Está en la página 1de 3

Facultad de Teología

Eclesiología
Balance I
Presentado a: John Carlos Pumacaya
Elaborado por: Cristian Cely, Jobson Ramos, Andrés Felipe
Torres
9 de septiembre de 2023

Pablo, desde el Mesías, ha subvertido la comprensión de la elección. El llamado


llama “a la nada [disolución de las vocaciones/llamados y a ningún lugar”.
Agamben advertía que la κλῆσις no produce una nueva identidad, sino que es un
uso de la <<vieja>> condición.
¿Qué riesgos implicaría concebir el horizonte mítico de las relaciones humanas
como posesión o la identificación social y sustancial de un grupo humano?
Sabemos que el nacimiento de la Ekklesía como un movimiento de fe fue demasiado
conflictivo, pero aún peor fue el proceso de concepción de Ekklesía como horizonte
mítico de las relaciones humanas. El poder imperial que entra en la Ekklesía, tener un
monarca como gobernante (Vicario de Cristo) que, además de monarca es un soberano
universal y transcultural, absorber culturas paganas en los rituales de culto y rechazar
las demás culturas y manifestaciones de fe son solo algunos de los problemas
enfrentados en este proceso.
Pedro, al anunciarse como “elegido de Dios” para proclamar la Buena Nueva a los
gentiles, asume la responsabilidad de enfrentar una característica cultural y social
fundamental en ese tiempo para proponer la liberación de la circuncisión a los nuevos
creyentes, que ya no deben estar sobre el yugo de una acción corporal, sino sobre el
efecto de una conversión espiritual que lleva a la salvación de todos (Hch 15, 7,11).
Pablo y Bernabé también son testigos de los signos que Dios había realizado por medio
de ellos entre los gentiles y proclaman a los cuatro vientos todos estos prodigios de
Dios, creando así un espacio de anuncio de la fe en medio a la asamblea de Jerusalén
(Hch 15,12). Santiago y otros seguidores de Jesús también hicieron uso de la palabra en
la asamblea para anunciar actos y profecías, tornando así la asamblea como un medio
importante y necesario para la Ekklesía en sus primeros tiempos.
Estas y otras acciones nos permiten inferir que la función primera de la Ekklesía es
politizar a las personas, para que sepan hablar de los temas sociales en general y
después asume también la práctica de la fe, revelada y configurada por sus mitos, como
el mito de la fe Abrahámica de ‘no matar’ (a Isaac) que es fundante de Israel.
Según Agamben, “Klesis indica la particular transformación que todo estado jurídico y
toda condición mundana experimentan por el hecho de ser puestos en relación con el
evento mesiánico”1. Confirmando así la idea planteada por Pedro de que la circuncisión
no tiene valor ante la vocación, que anula a la idea de que solo los judíos podrían
alcanzar la salvación, abriendo espacio para que todos sean acogidos, tantos judíos
como gentiles, los esclavos, etc.
Con esto, creemos que el riesgo de concebir un horizonte mítico de las relaciones
humanas como posesión o la identificación social y sustancial de un grupo humano
1
Agamben. El tiempo que resta, 32.

1
cerrados en una única experiencia y cerrado a cambios, es profundamente grave,
tomando en consideración que la humanidad en su esencia es evolutiva, crece, cambia
conforme el tiempo y las experiencias de conocimiento en general.
Concebir las relaciones humanas como posesión o basar la identidad de un grupo
humano en identidades sociales y sustanciales puede tener varios riesgos, como por
ejemplo, la exclusión de aquellos que no se ajustan a la identidad social o sustancial
dominante, lo que fomentaría la discriminación y el prejuicio hacia quienes son
diferentes. De igual manera, la identificación social y sustancial de un grupo puede
crear una visión rígida de las personas, lo que dificultaría aún más el reconocimiento de
la diversidad y la evolución de las identidades a lo largo del tiempo y los contextos
histórico-culturales. Por último, pensamos que se pueden llegar a dar conflictos entre
diferentes grupos que lleguen a competir por la afirmación de sus identidades con
pretensiones de verdad absoluta, lo que puede generar tensiones y divisiones en la
sociedad.
Por tanto, la identificación social y sustancial de un grupo humano debe estar abierta
para nuevas perspectivas y para asumir distintas posibilidades, debe ser consciente de
las realidades humanas, los dinamismos históricos y culturales, con el fin de adaptarse a
dichos cambios sin perder su esencia fundamentalmente.
¿Qué criterio de orientación se puede establecer para intervenir en las pretensiones
de la titularidad del imaginario crítico?
Para intervenir en las pretensiones de titularidad del imaginario crítico y fomentar un
enfoque más inclusivo y reflexivo, se pueden considerar criterios como fomentar un
enfoque pluralista que reconozca y valore la diversidad de perspectivas y voces en el
discurso crítico, de manera que se escuche variedad de voces, sin dar prioridad a una
única narrativa, para así buscar más el bien comunitario asambleario que promueva
diálogo abierto y respetuoso entre diferentes puntos de vista. Otro criterio de
orientación, podría ser el fomento de una autoconciencia crítica que implica el
cuestionamiento de las propias suposiciones y privilegios, así como reconocer las
limitaciones de cualquier enfoque particular. Además, se debe tener en cuenta la ética en
la crítica, asegurándose de que las intervenciones críticas respeten la dignidad y los
derechos de todas las personas involucradas, evitando ataques personales para enfocarse
en el contenido de las críticas y las ideas en lugar de llegar desacreditar a las personas
que las expresan.
Otro criterio que puede ayudar a la disminución de esas pretensiones de titularidad es
fomentar la transparencia en la toma de decisiones y en la comunicación de la Iglesia,
de manera que se pueda divulgar información relevante y la explicación de las razones
detrás de las decisiones doctrinales o administrativas que se toman en la Iglesia.
Por último, pensamos que hay que volver a la esencia evangélica, recordando los
principios fundamentales de la fe católica, como el amor ágape, la misericordia y la
justicia, al evaluar críticamente las políticas y prácticas de la Iglesia, estos principios
deben ser la directriz guía para la reflexión crítica y reflexiva desde los líderes de la
Iglesia, como el Papa y los obispos, hasta los laicos y servidores de las parroquias en la
que todos estén dispuestos a escuchar y considerar las preocupaciones y críticas dentro
de la comunidad católica apostando por un modelo circular más que jerárquico.

2
Bibliografía:
Agamben, Giorgio. Kletós en El tiempo que resta: Comentario a la carta de los
Romanos. Madrid: Trotta,2006, 29-50.

También podría gustarte