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Taking What's Ours - Alexa Riley
Taking What's Ours - Alexa Riley
¡Disfruta de la lectura!
Lucky Girls.
Traducción:
IviAbernathy.
Créditos.
Sinopsis.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Próximo libro.
Alexa Riley.
No puedes molestar a dos machos alfa como Hudson y Ridge y no esperar las
consecuencias, no cuando te has convertido en su obsesión.
Ellos tienen un objetivo… pero su único obstáculo tiene piernas largas, curvas
macadas y una boca hecha para pecar.
—Solo me enoja que será filmado — dice Ridge, algo irritado. Sé que le
enloquece que alguien más vaya a verlo; él es muy privado. No me importa quien vea
lo que le haremos a ella, o cuantas veces acabaremos dentro de su dulce y pequeño
coño.
Mirando a Ridge, le doy una sonrisa arrogante, algo que no he hecho en meses.
Este lugar ha sido el infierno, y el único atisbo de luz fue cuando tuve alguna visión de
la Doc.
—Hudson, eres un pervertido de mierda, y no podría estar más feliz por ello –
dice Ridge con media sonrisa. Este lugar no ha sido bueno para nosotros y las cosas
han tomado más tiempo del que anticipamos. Pero hemos estado en situaciones
peores, y al menos esta está terminando con un bocado de algo dulce. Algo por lo que
he estado muriendo por hacer.
Hoy es el día y mi verga ha estado doliendo por esto desde hace seis largos
meses.
Las tímidas sonrisas que me dió de paso, solo me excitaron más. Ha estado
pidiéndolo. No provocas a hombres como Rige y piensas que no tomaremos lo que
queremos. Lo haremos. Nos tiene todos calientes, y descargaremos nuestra frustración
dentro de su cuerpo. Sobre su cuerpo.
Doc Charlotte dirige la enfermería, y hoy le daremos una visita. Es alta con
largas y sexys piernas, tupido cabello rubio que cae hasta su cintura, y un culo del que
un hombre puede agarrarse. En nuestro caso, del que hombres pueden agarrarse. Y,
mierda, sus labios. Son unos labios gruesos, ideales para aferrarse a un pene, y no
puedo esperar a tenerlos alrededor de mi verga mientras empujo en su boca.
1
ADX Florence: una prisión federal de los Estados Unidos clasificada de máxima seguridad ubicada en
el Condado de Fremont (Colorado), cerca de la población de Florence.
—Debiste masturbarte esta mañana como lo hice yo, así durará más tiempo –
dice Ridge, dándome media sonrisa.
—Nah. Ella me pondrá duro tan pronto como haya acabado. La estaré
cogiendo al menos dos veces.
—Estoy excitado por ver cuánto peleará. – Doc no se rendirá fácilmente y amo
la idea de tener que luchar con ella para llegar a su cuerpo. También me gusta la idea
de que me muerda, tal vez no mi pene, pero algunas marcas de ella en mi cuerpo
serían agradables de ver. Podría frotar los dedos sobre ellos como una paja, pensando
en todas las cosas que le hicimos.
Nos sonreímos e uno al otro cuando nos acercamos al ala médica. Una vez que
entramos, les hago un gesto con la barbilla a los guardias cuando nos dejan ingresar.
Ridge se inclina y les pasa un sobre de manila lleno de billetes de cien dólares. Algunas
personas pueden pensar que es loco gastar miles de dólares por pasar una hora a solas
con una mujer, pero en prisión un coño es algo nunca visto, así que debemos pagar.
Además no es una cantidad que no pagaría por tenerla para nosotros a solas, incluso si
es solo por una hora.
Empujando el carro a través de las puertas, miré hacia atrás por encima de mi
hombro y vi a los guardias salir. Todo va saliendo acorde al plan y nos encontramos a
un paso más cerca.
No gastas este tipo de dinero y organizar este tipo de plan sin tener una copia de
seguridad para tu propia seguridad. Siempre debes estar cinco pasos por delante.
—Un pequeño bonus para ustedes, chicos. Solo para estar seguros de que todo
marcha como lo planeado.
—El tiempo corre – digo mientras Ridge mueve el escritorio frente a la puerta.
Probablemente sea innecesario, pero en caso de que tengamos alguna interrupción,
tendremos una advertencia.
—bueno, hola cosita linda. No tenemos mucho tiempo para lo romántico así
que iré al grano. Te quitaras la ropa, nos mostraras tus agujeros y nos dejaras follarlos
hasta que terminemos. Entonces te vestirás y regresarás al trabajo sin decirle una sola
palabra a nadie. ¿Es un buen plan para ti?
—¡Oh Dios, no lo hagan! ¡Guardias! – grita de nuevo, presionándose con más
fuerza contra la pared.
—Eso es nena, grita. Quiero que seas ruidosa. Mierda, eso hace que mi verga
gotee por ti. Ve y grita “Ridge” también, mientras te encuentras en eso.
—Puedes hacerlo tan sencillo o rudo como quieras, nena, pero será duro de
cualquier manera – digo empujando con mi polla contra ella así puede sentir lo que me
hace. Lucha en mis brazos y se aleja tanto como puede—. No hay como escapar de
nosotros. Te hemos estado observando y esperando nuestra oportunidad de meter
nuestras vergas en ti. Has estado rogando por este momento, solo que estas demasiado
asustada como para admitirlo. La forma en que vistes grita que necesitas una buena
follada, y nosotros te la daremos.
Ridge toma su otro brazo y la sostiene entre ambos. Se inclina lame su cuello.
—Oh dulce Charlotte, no queremos lastimarte. Solo queremos follarte hasta que
ya no puedas caminar. Cada movimiento que hagas durante la semana próxima, aun
nos sentirás. Recordarás quien te tomó.
—Dios, espero que esas cámaras tengan audio. Querré oír esto en repetición por
el resto de mi vida – digo haciendo reír a Ridge. Alzando a Charlotte, la depositamos
en la mesa de exámenes.
—Oh, harás lo que sea de cualquier manera, nena, y no será porque nos
detendremos – digo y observo a Ridge. Se lame los labios observándole los pezones. Él
es un hombre de tetas y ella tiene un par que espera ser follado.
A una parte salvaje de mí le vuelve loco esto. Hacer que se corra. Quiero
enterrar mi cara entre sus muslos hasta que se corra por todo mi cuerpo. Que su olor
empape mis pulmones. Quiero forzar el orgasmo de su cuerpo, independiente de si ella
quiere o no dármelo a mí. Necesito tomarlo de ella y no hay nada que quiera más en
estos momentos. Bueno, quizás el que no haya una puta cámara aquí.
Sé que a Hudson le chifla la idea, pero eso me divierte, pensando que otras
personas están viendo. Empujando los pensamientos de la cámara fuera de mi cabeza,
miro hacia abajo a la mujer perfecta que está en frente mío. La necesidad fluye a través
de mí. De hecho, siento mis manos temblorosas, como cuando un drogadicto necesita
su próxima dosis. La he deseado desde hace tanto tiempo y ahora está aquí para que la
tome. Nadie va a venir a detenernos, así que podemos hacer con ella lo que queramos.
—Joder, mira esos pezones, están duros para nosotros. Creo que a ella le
gusta—dice Hudson. Apartando mi mirada lejos de ella, lo miro. Él tiene sus ojos fijos
en su pecho y su pene ya está en su mano, mientras lentamente se acaricia a sí mismo
con su mano libre. Mi sesión matinal de masturbación no parece estar ayudando en
nada, porque mis bolas están levantadas apretadamente, listas para la liberación. No
estoy seguro de ser capaz de poner la punta de mi pene dentro de ella sin explotar por
todas partes. Apuesto que tan solo el contacto de su coño caliente con mi pene y
eyacularé todo sobre ella.
—Por favor, no hagas esto. Solo déjame ir y no le diré a nadie, lo juro—suplica
de nuevo, luchando contra el agarre que tiene Hudson sobre su mano. Lo veo
inclinarse cerca de su cara y ella se detiene pidiendo un segundo.
—La próxima vez que abras tu boca, pondré mi pene dentro. Bueno, voy a
hacer eso de todos modos, pero quiero verlo follándote un poco mientras te sujeto; así
que, ¿qué tal si te quedas tranquila y nos permites tener nuestra diversión?—. De
repente sus labios tocan los de ella y él está besándola.
Doc sacude su cuerpo, tratando de empujarlo, haciendo que sus senos brinquen.
Agarro sus dos piernas y me pongo entre ellas. La mesa de exámenes es corta y sus
largas piernas cuelgan hacia afuera, así que hay suficiente espacio para mí. Ella
continúa luchando mientras voy por el dobladillo de sus pantalones, los bajo rápida y
enérgicamente, junto con sus bragas de seda roja. Ella patea y pelea contra mí tan
fuerte como puede, mientras sigue sujetada. Tengo que ser rápido para que no aterrice
un golpe en mi cara, sin embargo soy mucho más fuerte que ella.
Nosotros dos siempre hemos compartido las mujeres, algo que parece extraño
para los demás pero natural para nosotros. Crecimos en las calles y siempre lo hemos
hecho todo juntos. Somos hermanos, no de sangre sino por algo más fuerte.
—¿Lo quieres duro Doc?, porque estoy más que feliz de complacerte—dice
Hudson mirándola hacia abajo. De una cosa estoy seguro, Hudson haría realidad esa
promesa. A él le gusta el sexo duro y sucio. Me gusta sucio, pero estoy a favor de un
trato más dulce. Quiero hacerla rogar.
Ella grita y él la agarra por la garganta. Pongo mi dedo pulgar sobre su clítoris y
empiezo a girarlo.
Ella para de pelear y siento sus caderas sacudirse al ritmo con que toco su
clítoris. Estoy seguro de que su cerebro estará desorientado, entre la mano firme de
Hudson alrededor de su garganta y mi suave toque dándole placer. Ella cierra los ojos
con fuerza, ocultando sus grandes ojos castaños de mí. Después de unos pocos
segundos, un gemido escapa de sus labios, tan dulce y entrecortado, siento mi pecho
tensarse ante el sonido. Nada ha sonado alguna vez tan jodidamente bien. Seis meses
en este infierno y un pequeño gemido hace que valga la pena cada minuto.
—Joder Ridge, haz eso de nuevo, quiero oírla suplicar por nosotros.
—Por favor—ella susurra y no estoy seguro de si quiere más o está pidiendo que
la dejemos. No importa, porque no nos detendremos. La queremos y ella será nuestra,
le guste o no. Hudson y yo siempre conseguimos lo que queremos y ella no es la
excepción.
—Por favor, no, solo haz lo que ibas a hacerme, pero no hagas que me corra.
No me hagas esto. Te lo ruego. No voy a luchar. Puedes cogerme, solo no hagas que
me corra.
—Es demasiado tarde, Doc. Tu coño ya está pidiendo por ello—. No hay
manera de que deje esta sala sin hacer que se corra para nosotros. Necesita saber que
somos dueños de su cuerpo, independiente de si ella quiere ser nuestra o no. Haremos
que ella nos desee, como nosotros la hemos estado anhelando. No es nada más que
justicia.
Inclinándome un poco hacia atrás, muevo el dedo pulgar un poco más rápido y
veo que se le aprieta el coño en respuesta.
—Estás rogando que nos detengamos, pero tu coño está pidiendo ser llenado—
digo aplicando algo de presión sobre su clítoris. Sus caderas se elevan, buscando que
regrese la firme caricia y sonrío. No me he sentido así desde que entré en este antro. La
única cosa que últimamente me ha hecho seguir, estaba previsto para hoy. Lograr
tener a Doc debajo de mí y llenarla con nuestros penes, me ha mantenido enfocada.
Aprovecho ese momento para agarrar sus muslos con mis dos manos,
extendiéndola ampliamente. Me inclino hacia abajo, poniendo mi cara al nivel de su
coño. Justo en frente de mí está su coño húmedo y su pequeño culo. La vista de ella
me tiene fuera de control y entierro mi cara entre sus muslos, sus jugos salpicándose
sobre mí. Sus piernas se cierran sobre mi cara cuando trata de cerrarlas, pero nada
podrá alejarme de ella. Sus muslos se rozan contra el rastrojo de barba que no he
afeitado en casi una semana, la barba que creció justo para este momento.
No hay nada que me guste más que comerme un coño y sabía que iba a
conseguir mi dulce ración de Doc Charlotte. Mierda, si mi pene y Hudson me dejaran,
habría hecho esto toda la maldita hora. Quiero dejar las marcas de mi barba en todo el
interior de sus muslos, para que cada vez que vea entre sus piernas, me recuerde
comiéndome su coño. Quiero que me recuerde forzando el orgasmo de ella.
Lamo todo el camino desde su culo hasta su clítoris. Los gemidos de Hudson y
Doc llenan mi cabeza, y es entre gemidos que ella nos pide que paremos. Pero eso solo
me excita.
Mis lamidas y mordiscos se vuelven más frenéticos y parece que no puedo tener
suficiente de su sabor en mi boca. Necesito más. Quiero todo.
—Eso es todo, Charlotte, córrete para Ridge. Prepara tu precioso y suave coño
para nosotros. Haz que sea fácil deslizar nuestras vergas en ti. Apuesto que tu pequeño
coño rogará que te llenemos con nuestro semen hasta desbordarlo. Ella es jodidamente
codiciosa ¿verdad? Tu cachondo coño va a conseguir ser rellenado completamente por
un pene. Espero que estés feliz, Doc. Estarás goteando semen un mes después de que
enterremos profundamente nuestra semilla dentro de ti.—Hudson le dio una sonrisa
maliciosa y miró su boca— Además, esa descarada boca tuya necesita que le enseñen
una lección. Creo que necesitamos vaciar algunos orgasmos allí, para que sepas lo que
es bueno.
Ella gime por sus palabras y puedo decir por el tirón de su cuerpo que está
sacudiendo su cabeza. No puedo ver su cara con Hudson en medio, pero sonrío contra
su coño. Su cuerpo y mente están luchando, dividida entre lo que es correcto y lo que
se siente bien.
Liberando sus muslos, deslizo mis manos bajo su trasero, ampliándola más para
mí.
—Juega con su culo, Ridge, déjalo listo para nosotros. No vamos a cogerlo hoy,
pero créeme, lo haremos la próxima vez y quiero que estés lista para nosotros.
—Oh Dios—ella suplica y mi pene gotea más semen ante sus palabras. He
estado goteando tanto en mis pantalones, que se siente como si ya hubiera soltado un
montón. Trato de hacer retroceder la excitación, porque quiero que mi primer orgasmo
sea dentro de ella, marcándola.
Pegándome a su clítoris, lo chupo fuerte. Necesito que se corra ahora, antes que
yo lo haga. Siento los espasmos de su coño y me pongo a temblar. De pronto, ella grita
de nuevo, pero está vez grita—No—una y otra vez. Su cuerpo se sacude de ida y
vuelta.
Empujé mi dedo dentro y fuera de su ano, los jugos de su coño corren hacia su
hendidura, lubricando su culo para mí. Frotando su clítoris, masajeo la pequeña bola
con tanta presión como puedo. Su cuerpo se sacude y siento que su coño empieza a
palpitar. A medida que su orgasmo se apodera de su cuerpo, sus gemidos son
amortiguados por la boca de Hudson y sus dulces jugos llenan mi boca. Quiero su
huella en mí. Quiero su olor sobre toda mi piel.
Hudson
‡
Ella grita su orgasmo en mi boca, y tomo la oportunidad de deslizar mi lengua
dentro, probándola. Mi labio aún duele donde lo mordió, pero no me importa. Voy a
aguantar el dolor por el placer en cualquier momento, y no me preocupa si se pone
violenta conmigo.
—¿Quieres voltearla para que ella pueda cogernos a los dos? —pregunta,
liberando su polla de sus pantalones.
—No, quiero ver su cara cuando entres en ella. Podemos turnarnos. Solo dime
lo que se siente mientras te la follas.— No puedo negar la oportunidad de mirarla
mientras es llenada con su pene. Necesito escuchar el sonido de él empujando dentro
de ella.
—El gusto es mío—dice mientras lame sus labios—. Joder, tu coño sabe tan
bien. Tu orgasmo es tan dulce.
—Guarda silencio, bebé, esta es la parte divertida.— Tengo una mano en sus
muñecas y la otra en mi pene. Veo a Ridge poner su pene en posición.
—Por favor, no lo hagas. Juro que no le diré a nadie. Por favor, por favor, no
hagas esto— Su pequeña y dulce súplica llena la sala.
—Aw, bebé, estamos recién comenzando. Relájate y deja que Ridge entre en tu
apretado coño. Estás tan húmeda después de venirte para él, nadie creerá que no lo
querías. Estás goteando para que él te folle. No seas una calientapollas. Sabes que
quieres que nos turnemos usando tu coño para corrernos.
—La tengo, hombre. Sigue adelante y hazlo fuerte. Voy a sujetarla para ti. Solo
recuerda que cuando sea mi turno, tú la sujetaras para mí. Quiero cogerla tan fuerte y
necesitaré tu ayuda para hacerlo.
Con eso, mueve sus manos, empuja los muslos de ella y los separa aún más.
Ridge echa la cabeza hacia atrás y cierra sus ojos con fuerza mientras bombea
fuerte y profundamente dentro y fuera de ella. El agarre al interior de sus muslos es tan
fuerte que le va a dejar moretones, pero él está distraído. Está perdido en el placer de
su cuerpo, y estoy tan excitado de verlo follarla. Mi pene la anhela. Solo a ella.
Podrían haberme ofrecido la opción de tener una prostituta todas las noches o tener a
Doc por una hora solo una vez, y no habría tenido ninguna duda. Ella. Estoy tan
obsesionado con ella que pienso que no podría endurecerme por otra mujer.
—Joder, no voy a durar mucho tiempo. Ella está empapada, Hudson. Maldita
sea, me está agarrando con tanta fuerza, a ella malditamente le encanta—Respira
profundo un par de veces y mira atrás hacia ella—. Jesús, Doc, amas esto—Él pone
una sonrisa satisfecha en su cara mientras bombea unas cuantas veces más—. Hudson,
solo espera, hombre. Es tan bueno. Ella se chifla con esto. Sostenla fuerte, así puedo
sentir su coño exprimiéndome mientras hacemos esto.
Estoy tan caliente que mi pre-semen gotea de mi pene. Agarro más ceñidamente
sus brazos y la escucho decir—No—pero puedo escuchar lo mojada que está—Joder,
¿es ella quien está haciendo ese delicioso sonido?
—Su coño está tan malditamente mojado. Sus jugos están goteando hasta mis
bolas. Mira, ¿ves cómo me está succionando? Mierda, a ella le encanta esto, ¿no es así,
Charlotte?
Miro hacia abajo y ella gira su cabeza hacia el lado, como si al no verlo no
estuviera sucediendo. De nuevo agarro sus brazos con una mano y uso la otra para
agarrar su barbilla, haciendo que me mire—Dime, bebé. Dime lo mucho que amas ser
follada por nosotros.
Ella niega con la cabeza. Voy a castigarla si algo de pelea queda en ella. Me rio
un poco y me acerco a su cara.
—Mírate toda extendida, con las piernas abiertas y tus pechos rebotando. Estás
en una mesa, siendo follada por un hombre y sujetada por otro. Además, el jugo de tu
coño está haciendo un charco en el piso. Puedes negarlo todo lo que quieras, bebé,
pero tu coño está diciendo lo contrario—Ella cierra sus ojos y deja escapar un gemido.
Miro hacia abajo para ver a Ridge jugando con su clítoris nuevamente.
Veo como Ridge la folla duro y frota su clítoris al mismo tiempo. Él está
sudando y puedo decir que está cerca.
Él bombea en ella unas cuantas veces más, antes de que finalmente empuje
dentro de ella lo que más pueda y grite su liberación, convulsionando en su apretado
coño.
Ante mis palabras, ella se pone rígida y yo sonrío, mirando a Ridge digo:
—Parece que la buena Doc podría quedar embarazada a causa de nuestro día
de diversión. Creo que deberíamos haber pensado en eso. Oh, bien. Ven a cambiar de
lugar conmigo, es mi turno.
Tengo suerte de que mis propias palabras no me hagan correrme encima.
Pensar en nuestro bebé creciendo dentro de ella, me excita más que ver a Ridge
follándosela.
—Joder, me agoté, pero mi polla aún está dura. Jesús, es tan bueno—Él se
empuja fuera y algo de su semen salpica el piso, mezclado con el jugo de su coño—.
Maldita sea, hicimos un desastre ¿verdad, bebé?—dice él y bromeando da una palmada
el interior de su muslo.
No lo culpo, una vez no será suficiente. Pasar seis meses aquí obsesionándome
con ella nos ha conducido al borde. Miro por encima y veo que su polla aún está hacia
arriba. Está cubierta de sus fluidos mezclados, parece que no se hubiera corrido en
años—Los dos estamos a punto ¿no es así, Charlotte?
Ella no responde mientras me muevo entre sus piernas y me inclino hacia abajo.
Lamo su clítoris hinchado y lo froto en mi cara, probando a Ridge y a ella al mismo
tiempo. Consigo tener su olor sobre toda mi boca. Me pongo de pie, ubicándome—
Joder, solo necesito el olor de tu coño en mi cara y tu sabor en mi boca cuando te
follo—digo, y lentamente empujo mi polla en su hendidura, sintiendo su calidez
envolverse alrededor de mí.
Ella está tan apretada, pero también tan mojada, que me deslizo dentro con
facilidad. Empujo suavemente un par de veces, sintiendo a su coño agarrar mi pene y
ahora sé lo que Ridge quería decir cuando dijo que ella lo deseaba—Oh Dios, tenías
razón, hombre. A ella malditamente le encanta. Mira cómo su coño me agarra. Puedes
ver cuán apretadamente agarra cuando me salgo. Como si no quisiera dejarme ir.
Miro hacia arriba y veo un fuerte rubor rojo a través de su cara y pecho. Ella
está avergonzada por lo que su cuerpo está haciendo, pero yo no podría estar más feliz.
Ridge se inclina hacia abajo para succionar sus pezones. Froto su clítoris y ella
está impotente ante lo que su cuerpo quiere. Está gritando para que nos detengamos,
pero su cuerpo está suplicando. Sus caderas se mueven con mis embestidas, su pecho
se empuja dentro la boca de Ridge y la vista de nosotros dándonos un banquete sobre
su desenfrenado cuerpo es perfecta.
—Mírala, ella es como una pequeña puta. Ha estado pidiendo por esto.
Sabíamos lo que tú querías con todas esas miradas. Ahora, vas a conseguirlo. Quizás,
aprendas a no ser como una pequeña puta provocadora—. Me río de sus gemidos y
empujo con fuerza dentro de ella—¿Qué está mal, Charlotte? ¿El guardín no puede
darte lo que necesitas? ¿Por eso tuviste que provocar a dos prisioneros para colapsar
aquí y que tu coño sea violando para correrte? Tu sucio orgasmo de mujerzuela. Eso te
hace correrte, ¿no es cierto?
—Te voy a decir una cosa, bebé. Nos tendrás a cada uno una vez más y te
dejaremos ir. Incluso antes de que la hora haya terminado.
—La daré vuelta esta vez, así ella puede hacerte una mamada al mismo
tiempo—dice Ridge.
—¿Qué piensas, Doc? ¿Quieres acabar rápido, cierto? —ella asiente con la
cabeza y es toda la confirmación que necesito. Ridge y yo la damos vuelta. La arrastro
hacia el borde, así su boca está cerca de mi pene. Agarro su barbilla y hago que me
mire—Chupa mi polla, me correré y no tendremos ningún problema. Si me muerdes o
haces cualquier otra cosa, esto se pondrá feo ¿Me entiendes?
Ella asiente con la cabeza otra vez, pero quiero las palabras.
—Dilo.
—Entiendo. Solo quiero terminar con esto. Por favor, no me hagas daño
Doy a Ridge una elevación del mentón y él se mueve sobre la mesa detrás de
ella e inmediatamente empuja su polla dentro de su coño, sin desperdiciar otro
segundo—Mierda, ella se siente tan bien. Dios, no puedo tener suficiente de este
apretado coño.
Ella cierra sus ojos y lentamente abre su boca. Empujo la punta de mi pene
contra sus labios y su lengua sale a saborearlo.
—No olvides mi bolas, bebé. Lame tus jugos de ellos, de cuando te viniste sobre
mí.—Liberando mi verga, ella succiona una de mis bolas en su boca y luego la otra.
Después de que ella se ha tragado todo de mí, salgo y miro por encima para ver
a Ridge que parcialmente se ha derrumbado sobre la parte superior de su cuerpo.
Ambos estamos agotados por nuestros orgasmos.
Mirando hacia arriba, a ambos hombres, ellos miran hacia mí, sus pollas tensas
por atención. Sus caras duras como depredadores. Como si quieren consumirme. Me
dijeron que si me hacían venir una vez más habrían terminado conmigo, pero la
mirada en sus ojos me dice que no era cierto. Mis ojos se disparan a la cámara,
preguntándome cuánto tiempo pasará hasta que alguien venga irrumpiendo en la
habitación para salvarme.
Agarrando mi cara, Ridge se encuentra con mis ojos. Sus ojos son de color
verde oscuro como un contraste con su cabello rubio.
Los ojos de Ridge están en la puerta que está empezando a ceder, pero Hudson
me mira fijamente.
—Doc, dije que te vistas —Hudson ladra hacia mí otra vez, pero la puerta
finalmente cede, inundando la habitación con los hombres portando material
antidisturbios.
—Sácala de aquí —dice otro guardia. Uno de ellos me levanta en sus brazos, y
me estremezco de nuevo porque todavía estoy completamente desnuda.
La sala estalla en caos, pero el hombre que me tiene en sus brazos me tira más
cerca de su cuerpo. Él empuja a través de la lucha, y se escapa de la habitación al frío
pasillo de concreto.
—Llévelos con el alcaide —escucho la guardia abajo, haciendo eco por los
pasillos.
El jodido engreído piensa que está bien a solas con nosotros, nuestras manos
atadas detrás de la espalda con los puños que abrí hace unos momentos. Nuestro plan
de escape está funcionando perfectamente, con sólo unos pocos pequeños detalles para
concluir.
—Pensé que estarías un poco más agradecido ti por haber estirado su coño para
ti. ¿O simplemente estás loco por probarlo primero? —dice Hudson, enfadándolo.
Queremos traerlo cerca, sino puede ser que me rompa antes, si escucho otro
recordatorio de lo como ha sido agradable con Doc.
—Espero que valiera la pena, porque vas a morir en esta habitación esta noche.
Me río un poco.
—Ahora sé que nunca la tuviste, porque si la tuvieras, sabrías que vale la pena
cada segundo. Todavía puedo saborearla. —Mis palabras finalmente consiguen la
reacción que quiero mientras se abalanza sobre mí.
—Maldito Dios. Esa era mi matanza —dice Hudson, sacudiendo sus puños, ya
que finalmente lo golpeó en el suelo.
—¿Qué esperabas ? Te vi por allí jodiendo con tus puños. ¿Qué te tomó tanto
tiempo para conseguir desatarte? ¿Perdiste tu toque? —bromeé.
—No lo sé. Tal vez fueron los cinco golpes que me llevó cebarlo, incluso antes
de abrieras tu boca de mierda.
Siento una jugada sonrisa a través de mis labios. Sí, podría haberlo hecho a
propósito. Conociendo a Hudson, sabía que no sería capaz de detener su boca, y yo
sabía que podía quitarle el asesinato.
—Tenemos que movernos. Hay que salir de este lugar, y todavía tenemos que
correr tres kilómetros—le digo, agarrando el bastón del guardián—. Vamos a la
oscuridad en diez.
Uso las llaves del guardián, hago estallar la cerradura de la habitación, pero
sólo tiro de la puerta entreabierta. Y como lo habíamos planeado, todo se vuelve
negro.
Libertad.
Charlotte
‡
Siento que mis dedos de los pies se están durmiendo porque he estado sentada
aquí durante demasiado tiempo. Mientras trato de mover los dedos para tratar de
despertarlos, el médico finalmente entra en la habitación.
Asiento y miro por la ventana, preguntándome cuánto tiempo más tengo que
estar aquí.
—Puede irse ahora. ¿Tiene alguien que venga a recogerla? ¿Tal alguien a quien
podamos llamar?
—No —le digo en voz baja, y el médico me mira con simpatía. A medida que
abre la boca para hablar de nuevo, hay un leve golpe en la puerta y dos guardias
ingresan. Reconozco uno como el guardia que me llevó a la ambulancia, pero no
reconozco al otro.
—Doctora Fisher, tenemos que hablar con usted por unos momentos si esta
lista — dice el guardia fornido que no reconozco.
—Claro, pero estoy realmente lista para salir de aquí, y estoy segura de que
pueden entender mi necesidad de privacidad en este momento. —No quiero contestar
cualquiera de sus preguntas. Sólo quiero distancia de todo esto.
Siento una rabia furiosa apoderarse de mí cuando pienso en alguien mirando las
cintas, viéndome así, pero aprieto la mandíbula, no dejo que se muestre. Ya han visto
demasiado.
—Mi familia tiene un campo al norte e iré allí por un tiempo. No sé por qué
pensé que podía trabajar en una prisión, fue un error. Dadas las circunstancias, puede
tomar esto como mi aviso que no voy a volver.
—No tenemos ninguna razón para creer que están detrás de usted. No fue más
que una víctima en su plan de escape.
Con la cara todavía en mis manos, simplemente asiento de nuevo. ¿Qué más
puedo hacer? Mi corazón está latiendo furiosamente y sólo necesito salir de aquí.
—Sólo trate de encontrar un lugar seguro para quedarse por un tiempo como
medida de precaución. Además, asegúrese de darnos una nueva dirección para que
podamos estar en contacto.
No me fío de nadie, y diciendo que mi familia "tiene alguna tierra al norte " es
lo más cerca que estaba llegando a decirle a alguien a dónde iba. No dejé una dirección
de reenvío, y tiré mi teléfono a la basura a la salida del hospital. No puedo correr el
riesgo de que alguien me siga, y usando mi miedo es la única manera en que voy a salir
de esto.
Cuando dije que tenía tierra familiar, lo que en realidad quería decir es que
tenía un primo lejano al que le gustaba apostar, y que perdió esta tierra con un
compañero de caza en un juego de póquer hace décadas. Después de la muerte del
compañero de caza, me puse en contacto con su hija, y ella prácticamente me la lanzó
sin querer la propiedad. Dije que volvería a pagar los impuestos si quedaba a su
nombre, y ella me permitió usarla cuando la necesitara en fines de semana.
Salgo del auto y miro al alrededor. No hay nada más que kilómetros y
kilómetros de bosques que rodean el lugar. Podrías disparar un arma de cien veces y
nadie siquiera escucharía.
—Parece que este es mi hogar por próximas semanas —me digo mientras
camino por las escaleras, las viejas tablas de madera crujiendo bajo mis pies.
Una vez dentro, miro alrededor del lugar y compruebo para asegurarme de que
todo funcione. La cabaña es básica, con sólo una habitación, un baño, una pequeña
cocina y sala de estar, pero eso es todo lo que necesito.
Después de descargar todas las provisiones y pertenencias del auto, y tomo algo
de comer, estoy agotada. Ha sido el día más largo de mi vida y por extraño que
parezca, el sueño llega rápido. Tan rápido que nunca los oí llegar.
Hudson
‡
Antes de que pueda hacer un ruido, me lanzo sobre la cama y pongo mi mano
sobre su boca.
Siento sus manos subir a mis costados, pero Ridge está allí, agarrándolos y
atándolos a la cabecera de la cama. Siento como un peso gigantesco ha sido levantado
de mis hombros teniéndola de nuevo en nuestras manos. Ahora tenemos todo el
tiempo que podríamos desear. Sin interrupciones.
—No es que no queramos oírte hablar —digo, mientras empieza a luchar contra
la mordaza—. Es sólo que no podemos centrarnos en otra cosa que follarte ahora
mismo, así que necesitamos que guardes silencio.
Ella lucha contra las ataduras en sus muñecas, pero hemos utilizado las esposas
que son acolchadas y no dañarán su piel si tira demasiado fuerte.
Una vez que tengo la mordaza alrededor de su boca, Ridge y yo nos sentamos
en la cama, mirando abajo hacia ella. Grita a través de la mordaza, haciendo sonidos
ininteligibles, y yo solo miro de reojo a Ridge y sonrío.
—Es una lástima no poder follar su boca. Supongo que sólo tenemos que
conformarnos con la doble penetración, porque ambos queremos estar dentro de ella.
—Necesitas calmar tu culo. Si no lo haces, vamos a hacer esto mucho más duro
que de lo que queremos. ¿Me entiendes? Además, sabemos que lo deseas. Nuestra
pequeña zorra. Todavía puedo oler tu corrida en mí.
—Joder. Necesito esas tetas primero, Hudson. Tú has que se venga. Tengo que
correrme antes de que mis bolas exploten.
A medida que Ridge sube sobre su pecho, me muevo hacia abajo entre sus
piernas, separando sus muslos. Su coño está abierto para mí, y mi boca se hace agua
ante la vista.
Miro hacia arriba y veo que Ridge está en posición. Escucho sus gemidos de
placer.
Siento una sonrisa extenderse en mi rostro, y cierro mis ojos mientras inhalo su
aroma.
—Su coño huele tan bien. Es como la dulce miel y yo soy un oso hambriento.
—Le doy una pequeña lamida y siento su cuerpo sacudirse contra el placer—. No
luches contra ello, bebé. Simplemente disfruta de la sensación y relájate. Está bien si te
corres, nadie oirá tus gritos.
Lamo y chupo su coño, consiguiendo sus jugos por toda mi cara. Después
siento su cuerpo comenzar a moverse a tiempo con mis besos, traigo mis dedos hacia
arriba, empujando dentro de su coño. Sus caderas se mecen contra mi cara, y sé que
ella debe estar perdida en nuestros toques. Subo mi otra mano y toco su entrada
trasera. Lo consigo resbalar con su crema y empujo más allá del estrecho anillo,
sintiendo su cuerpo tensarse ante la invasión.
En ese momento, ella lucha contra sus ataduras y grita a través de su mordaza.
Los dos nos reímos de la lucha que tiene en ella, y yo vuelvo al negocio.
Empujo mis dedos dentro y fuera de su coño, y he trabajado hasta dos dedos en
su culo. Se mece contra mí otra vez y puedo decir que está al borde de un orgasmo.
La oigo dejar escapar un pequeño grito cuando chupo su clítoris y él pellizca sus
pezones. De repente, su cuerpo se congela y sus caderas se arquean fuera de la cama.
Su orgasmo es feroz y la agarra duro mientras follo su coño y culo con mis dedos.
Ridge suelta sus propios sonidos de satisfacción mientras se corre en sus tetas al
ver su orgasmo.
—Estoy demasiado duro para tomar su culo ahora mismo, Por qué no entras
allí y yo follaré su coño.
Una vez que está equilibrada sobre la punta de mi pene, Ridge alcanza debajo
de ella y extiende sus labios vaginales separados por lo que puedo deslizarme
directamente. Sentir su cálido coño mojado envolver mi pene es el cielo y hace mi ojos
rodar a la parte posterior de mi cabeza.
Cuando estoy totalmente asentado dentro de ella, alzo la vista y bloqueo mis
ojos con ella.
Charlotte suelta algún comentario descarado pero todavía está amordazada por
lo que no podemos entenderlo. No puedo evitar sonreír a Ridge, porque estoy seguro
de que ella está pensando lo mismo que él.
—Su coño es demasiado bueno. No voy a durar. —Con los dos dentro de ella a
la vez, la hace más allá de apretada.
—Siéntala un poco y déjame jugar con su clítoris. Estoy a punto de correrme
también, y ella tiene que explotar con nosotros.
Tira contra las fijaciones en su muñeca, por lo que alcanzo detrás de mí y tiro
de ellas sueltas. Sus ojos se abren en estado de shock como si no esperaba eso, pero en
su posición, ella no va a ninguna parte. Está atrapada entre nosotros y nunca se
escapará.
Ridge sube su mano libre y quita la mordaza, dejando que sus gemidos de
placer resuenen a través de la cabaña. Son los sonidos más dulces que he oído en mi
vida.
—Eso es, bebé, di nuestros nombres. Di quienes te follan como dioses. Dinos
quien quiere violar tu coño y culo.
—Me estoy corriendo —grito y empujo hacia arriba con fuerza, sintiendo el
propio golpe del orgasmo de Charlotte. Ella se inclina hacia atrás contra Ridge, y veo
como su cuerpo entero enrojece del placer. Ridge nos sigue en el abismo, y siento su
polla latir dentro de su culo mientras vacía su carga.
—Nunca pararemos de nuevo, bebé —digo, tomando su boca. Sus labios por
debajo de los míos mientras me devuelve el beso con salvaje pasión imprudente, la cual
me había perdido todos estos meses. Mierda, los últimos seis meses fuero demasiado
tiempo para estar lejos de ella. A veces ni siquiera creo que valió la pena.
Tirando sus labios de los míos, dice las palabras con las que nos tiene envueltos
en su dedo.
—Los amo.
—Sí —susurra cuando deslizo mi mano hacia abajo aún más, entre ella y
Hudson para encontrar su clítoris.
—Joder, se me hizo duro otra vez. Los dos hemos llenado tu pequeño coño un
par de veces. Ya podrías estar embarazada.
Deslizo mi otra mano a la garganta, colocando un firme control sobre ella.
Ahora tengo una mano en su clítoris, una envuelta alrededor de su cuello, y ella está
atrapada entre nosotros con nuestras dos pollas todavía dentro de ella, la forma en que
se supone que estemos.
—No sabíamos que te gustara tanto. Pones una buena pelea, pero joder, no
dejabas de correrte para nosotros. ¿Es que había sido demasiado largo, o te gusta que
te violemos, tomándolo sin embargo como hemos querido?
Violarla en esa prisión fue agridulce, y las cosas podrían haberse ido de las
manos. No ser capaz de tocarla durante meses, y finalmente conseguir nuestras manos
de nuevo en ella, estábamos hambrientos Ella era nuestro todo. La privación de ella
todo este tiempo arrancó nuestros corazones. Nunca más. No la voy a dejar llegar lejos
por el resto de nuestras vidas.
Lo que no había esperado era lo mucho que le gustó y cómo podría conseguir
que se corriera con tanta fuerza.
—¿Qué tal si follamos así una vez más, y luego tomamos una ducha, y nos
dejas adorarte? Por mucho que nos guste lo jodidamente duro, creo que Hudson y yo
no queremos estropear tu cuerpo.
Con mis palabras, sus caderas se sacuden y ella deja escapar un pequeño
gemido.
—Ha pasado demasiado tiempo desde que amamos tu cuerpo, Charlotte —dice
Hudson, colocando su mano en la parte baja del abdomen—. Vamos a poner
finalmente un bebé dentro de ti y tener la vida que hemos estado esperando. Te
queremos tanto.
—Estaremos aquí por unos días más, luego nos dirigiremos a la isla. Todo está
listo, y ahora podemos comenzar nuestra familia.
Las caderas de Charlotte se mueven con nuestros empujes, y ella llega de nuevo
a envolver sus manos alrededor de mi cuello, mientras que bloquea los ojos con
Hudson. Está encajonada entre nosotros, y el sentimiento de amor difundiéndose a
través de su cuerpo resuena en nosotros.
Advertencia: Este libro contiene una heroína obsesionada como una amenaza
de alerta roja, un sexy billonario con sus secretos propios y una historia tan caliente
que ni siquiera los bomberos podrán apagar las llamas.