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(4) PAES LENGUAJE - GRUPO ALTO

Instrucciones:

Lea atentamente el texto. Escriba una o dos palabras claves al lado de cada párrafo y responda las preguntas.

Tiempo MÁXIMO para la tarea: 12 minutos. No olvide cronometrar su trabajo pues este es un ejercicio de
concentración y velocidad lectora.

La lectura como conquista de la libertad

Existe el prejuicio de que una persona que lee tiende a la pasividad. Al lado de esas mujeres y hombres de
acción que parecen vivir para la aventura de tomar decisiones importantes, el lector es un ser extraño. Sentado
en un sillón, mueve con agilidad los ojos, y sólo de vez en cuando esboza una tímida sonrisa o cambia la posición
de sus piernas. Eso es todo lo que hace. El emprendedor, en cambio, está en constante transformación y siente a
cada instante el peso de su misión: hacer que le rinda el tiempo.

A veces confundimos fácilmente la verdadera libertad con la acción. Pensamos que la esencia de la libertad
es la capacidad de elegir permanentemente entre opciones diversas y que, por lo mismo, mientras más
decisiones tomamos, más libres somos. Es esta una visión demasiado económica de la libertad: convertir nuestra
existencia en un paseo constante por un centro comercial. Por eso nos sentimos tentados a ir cada vez más
rápido, para así poder obtener la mayor cantidad de productos. El drama es que muchas veces no nos damos
cuenta de que por ese camino corremos el riesgo de suplantar nuestra identidad más profunda, esas
aspiraciones que le dan un sentido más humano a nuestra vida, por la sensación de estar haciendo algo útil. Y si
todo en nuestra vida termina siendo medido según la utilidad, entonces será imposible que nuestras relaciones
con otras personas sean genuinas.

La libertad está mucho más relacionada con la lentitud que con la velocidad. Naturalmente que la rapidez de
la decisión puede ser más bien una señal de virtud; hay pocas cosas más desagradables que un grupo de amigos
indecisos, en el que nadie quiere hacerse responsable del plan de la tarde. Nos referimos, más bien, a esa
lentitud interior de quien se posee a sí mismo y en sus acciones no se deja llevar por el principio físico de la
acción y reacción. Una lentitud que también podría llamarse soberanía o elegancia de espíritu. Lo realmente
importante en nuestras vidas no es tomar decisiones sin más, sin importar sus consecuencias, sino, sobre todo,
qué estamos eligiendo y por qué, ya que cada acto de libertad es siempre un compromiso, es decir, poner en
juego nuestra propia existencia. Solo si nos poseemos verdaderamente, si tenemos la costumbre de ponderar el
real alcance de lo que estamos haciendo, no nos olvidaremos de los demás. Porque las demás personas
aparecen en el horizonte de nuestra libertad cuando nos damos cuenta de que sólo otra libertad puede saciar
una libertad. Pero para ganarse el aprecio de otra libertad, o mejor dicho, de otra persona, es necesario abrirse y
dejar de lado todo afán de control. Ganar una sonrisa puede ser más valioso que la más grande recompensa.

La lectura es un entorno propicio para encontrarnos con nosotros mismos, no sólo por el hecho práctico de
que se trata de una acción profundamente personal –nadie puede leer por nosotros y un mínimo de separación
del mundo que nos rodea es, por lo menos, muy conveniente–; sino sobre todo porque, para dejar entrar las
palabras que vienen desde fuera, es necesario antes despertar en nosotros un profundo silencio interior. Todos
tenemos la experiencia de haber leído una o dos páginas del periódico o de una novela, y de no habernos
enterado de nada. Pero no debido a la dificultad del texto, sino, más bien, a nuestro revuelto mundo interior,
que se esfuerza por ganarle a las palabras que estamos leyendo. Es la lucha de la palabra subjetiva —todos los
pensamientos que tenemos en el corazón— en contra de la objetividad de la palabra leída. Pero precisamente
en ese proceso interior descubrimos, por una parte, lo que llevamos dentro de nosotros mismos y nos importa
en ese momento y, por otra, quizá más sutil, pero a la vez más importante para nuestra libertad interior, la
capacidad de tomar ese mundo interior y decidir abrirlo hacia algo que va más allá de nosotros mismo. Cada vez
que volvemos de una distracción a una de las palabras que tenemos delante de nuestros ojos, estamos tomando
nuestro ser en las propias manos para hacerle entender que en ese momento hay algo más importante o, por lo
menos, más necesario o más satisfactorio que nuestro pequeño mundo. Tener la capacidad del silencio interior
es saber abrir una ventana hacia el mundo exterior.

Además, pocas veces dejamos que alguien o algo se adentre tan profundamente en nuestro ser como
cuando leemos. Nuestras vidas están probablemente llenas de relaciones con otras personas. También
permanentemente estamos recibiendo todo tipo de mensajes desde el exterior, muchas veces a través de
imágenes que quieren despertar en nosotros unos deseos que hace pocos momentos ni siquiera intuíamos. La
publicidad y la propaganda política, pero también todo tipo de informaciones apenas contrastadas, nos
avasallan con facilidad y pueden hacernos confundir la realidad con un espejismo. La lectura reposada, en
cambio, es una apertura al otro desde la propia libertad, en la que nuestro espíritu va dejando entrar
paulatinamente —palabra por palabra— una existencia distinta a la nuestra. Como dice Proust en un ensayo
sobre la lectura, en esa relación personal con un libro somos nosotros mismos: no necesitamos ningún tipo de
fingimiento ni de preocupaciones por cómo le hemos caído, sino que podemos mostrarnos como somos; en
cualquier momento podemos abandonar el libro y empezar a leer el siguiente. Pero también es un acto
profundo de libertad permanecer en la lectura, ya sea por la convicción profunda de que el esfuerzo vale la pena
o porque, por mucho que suene demasiado pragmático, es lo que tenemos que hacer, como las lecturas del
estudiante para un examen.

De esta forma, la lectura se convierte en un proceso que va enriqueciendo nuestra libertad. Hoy en día está
de moda hacer todo tipo de ejercicios para cuidar el cuerpo y así sentirnos mejor, es decir, capaces de rendir
más y mejor durante el día. El permanente ejercicio de la lectura, es decir, buscar el silencio interior, abrirse a
una realidad distinta a la nuestra y que va más allá de nuestros deseos inmediatos, y la reflexión ponderada de
lo que estamos leyendo, hace que nuestro espíritu se mantenga joven. Por juventud de espíritu puede
entenderse una flexibilidad que, por una parte, nos permite expresar exactamente lo que queremos y del modo
adecuado a cada circunstancia y, por otra, nos ayuda a darnos cuenta de que la verdad se esconde en los
matices, pequeñas diferencias de las que sólo un espíritu elegante puede percatarse, y nunca en frases
provocadoras y demasiado generales. Entonces se puede actuar más prudencialmente, porque se toman en
serio los aspectos más desconocidos, pero no por ello menos importantes, de la realidad, pero también se es
más comprensivo, porque nos damos cuenta de que detrás de cada persona se esconde una biografía rica en
decisiones y herencias, que nunca podremos abarcar del todo. Pero, sobre todo, la lectura nos hace felices,
porque nos ayuda a relativizar nuestros éxitos y fracasos, y nos lleva a descubrir algo muy importante para
nuestras vidas: abrirnos a los demás.

Puede ser que un lector sólo mueva los ojos a través de unas palabras, mientras el emprendedor los
mantiene abiertos para descubrir la próxima oportunidad de éxito. Sin embargo, mientras este último camina
por el mundo con unos ojos quizá demasiado conocidos, el lector alza una y otra vez una mirada de profunda
apertura.

Gaspar Brahm. Source URL:https://www.delibris.org/es/news/la-lectura-como-conquista-de-la-libertad

1. ¿Qué prejuicio existe sobre las personas que leen?


a) Son pasivas d) Son aventureras
b) Son emprendedoras e) Son controladoras
c) Son indecisas

2. Según el texto, ¿qué confundimos con la verdadera libertad?


a) La lentitud d) La pasividad
b) La acción e) La diversidad
c) La indecisión
3. ¿Qué se menciona como importante en nuestras vidas?
a) Tomar decisiones sin importar las c) Tener el control absoluto
consecuencias d) Ponderar nuestras elecciones
b) Ganar recompensas e) Ser independientes de los demás

4. Según el texto, ¿qué capacidad es necesaria para abrirse a los demás?


a) Soberanía d) Control absoluto
b) Elegancia de espíritu e) Silencio interior
c) Lentitud interior

5. ¿Qué se menciona como una característica de la lectura?


a) Es una acción superficial d) Es un ejercicio físico para cuidar el cuerpo
b) Es una actividad sin importancia e) Es una forma de controlar a los demás
c) Es una apertura al otro desde la propia
libertad

6. ¿Qué tipo de mensajes pueden confundir la realidad con un espejismo?


a) Los mensajes personales d) Los mensajes políticos
b) Los mensajes literarios e) Los mensajes informativos
c) Los mensajes publicitarios

7. Según el texto, ¿qué se puede descubrir a través de la lectura?


a) Nuestros éxitos y fracasos d) Nuestra verdadera identidad
b) Nuestra biografía rica en decisiones e) Nuestra falta de libertad
c) Nuestra capacidad de controlar a los demás

8. ¿Qué se menciona como una característica de un espíritu joven?


a) La flexibilidad d) La generalidad
b) La rigidez e) La impaciencia
c) La provocación

9. ¿Qué nos ayuda la lectura a relativizar?


a) Nuestros éxitos d) Nuestras herencias
b) Nuestros fracasos e) Nuestras oportunidades de éxito
c) Nuestras decisiones

10. ¿Qué se menciona como algo importante que descubrimos a través de la lectura?
a) La importancia de la acción constante d) La apertura hacia los demás
b) La necesidad de tomar decisiones rápidas e) La importancia de tener el control absoluto
c) La satisfacción de obtener productos
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