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Nicolino
Nicolino
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ogy eid un anweisa jap oes ssupury “ofany feLONSTY 2—Vas a ver que la profesora te va a indicar cémo lo tienes
lo consol6 Andrés—. ¥ ahora, vatnos a ver un poco
isin? Deberfan dar un documental sobre los animales de
de
lnestepa.
Se trasladaron al sal6n, pero el documental estaba termi-
nando.
1Qué pena! —exclamé Andrés.
—De todos modos me tengo que ir —dijo Ni
hora es?
—Son las seis veinte. Te recuerdas lo de historia?
mas, se me quedé muy grabada
fino—. ,Qué
—Entonces, hasta mafiana,
-Chao, basta mafiana.
Nicolino vol6 a casa con su precioso paquete y se lo mostes
su madre como si fuera un tesora:
—iMira lo que me regalé Andrés!
—:Qué son?
Animales prehistrics.
___—Muéstramelos —dijo Cosimo—. Son de buena marci
Estos son cars.
— Qué quires decir? —aijo Nicolino desconfiato, aivi-
nando lo que s le estaba pasando por a mente asu hermano, Este
se dedicaba a vender los objetos més inverosimiles y siempre en-
contaba a quién encajrsclos
Por las dus, esper6 que su hetmano saliea y fue a escon-
der su tesoro en el aparador,detzis de unos tar
Se ariesgaba a llegar strasado. Tomé el palvery sali.
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8
Una desgracia en el trabajo
a sgracia en el trabajo ax
Hlabfa pasado una semana, Nicolino habja llevado a su casa
las primeras diez mil liras ganadas con trabajo; se sentia més can-
sado, pero también més satisfecho.
‘Una tarde en que tenga menos tareas se le ocusris encaramar~
se en el aparador para tomar los animalitos que le haba regalado
‘Andrés y catalogarlos, tratando de recordar sus nombres. Pero, por
‘mis que buseé sfanosamente, en el aparador no encontré nada,
clresto de Ia casa, Pero cuando se asegu-
16 que el paquete haba desaparecido, salié como un rayo a buscar
‘su hermano. Fsta vez estaba decidido a no someterse a su prepo-
Lo encontré ante el Castillo Svevo con ottos compafieros ¥
see enfient6 decidido:
— {Me robaste los animales!
{Qué estés diciendo? ;Estés loco?
—Solamente ti sabjas que los tenia,
—iQuién los ha visto! Ni siquiera s6 de qué me estés hablan-
do, Los habs escondido en alguna parte,
—Si, los tenfa escondidos, pero ti los buscaste y los to-
smaste,
—Bah, te digo que yo no s€ nada y déjame en paz.
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ti—Te lo dije —-manifest6 la esposa—que era demasiado pe-
quetio para este trabajo.
“Ahora me despiden", pens6 Nicolino.
—Llevémoslo a los Primeros Auxilios —propuso
garzén.
—jNo digas que trabaja aqut! —recomendé Tonino—. Jus-
to hoy tenfa que suceder; cuando hay més trabajo que nunca
—agiegs,
—Likwalo después a su casa y regresa répido
Rino tomé a Nicolino del brazo y lo levé a los Primeros
Aunilios.
—,Cémo te hiciste esta herida? —pregunt6 el médico de
tumo, mientras se la suturaba.
‘en alguna parte?
10. Es mi hermano, estaba ayudndole a la mamé a
lamesa,
‘otra vez pon més atencién ~dijo el médico
ia mano—. Vuelve dentro de una semana y,
por ahora, calécate esta pomada dos veces al dia.
—Oye —Ie dijo Rino mientras lo acompafiaba a su case—,
es mejor que te busques otto trabajo, No creo que Tonino te vuelva
‘a tomar después de lo que pas6, Ademés, por el momento, 10 Vas &
poder trabajar.
‘Nicolino estaba callado, sentfa zumbidos en los ofdos y la
cabeza le daha vueltas como un remolino,
—Bueno, chao y ;buena suerte!
—Chao,
“Toda la familia estaba instalada delante del televisor en blanco
‘y negro, que estaba transmitiendo una pelicula. Las camas ya esta-
‘ban preparadas,
—1Cémo es que ya legaste? —observé la madre—. Dios
io, qué te pasé en la mano! —exclamné apenas vio la venda,
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—Nada. Un pequefio corte.
(Cémo que un pequenio corte! ; para eso te pusieron tanto
vendaje?
—EL méstco me puso ocho puntos.
—Bntonees no és un pequeio corte! —exclamé la mujer—
{Cémo sucedis?
—Pue, fue. ‘Todo fue culpa de Cosimo!
—1Qué tengo que ver yo! —protesté el hermano auido.
ué tenes que ver, qué tienes que ver! TMi me robaste
Jos animales y me diste una paliza, iy porta culpa romp un vaso!
—1Cémo es la historia? —intervino el padee—. Qué ani-
sales?
Nicolino e cont6 los hechos. Su padre se levant6 amenaza-
dor, agatré a Cosimo, que trataba de escapar, y comenzé
abofetearlo adiestra y a sinistra
Este es un arte que cultivo desde
‘casa, mis hermanos jamés les he quitado
[Lo empujs sobre una cama y agrep6
—Mavana vas a ira que te devuelvan es0s benditos anima-
les. Sino, es mejor que no regreses, —Luego se fue @acostar eno-
jad,
—jEres un acusete! —le murmuré Cosimo a Nicolino—. Ma
ina voy a tatar de recuperar esa ponqueri, ;peto no cuentes para
nada conmigo!
‘Nicolino se acurrueé en su rincn de la cama: le ard la he-
rida y no sabfa qué iba a hacer en los dias siguientes. Claro que no
podria escribir ni trabajar. Ifa a Ta pizzerfa y le pediria al duetio
que le conservaracl puesto, Peroenel fondo senta un consueo: si
wldo y habia castigado al culpable; tal vez po
no era tan malo como cre.
se sobrepuso alos otros y pudo conciiar
cl suetio; 86 que caminaba por la orila del mar tomado de la
‘mano cdlida y segura del padre y que Cosimo lo segufa décil como
Ja Vida. jPeroen mi
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‘amp ‘osode oypnur giqioas oUROoRN ‘epHoY vy w SEINE
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“openuoons opipod erqey ou eu anb jp onuod rep opipod‘mientras tuviera la mano vendada y Ia profesora haba postergado
lapresentaciGn del primer tema.
En la tarde fue a estudiar a casa de Andrés, quien volvid a
‘tocar el tema, pues éste también le parecta otro de los misterios de.
su amigo:
—Tienes que decirme la verdad, como te hiciste esa herida’?
Entonces Nicolino, en un arrebato de confianza,
{que trabajaba como pinche de cocina, que Cosimo le habia robado
los animales, etos
—Igual que tu padre,
—Claro, como mi padre. Pero ahora él va air a trabajar en
‘mi lugar y as{no voy a perder el empleo.
—Entonces—dijo Andrés—,
bes qué vamos a hacer?
jue las cosas estn as, jsa~
—Vamos a ir a comprar animales prehistéricos nuevos.
—Pero yo no tengo dinero.
Pero yo.
—No, no quiero.
— {U6 tienes que ver ti en esto? Te haba hecho un regalo
yy debes teneslo,
—Pero tus padres.
padres no se meten en cGmo gasto mi dinero, Me iba
‘Terminaron répidamente las tareas y salieron
Andrés ech lave a las tres cerraduras de la puerta de la casa
xy Nicolino llamé el ascensor.
—Expera, pasemos por a casa de Claudio; veamos si quiere
salir con nosotros
Claudio vivia en el piso de abajo. Ya se habjan conocido,
pero el encuentro fue bastante frfo. Era un muchacho muy cerrado,
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Andrés, y parecia sentirse
que era siempre el amigo quien bajaba a jugar
2 ais la puerta y se qued6 parado, como si no Ie
ta de ambos.
{Quieres venir con nosotros? Vamos a salir
—No, todavia tengo que estudiar. Ademas, no tengo yanas
de sali
—Entonces chao. {Nos
Si vienes,
—Bueno, después vemos.
‘Tomaron el ascensor.
—Clauidio se esta poniendo un poco antipatico, ;verdad?
observe Andrés,
No sé cémo era antes. A Jo mejor no le gusta mi com-
paiia
— {Por qué? {Esa impresién te dio?
—No parece alegrarse cuando me ve.
Tal vex esté celoso de ti porque ahora ti eres mi amigo.
Nicolino sonri6.
‘Habja mucho tréfico en las calles a esa hora, Pasaron por
varias jugueterias; no encontraban animales prehistéricos, excepto
en display dea doce, que Andrés no queria.
No tuvimos sueste hoy.
—No importa,
— | Qué facil te rindes! Tenemos que ver en otros negocios.
Entraron a una gran jugueterfa, donde habfa de todo. Se de-
tuvieron a mirar los juegos de video.
Para Navidad me van a regalar uno. Lo vamos a pasar
sms tarde?
los animales prehist6ricos... isos son bue~
hombre de las cavernas. {Te gustan?
378s.
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‘voreo Anum yise jaxpeur nw apuop onuatous un souasng? —
‘oypaySHS uqestu O| Sax “oze3q ja Ofeq aranbed
ns eyuay ouroogy] & ofso8oH op ungRS “oie un ap ogva Ty"
‘ofiuar anb o1ourp [9 uo wzue
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~eurBeut asorqny Ig “oje3ar 989 war 2] Spxpuy onb wrionb ou ‘os
~ryuioo o1ed oruauoo eqese ‘ezaqeo v| woo onuUIse oUTTO>tNyVamos,
Lo gui por las callejuelas de Ia ciudad antigua, donde habia
mucha gente en las calles sentada a la puerta de sus casas.
‘También la madre de Nicolino estaba sentada afuera, en una
junto ala abuela y a Mariarosa. La abuela era una viejta im-
pecable de cabelas completamente blancos y Ja espalda un poco
cencorvada.
Hola, abuela, —Nicolino se para darle un beso,
—Oh, Nicolino, supe que te hiciste daito.
—ifiste es Andrés, tu amigo?
—Si, éste es Andrés. Mira lo que me regal.
= 1Qu
ame! —