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REGLAMENTO DE ORDEN INTERNO

INTRODUCCIÓN

EL REDIL IGLESIA BAUTISTA promulga el siguiente Reglamento de Orden Interno


con el propósito de servir de guía y consulta a la práctica eclesial de la comunidad.
Esta práctica recoge los principios bíblicos y doctrinales que consagran la Biblia, la
tradición reformada, la tradición de la denominación Bautista y la Federación de
Iglesias Bautistas Evangélicas de Colombia (FIBEC).
La Escritura nos dice que la iglesia tiene la responsabilidad de proclamar y defender
la verdad (1Timoteo 3:14-15). Y para ello es necesario que defina con precisión lo
que cree acerca de las doctrinas más importantes; por eso el apóstol Pablo
encomendó a Timoteo: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste”
(2Timoteo 1:13). La confesión de fe es una declaración pública acerca de nuestra
fe.
La Confesión de fe de New Hampshire de 1833, se constituye como una fiel
exposición de las doctrinas fundamentales de la Palabra de Dios. En consecuencia,
en EL REDIL IGLESIA BAUTISTA la adoptamos, creemos, confesamos y la
estudiamos como subordinados a la Palabra de Dios que es la única regla de
nuestra Fe y conducta.

DECLARACIÓN DE FE
1. De las Escrituras
Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados, y que
es un tesoro perfecto de instrucción celestial; que tiene a Dios por autor, por objeto la
salvación, y por contenido la verdad sin mezcla alguna de error, que revela los principios
según los cuales Dios nos juzgará; siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la
consumación de los siglos, centro verdadero de la unión cristiana, y norma suprema a
la cual debe sujetarse todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las
opiniones humanas.

2Ti 3:16-17; 2P 1:21; 2S 23:2; Hch 1:16; Pr 30:5-6; Jn 17:17; Ro 3:4; Ap 22:18-19; Ro 2:12; 1Co 4:3-4; Lc
10:10-16; 12:47-48.

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2. Del Dios verdadero
Creemos que hay un solo Dios viviente y verdadero, infinito, cuyo nombre es Jehová,
el Hacedor y Gobernador Supremo del cielo y de la tierra, indeciblemente glorioso en
santidad; merecedor de toda la honra, confianza y amor; que en la unidad de la divinidad
existen tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, iguales estos en toda
perfección divina; y que desempeñan oficios distintos que armonizan en la gran obra de
la redención.

Jn 4:24; Sal 147: 5; Heb 3:4; Ro 1:20; Jer 10:10; Éx 15:11; Is 6:3; 1P 1:16; Ap 4:6-8; Mr 12:30; Ap 4:11; Mt
10:37; Jer 2:12-13; Mt 28:19; Jn 15:26; 1Co 12:4-6.

3. De la caída del hombre


Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor; pero
que por la transgresión voluntaria, cayó de aquel estado santo y feliz; por cuya causa
todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza sino por su voluntad; hallándose
por naturaleza enteramente desprovisto de la santidad que requiere la ley de Dios,
totalmente inclinado a lo malo, y por lo mismo bajo justa condenación a ruina eterna, sin
defensa ni excusa.

Gn 1:27; Ec 7:29; Hch 17:26; Gn 2:16; Gn 3:6-24; Ro 5:12; Ro 5:19; Jn 3:6; Sal 51:5; Ro 5:15-19; 8:17; Ef
2:3; Ez 18:19-20; Ro 3:19; Gá 3:22.

4. Del camino de salvación


Creemos que la salvación de los pecadores es puramente por gracia; en virtud de
los oficios mediadores del Hijo de Dios; quien por la designación del Padre, libremente
tomó sobre sí nuestra naturaleza, sin pecado; honró la ley divina con su obediencia
personal; y con su muerte, hizo plena expiación por nuestros pecados, resucitando
después de entre los muertos; y desde entonces se entronizó en los cielos; que reúne
en su persona admirable las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo
así todas las cualidades que requiere un Salvador idóneo, compasivo, y omnipotente.

Ef 2:5; Mt 18:11; 1Jn 4:10; 1Co 3:5-7; Hch 15:11; Jn 3:16; Fil 2:6-7; Is 53:4-5; Heb 7:25; Col 2:9.

5. De la justificación
Creemos que la justificación es el gran bien evangélico que asegura Cristo a los que
en él tengan fe; que esta justificación incluye el perdón del pecado, y la promesa de la

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vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia; que la imparte exclusivamente
mediante la fe en la sangre del Redentor, y no por consideración de ningunas obras de
justicia que hagamos; imputándonos Dios gratuitamente su justicia perfecta por virtud
de esa fe; que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con
Dios, y nos asegura toda bendición necesaria tanto para el tiempo como para la
eternidad.

Jn 1:16; Ef 3:8; Hch 13:39; Is 3:11-12; Ro 5:1; Ro 5:9; Zac 13:1; Mt 9:6; Hch 10:43; Ro 5:19; Ro 3:24-26;
4:23-25; Juan 2:12; Ro 5:1-2.

6. Del carácter gratuito de la salvación


Creemos que el evangelio hace gratuitos los beneficios de la salvación a todos; que
es deber de todos aceptarlos inmediatamente con fe cordial, arrepentida y obediente;
que el único obstáculo para la salvación del peor pecador de la tierra es su depravación
innata y voluntario rechazo del evangelio; cual rechazo agrava su condenación.

Is 55:1; Ap 22:17; Hch 17:30; Ro 16:26; Mr 1:15; Ro 1:15-17; Jn 5:40; Mt 23:37; Ro 9:32; Jn 3:19; Mt 11:20;
Lc 19:27; 2Ts 1:8.

7. De la gracia en la regeneración
Creemos que para ser salvo el pecador debe regenerarse o nacer de nuevo; que la
regeneración consiste en dar a la mente una disposición santa; que se efectúa por el
poder del Espíritu Santo en conexión con la verdad divina en forma que excede a la
comprensión humana, a fin de asegurar nuestra obediencia voluntaria al evangelio; y
que la evidencia adecuada se manifiesta en los frutos santos de arrepentimiento, fe, y
vida nueva.

Jn 3:3; Jn 3:6; 1Co 1:14; Ap 8:7-9; 21:27; 2Co 5:17; Ez 36:26; Dt 30:6; Ro 2:28-29; Jn 3:8; Jn 1:13; Stg1:16-
18; 1Co 1:30; Fil 2:13; 1P 1:22-23; 1Jn 5:1; Ef 4:20-24; Col 3:9-11; Ef 5:9; Ro 8:9; Gá 5:16-23; Ef 3:14-21;
Mt 3:8-10; 7:20; 1Jn 5:4-18.

8. Del arrepentimiento y la fe
Creemos que el arrepentimiento y la fe son deberes sagrados y gracias inseparables
labradas en el alma por el Espíritu regenerador de Dios; por cuanto convencidos
profundamente de nuestra culpa, de nuestro peligro e impotencia, y a la vez del camino
de salvación en Cristo, nos volvemos hacia Dios sinceramente contritos, con confesión,
suplicando misericordia; a la vez recibiendo de todo corazón al Señor Jesucristo como

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profeta, sacerdote y rey nuestro, confiando solo en él como el único Salvador, suficiente
para todo.

Mr 1:15; Hch 11:18; 1Jn 5:1; Jn 16:8; Hch 2:38; Hch 16:30-31; Ro 10:9-11; Hch 3:22-23; Heb 4:14.

9. Del propósito de la gracia divina


Creemos que la elección es el propósito eterno de Dios según el cual graciosamente
regenera, santifica y salva a pecadores; que siendo consecuente este propósito con el
albedrío humano abarca todos los medios junto con el fin; que sirve de manifestación
gloriosísima de la bondad divina soberana, infinitamente gratuita, sabia, santa e
inmutable; que absolutamente excluye la jactancia, y promueve humildad, amor,
oración, alabanza, confianza en Dios y una imitación activa de su misericordia; que
estimula al uso de los medios en el nivel más elevado; que puede conocerse viendo los
efectos en todos los que de veras creen en el evangelio; que es el fundamento de la
seguridad cristiana; y que cerciorarnos de esto en cuanto personalmente nos concierne
exige y merece suma diligencia de nuestra parte.

2Ti 1:8-9; 2Ts 2:13-14; 1Co 4:7; 1Co 1:26-31; Ro 3:27; 2Ti 2:10; 1Co 9:22; Ro 8:28-30; 1Ts 1:4; 2P 1:10-
11; Fil 3:12; Heb 6:11.

10. De la santificación
Creemos que la santificación es un proceso mediante el cual de acuerdo con la
voluntad de Dios se nos hace partícipes de su santidad; que es obra progresiva; que
principia con la regeneración; que la desarrolla en el corazón del creyente por la
presencia y poder del Espíritu Santo, Sellador y Consolador, en el uso continuo de los
medios señalados, sobre todo la Palabra de Dios, el examen personal, la abnegación,
la vigilancia y la oración.

1Ts 4:3; 5:23; 2Co 7:1; 13:9; Ef 1:4; Pr 4:18; Fil 2:12-13; Ef 4:11-12; 1P 2:2; 2P 3:18; 2Co 13:5; Lc 11:35;
9:23; Mt 26:41; Ef 6:18; 4:30; 1Ti 4:7.

11. De la perseverancia de los santos


Creemos que solo los que creen verdaderamente permanecerán hasta el fin; que su
lealtad perseverante a Cristo es la señal ilustre que los distingue de los que hacen
profesión superficial; que una providencia especial vigila por su bien; y que son
guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación.

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Jn 8:31; 1Jn 2:27-28; 1Jn 2:19; Ro 8:28; Mt 6:30-33; Jer 32:40; Fil 1:6; Fil 2:12-13.

12. De la armonía entre la Ley y el Evangelio


Creemos que la ley de Dios es la norma eterna e invariable de su gobierno moral;
que es santa, justa, y buena; que la inhabilidad que las Escrituras atribuyen a los
hombres caídos para no cumplir los preceptos de ella procede enteramente de su amor
al pecado; que libertarles de ella y restituirles mediante un Mediador a la obediencia no
fingida a la santa ley, es un gran fin del evangelio y gran fin también de los medios de
gracia asociados con el establecimiento de la iglesia visible.

Ro 3:31; Mt 5:17; Lc 16:17; Ro 3:20; 4:15; Ro 7:12; Ro 7:7, 14, 22; Gá 3:21; Sal 119; Ro 8:7-8; Ro 8:2-4.

13. De una iglesia evangélica


Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregación de creyentes
bautizados; asociados mediante un pacto en la fe y la comunión del evangelio; la cual
practica las ordenanzas de Cristo; es gobernada por sus leyes; y ejerce los dones,
derechos y privilegios que a ella otorga la palabra del Señor; y cuyos oficiales bíblicos
son pastores (a veces llamados ancianos) y los diáconos; cuyos requisitos, derechos y
deberes son definidos en las epístolas a Timoteo y a Tito.

Hch 2:41-42; 2Co 8:5; 1Co 11:2; Mt 28:20; Jn 14:15; 1Co 14:12; Fil 1:1; Hch 14:23; 15:22; 1Ti 3; Tit 1.

14. Del bautismo cristiano y la santa cena


Creemos que el bautismo cristiano es la inmersión en agua, del que tenga fe en
Cristo; hecha en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; a fin de proclamar,
mediante bello emblema solemne, esta fe en el Salvador crucificado, sepultado y
resucitado, y también el efecto de la misma fe, a saber, nuestra muerte al pecado y
resurrección a una vida nueva; y que el bautismo es requisito previo a los privilegios de
la relación con la iglesia y a la participación en la Santa Cena, en la cual los miembros
de la iglesia por el uso sagrado del pan y del vino conmemoran juntos el amor de Cristo
demostrado en su muerte; precedido siempre de un examen personal solemne del
participante.

Hch 8:36-39; Mt 3:5-6; Jn 3:22-23; 4:1-2; 28:19; Hch 10:47-48; Gá 3:27-28; Ro 6:4; Col 2:1; Hch 2:41-42;
Mt 28:19-20 // Lc 22:19-20; Mr 14:20-26; Mt 26:27-30; 1Co 11:27-30; 10:16; 1 Co 11:26; Jn 6:35, 54, 56.

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15. Del día del Señor
Creemos que el primer día de la semana es el Día del Señor, o sea, el día de reposo
cristiano; que debe ser consagrado a fines religiosos, por medio de observancia devota
de todos los medios de gracia tanto privados como públicos; y para prepararse para el
descanso que le queda al pueblo de Dios.

Hch 20:7; Éx 20:8; Ap 1:10; Sal 118:24; Is 58:13-14.; Is 56:2-8; Heb 10:24-25; Hch 13:44.

16. Del gobierno civil


Creemos que el gobierno civil existe por disposición divina para los intereses y buen
orden de la sociedad humana; y que debemos orar por los magistrados honrándolos en
conciencia, y obedeciéndoles; salvo en cosas que sean opuestas a la voluntad de
nuestro Señor Jesucristo, quien es el único Señor de la conciencia, y Príncipe de los
reyes de la tierra.

Ro 13:1-7; Mt 22:21; Tit 3:1; 1P 2:13; 1Ti 2:1-8; Hch 5:29; Mt 10:28; Dn 3:15-18; 6:7, 10; Hch 4:18-20; Mt
23:10; Sal 72:11; Sal 2; Ro 14:9-12.

17. De los justos y los impíos


Creemos que hay una diferencia radical y de esencia entre los justos y los impíos, y
que aquellos tales que por medio de la fe son justificados en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, y santificados por el Espíritu de nuestro Dios son los justos verdaderos de
su estimación; mientras que todos los que siguen impenitentes e incrédulos son impíos
en su vista, y bajo maldición; y tal distinción dura tanto en la vida como después de la
muerte.

Mal 3:18; Ro 1:17; 1Jn 2:29; 1Jn 3:7; Ro 6:18, 22; 1Co 11:32; Pr 11:31; 1P 4:17- 18; 1Jn 5:19.; Gá 3:10;
Jn 3:36; Is 57:12; 55:6-7; Sal 10:4; Pro 14:32; Lc 16:25; Jn 8:21-24; Pro 10:24; Lc 12:4-5; 11:23-26; Jn
12:25-26; Ec 3:17.

18. Del mundo venidero


Creemos que se acerca el fin del mundo; que en el día postrero Cristo descenderá
del cielo, y levantará a los muertos del sepulcro a la retribución final; que entonces se
hará una separación solemne; que los impíos serán sentenciados al castigo eterno, y

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los justos al gozo sin fin; y que este juicio fijará para siempre el estado final de los
hombres en el cielo o en el infierno, sobre los principios de justicia.

1P 4:7; 1Co 7:29-31; Heb 1:10-12; Mt 24:35; Hch 1:11; Hch 24:15; 1Co 15:12-58; Lc 14:14; Dn 12:2; Mt
13:49; Mt 13:37-43; 24:30-31; 25:31-33; Mt 25 31-46; Ap 22:11; 1Co 6:9-10; Mr 9:43-48; 2Ts 1:6-12; Heb
6:1-2; 1Co 4:5; Hch 17:31; Ro 2:2-16; Ap. 20:11-12; 1Jn 2:28; 4:17; 2P 3:11-12.

Artículo 1. PRINCIPIOS HEREDADOS DE LA REFORMA PROTESTANTE.


EL REDIL IGLESIA BAUTISTA se identifica con los principios heredados de la reforma
protestante:
1. SOLA SCRIPTURA: La Palabra de Dios es la máxima autoridad en materia de fe y
práctica. Por tanto, nada que contradiga la revelación de Dios puede regular la vida del
creyente (Gálatas 1:6-10; 2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:3).
2. SOLUS CHRISTUS: La salvación se encuentra solo en Cristo, excluyendo así todo
otro camino para llegar a Dios (Hechos 4:12).
3. SOLA GRATIA: La salvación es un don de Dios. Por tanto, es algo que el pecador
recibe de forma inmerecida basada en los méritos de Cristo alcanzados durante su vida,
muerte y resurrección (Efesios 2:8).
4. SOLA FIDE: La salvación solo puede ser recibida cuando ponemos nuestra fe en
Aquel que murió por nosotros, excluyendo la posibilidad de que nuestras obras puedan
contribuir (Efesios 2:8-9, Romanos 3:28).
5. SOLI DEO GLORIA: El propósito de la salvación que recibimos es glorificar a Dios;
poner de manifiesto las excelencias o virtudes de su carácter (Efesios 1:4-6; 1 Pedro
2:9).

Artículo 2. Principios Bautistas.


EL REDIL IGLESIA BAUTISTA se identifica con los principios bautistas, que se ilustran
en el siguiente acróstico:
Bautismo por inmersión. (Principio Eclesiológico)
Autonomía de la iglesia local: Gobierno congregacional. (Principio Sociológico)
Único camino de salvación: La fe en Jesucristo. (Principio Cristológico)
Tarea de evangelizar. (Principio Misionero)

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Importancia y necesidad de libertad de culto. (Principio Espiritual)
Separación entre la iglesia y el estado. (Principio Político)
Todos los creyentes son ministros. (Principio Ministerial)
Autoridad, inerrancia, e infalibilidad de la Biblia. (Principio Bíblico)
Soberanía de Dios. (Principio Teológico)

Artículo 3. Principios Institucionales.


EL REDIL IGLESIA BAUTISTA como una entidad religiosa se establece en la
normatividad del Ministerio del Interior, y, en especial, en los siguientes principios:
1. La sujeción a la Biblia como palabra de Dios y el servicio a la iglesia de Cristo y a la
sociedad.
2. La reafirmación de los valores cristianos nacidos de nuestra Declaración de Fe.
3. Un clima institucional de respeto, colaboración y entendimiento con las distintas
denominaciones diferentes al Redil y a la denominación Bautista.
4. La promulgación del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo desde una perspectiva
Cristiana Evangélica, en el marco de libertad de pensamiento, la autonomía de la
persona y lo consagrado en la Constitución Política de Colombia, formando ciudadanos
del reino de Dios íntegros para la gloria de Dios.
5. La accesibilidad a la pertenencia de la asamblea general de miembros a quienes
cumplan con los requisitos estipulados en los Estatutos y lo establecido en el reglamento
de orden interno y se sujeten a los mismos.

Artículo 4: Valores.
EL REDIL IGLESIA BAUTISTA promueve los valores aquí expuestos como práctica
eclesial, que tienen procedencia divina, y que buscan la plena humanización de la
persona que, sin ellos, no puede adquirir su plena madurez cristiana.
1. Valoramos la economía del reino como la gracia del único Dios soberano y
providencial en contra de toda alteración al plan de Dios para el mundo y sus recursos
naturales, la persona, la familia y la sociedad.
2. Valoramos la vida del ser humano como creación y posesión de Dios en su totalidad:
dignidad, santidad y servicio a los demás para la gloria de Dios, por encima de los
principios, valores y métodos que atentan contra la condición humana.

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3. Valoramos la verdad, la paz y la reconciliación como la oferta de gracia de Dios en
Cristo como el único camino posible para alcanzar la convivencia, el bienestar y la
prosperidad de la sociedad, en contra de los métodos violentos de control,
discriminación y opresión, especialmente contra los menos favorecidos.
4. Valoramos el amor fraternal en santidad como valor supremo de Dios para todas las
personas como testimonio de su fidelidad y carácter; en contra de toda actitud abusiva,
discriminatoria, ofensiva y violenta contra la persona en su bienestar y prosperidad; la
justicia, la vida y la muerte.

DE LAS ORDENANZAS O SACRAMENTOS


Para EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, los Sacramentos u Ordenanzas, al igual que la
Palabra de Dios, comunican a Jesucristo, lleno de gracia y verdad (Juan 1:14). Las
ordenanzas son ayudas externas que alimentan y fortalecen la fe, al igual que la
Palabra de Dios, es también el Espíritu Santo quien las hace eficaces.

Artículo 5. Bautismo.
El Bautismo fue administrado a Jesús y luego encomendó a sus discípulos que
continuaran esa práctica (Mateo 28:19). En EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, el
Bautismo por inmersión en el agua es una representación particularmente grafica de la
muerte y resurrección de Jesucristo: la inmersión en el agua –símbolo del juicio– y la
salida de ella –símbolo de liberación–. La administración del bautismo es para todo
creyente que ha dado testimonio público de su fe y ha dado evidencias de una nueva
vida en Cristo. Se anima al candidato al bautismo a realizar el curso previo para la
ceremonia del mismo.

Artículo 6. Cena del Señor.


Jesús fue quien instituyo la práctica de la nueva comunión de la alianza en torno a la
mesa (Lucas 22:19). La Cena del Señor es un acto comunitario de acción de gracias,
solemne y gozoso a la vez. El Señor Jesús le confirió una profunda significación, que
por una parte mira a la pascua judía y a la renovación de la alianza (Éxodo 24:11) y por
otra a una cena de la alianza de ámbito cósmico: la cena del Cordero (Apocalipsis 19).
En EL REDIL IGLESIA BAUTISTA la práctica de la Cena del Señor a través del pan y
el fruto de la vid, es una invitación a todo creyente que ha confirmado su fe en el
bautismo y que reconoce la eficacia del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, pero

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que también, hace un acto de contrición y de fe que lo prepara hasta su venida. Esta
Cena tiene lugar el primer domingo de cada mes y en momentos especiales en los que
se ha acordado previamente administrarla.

DE LAS PRÁCTICAS ECLESIALES


En EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, las prácticas eclesiales tratan de su identidad y
misión, es decir, de lo que es y de lo que hace. Las prácticas están dirigidas a celebrar
y participar adecuadamente en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo tanto en su
práctica interna como en su relación con el mundo como testimonio de la realidad de
Cristo, que se expresa a través del culto o celebración, la liturgia y las ordenanzas.

Artículo 7. Celebración Dominical o Culto Cristiano.


EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, celebra la persona y obra de Cristo: Dios con nosotros
y por nosotros. Nuestra liturgia se refiere al culto público que denominamos
“Celebración” que sigue un orden prescrito que es la economía cristiana representada
y realizada a través de la alabanza, la Palabra y oración, la Cena del Señor, para
glorificar a Dios y gozar de su presencia. Esto tiene implicaciones no sólo para la vida
de la persona, sino para la totalidad de la comunidad, cualquiera sea el lugar donde
celebre, ya que, todo lugar donde está el creyente, cualquiera sea su edad, celebra a
Cristo en adoración espiritual (Romanos 12:1).

Artículo 8. Presentación de niños.


En EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, la presentación o dedicación de un niño al Señor
es un momento en que los padres expresan sus mejores deseos para el futuro de sus
hijos en el Señor, con ello se pretende recordar y animar a los padres presentes su
responsabilidad de criar a sus hijos en la fe del Señor, y de afirmar la responsabilidad
de la iglesia de fortalecer las familias de la comunidad. La presentación de un niño
muestra los aspectos de fe y esperanza del pueblo de Dios.

Artículo 9. Matrimonio.
EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, reconoce que todo matrimonio debe sujetarse a las
leyes del Estado Colombiano y cumplir los requisitos que éste exige. La práctica en la
Iglesia tiene profundos argumentos bíblicos desde la creación (Génesis 1:27-30; 2:18-

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25), en las palabras de Jesús (Mateo 19:1-12) y en el futuro, como símbolo de la unión
de Cristo con la Iglesia (Apocalipsis 19:7-9). En este sentido, la Iglesia, bendice la unión
matrimonial, ya realizada por lo civil, entre un hombre y una mujer presidida por el
Pastor Coordinador o su delegado.

Artículo 10. Defunción.


EL REDIL IGLESIA BAUTISTA acompaña a los hermanos de la fe hasta su última
morada terrenal por su fallecimiento, y a sus familiares en esos momentos de tristeza
y dolor. Este acompañamiento se hace desde lo pastoral en la consolación, las
exequias y entierro, tanto en las casas de velación como en el cementerio para impartir
la palabra de Dios, consuelo y esperanza de vida con la resurrección y la vida eterna
en y con Cristo.

Artículo 11. El presente Reglamento de Orden Interno se considera anexo a los


Estatutos de EL REDIL IGLESIA BAUTISTA, y podrá ser reformado de conformidad
con lo establecido en los estatutos.

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