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VASCULAR
Curso 2023-2024
Facultad de Medicina de Albacete
ÍNDICE
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Índice de autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
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CAPÍTULO 41: Enfermedad Venosa Crónica (EVC). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
CAPÍTULO 42: Enfermedad Tromboembolica Venosa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
CAPÍTULO 43: Diagnostico y tratamiento de la ETEV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
CAPÍTULO 44: Sindrome Postrombotico (SPT):. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Dr. Joaquín Gómez Caravaca
CAPÍTULO 45: Patología Linfática. Linfedema. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
CAPÍTULO 46: Acrosíndromes Vasculares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Dra. Mª Teresa Capilla Montes
CAPÍTULO 47: Traumatismos Vasculares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
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CAPÍTULO 33
EXPLORACIÓN CLÍNICA E INSTRUMENTAL DEL
PACIENTE VASCULAR
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
- Antecedentes
- Antecedentes familiares
ANAMNESIS - Patología asociada.
- Factores de riesgo.
- Inicio y evolución de la causa de la consulta
- Métodos físicos.
EXAMEN - Métodos no invasivos.
- Métodos invasivos.
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
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Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
del radio se palpa la arteria radial. La arteria cubital se palpa a nivel de la muñeca
siguiendo el borde cubital de la misma.
Auscultación
La auscultación de las arterias de la extremidad superior debe comprender el
examen de las fosas supraclaviculares en busca de soplos subclavios.
Exploración abdominal
Inspección
La inspección del abdomen es muy limitada. En condiciones normales la aorta
abdominal no es visible, sin embargo en sujetos delgados puede verse pulsar un
gran aneurisma de la aorta abdominal.
Palpación
Constituye la forma más sencilla de detectar un aneurisma de aorta abdominal.
Muchos aneurismas son asintomáticos y se reconocen por palpación abdominal. Es
importante la relajación de la pared abdominal y ésta puede mejorarse si el enfermo
dobla sus rodillas y mantiene los pies sobre la mesa de exploración. Debe sospe-
charse un aneurisma aórtico cuando el pulso aórtico se nota expansivo y desplazado
hacia la izquierda del ombligo. Los aneurismas iliacos generalmente no se pueden
palpar salvo que sean muy grandes, pues los vasos iliacos se sitúan más profunda-
mente que la aorta distal.
Auscultación
La enfermedad aorto-íliaca produce en general soplos en la parte media e infe-
rior del abdomen. Los soplos secundarios a una estenosis aislada de la arteria renal
suelen ser tenues y localizados en los cuadrantes superiores del abdomen por fuera
de la línea media. Los soplos de la enfermedad oclusiva de la arteria mesentérica
pueden detectarse a nivel epigástrico. En adultos, jóvenes y mujeres delgados pue-
den encontrarse soplos asintomáticos como hallazgo ocasional.
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Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
19
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Auscultación
Todas las arterias palpables a excepción de las arterias distales de las extremi-
dades pueden ser exploradas por auscultación. Esta es muy útil en la región crural,
donde los soplos femorales indican una enfermedad local de la arteria femoral o
una enfermedad aorto-ilíaca más proximal con transmisión de los soplos a la ingle.
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Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
21
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
22
Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
La onda obtenida por estos métodos se asemeja a la onda del pulso, presentando
un ascenso sistólico rápido y un descenso lento durante la diástole con una inflexión
al principio de la diástole (onda dicrota). Distalmente a una oclusión, se va produ-
ciendo de forma progresiva una pérdida de la morfología típica de y de la amplitud
de la curva con enlentecimiento del ascenso sistólico, y desaparición de la onda
dícrota y aplanamiento progresivo. (Imagen 5)
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
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Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
Metodos invasivos:
•• Angiografía: se fundamenta en la introducción por punción directa (catete-
rización) de medios de contraste iodadosen el árbol vascular, con el fin de
opacificar el mismo y obtener imágenes radiográficas para el análisis mor-
fológico de los vasos en sus diferentes territorios. Las técnicas angiográficas
son tres: arteriografía, flebografía o linfografía, según que estudien el territo-
rio arterial, venoso o linfático.
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
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Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
Técnicas invasivas:
•• Flebografia: mediante esta técnica observamos la anatomía de la vena, las
válvulas, la permeabilidad a todos los niveles, la compresión extrínseca, el
desarrollo de colateralidad, grado de recanalización en caso de trombosis
previa etc.
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
BIBLIOGRAFÍA:
AbuRahma Ali F., Bergan J.; Noninvasive vascular diagnosis: a practical guide to therapy.
Springer-Verlag London Limited 2007
Fontcuberta J., Eco-doppler vascular. Madrid 2010. Publidisa
Fontcuberta J., Manual práctico de exploracion eco-doppler del sistema arterial y venoso de
las extremidades inferiores. 2006. Libro electrónico
Azcona JM.; Lorente MC., Exploración clínica vascular básica y funcional. 1991. HOE-
CHST IBERICA
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Exploración clínica e instrumental del paciente vascular
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CAPÍTULO 34
ISQUEMIA ARTERIAL AGUDA
DRA. CRISTINA LOZANO RUIZ
DRA. ROSARIO JIMÉNEZ PALMER
1. FISIOPATOLOGÍA
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Dra. Cristina Lozano Ruiz y Dra. Rosario Jiménez Palmer
2. EPIDEMIOLOGÍA
3. ETIOLOGÍA
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Isquemia arterial aguda
3.1. EMBOLIA
CARDIOLÓGICO (90%)
Fibrilación auricular, paroxística o crónica
Infarto agudo de miocardio con o sin aneurisma
ventricular
Valvulopatía mitral o aórtica
Enfermedad reumática
Portadores de prótesis valvulares mecánicas infra-
coagulados
Insuficiencia cardíaca congestiva, miocardiopatía
dilatada o hipertrófica
Endocarditis
Mixoma auricular
Tumor oculto
Embolia paradójica (trombos venosos alcanzan
la circulación arterial a través del foramen oval
permeable)
PERIFÉRICO
Lesiones ateroscleróticas penetrantes
Aneurismas (aórtico, iliaco, femoral, poplíteo,
subclavio, axilar)
Complicaciones tras cateterización arterial
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Dra. Cristina Lozano Ruiz y Dra. Rosario Jiménez Palmer
3.2. TROMBOSIS
Arteriopatías degenerativas
- Arteriosclerosis obliterante (más frecuente)
- Enfermedad aneurismática (p.e aneurismas poplíteos)
Arteriopatías inflamatorias: tromboangeítis obliterante, vasculitis
Trombosis paraneoplásica de tumores sólidos (páncreas, pulmón)
Atrapamientos arteriales como el de la arteria poplítea por inserciones anómalas de los
gastrocnemios
Síndrome compartimental
Discrasias sanguíneas (la policitemia vera, la leucemia mieloide crónica y la tromboci-
tosis)
Otros: estados de hipercoagulabilidad, bajo gasto como la insuficiencia cardiaca con-
gestiva, hipovolemia, hipotensión, por efectos de drogas (Digoxina, beta2 bloqueantes,
aminas vasoactivas), traumatismos arteriales, las disecciones arteriales, la oclusión de
injertos vasculares,…
4. CLÍNICA
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Isquemia arterial aguda
TARDIOS
Anestesia
Cianosis
Flictenas
Rigidez muscular
Gangrena
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Dra. Cristina Lozano Ruiz y Dra. Rosario Jiménez Palmer
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Isquemia arterial aguda
6. DIAGNÓSTICO
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Dra. Cristina Lozano Ruiz y Dra. Rosario Jiménez Palmer
EMBOLIA TROMBOSIS
Anamnesis Cardiopatía embolígena Hª de claudicación intermitente
fFactores riesgo cardio- Más raros Frecuentes
vascular(hta, tabaco, dm,
dlp)
Instauración Brusco, hiperagudo Más progresivo, subagudo
Hallazgos clínicos isque- Raros Frecuentes. Ausencia pulsos en
mia crónica extremidad contralateral
Localización en mmss Frecuente Raro
Localización en mmii Frecuente Casi exclusivamente
- STOP brusco en - STOP irregular
“menisco” o semiluna - Estenosis segmentarias en
- Arteria sin irregularidades otros territorios, ateromatosis.
Imagen en arteriografía
No circulación colateral - Abundante circulación cola-
teral. Afectación en diversos
segmentos y bilateral
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Isquemia arterial aguda
7. TRATAMIENTO
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Dra. Cristina Lozano Ruiz y Dra. Rosario Jiménez Palmer
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Isquemia arterial aguda
8. SÍNDROME DE REVASCULARIZACIÓN
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Dra. Cristina Lozano Ruiz y Dra. Rosario Jiménez Palmer
Locales Generales
Dolor intenso del miembro afectado Acidosis
Edema muscular masivo Hiperpotasemia
Afectación de compartimentos Rabdomiolisis
Isquemia severa con trombosis capilar y Enzimas séricos aumentados (CPK,LDH,
flictenas GOT, GPT)
Contracturas isquémicas Hipocalcemia, hiperfosfatemia
Rigidez muscular Mioglobunuria, oliguria, anuria
1. la profilaxis es, sin duda, la mejor de las normas de tratamiento; debe hacerse
una revascularización lo más precoz posible.
2. Infusión previa de manitol, empleado por su efecto osmótico en los tejidos
edematosos y por su capacidad para acelerar la inactivación de los radicales
libres de oxígeno, cuya acción se proyecta sobre la membrana celular a la que
rompen o alteran en sus propiedades.
3. Alcalinización de la orina (con bicarbonato y manitol), como medio de evitar
la precipitación de la mioglobina en el túbulo renal.
4. Forzar tanto la ingesta de líquidos como la diuresis.
5. Cuidar el balance electrolítico, con especial vigilancia del potasio sérico,
.para el tratamiento inmediato de su elevación (hemodiálisis, resinas inter-
cambiadoras, glucosa-insulina).
6. Fasciotomías de los compartimentos afectados, para evitar la isquemia secun-
daria.
7. Amputación de la extremidad, incluso sin revascularizar, como procedimien-
to que puede resultar salvador para la vida del paciente.
BIBLIOGRAFÍA
42
Isquemia arterial aguda
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43
44
CAPÍTULO 35
ISQUEMIA ARTERIAL CRÓNICA DE MIEMBROS
INFERIORES
DRA. MERCEDES CAMBRONERO AROCA
1.1. INTRODUCCIÓN
La enfermedad arterial periférica (EAP) engloba a todas las entidades que son
el resultado de la estenosis u obstrucción al flujo sanguíneo en las arterias, que-
dando excluidas las arterias coronarias e intracraneales. La etiología mas frecuente
es la aterosclerosis que, a través de las placas de ateroma en las arterias, origina
manifestaciones clínicas secundarias a estenosis o a aterotrombosis arterial. Según
el territorio vascular afecto puede causar cardiopatía isquémica, isquemia arterial
de miembros inferiores y superiores, ictus cerebral, isquemia intestinal, hiperten-
sión renal,etc. La isquemia arterial crónica de miembros inferiores (IAC de MMII)
forma parte de la EAP y constituye uno de los trastornos con mayor incidencia en
la calidad de vida de la población actual. Además de la aterosclerosis, existen unos
tipos de arteriopatias inflamatorias que pueden provocar EAP y que será comenta-
das más adelante.
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Dra. Mercedes Cambronero Aroca
1.2. ATEROSCLEROSIS
1.2.1. EPIDEMIOLOGIA
1.2.2. FISIOPATOLOGÍA
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Isquemia arterial crónica de miembros inferiores
Dislipemia
Se ha demostrado en varios estudios epidemiológicos que la elevación del
colesterol total y el colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad(cLDL) y el
descenso del colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad(cHDL) se asocian a
una mayor mortalidad cardiovascular.
Tabaquismo
El riesgo de presentar EAP en los fumadores es 16 veces más elevado, además
el tabaco agrava el proceso isquémico establecido aumentando el riesgo de ampu-
tación. Probablemente sea el factor más importante.
Edad avanzada
Sexo masculino
1.2.3. CLÍNICA
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Dra. Mercedes Cambronero Aroca
este estadio son el dolor de reposo, que suele ser continuo, resistente a la analgesia
habitual y empeoramiento por la noche cuando el paciente está en la cama adoptan-
do la posición de decúbito(elevación de los miembros inferiores con la consecuente
disminución de la fuerza gravitatoria y reducción de la perfusión) y las lesiones
tróficas, como son úlceras y necrosis tisular (Figura 1). En general, a los 5 años de
evolución, el 5% de los pacientes con diagnóstico de EAP sintomática desarrollarán
una isquemia crítica, y el 1-4% requerirá la amputación del miembro afecto.
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Isquemia arterial crónica de miembros inferiores
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Dra. Mercedes Cambronero Aroca
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Isquemia arterial crónica de miembros inferiores
1.2.5. DIAGNÓSTICO
1.2.6. TRATAMIENTO.
•• Tratamiento médico
El objetivo será doble. Por un lado, mejorar la situación funcional de la
extremidad, y por otro, la prevención de eventos cardiovasculares. Por ello,
la eliminación de los factores de riesgo cardiovascular debe ser la primera
indicación terapéutica. Se debe de abandonar el tabaco, controlar de manera
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Dra. Mercedes Cambronero Aroca
estricta las cifras tensionales, las glucemias y los niveles de colesterol. Ade-
más, en los pacientes con claudicación intermitente, se debe de instaurar un
programa de ejercicio físico regular y supervisado que propicie la formación
de circulación colateral.
Entre los fármacos utilizados para la prevención de eventos cardiovascula-
res se encuentran: el ácido acetilsalicilico, el clopidogrel, las estatinas, los
IECAS etc.
Está demostrado que las plaquetas se encuentran implicadas tanto en el pro-
ceso de aterogénesis como en el desarrollo de complicaciones trombóticas
arteriales. El tratamiento con antiagregantes plaquetarios es beneficioso para
mejorar el pronóstico de la enfermedad así como, para reducir de forma
significativa la morbimortalidad. Los antiagregantes reducen la incidencia
de episodios vasculares, de IAM, de ictus, y la mortalidad vascular en un
amplio rango de pacientes con enfermedad arteriosclerótica; en los pacientes
con EAP pueden reducir en un 23% los episodios vasculares graves.
En el tratamiento específico de la claudicación intermitente, con el objetivo
de aumentar la distancia de claudicación, se utilizan fármacos hemorreológi-
cos como son la pentoxifilina y el cilostazol. Éste último de introducción más
reciente es un inhibidor de la fosfodiesterasa con propiedades antiagregantes
y vasodilatadoras.
Con respecto al tratamiento médico que se asocia en la isquemia crítica cabe
destacar el uso de prostaglandinas por vía intravenosa como potentes vasodi-
latadores periféricos y fármacos analgésicos para el control del dolor, que en
muchas ocasiones requiere de opiáceos.
•• Tratamiento quirúrgico
La indicación quirúrgica dependerá de la situación clínica del paciente(grado
de isquemia y repercusión, enfermedades asociadas, edad, expectativa de
vida,etc) y la localización y extensión de las lesiones arteriales. Los pacientes
con isquemia crítica(grados III y IV de Fontaine) son una indicación clara de
tratamiento quirúrgico. En los pacientes con claudicación intermitente invali-
dante, con vida activa y bajo riesgo quirúrgico también se puede contemplar
la decisión de tratamiento quirúrgico.
1. Cirugía convencional.
•• Cirugía de revascularización:
-- Derivación o Bypass: anatómico o extra-anatómico.
-- Tromboendarterectomia o endarterectomia.
-- Ampliación o angioplastia con parche.
•• Amputaciones: existen cuatro niveles de amputación.
-- Transfalángica.
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Isquemia arterial crónica de miembros inferiores
-- Transmetatarsiana.
-- Infracondilea: conservación de la articulación de la rodilla.
-- Supracondilea: por encima de la rodilla.
-- Otras alternativas,menos utilizadas debido a la baja tasa de rehabilita-
ción del paciente, son la amputación de Lisfranc (desarticulación tar-
so-metatarsiana), de Chopart (mediotarsiana) y de Syme(tibiotarsiana).
2. Tratamiento endovascular:
•• Angioplastia transluminal percutánea(ATP) con balón con o sin implan-
te de stent posterior. Mediante la punción arterial, y con la utilización
de guías y catéteres de uso intravascular, se realiza la dilatación arterial
con balones de distintas medidas, consiguiendo así aumentar el calibre
arterial en las zonas de estenosis. Según los casos se asocia el implante
de un stent, que se expande y ejerce presión sobre las paredes del vaso
manteniéndolo abierto. Estas técnicas pueden asociarse a la cirugía
convencional para llevar a cabo tratamientos denominado “híbridos”.
3. Técnicas de hiperemia: son técnicas alternativas y de carácter paliativo uti-
lizadas para aliviar el dolor y que, ocasionalmente, permiten la cicatrización
de lesiones tróficas de pequeño tamaño.
•• Simpatectomía lumbar quirúrgica o química: consiste en conseguir la
anulación del sistema simpático y así la supresión del efecto vasocons-
trictor. De este modo aumenta el flujo a nivel cutáneo.
•• Estimulación medular eléctrico o neuroestimulador: utilizado para
control del dolor y también produce cierto componente de vasodilata-
ción periférica.
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Dra. Mercedes Cambronero Aroca
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Isquemia arterial crónica de miembros inferiores
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Dra. Mercedes Cambronero Aroca
Se encuentra dentro del grupo de las arteritis de Células Gigantes, junto con
la arteritis de la temporal o Enfermedad de Horton. La etiología de estas arteritis
es desconocida, existen diversas teorías infecciosas, genéticas imnunologicas,etc.
El factor común es la afectación de las arterias de mediano y gran calibre. En su
evolución, en primer lugar, tiene lugar la inflamación de la pared arterial y poste-
riormente se produce la fibrosis causando estenosis y oclusión del vaso.
La Enfermedad de Takayasu (ET) ha recibido varias denominaciones como
“enfermedad sin pulso”, “síndrome del cayado aortico”, ”arteritis femenina juvenil”,
etc. Se caracteriza por su predilección por la aorta torácica y su ramas. Es poco fre-
cuente, presentando mayor prevalencia en mujeres jóvenes entre los 20 y 50 años.
La clasificación establecida basada en la afectación anatómica determinada por
arteriografía es la siguiente:
•• Tipo I: afectación del cayado aórtico y troncos supraaórticos(10%).
•• Tipo II: aorta torácica y aorta abdominal, sin afectación del arco aórti-
co(10%).
•• Tipo III: el más frecuente(50-65%),afecta al arco aórtico, la aorta torácica
descendente y la aorta abdominal.
•• Tipo IV: cualquier tipo, pero asociado a lesiones de las arterias pulmona-
res(10%).
Clínicamente existe una primera fase general e inespecífica con la presencia de
astenia, anorexia, dolores musculares, artralgias y fiebre. Posteriormente ocurre la
fase arterial oclusiva. Esta enfermedad suele diagnosticarse una vez que se mani-
fiestan las lesiones arteriales, y estas dependerán del territorio afecto. La arteria
subclavia izquierda resulta afectada en la mayoría de los casos. Esta lesión puede
manifestarse con una disminución del pulso o incluso una claudicación de la extre-
midad superior. También son frecuentes las manifestaciones cerebrovasculares(epi-
sodios sincopales, accidente cerebrovascular, síntomas oculares).
El diagnóstico no resulta fácil. En ausencia de confirmación histológica, existen
criterios diagnósticos propuestos por varios autores. Ishikawa propone los siguientes:
–– Criterio obligatorio: edad inferior a 40 años en la instauración de síntomas.
–– Criterios mayores: lesiones arteriales de la subclavia derecha e izquierda.
–– Criterios menores: elevada velocidad de sedimentación globular, fragilidad
de la carótida común, hipertensión arterial, insuficiencia aórtica, y lesiones
en la arteria pulmonar, carótida común izquierda, tronco braquicefálico dis-
tal, aorta torácica descendente y aorta abdominal.
56
Isquemia arterial crónica de miembros inferiores
BIBLIOGRAFÍA:
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En: Cronenwett J, Gloviczki P, Johnston KW, Krupski W, Ouriel K, Sidawy AN, editores.
Rutherford: Cirugía Vascular. 6a ed. Madrid: Elsevier-España; 2006.P 419-429.
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58
CAPÍTULO 36
PIE DIABÉTICO
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
1. INTRODUCCIÓN
2. EPIDEMIOLOGIA
59
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
ictus. En los pacientes diabéticos está aumento de 2-4 veces el riesgo de cardiopatía
coronaria y de mortalidad de origen cardiológico en comparación con controles no
diabéticos de edad y sexo similares.
En los Diabéticos Tipo I en el momento de realizar el diagnóstico, el 40 % tie-
nen neuropatía establecida.
A partir de los 10 años de evolución de la enfermedad, el 50 % del total de los
diabéticos tienen manifestaciones evidenciables de macroangiopatía, y esta enfer-
medad aparece en la totalidad de los pacientes con más de 25 años de evolución
de la enfermedad.
Los signos y síntomas clínicos reflejados en la definición de pié diabético tie-
nen una prevalencia del 8 al 13 % de los diabéticos. En los diabéticos que precisan
hospitalización, la causa de ésta en el 50 % de los casos es por diversas lesiones
en los pies.
3. FISIOPATOLOGÍA
Neuropatía:
Esta puede ser sensitiva, motora o autonómica.
La neuropatía sensitiva se caracteriza por pérdida sensorial, térmica, vibratoria
y táctil. Se manifiesta por alteraciones de la sensibilidad, que el paciente manifiesta
como anestesia o hipoestesia y parestesias en forma de sensación de quemazón ,
acorchamiento, calambres etc.. Suele ver bilateral y en el “territorio del calcetín”.
La neuropatía motora suele producir atrofia de la musculatura intrínseca del pié
y provoca deformidades como dedos en martillo o subluxaciones de las articula-
ciones del tarso.
La neuropatía autonómica provoca anhidrosis, con sequedad del pié que facilita
la aparición de fisuras cutáneas. También induce la pérdida del tono vasomotor que
provoca la aparición de edema neuropático.
La manifestación clínica más típica de la neuropatía en el pie diabético es el Mal
Perforante Plantar (imagen 1). Se trata de una úlcera que aparece en los puntos
de apoyo, que tiene un fondo atónico, una zona de piel periférica blanquecina y
alrededor de ello zona de hiperqueratosis. Son úlceras de carácter crónico, difíciles
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Pie diabético
Angiopatía:
La enfermedad vascular se presenta en el paciente diabético bajo dos formas
distintas: la macroangiopatía, que afecta a las arterias de grande y mediano tamaño,
y la microangiopatía, circunscrita a los capilares y arteriolas. La macroangiopatía
ocurre más comúnmente en pacientes con diabetes iniciada en la edad madura y
raramente produce enfermedad clínica en el niño o adolescente. La macroangiopatía
en el paciente diabético es morfológicamente indistinguible de la arteriosclerosis
que pueda producirse en el no diabético. Típicamente produce lesiones en las arte-
rias coronarias, cerebrales y en las de los miembros inferiores.
La macroangiopatía diabética se caracteriza por ser: más frecuente, más precoz,
de más rápida evolución, más extensa afectación y con más complicaciones. Estas
características hacen que la posibilidad de complicaciones en forma de amputacio-
nes mayores o menores sea mayor en los diabéticos que en los no diabéticos.
La microangiopatía diabética es un proceso que se da casi exclusivamente en
diabéticos y más frecuentemente afecta a los insulinodependientes y a los diabéticos
juveniles.
El proceso afecta a los capilares, arteriolas precapilares y vénulas postcapilares.
Microscópicamente se caracteriza por engrosamiento de la membrana basal de
los vasos afectos. A nivel clínico, la microangiopatía produce enfermedad pro-
gresiva en tres sistemas u órganos: riñón, ojo y sistema nervioso; aunque también
puede afectar a la piel y la microcirculación del corazón. Los pacientes afectos de
microangiopatía diabética presentan unas lesiones típicas, características, a nivel de
sus pies, con zonas de isquemia rodeadas de otras bien perfundidas.
El origen de un pie diabético puede ser una lesión vascular, nerviosa o infec-
ciosa. Cualquiera de las tres puede poner en marcha el cortejo hasta llegar al sín-
61
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
La circunstancia que complica con mayor gravedad las úlceras en los pies de los
diabéticos es la infección, que puede manifestarse como una celulitis superficial,
una infección necrotizante o como osteomielitis. Generalmente se produce por flora
mixta, en la que pueden encontrarse gérmenes anaerobios. La hipoxia secundaria
a la insuficiencia vascular es otro importante factor que favorece la aparición de
infección, contribuyendo los trastornos metabólicos de la diabetes a la hipoxia tisu-
lar. Las formas más severas provocan gangrena gaseosa o shock séptico. La escala
de Wagner valora las lesiones del pié diabético en seis grados:
–– Grado 0 Piel normal. Neuropatía presente y variable. Existencia de deformi-
dades. Pie de riesgo.
62
Pie diabético
4. DIAGNÓSTICO:
4.1 NEUROPATÍA:
4.2 ANGIOPATÍA:
63
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
4.3 ARTROPATÍA:
Las deformidades óseas y las alteraciones en los puntos de apoyo serán más o
menos evidentes. La Radiología simple valorará estos hallazgos, y la existencia de
luxaciones, pié de Charcot u osteomielitis.
4.4 INFECCIÓN:
Los signos clásicos de infección pueden no estar siempre presentes en los pies
diabéticos infectados. Esto es debido a las consecuencias de la neuropatía, las
alteraciones en la microcirculación y las alteraciones leucocitarias que presentan
estos pacientes. La fiebre y la leucocitosis pueden estar ausentes en dos tercios de
los pacientes diabéticos con infecciones extensas; y muchas veces la única alte-
ración analítica es la hiperglucemia. Todo esto implica un retraso en el correcto
diagnóstico y tratamiento. En los casos de supuración o signos inflamatorios toma-
remos muestra para cultivo y antibiograma. La Rx simple valorará la existencia de
osteomielitis o colecciones gaseosas que nos sugieran gangrena gaseosa (Imagen
2). En caso de dudas entre osteomielitis y otras alteraciones radiológicas en la Rx
simple, podremos recurrir a la Resonancia Magnética o a gammagrafía con leuco-
citos marcados. Un test simple para valorar la existencia de osteomielitis es el test
probe-to-bone. Este consiste en introducir una torunda estéril en la úlcera y ver si
llegamos a tocar el hueso. Es una prueba coste-efectiva y con un valor predictivo
positivo de osteomielitis del 90%.
5. TRATAMIENTO:
Debe basarse sobre todo en la profilaxis, identificando los pies de riesgo, y apli-
cando medidas tan simples como el cuidado de los pies y las uñas, el uso de calzado
adecuado y evitar los traumatismos mecánicos, químicos o térmicos.
Las bases terapéuticas en la angiopatía son iguales a las descritas para la arte-
rioesclerosis, conociendo que los resultados de la cirugía en este caso son peores,
por el carácter difuso y distal de las lesiones.
No existe evidencia de ningún tratamiento eficaz para la neuropatía. Es conve-
niente, sobre todo cuando se asocian alteraciones articulares por artropatía, el uso
de plantillas para los pies que alivien las zonas de carga, y eviten la aparición de
úlceras de apoyo.
El tratamiento de la infección debe ser agresivo mediante el uso de antibióticos
de amplio espectro tras tomar los cultivos, usando antiobioterapia específica en
64
Pie diabético
65
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
BIBLIOGRAFÍA:
66
CAPÍTULO 37
ENFERMEDAD ANEURISMÁTICA. BASES GENERALES
Y ANEURISMAS VISCERALES
DRA. ROSARIO JIMÉNEZ PALMER
DRA. CRISTINA LOZANO RUIZ
1.1. INTRODUCCIÓN
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
1.2. CLASIFICACIÓN
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Enfermedad aneurismática. Bases generales y aneurismas viscerales
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Enfermedad aneurismática. Bases generales y aneurismas viscerales
•• Según localización:
-- Centrales: comprenden aorta torácica y abdominal.
-- Periféricos: abarcan los troncos supra-aórticos y de extremidades.
-- Viscerales
-- Intracraneales
•• Según tamaño:
-- Macroaneurismas: se localizan en arterias de gran y mediano calibre.
-- Microaneurismas: se encuentran en las arterias de pequeño tamaño.
•• Según morfología
-- Sacular: afecta a una sola de las paredes del vaso. Suelen presentar forma
redondeada que conecta con la arteria mediante una especie de cuello.
-- Fusiforme: es una dilatación a lo largo del eje longitudinal del vaso, en
forma de huso.
•• Según la clínica
-- Sintomáticos: pueden originar clínica de compresión de estructuras adya-
centes, dando lugar a dolor, parestesias, síndrome de Horner, disfonía,
disfagia o trombosis venosa. En los casos de rotura, se produce dolor,
inestabilidad hemodinámica y shock hemorrágico.
-- Asintomáticos: suelen diagnosticarse como hallazgo casual, en un examen
realizado por otra causa. Actualmente también diagnosticados mediante
las pruebas de cribado que se realizan a pacientes con factores de riesgo.
1.3. EPIDEMIOLOGÍA
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
Los aneurismas de las arterias viscerales, son aquellos que se sitúan en las arte-
rias derivadas del tronco celíaco (TC), mesentérica superior (AMS), de las arterias
renales (AR) y arteria mesentérica inferior (AMI). Son una patología poco frecuen-
te, con una prevalencia 0.1-2%. Últimamente ha aumentado su diagnóstico, como
hallazgo casual al realizar una prueba de imagen por otra causa. Los más frecuentes
son aquellos que se sitúan en la arteria esplénica y la hepática. Se incluyen en el
mismo grupo los pseudo-aneurismas, que debido al mayor número de pruebas inva-
sivas realizadas a nivel abdominal, como procedimientos endovasculares, endoscó-
picos y percutáneos, han aumentado su frecuencia en la actualidad. Un tercio de los
casos de aneurismas viscerales, se asocian con aneurismas en otras localizaciones.
La patogénesis está poco definida, pero la mayoría son etiología arterioesclerótica
32%, seguida de la degenerativa 24% y secundarios a traumatismos abdominales en
el 22% de los casos, en último lugar, 10% de los casos, el origen es inflamatorio o
infeccioso y por último secundarios a conectivopatías o a situaciones de hiperaflujo
como por ejemplo el embarazo. La importancia de su diagnóstico precoz viene dada
por su elevada incidencia de rotura y hemorragia (10%).
A grandes rasgos, su tratamiento se debe realizar: en caso de rotura, si dan sín-
tomas, si tienen más de 2 cm de diámetro o si se trata de un pseudo-aneurisma, por
el elevado riesgo de rotura.
72
Enfermedad aneurismática. Bases generales y aneurismas viscerales
Fig. 2. Imagen ecográfica abdominal en la que se observa una estructura redondeada hipoe-
coica a nivel del tronco celíaco, sospechosa de dilación arterial a dicho nivel de 1.92 cm.
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Enfermedad aneurismática. Bases generales y aneurismas viscerales
Su prevalencia está en torno al 0.1%. Son más frecuentes a partir de los 60 años,
en varones 2:1 y se asocian en el 30% de los casos aneurismas viscerales de otras
localizaciones. El 80% son extra-hepáticos y un 20% intra-hepáticos. La mayoría
de los casos se produce una degeneración de la capa media y posterior proceso
arterioesclerótico. Los pacientes más susceptibles de presentarlos son aquellos con
displasia fibromuscular y panarteritis nodosa. La mayoría son asintomáticos, pero
es cierto que presentan un alto índice de rotura 44%, por lo que a menudo pueden
producir síntomas en relación a su crecimiento, como dolor epigástrico. Hay que
destacar también los pseudo-aneurismas en esta localización, que han aumentado
en los últimos años relacionados con procedimientos laparoscópicos o con la toma
de biopsias.
Las pruebas diagnósticas que pueden confirmar el diagnóstico son el eco-do-
ppler, angioTC abdominal, angio-RM y la arteriografía.
El tratamiento es controvertido, puesto que presentan el mayor índice de rotura,
y por ello algunos autores optan por su tratamiento en la mayoría de los casos,
independientemente del tamaño.
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Enfermedad aneurismática. Bases generales y aneurismas viscerales
BIBLIOGRAFÍA
77
78
CAPÍTULO 38
ANEURISMAS DE AORTA ABDOMINAL
DRA. ROSARIO JIMÉNEZ PALMER
DRA. CRISTINA LOZANO RUIZ
2.2 EPIDEMIOLOGÍA
79
Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
Estos datos incrementan con la edad. En el ensayo clínico Veterans Affairs Aneu-
rysm Detection and Manegement (ADAM) para el cribado de los aneurismas, se
estimó una prevalencia para varones de 4.6% en edades comprendidas entre 50-79
años, que incrementa con la edad; de hecho, en rangos de edad entre los 60 y 69
años en varones es del 6%, aumentando considerablemente, al 17% en edades com-
prendidas entre 70 y 74 años.
La importancia de su diagnóstico precoz se debe a que el peor de los escenarios
que pueden acontecer es su rotura, y en estos casos la mortalidad sin cirugía urgente
se sitúa en torno al 90% y con cirugía entorno al 60-70%. Cuando se realiza una
cirugía electiva la mortalidad ronda al 3 %.
Según los últimos datos publicados por la Sociedad Española de Angiología y
Cirugía Vascular, en España grupos de población superior a 55 años presentan una
prevalencia de AAA del 2 al 5%, esta cifra se incrementa en pacientes con enferme-
dad arterial periférica (EAP) a 13-14%. La prevalencia de AAA mayor de 5 cm de
diámetro es del 0.9%, alcanzando el 1.5% en pacientes con EAP. El perfil de estos
pacientes en nuestro país es sexo masculino (90%), con una edad comprendida
entre los 60-70 años, fumadores, hipertensos, con cardiopatía isquémica asociada y
clínicamente asintomáticos.
2.3 ETIOLOGÍA
80
Aneurismas de Aorta Abdominal
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Aneurismas de Aorta Abdominal
2.6 CLÍNICA
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
2.7 DIAGNÓSTICO
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Aneurismas de Aorta Abdominal
Pruebas complementarias:
•• Radiografía simple: en la proyección anteroposterior se pueden visualizar los
límites de la dilatación cuando la pared arterial está calcificada. Si existe un
aneurisma a nivel de la aorta torácica se puede ver ensanchamiento o masa
mediastínica.
•• Ecografía: es la prueba diagnóstica más útil en el cribado y seguimiento de
aneurisma de aorta. Como ventajas: es una prueba rápida, sencilla y repro-
ducible, no precisa el uso de contraste yodado, no es invasiva, y no se irradia
al paciente. Los inconvenientes son la obesidad, el gas abdominal y que es
observador dependiente, y aún contando con personas especializadas, es
difícil determinar las características del cuello infrarrenal (distancia entre la
arteria renal más baja y el inicio del aneurisma) y otras características impor-
tantes para la planificación de su tratamiento.
•• Angio-TC: permite el estudio detallado de la anatomía del aneurisma y su
relación con estructuras vecinas. Es una excelente técnica para la planifica-
ción de los procedimientos tanto quirúrgicos como endovasculares. Ofrece
una visión certera de las características del aneurisma (tipo de aneurisma,
presencia de trombo y excentricidad del mismo, calcificación), y de las
arterias ilíacas y viscerales. Las desventajas son las radiaciones a las que
se somete al paciente y las reacciones adversas al uso del contraste yodado.
(Fig. 1, 2 y 3)
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
Fig. 2 Corte axial de angioTC a nivel lumbar en el que se observa un aneurisma de aorta
abdominal.
Fig. 3. AngioTC: corte axial que muestra aneurisma de aorta abdominal infrarenal con
rotura a nivel de la cara posterior.
86
Aneurismas de Aorta Abdominal
2.9 TRATAMIENTO
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Aneurismas de Aorta Abdominal
Fig. 4. Foto cedida por Dr. Landaluce. Se muestra exposición de la aorta abdominal
mediante abordaje transperitoneal. En el campo quirúrgico se observan dos pinzas: la de
la zona superior señala el cuello proximal y la de la zona inferior señala la arteria ilíaca
común izquierda.
Fig. 5. Foto cedida por Dra. Capilla. Fotografía quirúrgica en la que se observa la apertura
del saco del AAA. En el campo quirúrgico se puede observar un clamp en la zona superior,
que excluye el flujo proximal y está situado por debajo de las renales, obsevándose una
estructura transversa a nivel proximal que corresponde a la vena renal.
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
Fig. 6. Foto cedida por Dra. Capilla. Bypass aortobifemoral protésico de PTFE.
Tratamiento endovascular
Es una técnica que está en auge, en la que se destaca la disminución de mor-
bilidad con respecto a la cirugía convencional. Es el tratamiento de elección en
pacientes con elevado riesgo quirúrgico. A través de la punción en la arteria femoral
común, se avanzan los dispositivos que permiten liberar una endoprótesis (stent
cubierto) para cubrir el segmento de aorta dilatada, excluyendo el aneurisma de la
circulación.
En ocasiones, las limitaciones anatómicas hacen inviable el tratamiento del
aneurisma mediante esta técnica. Este procedimiento implica el uso de contraste y
radiación, con los efectos secundarios que se han detallado anteriormente.
El seguimiento requiere la realización de ecografía o angioTC anual en la mayo-
ría de los casos; y se describen porcentajes de re-intervención hasta en un 30% de
los casos. (ver tabla 2).
BIBLIOGRAFÍA
90
Aneurismas de Aorta Abdominal
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tado de las enfermedades vasculares. Vol. II. Barcelona: Viguera; 2006. P. 765-76.
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5. Lahoz C et al. Recomendaciones de la guía para el diagnóstico y tratamiento del aneu-
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91
92
CAPÍTULO 39
ANEURISMAS PERIFÉRICOS
DRA. ROSARIO JIMÉNEZ PALMER
DRA. CRISTINA LOZANO RUIZ
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Aneurismas Periféricos
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Aneurismas Periféricos
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Fig. 3. Corte sagital de angioTC con fuga de contraste a nivel de la arteria axilar,
pseudoaneurisma.
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Aneurismas Periféricos
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
Fig 5. Foto cedida por Dra. Capilla. Fotografía del perfil lateral del antebrazo a nivel de la
muñeca, en el que se observa bultoma radial.
Fig. 6. Foto cedida por Dra. Capilla. Imagen intraoperatoria del mismo paciente, en la que
se observa la arteria radial controlada mediante dos “vessel loops” amarillos.
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Aneurismas Periféricos
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
Los aneurismas femorales son tras los aneurismas poplíteos, los más frecuentes
de todos los periféricos. La etiología más frecuente son los pseudoaneurismas iatro-
génicos, los infecciosos y por último, los de causa degenerativa.
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Aneurismas Periféricos
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
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Aneurismas Periféricos
Tratamiento quirúrgico
En los aneurismas arterioescleróticos se realiza aneurismorrafia e interposición
de bypass, preferiblemente con injerto autólogo, y dependiendo de su extensión con
reimplante de la AFS o AFP.
Los aneurismas de etiología infecciosa se opta por realizar resección de la arteria
afecta y bypass extra-anatómico, para evitar la zona infectada, preferiblemente con
injerto autólogo.
En los pseudoaneurismas de gran tamaño o con sufrimiento cutáneo, se debe
evacuar la gran cantidad de hematoma y en la mayoría de los casos es posible su
cierre con una sutura simple de la arteria, sin precisar reconstrucción arterial.
Tratamiento endovascular
En algunos casos seleccionados se puede implantar un stent cubierto, para
excluir el aneurisma de la circulación.
En los últimos tiempos, cada vez es más frecuente el cierre de pseudoaneurismas
mediante la punción ecoguiada del saco aneurismático e inyección de trombina
humana, de forma que se induce la trombosis del pseudoaneurisma.
Son los segundos más frecuentes de todos los aneurismas. En España la inciden-
cia es de 1-2 casos nuevos por 100.000 habitantes. Son más prevalentes en varones,
en la sexta década de vida y suelen ser bilaterales en el 30-50% de los casos. Se
asocian con frecuencia a AAA. Cuando se presenta un aneurisma poplíteo entre el
30-60% de los casos, se asocia un AAA. En cambio, cuando se presenta un AAA,
solo en el 8% de los casos, se presenta un aneurisma poplíteo.
La mayoría son de etiología degenerativa (85%), en otras ocasiones de origen
traumático, siendo pseudoaneurismas por fractura o cirugía ortopédica, y en otras
por inserción anómala de estructuras ligamentosas o musculares, que generan un
atrapamiento de la arteria poplítea, que degenera en una dilatación de la misma con
los movimientos repetidos.
El 60% de los casos son sintomáticos, con clínica de compresión tanto venosa
como neurológica, trombosis o embolización distal y rotura (suele ser excepcional).
La clínica más frecuente, es la claudicación intermitente por embolismo distal.
Otras manifestaciones, son la hipertensión venosa, por compresión de la vena poplí-
teo, trombosis venosa profunda (7%), dolor neuropático que se extiende desde la
pierna al pie por compresión del nervio ciático poplíteo interno (5%) y la menos
frecuente la rotura (3%). La complicación más temida es la trombosis del aneuris-
mas que presenta una tasa de amputación mayor por encima del 20% de los casos.
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Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
106
Aneurismas Periféricos
plazo, en los casos en los que no ha habido embolización distal, se encuentra entre
el 70-90% y en el 90% de las ocasiones se evita la amputación del miembro (tasa
de salvamento de extremidad). Los casos que ha tenido han presentado embolismo
distal o trombosis, tienen peor pronóstico.
En casos seleccionados, en los se produce una trombosis del aneurisma poplíteo,
algunos autores optan por realizar un tratamiento previo con fibrinólisis; se podría
decir, que es un acondicionamiento o intento de mejoría del lecho distal, previo a
la cirugía de exclusión y revascularización descrita anteriormente.
El tratamiento endovascular mediante implante de stent cubierto, es una alter-
nativa en pacientes con elevada morbilidad y características anatómicas concretas.
(Tabla 6).
BIBLIOGRAFÍA
1. Garcia JM, Cal L, García M. Aneurismas de los troncos supraaórticos. En: SEACV,
editor. Tratado de las enfermedades vasculares. Vol. II. Barcelona: Viguera; 2006. P.
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2. Rial R, Moñux G. Aneurismas de los miembros superiores. En: SEACV, editor. Tratado
de las enfermedades vasculares. Vol. II. Barcelona: Viguera; 2006. P. 879-90.
3. Moñux G, Serrano FJ. Aneurismas de los miembros inferiores. En: SEACV, editor. Tra-
tado de las enfermedades vasculares. Vol. II. Barcelona: Viguera; 2006. P. 891-902.
107
Dra. Rosario Jiménez Palmer y Dra. Cristina Lozano Ruiz
108
CAPÍTULO 40
DISECCIÓN AÓRTICA
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
DRA. ROSARIO JIMÉNEZ PALMER
1. DEFINICIÓN:
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega y Dra. Rosario Jiménez Palmer
2. INCIDENCIA:
La disección aórtica es una de las patologías más letales que afecta a la aorta,
pero su incidencia es desconocida con exactitud por la variabilidad de la clínica
que puede producir y por la ausencia de exámenes post-mortem. Es de 2 a 3 veces
más frecuente que la rotura de los aneurismas aórticos abdominales y su mortali-
dad es inferior a éstos últimos. La disección de la aorta torácica ascendente ocurre
aproximadamente en 2/3 de los casos, afectando el 1/3 restante a la aorta torácica
descendente y toraco-abdominal.
Es de 2 a 3 veces más frecuente en hombres que en mujeres y rara vez aparece
antes de los 50 años.
3. CLASIFICACIÓN:
Clasificación de Be Bakey:
•• TIPO I: Desgarro de la íntima en la aorta ascendente con extensión a la aorta
descendente
•• TIPO II: Disección en aorta ascendente
•• TIPO II: Disección en la zona descendente con propagación distal
110
Disección Aórtica
Clasificación de Stanford:
•• TIPO A: Disección que afecta a la aorta ascendente (proximal).Supone dos
tercios de las disecciones, con agujero intimal normalmente localizado a unos
2-3 cm sobre la válvula aórtica.
•• TIPO B: Disección que afecta a la aorta descendente (distal). Un tercio de
las disecciones, con agujero intimal generalmente localizado justo distal al
nacimiento de la arteria subclavia izquierda.
Es la más utilizada por ser simple, funcional y con valor terapéutico y pronóstico
La afectación de la aorta ascendente es el principal determinante del comportamien-
to biológico esperado, pronóstico último de la disección y predice las complicacio-
nes más comunes y la causa de la muerte. Por lo tanto, esta clasificación facilita una
aproximación a la decisión clínica respecto al manejo quirúrgico.
4. ETIOLOGÍA:
5. CLÍNICA:
Los pacientes con disección aórtica tipo A son generalmente más jóvenes e inclu-
yen aquellos con síndrome de Marfan y anuloectasia aórtica. El tipo B se ve general-
mente en pacientes de mediana edad o ancianos. La relación varón-mujer es 2-1, y en
mujeres se da con mayor frecuencia en el tercer trimestre del embarazo (sobretodo en
mujeres con eclampsia). También aunque raramente puede ocurrir en niños.
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega y Dra. Rosario Jiménez Palmer
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Disección Aórtica
6. DIAGNÓTICO:
Lo fundamental es un alto índice de sospecha por parte del médico. Los tres
factores clínicos más importantes son la historia previa de hipertensión arterial, el
dolor torácico intenso de comienzo súbito y la irradiación del dolor.
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega y Dra. Rosario Jiménez Palmer
7. TRATAMIENTO:
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Disección Aórtica
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega y Dra. Rosario Jiménez Palmer
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Disección Aórtica
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega y Dra. Rosario Jiménez Palmer
Imagen 3: Exposición quirúrgica de aorta abdominal disecada donde se aprecian las dos luces
BIBLIOGRAFÍA:
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4. Cirugía de la aorta torácica. Vaquero C. et als. Valladolid 2010. ISBN: 978-84-614-5662-8
118
CAPÍTULO 41
ENFERMEDAD VENOSA CRÓNICA (EVC)
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
1. RECUERDO ANATÓMICO:
119
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
120
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
Las venas cumplen cuatro funciones: retorno de la sangre venosa hacia el cora-
zón, reservorio de la masa sanguínea, control del volumen de los líquidos extravas-
culares y termorregulación.
Retorno venoso:
Gran parte de la presión generada por el ventrículo izquierdo es utilizada para
impulsar la sangre a través de las arterias y de los capilares. En decúbito, el gradien-
te entre la parte distal capilar y el corazón derecho, es únicamente de 5-10 mm.Hg.
Como las venas poseen gran calibre y poca resistencia al flujo, esta fuerza propul-
sora del corazón que se denomina “vis a tergo”, es suficiente para devolver la san-
gre al corazón en decúbito; sin embargo es insuficiente por sí sola para realizar esta
función cuando el cuerpo se halla en movimiento. Existen una serie de influencias
centrífugas, que se oponen a que la sangre llegue al corazón cuando un individuo
se pone en pie: la gravedad, la presión abdominal, la distensibilidad, elasticidad y
colapsabilidad del sistema venoso y la longitud del recorrido.
Sin embargo a estas influencias se oponen otros mecanismos centrípetos que van
a favorecer que las sangre vuelva al corazón, son los denominados mecanismos de
propulsión:
–– Acción de la esponja plantar: el vaciamiento rítmico de las venas plantares
del pie al apoyarse el cuerpo para andar, favorece el retorno de la sangre al
corazón.
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
122
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
La EVC es el fracaso del sistema venoso para cumplir con sus funciones de
drenaje de la sangre de los tejidos, función de reservorio, control de líquido extra-
vascular o termorregulación. El fallo valvular, y la consiguiente dificultad en el
drenaje venoso generan reflujo y por tanto hipertensión venosa, que es el elemento
fisiopatológico básico en la EVC. La hipertensión venosa actúa sobre las válvulas y
la pared venosa y también a nivel capilar produciendo cambios en la piel.
Las válvulas venosas pueden soportar periodos de tiempo con presión elevada,
pero la prolongación de la hipertensión venosa produce, a nivel de las válvulas y
de la pared de la vena, el aumento de granulocitos, monocitos, macrófagos y lin-
focitos y elevación de los niveles de Metaloproteasas 2 y 9 (MMP-2 y MMP-9).
Estos fenómenos inflamatorios producen remodelación de las válvulas y de la pared
venosa, alterando su estructura, empeorando su función y, por tanto, perpetuando
el problema.
Las alteraciones cutáneas ligadas a la EVC, la más grave de las cuales es la
úlcera venosa, están directamente relacionadas con la hipertensión venosa. Esta
induce la filtración de fibrinógeno formando manguitos de fibrina alrededor del
vaso. Estos fenómenos ocurren a nivel capilar, sobre todo en las vénulas postca-
pilares. Los manguitos de fibrina dificultan la difusión de oxígeno induciendo los
cambios degenerativos de la piel. También se ha demostrado que la hipertensión
venosa provoca acumulo de leucocitos, que liberan sustancias pro-inflamatorias a
nivel capilar, induciendo también los cambios en la piel.
4. CLASIFICACIÓN DE LA EVC:
Las diferentes causas y la variabilidad de la clínica de la EVC, han dado origen
a diferentes clasificaciones. La más usada hoy en día es la Clasificación CEAP o
de Hawai (1995) que detallamos a continuación:
C. de CLINICA en función de los signos clínicos que presente el paciente:
–– Clase 0: sin signos visibles ni palpables de enfermedad venosa.
–– Clase 1: Telangiectasias o venas reticulares.
–– Clase 2: Varices.
–– Clase 3: Edema.
–– Clase 4: Cambios cutáneos.
–– Clase 5: Ulcera cicatrizada.
–– Clase 6: Ulcera abierta.
123
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
124
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
DETECT-IVC del año 2000, la prevalencia de pacientes con algún dato de EVC fue
del 68,2 %. La repetición del estudio, con un diseño similar en el año 2006, confir-
mó estas cifras, por tanto podemos concluir que es una patología muy prevalente.
125
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Factores extrínsecos:
Embarazo y cambios hormonales: las modificaciones cíclicas hormonales de
la mujer, han sido consideradas como decisivas en la aparición de la EVC. Los
ciclos ováricos, modifican el tono venoso, en la primera mitad (Fase estrogénica),
se produce un marcado estimulo constrictor, mientras que en la segunda mitad (fase
progestágena) se produce una venodilatación, con aumento de la retención de líqui-
dos, que acentúan los síntomas de insuficiencia venosa. El embarazo es un claro
factor de riesgo por tres motivos principalmente: el Factor hormonal (el aumento
de progesterona produce una hipotonía de la fibra muscular lisa y retención hídrica,
lo que provoca aumento de permeabilidad capilar y aparición de edema), el Factor
mecánico (la compresión de la cava y las venas pélvicas por el útero determina
hipertensión venosa en los miembros inferiores) y el Factor nutricional (la sobre-
carga ponderal favorece la insuficiencia venosa).
Obesidad: aunque está discutido como factor de riesgo aislado, se encuentra
presente en un lato porcentaje de varices.
Ortostatismo: aunque el papel es dudoso en el desencadenamiento de la enfer-
medad, sí influye de forma importante en su progresión.
Existen otros factores que se han discutido, como la presencia de enfermedad
osteoarticular que dificulta la movilidad, el uso de prendas ajustadas proximales o
la exposición a fuentes de calor.
Imagen 3: telangiectasias
126
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
–– Varices tronculares: Afectan a los troncos safenos interno o externo. Los puntos
principales de insuficiencia son el confluente safeno-femoral, el safeno - poplí-
teo y las venas perforantes.
127
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
128
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
129
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
130
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
5.4 DIAGNOSTICO:
131
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Flebografía:
Su uso es excepcional para el diagnóstico de las varices, reservándose para
cuando hay dudas respecto a su origen primario o secundario.
Se deben evitar todos los factores que favorecen la estasis venosa, entre ellos:
la obesidad, la inactividad física, la exposición prolongada al calor, el vestido y
calzado inadecuado, el estreñimiento crónico, el ortostatismo prolongado,…Se
recomienda el ejercicio físico que favorezca la acción de la bomba muscular, la
elevación de MMII durante el reposo, el calzado no excesivamente plano ni eleva-
do, la hidratación y protección de la piel. Es también útil el uso de medias elásticas
de compresión (20-30 mm de Hg.) en síndromes ortostáticos, reservándose el uso
de la contención fuerte (40-50 mm de Hg.) para el edema importante como el que
se da a veces en síndromes postrombóticos, los linfedemas y las úlceras venosas.
Existen numerosos fármacos venoactivos que pueden paliar la sintomatología del
paciente y disminuir el edema (p.e.: diosmina, ruscus, hidrosmina, troxerutina,
sulodexide,…). Dentro del tratamiento quirúrgico de las varices disponemos de
múltiples opciones a día de hoy. El papel principal del cirujano vascular es cono-
132
Enfermedad Venosa Crónica (EVC)
cer todas ellas y ofrecer al paciente la técnica más adecuada al tipo de varices que
presenta. Ya en el antiguo Egipto, existen referencias a la cirugía de las varices. En
el siglo I d.C., Pablo de Egina, fue el precursor de la cirugía actual, al practicar la
sección de la safena interna en el tercio medio del muslo, método que mil años des-
pués sería descrito por Trendelenburg. De 1905 a 1907, Keller, Mayo y Babcock,
propugnan la safenectomía por arrancamiento subcutáneo (stripping), y Homans en
1927 resalta la importancia de la ligadura del cayado de la safena interna. Aunque
el stripping o safenectomía ,a día de hoy sigue vigente y es el patrón de oro con el
que comparamos otras técnicas, se han desarrollado otros tratamientos menos agre-
sivos, endovenosos y que se realizan de forma ambulante (p.e: ablación térmica de
ejes safenos mediante laser o radiofrecuencia, ablación química mediante diversas
sustancias esclerosantes, ablación mecánico-química,…). En general, son candida-
tos a tratamiento quirúrgico las varices con insuficiencia de la safena interna y/o
la safena externa y/o la insuficiencia de perforantes importantes. Los objetivos del
tratamiento quirúrgico son evitar o tratar las complicaciones, restaurar la hemodi-
námica de retorno, aliviar las molestias y restituir la estética. Una contraindicación
absoluta para la cirugía de varices serían las varices secundarias a una trombosis
venosa profunda previa.
BIBLIOGRAFÍA:
1. Ibañez V. et als; Libro blanco sobre patología venosa y linfática. Madrid 2014. Editores
Médicos S.A.
2. Bergan J. The vein book. Canada 2007, Elsevier
3. AbuRahma Ali F., Bergan J.; Noninvasive vascular diagnosis: a practical guide to thera-
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4. Fontcuberta J., Eco-doppler vascular. Madrid 2010. Publidisa
5. Fontcuberta J., Manual práctico de exploracion eco-doppler del sistema arterial y venoso
de las extremidades inferiores. 2006. Libro electrónico
133
134
CAPÍTULO 42
ENFERMEDAD TROMBOEMBOLICA VENOSA
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
1. EPIDEMIOLOGÍA:
Como es sabido, y a pesar de los avances terapéuticos de las últimas décadas, la
enfermedad trombo-embólica venosa (ETEV), que comprende la trombosis venosa
(TVP) y el embolismo pulmonar (EP), permanece como causa muy importante de
mortalidad y morbilidad en la práctica médica cotidiana. Se considera la tercera
enfermedad cardiovascular más frecuente tras la cardiopatía isquémica y el ictus.
Debido a que la clínica de la ETEV es muy variada e inespecífica, junto con las
bajas tasas de autopsias en los países occidentales, las cifras de incidencia total,
prevalencia y tasas de mortalidad de la enfermedad tromboembólica venosa per-
manecen todavía oscuras. En España se estima que se diagnostican unos 75.000
casos de TVP al año, y supone un 3.5% de la mortalidad general y un 10% de la
mortalidad hospitalaria. Desde el punto de vista epidemiológico, los problemas más
importantes a considerar son: la incidencia de la trombosis venosa y el embolismo
pulmonar, las condiciones en las que se produce un incremento de esta incidencia,
las diferencias geográficas y/o de otro tipo entre varias poblaciones o dentro de una
misma población que colaboren en su aumento.
135
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
TVP y EP en postoperados:
La observación clínica junto a los datos aportados por necropsias identifican una
evidente asociación entre cirugía ortopédica, cirugía abdominal y cirugía pélvica,
con la TVP y la EP fatal. La cirugía de mayor riesgo de ETEV es la ortopédica,
fundamentalmente la cirugía de prótesis de rodilla y cadera.
Embarazo y puerperio:
La verdadera incidencia de ETEV durante embarazo y puerperio es desconocida.
En varios estudios se ha evidenciado que la mayor tasa de TVP se da durante el 2º
trimestre del embarazo. La tasa de recurrencia aumenta mucho durante el puerpe-
rio por lo que en pacientes gestantes que presentan una TVP habrá que mantener
la anticoagulación hasta el final de la gestación y por lo menos durante las cuatro
primeras semanas de puerperio. El embolismo pulmonar supone una importante
causa de mortalidad materna. Se estima una tasa de muerte materna por EP de
10 casos por 100.000 nacimientos vivos, siendo la segunda causa más común de
muerte materna.
Tratamiento con anticonceptivos orales:
Aproximádamente la cuarta parte de las trombosis idiopáticas de mujeres en
edad fértil se atribuyen a los anticonceptivos orales. El riesgo de cualquier fenóme-
no trombo-embólico en las consumidoras de anticonceptivos orales se ha estimado
entre 0.4 y 0.6 per 1000, comparado con 0.05 a 0.06 para las no consumidoras. En
algunos estudios se ha sugerido que la ETEV es responsable del 2% de las muertes
de mujeres jóvenes. El riesgo de tromboembolismo parece disminuir rápidamente
tras el cese del tratamiento contraceptivo; mientras que aumenta si se asocia a otros
factores como: tabaquismo, inmovilidad, trombofilias,…
Enfermedades médicas:
En éstas ocurre igual que tras la cirugía. En pacientes con enfermedades infla-
matorias crónicas, como: LES, EII,… está aumentado el riesgo de trombosis por
una tendencia a la trombofilia. Por ejemplo en la enfermedad inflamatoria intesti-
nal el riesgo de ETEV se estima entre el 1.2 y el 7.1%,, y en el lupus eritematoso
sistémico: si hay anticoagulante lúpico el riesgo es 6 veces superior a la población
normal, mientras que si hay anticuerpos anticardiolipina el riesgo es 2 veces mayor.
En los pacientes de más riesgo, como los ingresados en UCI, ACV, IAM, etc., la
frecuencia era superior al 30%. En pacientes con ictus la incidencia de ETEV oscila
del 30 al 75% y en pacientes con lesión medular del 40-100%. Desde la utilización
de profilaxis rutinariamente, esta frecuencia ha disminuido.
136
Enfermedad Tromboembolica Venosa
Sexo:
La mayor parte de estudios, especialmente los que abarcan series importantes,
demuestran una incidencia parecida en uno y otro sexo, aunque con un ligero
aumento respecto a la mujer, quizás por el hecho de que también presentan un
mayor porcentaje de insuficiencia venosa, y el número no despreciable de trombo-
sis venosas obstétricas.
Edad:
La experiencia clínica demuestra una evidente asociación entre TVP y edad.
Numerosos estudios, fundamentalmente los de Woscester y Malmoe, han demos-
trado esta asociación. El riesgo de ETEV aumenta 1.9 veces por década; no está
claro el mecanismo pero probablemente se debe a una suma de factores: pérdida de
tono muscular, pérdida de calidad de la pared vascular y del aparato valvular, mayor
inmovilización y mayor asociación a otras patologías.
Inmovilización:
El riesgo de ETEV se estima en torno al 15% con menos de una semana
de inmovilización, mientras que el riesgo aumenta exponencialmente conforme
aumenta el tiempo de inmovilización llegando al 80% tras dos semanas de enca-
mamiento.
Trombosis venosa previa:
En el estudio de Malmoe se apreció que el 14% de sus 336 casos de TVP tenían
historia previa de trombosis. En un estudio comunitario francés el 7,9% de las TVP
tenían historia de enfermedad tromboembólica previa.
Grupo sanguíneo:
La trombosis venosa parece más frecuente en individuos del grupo A, y en cam-
bio en los del grupo O la incidencia disminuye a la mitad.
Catéteres venosos centrales (CVC):
Suponen el 65% de las TVP de miembros superiores, su frecuencia es mayor
si el catéter está situado en vena subclavia (28%). Para disminuir el riesgo de
ETEV asociada a CVC se recomienda colocar por vena yugular derecha de forma
eco-guiada y dejar la punta del catéter en la unión entre vena cava superior y aurí-
cula derecha.
Cáncer:
La asociación de TVP y cáncer está ampliamente descrita. Hasta el 15-30% de
los pacientes con neoplasia activa van a tener algún episodio trombo-embólico, este
riesgo además se incrementa si el paciente está recibiendo quimioterapia. Entre el
3 y el 23% de las TVP idiopáticas van a desarrollar una neoplasia oculta. En casos
de TVP inexplicables debe ser considerada la posible existencia de tumores ocultos.
137
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Según los datos basados en la experiencia clínica los pacientes que han sufrido un
evento trombo-embólico idiopático tiene mayor riesgo de padecer una neoplasia
oculta. La prevalencia varía según los estudios , pero se estima que entre un 4 y
un 10% de los pacientes con ETEV idiopática tienen una neoplasia oculta. Los
pacientes con ETEV idiopática deben someterse a un cribado de rutina. Este inclui-
rá examen físico, anamnesis orientada, análisis de sangre oculta en heces, radio-
grafía de tórax, consulta urológica en los varones y ginecológica en las mujeres.
La realización de exámenes más complejos, como la TC, la endoscopia digestiva
o marcadores tumorales deberá solicitarse solo en el caso de una clara sospecha
clínica de neoplasia oculta.
Obesidad:
Se han publicado estudios dónde pacientes obesos tienen el doble de probabili-
dad de ETEV peri-operatoria que los no obesos. Hay que hacer especial énfasis en
la profilaxis anti-trombótica de estos pacientes.
Factores genéticos:
A día de hoy conocemos numerosos factores genéticos que incrementan el ries-
go de sufrir ETEV. Entre el 20 y el 40% de los pacientes que sufren un episodio
trombo-embólico presentan alguna alteración genética. Se cree que por sí, estas
alteraciones no suelen ser suficientes para desencadenar el episodio de ETEV y
suelen asociarse a algún otro factor desencadenante. Los déficits más comunes son:
el de antitrombina III, mutación del gen de la protrombina (G20210A), resistencia a
la proteína C activada o alteraciones del metabolismo de la homocisteína (mutación
del gen de la MTHFR), o el factor V de Leiden.
Viajes (Síndrome de la clase turista):
En el consenso del 2001 de la OMS se dice que existe una probable relación
entre viajes en avión y la ETEV, esta asociación es pequeña y afecta a pacientes
con otros factores de riesgo, pero no puede excluirse ya que la embolia pulmonar
supone la segunda causa de muerte relacionada con los viajes, suponiendo un 18%
de las muertes. También puede afectar a otros medios de transporte como coche,
autobús, tren…Se estima que el riesgo de ETEV se duplica en viajes aéreos largos
(>4 horas) y se cuadriplica en viajes de más de 8 horas.
Traumatismos:
El riesgo de ETEV se encentra también incrementado en pacientes con trauma-
tismos graves o politraumatizados, sin profilaxis el riesgo de TVP llega al 50% y el
de embolia pulmonar fatal llega al 2%.
138
Enfermedad Tromboembolica Venosa
3. FISIOPATOLOGÍA:
La alteración del endotelio parece que influye más en el origen del trombo
arterial que en el venoso. Sin embargo, es frecuente la formación de trombos que
se desarrollan a partir de lesiones de la pared venosa provocadas por cateterismos,
o bien los que se originan en contacto con focos supurados, así como en ciertas
enfermedades infecciosas con tropismo vascular como la tifoidea. El endotelio
normal no es en sí trombogénico, y no reacciona frente a las plaquetas. Esta falta
de reactividad estaría relacionada por una parte con la repulsión electrostática
debida a la carga negativa de la superficie de las células endoteliales, y por otra
parte, con la síntesis y secreción por dichas células de una prostaglandina, cono-
cida como prostaciclina PGI2. Cuando un vaso se lesiona, se produce una rotura
endotelial quedando expuesto el sub-endotelio que activa las plaquetas y el sistema
de coagulación sanguínea. Las plaquetas y los leucocitos se acumulan con rapidez
en el sub-endotelio, en el punto donde se produce la descamación endotelial, y se
activan los mecanismos de la coagulación sanguínea. Estas plaquetas adheridas
liberan adenosin difosfato y tromboxano A2, que es producto de la síntesis de la
prostaglandina plaquetaria, produciéndose su agregación bajo la influencia de estos
dos agentes (Imagen 1).
139
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Después de una lesión endotelial, tal como hemos visto, se activa el conjunto de
componentes de los sistemas de hemostasis, de coagulación y de fibrinolisis. Las
plaquetas se adhieren a las superficies endoteliales expuestas y, activándose, liberan
su contenido granular (ADP) y sus mediadores metabólicos, en particular del meta-
bolismo de las prostaglandinas, reclutándose por mediación de estos productos otras
plaquetas. La libración de tromboxano y de aminas vasoactivas por los agregados
plaquetarios constituidos, favorece la vasoconstricción. Las plaquetas proporcionan
una superficie reactiva para la coagulación plasmática. Desde hace años se intentan
identificar las situaciones que favorecen la coagulación, y que, en definitiva, pode-
mos describir como estados de trombofilia. De esta forma podríamos saber cuáles
son los individuos o grupos que tienen más riesgo de padecer trombosis venosas
cuando se añadan circunstancias de lesión endotelial o estasis sanguínea. (como los
déficits citados ya anteriormente)
3.3 ESTASIS:
140
Enfermedad Tromboembolica Venosa
mente las plaquetas, contra la pared vascular, retrasando asimismo la partida de fac-
tores activos de la coagulación e impidiendo a la vez la llegada de sus inhibidores,
ocasiona lesiones microscópicas en el endotelio vascular (descamación endotelial
exagerada), especialmente a nivel de las formaciones valvulares, y finalmente
modifica las propiedades reológicas de la sangre, fundamentalmente aumentando
su viscosidad. La estasis con frecuencia va acompañada de los denominados fenó-
menos de turbulencia, que favorecen también la acumulación de elementos formes
sanguíneos en la pared vascular. Los fenómenos de estasis y turbulencia pueden
darse con frecuencia en los miembros inferiores, existiendo un número de situa-
ciones clínicas en las que la obstrucción o la limitación del drenaje venoso normal
se ha asociado con un aumento del riesgo de trombosis venosa, como se da, por
ejemplo, en la obstrucción parcial de la vena cava inferior durante el embarazo, la
obstrucción de la vena iliaca por un riñón trasplantado, el síndrome de compresión
de la vena iliaca izquierda por la arteria ilíaca derecha (Síndrome de May-Thurner
o de Cockett) y la parálisis de los músculos de la pantorrilla.
Las bombas músculo-aponeuróticas de la extremidad son el verdadero corazón
periférico de la circulación venosa y su disfuncionamiento facilita la estasis sanguí-
nea y por tanto la trombosis.
141
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
142
Enfermedad Tromboembolica Venosa
4.1 CLÍNICA:
143
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
los pacientes con TVP, se han utilizado en los últimos años escalas de predicción
clínica que permitan ayudar en el diagnóstico. La más utilizada es la escala de Wells
(tabla 2). Según los resultados obtenidos sumando todos los puntos de dicha escala
se clasifican los pacientes en función del riesgo de tener TVP:
Riesgo bajo menor o igual a 0 puntos
Riesgo moderado de 1 a 2 puntos
Riesgo alto 3 o mas puntos
Tabla 2: (Escala de Wells)
Parámetro clínico Puntuación
Cáncer activo (tratamiento continuado dentro de 6 meses o paliativo) 1
Parálisis o reciente inmovilización por yeso 1
Reposo mas de 3 días o cirugía mayor menos de 4 semanas 1
Dolor a la palpación de trayectos venosos profundos 1
Hinchazón de toda la pierna 1
Pantorrilla hinchada > 3 cm comparada con la pierna asintomático 1
Edema con fovea ( mayor en la pierna sintomática ) 1
Venas superficiales colaterales ( no varicosidades) 1
Diagnostico alternativo ( probable ò mayor que el de TVP) -2
Para efectuar la exploración clínica del enfermo se sitúa en decúbito supino con
las rodillas flexionadas en ángulo aproximado de unos 20º con la intención de valo-
rar: los pulsos periféricos, la temperatura cutánea, la coloración de la piel, el tono
muscular, la turgencia de venas superficiales o la aparición de redes venosas colate-
rales. Es útil la medición de perímetros de muslos y pantorrillas. En la exploración
se detectan signos cuya coexistencia con las manifestaciones clínicas ya descritas
anteriormente, reafirmarán la sospecha de estar frente a un cuadro de trombosis
venosa profunda: edema unilateral de extremidades inferiores, hipertermia localiza-
da, cianosis, turgencia de venas superficiales, tensión muscular, circulación venosa
144
Enfermedad Tromboembolica Venosa
145
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
146
CAPÍTULO 43
DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA ETEV
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
1 DIAGNÓSTICO:
147
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
148
Diagnostico y Tratamiento de la ETEV
149
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
150
Diagnostico y Tratamiento de la ETEV
Celulitis:
Infección de partes blandas, también hay aumento de temperatura y del períme-
tro de la extremidad. El dímero D también puede estar elevado. Suele presentarse
con fiebre y leucocitosis.
3. COMPLICACIONES DE LA TVP:
La trombosis venosa puede tener dos complicaciones, una aguda y otra crónica.
La complicación aguda es el embolismo pulmonar por fragmentación o despren-
dimiento del trombo alojado en las venas, generalmente de los miembros inferiores,
que migra hacia el árbol pulmonar tras pasar por las cavidades cardíacas derechas.
El cuadro clínico se manifiesta sobre todo por disnea y dolor torácico, y será estu-
diado en Neumología. Al valorar un paciente con trombosis venosa, es importante
investigar posibles manifestaciones de embolismo pulmonar. Esta complicación
aguda tiene un alto índice de mortalidad, por lo que ante la sospecha clínica de
trombosis venosa, deberemos iniciar el tratamiento hasta que confirmemos o des-
cartemos el diagnóstico.
La complicación crónica de la trombosis venosa es la secuela postrombótica.
Se manifiesta como un cuadro de insuficiencia venosa crónica de los miembros
inferiores, por lo que la estudiaremos en éste capítulo. Puede aparecer hasta en un
tercio de los pacientes que han sufrido TVP y de ellos, un 10% tendrá manifesta-
ciones clínicas severas en forma de úlceras venosas tórpidas de difícil manejo. La
frecuencia de síndrome postrombótico disminuye con el uso rutinario de medias
elásticas durante 1 o 2 años después de una TVP.
4. PROFILAXIS DE LA ETEV:
151
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
5. TRATAMIENTO DE LA ETEV:
La trombosis venosa profunda, tanto proximal como distal, debe ser tratada de
inmediato, para frenar su progresión, prevenir la embolia pulmonar y disminuir la
incidencia y gravedad del síndrome postrombótico. Hay tres opciones de tratamien-
to: médico, fibrinolítico y quirúrgico, cada uno con sus indicaciones.
Tratamiento médico:
La introducción de la heparina sódica en los años 40 supuso un cambio radical
en el tratamiento de esta enfermedad. La heparina sódica es una macromolécula
que tiene un efecto anticoagulante a través de su cofactor, la Antitrombina III. La
acción de la heparina es prevenir la progresión del trombo. De esta forma se frena
su extensión, el trombo formado previamente se organiza, adhiriéndose a la pared,
y por tanto, se previene su embolización. Clásicamente este tratamiento precisaba
ingreso hospitalario para infusión endovenosa, continua o intermitente, debiendo
realizarse controles analíticos diarios para ajustar la dosis de heparina sódica de
forma que se mantenga un TTPA entre 2 y 3 veces el tiempo control. La vida media
de la heparina sódica es de unas 4 horas y su antídoto es el sulfato de protamina.
A finales de los 80 se comercializaron las primeras heparinas de bajo peso mole-
cular (HBPM), que son fragmentos de la macromolécula de heparina y que tienen
una mayor actividad anti factor X activado. Estas heparinas tienen una vida media
más larga, unas doce horas, pero carecen de antídoto específico. Existen distintas
HBPM (enoxaparina, nadroparina, dalteparina, bemiparina, tinzaparina, etc.) que
son diferentes entre sí en cuanto a peso molecular y actividad biológica, pero no
existen estudios comparativos de eficacia entre ellas. Estas HBPM se utilizaron
primero en la profilaxis de la ETEV, pero después se inicia el tratamiento con ellas
con las siguientes ventajas: administración subcutánea una o dos veces al día, dosis
152
Diagnostico y Tratamiento de la ETEV
ajustadas al peso del paciente, no precisan controles analíticos para ajustar la dosis,
menor potencial hemorrágico y posibilidad de uso ambulatorio.
Existen distintos estudios que valoran la eficacia y seguridad del tratamiento con
HBPM en el propio domicilio del paciente. Esta opción terapéutica ha sido valora-
da con criterios de seguridad (porcentaje de hemorragias y mortalidad) y eficacia
(tasa de retrombosis), siendo al menos, igual de segura y eficaz que el tratamiento
hospitalario con HBPM o Heparina no fraccionada. Es importante seleccionar los
pacientes candidatos a tratamiento domiciliario. Tras unos 3-5 días de tratamiento
con HBPM, está indicado el uso de anticoagulantes orales, que se deben mantener
un mínimo de tres meses en los casos de TVP con causa desencadenante (o mien-
tras permanezca activa la causa que originó la TVP). Cuando se trate de una TVP
idiopática la anticoagulación oral se mantendrá al menos seis meses, y el tratamien-
to podrá ser indefinido en casos de trombofilias graves o recurrencia de trombosis.
Se deberá simultanear el uso de las HBPM con los dicumarínicos durante unos días
hasta que el INR esté en rango de anticoagulación.
Además del tratamiento anticoagulante debemos pautar reposo relativo en la fase
inicial de la enfermedad hasta que cedan el dolor y el edema, y medias elásticas al
inicio de la deambulación. Es aconsejable mantener el uso de medias 1 o 2 años.
A día de hoy hay comercializados diversos fármacos anticoagulantes que están
aceptados para el tratamiento de la ETEV (tanto TVP como EP), y para la profi-
laxis de la misma tras cirugía ortopédica electiva de reemplazo de cadera o rodilla.
De forma general se han denominado anticoagulantes de acción directa, ya que se
trata de inhibidores directos bien de la trombina o del factor X activo. La ventaja
de estos fármacos es que no precisan controles para ajustar dosis, la dosis es fija
y en los estudios realizados hasta la fecha parece que presentan menores riesgos
hemorrágicos que los dicumarínicos. Estos son: apixaban, rivaroxaban, edoxaban
y dabigatran.
Rivaroxabán:
Es un inhibidor potente y selectivo del factor Xa. Se absorbe vía oral y su
biodisponibilidad es superior al 80%. El pico plasmático se consigue a las 3h y la
semivida es de 5-9h en adultos jóvenes y 11-13 h en ancianos. Como otros inhi-
bidores directos del factor Xa, el rivaroxabán prolonga el tiempo de protrombina
y reduce el tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA). Carece de antídoto
comercializado aunque está en fase de estudio. Se ha evaluado a dosis de 20 mg
diarios frente a warfarina, apareciendo como no inferior para la prevención de even-
tos trombóticos, con reducción del riesgo hemorrágico. Para el tratamiento se usa a
dosis de 15 mg / 12 horas durante los primeros 21 días y posteriormente 20 mg una
vez al día. La dosis profiláctica en ETEV es de 10 mg al día.
153
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
154
Diagnostico y Tratamiento de la ETEV
155
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
156
Diagnostico y Tratamiento de la ETEV
6. TROMBOFLEBITIS SUPERFICIAL:
157
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
BIBLIOGRAFÍA:
158
CAPÍTULO 44
SINDROME POSTROMBOTICO (SPT):
DR. JOAQUÍN GÓMEZ CARAVACA
1. FISIOPATOLOGIA
159
Dr. Joaquín Gómez Caravaca
2. CLINICA
160
Sindrome postrombotico (SPT)
3. DIAGNOSTICO
4. TRATAMIENTO
161
Dr. Joaquín Gómez Caravaca
Las ulceras de las extremidades inferiores tienen una prevalencia que varia entre
el 1 y el 3%. Las de etiología venosa representan el 90% de todas las úlceras de
MMII, las de etiología isquémica alrededor del 5%, otro 4% son de causa mixta
(arterial y venosa) y un 1%por otras causas (vasculitis, enfermedades autoinmu-
nes…etc).
- ÚLCERA VENOSA (Imagen 1):
Imagen 1: úlcera venosa en maléolo interno con dermatitis ocre perilesional y varices
Se produce por un deterioro de la microcirculación cutánea debido a la hiperten-
sión venosa y a la hipoxia que se origina en la enfermedad venosa crónica (EVC),
tanto de las venas superficiales (varices), como de las venas profundas (SPT).
162
Sindrome postrombotico (SPT)
163
Dr. Joaquín Gómez Caravaca
164
Sindrome postrombotico (SPT)
BIBLIOGRAFIA
165
Dr. Joaquín Gómez Caravaca
3. BELTRAN RAMON, X.: Síndrome Postoclusivo.En: Jurado, J., ed.: Patología Venosa
de las Extremidades Inferiores. JR Prous Editores, Barcelona 1991, 113-128.
4. CAPDEVILA, J.M.; et al.: Trombosis Venosa. Formación continuada en Angióloga y
Cirugía Vascular para el Medico General. SEACV-Frumtost ZymaS.A.1991, 82-88.
5. CUESTA, G.C; ET AL.: Síndrome postflebitico. Formación continuada en Angiología y
Cirugía Vascular para el Medico General.SEACV-Frumtost Zyma S.A.1991, 70-73.
6. Ramelet AA, Monti M. The treatmen of leg ulcers. En:Phlebology. Paris:Elsevier;1999.
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7. Álvarez Fernández LJ. Lesiones tróficas en los miembros inferiores. En: Protocolos de
patología vascular para atención primaria, INSALUD de Asturias; 2000. P 81-7
166
CAPÍTULO 45
PATOLOGÍA LINFÁTICA. LINFEDEMA
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
1. RECUERDO ANATÓMICO:
167
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
extiende una amplia red de precolectores hasta desembocar en los grandes colec-
tores subcutáneos. Desde el punto de vista terapéutico es importante distinguir los
diferentes territorios linfáticos de las extremidades. En los miembros inferiores hay
cuatro territorios de drenaje: ventro-mediales y ventrol-aterales en la pierna y dorso
medial y dorso lateral en el muslo. En lo que respecta a las extremidades superiores
existen seis territorios linfáticos: radial, cubital y territorio medio del antebrazo; en
el brazo: dorso medial, dorso lateral y territorio medio.
2. FISIOLOGÍA LINFÁTICA:
Las funciones del sistema linfático son reabsorber, evacuar y devolver al torren-
te sanguíneo las proteínas plasmáticas que permanentemente están abandonando
los capilares sanguíneos, el 40-50% de las proteínas del suero son transportadas a
diario por esta vía. El líquido existente en el intersticio procede fundamentalmente
del sistema sanguíneo, y a través de un proceso de filtración y difusión intercambia
sustancias. El 90% de este líquido retorna a la sangre por los capilares venosos. El
10% restante, compuesto por proteínas de gran peso molecular, células inmuno-
competentes, bacterias,…demasiado grandes para ser recogidos por los capilares
venosos, van a ser reabsorbidos a nivel de los capilares linfáticos. La penetración
de los fluidos en los linfáticos se lleva a cabo por las uniones intercelulares, bien
por difusión directamente a través de la membrana primitiva y citoplasma celular,
o mediante pequeñas vesículas por pinocitosis.
168
Patrología Linfática Linfedema
169
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Según la clinica:
A) Benigno.
I. Sin lesión cutánea, que responde al tratamiento en < 3 meses.
II. Sin lesión cutánea, que no responde al tratamiento en < 3 meses.
Estadios
III. Fibredema.
IV. Elefantiasis
B) Maligno.
Según la topografía:
A) Cara.
B) Extremidades superiores (ascendentes).
C) Extremidades inferiores (descendentes).
D) Hemicuerpo.
E) Genitales
170
Patrología Linfática Linfedema
Imagen 1
Imagen 2
171
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
del cuadro clínico. Las causas más frecuentes son: cirugías, radioterapia, infeccio-
nes, traumatismos y tumores. La etiología más frecuente en nuestro medio es el tra-
tamiento oncológico, bien mediante cirugía o por radioterapia. Especial mención a
los linfedemas post-mastectomía (Imagen 2), que en la actualidad se presentan en el
2-10% de las mismas. La consecuencia del linfedema viene dada no solamente por
la repercusión estética sino en ocasiones por impotencia funcional de la extremidad.
Los elementos integrantes del sistema linfático, vasos y nódulos, pueden ser
visualizados en la actualidad por medio de técnicas, cuyo denominador común son
las radiaciones ionizantes, auxiliadas con medios de contraste radio-opacos.
Linfografía directa:
Consiste en la introducción de un medio de contraste en los vasos linfáticos por
punción directa. La realizó SERVELLE (1934) por vez primera aprovechando la
dilatación de esos canalículos en el linfedema. Técnicamente la linfografía directa
consiste en inyectar en el tejido subcutáneo de los pliegues interdigitales o de la
región mastoidea de 0,5 a 1 ml. de un colorante vital (Blue Patent V). Se eligen esas
zonas por su riqueza en capilares linfáticos, lo que facilita la captación de la sustan-
cia linfotropa. Transcurrido cierto tiempo, los linfáticos se identifican a través de la
piel por el color verde azulado que muestran, procediéndose entonces a su disección
y cateterismo. A través del catéter se introduce la sustancia radiopaca (lipiodol),
teniendo así acceso a imágenes radiográficas de los elementos linfáticos en sus dos
fases: repleción y almacenamiento. En la primera, inmediata a la introducción del
172
Patrología Linfática Linfedema
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Tratamiento conservador:
Todas las actitudes terapéuticas que pueden utilizarse en los linfedemas persi-
guen el recobrar el equilibrio alterado entre la carga proteica linfática y la capacidad
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Patrología Linfática Linfedema
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Dra. Dolores Ballesteros Ortega
176
Patrología Linfática Linfedema
Informe al paciente.
INICIAL FASE INFORMATIVA
Preparación psicológica.
Masaje linfático.
4-5 SEMANAS Presoterapia. FASE DESCOMPRESIVA
Linfofármacos.
Medidas compresivas.
Tratamiento postural.
POR VIDA Ejercicios gimnásticos. FASE MANTENIMIENTO
Medias higiénico-dietéticas
Tratamiento-complicaciones.
En el tratamiento del linfedema hay que tener en cuenta que no hay resolución
espontánea del mismo, que se debe iniciar de forma precoz, y que el tratamiento
quirúrgico solamente se realizará ante el fracaso del tratamiento conservador.
Tratamiento quirúrgico:
Los escasos resultados estéticos obtenidos en algunos tipos de cirugía y los
pobres resultados funcionales en otros, hacen que la indicación del tratamiento qui-
rúrgico deba ser cuidadosamente seleccionada en cada caso, y sólo sea practicada
ante el fracaso de las medidas conservadoras correctamente aplicadas. Los pacien-
tes seleccionados para la cirugía igualmente deberán continuar con las medidas
del tratamiento conservador mencionadas. Las opciones quirúrgicas las podemos
clasificar en:
•• Medidas dirigidas a disminuir la producción de linfa: resecciones extensas de
la piel y tejido celular adiposo de la extremidad afectada (cirugía reductora).
177
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
BIBLIOGRAFÍA:
1. Ibañez V. et als, Libro blanco sobre patología venosa y linfática. Madrid 2014
2. Földi’s Textbook of Lymphology Third Edition
3. Christian Lohrmann, MD, Gregor Pache, MD . Posttraumatic edema of the lower extre-
mities: Evaluation of the lymphatic vessels with magnetic resonance lymphangiography
. J Vasc Surg 2009;49:417-23.
4. The Diagnosis and Treatment of peripheral Lymphedema. 2009 Consesus Document of
the International Society of Lymphology
178
CAPÍTULO 46
ACROSÍNDROMES VASCULARES
DRA. Mª TERESA CAPILLA MONTES
INTRODUCCIÓN
179
Dra. Mª Teresa Capilla Montes
1. ACROSINDROMES PRIMARIOS
Fenómeno de Raynaud
En 1862, Maurice Raynaud publicó la primera descripción de este fenómeno
que se caracteriza por episodios repentinos, transitorios y recurrentes de un cambio
de coloración de los dedos de manos y pies, aunque puede afectar en ocasiones a
orejas y nariz, desencadenado por frío o estrés emocional. Deben diferenciarse la
enfermedad y el fenómeno de Raynaud, ya que el segundo es debido a un fenómeno
vasoespástico sin asociación con ninguna enfermedad, en cambio la enfermedad de
Raynaud siempre es causada por una condición clínica de base , es decir, secundaria
a otra enfermedad.
Afecta del 3 al 5 % de la población mundial, con una prevalencia de 4,9 a 20,1%
en mujeres, y 3,8 a 13,5 % en hombres. Aproximadamente en el 80 % de los casos
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Acrosíndromes Vasculares
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Dra. Mª Teresa Capilla Montes
arterial; cianótica: debida al estasis venoso con sangre poco oxigenada; y, fase de
hiperemia reactiva cuando se da la reperfusión tisular. Los cambios duran unos
minutos y pueden ser bilaterales.
En el fenómeno de Raynaud primario la aparición de lesiones en los dedos
es excepcional, no así en el Raynaud secundario. El secundario se caracteriza
por crisis más severas y de mayor duración que interfieren con la vida diaria del
paciente, se presenta en el 33 % de los pacientes con síndrome de Sjögren, 10-44
% en lupus eritematoso sistémico, 10-15 % de la artritis reumatoide y 90 % de
los pacientes con esclerodermia, es un fenómeno también frecuente en la enfer-
medad de Buerguer. En este caso la vasculopatía estructural predomina sobre la
disfunción endotelial, por lo que son evidentes los cambios proliferativos de la
íntima y fibrosis de la media y adventicia.
En la capilaroscopia, se observa en las dos primeras fases, los capilares cerrados
y medio vacios y en la hiperemia dilatación arteriolo-capilar. Por otra parte, vamos
a hacer referencia de un modo particular a la capilaroscopia de la esclerodermia
por tratarse de un patrón característico: en las primeras fases, se pueden observar,
capilares aumentados de tamaño (megacapilares)y hemorragias ocasionales, que se
van haciendo más frecuentes con el avance de la enfermedad, para finalmente desa-
rrollar un patrón típico con marcada disminución de la densidad capilar y aparición
de áreas avasculares.
Respecto al tratamiento, en el Raynaud primario es fundamental la educación
del paciente respecto a las medidas de protección, usándose calcio-antagonistas
como tratamiento si las medidas físicas fracasan. En el Raynaud secundario, es el
tratamiento de la enfermedad de base.
En casos refactarios se puede usar la simpatectomía quirúrgica o química para
aliviar los síntomas.
Eritromelalgia
Es una enfermedad poco común descrita por primera vez por S.W. Mitchell en
1878. Se caracteriza por accesos dolorosos y enrojecimento de las extremidades
desencadenados por el calor y el ejercicio intenso. Es más frecuente en los hombres
alrededor de los 40-50 años. Se cree que posiblemente es más frecuente de lo que se
diagnostica. Clínicamente se presenta en forma de crisis paroxística de calor, rubor
e hinchazón de los miembros. Estos episodios pueden ir precedidos de sensación
de molestias musculares o de piernas inquietas.
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Acrosíndromes Vasculares
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Dra. Mª Teresa Capilla Montes
184
Acrosíndromes Vasculares
185
Dra. Mª Teresa Capilla Montes
Eritema Palmo-plantar
Se llama también Síndrome de las palmas rojas de Lane, por haber sido descrito
por este autor en 1928.
En algunas ocasiones es un proceso hereditario, también puede ser adquirido (es
frecuente en las embarazadas y en la insuficiencia hepática).
El eritema se localiza en las partes prominentes de las manos (eminencia tenar
e hipotenar) y de los pies, es de color rojo vivo, indoloro y no tiene influencia por
las variaciones térmicas.
186
Acrosíndromes Vasculares
Eritema Pernio
Con el término de pernio, perniosis, eritema pernio o sabañones se definen las
lesiones cutáneas con aspecto de manchas cerúleas, que aparecen en las áreas expues-
tas de las extremidades, sobre todo inferiores, durante las estaciones más frías.
Este proceso se ve favorecido por la presencia de climas que, además de fríos,
son primordialmente húmedos.
El factor climático, asociado a una hiperreactividad vascular, juega un papel
decisivo en la aparición de este proceso, el paciente presenta un tono vascular peri-
férico elevado que facilita la aperición de un vasospasmo. Este vasoespasmo pro-
duce una discreta anoxemia local con señales de cianosis inicial, lesiones cutáneas
eritematosas, pudiéndose desarrollar cambios tróficos que pueden dañar los tejidos.
El pernio agudo se ve mas frecuentemente, como se ha dicho, en niños o bien
en adultos jóvenes. Se presenta en forma de manchas enrojecidas algo edematosas,
de carácter simétrico, especialmente sobre piernas , pies y pabellones auriculares
de personas que trabajan o se encuentran en contacto con el aire libre sin una ade-
cuada protección. Las áreas de cianosis inicial persisten a lo largo de una semana
o incluso más, cuando entra en calor la parte afecta suele aparecer picor intenso,
enrojecimiento e incluso dolor. Transcurridos aproximadamente diez días, el proce-
so se resuelve y en ocasiones se mantiene cierta pigmentación. En la mayor parte
de los casos, las lesiones se van aclarando en un corto periodo de tiempo sin dejar
secuelas. Los dedos pueden encontrarse comprometidos, apareciendo en ocasiones
manchas rojas, e hinchazón. Las formas crónicas del pernio se dan principalmente
en adultos que presentan una susceptibilidad para desarrollar en las condiciones
descritas de exposición repetida, sin la adecuada protección, áreas de vasoespasmo,
eritema, edema y lesiones cianóticas que persisten y que pueden llegar a hacerse
ulceradas y hemorrágicas, curando con una cicatriz atrófica. Los tejidos subcutá-
neos más profundos pueden encontrarse afectos dando la sensación de un nódulo.
El diagnóstico diferencial deba hacerse con el eritema nodoso y el eritema indu-
rado de Bazin.
Anatomía Patológica: En el pernio agudo no existen datos anatomopatológicos
específicos, observándose una inflamación inespecífica de los planos superficiales,
de la piel. En el pernio crónico se observa inflamacion de los vasos con prolifera-
ción de la íntima y adelgazamiento de las paredes arteriales e infiltrado perivascu-
lar, compuesto por linfocitos monocitos y neutrófilos con moderada inflamación y
en ocasiones esteatonecrosis en los tejidos adiposos.
187
Dra. Mª Teresa Capilla Montes
Capilaroscopia:
Se observa una dilatación de la red venosa sub-papilar, donde la estasis es
importante. Las vénulas pierden su paralelismo de pared. Los capilares no son visi-
bles debido a su apariencia de cúpula pero una de sus características es que toman
aspectos morfológicos difíciles de describir.
Tratamiento:
Lo fundamental es evitar los episodios con la protección al frio, Las cremas
hidratentes pueden facilitar la protección cutánea. Los mismos principios hay que
seguir para la forma crónica, siendo aquí de especial interés evitar el rascado. El
uso de vasodilatadores (Fundamentalmente Nifedipino) no ha obtenido resultados
uniformemente efectivos, aunque se utiliza en muchas ocasiones
BIBLIOGRAFIA:
188
CAPÍTULO 47
TRAUMATISMOS VASCULARES
DRA. DOLORES BALLESTEROS ORTEGA
1. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.
189
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
2. TRAUMATISMOS ARTERIALES
2.1 ETIOLOGÍA
190
Traumatismos Vasculares
191
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
Imagen 2: Rotura intimal de arteria axilar producida por elongación de la arteria tras
abducción forzada del miembro superior en un accidente de tráfico
192
Traumatismos Vasculares
2.3 CLINICA
Las localizaciones más frecuentes de los traumatismos vasculares son las extre-
midades inferiores, seguida de la extremidad superior y el cuello, siendo menos
frecuentes las producidas en las arterias del tronco y abdomen.
A.- Hemorragia
Cuando la luz arterial se encuentra en comunicación con el exterior. Si existe
una herida de la piel y partes blandas aparecerá una hemorragia externa que suele
ser profusa y pulsátil. En otras ocasiones la hemorragia es interna coleccionándose
en una cavidad o infiltrando los tejidos periarteriales, dando lugar a un hematoma
difuso que se propaga infiltrando los tejidos laxos del paquete vascular, y a su vez
puede provocar síntomas isquémicos por compresión. En otras ocasiones, puede
formarse un hematoma cuya parte externa se delimite y la interna permanezca en
comunicación con la luz del vaso dando lugar a un hematoma pulsátil que poste-
riormente se organice formando un falso aneurisma o pseudo-aneurisma (Imágenes
3, 4 y 5).
193
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
B.- Isquemia
Tras un traumatismo arterial, puede producirse isquemia de los tejidos distales
por diversas causa: sección del vaso que interrumpa el flujo sanguíneo, oclusión de
la luz arterial por enrollamiento de la íntima, lesión de la íntima o de la media que
origina trombosis dela arteria, compresión sobre la arteria producida por el mismo
hematoma, espasmo arterial, …
La isquemia establecida tras un traumatismo puede instaurarse de forma brusca,
manifestándose como un cuadro de isquemia aguda, pero en otras ocasiones puede
ser larvada en un inicio y posteriormente dar cuadros de retraso en la cicatrización de
heridas, fracturas acompañantes, o incluso tardíamente de claudicación intermitente.
C.- Fístula arterio-venosa (Imagen 6):
194
Traumatismos Vasculares
195
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
colateral. Diferencias asÍ son apreciables entre los cuadros de isquemia aguda
de la extremidad superior (mejor compensación), y de la extremidad inferior.
3. Localización de la lesión vascular. Cada arteria dispone de posibilidades
distintas, los llamados puntos críticos de obstrucción, según la lesión se sitúe
a distinto nivel en su trayecto anatómico, para llevar a cabo la suplencia por
vía colateral.
4. Las lesiones asociadas, próximas al vaso agredido, también son de impor-
tancia pronostica. Una lesión venosa asociada interviene en las posibilidades
de permeabilidad futura de la reconstrucción arterial o colabora en el déficit
funcional y en las secuelas orgánicas, a veces intensas, derivadas del trau-
matismo. Las lesiones neurológicas son, desde el punto de vista funcional,
muy vinculantes para el resultado clínico definitivo. La atricción de las par-
tes blandas influye en el pronóstico de distintos modos: suprime circulación
colateral, crea aumentos de presión compartimental, sus procesos de lisis de
las fibras (por la isquemia o la contusión ) liberan mioglobina, se producen
infecciones muy graves, etc. Las lesiones asociadas a distancia intervienen
de una forma igualmente desfavorable por la repercusión general. Una hipo-
tensión, generalmente de origen hipovolémico, es causa de empeoramiento
de una isquemia de una extremidad de causa obstructiva.
2.5 DIAGNÓSTICO
Un traumatismo vascular puede ser tan aparente como insidioso, a nivel clínico;
todo dependerá de la circunstancias especificas del mismo. No existe dificultad
alguna en diagnosticar lesión de un tronco arterial importante, cuando asistimos a
un traumatismo abierto con hemorragia exanguinante. Pero sí tendremos dificulta-
des serias en definir el alcance de las lesiones vasculares que pueden dar origen a
un hematoma retroperitoneal (p.e: fractura de pelvis).
Un cuidadoso examen del paciente traumatizado ayudará a un diagnóstico
temprano y certero. Frente a traumatismos sospechosos de causar lesión vascular,
y especialmente si son cerrados, es obligado demostrar que no existe esa lesión;
los traumatismos de rodilla o codo, con desplazamiento de superficies articulares
cuyo alcance se desconoce, representan un claro ejemplo de lo comentado. Otros
aspectos que pueden dar lugar a equívoco son, por ejemplo, el espasmo, sangrado
importante que no persiste en el momento de la exploración, aparente normalidad
del pulso distal o una herida de bala (la energía cinética del proyectil y su capricho-
sa trayectoria son elementos que pueden causar grandes sorpresas).
A nivel diagnóstico, una rotura arterial se define clínicamente por una hemorra-
gia externa, un hematoma o una fístula arteriovenosa, situaciones que pueden apare-
196
Traumatismos Vasculares
cer aisladas o relacionadas entre si. Una evidencia clínica urgente es la hemorragia
externa que se produce por la rotura de la pared del vaso en el momento del trau-
matismo. Es un signo clínico de primera magnitud que debemos aprender a valorar,
en su cuantía y en las prioridades que puede plantear para su control. El empleo de
un torniquete debe quedar sujeto a unas normas muy estrictas, en función de los
graves trastornos que puede acarrear su utilización fuera de control; anotar hora de
colocación, posición del mismo respecto del punto sangrante, conveniencia o no de
su liberación momentánea y otros, son aspectos importantes que deben ser conside-
rados para su empleo. El hematoma, que puede mostrarse estacionario o evolutivo
y tener carácter pulsátil (falso aneurisma, imagen 7), puede crear incertidumbre a la
hora de considerar su importancia y determinar la acción terapéutica. La existencia
de un soplo continuo, con refuerzo sistólico, indica una lesión arterial y venosa
conjunta que ha originado una fístula arterio-venosa (tabla 2).
La contusión grave ocasionará, en el peor de los casos, una trombosis del vaso
afecto, dando lugar a un cuadro de isquemia aguda cuyo desarrollo clínico integro
supone dolor, palidez, frialdad, rigidez muscular, ausencia de pulsos, impotencia
funcional y anestesia. Tampoco la presencia de pulsos palpables excluye un trau-
matismo arterial: es bien conocido que en un 20% de los casos de lesión arterial se
mantiene la permeabilidad y, por tanto, se palpa pulso distal a la zona traumatizada.
197
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
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Traumatismos Vasculares
Imagen 9: AngioTC toracoabdominal que muestra disección aórtica tipo B tras accidente de tráfico
2.6 TRATAMIENTO
El tratamiento de todo traumatismo arterial, estará encaminado a lograr dos objeti-
vos: cohibir la hemorragia y restablecer la continuidad vascular lesionada. El control
de la hemorragia, es la medida prioritaria que debe llevarse a cabo, debiendo conse-
guirse en primer lugar una hemostasia provisional en el lugar del accidente y poste-
riormente una hemostasia definitiva y reparación de las lesiones en el centro adecuado.
1. Hemostasia provisional
La compresión sobre el vaso bien directamente o a través de un pelotón de gasa,
es en la mayoría de las ocasiones un procedimiento inocuo y eficaz, el vendaje
compresivo aplicado sobre las gasas permite el traslado del enfermo al quirófano.
Es también útil la compresión sobre la raíz del miembro con un manguito de ten-
sión arterial, inflado por encima de la presión sistólica. El uso del torniquete debe
evitarse en lo posible, y no aplicarse nunca más de 4 horas. Durante el traslado no
debe aplicarse frío ni calor en el miembro afecto. El siguiente paso es la prevención
o tratamiento del shock hipovolémico, con la reposición de líquidos IV y transfu-
siones si es necesario. Es también útil la aplicación de una terapéutica antibiótica
precoz. El paciente deberá ser trasladado a quirófano lo antes posible (tabla 3).
199
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
2. TRATAMIENTO DEFINITIVO
3. TRAUMATISMOS VENOSOS
200
Traumatismos Vasculares
Lesión directa
El mecanismo más frecuente de lesión venosa es por manipulación iatrogénica (
trombosis venosa en portadores de catéteres venosos). También pueden producirse
lesiones venosas en intervenciones quirúrgicas siendo el mecanismo similar a las
arteriales (p.e.: lesión de la cava inferior al extraer el disco intervertebral en la ciru-
gía de hernia discal, o lesión de la vena femoral en la safenectomía o reparación de
la hernia crural). También se pueden lesionar las venas en las fracturas cerradas, por
lesión directa delos fragmentos óseos. Otros mecanismos de lesión, al igual que en
los traumatismos arteriales: lesiones de arma blanca, arma de fuego,…
Lesión indirecta
Puede ser producida por estiramiento del vaso en las luxaciones pero son muy
infrecuentes.
201
Dra. Dolores Ballesteros Ortega
3.3 TRATAMIENTO
Las medidas generales del paciente son las mismas que ya hemos visto en el
caso de traumatismos arteriales. Una vez en quirófano se debe abordar de modo
amplio la lesión para poder controlarla y repararla. Si existe lesión arterial asociada,
esta se repara en primer lugar. Es importante que la lesión venosa se repare precoz-
mente, si pasan más de cuatro horas desde el traumatismo hay muchas posibilidades
de que se retrombose.
Los procedimientos que se emplean para reparar una vena son:
a. Ligadura. En venas subcutáneas o distales y en ocasiones en lesiones proxi-
males cuando está en peligro la vida del paciente.
b. Sutura lateral.
c. Anastomosis término – terminal.- En ambos casos con hilo sintético y aguja
fina para evitar que haya pérdidas sanguíneas por los agujeros que deja la
aguja.
d. Injerto de vena.- La dificultad es encontrar la vena de calibre adecuado.
e. Injerto protésico.- Unicamente se suele utilizar en el caso de grandes vasos
de abdomen y torax.
No obstante, como en el caso de las lesiones arteriales el pronóstico de las
lesiones venosas viene condicionado en gran medida por las lesiones asociadas
fundamentalmente osteo-articulares y de partes blandas.
BIBLIOGRAFÍA:
1. Wahlberg E., Olofsson P., Goldstone J.; Emergency Vascular Surgery: a practical guide;
Alemania, Springer, 2007.
2. Androulakis G., Archodovassilis F.,Bouillon B., Cavina E., et al, The European expe-
rience with vascular injuries, Surg Clin North Am. 2002 Feb;82(1):175-88
3. Liapis C.D, Balzer K., Fernandes J. European manual of Medicine: Vascular surgery.
Springer-Verlag Berlin Heidelberg 2007
4. Vaquero C., Guiones de Angiología y Cirugía Vascular. Valladolid 2011. Gráficas Andrés
Martín, S. L.
202