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Reunión anual del 2019- Discursos y texto del año 2020- Parte 3

Estamos deseando escuchar al hermano Anthony Morris, que presentará el


discurso titulado “¡Hay mucho que hacer!”. Qué bonito ha sido ver su entusiasmo
cuando les hemos anunciado que habrá una nueva construcción en Rámapo, y
estoy seguro de que los miles que están conectados con nosotros han sentido lo
mismo. Y después han podido ver los videos de todos los proyectos de
construcción que tenemos en marcha en todo el mundo. Es posible que, desde un
punto de vista humano e imperfecto —hablando claro: no espiritual—, alguien
diga: “Pero si hemos dedicado los edificios de Warwick y la ampliación de Wallkill
hace poco. ¡Y ahora otra vez! ¡Otro gran proyecto!”. Ya saben... Obviamente, la
predicación es lo primero. Y este nuevo proyecto es para eso, para apoyar la
predicación. Esta construcción está pensada para apoyar la obra de predicar y
seguir alimentando a las valiosas ovejas de Jehová de la manera que él desea.
Dios quiere que tengamos esto claro. Quiere que les hablemos del proyecto a
otros, aunque todos lo verán en el programa de enero. Recuerden, ¡hay mucho
que hacer! Punto. Es lo que hay. Así que mejor no me pregunten si pueden tomar
vacaciones ahora. Bueno, sé que necesitan tiempo para descansar, no quiero que
se sientan culpables. Mis amigos del Cuerpo Gobernante también. Nosotros
tenemos muchos días de vacaciones, pero no tenemos tiempo de usarlos con todo
el trabajo que hay que hacer. Claro, intentamos descansar cuando podemos,
Jehová sabe que lo necesitamos. Pero le agradecemos que nos haya dado
trabajo. Solo para tener un pequeño recordatorio bíblico sobre la actitud correcta
hacia el trabajo, busquemos el capítulo 5 de Juan. Y ustedes conocen bien estos
versículos, en especial los que están aquí en Newburgh y que llevan décadas
sirviendo fielmente a Jehová. Valoramos mucho su servicio y, por supuesto,
Jehová también. Se han esforzado durante décadas —antes estuve hablando con
muchos que han servido como viajantes durante años—; todos son maravillosos,
muy trabajadores. Así que, aquí tenemos a Jesús —en el capítulo 5 de Juan—
delante de aquellos líderes religiosos que lo perseguían porque curaba en sábado.
Lo que queremos destacar es lo que Jesús les respondió, en el versículo 17.
Jesús les dijo: “Mi Padre hasta ahora sigue trabajando, y yo también sigo
trabajando”. Así que, quien más trabaja en el universo es Jehová, y Jesús hace lo
mismo. Jehová es muy trabajador. Y sus siervos también tienen que serlo. Eso es
lo que él espera, y a nosotros nos encanta servir al Dios verdadero y trabajar para
él. Otro versículo muy conocido lo encontramos en 1 Corintios, capítulo 15, donde
se muestra la actitud correcta hacia el trabajo, en especial con todo el trabajo que
tenemos. Y Jehová se asegura de que tengamos mucho trabajo. Primera a los
Corintios 15:58, lo conocemos bien: “Por lo tanto, mis queridos hermanos,
manténganse firmes, inamovibles, y [fíjense] estén siempre muy ocupados en la
obra del Señor, sabiendo que su trabajo relacionado con el Señor no es en vano”.
Hay mucho que hacer “en la obra del Señor”. Y cuando estamos trabajando —sea
que estemos predicando o en otras asignaciones, como servir en Betel o en la
construcción— es esencial tener la actitud adecuada. Podemos verla aquí, en
Romanos, capítulo 12. Y esta es la actitud que vemos en el pueblo de Dios. Pero
también queremos poner en práctica este consejo individualmente. Tenemos que
asegurarnos de que tenemos esta actitud y, si no la tenemos en este momento,
pidámosle ayuda a Jehová. Romanos, capítulo 12. Aquí vemos cómo deben ser
los cristianos que trabajan para Jehová. Versículo 11: “Sean trabajadores,
no holgazanes”. ¿Ven? A Jehová no le gusta que seamos holgazanes. “Que el
espíritu los llene de fervor”. Tengamos esta actitud. Seamos esclavos de Jehová
con este fervor, llenos de entusiasmo. Él valora un espíritu diligente, trabajador...
Eso es lo que él quiere de su pueblo. Ahora, después de todos estos anuncios y
los videos sobre la construcción, me gustaría enseñarles algo. Es algo muy
especial para mí, algo en lo que estaba pensando hace poco. No sé si lo verán
bien, quizás la cámara lo capte. Aquí arriba dice: “Permiso de obras”. Es un
recuerdo muy especial para mí, porque me hace pensar en cuando yo estaba en
Tuxedo antes de que empezara la construcción de Warwick y estábamos
esperando el permiso de obras. Lo cierto es que había muchos preparativos que
hacer, había mucho trabajo mientras esperábamos el día en que se pudiera
empezar la obra. El Cuerpo Gobernante iba siempre que podía para animar a los
hermanos, vestidos con sus chalecos de seguridad, y daban algún discurso con
ideas espirituales. Creo que es la única vez que he dado un discurso vestido así.
Bueno, aquel día en concreto era especial porque las cosas estaban saliendo muy
bien con las autoridades. Les caíamos bien. Por cierto, vi a mi amigo Zeny en un
video. Él dijo “ponerse manos a la obra”. Y está bien, aunque aquí lo decimos
diferente, decimos “poner manos a la obra”. Pero es igual, significa lo mismo, es
que Zeny es de otro país. Perdóname, Zeny, valoro mucho tu trabajo. Sé que
muchos de ustedes han trabajado duro en la construcción, y muchos colaboraron
en el antiguo Comité Regional de Construcción. Y lo cierto es que es muy especial
trabajar en estos proyectos espirituales. Bueno, aquel día en particular estaban
pasando muchas cosas. Y yo estaba allí; era el 26 de julio, que es la fecha que
aparece aquí en la esquina. Era viernes, en el año 2013... Hace ya un tiempo.
Yo tenía que darles un discurso a la una y media de la tarde, y les estuve visitando
esa mañana. Unas dos horas antes, como a las once y media, recibieron el
permiso de obras. Entonces, los del Comité del Proyecto de Construcción —
cuánto queremos a estos hermanos y sus esposas, ¿verdad?— pues, estaban allí
y me dijeron: “¿Te gustaría anunciarlo a ti?”. Y yo pensé: “Mira, qué oportuno. Qué
gran honor estar aquí y poder hacer este anuncio de ‘manos a la obra’”. Así que
les di un poco de ánimo en sentido espiritual. Ya saben, el que uno reciba un poco
de gloria de vez en cuando no está mal. Fue muy emocionante. Los que
estábamos allí lo recordamos muy bien. Gracias a la acción del espíritu santo y a
que estos hermanos estaban llenos “de fervor” y listos para trabajar, cuando se
hizo el anuncio, les aseguro que todos los que estaban allí se pusieron muy
contentos y dieron un fuerte aplauso. Pero no era por mí. Era porque habían
recibido el “manos a la obra”. ¡Estaban entusiasmados! Ni siquiera se dieron
cuenta de cuando me fui, todos estaban muy emocionados porque ya tenían el
permiso de “manos a la obra”. Y ahora se acerca el día, si Dios quiere, para que
pongamos “manos a la obra” con el proyecto de Rámapo. Ya vieron cuándo
esperamos que ocurra. Qué bonito es ver que esa buena actitud de trabajar duro
da gloria a Jehová. Y queremos seguir con esa actitud. Claro, algunos podrían
preguntar —quienes no piensan como Jehová lo dicen a veces—: “Pero ¿de
verdad creen que el fin está cerca? ¿Por qué están haciendo todo esto? Si queda
tan poco, ¿para qué lo hacen?”. Bueno, el fin vendrá cuando Jehová diga que ya
se ha predicado lo suficiente. Pero también hay algo que tenemos que recordar en
Apocalipsis, capítulo 7, algo que a veces podríamos olvidar. Me di cuenta de que
el hermano Butler habló de ello en la oración de apertura (claro, las oraciones
no se graban para el programa en enero). Pero Bob lo mencionó. Jehová nos dice
que no nos preocupemos por el futuro, sino que trabajemos y hagamos su
voluntad. Pero es impresionante lo que se dice en el capítulo 7, versículos 1 a 3:
“Después de esto vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de la tierra.
Estaban sujetando los cuatro vientos de la tierra para que no soplara ningún viento
ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. También vi a otro ángel que
subía desde el nacimiento del sol llevando un sello del Dios vivo, y que les gritó
con fuerza a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la
tierra y al mar. Les dijo [gritando]: ‘¡No les hagan daño ni a la tierra ni al mar ni a
los árboles hasta que sellemos en la frente a los esclavos de nuestro Dios!’”. Así
que, algunos ungidos reciben el sellado final antes de morir, y han muerto
bastantes ungidos durante los últimos días. Pero aquí se está hablando de justo
antes de que Jehová destruya —o ponga en el corazón de los gobiernos destruir—
Babilonia. En ese momento, todos los ungidos que aún queden en la Tierra
recibirán el sellado final. Y eso es lo que va a suceder. Después de eso, estallará
la gran tribulación. Y, si echan un vistazo a las noticias —si es que lo pueden
soportar, para al menos saber lo que está pasando—, se darán cuenta de que el
fin está muy cerca. No se puede negar. Estamos esperando a que llegue ese
momento. La gran tribulación... está cerca. Ahora bien, mientras la esperamos con
ganas, queremos ver las cosas igual que Jehová y esperar con paciencia. Y yo sé
que la mayoría de los que están aquí en Newburgh llevan muchos años en la
verdad, especialmente los miembros de la corporación y sus cónyuges, si están
casados. Queremos compartir con todos lo que decía “La Atalaya” de 1977. Son
unas palabras muy profundas. Y lo que dicen en cuanto al tiempo del fin todavía
es cierto. Nos muestran en qué momento de la historia estamos. Quienes las
redactaron tenían el espíritu de Jehová; no es que él los inspirara, sino que los
ayudó a captar esta idea. Eran ciertas entonces y todavía son ciertas hoy. Fíjense
en lo que decía “La Atalaya” del 15 de mayo de 1977, páginas 304 y 305. En el
párrafo 17..., lo leo directamente: “El fin no viene simplemente porque a nosotros
nos parezca que ya es la fecha en que debe llegar, o porque creamos que nuestro
territorio se ha trabajado bien. Viene cuando Jehová haya realizado la gran obra
de predicar el Reino hasta el grado que él quiere, y entonces él traerá la ‘grande
tribulación’”. Y sigue diciendo: “¡Hasta que llegue ese tiempo hay trabajo que
hacer! ¡Y a nosotros, como testigos de Jehová, se nos ha asignado hacerlo!
Cuando llegue la ‘grande tribulación,’ la obra de predicación debe estar en el
apogeo de su marcha adelante, debe estar en el punto máximo de su empuje por
toda la Tierra. La llegada del Señor Jesús para ejecutar juicio vendrá como
sorpresa total... ¡hasta para el pueblo de Jehová, porque sin duda los hallará
cuando más ocupados estén en su actividad!”. ¡Piénsenlo! ¿Alguna vez habían
estado tan ocupados desde que están en la verdad? No, nunca habíamos estado
tan ocupados, no hay ninguna duda. Es impresionante ver que en aquel tiempo el
esclavo ya había entendido cuál es la actitud correcta. Y en ciertas partes del
mundo, algunos hermanos pensaban que el fin llegaría en 1975. ¡Y cuánto ha
crecido la organización desde los años setenta! En esa época había unos dos
millones de testigos de Jehová, y ahora estamos llegando a los nueve millones.
Para terminar, les leo unas ideas muy valiosas de la misma revista: “La sociedad
teocrática de Jehová que sigue adelante será una empresa en funciones, una
organización en marcha adelante, hasta el mismo momento en que la ‘grande
tribulación’ comience y hasta que termine”. Hace años, cuando comenzaron a
funcionar los LDC, les dije a los hermanos que todo el trabajo que hacemos ahora
es una preparación para el nuevo mundo. Van a seguir construyendo. Después de
Armagedón van a seguir trabajando y capacitando a más hermanos. Y “La
Atalaya” sigue diciendo: “La adoración de Dios con espíritu y con verdad es
positiva, entusiasta, animosa y progresiva”. Y esta idea es muy importante: “Cada
vez más secciones de la Tierra, en países de Occidente, en el Oriente y en otras
partes están recibiendo ahora un testimonio cabal, y ¡quién sabe hasta dónde se
llevará el sonido de las ‘gloriosas buenas nuevas’ antes del fin!”. Bueno, Jehová lo
sabe. Notemos que el sonido de las buenas noticias llegará a toda la Tierra
habitada, “hasta la parte más lejana de la tierra”. Por lo tanto, no dejemos de
pedirle a Jehová que nos siga dando las fuerzas necesarias para “adorarlo con
espíritu y con verdad”, con entusiasmo y con empeño, porque ¡hay mucho que
hacer! Gracias, hermano Morris. Como dice 1 Crónicas 28:10, seremos valientes y
nos pondremos a trabajar. Ahora, surge la pregunta: “¿Hay algo a lo que debamos
temerle?”. A continuación, el hermano Mark Sanderson nos dará la respuesta.
En Apocalipsis, capítulo 12, versículo 17, la Biblia deja claro que todos los que
estamos aquí hoy, así como el entero pueblo de Dios —tanto los ungidos como
quienes los apoyan en toda la Tierra—, estamos en una guerra. Leamos cómo se
expresa esta idea en Apocalipsis 12:17. Dice: “De modo que el dragón se
enfureció con la mujer y fue a guerrear contra los que quedan de la descendencia
de ella. Estos son los que obedecen los mandamientos de Dios y tienen la misión
de dar testimonio acerca de Jesús”. Bueno, ¿qué significa esto? Como diría
nuestro querido hermano Morris: “No se preocupen, las cosas solo pueden
empeorar”. Claro, no podríamos esperar otra cosa; estamos en guerra. Y las
guerras generan muchísimo muchísimo odio. Por eso, no sorprende que Jesús les
haya advertido a sus discípulos que la gente no los querría. Es más, les dijo que
serían víctimas de odio. Leamos Mateo 24:9; Mateo, capítulo 24, versículo 9. Dice:
“Entonces los perseguirán y los matarán, y todas las naciones los odiarán por
causa de mi nombre”. Así que, hermanos, ¿qué debemos esperar? Debemos
esperar que todo el mundo nos odie, “todas las naciones”, como dijo Jesús.
No solo Eritrea, no solo Rusia, sino “todas las naciones”. Pero en la guerra
podemos esperar que suceda algo más. Hay una conocida frase que dice: “En la
guerra, la primera víctima suele ser la verdad”. Y, sí, Jesús dijo que así sucedería
en esta guerra de la que somos parte sus discípulos. Leámoslo en Mateo, capítulo
5, versículo 11. Dice: “Felices ustedes cuando, por causa de mí, la gente los
insulte, los persiga y [fíjense en lo que dice ahora], mintiendo, diga todo tipo de
cosas malas sobre ustedes”. Entonces, hermanos, ¿cuál es el punto? Que
estamos en guerra. Y sabemos que todas las naciones nos van a odiar. Y también
sabemos que la gente dirá “todo tipo de cosas malas” sobre nosotros. Bueno, con
todo esto en mente, puede que nos preguntemos: “¿Hay algo a lo que debamos
temerle?”. Pues bien, el conocido expresidente de Estados Unidos Franklin
Roosevelt dijo una vez: “A lo único que hay que temer es al miedo”. Esas palabras
no son una verdad absoluta, pero sí tienen algo de cierto. El temor es un arma
muy poderosa. Y nuestro gran enemigo, Satanás, pudiera aprovecharse de
nuestros miedos. ¿Cuál es el peligro? Que, si dejamos que el miedo, el temor, nos
domine, pudiéramos quedar a merced de Satanás y sus secuaces. El apóstol
Pablo expresó esta idea en el segundo capítulo de la carta a los Hebreos.
Lo podemos leer juntos. Está en Hebreos, capítulo 2, versículo 14. Dice: “Por lo
tanto, ya que estos ‘hijos’ son de carne y hueso, él también llegó a ser de carne y
hueso, para que mediante su muerte [y fíjense en que dice “mediante su muerte”]
pudiera acabar con el que tiene los medios para causar la muerte —es decir, el
Diablo— [¿y hacer qué?] y liberar a todos los que llevaban toda su vida sometidos
a esclavitud por miedo a la muerte”. Está claro que el apóstol Pablo le agradecía a
Jehová que hubiera dado a su Hijo en sacrificio. ¿Por qué? Porque sabía que
todos los que pusieran fe en dicho sacrificio serían liberados. ¿Liberados de qué?
Pablo dice que de la esclavitud al temor a la muerte. Y ¿por qué es importante
esto? Porque la gente que siente un temor exagerado a la muerte corre el peligro
de ser manipulada, controlada. Por ejemplo, cuando terminó la Segunda Guerra
Mundial, se juzgó en la ciudad de Núremberg a muchos nazis que habían
cometido unos crímenes abominables, casi inimaginables. Y, cuando se les
preguntó a aquellos hombres y mujeres cómo habían podido hacer algo así, ¿qué
respondieron? “Sencillamente no tuvimos elección; si no lo hacíamos, nos
mataban”. Como vemos, aquellos individuos fueron manipulados. Sus superiores
los controlaron. Se aprovecharon del miedo que sentían y los obligaron a cometer
horribles crímenes. Pero, si nosotros confiamos totalmente en nuestro poderoso
Dios, Jehová, y ponemos fe absoluta en el sacrificio de su Hijo, Jesucristo, en
nuestro caso se cumplirán las palabras del apóstol Pablo registradas en
Filipenses, capítulo 1. Lean conmigo el versículo 28. Pablo dice: “Y sin tenerles
ningún miedo a sus adversarios. Esto mismo es prueba de que ellos serán
destruidos pero ustedes salvados, y esto proviene de Dios”. Como vemos,
hermanos, confiar en Jehová y en el poder del sacrificio de Cristo puede liberarnos
del miedo a nuestros enemigos. Y otra cosa que puede ayudarnos a superar el
miedo a la persecución es tener presente algo muy importante. Y es que Jehová
pone límites a lo que nuestros enemigos pueden hacernos. Vamos a repasar unas
palabras que encontramos en el capítulo 10 de la primera carta a los Corintios.
En el versículo 13, Pablo dice: “A ustedes no se les ha presentado ninguna
tentación que no sea común a todas las personas. Pero Dios es fiel y no dejará
que sean tentados más allá de lo que puedan soportar, sino que, cuando venga la
tentación, también les dará la salida para que puedan aguantarla”. Esta es una
promesa de parte de nuestro Dios, Jehová. Él promete ponerles límites a nuestros
enemigos. En un conocido libro del siglo diecisiete se cuenta la historia de un
hombre que quería llegar a determinado lugar y, en cierto momento, vio unos
leones a ambos lados del camino. Ahora bien, resulta que los leones estaban
encadenados. Pero aquel hombre no había visto las cadenas. Ahora bien, ¿qué
tiene que ver eso con nosotros? Bueno, quizás nos encontremos con leones a lo
largo del camino hacia el nuevo mundo. Pero, en esos momentos, ¿qué será
importante no perder de vista? Que todos esos leones estarán encadenados. Así
que debemos concentrarnos, no en los leones, sino en las cadenas. Si tenemos
claro que Jehová nos ama, que ama a todo su pueblo y que nunca permitirá que
Satanás y los suyos nos hagan un daño irreparable, el miedo que podamos sentir
será cada vez menor. Así que, cuando vean al león, no se concentren en él;
concéntrense en las cadenas. Entonces, hermanos, les pregunto una vez más:
¿hay algo a lo que debamos temerle? Bueno, la Biblia nos da la respuesta aquí,
en el Salmo 111, en el versículo 10. Dice: “El temor de Jehová es el comienzo de
la sabiduría. Todos los que obedecen sus órdenes demuestran ser muy
perspicaces. Su alabanza dura para siempre”. Entonces sí hay algo a lo que
debemos temer. Debemos sentir un sano temor a desagradar al Dios
todopoderoso del universo. Y ese temor es la brújula que nos guía por el camino
en el que debemos ir. No importa cuánta persecución suframos ni de qué maneras
se nos persiga. Si somos hombres y mujeres temerosos de Dios, sabremos
exactamente lo que debemos hacer. ¿Están de acuerdo? Pues sí, hermanos.
Y esto no es simple teoría. Lo que han logrado nuestros hermanos por todo el
mundo demuestra que se trata de una verdad probada. En el siguiente video,
algunos hermanos y hermanas que están siendo perseguidos en Rusia expresan
abiertamente sus sentimientos y nos muestran por qué no debemos tenerle miedo
a la persecución. Me quedé aterrada cuando unos agentes enmascarados
derribaron las puertas y entraron en el hogar donde estábamos reunidos.
De repente escuchamos unos ruidos muy fuertes y a alguien que nos gritaba:
“¡Siéntense en el suelo!”. Me asusté muchísimo cuando me pusieron las esposas,
me metieron en un vehículo de la policía y me llevaron a la cárcel. Tenía miedo
porque no sabía cuánto tiempo estaría allí ni qué me iba a pasar. Cuando me
estaban interrogando, lo que más me preocupaba era fallarle a Jehová y traicionar
a los hermanos. Después de que me detuvieron, empecé a angustiarme por lo que
me podría pasar en la prisión; no sabía qué tipo de personas habría allí, cómo
reaccionaría, cómo me iban a tratar... Cuando uno de los agentes empezó a
decirme todo lo que me esperaba en la cárcel, intenté imaginarme que detrás de él
estaba ese ángel fuerte que aparece en las publicaciones protegiendo a Daniel.
Eso me ayudó a mantener la calma y a vencer el miedo. Así fue como me ayudó
Jehová. Cuando me presenté ante el juez por primera vez, los hermanos me
estaban esperando afuera y empezaron a aplaudir para demostrarme su apoyo.
¡No tengo palabras para expresar cuánto me animó eso! Orar a Jehová con todo
el corazón me ayudó a no sentir miedo. El texto de Isaías 30:15 me recordó que lo
más importante era mantener la calma y seguir confiando en Jehová. Una vez que
entendí eso, todo fue mucho más fácil. Bajamos en el ascensor y, cuando las
puertas se abrieron, vimos a muchísimos hermanos y hermanas que nos estaban
esperando, y todos empezaron a aplaudir. Me emocioné, y se me hizo un nudo en
la garganta. Sentí como si tuviera alas. Estaba rodeado de una gran nube de
testigos. Le pedí a Jehová que me diera paz, valor y sabiduría, y que me ayudara
a no hacer nada que manchara su santo nombre. Enseguida sentí “la paz de Dios”
y me tranquilicé. No es que desaparecieran todas mis preocupaciones, pero ya
no tenía miedo. Aunque todavía sentíamos algún temor, mi esposa y yo
intentábamos participar en el ministerio todos los días. Cuando no te concentras
en ti mismo, sino en ayudar a otros, el temor desaparece. La esperanza me ayudó
a superar mis temores. Y es que hay que ver la situación desde la perspectiva de
Jehová. Hay que mirar al futuro. Estamos pasando por un mal momento, pero
no será así siempre, lo vamos a superar. Me ayudó mucho a vencer el miedo la
canción que dice: “Tengo que aprender a vivir día a día, pasito a paso. Siempre
con Jehová”. Me di cuenta de que es importante resolver los problemas a medida
que aparecen, y no preocuparse por cosas que tal vez nunca pasen. La verdad es
que es natural sentir miedo. Todos tenemos miedo alguna vez, y eso no es motivo
para avergonzarse. La clave es no dejarte vencer por tus temores, no permitir que
el miedo te controle, que los pensamientos negativos te dominen la mente.
Cuando yo sentía que el temor se apoderaba de mí, le oraba a Jehová. Le pedía
que me diera valor y que me ayudara a no temerle a nada ni a nadie. Todavía me
digo a mí mismo: “Félix, no debes temerle a nada ni a nadie, solo a Jehová”.
¡Hermanos, gracias por todo su apoyo! Gracias por sus cartas y por acordarse de
mí. ¡Gracias por sus oraciones! Lo agradezco de todo corazón. Estoy haciendo
todo lo que puedo. Quiero darle a Jehová lo mejor. ¡Nunca dejaré de servirle!
Hermanos, sabemos que también nosotros seremos perseguidos. Pero confiemos
en Jehová, pues así podremos vencer cualquier temor a nuestros enemigos.
Y nunca olvidemos que los todos los leones que encontremos en el camino
estarán encadenados. Concentrémonos en las cadenas, no en los leones. Y que
sea el temor a desagradar a Jehová el que siempre nos guíe. ¿Están resueltos a
no temerle a nada salvo a desagradar a nuestro maravilloso Dios, Jehová?
Hermanos, de verdad, no hay nada más a lo que debamos temerle. Gracias por
contestarnos tan bien a esta pregunta. Ahora estamos ansiosos por escuchar al
hermano Jackson, que hablará de un tema muy interesante: “¿Están
completamente sobrios?”. Imagino que sí, por la hora que es. ¿Están
completamente sobrios? Sé lo que están pensando: “¿En serio? ¿Es broma? Pero
¿qué pregunta es esa? Llevamos horas en este Salón de Asambleas y aquí
no hay nada que beber”. Y tienen toda la razón, la respuesta es obvia. Pero, antes
de que descarten esta pregunta del todo, ¿pudiera ser que sí tenga sentido, que
tenga un significado espiritual? La respuesta es sí. Y es que, en el texto griego
que se usó para traducir las Escrituras Griegas Cristianas, la expresión que
literalmente se traduce “estar sobrio” aparece varias veces. Pero en las Escrituras
Griegas Cristianas de la “Traducción del Nuevo Mundo” no aparece la expresión
“estar sobrio”. Veamos un ejemplo. Por favor, busquen conmigo 1 Pedro 1:13. Los
que tengan descargada la versión “Kingdom Interlinear”, si lo desean, pueden
verificar lo que vamos a leer en 1 Pedro 1:13, solo la primera parte del versículo:
“Por lo tanto, preparen su mente para actuar, mantengan por completo su buen
juicio”. La traducción literal de esta expresión griega podría ser “siendo sobrios
perfectamente”. Pero, como pueden ver, aquí dice “mantengan por completo su
buen juicio”. Así que surge la pregunta, ¿por qué el Comité de Traducción de la
Biblia del Nuevo Mundo no usó “estar sobrio” o “estar completamente sobrio”?
Bueno, la respuesta la encontramos en su reacción al escuchar el título de este
discurso. Sinceramente, cuando escucharon “¿Están completamente sobrios?”,
¿qué es lo primero que pensaron? En la bebida, en dejar de beber... Pero, cuando
aparece esta expresión en las Escrituras Griegas Cristianas, en la mayoría de los
casos no se refiere a evitar el alcohol o a no emborracharse. Tiene un significado
simbólico y más amplio. Así que, para que podamos obedecer el mandato de
“estar sobrios”, debemos saber a qué se refiere la Biblia con esta expresión. ¿Qué
significados tiene? Lo que vamos a hacer ahora es ver cuatro maneras en las que
se ha traducido esta expresión en la “Traducción del Nuevo Mundo”. Al analizar
las diferentes formas en las que se ha traducido esta expresión, entenderemos lo
que realmente significan las palabras “estar sobrio”. Comencemos. Busquen
conmigo, por favor, 1 Timoteo, capítulo 3 —seguro que recuerdan que este
capítulo habla de los requisitos para los superintendentes, y también menciona lo
que deben hacer las hermanas—, bien, pues en los versículos 2 y 11 —solo les
vamos a echar un vistazo— encontramos el término griego para “estar sobrio”, y lo
pueden comprobar en la “Kingdom Interlinear”. Pero ¿cómo está traducido?
No encuentran la palabra “sobrio”, ¿verdad? La expresión que se usa aquí es
“moderado en sus hábitos”. ¿Y por qué se tradujo así? Porque, aunque esta
expresión podría referirse a no emborracharse, también puede referirse a tener
buen juicio a la hora de comportarnos, hablar, entretenernos o divertirnos. Eso
implica no irnos a los extremos y ser equilibrados en nuestra manera de pensar y
nuestras opiniones. Todo eso está dentro del significado simbólico de la expresión
que aquí se traduce “moderado en los hábitos”. Veamos un ejemplo en otro
versículo de la Biblia que nos ayudará a entender lo que significa no irse a los
extremos. Vayamos ahora a 1 Corintios, 1 Corintios 7:31. Este versículo
no contiene la expresión griega “estar sobrio”, pero sí nos da más información
sobre lo que implica ser moderado en los hábitos. El versículo 31 dice: “Y los que
usan el mundo, como los que no lo usan plenamente”. Bueno, ¿qué significa esto?
Pues, quizás podamos explicarlo con un ejemplo. Imaginemos a alguien que tiene
hambre y quiere la fruta de un árbol. Claro, una persona equilibrada y que no se
va a los extremos estaría contenta con conseguir suficiente fruta para quitarse el
hambre, y quizás algunas piezas más de fruta para llevárselas a casa. Pero quien
usa el mundo plenamente es ese tipo de persona que, después de haber recogido
toda la fruta que puede cargar en el momento —muchísima más de la que podría
comerse—, ve que aún queda algo de fruta en la cima y tiene que llevársela a toda
costa, aunque para ello tenga que correr riesgos. Con este ejemplo podemos
entender lo que quiso decir el apóstol Pablo por inspiración divina cuando dijo que
no debemos usar el mundo plenamente, que no debemos intentar conseguir todo
lo que hay en el mundo. Ahora bien, ¿qué tipo de fruta simbólica podría tentarnos?
Hoy en día hay muchísimas opciones... en los estudios, el entretenimiento, los
viajes, las vacaciones, el empleo y los negocios. ¿Demostramos estar sobrios en
estos campos? ¿O somos como las personas que quieren aprovechar cualquier
oportunidad y usar este mundo plenamente? Veamos ahora un segundo ejemplo
de cómo se usa este término griego. Está en 1 Pedro 4:7. En 1 Pedro 4:7 dice:
“Pero el fin de todas las cosas se ha acercado. Por lo tanto, tengan buen juicio y
estén vigilantes”. Fíjense en que la nota dice: “O ‘alerta’, ‘despiertos’”. Pero
traducido literalmente podría ser “estén sobrios”. Así que en este caso el término
griego para “sobrio” se tradujo como “vigilantes”, “alerta” o “despiertos”. ¿En
cuanto a qué? En cuanto a las oraciones. Es curioso que fuera Pedro quien
escribiera estas palabras por inspiración. Seguro que recordaba la ocasión en la
que no se mantuvo vigilante “en cuanto a las oraciones” cuando Jesús le dijo que
orara todo el tiempo en el jardín de Getsemaní. Y, por supuesto, Pedro recordaba
cuáles habían sido los resultados de no haberse mantenido sobrio en sentido
espiritual. ¿Qué hay de nosotros? ¿Nos mantenemos vigilantes en cuanto a las
oraciones? ¿Le oramos a Jehová a menudo, aprovechando cualquier momento
del día? ¿O solo lo hacemos cuando nos levantamos, antes de comer y antes de ir
a dormir? Si queremos mantenernos “vigilantes en cuanto a las oraciones”,
debemos tener a Jehová siempre en mente; entonces podremos decir que
estamos, en sentido simbólico, sobrios. Veamos el tercer ejemplo, en 1 Corintios,
capítulo 15. Seguro que todos nos sabemos de memoria lo que dice el versículo
33 sobre las malas compañías, pero vamos al versículo 34, que está en el mismo
contexto. ¿Cómo empieza? Dice: “Entren en razón haciendo lo que es justo”.
De nuevo, la traducción literal del griego sería “desembriáguense”. ¿Qué quiere
decir esto? La nota de estudio de nuestra Biblia en inglés (que por el momento
solo podemos ver en la versión electrónica) dice: “Entren en razón: aquí Pablo usa
una palabra griega que literalmente significa ‘desembriagarse’. Algunos cristianos
de Corinto estaban escuchando lo que enseñaban los apóstatas, por ejemplo, que
no había resurrección. Estaban en una especie de letargo espiritual, confundidos y
desorientados, como borrachos. Por eso Pablo les dijo que despertaran, que
despejaran su confusión entendiendo bien la enseñanza de la resurrección.
Y tenían que hacerlo antes de que el letargo los llevara a enfermar, o incluso
morir, espiritualmente”. ¿Entendemos por qué se tradujo así? Entrar en razón
no está solo relacionado con beber vino o cerveza, se trata también de evitar las
malas compañías y a aquellos que promueven ideas incorrectas. ¿Pudiera ser que
nos estén afectando las opiniones de algunos —incluso de dentro de la
congregación— que dicen “¿De verdad está tan cerca el fin?” o “¿Tan malo es lo
que ofrece el mundo?”? O, al toparnos con historias y noticias en Internet que
hablan en contra de quienes dirigen la organización, ¿nos las creemos enseguida?
Peor aún, ¿buscamos en Internet chismes sobre otros testigos de Jehová?
No olvidemos que Satanás es “el padre de la mentira”, es un experto mentiroso y
se asegura de que nos lleguen un montón de mentiras. Pero, si estamos sobrios
en sentido espiritual, eso significa que no nos dejaremos engañar por cuentos
falsos. El cuarto y último ejemplo que quiero mostrarles se encuentra en
1 Tesalonicenses, 1 Tesalonicenses 5:6. Una vez más vemos que en el texto
griego aparece la palabra “sobrio”, si la tradujéramos literalmente. El versículo 6
dice: “No nos durmamos como hacen los demás. Quedémonos despiertos y
[fíjense ahora] mantengamos nuestro buen juicio”. ¿Cuál es el contexto? Está
hablando de que el día de Jehová vendrá como un ladrón y también de los que
dicen “¡Paz y seguridad!”. En este caso, “estar sobrio” significa estar consciente
del tiempo en que vivimos. No solo estar despierto espiritualmente, sino alerta.
Piensen en este ejemplo. Imagínense a un vigilante, un vigilante que está
totalmente despierto pero que está viendo... un partido... en la televisión..., uno de
fútbol..., que es un deporte que le encanta. No está alerta a los posibles peligros.
De modo similar, nosotros tenemos que estar totalmente despiertos en sentido
espiritual y alerta a lo que está pasando, a los peligros que pudieran
entramparnos, como por ejemplo implicarnos en asuntos políticos, pues
estaríamos siendo parte del mundo. Debemos centrarnos en el Reino de Dios, que
es la única solución. Eso significa estar sobrio. Hemos visto cuatro maneras en las
que se ha traducido esta palabra griega que literalmente significa “estar sobrio”.
¿Por qué es tan importante esto? Hermanos, como ya se ha mostrado a lo largo
del programa, sabemos que nos esperan tiempos difíciles dentro de poco.
Y tenemos que estar completamente sobrios cuando afrontemos esas dificultades.
Este es un año especial: se cumplen cien años desde que se nombró al “esclavo
fiel y prudente”. Y, desde entonces, este esclavo se ha mantenido despierto, en
sentido espiritual, y alerta, y nos ha recordado constantemente que nosotros
también debemos hacer lo mismo. Ahora bien, alguien podría decir: “Sí, pero es
que a veces, durante esos cien años, ha habido ocasiones en las que se han
entusiasmado con ciertas fechas, pero el fin no vino”. Bueno, imagínense que
tienen un perro guardián y se pone a ladrar una noche. Y, cuando se levantan a
ver qué pasa, no ven nada raro, ¿le dispararían al perro? Si el perro solo ha hecho
lo que se espera que haga un perro. Del mismo modo, el esclavo reconoce que...
en su entusiasmo... a veces hemos dicho cosas que han podido decepcionar a
algunos. Pero recuerden que el papel del “esclavo fiel y prudente” es mantenernos
espiritualmente despiertos y alerta. Y piensen en esto. Cuando llegue el día... en el
que Jesús venga a destruir este sistema malvado, ¿dónde quieren estar? ¿En la
playa tomándose un martini? ¿Subiéndose al árbol de este mundo tratando de
conseguir la última fruta que queda? ¿O muy ocupados en el servicio a Jehová,
construyendo, predicando y haciendo todas las cosas que tenemos que hacer?
Sabemos la respuesta. Pero, para eso, tenemos que mantenernos espiritualmente
sobrios. Y una idea final. Si buscamos en la obra “Perspicacia” la entrada
“Sobriedad”, encontramos algo muy interesante. Tanto Pedro como Pablo usaron
esta expresión griega. Y el “Perspicacia” hace un comentario muy interesante.
Dice: “Al mantener su juicio, Timoteo tenía que darse cuenta de que Pablo
no estaría presente mucho más tiempo”. Y también comenta que Pedro sabía que
ni él ni los demás apóstoles estarían vivos muchos más años. A continuación
menciona: “En vista de la seriedad de los tiempos, y debido a la creciente
persecución por parte del mundo, los cristianos deberían ser de juicio sano, estar
alerta, ser vigilantes y no descuidar la oración sincera, a fin de obtener las fuerzas
necesarias para aguantar”. El esclavo fiel nos ha estado dando alimento espiritual
durante cien años. Pero, amigos, recuerden que el esclavo fiel no siempre estará
aquí. Muy pronto los ungidos que aún queden en la Tierra serán llevados al cielo
para recibir su recompensa. Por supuesto, Jehová seguirá pendiente de nosotros,
siempre nos cuidará, de una manera u otra. Pero ¿cuál es el punto aquí? ¿Qué es
lo que el esclavo nos quiere transmitir a nosotros? Lo mismo que Pablo y Pedro
quisieron transmitir en sus cartas. Queremos transmitirles lo importante que es
que seamos moderados en los hábitos, vigilantes en cuanto a las oraciones,
mantengamos el buen juicio, no nos dejemos distraer por cuentos falsos y
estemos alerta a lo que sucede en este tiempo. Pues los dejamos con la pregunta
¿están sobrios?, ¿están completamente sobrios? Agradecemos mucho este
discurso tan sobrio. Seguro que ahora disfrutan de escuchar lo que hermano
Kenneth Cook nos tiene que decir en el discurso: “¿Lo cuidarás?”. Hermano Cook,
por favor. Todos cuidamos las cosas que nos parecen importantes, ¿verdad?
Y son muchas. Por ejemplo, cuidamos de nuestra familia, de nuestros amigos,
cuidamos nuestro ministerio y, sobre todo, cuidamos nuestra adoración a Jehová.
Y lo haremos fielmente mientras vivamos. Cuando los hermanos nos necesitan,
los ayudamos, tal como vimos hoy. Si ocurren desastres naturales, si hay
disturbios o si se oponen a nuestra obra, estamos ahí para ayudarlos. Además de
todo esto, nuestro amor también debe motivarnos a cuidar de las personas que
encontramos cuando estamos predicando. Y Jesús nos puso el ejemplo en esto.
Podemos notar cuánto se interesaba en los demás por lo que dijo en Mateo 9:36-
38. Vayamos a Mateo 9:36. Dice: “Cuando veía a las multitudes, se conmovía
profundamente, porque estaban maltratadas y abandonadas como ovejas sin
pastor. Entonces les dijo a sus discípulos: ‘Realmente la cosecha es mucha, pero
los trabajadores son pocos. Así que ruéguenle al Dueño de la cosecha que mande
trabajadores a su cosecha’”. Como vemos, Jesús se conmovió por ellos. ¿Qué
significa que se conmovió? Este sentimiento nace de un amor profundo. Jesús
amaba a la gente. Y nosotros también. Es un sentimiento de ternura hacia quienes
pasan necesidad o sufren. Como Jesús, si amamos a los demás, nos
interesaremos de verdad por ellos hasta el punto de conmovernos. Este amor nos
motivará a ayudarlos con la esperanza de que escuchen la Palabra de Dios y
obedezcan a Jehová. Y debemos hacer esto porque cuidar de los demás es una
manera importante de imitar a Cristo, ¿verdad? En unos minutos, veremos cómo
podemos seguir concentrados en predicar con compasión y en ayudar a las
personas a dedicar sus vidas a Dios. Y también les revelaremos cuál es el texto
del año para el 2020. Así que, como dijo el hermano Lett, “Estén muy atentos”.
Pero antes de eso, vamos a analizar algunos principios bíblicos que nos pueden
ayudar a cuidar de aquellas personas que todavía no han escuchado nuestro
importante mensaje. Desde la antigüedad, Jehová ha enseñado a su pueblo cómo
tiene que cuidar de los demás. De hecho, incluso les dijo a los israelitas que
debían cuidar bien de los animales que tenían. Por ejemplo, cuando estaban a
punto de salir de Egipto, Jehová les dio el mandato de Éxodo 12:5, 6. Leámoslo
juntos. Les explico el contexto: Jehová les dice cómo elegir el animal para el
sacrificio de la Pascua. El versículo 3 dice que tienen que escoger un cordero el
día 10 del mes. Con esto en mente, noten lo que dice el versículo 5: “El carnero
joven debe ser un macho sano y tener un año de edad. Pueden elegir un cordero
o un cabrito. Tienen que guardarlo hasta el día 14 de este mes, y toda la
congregación del pueblo de Israel tiene que matarlo al anochecer”. ¿Por qué era
tan importante que, además de seleccionar el cordero, lo cuidaran hasta el día 14?
Para saber la respuesta, hablemos de dos principios y veamos cómo los podemos
aplicar a nuestro ministerio. Primero, sabemos que el animal que iban a sacrificar
tenía que estar sano para que Jehová lo aceptara. El versículo 5 decía: “El carnero
joven debe ser un macho sano y tener un año de edad”. Si un israelita escogía un
cordero sano pero luego no lo cuidaba y este sufría algún daño, Jehová ya no lo
aceptaría como sacrificio. ¿Cuál es el principio? Tenían que cuidar el sacrificio que
iban a ofrecer. No debían descuidarlo solo porque iba a morir pronto. Y esto
mismo lo podemos aplicar al ministerio. Y ahora, el segundo principio. Podemos
estar seguros de que aquellas palabras de Jehová reflejaban cierto grado de
compasión. En aquel caso, el cordero del sacrificio no era menos importante solo
porque le quedara poco tiempo, por así decirlo. Como veremos más adelante, esto
también se puede aplicar a la predicación. Y hacemos bien en recordar estos
principios. Naturalmente, Jehová es quien nos pone el mejor ejemplo de ser
compasivo y cuidar de lo que es importante hasta el final. Es digna de mención la
forma en la que cuidó de Jesús hasta el final de su ministerio en la Tierra. Por
ejemplo, demostró que apoyaba a su Hijo contestando sus oraciones. Una vez,
Jesús llegó a decir: “Padre, te doy las gracias por haberme escuchado”. Jehová
también le expresó su apoyo. Cuando se bautizó, Jesús escuchó a Jehová hablar
desde el cielo y decir: “Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación”. ¡Cuánto
debió animar eso a Jesús! Además, en las horas previas a su muerte, cuando
Jesús estaba muy angustiado, Dios envió un ángel que lo tranquilizó, seguramente
un amigo a quien conocía bien. Sí, desde el principio hasta el final, Jehová cuidó
de Jesús, “el Cordero de Dios” que dio su vida en sacrificio. Y podemos
beneficiarnos mucho si ponemos en práctica estos principios en la labor que se
nos ha dado. Por ejemplo, es verdad que queda poco tiempo. Pero la predicación
no es menos importante solo porque el fin esté cerca. De hecho, a medida que se
acerca el fin, es incluso más importante que sigamos cuidando nuestro ministerio.
Debemos cuidar nuestro “sacrificio de alabanza” a Jehová hasta el final, es decir,
hasta que Jehová deje claro que este aspecto de nuestro servicio ha llegado a su
fin. ¿Cuál debe ser el objetivo principal de nuestra predicación hasta que llegue
ese día? Jesús lo dijo en Mateo 28:18-20. Por favor, acompáñenme a leer estos
versículos. Comencemos por Mateo 28:18. Aquí dice: “Jesús se acercó y les dijo:
‘Se me ha dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Así que vayan y hagan
discípulos de gente de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre,
del Hijo y del espíritu santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he
mandado. Y, recuerden, estaré con ustedes todos los días hasta la conclusión del
sistema’”. Entonces, según dijo Jesús, ¿cuál debería ser el objetivo principal de
nuestra predicación? Bueno, el objetivo debe ser hacer discípulos de gente de
todas las naciones, enseñarles y bautizarlos, como dijo Jesús. Noten que sus
palabras eran algo más que un mandato. Él no empezó diciendo: “¡Vayan! Es una
orden”, ¿verdad? Más bien, dijo: “Se me ha dado toda la autoridad [...]. Así que
vayan”. Los verdaderos discípulos de Jesús captarían lo que había detrás de ese
mandato y predicarían con confianza. ¿Por qué? Porque entenderían que Jesús
había recibido el poder, la autoridad para dirigir aquella gran obra que les estaba
encargando en ese momento. Jesús estaría con ellos y también está con nosotros
hoy. No tenemos ninguna duda. Entonces, ¿cómo podemos ayudar a nuestros
estudiantes de la Biblia para que un mayor número de ellos se bauticen, tal como
Jesús mandó en este versículo? Es importante analizar esto porque, aunque todos
los años se bautizan muchos, la cifra de bautismos es más o menos la misma
desde hace algún tiempo. No es que sea una mala cifra, ni mucho menos; es muy
buena. Pero ¿qué podemos hacer para que más personas den este paso tan
importante antes de que venga el fin? Para contestar a esta pregunta, analicemos
brevemente cuatro formas de llegarles al corazón. Hay muchas más, pero solo
hablaremos de cuatro. Lo podemos hacer mediante lo que les enseñamos sobre
Jehová, lo que les enseñamos de la oración, ayudándolos a ir a las reuniones y
ayudándolos a afrontar los problemas. Veamos la primera forma. Les llegamos al
corazón mediante lo que les enseñamos sobre Jehová. Nuestro objetivo es ayudar
a nuestros estudiantes a ver que Jehová se interesa por ellos, que los cuida, que
los ama muchísimo. Cuando estudiamos una publicación con ellos, como el libro
“Nos enseña”, debemos prepararnos bien y mostrarles que la Biblia contesta
preguntas como: ¿Le importamos a Dios? ¿Cómo se siente Dios al vernos sufrir?
O ¿podemos ser amigos de Jehová? Conversen sobre las respuestas,
muéstrenles cómo les harán más felices, identifiquen los principios que mejorarán
su vida y ayúdenlos a acercarse más a Jehová. Ahora, la segunda forma:
llegamos al corazón de los estudiantes mediante lo que les enseñamos sobre la
oración. Al orar con ellos en cada sesión de estudio, que vean que, cuando
hablamos con Jehová, lo hacemos desde el corazón, con sinceridad.
Expliquémosles que, cuando oramos en privado, podemos expresarle a Jehová
sentimientos que no le contaríamos a nadie más. Y también que le podemos pedir
ayuda para amar solo lo que él ama. ¿Por qué podemos hacer esto con
confianza? Porque Jehová nos cuida. Y esto es lo que queremos que nuestros
estudiantes de la Biblia tengan muy claro. La tercera manera: les llegamos al
corazón ayudándolos a ir a las reuniones. Invitemos a los estudiantes a ir a las
reuniones cuanto antes. Puede que lo que vean allí les llegue al corazón y los
ayude a progresar. Muéstrenles lo antes posible el video “¿Cómo son nuestras
reuniones?”. Invitémoslos con cariño a que nos acompañen al Salón.
Y ofrezcámonos a llevarlos si hace falta. Yo agradecí mucho que la primera vez
que fui a la reunión me llevaran, y aún lo recuerdo. Por último, la cuarta manera.
Podemos llegar al corazón de nuestros estudiantes ayudándolos a afrontar los
problemas, incluso los que pudieran surgir si alguien los ofende. Esto también
contribuye a llegarles al corazón, prepararlos y ayudarlos. Los estudiantes tienen
que aprender que al aplicar los principios bíblicos sentirán el amor de Jehová. Así
podrán conocerlo mejor. Para ayudarlos, les podemos enseñar a usar algunas de
nuestras herramientas, como la aplicación JW Library®, la “Guía de estudio para
los testigos de Jehová” y el sitio jw.org®. Si les enseñamos a buscar respuestas
por sí mismos antes de bautizarse, estarán mejor preparados para afrontar los
problemas y llevarse bien con los demás. Al hacer todo esto con nuestros
estudiantes, demostramos que cuidamos de verdad lo que Jehová nos ha
confiado. Tanto Jehová como Jesús desean que ayudemos a tantas personas
como sea posible a dedicarse y bautizarse mientras todavía haya tiempo. Para
tener éxito, no dediquemos tiempo a estudiar con personas que no progresan.
Más bien, centrémonos en quienes tienen la actitud correcta para obtener vida
eterna y cuidémoslos con la bendición de Jehová. Teniendo presente todo esto,
¿cuál es el texto del año 2020? Está basado en Mateo 28:19: Bueno, si antes
escucharon a Alexa leer el texto de hoy o si ya lo habían leído, se habrán dado
cuenta de que este versículo también es el texto de hoy, 5 de octubre de 2019.
Pero fue coincidencia. No esperen lo mismo el año que viene. Con este texto en
mente, esforcémonos de corazón en la predicación y en ayudar a otros.
Pongamos en práctica los principios que hemos analizado y asegurémonos de
cuidar nuestro ministerio hasta el final. Muchas gracias por tu discurso, hermano
Cook. Si repasamos brevemente el programa de hoy, no hay duda de que nos
animó mucho recordar que no tenemos ningún líder humano, sino que nuestro
Líder es Jesús. No olvidemos lo que dice Mateo 23:10: “Tampoco permitan que los
llamen líder, porque su Líder es uno, el Cristo”. También disfrutamos de escuchar
al hermano Stephen Lett, quien destacó que nuestras labores de socorro están
dirigidas y supervisadas por Jehová. Estoy seguro de que también les gustaron los
cuatro videos. El primero se titulaba “La mano de Jehová está con nosotros...
‘¡Pongámonos a construir!’”. El siguiente hizo un repaso histórico de las
propiedades que hemos adquirido y después vimos otro video más que hablaba
del nuevo proyecto de construcción. El cuarto video explicó el nuevo método para
procesar solicitudes y después nos mostraron una manera nueva de escuchar las
grabaciones de jw.org®. Luego, disfrutamos de escuchar el discurso “Un ataque
que viene del norte”, que presentó el hermano David Splane, del Cuerpo
Gobernante. Y, a continuación, el hermano Samuel Herd nos animó a estudiar la
Biblia con la “Biblia de estudio”. ¡Cuánto apreciamos tener esta edición de estudio!
Después de cantar juntos y de escuchar los saludos de hermanos de varios
lugares del mundo, el hermano Anthony Morris nos recordó que hay mucho trabajo
que hacer. Como vemos en los medios de comunicación, cada vez hay más
problemas en el mundo. Y, en algunos lugares, también hay más oposición a
nuestra obra. El hermano Mark Sanderson, del Cuerpo Gobernante, nos recordó
que no debemos tener miedo porque el Todopoderoso está con nosotros.
A continuación, escuchamos el discurso que dio el hermano Geoffrey Jackson:
“¿Están completamente sobrios?”. Lo estaremos si permanecemos alerta. Y, por
último, el hermano Kenneth Cook, del Cuerpo Gobernante, planteó la pregunta:
“¿Lo cuidarás?”. Nos recordó las formas en las que Jehová cuidó de Jesús, el
Cordero de Dios, hasta el final de su vida en la Tierra. De la misma manera, y de
acuerdo con el texto del año 2020, basado en Mateo 28:19, destacó que nosotros
también debemos cuidar nuestro ministerio y nuestro “sacrificio de alabanza” hasta
el final. Esto significa que debemos esforzarnos por ayudar a los que tienen “la
actitud correcta” a dedicar su vida a Dios y a bautizarse. ¿No les parece que el
programa de hoy ha sido muy animador? Bueno, hemos tenido la oportunidad de
ver algunos videos y nos hemos beneficiado de escuchar los discursos bíblicos
que han presentado los hermanos del Cuerpo Gobernante. Y también
agradecemos mucho el análisis que se hizo del texto del año que viene: “Así que
vayan y hagan discípulos [...]. Bautícenlos”.

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