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DECLARACIÓN DE FE Y DECLARACIÓN DE FUNDAMENTOS

PRIMERO: Definición y Origen:


La Iglesia Evangélica Peruana es parte de la Iglesia Universal instituida por el Señor Jesucristo. Es una confesión cristiana
evangélica fiel a la fe bíblica, que tiene su origen en el Perú el 17 de junio del año de 1893, fue reconocida como persona
jurídica e Inscrita en la Partida Nº 02456877, Tomo 0002, Fojas 118, 119, 120 y 424. posteriormente pasa a la Ficha
13088 del Libro de Asociaciones del Registro Público de Lima. (Texto modificado en 2da. Escritura por observación de
SUNARP)

SEGUNDO: Su Declaración de Fe:


Definición: La Declaración de Fe de la Iglesia Evangélica Peruana contiene la manera cómo la IEP entiende, recibe y
comunica las Sagradas Escrituras. Ella define no solo la posición teológica de la Iglesia ante otras entidades eclesiásticas,
sino también para aceptar a quienes postulan a trabajar en el campo y servir de guía, en el Señor, aquellas personas que
enseñan la Palabra de Dios.

1. El Trino Dios
a. Creemos y proclamamos que hay un solo Dios, vivo y verdadero, que es perfecto en su ser y en sus manifestaciones;
Creador, Redentor, Sustentador y Autor de todo bien, presente y activo en su creación; que es soberano sobre todo y que
existe eternamente en tres personas distintas; pero de una misma sustancia: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Deut.6:4;
1Cró.29:11; Sal. 104; Mt.5:48; Mat. 28:19; Fil.2:5-6; Jer.10:10.
b. Que las tres personas de la Trinidad obran en consejo perfecto en la Creación, Redención, Juicio y Glorificación. Is.
48:16-17; Luc 22:42; Jn. 14:26; Jn. 15:26; Hech.2:33
c. Que el Padre, es una persona de la Trinidad, que vive eternamente en unión con el Hijo y el Espíritu Santo y que es
Creador y Señor del Universo; que por amor al mundo envío a su Hijo, Jesucristo para la salvación eterna de los pecadores
y la redención plena de la creación, en consejo eterno con el Hijo y con el Espíritu Santo. Exodo 6:6-7; Juan 3:16-17, 21;
Ro.5:8; Ro. 8:21; Tito 3:5-6; Juan 17:21
d. Que Jesucristo es una persona de la Trinidad, el Eterno Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, sin pecado;
que fue engendrado por el Espíritu Santo en el vientre de una virgen llamada María y que nació como todo ser que viene
a este mundo. Is.9:6; Mt.1:18-23; Juan 1:1,14; Jn. 6:46
e. Que Jesucristo proclamó el Evangelio del Reino de Dios y llevó una vida constante de oración, haciendo señales y
prodigios, y que padeció y murió en la cruz en sacrificio propiciatorio por los pecados del mundo como sustituto, de los
que creen en Él, siendo el único mediador entre Dios y los hombres. Is.53:4-6; Mt.4:17 y 23; Mt.26:26-28; Lc.5:15-16;
Jn.14:6; 1 Ti.2:5-6
f. Que Jesucristo resucitó al tercer día de entre los muertos, subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre y
desde allí intercede por los suyos, de donde volverá en forma personal y visible para juzgar a los vivos y a los muertos.
Mt.16:21; Hch.1:9; Hch.2:32-36; Ro.3:24; 2Tes.1:6-10; 2 Ti.4:1
g. Que Jesucristo es Soberano sobre el universo y la historia, y es cabeza y Señor de la Iglesia, la cual es su cuerpo, a
la que gobierna y protege. Sal.110:1; Mt.22:41-45; Mt.28:18-20; Ef.5:29; Col.1:15-20
h. Que el Espíritu Santo, quien procede del Padre y del Hijo, es una persona de la Trinidad, que no es una influencia o
fuerza activa de Dios, sino una persona con atributos iguales que el Padre y el Hijo que produce en el pecador la
conciencia de pecado y su conversión; que mora en el corazón de los creyentes para siempre, santificándoles y
perfeccionándoles; que les reparte sus dones para la edificación y servicio de la iglesia. Jn. 14:26; Jn. 16:8; Ro.8:16;
1Cor.3:16; 1Co. 12:11-13; He.9:14

2. Las Sagradas Escrituras


a. Creemos y proclamamos que la Palabra de Dios, que consiste de los sesenta y seis libros canónicos del Antiguo y
Nuevo Testamento, con exclusión definitiva de los libros apócrifos o así llamados deuterocanónicos, es totalmente
inspirada por Dios, sin error alguno. 2 Sam.23:3; Pr.30:5-6; Jer.30:2; 2Ti.3:16-17; 2Pe.1:19-21
b. Que esta Palabra es la Revelación del carácter y los propósitos eternos de Dios para la humanidad; que fue dada por
medio de los santos hombres que Dios escogió y preparó; ella es inmutable, y por lo que es y hace, ejerce autoridad

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suprema en el que hacer teológico y la vivencia diaria del Cuerpo de Cristo y del mundo, siendo vigente en todo el proceso
histórico. Is.40:8; Is.55:11; Jn 5:39; 1Pe.1:24-25; 2Pe.1:19-21
c. Que esta Palabra es viva, eficaz, perfecta, santa y medio de transformación integral del hombre; asimismo, siendo la
verdad, no contradice a lo que es verdad en todos los campos del saber humano; y donde surgen contradicciones, la
Palabra es autoritativa y como tal permanece para siempre.
Josué 1:8; Sal.19:7-11; Mt.22:29; Ro.15:4; 2 Ti.3:15-17

3. La Creación
a. Creemos y proclamamos que la creación es la obra buena y perfecta de Dios, de la cual la tierra es parte, que ha sido
entregada al hombre para su administración y trabajo, para la gloria de su Creador.
Gén.1 y 2; Gén. 3:23; Gén.9:1-7; 1Co.10:31; 2Ts.3:6-12
b. Que esta creación depende íntegramente de su Creador quien la gobierna y sustenta hasta la culminación de la
historia, según sus propósitos eternos. Dt. 11:4; Hch.17:24-25; Col. 1:17
c. La Creación está bajo esclavitud de corrupción a causa del pecado, pero será liberada a la Libertad gloriosa de los
hijos de Dios y restaurada a plenitud en Cristo Jesús, según el propósito eterno de Dios. Gén. 3:17-19; Gén.5:29;
Hch.3:20-21; Ro.8:20-25; 2Pe.3:13.

4. El Hombre
a. Creemos y proclamamos que el hombre es creación especial de Dios, hecho a la imagen y semejanza suya, en
comunión personal con Dios, en armonía con la naturaleza, como trabajador y administrador en la creación, para la gloria
de Dios. Gén. 1:26-30; Gén. 2:7; Gén. 2:16-17
b. Que el hombre cayó en desobediencia y transgresión contra Dios, llegando a ser pecador, como consecuencia está
en situación de muerte. Gén. 3:1-7; Is. 43:27; Ro. 5:12,18 y 19; Ef. 2:1-3
c. Que el estado del hombre es de impiedad frente a Dios y de injusticia frente al hombre, tanto a nivel personal como en
todas sus estructuras sociales, situaciones manifestadas a lo largo de la historia peruana y mundial. Mt.23:25; Ro.3:9-
20; Rom.1:18-32; Rom..5:12; 1 P.3:18
d. Que el hombre es restaurado por Dios de su situación de pecado hacia una vida abundante, mediante la fe,
arrepentimiento y obediencia al mensaje del Evangelio y la obra del Espíritu Santo, para la formación de su pueblo en
Jesucristo. Jer.17:9;Hch. 2:38; Rom.3:21-28;Tito. 3:7; 1 Ped.2:9-10
e. Que al hombre le espera la muerte física, aunque los que están viviendo al momento de la venida del Señor Jesucristo,
no experimentarán dicha muerte; que los no regenerados están bajo juicio y les espera la condenación eterna, en tanto
que los regenerados, la vida eterna. Jn. 5:28-29; Ro. 8:1; 1Ts. 4:15-17; 2 Ts.1:6-12; Heb. 9:27

5. La Iglesia
a. Creemos y proclamamos que la Iglesia es el pueblo escogido por Dios en toda época y lugar, conformada por todos
los que creen y confían personal y verdaderamente en y por la acción del Trino Dios, llamados de entre todas las naciones,
pueblos y razas, sin distinción alguna, constituyéndose en el cuerpo de Cristo, la familia de Dios y Real Sacerdocio, unida
inseparablemente por el Espíritu Santo.
Hech.10:34-35; Gál. 6:15-16; Ef. 2:18-19; 1P.2:9-10; Apoc.5:9-10
b. Que esta Iglesia es la manifestación del reino de Dios aquí y ahora, señal y signo en el mundo de la nueva creación
(cielos nuevos y tierra nueva) en el que Dios será todo en todos. Mt.13:38; Jn.3:1-8; Hch.8:12; Col.1:13; 1Ts.2:12
c. Que la misión de la Iglesia, como continuación de la Obra del Señor Jesucristo, se basa en la acción redentora de Dios
en Cristo a través de la historia. Esta misión que es a través del anuncio del Evangelio del Reino, la realiza en el mundo
por la proclamación, la enseñanza de todo el Consejo de Dios, la adoración, vida comunitaria y servicio, todo en el poder
del Espíritu Santo, como testigo de su Señor y Dios. Mt. 9:35-38; Mt. 10:5-8; Mt.28:19-20; Ro.10:13-15; Hch.1:8; Hch.2:41-
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d. Que la Iglesia de Cristo es dotada de dones espirituales y ministerios específicos para su edificación, los cuales se
hacen visibles en la vida y trabajo de todos y cada uno de los miembros de las congregaciones locales en un ambiente
de mutuo cuidado pastoral responsable. Ellas administran las ordenanzas instituidas por el Señor: El Bautismo y la Santa
Cena. Ro.12:4-8; 1Co.11:23-29; 1Co.12:12-14; 1P.4:10; Ef. 4:11-16

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6. La Salvación
a. Creemos y proclamamos que la salvación viene de Dios, por su soberana voluntad y en el ejercicio de su gracia,
mediante la obra expiatoria de Jesucristo. Is.54:17; Ef.1:3-6; Ef. 2:8; 2Ts.2:13; Heb.2:9-17
b. Que consiste en la liberación de la opresión del pecado y sus consecuencias. Mt.1:21; Jn. 8:31-36; Ro. 6:23; Ro. 7:24-
25; Gál. 5:1
c. Que es de alcance universal, que se hace efectiva en forma segura en aquellos que aceptan por fe, sin obras, al Señor
Jesucristo, para alabanza de la gloria de su gracia, para ser santos y sin mancha delante de Dios, para buenas obras,
para la restauración de la comunión del hombre con Dios y su prójimo en su realidad histórica y eterna. Jn. 3:16; Ef.1:3-
6; Ef. 2:8-10; 2P. 3:9; Jn. 3:20-21

7. El Pecado
a. Creemos y proclamamos que el pecado es toda infracción a la voluntad de Dios, y que tiene alcance universal, que se
manifiesta en diversas formas de impiedad, injusticia, maldad y corrupción. Mt. 15:18-19; 1Jn. 3:4; 1Jn. 5:17; Ro.3:10-
12; Ro. 5:12-21
b. Que el pecado va contra la santidad de Dios y la dignidad del hombre, que fue hecho a la imagen y semejanza de
Dios. Lev. 22:32; Lev. 26:2; Is.6:1-5; Ez.5:11; Am. 2:6-7; Stg. 3.8-9
c. Que el pecado separa al hombre de su comunión con Dios, con su prójimo y afecta a la creación y conduce al hombre
a la muerte espiritual, física y eterna. Gn. 2:17; Gn.3:17; Gn.4:8-10; Is.59:2; Apoc.21:8

8. El Reino de Dios
a. Creemos y confesamos que el Reino de Dios es el gobierno soberano de Dios, universal, visible e invisible, donde
mora la justicia y la paz, declaradas en las Sagradas Escrituras, que es su Palabra.
Sal.103:19; 1Crón.29:11; Mt.12:28; Lc.17:21; Ro.14:17; 1Co. 15:24-28.
b. Que dicho Reino se hace presente en forma perceptible en los que hacen la voluntad de Dios y que es totalmente
diferente a los reinos que están en este mundo, caracterizados por la impiedad y la injusticia. Mt. 6:10; Mt. 7:21; Mt. 24:7;
Jn.18:36
c. Que el Reino de Dios se extiende en el mundo, manifestándose preferencialmente en su Iglesia y que ésta lo anuncia
y espera su plenitud, como también toda la creación. Mt. 13:24-30; Mt. 13:36-43

9. Las Ultimas Cosas


a. Creemos y proclamamos que Jesucristo vendrá pronto otra vez a la tierra, en forma personal, en su cuerpo glorificado,
con poder y gran gloria.
Mt. 24:30; Jn. 14:3; 1Ts. 4:13-18; Ap. 22:20
b. La resurrección corporal de justos e injustos, el juicio final en el cual serán juzgados todos según sus obras; la vida
eterna de los salvos y la muerte eterna de los no salvos. Mt. 25:31-46; Jn. 5:28-29; 2Ti.4:1; 1P. 1:3-4; Ap. 20:11-15

TERCERO: Su Declaración de Fundamento:


En esta declaración se establece los principios básicos que norman la existencia, organización y actividad de las
congregaciones que integran la Iglesia Evangélica Peruana, y que por tanto deben fundamentar los Reglamentos
Eclesiásticos que la rige, así como la aplicación de la misma.

1. Culto
La Iglesia Evangélica Peruana adora al Trino Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios Soberano, Santo, Justo,
misericordioso, y no rinde culto a ninguna criatura, imagen u otra cosa hecha por los hombres; adora al Padre Eterno,
Creador del cielo y de la tierra, a su Hijo Eterno, nuestro Señor Jesucristo, hecho para nuestra redención, y al Espíritu
Santo, guía y consolador divino de todos los que aman a Dios; a éste Dios de gloria y majestad rinde culto de alabanza y
acción de gracias; expresa su culto a Dios en servicios de adoración, en la predicación de la redención por medio de la

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sangre de Jesucristo derramada en la cruz, y en servicio en bien de los demás, especialmente a los necesitados y los
descarriados.
Mt .22:37; Mt. 28:19; Jn. 4:24 2; 2Co.13:14; Gál.1:3-5; 1P.1:3; Jud. 24:25; Fil.2:9-11; 1Ti.3:16; Heb.12:2; Ap.7:9-12; Jn.
14:16,26; Jn. 16:13; Ef. 5:19; 2Ti.4:2; Ro.12:13; Ro. 15:1; Gal. 6:2;10

2. Ministerio
La Iglesia Evangélica Peruana es parte de la Iglesia Cristiana Universal; cuya única Cabeza es Jesucristo, su Profeta,
Pontífice y Rey, quién actúa en ella por el Espíritu Santo en quien ella goza de la verdadera sucesión apostólica, que
consiste en el ministerio dado por Jesucristo por la operación y por los dones del Espíritu Santo; reconoce el auténtico
ministerio de la Palabra de Dios, autorizado y vivificado por el Espíritu y admite, por señal de la operación ministerial, a
los hombres llamados a ello y preparados para su ejercicio en las iglesias; recibe la honra la obra de estos pastores que
se han apartado de los negocios del siglo y han sido separados por el Espíritu Santo al ministerio de la Palabra y la cura
de almas y el servicio de la Iglesia; también reconoce el don que el Espíritu Santo se digna conferir a hombres llamados
a ejercer este ministerio sin dejar su vocación secular. Ef.1:22 Col. 1:18 Rom.12:5-8 1 Cor.12:27-28 Ef.
4:11-12 2 Co. 3:6 Tim.4:13-14 Heb.13:17

3. Gobierno
El poder que Cristo ha conferido por su Espíritu a su Iglesia reside en todo el cuerpo, tanto en los gobernantes como en
los gobernados, constituyendo así una república espiritual. El pueblo creyente ejerce este poder por el Espíritu Santo en
el acto de reconocer y elegir a aquellos oficiales que Cristo ha escogido en su Iglesia. El Gobierno de la Iglesia Evangélica
Peruana es así democrático representativo; se ejerce para resguardar el orden, fomentar el apoyo mutuo, proteger el
ministerio, prevenir contra el error y la corrupción y conservar la unidad de la Iglesia; está confiado a los pastores llamados
por las congregaciones y los Ancianos elegidos por ellas, y ellos lo ejercen en los Consistorios, Presbiterios, Sínodos
Regionales y Asamblea Nacional. En el ejercicio de su poder, el pueble creyente llama a sus ministros o escoge a sus
representantes sin reconocer ni patronato civil, ni mandatario eclesiástico.
Dentro de tal democracia espiritual, la dirección de la Iglesia no se tramita en reuniones públicas de gente experta o
inexperta, sino que está confiada a hombres que merecen confianza; conservando la libertad del Espíritu se provee para
que todos se haga decorosamente y con orden; respetando el derecho del individuo y la autonomía de cada congregación
se conserva la unión y comunión del cuerpo de Cristo; dando lugar a las iniciativas del Espíritu Santo se ejerce una
autoridad por el mismo Espíritu.
Mt. 28.18-20 Jn. 20.21-23 Hch. 15.4,25 Efes. 4.16
Hch. 1.23-26 Hch. 6.1-6 1 Co. 14.33.40 Heb. 10.25 Ef. 4.12
1 Tim. 6.3-5 Ef. 4.3 1 Co. 8.5-6 1 P. 5.3 2 Co. 1.24
1 Ts. 5.12-13 1 Co. 12.36 Ro. 8.14 Hch. 13.3

4. Unidad
La Iglesia Evangélica Peruana cree que todos los cristianos verdaderos pertenecen al cuerpo de Cristo y por consiguiente
componen la Iglesia Universal. Sería ideal una sola fraternidad como expresión visible de aquel cuerpo, y creemos que
esto existe espiritualmente en el propósito de Dios. Sin embargo, es manifiestamente imposible que esto sea una realidad
práctica en todo el mundo, y además se ha visto que por las diferencias de interpretación entre los que se llaman
cristianos, no es factible en ningún lugar. Como existen otras Iglesias y Denominaciones que profesan y practican la
misma fe y honran al mismo Señor y Salvador Jesucristo como cabeza del mismo cuerpo al cual pertenecemos, la Iglesia
Evangélica Peruana desea reconocer y preservar la relación espiritual que tiene con ellas y así mantener la comunión
cristiana con todo el pueblo de Dios en donde sea posible. Pero como también existen Iglesias y denominaciones que
han apostado de la fe y el evangelio de Jesucristo, la Iglesia Evangélica Peruana no puede tener ninguna relación con
ellas que podría comprometer su propia fe, o confundir a sus miembros o a los de otras iglesias fieles, en cuanto a la
doctrina que sostiene.
Ro.12:5 1 Co.12:12 Col.2:19 Gál.3:28 Ef.4:13 Ro.1:18-22
Ro.16:17 Gál.1:7-9 Gál.2:4-5 2 Tes.3:6 1Tim.1:19 1Tim.1:4
Heb. 3:12 2P.3:1 1Jn.4:1-6

5. Verdad

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La verdad tiene por objeto fomentar el bien, y la prueba de ella es que engendra la santidad, se conoce por su fruto. La
verdad y el error tienen que distinguirse porque produce cada uno su fruto. Existe un nexo inseparable entre la fe y la
práctica, y entre la verdad y el deber. Por tanto es preciso descubrir la verdad y abrazarla. También es preciso que todos
los que enseñan la verdad en las iglesias sean sanos en su fe y conducta conforme a ella. A la vez, como hay ciertas
verdades y normas de orden secundario sobre las cuales hombres de buen carácter y principios puedan discrepar, es
deber de todo cristiano y de toda sociedad cristiana ejercer una mutua tolerancia respecto a ellas.
Mt 7:16,21-23 Jn. 7:16-18 Jn. 14:6 1 Jn. 2:3-6
Jn. 8:32 Jn.16:13 Jn.17:19 Ef.4:1 2Ts.2:13
Ro.1:8; 2:8 2Ti.3:8 Num.11:27-29 Mt.7:1
Mr.9:38-40 Lc.9:51-56 Fil. 1:15-18 2 Ts.2:10-12

6. Soberanía
La Iglesia Evangélica Peruana reconoce la soberanía de la autoridad civil dentro de su propia esfera, y repudia la
pretensión audaz de la llamada doctrina de dos espadas con la cual se pretende establecer la dictadura de un eclesiástico
sobre toda otra autoridad, pero sostiene el derecho soberano de Jesucristo en su iglesia o en el culto o en lo que toca a
la conciencia del cristiano y su deber hacia Dios.
Mt.12:17 Lc. 12:13-14 Ro.13:1-7 Tit 3:1 1 P.3:13
Jn 18:35-36 Hch.4:18-20 Hch.5:29 Hch.18:12-16
1Co.6:1-6

7. Libertad
La Iglesia Evangélica Peruana cree que sólo Dios es el Señor de la conciencia humana, y que por lo tanto él la ha hecho
libre de las doctrinas y mandamientos de los hombres que sean contrarios en algo a su palabra o que no se hallan en
ella, en asuntos de fe, culto y comunión. En consecuencia, el derecho de ejercicio privado, en todos los puntos que se
relacionan con la religión, es universal y inenajenable; cada persona goza de la plena libertas de conciencia y responde
sólo a Dios; y cada Iglesia goza del derecho de gobernarse según su interpretación de las Sagradas Escrituras. Además,
la Iglesia Evangélica Peruana cree que ninguna constitución religiosa debe ser apoyada o auspiciada por el poder civil,
salvo en lo que sea necesario la protección y seguridad, y que esta atención sea común y disfrutada igualmente por todos
los demás.
Ro.3:30 Ef.4:5 1 Co.8:6 Dan.3:18 Dan.6:10
Mat.15:9 Hch.4:19 Hch.5:29 1 Co.7:23 Gal.1:10
Mt.7:1 Jn 5:39 Ro.14:4;12 1Co.2:15 2Co.1:24 Stg.4:12
Zac.4:6 Jn 18:36

8. Derecho Eclesiástico
En perfecta consonancia con este derecho de juicio privado, y aún por causa de él, toda la Iglesia Cristiana o comunión
de iglesia está facultad para declarar los términos de entrada a su comunión y permanencia en ella, los requisitos para
sus ministros y miembros y las exigencias de su sistema de gobierno interno. Esta facultad es digna de respetarse siempre
que se ejerza de conciencia pura, y manifiestamente como una sincera interpretación de las Sagradas Escrituras, los
mandamientos de Cristo y las instrucciones apostólicas. Al ejercer esta facultad, los responsables reconocen que por ser
falibles, podría fijar normas demasiado débiles y otras muy exigentes; pero aún en este caso, ellos no pueden negar los
derechos de conciencia del individuo, sino solamente harían uso impropio de su facultad.
Mt.16:19 Mr.18:18 Mt.28:20 Jn 20:22-23 Hch.3:42
Hch.16:4 1 Co.11:2 1 Co.14:37 1 Co.16:16 Heb.13:17
Mt.13:24-30 1Co.13:12 Ap.2 y 3

9. Autoridad
Todo poder eclesiástico, sea lo que ejerce el cuerpo en Nacional o se ejerce a modo de representación por una autoridad
delegada, es exclusivamente moral y espiritual, y solamente ministerial y declarativo. Por consiguiente, este poder no
abarca ninguna jurisdicción civil, ni pretende aplicar penas civiles. Además, como las Escrituras contenidas en el Antiguo
y Nuevo Testamento son la única regla de fe y de conducta, ningún comité o tribunal eclesiástico puede pretender hacer
leyes o ligar la conciencia por su propia autoridad, ni obligar el cumplimiento de ninguna disposición que no esté fundada
claramente en las Escrituras, sino únicamente procurar la fidelidad a las enseñanzas de éstas. Todos sus fallos y

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decisiones tienen que fundarse sobre la revelada voluntad de Dios. Ahora, si bien se admite que los tribunales y concilios
de los hombres pueden a veces errar, por la falibilidad humana, no hay alternativa sino que ejerzan su derecho de juzgar,
por requerirlo así la necesidad del tiempo actual. Sin embargo, existe mayor peligro en la pretensión usurpadora de hacer
leyes, que en el derecho de juzgar por leyes ya hechas, las cuales son conocidas por todos los que creen en la Palabra
de Dios.
Deut. 4:2 Deut. 12:32 Pr. 30:5-6 Mt. 15:9 Mt. 15:20-31
Gál. 1:8-9 Ap.22:18 Luc.12:13-14 Sal.19:7-14
2Tim.3:16-17 2Tim.4:1-4 1 P.1:25 Heb.4:12
Hch.15:1-2, 6,12 Jn.18:36 2 P.1:20 21

10. Democracia
La elección de los que han de servir como oficiales en una sociedad particular está en manos de esa sociedad. Por eso
es así el caso en la iglesia cristiana. Sin embargo, siendo que el carácter, cualidades y autoridad de los oficiales de la
Iglesia, así como la manera de conocerlos, están establecidos en las escrituras, la iglesia ha de elegirles y ellos funcionan
conforme a estas normas.
Hch.6:1-6; 13:3 1 Tim. 3.1-13 1 Tim. 4.14 1 Tim.1:6 1 Tim. Tit. 1:5-9

11. Disciplina
Para la edificación de cada iglesia, el Señor, que es Cabeza de este cuerpo, ha puesto oficiales que prediquen la Palabra,
ministren la palabra, ministren los sacramentos y ejerzan disciplina para la preservación de la verdad y el deber. Es así
deber de estos oficiales de la Iglesia entera en cuyo nombre actúan, censuran o excluyen de la Iglesia a los que yerran
en doctrina o conducta, siempre que al cumplir con este deber acaten solamente las enseñanzas de la palabra de Dios y
actúen dentro de sus limites.
Mat.16:19 Mat.18:15-18 Juan 20:23 Hch. 20:28 2 Tes.3:14-15
1 Tim.5:19 1 Ped.5:14 Ro.16:17 1 Tim. 1:13 1 Tim.1:19-20
Tit 1:3 1 Cor.5:1-6 Tit 3:30

12. Participación
En conformidad con el enajenable derecho de ejercer cada creyente en Cristo de juicio privado, declaramos que todo
miembro de la comunión que Dios nos ha dado, se asocia con nosotros de su propia voluntad y preferencia, y que cada
Iglesia forma parte de la comunión. De la misma manera, como la relación en todo caso se basa solamente en el amor y
confianza mutuos, y no se mantiene en ningún sentido por una fuerza o coacción, quedan en libertad para perseverar en
esta asociación o separarse si tienen razones que les parezcan suficientes. Se sobrentiende que sus motivos serían de
convicciones espirituales deducidas de la Palabra de Dios, y no surgidos de mero capricho o descontento normal. Por la
misma razón y por el mismo amor y confianza requerimos que todo miembro que permanece en esta relación, preste una
sincera lealtad a su iglesia particular y a esta comunión de Iglesias, y a todas sus normas estatutarias y reglamentarias,
para que ella pueda cumplir con la misión que Dios le ha encomendado sin ser impedida por la discordia y el divisionismo
que sólo ofenden a Dios y destruyen su Iglesia.
Hch.2:41-42 Ro.12:5 1 Co.1:10 l Co.10:17 Gál.3:28
Ef.4:3;13 Filp.1:27 Col.2:2 1 P.3:8 1 Cor.3:3
2 Co.12:20 2Tim.3:14 2 Co.13:11 Heb.10:24-25 Fil. 2:3

13. Resumen
Si se adhiere firmemente a todos estos principios bíblicos y racionales, la iglesia será fuerte y feliz. Siendo la disciplina
puramente moral y espiritual en su propósito, su poder y efectividad no pueden derivar sino de su propia justicia, de la
aprobación de un pueblo imparcial, y del apoyo, de la bendición del que es la Cabeza de la iglesia. Si se hacen provisiones
eficaces de acuerdo con estos principios, se asegurará que tanto los miembros de las congregaciones como los pastores
y predicadores reconocidos por ellos, tengan un fe sana y una reputación irreprochable. Todas las disposiciones de los
Reglamentos de la Iglesia Evangélica Peruana, se basan en estos principios fundamentales y han de ser entendidas y
aplicadas de acuerdo a ellos. En cualquier caso de duda o ambigüedad de una disposición se ha de preferir la
interpretación que más acuerde con estos principios fundamentales. Todas las referencias bíblicas han sido tomadas de
las Santa Biblia, versión Reina y Valera, Revisión 1960.

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