Está en la página 1de 1

Yolanda Ramírez Terriza

LA EDUCACIÓN INCLUSIVA

De forma generalizada, la visión clásica de la atención a la diversidad basada en el


modelo deficitario ha estado presente en las aulas. Esta se ha caracterizado por la
integración escolar individualista de alumnos con necesidades educativas especiales
(NEE) siendo, de tal forma, descontextualizados del grupo. Así, se ha primado la
adquisición de aprendizajes instrumentales a los sociales, y se ha dado lugar a la
desintegración y segregación de estos alumnos en los centros educativos.

En ocasiones, el término NEE se ha considerado un sinónimo de discapacidad,


etiquetando a los alumnos como diferentes e inferiores al ser segregados de las
prácticas educativas que se desarrollan en las aulas ordinarias. Sin embargo, la
heterogeneidad en las aulas se debe considerar como una situación normal del grupo,
valorando las diferencias como parte de nuestra riqueza colectiva. Todos somos
diferentes, igual de válidos y con los mismos derechos.

La educación inclusiva no está centrada únicamente en aquellos alumnos con


necesidades especiales; sino que su objetivo es garantizar que todos los alumnos
tengan acceso equitativo y continuo al aprendizaje en todos los contextos. Por tanto,
una escuela inclusiva es aquella que es capaz de proporcionar una respuesta
educativa de calidad a un alumnado diverso, y que reconoce la existencia de
diferentes necesidades de apoyo. De tal forma, se asegura la igualdad de
oportunidades y la participación.

Para poder dar esta respuesta educativa acorde a las necesidades del alumnado, es
necesario cambiar la organización de los centros, así como la utilización y distribución
de los recursos personales y materiales: el proyecto educativo debe estar basado en la
diversidad existente en el centro, adecuando el currículum y los servicios educativos.
Además, la coordinación y trabajo colaborativo entre los docentes es esencial. Debe
ser un proyecto común que incluya a docentes, padres, alumnos, instituciones, etc.; y
estar basado en valores éticos.

Finalmente, la educación inclusiva permite que todos los alumnos alcancen el máximo
desarrollo de sus capacidades, competencias y objetivos en las distintas etapas. Es un
medio para alcanzar la inclusión social y la participación en el mercado laboral
competitivo. Por ello, la diversidad debe ser entendida como punto de partida y no
como obstáculo.

También podría gustarte