,
ninguno. Entonces echo un vistazo a la cocina, que está vacía, pero
una... una pocilga, como mamá diría. La basura se desborda, el
fregadero está lleno de platos sucios, la grasa ha salpicado y se ha
endurecido en los fogones. Parece que me dejó, mi ordenado amante y
volvió a encontrar un soltero sucio para vivir en su casa. —¿Timmy? —
Grito, esta vez más fuerte.
—Oh, sí. —Él se ríe, un sonido sin sentido del humor—. Eso
también. Pero esto, esto no es algo que simplemente no puedes volver
a poner como estaba antes.
jk
—Hay algo más —dice Timothy mientras sale de mi abrazo.
No dejes que se vaya demasiado lejos. Sosteniendo una mano
para mantenerlo cerca, pregunto—: ¿Oh? No puedo imaginar qué otra
cosa podría ser que supere este nuevo aspecto sin barba. Con un sexy
sonrisa, le digo—: Eres más que una caja de sorpresas hoy. Página 230
Oh. Mi.
Él es todo mío.
Fin
Página 232
Sobre la autora
Una autora de múltiples publicaciones de ficción erótica gay /
romántica, JM Snyder comenzó a escribir sobre ficción de grupos de
chicos antes de cambiar a la auto-publicación. Ha trabajado con varios
editores de e-books, incluyendo Amber Allure Press, Aspen Mountain
Press, eXcessica Publishing, y Torquere Press, y tiene cuentos
publicados en antologías por Alyson Books, Aspen Mountain Press,
Kleis Press, eXcessica Publishing, Lethe Press, y Ravenous Romance.
Para obtener más información, incluyendo fragmentos, historias libres
y concursos mensuales, visita http://www.jmsnyder.net.
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Coordinación del Proyecto
Grupo TH
Traducción
Grupo TH
Corrección/Revisión /Edición y
Formato
Grupo TH
Traducciones Homoeróticas