Está en la página 1de 6

No estás… en algún lugar que no es aquí

tus pasos siguen buscando las respuestas,


en algún lugar que no es aquí
sigues encontrando las salidas.
¿A dónde me llevarán estos recuerdos?
Has dejado de vivir a mi costado
para seguirme en cada uno de mis sueños.

¿Podré arrancarte de mis recuerdos


para volver a encerrarte entre mis brazos?
He dejado de ver tus ojos buscándome
y tu voz solamente llega hasta mi
descrita desde muy viejas historias.
Dime… ¿Hacia qué dirección debo correr
para encontrarte? Debo volver
sobre mis pasos para mostrarte los mundos
que antes nunca pude mostrarte, para decirte
que aún dejo un espacio junto a mi
para que puedas descansar por la noche.

No estás… ¿A qué velocidad debo


vivir para poder alcanzarte?
En algún lugar que no es aquí llenas los espacios
vacíos que aquí se están volviendo infinitos,
en algún lugar que no es aquí el tiempo
no pasa, y mientras tú corres; yo cuido las huellas
que has dejado vibrando en mi pecho.
Encontré viejas notas en mi mente,
encontré los “ojalá” que no llegaron y los
que aún no han llegado hasta mi puerta,
encontré rastros de las cosas que nos hacen
morir un poco y de aquellas que solamente nos torturan,
encontré en mí las partes arrancadas
que algún día consideré perdidas
y encontré las señales de otras
que están cerca de desmoronarse.
Nada puede unirse de nuevo.

Encontré en mi mente las huellas de lo que fui,


de aquello que pude ser, de aquello que ya
no seré, encontré la llave de la puerta
que algún día no pude abrir;
pero esa habitación ahora solamente tiene vacío.
¿A dónde llegarán los caminos
que hemos dejado de recorrer?
¿En qué lugar terminarán los senderos
de los que hemos sido arrancados?
¿Existirá alguien ahora sujetando las promesas
que nosotros hemos dejado rotas?

Encontré en una vieja pared de mi mente


una pequeña imagen de mi pasado,
una pequeña imagen de aquel niño
que piensa y sueña con las cosas que llegarán.
Las cosas que no llegarán.
Estamos hechos de historias, de ese impulso del universo
que barre y forma cada átomo de este plano,
estamos hechos de secretos, de golpes cósmicos
que formaron la chispa de nuestros efímeros cuerpos,
estamos hechos del polvo de estrellas que se extinguieron
y de estrellas que nacerán sin ningún rastro de nuestra figura.

Estamos hechos con el mismo material del infinito,


pero estamos aquí preguntándonos con firmeza
si los sueños que nos abandonaron persisten en alguna parte,
si los caminos que ya no anduvimos llegaron hasta algún sitio
o se desvanecieron entre las olas que genera el tiempo,
estamos aquí tratando de descubrir si el destino
es un imán que nos atrae o una aguja que queremos
encontrar a oscuras y con los ojos vendados.

Nacimos en esta inmensidad, pero sin poder ver más allá


de esa barrera azul y negra sobre nuestras cabezas,
preguntándonos si somos la causa o el efecto
de alguna fuerza que mueve las poleas del cosmos,
formando más preguntas y menos respuestas,
tratando de explicar el amor desde la base de alguna ciencia
pero deseando con fuerza que nos golpee en la cara
al cruzar en alguna esquina, y que, por piedad,
nos haga olvidar todas esas interrogantes sin sentido.
Te echo de menos,
las aguas del mar no ahogan tanto como este vacío,
no existe idioma ni palabras que describan
mínimamente el dolor de la ausencia.
Vives en mí, pero vivo sin ti;
un golpe que no se ve
pero tortura sin tener que tocarlo.

Tu voz no está,
solo me acompaña el silencio que grita en mis oídos
a la mitad de la noche, a media soledad.
¿Alguien inventará las cosas que no inventamos?
¿Alguien verá las cosas que nosotros no vimos?
Quizá en algún universo paralelo
nuestra sombra aún se mezcla bajo la luz del sol,
quizá en algún universo paralelo
nuestros sueños están cerca
y no enterrados como en este presente.

Te echo de menos,
en estas noches de mierda cada hora
duele más que la anterior,
el insomnio solo me trae imágenes de lo que fuimos,
de lo que somos, de lo que seríamos.
Me jode saber que llegamos tarde al destino
que queríamos,
que nuestro camino se fue sin nosotros,
me jode saber que eres todos mis deseos
contenidos en un solo frasco,
pero que ahora mi garganta se destroza
al intentar pronunciar tu nombre;
porque dueles,
porque no estás aquí,
porque te echo de menos.

Jes.
Ojalá no sea tarde,
ojalá que en algún cajón de tu cuarto
mi nombre sobreviva escrito en una hoja de papel,
que exista aún esa prueba de que existo para ti
más allá de mis propias fronteras,
ojalá no sea tarde,
que alguna palabra perdida en el vacío
te haga recordarme, aunque sea
efímeramente, de forma fugaz.

Ojalá no sea tarde,


que los restos de este nosotros
aún permanezcan tibios,
que la letalidad del olvido aún no toque
la última puerta de las paredes
que aún no construimos,
ojalá no sea tarde para los sueños,
tarde para esperarte o para alcanzarte,
ojalá no sea tarde para decirte
que la vastedad del infinito no significa nada
si al despertar no puedo verte primero.

Ojalá no sea tarde,


aunque probablemente no sepa mucho del amor
no quiero contar historias que no sean sobre ti.
No sé dónde estás,
pero ojalá estés caminando al mismo tiempo que yo,
al mismo punto que yo,
y ojalá que mis demonios se equivoquen
cada vez que me despiertan a mitad de la noche
recordándome que no estás,
que no estarás,
que lo que parecía el vacío de un rato
se convertirá en un vacío eterno,
que ese nosotros ahora soy solo yo
o lo que queda aún de mí.

Ojalá…
No sé cómo existir,
no sé cómo atravesar las horas
que usaba para esperarte.
No sé cómo vivir;
porque decidí vivir intensamente por ti
sabiendo que vivir no era lo mío,
sabiendo que no tengo intenciones con el mundo.

Me pregunto si alguna vez piensas en mí,


si de alguna forma sientes
que las piezas en ti no están completas,
me pregunto si es que acaso fui una pieza
de algo en alguna parte,
de algo que ni yo puedo imaginar,
porque la bala de la que me salvaste
fue la misma que clavaste en mi pecho,
y aun así,
sin saber cómo existir;
para mi sigue sin existir otro héroe
capaz tocar las últimas fibras de mi ser.

No sé cómo existir,
ni cómo ni dónde encajar las piezas que me quedan,
no sé si el “todo estará bien”
es una promesa o solo una frase
que permite conformarse
con las migajas de lo que ya no es,
si el tiempo alguna vez
curará algo o sólo me consumirá
lentamente, sin prisa.
Ya no sé cómo existir.

También podría gustarte