Reunión anual del 2019- Discursos y texto del año 2020- Parte 3
Estamos deseando escuchar al hermano Anthony Morris, que presentará el
discurso titulado “¡Hay mucho que hacer!”. Qué bonito ha sido ver su entusiasmo cuando les hemos anunciado que habrá una nueva construcción en Rámapo, y estoy seguro de que los miles que están conectados con nosotros han sentido lo mismo. Y después han podido ver los videos de todos los proyectos de construcción que tenemos en marcha en todo el mundo. Es posible que, desde un punto de vista humano e imperfecto —hablando claro: no espiritual—, alguien diga: “Pero si hemos dedicado los edificios de Warwick y la ampliación de Wallkill hace poco. ¡Y ahora otra vez! ¡Otro gran proyecto!”. Ya saben... Obviamente, la predicación es lo primero. Y este nuevo proyecto es para eso, para apoyar la predicación. Esta construcción está pensada para apoyar la obra de predicar y seguir alimentando a las valiosas ovejas de Jehová de la manera que él desea. Dios quiere que tengamos esto claro. Quiere que les hablemos del proyecto a otros, aunque todos lo verán en el programa de enero. Recuerden, ¡hay mucho que hacer! Punto. Es lo que hay. Así que mejor no me pregunten si pueden tomar vacaciones ahora. Bueno, sé que necesitan tiempo para descansar, no quiero que se sientan culpables. Mis amigos del Cuerpo Gobernante también. Nosotros tenemos muchos días de vacaciones, pero no tenemos tiempo de usarlos con todo el trabajo que hay que hacer. Claro, intentamos descansar cuando podemos, Jehová sabe que lo necesitamos. Pero le agradecemos que nos haya dado trabajo. Solo para tener un pequeño recordatorio bíblico sobre la actitud correcta hacia el trabajo, busquemos el capítulo 5 de Juan. Y ustedes conocen bien estos versículos, en especial los que están aquí en Newburgh y que llevan décadas sirviendo fielmente a Jehová. Valoramos mucho su servicio y, por supuesto, Jehová también. Se han esforzado durante décadas —antes estuve hablando con muchos que han servido como viajantes durante años—; todos son maravillosos, muy trabajadores. Así que, aquí tenemos a Jesús —en el capítulo 5 de Juan— delante de aquellos líderes religiosos que lo perseguían porque curaba en sábado. Lo que queremos destacar es lo que Jesús les respondió, en el versículo 17. Jesús les dijo: “Mi Padre hasta ahora sigue trabajando, y yo también sigo trabajando”. Así que, quien más trabaja en el universo es Jehová, y Jesús hace lo mismo. Jehová es muy trabajador. Y sus siervos también tienen que serlo. Eso es lo que él espera, y a nosotros nos encanta servir al Dios verdadero y trabajar para él. Otro versículo muy conocido lo encontramos en 1 Corintios, capítulo 15, donde se muestra la actitud correcta hacia el trabajo, en especial con todo el trabajo que tenemos. Y Jehová se asegura de que tengamos mucho trabajo. Primera a los Corintios 15:58, lo conocemos bien: “Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes, inamovibles, y [fíjense] estén siempre muy ocupados en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo relacionado con el Señor no es en vano”. Hay mucho que hacer “en la obra del Señor”. Y cuando estamos trabajando —sea que estemos predicando o en otras asignaciones, como servir en Betel o en la construcción— es esencial tener la actitud adecuada. Podemos verla aquí, en Romanos, capítulo 12. Y esta es la actitud que vemos en el pueblo de Dios. Pero también queremos poner en práctica este consejo individualmente. Tenemos que asegurarnos de que tenemos esta actitud y, si no la tenemos en este momento, pidámosle ayuda a Jehová. Romanos, capítulo 12. Aquí vemos cómo deben ser los cristianos que trabajan para Jehová. Versículo 11: “Sean trabajadores, no holgazanes”. ¿Ven? A Jehová no le gusta que seamos holgazanes. “Que el espíritu los llene de fervor”. Tengamos esta actitud. Seamos esclavos de Jehová con este fervor, llenos de entusiasmo. Él valora un espíritu diligente, trabajador... Eso es lo que él quiere de su pueblo. Ahora, después de todos estos anuncios y los videos sobre la construcción, me gustaría enseñarles algo. Es algo muy especial para mí, algo en lo que estaba pensando hace poco. No sé si lo verán bien, quizás la cámara lo capte. Aquí arriba dice: “Permiso de obras”. Es un recuerdo muy especial para mí, porque me hace pensar en cuando yo estaba en Tuxedo antes de que empezara la construcción de Warwick y estábamos esperando el permiso de obras. Lo cierto es que había muchos preparativos que hacer, había mucho trabajo mientras esperábamos el día en que se pudiera empezar la obra. El Cuerpo Gobernante iba siempre que podía para animar a los hermanos, vestidos con sus chalecos de seguridad, y daban algún discurso con ideas espirituales. Creo que es la única vez que he dado un discurso vestido así. Bueno, aquel día en concreto era especial porque las cosas estaban saliendo muy bien con las autoridades. Les caíamos bien. Por cierto, vi a mi amigo Zeny en un video. Él dijo “ponerse manos a la obra”. Y está bien, aunque aquí lo decimos diferente, decimos “poner manos a la obra”. Pero es igual, significa lo mismo, es que Zeny es de otro país. Perdóname, Zeny, valoro mucho tu trabajo. Sé que muchos de ustedes han trabajado duro en la construcción, y muchos colaboraron en el antiguo Comité Regional de Construcción. Y lo cierto es que es muy especial trabajar en estos proyectos espirituales. Bueno, aquel día en particular estaban pasando muchas cosas. Y yo estaba allí; era el 26 de julio, que es la fecha que aparece aquí en la esquina. Era viernes, en el año 2013... Hace ya un tiempo. Yo tenía que darles un discurso a la una y media de la tarde, y les estuve visitando esa mañana. Unas dos horas antes, como a las once y media, recibieron el permiso de obras. Entonces, los del Comité del Proyecto de Construcción — cuánto queremos a estos hermanos y sus esposas, ¿verdad?— pues, estaban allí y me dijeron: “¿Te gustaría anunciarlo a ti?”. Y yo pensé: “Mira, qué oportuno. Qué gran honor estar aquí y poder hacer este anuncio de ‘manos a la obra’”. Así que les di un poco de ánimo en sentido espiritual. Ya saben, el que uno reciba un poco de gloria de vez en cuando no está mal. Fue muy emocionante. Los que estábamos allí lo recordamos muy bien. Gracias a la acción del espíritu santo y a que estos hermanos estaban llenos “de fervor” y listos para trabajar, cuando se hizo el anuncio, les aseguro que todos los que estaban allí se pusieron muy contentos y dieron un fuerte aplauso. Pero no era por mí. Era porque habían recibido el “manos a la obra”. ¡Estaban entusiasmados! Ni siquiera se dieron cuenta de cuando me fui, todos estaban muy emocionados porque ya tenían el permiso de “manos a la obra”. Y ahora se acerca el día, si Dios quiere, para que pongamos “manos a la obra” con el proyecto de Rámapo. Ya vieron cuándo esperamos que ocurra. Qué bonito es ver que esa buena actitud de trabajar duro da gloria a Jehová. Y queremos seguir con esa actitud. Claro, algunos podrían preguntar —quienes no piensan como Jehová lo dicen a veces—: “Pero ¿de verdad creen que el fin está cerca? ¿Por qué están haciendo todo esto? Si queda tan poco, ¿para qué lo hacen?”. Bueno, el fin vendrá cuando Jehová diga que ya se ha predicado lo suficiente. Pero también hay algo que tenemos que recordar en Apocalipsis, capítulo 7, algo que a veces podríamos olvidar. Me di cuenta de que el hermano Butler habló de ello en la oración de apertura (claro, las oraciones no se graban para el programa en enero). Pero Bob lo mencionó. Jehová nos dice que no nos preocupemos por el futuro, sino que trabajemos y hagamos su voluntad. Pero es impresionante lo que se dice en el capítulo 7, versículos 1 a 3: “Después de esto vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de la tierra. Estaban sujetando los cuatro vientos de la tierra para que no soplara ningún viento ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. También vi a otro ángel que subía desde el nacimiento del sol llevando un sello del Dios vivo, y que les gritó con fuerza a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar. Les dijo [gritando]: ‘¡No les hagan daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los esclavos de nuestro Dios!’”. Así que, algunos ungidos reciben el sellado final antes de morir, y han muerto bastantes ungidos durante los últimos días. Pero aquí se está hablando de justo antes de que Jehová destruya —o ponga en el corazón de los gobiernos destruir— Babilonia. En ese momento, todos los ungidos que aún queden en la Tierra recibirán el sellado final. Y eso es lo que va a suceder. Después de eso, estallará la gran tribulación. Y, si echan un vistazo a las noticias —si es que lo pueden soportar, para al menos saber lo que está pasando—, se darán cuenta de que el fin está muy cerca. No se puede negar. Estamos esperando a que llegue ese momento. La gran tribulación... está cerca. Ahora bien, mientras la esperamos con ganas, queremos ver las cosas igual que Jehová y esperar con paciencia. Y yo sé que la mayoría de los que están aquí en Newburgh llevan muchos años en la verdad, especialmente los miembros de la corporación y sus cónyuges, si están casados. Queremos compartir con todos lo que decía “La Atalaya” de 1977. Son unas palabras muy profundas. Y lo que dicen en cuanto al tiempo del fin todavía es cierto. Nos muestran en qué momento de la historia estamos. Quienes las redactaron tenían el espíritu de Jehová; no es que él los inspirara, sino que los ayudó a captar esta idea. Eran ciertas entonces y todavía son ciertas hoy. Fíjense en lo que decía “La Atalaya” del 15 de mayo de 1977, páginas 304 y 305. En el párrafo 17..., lo leo directamente: “El fin no viene simplemente porque a nosotros nos parezca que ya es la fecha en que debe llegar, o porque creamos que nuestro territorio se ha trabajado bien. Viene cuando Jehová haya realizado la gran obra de predicar el Reino hasta el grado que él quiere, y entonces él traerá la ‘grande tribulación’”. Y sigue diciendo: “¡Hasta que llegue ese tiempo hay trabajo que hacer! ¡Y a nosotros, como testigos de Jehová, se nos ha asignado hacerlo! Cuando llegue la ‘grande tribulación,’ la obra de predicación debe estar en el apogeo de su marcha adelante, debe estar en el punto máximo de su empuje por toda la Tierra. La llegada del Señor Jesús para ejecutar juicio vendrá como sorpresa total... ¡hasta para el pueblo de Jehová, porque sin duda los hallará cuando más ocupados estén en su actividad!”. ¡Piénsenlo! ¿Alguna vez habían estado tan ocupados desde que están en la verdad? No, nunca habíamos estado tan ocupados, no hay ninguna duda. Es impresionante ver que en aquel tiempo el esclavo ya había entendido cuál es la actitud correcta. Y en ciertas partes del mundo, algunos hermanos pensaban que el fin llegaría en 1975. ¡Y cuánto ha crecido la organización desde los años setenta! En esa época había unos dos millones de testigos de Jehová, y ahora estamos llegando a los nueve millones. Para terminar, les leo unas ideas muy valiosas de la misma revista: “La sociedad teocrática de Jehová que sigue adelante será una empresa en funciones, una organización en marcha adelante, hasta el mismo momento en que la ‘grande tribulación’ comience y hasta que termine”. Hace años, cuando comenzaron a funcionar los LDC, les dije a los hermanos que todo el trabajo que hacemos ahora es una preparación para el nuevo mundo. Van a seguir construyendo. Después de Armagedón van a seguir trabajando y capacitando a más hermanos. Y “La Atalaya” sigue diciendo: “La adoración de Dios con espíritu y con verdad es positiva, entusiasta, animosa y progresiva”. Y esta idea es muy importante: “Cada vez más secciones de la Tierra, en países de Occidente, en el Oriente y en otras partes están recibiendo ahora un testimonio cabal, y ¡quién sabe hasta dónde se llevará el sonido de las ‘gloriosas buenas nuevas’ antes del fin!”. Bueno, Jehová lo sabe. Notemos que el sonido de las buenas noticias llegará a toda la Tierra habitada, “hasta la parte más lejana de la tierra”. Por lo tanto, no dejemos de pedirle a Jehová que nos siga dando las fuerzas necesarias para “adorarlo con espíritu y con verdad”, con entusiasmo y con empeño, porque ¡hay mucho que hacer! Gracias, hermano Morris. Como dice 1 Crónicas 28:10, seremos valientes y nos pondremos a trabajar. Ahora, surge la pregunta: “¿Hay algo a lo que debamos temerle?”. A continuación, el hermano Mark Sanderson nos dará la respuesta. En Apocalipsis, capítulo 12, versículo 17, la Biblia deja claro que todos los que estamos aquí hoy, así como el entero pueblo de Dios —tanto los ungidos como quienes los apoyan en toda la Tierra—, estamos en una guerra. Leamos cómo se expresa esta idea en Apocalipsis 12:17. Dice: “De modo que el dragón se enfureció con la mujer y fue a guerrear contra los que quedan de la descendencia de ella. Estos son los que obedecen los mandamientos de Dios y tienen la misión de dar testimonio acerca de Jesús”. Bueno, ¿qué significa esto? Como diría nuestro querido hermano Morris: “No se preocupen, las cosas solo pueden empeorar”. Claro, no podríamos esperar otra cosa; estamos en guerra. Y las guerras generan muchísimo muchísimo odio. Por eso, no sorprende que Jesús les haya advertido a sus discípulos que la gente no los querría. Es más, les dijo que serían víctimas de odio. Leamos Mateo 24:9; Mateo, capítulo 24, versículo 9. Dice: “Entonces los perseguirán y los matarán, y todas las naciones los odiarán por causa de mi nombre”. Así que, hermanos, ¿qué debemos esperar? Debemos esperar que todo el mundo nos odie, “todas las naciones”, como dijo Jesús. No solo Eritrea, no solo Rusia, sino “todas las naciones”. Pero en la guerra podemos esperar que suceda algo más. Hay una conocida frase que dice: “En la guerra, la primera víctima suele ser la verdad”. Y, sí, Jesús dijo que así sucedería en esta guerra de la que somos parte sus discípulos. Leámoslo en Mateo, capítulo 5, versículo 11. Dice: “Felices ustedes cuando, por causa de mí, la gente los insulte, los persiga y [fíjense en lo que dice ahora], mintiendo, diga todo tipo de cosas malas sobre ustedes”. Entonces, hermanos, ¿cuál es el punto? Que estamos en guerra. Y sabemos que todas las naciones nos van a odiar. Y también sabemos que la gente dirá “todo tipo de cosas malas” sobre nosotros. Bueno, con todo esto en mente, puede que nos preguntemos: “¿Hay algo a lo que debamos temerle?”. Pues bien, el conocido expresidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt dijo una vez: “A lo único que hay que temer es al miedo”. Esas palabras no son una verdad absoluta, pero sí tienen algo de cierto. El temor es un arma muy poderosa. Y nuestro gran enemigo, Satanás, pudiera aprovecharse de nuestros miedos. ¿Cuál es el peligro? Que, si dejamos que el miedo, el temor, nos domine, pudiéramos quedar a merced de Satanás y sus secuaces. El apóstol Pablo expresó esta idea en el segundo capítulo de la carta a los Hebreos. Lo podemos leer juntos. Está en Hebreos, capítulo 2, versículo 14. Dice: “Por lo tanto, ya que estos ‘hijos’ son de carne y hueso, él también llegó a ser de carne y hueso, para que mediante su muerte [y fíjense en que dice “mediante su muerte”] pudiera acabar con el que tiene los medios para causar la muerte —es decir, el Diablo— [¿y hacer qué?] y liberar a todos los que llevaban toda su vida sometidos a esclavitud por miedo a la muerte”. Está claro que el apóstol Pablo le agradecía a Jehová que hubiera dado a su Hijo en sacrificio. ¿Por qué? Porque sabía que todos los que pusieran fe en dicho sacrificio serían liberados. ¿Liberados de qué? Pablo dice que de la esclavitud al temor a la muerte. Y ¿por qué es importante esto? Porque la gente que siente un temor exagerado a la muerte corre el peligro de ser manipulada, controlada. Por ejemplo, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, se juzgó en la ciudad de Núremberg a muchos nazis que habían cometido unos crímenes abominables, casi inimaginables. Y, cuando se les preguntó a aquellos hombres y mujeres cómo habían podido hacer algo así, ¿qué respondieron? “Sencillamente no tuvimos elección; si no lo hacíamos, nos mataban”. Como vemos, aquellos individuos fueron manipulados. Sus superiores los controlaron. Se aprovecharon del miedo que sentían y los obligaron a cometer horribles crímenes. Pero, si nosotros confiamos totalmente en nuestro poderoso Dios, Jehová, y ponemos fe absoluta en el sacrificio de su Hijo, Jesucristo, en nuestro caso se cumplirán las palabras del apóstol Pablo registradas en Filipenses, capítulo 1. Lean conmigo el versículo 28. Pablo dice: “Y sin tenerles ningún miedo a sus adversarios. Esto mismo es prueba de que ellos serán destruidos pero ustedes salvados, y esto proviene de Dios”. Como vemos, hermanos, confiar en Jehová y en el poder del sacrificio de Cristo puede liberarnos del miedo a nuestros enemigos. Y otra cosa que puede ayudarnos a superar el miedo a la persecución es tener presente algo muy importante. Y es que Jehová pone límites a lo que nuestros enemigos pueden hacernos. Vamos a repasar unas palabras que encontramos en el capítulo 10 de la primera carta a los Corintios. En el versículo 13, Pablo dice: “A ustedes no se les ha presentado ninguna tentación que no sea común a todas las personas. Pero Dios es fiel y no dejará que sean tentados más allá de lo que puedan soportar, sino que, cuando venga la tentación, también les dará la salida para que puedan aguantarla”. Esta es una promesa de parte de nuestro Dios, Jehová. Él promete ponerles límites a nuestros enemigos. En un conocido libro del siglo diecisiete se cuenta la historia de un hombre que quería llegar a determinado lugar y, en cierto momento, vio unos leones a ambos lados del camino. Ahora bien, resulta que los leones estaban encadenados. Pero aquel hombre no había visto las cadenas. Ahora bien, ¿qué tiene que ver eso con nosotros? Bueno, quizás nos encontremos con leones a lo largo del camino hacia el nuevo mundo. Pero, en esos momentos, ¿qué será importante no perder de vista? Que todos esos leones estarán encadenados. Así que debemos concentrarnos, no en los leones, sino en las cadenas. Si tenemos claro que Jehová nos ama, que ama a todo su pueblo y que nunca permitirá que Satanás y los suyos nos hagan un daño irreparable, el miedo que podamos sentir será cada vez menor. Así que, cuando vean al león, no se concentren en él; concéntrense en las cadenas. Entonces, hermanos, les pregunto una vez más: ¿hay algo a lo que debamos temerle? Bueno, la Biblia nos da la respuesta aquí, en el Salmo 111, en el versículo 10. Dice: “El temor de Jehová es el comienzo de la sabiduría. Todos los que obedecen sus órdenes demuestran ser muy perspicaces. Su alabanza dura para siempre”. Entonces sí hay algo a lo que debemos temer. Debemos sentir un sano temor a desagradar al Dios todopoderoso del universo. Y ese temor es la brújula que nos guía por el camino en el que debemos ir. No importa cuánta persecución suframos ni de qué maneras se nos persiga. Si somos hombres y mujeres temerosos de Dios, sabremos exactamente lo que debemos hacer. ¿Están de acuerdo? Pues sí, hermanos. Y esto no es simple teoría. Lo que han logrado nuestros hermanos por todo el mundo demuestra que se trata de una verdad probada. En el siguiente video, algunos hermanos y hermanas que están siendo perseguidos en Rusia expresan abiertamente sus sentimientos y nos muestran por qué no debemos tenerle miedo a la persecución. Me quedé aterrada cuando unos agentes enmascarados derribaron las puertas y entraron en el hogar donde estábamos reunidos. De repente escuchamos unos ruidos muy fuertes y a alguien que nos gritaba: “¡Siéntense en el suelo!”. Me asusté muchísimo cuando me pusieron las esposas, me metieron en un vehículo de la policía y me llevaron a la cárcel. Tenía miedo porque no sabía cuánto tiempo estaría allí ni qué me iba a pasar. Cuando me estaban interrogando, lo que más me preocupaba era fallarle a Jehová y traicionar a los hermanos. Después de que me detuvieron, empecé a angustiarme por lo que me podría pasar en la prisión; no sabía qué tipo de personas habría allí, cómo reaccionaría, cómo me iban a tratar... Cuando uno de los agentes empezó a decirme todo lo que me esperaba en la cárcel, intenté imaginarme que detrás de él estaba ese ángel fuerte que aparece en las publicaciones protegiendo a Daniel. Eso me ayudó a mantener la calma y a vencer el miedo. Así fue como me ayudó Jehová. Cuando me presenté ante el juez por primera vez, los hermanos me estaban esperando afuera y empezaron a aplaudir para demostrarme su apoyo. ¡No tengo palabras para expresar cuánto me animó eso! Orar a Jehová con todo el corazón me ayudó a no sentir miedo. El texto de Isaías 30:15 me recordó que lo más importante era mantener la calma y seguir confiando en Jehová. Una vez que entendí eso, todo fue mucho más fácil. Bajamos en el ascensor y, cuando las puertas se abrieron, vimos a muchísimos hermanos y hermanas que nos estaban esperando, y todos empezaron a aplaudir. Me emocioné, y se me hizo un nudo en la garganta. Sentí como si tuviera alas. Estaba rodeado de una gran nube de testigos. Le pedí a Jehová que me diera paz, valor y sabiduría, y que me ayudara a no hacer nada que manchara su santo nombre. Enseguida sentí “la paz de Dios” y me tranquilicé. No es que desaparecieran todas mis preocupaciones, pero ya no tenía miedo. Aunque todavía sentíamos algún temor, mi esposa y yo intentábamos participar en el ministerio todos los días. Cuando no te concentras en ti mismo, sino en ayudar a otros, el temor desaparece. La esperanza me ayudó a superar mis temores. Y es que hay que ver la situación desde la perspectiva de Jehová. Hay que mirar al futuro. Estamos pasando por un mal momento, pero no será así siempre, lo vamos a superar. Me ayudó mucho a vencer el miedo la canción que dice: “Tengo que aprender a vivir día a día, pasito a paso. Siempre con Jehová”. Me di cuenta de que es importante resolver los problemas a medida que aparecen, y no preocuparse por cosas que tal vez nunca pasen. La verdad es que es natural sentir miedo. Todos tenemos miedo alguna vez, y eso no es motivo para avergonzarse. La clave es no dejarte vencer por tus temores, no permitir que el miedo te controle, que los pensamientos negativos te dominen la mente. Cuando yo sentía que el temor se apoderaba de mí, le oraba a Jehová. Le pedía que me diera valor y que me ayudara a no temerle a nada ni a nadie. Todavía me digo a mí mismo: “Félix, no debes temerle a nada ni a nadie, solo a Jehová”. ¡Hermanos, gracias por todo su apoyo! Gracias por sus cartas y por acordarse de mí. ¡Gracias por sus oraciones! Lo agradezco de todo corazón. Estoy haciendo todo lo que puedo. Quiero darle a Jehová lo mejor. ¡Nunca dejaré de servirle! Hermanos, sabemos que también nosotros seremos perseguidos. Pero confiemos en Jehová, pues así podremos vencer cualquier temor a nuestros enemigos. Y nunca olvidemos que los todos los leones que encontremos en el camino estarán encadenados. Concentrémonos en las cadenas, no en los leones. Y que sea el temor a desagradar a Jehová el que siempre nos guíe. ¿Están resueltos a no temerle a nada salvo a desagradar a nuestro maravilloso Dios, Jehová? Hermanos, de verdad, no hay nada más a lo que debamos temerle. Gracias por contestarnos tan bien a esta pregunta. Ahora estamos ansiosos por escuchar al hermano Jackson, que hablará de un tema muy interesante: “¿Están completamente sobrios?”. Imagino que sí, por la hora que es. ¿Están completamente sobrios? Sé lo que están pensando: “¿En serio? ¿Es broma? Pero ¿qué pregunta es esa? Llevamos horas en este Salón de Asambleas y aquí no hay nada que beber”. Y tienen toda la razón, la respuesta es obvia. Pero, antes de que descarten esta pregunta del todo, ¿pudiera ser que sí tenga sentido, que tenga un significado espiritual? La respuesta es sí. Y es que, en el texto griego que se usó para traducir las Escrituras Griegas Cristianas, la expresión que literalmente se traduce “estar sobrio” aparece varias veces. Pero en las Escrituras Griegas Cristianas de la “Traducción del Nuevo Mundo” no aparece la expresión “estar sobrio”. Veamos un ejemplo. Por favor, busquen conmigo 1 Pedro 1:13. Los que tengan descargada la versión “Kingdom Interlinear”, si lo desean, pueden verificar lo que vamos a leer en 1 Pedro 1:13, solo la primera parte del versículo: “Por lo tanto, preparen su mente para actuar, mantengan por completo su buen juicio”. La traducción literal de esta expresión griega podría ser “siendo sobrios perfectamente”. Pero, como pueden ver, aquí dice “mantengan por completo su buen juicio”. Así que surge la pregunta, ¿por qué el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo no usó “estar sobrio” o “estar completamente sobrio”? Bueno, la respuesta la encontramos en su reacción al escuchar el título de este discurso. Sinceramente, cuando escucharon “¿Están completamente sobrios?”, ¿qué es lo primero que pensaron? En la bebida, en dejar de beber... Pero, cuando aparece esta expresión en las Escrituras Griegas Cristianas, en la mayoría de los casos no se refiere a evitar el alcohol o a no emborracharse. Tiene un significado simbólico y más amplio. Así que, para que podamos obedecer el mandato de “estar sobrios”, debemos saber a qué se refiere la Biblia con esta expresión. ¿Qué significados tiene? Lo que vamos a hacer ahora es ver cuatro maneras en las que se ha traducido esta expresión en la “Traducción del Nuevo Mundo”. Al analizar las diferentes formas en las que se ha traducido esta expresión, entenderemos lo que realmente significan las palabras “estar sobrio”. Comencemos. Busquen conmigo, por favor, 1 Timoteo, capítulo 3 —seguro que recuerdan que este capítulo habla de los requisitos para los superintendentes, y también menciona lo que deben hacer las hermanas—, bien, pues en los versículos 2 y 11 —solo les vamos a echar un vistazo— encontramos el término griego para “estar sobrio”, y lo pueden comprobar en la “Kingdom Interlinear”. Pero ¿cómo está traducido? No encuentran la palabra “sobrio”, ¿verdad? La expresión que se usa aquí es “moderado en sus hábitos”. ¿Y por qué se tradujo así? Porque, aunque esta expresión podría referirse a no emborracharse, también puede referirse a tener buen juicio a la hora de comportarnos, hablar, entretenernos o divertirnos. Eso implica no irnos a los extremos y ser equilibrados en nuestra manera de pensar y nuestras opiniones. Todo eso está dentro del significado simbólico de la expresión que aquí se traduce “moderado en los hábitos”. Veamos un ejemplo en otro versículo de la Biblia que nos ayudará a entender lo que significa no irse a los extremos. Vayamos ahora a 1 Corintios, 1 Corintios 7:31. Este versículo no contiene la expresión griega “estar sobrio”, pero sí nos da más información sobre lo que implica ser moderado en los hábitos. El versículo 31 dice: “Y los que usan el mundo, como los que no lo usan plenamente”. Bueno, ¿qué significa esto? Pues, quizás podamos explicarlo con un ejemplo. Imaginemos a alguien que tiene hambre y quiere la fruta de un árbol. Claro, una persona equilibrada y que no se va a los extremos estaría contenta con conseguir suficiente fruta para quitarse el hambre, y quizás algunas piezas más de fruta para llevárselas a casa. Pero quien usa el mundo plenamente es ese tipo de persona que, después de haber recogido toda la fruta que puede cargar en el momento —muchísima más de la que podría comerse—, ve que aún queda algo de fruta en la cima y tiene que llevársela a toda costa, aunque para ello tenga que correr riesgos. Con este ejemplo podemos entender lo que quiso decir el apóstol Pablo por inspiración divina cuando dijo que no debemos usar el mundo plenamente, que no debemos intentar conseguir todo lo que hay en el mundo. Ahora bien, ¿qué tipo de fruta simbólica podría tentarnos? Hoy en día hay muchísimas opciones... en los estudios, el entretenimiento, los viajes, las vacaciones, el empleo y los negocios. ¿Demostramos estar sobrios en estos campos? ¿O somos como las personas que quieren aprovechar cualquier oportunidad y usar este mundo plenamente? Veamos ahora un segundo ejemplo de cómo se usa este término griego. Está en 1 Pedro 4:7. En 1 Pedro 4:7 dice: “Pero el fin de todas las cosas se ha acercado. Por lo tanto, tengan buen juicio y estén vigilantes”. Fíjense en que la nota dice: “O ‘alerta’, ‘despiertos’”. Pero traducido literalmente podría ser “estén sobrios”. Así que en este caso el término griego para “sobrio” se tradujo como “vigilantes”, “alerta” o “despiertos”. ¿En cuanto a qué? En cuanto a las oraciones. Es curioso que fuera Pedro quien escribiera estas palabras por inspiración. Seguro que recordaba la ocasión en la que no se mantuvo vigilante “en cuanto a las oraciones” cuando Jesús le dijo que orara todo el tiempo en el jardín de Getsemaní. Y, por supuesto, Pedro recordaba cuáles habían sido los resultados de no haberse mantenido sobrio en sentido espiritual. ¿Qué hay de nosotros? ¿Nos mantenemos vigilantes en cuanto a las oraciones? ¿Le oramos a Jehová a menudo, aprovechando cualquier momento del día? ¿O solo lo hacemos cuando nos levantamos, antes de comer y antes de ir a dormir? Si queremos mantenernos “vigilantes en cuanto a las oraciones”, debemos tener a Jehová siempre en mente; entonces podremos decir que estamos, en sentido simbólico, sobrios. Veamos el tercer ejemplo, en 1 Corintios, capítulo 15. Seguro que todos nos sabemos de memoria lo que dice el versículo 33 sobre las malas compañías, pero vamos al versículo 34, que está en el mismo contexto. ¿Cómo empieza? Dice: “Entren en razón haciendo lo que es justo”. De nuevo, la traducción literal del griego sería “desembriáguense”. ¿Qué quiere decir esto? La nota de estudio de nuestra Biblia en inglés (que por el momento solo podemos ver en la versión electrónica) dice: “Entren en razón: aquí Pablo usa una palabra griega que literalmente significa ‘desembriagarse’. Algunos cristianos de Corinto estaban escuchando lo que enseñaban los apóstatas, por ejemplo, que no había resurrección. Estaban en una especie de letargo espiritual, confundidos y desorientados, como borrachos. Por eso Pablo les dijo que despertaran, que despejaran su confusión entendiendo bien la enseñanza de la resurrección. Y tenían que hacerlo antes de que el letargo los llevara a enfermar, o incluso morir, espiritualmente”. ¿Entendemos por qué se tradujo así? Entrar en razón no está solo relacionado con beber vino o cerveza, se trata también de evitar las malas compañías y a aquellos que promueven ideas incorrectas. ¿Pudiera ser que nos estén afectando las opiniones de algunos —incluso de dentro de la congregación— que dicen “¿De verdad está tan cerca el fin?” o “¿Tan malo es lo que ofrece el mundo?”? O, al toparnos con historias y noticias en Internet que hablan en contra de quienes dirigen la organización, ¿nos las creemos enseguida? Peor aún, ¿buscamos en Internet chismes sobre otros testigos de Jehová? No olvidemos que Satanás es “el padre de la mentira”, es un experto mentiroso y se asegura de que nos lleguen un montón de mentiras. Pero, si estamos sobrios en sentido espiritual, eso significa que no nos dejaremos engañar por cuentos falsos. El cuarto y último ejemplo que quiero mostrarles se encuentra en 1 Tesalonicenses, 1 Tesalonicenses 5:6. Una vez más vemos que en el texto griego aparece la palabra “sobrio”, si la tradujéramos literalmente. El versículo 6 dice: “No nos durmamos como hacen los demás. Quedémonos despiertos y [fíjense ahora] mantengamos nuestro buen juicio”. ¿Cuál es el contexto? Está hablando de que el día de Jehová vendrá como un ladrón y también de los que dicen “¡Paz y seguridad!”. En este caso, “estar sobrio” significa estar consciente del tiempo en que vivimos. No solo estar despierto espiritualmente, sino alerta. Piensen en este ejemplo. Imagínense a un vigilante, un vigilante que está totalmente despierto pero que está viendo... un partido... en la televisión..., uno de fútbol..., que es un deporte que le encanta. No está alerta a los posibles peligros. De modo similar, nosotros tenemos que estar totalmente despiertos en sentido espiritual y alerta a lo que está pasando, a los peligros que pudieran entramparnos, como por ejemplo implicarnos en asuntos políticos, pues estaríamos siendo parte del mundo. Debemos centrarnos en el Reino de Dios, que es la única solución. Eso significa estar sobrio. Hemos visto cuatro maneras en las que se ha traducido esta palabra griega que literalmente significa “estar sobrio”. ¿Por qué es tan importante esto? Hermanos, como ya se ha mostrado a lo largo del programa, sabemos que nos esperan tiempos difíciles dentro de poco. Y tenemos que estar completamente sobrios cuando afrontemos esas dificultades. Este es un año especial: se cumplen cien años desde que se nombró al “esclavo fiel y prudente”. Y, desde entonces, este esclavo se ha mantenido despierto, en sentido espiritual, y alerta, y nos ha recordado constantemente que nosotros también debemos hacer lo mismo. Ahora bien, alguien podría decir: “Sí, pero es que a veces, durante esos cien años, ha habido ocasiones en las que se han entusiasmado con ciertas fechas, pero el fin no vino”. Bueno, imagínense que tienen un perro guardián y se pone a ladrar una noche. Y, cuando se levantan a ver qué pasa, no ven nada raro, ¿le dispararían al perro? Si el perro solo ha hecho lo que se espera que haga un perro. Del mismo modo, el esclavo reconoce que... en su entusiasmo... a veces hemos dicho cosas que han podido decepcionar a algunos. Pero recuerden que el papel del “esclavo fiel y prudente” es mantenernos espiritualmente despiertos y alerta. Y piensen en esto. Cuando llegue el día... en el que Jesús venga a destruir este sistema malvado, ¿dónde quieren estar? ¿En la playa tomándose un martini? ¿Subiéndose al árbol de este mundo tratando de conseguir la última fruta que queda? ¿O muy ocupados en el servicio a Jehová, construyendo, predicando y haciendo todas las cosas que tenemos que hacer? Sabemos la respuesta. Pero, para eso, tenemos que mantenernos espiritualmente sobrios. Y una idea final. Si buscamos en la obra “Perspicacia” la entrada “Sobriedad”, encontramos algo muy interesante. Tanto Pedro como Pablo usaron esta expresión griega. Y el “Perspicacia” hace un comentario muy interesante. Dice: “Al mantener su juicio, Timoteo tenía que darse cuenta de que Pablo no estaría presente mucho más tiempo”. Y también comenta que Pedro sabía que ni él ni los demás apóstoles estarían vivos muchos más años. A continuación menciona: “En vista de la seriedad de los tiempos, y debido a la creciente persecución por parte del mundo, los cristianos deberían ser de juicio sano, estar alerta, ser vigilantes y no descuidar la oración sincera, a fin de obtener las fuerzas necesarias para aguantar”. El esclavo fiel nos ha estado dando alimento espiritual durante cien años. Pero, amigos, recuerden que el esclavo fiel no siempre estará aquí. Muy pronto los ungidos que aún queden en la Tierra serán llevados al cielo para recibir su recompensa. Por supuesto, Jehová seguirá pendiente de nosotros, siempre nos cuidará, de una manera u otra. Pero ¿cuál es el punto aquí? ¿Qué es lo que el esclavo nos quiere transmitir a nosotros? Lo mismo que Pablo y Pedro quisieron transmitir en sus cartas. Queremos transmitirles lo importante que es que seamos moderados en los hábitos, vigilantes en cuanto a las oraciones, mantengamos el buen juicio, no nos dejemos distraer por cuentos falsos y estemos alerta a lo que sucede en este tiempo. Pues los dejamos con la pregunta ¿están sobrios?, ¿están completamente sobrios? Agradecemos mucho este discurso tan sobrio. Seguro que ahora disfrutan de escuchar lo que hermano Kenneth Cook nos tiene que decir en el discurso: “¿Lo cuidarás?”. Hermano Cook, por favor. Todos cuidamos las cosas que nos parecen importantes, ¿verdad? Y son muchas. Por ejemplo, cuidamos de nuestra familia, de nuestros amigos, cuidamos nuestro ministerio y, sobre todo, cuidamos nuestra adoración a Jehová. Y lo haremos fielmente mientras vivamos. Cuando los hermanos nos necesitan, los ayudamos, tal como vimos hoy. Si ocurren desastres naturales, si hay disturbios o si se oponen a nuestra obra, estamos ahí para ayudarlos. Además de todo esto, nuestro amor también debe motivarnos a cuidar de las personas que encontramos cuando estamos predicando. Y Jesús nos puso el ejemplo en esto. Podemos notar cuánto se interesaba en los demás por lo que dijo en Mateo 9:36- 38. Vayamos a Mateo 9:36. Dice: “Cuando veía a las multitudes, se conmovía profundamente, porque estaban maltratadas y abandonadas como ovejas sin pastor. Entonces les dijo a sus discípulos: ‘Realmente la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Así que ruéguenle al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a su cosecha’”. Como vemos, Jesús se conmovió por ellos. ¿Qué significa que se conmovió? Este sentimiento nace de un amor profundo. Jesús amaba a la gente. Y nosotros también. Es un sentimiento de ternura hacia quienes pasan necesidad o sufren. Como Jesús, si amamos a los demás, nos interesaremos de verdad por ellos hasta el punto de conmovernos. Este amor nos motivará a ayudarlos con la esperanza de que escuchen la Palabra de Dios y obedezcan a Jehová. Y debemos hacer esto porque cuidar de los demás es una manera importante de imitar a Cristo, ¿verdad? En unos minutos, veremos cómo podemos seguir concentrados en predicar con compasión y en ayudar a las personas a dedicar sus vidas a Dios. Y también les revelaremos cuál es el texto del año para el 2020. Así que, como dijo el hermano Lett, “Estén muy atentos”. Pero antes de eso, vamos a analizar algunos principios bíblicos que nos pueden ayudar a cuidar de aquellas personas que todavía no han escuchado nuestro importante mensaje. Desde la antigüedad, Jehová ha enseñado a su pueblo cómo tiene que cuidar de los demás. De hecho, incluso les dijo a los israelitas que debían cuidar bien de los animales que tenían. Por ejemplo, cuando estaban a punto de salir de Egipto, Jehová les dio el mandato de Éxodo 12:5, 6. Leámoslo juntos. Les explico el contexto: Jehová les dice cómo elegir el animal para el sacrificio de la Pascua. El versículo 3 dice que tienen que escoger un cordero el día 10 del mes. Con esto en mente, noten lo que dice el versículo 5: “El carnero joven debe ser un macho sano y tener un año de edad. Pueden elegir un cordero o un cabrito. Tienen que guardarlo hasta el día 14 de este mes, y toda la congregación del pueblo de Israel tiene que matarlo al anochecer”. ¿Por qué era tan importante que, además de seleccionar el cordero, lo cuidaran hasta el día 14? Para saber la respuesta, hablemos de dos principios y veamos cómo los podemos aplicar a nuestro ministerio. Primero, sabemos que el animal que iban a sacrificar tenía que estar sano para que Jehová lo aceptara. El versículo 5 decía: “El carnero joven debe ser un macho sano y tener un año de edad”. Si un israelita escogía un cordero sano pero luego no lo cuidaba y este sufría algún daño, Jehová ya no lo aceptaría como sacrificio. ¿Cuál es el principio? Tenían que cuidar el sacrificio que iban a ofrecer. No debían descuidarlo solo porque iba a morir pronto. Y esto mismo lo podemos aplicar al ministerio. Y ahora, el segundo principio. Podemos estar seguros de que aquellas palabras de Jehová reflejaban cierto grado de compasión. En aquel caso, el cordero del sacrificio no era menos importante solo porque le quedara poco tiempo, por así decirlo. Como veremos más adelante, esto también se puede aplicar a la predicación. Y hacemos bien en recordar estos principios. Naturalmente, Jehová es quien nos pone el mejor ejemplo de ser compasivo y cuidar de lo que es importante hasta el final. Es digna de mención la forma en la que cuidó de Jesús hasta el final de su ministerio en la Tierra. Por ejemplo, demostró que apoyaba a su Hijo contestando sus oraciones. Una vez, Jesús llegó a decir: “Padre, te doy las gracias por haberme escuchado”. Jehová también le expresó su apoyo. Cuando se bautizó, Jesús escuchó a Jehová hablar desde el cielo y decir: “Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación”. ¡Cuánto debió animar eso a Jesús! Además, en las horas previas a su muerte, cuando Jesús estaba muy angustiado, Dios envió un ángel que lo tranquilizó, seguramente un amigo a quien conocía bien. Sí, desde el principio hasta el final, Jehová cuidó de Jesús, “el Cordero de Dios” que dio su vida en sacrificio. Y podemos beneficiarnos mucho si ponemos en práctica estos principios en la labor que se nos ha dado. Por ejemplo, es verdad que queda poco tiempo. Pero la predicación no es menos importante solo porque el fin esté cerca. De hecho, a medida que se acerca el fin, es incluso más importante que sigamos cuidando nuestro ministerio. Debemos cuidar nuestro “sacrificio de alabanza” a Jehová hasta el final, es decir, hasta que Jehová deje claro que este aspecto de nuestro servicio ha llegado a su fin. ¿Cuál debe ser el objetivo principal de nuestra predicación hasta que llegue ese día? Jesús lo dijo en Mateo 28:18-20. Por favor, acompáñenme a leer estos versículos. Comencemos por Mateo 28:18. Aquí dice: “Jesús se acercó y les dijo: ‘Se me ha dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Así que vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado. Y, recuerden, estaré con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema’”. Entonces, según dijo Jesús, ¿cuál debería ser el objetivo principal de nuestra predicación? Bueno, el objetivo debe ser hacer discípulos de gente de todas las naciones, enseñarles y bautizarlos, como dijo Jesús. Noten que sus palabras eran algo más que un mandato. Él no empezó diciendo: “¡Vayan! Es una orden”, ¿verdad? Más bien, dijo: “Se me ha dado toda la autoridad [...]. Así que vayan”. Los verdaderos discípulos de Jesús captarían lo que había detrás de ese mandato y predicarían con confianza. ¿Por qué? Porque entenderían que Jesús había recibido el poder, la autoridad para dirigir aquella gran obra que les estaba encargando en ese momento. Jesús estaría con ellos y también está con nosotros hoy. No tenemos ninguna duda. Entonces, ¿cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes de la Biblia para que un mayor número de ellos se bauticen, tal como Jesús mandó en este versículo? Es importante analizar esto porque, aunque todos los años se bautizan muchos, la cifra de bautismos es más o menos la misma desde hace algún tiempo. No es que sea una mala cifra, ni mucho menos; es muy buena. Pero ¿qué podemos hacer para que más personas den este paso tan importante antes de que venga el fin? Para contestar a esta pregunta, analicemos brevemente cuatro formas de llegarles al corazón. Hay muchas más, pero solo hablaremos de cuatro. Lo podemos hacer mediante lo que les enseñamos sobre Jehová, lo que les enseñamos de la oración, ayudándolos a ir a las reuniones y ayudándolos a afrontar los problemas. Veamos la primera forma. Les llegamos al corazón mediante lo que les enseñamos sobre Jehová. Nuestro objetivo es ayudar a nuestros estudiantes a ver que Jehová se interesa por ellos, que los cuida, que los ama muchísimo. Cuando estudiamos una publicación con ellos, como el libro “Nos enseña”, debemos prepararnos bien y mostrarles que la Biblia contesta preguntas como: ¿Le importamos a Dios? ¿Cómo se siente Dios al vernos sufrir? O ¿podemos ser amigos de Jehová? Conversen sobre las respuestas, muéstrenles cómo les harán más felices, identifiquen los principios que mejorarán su vida y ayúdenlos a acercarse más a Jehová. Ahora, la segunda forma: llegamos al corazón de los estudiantes mediante lo que les enseñamos sobre la oración. Al orar con ellos en cada sesión de estudio, que vean que, cuando hablamos con Jehová, lo hacemos desde el corazón, con sinceridad. Expliquémosles que, cuando oramos en privado, podemos expresarle a Jehová sentimientos que no le contaríamos a nadie más. Y también que le podemos pedir ayuda para amar solo lo que él ama. ¿Por qué podemos hacer esto con confianza? Porque Jehová nos cuida. Y esto es lo que queremos que nuestros estudiantes de la Biblia tengan muy claro. La tercera manera: les llegamos al corazón ayudándolos a ir a las reuniones. Invitemos a los estudiantes a ir a las reuniones cuanto antes. Puede que lo que vean allí les llegue al corazón y los ayude a progresar. Muéstrenles lo antes posible el video “¿Cómo son nuestras reuniones?”. Invitémoslos con cariño a que nos acompañen al Salón. Y ofrezcámonos a llevarlos si hace falta. Yo agradecí mucho que la primera vez que fui a la reunión me llevaran, y aún lo recuerdo. Por último, la cuarta manera. Podemos llegar al corazón de nuestros estudiantes ayudándolos a afrontar los problemas, incluso los que pudieran surgir si alguien los ofende. Esto también contribuye a llegarles al corazón, prepararlos y ayudarlos. Los estudiantes tienen que aprender que al aplicar los principios bíblicos sentirán el amor de Jehová. Así podrán conocerlo mejor. Para ayudarlos, les podemos enseñar a usar algunas de nuestras herramientas, como la aplicación JW Library®, la “Guía de estudio para los testigos de Jehová” y el sitio jw.org®. Si les enseñamos a buscar respuestas por sí mismos antes de bautizarse, estarán mejor preparados para afrontar los problemas y llevarse bien con los demás. Al hacer todo esto con nuestros estudiantes, demostramos que cuidamos de verdad lo que Jehová nos ha confiado. Tanto Jehová como Jesús desean que ayudemos a tantas personas como sea posible a dedicarse y bautizarse mientras todavía haya tiempo. Para tener éxito, no dediquemos tiempo a estudiar con personas que no progresan. Más bien, centrémonos en quienes tienen la actitud correcta para obtener vida eterna y cuidémoslos con la bendición de Jehová. Teniendo presente todo esto, ¿cuál es el texto del año 2020? Está basado en Mateo 28:19: Bueno, si antes escucharon a Alexa leer el texto de hoy o si ya lo habían leído, se habrán dado cuenta de que este versículo también es el texto de hoy, 5 de octubre de 2019. Pero fue coincidencia. No esperen lo mismo el año que viene. Con este texto en mente, esforcémonos de corazón en la predicación y en ayudar a otros. Pongamos en práctica los principios que hemos analizado y asegurémonos de cuidar nuestro ministerio hasta el final. Muchas gracias por tu discurso, hermano Cook. Si repasamos brevemente el programa de hoy, no hay duda de que nos animó mucho recordar que no tenemos ningún líder humano, sino que nuestro Líder es Jesús. No olvidemos lo que dice Mateo 23:10: “Tampoco permitan que los llamen líder, porque su Líder es uno, el Cristo”. También disfrutamos de escuchar al hermano Stephen Lett, quien destacó que nuestras labores de socorro están dirigidas y supervisadas por Jehová. Estoy seguro de que también les gustaron los cuatro videos. El primero se titulaba “La mano de Jehová está con nosotros... ‘¡Pongámonos a construir!’”. El siguiente hizo un repaso histórico de las propiedades que hemos adquirido y después vimos otro video más que hablaba del nuevo proyecto de construcción. El cuarto video explicó el nuevo método para procesar solicitudes y después nos mostraron una manera nueva de escuchar las grabaciones de jw.org®. Luego, disfrutamos de escuchar el discurso “Un ataque que viene del norte”, que presentó el hermano David Splane, del Cuerpo Gobernante. Y, a continuación, el hermano Samuel Herd nos animó a estudiar la Biblia con la “Biblia de estudio”. ¡Cuánto apreciamos tener esta edición de estudio! Después de cantar juntos y de escuchar los saludos de hermanos de varios lugares del mundo, el hermano Anthony Morris nos recordó que hay mucho trabajo que hacer. Como vemos en los medios de comunicación, cada vez hay más problemas en el mundo. Y, en algunos lugares, también hay más oposición a nuestra obra. El hermano Mark Sanderson, del Cuerpo Gobernante, nos recordó que no debemos tener miedo porque el Todopoderoso está con nosotros. A continuación, escuchamos el discurso que dio el hermano Geoffrey Jackson: “¿Están completamente sobrios?”. Lo estaremos si permanecemos alerta. Y, por último, el hermano Kenneth Cook, del Cuerpo Gobernante, planteó la pregunta: “¿Lo cuidarás?”. Nos recordó las formas en las que Jehová cuidó de Jesús, el Cordero de Dios, hasta el final de su vida en la Tierra. De la misma manera, y de acuerdo con el texto del año 2020, basado en Mateo 28:19, destacó que nosotros también debemos cuidar nuestro ministerio y nuestro “sacrificio de alabanza” hasta el final. Esto significa que debemos esforzarnos por ayudar a los que tienen “la actitud correcta” a dedicar su vida a Dios y a bautizarse. ¿No les parece que el programa de hoy ha sido muy animador? Bueno, hemos tenido la oportunidad de ver algunos videos y nos hemos beneficiado de escuchar los discursos bíblicos que han presentado los hermanos del Cuerpo Gobernante. Y también agradecemos mucho el análisis que se hizo del texto del año que viene: “Así que vayan y hagan discípulos [...]. Bautícenlos”.