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Sinopsis
Él la ha salvado. La ha amado. Ha matado por ella.
Archer de dieciocho años no pudo proteger a su mejor amiga, Vivian, de
lo que sucedió cuando eran niños, así que nunca ha parado de intentar
protegerla de todo lo demás. No importa que Vivian sólo lo utilice cuando salta
de una relación tóxica a otra, Archer siempre está ahí, esperando a ser notado.
Entonces llega Evan, la única persona que alguna vez se preocupó por
Archer sin ningún compromiso. Cuanto más se enamora de Evan, Archer cada
vez mira a Vivian como el desastre manipulador que realmente es.
Pero Viv tiene garras profundas, y cuando se entera de los asesinatos que
Archer cometió y de su relación con Evan, lo amenaza con delatarlo si no
consigue lo que quiere… Y lo que quiere es la muerte de Evan, y que Archer
pierda su última oportunidad de redención.

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Domingo, agosto 31
Traducido por Soulless
Corregido por Nanis

―Siento‖que‖las‖notas‖de‖suicidio‖pierden‖su‖chispa‖cuando‖se‖prolongan‖
demasiado.‖―Archer‖hizo‖hincapié‖en‖la‖declaración‖con‖un‖golpe‖de‖su‖pie―.‖
¿No‖te‖parece?‖¿Qué‖le‖pasó‖al‖“adiós,‖mundo‖cruel”?
En ese momento, Brody Hilton había llenado cuatro páginas de arriba a
abajo de garabatos inestables. Se cernía en la última página, con la mano
temblorosa. Junto a él se hallaba una botella abierta de vodka y una flota de
frascos de pastillas, alineados en una pequeña fila ordenada.
No era la primera vez en la última hora que Brody giraba en su silla para
mirar a Archer, suplicando. Sus ojos inyectados en sangre arruinaban el efecto.
―Archer…‖no‖me‖hagas‖hacer‖esto,‖hombre.‖No‖entiendes.‖Yo‖no…
―No quieres morir. ―Archer lo rodeó, subió una cadera en el borde de la
mesa y agitó su arma. Los ojos de Brody siguieron el arma―. Ni que decir.
¿Pero honestamente? No me importa. Te la has pasado los últimos veinticinco
4 años jodiendo a todos los que se han preocupado por ti. El Karma es una
amante cruel.
―Voy a cambiar. ―Una gota de sudor se deslizó por su frente, por la línea
de su mandíbula tensa, hasta el papel. Archer arrugó la nariz.
―Díselo‖ a‖ tu‖ hermana.‖ “Lamento que tu vida sea una mierda por mi
culpa,‖ Vivian,‖ pero‖ te‖ prometo‖ que‖ ahora‖ seré‖ un‖ buen‖ chico”. ―Gritar le
hubiera hecho sentir mejor. No había palabras suficientes para meter en la
cabeza de Brody el impacto de sus decisiones―. Ahora, firma tu carta.
Brody sollozó como ningún hombre adulto debería, pero hizo lo que le
dijeron. No importaba que Brody lo sobrepasara por unos dieciocho kilos.
Aunque Archer no era presa fácil, Brody tenía la complexión de un toro y
podría haberlo derribado si lo intentaba.
Brody simplemente estaba demasiado drogado como para darse cuenta de
ello.
Cuando terminó, Archer le echó un vistazo a la carta, que se podría
resumir en: “Lo siento, es mi culpa, todo era verdad”. Sí, sí lo era. Lástima que le
llevó una amenaza de muerte inminente para que Brody se diera cuenta de ello.
―Suficientemente buena. Ahora, vamos a ver lo que tenemos aquí. ―Tiró
los papeles sobre la mesa. Brody lo miró con ojos aletargados detrás de la gran
muralla de medicamentos que los separaba. Archer recogió una de las botellas
con una mano enguantada―. Tenemos tu flujo estándar: Klonopin, Valium,
Norco, Stilnox… Podrías abrir tu propia farmacia con todo esto.
―Medicamentos que ni siquiera le fueron prescritos a Brody. Cosas que le
había robado a sus amigos, a su familia. Lo que no tomaba para sí mismo, lo
vendía. La mandíbula de Archer se tensó. Azotó la botella en la mesa delante de
Brody, las pastillas repiqueteando―. Un consejo: en cuanto más tomes, más
rápido se acabará.
Bajo el peso de su mirada, Brody, lento y mecánico, comenzó a quitar las
tapas.
¿El problema con las pastillas? Tardaban mucho. Quién dijo que la
sobredosis era una forma rápida e indolora para morirse, nunca observó a
alguien intentarlo. Se estaba haciendo tarde y Archer tenía clases en la mañana,
pero esperó.
Brody ingirió la mayor parte del gabinete de medicamentos con licor antes
de irse tambaleando a su habitación. Murmurando todo el camino:
―Archie, Archie, por favor…
Dios, odiaba ese nombre.
Aunque lo quisiera o no, Archer se obligó a mirar a Brody arrastrarse a su
cama. Lo vio entrar y salir de un estado de inconsciencia. Lo vio girar y
moverse. Cualquier cosa que hiciera antes de que los efectos reales de las
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drogas afectaran su sistema, la forma en que vomitó y procedió a ahogarse con
él, a lo que Archer también se obligó a ver.
Estaba tomando una vida. Lo menos que podía hacer era sufrir al ser
testigo de ello.
Pronto Brody se había ido y Archer trató de no sentir náuseas.
El apartamento estaba en silencio. No del tipo de silencio cuando uno
estaba solo en casa, sino el silencio asfixiante que seguía después de una
muerte. Una sensación que lo abarcaba todo, una pesadez. Instintos humanos,
tal vez. Las campanillas de advertencia en la parte posterior de su cabeza en
silencio susurrando huye porque la muerte significaba peligro.
Pero Archer no se fue. No hasta que comprobó, y no encontró pulso. Pudo
tomarse su tiempo para salir a escondidas del edificio de apartamentos.
Pasarían días o semanas antes de que los vecinos se quejaran del olor y
derribaran la puerta. Ni siquiera nadie lloraría su muerte. Tal vez algunos
dirían que lo veían venir. Sólo otro suicidio. Qué trágico.
Con Brody ya eran tres caídos… y quedaban tres más por caer.
Domingo, septiembre 7
Traducido por Dianna K
Corregido por Nanis

Vivian‖ llamó‖ en‖ la‖ oscuridad‖ de‖ la‖ noche‖ para‖ decir:‖ “Archer, Brody está
muerto”.
Sí, lo sabía. También sabía que ella lo llamaría al segundo en que se
enterara.
Ella sorbió y gimió. Le llevó un par de intentos antes de poder decir:
―¿Puedes venir?
Pregunta estúpida. Por supuesto que lo haría. Treinta minutos después
llegó a la casa de Vivian con dos cafés en la mano, medio dormido. Viv abrió la
puerta con su cabello hecho un desastre, sus ojos rojos e hinchados. Algunas
chicas podían lucir preciosas cuando lloraban. Vivian era una de ellas.
Archer se deslizó dentro y dejó el café en una pequeña mesita esquinera
en la sala.
―¿Dónde está Mickey?
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Vivian mordió su labio, hundiéndose en el sofá de cuero. Su silencio era
suficiente. Mickey, un novio tan amoroso y preocupado, no parecía estar por
ningún lado. Fue por eso que llamó a Archer. Él no era el imbécil que siempre la
abandonaba.
―Está trabajando hasta tarde. ―Ella resopló, bajando la mirada a los
dedos de sus pies mientras los contoneaba contra la alfombra.
Correcto. Como si Mickey pudiera mantener un trabajo.
Mickey era un imbécil. Uno ni siquiera atractivo, bueno, a menos que te
gustara el look de drogadicto. Cuando la gente los veía a él y Vivian caminando
por la calle, miraban sólo porque se preguntaban qué diablos estaba haciendo
una chica tan hermosa como ella con un desperdicio como Mick.
Ella podía haberlo hecho mejor. Mucho mejor. ¿Por qué no él? El chico que
nunca la abandonaría, nunca la lastimaría. Dios sabía que él había esperado el
tiempo suficiente para que ella lo notara. Había estado tentado en añadir a
Mickey a su lista hace meses, pero había una línea que Mick no había cruzado
para empujar a Archer tan lejos. Era un imbécil, pero no la había lastimado
físicamente. Aún.
Archer abrió la boca, pensó mejor decir algo que pudiera dar lugar a una
discusión, y se sentó junto a ella en su lugar. Ahora no era el momento.
―¿Vas a decirme que pasó? ―No es que tuviera que hacerlo. Era difícil
olvidar sostener una pistola en la cabeza de alguien, mientras lo forzaba.
Vivian rasgó un pañuelo de papel entre sus dedos, con los ojos llenos con
una nueva arremetida de lágrimas.
―Fui a su casa esta mañana. Su auto estaba allí, pero él no respondió. Hice
que su casero abriera la puerta…
Su estómago dio un vuelco. ¡No, no, no, no! Eso no era lo que se suponía
que debía pasar. Se suponía que los policías encontraran a Brody. Demonios,
incluso un vecino. No Vivian. No después de todo lo que había pasado.
Se acercó a su lado, deslizando sus brazos alrededor de ella. Viv se giró y
envolvió sus delgados brazos alrededor de su cuello y enterró la cara en su
pecho. Una posición familiar. ¿Cuántas veces desde la escuela primaria Vivian
había llorado sobre él?
Como siempre, le acarició su cabello y la dejó llorar hasta que los sollozos
disminuyeron a resoplidos y gemidos. Durante todo el tiempo con sus ojos fijos
en la pared opuesta a un viejo retrato familiar. Vivian, Brody, sus padres. Antes
de que su padre se largara y su madre, Marissa, enfermara. Antes de que Brody
comenzara a tomar pastillas como caramelos mientras dejaba que sus amigos
manosearan a su hermanita.
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El pensamiento hizo que su mandíbula se tensara.
―No lo has visto en meses. ¿Qué hizo que fueras allí?
Viv resopló.
―Él sacó un par de cientos de dólares de la cuenta de mamá de nuevo.
Ella está demasiado enferma para lidiar con él, y yo solo he… tenía que hacerlo,
¿sabes? ―Su cuerpo se estremeció―. Se suicidó. Dejó esta larga carta sobre
cuánto lamentaba haberle mentido a todo el mundo, robarle a mamá… Todo
estaba allí. No pensé que le importara nada de eso.
En realidad no.
―Lo siento, Viv.
Sólo así, ella se había ido. Alejándose de él como un fantasma, al otro lado
de‖la‖habitación‖a‖los‖ventanales.‖Después‖de‖millones‖de‖años‖de‖silencio…
―¿Puedo contarte un secreto?
―Claro.
Ella respiró hondo, se secó los ojos.
―Todo el camino a casa de Brody… seguí deseando que estuviera muerto.
Con la esperanza, de que, no sé, se emborrachara y se saliera de un puente.
Archer deseó que ella se diera vuelta para que así pudiera ver su rostro.
Sus ojos decían muchas cosas que su lenguaje corporal no. Su culpa, su
vergüenza, su felicidad.
―No es tu culpa, si eso es lo que estás pensando.
―Sé que no lo es.
Parecía segura de eso. Bien. Parte de la razón por la que había pospuesto
matar a su hermano durante tanto tiempo era porque le preocupaba cómo lo
tomarían Vivian y su madre. El propósito era ayudar a Viv, no joderla aún más.
―Entonces, ¿por qué es un secreto?
Vivian se volvió.
―Porque no es la parte mala. La parte mala ―dijo, y su voz bajó mientras
se apoyaba en la ventana y miraba fijamente sus pies―, es que no me
arrepiento de ello. Me alegro. Él nunca va a hacer llorar a mamá otra vez. No
utilizará ni herirá a nadie más. Está muerto, y estoy feliz. ¿No hay algo de malo
en eso? ¿No me hace la peor persona del planeta?
Ella era hermosa. Oh, siempre había sido hermosa, desde la primera vez
que la vio en el patio. Pero nunca tanto como en ese preciso momento. Con esas
palabras. Con la luz de la luna envuelta alrededor de su cuerpo en dulces
8 caricias blancas y azules que hacían brillar su cabello. Debería exudar confianza
en sí misma, pero Brody y sus amigos habían arruinado eso para ella. La
profundidad de las cicatrices que dejaron atrás nunca había sido más evidente.
Su hermano estaba muerto, y todo lo que ella podía expresar era alivio. Eso era
todo lo que había esperado mientras observaba a Brody morir.
Archer estaba un paso más cerca de liberarla.
Se permitió una sonrisa torcida y se levantó.
―No, Vivian. No hay nada de malo en ello. No hay nada de malo con eso
en absoluto.
Miércoles, septiembre 10
Traducido por AnnaTheBrave
Corregido por sabrinuchi

Archer podría haber estado en otras universidades, en otras ciudades.


Pero a él le gustaba estar aquí, donde se sentía un poco distanciado del resto del
mundo. Allí, en Candle Bay, California, conocía gente. Allí, incluso si no podía
estar cómodo, podía soportarlo.
Además, ¿quién cuidaría de Vivian si él se iba? Ella hacía un pobre trabajo
por sí misma. Razón por la cual Archer estaba atrapado en el frío. Porque si no
esperaba para ver si ella salía de clase para llevarla a almorzar ―los miércoles
eran sus días de cita para almorzar con ella― lo tomaría como algo personal y
luego él oiría sobre ello.
El último de los estudiantes salió, pero no Vivian.
Por lo tanto, no había ido a clases. Otra vez.
Cuando empezaron la universidad y Vivian le dijo que quería
especializarse en algún tipo de programa de enfermería, Archer hizo una
9 apuesta consigo mismo sobre cuánto tiempo iba a seguir con eso. No porque
ella fuera a aburrirse sino porque, sin duda alguna, Mickey lo jodería. Si no era
él, entonces algún otro chico. Viv era tristemente famosa por dejar que sus
novios arruinaran todo lo bueno que había hecho.
A Mick no le gustaba compartir su atención con nada, ni siquiera con la
escuela. Archer estaba dispuesto a apostar que incluso se quejaba de que ella
fuera al servicio memorial de Brody. No es que se molestara en ir con ella para
apoyarla ni nada así. Él probablemente tampoco asistiría al entierro en sí, una
vez que el médico forense terminara con el cuerpo de Brody.
Archer esperó unos minutos para estar seguro antes de colgar la mochila
en su hombro y escabullirse por el campus. Por mucho que le enfurecía ser
plantado ―de‖ nuevo― todo el camino a casa, lo superaría antes de volver a
hablar con Viv. ¿Seguir enojado con Vivian? Nunca había sido uno de sus
puntos fuertes.
Pasando edificios de ladrillo y árboles desnudos, Archer era casi libre de
las multitudes que se movían de una clase a otra, yendo y viniendo como la
marea. E inevitablemente, alguien pasó corriendo a su lado y, en su prisa,
golpeó su hombro con suficiente fuerza para hacerlo tropezar. Su mochila voló
golpeando el suelo, y alguien, aunque no el idiota que lo había golpeado y
huido, atrapó su brazo para que no cayera.
Odiaba ser agarrado. Pero más odiaba caer sobre su trasero frente a un
grupo de personas. Negociación justa.
―Vaya,‖¿estás bien?
El chico salvador era más alto que Archer por unos centímetros, de modo
que tuvo que levantar la mirada para ver su rostro, sus ojos eran oscuros y su
cabello castaño. Cada centímetro era macizo y delgado donde Archer era
esbelto.
El chico le echó un vistazo a los labios apretados de Archer y lo dejó ir,
metiendo sus manos en sus bolsillos.
Archer recogió su mochila del suelo.
―Estoy bien. La gente nunca mira por donde va.
El chico sonrió. Había algo en la suave forma de su boca que a Archer le
gustaba, algo que le hizo observar un momento más largo de lo necesario.
―Lo dices como si estuvieras acostumbrado a ser empujado.
―Supongo.‖ ―Se encogió de hombros. No era muy diferente a la
secundaria. Cualquiera que dijera que la gente se volvía más amable y tolerante
cuando ibas a la universidad, mentía. Las personas no maduraban; encontraban
furtivas y más manipuladoras formas de ser imbéciles―. Gracias, de todas
formas. Te veré por ahí.
―Oye,‖emm…‖¿Cómo‖te‖llamas?
10 ¿Qué? No. Archer no tenía pequeñas charlas, especialmente con extraños.
Pero había sido criado con modales, por lo que se detuvo, se volteó y lo miró.
Paciencia. Otra cosa en la que no era bueno.
―Archer. Supongo que eres nuevo. ―No porque todos lo conocieran, sino
porque era un campus pequeño ocupado en su mayoría por personas que
recordaba de la secundaria, y el rostro de este chico no le era familiar. Además
estaba vestido con una camiseta y pantalón corto color caqui, obviamente no
preparado para la fría temperatura.
―Soy Evan.‖―Le ofreció una mano. Luego de mirarla por un rato, Archer
la tomó a regañadientes. Los dedos de Evan fueron cálidos en comparación con
los fríos de Archer―. Llegué un poco tarde, sí. Todo estaba bastante lleno así
que mi selección de clases apesta.
―Eso apostaría. ―Si Evan fuese mejor leyendo a las personas, tal vez
hubiese captado la vibra de “no hables conmigo” que Vivian insistía que él
desprendía. Pero no. Siguió hablando.
―De hecho, estoy intentando encontrar la oficina de administración. ―La
sonrisa de Evan se volvió tímida―. Tengo que arreglar unas cosas sobre el
horario. Pensé que podrías mostrarme dónde está.
Archer podría haberle señalado la dirección, pero estaba en el lado
opuesto del campus y en un pequeño edificio sin señalización que a él le había
llevado cuarenta y cinco minutos encontrar en su primer viaje hasta aquí. Otra
vez con los modales. Archer exhaló y le hizo señas a Evan para que lo siguiera.
Éste se mantuvo a su lado. Curioso, con Evan como sombra, la gente se
alejaba del camino de Archer. Probablemente porque este chico era más grande.
O quizás era la manera en la que Evan mantenía la cabeza en alto al caminar,
con los hombros cuadrados, mientras Archer tendía a encogerse, deseando
hacerse invisible. Intocable.
Archer le dio una mirada.
―¿Cómo es que no te estás congelando?
―Oh. Estoy acostumbrado al frío, supongo. Crecí con él.
―También yo, y estoy helado.
Evan se detuvo, capturando el codo de Archer en una cálida y gran mano.
―¿Lo estás? Ven…
Antes de que pudiera protestar, se desviaron hacia uno de los puestos de
café del campus. A esa hora del día, no había fila.
―Ordena algo ―le dijo Evan―. Va por mi cuenta.
Puedo pagar por mis propias bebidas, gracias. Excepto que su billetera estaba
11 en el auto. Eso no era de mucha ayuda.
―No, no quiero…
―Vamos. Como un agradecimiento por mostrarme los alrededores.
La chica detrás del mostrador lo miró expectante, él realmente no quería
discutir y llamar más la atención. Dejó que Evan le ordenara un café, quien se
pidió un chocolate caliente para sí mismo. Era cierto que el vaso caliente se
sintió muy bien cuando envolvió los dedos a su alrededor, y murmuró un bajo
“Gracias”‖mientras‖se‖encaminaban‖de‖nuevo.
―Como ya dije, es un agradecimiento para ti. ―Evan sonó satisfecho
consigo mismo. Qué molesto.
Rodearon el campus, y el edificio de administración se hizo visible. Evan
se quedó junto a la puerta, y le ofreció una sonrisa tan cálida como el café.
―Gracias de nuevo. Consigo perderme en lugares nuevos.
Una mujer vestida en ropa informal de oficina y una trenza pasó junto a
ellos.
―Es bueno verlo de nuevo, señor Bishop. Tengo esos papeles para ti ―le
dijo a Evan y entró.
Archer lo miró. Evan le devolvió la mirada.
―Nunca habías estado aquí antes, ¿eh? ―preguntó Archer.
El rostro de Evan enrojeció hasta las puntas de las orejas.
―La‖vi‖en…‖ya‖sabes,‖la‖orientación.‖Ella‖debe‖recordarme.
―Mm.
No sabía si sentirse molesto porque le había mentido, confundido por qué,
o divertido por la expresión en el rostro de Evan. Pero lo que sea. Archer lo
había llevado a su destino, y su bebida sólo lo mantendría caliente por un
tiempo.
Evan miró su vaso.
―Entonces, supongo que te veré por ahí.
Apenas sonriendo, Archer sacudió la cabeza y se giró para irse sin decir
una palabra.
Pero había algo en la mirada humillada en los ojos de Evan que lo hizo
mirar sobre su hombro, mientras rodeaba la esquina.
―Fue agradable conocerte, Evan.

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Domingo, septiembre 21
Traducido por flochi
Corregido por sabrinuchi

Richter Samuels moriría más pacíficamente que Brody. Simple


intoxicación por monóxido de carbono, muy triste, muy malo. Cuando alguien
encontrara la fuente de la fuga, podría preguntarse al respecto, salvo que la casa
de Richter era un enorme peligro. Cables expuestos, correo y periódicos
apilados en los mostradores, mierda de‖ ratón‖ en‖ el‖ piso…‖ y‖ una‖ conveniente‖
pequeña estufa de gas. Archer iba a entrar y salir tan rápidamente como
pudiera; simplemente el aroma lo mareaba.
Después, se escondió en el patio detrás de la casa rodante, usando un
jersey de cuello alto bien levantando para cubrir su nariz y boca, la capucha de
su chaqueta ajustada alrededor de su cabeza. Manteniendo su rostro oculto, se
arrastró hacia la ventana de tanto en tanto para espiar dentro.
Tomó varias horas, pero su paciencia se vio recompensada y finalmente,
Richter yacía en el suelo de la cocina, inconsciente. Otra existencia inútil
removida de la sociedad.
13 Pero inconsciente no era lo mismo que muerto. Tenía que deslizarse en el
interior otra vez, comprobar su pulso, y ser rápido antes de que el gas le hiciera
desmayarse también a él. Se arrastró de vuelta alrededor de la casa, abriéndose
camino a través de la maleza crecida y el césped, sabiendo que la puerta
seguiría desbloqueada cuando la alcanzara.
Ni bien rodeó el frente, un par de faros barrieron la esquina y se tambaleó
de regreso, fuera de la vista. Sólo alguien pasando cerca, ¿cierto? Nada de qué
preocuparse.
Salvo que los faros redujeron la velocidad y el auto al que le pertenecían se
detuvo en frente de la casa de Richter, permaneciendo unos segundos, y luego
apagando el motor.
Mierda.
Archer se atrevió a asomarse por la esquina del edificio. Del auto salió una
mujer de cabello rizado, de mediana edad, usando algún tipo de uniforme de
camarera y llevando una cesta de ropa doblada. ¿La madre de Richter, tal vez?
Marchó hacia los escalones y entró, mientras Archer desaparecía en la parte
trasera de la casa una vez más, lejos de la vista de la calle.
Tenía que salir de allí. Correr a su auto y marcharse. Pero no podía, no
hasta que supiera que Richter estaba muerto. Poniéndose en cuclillas fuera de la
ventana por la que había observado antes, escuchó. Escuchó las llamadas
frenéticas de la mujer en busca de Richter, el grito asustado que soltó cuando lo
encontró en el piso de la cocina. Por más que quisiera arrimarse y espiar por la
ventana, era más astuto que eso. Tendría que confiar en que los gritos le dijeran
lo que necesitaba saber.
Y ella era ruidosa. Amortiguada por las paredes y los cristales, hasta que
abrió la ventana. Archer se agachó, listo para salir corriendo, pero ella estaba
muy ocupada hablando con el 911 en el teléfono como para mirar hacia abajo y
verlo. Tartamudeaba y se trababa con las palabras mientras luchaba por
explicarle al operador lo que estaba sucediendo.
―¡Está muerto, mi hijo está muerto!‖Yo‖acabo…‖no, acabo de encontrarlo
y‖est{…
Archer cerró los ojos. Se obligó a permanecer quieto.
―No, no hay‖pulso,‖oh,‖Dios‖mío…
Bastante bien. Tenía que serlo. Si las ambulancias estaban en camino, no
podía arriesgarse a quedarse más tiempo. Esto terminaba la cuarta ronda. Sólo
quedaban Héctor y Bobby.
A medida que se deslizaba en la cubierta de los árboles y la oscuridad, un
pinchazo de culpa le carcomió las entrañas. Ninguna madre debería encontrar a
su‖ hijo‖ muerto,‖ pero…‖ aunque la había escuchado gritar, no había escuchado
lágrimas. ¿Qué clase de madre no lloraría siquiera cuando encuentra a su hijo
14
muerto?
Por supuesto, su madre no lo habría hecho tampoco.
Tenía frío y estaba cansado para cuando regresó a su auto estacionado a
un lado de la carretera a un kilómetro de distancia. Todo lo que quería era una
ducha caliente y una cama más caliente aún. En el asiento del acompañante, su
teléfono brillaba.

No leídos (7)

Bueno, alguien estaba ansioso por ponerse en contacto con él. Archer
exhaló. Casi las dos de la mañana. ¿Estaba realmente dispuesto para el drama
sea cual fuere que Viv estaba pasando ahora? A veces, deseaba tener la
habilidad de excluirla e ignorarla.

Vivian: Oye, ¿estás en casa? Enviado: 10:45 p.m.


Vivian: Llámame, por favor. Enviado: 10:50 p.m.
Vivian: Archer, llámame, por favor, es importante. Enviado:
11:34 p.m.
Vivian: Dónde estás. Enviado: 12:45 p.m.
Vivian: Necesito alguien con quien hablar. Enviado: 12:47
p.m.
Vivian: Boté a Mick. Tengo miedo de estar sola. Enviado:
1:59 a.m.
Vivian: Te necesito. Por favor. Enviado: 2:03 a.m.

El último mensaje llegó justo cuando deslizaba el teclado. Suspiró.

Yo: Lo siento, durmiendo. En camino. Enviado: 2:05 a.m.

Lanzó el teléfono al asiento. Hasta ahí su idea de dormir.


Cuando comenzó a conducir a la casa de Vivian, se preguntó qué pudo
haber sucedido para finalmente ponerse seria y patear el lamentable trasero de
Mickey. No es como si él hubiera vivido con ella, pero bien podría haberlo
hecho. El pedazo de mierda de los bajos fondos tenía una bonita casa propia. La
única razón por la que tenía cierta apariencia limpia se debía a que su mamita
querida le pagaba a una criada para que fuera una vez al mes.
El teléfono parpadeó otra vez antes de llegar al final de la calle.
15
Vivian: No, no lo estabas. Estoy en tu casa. Enviado: 2:11
a.m.

Un escalofrío trepó por su nuca. ¿En su casa? ¿Cómo demonios había


entrado? Claro, ella pasaba inesperadamente a veces, pero él nunca le había
dado una llave. Archer se quedó mirando la pantalla hasta que alguien detrás
de él en el semáforo le tocó la bocina.
Bueno, bien. ¿Hay algo en el departamento que ella no pueda ver? No. Era
bastante bueno en mantener su casa libre de evidencias. No era un descuidado
asesino serial recogiendo sus presas de las calles al azar. No las llevaba a su
casa. No tenía un arma asesina o lo que sea. No se trataba de que lo disfrutara y
conservara recuerdos. Él tenía que hacerlo.
Lo que guardaba era una carpeta negra con un pedazo de papel
desgastado y suelto metido, una lista de nombres y notas. Cada nombre era
tachado cuando llegaba el momento. Jay Lee, Ronny Brown, Brody Hilton, Richter
Samuels…‖pero‖esa‖carpeta‖pr{cticamente‖estaba‖pegada‖a‖él.‖Iba‖a‖donde‖iba‖él.
Su corazón retumbó durante todo el camino a casa. Era cuidadoso, pero,
¿qué tal si no lo suficiente? ¿Qué tal si ella encontraba algo?
Estacionó en su lugar asignado y salió del auto con tanta rapidez que casi
olvidó las malditas llaves. Subió dos escalones a la vez, empujó la puerta, no
estaba cerrada, y la cerró detrás de él.
―¿Viv? ―gritó.
Se derramaba luz en el pasillo de su habitación. Dentro, Vivian se había
acomodado en su cama, vestida con nada más que una de sus camisetas. Se
incorporó cuando él entró, envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas. Un
hematoma púrpura y azul marcaba el costado derecho de su cara, haciéndolo
olvidar del porqué estaba enfadado de que ella estuviera en su departamento.
―Hola…
La tensión ardió a través de él e hizo que su mandíbula apretada doliera.
¿Cuán malnacido tuvo que ser Mickey para que Vivian lo abandonara? Al
parecer, ese moretón lo respondía. Pero ella no estaba llorando, por lo que
Archer se obligó a calmarse. Se quitó la chaqueta, y ella se movió para que él
pudiera sentarse en el borde del colchón.
―¿Qué te hizo?
Vivian tomó su mano en la suya, entrelazando sus dedos.
―No pasó nada. Lo siento, probablemente te preocupé.
16 Se quedó mirando su rostro.
―No parece que fuera nada.
―Bien, es algo, pero ahora no es importante. ―Suspiró―. Rompí con él.
Le dije que no quería volver a verlo. No es como si se tratara de la primera vez
que‖lo‖ha‖hecho…‖―Vivian hizo una mueca por la mirada penetrante que él le
lanzó―…‖ pero…‖ no‖ lo‖ sé,‖ algo‖ respecto‖ a‖ esta‖ vez‖ se‖ sintió‖ diferente.‖
Simplemente decidí que había terminado. Con él.
Porque eres libre, quiso decirle. Eres libre de Brody y de todo lo que él te hizo
pasar. Te liberé. Qué diría ella si le dijera, se preguntó. ¿Estaría agradecida? ¿Lo
rodearía con sus brazos y le agradecería? ¿O lo llamaría un monstruo y correría
a la policía? No lo sabía. No quería saber.
―Bien. Te lo he dicho antes, puedes hacerlo mejor.
Viv bajó la mirada a sus dedos entrelazados, frotando distraídamente su
pulgar sobre sus nudillos.
―Interpuse un pedido para que cambien las cerraduras de mi
departamento. Me estaba preguntando si podría quedarme aquí por unos días
hasta que esté hecho.
Oh, diablos. Archer no pudo pensar una razón cierta para decirle que no.
No mataría a nadie en un tiempo. Ya había acabado con dos en un mes; más de
eso, en una ciudad de ese tamaño, y las personas comenzarían a notarlo.
Se trataba de pocos días. Podía manejarlo, ¿no? Era una oportunidad para
asegurarse de que Viv permanecía alejada de Mick mientras pasaba algo de
tiempo privado con ella.
Y‖estaba‖todo‖el‖irritante‖asunto‖de‖que‖no‖podía‖decir‖“no”.‖Suspiró.
―Sí, claro. Toma la cama y duerme un poco. Puedo tirarme en el sofá.
―Se movió para ponerse de pie, Vivian le apretó la mano. Bajó la mirada,
pregunt{ndose,‖esperando‖tal‖vez,‖que‖sólo…‖le‖dijera‖que‖durmiera‖en‖la‖cama‖
con ella. Sabiendo que sería una mala idea si ella lo decía.
Su labio inferior sobresalió en un leve mohín.
―¿Por qué antes me habías dicho que estabas durmiendo? ¿Dónde
estabas?
Las mentiras le salían con facilidad, pero nunca le gustaba hacérselo a
Vivian.
―Salí antes. Estaba un poco borracho, me dormí en el auto. ―La
respuesta no pareció satisfacerla por completo, ella sabía que no era un gran
bebedor, pero tampoco tenía razón para cuestionarlo. Él tragó saliva, intentó
cambiar el foco de atención hacia ella―. ¿Cómo entraste a mi departamento?
Tuvo la gracia de ruborizarse.
17 ―Mantienes el repuesto de tu llave escondida en la rana junto a los
arbustos.
Algo que iba a tener que dejar de hacer, obviamente.
―Oh.
Vivian liberó su mano.
―Buenas noches, Archer. Gracias.
Archer la saludó despectivamente. Buscó una almohada, sábanas, y una
manta de repuesto de su armario y caminó lentamente hacia la sala. Dormir en
el sofá no era la gran cosa. Lo había hecho un millón de veces antes cuando
arrastrarse hasta su habitación parecía requerir demasiado esfuerzo.
Lanzó su ropa sucia con olor a pino en el lavadero antes de cubrir con una
sábana el sofá para evitar dormir directamente encima, se desnudó hasta
quedar en bóxer, y se desplomó en los cojines. 3:34 a.m., de acuerdo a su
teléfono. Las clases empezaban a las nueve. Tal vez se quedaría en casa al día
siguiente y disfrutaría del silencio. O tal vez, finalmente, añadiría el nombre de
Mickey a su lista.
Lunes, septiembre 22
Traducido por BookLover;3
Corregido por Nanis

A las 9:30 la alarma del Archer sonó furiosamente en el dormitorio.


Viendo que la había ajustado para las 9:00, podía determinar dos cosas: dormía
como un tronco, y Vivian se había ido temprano.
Había una nota al lado de la cafetera, diciendo que tenía clases y
necesitaba conseguir algunas cosas de su departamento. Estaría en The Grove
esta noche, luego regresaría a casa. ¿Cómo esperaba ella que Mick no se
presentara en su lugar favorito para pasar el tiempo? Lindo. Archer se preguntó
cuánto tiempo pasaría antes de que regresara con él.
Lograr asistir a su clase de las 9:00 de la mañana obviamente no sucedería.
Aun cuando habría podido conseguir vestirse y hecho otras cosas, no se
preocupó. En su lugar, limpió el departamento. Tendió la cama, bueno, la
volvió a tender; Viv lo hizo pero no de la manera que a él le gustaba. Lavó los
platos y terminó algunas tareas. Tomó una siesta en alguna parte alrededor del
mediodía. El silencio era maravilloso.
18 Hasta terminar la tarde, cuando los textos de Roxy comenzaron a llegar,
preguntando si estaría en The Grove. ¿Tengo alguna opción?, respondió. Ella
contestó con una cara triste, y cuando él la ignoró por un rato, una cara enojada.
Supongo que significaba que no. Mejor hacer un acto de presencia y asegurarse
que Vivian no merodeara alrededor de Mick de todos modos.
The Grove estaba ubicado a lo largo del paseo marítimo, su terraza trasera
con vistas a la playa por lo que el aire fresco del océano barría y enviaba
escalofríos por su columna vertebral. Vivian no estaba allí cuando llegó.
Archer se acomodó en su asiento habitual cerca de Roxy, sus pies se
levantaron sobre la mesa, tomando los restantes rayos de luz. Podría haberse
quedado dormido así. Pudo hacerlo, incluso, si la gente a su alrededor no
fueran malditamente ruidosa. Ocasionalmente cometiendo el error de tratar de
empujarlo en una conversación a la cual daba respuestas cortas. Las personas
de su edad, recién salidos de la preparatoria y entrando a la universidad,
pensando que era un mierda por eso. Pero el verano después de la graduación
había hecho muy poco para que cualquiera de ellos madurara.
Hubo una época en la que las salidas con los amigos habían sido
divertidas. Antes en la preparatoria cuando eran sólo él, Vivian, y de vez en
cuando Roxy. Jugando Scrabble y mirando películas del horror de bajo
presupuesto alquiladas de Family Video calle arriba. Colándose en discotecas
con identificaciones falsas que raramente funcionaban.
Entonces la graduación pasó, y con algunas cortas semanas mudándose a
sus propios lugares, preparándose para la universidad, Roxy y Vivian se
transformaron en mariposas sociales que amaban conocer gente nueva y
traerlos alrededor. Hicieron al The Grove su lugar favorito para pasar el rato.
Entonces vino Mickey y algunos de sus amigos. Luego estaba Jordy, Melissa.
Otros vinieron, otros se fueron.
Así que cuando Jordy llegó y les presentó a alguien nuevo, no fue una
gran sorpresa. Lo sorprendente fue que Archer ya sabía quién era.
―Chicos, hola, éste es Evan Bishop. Es nuevo en la ciudad; pensamos que
podríamos mostrarle un buen rato.
El chico de la escuela. Correcto. Archer intentó deliberadamente no mirar
en su dirección, pero Roxy lo pinchó en el hombro hasta que levantó su cabeza
y bajó sus gafas de sol.
Evan, todavía en sus bermudas, por lo menos había pensado usar una
chaqueta, exploró el grupo. Sus ojos encontraron a los de Archer y continuó
mirándolo. Archer juró que podía ver una sonrisa tirando de las comisuras de
sus labios.
―Esos son Roxy y Archer allá ―dijo Jordy. Evan metió las manos en sus
bolsillos. Esa vez, su sonrisa torcida era obvia.
19
―Archer y yo ya nos hemos conocido.
La manera en la que lo dijo hizo que el calor se deslizara hasta su cara.
―En la escuela ―murmuró Archer cuando todo el mundo se volteó a
mirarlo.
Roxy se inclinó para murmurar:
―¿Conociste a un magnífico chico como este en nuestra escuela y no lo
trajiste por aquí?
Archer la ignoró, subiendo sus gafas de sol y mirando de nuevo hacia el
agua.
Durante los siguientes treinta minutos, escuchó a todo el mundo derrochar
su atención en el Nuevo Chico. Archer se enteró de que Evan estaba
especializándose en biología marina.
―¿Cómo nadar con delfines y esas cosas? ―preguntó Melissa, mientras
que Evan reía un poco y decía:
―Uh, algo así, supongo.
Evan estaba siendo asombrosamente callado, a pesar de lo hablador que
había sido el día que Archer lo había conocido. Tímido en torno a los grupos,
quizá. La familia de Evan vivía a una hora hacia el norte, y había conocido a
Jordy en sociología.
Archer se enteró de todo esto porque eran ruidosos. No porque estuviera
escuchando o algo así. ¿Qué le importaba?
Eventualmente, Evan se libró de las indiscretas preguntas de las chicas.
Cuando lo hizo, tomó asiento en la silla que Roxy había abandonado hace un
rato, encorvándose sin gracia con un suspiro. Archer fingió que sus ojos no lo
estaban siguiendo por detrás de sus gafas oscuras.
―¿Ya lamentándolo?
Evan parpadeó hacía él.
―¿Lamentando qué?
―Dejar que Jordy te convenciera de venir aquí. No parecía que estuvieras
disfrutándolo. ―Una observación estúpida, pensó. ¿Por qué en el mundo iniciaría
una conversación? Bien hecho, sí.
Una breve y cálida risa se escapó de la boca de Evan.
―No importa. Comenzaba a pensar que estaría pasando el semestre sin
nadie para pasar el rato.
Haven University era muchas cosas, ¿pero un lugar donde hacer amigos
era difícil? No realmente.
―¿Ningún compañero de cuarto?
20
―No. Solo yo. ―Sus ojos se dirigieron a su regazo donde sus dedos
recogieron un hilo suelto de su camisa―. Tengo mi propio apartamento en el
edificio Hillhurst. Realmente no quiero vivir en el campus.
Hola, coincidencia.
―Interesante.
Evan lo miró.
―¿Por qué?
El mismo edificio. No era un gran problema. Archer podría haberse
encogido de hombros y no decir nada, pero…
―También vivo allí.
Su sonrisa iluminó todo su rostro. Eso es lo que era, no era su boca la que
le gustaba a Archer, solamente el aspecto que tenía cuando sonreía así. Sincero
y cálido.
―¿En serio? ¿Qué número?
Realmente no era asunto de Evan saber dónde vivía, pero Archer no podía
pensar en una manera agradable de no decirle ahora que había dejado que la
información se le escape.
―G205. ―Edificio G, en la parte trasera del edificio, segundo piso.
Aislado y tranquilo, justo de la manera que le gustaba.
―Estoy en C102, pero el personal de oficina probablemente piensa que
vivo en la piscina. ―Su postura se relajó. La tensión pareció desaparecer de sus
hombros por primera vez desde que llegó―. Aunque, no he tenido ningún
visitante aún. Deberías pasar por ahí.
Había algo un poco deprimente y solitario en esa declaración. Archer no
había tenido visitantes, tampoco. Bien, no de buena gana, de todas formas.
Solamente Vivian sabía dónde vivía, y había sido una batalla constante
conseguir que lo llamara antes de presentarse. La última cosa que necesitaba o
que quería eran invitados apareciéndose cada vez que les apetecía. ¿Así que
decirle a Evan donde vivía? No era una idea brillante.
Pero nadie le había dado una invitación abierta para mostrarse por ahí
antes. En realidad, nadie salía con Archer porque quisieran. Solo era el chico
que acompañaba a Vivian a dondequiera que fuera. Hasta ese momento,
realmente nunca dejó que eso lo molestara.
Aunque la idea de las chicas compitiendo por la atención de Evan y los
chicos queriendo llevarlo por la ciudad no le sentó muy bien. Archer lo había
visto primero. Entonces, ¿qué decía sin sonar demasiado ansioso o como un
completo idiota? ¿Cuál era la respuesta correcta?
―Sí ―dijo finalmente, evitando los ojos de Evan―. Ya veremos.
21
Miércoles, septiembre 24
Traducido por NataliCQ
Corregido por Nanis

Voy a estar en casa a tiempo para la cena, leyó en la nota de Vivian.


Archer había pensado en los pocos días que ella había estado aquí, que la
vería más de lo que lo hacía. Se cruzaban en la mañana mientras se preparaban
para clases. Si tenía suerte, la veía justo antes de acostarse.
Cuando le preguntó a dónde iba después de la escuela, ella rodó los ojos
como si estuviera siendo irrazonable. De compras. Películas. Fiestas. Todas las
respuestas lógicas para alguien como Vivian, salvo la que por lo general le decía
todo sobre esas cosas después de los hechos.
Para colmo, ella se escapó de su almuerzo el miércoles. Otra vez.
No le sentaba bien a Archer. Incluso si decía que estaría en casa a cenar
con él y él tenía comida, lista para ser cocinada, tenía la sensación de que iba a
estar comiendo solo.
Mientras esperaba, Archer se tumbó en el sofá y se quedó dormido con los
22 débiles sonidos de la televisión. Fue un tranquilo y repetitivo ruido lo que lo
sacudió de su sueño y, por instinto, tomó su teléfono antes de darse cuenta de
que era un golpe, no un pitido. Alguien estaba en la puerta.
Nadie sabía dónde vivía, excepto Vivian, ¿y por qué iba a llamar?
Con el pulso zumbando, se levantó del sofá. Podría ser la policía. Se
enteraron de Richter. Brody. Los otros… revisó para asegurarse de que su
carpeta y su lista estaban dentro de la cubierta inferior de uno de los cojines del
sofá, donde los había comenzado a esconder desde que Viv se había apoderado
de su habitación.
El frío en el apartamento era de repente demasiado evidente. Se deslizó a
través de sus poros, haciendo que sus músculos temblaran. Su mano se posó en
la perilla y escuchó. Tal vez quien fuera se iría.
Otro golpe.
Archer respiró hondo y abrió la puerta.
Evan estaba de pie en la parte superior de las escaleras en pantalón negro
―la primera vez que lo había visto en pantalones reales― y una chaqueta, la
capucha puesta. Le dio una tímida sonrisa.
―Oh. Estaba empezando a pensar que no estabas en casa. ¿Te desperté?
Sí.
―No. ―Archer vaciló. ¿Evan había mencionado que pasaría? No, no,
Archer estaba seguro de que no lo había hecho. De hecho, no recordaba que le
extendiera una invitación en absoluto. Y sin embargo, se movió a un lado,
empujando una mano por su cabello con un suspiro―. Adelante.
Evan entró, mirando a su alrededor. No había mucho que ver. No era muy
decorador. La única razón para decorar era a causa de Vivian. ¿Por lo que
toques personales? ¿Chucherías y fotos? No había muchos.
―Esto es bonito. El diseño es un poco diferente al mío. Más oscuro,
también. ―Evan entró en la sala de estar, dando un giro completo.
Archer rodó sus hombros hacia atrás en un encogimiento, mirándolo
ansiosamente.
―Utilizo cortinas especiales para mantener fuera la luz. ―Dormía
demasiado durante el día y el sol le molestaba.
―Cómo el vampo que eres. ―La boca de Evan se curvó―. Así que… lo
siento por detenerme sin avisar. ¿Iras a The Grove esta noche?
―No lo había planeado. ―Archer metió las manos en los bolsillos, se dio
cuenta que no tenía ninguno, y las removió por un momento mientras
averiguaba qué hacer con sus brazos. Los dejó caer inútilmente a los costados―.
¿Iras?
23
―No lo sé. ―Su invitado permaneció cerca del sofá antes de sentarse en
él. Dios, modales. Nadie los tenía ya. Uno no pasa inesperadamente y toma
asiento sin que se lo ofrezcan―. Pensé en ello, pero es… prefiero cuando estás
allí. Me das alguien con quien hablar. ―Antes de Archer pudiera señalar que
un montón de gente hablaba con Evan, él complementó―: Todos son
totalmente interesantes y todo, pero soy un poco torpe en grupos. Y tú no eres
tan… eh.
Archer levantó una ceja.
―¿Ruidoso?
La sonrisa de Evan era tímida.
―Bueno, ruidoso, sí. Pero eres más tranquilo. Exudas este tipo de aura
relajada, supongo.
¿Calmado? ¿Relajado? ¿Él? Todo el mundo siempre le molestaba por ser
tenso. Archer pensó que no tendría que estar tenso si no fueran tan estúpidos la
mitad del tiempo. Tenía etiquetas; tenía una idea de lo que era apropiado. No
tenía por qué ser extrovertido y ruidoso como Vivian, Jordy, y los otros porque
no quería destacarse. Pero si Evan quería confundir antisocial con tranquilo y
relajado, entonces, lo que fuera.
―Me tomé el día libre de clases y reuniones sociales ―murmuró
Archer―.‖ ¿Quieres…‖ algo?‖ ¿Una‖ bebida?‖ ―Cuando Evan negó con la cabeza,
Archer torpemente se sentó en el otro extremo del sofá. Odiaba jugar de
anfitrión. Especialmente cuando su invitado no le daba nada en lo que
centrarse, como conseguir bebidas.
―Dejaré que vuelvas a evitar la interacción, es que… um, tenía una
pregunta, supongo. ―Evan miró sus manos en su regazo, molestando
distraídamente sus uñas. Archer esperó―. Hay este evento sucediendo en Fly's,
sabes dónde es, ¿no? Es esta cosa del torneo. Un poco estúpido, lo sé, pero me
convencí de entrar y pensé que sería genial si alguien viniera conmigo.
Fly´s era una elaborada arcada en el centro comercial, y su salto a la fama
fue albergar algunos de los primeros juegos de arcade de la vieja escuela justo
junto a los más nuevos, los del estado de la técnica. Divertido, Archer no había
realmente vinculado a Evan con el tipo de videojuegos. Actividades al aire libre
y pasar la mayor parte de su tiempo en la piscina y todo era más cómo Archer
lo imaginaba… No es que lo hiciera. Imaginarlo.
―Así que quieres que sea tu animador.
―Sí, bueno, no. No es exactamente eso… ―Evan se frotó la parte
posterior del cuello. Una sombra distinta de rojo se deslizó hasta su cuello y en
su cara―. No te haría usar traje o pompones. ―Sonrió.
Fue un intento estúpido de una broma, salvo que hizo a las comisuras de
24 los labios de Archer contraerse involuntariamente.
―¿Qué voy a estar haciendo, exactamente?
El rostro de Evan se iluminó. Qué triste. ¿De verdad no tenía otros amigos
a los que podía preguntarle?
―En su mayoría sólo estarías observándome, supongo. Diez rondas, diez
juegos diferentes. Probablemente tres horas, a menos que pierda muy pronto.
Incluso el ganador del tercer lugar recibe cien dólares. Podría comprarte una
bebida después como agradecimiento.
No importaba que no eran lo suficientemente mayores para conseguir
bebidas que se sirven en cualquier lugar. O que a Archer no le gustara beber. La
necesidad de Evan lo rozó por el camino equivocado. Tenía bastante de eso con
Vivian, constantes mensajes de texto y llamadas… Sólo cuando ella quería algo,
por supuesto. Archer se haría cargo de todo. Pero él la había mantenido
alrededor todos estos años, porque sin duda no era su culpa. Ella hizo lo mejor
con la maldita forma con la que había sido tratada. ¿Cuál era la excusa de Evan?
Actuando como si todos mordieran si se les acercaba. Aferrándose a alguien
como Archer.
Evan lo observaba, masticando su labio inferior.
―Es el próximo miércoles, el dos. Inicia a las tres. Puedes siempre… ya
sabes, dejarme saber si estás libre más tarde o algo.
Bueno, consiguió puntos por darle a Archer una salida fácil. Voy a
comprobar mi agenda, podía decir y cortésmente declinar después, indicando que
tenía otros planes.
―Estoy libre. ―Las palabras salieron de la nada y quería golpearse a sí
mismo―. Ven a buscarme cuando estés listo para ir. ―¿Qué estás haciendo? Mala
idea, mala idea. Él no hacia la cosa del amigo. No salía con la gente. Nunca
terminaba bien.
Evan le dio una de esas sonrisas tímidas y empezó a decir algo cuando la
puerta principal se abrió. La habitación cobró vida con la entrada de Vivian,
como siempre lo hacía. Tenía una bolsa que colgaba de una muñeca, teléfono
celular en la mano, mochila al hombro. Y tan pronto como cerró la puerta detrás
de ella, abrió la cortina de la ventana de la sala.
―Jesús,‖Archer,‖deja‖un‖poco‖de‖luz‖entrar‖y‖de‖nuevo…‖oh.‖―Se detuvo,
sus gafas de sol deslizándose hacia abajo al puente de su nariz mientras miraba
a Evan y a él por encima de ellos―. Evan, hola. Lo siento, no me di cuenta que
estabas aquí. ―Sus ojos azul bebé se movieron de uno al otro y viceversa.
Archer se sentía extrañamente cálido. No en el sentido feliz confuso,
tampoco. Más como de manera avergonzado como el infierno. Se puso de pie
bruscamente, cruzando los brazos sobre su pecho, a la defensiva, seguro. ¿Pero
25 de qué? No era un crimen tener a alguien más. Era su apartamento.
―Has vuelto antes de tiempo.
―Mick apareció, así que me fui. ―Su confusión se fue y sonrió―. ¿Te
quedas para la cena, Evan? Estoy cocinando.
―No quieres que ella cocine ―murmuró Archer―.‖“Estoy‖cocinando”‖se‖
traduce‖a‖“Archer‖est{‖cocinando‖o‖pidamos‖a‖domicilio”.
Vivian arrugó la nariz.
El rostro de Evan estaba tan rojo como su propio abrigo.
―No, todo está bien. Tengo un informe que llenar.
―En otro momento, entonces. ―Vivian le dedicó una sonrisa. El tipo de
sonrisas que derriten chicos y los hace tropezar consigo mismos. Archer
incluido. Sólo parecía aumentar la timidez de Evan, y agachó la cabeza.
―Está bien. ―Su atención volvió de nuevo a Archer―. Así que, ¿la
próxima semana? Estoy seguro de que te veré antes de eso, pero…
Detrás de Evan, Vivian dio a Archer una mirada curiosa, muy interesada.
Bueno, mierda. Archer forzó una pequeña sonrisa.
―Sí, está bien.
Después de que Evan saliera por la puerta principal, Vivian dejó su
mochila y la bolsa cayó al suelo.
―¿Realmente estás saliendo con alguien?
Archer le dio a las bolsas una mirada agria. No pertenecían allí. Las
recogió y las volvió a depositar en la mesa del comedor para dos personas.
―Dices eso como si fuera algún tipo de cita.
Eso le dio a Vivian una pausa.
―¿… lo es?
―No.
―Vaya, de acuerdo, señor Defensivo. Porque, quiero decir, sólo porque
Evan es un chico… no es una gran cosa, ni nada.
Qué estúpido. ¿Cuando había ido él alguna vez a una cita? Y no porque
nadie estaba interesado. Viv dijo que tenía el aspecto silencioso y melancólico a
su favor del que las chicas ―y ocasionalmente chicos― se sentían atraídos. Pero
él sólo tenía ojos para Vivian. No es que no creía que Evan fuera…‖atractivo‖o‖lo‖
que fuera. Archer supuso que lo era, de esa forma chico de al lado. Era difícil
para él ver a alguien más que a Vivian en ese tipo de forma.
Archer se mordió la lengua y se volvió para mirarla.
―No lo es. Una cita. Entró en algún estúpido concurso de videojuegos y
me pidió que fuera.
26
Una ceja levantada.
―Si es tan estúpido, ¿por qué vas a ir?
Archer abrió la boca. La cerró. Exhaló. No tenía una respuesta.
―¿Por qué eso importa?
―¿Por qué estás siendo tan antipático?
―¿Por qué eres tan aniñada?
Vivian comenzó a reír.
―¿Por qué estás respondiendo a todas mis preguntas con una pregunta?
¿Y por qué te estás sonrojando?
Qué lindo que su malestar fuera tan divertido para ella. Archer levantó las
manos en derrota y salió de la habitación.
Vivian no sabía sus razonamientos. Ella no sabía nada.
Por otra parte, estaba empezando a pensar… que él tampoco.
Jueves, septiembre 25
Traducido por Soulless
Corregido por Nanis

Tan reciente como el comienzo del mes, había sido posible ir a nadar todas
las horas de la noche. Ahora, sin embargo, el frío se había arrastrado desde el
océano y el otoño se acercaba rápidamente.
Entonces ahí estaba Evan, haciendo la caminata de su departamento con
una toalla sobre su hombro. La piscina cierra a las diez, pero nadie estaba cerca
para llamarle la atención por colarse.
Alrededor del recinto enrejado se extendía hierba cubierta de rocío, arena,
un parque infantil, junto con el complejo del club, y un kiosco. La piscina estaba
iluminada, sus luces subacuáticas iluminan cada ondulación con un resplandor
misterioso. Todo lo demás estaba envuelto en sombras.
Mejor para Archer. Podía sentarse y observar desde el mirador sin ser
visto. Sin verdadera razón que no sea la curiosidad. Querer ver a Evan en su
propio elemento.

27 Evan se introdujo al recinto, mirando a su alrededor, y deslizó su camiseta


en un movimiento fluido. Tenía cuerpo de nadador, cuerpo delgado. Piel más
oscura que la de Archer, cortesía de un largo verano pasado en el agua y bajo el
sol, imaginaba. Con una última mirada alrededor para asegurarse de que nadie
estaba mirando (sus ojos pasaron justo sobre Archer), se zambulló en el agua
con apenas un chapoteo.
Y Archer contempló, paralizado. Este no era el Evan al que estaba
acostumbrado a ver. Este Evan era gracioso, cada uno de sus movimientos eran
confiados y seguros. Era un buen nadador, y él lo sabía. ¿Por qué no era
siempre así?
La piscina no estaba climatizada, así que Evan salió de la parte menos
profunda, y la rodeo en torno al trampolín tiritando y frotándose los brazos. En
la mente de Archer, se imaginó el destello de la piel de gallina en la piel de
Evan, acentuados por un millar de pequeñas gotas de agua.
Su latido cardiaco subió a otro nivel, dejándolo sin aliento.
Evan se zambulló de nuevo. Y otra vez, y otra vez. Cuando por fin se
deslizó fuera del agua por última vez, tomó su toalla y se palmeó para secarse.
Archer pudo haber aplaudido su resistencia ―había estado nadando cerca de
una hora― pero no lo hizo. No quería ver desaparecer esa confianza, no quería
ver la conmoción y la vergüenza de Evan cuando encontrara a alguien
espiándolo.
Evan recogió sus cosas y se fue. La noche estaba empapada en absoluto
silencio de nuevo, ya no estaba llena con el chapoteo del agua contra los lados
de la piscina o las brazadas de Evan. Archer esperó unos quince minutos antes
de levantarse. Su cuerpo le dolía de estar sentado mucho tiempo, y estaba
inquieto. Insoportablemente quieto.
El aire frío lo había calmado un poco para cuando llegó a casa. Vivian
estaba en el sofá, viendo la televisión. De nuevo, estaba en unas de sus
camisetas, que se había convertido en la norma las últimas noches. Ella era toda
piernas, los pies apoyados en la mesa de café.
―¿No ha pasado la hora de ir a dormir? ―Trató desesperadamente de no
mirar sus muslos mientras hablaba. Viv se movió, dejando caer la cabeza hacia
un lado, y sonriéndole.
―Estaba esperándote. ¿Dónde has estado?
―Fui a caminar. ―La mesa de café era aún mejor, y más segura, punto
focal―. Pero ya es tarde. Clases mañana.
―Claro. ―Señaló a sus pies en la mesa y se levantó. El dobladillo de su
―de él― camiseta se deslizo casi hasta sus rodillas. Archer no estaba seguro de
si estar agradecido o decepcionado―. Puedes dormir conmigo, ya sabes. Si
quieres. El sofá tiene que estarse volviendo incómodo.
28
Archer podía perderse estirarse, ¿pero compartir la cama con Viv, por
primera vez desde que tenían doce? Mala, mala idea. Archer apretó su
mandíbula, levantado su rostro de las ahora escondidas piernas a su rostro.
―Tú eres la que dijo hace años que tenías que dejar de hacer eso. ―Archer
era su mejor amigo, pero todavía era un chico. De alguna manera, no creía que
pudiera dormir mucho con su cuerpo pegado a él.
―Bueno… ―Ella inclinó su cabeza. Levantando un pie para rascarse la
parte de atrás de su pantorrilla―. Considerando todo, no veo por qué tendría
importancia ahora.
¿Por qué no? ¿Por qué no tiene un novio que derribe la puerta? Había
habido muchas ocasiones en las que Viv había estado soltera a lo largo de los
años. La oportunidad para que ellos fueran más de lo que eran se les había
presentado una y otra vez.
Mirando a Vivian, la forma en que su camiseta insinuaba la curva de una
cadera, la curva de un pecho, no había nada que deseara más que ir a la cama
con ella. Dormir acurrucado a su alrededor. Dejando que sus manos trazaran
esas largar piernas. Tal vez, solo por un momento, ser capaz de olvidar qué tan
enfermo se había sentido al escuchar gritar a la mamá de Richter.
Y sería una terrible idea.
Ella estaba sola, y la atención de cualquier chico era mejor para ella que
nada. Archer se tragó la punzada de irritación, porque no podía usarla de esa
manera. Tampoco iba a dejarla usarlo así, tampoco.
Se dio la vuelta.
―Estoy bien aquí.
Mientras se quitaba su chamarra y sus zapatos, podía escuchar a Vivian
removerse inquietamente. Esperaba que dijera algo pero cuando se volvió a
mirarla, ya se estaba retirando a su habitación.
Vivian cerró la puerta. La luz se filtró por debajo de ella un minuto
después. Por fin podía respirar.

29
Viernes, septiembre 26
Traducido por Apolineah17
Corregido por Nanis

Archer se quedó mirando el techo la mayor parte de la noche, vacilante


entre el mar agitado del sueño y la vigilia. Pensó en Evan, yendo y viniendo,
yendo y viniendo, zambulléndose una y otra vez. Pensó en Vivian, tendida
sobre su cama, usando nada más que su camiseta, con sus ojos rogándole que
hiciera todo mejor.
Y‖lo‖haría.‖Sólo…‖que‖no‖de‖esa‖manera.‖Tenía cosas que hacer primero y
cuando‖eso‖estuviera‖hecho,‖si‖Vivian‖lo‖quería…‖realmente lo‖quería…‖entonces‖
le daría cualquier cosa. Antes de eso, todavía tenía que encargarse de Hector y
Bobby.
Qué extraño cuando veía en retrospectiva de cuántos se había encargado.
El primero ni siquiera había sido planeado. En realidad no.
Archer había estado en la casa de Vivian sólo un año después de que eso
ocurriera. Brody había sido echado meses antes, pero aun así de vez en cuando
30 iba, tratando de robar pastillas del botiquín. Marissa, la madre de Viv, estaba
fuera,‖lo‖que‖significaba‖que…‖sólo‖estaban‖Archer‖y‖Vivian.
Brody no fue de visita ese día, pero Jay Lee sí. Él usó la llave de Brody
para entrar y Vivian inmediatamente se fue a su habitación, cerrando y
bloqueando la puerta mientras Archer se apoyaba en el pasillo y esperaba.
Jay le dio una sonrisa, revolvió su cabello cuando pasó, y caminó hacia la
habitación de Marissa para saquear su botiquín.
Como si nada hubiera pasado.
Archer se había sentido tan mal del estómago, paralizado en el lugar.
Luchando por decir algo, por hacer algo, por obtener venganza por lo que le
pasó a Viv.
No podía hacer nada. Y Jay salió con bolsas de plástico llenas de pastillas,
metiéndolas en sus bolsillos y dirigiéndose por las escaleras para marcharse sin
decir una palabra. Había algo en su espalda retirándose que había
desencadenado algo en Archer. Una imagen antigua en la parte posterior de su
cerebro de Vivian clavada en un colchón, el pantalón de Jay alrededor de sus
tobillos. El sonido de su risa malgastada. La sonrisa en su rostro.
Y ahora allí estaba Jay ―en la parte superior de las escaleras― y las manos
de Archer se estrellaron contra la parte baja de su espalda. Lo siguiente que
recordaba, era ver el cuerpo de Jay en la parte inferior de los escalones, con el
cuello torcido en un ángulo extraño.
Archer no había tenido la intención de matarlo, pero la mirada en el rostro
de‖ Vivian‖ cuando‖ le‖ dijo‖ que‖ Jay‖ se‖ había‖ caído…‖ La‖ estimulante‖ r{faga‖ de‖
finalmente hacer algo para vengarse de las personas que‖la‖habían‖lastimado…‖
Después de eso, los asesinatos fueron planeados. Con cuidado. Nunca
demasiado parecidos, nunca demasiado cercanos para hacer que alguien
sospechara de él.
Pero aún había muchas noches cuando la imagen del rostro muerto de Jay
todavía lo mantenía despierto.
Dormido o no dormido, se levantó para la escuela. Vivian se había ido de
nuevo. Archer rehízo la cama a su manera, se vistió y se dirigió a su primera
clase.
Su profesora, la Sra. Gonera, era una vieja arpía, la peor de todas. Insistía
en hacer cada ensayo, cada proyecto, un proceso largo y agotador para él.
Nunca en la escuela secundaria había tenido problemas con inglés. Su escritura
era elocuente, bien distribuida, precisa, controlada. Nunca un problema, no
hasta que tomó su curso de escritura creativa.
Gonera repartió sus trabajos más recientes. Algunos ejercicios para
expandir‖la‖mente‖para‖la‖creatividad,‖para‖llegar‖a‖la‖voz‖y‖el‖estilo‖o…‖lo‖que‖
sea. Todo el mundo tenía sus artículos de regreso, excepto él. Eso no presagiaba
31 nada bueno. Tampoco el que ella lo señalara mientras todos los demás se
levantaban para irse.
―Sr. Pond, se puede quedar. ―Rebuscó a través de las carpetas en su
escritorio y ni siquiera levantó la mirada. Sin embargo, todo el mundo se quedó.
Él espero que la habitación se vaciara, empujando un libro y una carpeta dentro
de su mochila. Sólo cuando él y Gonera estaban solos se molestó en levantarse y
acercarse a ella.
―¿Sí?
Ella levantó la mirada hacia él, Las gafas de fondo de botella dándole una
apariencia de ojos de búho.
―Su ensayo.
―Mi ensayo ―repitió Archer. Una ceja levantada―. ¿Qué pasa con él?
La bruja le entregó su historia. La tomó de mala gana, notando la completa
ausencia de una calificación en la parte superior.
―Está completo ―dijo él―. Seguí las pautas. ―A la altura de las
expectativas, de hecho. Siempre lo hacía.
―Mi problema, Sr. Pond, no es la completitud de su historia. ―Sorbió
húmedamente y se sentó―. Es el tono de su historia. Muy oscuro. Muy triste.
Deprimente. Todas esas palabras con D. ¿Es ese el tipo de escritor que quiere
ser?
Los papeles se arrugaron en el fuerte agarre de Archer. Contó en cuenta
regresiva hasta diez.
―No estoy seguro de entenderlo. Seguí las reglas, y no había reglas sobre
el‖“tono”‖de‖la‖historia.
―Su enfoque es un niño de doce años, masacrado brutalmente por
demonios. En detalle gráfico. Es obvio para mí que gran parte de la historia es
una metáfora de otra cosa. ―Le dio una mirada mordaz―. Vuélvalo a escribir.
Algo que pueda ser compartido con el resto de la clase sin perturbar a algunos
de sus compañeros más sensibles. Puede tener una semana para cambiarlo. Ese
es mi intento de generosidad.
Archer contempló el empujar el ensayo por su garganta. ¿Qué estaba mal
con algo más oscuro? ¿Con la escritura metafórica? Sus manos temblaban.
―No es una palabra ―dijo él entre dientes.
Gonera parpadeó hacia él.
―¿Perdón?
―Completitud. No es una palabra. Está buscando por totalidad1. ―Metió los
papeles en su mochila y se precipitó fuera de la habitación.
Vivian le envió un mensaje de texto media hora después de su última
32 clase. Tengo noticias.
Seguía sintiéndose molesto por los comentarios de Gonera sobre su
trabajo, pero no había mucho que hacer por ello. Los profesores estaban en una
posición de poder. O hacía lo que se le había dicho, o reprobaba. No era tan
malo en la mayoría de las clases, pero Gonera era una excepción. Ella lo odiaba
en algún tipo de nivel personal que él no podía comenzar a entender.
Cuando Viv lo encontró en la cafetería bajando por la calle de The Grove,
ella sonrió mientras se inclinaba sobre la pequeña mesa y pasaba un dedo entre
sus cejas para suavizar su ceño fruncido.
―Hola, gruñón. ¿Qué pasa?
Él gruñó, pero obligó a su expresión a relajarse.
―Esa historia que terminé la otra semana.
―¿Sí? ¿Qué pasa con ella?
―La arpía dice que es demasiado oscura. Necesito volverla a escribir.
Vivian arrugó la nariz.
―Lamentable. ¿Puedo leerla?

1 Juego‖ de‖ palabras‖ entre‖ “completedness”‖ que‖ no‖ existe‖ como‖ tal‖ y‖ “completeness” que hace
referencia a integridad, totalidad, plenitud.
Él dudó. Si Gonera tenía razón en una cosa, esa era el aspecto metafórico
de su ensayo. Ella no podía atar cabos, pero Vivian podría.
―La tiré a la basura ―mintió.
―Estúpido, ¿por qué harías eso? ―Se inclinó hacia atrás en un su silla,
cruzando sus largas piernas y cruzando las manos sobre la mesa―. Tu material
es realmente bueno, Archer. No dejes que la Sra. Gonorrea te haga pensar lo
contrario.
Una sonrisa tiró de su boca ante el apodo.
―No lo hago. No es gran cosa. Lo reescribiré de nuevo y me la quitaré de
la espalda. ―Antes de que ella pudiera molestarlo más, le preguntó―: ¿Qué era
lo que querías decirme, de todos modos?
La expresión de Vivian se puso seria de inmediato.
―Tuve una charla con Mick anoche.
El corazón de Archer se hundió.
―¿Y?
―Y…‖est{‖de‖acuerdo‖en‖ir‖a‖ver‖a‖un‖terapeuta.‖Comenzar‖algunas‖clases‖
de manejo de ira. ―Se mordió el interior de su labio inferior―. Él realmente me
quiere‖de‖regreso,‖se‖disculpó‖una‖y‖otra‖vez…
33
―Viv.
―…‖y me gustaría darle una oportunidad.
¿Por qué? ¿Por qué, por qué, por qué? Después de todo lo que Mickey le
hizo pasar, después de golpearla ―repetidamente―, después de romper su
espíritu un poco más con cada pelea, ¿por qué quería regresar?
Sus músculos temblaban como heridas tensas recién salidas y eso era todo
lo que podía hacer para evitar golpear su mesa a un lado, agarrar a Vivian, y
sacudirla.
―¿Permanecer conmigo es realmente tan malo? ―Se refería a ello como
una broma. Algo así. En realidad no. Vivian no lo tomó como una. Su expresión
se suavizó.
―Sabes que no es eso. Has sigo grandioso para mí. No sé qué haría sin ti.
―Eres mi mejor amigo, haces todo mejor… Podía recitar todo lo que le diría de
memoria.
Se sentía enfermo.
Vivian suspiró, bajando la mirada hacia sus manos.
―Es‖ sólo‖ que…‖ realmente‖ me‖ gusta‖ Mick,‖ ¿sabes?‖ Y‖ siento‖ que‖ se‖ lo‖
debo…‖―Su voz se apagó.
―No le debes ni una maldita cosa. ―Se puso de pie bruscamente,
enviando su silla hacia atrás y entonces se volcó sobre el suelo. Todos en el café
se quedaron inmóviles. A Archer no le importaba. Déjenlos ver―. No le debes
nada, Vivian. Nada. ¡Nunca lo dejes que te haga pensar eso! No le debes a nadie
en este mundo una maldita cosa. ―El calor lo recorrió desde su pecho hasta las
puntas de cada nervio de su cuerpo.
Vivian se sentó allí, con los ojos muy abiertos. No se movió cuando Archer
dio un portazo al salir por las puertas delanteras y se dirigió a la calle.
Traicionado. Así es como se sentía. ¿Por qué ella haría esto? Después de
todo lo que él había intentado hacer por ella, después de que le abrió su casa, le
dio todo lo que necesitaba. ¿Era demasiado estúpida para ver que el único chico
en su vida que alguna vez se preocupaba verdaderamente por ella era él?
―¿Archer? Archer espera.
Sus botas de tacón sonaron sobre la pasarela detrás de él. Archer no tenía
interés en detenerse, pero ―maldita fuera ella― lo hizo. Se detuvo, pero no se
dio la vuelta.
Vivian se detuvo detrás de él, sin aliento.
―Realmente lo siento,‖¿de‖acuerdo?‖Sabía‖que‖no‖estarías‖feliz…
34 Archer se giró para enfrentarla.
―¿Feliz? ¿Por qué demonios estaría feliz?
Ella se humedeció los labios, aferrándose a las palabras.
―Porque es algo verdaderamente importante para mí. Amo a Mick, así
que si puedo hacer que funcione entonces malditamente voy a intentarlo.
Él resopló y no se molestó en tratar de ocultar cuán atrás rodaron sus ojos.
―Tú vas a intentarlo. Él te molió a palos, y tú eres quien tiene que hacerlo
mejor. Fantástico.
Su rostro se enrojeció.
―Estás siendo un idiota. ¿No se supone que eres mi mejor amigo?
Sólo cuando era conveniente para ella. El comentario lo molestó de todas
las formas equivocadas. Empujó su rostro a un par de centímetros del de ella.
―Siempre recuerdo eso ―dijo―. ¿Y tú?
Los ojos de Vivian se abrieron, luciendo afectada.
Él no se preocupó en esperar una respuesta. Esta discusión no terminaría
como las otras siempre lo hacían, con Vivian llorando y él disculpándose
profusamente por molestarla. Esto no era su culpa. Nunca era su culpa. Y lo
único que él quería era su felicidad, y ella estaba decidida a ser miserable.
Irrumpió por el paseo marítimo y esta vez, Vivian no lo siguió.
Sus cosas ya se habían ido para el momento en que llegó a casa. Ella le
dejó una nota en la encimera, escrito en su pequeña y delicada letra:

Gracias por dejarme quedar. Ya te extraño. Lo siento.


Te quiero,
Viv

Te quiero.
Te extraño.
Archer dudaba eso. Hizo bola el papel y lo envío volando al bote de
basura. ¿Cómo se suponía que iba a salvarla cuando ella hacía mierda como
esa?

* * *

En ese momento de la noche, el complejo estaba tranquilo excepto por la


música ligera saliendo de un apartamento ocasional. El resplandor de la piscina
35 lo atrajo como si fuera la última luz en todo el mundo. No se detuvo en la
palapa esta vez. Sus dedos se cerraron alrededor de las frías barras de metal del
recinto, con el rostro apoyado contra ellas mientras observaba a Evan en
proceso de sus vueltas nocturnas.
De ida y vuelta, de ida y vuelta.
Mucho como su vida, parecía. El ir y venir de la marea. Nada nunca estaba
estancado. No su vida familiar, no su escolaridad, ni siquiera sus amistades o
sus sentimientos por Vivian. A veces la odiaba. En ocasiones la amaba tanto que
no podía soportarlo.
Evan ni siquiera lo notó hasta que finalmente emergió y se dirigió a las
escaleras. Sus ojos se fijaron en los de Archer y ―sin conmoción, sin
nerviosismo, sorprendentemente― le sonrío antes de nadar hasta el borde más
cercano de donde Archer estaba parado.
―¿Qué estás haciendo afuera tan tarde?
Buena pregunta. Archer no podía decirle que estaba solo, que no quería
estar en su apartamento vacío. Las magdalenas quemadas en la nevera
recordándole a Vivian. El pantalón que había olvidado en el piso de su
habitación y el cepillo de dientes de repuesto en el baño.
Respiró y obligó a todos sus pensamientos sobre ella a salir de su cabeza
con la exhalación. El residuo todavía lastimaba su corazón.
―Observándote, al parecer. ¿Por qué no utilizas las instalaciones de la
escuela? Son calientes.
Evan cruzó sus brazos en el borde de concreto.
―Lo hago durante las prácticas, pero es difícil concentrarse. Todo el
mundo molestando y esas cosas. Nadie nunca me ha molestado aquí.
―Yo soy el primero, entonces. ―Archer no estaba seguro de por qué se
sentía culpable por eso. De todas las cosas en su vida para sentirse
culpable…―. Me puedo ir.
―No, no. ―Evan soltó el borde y se dirigió a las escaleras, salió de la
piscina y pasó la cerca―. La compañía es diferente a ser molestado. Nunca me
molestó tu compañía.
Soy una terrible compañía, casi dijo. No por autocompasión, sino
simplemente repitiendo lo que casi todos le habían dicho en algún momento u
otro.
―¿Eso significa que has terminado de nadar?
La‖ respuesta‖ era‖ “no”.‖ Él‖ siempre‖ nadaba‖ m{s‖ que‖ esto.‖ Siempre.‖ Pero‖
Evan dijo:
―Sí. ―Y le ofreció otra de esas sonrisas. Se transformó en algo un poco
36 más tímido―.‖¿Tienes‖planes‖esta‖noche‖o‖“caminar”‖lo‖resume?‖¿Vivian‖te está
esperando?
Archer lo consideró cuidadosamente. Si decía que tenía otros planes, Evan
podría preguntar qué. Siempre podía decirle que intentaba ir a casa y recuperar
algo‖de‖sueño,‖pero…‖Est{‖bien,‖tal‖vez‖tenía‖un‖poco‖de‖curiosidad.‖Adem{s,‖
se sentía lo suficientemente vengativo para dejarle saber a alguien sobre el
hecho de que ella había regresado con Mick.
―Vivian fue a casa a hacer las paces con Mick.
―Lo siento. ―Evan frunció el ceño. Retrocedió en busca de su toalla. Sin
comentarios, sin embargo. Archer no estaba seguro de si alguna vez había
escuchado una palabra cruel salir de la boca de Evan hacia alguien. Evan se
puso su camiseta, envolvió su toalla alrededor de su cuello y salió del recinto.
Archer se reunió con él en la puerta, metiendo sus manos en los bolsillos.
―Ya‖ que‖ est{s‖ libre…‖ ¿quieres venir? ―Evan golpeó sus pies desnudos
contra el césped, con la cabeza hacia abajo―. Tengo una colección de películas
bastante impresionante. Y juegos, si te gustan ese tipo de cosas.
Archer frunció el ceño. Como el infierno si podía descifrar a Evan. Alegre
y seguro de sí mismo un segundo, torpe y tímido al siguiente. De ida y vuelta,
una y otra vez. Las emociones de Archer lo reflejaban. Evan lo molestaba, Evan
le interesaba, Evan era exasperante, y tranquilizador. Todo en el mismo aliento.
¿Aceptar? ¿O regresar a su apartamento demasiado vacío?
No sé qué estoy haciendo.
Echó la cabeza hacia atrás, mirando al cielo en busca de una respuesta. La
luna colgaba sobre la cabeza de Evan como un foco. Suspiró.
―Claro. Me gustan las películas.

37
Martes, septiembre 30
Traducido por Jenn Cassie Grey
Corregido por Nanis

Vivían no se apareció en The Grove toda la semana y la semana siguiente.


No era extraño. Y, aparentemente, no había estado ahí por un par de noches la
semana pasada, tampoco. Lo que significaba que cada tarde que estaba fuera en
lugar de quedarse con él, había estado con Mick. Hablando sobre cosas. Lo que
sea.
―No recuerdo la última vez que la vi. El lunes pasado, ¿tal vez? ―le dijo
Roxy, incluso cuando no le había preguntado. Hace casi una semana, si su
memoria le servía bien, esa fue la noche que Evan se había pasado―. ¿No has
hablado con ella?
Archer dejó caer su mochila en el suelo y tomó su asiento usual. Nadie
más alguna vez lo tomaba, lo sabían bien. Él solo los haría moverse. Evan
parecía que tenía asignado su propio asiento permanente igual, justo frente al
suyo. Archer no lo saludó más allá de un pequeño asentimiento. Eso era más de
lo que le ofrecía a cualquier otra persona.
38 ―Nop ―dijo, y giró su mirada al océano, mirando el agua salir y entrar.
Calmándolo―. Probablemente esté enredada con Mick.
Roxy casi se atraganta con su bebida. Colocó el vaso sobre la mesa con un
poco más de fuerza de la necesaria, girándose para mirarlo.
―¿Estás bromeando? ¿Ella y Mickey regresaron?
¿Vivian no les había dicho? Ups.
―Ella se fue hace unas cuantas noches. No he escuchado de ella desde esa
vez. ―Cuando miro hacia Roxy, vio a Evan mirándolo, algo parecido a la
simpatía en su cara. ¿Por qué diablos era eso?
―Oh mi Dios.‖No‖puedo‖creer‖su…
Jordy se paró detrás de su silla.
―¿Qué? ¿Creer a quién?
―¡Vivian! ―Roxy se giró para mirarlo―. Ella y Mick regresaron. Jesús,
Archer, ¿no podrías haber hablado con ella?
La mandíbula de Archer se tensó.
―Gracias por pensar que no lo intenté.
―Ella no lo quería decir de esa forma ―protestó Jordy―. Creo que eso es
porque no hemos visto al imbécil de Mick por aquí, tampoco. No que él hable
con alguien cuando está aquí.
―Demasiado ocupado tratando de tener a Viv para sí mismo ―murmuró
Melissa, mirando alrededor como si estuviera preocupada que Viv o Mick
pudieran aparecer de pronto y escucharla―. Ella podría hacerlo mucho mejor.
Archer intercambió miradas con Roxy, quien permaneció callada. Después
de unos cuantos minutos de charla, Archer no puedo escuchar más. No
importaba que apenas hubiera llegado. Ya se quería ir.
Y lo hizo. Echó su silla hacia atrás, se puso de pie, colocó en sus hombros
su mochila, y en lugar de dirigirse al interior, saltó justo al lado de la cubierta
hacia la arena para caminar por la playa. Nadie notó que se había ido.
Idiotas hipócritas.
Ellos podían hablar de Mick todo lo que quisieran, pero al segundo que
Mickey se apareciera todo mundo sería sonrisas y bromas de nuevo. Él y Roxy
eran los únicos que trataban a Mick con fría civilidad, y eso era solo por el bien
de Vivian.
Se arrastró sobre la arena subiendo por la playa, siguiendo la línea del
agua. De vez en cuando, se aventuraba demasiado cerca y mojaba sus zapatos.
Eventualmente se los quitó y caminó descalzo.
Alguien lo había seguido. Tiró su mochila al suelo y se sentó a un lado de
ella, dejando que el océano lamiera sus dedos. Como sea se había detenido un
39
par de metros lejos. Había algo en el silencio persistente que llenaba el espacio
entre ellos que le dijo quién era antes de que Evan siquiera abriera su boca.
―¿Quieres algo de compañía?
Nadie más habría sido lo suficientemente estúpido para seguirlo. Cuando
Archer se deprimía, lo más inteligente era dejarlo solo. Evan ni siquiera sabía
esas reglas aún. Las que todos los demás siguieron sin siquiera darse cuenta.
―Es una playa pública. ―Miró hacia el agua. Evan se sentó a un lado de
él tan cerca que sus caderas casi se tocaban. Archer se negó a que eso lo hiciera
sentirse incómodo así que no se alejó.
―¿Est{s‖bien?‖Toda‖esta‖cosa‖pasando‖con‖Vivian‖y‖eso…‖―Evan se calló,
pareciendo atorado con sus palabras. ¿Qué era lo que Evan sabía sobre él y Viv?
¿Qué es lo que él pensaba que sabía?―. Quiero decir, podría estar totalmente
fuera de‖lugar,‖pero‖pensé‖que‖tal‖vez‖ustedes‖dos‖eran…‖no‖sé.‖
―No estábamos juntos, si eso es lo que estás pensando. ―Archer
suspiró―. Ella es mi mejor amiga. ―Sobre todo siempre habían sido amigos.
No previó que eso cambiaría, no importaba cuántos años pasó esperando. Ella
lo hacía a un lado a cada momento, a menos que su novio actual no le estuviera
dando la suficiente atención y ella necesitara un empujón de confianza.
―¿Esa es tu decisión sobre ella? ―preguntó. La espalda de Archer se
tensó. La mirada que le lanzó a Evan fue una oscura. Terreno peligroso; no era
para nada de su incumbencia. Evan se echó un poco hacia atrás―. Lo siento.
Estoy‖siendo‖entrometido.‖Solo…‖uh,‖ya sabes. Si quieres hablar sobre eso.
No quiero. Pero Archer no lo dijo. Cuando giró su mirada del océano hacia
Evan, se encontró con ojos oscuros mirándolo tan intensamente que estuvo, por
un segundo, inseguro sobre qué hacer o decir. Abrió su boca y forzó a salir la
primera cosa que vino a su cabeza.
―Háblame sobre tu vida.
Evan parpadeó.
―¿Mi vida?
―Tu vida. ―Le devolvió la mirada con atención. No había caído en
cuenta que quería saber antes de ahora, pero ahí estaba.
―No estoy seguro qué quieres saber. Nada emocionante. ―Evan inclinó
su cabeza―. Crecí con mi madre y mi padre. Tengo una hermana mayor
llamada‖Samantha…
―Te gusta nadar. Y jugar video juegos. ―Archer mencionó las cosas que
Evan había mencionado el primer día en The Grove―. ¿Biología Marina?
Esta vez, Evan se animó.
―Sí. No estoy realmente seguro sobre lo que quiero hacer con eso, pero,
40 tal vez investigación, esa clase de cosas. Eso sería genial, ¿no crees?
―Lo seria ―concordó. Más interesante que cualquier cosa que Archer
pudiera pensar hacer con su propia vida―. Perteneces al agua.
Evan rió. Era un sonido cálido.
―He escuchado eso antes. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo es tu familia?
No era el tema que quería tocar. Pero preguntó primero, así que era justo.
―Mi padre murió hace unos cuantos años. No he hablado mucho con mi
madre desde que me mudé. ―Honestamente no había hablado mucho con su
madre incluso antes de eso. No desde que su papá murió. Ella tenía miedo de
estar sola con él.
―Tú‖ y‖ Viv…‖ se‖ han‖ conocido‖ el‖ uno‖ al‖ otro‖ por‖ mucho‖ tiempo,‖ ¿dijo‖
Roxy?
Archer resopló.
―Nos conocimos en la escuela primaria. Ella vivía a unas cuantas calles.
Fuimos inseparables hasta que los chicos comenzaron a querer meterse en sus
pantalones. ―No contuvo la amargura. Estaba ahí, en toda su gloria―.
Cualquier te dirá, ella ama la atención.
Evan frunció el ceño.
―Tú le prestas atención.
―Soy su mejor amigo. ―Se encogió de hombros―. No material para
novio. ―Él lo intentó durante casi toda la preparatoria. Eventualmente dejó de
tratar, pero nunca dejó la esperanza. Esperanza de que tal vez algún día Vivian
abriría los ojos dándose cuenta que solo había un chico en su vida que no la
había dejado. El único que la quería a ella en lugar de a su cuerpo. Era hermosa,
sí, y había habido unas cuantas veces cuando ella se había puesto físicamente
disponible para él, pero después de todo lo que había pasado, ¿cómo podría
aceptarla eso?
Evan miró lejos.
―Ella es estúpida, entonces ―dijo en voz baja. La brisa cepillo su cabello
lejos de sus ojos y respiró profundamente. Archer miró la subida y bajada de su
pecho.
―¿Por qué es eso?
―Porque ella te está cambiando por un completo idiota. Y juzgando por la
manera en que lo dijiste, no es la primera vez que lo hace.
Algo punzó dentro del pecho de Archer. Docenas de chicos, todos
desperdicio de espacio en su propia, y única forma. De alguna manera Vivian lo
hacía sentir menos digno que todos ellos.
―Ella siempre ha sido capaz de tener algo mejor ―murmuró.
41
―Eso he oído. ―Evan dio un asentimiento en dirección a The Grove y a
sus amigos en la cubierta―. Pero,‖sabes…‖tal vez tú eres quien puede hacerlo
mejor.
No había palabras. Buscó ciegamente por ellas, esperando defenderse de
esa declaración, queriendo negarla. Evan no lo conocía. Realmente no lo conocía.
¿Cómo podía hacer esa declaración? No quería corregirlo, a pesar de todo. Si
tan solo supieras. No quería que Evan lo retirara.
Evan frunció el ceño.
―¿Tienes frío? Estás temblando.
Sí, lo estaba. Temblando. Frío. No podía sentir ya sus pies por el agua.
―Debería ir a casa. ―Archer se puso de pie, tomando sus zapatos y su
mochila. Evan alzó su cabeza.
―¿Tú…‖mañana?‖
El torneo.
―No lo olvidé ―le aseguró Archer―. Recógeme cuando será hora de ir.
Pudo sentir los ojos de Evan siguiéndolo, casi una sensación de picazón
por toda su espalda, todo el camino sobre la playa hasta que llegó a la acera y
estuvo fuera de vista. Necesitaba alejarse. Lejos del océano, lejos de Evan. Lejos
de sentirse cómo si tal vez, solo tal vez, pudiera dejar unos cuantos de sus
secretos salir de debajo de la llave y candado con alguien como Evan. Sin
juicios. Sin repercusiones.
Pero él lo sabía mejor.

42
Miércoles, octubre 1
Traducido por LunaRowe
Corregido por Nanis

Fly estaba mucho más lleno de lo que Archer creyó que estuviera. Dos
concursos se estaban llevando acabo ese día, de acuerdo a un volante que
alguien le había empujado en la mano. La categoría de dieciocho y menos había
sido más temprano. Ahora el grupo consistía principalmente en universitarios y
cuarentones que no tenían nada mejor que hacer un miércoles por la tarde.
Odiaba las multitudes.
La camiseta verde cegadora de Evan que lo estaba marcando como un
competidor era la única manera de no perderlo de vista en la multitud. Ellos no
podían escucharse sobre el sonido, así que no se habían molestado
intentándolo.
Al menos cerca de las barras había más espacio para respirar. Estaba
marcado para competidores únicamente. Uno de los empleados empezó a decir
algo acerca de él cruzando la barrera, pero Evan dijo:

43 ―Él está conmigo. ―Y tomo su mano para guiarlo. No su brazo, no su


muñeca. Su mano.
¿Qué está haciendo?
Archer no se alejó, no hasta que Evan lo tenía contra la barra, llenó una
etiqueta con su nombre y la pegó en el frente de su camiseta. Le sonrió
ladinamente.
―Tenemos permitido un amigo con nosotros. De esta manera no te
empujaran en la multitud con los demás.
Realmente estoy aquí como su porrista. Había peores maneras de pasar la
tarde, supuso. Sentarse en su casa y llorar por Vivian por dar un ejemplo.
El torneo consistía en rotar personas alrededor de varios juegos, pasando
por la vieja escuela de luchadores 2-D a juegos de carreras a cazadores de
zombis 3-D. Archer siguió a Evan de uno al otro, aturdido por los gritos y
vitoreo de la multitud. Aunque Evan le dio un poco de historia de algunos de
ellos, Archer esperaba que no tuviera que recordarlo todo. Evan incluso logró
llegar a las rondas finales, donde fue vencido por un tipo que se veía ansioso
con lentes cuadrados y dientes demasiado grandes para su cara.
―Cuarto lugar no está mal ―dijo Archer después, agradecido de que no
se estuvieran quedando para ver el resto de la competencia.
Evan se rió, despegando su etiqueta y arrojándola a un bote de basura
cercano.
―Perdí contra un tipo que solo ganó porque a los videojuegos es el único
lugar al que va cuando sale del sótano de su mamá. Llegué más lejos de lo que
creí que llegaría.
Salieron de Fly y hacia una más fresca y espaciosa plaza. Por primera vez
en horas Archer podía respirar. Evan empujó sus manos en los bolsillos de su
pantalón y lo codeó.
―Así‖que…‖no‖gané‖nada,‖pero‖siento como que te debo. ¿Quieres cenar?
Él no había sonado exactamente animado. A menos que pararse ahí y
hacer un comentario incomodo ocasional fuera contado como animar. Por lo de
Evan comprándole la cena, se encogió de hombros. Le ganaba a irse a casa. Se
pararon frente al elevador, y estaba a punto de sugerir que compraran para
llevar y se fueran a casa de Evan cuando el elevador timbró y las puertas se
abrieron.
Su corazón se detuvo.
Richter Samuel salió hacia el segundo piso y se detuvo un poco antes de
golpear contra él. Richter parpadeó. Se le quedo viendo.
―¿Archer? ¿Eres tú?
Oh, Dios. Pero él se paró justo ahí mientras la mamá de Richter gritaba que
44 él no tenía pulso. ¿Cómo es que los paramédicos habían llegado lo
suficientemente rápido para revivirlo? A menos, que en su histeria, la mujer
simplemente había sobre reaccionado.
Mierda. Mierda, mierda, mierda.
―Sí. ―Forzó a salir. Su voz casi se rompe. Evan miró de él a Richter y de
regreso. Archer aclaró su garganta para relajar sus nervios―. Richter, este es
Evan.‖Evan‖este‖es…‖él‖era‖uno‖de‖los‖amigos‖de‖Brody. Brody era el hermano
de Viv. ¿El que murió?
Reconocimiento cruzo por la cara de Evan.
―Oh, sí… Hola. Lo siento por lo de tu amigo.
Richter se rió. Simplemente se rió.
―Nah, está bien. No había hablado con Brody en como un año. El maricón
me debía dinero.
Evan cambió su peso y se tensó. Archer ni siquiera parpadeó. Había
escuchado y sido llamado de peores formas durante los años. Aunque la
reacción de Evan lo tenía contemplando empujar a Richter por el barandal.
Demasiado malo que una caída desde el primer piso no lo matara.
―Hablando de morir ―continúo Richter―. Yo totalmente tuve mi propia
experiencia cercana a la muerte.
Los músculos en los hombros de Archer estaban tan apretados alrededor
de su cuello que estaba empezando a doler. El dolor trepó por la parte trasera
de su cráneo.
―¿Es eso cierto?
―¡Diablos, sí! Hubo esta fuga de gas, que me noqueó completamente.
―Sonaba tan estúpidamente emocionado―. Si mi mamá no hubiera pasado y
me hubiera visto tirado en el piso de la cocina, ellos dijeron que habría muerto.
¿No es eso todo un viaje?
Evan dio una sonrisa anhelante
―Eso habría sido desafortunado.
Había algo en esa sonrisa, en su tono, que hizo que Archer rompiera en
una sonrisa propia. Se mordió la lengua para mantenerse de reír.
―Muy desafortunado.
―Lo sé, ¿cierto? ―Richter rascó su puntiaguda barbilla. Sus uñas estaban
sucias. La idea de esas manos tocando a Vivian hacía que el estómago del
Archer se revolviera―. Bueno de todas maneras, me tengo que ir. Voy a
reunirme con algunos chicos. Bueno verte, Archie.
―Claro. ―Él se movió a un lado y miro a Richter irse. Él olía vagamente a
45 hierba y cerveza. Archer entró en el elevador con Evan en sus talones.
―Parece ser un miembro destacado de la sociedad ―dijo Evan. Ellos
intercambiaron miradas, y Archer forzó una sonrisa. Obviamente tenía un error
que remediar.

* * *

Alrededor de una hora después, ellos había comprador comida china para
llevar de un lugar en la calle y se habían instalado en el sofá de Evan para ver
una película de terror, a través de su consola de videojuego. Evan tomó los
palillos en una forma algo encantadora, infantil. Verlo ayudaba a Archer a
distraerse de pensar demasiado en Richter y lo que tenía que hacer.
Archer suspiro.
―Lo estás haciendo mal ―lo instruyo―. Posiciona tus dedos de esta
manera, para controlarlos, así dejas de tirar las cosas. ―Después de unos pocos
minutos de ajustarse, Evan fue capaz de recoger una pieza de pollo a la naranja.
La boca de Archer siguió torciéndose, viéndolo mientras los tomaba con
cuidado,‖lenta,‖lentamente‖levant{ndolo‖hasta‖su‖boca‖y… se cayó fuera de su
agarre de nuevo dentro de la caja. Él intento no reírse―. Sigue practicando.
Evan gruño e intentó de nuevo. Esta vez llevó el pollo a su boca.
―Así que, estaba pensando ―dijo después de que terminó de masticar y
lamió la salsa de su labio inferior―,‖si‖aún‖no‖has‖hablado‖con‖Vivian…
Archer se detuvo a mitad del bocado. Un solo fideo se resbaló de sus
palillos.
―No lo he hecho ―dijo y empujó la comida en su boca. Masticar le dio
unos pocos segundos para escoger sus palabras―. La llamaré. Solo que aún no
he decidido qué decirle. ―No podía admitirle a Evan que la había llamado.
Repetidamente. Ella no lo había llamado de vuelta.
Evan golpeó los palillos contra su caja.
―No lo sé, hombre. Ella es la que te hizo enojar, así que tal vez no dolería
esperar a que ella te llamara. ―Cuando Archer le dio una mirada escéptica,
Evan‖continuó―. Siempre podrías tener a alguien más que hablara con ella. Ella
está en una de mis clases, así que podría sacar el tema.
Bueno,‖si‖eso‖no‖había‖matado‖su‖apetito… Suspiró y dejó su comida en la
mesita de café, recargándose contra el apoyabrazos del sofá y mirando hacia el
techo.
―Ella sabrá lo que estás haciendo. Siempre ha sido así con Viv y conmigo.
Apruebe o no al imbécil con el que decida salir no me da el derecho a decir lo
que dije.
46
Evan miro a su cena, picándola con poco interés.
―Por lo que me has dicho suena como que ella se merece el tratamiento
del silencio‖por‖un‖tiempo…
―Ella no lo merece ―espetó Archer―. Vivian es una chica dulce. Nunca
quiere hacer enojar a nadie. Solo…‖ es‖ demasiado‖ confiada y perdona
demasiado fácil. Si no lo fuera, probablemente me hubiera botado hace mucho
tiempo. ―¿Cuántas veces habían peleado a lo largo de los años? ¿Y cuantas
veces lo había perdonado por decir cosas estúpidas, empujando sus opiniones
donde no era necesitada? Él podía odiar sus decisiones pero no podía odiarla.
Evan le envió una mirada preocupada, pero él se había retraído en sí
mismo y, lo que fuera que estuviera pensando Archer era un secreto para él.
Pero podía adivinar la idea general.
―Tú no la conoces como yo ―musitó.
―No. Pero pienso que se supone que los amigos pueden decirse lo que
están sintiendo, aun si la persona no lo quiere escuchar. Ella no debería de
condenarte por eso.
Tensión vibro por cada musculo de su cuerpo y se sentó derecho.
―No puedes decir eso. Tú nunca le dices a nadie lo que estás pensando.
Evan se desinfló un poco.
―Lo siento. Tienes razón. ―No sonó como si lo dijera en serio.
El silencio puso un millón de kilómetros entre ellos donde, hace unos
momentos, eran solo unos pocos centímetros. Archer se sentía enfermo. No
había querido enojarse. Tenía que salir de ahí antes de que dijera algo más.
Algo peor. No podía soportar la mirada de cachorrito pateado.
Se puso de pie.
―Si has acabado, debería irme a casa. ―Debería‖de‖haber‖dicho‖“gracias‖
por‖la‖cena”‖pero‖no‖pudo‖encontrar‖las‖palabras.‖Estaban‖m{s‖all{‖ahora,‖justo‖
como Evan parecía estar. Ni tan pronto se había puesto sus zapatos, Evan había
puesto su comida a un lado y se levantó abruptamente.
―No…‖¿Sabes‖qué? No he terminado. ―Había una distintiva arruga entre
sus cejas, una terca, dura mirada en su cara que Archer no estaba seguro que
hacer con ella. Él se paró más cerca. Reflexivamente, Archer se hizo hacia atrás,
hombros levantándose, tenso, listo para pelear. Evan inclinó su barbilla.
―Vivian es realmente muy afortunada de tenerte, sabes. Cuando todos
sus otros amigos están hablando mierda detrás de su espalda en The Grove, tú
eres el que se mantiene con ella y la defiende. Ella está tomando una decisión
estúpida, una peligrosa, y tú quieres protegerla. Estás dejando caminar sobre ti y
volver por más. Ella no debería olvidar eso, y no creo que tú deberías, tampoco.
47
Con el parándose tan cerca, Archer estaba dolorosamente consciente,
mientras que eran similares en estatura, Evan se veía mucho más largo. Y
mientras Evan lo miraba, sus facciones lentamente se relajaron hasta que fueron
familiares, los ojos inciertos y la boca pequeña a la que Archer estaba
acostumbrado.
―¿Somos amigos, cierto? Así que siento que necesitabas escuchar eso.
La tensión hizo a sus músculos temblar, todo tan apretado y listo para
escapar.
“La dejas caminar sobre ti”.
Necesitaba salir de ahí. Poner distancia entre ellos antes de que Evan
pudiera escoger y cortar más en sus inseguridades, su orgullo herido.
Necesitaba aprender cómo respirar.
―Nadie camina sobre mí ―gruñó―. Nadie.
Archer no se molestó con su chaqueta. Salió como una tormenta por la
puerta con Evan llamándolo detrás de él.

* * *
Una experiencia cercana a la muerte no había cambiado los hábitos de
limpieza de Richter. El lugar aún olía a basura, comida podrida, y Dios sabía
qué otra cosa. Archer mantuvo su cuello de tortuga sobre su nariz y boca como
filtro para el olor. Pateó a un lado la canasta de ropa doblada ―¿regalo de la
mama de Richter?― dentro de la puerta de enfrente y se deslizó dentro.
Richter se encontraba tirado sobre el sillón en su bóxer con una película
porno en la televisión. Sus ojos estaban inyectados de sangre y con los parpados
pesados. Drogado. O borracho. O ambos. Pero no lo detuvo de lentamente
mirar hacia Archer desde el otro lado de la mesa de café. Le sonrió lentamente.
―Archer…‖amigo,‖¿cómo‖entraste?‖Eres‖como… eres como un ninja. ― Se
sentó como un video en movimiento lento―.‖ Ven… ven aquí, tienes que ver
esto, es perverso.
Las palabras sonaban en la cabeza de Archer, trayendo memorias hacia el
frente de su cerebro.
Ustedes chicos, vamos, vamos, cubran su boca. Ella está siendo muy ruidosa.
No había parado de temblar desde que dejó a Evan.
Nadie entendía. Esto era todo por Vivian. Todo lo que hacía era por ella.
Su felicidad. Su bienestar. Sus sonrisas.
48 Alguien cállela. Brody, hombre, deja de reírte.
Él no pensó en eso. No hasta que la pistola estaba en su mano y la empujó
contra la frente de Richter. No hasta que jaló el gatillo y el resonante crack lo
trajo de nuevo a sus sentidos.
Richter se cayó hacia atrás. Su sangre por todas partes; en el sillón, en las
cortinas, la ventana detrás de él, en la televisión.
Sobre él. Todo sobre él.
No podía respirar. Había roto la única regla que tenía para sus asesinatos:
siempre hacerlo parecer un accidente. Se supone que parecería otro suicidio.
Lo he jodido. Y si no salía de ahí, perdería cualquiera y todas las
oportunidades de salirse con la suya. Alguien en el parque de remolques
tendría que haber escuchado el disparo.
Salió disparado por la puerta de enfrente, piernas amenazando con ceder
debajo de él. Su estómago giró. Los árboles borrosos mientras corría pasándolos
hacia su coche que estaba estacionado un kilómetro arriba de la calle, casi
colapsando afuera de su puerta, mientras luchaba por entrar. Se quitó los
zapatos para evitar llenar el tapete con sangre.
Sin sonidos de sirenas todavía. Pero no podía perder el tiempo. Sus manos
sin guantes estaban pegajosas con la sangre de Richter, dejando manchas
oscuras sobre todo el volante mientras se alejaba. Lento y fácil. Sin sobresalir,
sin atraer atención.
Cada curva, cada parte del camino, esperó luces parpadeantes en su espejo
retrovisor. Nada. Llegó a casa sano y salvo, de alguna manera subiendo las
escaleras e irrumpiendo en el apartamento con pasos inestables.
Abandonó sus zapatos en el lavabo del baño después de cerrar y ponerle
seguro a la puerta. Ni tan pronto se quitó la chaqueta y la camisa, se deshizo
frente al retrete, vomitando. Perdiendo todo lo que había comido ese día.
Temblando, se arrastró a la regadera y puso el agua tan fría como pudo
soportarlo. Fría. Porque la sangre de Richter se sentía tan impíamente caliente
en su piel y cada nervio de su cuerpo estaba en flamas y gritando.
Se talló hasta que el agua corrió limpia y su cabeza se aclaró. Pudiendo
pensar de nuevo. Procesar. Cuando salió de la ducha, aventó su ropa
ensangrentada hacia la chimenea y la quemó, no satisfecho hasta que solo
quedaron cenizas.
Entonces colapsó en la cama, desnudo, con frío, mirando hacia el techo
mientras su mente reproducía la escena una y otra vez en su cabeza.
Richter.
49 Las palabras de Richter. Reverberantes. Haciendo eco. Mordaces. Agudas.
El cerebro de Richter esparcido por toda la sala. Sobre él. En la barata
película porno reproduciéndose en la pantalla plana que probablemente había
robado. La había jodido. Jodido tanto, y ¿cómo es que iba a terminar a las
últimas personas de su lista, si no podía siquiera hacer esto bien?
Y su mente lo llevó un paso más allá. La policía llegando a su puerta para
llevárselo. Arrojándolo en una celda. Dejando que se pudra ahí. Lejos de
Vivian, lejos de su apartamento, lejos de Evan.
Evan.
Archer se agarró de esa imagen, cálidos ojos y aún más cálidas palabras.
“Ella es afortunada de tenerte”. No podía respirar. No podía parar de temblar.
Jueves, octubre 2
Traducido por LizC
Corregido por Nanis

No durmió. No esa noche. Ni en la mañana.


En algún momento, sonó el teléfono. Lo ignoró. Quienquiera que fuera
dejó un mensaje de voz y a mediodía, reunió la voluntad para comprobarlo.
“Hola. Es Evan. Sólo quería decir que lamento si me sobrepasé anoche. Sé que
es… maldita sea. Sólo lo siento, ¿de acuerdo? Llámame si quieres. Me gustaría saber
que estás bien”.
Evan. Tan interesado. Tan preocupado.
“Fin de los mensajes. Para reproducir este mensaje, pulse uno…”.
Apretó uno.
De nuevo. Y otra vez.
Y una vez más.

50
Viernes, octubre 3
Traducido por AnnaTheBrave
Corregido por Nanis

Planeaba ir a clases solo porque si faltaba de nuevo, las llamadas


telefónicas comenzarían. Lo que implicaba que amenazarían con echarlo si no
se presentaba. Entonces su madre llamaría, gritando acerca de cómo iba a
reprobar la universidad y su matrícula no era barata.
Luego‖de‖unas‖horas‖de‖sueño,‖se‖sentía…‖no‖bien,‖pero‖mejor,‖y‖eso‖era‖
algo. Su teléfono estaba muerto. Escuchó el mensaje de voz de Evan una y otra
vez, y no podía averiguar por qué. Alguna clase de conexión con otro ser
humano, alguna clase de comodidad.
Ahora que el pánico se había desvanecido, un frío y calculador marco
mental se hizo cargo. Mecánicamente, se levantó, se vistió, y limpió la sangre
seca del lavabo del baño y el suelo. Se saltó el desayuno en favor de la apertura
de su computadora, escribir, imprimir páginas y ponerlas en su mochila. Tomó
toallitas desinfectantes y limpió el interior de su coche. Por algún milagro, nada
de eso era visible en el interior color gris oscuro.
51 Ahora todo lo que podía hacer era esperar no haber dejado ningún rastro a
la vuelta de la casa de Richter. Huellas, cabello, cualquier cosa que pudiera
delatarlo.
Sus manos comenzaron a temblar mientras encendía el coche, y se tomó
un momento para respirar, para calmar los temblores. Si iban a atraparlo, lo
atraparían. Ahora no podía hacer nada. Francamente, se lo merecía. Pero no
aún. No hasta que hubiera terminado.
Estar rodeado de personas en la escuela no ayudó. Gonera le envió
miradas durante toda la clase, y él sabía que esperaba que le entregara su
historia reescrita. No tomó notas. No abrió su libro. Sólo se sentó con una calma
estoica en el fondo del salón y nunca dejó que su mirada abandonara la pizarra.
Todos se fueron, y ella estaba esperando.
―Señor Pond.
Señora ETS.
Archer empujó su silla y se puso de pie, balanceando su mochila en su
hombro en el mismo movimiento fluido. Se acercó a poner los papeles en su
escritorio. Ella entrecerró los ojos en la primera página, rozándola. Su cabeza se
levantó tan rápidamente que medio esperaba que cayera de su cuello de pollo.
―Esta es la misma historia.
―No, no lo es. ―Archer se la arrebató―. Es diferente, solo comienza
igual.‖ No‖ m{s‖ monstruos,‖ e‖ intenté‖ agregarle‖ algunos…‖ detalles‖ creativos.
―Mientras ella miraba, él fue a la tercera página y leyó en voz alta―: Rudy no
estaba asustado como pensó que estaría. Ni siquiera lucían muertos para él, su mamá y
su papá… sino como si hubiesen caído en el cálido abrazo de un sueño del que nunca
despertarían. Se sentían fríos al toque, y la sangre era pegajosa en sus manos, la cual
pescaba alrededor del estómago de su madre. O sus intestinos. Quizás esos eran sus
riñones. Rudy no estaba seguro, porque había tanta sangre que no podía diferenciar un
órgano de otro.
Archer se detuvo. Gonera lo miró, con la mandíbula colgando. Arrojó los
papeles al escritorio, con su sonrisa desvaneciéndose.
―Aunque aprecio sus notas en mi última historia, preferiría que me
califique sobre el fondo de mi escritura en lugar de mi tema. Si quiere El viaje de
Polly al zoológico, escríbala usted misma.
La dejó sentada allí, con la boca abriéndose y cerrándose como un pez
moribundo.

* * *

52
El edificio de Vivian era un poco más elegante que el de él. Marcó el
código para entrar, subiendo por las escaleras hasta su piso, con flores en la
mano. Fuego y hielo: sus favoritas, las que nunca había fallado en llevarle en su
cumpleaños o festividades. Ahora, eran su intento de parchar la fractura en su
amistad. En todos los años en los que se habían conocido, nunca había tenido a
Vivan simplemente dejando de devolverle las llamadas. Ella podía ser distante,
distraída, pero nunca lo ignoraba abiertamente.
Golpeó la puerta y escuchó dos voces en el interior, una femenina y una
masculina, y se preparó mientras la puerta se abría. Mickey lo miró, sin camisa,
con el cabello mojado, indicando que acababa de salir de la regadera. Se
adelantó con un brazo contra el marco sin hacer ningún movimiento para dejar
a Archer entrar.
―Hola, Archie. ¿Cómo estás?
Civilizado. Cortés.
Forzó una sonrisa tensa.
―¿Está Viv en casa?
―Ella está algo indispuesta en este momento. ―Observó sobre su hombro
mientras lo decía, luego dio un paso hacia el pasillo y cerró la puerta detrás de
él―. Mira, estaba‖planeando‖hablar‖contigo…
Los ojos de Archer se estrecharon.
―Todas esas llamadas a Viv, están molestándola. ―Mick inclinó la
cabeza, luciendo demasiado contento y para nada como si le importara una
mierda los sentimientos de Vivian―. Tuvieron una pelea, y realmente la
lastimaste. Creo que sería mejor si la dejas sola hasta que sienta que quiere
hablar.
No quería lastimarla. Quería empujar la puerta y demandar que Vivian le
dijera en la cara que no quería verlo.
Hizo contacto visual con Mick y lo mantuvo, negándose a apartar la vista.
―De alguna manera, pienso que no fue su decisión dejar de hablarme.
¿Qué harás, Mick? ¿Tomarás su teléfono? ¿Encerrarla por comunicarse con sus
amigos?
La sonrisa de Mickey cayó lentamente.
―Est{s traspasando una delgada línea. Ella es mi chica. No tienes que
forzarla cuando aún está rota por la muerte de Brody. Cuidaré de ella, y ahora
jodidamente vete de aquí.
Archer‖frunció‖los‖labios.‖Asintió.‖Si‖así‖sería…
Agarró los hombros de Mickey y lo golpeó con la rodilla en el estómago.
53 Mick se dobló con un gemido sin aliento.
―¿Cómo es eso de jodidamente indispuesta? ―Archer entró al
departamento. Vivian estaba sentada en la mesa del comedor, pasando los
dedos por el borde de una taza de café. Lo vio y se sobresaltó, poniéndose de
pie.
―Archer…
Arrojó las flores sobre la mesa.
―¿Qué está ocurriendo, Vivian? ―La lastimaste, había dicho Mickey.
¿Cómo se atrevía él? ¿Cómo se atrevía ella? De todos los hombres a los que
conocía, ¿quién había sido el único que nunca había levantado una mano contra
ella? ¿Que nunca la había forzado a ir a la cama? ¿Que nunca la había empujado
a ninguna decisión que ella no quisiera tomar?―. Así que, ¿no estás interesada
en hablar conmigo?
Los ojos de Vivian se lanzaron detrás de él. Podía oír Mickey recuperar la
compostura, pisando fuerte a través de la sala de estar.
―No‖es‖así.‖Yo‖solo…‖por‖favor.
―Él está haciéndote hacerlo, entonces. Cortándome de tu vida porque
Dios prohíbe que tengas una vida aparte de él ―habló rápidamente. Mickey no
sería tomado con la guardia baja de nuevo, e iba hacia ellos―. O tal vez no
quiere que le reporte a los policías las magulladuras que deja detrás, ¿es eso?
Vivian puso una mano sobre su boca con horror mientras Mickey agarraba
un puñado de cabello de Archer y lo alejaba de ella. La parte posterior de su
cráneo crujió contra la pared y por un momento, su visión se blanqueó.
―¡Déjalo! Mick, no lo lastimes, ¡detente!
Mickey lo levantó por la parte frontal de la chaqueta, y era sólo vagamente
consciente de ser empujado de nuevo al pasillo, por el suelo, contra la pared
opuesta. Su cabeza le daba vueltas. Cuando su visión se aclaró, Mickey estaba
inclinado sobre él.
―Si te acercas a ella de nuevo, te mataré ―dijo entre dientes. La puerta se
cerró un momento después.
Silencio.
Un bulto se estaba formando en la parte posterior de su cabeza, incluso
mientras caminaba hacia el coche. No era de extrañar qué el impacto hubiese
agrietado el yeso de la pared.
Estaba temblando de nuevo.

54
Lunes, octubre 6
Traducido por NataliCQ
Corregido por Nanis

La Dra. Romero cerró la puerta de la sala de exámenes detrás de ella,


hojeando sus notas. Todos los médicos parecían hacer eso, incluso cuando no
había nada que ver. Levantó la cabeza y sonrió. Después de verla por todo,
desde resfriados a un esguince de tobillo, todavía le sonreía como si fuera un
niño. Nunca importaba realmente.
Ella se sentó en el taburete cercano, su carpeta en su regazo.
―Bueno, te puedo decir que no estás muriendo.
Él no había asumido que era eso, pero:
―Es bueno saberlo.
―El temblor, y los sonidos del mismo, están relacionados con el estrés.
―Se echó hacia atrás, observándolo―. Lo que no es sorprendente. Yéndote de
tu casa y viviendo por tu cuenta, yendo a la universidad… Cosas muy
estresantes.
55 Vivir su propia vida era difícilmente estresante. En todo caso, sentía que
un peso había sido levantado lejos de él. La universidad era nada más que
ruido blanco en su vida.
―¿Hay algo que pueda hacer para detenerlo? ―Cada vez que Vivian
cruzaba por su mente, ya sea ira, dolor o traición, enviaba pequeños temblores a
través de cada centímetro de su cuerpo. Era peor en las manos y los hombros.
―Podría prescribirte algún medicamento contra la ansiedad. ―La Dra.
Romero frunció los labios―. Los tomas según sea necesario. Pero no es una
solución a largo plazo, Archer. Si algo te molesta lo suficiente que está
afectando tu salud física, realmente deberíamos echar un vistazo a eso.
No hay nada que puedas hacer por eso.
Bajó las pestañas. Doparse con pastillas para sentirse bien no sería
fundamentalmente la cura para cualquier cosa y no lo haría mejor que Brody.
Pero, para apaciguar a su médico, dijo:
―Hay un psicólogo en el campus con quien puedo hablar. ―No lo haría,
pero si eso le impedía regañarlo…
Romero le dio una mirada mordaz.
―Voy a prescribirte una receta para la farmacia. ¿Has hablado con tu
madre acerca de esto?
Archer podría haber reído. Su madre no lo había llamado ni una vez desde
que se mudó hace unos meses. Le pagaba el alquiler, ya que así lo mantenía
alejado de ella. Si hubiese podido convencerlo para ir a una escuela a más de
una hora de distancia, lo habría hecho. Se deslizó fuera de la mesa de examen y
recogió su abrigo.
―No. No la he visto mucho últimamente.
―Eso es muy malo. ―Romero se inclinó sobre sus notas, garabateando
unas cuantas cosas―. La he visto un par de veces en la última semana más o
menos. Ha estado aquí visitando a la señora Hilton.
Archer hizo una pausa. La señora Hilton, la madre de Vivian.
―¿Marissa está aquí?
La doctora levantó la cabeza.
―Bueno, sí. Fue admitida la semana pasada. ¿No te lo dijo Vivian?
La madre de Vivian había sido más una mamá para Archer que la suya
propia. No es que le tomara mucho.
Su mandíbula se apretó.
―Debe haberse deslizado de su mente.

56 ―Tal vez deberías ir a saludarla. Aparte de tu mamá, ella no recibe


muchos visitantes. ―La Dra. Romero cerró su folder y ofreció un atisbo de
sonrisa―. Anda, vete de aquí. Tu medicamento debe estar listo en veinte.
Archer le dio las gracias y se fue en dirección al lado opuesto del edificio
para las habitaciones de los pacientes.
Marissa había estado enferma durante años, lupus destrozando sus
riñones. Parecía que nunca fue lo suficientemente importante como para llegar
arriba en la lista de trasplantes. Brody había sido el único donante posible en su
familia, pero su uso de drogas y alcohol lanzó su candidatura por la ventana.
Esto en cuanto a las primeras perspectivas optimistas de los médicos sobre su
condición. Ella sólo parecía estar empeorando.
Su habitación olía a algodón, desinfectante y rosas estériles,
probablemente complementos de Vivian. Marissa se veía cansada en su cama,
mirando la televisión con poco interés. Archer se quedó en la puerta hasta que
ella se fijó en él. Al instante, su rostro se iluminó, y lo saludó con una sonrisa.
―Oye cariño. Esto es una sorpresa.
Ella se veía y sonaba tan parecida a Vivian que dolía y calmaba todo al
mismo tiempo. Él se encogió de hombros y arrastró los pies hacia la cama.
―Si hubiera sabido que estabas aquí, hubiera llegado antes.
―No tiene sentido que manejes todo el camino hasta aquí, estoy bien.
―Ella tomó una de sus manos y le dio un apretón. Curioso, ella no se veía
bien―. Tu madre ha estado mucho aquí haciéndome compañía y Vivi viene
cuando puede.
―¿Con Mickey? ―No podía dejar de preguntar, un borde de acero en sus
palabras.
―No, todavía ni siquiera lo he conocido ―resopló indignada―. Lo que
significa que probablemente es terrible para ella. No quiere volver a
presentarme a los realmente malos. Él es malo, ¿verdad?
No sabía cómo responder a eso. ¿Asegurándole que Mick era bueno para
Vivian era una mala idea? ¿Debería decir que ella estaba feliz? ¿O debería
decirle cómo ella se escondió en su apartamento mientras esperaba que sus
cerraduras fueran cambiadas porque estaba demasiado asustada de que Mick
viniera?
Archer la miró, impotente. Ella suspiró y le dio unas palmaditas en el
brazo.
―No, no importa… No sé lo que pasa por su cabeza con algunos de esos
muchachos. Pero suficiente sobre eso. ¿Cómo has estado, cariño?
El borde de la cama crujió un poco cuando él se sentó sobre ella.
―Bien. La escuela es la escuela. Me gusta mi apartamento.
57 Ella se rió entre dientes.
―Me imagino que así es. Un lugar para ti… siempre fuiste un niño
independiente.
Archer no pudo evitar sentirse un poco orgulloso. Había demostrado
hasta el momento que no necesitaba a su madre. Incluso si ella lo cortaba
financieramente, él tenía más que suficientes ahorros y suficientes donaciones
para conseguir pasar a través de la universidad con pequeños problemas.
Hablando de su madre, se sintió obligado a por lo menos preguntar:
―¿Cómo está mamá, de todos modos?
―Igual, igual. ―Lo miró―. ¿Cuándo fue la última vez que la llamaste?
Archer rodó los hombros en un encogimiento, evitando su mirada.
―Hace unas semanas. ―Cierto. Había llamado para desearle un feliz
cumpleaños, a pesar de que ella no había contestado―. Ella debe haber estado
ocupada. No pudo devolverme la llamada. ―Debería haber usado eso.
Marissa suspiró. Parecía cansada de nuevo.
―Archer… sabes que amo a tu mamá mucho, pero también quiero que
sepas que no creo que ella hiciera lo correcto contigo. Tenía la esperanza de que
después de que tu padre murió, los dos podrían ser más cercanos, pero…
Todo el mundo había amado a su padre, sólo porque no lo conocían.
Marissa oyó las historias de él, y, probablemente, de su mamá, pero ella nunca
lo había visto de primera mano, tampoco.
―No te preocupes por eso. ―Era el turno de él para darle a la mano de
ella un apretón―. Mamá y yo somos personas diferentes, eso es todo. Estoy
seguro de que ella tiene sus razones. Tal vez le recuerdo demasiado a papá.
―Él no creía eso.
Marissa no parecía hacerlo, tampoco.
―No. Creo que le recuerdas a todas las cosas que ha hecho mal.
Sus cansados ojos se clavaron en él. Pensativa. Conocedora. Pero no
juzgando, no temerosa. Su estómago dio una vuelta, y tomó esfuerzo mantener
los temblores invadiendo su cuerpo. No podía mirarla a los ojos ya, en lugar de
eso se centró en sus manos en su regazo.
¿Ella lo sabe? ¿Acaso mamá se lo dijo?
Marissa se hundió un poco más en la cama.
―No, no… No te dejes a ti mismo exaltarte ―murmuró, sonando muy
lejos―. No como si fuera a decírselo a alguien. Eres un buen muchacho, Archer.
Un buen muchacho. Él.
58 ―Sé que cuando me vaya, podrás ser el que existe para Vivi, ¿verdad?
―Ella puso su mano sobre la suya. Cuando ella apretó, su agarre fue débil.
Él tragó saliva, tratando de encontrar su voz.
―No deberías decir esas cosas.
―Me gustaría usar mi vestido rojo de nuevo. ―Sus pestañas bajaron―.
Vas a asegurarte de eso, también.
Archer sabía cuál vestido quería decir. Estilizado y hermoso en ella; lo
había llevado en la graduación de la secundaria de Vivian y él. Nada lujoso,
pero Marissa dijo que era su favorito, ya que había sido comprado para una
ocasión tan especial.
―Me aseguraré de ello ―murmuró.
Él no quería dejarla, pero la respiración de Marissa se niveló y cuando dijo
en voz baja su nombre, ella estaba dormida. Acomodó la manta hasta sus
hombros, le besó la frente y salió de la habitación.
Medio metro en el pasillo, su madre daba la vuelta a la esquina y se
detuvo en seco, mirándolo fijamente.
Viéndola allí lo hizo enojar de nuevo. Vivian tenía sus razones estúpidas
por no llamar para decirle que Marissa estaba en el hospital, ¿pero qué excusa
tenía ella? Su madre se enderezó, echó a andar, luciendo decidida a caminar
derecho por delante de él sin decir una palabra. Archer la cogió por el brazo.
―Podrías haberme dicho que ella estaba aquí.
Ella se tensó. Él la soltó.
―Vivian podría habértelo dicho ―dijo bruscamente―. Si no lo hizo, tal
vez había una razón para ello.
―Tus sentimientos y los suyos no importan realmente en esto, ¿verdad?
―dijo él entre dientes, tratando de mantener su voz―. Ella estaba feliz de
verme. Eso es todo lo que debería haber importado. ―Se miraron el uno al otro,
largo y duro, y ella fue la primera en apartar la mirada. Siempre lo hacía.
―¿Qué estás haciendo aquí, de todas formas?
Archer retrocedió lentamente. Ella no iba a pedir disculpas. Era estúpido
pensar que lo haría.
―Vine a ver a la Dra. Romero.
Ella se ocupó con la cremallera de su bolso.
―¿Estás enfermo?
Él quería decirle que sí, y era grave, sólo para ver cuál sería su reacción. Su
pecho apretó.
―¿Te importa?
59 ―Eres mi hijo, ¿por qué no habría de importarme?
―Debido a que tus intentos maternales son bastante transparentes.
―Normalmente no hablaba con ella de este modo, pero le dolía. Entre ella y
Vivian, no tenía paciencia.
Esta vez su madre lo miró, sus ojos grises endurecidos. Todo el mundo le
decía que tenía ojos como los suyos. El mismo fino y oscuro cabello. Él no lucía
como su padre; pequeña bendición.
―No te atrevas a tratar de torcer esto en mi contra. Tengo todo el derecho
a…
―¿Temerme? ―terminó él. El parpadeo de duda atravesando el rostro de
ella le dijo que dio en el clavo―. ¿Por qué?
Su labio inferior tembló.
―Dime la verdad sobre lo que pasó con tu padre y trata de preguntarme
eso de nuevo.
Siempre volvía a eso.
―No sé lo de que estás hablando, mamá. Papá murió de una sobredosis.
Fue un accidente.
Sus acciones, sus triunfos y errores… las cosas que hizo por ella, por
Vivian, por cualquier persona; ella había perdido cualquier y todos los derechos
maternales que tenía años atrás. Así que al infierno si compartiría sus secretos
con ella. ¿Ella quería tener miedo para justificar su distancia de él? Le podría
dar una razón.
―Podría pasarle a cualquiera. Incluso a ti. ―Estúpido. Tan estúpido.
Nunca le haría daño. Ella debería saberlo.
Ella no dijo nada, aturdida, tratando demasiado duro por descifrarlo,
descomponerlo, y decidir cómo interpretar sus palabras. Archer se inclinó y la
besó en la mejilla.
―Adiós, mamá. Tengo una receta por recoger.

60
Miércoles, octubre 8
Traducido por Adaly y Ateh
Corregido por Nanis

Encontró un par de calcetines de Vivian mezclados con su ropa. Eran


pequeños y rosas, y Archer los miró fijamente por unos buenos cinco minutos
antes de tirarlos a la basura.
Todavía no la había llamado. No había pasado por ahí. Odiaba estar tan
enojado con ella. ¿No debería de ser usado para ser abandonado? Mamá le dio
la espalda con la misma facilidad. Vivian ni siquiera tenía la excusa de que tenía
miedo de él.
Sin embargo, más que enfadado, estaba asustado. Si Vivian lo evitaba, si
realmente lo expulsó de su vida, ¿entonces qué? Más de una década de su vida,
dedicada a ella. Sus deseos, sus caprichos, su consuelo y felicidad. ¿Qué era él
sin ella? ¿Qué era ella sin él?
Cuando alguien tocó a su puerta a las ocho y cuarto de la noche, su
corazón dio un vuelco. No era el golpe de Vivian, no su pequeño rítmico ta-ta-
tap. Pero tal vez. Tal vez. Si no es ella, Evan. Saltó sobre el respaldo del sofá y
61 abrió la puerta, desesperado por ver uno de sus rostros.
Archer no reconoció al hombre de pie en su puerta. Vaqueros negros,
camisa blanca, chaqueta gris, cabello negro delgado peinado hacia atrás.
Tratando demasiado para parecer profesional. De todas formas obtuvo el
mensaje a través de todo. Archer sabía qué era.
―Hola. ¿Eres Archer Pond?
¿Podría decir que no y cerrar la puerta? En su lugar, forzó una pequeña
sonrisa.
―Ese podría ser yo. ¿Puedo ayudarle?
Como esperaba, el hombre sacó una identificación de su bolsillo. Detective
Tom Patterson. Que nombre tan aburrido y genérico para un tipo aburrido y
genérico.
―Lamento molestarlo, sé que es un poco tarde. ¿Le importaría si entro?
Curiosamente, Archer no sintió pánico. No tembló. Estaba perfectamente
tranquilo cuando abrió más la puerta y le hizo un gesto a Patterson para entrar.
―Sólo si se me permite preguntar de qué se trata.
Patterson entró, evitando dar un vistazo alrededor.
―¿Por casualidad, conoces a un Richter Samuels?
Archer esperaba por algo, una especie de frío, miedo, ansiedad. Nada.
―¿Richter? Sí, claro. ¿Hizo algo malo?
El detective se rió. Se dio la vuelta para hacer frente a Archer.
―Probablemente, pero nunca lo sabremos ahora. Fue asesinado.
Por lo menos él no sobrevivió esta vez, pensó. Con la misma rapidez se hizo a
un lado, como si Patterson podría divisar su culpa si la dejaba arrastrarse al
frente de su cerebro. Encontró los ojos del hombre fácilmente. Mejor que
Patterson no espere alguna gran demostración de pena.
―Lamento escuchar eso. No nos conocíamos tan bien, así que no estoy
muy seguro de qué decir.
Se rascó la mandíbula puntiaguda, meciéndose un poco.
―¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
―No hace mucho, en realidad. Me encontré con él en el centro comercial
hace unos días. Antes de eso, sin embargo, habían pasado unos cuantos años.
―La forma en la que Patterson asintió sugirió que ya sabía de eso. Archer no
estaba seguro qué pensar. El tipo estaba siendo bastante informal, ¿era un
sospechoso o no?
―Sí, eso le dijo a su mamá. Ella fue la que lo encontró. ―Sacó una libreta
de su bolsillo junto con un bolígrafo―. ¿Sabe si Richter tenía enemigos?
62 ¿Cualquier persona que podría haber mencionado? Fue una de las últimas
personas que lo vio con vida.
Esa fue una pregunta difícil de responder. Todo mundo odiaba a Richter.
―No le puedo dar nombres. Estaba solo cuando lo vi y solo hablamos por
unos minutos. Tiempo suficiente para que me dijera que no había estado en
buenas relaciones con uno de sus mejores amigos. ―Patterson levantó una ceja,
así que Archer continuó―. Uh, Brody Hilton. Así es como lo conozco.
Mencionó que él y Brody no habían hablado en un año debido a alguien
debiendo dinero a alguien o algo.
Patterson escribió en su cuaderno, bolígrafo moviéndose a la velocidad de
la luz.
―Aj{…‖¿Puedes‖decirme‖en‖donde‖estabas‖cuando‖Richter fue asesinado?
Una coartada estaría bien. Él no tenía una. En cuanto había abierto la boca
se dio cuenta...
―No sé. ¿Cuándo fue eso?
Una sonrisa se dibujó en el rostro del detective, algo así como alivio. Tal
vez no quería que Archer fuera un sospechoso potencial. Y tal vez este tipo era
un poco más inteligente de lo que Archer lo creyó capaz.
―El miércoles pasado.
―El‖miércoles‖pasado…‖Oh.‖Con‖mi‖amigo,‖Evan,‖en‖el‖centro‖comercial.‖
Fue a este torneo de videojuegos‖ en‖ Fly’s,‖ si‖ sabes‖ lo‖ que‖ es. ―Fingió
reflexionar―.‖De‖hecho…‖sí,‖ahí‖es‖donde‖vimos‖a‖Richter.
―¿Qué hiciste después?
―Volvimos a la casa de Evan. ―Las palabras salieron sin pensarlo dos
veces―. Vive en un complejo, así que jugamos algunos juegos y vimos unas
cuantas películas antes de que caminara a casa por la mañana.
Parecía lo suficientemente bueno para Patterson. Comportamiento típico
de un chico universitario, ¿verdad? Golpeteó su cuaderno.
―Una‖última‖pregunta…‖¿Estas‖en‖contacto‖con‖la‖hermana‖de‖Brody‖en‖
absoluto?
Ahí fue, su corazón, como una roca, derramándose en su estómago. El
hombre podría haber dicho sé que lo hiciste y no habría enviado a su mente
tambaleándose en la forma en que lo hizo. Sin embargo, logro palabras
coherentes, su voz firme.
―¿Vivian?
―Es ella.
Desvió su mirada.
63 ―Sí, bueno, no últimamente. Tuvimos una pelea ―Y ahora me quiere fuera
de su vida.
Patterson le dio una sonrisa de complicidad, asintiendo solemnemente.
―Sí…‖mujeres,‖¿eh?‖Sé‖cómo‖va‖eso.
No, no lo haces. Archer sonrió levemente.
―Me gustaría tener m{s‖información‖para‖darle,‖pero‖como‖dije…‖no‖era‖
exactamente cercano con el chico. Demasiado en las drogas, él le debía dinero a
muchas personas. Trato de mantener mi distancia. ―Pero ahora Patterson
podía masticar esa información. Conectado la muerte de Richter relacionado a
algo de dinero, y drogas no era difícil. Si no lo hubiera matado, era una cuestión de
tiempo antes de que alguien más lo hiciera.
El cuaderno y el bolígrafo se veían tan pequeños en las manos torpes de
Patterson. Los metió en el bolsillo y le ofreció una tarjeta a Archer.
―Excelente. Gracias por tomarse el tiempo de hablar conmigo, Archer.
Siéntase libre de llamarme si piensa en otra cosa.
Archer miró a la tarjeta como si pudiera morderlo, pero la tomó de mala
gana.
―Haré eso. ¿Va a hablar con Vivian?
Era el turno de Patterson para darle una leve sonrisa que decía claramente,
no es asunto tuyo, chico. Eso fue suficiente respuesta. Archer le mostró la puerta,
de pie en el rellano, mientras el detective escalaba los escalones y se metió en su
coche. Archer cerró la puerta y se dejó caer contra ella, hundiéndose en el suelo.
Él va a hablar con Vivian. Ella ni siquiera sabe que Richter está muerto.
Quizás Patterson se daría cuenta de los moretones y lanzaría el culo de
Mick en la parte posterior de un Cruiser. Lástima que probablemente no lo
retendrían, no si Viv no presentaba cargos.
Pero lo más importante, ¿qué hacía ahora? ¿Esperar alrededor para ver si
el asesinato estaba vinculado de nuevo a él? Le había mentido de plano sobre su
noche. Todo lo que tomaría era una visita a Evan para confirmarlo. No sólo no
había estado allí, sino había salido furioso después de una discusión. No se veía
bien para él. Evan podría cubrirlo. Aunque pedirlo significaba darle un indicio
de que Archer tenía algo que ocultar. Lo que significaba… estaba atrapado.
Archer apoyó la espalda contra la puerta y se incorporó. Una mirada por
la ventana mostró el coche del detective Patterson desaparecido desde el
estacionamiento. El reloj de la cocina marcaba las diez p.m. Se deslizó en sus
zapatos.
Evan estaría nadando pronto. Archer quería verlo.
64
* * *

El aire frío mordisqueó su rostro, y el mirador ofreció un pequeño refugio.


Cómo Evan toleraba el agua estaba más allá de él. Pero lo hacía. Dentro y fuera,
buceo, natación, repetir el proceso. La vista, el sonido, calmaba a Archer hasta
dejarlo un poco aturdido. Evan era fascinante por derecho propio. Era su
manera‖ de‖ moverse,‖ su‖ dulzura,‖ sus‖ ojos,‖ el‖ sonido‖ de‖ su‖ voz.‖ “Tal vez eres tú
quién puede hacerlo mejor”.
No, no podía. Ni siquiera necesariamente porque nadie estaría interesado
en él, sino porque no sabía cómo preocuparse por la gente de la forma en que se
preocupaba por Vivian.
Evan salió de la piscina antes de lo habitual y sacó a Archer de su trance
auto inducido. Vio como Evan se sentó en una silla de la piscina, toalla colgada
alrededor de sus hombros, y después de un momento tomó su celular desde
donde descansaba su camisa e hizo una llamada. Archer frunció el ceño. No
estaba lo suficientemente cerca para oír lo que decía, ¿y a quién siquiera
llamaría Evan a esta hora?
Su bolsillo cobró vida con el zumbido, el timbre se estableció en silencio.
Archer se enderezó, congelado por la confusión momentánea antes de
luchar para conseguir su teléfono y contestar antes de que Evan pudiera oír la
fuerte vibración.
―¿Hola?
―Oye. No creí que contestarías.
Su pecho se apretó. Era la primera vez que había oído la voz de Evan
directamente desde la noche que pelearon. No podía soportar lo que Evan
podría decirle, incluso si trataba de disculparse. Y sin embargo, una disculpa
era exactamente lo que se derramó.
―Lo siento.
Sus ojos se quedaron fijos en la figura encorvada de Evan en la piscina
Estaba sin aliento por la natación. Sonaba frío.
―¿Qué? ¿De dónde viene eso?
―Por no llamar. ―Archer vio como Evan se relajó en la silla, cubriéndose
con la toalla en busca de calor―. Por estar enojado contigo.
―No es un gran problema ―dijo Evan, su voz suave―. Empujé mi
camino en tus asuntos, tú reaccionaste excesivamente. ¿Podemos decir que
estamos a mano?
65
No, no estaban a mano.
―Tenías razón, sin embargo.
―¿Acerca de qué?
Cambió el teléfono a la otra mano. Sus dedos estaban entumecidos.
―Todo. Acerca de Vivian. Acerca de ser capaz de decirle a alguien la
verdad, así quieran escuchar o no.
Evan se quedó en silencio por un instante.
―¿Pasó algo con Viv?
Archer quería encogerse de hombros. Le dolía pensar. Pero las palabras
estaban allí en la punta de su lengua.
―Fui a verla. Creo que Mickey consiguió que se comprometiera a no
hablar conmigo nunca más. Él me echó, y ella nunca llamó. No pudo incluso
enviarme un puto texto o explicarse por sí misma… ―Su voz vaciló, por lo que
se detuvo. Duele. Su pecho, su corazón. El peso de todo lo que había hecho por
Vivian lo aplastaba por su deslealtad.
―Archer… ―Suspiró Evan―. Hablar de eso como que… hace que sea
más real, ¿no?
―Sí. ―Demasiado real. Quería colgar, retirarse a su habitación y dormir
todo por la borda. Pero supuso que Evan era el último amigo que tenía, un sólo
hilo solitario que conectaba a Archer de cualquier persona que le importaba. Sin
Vivian, sin Evan, estaba solo.
La línea estaba tan tranquila; Archer hubiera pensado que Evan había
colgado si no fuera por el débil sonido de su respiración. Cuando volvió a
hablar, su tono era más duro, más enojado.
―Luego, cuando Mick la bote algún día y se encuentre completamente
sola, espero que piense de nuevo en esto y lamente lo que arruinó.
No lo hará, pensó Archer. Vendría llorando a él, esperando a que abriera
sus brazos hacia ella. ¿No era así como siempre iba? Cuando él no respondió,
Evan le preguntó:
―¿Qué haces este fin de semana?
No podía pensar así de adelantado. No podía pensar lo que iba a hacer
mañana.
―No…‖nada, supongo.
―Vamos a salir de la ciudad. Subir por la costa o algo así.
La esperanza en su voz hizo a Archer dar una débil risa sin aliento.
―No hay mucho para un cambio de paisaje.

66 ―No, pero hay más que hacer allí y todo el punto es lograr estar lejos de
este lugar. Vamos, no voy a aceptar un no por respuesta.
Observó a Evan salir de la silla y ponerse de pie. Archer tuvo el extraño
impulso de alcanzarlo y tocarlo, sólo para ver si se sentía tan frío como parecía.
Extendió una mano. Desde esta distancia, lo único que podía hacer era trazar el
contorno‖de‖Evan‖con‖un‖dedo.‖Tan‖lejos…
―Si no vas a aceptar un no por respuesta, entonces mis opciones‖son‖“sí”‖
y‖“sí”.
―Más o menos. ―Podía oír la sonrisa en la voz de Evan―. Iremos el
viernes por la tarde. Si necesitas algo antes de eso…
No terminó, pero Archer sabía. La invitación estaba allí. Hablar. Tener
compañía. El deseo de estar cerca de Evan era lo suficientemente fuerte para
hacerlo sufrir por ello. Lo ponía nervioso, casi le daba miedo. La idea de
necesitar‖alguien‖que‖no‖sea…‖no sabía si retirarse o rendirse a ello.
Cerró los ojos, respiró profundo. Trató de fingir que podía oler el océano
desde allí.
―Lo sé.
―Una cosa, sin embargo.
Archer parpadeó sus ojos abiertos.
―¿Qué? ―Miró y esta vez, Evan estaba en la valla de la piscina, mirando
directo a él.
―No tienes que esconderte de mí.

67
Viernes, octubre 10
Traducido por Ateh
Corregido por sabrinuchi

Archer llenó su bolsa con ropa limpia, todo prolijamente doblado, cepillo
de dientes, pasta de dientes, calcetines extra y cualquier otra cosa que se le
ocurrió que podría ser necesario en caso de emergencia. Viéndola, tuvo que
preguntarse si estaba un poco demasiado preparado. No recordaba la última vez
que estuvo lejos de casa. Debería haberlo pensado antes; no sólo estar lejos de casa
lo ponía ansioso, nunca dormía bien en una cama que no fuera la suya.
No había tiempo para echarse atrás, sin embargo. Evan se sentó en el
borde de su colchón, lo observaba con una ceja levantada.
―Eres tan lento. ―Se inclinó para mirar dentro de la bolsa―. ¿Cuántos
pares de calcetines necesitas?
―Uno nunca sabe. ―Archer frunció el ceño y empujó otro par de bóxers
en el interior, también―. Más vale prevenir que lamentar.
―Ajá. Te debería cobrar una tarifa de exceso de equipaje. ―Evan puso los
68 ojos en blanco―. Ahora que ya tienes suficiente material para que dure todo el
invierno, ¿estás listo para ir?
Archer le dirigió una mirada siniestra y empujó otro par de calcetines en la
bolsa antes de pasar con velocidad arriba. Su mirada se deslizó al celular en su
mesita de noche, pero cuando se trasladó a agarrarlo, Evan se estiró sobre la
cama y puso una mano sobre la suya. Archer hizo una pausa. La mirada en los
ojos de Evan era nada menos que súplica; realmente eran una sombra cálida de
color marrón. Y sus rostros estaban tan cerca que estaban casi compartiendo
una respiración.
―¿Déjalo? ―pidió Evan suavemente―. ¿Por favor?
Por un segundo, los dedos de Archer se apretaron alrededor de su
teléfono. Lo necesitaba. ¿Qué pasa si Vivian lo llamaba? ¿Y si era una
emergencia? Pero, ¿qué obligación tenía de correr a su lado y echar a perder su
tiempo fuera? Trató de decirse eso, pero sus ojos se movieron del rostro de
Evan a sus manos y viceversa. Evan apretó suavemente.
―Quiero tenerte para mí por un tiempo. Déjame ser egoísta.
Excepto que no era egoísta, y Archer lo sabía. Evan quería ayudar, y
ayudar significaba impedirle que esperara junto al teléfono por una llamada
que nunca llegaría. Él estiró sus dedos y retiró la mano. La boca de Evan se
curvó en una sonrisa cálida.
―Gracias.
Diez minutos más tarde, Archer cerró su apartamento y tiró sus cosas en la
cajuela de Evan. No le importaba que otras personas condujeran, pero tampoco
quería a Evan en su coche, que todavía le recordaba demasiado a la sangre de
Richter. Y no tenía idea de a dónde iban.
―Es una sorpresa ―dijo Evan cuando preguntó―. Espera dos horas y lo
verás por ti mismo.
La costa estaba llena de ciudades turísticas. Sería imposible deducirlo
hasta que se acercaban. Que era exactamente por lo que Archer miraba por la
ventana mientras conducían, señalando la autopista que tomaron y la dirección
en la que se dirigían.
Evan no era muy hablador mientras conducía, lo que Archer apreciaba.
Vivian le hubiera molestado en una conversación durante todo el camino,
queriendo compañía para ayudar a evitar que se quedara dormida al volante.
En tanto la música estuviera encendida, Evan parecía estar bien. De vez en
cuando Archer lo escuchó tarareando, y cerró los ojos, la cabeza apoyada contra
la ventana mientras escuchaba. Antes de darse cuenta, Evan lo estaba
empujando para despertarlo.
―Oye, estamos aquí.
Los ojos de Archer se abrieron y se enderezó. ¿En serio se había dormido?
69 ¿Cuándo fue la última vez que había tomado una siesta en un coche?
“Aquí”‖ era‖ un‖ edificio‖ situado‖ entre‖ {rboles‖ con‖ un‖ telón‖ de‖ fondo‖ del‖
océano. Las letras de oro en la puerta de cristal frontal decían Santuario Cove. A
su derecha, caminos de cemento estrechos llevaban a grupos de cabañas con
vista al agua. El típico resort encontrado en la zona, pero no quiere decir que no
fuera hermoso. Con la puesta de sol, el horizonte tenía un cálido resplandor
naranja brillante fuera del agua. Archer respiró profundamente mientras salía
del coche, saboreando el pesado aroma del océano.
Evan se acercó a su lado, empujándolo con un hombro.
―Servicio de habitaciones, paz y tranquilidad, sin preocupaciones, ni
teléfonos… ¿Qué te parece?
En realidad no era un cambio de escenario, pero a Archer no le importaba.
Le encantaba el océano.
―Creo que no voy a querer volver a casa. ―Se apartó de la vista para
conseguir sus cosas de la cajuela.
Se registraron y les dieron la llave de la habitación, instruyéndolos a dejar
su coche en el estacionamiento. Algo sobre este tramo de playa siendo un
santuario de vida silvestre y no permitiendo vehículos. Su habitación no estaba
muy lejos, de todos modos. Habitación, casa de campo, lo que fuera.
Tan pronto como Evan abrió la puerta y dio un paso a un lado para dejarlo
entrar primero, Archer supo que era más grande que cualquier habitación de
hotel en la que hubiera estado. Una pantalla plana colgada de una pared a la
vista perfecta de la cama y sofá. Una chimenea se ubicaba en la esquina, una
zona de cocina con una mini-nevera en la otra. Tenía un gran cuarto de baño
con dos lavamanos y ducha. Las puertas dobles se abrían a un pequeño patio,
escaleras que conducían a la arena. El aire del océano impregnaba toda la
habitación e hizo a Archer querer fundirse en el suelo.
Sabía que no podría haber sido barato.
Evan depositó su mochila sobre la cama, mirando a su alrededor.
―Se habían acabado las habitaciones más grandes así que, ya sabes, una
cama. Pero puedo dormir en el sofá.
Los ojos de Archer lo siguieron.
―Vas a dejar que te pagué la mitad de esto.
―Nop. ―Él abrió la cremallera de su maleta―. Soy yo el que te invitó. Por
lo que soy el que paga. ―Cuando Archer abrió la boca para protestar, él levantó
un dedo―. No discutas. Viniste conmigo; eso es todo lo que quería.
Archer cerró su boca, suspirando. Se volvió hacia su propia bolsa,
70 levantándola en el lado opuesto de la cama.
―¿Cuáles son nuestros planes, entonces?
―Lo que quieras. Tenemos un menú de servicio de habitación para la
cena. Mañana podemos ir a la ciudad y mirar alrededor, ir hasta algunas de las
tiendas. Y… hay algunos cruceros por día que van allí.
Archer sacó su ropa de salir, frunció el ceño, y decidió no admitir que
Evan había estado en lo cierto acerca de traer demasiados calcetines. Una
estancia de dos noches en realidad no merecía desempacar todas sus cosas, pero
lo que sea.
―De acuerdo. ¿Qué clase de cruceros por día?
Evan levantó la vista.
―Bueno, como… los que salen sólo un par de kilómetros. Barcos y cosas
de avistamiento de ballenas.
Ah, eso era todo. Archer no sabía nada acerca de observación de ballenas o
lo que sea, pero un curso en biología marina le resultaría divertido. No es que
sonara como una mala idea, pero no era algo que habría pensado por su cuenta.
―Déjame pagar por los boletos, y vamos a ir ―dijo una vez que sus cosas
estaban escondidas en un cajón. Captó la expresión brillante de Evan en el
reflejo de la pantalla de televisión, todo sonrisas.
―Trato.
* * *

Pidieron, y Archer cenó filete y mariscos con demasiada mantequilla de


ajo. Se sintió cuatro kilos más pesado en el momento en que terminaron. Para
entonces ya era demasiado tarde para salir a cualquier lugar, y él estaba
perfectamente contento con quedarse y disfrutar de la tranquila comodidad de
su habitación. Se metió en el cuarto de baño el tiempo suficiente para cambiarse
para dormir.
Cuando dio un paso atrás hacia fuera, fue recibido por el olor frío del
océano. Las puertas traseras estaban abiertas y Evan estaban cerca de ellas, con
el control remoto en la mano.
Evan se había dejado sus bóxers para dormir, pero no se había molestado
con una camisa. Era otro tipo y eso no debería haber importado, pero Archer
sintió el calor subir a su rostro mientras miraba. El sol se había puesto, dejando
la luz de la luna filtrarse en su habitación. Recordó de nuevo varias semanas
atrás, cuando la silueta de Vivian se perfiló por la luz contra las ventanas de su
apartamento…
Esto era diferente. Evan era diferente. La luz no se envolvía a su alrededor
como lo hizo con Vivian. Él dominaba el lugar que quería ocupar, y ésta llenaba
71 contra su silueta, envidiosa de su brillo.
La piel de Archer se erizó. Le dolía el cuerpo por acercarse. Él no era mejor
que la luz de la luna, queriendo desesperadamente compartir el espacio de
cualquier manera que pudiera.
Evan lo atrapó mirando y sonrió.
―¿Qué pasa con esto?
Él parpadeó.
―¿Qué?
―La película. ―Hizo un gesto a la televisión con el control remoto.
Archer siguió su dirección. Pedir una película. Correcto.
―Sí, está bien. ―Apartó la vista sin prestar atención a lo que estaba listo
para sintonizar. Se tendió en la cama, mucho más cómoda que la de su casa, y
cruzó las manos sobre su estómago.
Cuando Evan se tendió a su izquierda, estuvo a punto de rodar fuera del
colchón, la cercanía súbita hizo que su cuerpo se pusiera rígido. La cama era
grande, pero no tan grande. Más cerca y habrían estado tocándose. Así las
cosas, podía sentir el calor que irradiaba Evan, un marcado contraste con el
resto de la habitación.
―Mejor no te quedes dormido sobre mí ―dijo Evan, avanzando rápido a
través de las reseñas.
Archer se obligó a relajarse, un músculo tenso a la vez.
―No es problema. ―¿Cómo podía conciliar el sueño con un pedazo de sol
tangible yaciendo tan cerca que podía extender la mano y tocarlo?
Evan parecía centrarse en la película mientras Archer se centraba en él. El
calor que desprendía. El sonido de su respiración. Cerró los ojos, deseando que
el resto de la inquietud fuera a la deriva. La única otra persona con la que
alguna vez había compartido la cama era con Vivian, y luchó para precisar las
diferencias entre eso y esto.
Evan era más tranquilo, por ejemplo. Vivian se movía mucho, jugaba con
su cabello, se distraía con el dobladillo de su camisa o pantalón corto. Rodaba
de un lado al otro. Pero Evan estaba quieto y tranquilo, e incluso cuando se
desplazó, fue un proceso lento, fácil. Estaba a gusto allí, cómodo en su propia
piel. Algo que Vivian nunca estuvo.
Tampoco lo estaba él, para el caso, y tal vez esa era la mayor diferencia
entre recostarse con Viv y recostarse con Evan: él mismo. Se sentía relajado, una
vez que el nerviosismo inicial se escapaba. Pero no era el que no quisiera estar
cerca de Evan lo que le inquietaba. Era que quería acercarse. Para buscar el calor
72 de ese sol tocable y envolverse en él, ocultar su rostro, respirar en el océano que
impregnaba con tanta fuerza el aire a su alrededor.
Cuando terminó la película, Archer no había dejado de pensar en ello.
Miró por encima y los ojos de Evan estaban cerrados, su respiración profunda y
nivelada. Y me dijo que no me durmiera… Al rodar hacia su lado izquierdo no
quedó más que un centímetro o dos de distancia entre ellos. Agarró el control
remoto y apagó el televisor. La oscuridad se tragó la sala, salvo por la luz de la
luna regada por las ventanas y puertas abiertas.
―Evan ―susurró―, la película terminó. ―Evan hizo un pequeño ruido,
volviendo la cara más en su almohada. El sofá estaba vacío y esperando, pero
no se atrevía a moverse. Cuanto más tiempo se quedaba allí, su cuerpo se sentía
más pesado. Se sentía bien, estar tan cerca de la calidez de Evan.
Tal vez se quedaría dónde estaba. Sólo por esta noche.
Sábado, octubre 11
Traducido por Otravaga
Corregido por sabrinuchi

Archer se despertó con Evan en su rostro. Aspiró tan rápidamente que casi
se atragantó con su jodida lengua.
―Duermes como una roca ―dijo Evan, cantarín, mientras que Archer se
empujaba sobre sus codos. Las puertas estaban cerradas, pero la habitación
todavía estaba helada. Evan estaba de pie a su lado, ya vestido con vaqueros,
jersey, chaqueta y una sonrisa. Archer parpadeó adormilado, empujando una
mano por su cabello.
―¿Qué hora es?
―Casi las diez. ―Inclinó la cabeza hacia el reloj en la mesa al lado del
sofá. No que el sofá se hubiese utilizado anoche… pero si Evan no quería hacer
comentarios al respecto, Archer no lo haría tampoco.
¿Cómo había dormido hasta las diez? El crucero de Evan partía pronto.
Significaba que tenía que mover el culo o se lo perderían. Se sentó con un
73 gruñido, balanceando las piernas de debajo de las mantas ―¿cuándo se había
metido debajo de ellas?― y obligándose a salir de la cama.
―Cierto, cierto… estoy levantado.
Hizo un trabajo rápido en vestirse; vaqueros, camisa de manga larga,
chaqueta… a la que Evan le agarró la capucha cuando él hizo ademán de salir
de la habitación.
―Vamos a estar en un barco, te congelarás ―insistió, hasta que Archer a
regañadientes se puso una segunda camisa.
Se saltaron el desayuno para llegar al embarcadero diez minutos antes de
la salida programada del barco y, por suerte, no estaba lleno. Evan cumplió su
promesa y lo dejó pagar.
Al instante en que estuvieron en cubierta, la temperatura pareció caer diez
grados; no quería admitir que fue una buena idea que Evan lo hubiese
convencido de ponerse una capa adicional de ropa. Se acurrucó sobre sí mismo,
siguiendo a Evan, quien no parecía preocupado por congelarse hasta morir. Era
un barco pequeño para un reducido grupo de turistas. Se aferró al brazo de
Evan brevemente cuando se separaron del muelle, inestable sobre sus pies.
Evan le sonrió.
―¿Acaso no creciste por aquí? ¿Nunca has estado en un barco?
―Cállate ―dijo entre dientes, esperando a que pasara la oleada inicial de
náuseas.
El barco se deslizó sin esfuerzo lejos de puerto, y Archer logró encontrar
sus piernas marinas y relajarse lo suficiente como para soltar a Evan. La
humedad le hacía cosquillas en el rostro si se asomaba sobre la baranda lo
suficiente como para que el rocío se levantara hacia él. El agua se extendía en el
olvido, y cada metro lejos de tierra era otro nudo de tensión que se esfumaba.
Poco a poco, llevado por el viento.
Esto era lo más lejos que había estado alguna vez de casa. De su madre, de
Vivian.
Evan agarró su mano, sacándolo de su aturdimiento.
―¡Mira!
Archer estiró la cabeza para seguir la mirada de Evan. Algo rompió
brevemente la superficie del agua y desapareció de nuevo. Evan dio un paso
atrás desde el borde para arrastrar a Archer delante de él, con las manos
puestas en la barandilla a ambos lados de su cuerpo. No un abrazo, pero sabía
que habrían conseguido miradas fijas si todo el mundo no hubiese estado tan
obsesionado con el agua.
Evan se inclinó. El calor de él en la espalda de Archer era hermoso en
74
comparación con el aire frío. El susurro contra su oreja envió un pequeño
escalofrío extraño por su columna.
―Espéralo…
Momentos más tarde, no menos de una docena de aletas surcaron el agua
de nuevo, de arriba abajo, siguiendo el rastro justo al lado del barco en perfecto
unísono. Delfines. Algunos soltaban un chorro de agua cuando salían a la
superficie. Uno saltó por los aires en un arco suave y se sumergió con apenas un
salpicón. Su guía turístico siguió hablando de algo por los altavoces, pero
Archer no le prestó ninguna atención. Su atención estaba en los delfines, en el
entusiasmo infantil de Evan. Y en tratar de no gruñirle a la gente
amontonándose a su alrededor para ver mejor. Los brazos de Evan a cada lado
de él le daban cierta distancia.
―¿No son increíbles? ―dijo Evan.
Definitivamente había una extraña belleza en observarlos. Una sensación
de tranquilidad. Archer se resistió a la tentación de inclinarse hacia atrás.
―No hay ballenas.
―Eso está bien. Podría ver esto durante horas.
―Podrías hacerlo algún día ―señaló. La idea de Evan graduándose,
saliendo en algún barco durante semanas a la vez… hacía que su pecho se
constriñera―. ¿Me dejarías visitarte?
―¿En mi barco metafórico en un viaje de investigación metafórica?
―Evan rió―. Podrías ir conmigo en cualquier momento que quisieras. Escapar
de la tierra firme, lejos de la vida.
La idea de eso… Dejar atrás las tensiones de la vida cotidiana, de
comprobar los mensajes de textos y de voz, escuchando severas reprimendas
seguir y seguir por todo lo que hacía mal… ¿Escapar y nunca mirar atrás,
desapareciendo en el horizonte de un océano que amaba?
Se consumía con la idea de ello.
―Me gustaría eso.
Nunca iba a pasar, sin importar lo mucho que lo deseara.

* * *

Recuperar sus piernas terrestres fue más complicado de encontrar las


marinas. Archer se aferró del brazo de Evan mientras se bajaban del barco y
aprendía nuevamente cómo caminar.
―Ni una sola ballena ―murmuró, echando un vistazo al letrero de Tour
de Observación de Ballenas colgando sobre el edificio de entradas. Evan le ayudó
75 a su lado, tratando de no sonreír.
―Está bien, te lo prometo. Volveremos y lo haremos de nuevo algún día.
Tal vez tendremos mejor suerte. Sinceramente, me alegra que viéramos algo.
Archer carraspeó y se enderezó. Dio unos pasos vacilantes y soltó el brazo
de Evan.
―¿Había alguna otra cosa que quisieras hacer?
―Elegí el tour. ―Evan se metió las manos en los bolsillos y se encogió de
hombros―. Es tu turno de elegir. Donde sea que quieras ir.
Frunció el ceño. Normalmente iba a donde sea que la gente lo llevara. Fue
de compras con Vivian, sin importar cuán vergonzosamente aburrido era. Fue a
La Arboleda cuando se quejó de eso. Fue al concurso de videojuegos porque
Evan se lo había pedido.
¿Cuándo fue la última vez que había decidido a dónde ir con alguien? Si
tenía que determinarlo, probablemente el comienzo de su último año cuando
Marissa le hizo elegir un lugar al que ir para su cumpleaños.
Marissa.
Volvió a pensar en ella en el hospital, pegada mirando un televisor
durante horas y horas. Pensó en la cómoda en su dormitorio, decorada con
delfines en todas partes. Bolas de nieve, imágenes, figuras de cristal…
―¿De compras? ―Miró por el paseo marítimo frente a ellos, bordeado de
tiendas―. Pensé que podría comprar algo para alguien. ―Archer no se perdió
el breve destello de incertidumbre en el rostro de Evan. La forma en que sus
hombros se encorvaron lo hizo añadir rápidamente―: Para la madre de Vivian.
Ella ha estado en el hospital.
Evan se relajó un poco, siguiendo a su lado.
―¿Ustedes dos son cercanos?
―Más cercanos que mi propia madre y yo ―admitió.
―¿Ella va a estar bien?
―No. ―Archer no le creía a nadie que dijera lo contrario. Marissa sólo
había empeorado. Había esperado que tras la muerte de Brody, ella podría
mejorar un poco, pero obviamente ese no era el caso. La idea de que matar a
Brody podría haberla hecho empeorar lo golpeó como un cuchillo en el pecho. Se
detuvo en seco y contuvo el aliento. Evan paró, frunciendo el ceño.
―¿Que está mal?
¿Y si lo empeoré? ¿Y si el estrés es lo que la puso de nuevo en el hospital?
Empujó sus temblorosas manos en los bolsillos, luchando por controlar su
desbocado corazón. Necesitaba sentarse. Se preguntaba si había empacado ese
76 pequeño frasco de pastillas entre sus diez pares de calcetines innecesarios.
―Nada. No es nada. ―Tragó el nudo en su garganta.
―En serio, de repente te pusiste realmente pálido. ―Evan levantó una
mano. Estuvo cerca de tocar el rostro de Archer, pero cayó faltando poco―. Tal
vez estás mareado. Podríamos volver al hotel.
―No. ―Archer respiró hondo. El aire frío lo tranquilizó como un sedante
con aroma a sal. Desesperadamente, trató de aferrarse al aquí y ahora en lugar
de lo que le esperaba de vuelta a casa. Aquí estaba él,‖ aquí‖ estaba‖ Evan…‖
tratando tan afanosamente de hacerlo feliz. Archer arruinó demasiadas cosas en
su vida; esta no sería una de ellas.
―No ―repitió, más suave―. Realmente me gustaría conseguirle un
regalo. Entonces podemos regresar si quieres. ―Cuando el ceño preocupado de
Evan se profundizó, Archer forzó su boca en una pequeña sonrisa. Se sentía
incómoda en su rostro, como si no encajara―. Honestamente. Estoy bien.
Evan suspiró, pero sus rasgos se suavizaron. Él pasó un brazo alrededor
de los hombros de Archer y comenzó a guiarlo hacia las tiendas.
―¿Por qué no te creo?
Porque, pensó Archer, eres más inteligente que la mayoría.

* * *
Encargaron de nuevo, pero esta vez llevaron su comida a la terraza trasera
con vistas a la playa. Las sillas del patio estaban apretadas más cerca, con la
pequeña mesa redonda entre ellas por lo que la comida podría ser compartida.
Buena comida, buena compañía y una hermosa puesta de sol reflejándose en el
agua significaba que Archer pudo mantener su mente alejada de Vivian, y
alejada del pequeño delfín de cristal yaciendo encima de la cómoda esperando
ir a casa con Marissa.
Evan desapareció en el interior durante unos minutos y cuando regresó, lo
hizo con dos copas y una botella de vino. Archer levantó una ceja.
―¿Cómo siquiera conseguiste eso? ―Evan era de su edad, y no había un
lugar en los alrededores que no se fijara en la identificación.
Él sonrió tímidamente.
―Hay un mini-bar en la habitación. Simplemente lo cargarán a mi cuenta
cuando nos vayamos. ¿Quieres un poco? ―Archer no era un bebedor. La idea
de emborracharse, arruinando voluntariamente su capacidad para tomar
decisiones coherentes, nunca tuvo sentido para él. Miró la botella con cautela.
Evan se dejó caer en su silla―. No tienes que hacerlo. Sólo… recuerda que no
tienes nada de qué preocuparte esta noche.
Nada de qué preocuparse. Ni Vivian. Ni su madre. Nada.
77
Archer suspiró.
―Sólo un poco. ―Evan le entregó una copa y él la sostuvo en alto,
observando la decreciente luz hacer trucos a lo largo de la superficie del líquido
al igual que lo hacía en el océano.
Evan levantó su propia copa.
―Por las vacaciones y la relajación.
―Por los brindis cliché y el consumo de alcohol en menores de edad.
Se sintió cálido al tragar, pero era mejor que algunas otras porquerías que
había probado en los últimos años. Vivian podía beber tragos de whisky y ron
como nadie, pero él lo odiaba.
Se quedaron en silencio de nuevo, absorbiendo el calor remanente a
medida que la temperatura descendía de manera constante. Archer se terminó
su bebida, dejó que sus ojos se cerraran, y podría haberse quedado dormido así.
Podía sentir a Evan observándolo. El silencio de repente era pesado.
―¿Qué es?
Evan vaciló.
―¿Sabías que un policía pasó por mi apartamento el otro día?
Los ojos de Archer se abrieron de golpe. Dejó la copa a un lado para no
dejarla caer.
―¿El detective Patterson?
―Ese mismo. ―Evan se recostó. Su mirada deambuló sobre el agua.
Archer estaba agradecido de evitar el contacto visual, por el momento―. Él
quería preguntar acerca de nuestro encuentro con ese sujeto Richter en el centro
comercial.
―Sí. ―¿Qué le había dicho Evan? ¿El detective ahora sabía que había
mentido acerca de permanecer allí durante la noche? ¿Siquiera lo había
preguntado? ¿Era incluso un sospechoso?
―Le dije que sólo lo saludamos al pasar. ―Evan se encogió de
hombros―. Y que estuviste conmigo toda la noche.
Un motivo de placer y pena. Su coartada ahora estaba confirmada a los
ojos de la policía, pero Evan sabía que había mentido. Y que él podría haber
tenido una razón para mentir. Más que eso, odiaba la idea de que ahora Evan
fuera una parte de su embrollo, porque había mentido por él. Sus dedos se
clavaron dolorosamente en los brazos de la silla. Debería decir algo, pero no
podía. No sabía qué decir.
―¿A dónde fuiste cuando saliste de mi casa, Archer? ―Esa voz… tan
engañosamente suave y gentil. Más curioso que preocupado o asustado. ¿No
debería tener miedo? Si pensaba que Archer era un asesino, ¿por qué llevarlo
78 todo el camino hasta aquí? Y, ¿cómo le respondía? Podía mentir. Decir que fue a
su casa, se quedó dormido…‖pero eso no habría respondido a la pregunta de:
¿por qué le mentirías sobre eso a un policía? No pudo conseguir que su lengua
cooperara.
Evan exhaló.
―Bueno. Entonces dime esto… ¿Sabes por qué alguien lo mataría?
Eso lo podía responder.
―Drogas. Dinero. ―Mantuvo la mirada al frente, trató de frenar el
temblor de sus manos. No funcionó―. Él era un ser humano inútil. Tú mismo lo
dijiste: él no era exactamente un santo.
―Eso no quiere decir que piense que él merecía morir.
―Lastimaba personas…
―¿Cómo? ―presionó Evan―. ¿Cómo lastimaba personas, Archer? ¿Qué
hizo que lo convirtió en semejante monstruo que merecía morir?
―Él lastimó a Vivian ―dijo bruscamente, levantándose de su silla―. Él y
sus malditos amigos… La tocaron y la follaron y Brody se quedó ahí sentado y
se echó a reír, ¿de acuerdo? ―Y nadie sabía. Nadie sabía, porque no había
habido ninguna prueba y era la palabra de Brody contra la de Vivian, y parecía
tan cruel que nadie quiso creer que un par de chicos adolescentes le harían algo
así a una niña.
El patio se sentía demasiado encerrado. Tenía que escapar.
La arena era helada bajo sus pies descalzos mientras se alejaba de la casa.
No había nadie a la vista en ninguna dirección, y la oscuridad estaba llegando
rápido, el sol una sola franja de color amarillo anaranjado en el horizonte. Se
detuvo en el borde del agua, dejando la punzante marea lamiera sus pies.
Evan lo siguió, pero se detuvo a unos metros detrás de él. No dijo nada.
Tal vez no sabía qué decir; tal vez estaba enojado u horrorizado. Tal vez a los
ojos de Evan, él era el monstruo por tomar una vida. Pero él no entendía, no
podía entender. No había visto a Vivian después del hecho. Los moretones
donde ellos la habían sujetado, la mirada muerta en sus ojos… Si lo hubiera
hecho, tal vez lo entendería.
―¿Me dirás qué pasó? ―dijo tan suave que casi se perdió bajo el sonido
de la marea.
Archer se volteó, entrecerrando los ojos a través del cabello que la brisa
seguía sacudiendo en los ojos.
―¿Por qué debería?
―Porque lo pregunté. ―Evan lo miró fijamente―. Y porque merezco
saber por qué mentí por ti.
79 El pecho de Archer dolía. Su cabeza dolía. Se abrazó a sí mismo y se dio la
vuelta de nuevo. Sus secretos eran suyos. Para no ser compartidos, porque nadie
lo entendería. Pero Evan había mentido por él, posiblemente condenándose a sí
mismo a las consecuencias si la verdad de la muerte de Richter alguna vez
surgía. Sí, se lo debía a él.
―… Cuando éramos niños, Marissa, la mamá de Viv, salió de la ciudad
por un par de semanas en un viaje de negocios. Brody era mayor, fue dejado a
cargo. ―Sin importar que él fuera un completo idiota. Incluso Archer tenía que
admitir, que en ese entonces no había sido tan malo―. Él hizo una fiesta. Nada
grande, sólo un grupo de sus amigos. Ellos se drogaron, se emborracharon, se
volvieron‖mierda…‖lo‖que‖sea.
»Vivian le dijo a Brody que lo iba a acusar con su mamá. Algunos de los
chicos pensaron que la clave de su silencio era tomar las manos de ella y
empujarlas bajo sus pantalones. Burlarse de ella con amenazas de decirle a su
mamá que eso le gustaba. Lo encontraron gracioso. Se intensificó a partir de ahí.
Y Brody simplemente… se quedó sentado allí. Se quedó sentado allí y se rió
como si ver a su hermana siendo violada no fuese gran cosa.
Archer se quedó en silencio, en parte tratando de calmar sus nervios, en
parte tratando de evaluar la reacción de Evan. Ojalá pudiera encontrar las
palabras para expresar que matar a Brody y a sus amigos nunca lo haría sentir
tan culpable como lo había hecho el no proteger a Vivian.
El silencio no fue muy revelador, por lo que continuó.
―La mantuve en mi casa el resto de la semana hasta que su madre llegó a
casa. Ella estaba… Dios, estaba… destrozada. Si la hubieses visto… Fue la peor
semana de mi vida. Ella no quería salir de la casa. No podía dormir, no comía.
Tuve que obligarla a decirle a su mamá. Ella temía que si lo hacía, los amigos de
Brody lo harían todo de nuevo. Para entonces, sin embargo… no había nada.
Sin evidencia. Los moretones ya se habían ido. Por supuesto Brody lo negó y
trató de volverlo en nuestra contra, diciendo que él vio a Viv metiéndome a
hurtadillas en su habitación por la noche o algo así.
Evan no habló, pero se acercó más. Archer podía sentir el calor en su
espalda.
―Marissa fue la única que le creyó a Viv. Echó a Brody de la casa. Trató
de meter a Vivian en terapia por un tiempo, pero ella se negó a ir.
―Richter era uno de los chicos ―murmuró Evan.
―Sí. ―Su voz vaciló―. Si la hubieras visto… Era una chica tan dulce.
Nunca quiso herir a nadie, nunca quiso nada salvo ser la niña de mamá. Antes
de esa noche, la única persona que siempre quiso era yo. Después, todo cambió.
Ella cambió. ―Intentó agarrar su pecho. Quería hundir sus dedos y arrancar su
corazón para que dejara de doler―. Nunca nada de lo que hacía era lo
80 suficientemente bueno. Como si ella no pudiera mirarme porque yo sabía lo
que le pasó.
Evan lo rodeó para pararse frente a él. Archer no podía mirarlo a los ojos.
No cuando los suyos se enturbiaron y todo su cuerpo se estremeció con la furia
embotellada. Lo había mantenido escondido tan hondo, y Evan no tenía
derecho a hacerlo revelarlo todo de nuevo.
No. No es su culpa. Nadie me obliga a hacer algo que no quiero.
Una mano tocó su hombro. Luego se elevó hasta su mejilla, apartando
hacia atrás algo del cabello de su rostro. Los dedos de Evan eran cálidos aun
cuando el resto de Archer se estremecía por el frío.
―Hiciste todo lo que pudiste por ella, Archer. ―La mano en su rostro lo
hizo levantar la barbilla y encontrarse con los ojos de Evan ya sea que le gustara
o no―. Pero no puedes ayudarla si ella no quiere ser ayudada. No puedes
lastimar a otras personas; está mal sin importar desde qué ángulo lo veas. Y
seguro como el infierno que no puedes matarte tú mismo tratando de hacerla
feliz para siempre. ―Sus ojos no eran nada salvo preocupación. Nada como los
de Vivian o los de su madre… No había fría distancia. Ni renuencia.
Archer no podía soportar la idea de él apartando la mirada. Necesitaba
esto: la última cuerda manteniéndolo conectado a tierra.
―No sé qué hacer.
Evan sonrió renuentemente.
―Un terapeuta podría contestar ese tipo de cosas mejor que yo. Pero odio
verla haciéndote esto una y otra vez: atraerte, rechazarte. Sé que dejar ir a
alguien no es fácil cuando ha sido todo tu mundo durante tanto tiempo.
¿Deja ir a Vivian? Archer no podía empezar a comprender cómo hacer eso.
Claro, ella dijo que no quería volver a verlo nunca más, pero él realmente no
creía que eso fuera a durar. Con el tiempo, ella tendría suficiente de Mick o
―más probablemente― Mickey se aburriría y la dejaría, y ella volvería
arrastrándose para que Archer recogiera los pedazos. Cuando ella viniera a
pedirle su ayuda, ¿cómo le decía que no?
―Estás temblando. ―Evan tocó su rostro de nuevo. Archer agachó la
cabeza. Tal contacto fugaz, pero cuando Evan comenzó a alejarse, tuvo que
luchar contra el impulso de agarrar su mano y mantenerla allí―. Ven. Vamos a
llevarte adentro.
Se permitió ser llevado por la playa. En el interior, le dolieron los pies al
segundo en que empezaron a calentarse. Caminar tomaba un poco de esfuerzo,
sus entrañas todavía hirviendo a fuego lento por la ingesta de alcohol. No
estaba borracho, no creía, sino achispado. Definitivamente achispado. Qué
apropiado término para ello. El mundo parecía una pequeña chis-pi-ta.
81 Evan no parecía peor por el desgaste a pesar de que había bebido el doble.
Retiró los cobertores de la cama, esperó mientras Archer se quitaba su chaqueta
y la camisa y se metió debajo.
Archer enterró su rostro en una almohada, respirando profundo. Esperaba
que Evan no cerrara las puertas. Una parte de él quería abrir los ojos y ver lo
que estaba haciendo, moviéndose alrededor de la habitación, pero toda la
energía se había drenado de él. El vino al que su cuerpo estaba tan poco
acostumbrado, la ráfaga de pensamientos y emociones… Todo lo que quería era
sacarlo todo de sí mismo y esconderse debajo de las mantas y la calidez de
Evan…‖que‖ya‖echaba‖seriamente‖en‖falta.
El colchón se movió con el peso añadido y Evan se deslizó en la cama
junto a él. Archer oscilaba en ese hermoso lugar de ensueño entre dormido y
despierto, donde nada parecía real y sin embargo demasiado real al mismo
tiempo. Se dejó llevar más cerca, buscando más de ese calor confortable, y Evan
le dio la bienvenida con los brazos abiertos. Las yemas de sus dedos se
arrastraban por la longitud de su columna vertebral, desde la parte baja de su
espalda hasta la nuca de su cuello y de vuelta nuevamente. Cómodo.
Reconfortante.
―No te vayas ―murmuró.
No‖ fue‖ hasta‖ que‖ Evan‖ susurró‖ “No‖ lo‖ haré”‖ que‖ Archer‖ finalmente‖ fue‖
capaz de dormir.
Domingo, Octubre 12
Traducido por Danny Lowe
Corregido por Nanis

Treinta y dos. Esos fueron el número de veces que Archer se contuvo de ir


a comprobar su teléfono solo para recordar que no lo tenía con él. Y sin
embargo la mañana del domingo, todo lo que hizo fue sentirse intimidado por
ir a casa para ver su móvil situado al lado de su cama.
¿Qué es peor?, se preguntó. ¿Encontrarlo inundado con mensajes, o encontrarlo
vacío?
Arrastro sus pies durante toda la mañana. Parecía que así lo hizo Evan,
también. Se tomaron su tiempo haciendo las maletas y comiendo el desayuno, y
dejando el hotel solo porque la limpieza vino a llamar para echarlos. Se
quedaron en silencio en el viaje a casa. Archer se ocupó mirando por la ventana.
Ya echaba de menos la playa vacía y el cuerpo de Evan acurrucado junto a él.
Quería estirar el brazo y agarrarse de lo que sea que esto era entre ellos. Este
sentimiento al que no podía poner un nombre para que su mente susurrara de
desesperación. Demasiado cerca, demasiado cerca.
82 Evan estacionó por el edificio de Archer y lo siguió escaleras arriba y
adentro. Archer casi no quería entrar. ¿Qué si Vivian se había presentado,
preguntándose por qué no regresaba sus llamadas? Pero el apartamento estaba
tan silencioso y oscuro como cuando lo había dejado. Abandonó su maleta en el
sofá, arrojando su chaqueta, y se situó en el centro de la sala de estar, perdido
con qué hacer consigo mismo. Evan lo miraba cerca desde la puerta principal.
―Gracias.‖ Por‖ ir‖ conmigo,‖ quiero‖ decir.‖ ―Evan‖ arrastro‖ sus‖ pies,‖ manos‖
metidas‖ en‖ sus‖ bolsillos‖ traseros―.‖ Deberíamos‖ hacerlo‖ de‖ nuevo‖ en‖ algún‖
momento.
―Me‖ gustaría‖ eso.‖ ―Luchando‖ por‖ conseguir‖ razones‖ para‖ que‖ Evan‖ se‖
quedara con él en ninguna parte. Odiaba este desesperado, sentimiento de
necesidad―.‖La‖próxima‖vez,‖sin‖embargo,‖es‖mi‖obsequio.
Un poco de la incertidumbre en los ojos de Evan se alejó. La sonrisa que le
dio fue un poco más segura.
―Trato.‖ Entonces…‖ ¿te‖ veo‖ luego?‖ ―Cuando Archer asintió, Evan se
volvió para irse. Se detuvo justo antes de abrir la puerta, permaneció allí, y se
dio la vuelta―. Sabes dónde encontrarme si necesitas algo.
Archer se estiro desesperadamente por palabras, pero solo pudo asentir en
silencio.
Por favor no te vayas.
Pero incluso se había ido y estaba solo otra vez, mirando hacia la
oscuridad del apartamento.
Cada movimiento se sintió forzado mientras recogía su maleta y el abrigo
y los guardó en el dormitorio, manteniendo deliberadamente sus ojos en
cualquier lugar menos en la mesita de noche. Meticulosamente desempacó y
guardó toda la ropa que todavía estaba limpia, lanzando el resto en su cesto de
ropa. Poniendo su cepillo de dientes y otros artículos de vuelta en el baño.
Deslizó su maleta debajo de la cama y así como así, toda evidencia de su viaje se
había ido.
Entonces, ¿qué le falta?
Sentía como si hubiera olvidado algo importante. Cepillo para el cabello,
ropa,‖cartera…‖¿Qué‖m{s‖había‖traído?
El parpadeó de su celular finalmente le llamó la atención y lo miró como si
lo pudiera morder si lo recogía. Cuando la pantalla marcó diez llamadas
perdidas y un solo mensaje de texto, recordaba exactamente lo que le faltaba.
Vivian: Llámame. Es acerca de mamá. Enviado: 2:10 a.m.
Había olvidado el delfín en el hotel.

83
Lunes, octubre 13
Traducido por Mae
Corregido por Nanis

Las luces del techo quemaron sus párpados, pero no le impidieron


quedarse dormido. La silla incómoda no impidió su sueño, tampoco. Sólo la
caída de su cabeza y la forma en que se sacudía de forma automática hacia atrás
lo despertaron una y otra vez.
Nadie lo molestó en el pequeño vestíbulo cuadrado en el pasillo donde se
encontraba la nueva habitación de Marissa. No a las diez de la medianoche.
Paro cardiaco, dijo Vivian. Él todavía no había oído nada de los médicos. Vio a
Vivian no más de un minuto o dos antes de que una enfermera la acompañara a
visitar a su madre. Eso fue hace tres horas.
A las doce y media apareció desde la esquina, la chaqueta en sus brazos y
los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Parecía extrañamente apagada, sin
embargo. Archer se puso de pie.
―¿Bien…?

84 ―Neumonía‖ ―dijo‖ aturdida―.‖ ‖ Su‖ cuerpo‖ no‖ puede‖ luchar‖ contra‖ ella.‖
Est{n‖tratando,‖pero‖simplemente…‖no‖sé.‖Si‖no es la neumonía lo que la mate,
será su corazón o riñones.
Si Marissa no estaba bien cuando los médicos se mostraban optimistas,
¿qué podía pasar cuando no lo sabían? Su vientre se retorció bruscamente. Se
pasó una mano por la cara.
―¿Puedo‖entrar?
―Est{n‖ tratando‖ de‖ mantenerla‖ aislada‖ tanto‖ como‖ les‖ sea‖ posible.‖ A
cuanta‖ m{s‖ gente‖ que‖ esté‖ expuesta…‖ ―Vivian‖ inhaló‖ y‖ se‖ secó‖ los‖ ojos,‖ la
mirada fija en el suelo.
La mandíbula de Archer se apretó.
―¿Por‖qué‖me‖llamaste‖si‖ni‖siquiera‖estoy‖autorizado‖a‖verla?‖―Fue‖una‖
estupidez preguntar. Sabía por qué, pero quería oírselo decir. Mickey no se
encontraba allí. Probablemente no podía molestarse en venir.
―Porque‖ yo…‖ no‖ quería‖ estar‖ sola.‖ ―Tuvo‖ la‖ decencia‖ de‖ parecer‖
avergonzada. Archer quería sentirse satisfecho, pero no lo hizo. Se sentía
miserable.
―Estabas‖ bien‖ con‖ estar‖ sola‖ cuando‖ dejaste‖ que‖ Mick‖ tomara‖ tu‖ mano‖
―dijo‖fríamente‖y‖se‖volvió para alejarse.
―Archer.‖―Sus‖zapatos‖resonaron‖sobre‖el‖linóleo‖mientras‖se‖apresuraba‖
a‖alcanzarlo―.‖¿Ni‖siquiera‖me‖vas‖a‖dar‖la‖oportunidad‖de‖explicar?
―¿Qué‖ hay‖ que‖ explicar?‖ ―Él‖ no‖ se‖ detuvo.‖ Forzando‖ sus‖ pies‖ a‖
mantenerse en movimiento, impulsado‖por‖su‖ira―.‖O‖decidiste‖que‖no‖querías‖
verme más, o Mickey decidió por ti. De cualquier manera, perdona mi falta de
respeto a tus deseos.
―Archer.‖―Vivian‖tomó‖su‖abrigo‖y‖él‖se‖dio‖la‖vuelta‖tan‖r{pido‖que‖se‖
tambaleó hacia atrás, encogiéndose. No hizo nada por su temperamento.
―No‖te‖encojas‖―dijo‖entre‖dientes―.‖Yo‖podría‖ser‖el‖único‖hombre‖que‖
nunca te ha levantado una mano, ¿y tienes el descaro de actuar como si te
asustara? Dejaste claro lo que querías, Vivian. Me voy de aquí.
―Lo siento, ¿está bien?‖―Cerró‖los‖ojos,‖pero‖no‖evitó‖que‖las‖l{grimas‖los‖
atravesaran‖ y‖ se‖ deslizaran‖ por‖ sus‖ mejillas‖ sonrojadas―.‖ Tenía‖ razón.‖ Tenías‖
totalmente la razón en todo. Mickey era agradable al principio. Fue maravilloso
los‖primeros‖días‖y‖luego…‖enloqueció‖por completo. Tomó el teléfono y lo tiró
a la piscina. Tuve que conseguir uno nuevo y esconderlo de él. ¡De mi propio
novio! Me dijo que si quería que las cosas funcionaran entre nosotros tenía que
sacrificar algo, también.
―Y‖ese‖sacrificio‖fui‖yo.‖Vaya,‖gracias.‖―Qué pensaría ella, se preguntó, si
85 supiera de todo lo que había sacrificado por ella. Una conciencia limpia, por ejemplo.
―Fue‖una‖estupidez‖y‖lo‖siento.‖―Sus‖pequeñas‖manos‖se‖aferraron‖a‖su‖
camisa, sus uñas se enterraron en la piel debajo. No podía mirarla mientras
lloraba.‖ Vivian‖ se‖ apoyó‖ contra‖ él‖ y‖ apretó‖ la‖ cara‖ contra‖ su‖ pecho―.‖ ¿Qué‖
hago, Archer? ¿Qué hago si mamá muere? ¿Cómo mantengo a Mickey
apartado?‖ Estoy‖ tan‖ perdida,‖ es‖ que…‖ ―Se‖ interrumpió,‖ dejando‖ que‖ sus‖
lágrimas empaparan su camisa, su corazón.
Archer cerró los ojos, tratando de volver el tiempo hace veinticuatro horas,
en una habitación de hotel a kilómetros de distancia.
―Por‖favor.‖Por‖favor,‖necesito‖tu‖ayuda‖―suplicó.
No sabía cómo decirle que no. ¿Era posible que esta vez fuera diferente?
―Estoy‖cansado‖de‖ser‖el‖héroe,‖Vivian.‖―Toda‖la‖energía‖que‖tenía‖para‖
sonar‖ enojado‖ lo‖ había‖ abandonado.‖ Estaba‖ tan‖ cansado―.‖ Si‖ te‖ ayudo…‖ ser{‖
con‖tu‖promesa‖de‖que‖esta‖sea‖la‖última‖vez‖que‖vayas‖a‖él.‖―Vivian‖lo‖miró.‖
Su labio inferior temblaba. Archer endureció su resolución lo mejor que
pudo―.‖Lo‖digo‖en‖serio.‖Voy‖a‖ir‖a‖casa‖contigo‖y‖voy‖a‖cambiar‖las‖malditas‖
cerraduras si tengo que hacerlo.
Al principio, él pensó que no estaría de acuerdo. Que le diría que no
importaba y seguiría su camino. Pero Vivian inhaló y se secó los ojos, asintiendo
una vez. Y por un momento, le pareció ver la misma adoración infantil en su
mirada que solía tener… un fuerte recordatorio de lo que él pensaba que había
perdido.
Pero cuando Vivian puso sus brazos alrededor de él, se sintió mal.

* * *

No había extrañado dormir en el sofá.


Mucho menos el sofá de Vivian.
Conociendo a Mickey podría aparecer en cualquier momento y derribar la
puerta, no era un pensamiento reconfortante, tampoco. Pero no estaba listo para
llevar a Viv a su lugar de nuevo. No donde Evan podría aparecer.
Archer odiaba sentirse tan culpable. Queriendo ayudar a Vivian, sabiendo
que Evan tenía razón. Una y otra vez, iría a su rescate. Una y otra vez, le haría
daño. Si no era con Mickey, con el siguiente tipo que le llamara la atención.
Por lo menos era sólo una noche. Mañana, cambiaría las cerraduras y
podía ir a casa. Optó por no comentar cuando el propietario no tenía idea de lo
que Archer decía cuando le preguntó acerca de la solicitud anterior de Vivian
para un cambio de cerraduras. Mickey no había llamado o venido; Archer
86 asumió que todo estaba bien. Vivian no podía esconderse detrás de él para
siempre y no estaba muy lejos, si lo necesitaba.
―¿Archer?
Sus ojos se abrieron, momentáneamente cegado por la luz del pasillo.
Vivian se encontraba en una camiseta que era demasiado corta para servir como
un camisón, como lo demostraba el hecho de que pudiera decir que sus bragas
eran de color rosa. Él gimió y cerró los ojos de nuevo.
―¿Qué?
Oyó su vacilación. El susurro de pies descalzos en la alfombra.
―¿Seguro‖que‖no‖quieres‖dormir‖conmigo?‖Mi‖sof{‖es‖m{s‖pequeño‖que‖el‖
tuyo.
Cierto. Era estrecho y no tan cómodo, pero serviría.
―Estoy‖bien.
―Bueno…
Sin embargo, dudó. Ella era solitaria, lo sabía. No había sorpresa, pero no
era tan estúpido como para compartir la cama con ella.
―¿Crees‖que‖podríamos‖salir‖mañana‖por‖la‖noche?‖―preguntó.
Archer suspiró, rodando para ponerse de espaldas a ella.
―¿Qué, a The Grove?
―No.‖Nosotros.‖Tú‖y‖yo.
Se quedó mirando a los cojines del sofá de color crema en frente de su
cara. ¿A dónde quería ir?
―…‖Est{‖bien.
Ella se movió y él se puso tenso, pero no sonó como si se acercara.
―Pensé‖en‖algunas‖de‖las‖cosas‖que‖me‖dijiste‖hace‖unas‖semanas‖y‖tienes‖
razón. Eres mi mejor amigo; eres la única persona que siempre ha estado ahí
para‖mí.‖―Hizo‖una‖pausa―.‖Sólo‖quiero‖pasar‖tiempo‖contigo‖como‖antes.‖No‖
quiero que nos separemos.
Su resolución se desmoronó. Cuán imposible era estar enojado o distante.
Quería levantarse y llevarla a sus brazos, pedir disculpas por hacerle pensar
que‖la‖dejaría…‖pero‖se‖quedó‖dónde‖estaba,‖tratando‖de‖protegerse‖del‖efecto‖
que sus palabras tenían.
―Podemos‖salir‖si‖quieres‖―dijo.
Vivian fue a la cama, y Archer esperaba en Dios tener la fuerza de
voluntad para no arruinar todo. Sólo había dos nombres restantes en su lista.
Tenía que ocuparse de ello, y pronto. Tenía que recuperar a la Vivian que
87 conocía y amaba. Tal vez entonces podría estar libre de esta culpa que lo roía.
Martes, octubre 14
Traducido por BookLover;3
Corregido por Nanis

Necesitando algunos minutos de silencio, Archer se dirigió a casa después


de clases para tomar una siesta antes de su salida con Viv. Algo le dijo que
necesitaría descansar.
No pudo dormir. En su lugar, llamó al hospital para comprobar a Marissa,
luego miró fijamente su teléfono por casi treinta minutos. Contemplando llamar
a Evan. No seguro de qué diría si lo hacía.
Al final resulto, que no fue necesario. Evan lo llamó. El sonido lo sacudió
fuera del estado medio dormido en él que se había deslizado y contestó antes
del segundo timbre.
―¿…‖Hola?
―Hola.‖ ―Inmediatamente, Archer notó que el tono de Evan era
decaído―.‖¿Cómo‖van‖las‖cosas?
―Bien‖ ―dijo,‖ cautelosamente.‖ Tratando‖ de‖ reflexionar‖ sobre‖ si‖ había‖
88 hecho‖ o‖ dicho‖ algo‖ que‖ justificara‖ ese‖ tipo‖ de‖ tono―.‖ ¿Qué‖ pasa?‖ ¿Todo‖ est{‖
bien?
―Bien,‖todo‖est{‖bien.‖Acabo‖de‖salir‖de‖clase.‖―Una‖pausa―.‖Vivian‖dijo‖
que ustedes dos iban a salir esta noche.
Lo bueno es que ya estaba acostado o sus piernas hubieran flaqueado.
―¿Qué?
―Te‖ dije‖ que‖ tenía‖ una‖ clase‖ con‖ ella.‖ No‖ estoy‖ seguro‖ porqué‖ sintió‖ la
necesidad‖de‖decirme,‖pero…
Maldita sea ella. Archer tampoco sabía el porqué. Ella y Evan estaban en
términos cordiales, pero no lo suficiente para que Viv le hubiera anunciado que
iba a salir con alguien. Por no hablar de él. No sabía qué decir. Todo, incluso la
pura verdad, se sentía como una admisión de culpabilidad.
―Ella‖me‖dijo‖que‖lo‖sentía‖y‖no‖quería‖alejarnos.‖También‖prometió‖que‖
había terminado todo entre ella y Mick. Él ni siquiera fue a ver a Marissa en el
hospital‖el‖otro‖día…‖―Se interrumpió. Tal vez debería callarse. Quizá lo estaba
empeorando.
―Mira,‖Archer. No tienes que justificar tus acciones conmigo. Haz lo que
deseas. Tal vez debería haber permanecido fuera de ello, para empezar.
No…
―Su‖ mam{‖ est{‖ muriendo.‖ Solo‖ no‖ puedo…‖ ―Apretó‖ sus‖ dientes―. ¿Si
ella‖ est{‖ dispuesta‖ a‖ intentarlo…‖ a‖ realmente‖ intentarlo esta vez, no debería
darle una oportunidad?
Evan estaba en silencio. Cuando habló su voz era suave, derrotada.
―Sí,‖seguro.‖Solo…‖me‖golpeó‖cuando‖eras‖libre.
No era una victoria que hizo que se sintiera mejor. Su corazón dio un
vuelco.
―S{bado…‖ ¿quieres‖ hacer‖ algo,‖ entonces?‖ ―Se‖ le‖ ocurrió‖ a‖ Archer‖ que‖
nunca antes le había pedido a Evan hacer cualquier cosa. Usualmente era al
revés.
―Supongo.‖ Ll{mame‖después‖ y‖ hazme‖ saberlo.‖ Adiós.‖ ―Colgó‖ antes‖ de‖
que Archer tuviera la oportunidad para decirlo de regreso.

* * *

Vivian se presentó esta noche usando un vestido hasta la rodilla, zapatos


de tacón y un chal, con su cabello recogido, Luciendo fresca y mejor de lo que
había hecho desde hace un tiempo. Poso en la sala de estar, dando una vuelta
89 completa.
―¿Me‖veo‖bien?
Archer buscó a tientas la cremallera en su chaqueta, intentando mantener
sus ojos en su cara en vez del cuello en forma de V mostrando más escote de lo
necesario. Quería agarrarla y darle un beso allí, unos pocos centímetros debajo
de su clavícula.
―Pregunta‖estúpida.‖Eres‖hermosa‖y‖lo‖sabes.
―No,‖no‖lo‖soy.‖―Dejó‖caer‖sus‖brazos‖con‖un‖mohín,‖caminando‖hacia‖él‖
para poder alejar sus manos y así poder cerrar los últimos botones de su camisa.
Cuando terminó, pasó sus manos encima de su pecho. Las miró fijamente,
paralizado―.‖Adem{s,‖me‖gusta‖oírte‖decirlo.
Archer levantó la mirada para encontrarse con sus ojos, desamparados.
―Eres‖hermosa.
El rostro de Vivian se iluminó. Lo atrajo hacía abajo y plantó un beso en su
mejilla.
―No‖ est{s‖ luciendo‖ tan‖ mal,‖ guapo.‖ ―Se‖ giró‖ y‖ bailó‖ lejos,‖ fuera‖ de‖ su‖
alcance.
Trató de centrarse y empujar a un lado la sensación de sus manos, su boca,
la curva de sus pechos presionándose contra él cuando ella se inclinó. Su fin de
semana había pasado con bastantes momentos incómodos con Evan; no
necesitaba una repetición.
Tomaron su coche ante la insistencia de ella. Sus ojos seguían explorando
el tablero, el suelo, en busca de cualquier sangre restante. Vivian cruzó las
piernas y se metió con la radio, ajena a ello.
Estar‖en‖su‖coche‖le‖recordó,‖aunque…
―¿Has‖oído‖acerca‖de‖Richter‖Samuels?
Los dedos de Viv se detuvieron en los botones. Ladeó su cabeza,
frunciendo el ceño.
―Oh,‖sí.‖Tenía‖la‖intención‖de‖decirte‖sobre‖eso.‖¿Cómo‖te‖enteraste?
―El‖ detective‖ vino‖ a‖ mi‖ casa.‖ ―Indiferente,‖ calmado.‖ No‖ tenía‖ sentido
hacerle‖saber‖cu{n‖nervioso‖estaba―.‖Dijo‖que‖lo‖asesinaron.
―Lo‖ mismo‖ aquí.‖ ―Se‖ decidió‖ por‖ una‖ estación‖ de‖ radio‖ y‖ se‖ reclinó,‖
mirando fijamente hacia fuera de la‖ ventana―.‖ Él‖ actuó‖ como‖ si‖ fuera‖ una‖
sospechosa o algo, el imbécil. El mundo está mejor.
Vivian, una sospechosa. El pensamiento ni siquiera había cruzado por su
mente.
―¿Qué‖le‖dijiste?
90
Se encogió de hombros.
―Nada.‖Solo‖le‖dije‖que‖odiaba‖al‖chico‖por‖razones‖personales.
Es probable que no fueras una sospechosa antes de abrir la boca… Se tragó un
gemido. Sin embargo, no había nada que atara a Vivian con el crimen. Podía
relajarse.
―¿Te‖hace‖feliz?
―¿Qué? ¿Qué él esté muerto?
Archer asintió. Lo miró de reojo, sus cejas alzándose.
―No‖lo‖sé.‖Supongo‖que‖sí.‖Es‖sólo‖uno‖fuera‖del‖grupo,‖aunque supongo
que uno es mejor que nada.
Él se animó, llevado de regreso al día de la muerte de Jay cuando Vivian lo
había mirado con los ojos muy abiertos, una mezcla de miedo y temor de que
uno de sus violadores estaba muerto. Matar a Brody no lo hizo todo mejor, por
supuesto. Brody estaba allí, claro, pero él no había sido quien la lastimó. Ese
crimen estaba sobre las cabezas de sus amigos. Si encontraba a los dos últimos y
los mataba, ella sería libre. Realmente libre.
Archer abandonó el tema y trató de aferrarse a su renovada esperanza.

* * *
Cenaron en un lugar a treinta minutos cerca a The Grove, Archer
intentando no toparse con alguien que conocieran. Vivian ordenó langosta,
como siempre lo hacía. Ninguna sorpresa. Luego, la llevó a la ciudad, donde
vagaron por las calles y el centro comercial. Cuando pasaron por Fly´s, Archer
no pudo evitar la punzada de culpa. Tenía que llamar a Evan, pero no podía
dejar de sentirse mal. Quería que las cosas funcionaran con Vivian para así
poder demostrarle que estaba tratando, que ella estaba mejorando. Incluso si
tenía miedo de creer en sí mismo.
Vivian tomó su mano y tiró de él fuera de la sala de juegos hacia una
joyería cercana, admirando un par de pendientes. Archer no podía ver nada
especial sobre ellos.
―¿No‖tienes‖suficientes‖diamantes‖ya?
Le dio una mirada de incredulidad.
―Una‖chica‖nunca‖puede‖tener‖demasiados‖diamantes.
Se las arregló para engañarla de alejarse con la promesa de un helado sin
que ella derrochara en joyería que indudablemente perdería. No fue hasta que
tuvo un cono de helado de vainilla en las manos y se estaban dirigiendo fuera
que lo sorprendió con:
91
―Entonces,‖¿qué‖est{‖pasando‖contigo‖y‖Evan?
Hola, fuera de la nada. Archer frunció el ceño.
―¿Qué‖quieres‖decir?
Viv pasó su lengua sobre el helado y lamió sus labios.
―Saliste‖de‖la‖ciudad‖con‖él‖la‖semana‖pasada.‖Y‖no‖estuviste‖devolviendo‖
mis llamadas. Ya sea que dejaste el celular en casa, o estabas muy ocupado.
―Mantuvo‖su‖mirada‖al‖frente,‖su‖tono‖calmado.‖
Y esta conversación se sentía como un déjà vu de su llamada con Evan el
otro día. Hizo una mueca.
―El‖ teléfono‖ estaba‖ en‖ casa.‖ Nosotros‖ solo…‖ queríamos‖ escapar‖ unas‖
cuantas noches.
Cuando Vivian se dio la vuelta y lo miró fijamente, podía sentir el calor
arrastrándose en su rostro.
―¿Así‖que‖ustedes‖dos‖son…‖como…‖una‖pareja?‖
Los familiares pequeños tentáculos de tensión se arrastraban entre sus
omóplatos, pero no estaba seguro porqué. ¿Qué razón tenía para estar a la
defensiva sobre esa pregunta?
―No‖he‖dicho‖eso.
―No‖lo‖negaste, tampoco.
―Él‖es‖un‖buen‖amigo,‖Vivian.‖¿Es‖eso‖malo?
―No,‖no.‖―Tomó‖otro‖bocado‖de‖su‖postre―.‖Es‖solo‖extraño.‖No‖es‖raro‖
que‖tengas‖un‖amigo,‖es‖raro‖porque…‖bueno,‖est{‖bien,‖es‖raro‖que‖tengas‖un‖
amigo. Normalmente no lo haces bien con la gente que no sea yo.
―Evan‖es‖diferente.‖Hay‖algo‖sobre‖él…‖es‖difícil‖que‖no‖te‖guste.‖―¿Qué‖
lo avergonzaba más, la manera en la que Vivian lo miraba fijamente o tener que
admitir algo así?
Los ojos de Viv se arrugaban en las esquinas cuando sonreía.
―Eso‖es‖bueno. Me preocupa que‖no‖tengas‖suficientes‖amigos,‖así‖que…‖
sí. Es algo bueno.
Archer no sabía por qué ella sentía la necesidad de decirle eso como si
tuviera que convencerlo. Él lo sabía. Pero la manera que ella tomó su mano y no
lo soltó, comenzó a preguntarse si ella realmente lo hacía.
―Sabes…‖―Ella arrojó el resto de su cono del helado en un bote de basura
cercano―. En vez de ir a una película,‖ pidamos‖ algo‖ en‖ tu‖ casa‖ ―dijo.
Inmediatamente, un nudo se formó en su estómago. Algo no estaba bien. Se
detuvo y la miró. Vivian encontró su mirada con facilidad, levantando su mano
92 hasta su cara. Su piel era increíblemente suave bajo sus dedos.
Esto‖no‖estaba‖bien‖en‖lo‖absoluto.‖Esta‖clase‖de‖encanto…‖era‖lo‖que‖ella‖
hacía cuando quería la atención de un chico. No la de él, sin embargo. Nunca la
suya. Pero maldita sea, tenía el efecto deseado. Su pulso vibraba y estaba sin
duda pensando en cosas que sabía no debería. Hizo que sus ojos bajaran hasta
su garganta, hasta su pecho. Vivian tiró en su mano.
―¿Por favor?
No. No, no, no. Mala idea. Tragó saliva y pensó en Evan, pensó en el océano
y las puestas del sol en la playa. Pensó en Vivian de pie allí, sin hacer nada,
mientras Mickey lo arrojaba fuera del apartamento.
―No hay nada bueno que podamos ver desde casa ―mintió. Bien, quizá
era una mentira; honestamente no sabía qué estaba pasando en la televisión―.
¿Pensé que realmente querías ver esa película de terror en el cine?
Vivian se inclinó hacia atrás y lo miró fijamente, alzando sus cejas. Al
principio, esperaba que discutiera y lo presionara más. Pero suspiro y dejó caer
sus brazos, aunque se quedó sosteniendo su mano.
―Está bien, está bien. Vayamos antes de que lleguemos tarde.
Archer exhaló. Posible crisis evitada. ¿Era una crisis? ¿No era esto lo que
quería? Toda la atención y afecto de Vivian. Dar la bienvenida a las
posibilidades que estar a solas con ella traería. No era la situación de lo que
estaba asustado; era de lo que sucedería después.
Pero para ahora, no tenía que preocuparse por ello. Él y Vivian fueron al
cine de la calle, y no soltó su mano ni una sola vez.
La lista. Necesitaba terminar la lista. Ninguno de ellos jamás sería libre
hasta que lo hiciera.

93
Sábado, octubre 18
Traducido por Leogranda y AnnaTheBrave
Corregido por Nanis

―Nunca escuchaste nada de ese policía, ¿eh?


Evan se movió junto a él en su manta. Archer se quedó mirando hacia el
cielo, preguntándose si probablemente debía empezar a llover. Se estaba
haciendo demasiado frío para relajarse en la playa sin sus zapatos, y casi deseó
haber traído una segunda manta.
―No, nada.
No habían hablado al respecto desde su fin de semana lejos. Evan no
había empujado el tema, no había hecho más preguntas, y Archer seguro que
no iba a ofrecer información.
―¿No crees que encontraron nada allí, verdad?
Evan se sentó, apoyándose en sus manos. Su rostro entró en la línea de
vista de Archer, preocupados ojos marrones arrancando una pequeña sonrisa
de él. Quería levantar un dedo y suavizar ese ceño.
94 ―¿Como qué?
―No lo sé. ADN, huellas dactilares, lo que sea que buscan.
―Lo dudo.
Archer dejó a sus ojos trazar los rasgos de Evan. Miró a su boca,
contemplando cómo conseguía sonreír de nuevo. La preocupación era
innecesaria.
―Habrían tomado a alguien en custodia si encontraran algo por el estilo y
tuviera una coincidencia.
―¿Cómo‖sabes‖que‖no‖lo‖han‖hecho?‖―La expresión de Evan se suavizó.
Si lo hicieron, tienen al tipo equivocado.
―Solo un sentimiento.
Este juego que estaban jugando… era una estupidez. Evan tenía que saber
para ahora que él era el asesino de Richter. Si no lo hacía, estaba en negación.
Todavía, estaba el elefante en la habitación que ninguno de los dos quería
señalar.
Evan se sentó y miró afuera sobre el agua.
―¿Crees que nadie más va a morir?
Archer suspiró, pasándose una mano por la cara.
―La gente muere todo el tiempo, Evan.
―Sabes a lo que me refiero.
Sí, lo sabía. ¿Vas a matar a alguien más? Una mentira hubiera sido la mejor
respuesta, pero no pudo.
―No lo sé. Si lo hacen, estoy seguro de que se lo merecen.
No era como que tenía una opción. Vivian necesitaba esto, y él había
jurado hace años ir a través de ello no importa qué. La muerte de Richter
todavía lo había sacudido lo suficiente que no estaba seguro de cómo hacer
frente a Hector y Bobby.
Archer se empujó a sus codos cuando se encontró con el silencio. Evan
había recogido sus piernas, su barbilla apoyada encima de sus rodillas.
―¿Qué es?
Y, como de costumbre, Evan parecía empujar todo lo que realmente quería
decir a un lado y le sonrió en su lugar.
―Se está haciendo de noche. ¿Debemos regresar?
―¿Tu lugar o el mío?
Evan se encogió de hombros.
―Más que hacer en mi casa. Sin ofender, pero el tuyo es un poco aburrido.
95 Archer sonrió con ironía. Verdad. Y a diferencia de con Vivian, no tenía
ansiedad por estar a solas con Evan. De hecho, lo prefería. Era la forma en que
habían terminado deambulando por la playa, lejos The Grove y acampando
durante las dos últimas horas con sus chaquetas enrolladas por almohadas.
Evan sacudió su manta y la puso sobre los hombros de Archer.
―Siempre tienes frío tan fácilmente. Tal vez estás destinado para el clima
del desierto.
―No lo creo.
Sin embargo, él se acurrucó en el tejido y la sostuvo en torno a sí, mientras
caminaron por la playa hasta el estacionamiento. Evan encendió la calefacción
tan pronto como el motor estuvo en marcha. Archer se inclinó hacia atrás y se
relajó. Había habido un tiempo en que odiaba dejar que otros manejen, pero con
Evan no era tan malo.
A mitad de camino a casa, su teléfono sonó. Empezó a ir por el bolsillo, se
detuvo, y se obligó a ignorarlo. Esta era su tiempo con Evan. Nadie más tenía
que importar. Solo diez segundos después, sonó de nuevo. Y otra vez. Archer lo
ignoró. En el pitido octavo o noveno, Evan finalmente se echó a reír.
―Oh, maldita sea. Sólo responde.
―No‖ ―gruñó obstinadamente. Vivian sabía que estaba fuera con Evan.
No necesitaba molestarlo―. Voy a apagarlo.
Sacó su teléfono para hacerlo, y avanzó de mensajes de texto insistentes a
una llamada entrante. Archer apretó la mandíbula, mirando el nombre de Viv a
través de la pantalla.
―Está bien, hombre ―dijo Evan―. Adelante.
Su calma al respecto hizo a Archer aún más irritado por Vivian. No se
molestó en ocultarlo cuando respondió con:
―¿Qué?
La voz de Vivian era tan fuerte en el otro extremo que tenía que
mantenerlo lejos de su oreja. Le tomó varios intentos antes de que ella pudiera
hablar.
―El hospital… es mamá…
Cada nervio de su cuerpo se congeló. ¿Qué hay acerca de ella?, quería
preguntar, pero no pudo. No podía soportar lo que ella podría decir.
―¿Estás en el hospital ahora?
Ella logró un casi inaudible "sí."
―Voy a estar allí.
Él colgó sin decir adiós y se quedó mirando la pantalla.
96 ―Tengo que llegar a casa.
No hubo preguntas, sin miradas de reojo. Evan simplemente hizo un giro
en la siguiente intersección.
―Eso sería una pérdida de tiempo. Vamos.

* * *

Archer no buscó a Vivian cuando salió del ascensor en el piso de Marissa.


Se dirigió al pasillo con Evan a sus espaldas. Pasando el pequeño vestíbulo
cerca del cuarto de Marissa, oyó la voz de Viv y se detuvo.
Ella se paró de su asiento, secándose los ojos, buscando lo mismo que ella
tenía la última vez que la vio. Con los ojos hinchados, apenas manteniéndose en
una sola pieza. Sus brazos rodearon su cuello, aferrándose a él para quedarse
viva. Si notó a Evan, no notó su presencia. Archer la abrazó rígidamente.
―¿Qué ocurre?
Ella negó con la cabeza, en silencio llorando por unos minutos. Una
enfermera en bata verde rodeó la esquina.
―¿Eres el hijo de la señorita Hilton?
Él vaciló.
―¿Qué?
―Sí, este es Archer ―respondió Vivian, intentando limpiar sus lágrimas.
La enfermera miró con ojos comprensivos a Archer y Vivian. Su voz era
suave.
―Lamento no tener mejores noticias. Su corazón se está deteniendo. Nos
las‖ arreglamos‖ para‖ traerla‖ de‖ vuelta‖ dos‖ veces,‖ pero…‖ se‖ est{‖ poniendo‖ m{s‖
difícil.
Vivian hizo un ruido, volviendo a presionar la cara contra su hombro,
escondiéndose allí.
―A este punto, creo que solo estamos prolongando su sufrimiento.‖―La
enfermera miró entre ellos, obviamente esperando que dijeran algo. Hacer
preguntas, quizás. Preguntar que debían hacer. Pero Archer estaba demasiado
aturdido. Absoluta, completamente aturdido.
―¿Quiere que la dejemos morir? ―susurró.
―Nunca es una decisión f{cil‖―dijo gentilmente la enfermera―. Pero esto
no está ayudándola. Creo que firmar los papeles de no resucitar sería lo mejor.
Pero, por supuesto, la decisión está en ustedes.
No, no está en mí. Yo no soy su hijo. Vivian sollozó contra su hombro. Puso
97 un brazo alrededor de ella, acariciando su cabello.
― Viv…
―No puedo simplemente decirles que la dejen morir ―se las arregló para
decir, levantando la cabeza para mirarlo. Lucía tan perdida. Él debería sentir
simpatía por ella, pero no podía sentir nada.
Ella es mi madre también, quería recordarle. Tomar esta decisión no era más
fácil para él. Pero más que la vida de Marissa, que su muerte, Archer no podía
soportar la idea de Marissa sufriendo. ¿Qué querría Marissa?
Una alarma se disparó. Todos se congelaron. Una oleada de movimientos
y voces explotó de la habitación de Marissa, y el estómago de Archer cayó, con
su corazón dando tumbos en su garganta. La enfermera tomó aire.‖ “¿Otra
vez?”‖ Y desapareció sin decir una palabra. Archer se desenredó de Vivian,
empujándola, dirigiéndose hacia adelante mientras ella estallaba en lágrimas.
Esperó ver doctores y enfermeras apresurándose a la habitación de
alguien más. Pero allí estaban ellos, clamando alrededor de la cama de Marissa
y con la cortina a mitad del camino por lo que lo único que podía ver eran sus
pies. La alarma chispeó nítida e intensa por sus nervios como un cable de alta
tensión. Un enfermero se alejó del grupo, poniendo una mano en su pecho.
―Señor, no puede estar aquí.
No no no. ¿Qué significaba eso siquiera? Él debía estar allí. Marissa no
conocía a esas personas. Ella los necesitaba a Vivian y a él. Comenzó a empujar
al enfermero pero Evan estaba detrás de él, con los brazos a su alrededor,
tirando de él, diciendo su nombre una y otra vez.
Alguien gritó:‖ “¡Despejado!”,‖ la alarma siguió. Larga, continua,
ininterrumpida.
No podía respirar. Sus músculos se estremecieron y temblaron y se hundió
de nuevo, con el pecho agitado. Evan lo arrastró hacia la pared opuesta a la
puerta y lo sostuvo allí con fuerza, pero él no tenía la energía para luchar. Los
monitores continuaron. Un minuto. Dos.
Hasta que un doctor salió para decirles que Marissa había muerto.

98
Domingo, octubre 19
Traducido por AsheDarcy
Corregido por Nanis

Vivian se metió en el asiento del pasajero y Archer cerró la puerta para


ella. Evan se quedó cerca de su propio coche, con los ojos en el suelo. Él no
había dicho mucho. No había mucho que decir.
―No puedo dejarla que vaya a su casa ―dijo.
Evan levantó la cabeza.
―¿Tú estás bien para conducir?
―Estoy bien.‖ ―No lo estaba, pero, ¿qué otra opción tenía? No podían
dejar el coche de Vivian en el estacionamiento del hospital, y no la dejaría
intentar hacer el viaje a casa sola. Por ahora, al menos, se había obligado a estar
en un estado de tranquilo entumecimiento―. Ella quiere quedarse en la casa de
su madre, de todos modos.
Evan asintió.
―¿Qué puedo hacer?
99
Quédate conmigo.
Archer apretó las palmas de sus manos contra sus ojos, suspiró y se
enderezó.
―Es mucho pedir… pero, ¿puedes venir a buscarme mañana? Después de
clases o cuando sea.
―Sí, por supuesto.‖―Evan pasó una mano sobre el hombro de Archer. Era
reconfortante, pero no lo suficiente. De todos los momentos para ser indeciso y
tímido, ¿por qué ahora? ¿Ahora, cuando Archer quería ser tocado y permitir el
alivio‖de‖desmoronarse?―.‖Necesito que me hagas un favor, también.
Archer inclinó la barbilla, escuchando.
La mano de Evan cayó lejos.
―Quiero que tengas en cuenta que si bien es bueno que estés allí para
Vivian… tienes que pensar en ti mismo, también. No lo olvides.
Él asintió con la cabeza. Pero mantenerse juntos era mejor. Aunque
Marissa había sido más que una madre para él que la suya propia, Vivian era su
verdadera hija. No él.
Él se apartó y se dirigió hacia el coche de Vivian, recordándose que, en ese
mismo momento, sus sentimientos no importaban. Habría un tiempo y un lugar
para su duelo después.
* * *

El jardín de Marissa, en un momento dado, había sido tan


meticulosamente cuidado y ahora estaba infiltrado por malas hierbas y hojas.
Las plantas en macetas en el porche estaban muriendo o ya estaban muertas.
Todo estaba oscuro. Todo solo y olvidado, sin Marissa allí para darle vida.
Vivian desapareció silenciosamente por las escaleras para hacer un par de
llamadas. Archer reunió el correo desbordante y documentos de afuera y
comprobó la nevera. Tendría que asegurarse de que Vivian comiera por la
mañana, pero le daría un descanso esta noche. Él seguro que no podía comer,
no lo esperaría de ella, tampoco.
Arrojó los periódicos y correo en la mesa del comedor, donde, una vez, un
centenar de juegos de Monopoly se habían jugado. Marissa siempre le permitió
ser el coche de carreras. También era la mesa donde Marissa les ayudó con
tareas y proyectos escolares. Pegar recortes de revistas en una cartulina,
tratando de descifrar la división larga y álgebra.
La misma mesa en donde se sentaron cuando Marissa les dijo: Estoy
enferma.
100
Su fantasma atormentaba cada rincón de la casa, entró en cada habitación.
Encima de la repisa de la chimenea estaban imágenes de otra vida, hace años.
Los primeros pasos de Vivian, su primer día de escuela. De todas las fotos de
los bailes de la escuela secundaria a la que había asistido, sólo una imagen tenía
un lugar allí: la de ella y él. El año en que su cita la abandono una hora antes del
baile, y Archer intervino para salvar el día.
Y, en todas partes, fotos de Marissa y su cálida sonrisa.
―Eras demasiado buena para la vida que se te dio ―murmuró en la
oscuridad. Su marido jodido y sus jodidos hijos…
El techo crujió con los pasos de Vivian. Archer termino de cerrar la casa y
se dirigió hacia el piso de arriba. Pasó junto a la antigua habitación de Brody,
que ahora era utilizada para almacenamiento adicional. Cuando llego a la
habitación de Marissa se puso de pie frente a ella, la puerta estaba entreabierta,
y fue a donde encontró a Vivian.
Al crecer, en realidad nunca tuvo razones para estar en la habitación de
Marissa, excepto para mirar a los delfines. Allí estaban, alineados sin un orden
en particular. Vivian se quedó mirándolos, con la boca abierta. Archer se acercó
a su lado. Había un espacio vacío solitario en medio de todos los delfines.
Hubiera sido el lugar perfecto para poner el que él había comprado para ella.
Mientras trataba de pensar en qué decir, Vivian rompió el silencio.
―Llamé a la tía Nancy y la abuela. Van a estar en un avión en pocas horas.
Él asintió con la cabeza.
―Si me necesitas, puedo hacer el resto. Llamar a las personas y todo eso.
―Los amigos de Marissa principalmente. Su propia madre. Sin lugar a dudas,
la abuela y la tía de Vivian se encargarían de los contactos familiares. Casi todo
el mundo vivía fuera del estado y necesitaría tiempo para volar.
―La casa va a estar llena.
―No tienes que quedarte aquí si no quieres.‖ ―Él le apartó un poco de
cabello‖ de‖ la‖ cara―.‖ Puedes quedarte conmigo un par de noches.‖ ―Mala idea,
gritó su mente. Pero este no era el caso típico. Esto no era por novios abusivos y
decisiones estúpidas. Esto era porque Vivian perdió a su madre. Esto era por
perder a la mujer que él consideraba su madre.
Vivian se apoyó en él, con la mejilla contra su hombro.
―Ya veremos.
―Está bien.‖ ―Colocó un brazo alrededor de ella, persuadiéndola de ir
lejos de los delfines―. Vamos, ambos necesitamos descansar un poco.‖ ―En
pocas horas, el sol estaría arriba. Se sentía terrible porque Evan tuviera que
conducir de vuelta a casa y aún despertar para ir a clases.
101 Vivian fue a su habitación, que era mucho más familiar para Archer. No
había cambiado ni un poco desde que Viv fue a la universidad. Negro y rosado
por todas partes. Todavía tenía un poster boy-band en la parte posterior de la
puerta de sus días de secundaria, y que dijo que le gustaba mantener por el bien
de la nostalgia.
Archer bajó las mantas y encendió la lámpara de la mesilla. Cuando se dio
la vuelta, Vivian estaba de espaldas a él, desvistiéndose en su armario. Vio la
suave curva pálida, de sus caderas mientras se quitó su camisa y él apartó la
vista, enfocándolos en la ventana en su lugar. Por todo lo bueno que hizo; aún
podía ver su reflejo en el cristal.
Vivian dejó caer su camisa en el suelo junto con sus vaqueros. Si tenía
alguna vergüenza, malditamente no lo expreso con la forma en que se dio la
vuelta y se quedó mirándolo directamente. Al igual que ella, estaba dispuesto a
darse la vuelta y mirarla. No lo hizo. No podía. Mantuvo sus ojos en la ventana,
mirándolo a través del cristal en vez de a él.
Un momento después, los brazos de Vivian serpenteaban alrededor de su
cintura, y él contuvo el aliento. Estaba vestida, gracias a Dios, pero aún podía
sentir la curva de sus pechos contra su espalda. Lo que no ayudó a conseguir la
imagen de ella fuera de su cabeza.
―¿Archer?
Él cerró los ojos.
―Date la vuelta ―dijo. Era incapaz de hacer otra cosa que exactamente
eso. Un dedo tocó su mejilla, remontado hasta la comisura de sus labios y a
través de su labio inferior―. ¿Mírame?
No puedo, no puedo.
Esto no estaba bien. Ella estaba actuando extraño y cuando Vivian actuaba
extraño nunca era una buena cosa. Sus entrañas hacían acrobacias y Vivian
sonaban tan tranquila, tan controlada. ¿No era por lo general a la inversa?
Pero abrió los ojos, mirando hacia abajo a su cara. Ninguna chica nunca
podría ser tan hermosa. No cuando ella lo miraba como siempre había querido
que lo hiciera. Como si fuera más que su mejor amigo. Como si él fuera un chico
al que quería.
Así que, ¿por qué estaba pensando en cien excusas para salir corriendo de
la habitación?
Vivian apartó el cabello oscuro de su cara. Sus manos estaban ligeramente
frías, pero suaves.
―Te debo un agradecimiento.
Archer inhalo.
―No,‖ no,‖ tú…‖ ―Ella lo hizo callar con un dedo sobre sus labios,
102 empujándolo hacia la cama.
―Lo hago.‖―Su impulso lo hizo hundirse en el colchón. Los dedos contra
sus mejillas enviaban pequeñas chispas de ansiedad a través de su piel―.
Siempre estás ahí para mí. Siempre vienes a mi rescate. No sé lo que habría
hecho esta noche sin ti.
―Habrías estado bien.‖―Maldita sea su voz por salir más ronca de lo que
le hubiera gustado. Marissa era importante para mí, también. No estaba allí sólo por
ti, quería decir, pero parecía cruel. Mantuvo sus ojos pegados a la cara de
Vivian. Sentado como estaba, si dejaba caer su mirada, estaría a la altura de su
pecho.
Ella resolvió ese problema un momento más tarde y le dio uno
completamente nuevo. Las manos de Vivian se posaron sobre sus hombros, sus
largas piernas a horcajadas sobre su regazo y, un momento después, aplasto su
boca contra la suya.
Había habido breves besos en los últimos años. En la mejilla, en las manos,
la frente, incluso fugaces sobre su boca. Pero no así. Nunca tan insistente y
ansioso, con las manos en su cabello y su lengua persuadiéndolo a entrar a su
juego porque, maldita sea, él estaba besándola de vuelta. A pesar de su buen
juicio, no podía evitarlo. No quería preguntarse, por qué. ¿Por qué ahora, después
de tanto tiempo?
Las manos de Vivian se deslizaron por su cabello, sobre sus hombros, su
espalda, arrastrando su camisa para poder tocarlo, piel sobre piel. Sus dedos en
su‖columna‖vertebral,‖cosquilleaban‖su‖camino‖hacia‖arriba‖y…
Se quedó paralizado.
La habitación parecía tan sepulcral con el silencio donde segundos antes
había estado llena del sonido de sus ansiosas respiraciones.
Vivian se echó hacia atrás con sus cejas fruncidas, la cara enrojecida.
―¿Qué es? ¿Que está mal?
Sonaba tan lejos.
Porque él estaba de vuelta en la habitación del hotel, con la boca de Evan
contra su oreja, murmurándole palabras tranquilizadoras y trazando sus dedos
arriba y abajo sobre la columna vertebral de Archer. Al recordar la forma en
que había querido saber lo que se sentía volver la cabeza sólo esos pocos
centímetros y besar a Evan, perderse en esos ojos. La paz que Evan le trajo. La
calma. No esta frenética sensación aterradora de estar con Vivian, deseándola
tanto porque sabía que si siquiera parpadeaba mal, perdería todo de nuevo.
―Archer, estás temblando. ¿Qué pasa? ―Vivian reunió sus manos en la
suya, sosteniéndolas contra su pecho.
103 Él la miró fijamente, tratando de ordenar sus pensamientos. ¿Qué quería?
¿Qué estaba haciendo? ¿Qué estaba haciendo ella? A través de todos los años
que trató de ser todo lo que pensaba que quería, ¿por qué ahora mostraba
interés? No entendía.
Archer‖ levantó‖ sus‖ manos‖ ―temblaban, sí―, y tomó su cara. Deseando
poder recoger sus pedazos y entenderla. Vivian se mordió el labio.
―¿He hecho algo malo?
―No ―respiró―. No, no eres tú. Soy yo totalmente. Este día sólo ha
sido…
Vivian bajó la mirada, sus largas pestañas rozaron sus finos pómulos.
Cuando levantó la vista de nuevo, sus ojos eran vidriosos.
―Lo sé. Es…‖lo sé.‖―Ella resopló y él hizo lo único que se le ocurrió hacer,
la abrazó.
Enterró su rostro contra la unión de su cuello y hombro, con sus labios
rozando su piel. Quería besarla de nuevo.
―Quédate aquí esta noche. ¿Por favor?
También una mala idea. Ella era vulnerable. Demonios, él era vulnerable.
Vivian tenía más poder sobre él ahora que nunca.
Archer respiró hondo.
―Sólo por esta noche.
Se deslizó bajo las sábanas mientras dejaba su pantalón. No más que eso,
porque había una diferencia entre una mala idea y una francamente estúpida. El
pantalón se quedó. Se unió a ella tras apagar las luces.
Vivian se moldeo contra su costado, el brazo por encima de su cintura,
una pierna subió sobre su cadera. Por suerte para ella, o tal vez para él, tenía
muchos años de experiencia en el trato con el autocontrol a su alrededor. Pero
eso no quería decir que disfrutara de tenerla tendida sobre él cuando lo único
que podía hacer era yacer rígido y mirar al techo.
―Sabes‖ que‖ te amo, Archer ―murmuró Vivian desde donde su mejilla
descansaba sobre su hombro.
Archer suspiró.
―Sé que lo haces.
Era mentira. No sabía nada.

* * *

104 Marissa tenía una caja de música de un delfín saltando sobre un arcoíris
hecho de rojo, azul y amarillo. Faltaban unos pocos colores, obviamente. Archer
le dio cuerda y rebobinó, dejando que se repitiera su interpretación perezosa de
Over the Rainbow. Cuando se sentó en el borde de la cama y se quedó mirando la
caja de música en sus manos, se acordó de breves destellos de Marissa
revoloteando sobre su cuarto. Arreglando su cabello, maquillándose,
poniéndose pendientes. Todo mientras la caja de música sonaba, y tarareaba
junto con ella en un tono suave, un suave tono que hizo que su corazón doliera.
Su propia madre nunca cantaba o tarareaba. Era algo tan pequeño, tan
normal. ¿Qué dirá mamá sobre todo esto cuando la vea?
Marissa había sido amiga de su madre mucho antes de que el padre de
Vivian saliera corriendo lejos de ellas y su propio padre hubiera muerto, pero
no eran realmente cercanas hasta después de todo eso. Dentro de su pérdida,
unidas, dos mujeres tratando de adaptarse a la vida criando a sus hijos solas.
Pero no podían ser más diferentes en todo, desde sus gestos hasta al estilo de
crianza de sus hijos.
La sombra de Vivian se derramó por el suelo en el parche de luz que
entraba desde el pasillo. Él no levantó la vista.
―Salvo cualquier metedura de pata con el papeleo, todo se debe ir para el
miércoles ―dijo. Había gastado su mañana en el teléfono, trató con funerarias y
el hospital. Tomando las decisiones que Vivian debería haber hecho, pero no
pudo recomponerse lo suficiente como para hacerlo.
Roxy también había llamado, después de haber oído las noticias. Se sentía
un poco mal porque no le hubiera dicho él mismo. Ella no estaba tan cerca de
Marissa como lo había estado, pero todavía estaba molesta.
―¿Qué puedo hacer? ―le había preguntado.
Archer contestó honestamente.
―Cuando sepa, te lo haré saber.
Vivian asintió lentamente.
―Sabes, no lo entiendo.
Archer no levantó la vista.
―¿Entender qué?
―Ella. Querer ser enterrada. Empujada en una caja y meterse dos metros
bajo tierra.‖ ―Por‖ el‖ rabillo, pudo ver a Vivian mirando alrededor de la
habitación, decidiendo si quería entrar o no―. Pasó gran parte de su tiempo
atrapada en esta casa, y luego‖atrapada‖en‖un‖hospital…
―¿Cuáles eran sus alternativas? ―Suspiró―. ¿Ser incinerada, atrapada en
105 una urna?
―Podría esparcir sus cenizas. Eso es lo que yo quiero.‖ ―Ella limpió los
ojos―. Flotar sobre el océano…‖libre.
Archer levantó la cabeza. La observo. No dijo nada. Los deseos de Vivian
no eran los de Marissa, y los de Marissa eran los que importaban ahora.
Viv suspiró y empujó el tema de lado.
―¿Realmente no te vas quedar otra vez? ¿Ni siquiera una noche más?
―No.‖ ―Paso la yema de su pulgar sobre la nariz del delfín―. Tu tía y
abuela estarán aquí, por no hablar de cualquier otro que vuele. No hay lugar
para mí.
―Podrías dormir en mi habitación.‖ ―Vivian se acercó a los delfines, de
espaldas a él―. Me sentiría mejor si estuvieras aquí.
Archer sintió una punzada de resentimiento por ese comentario. Sí, claro
que lo haría. Pero ella también tenía a toda su familia. ¿Qué hay de él? ¿No se le
permitía su propio tiempo de duelo?
―Quiero ir a casa, Vivian. Ya te dije que eras bienvenida a venir conmigo,
pero yo no puedo quedarme aquí.
Ella se dio la vuelta. La expresión de su rostro no era feliz, pero la miró a
los ojos y se negó a dejar flaquear su voluntad. Podía oír la voz de Evan en su
cabeza, su mantra personal ayudando a mantenerse firme y no ceder a lo que
Vivian quería. Tienes que pensar en ti mismo, también.
Un golpe en la puerta rompió el silencio. Archer suspiró. Gracias a Dios.
Podría haber besado a Evan por darle un escape de una conversación que sabía
que no quería tener. La expresión de Vivian cayó, pero no lo detuvo mientras se
deslizaba fuera de la habitación y se dirigía escaleras abajo.
Evan sonrió cuando Archer abrió la puerta. Sus ojos se movían pasando de
Archer a Vivian detrás de él.
―Oye. Um… ¿Cómo estás? ¿Vine demasiado temprano?
―No, en absoluto.‖ ―Él estaba temprano. Lo suficientemente temprano
para que Archer sospechara que se había saltado una clase sólo para llegar allí.
―Iba a hacer el almuerzo ―dijo Vivian―. Si quieres entrar un rato.
Archer se puso tenso.
―No,‖eso‖es…
―Me parece injusto hacerle conducir hasta aquí sólo para girar y conducir
de vuelta.‖―Ella agarró la parte posterior de la camisa de Archer y le apartó de
la puerta. Evan parecía a punto de arrebatarlo y arrastrarlo fuera, pero después
de un momento, de mala gana entró.
106 Siguieron a Vivian a la cocina. Archer sintió un breve roce de los dedos de
Evan contra su espalda y se obligó a relajarse. Esto no será tan desastroso como
crees que será. Él y Evan se sentaron en la mesa del comedor, mientras que
Vivian fue a través de los armarios y nevera. El viaje de compras de Archer en
la mañana dio lugar a un montón de comida para mantener a su familia
durante unos días, y una cuenta más grande de lo que le hubiera gustado. Pero
al menos eso significaba que ella no iba a darles de comer en el almuerzo carne
expirada con pan duro.
Evan cruzó las manos sobre la mesa. O bien no era ni un poco incómodo, o
estaba haciendo un buen trabajo ocultándolo.
―Yo, uh, Roxy sabe lo que pasó. Ella estaba preguntando sobre ti esta
mañana.
Vivian frunció el ceño.
―Oh. ¿En serio? Ni siquiera ha llamado.
―Ella‖me‖llamó‖―señaló‖Archer suavemente.
Evan lo miro, obviamente, tratando de ir con cuidado.
―Estaba preocupada de que tuvieras demasiado en tu plato… pero ella
quería que te dijera que si necesitas algo, se lo hagas saber.
Eso sonó como Roxy. Era una buena chica. Hace años había esperado que
fuera una buena influencia para Vivian, o más bien, sobre el gusto de Vivian en
los hombres, pero no hubo suerte. Roxy nunca fue una chica que dejara que
caminaran sobre ella como Viv lo hacía.
―Siempre se puede ver si ella quiere quedarse unas pocas noches.
Cuando se volvió para sacar platos de la alacena, Archer no podía
distinguir su expresión.
―Hay espacio para ella para compartir una cama conmigo, ¿por qué no?
Lo hiciste muy bien anoche.
Sus ojos se abrieron.
¿Había‖ realmente‖ sólo…? Sí, ella lo hizo. Ya sea a propósito o no, no
estaba seguro. No podía decir por la mirada en el rostro de Evan si su intento
de golpear un nervio había funcionado.
Los ojos de Evan se centraron en Vivian bruscamente mientras terminaba
de hacer sus sándwiches y los colocó sobre la mesa, junto con refrescos y una
bolsa de papas. Su voz se entrelazó con tensa cortesía, pero Archer podía decir
que su paciencia se estaba agotando.
―Puedes llamarla si cambias de opinión. Archer necesita un tiempo para
ordenarse a través de todo esto, también.
Archer arrancó un poco de su sándwich y bajó los ojos. No quería ver qué
107 tipo de mirada intercambiaban los dos.
―Razón de más ―Vivian apartó la silla para sentarse y tiro hacia atrás
con más fuerza de la necesaria―,‖para que no esté en su apartamento solo.
Evan no salto de un golpe, pero sonrió, casi demasiado dulce.
―Oh, él no estará solo. Voy a estar con él.
La mirada de Vivian se ensombreció. Justo así, Evan había ganado. Ella no
podía decir otra palabra sin aparentar ser una perra completa. Archer no sabía
si reír o comenzar a temer cómo esto podría volver más tarde a morderle el
culo. Tal vez por ahora, se conformaría con comer su bocadillo, sonriendo para
sus adentros.

* * *

Estaba oscuro de nuevo al momento en que Evan lo llevó a su casa. Tan


pronto como Archer se quitó la chaqueta y las botas, se desplomó en la cama,
con la cara hundida en la almohada. El sueño no había llegado exactamente
fácil la noche anterior con Vivian sobre él.
Podía oír a Evan moverse en la sala de estar, abriendo la puerta del
armario para colgar la chaqueta de Archer, probablemente, antes de que entrara
a la habitación. Archer no se movió. Quería ir a dormir y esperaba que cuando
se despertara, Marissa estuviera viva. Que los policías no estuvieran cazando al
asesino de Richter. Y tal vez, sólo tal vez, ayer por la noche con Vivian no
hubiera realmente sucedido.
El colchón se hundió un poco donde Evan se sentó a su lado. Tocó con su
mano el cabello de Archer.
―¿Quieres que me vaya?
Archer no levantó la vista, pero estiró su mano, buscando a ciegas hasta
que encontró la camisa de Evan. Sus dedos se cerraron en el tejido,
sosteniéndolo allí.
No te vaya. No te vuelvas a ir.
Evan se tendió junto a él. Después de unos minutos, Archer se puso de
costado y abrió los ojos.
La habitación estaba a oscuras, pero se había adaptado a él lo suficiente
como para ver las líneas de preocupación en la boca de Evan, la leve arruga
entre sus cejas. Qué extraño era tener a alguien preocupado por él. Ir tan lejos
para hacer su vida más fácil, para embotar el filo de su dolor. Nadie había lo
108
hecho nunca antes… ciertamente no las personas que debían.
―Me gustaría que ―comenzó Archer, luchando con las palabras que
deberían haber sido más simples―, si… te quedaras aquí conmigo.
Parte de la preocupación se escapó y una pequeña sonrisa la reemplazó.
―Eres toda una molestia.‖ ―Él apartó el cabello oscuro de la cara de
Archer, deslizando sus dedos a través de él―. No voy a ninguna parte hasta
que me eches. Así son las cosas.
No quería que Evan se detuviera de acariciarlo. Le recordaba lo cansado
que estaba, y como un toque suave podría ahuyentar incluso la peor de las
situaciones.
―¿Por‖qué…?‖¿Por‖qué‖molestarse? ―La mano que lo acariciaba se calmó,
ahuecando la parte posterior de su cuello.
―Porque eres mi amigo, Archer.‖ ―Evan bajó sus pestañas―. Eres
importante para mí. Y no creo que haya bastante gente en tu vida que preste
suficiente atención a cómo te sientes.
No tenía sentido. Evan dio y no pidió nada a cambio, pero aceptó con
agradecimiento lo poco que podía ofrecer Archer. Nunca había hecho algo
increíble para Evan. Nunca lo libró de alguien o de algo que le hizo daño. No
había estado allí para él, por cualquier evento traumático que alterara su vida o
lo que sea.
¿Qué había de interesante cuando todo su mundo giraba en torno a
Vivian? Y, sin embargo, de alguna manera, sin que él se diera cuenta, Evan se
había deslizado bajo su piel. En algún momento, la vida que pensó que vivió
por nadie más que por Vivian no parecía existir más. Hubo Vivian, y había
Evan. Invierno frente a verano.
―A Marissa le habrías encantado.‖ ―No sabía por qué lo decía, pero ahí
estaba―. Ella tenía un corazón tan grande. Creo que… la vida se hizo
demasiado grande para ella. No sabía qué hacer con sus hijos, no sabía qué
dirección tomar. Pero me amaba. Y le hubieras encantado.
―Ojal{‖ hubiera‖ llegado‖ a‖ conocerla‖ ―murmuró‖ Evan. Con los dedos
contra el rostro de Archer de nuevo, haciéndole cosquillas en la mandíbula.
Calmante―. Me alegro de que la hayas tenido. Alguien que estuviera allí para ti
mientras crecías.
La visión de Archer se tornó borrosa. Los malditos temblores encontraron
su camino de regreso a sus manos, y las cerró fuertemente contra su propio
pecho. La frente de Evan tocó la suya. Tan cerca, que estaban compartiendo el
mismo aliento.
―No‖puedo‖soportar‖que‖me‖mires así ―susurró Evan.
Archer curvó sus manos con más fuerza, clavando sus uñas en sus palmas.
109
―¿Como?
―Como si tu corazón se estuviera rompiendo.
No podía hablar. Las palabras quedaron alojadas en su garganta y se
quedaron allí. ¿No tenía su corazón suficientes puntos de sutura y grietas para
toda una vida? Rompiéndose, curándose, rompiéndose. Y sin embargo, puso su
confianza en las pocas personas que importaban, siendo golpeado una y otra
vez. Todo el mundo te decepciona, es un hecho de la vida, le dijo Marissa una vez. La
clave está en saber cuándo lo están haciendo porque no se preocupan lo suficiente para
tratar de no hacerlo. ¿Vivian le hizo daño una y otra vez porque no le importaba
lo suficiente para no hacerlo?
Marissa no estaba allí para que le preguntara.
Un ruido suave salió de la garganta de Evan cuando Archer se acercó más.
Deslizó un brazo por la cintura de Evan, y apretó la cara contra el calor de su
garganta. Trató de no llorar. No más Vivian, y no más Marissa. Pero Evan tenía
razón, le dolía el corazón, y, ¿qué podía hacer sino esperar a que el dolor
desaparezca?
―No te ocultes ―susurró Evan. Archer no dijo nada, pero se quedó allí
con los brazos de Evan a su alrededor.
Y lloró por primera vez en años.
Martes, octubre 21
Traducido por âmenoire
Corregido por Nanis

―¿Qué te pones para una visita, de todas formas? ―preguntó Archer.


Evan le ayudó a elegir algo apropiado, dejándolo en un mejor atuendo para el
funeral del siguiente día.
Dos funerales en los últimos meses. Primero el de Brody, ahora el de
Marissa. El funeral en sí mismo no era hasta mañana, pero la visita sería hoy en
la capilla en la misma funeraria donde se había llevado a cabo el de Brody. No
había habido visita para Brody. Había estado muerto por más de una semana
para ese punto, y nadie hubiera ido de todos modos. Incluso entre su familia él
no había sido muy popular.
El servicio de Marissa, sin embargo, fue apresurado. Fue mayormente su
labor; Vivian no quería a su familia alrededor durante semanas. Hecho y
terminado tan pronto como fuera posible.
Evan insistió en llevarlo, no le importaba si se perdía de más de una de sus
clases. Archer no estaba de humor para discutir. El día por venir se veía tan
110 abrumador, incluso con Evan acompañándole durante el camino. La funeraria
familiar estaba sobre el costado del camino, rodeada por tumbas y puertas de
hierro forjado mientras la solitaria aguja del techo de la capilla se estiraba hacia
el cielo.
Archer reconoció a la abuela Beatrice y a la hermana de Marissa, Nancy,
cerca del frente de la funeraria con sus respectivos esposos, aquellos cuyos
nombres Archer no pudo recordar. Las mujeres en la familia siempre
destacaban. Los tipos o se mezclaban con el fondo o ni siquiera estaba ahí. Tal
vez era una cosa de la familia Hilton.
Nancy era la viva imagen de su hermana, si Marissa hubiera sido diez
años más vieja y tuviera una tos de fumadora. Sus ojos estaban rojos cuando
miró a Archer. El velo de luto pasado de moda ocultaba muy bien el rostro de
Bea para ver si también había estado llorado. Habían sido varios años, tal vez
no lo reconocían.
―¿Puedo ayudarte?
Habría intentado escabullirse para pasarlas, pero ésta también era su
pérdida; se suponía que les debía algún tipo de condolencias.
―Estoy aquí para presentarle‖ mis‖ respetos‖ a‖ Marissa‖ ―dijo‖ él―. Soy
amigo de Vivian.
Beatrice pareció reconocer su rostro.
―Ah. Sí. Archer, ¿cierto?
Su mandíbula se tensó.
―Archer, sí.
Ella asintió solemnemente.
―Lamentó decirte que Vivian no está aquí. No pudo convencerse de
entrar.
¿Así que sólo se fue? Archer contuvo la maldición bailando en la punta de
su lengua.
―Está todo bien; la llamaré más tarde. Con permiso. ―Empezó a caminar
hacia adelante. Nadie se movió. Las dos mujeres se vieron entre ellas y luego
otra vez a él. Nancy sonrió débilmente.
―Lo siento, cariño. El testamento de Marissa decía que si teníamos una
visita, no quería a nadie presento salvo la familia inmediata. Eres bienvenido a
regresar mañana para el servicio.
Archer enroscó sus manos a sus costados. ¿No lo dejarían entrar? ¿Sabían
quién era él, cuán importante había sido para Marissa?
―Estuve ahí la noche en que murió ―soltó―. Estoy cien por ciento
seguro que no hubiera tenido problemas conmigo por entrar a verla.
111
Nancy asintió.
―Lo‖sé.‖Pero‖su‖testamento‖establecía…
―Que‖ se‖ joda‖ su‖ testamento‖ ―gruñó‖ él―. Fuera de todos sus hijos, ¿a
quién ves aquí? ¿Está Brody? ¿Está Vivian? No. Yo estoy aquí, y ella siempre
me dijo que yo era como un hijo para ella. ¿Por qué no puede solo‖dejarme…?‖
―Las palabras se atraparon en su garganta, moliendo como vidrio roto. Sus
hombros se sacudieron y todo en lo que podía pensar era: Ellos no saben. No
saben que la amaba como a mi propia madre. Ella me hubiera querido ahí. Vivian me
querría ahí.
―Creo que necesitas aprender a tener‖algo‖de‖respeto,‖jovencito‖―dijo el
esposo de Nancy, el que fuera su nombre, y se acercó a su esposa, quien
empezó a llorar de nuevo―. Esta es una ceremonia familiar y tú no eres familia.
Molestas a mi esposa, así que apreciaría que te fueras.
¿Qué tan satisfactorio sería estrellar un puño en el rostro del tipo?
Ninguno de ellos entendía. A ninguno de ellos le importaba.
―No hay nadie aquí que sepa lo‖que‖Marissa‖hubiera‖querido‖―siseó él.
Evan tomó su mano, sus dedos enlazándose. Cuando tiró, Archer no se
resistió. Nadie dijo nada.
Todo esto para nada.
Regresaron al auto y Archer se desplomó, mirando por la ventana. Evan
hizo ruido con las llaves.
―Podríamos‖regresar‖m{s‖tarde,‖sabes‖―ofreció―. Una vez que todos se
hayan ido.
Archer fijó sus ojos en el grupo en la puerta, que todavía lo miraban.
―Le dirán al director del funeral que no me‖deje‖entrar.‖―Podía llamar a
Vivian. Pedirle que fuera ahí y les explicara a todos que pertenecía ahí, pero no
pensaba que ella lo haría.
Dio un vistazo. Evan lo observaba. Él suspiró.
―Lo siento. Te pagaré por la gasolina.
―Corta eso; yo soy quien insistió‖ en‖ manejar.‖ ―Evan arrancó el auto―.
No necesita ser un desperdicio, de cualquier modo. Vayamos por algo de comer
y nos daremos una vuelta más tarde para ver si podemos entrar. ¿Qué te parece
eso?
Archer tenía pocas ganas de hacer algo, pero eso incluía discutir.
Necesitaba regresar, ya fuera que quisiera lidiar con ello o no.
―El vestido rojo.
Evan parpadeó.
112
―¿Cómo?
―Marissa quería ser enterrada‖ en‖ este…‖ vestido‖ rojo‖ suyo.‖ ―Bajó la
mirada, mirando sus dedos todavía enlazados. Inseguro de qué hacer al
respecto.
―Y querías asegurarte que se lo pusieran.
―Dudo que estuviera en su testamento. Pero me lo dijo y si no puedo
hacer algo más, entonces al menos puedo asegurar que vista el vestido que
quería.
―¿Y‖si‖no?‖―Evan‖dio‖la‖vuelta‖hacia‖la‖calle―. ¿Qué harás al respecto?
Archer abrió su boca, la cerró de nuevo, frunció el ceño. No había mucho
que pudiera hacer, adivinó, pero necesitaba intentar.
―Era‖ su‖ vestido‖ favorito…‖ debería‖ haberlo‖ buscado en su casa la otra
noche.‖ ―Si el vestido estaba en el armario de Marissa, ¿qué haría? ¿Tomarlo?
¿Tratar de convencer a la funeraria de cambiárselo?
―Bueno.‖―Evan le dio a su mano un último apretón. Sonaba animado a
pesar de todo―. Supongo que debemos detenernos donde Vivian y ver si está
ahí, ¿cierto?

* * *
Tomaron un rápido almuerzo en el restaurante por el camino antes de
dirigirse a casa de Marissa. Nadie había regresado de la visita y el auto de
Vivian tampoco estaba ahí. Nadie en casa. Mejor de esa manera. Archer tenía
una llave y entró.
Se deslizó escaleras arriba con Evan detrás de él. Luz de sol calentaba el
resto de la casa, pero la habitación de Marissa estaba envuelta en oscuridad, en
sombras y la luz captada sobre la superficie de los globos de delfines, hacían
trucos. Se dirigió directo al armario, pasando a través de los ganchos. El
abrumador olor conocido a lluvia y gardenias llenaba sus pulmones y hacía que
la necesidad de ver que se cumpliera la última voluntad de Marissa fuera más
desesperada
El vestido rojo destacaba entre los verdes y marrones. Lo sacó, demasiado
delicado en sus movimientos y lo sostuvo a la altura del brazo. Evan merodeaba
cerca de su costado, observando silenciosamente.
―Es lindo
Archer torció una sonrisa. Era plano, honestamente. Nada especial sobre
él. Pero era lo que Marissa quería.
Cuando bajaban las escaleras y se dirigían hacia la cocina, la puerta del
113
frente se abrió.
Llegó a casa. Archer juró internamente. Los ojos de Evan se abrieron.
¿Corrían? ¿Saludaban a Vivian casualmente, como si no estuvieran husmeando
en la casa de su madre? ¿La enfrentaba por no aparecer en la visita? No sabía
cómo explicárselo, así que hizo la única cosa en que pudo pensar. Tomó la
mano de Evan y corrió.
Se deslizaron silenciosamente a través de la puerta trasera antes de que
Vivian los viera, bajando los escalones traseros, alrededor del costado de la casa
y a través de la puerta. Tan pronto como habían entrado al auto Evan los tenía
saliendo de la cuneta. Archer sostuvo la respiración. Esperando que Vivian
abriera la puerta del frente y los viera. Gritara y preguntara qué demonios
hacían.
Pero llegaron al final de la calle sin incidentes y pudo respirar de nuevo.
Evan empezó a reírse.
―Creo que nunca antes me había escabullido de la casa de alguien.
Archer se sonrojó, sin aliento.
―No sabía qué decir si nos atrapaba “¿Hola, solo tomamos prestado el vestido
de tu madre fallecida?”.
―Podrías‖haberle‖dicho‖la‖verdad‖―caviló Evan.
―Podría‖ haberlo‖ hecho.‖ ―Archer no pensó que eso hubiera terminado
bien. “¿Por qué le dijiste a él sobre el vestido y no a mí? ¿Por qué mi mamá te diría algo
así?”. Un millón de cosas que no quería escuchar―. Demasiado tarde para eso.
Regresemos a la funeraria y veamos qué podemos hacer.

* * *

Archer tiró el gancho sobre el asiento trasero y dobló cuidadosamente el


vestido antes de salir del auto en dirección a la funeraria. Un hombre
corpulento en una camiseta de botones y pantalón que le iban demasiado cortos
los saludó justo al entrar.
―Hola,‖caballeros‖―dijo‖c{lidamente―. ¿En qué puedo ayudarles?
Aquí viene.
―Soy un miembro‖de‖la‖familia‖Hilton‖―dijo‖Archer―. Estoy aquí por la
visita.
―Oh,‖ lo‖ siento.‖ ―El‖ hombre‖ apretó‖ sus‖ labios―. Me temo que terminó
hace como treinta minutos. Todos acaban de irse.
Archer forzó una sonrisa.
114
―Llegando‖tarde,‖lo‖sé.‖Si‖pudiera‖tener‖solo‖algunos‖minutos…
El hombre frotó su mentón como si estuviera habituado a tener una barba
ahí. Sus preocupados ojos redondos fueron de Archer hacia una puerta cercana
y de regreso.
―Solo‖ algunos‖ minutos‖ ―habló‖ Evan.‖ Logró‖ lucir‖ desdichado―.
Manejamos hasta acá para verla, y sería devastador si no podemos despedirnos.
El director suspiró.
―Bueno,‖solo‖por‖unos‖minutos,‖pero‖tengo‖otra‖visita‖programada…
Archer se desconectó.
Fueron llevados hacia la puerta que el hombre había visto momentos
atr{s,‖dentro‖de‖una‖pequeña‖habitación‖con‖algunas‖sillas,‖flores,‖luz‖tenue…‖y‖
el ataúd de Marissa. Su anfitrión les dio un asentimiento educado y una sonrisa
compasiva, cerró la puerta y los dejó solos.
Una tranquila música ambiental flotaba a través del aire pero Archer no
podía decir desde dónde llegaba. Se quedó al final de la habitación, mirando
directamente hacia adelante. Desde este ángulo, no podía ver a Marissa
yaciendo en su ataúd y por primera vez pensó que tal vez era mejor de esa
manera. ¿De todas formas, qué hacía? Ella estaba muerta. No podía
preocuparse sobre el vestido que le pusieran.
¿Qué está mal contigo? Has visto mucha gente muerta antes.
Había observado morir a su propio padre. Por supuesto, amaba más a
Marissa de lo que había amado a su papá. Y las otras personas que había
matado…‖ no‖ se‖ había‖ preocupado‖ por‖ ninguna‖ de‖ ellas.‖ Mirar‖ el‖ rostro‖ de‖
alguien que te importaba y saber que se había ido no era lo mismo.
―Archer.‖―La voz de Evan lo sobresaltó. Enterró sus talones, enraizado
al piso―. Archer ―dijo Evan de nuevo, más severo está vez―. Querías hacer
esto, ahora estamos aquí. No tendrás otra oportunidad.
Archer obligó a su cuerpo a moverse, llevándolo a través de la habitación.
Al menos su ataúd era lindo. Madera oscura de cerezo, delineada con afelpado
terciopelo negro. Por supuesto que era lindo. Archer había hablado con el
director del funeral al teléfono el otro día y descubrió que Marissa había
planeado todo‖ y‖ pagado‖ por‖ ello.‖ “Quería quitarle toda la carga a su familia” el
director le había explicado en un tono paciente. En una forma, Archer se sentía
aliviado. Vivian no podría haberlo manejado.
Pero la persona yaciendo en el ataúd no era Marissa. Ya no. Su piel estaba
demasiado acerada y pálida. Su cabello rubio colgaba en rulos alrededor de su
rostro y su lápiz labial era un tono de rojo demasiado brillante. Nunca usaba
lápiz labial, mucho menos algo tan llamativo. Sólo se rizaba su cabello para
115 ocasiones especiales. Y no podía sentirla ahí. Esta cosa yaciendo ante él era una
concha vacía, nada más.
―El‖ vestido‖ que‖ usa‖ ―le‖ murmuró‖ a‖ Evan―, nunca lo uso. Decía que
lucía como algo que usarías en un funeral.
Evan le dio una sonrisa irónica.
―Gracioso como resulta las cosas.
Archer miró hacia la puerta. ¿Qué tan malo sería que el hombre de los ojos
redondos regresara y los atrapara desvistiendo un cuerpo? “No es lo que parece”
probablemente no los salvaría.
―¿Puedes vigilar la puerta?
Sin una palabra o siquiera una pregunta, Evan se colocó en la puerta. Sin
cerrojo en la puerta, así que se inclinó contra ella en cambio. Archer se giró de
vuelta a Marissa, levantó la mitad inferior de la tapa del ataúd y se puso manos
a la obra para cambiarla.
Siempre había hecho un punto de no tocar los cuerpos que mataba.
Demasiado riesgo de dejar evidencia detrás. Revisaría si tenía pulso y seguiría
con ellos. Así que la frialdad de Marissa lo sorprendió al principio, hizo que su
estómago se revolviera, pero se obligó a proseguir.
Afortunadamente el vestido que vestía salió con poco esfuerzo y lo tiró al
piso para lidiar con ello después. El truco era no mirarla, nada a que podía
contar cada una de sus costillas incluso a través de su fondo, lo esquelética que
lucía y tratando de no dejar que su visión se nublara.
No es ella. Ya no es ella.
Alguien golpeó la puerta. Se enderezó de golpe y miró a Evan.
―¿Caballeros? Siento cortar esto tan pronto, pero realmente tengo otra
visita‖que‖preparar‖para…
―Solo‖ unos‖ cuantos‖ minutos‖ m{s‖ ―contestó‖ Evan―. Estamos, eh.
Estamos‖rezando.‖―Le hizo señas a Archer para que se apurara.
Rápidamente intentó volver a vestir a Marissa. Sus miembros estaban tan
tiesos que hizo complicado meter sus brazos a través de las mangas. Su cabello
estaba todo desordenado para el momento en que la hubo acomodado de
nuevo.
Mejor. Mucho mejor. Lucía más como ella ahora. Más en paz.
Otro golpe, más impaciente. Archer tocó con una mano su mejilla. Se
inclinó, besó su frente.
Gracias. Por todo.
Se alejó y bajó ambas tapas sobre el ataúd, levantando el vestido negro
mientras Evan daba un paso hacia atrás para alejarse de la puerta. El hombre de
116 ojos redondos finalmente entró, y afortunadamente Evan habló porque él estaba
bastante seguro de no poder hacerlo.
―Lo siento. Ya terminamos. Gracias por permitirnos verla.
Ojos redondos les frunció un poco el ceño, pero forzó una sonrisa mientras
los acompañaba a salir. La cabeza de Archer giraba. Acababa de robar el vestido
de una mujer muerta, escapado de la chica que se suponía que era su mejor
amiga, desvestido y vuelto a vestir a un cadáver. Todo en el periodo de algunas
pocas horas.
A mitad del camino tropezó. Evan lo atrapó y le ayudo a través del resto
del camino.
Miércoles, octubre 22
Traducido por Adaly
Corregido por Nanis

No recordaba el regreso a casa y ni dormir el resto del día y hasta bien


entrada la mañana siguiente. Bueno, recordaba a Evan acariciar su cabello,
acostado a su lado. Eso fue todo. Despertó en la mañana con el olor del tocino.
Cuando salió de la cama y fue hacia la cocina, Evan tenía el desayuno sobre la
mesa, esperando por él.
Más allá de los buenos días iniciales, no hablaron. Archer comió su comida
solo porque Evan la había cocinado y no quería ser descortés. Mientras Evan
fue a casa para cambiarse, Archer tomó una ducha, se vistió, y se sentó en los
escalones a esperar.
Había esperado la inspección para ponerse nervioso. Había sido, pero no
así. Todo en el aire se sentía pesado a su alrededor. La familia de Vivian podría
saber que él regresó después de que se habían ido. Aunque si ellos sacarían el
tema o no, era una historia diferente. Vivan estaría ahí, y eso significaba que él
necesitaba endurecerse y mantenerse fuerte por el bien de ella.
117 Su madre estaría ahí. No quería verla.
Evan estacionó el coche. Era la tercera ver en la semana que harían este
viaje, y Archer quería encontrar una manera de disculparse. No es que pensara
que Evan escucharía una palabra de eso. En lugar de eso, trató de perderse en el
constante ruido del motor, las letras ausentes de la radio.
El estacionamiento estaba lleno esta vez, con un cuantos carros al lado de
la carretera. Evan encontró un lugar y dio vuelta por donde Archer salió.
―En el momento en que te quieras ir, solo házmelo saber.
La mirada de Archer no pudo encontrar la de Evan. Tan infinitamente
paciente, tan ansioso por mejorar las cosas. Alternando entre tímida amabilidad
e insistencia decidida. Archer se limitó a asentir, y se dirigieron al interior.
Vivian estaba de pie con sus abuelos cerca de la parte frontal de la capilla.
La mayoría de las personas estaban sentadas, aunque algunos estaban vagando
al frente para susurrar sus condolencias a Viv, para decirle adiós a Marissa. Su
ataúd estaba cerrado ahora, posiblemente debido a la presencia de los sobrinos
y sobrinas más jóvenes de Vivian, que se retorcían con impaciencia en sus
asientos. Chicos que ni siquiera habían conocido a Marissa y sólo vinieron por
el viaje. De hecho, Archer se preguntaba cuántas de estas personas estaban ahí
solo por obligación.
Mientras se dirigían por el pasillo, Vivian lo vio y comenzó a sonreír. En el
momento en que sus ojos se posaron sobre Evan, su expresión cayó. Evan
elegantemente se excusó, tomando un asiento en la primera fila con el fin de
darle a Archer un momento a solas con Vivian. Ella le echó los brazos al cuello
en el segundo en el que estaba suficientemente cerca, ignorando prácticamente
la existencia de Evan. Fue insolente y grosero, incluso para ella.
Archer la abrazó, sintiendo la humedad de sus mejillas contra su cuello
largo después de que ella se apartó. La abuela Bea le dio una mirada oscura, sin
duda aún guardando rencor sobre su última conversación. Como si le
importara. Había cientos de cosas más importantes de que preocuparse que de
una anciana de mal humor.
―¿Cómo‖ has‖ estado?‖ ―preguntó, manteniendo su voz baja. Deslizó sus
brazos para enlazarlos con uno de los suyos, apoyándose en él.
―La abuela es terrible… Está tratando de hacerme revisar todas las cosas
de mamá y tirarlas. Quiero decir, sé que tengo que hacerlo eventualmente,
pero…‖―Vio a lo lejos, sacudiendo su cabeza.
Pero Marissa ni siquiera está en el suelo aún, pensó con amargura. Vivian
tenía derecho a estar irritada, al igual que tenía derecho de decir basta. Era su
madre, y sin duda, todo en esta casa ahora pertenecía a Viv.
118 ―Se‖ir{n‖en‖la‖mañana‖―susurró―. ¿Te quedarás esta noche? ¿Por favor?
No su lista de cosas que esperaba que Vivian diría. Cerró los ojos.
―Vivian…
―¿Qué?‖―Su expresión se ensombreció―. ¿Es por él? ¿Ahora ni siquiera
te puedes quedar conmigo?
La actitud defensiva fluía en su tono sin sentido para hacerlo.
―Est{s fuera de lugar. Después de la otra noche, realmente no creo que
ponernos en esa situación de nuevo sea una buena idea. ―Cuando le dio una
mueca petulante, él frunció el ceño―. Te lo dije. Eres bienvenida a dormir en mi
casa y dormiré en el sofá.‖―Incluso eso estaba presionándolo. Lástima que ya
había abierto la invitación, y no podía retirarla perfectamente sin ella sabiendo
que algo estaba mal.
Vivian abrió la boca para protestar. La abuela Beatrice se inclinó para
susurrarle en el oído, y la expresión de Viv se sereno.
――Están a punto de comenzar.
¿Qué está a punto de empezar?, quiso preguntar cuando Vivian agarró su
mano, implacable. El funeral de Brody había sido un esfuerzo sin sentido. Casi
nadie se presentó. Pero cuando Archer se sentó con Vivian en un lado y Evan en
el otro, se dio cuenta que todo el mundo parecía tener una historia sobre
Marissa.
Pero están remendando piezas que no podían recordar. Esos parches eran
mentiras.
―Recuerdo las horas que ella se quedaba despierta trabajando como una
esclava sobre esos ensayos para la universidad y pasando por jarra de café tras
jarra‖de‖café…
Esto, provenía de su propia hermana. Pero Marissa odiaba el café, bebía té,
al igual que Vivian.‖“Le‖encantaba‖el‖océano”,‖dijo‖otro.‖También‖falso.‖Estaba‖
aterrorizada del océano, no sabía nadar, pero amaba los delfines. Todos los
detalles. Tal vez minúsculos detalles, ¿pero no eran las pequeñas cosas las más
importantes? Cosas que ninguna de estas personas podía saber porque en
realidad nunca la conocieron.
Cuando algún primo lejano Hilton terminó de hablar y se sentó, Archer se
puso de pie sin pensar. Vivian atrapó su mano, susurró su nombre. Evan miró
sin decir palabra. Se paró enfrente de la capilla junto al ataúd de Marissa.
Aquellos en la habitación que no lo conocían miraron con confusión, aquellos
que le dieron miradas severas, desafiándolo a arruinar su servicio.
Y Archer estaba consciente, cuando se paró ahí enfrente de cuarenta pares
de ojos, que no tenía idea de qué decir. Tal vez no le agradaba la mayoría de las
personas en la habitación, pero no arruinaría el homenaje de Marissa. No por
119 ella, no por Vivan.
Evan lo miró a los ojos desde la primera fila. Sonrió. Tranquilizador.
Calmado.
Pensó en el océano. Delfines. Y tomo una respiración.
―Cuando mi papá murió, mi mamá estaba inmersa en el duelo para estar
ahí tanto como yo la necesitaba. Vivian fue mi mejor amiga. Su casa era mi casa.
Y a través de su madre, Marissa, tuve una mamá que cualquier niño envidiaría
tener. Fue a todas las funciones de mi escuela, me ayudó con mi tarea, y me
hizo sopa cuando me enfermé.
Su madre se sentó en una de las últimas filas. ¿Cómo no la había notado
antes? Su cabello oscuro y ojos pálidos, mirándolo. No te preocupes mamá. No
estoy aquí para decirles lo terrible que eras.
―A ella le gustaba el chai‖ con‖ pastel‖ de‖ chocolate.‖ ―Su voz vaciló―.‖
Inventó canciones con la tonada de sus cajas de música o cuando no sabía las
verdaderas letras de algo en la radio. Donó un fin de semana de cada mes,
ayudando en el refugio de animales, a pesar de que era alérgica a los gatos.
»Hay‖tantas‖pequeñas‖cosas‖que‖componen‖a‖Marissa…‖como‖una‖amiga,‖
como una mujer, como una madre. Deseo que más de ustedes hubieran llegado
a ver las cosas que Vivian y yo vimos.‖―Archer se encontró con la mirada de
Vivian. Tenía la cara llena de lágrimas frescas, pero le sonrió, dolida y feliz al
mismo tiempo―.‖ Era nuestra madre ―murmuró―. Y era demasiado buena
para la vida tan dura que tuvo.
No era suficiente. Había un millón de cosas que podría haber dicho, y
ninguna de ellas habría sido suficiente. Pero sus memorias, su tiempo con
Vivian‖ y‖ Marissa…‖ no‖ le‖ pertenecían‖ a‖ nadie‖ m{s.‖ Estos‖ extraños‖ que‖ se‖
quedaron lejos y nunca siquiera llamaron para preguntar: ¿Cómo estás, Marissa?,
se merecían nada.
Regresó a su asiento, sus movimientos mecánicos. Cuando se sentó,
Vivian tomó una de sus manos. Evan tomó la otra.
Nadie se levantó para hablar después de él.
Muy pronto, todos se levantaron de sus asientos y los portadores del
féretro lideraron el camino. La gente comenzó a rellenar el exterior. Vivian y
Evan aún tenían sus manos sostenidas, y Viv la apretó con fuerza, tirando.
Frenético. Se giró en la dirección en que ella estaba viendo y fue traído cara a
cara con la mirada ardiente de su madre.
Su expresión comenzó a tambalearse. Mantén la calma. No hay razón para
irritarse.
―Hola, mamá.
120 ―¿Tuviste‖algo‖que‖ver‖con‖esto?‖―Veneno goteaba de cada palabra.
Archer apretó la mandíbula.
―¿Algo que ver con qué?
―Sabes‖con‖qué.‖―Agarró la parte delantera de su camisa, empuñando la
tela―. Tu pequeño comentario ahí, Archer. Ella era demasiado buena para este
mundo. ¿Eso es lo que pensabas?
Archer la miró. Ellos lucían similar, todo el mundo lo decía. Pero
mirándola a los ojos salvajes se dio cuenta de que nunca había habido un
momento en sus vidas en donde habían sido iguales. Nunca un momento en el
que no fuera una completa desconocida para él, sin importar lo mucho que él lo
intento. Su corazón dolió por cada momento que había crecido deseando que lo
compartieran. Les dijo historias falsas a sus compañeros de clase y maestros,
solo para dar la apariencia que tenía una madre normal y amorosa.
―Sé‖ que‖ est{s‖ molesta,‖ mam{.‖ ―Retiró las manos de sus amigos para
poder colocarlas en los hombros de su madre. Apretando un poquito
demasiado fuerte―. Pero no sabes de lo que estás hablando. ¿Por qué iba a
herir a Marissa?
Su madre lo miró, esta extraña mujer que nunca había conocido. Archer en
parte esperaba que gritara, para abofetearlo y llamar la atención de todo el
mundo en el funeral. En su lugar, ella puso sus brazos alrededor de él, y lo jaló
en un abrazo que lo sorprendió hasta la inmovilidad. La mano de ella tocó su
cabeza, atrayéndola a sus hombros.
Entonces sus dedos se enterraron en su cabello, y los retorció.
Desde la distancia, se hubiera visto como nada más que una madre
abrazando a su hijo, pero él podía sentir el dolor filtrándose a través de su cuero
cabelludo, hasta las sienes, haciendo que sus ojos quemaran.
―Sé‖ que‖ fuiste‖ tú‖ ―dijo entre dientes contra su oreja―. ¿La mataste al
igual que mataste a tu padre? Eres un monstruo, Archer. Todo a tu alrededor se
pudre y muere.
Archer apretó los ojos cerrados, congelado en su lugar. No podía
empujarla. No sin hacer una escena. Su voz se deslizo en sus huesos, apretando,
el veneno en sus palabras haciendo difícil respirar.
Y de repente se había ido a algún lugar años atrás, en una calurosa tarde
de verano en donde los paramédicos condujeron el cadáver de su padre a través
de la casa mientras su madre estaba al otro lado de la habitación en silencio
atónito. Hubo un momento, un segundo, en donde sus ojos se encontraron. Ese
breve destello de sospecha, preguntándose si Archer tenía algo que ver con eso.
La forma en la que su expresión se contorsionó, de confusión a comprensión a
horror, fue estampada en su mente.
121
Mucho tiempo después de que se quedaron solos en la casa, continuó
viéndolo. Todo lo que nunca dijo fue: ¿Qué hiciste, Archer?
Era la misma mirada que le dio cuando se paró frente a la capilla, dando
su discurso sobre Marissa. Era el mismo odio en su voz ahora.
No estaba seguro de quién de los dos se movió primero, pero Evan se
empujó entre él y su mamá mientras Vivian intentó se discreta sobre tirar de
ella. Como si los dos se dieran cuenta de lo urgente que era que su madre no
llamara la atención.
Beatrice y Nancy gritaron desde cerca, haciendo señas para que se diera
prisa y se uniera a ellas. Solo así, ella se dio la vuelta y se fue como si no
pudiera escapar lo suficientemente rápido. Su voz resonó en su cabeza mucho
después de que estuviera fuera de vista.
“Monstruo, monstruo”.
Pero no lo era. Nunca le había hecho daño a Marissa. Del mismo modo
que nunca había lastimado a Vivian. ¿Por qué no podía ver eso?
Viv le tocó el rostro, con cautela alisando su cabello hacia atrás.
―Archer, Acher, mírame. ¿Estás bien?
La miró fijamente. La yema del dedo de ella le rozó la mejilla.
―Sí.‖ ―Era su voz, pero salió tan dócil que apenas la reconoció―. Yo
sólo…‖quiero‖ir‖a‖casa.‖
―No durar{‖ mucho‖ m{s.‖ ―Vivian miró a lo lejos al resto de su familia,
que había desaparecido a través de las puertas que daban al cementerio en
donde se colocaría a Marissa para descansar. Se dirían más oraciones. La gente
se mezclaría y hablarían entre ellos. Y en ese exacto momento, Archer pensó
que su opinión de mucho más tiempo difería de la de Viv. No podía estar en
cualquier lugar cerca de su madre.
―No.‖―Se echó hacia‖atr{s,‖lejos‖de‖su‖toque―. Necesito irme ahora. No
puedo…‖no‖con‖ella‖ahí.
Vivian dejó caer sus manos.
―Bueno…‖¿qué hay de esperar en el carro? Entonces podemos regresar.
Así que estaría condenándolo a sufrir por las miradas de su familia y de su
madre, ¿o lo dejaría en el coche por una hora o dos? Cualquier posibilidad que
ella tenía de que él decidiera volver a casa con ella se fue por el drenaje.
―Me‖voy‖a‖casa,‖Vivian‖―espetó―. Mi casa.
Se dio la vuelta antes de que pudiera ver su cara caer. Antes de que
pudiera actuar como si la hubiera golpeado. No gritó su nombre y no lo siguió,
122 pero cuando Archer y Evan se metieron en el carro la vio aún parada ahí,
mirándolo irse. Se negó a sentirse culpable. Tal vez ella podía aprender lo que
era siempre ser dejado atrás.
Retorció las manos juntas en el regazo, luchando contra el temblor. Evan
no dijo nada hasta que estuvieron en la autopista.
―Mira…‖sobre‖lo‖que‖dijo‖tu‖madre…
―No‖ lo‖ hagas.‖ ―Archer tragó‖ pasando‖ por‖ la‖ garganta‖ seca―.
Simplemente…‖no‖nos‖llevamos‖bien.‖Marissa‖era‖uno‖de‖sus‖únicos‖amigos.‖
Evan asintió lentamente.
―¿Por qué no fuiste con Vivian?
Archer miró por la ventana del lado del pasajero. Evan condujo como
usualmente lo hacía, con cuidado y con cautela. No temerario y con impaciencia
como Vivian lo hacía.
―No quería ver a mi madre.
―¿Esa es la única razón?
No. ¿Cómo podía explicarlo? Ahora sus pensamientos tan raramente
tenían sentido. Sólo un choque de trenes de cosas confusas que no podía poner
en perspectiva. Sin embargo, sabía lo que sentía y sus sentimientos simplemente
dijeron: no quiero.
―No‖lo‖sé‖―murmuró. Su aliento hizo un pequeño círculo en el cristal de
la‖ventana‖empañ{ndolo―. Quería escapar. De ella. De Vivian. Quería ir a casa,
no tener que sentir que todo mundo me estaba mirando, pensando que no
pertenecía ahí.
―Sí,‖bueno…‖que‖se‖jodan.‖Tenías‖derecho‖a‖estar‖ahí.‖
Archer cerró los ojos, tratando de empaparse en la comodidad que sus
palabras ofrecían.
Y sin embargo, no entendía por qué Evan se estaba convirtiendo en algún
tipo de refugio seguro, por qué Evan quería estar. Eran dos personas
completamente diferentes. Sin embargo, Archer era diferente de la mayoría.
Vivian le llamo un fanático del control. Todo tenía su lugar, todo necesitaba ser
hecho de una manera determinada. Pasó gran parte de su tiempo fijándose en
los detalles de su vida, y el resto del su tiempo inclinándose por los caprichos
de Vivian, no estaba seguro en dónde había espacio por alguien más. O la razón
por la que alguien lo encontrara absolutamente interesante o atractivo.
Archer llevo un dedo a la parte empañada del vidrio, dejando un pequeño
punto.
―Evan.
―¿Hm?
123
―¿Puedes darme una‖razón‖por‖la‖que‖te‖gusto?‖―Otro punto.
No podía ver la expresión de Evan, pero podía oír el desconcierto en su
tono que sugería una ceja levantada y una pequeña sonrisa.
―¿Qué?
―Una‖ razón.‖ ―Frunció el ceño ante el parche despejado lentamente―.
¿Por qué pasas tiempo conmigo? ¿Por qué te molestas?
―No estoy seguro de poder explicarlo.
―¿Intenta?
Evan se quedó en silencio mientras consideraba. Finalmente dijo:
―Tienes este aire de sinceridad en todo lo que dices y haces, incluso si se
trata de decirle algo a alguien que no quiere oír. Y la manera en que tratas de
resolverlo todo. Miro un reloj y veo un reloj. Tú ves un reloj y mentalmente lo
diseccionas para averiguar cómo funciona y por qué.
Hizo una pausa.
―También eres muy lindo cuando estás indignado.
No era la respuesta que esperaba. Archer frunció el ceño y se volvió hacia
él.
―¿Disculpa?
―Justo‖así.‖―Evan lo miró, la boca separándose en una amplia sonrisa―.‖
Siempre estás tan indignado. Si pongo mi chaqueta sobre la mesa, te pones todo
malhumorado y la mueves al armario de abrigos. Miras fijamente la carne si
está tocando las papas en tu plato. O cuando se burlan de ti. Al igual que el
mundo‖ entero‖ ofende‖ tus‖ sentidos‖ delicados…‖ y‖ me‖ gusta.‖ ―Se encogió de
hombros.
Archer lo miró fijamente.
―También‖―continuo Evan―,‖te ruborizas cuando alguien dice algo que
te hace feliz. Como ahora.
Giró de nuevo, con el rostro sonrojado cuando Evan se rió. Aun así,
parecía una cosa tan extraña para que a Evan le gustara. Cosas que irritaban a
Vivian.
Antes de que la ventana se aclarara completamente, Archer añadió una
boca hacia arriba debajo de los dos ojos y la miró lentamente desvanecerse.
Después de un momento en voz baja dijo:
―Tu optimismo.
―¿Qué?
―Lo que me gusta de ti. Desde que contestaste mi pregunta.‖―Se encogió
124 de hombros.
Evan gruñó.
―Puedes explicar mejor.
―Tomas todo con calma. Nada es nunca el fin del mundo para ti. Siempre
una luz al final del túnel y todo eso.
―Sí,‖el‖vaso‖esta‖medio‖lleno‖―reflexionó Evan.
―Mhm.‖ Tú…‖ me mantienes centrado,‖ supongo.‖ ―Sus pestañas bajaron,
pero no se giró. No pensó que pudiera mirar a Evan y seguir hablando. No
sabía por qué había comenzado la conversación en primer lugar―. Me
recuerdas que las cosas no son tan malas como parecen.
―Gracias,‖Archer. ―Evan sonaba como si tuviera una sonrisa.
―… Incluso si dejas tu abrigo en todos los lugares equivocados.
―¿Ves?‖Siempre‖quisquilloso.‖―Evan‖comenzó‖a‖reír‖de‖nuevo―. Eso me
recuerda…‖¿Qué‖est{s‖haciendo‖para‖Halloween?‖
Archer levantó una ceja.
―¿Cómo es que todo eso te recuerda a Halloween?
―Uh…‖ no‖ lo‖ hace.‖ Pero‖ teniendo‖ en‖ cuenta‖ el‖ estado‖ de‖ {nimo‖ en‖ los‖
últimos días, no pude encontrar el momento adecuado para sacar el tema.
Oh, bueno. Halloween estaba a la vuelta de la esquina, pero, ¿qué
significaba para él? Había sido la última cosa en su mente. Algunos años fue a
una fiesta con Vivian, pero después de ser abandonado en la fiesta del año
pasado, Archer no estaba seguro de que le importaba ir a otra. Dio un ruido
evasivo y se encogió de hombros.
Evan asintió.
―Preguntó porque voy a visitar a mis padres. Pensé en invitarte si, ya
sabes,‖querías‖alejarte‖por‖unos‖cuanto‖días.‖Con‖todo‖lo‖que‖est{‖pasando…
Archer no quería pasar su fin de semana alrededor de extraños, pero tenía
que admitir que estaba curioso de ver la casa de Evan, conocer a sus padres; ver
en dónde había crecido. Tenía una personalidad que era difícil de descifrar. Tal
vez al ver detrás de escena le daría una mejor comprensión. Y, solo tal vez, la
idea de que Evan quería presentarlo a su familia era…‖un‖poco‖agradable.‖
―¿Tengo‖que‖vestirme‖elegante?‖―pregunto tentativamente.
―Nah.‖―Sonrió Evan―. Quiero decir, puedes si quieres, pero no vamos
de fiesta ni nada de eso. Solo la ceremonia del sacrificio del cachorro, y siempre
puedes saltarla.
Esta vez, fue Archer quien rió, y el sonido se sentía tan felizmente extraño
saliendo de su lengua. A pesar de todo, reírse de algo tan ridículo se sentía
125
como una lluvia fría después de una sequía.
―¿Quién iba a querer perderse eso?
Viernes, octubre 24
Traducido por Leogranda y Malu_12
Corregido por Nanis

Archer ignoró las protestas de Evan y se fue a clases. La vida tenía que
continuar. No podía detener su mundo debido a la muerte de Marissa, y estaba
cansado de escuchar sonar su teléfono. La distracción que las clases ofrecían lo
mantuvo alejado de Vivian sólo un poco más.
Terminó cerca de las cuatro, deteniéndose por casa para conseguir un par
de cosas, y se fue de nuevo.
Todavía había dos nombres en su libro. De los que se encargaría esta
noche, le gustara o no.
Héctor y Bobby eran las últimas cosas que él le debía a Vivian Hilton, y
cuando se hayan ido, podría seguir adelante con su vida. Así ella lo quisiera a
él o no, él quería, necesitaba esto hecho. Hector Barnes vivía a tres horas de
distancia y había sido bastante escurridizo como para que Archer no pudiera
llegar hasta él sin llamar la atención sobre sí mismo. ¿Qué le hizo decidirse a
hacerlo ahora? No lo sabía. Podría dejar correr el tiempo. Con el tiempo, el
126 asesinato de Richter podría estar vinculado de nuevo a él y su trabajo estaría sin
terminar.
Pero más que eso, estaba Evan. Se estaba haciendo cada vez más difícil
mirar a Evan a los ojos sin querer derramar todos los detalles de lo que había
estado haciendo. Sólo para escapar de allí, sólo para que alguien sepa la verdad.
Hector bien podría haber desaparecido de la faz de la tierra después de la
noche de la violación de Vivian. Tomó algo de investigación para Archer
imaginar siquiera a dónde había ido. Había empezado a entrenar para
convertirse en un bombero, lo que le dijo a Archer que debió limpiarse a sí
mismo. Consiguió su cabeza en orden.
Pero se preguntaba, ¿Héctor jamás pensaba en Vivian y lo que hizo con
ella? ¿No se daba cuenta del daño que había hecho?
El edificio de apartamentos de Héctor era de clase alta; Archer nunca
llegaría más allá del portero. Así que tuvo que pensar en algo más. Estacionó en
la calle de atrás entre algunos viejos edificios y el parque, bajó las ventanas para
escuchar, esperó. Miró. Justo a tiempo, el ritmo constante de los pasos de
Héctor viniendo desde el sendero del parque. En su traje de correr, salía a correr
a la medianoche. Un hombre de rutina. Archer sabía esto desde meses
conduciendo hasta aquí y observando.
Pero a diferencia de las otras muertes, no tenía nada planeado. Hector
cruzaría la calle justo enfrente de su auto. ¿Tenía que salir, agarrarlo pistola en
mano? ¿Dispararle? ¿Tenía que hacer que se viera como un atropello con fuga o
un atraco que salió mal? Ambos podrían remontarse a él, pero, ¿qué otras
opciones tenía?
El arma se sentía pesada en el bolsillo de su abrigo.
¿Crees que nadie más va a morir?, había preguntado Evan.
Cerró los ojos. La cara ensangrentada de Richter vino a su mente y con
ella, las náuseas abrumadoras que había sentido esa noche. El entumecimiento
de la punta de los dedos de los pies a la cabeza. Los pasos de Hector
acerc{ndose‖y‖él…
No se pudo mover.
¿Lo había dejado Evan completamente incapaz de matar? ¿Había sido su
desliz con Richter? ¿O era Vivian, y el abismo cada vez mayor entre ellos? ¿Por
qué era tan difícil ahora, después de tanto tiempo, después de las otras vidas
que había tomado?
Hector estaba en camino. Archer tomó un respiro. El ruido de las
zapatillas golpeando y dejando la acera. Pasó delante del coche y cruzó la calle.
Archer no podía moverse. Hector desapareció en una esquina de la carretera.
Monstruo. Eres un monstruo.
127 Sus manos se apretaron en el volante. Eso no evitó que temblara.
Un policía llamó a su ventana veinte minutos más tarde, haciéndole saltar.
La bajó y se quedó mirando a la señora uniformada. Ella se inclinó,
inspeccionando su coche antes de mirarlo a la cara.
―¿Te has perdido, hijo?
Siempre estoy perdido.
Él flexionó los dedos, obligándolos a relajarse. Le ofreció una pequeña
sonrisa.
―Sí, ¿en qué dirección está la autopista?
La policía le apuntó en la dirección correcta. Su motocicleta lo siguió hasta
que llegó a la rampa.
Cuando llegó a casa, apagó el motor y no se molestó en dirigirse arriba.
Era muy pasada la hora del baño diario de Evan, pero se sentó en el mirador y
se quedó observando la piscina oscura de todos modos, imaginándose allí.
¿Qué diría si supiera dónde estuve esta noche? ¿Si le dijera lo que estuve a punto
de hacer?
Lo que no debía hacer. Primero sus muertes se habían vuelto frenéticas y
descuidadas, ¿y ahora no podía realizarlas? No tenía sentido. Tenía que
terminarlo. Si no lo hacía, estaría atado a Vivian para siempre. Cuanto más
colgaba ella, cuando más se ahogaba él, empujado bajo el agua una y otra vez
por el peso de su culpa por no mantenerla a salvo cuando había sido más
importante. Ella no sería así si él la hubiera protegido.
Se recostó en uno de los bancos y se quedó mirando el cielo nocturno,
tocando la botella de la prescripción del Dr. Romero en su bolsillo. No había
tomado ni una a pesar de que sabía que debería. Marissa tomaba medicamentos
para la ansiedad; ella probablemente le hubiera dicho que lo intentara.
Archer se preguntó qué le diría Marissa que hiciera con todo lo demás. ¿Le
diría que se quedara con Vivian hasta el final? Él había llegado tan lejos con
ella, ni una sola vez la había decepcionado. ¿O Marissa le diría que se liberara y
cambiara? Aprovechar esta segunda oportunidad en la vida y ser el sol en el
mundo de Evan, ¿incluso si eso significaba dejar a Vivian atrás?
Quedarse o irse. Seguir adelante y ver a dónde lo llevarían sus decisiones
pasadas, o tratar de agarrar esta segunda oportunidad.
¿Los monstruos consiguen segundas oportunidades?

128
Domingo, octubre 26
Traducido por SoleMary
Corregido por Nanis

―Necesitas‖ salir‖ de‖ la‖ casa.‖ ―Evan le dio un codazo el sábado en la


mañana―. The Grove tiene un gran menú de desayuno. Estoy seguro que todos
te extrañan.
Archer le dio una larga mirada. Dudaba que alguien hubiese notado su
ausencia. Bueno, quizás Roxy, si el ocasional mensaje de texto que le enviaba
para saber si estaba bien era alguna indicación. Por otro lado, los únicos
mensajes en su teléfono eran de Vivian.
Muchas felicitaciones para él, se las había ingeniado para mantener la
distancia. Y se sintió mejor por ello. Quizás eso fue el porqué de mala gana
estuvo de acuerdo en ir a The Grove. No tanto para que saliera de la casa, pero
si por el amor de Evan. Él no lo había dejado solo en días. Evan era la única
compañía que Archer se preocupaba por tener y Vivian no se lo había tomado
bien.
La niebla matutina que se posaba sobre el océano era una hermosa y
129 tranquilizadora vista. Ellos se perdieron el desayuno, pero la comida no era
realmente el porqué habían venido. Él estaba más que satisfecho con sorber su
soda y observar a Evan bajando su comida como si no hubiera comido en
semanas. Y cuando terminó, miró el desayuno almuerzo de Archer, a él, y de
vuelta otra vez hasta que Archer le dio un empujón al plato.
―¿A dónde va toda la comida?
―Ni idea. Supongo que la quemo. ―Evan apenas tocó su almuerzo con
una sonrisa.
―Un día tu metabolismo se reducirá a la mitad y te volverás gordo.
Evan lo miró a los ojos, resuelta y lentamente deteniéndose en otro
mordisco en su boca. Archer chasqueó su lengua pero no pudo evitar una
sonrisa. La puerta de atrás de The Grove se abrió antes de que pudiera
reprenderlo más y Roxy estaba de pie afuera. Su cabello negro balanceándose
sobre sus hombros en apretados rizos, y Archer se sorprendió de cómo ella
podía estar de pie hablando alrededor en este clima con capris y un top de tiras.
Las chicas hacían lo que fuera por la moda. Le ofreció una pequeña sonrisa.
Pero la expresión de Roxy cayó cuando lo vio.
―Oh, hola chicos.
¿Hola chicos? Archer tomó un sorbo de su bebida, alzando una ceja.
―No luces feliz de vernos.
Roxy se movió un pie a la vez antes de hundirse a regañadientes en una
silla al otro lado de la mesa.
―No dije eso. Es bueno verte siempre. ―Ella miro de reojo―. ¿Supongo
que no hablaste con Vivian anoche?
Vivian. ¿Por qué siempre regresamos a Vivian?
De repente el océano era mucho más interesante que mirar a Roxy.
―No he hablado mucho con ella. Puede que ella me haya enviado
mensajes de texto.
―¿La estás evitando? ―preguntó Roxy.
Archer le dio una mirada cautelosa.
―¿Cuál es el problema?
Ella subió sus manos.
―No te hagas el listo conmigo, Archer Pond. No tengo idea qué es lo que
pasa con ustedes dos, y sé que ambos han estado mucho juntos últimamente.
Eso no le sentó bien. Si alguna vez Archer quería esta conversación no
querría tener a Evan sentado al lado.
―Ni‖siquiera‖sé‖lo‖que‖significa‖“lo‖que‖pasa‖con‖los‖dos”.
130 ―Tú sabes lo que significa. Ella se tomó un tiempo con Mick y de repente
de todo lo ella hablaba era Archer esto, Archer aquello. ―Los ojos oscuros de
ella se estrecharon y Roxy levantó una mano para protegerse del sol―. Pero no
parece como si ustedes hayan estado juntos mucho tiempo.
Él quiso enfocarse en ese último comentario. Decirle a Roxy que él estaba
evitando a Vivian porque, ves, este chico, ¿sentado justo aquí?, él había
encontrado a alguien que quería tener cerca, a alguien que no lo hacía sentir tan
jodidamente loco todo el tiempo. Si eso significaba distanciarse de Vivian,
entonces que así sea. Pero algo en sus palabras lo molestó.
―¿Qué significa, se tomó un tiempo con Mick?
Roxy se removió. Se cruzó de piernas, parecía incomoda, y las cruzó de
otra manera.
―Archer…
―¿Qué‖significa,‖Roxy?‖―No‖quería‖oírlo.‖ Quería‖que‖fuera‖un‖error.‖La‖
mirada en su rostro era tan indefensa.
―Si‖te‖vas‖a‖molestar,‖entonces‖no‖creo…
Golpeó con la mano sobre la mesa. Evan y Roxy lo miraron en silencio.
―¿Qué está sucediendo?
Roxy se reclinó en el respaldo.
―Ella vino anoche. Mick apareció. Ella no pensó que él estaría aquí, lo
juro, él ya nunca venía. Pero…‖sabes‖lo‖que‖él‖hace.‖Le‖habló‖dulcemente‖a‖ella‖
y se marchó con él a su casa. La empujé a un lado y traté de hablar con ella,
pero‖no‖me‖quiso‖escuchar.‖En‖verdad‖lo‖siento…
Archer había dejado de escuchar. Empujó su silla hacia atrás y se fue hacia
la puerta. Si Mickey había ido con Vivian, entonces probablemente seguía allí.
Evan estaba pisándole los talones pero esperó hasta que llegaron a la acera
antes de tomar el brazo de Archer.
―Archer, en serio, ¿qué es lo que vas a hacer? ¿Ah?
Él se liberó de un tirón.
―Voy a ver si él está ahí. Ella me prometió que no lo haría. Quiero ver
hasta qué punto rompió esa promesa.
Sin importar si fueron sus palabras o la furia que parecía que estaba
conteniendo que se mostraba a través de su rostro lo que hizo que Evan lo
dejara ir, él no supo. Pero Evan lo miró alejarse, su boca se hizo delgada. Archer
inmediatamente se arrepintió de ello. Él había estado haciéndolo tan bien,
alejándose de Vivian todo el tiempo con ella tratando de llamar su atención.
Todo este duro trabajo, arruinado en cuestión de segundos.
―Vamos ―murmuró Evan. Él dio la vuelta por el lado de su carro. Archer
131
se detuvo en la acera, tragó su culpa y se subió.

* * *

El estacionamiento del complejo de apartamentos estaba casi vacío. No


dudaba que todos los inquilinos estaban fuera. Archer vio el convertible blanco
de Vivian en su sitio asignado y, a pocos puestos estaba el destartalado Jeep de
Mickey. Quería agarrar a Vivian y sacudirla, preguntarle cómo se sentía hacerle
esto a él una y otra vez. No pensó que nada de esto podría hacerlo sentir mejor.
Desabrochó el cinturón de seguridad, abrió la puerta y salió.
―Archer… Dios, maldita‖sea…
La puerta se cerró cortando lo que sea que Evan pudo haberle dicho. Se
disculparía luego. Evan merecía mucho más. Pero él necesitaba verlo por sí
mismo. Quizás el Jeep era de alguien más. Quizás necesitaba darle a Vivian el
beneficio de la duda. Quizás necesitaba asegurarse que ella estuviera bien.
―No estés allá ―susurró mientras el ascensor lo llevaba. Él quería estar
loco. Quería estar paranoico. Por favor, Dios, déjalo estar loco y paranoico. Solo
no quería estar en lo correcto. Pero tan pronto golpeó la puerta escuchó y los
pesados pasos acercándose, sabía que él estaba allí.
Mickey atendió la puerta en pantalón para hacer ejercicio y una camiseta
sin mangas, blanca. Ropa de dormir. Porque él había estado allí toda la noche.
Porque Vivian posiblemente nunca había sacado sus cosas del apartamento.
Miró a Archer y frunció el ceño.
―¿Qué quieres?
Vivian apareció en la sala detrás de él. Su rostro pálido.
Archer golpeó sus manos contra el pecho de Mickey y lo hizo tropezar
hacia atrás lo suficiente para poder entrar.
―Lo prometiste. ―Su voz vaciló. Él no pudo ayudar. Ella le había
mentido. Hizo una promesa y la lanzó por la ventana.
Vivian dio un paso hacia atrás.
―Lo prometiste. ―La atrapó por los hombros―. ¿Qué fue, Viv? ¿Solo algo
que dijiste para apaciguarme? ¿Algo que dijiste así yo habría estado a tu entera
disposición y llamarme y podrías conservarme atado a tu espalda? ―Sus dedos
clavándose en sus brazos. Los ojos de ella se cerraron con fuerza. Ella bajó la
cabeza.
Mickey lo agarró en un abrazo de oso desde atrás y lo alejó lanzándolo al
suelo. Archer sabía cómo pelear, pero Mick era el doble de su tamaño, el peso
132 sujetando su cara hacia abajo contra el suelo lo dejo indefenso. Se volteó a
ciegas, cogió un puñado de cabello de Mick y haló, pero solo obtuvo un furioso
gruñido en respuesta. Mickey agarró su brazo y lo retorció detrás de su espalda.
Un par de centímetros más, él habría escuchado el pop de la articulación rota.
Él no vio a Evan, pero lo escuchó gritando y el peso de Mickey
desapareció completamente. Vivian gritó y algo, alguien, fue golpeado contra la
pared. Archer rodó a un lado. Evan tenía sujeto a Mickey cerca a la puerta de la
cocina, sus manos estaban cerradas en puños en su camiseta. Pero él miró a lo
lejos, a Archer, por una fracción de segundos, y Mick le dio un puñetazo en un
ángulo recto a la mandíbula. Evan se tambaleó hacia atrás.
Archer se tambaleó a sus pies.
No…
Mickey agarró a Evan por los hombros, lanzo un rodillazo en si estómago
y él se desplomó en el suelo.
Archer no pensó, se dirigió hacia él. Se lanzó contra Mick y ellos perdieron
la pared por completo, golpeando la baldosa del suelo del comedor. Sus rodillas
sujetaron los brazos de Mick al suelo por ambos lados.
Archer lo golpeó. Mick trató de levantar su cabeza y su puño la envió para
atrás contra la baldosa. Sus ojos rodaron hacia atrás, aturdidos. Otro golpe. Y
otro. Hasta que la sangre dejó un rastro desde la esquina del mentón de Mick en
un delgado hilo rojo. Solo entonces él se detuvo; sus manos fueron alrededor de
la garganta de Mickey y apretó.
―No lo toques ―dijo él, escuchándose apenas en un susurro, muy frío y
tranquilo―. Nadie lo toca.
Mickey dio un ruido ahogado ronco, tratando de dejar su brazo libre.
Archer se abalanzó sobre él con más fuerza, manteniéndolo en su lugar.
Estrangulándolo. Matándolo. Saboreando el tinte azul cubriendo su cara. Vivian
no se callaba. Nunca dejó de gritar. A él no le importó. Pero Evan se había
levantado, su voz sin aliento.
―Archer, no.
Y él se detuvo.
Sus manos se deslizaron de la garganta de Mick, y se levantó. Dio un paso
atrás, alejándose. Mickey se quedó sin aliento, jadeando. Había sangre en el
suelo detrás de la cabeza. El corazón de Archer latió con fuerza, la adrenalina
haciendo estremecer sus nervios. Él no quería dar la vuelta, pero lo hizo.
Vivian le dio una bofetada.
Ella lo empujó con fuerza suficiente para hacerlo tambalear hacia atrás y
ser atrapado contra la pared.
133 ―¡¿Qué está mal contigo?! ―gritó ella―. ¡Pudiste haberlo matado!
Dios, todo estaba tan borroso, fuera de foco. Archer la miró fijamente,
perdido en algún lugar entre el enojo, el entumecimiento y la traición.
Consciente de que debía sentir algo más allá del ardiente deseo de golpear la
cabeza de Mickey de nuevo contra la baldosa por golpear a Evan.
―Él no debería estar aquí. ―Fue todo lo que pudo decir―.‖Prometiste…
―Lo prometí porque pensé que tú estarías aquí. ―Vivian lo empujó de
nuevo, el talón de la mano empujando su clavícula y haciéndole hacer una
mueca de dolor―. ¡Pero no estabas! ¡Siempre estás demasiado ocupado, nunca
hay tiempo suficiente, siempre con Evan! ―Sus apagados ojos se movieron con
recelo cuando habló―. ¡Perdí a mi hermano, perdí a mi mamá, y lo único que
puedes hacer es preocuparte por ti mismo!
Por alguna razón, él quería reír. ¿Brody? Cuándo Vivian había dado una
mierda sobre su muerte.
―Brody le hizo un favor incalculable al mundo con nada más que
medicamentos robados y una botella de vodka. Estabas feliz de ser librada de
él.
Eran detalles. Pequeños detalles que no debería haber sabido, porque
Vivian nunca lo dijo. Detalles que no eran de conocimiento público. Eran las
cosas correctas que decir. O las cosas incorrectas. Ambas. Él no lo sabía. De
cualquier manera, la mano de Vivian se detuvo por un escaso momento antes
de golpearlo de nuevo. Su boca cayó abierta y sus ojos eran tan grandes, tan
azules. Pero no hermosos. Todo lo que vio fue una chica que diría cualquier
cosa para hacerle daño. Una chica que no reconocía en absoluto.
Archer la miró a los ojos fácilmente esta vez, desafiándola a empujarlo de
nuevo. Mickey se había puesto de pie, y se tambaleó agarrando el hombro de
Vivian y tirándola a su espalda. ¿El puño se conectó con su mandíbula? Él
apenas lo sintió. Pero por un momento, se produjo una colisión de cuerpos,
Mickey estaba tratando de vengarse de él, Evan se metió entre ellos. Agarrando
a Archer, tambaleándose con él fuera del apartamento.
Mientras se dirigían al final del pasillo, Archer miró por encima de su
hombro. Mickey estaba de pie tranquilo, viéndose listo para golpear a Vivian a
la menor provocación.
Y Vivian encontró sus ojos, perpleja. Asustada.
Sabiéndolo.

* * *

134 La oscuridad de su apartamento fue bienvenida, y el silencio lo abarcaba


todo y calmó su cabeza palpitante. Esto no hizo nada por el bulto en la parte de
atrás de su cráneo o su mandíbula magullada o su labio sangrado, pero era
algo.
Evan le quitó su abrigo y lo sentó en el borde del sofá. Desde la cocina
Archer escuchó los sonidos hechos por la nevera y armarios abriéndose y
cerrándose. Entonces alguien hizo un crujido alrededor. Cuando Evan regresó,
lo hizo con una bolsa Ziploc con hielo y un trapo de lavar húmedo.
―Aquí ―murmuró él. Archer tomó la bolsa y cautelosamente tocó a la
parte de atrás de su cabeza. Sus ojos se cerraron, saboreando la sensación. Evan
tomó suavemente su barbilla con la mano para mantenerlo quieto mientras
limpió el labio inferior. Cuando Archer lo miró, había menos preocupación en
su rostro y mayor incertidumbre. No ira, no exactamente. Pero no era lo que
Archer había esperado ver.
―Lo siento.
Evan dio una respiración profunda, la sostuvo unos segundos y exhaló
por la boca. Acabó de secar la sangre seca y se echó hacia atrás, tirando el trapo
sobre la mesa de café.
―¿Mataste al hermano de Vivian?
Archer se miró las manos.
―La verdad ―dijo Evan brevemente―. Creo que he sido muy bueno no
presionándote sobre ello, pero quiero escucharlo. Todo ello. Ahora.
No quieres oírlo. No te va a gustar. Se sentía enfermo.
―No‖puedo…
Evan se puso de pie.
―Entonces me voy.
Archer lo agarró del brazo.
―Sí. Lo hice. Lo maté. ―No pudo encontrarse con los ojos de Evan, pero
si las opciones eran contar toda la verdad o que Evan se fuera, entonces no tenía
muchas opciones en absoluto―. Maté a Brody. Te dije por qué. Y maté a Ronny
Brown y Richter y Jay Lee. ―El titubeó de su voz no hizo nada para disimular
el acero de su resolución. Quería devolver todo lo que había dicho. Seguro
como el infierno que no quiso decir nada más que eso. Pero Evan lo observó,
con cara de piedra, y en realidad no hubo opciones―. Y mi papá. Él fue el
primero.
Evan se pasó una mano por la cara y se alejó. Archer pensó que iba a salir,
pero Evan finalmente se dio la vuelta.
―Empieza por el principio. ¿Por qué tu papá?
135 Archer negó con la cabeza.
―Hubieras tenido que conocerlo. Realmente conocerlo. ―No en la forma
en que la gente en el trabajo lo habría conocido. Ni siquiera la forma en la que
sus propios amigos le conocían―. Él tenía un trabajo respetable, traía buen
dinero a casa, pagaba las cuentas.
Ojos marrones lo vieron, nada impresionados y acusadores.
―Oh sí, suena como un monstruo.
―También utilizó la sala de estar para drogarse inyectándose todas las
noches cuando llegaba a casa. O beber. O las dos cosas. ―Archer trató de
mantener el contacto con los ojos, pero Evan seguía mirando a otro lado―. Vi
como golpeó a mi madre más de una vez, y se escuchaba peor. ―Todavía no
había contacto con los ojos, pero Evan estaba escuchando. Era todo lo que podía
esperar―. A veces él me obligaba a sentarme en el sofá y ver cosas que ningún
otro niño debería tener que ver. ―El recuerdo le hizo hacer una mueca de dolor
interiormente―. Dijo que era nuestro momento de unión para asegurarse de
que creciera como un "hombre de verdad". Trató de conseguir que me drogara
con él. Me enseñó todo sobre ello. Sólo cuando mamá no estaba alrededor, por
supuesto. De lo contrario ella empezaría una pelea sólo para quitármelo de
encima.
Evan se giró lejos de nuevo. Mirando a su espalda, Archer quería
alcanzarlo y disculparse. Preguntar si podían olvidar todo esto.
―¿Cómo lo hiciste? Eras sólo un niño.
Exactamente. Por eso nadie lo había sospechado. Nadie más que su
madre.
―Él vino a casa un día. Inyectándose, tomamos unas cervezas, y se
desmayó en el sofá. Todavía tenía el torniquete alrededor de su brazo y todo.
―Archer extendió su brazo, trazando sus dedos a lo largo de la protuberancia
azul de una vena en el hueco de su codo―. Todavía tenía una jeringa llena. Sólo
una sobredosis. Eso fue todo. Ni siquiera lo hice pensando que lo mataría; Yo
sólo… quería hacer algo. Quería hacerle daño.
Evan no lo miraba.
―No le dije a mamá, pero ella lo sabía. No ha querido tener nada que ver
conmigo desde entonces. Sólo quería ayudarla. Ella lo odiaba.
―Tal vez ella lo hizo. Esto no te da el derecho de tomar una vida. ―Los
hombros de Evan subían y bajaban de nuevo. Se volvió un poco―. ¿Y los
demás?
Él cerró los ojos.
136 ―Empujé a Jay por las escaleras. No lo planeé, solo sucedió. Después, me
di cuenta que tenía la capacidad de obtener venganza por lo que le hicieron a
ella y empecé a planear. Un año más tarde maté a Ronny, y después de eso a
Brody.
Evan respiró hondo.
―No te lo tomes a mal, pero Vivian… Ella me da la impresión de ser el
tipo de embellecer las cosas. Se hace la victima solo para que vengas a su
rescate. ¿Cómo sabes que dijo la verdad sobre lo que pasó?
Hubo poca energía que se sentía, pero no fue suficiente para reunir un
cierto nivel de actitud defensiva.
―Ella no mintió al respecto.
―¿Cómo lo sabes?
―Porque yo estaba allí.
Finalmente, Evan lo miró a los ojos.
―… ¿Qué?
―Vi todo. ―Quería estar de pie y no creyó que sus piernas cooperarían.
La simpatía se deslizó por los rasgos de Evan, pero Archer sabía más que eso.
La simpatía podría sentirse al mismo tiempo que la ira, y Evan tenía todo el
derecho de estar enojado. Si le hubiera dicho antes, ¿habría sido diferente?
Evan se cruzó de brazos.
―¿Vas a explicarte mejor?
No. Por favor, no me haga hacerlo. Sus manos temblaban.
―Te lo dije antes… Marissa se fue fuera de la ciudad. Brody estaba con
sus amigos; Vivian no quería estar a solas con ellos, así que fui a pasar la noche
con ella. ―Eso podría haber sido así. Debería haber sido así. Sólo una fiesta de
pijamas. No fue la primera vez que lo habían hecho, y no sería la última―.
Estaban borrachos o drogados o ambos. Vinieron a ella, ella se molestó,
amenazó con decirle a Marissa…
―Y‖ tú…‖ ―Evan hizo una pausa, pero Archer sabía lo que quería decir.
“¿Qué te hicieron a ti?”.
De repente, no fue suficiente quedarse allí. Quería moverse, salir del
apartamento, las paredes se sentían demasiado cerca y el aire asfixiaba. Se
metió las manos en su cabello, los dedos de enroscándose, inclinó la cabeza.
―Yo quería ayudarla. Pero eran más grandes que yo. Me golpearon, me
sujetaron, me hicieron ver. ―Archie, siguieron llamándole, burlándose de él. Era
por eso que no podía soportar el nombre.
De alguna manera logró mantenerse de pie sintiendo la inestabilidad en
137 sus piernas. Caminó hasta el final de la mesa de café, le lanzó una mirada fija a
través de la habitación que le recordaba con tanta fuerza a la de Vivian. Evan
parecía fuera de lugar allí. La única cosa que no era ella en toda su vida. Y su
voz sonaba tan lejos, perdida en el espacio entre ellos.
―No pude ayudar. No pude protegerla. Toda mi vida sólo he querido
ayudarla porque no fui lo suficientemente fuerte como para hacerlo en ese
entonces.
Evan estaba de pie allí, océanos separándolo de él. Parecía no importar
qué tan lejos llegara Archer, no importo lo que dijo, no hubo un cierre en los
orificios que dejaron sus secretos al ser arrancados.
―No hay nada honorable o fuerte en tomar otra vida, Archer ―dijo
Evan―. Es la indulgencia de un monstruo.
Evan bien podría haberlo golpeado. Archer apoyó una mano sobre el
brazo del sofá para mantener el equilibrio. Evan inclinó la barbilla, los ojos fijos
en algún punto por encima de la cabeza de Archer, incapaz de mirarlo.
―También se podría decir que ella no te protegió. Pero en su lugar has
moldeado todas las facetas de tu vida alrededor de ella. Has sido su saco de
boxeo personal todos estos años.
―Eso‖no‖es…
Evan alzó la voz.
―Todo lo que haces, todo lo que piensas y dices de alguna manera regresa
de nuevo a Vivian. Lo que ella quiere, lo que ella necesita. Vas donde ella te
dice que vayas, haces las cosas que quiere que hagas. Dios, incluso tu
apartamento no es tuyo. Es de ella. Lo que ustedes dos tienen no es una
relación. Eres una sanguijuela. Te alimentas de sus elogios y su atención, y
ella… ―Él abrió los brazos generalizando―. Ella chupa toda la humanidad y la
vida fuera de ti. Aléjate de Vivian, y, ¿qué es lo que queda?
―No lo sé ―dijo Archer, impotente.
―Huesos. ―Esa palabra resonó en toda la habitación―. Sólo huesos,
Archer. Vivian es la piel y el músculo y todo lo demás eres tú. Todo lo que
queda por debajo de…
―Estás tú.
―¿Estoy? ―Evan dejó caer los brazos, se encogió de hombros―. No
parece haber mucho espacio para mí en un mundo centrado en Vivian.
Archer tragó saliva.
―Me estás diciendo que debo elegir entre los dos ―Al igual que Mickey
le había hecho elegir a Vivian. Soy yo o Archie. No era justo.
―No, te estoy diciendo que elijas entre matarte lentamente a ti mismo, y a
138 alguien que te ama.
Trató desesperadamente de mirarlo a los ojos. Evan no se lo permitió.
―Has estado tratando. Te daría eso. Pero mira hacia atrás hoy y dime si
crees que es suficiente. Lo que necesitas es ayuda, Archer. Ayuda profesional.
Alguien que se introduzca en esa cabeza tuya y te ayude a ordenar todo esto.
Archer cerró los ojos.
―No puedo hacer eso.
Una pausa.
―Lo siento. ―No había ira en su voz, ni malicia. Sonaba triste―. No
puedo seguir dejando que me arrastres hacia abajo una y otra vez. No puedo
dejar que seas mi Vivian.
Evan le dio la espalda. Se marchó cruzando el apartamento con un
propósito, el propósito de alejarse. ¿De él? ¿Podría incluso Evan realmente no
mirarlo a los ojos ahora que sabía todo?
Archer quería correr tras él, para decirle que no había sido capaz de acabar
con las últimas personas en su lista, porque lo único que podía pensar era en
arrastrar a Evan con él. Pero no creyó que tendría importancia. En ese momento
no.
Se quedó en el sofá que Viv había escogido. Que hacía juego con la mesa
de café, las obras de arte en las paredes, la alfombra en el suelo… todas las
cosas de Vivian. Sus toques. Sus huellas dactilares en su vida. Sus manos
temblaban sin control, encontrándose demasiado pronto con un temblor que
avanzó hacia sus hombros, su pecho, sacudiéndose en sonidos sueltos
frustrados no muy diferentes de sollozos.
Quizás eso era lo que el temblor era. Alejarse de Vivian, alejarse de Evan… los
restos no eran lo suficientemente fuertes como para sostenerlo y mantenerlo en
marcha.
―Sólo un monstruo ―dijo a una habitación vacía―. Sólo huesos.

139
Martes, octubre 28
Traducido por LizC
Corregido por Nanis

Había demasiadas cosas que necesitaba decir bailando en la punta de su


lengua. Tanto que había hecho mal. Demasiados arrepentimientos. Su vida
entera: Vivian, Marissa, su madre. Pero Evan más que nada.
Tenía que arreglar las cosas.
Archer se sentó en el mirador por horas, mirando a la piscina. Esperando.
Evan no se presentó.

140
Jueves, octubre 30
Traducido por flochi
Corregido por sabrinuchi

Sin nuevos mensajes.


Parecía que era el mantra de su teléfono estos días. Sin llamadas. Sin
mensajes. Ni de Evan, Vivian, o de sus amigos de The Grove. Había intentado
llamar a Evan. Dejó dos mensajes y luego de eso, sólo escuchó el sonido
grabado de su correo de voz avisar antes de colgar. Se le ocurrió la idea de que
si Evan no había asistido a clases en los últimos días, probablemente se dirigió
antes a la casa de sus padres para pasar el fin de semana de Halloween.
Archer sólo fue a la escuela porque parecía mejor que quedarse en casa,
mirando fijamente un lugar que estaba seriamente comenzando a odiar. Pero
luego de eso, quedaba poco que hacer, ninguna parte a donde ir salvo su casa.
Cuando llegó, la puerta principal estaba desbloqueada.
Vivian estaba esperándolo, cardenales azules y púrpura adornaban el lado
derecho de su mandíbula. Se detuvo en la entrada y contempló darse la vuelta,
caminando directamente afuera.
141 Salvo que Vivian tenía una bolsa empacada con ella. La carpeta negra de
él abierta sobre la mesa y su lista desplegada en sus manos. Desde que había
decidido no terminar con la lista, la había guardado en su armario, decidido a
no volver a mirarla.
La puerta se cerró silenciosamente detrás de él. Su mochila se deslizó
hasta el suelo. Por más que deseara huir, una parte de él quería estrecharla,
ocultar el rostro contra su hombro, y decirle que todo mejoraría. Haz la vida más
sencilla de nuevo.
Pero, ¿alguna vez lo había sido realmente?
Vivian se reclinó, asintiendo hacia el papel.
―¿Esto es una especie de lista negra?
Los ojos de él viajaron del papel y se alzaron hasta el rostro de ella. Asintió
en silencio.
―Jay… ―No sonó enfadada‖mientras‖miraba‖la‖lista.‖Casi…‖con‖asombro.‖
Tranquilamente fascinada―. Pero él cayó por las escaleras.
Archer se removió incómodo.
―Lo empujé.
―¿Ronny? ¿Brody? Se suicidaron.
―Los‖obligué‖a‖hacerlo.‖―Su garganta estaba imposiblemente seca.
―Ah.‖ ―Los dedos de Vivian recorrieron la lista de nombres,
permaneciendo en el final. Después de lo que pareció ser toda‖vida,‖preguntó―:
¿Por qué Mick no está aquí?
La sangre de él se congeló. Eso sonó como una pregunta engañosa.
Se desplomó en la silla frente a ella.
―Él‖ no‖ te‖ violó.‖ ―Archer quería que Vivian dejara a Mickey por su
cuenta, sin ayuda de él. ¿No veía que estaba matando por ella, para darle la
fortaleza para echar a Mick?
Su boca esbozó una sonrisa irónica.
―Pero mataste a mi hermano y eso fue estupendo.
―Lo‖ odiabas‖ ―dijo él, pero estaba‖ tan‖ cansado‖ de‖ discutir―. Él es tan
responsable por lo que te hicieron como ellos lo son.
―Tu madre tenía‖razón.‖Eres‖un‖monstruo.‖―Ladeó la cabeza a un lado,
curiosa―. ¿Lo lamentas?
Sí. No. tal vez. ¿Cómo respondía eso?
―No lamento‖ querer‖ hacerte‖ feliz.‖ ―Se frotó las yemas de los dedos
juntas, como si de alguna manera todavía pudiera sentir la sangre de Richter en
ellas―. Pero no se siente bien tomar una vida. Si pudiera ser hecho de otra
142 manera, lo habría hecho.
―De verdad‖ no‖ hay‖ otra‖ manera,‖ ¿o‖ sí?‖ ―Algo en su tono envió arañas
deslizándose hacia‖arriba‖y‖abajo‖por‖su‖nuca―. ¿Lo volverías a hacer?
Archer le echó un vistazo al hematoma en su rostro e instantáneamente
supo a dónde se estaba dirigiendo la conversación.
―Quieres que mate a Mickey.
Vivian sacó una pluma del cajón de la cocina y agregó el nombre de
Mickey al final de la lista con su delicada bonita letra.
―Nunca conseguiré alejarme de él de lo contrario. Nada de lo que hago lo
hace feliz. Incluso luego de que le dije que‖volvería‖con‖él,‖hizo‖esto.‖―Se señaló
la cara a la vez que cerraba la carpeta y se ponía de pie.
Su cabello colgaba alrededor de sus hombros, desordenado. Ella no se veía
como si hubiera estado durmiendo. Sus dedos estaban fríos cuando le tocó la
mejilla.
―Estoy‖atrapada‖de‖nuevo,‖Archer.‖―Se deslizó en su regazo, los brazos
rodeando su cuello. El corazón de él latió furiosamente contra sus costillas,
reverberando a través de sus pulmones,‖bajando‖a‖sus‖entrañas―. Quieres que
sea libre, ¿o no?
Él lo quería. O lo había querido. ¿Todavía lo hacía? ¿Sabía cómo querer
otra cosa? Su cuerpo todavía reaccionaba al de ella. Todavía quería besarla,
saborearla y tocarla. Pero había algo incorrecto en ello que era perceptible y no
podía ubicarlo. No era comodidad; era desesperación, una necesidad de aire
mientras se estaba ahogando en el lío de su vida.
Le rozó con el pulgar su labio inferior.
―Sé que Evan te dejó.
Como un puñetazo en el estómago, dejándolo sin aire. Ellos nunca habían
estado juntos, entonces, ¿cómo podía dejarlo Evan? Sonaba cierto de todas
formas. Él estaba solo. Pero si Vivian podía entenderlo y amarlo todavía, ¿no se
merecían el uno al otro? Ella, psicótica y rota. Él, un monstruo. Tal vez no se
merecía a alguien como Evan. Alguien que podía hacer que la luz envidiara su
brillo. Archer cerró los ojos, dolido, incluso con la boca de Viv rozándose contra
la suya. Él asintió callado.
Ella lo besó, nada gentil o amoroso en el gesto. Sólo un crudo, ansioso
deseo ahogándolo más. Cuando ella se retiró, pudo saborearla en sus labios.
―Eres‖ un‖ buen‖ chico‖ ―susurró, suave como pluma contra su boca―. Y
cuando lo mates, voy a estar ahí contigo.

143
Viernes, Octubre 31
Traducido por Jenn Cassie Grey y martinafab
Corregido por sabrinuchi

―¡Dulce o truco!
Archer miró fuera de la puerta principal a un fantasma, un duende y a lo
que asumió era alguna clase de Pokémon. Ni siquiera estaba oscuro fuera aún,
entonces ¿Por qué estaban pidiendo dulces?
―Lo‖ siento…‖ chicos‖ llegaron‖ temprano.‖ No‖ tengo‖ nada.‖ ―Porque no
había planeado estar ahí para Halloween. Se suponía que estaría con Evan, no
sentado en casa, esperando a que Vivian se arreglara para salir. Los niños le
dieron miradas de reproche pero se fueron sin decir nada.
―Debimos de haber conseguido caramelos ―dijo Vivian mientras salía
del pasillo. Se había atado su cabello hacia atrás en una coleta, vestía pantalón
negro y una camiseta que hacía juego tal como él le había pedido. Era tan lejano
a sus colores rojos brillantes y rosa bebé, pero mientras menos atención
atrajeran a ellos mismos, mejor.

144 Si estómago aún no había pasado de dar volteretas.


―No vamos a estar aquí de cualquier manera. ―Tomó sus llaves del
mostrador. Su pistola estaba guardada a salvo en su abrigo, no es que tuviera
planes de usarla, pero necesitaban una manera de asustar a Mickey para que se
rindiera. Arrojó una sudadera con capucha hacia Viv―. ¿Estás segura que
quieres hacer esto? ¿Siquiera estás segura de que él estará ahí?
―Él nunca sale en Halloween. ―Viv se puso la chaqueta y se subió el
cierre. Era varias tallas más grande que ella pero estaba bien―. Realmente dudo
de que vaya a cambiar sus planes este año.
Archer no pensaba que Mick fuera de la clase que se quedaba en casa en
algún día festivo cuando las fiestas con chicas y alcohol estaban gritando su
nombre, pero lo que sea. Podría ser que Mick no estuviera en casa, o podría ser
que tuviera compañía. Algunos de sus amigos idiotas o algo. Archer estaba
contando con eso; podía convencer a Vivian que se fueran, olvidar toda la
cosa…
Entonces, ¿por qué no podía relajarse?

* * *
El edificio de departamentos donde Mick vivía descansaba entre una
espesa cubierta de árboles por todo un lado de la calle. Archer le indicó a Viv
que se estacionara detrás del complejo donde los árboles eran más gruesos. Ella
prácticamente saltó en la punta de sus pies mientras él le colocaba la capucha.
Le sonrió y eso hizo que se sintiera mal del estómago.
―Tienes que prometerme ―dijo con voz temblorosa―, que escucharás
todo‖lo‖que‖diga.‖Si‖digo‖“v{monos”, nos vamos, ¿entendido?
Vivian asintió y rodó sus ojos. Él jaló los cordones lo suficientemente
fuerte para hacerla tambalearse.
―¿Entendido?
―Sí, sí, entendido. ¿Te estás asustando? ―Ella jaló la capucha para
aflojarla. Archer la ignoró. Sacó la pistola de su chaqueta, la revisó dos veces
para asegurarse que el seguro estaba puesto. Sería estúpido usarlo en un
complejo de departamentos, pero la necesitaban. Solo por si acaso.
¿Asustado? Tal vez lo estaba. No quería hacer esto. No quería dejar
plantado a Evan. No quería abandonarse él mismo.
Ya no quiero ser un monstruo.
Pero, ¿eso importaba? Evan no lo quería, y sus opciones eran limitadas. Se
145 podía quedar con Vivian y hacer esta última cosa por ella, o podía quedarse
solo. Solo era la más terrorífica de sus opciones.
Vivian se comportó y lo siguió cerca y en silencio con sus tacones mientras
caminaban alrededor del complejo. Había estado ahí solo una vez, para el
cumpleaños de Mick un par de veces atrás. Archer no se había quedado más
tiempo del que había sido forzado, pero recordaba donde estaba.
Los departamentos estaban repartidos en grupos de ocho. Cuatro en el
primer piso, cuatro en el segundo. Desafortunadamente, Mick estaba en el
segundo.‖ Afortunadamente…‖ el‖ balcón‖ trasero‖ estaba‖ escondido‖ por‖ m{s
árboles. Ellos podrían saltar si era necesario e irse por la parte trasera del
complejo. Era una ruta más larga pero se aseguraría que nadie los viera. Se
detuvo cerca del borde donde cubrían los árboles, mirando hacia ambos al
balcón de Mick y hacia las escaleras del porche de su vecino. Las luces estaban
apagadas. Con suerte, no había nadie en casa.
Pero, ¿qué hay si sí estaban? ¿Qué hay si los veían? ¿Qué si Evan se
enteraba?
Vivian le dio un codazo. Sus pies se quedaron aferrados a la acera.
Mirando arriba hacia el balcón, imaginando a Mick descansando en su sucia
casa…‖‖muriendo.‖Muerto.‖Fuera‖de‖la‖vida‖de‖Archer‖para‖siempre.‖Fuera‖de‖la‖
vida de Vivian. ¿Alguien lo extrañaría? ¿Realmente extrañarlo?
¿Alguien me extrañaría si yo me fuera?
Era un monstruo. Nadie lo extrañaría. ¿No era igual de digno de vivir
como las personas cuyas vidas había tomado? No tenía nada que ver con Vivian
o Evan. Absolutamente nada que ver con los deseos de Vivian, o la aprobación
de Evan; se dio cuenta.
Todo eso lo llevó a una cosa.
―No quiero hacer esto.
Vivian se giró lentamente. Sus ojos se clavaron en él.
―… ¿Qué?
No podía moverse. Diablos, no podía siquiera mirar a Vivian. Sus ojos
estaban fijos en la ventana de Mickey.
―No quiero hacerlo. No está bien.
Vivian tomó su brazo, tan fuerte hasta el punto que fue doloroso.
―¿Qué es lo que estás diciendo? Ya vinimos hasta acá, ¿cuál infiernos es el
punto de regresar ahora?
Archer se forzó a mirarla.
―Traté‖ yendo‖ tras‖ Héctor.‖ Traté,‖ y‖ yo…‖ no‖ pude.‖ No‖ quiero‖ herir‖ a‖
nadie…
146 Ella siseó.
―Un poco tarde para eso, ¿no crees?
―No quiero herir a nadie más. ―Deslizó la pistola de su bolsillo y la
miró―. No quiero ser un monstruo. ―Sólo tenía que ser mejor que esto.
Atemorizante, pero mejor.
Vivian se quitó la capucha, pasando sus manos sobre su cabello echado
hacia atrás.
―Jesucristo,‖Archer…
Por un segundo, pensó, esperó, que ella hubiera cambiado de idea. Que
estaría de acuerdo con él, como la Vivian que había conocido siempre y que
amó lo había estado. Ellos regresarían al auto e irían a casa, pasarían su
Halloween con películas estúpidas y muchos caramelos.
Sólo por un segundo.
Entonces Vivian tomó la pistola de sus manos, la ocultó en su chaqueta y
salió corriendo.
―¡Vivian!
Ella lo ignoró y desapareció alrededor de la esquina.
¿Qué debía hacer? Se podía quedar ahí, esperar a que ella regresara. Pero,
¿qué si alguien la veía? ¿Agitando una pistola (¡su pistola!) hacia Mickey
mientras él se reía y llamaba a los policías? No podía quedarse ahí en el frío, y
no podía irse sin ella. Maldiciendo entre dientes, Archer se aseguró que su
capucha estuviera puesta y la siguió.
Vivian aún tenía una llave del departamento de Mick y estaba
desbloqueando la puerta principal cuando Archer alcanzó las escaleras. No
pudo hacer nada más que susurrar su nombre. Ella apenas le dio una mirada
antes de desvanecerse dentro.
El aroma a pizza podrida y comida china fresca lo golpeó mientras
cruzaba el umbral y cerraba la puerta despacio detrás de él. Su corazón latía tan
fuerte que era imposible que todo el complejo no lo hubiera escuchado. Todas
las luces estaban apagadas. Una ligera luz brillante flotaba desde el pasillo de
una de las habitaciones traseras y Vivian estaba de pie, su capucha echada hacia
atrás, una silueta en el marco de la puerta.
―¿Qué demonios, Viv?
La voz de Mickey. Archer patinó hasta detenerse detrás de Vivian,
mirando sobre ella. Mick se echaba hacia atrás en la cama, desnudo, apenas
cubierto modestamente por una sábana. Vivian alzó la pistola hacia él, segura y
firme, como si realmente fuera a disparar.
Archer confiaba en que ella no vacilaría.
147
―¿Qué demonios estás haciendo? ―espetó Mickey. Tomó la sábana
fuertemente contra su cintura mientras salía de la cama. Algo estaba mal. Ropas
estaban en el suelo que no se veían como las de Mick.
La puerta del baño se abrió y una bonita pelirroja salió, tan poco vestida
como Mick. Ella se congeló, abrió la boca, la cerró de nuevo, como si no supiera
entre estar confundida o aterrorizada. En el espejo detrás de la cabeza de Mick,
Archer podía la expresión de Vivian cambiando.
Confusión
Sorpresa.
Furia desenfrenada.
―Dulce o golosina, Mick ―dijo en una voz, increíblemente calmada y
oscura.
Ella jaló el gatillo.
La bala impactó a Mick en el pecho. La pelirroja gritó. Ella gritó incluso
después que Vivian le disparara en el estómago. Viv despejó la habitación,
prácticamente saltando sobre la cama. La pistola se presionó directamente en el
bonito cabello rojo de la chica y disparó de nuevo. El grito se detuvo. Hizo eco
dentro de su cráneo como una alarma. Miedo. Dolor.
Desde la cama, Mick dejó salir un largo y burbujeante gemido y trató de
sentarse. Vivian soltó dos disparos más y él se quedó quieto.
Archer era un fantasma. Mirando. Sin poder ayudar, incapaz de parar la
cadena de eventos desenvolviéndose frente a sus ojos. Tal como antes, excepto
que esta vez necesitaba proteger a Vivian de sí misma.
Nada de esto podía ser real. Nada de esto estaba bien. Sangre salpicaba el
espejo, pareciendo negra sobre la piel desnuda de Mick bajo la luz parpadeante
del televisor.
La cabeza de Vivian giraba de la chica a Mick una y otra vez, pareciendo
darse cuenta de lo que había hecho. Abandonó a la chica en el piso,
arrastrándose hasta la cama al lado de Mick para buscar su pulso. Al menos hizo
una cosa bien. Pero sin guantes. Maldita sea.
Archer se movió sin pensar, envolvió sus brazos alrededor de su cintura y
la arrastró fuera de la cama mientras trataba de no pararse sobre la sangre en la
alfombra. Viv se estremeció en su agarre. ¿El sonido que hizo fue una risa o un
sollozo? No podía ver su cara para decirlo. Tenía medio pensamiento de dejarla
ahí. Él nunca había matado a un completo extraño. Ella no se había merecido
morir. Tal vez Mickey tampoco.
―Vivian, tenemos que irnos.
148
Cuando dejó de arrastrarla. La sacó de la habitación. Se dirigieron a la
puerta principal, Vivian aún mantenía un agarre de muerte en él mientras
tomaba la manija. Alguien la sacudió, gritando desde el otro lado. Archer se
echó hacia atrás. Se apresuró por la cocina y abrió de un tirón la puerta
deslizante de cristal. Sólo entonces la dejó ir, deslizando una pierna por el
balcón, dejándose caer en el piso de abajo.
Parpadeó por el impacto, apenas recordando girar al último segundo para
evitar un borde. Cuando se puso de pie miró hacia arriba, Vivian estaba
mirando sobre su hombro.
―¡Muévete!
Ella giró y no perdió tiempo deslizándose sobre el borde. Archer medio la
atrapó mientras caía para suavizar el aterrizaje. Su mano estaba en la suya de
nuevo, y ambos se internaron en la oscuridad mientras el mundo detrás de ellos
cobraba vida con gritos y alaridos desde el departamento de Mickey.
Él corrió hasta que pensó que no podía correr más. Los pulmones le
ardían, la garganta dolía, y el pulso tronaba en sus orejas. No podía dejar de
pensar a lo que se estaba enfrentando; si lo hacía, sus piernas cederían. Vivian
se volvió dura de jalar detrás de él. Sólo cuando pensó que su camino a través
de los árboles nunca terminaría, el auto apareció a la vista. Archer casi se
estrella contra él en su desesperación de entrar, arrastrando a Vivian sin
contemplaciones en el asiento de copiloto. Tomó las llaves cuando ella las sacó
de su abrigo.
Manejaron lejos a no más de tres kilómetros sobre el límite de velocidad,
con Vivian suplicándole a cada paso del camino:
―Acelera, acelera. ―Eso llamaría la atención. No. Archer siguió hasta que
estuvieron a dos, cinco, diez cuadras lejos del complejo. Cuando estuvieron a
una distancia segura, se tranquilizó. Mientras más espació había entre ellos y el
apartamento, más se relajaba.
Si Vivian no hubiera sido una chica, la habría golpeado en la boca. Si no
podía golpearla, seguro que podía gritarle.
―¿En qué carajos estabas pensando?
Vivian se giró hacia él sorprendida. El aire en el auto prácticamente
zumbaba con su adrenalina. Había sangre secándose en sus manos, rostro, y la
parte frontal de su abrigo.
―No ibas a hacerlo.
―Así que en su lugar decidiste tomar los asuntos en tus manos, ¿eh?
―Presionó el pedal más fuerte, acelerando en la avenida―. Dejar que todos en
el edificio te escucharan. Tus huellas dactilares, todas sobre Mick, huellas de
149 pisadas en la sangre del piso, entonces ellos incluso sabrán que usaste tus
bonitos zapatos nuevos para asesinar a tu novio en un ataque de celos.
Realmente inteligente, Vivian. ―Cuando le lanzó una mirada, sabía que tuvo
éxito en asustarla. Sus ojos estaban amplios y brillantes por las lágrimas―.
¿Alguien te vio antes de que saltaras?
Vivian apartó la mirada. Archer golpeó el acelerador hasta casi el suelo del
auto y ella contuvo la respiración, sosteniendo la manija de la puerta
fuertemente.
―Archer…
―¿Alguien te vio, Vivian?
―Yo‖ no…‖ ―Su voz se atoró en su garganta. Bajó la velocidad mientras
ella exhalaba, temblando en su asiento―. Si lo hicieron, fue sólo la parte trasera
de mi cabeza.
―Entonces cuando le pregunten a las persones alguien que conociera a
Mickey con cabello largo y rubio, ellos nunca sabrán que eres tú. ―¿Qué tan
tonta podía ser? ¿Qué estúpido fue él por haber accedido a esto en primer
lugar? ¿Por qué no pudo haber salido con él desde el principio antes de que las
cosas se salieran de control?
Vivian se hundió en su asiento, sollozando calladamente.
Archer no la consoló. Ella era un monstruo ahora, también.
* * *

Mientras Vivian se limpiaba en el baño, Archer colocó cualquier cosa y


todo lo de ella que pudo encontrar en su mochila. Estaba esperando en la puerta
frontal cuando ella salió.
―¿Qué‖es…?
―No te vas a quedar aquí. ―Tomó uno de sus abrigos, el color rosa bebé,
fuera de su closet y se lo lanzó―. Vas a salir de la ciudad. Ir a algún lado y
espero que puedas hacer una coartada por si ellos siguen una pista hasta ti.
Vivian se paró ahí tontamente con la chaqueta, como si no supiera qué
hacer con ella.
―¿No vas a venir conmigo?
―No. ―Esa sola palabra salió más dura de lo que pretendía. No quería
estar cerca de Vivian. No podía soportar mirarla―. Nadie me vio ahí.
El peso de sus palabras tomó un momento para entrar en Vivian y su
expresión se endureció. Entrecerró los ojos.

150 ―Entonces, qué, si ellos me atrapan, ¿me dejarás enfrentarlo sola?


Archer tomó su bolso y se lo entregó.
―Si hubieras seguido mis instrucciones, nada de esto habría pasado. Te
dije que no quería hacerlo.
―Pero yo quería. ―Viv arrancó el bolso de sus manos.
Él no se inmutó.
―Y siempre es sobre lo que tú quieres, ¿no?
―¡¿Cuál es tu problema?! ¡Estabas bien matando a todas esas otras
personas!
―No voy a hacerlo más, Vivian. Ni por ti, ni por nadie.
La cara de Vivian se suavizó, pero no había duda de cuán fríos sus ojos se
habían vuelto, mirando a los suyos. Incluso con la pequeña sonrisa cruzando
por su boca, no confiaba en ella.
―Solo termina tu lista conmigo. Eso es todo lo que te pido.
Dos personas más y estaría terminado. Le podía decir a Viv que no le
debía ni una maldita cosa después de eso. Pero, ¿quién sabía si él era incluso
físicamente capaz de hacerlo ya? Cada vez que pensaba en Richter, y ahora
Mickey y la pelirroja, se sentía a diez segundos de ponerse enfermo.
Archer tomó una inspiración.
―No.
Sólo así, cualquier pista de simpatía se desvaneció en el rostro de Vivian.
Se veía desaliñada, sin dormir, y enloquecida. Y cuando lo empujó a un lado
para irse, se aseguró de azotar la puerta tan fuerte como fue posible.
Ella no lastimará a nadie más. No tiene forma de hacerlo, y tenía miedo de hacerlo
sola. Hector y Bobby estaban a salvo. Por ahora.
No fue hasta que estaba a mitad de empacar su propio bolso de viaje
cuando‖se‖dio‖cuenta…
Vivian aún tenía su pistola.

* * *

Archer conocía la calle y la ciudad por su nombre, pero no el número de


la casa. Por eso conducía lentamente, mirando con los ojos entrecerrados los
autos en las calzadas hasta que divisó el Nissan blanco de Evan. Estacionó en la
acera y se quedó mirando la casa de dos pisos pintada de un extraño tono de
gris cálido. Evan estaba allí. Pero, ¿Evan querría verlo? ¿Le cerraría la puerta en
la cara? ¿Qué le diría?
151 Lo siento. No quiero seguir haciéndolo.
¿Pero cuántas veces le había dicho Vivian exactamente lo mismo sólo las
últimas semanas? ¿Qué razón tenía Evan para creerle?
Se obligó salir del auto, sin molestarse en sacar la bolsa del maletero en
caso de que Evan no le permitiera quedarse. Se estaba haciendo tarde; quién
sabía si los Bishops seguían despiertos. Llamó una vez, levemente. El aire lo
golpeó a través de la camiseta y se abrazó a sí mismo en busca de calor. Justo
cuando pensaba que nadie iba a contestar, alguien bajó por la entrada y abrió la
puerta.
―Lo siento ―dijo Evan―. No estaba seguro de que había oído…
Tenía un plato de dulces en la mano, sin duda esperando a fantasmas y
duendes con ansiosos bolsas de Halloween. Pero era sólo Archer, hombros
encorvados, sin tener ni idea de qué decir.
Te he echado de menos. Lo siento. Por favor, no hagas que me vaya.
Habló sin pensar, las primeras palabras que cayeron de su cerebro a la
punta de su lengua y labios.
―No quiero seguir siendo un monstruo. ―Dios, sonaba tan pequeño y
patético. Apretó la mandíbula, dejando caer la cabeza.
Evan suspiró y se hizo a un lado para dejarlo entrar.
Tocó la espalda de Archer con una mano ―cálida, tan maravillosamente
cálida― y lo hizo entrar a la casa, colocando el plato de dulces en una pequeña
mesa en el proceso. La casa olía a pastel de calabaza y jamón. El gruñido del
estómago de Archer le hizo recordar que no había comido en más de
veinticuatro horas, pero no estaba tan seguro de que pudiera retener nada.
Pasaron por la puerta de la cocina y Evan se detuvo. Tres personas estaban
sentadas a la mesa con restos de la cena y el postre y un tablero de Monopoly
expuesto con una partida en pleno apogeo. Archer determinó fácilmente que los
dos adultos eran el papá y mamá de Evan; él se veía igual que ellos. Todo
cabello oscuro y ojos oscuros. La chica parecía ser de su edad, con el mismo
cabello castaño parduzco, y Archer supuso que debía ser su hermana. El trío se
lo quedó mirando con curiosidad.
―Esta es mi madre, Peggy, mi papá, Tom. Esta es Sam, mi hermana… uh.
―Evan lo empujó dentro de la cocina―. Chicos, este es Archer, ese amigo que
he mencionado.
La mamá de Evan empujó su silla hacia atrás y se levantó.
―¡Oh! Eso es maravilloso; estábamos tan decepcionados cuando Evan nos
dijo que no podías venir este fin de semana. ―Su sonrisa era sincera. Archer le
lanzó una mirada a Evan.
152 ―Sí, uh, mis planes cambiaron. Espero no estar interrumpiendo nada.
Peggy hizo un gesto hacia las sillas vacías.
―Por supuesto que no, cariño. Siéntate y podemos empezar la partida de
nuevo si quieres jugar. ¿Tienes hambre?
O Evan se dio cuenta de la forma en que sus hombros se pusieron rígidos
o quería quedar a solas con él para hablar, porque él se apresuró a decir:
―No, está bien. Quizá mañana. Sólo vamos a subir.
Dieron las buenas noches rápidamente y Evan lo agarró de la muñeca,
llevándolo a las escaleras hacia un largo pasillo con cinco puertas que se
desviaban. Archer no tuvo tiempo para mirar las fotos de alrededor que
colgaban de las paredes antes de que tiraran de él hacia un dormitorio.
No había sabido qué encontrar de una habitación perteneciente a Evan,
pero como era de esperar se parecía mucho a su apartamento. No estaba
desordenada, de por sí, pero una rápida mirada alrededor le dijo que había
mucho que podría haber organizado y limpiado si se le dejara a sus aires por un
tiempo.
Evan cerró la puerta y se volvió hacia él, soltándole la muñeca. Archer
dolía por volver a sentir el contacto, pero tuvo dificultades para encontrarse con
los ojos de Evan.
―¿Qué pasó?
Archer se cruzó de brazos. No quería hablar de ello. La imagen era todavía
tan fresca en su cabeza que recordarla sería volver a vivir todo de nuevo. Se
sentía enfermo.
―Has venido aquí por una razón ―dijo Evan con obvia paciencia
forzada―. Así que o querías hablar conmigo, o algo pasó.
Él cerró los ojos.
―Mick está muerto.
El tiempo se detuvo prácticamente en la habitación. Evan no se movió.
Incluso el ruido sordo de su corazón parecía demasiado tranquilo. Todo estaba
en silencio. Quieto. La calma antes de la tormenta. Pero ninguna tormenta llegó.
Sólo la voz de Evan, dolida y suave.
―¿Lo hiciste tú?
Esa fue una pregunta más fácil de responder.
―No. ―Obligó a que sus ojos se abrieran―. Pero es mi culpa.
―No te sigo.
No, Archer no se imaginaba que lo fuera a hacer. Pero, ¿cómo iba a
contárselo? ¿Evan todavía lo juzgaría? ¿Las dos muertes de esta noche todavía
estaban en sus manos aunque no había apretado el gatillo? Se humedeció los
153 labios.
―Vivian lo mató.
Él se sentó en el borde de la cama de Evan, hundido con el peso de esas
tres palabras. Pero el resto salió fácilmente. Relató los acontecimientos de los
últimos días, su voz siendo un obstáculo sólo cuando llegó a la parte de Vivian
apretando el gatillo.
La expresión de su rostro...
―No se arrepintió de ello. ―Él bajó la mirada a sus manos, las cuales se
había restregado violentamente después de que Viv se hubiera ido. Todavía no
se sentían limpias―. Le gustó la adrenalina.
El colchón se movió cuando Evan se acercó para sentarse a su lado.
―¿Y qué hay de ti? ¿En qué estabas pensando?
Nada. Todo. No lo sabía.
―Yo no quería hacerlo ―murmuró.
Evan asintió.
―Está bien. ¿Por qué?
―Yo sólo… no quería hacerlo. Se sentía mal. ―Archer estiró las manos.
Perfectamente inmóviles, sin temblar―. Quería proteger a Vivian de todo. Pero
me pregunto si al hacerlo, lo empeoré. Le hice creer que el mundo tenía que
inclinarse ante sus caprichos.
Evan suspiró.
―De verdad tienes que dejar de culparte por todo. Mira, hiciste algo malo,
¿de acuerdo? Muy malo. Y rezo para que nadie nunca lo descubra y eso es
probablemente bastante malo de mi parte, también. ―Él se echó hacia atrás,
apoyando las manos en la cama―. Pero Vivian no es ningún ángel.
―Solía serlo ―dijo Archer.
―La gente cambia. No siempre para mejor.
―Ella cambió por culpa de ellos. Por mi culpa. Si sólo hubiera detenido…
―No lo creo. ―No había ira en su voz. Archer no podía recordar la última
vez que habían hablado sobre Vivian sin que se convirtiera en una discusión.
Archer se dio la vuelta en la cama para hacer frente a Evan, esperando a
que diera más detalles. Evan mantuvo los ojos en el techo.
―Todo el mundo ha tenido mierda en sus vidas. Algunos lo tienen peor
que otros. Pero ninguna te puede hacer una mala persona, al igual que ninguna
puede hacerte buena. Todos tenemos que tratar con nuestras cartas en la vida, y
cómo elegimos reaccionar depende totalmente de nosotros. Eso es el libre
154 albedrío. ―Evan finalmente lo miró―. Cuando mi hermana tenía dieciséis
años, el chico con el que estaba saliendo le daba unas palizas de muerte. A Sam
le tomó tanto tiempo decirnos la verdad sobre ello que no tuvimos ninguna
evidencia para presentar cargos, así que todavía está por ahí. Puedo decirte que
no ha pasado un día en donde no haya querido romperle el cuello.
Archer no podía pensar en nada que decir más allá de un suave:
―Lo siento.
―No lo sientas. ―Se encogió de hombros―. Mi punto es que Sam es una
buena chica. Ella nunca ha hecho daño a nadie. Nunca quiso tampoco que nada
malo le pasara al tipo que lo hizo. Ella eligió un camino diferente y consiguió la
ayuda que necesitaba para ponerse mejor. ―Él levantó una mano antes de que
Archer pudiera decir nada―. Y no estoy diciendo que fuera fácil, pero Sam me
tenía a mí y a mamá y papá. Y Viv tenía gente que la quería, también. Personas
que hubieran hecho cualquier cosa para ayudarla a pasar por sus cosas. En
cambio, optó por utilizarte como su trampolín. Para que le dieras un alto
cuando lo necesitaba, y para que la agarraras cuando llegaba a ser demasiado.
>>No puedes hacer que vuelva a la que solía ser. La forma en la que ha
cambiado no es tu culpa y no puedes seguir respondiendo por ello. Lo que
hiciste esta noche, Archer, fue lo correcto a hacer, aunque no haya terminado
bien.
Archer todavía podía oír la forma en que Vivian solía reírse. El sonido
lleno y cálido que recordaba de cuando eran niños. La forma en que jugaba con
su cabello y siempre lo convencía de jugar a las fiestas de té y juegos que no
podían importarle menos… pero él los había hecho porque significaban tiempo
con ella. Todo parecía estar tan lejos ahora. Un recuerdo lejano. Evan tenía
razón. No puedo volver a tenerlo.
Los dedos de Evan tocaron su mandíbula. Sin embargo, tenía esto, ¿no? Lo
que sea que fuera esto. Esta amistad, esta compañía, este amor. Era diferente a
todo lo que había sentido antes, y quería deleitarse en ello… aunque no lo
merecía. Evan podía decir todo lo que quisiera sobre que el cambio de Vivian
no era su culpa, pero no estaba tan seguro.
Archer volvió la cabeza hacia el toque.
―No quiero hacerte a ti lo que ella me hizo a mí.
―Sé que no ―murmuró Evan―. Eres una buena persona, Archer. Sólo
que has pasado tanto tiempo con todo el mundo diciéndote lo contrario que has
comenzado a representar el papel. Un día a la vez, ¿de acuerdo? Tratemos con
todo este lío y las cosas estarán bien.
¿Cómo puedes estar seguro? ¿Y si engañan a Vivian? Ella les dirá que fui yo.
Entonces, ¿dónde quedaría? ¿Tomarían la palabra de ella, o la suya? Había
155 otros asesinatos a los que podrían atarlo.
La mano de Evan dejó su cara y se puso de pie.
―Quédate aquí durante el fin de semana como lo planeamos, ¿sí? Mamá
se emocionó muchísimo de que vinieras.
Archer suspiró. Después de lidiar con la familia de Vivian, no estaba
preparado para ello de nuevo.
―¿Por qué?
Se encogió de hombros.
―Tú eres el primer amigo que he traído a casa desde la primaria.
Eso le dio a Archer una extraña sensación de cálido orgullo. Evan lo había
invitado, su familia quería conocerlo. Qué pensarían cuando llegaran a saber
que él era otra historia, pero…
―Quiero gustarles.
―Bueno, como que apestaría si te odiaran. ―Evan sonrió torcidamente―.
Pero yo no me preocuparía por eso. Solo sé tú mismo. Creo que te amarán.
Este lugar podría ser su refugio seguro, aunque sólo fuera por unos días.
Si sólo pudiera aclararse la cabeza, pensar en las cosas antes de regresar a casa,
creía que… tal vez las cosas no irían tan mal.
―En fin… ―dijo Evan―. Se está haciendo tarde. Supongo que si te vas a
quedar, debería darte de comer. Es probable que no hayas comido.
Archer negó con la cabeza. La náusea ya no era tan mala, pero todavía no
se sentía como para tragar comida.
―¿Puedo tomar una ducha? ―Tal vez si se frotara hasta quedar limpio se
sentiría mejor. Lo último que quería era que Evan captara el olor de la sangre
que se aferraba a él.
―Sí… claro. Esa puerta conduce al baño. ―Le señaló la pared opuesta―.
Las toallas están allí y todo eso. Voy a traer algunos aperitivos para cuando
hayas terminado.
No, comida no. Pero Archer no le dijo que no. Tal vez cuando saliera, estaría
en un lugar mejor para comer. Así que asintió, dirigiéndose a la puerta del baño
y deteniéndose.
―¿Evan?
Evan se puso de pie, pasándose una mano por el cabello.
―¿Sí?
Archer se quedó mirando la mano en el pomo de la puerta.
―Incluso sin toda esta cosa que está pasando con Mickey… ―se fue
156 apagando. Evan esperó―…‖aún te elijo a ti. ―No podía pensar en ninguna otra
forma de decirlo. Pero él había hecho su decisión, tal vez mucho antes de que se
lo hubiera admitido a sí mismo. Quería a Evan, incluso si eso significaba
romper todos los lazos restantes entre Vivian y él. Comenzar de nuevo por
completo.
Evan desvió la mirada.
―Un día a la vez, Archer.
Ya sea que Evan no confiaba en él o ya no le interesaba y no quería herir
sus sentimientos, Archer no lo sabía, pero su respuesta picó de todas maneras.
Rechazo era rechazo, en cualquier forma. Él asintió y abrió la puerta para
deslizarse dentro sin una palabra, no queriendo mostrar el dolor. Todo dolía
demasiado.
El baño era enorme. Otras dos puertas conducían dentro, una de la sala,
otra de lo que él suponía que era otro dormitorio. El de Sam, tal vez. Cerró con
llave todas las puertas menos la de la habitación de Evan. Se sentía extraño
duchándose en la casa de otra persona, pero quitarse la ropa lo dejó sintiéndose
mejor. Menos asfixiado y más limpio.
Abrió la ducha y puso el agua tan caliente como podía tolerarlo. El calor
contra su piel le hizo sisear y suspirar, todo en el mismo aliento. Luchó para
sacarse un poco de la sangre de debajo de las uñas, frotándose la piel en carne
viva, sin sentirse relajado hasta que estuvo tan limpio como posiblemente
podría ponerse al remojarse en lejía. Se apoyó en la pared con la cabeza
inclinada mientras que el agua golpeaba contra los músculos tensos de su
espalda y hombros.
La puerta del baño se abrió y cerró de nuevo con un leve pero definitivo
click. Se puso rígido, escuchó. La puerta de la ducha se abrió y Evan entró detrás
de él, sin palabras. Archer cerró los ojos. Una mano le rozó el hombro. ¿Por qué
siempre hacía eso? Tocar e irse. Lo volvía loco.
Entonces los brazos de Evan se deslizaron a su alrededor y todas las
quejas desaparecieron. Archer respiró agudamente. Se inclinó hacia atrás,
saboreó a Evan presionado tan cerca. Podía sentir cada contorno, ángulo,
músculo. Piel contra piel. Sanador y desgarrador, todo al mismo tiempo. ¿Qué
pasó con el "un día a la vez"?, quería preguntar, pero hubiera arruinado el
momento.
Las manos de Evan se extendieron contra su estómago, pasando
suavemente a lo largo de las costillas de su pecho. Trazando las líneas de su
cuerpo de esa manera lenta, insegura suya. Labios se presionaron contra la
curva de su cuello, tan atractivo que no pudo evitar girarse, brazos rodeando
los hombros de Evan. Sus bocas se encontraron una vez, breve y casto. Entonces
157 otra vez, persistente y cálido. El peso del cuerpo de Evan lo presionaba a la
dureza fría de la pared y ese era un lugar perfecto en el que estar.
Los dedos de Evan serpentearon hacia su cabello. Archer cerró los ojos,
confiando únicamente en el tacto y sonido. Agua. Respiración. Calor. Dientes
rozaron la zona de su pulso. La lengua de Evan se sumergió en el hueco de su
garganta, atrapando el agua estancada allí. Él respiró hondo. Evan hizo una
mueca, y Archer se dio cuenta de que sus uñas estaban cavando grietas en sus
hombros. Aflojó su agarre, pasando los dedos suavemente sobre sus ranuras en
forma de media luna en forma de disculpa. Evan sonrió contra su piel.
―Necesitas relajarte.
Archer respiró profundamente. ¿Cómo iba a relajarse con esas manos
moviéndose más abajo, pasando suavemente sobre su estómago y caderas y
muslos? Y cuando Evan lo tocó, eso era todo lo que Archer podía hacer para
aferrarse a él. Se arqueó, pero quería hundirse de nuevo en la pared y
esconderse. Quería acercarse más a Evan. Quería empujarlo para que pudiera
respirar. El dolor ardiente quemaba a través de cada centímetro de su cuerpo.
No podía pensar. No podía hablar más allá de la suave súplica para que no se
detuviera. Esta vez no luchó contra el temblor incontrolable. Susurros
alentadores le hicieron cosquillas en la oreja. Se estremeció, labios separándose,
y Evan lo atrapó por la boca para amortiguar el sonido bajo saliendo de su
garganta.
Él podría haberse derretido. Desaparecido por el desagüe. Sacudidas
despertaron las puntas de sus nervios y le hicieron estremecerse. No se atrevió a
soltarse por miedo a que se hundiría hasta el fondo de la bañera.
La boca de Evan pasó suavemente por la suya.
―¿Ves? Mucho mejor.
Archer no podía encontrar las palabras. Nada coherente, de todos modos.
Evan se apartó lentamente y Archer gimió, reacio a dejarlo ir. Se dejó caer, pero
logró mantenerse en pie. La ducha se sentía tibia ahora. Le tomó varios intentos,
pero se las arregló para girar la llave del agua y salir de la ducha sin mucha
gracia.
Evan fue a buscar toallas. Utilizó una para secarse brevemente entonces se
la ató alrededor de la cintura. La segunda, la dejó abierta y se volvió hacia
Archer. Se sentía estúpidamente infantil dar un paso hacia la toalla que lo
esperaba, pero las manos de Evan se levantaron, le empujó el cabello mojado
hacia atrás y le besó la frente antes de alejarse.
Caminaron de regreso al dormitorio, cerrando las puertas a su paso. Evan
se asió de él, lo llevó de nuevo a la cama hasta que sus piernas golpearon el
colchón y se hundió. Evan deslizó la toalla de los hombros de Archer,
levantándola y pasándola suavemente sobre su cabello. Haciendo poco para
158 secarle eficazmente, pero se sentía bien de igual manera.
Pronto estuvieron enterrados debajo de dos capas de sábanas que nunca
serían tan cálidas como lo era Evan. Archer enterró la cara contra la curva de su
garganta húmeda, sumergiéndose en la esencia del agua y lo que sea que olía
Evan que nunca podía ubicar bien. Aire fresco. Océano. Esperanza. ¿Acaso la
esperanza tenía un olor? Si lo hiciera, olería a Evan.
―Ahora descansa un poco. ―Esa voz, apenas un susurro, le hacía querer
permanecer despierto. Se quedaría dormido y se despertaría para encontrar que
todo era un sueño. Pero en la comodidad de esa habitación y lejos de todo lo
que en su vida había aprendido a odiar, luchar contra el sueño era difícil.
―No quiero estropear esto ―susurró él.
Evan le besó la frente, y Archer pensó que sintió que su boca se estiró en
una pequeña sonrisa.
―Está todo bien. Un día a la vez.
Suspiró. Era lo suficientemente bueno para él.
Sábado, noviembre 1
Traducido por buty_cipri
Corregido por Nanis

Archer vagamente recordaba haber soñado con Marissa. No, no sólo


Marissa, su madre y Vivian, también. Vivian como la recordaba en la escuela
primaria. Los cuatro en una excursión de playa, y él y Viv luchando en la arena
mientras Marissa y mamá se sentaban en las toallas y hablaban.
Mirando hacia atrás, Archer se acordó de su madre tratando de consolar a
Marissa.
―Va a estar bien. No te preocupes hasta que lleguen los resultados de la
prueba de nuevo. ―En ese momento, Archer había arrugado la nariz y pensó:
¿Por qué está preocupada acerca de una prueba? ¿Acaso estudia? Justo antes Vivian
arrojó un puñado de arena por su traje de baño.
No fue hasta que él y Vivian fueron mayores que ella se sentó a la mesa de
la cocina y le explicó. Tan calmada, tan racional, como si no fuera la gran cosa.
Su yo más joven rompió en lágrimas en la playa, tratando
159 desesperadamente de quitarse la arena. Marissa le tomó en sus brazos y se echó
a reír.
Archer trató de aferrarse a ese recuerdo, aquel tiempo en que nada
importaba más allá de si él podría ir al parque o por perros calientes para la
cena. Un tiempo en el que su madre lo llevaba al zoológico una vez al mes sólo
para alejarse de su padre. Cuando Vivian abandonó la escuela para llevarle
sopa de pollo cuando estaba en casa enfermo.
El sueño se alejó poco a poco, hasta que se quedó sólo con la imagen de la
sonrisa de Marissa. Fue sacudido de su alcance cuando un pesado cuerpo cayó
encima de él con un whump.
Archer intentó levantar la cabeza, aspirando una bocanada de aire. Evan
se colocó a través de él, boca abajo en el colchón. Si fuera sólo unos pocos kilos
más ligero, Archer podría haberlo arrojado.
Evan sonrió.
―Levántate y brilla.
Plantó su cara en la almohada.
―Bájate.
El colchón se mecía cuando Evan se empujó hacia él, los dedos clavándose
en sus lados y debajo de sus brazos hasta que Archer reflexivamente tiró un
codazo en las costillas. Solo consiguió un grito, pero Evan no cedía.
―Arriba, arriba arriba, arriba.
―No voy a hacer nada si no te bajas de mí ―gruñó. Evan rió y se alejó.
Archer sintió que su espalda reventaba en unos pocos lugares mientras se
sentaba―. ¿Qué hora es?
―Casi las once. ―Evan cruzó los brazos detrás de la cabeza. No se había
vestido todavía más allá de unos boxers negros impresos con lunas y
estrellas―. Estabas durmiendo tan pesadamente que no quería despertarte.
Imaginé que lo necesitabas.
Cualquier otro día, Archer hubiera estado molestado por haber dormido
tan tarde. Pero Evan estaba en lo cierto; lo había necesitado, y se sintió mejor.
Menos monstruo, más humano. Clavó las palmas en sus ojos y los frotaba para
despertarse cuando escuchó a su celular vibrando en la mesita de noche.
¿Cuándo llego allí? Bajó las manos y lo miró.
―Ha estado haciendo eso durante unas horas ―dijo Evan―. No creí que
debiera contestar.
No. No, eso hubiera sido una terrible idea. Él apretó la mandíbula y tomó
el teléfono. No es que necesitara mirar; ¿quién más podría ser? Aunque no
había textos o correo de voz. Sólo llamadas pérdidas.
Evan levantó una ceja.
160
―¿Vas a contestar?
―No. ―Archer suspiró. El teléfono fue arrojado al final de la cama―. Ella
puede esperar. No sé qué decirle en este momento de todos modos. Tal vez… es
mejor si no le llamo de regreso en absoluto. ―Curiosamente, la idea de no
hablar con ella de nuevo no le dolía tanto como pensaba que haría. Tal vez
porque a esta Vivian, no la extrañaba. Echaba de menos a la vieja Vivian, y
estaba tratando de llegar a un acuerdo con el hecho de que la chica que amaba
había muerto hacía mucho tiempo.
Evan se frotó la parte posterior de su cuello.
―Sé que esto va a sonar completamente contradictorio con todo lo que he
estado diciendo…
―Excelente.
―…‖ pero por ahora, creo que debes tratar de evitar mecer el barco
demasiado. Sólo hasta que sepas cómo va a reaccionar ella a todo esto.
En otras palabras, no fastidiarla. Archer se pasó una mano por el rostro,
cansado de nuevo. ¿Vivian lo contaría? No lo creía. Por otra parte, no había
pensado que sería capaz de dispararle a alguien, tampoco. Cada día ella hacia
algo más para sorprenderlo.
―Así que. Ser agradable agradable hasta… ¿qué?
―No lo sé. Si viene la policía para hacerte preguntas, tendrás que decirles
la verdad.
Entregarla, quería decir. Hacer que la encierren. ¿Podría hacer eso?
―Nadie te vio allí, ¿verdad? Y si no dejaste ninguna evidencia detrás,
entonces, incluso con la palabra de Viv no pueden tenerte por ello. ―Evan
sonaba tan esperanzador. Archer se preguntó a cuál de ellos estaba tratando de
convencer.
―Ella usó mi arma.
―¿Y? ―Evan se acercó más, tomó una de las manos de Archer en la suya,
apretándola―. Ella pasó tiempo en tu apartamento. Sabías lo que estaba
pasando con Mickey golpeándola, querías que ella tuviera protección…
Infierno, diles que la robó.
Tal vez su tranquilidad funciono, un poco. Aun así, si Vivian le delataba y
la policía se acercaba, ¿habría algo allí para atarlo al asesinato de Mickey? ¿O
cualquiera de los anteriores? Y el hecho de que Evan estaba sugiriéndole la
manera de salirse con la suya, literalmente, hizo su estómago revolverse.
―¿Tengo que llamarla ahora? ―preguntó de mala gana.
Evan le dio la sombra de una sonrisa.
161 ―Bueno, hay esperando un desayuno para nosotros abajo.

* * *

La señora Bishop hizo suficiente comida para alimentar a un pequeño


ejército. Archer se quedó mirando la mesa y ella se rió, dándole una palmada en
el hombro.
―Si piensas que Evan come mucho, espera hasta que veas a su padre.
Archer comió en silencio, respondiendo a las preguntas educadamente y
lo contrario optando a escuchar. Mirar. Observar. La familia de Evan era más
fuerte de lo que él realmente se preocupaba. Pero no le importaba tanto. Eran
muy cálidos, amables, y nadie lo empujó en una conversación incómoda. Ellos
reservaron eso para Evan.
Bueno, al principio, de todos modos.
―Así que, Archer, tal vez nos puedas arrojar algo de luz sobre algo para
nosotros ―dijo el Sr. Bishop, sólo después de devorar su segundo plato de
comida―. Evan no nos dirá nada acerca de esta chica que está viendo en la
escuela.
Evan se ahogó con sus huevos. Archer parpadeó lentamente. Miró de reojo
a Evan. Una chica. ¿Ellos no sabían?
―¿Qué?
―Bueno, él dio a entender que había alguien especial con quien iba a la
escuela. ―El señor Bishop frunció el ceño, pensativo, haciendo caso omiso de su
hijo―. Pero no nos dice los detalles.
Sam dio una palmada a su hermano fuertemente en la espalda mientras él
tosía y volvía a aprender a respirar.
―Tal vez porque no es una chica.
Silencio. Todas las miradas se dirigieron a Sam. Archer trató de controlar
su expresión. ¿Tensión? ¿Incomodidad? ¿Era algo que conseguiría que Evan
fuera echado de casa? Su propia madre le habría repudiado en un santiamén.
Una excusa más para que ella lo odiara.
―Bueno ―dijo la señora Bishop lentamente―, estoy segura de que si se
trata de un chico o una chica… Evan estaría lo suficientemente cómodo para
decirnos.
Eso no dice mucho. El hecho de que quisieran escucharlo no significaba
que estarían felices de que Evan tenía un, ¿qué eran ellos, incluso? Novio
sonaba a tan de escuela primaria. Amante sonaba a novela romántica tan cursi.
―Eso está muy bien. ―Sam cogió su servilleta, limpiándose la boca―.
162 Entonces no te importará que traiga a mi novia la próxima vez que los visite.
La cabeza de Evan giró para mirarla sorprendido.
―¿Novia? Al igual que, novia, ¿o una chica que es una amiga?
Sam asintió con la cabeza, haciendo como si no fuera gran cosa. Tal vez
para ella, no lo era.
―Sí.
―¿Eres lesbiana?
―¿De verdad vamos a empezar etiquetarnos uno al otro hermanito?
―Sam le dirigió una mirada de complicidad―. Me gustan los chicos también.
Lo que pasa es que me gusta esta chica más.
Archer vio los rostros del Sr. y Sra. Bishop transformándose de confusión
a incierto... no estaba seguro. No ira, no disgusto. Por último, el Sr. Bishop se
rió entre dientes.
―Nuestros hijos siempre quieren ser diferentes. Tráela la próxima vez que
vengas a casa, Sam.
Habló sin pensar.
―¿No‖te‖molesta…?
La señora Bishop sonrió.
―Estaría mintiendo si dijera que no es extraño. Creo que la mayoría de los
padres quieren que sus hijos crezcan…‖ lo normal, ¿supongo? Casarse, tener
hijos propios, nunca tienen que ser lo suficientemente diferentes como para que
otras personas los traten con crueldad. ―Ella le dio una palmadita en el
brazo―. Pero son nuestros hijos. Los amamos sin importar qué.
Se sentía estúpido por preguntar. Por supuesto que cualquier buen padre
diría eso. Marissa hubiera estado feliz por él; ella era una buena madre. Su
propia, aunque…
O tal vez sea sólo yo.
Al menos por el momento, toda la atención dejó a Evan y se decidió por
Sam y su novia. En algún momento, mientras comían, Archer atrapó la atención
de Sam y ella le hizo un guiño.

* * *
―¿Por qué no me llamaste? ―Vivian exigió después del desayuno―. He
estado volviéndome loca. Podrías haber al menos contestado el teléfono.
Archer se paró frente a la ventana del dormitorio de Evan, mirando fuera.
Nubes grises inundaron el cielo en furiosas muestras oscuras, amenazando
163 lluvia. Imitando el estado de ánimo de Vivian. No tenía ganas de conducir de
vuelta a casa mañana y enfrentarse a ella. Tratar con ella por teléfono era una
cosa, en persona era otra.
―Estaba agotado. Espero que no hayas ido casa.
―Me alojé en un hotel ―dijo malhumorada―. Y antes de que preguntes,
sí, he usado un nombre falso. No soy estúpida.
Cerró los ojos.
―¿Pagaste con una tarjeta de crédito que tiene tu nombre en él? ―No
hubo respuesta. Suspiro―. Olvídalo. Sólo… trata de mentir. Si alguien te
hubiera visto me imagino que te habrían arrestado para ahora, así que tal vez
tienes suerte.
―¿Por qué lo dices que como yo soy la única que lo tiene? ―Su voz
adquirió un tono defensivo.
Archer quería decirle que era porque él no había sido lo suficientemente
estúpido como para tocar los cuerpos o disparar a alguien en un edificio de
apartamentos ocupado. Pero tenía que jugar bien, como Evan le había
ordenado. Al menos hasta que supieran cómo manejaría Vivian esto. Así las
cosas, cada palabra de su boca la hizo más y más un extraño para él.
Respiró.
―No debería haberte llevado allí. Lo siento.
―¿No le has dicho a nadie sobre mí, cierto, Archer? Quiero decir, ambos
estamos en problemas. Pero no me delatarías, ¿verdad?
No. No, no quería hacer eso. No quería verla tras las rejas. Lo destrozaría.
Podía imaginarse a Marissa dando vueltas en su tumba ante la sola idea de su
pequeña Vivi encerrada.
―Mira, necesito que escuches lo que te estoy diciendo y espero tengamos
suerte. Si encuentran tu ADN en la cama o lo que sea, podrían señalar que
ustedes dos estuvieron juntos recientemente. Siempre y cuando no haya nada
en su cuerpo…
―¡Pero lo toqué!
―…‖ o si las huellas dactilares son demasiado borrosas para que ellos
sepan, tendremos una mejor oportunidad. Simplemente no llames la atención
sobre ti en este momento, ¿lo entiendes? No mirar la noticia en línea o compres
un periódico. No se los menciones a nadie. ―Hizo una pausa, esperando hasta
Vivian hizo un pequeño ruido de reconocimiento antes de continuar―. Si viene
la policía, no les digas que tú y Mick estaban discutiendo. Inventa una historia
sobre los moretones en tu cara…‖y ten cuidado con decir demasiado. A ellos les
gusta mantener limitada la información que dan a los medios, por lo que los
pequeños detalles pueden ser utilizados para vincular el asesinato con el
164 asesino. ¿Tienes todo eso?
―Sí. ―Vivian sollozó. Estaba llorando―. Sí, tengo todo eso. ¿Cuándo
podré verte?
Se pellizcó el puente de su nariz.
―Estaré en casa mañana. Voy a llamar cuando esté allí y hablaremos más.
Hasta‖entonces,‖sólo…‖trata de actuar con normalidad. Eso incluye no explotar
mi teléfono.
Se despidieron y Archer apagó su celular por completo. Se lo metió en el
bolsillo y se volvió para encontrarse con los ojos comprensivos de Evan. Era
difícil para él hacerle frente a Vivian. Era difícil para Evan tener que verlo tratar
con Vivian.
―Siento que no hay fin a todo esto ―dijo Archer.
―Lo habrá. ―Evan se levantó―. Lo averiguaremos. Sólo tienes que tomar
un poco de tiempo y dejar que el polvo se asiente. Al igual que le dijiste a ella,
no vamos a llamar la atención sobre nosotros. ―Envolvió sus brazos alrededor
de los hombros de Archer y lo apretó.
Él gruñó, incómodo con el cariño, pero no estaba mal. Tocó una mano en
el brazo de Evan.
―Actúa normal, bien. Entonces vamos a salir de aquí; dijiste que quería
que te llevara a hacer turismo. ―Qué había para ver en una ciudad como esta,
no sabía. Pero sería interesante tener una mejor sensación por el lugar donde
Evan creció. Se dirigieron a la planta baja, donde Sam los atrapó antes de
escapar por la puerta principal.
―Vas a tener que decirle a mamá y papá finalmente, ya sabes.
Evan se quedó inmóvil con la mano en el pomo, girando para mirar a su
hermana.
―¿Qué?
Sam se apoyó en el arco que conectaba la puerta de entrada a la sala de
estar.
―No me preguntes qué a mí; sabes de lo que estoy hablando. ―Ella los
miró de reojo―. Traes a tu novio a casa y ni siquiera adecuadamente se lo
presentas a la fam… van a saltar sobre ti por eso.
El rostro de Archer quemó. Así que ella lo sabía.
―Entonces, ¿por qué lo cubriste en el desayuno?
Ella se encogió de hombros.
―¿Debido a lo incómodo que eso podría haber sido? Ellos descubriendo
que su hijo es un hada…

165 ―¿Discúlpeme?
―…‖ y que el tipo sentado al lado de él es su novio. Estaba tratando de
salvarte más que a él. De lo contrario hubiera sido muy divertido.
Evan frunció el ceño.
―Así que no eres realmente…
―Dije que me gustan los chicos ―dijo Sam con un encogimiento de
hombros―. Lo dije en serio. No puedo decir que he estado con una chica, pero
no lo golpees hasta que lo pruebes, supongo.
La boca de Archer se torció en una sonrisa irónica. Un espectáculo extraño
de bondad, pero estaba agradecido por ello. No podría decir que ser marginado
en frente de un grupo de desconocidos puedo haber sido la peor parte de su fin
de semana, pero seguro que no habría sido lo más destacado, tampoco. Tal vez
hubiera sido más por el bien de Evan que por el suyo. Pero de cualquier manera
las palabras estaban atrapadas en el interior de su garganta, y tuvo que trabajar
en liberarlas, con la esperanza que transmitieran su significado tan fuerte como
él las quería.
―Gracias.
Sam se enderezó y se volvió para irse con un gesto frívolo y una sonrisa
igualmente ligera.
―No me des las gracias. Sólo cuida de mi hermanito, mantenlo fuera de
problemas, y nos llamaremos incluso.
Problemas. Archer no pudo evitarlo; se rió.

166
Domingo, noviembre 2
Traducido por Mae
Corregido por Nanis

Las escaleras que conducían al apartamento de Archer tenían una ominosa


sensación poco acogedora. Grandes fauces listas para devorarlo todo. Se quedó
mirando desde el asiento del conductor de su auto, con las manos agarrando el
volante demasiado fuerte. Evan llamó a la ventana, y Archer saltó.
―¿Vas a permanecer allí para siempre? ―preguntó, amortiguado a través
del cristal.
Salió, bolso colgado del hombro.
―Temiendo la vida ―admitió. Caminaron por las escaleras, deteniéndose
fuera de la puerta mientras Archer buscaba sus llaves―. ¿Entras?
―No, sólo quería asegurarme de que volvieras bien. ―Evan se metió las
manos en los bolsillos―. Estoy tan retrasado con la tarea que ni siquiera es
gracioso. ¿Vas a estar bien solo?
Archer no quería recordarle que la mayor parte de su vida la había pasado
167 solo.
―Creo que estoy bien. No voy a correr a tu puerta con lágrimas en corto
plazo.
―No, pero a lo mejor me gusta cuando me necesitas. ―Su sonrisa era una
tímida, y Archer se preguntó si alguna vez superaría eso. Una parte de él no lo
esperaba. Esa misma timidez que había encontrado tan insufrible antes, ahora la
creía entrañable.
Él negó con la cabeza, sonriendo.
―Creo que tengo dejar de necesitar personas, la verdad. ―Cuando se giró
a abrir la puerta, Evan lo agarró del brazo y tiró de él hacia atrás. Apenas un
soplo separaba sus bocas.
―Quiéreme, entonces ―murmuró Evan contra sus labios―. Si no me
necesitas, por lo menos quiéreme.
Archer se sintió mareado con la oleada de calor en su cara. Sus pestañas
bajaron. Tal vez Evan no era el único que podía sentirse torpe y tímido.
―Lo hago. ― Querer. Necesitar. No importaba lo mucho que luchara en
contra de ello. Evan lo besó firmemente. Archer no creía que alguna vez se
cansara de eso, tampoco. Se inclinó hacia él. No estuvo ni un poco satisfecho
cuando se separaron.
―La tarea ―susurró Evan.
Él suspiró.
―Continua. Voy a venir mañana. ―Evan deambuló fuera de la planta
baja. Archer esperó hasta que estuviera al otro lado del estacionamiento, en
dirección a su propio edificio, antes de entrar.
Desde el sofá, Vivian lo miró, su mirada fría.
―Ahí estás.
Se quedó paralizado. El sonido de su voz le daba ganas de arrastrarse
fuera de su piel.
―Aquí estoy. ―Poco a poco, cerró la puerta―. ¿Qué haces aquí? ―¿Y por
qué no te he quitado la llave todavía?
―Dijiste que estarías en casa y podría verte.
―Dije que iba a llamar. ―Cerró el bloqueo y dejó su bolso en la mesa del
comedor. Vivian se puso de pie, dejando a un lado el tema.
―¿Estabas con Evan? Pensé que no se hablaban.
Los había oído. Cuánto escuchó, no lo sabía. Archer abrió la cremallera de
la bolsa, sacando la ropa para lavar. No la miró.
―Hablamos. Las cosas están bien ahora.
168 ―Bien, ¿cómo?
―Ni siquiera sé lo que eso significa.
―Está bien como en, son amigos o…... ―Ella hizo un gesto. En la
oscuridad de la vivienda, apenas notó cuan rojos estaban sus ojos. O bien había
estado bebiendo o llorando. Probablemente ambas cosas―. Ustedes dos son
bastante cercanos, es todo lo que diré.
Archer dejó la ropa a un lado y la miró, su expresión cuidadosamente
controlada.
―Lo dices que como si fuera algo malo.
Ella se encogió de hombros, sus largas pestañas bajaron, rozando sus finos
pómulos.
―Sólo pensé que tú y yo…
Sus entrañas se retorcieron. Hace un año, infierno, hace un mes, habría
saltado ante la implicación. Él. Vivian. Juntos. Lo que siempre había querido. Y
que ella dijera eso la noche en que le pidió que matar a Mickey…‖¿pero ahora?
Tenía dificultades para mirarla.
―¿Por qué ahora? ―preguntó―. ¿Por qué ahora, después de todos estos
años? Te pedí que fueras mi novia en el instituto y dijiste que no. ¿Que podría
haber cambiado?
Vivian suspiró. Sus pequeñas manos le apretaron el pecho. Tan delicada,
tan engañosamente inofensiva. Como si no pudiera hacer daño a nada en el
mundo.
―Archer… era estúpida y joven. Tú y yo, somos lo mismo ahora,
¿verdad? Sólo monstruos. No podemos confiar en nadie más que el otro.
No confío en ti.
Podía sentir los latidos de su corazón bajo la palma de su mano, preguntó:
―¿Te puedo preguntar algo?
―¿Qué es?
―Si los policías te llevaran, ¿les dirías que estuve implicado?
Un destello de incertidumbre pasó por el rostro de Vivian y su expresión
se endureció.
―Pensé que habíamos acordado. Caemos juntos o no en absoluto.
No. No habían acordado nada últimamente.
―No les diría que fuiste tú, si me atraparan. Dejaría que todo recayera
sobre mí.
Vivian le tocó la cara.
169 ―Eres tan dulce. Pero no hablemos de eso ahora. No he sido capaz de
pensar en nada más el fin de semana.
No debió doler como lo hizo. ¿No podría siquiera mentir y decirle que no
le entregaría? Miró hacia fuera, sintiendo la tensión arrastrarse en su cuerpo.
Toda la relajación que pudo tener con Evan… fue desechada por unos minutos
con Vivian.
―Tengo tarea que hacer. Tal vez deberías salir.
Ella parecía herida.
―Pensé que me quedaría aquí.
―Ha sido una semana muy larga y estoy atrasado. ―Le había dicho a
Evan que no confiaba en que Viv no lo implicara si la policía le preguntaba,
pero la realidad de eso pesaba mucho más en su corazón de lo que quería
admitir. ¿Dónde estaba su dulce y burbujeante Viv? Hace unas semanas, pudo
vislumbrarla unas veces, pero parecía a un millón de kilómetros de distancia
ahora.
―Bien. ―Viv se echó hacia atrás y tomó su bolso del sofá―. Pero me voy
a casa, te guste o no. No me esconderé en un hotel hasta que decidas darme el
permiso para salir.
Archer cerró los ojos. Actúa bien, sólo por ahora.
―Vivian…
―Olvídalo. Debería haber sabido que sería así. ―Ella abrió su bolso,
buscando, asumió, sus llaves―. Evan vuelve y no estás interesado en mí.
Entiendo.
Oh, eso era hilarante. Podría haberse reído si no fuera tan inquietante y
estúpido.
―Así no es y lo sabes.‖ Puedes…‖ Vivian. ―La agarró del brazo cuando
caminó junto a él, acercándola―. Estás exagerando.
Sus ojos se encontraron, ardientes, audaces.
―¿Lo estoy?
¿Cuán bien actuaba? ¿Hasta dónde llevaría esto y por cuánto tiempo? ¿Y si
esto nunca terminaba? Se sentía enfermo.
―Lo siento. No quise molestarte.
Ella resopló, pero no parecía del todo convencida.
―¿Así que me puedo quedar?
¿Qué decía? ¿Qué diría Evan?
―Mañana. Déjame ponerme al día con todo lo necesario para las clases de
esta semana y te puedes quedar mañana.
170 Aplacada, Vivian asintió.
―Mañana. ―Se levantó de puntillas, lo besó en la boca, y se colgó el bolso
al hombro. Mientras caminaba por la puerta, le dio un saludo como cualquier
otro que alguna vez le había dado. Pero por la forma en que dijo‖“Nos‖vemos‖
m{s‖tarde”‖lo‖sintió‖m{s‖como‖una‖amenaza‖que‖una‖promesa.
Lunes, noviembre 3
Traducido por LizC
Corregido por Nanis

―No lo sé. Ella no quiere estar sola. Tal vez no confía en mí. ―Archer
miró por la ventana del frente por enésima vez, siempre preparándose para ver
a Vivian de pie en su porche. No había rastro de ella. Sólo podía esperar que
estuviera ocupada en The Grove o con la escuela. Tal vez no se presentaría en
absoluto.
―No lo sé. Tal vez. ―Evan suspiró en la otra línea―. Me gustaría tener
algún‖tipo‖de‖respuesta‖para‖esto.‖Sigo‖tratando‖de‖pensar‖en‖una,‖pero…
―Es mi lío. ―Archer dejó que la cortina se extendiera a través del vidrio
otra vez―. Debería decirle que está por su cuenta. De lo contrario, va a
empeorar. Tal vez fue la muerte de Marissa, pero ella sólo…
―¿Perdió el control por completo?
Cerró los ojos. ¿Vivian estaba loca? ¿Algo se había roto en su cabeza?
―No lo sé. Tal vez. ―Quizás, quizás, quizás. Ella nunca había sido la
171 persona más estable emocionalmente, pero esto era diferente―. Nunca ha
actuado de esta forma conmigo. ―Vivian tampoco había matado a nadie nunca
antes. Archer sabía por experiencia que quitar una vida cambiaba a una
persona, retorciendo algo en sus cerebros.
―Tampoco alguna vez va a tener un cierre, teniéndote a su lado sacándola
adelante ―dijo Evan suavemente―. Eso es lo que es, ¿no lo ves? Marissa y tú
eran las dos constantes en su vida. Ella hará lo que pueda para conseguir
engancharte de nuevo.
Con Marissa fuera, él no tenía a nadie para encargarse de Vivian. Nadie
para pedir consejo. Roxy no sería capaz de manejarla, no en esta situación. No
con Vivian tan perdida. Evan solamente reafirmaba sus propios pensamientos,
y esa no era una buena cosa.
Cuando abrió la boca para responder, alguien llamó. Se quedó paralizado.
Llamaron de nuevo.
―Me tengo que ir. ―Colgó sin despedirse adecuadamente. Vivian no
hubiera golpeado. Incluso antes de abrir la puerta, había medio esperado ver al
detective Patterson de pie en su porche.
No era Patterson. Archer no reconoció al hombre de cabello oscuro que le
devolvía la mirada, pero por la forma en que vestía, era un investigador de
algún tipo. Por supuesto que no sería el mismo tipo. Diferentes asesinatos. Forzó una
sonrisa tímida.
El hombre se rascó la mandíbula. No sonrió.
―Buenas tardes. ¿Es Archer Pond? ―Él no esperó una respuesta y sacó
una identificación. Detective Larry Stevens. ¿Qué pasaba con estas unidades de
investigaciones que tienen los nombres más aburridos del mundo?―. ¿Te
importa si entro?
El aire de confianza vaga que este sujeto despedía no hizo que se sintiera
tan cómodo como el demasiado esforzado Patterson. Archer se hizo a un lado.
―¿Puedo ayudarle?
Larry Stevens miró a su alrededor cuando entró. No es que hubiera algo
interesante para ver. El apartamento de Archer estaba lejos de ser interesante.
―Gracias.‖¿Conoce‖a‖un‖tal‖Mickey‖Du…‖Dumb-ant, señor Pond?
Archer se mordió la lengua, tratando de no reírse.
―¿Mickey Dumont?
―Ese mismo.
―A veces salía con mi grupo de amigos. ―No tiene sentido mentir al
respecto. Cuanto menos mintiera, menos podían captar en él―. Estaba en una
relación intermitente con alguien que conozco. ¿Por qué?

172 Stevens se puso cómodo y se sentó a la mesa del comedor, donde podía
garabatear mejor en su bloc de notas. ¿Estaba diciendo algo que realmente fuera
digno de escribir? Quizás cómo se pronuncia correctamente el apellido de Mick.
―¿Es usted consciente de que Mickey fue asesinado?
Archer frunció el ceño. Una vez más, no tenía sentido fingir sorpresa, o
actuar como si estuviera devastado. Cualquier persona que lo conociera, y a
Mick, podía dar fe de que se odiaban.
―No, no lo había oído.
―No suenas muy perturbado. ―Larry levantó una ceja tupida.
Se dejó caer en la silla frente al detective.
―Estoy sorprendido. Quiero decir, Mickey no era muy querido, pero no
creí…‖Ya‖sabe,‖que‖alguien‖lo‖odiara‖tanto.
La pluma de Larry tocó su bloc. Una vez. Dos veces.
―Entonces, ¿tenía un montón de enemigos?
Territorio traicionero.‖ Si‖ decía‖ que‖ “sí”,‖ ¿Larry‖ grandes‖ cejas le pediría
nombres?
―Él es, era, en cierto modo un hombre de chicas. Si se le podría llamar así.
Pero no las trataba muy bien. ―Archer se quedó mirando el movimiento de la
pluma. No podía distinguir la escritura―. Bebía mucho. De vez en cuando
consumía drogas.
―Y cuando dices que no las trataba muy bien, ¿conoces a alguien en
concreto? ―Otra mirada larga. El estómago de Archer dio un vuelco. ¿Actuar
inocente? Eso era fácil. Al distanciarse de la persona. Despojándose de toda
sospecha. Pero, ¿cómo hacía para no involucrar a Vivian? Cualquier cosa
honesta que pudiera decir solamente la condenaría.
Se reunió con la mirada penetrante del detective y encontró que no podía
decir una palabra. Atrapado. No podía decir nada. Si él incriminaba a Vivian,
ella se aseguraría de hundirlo con ella.
―No‖creo‖que‖sea‖realmente‖mi‖lugar…
―Es cercano a Vivian Hilton, ¿cierto?
Deslizó poco a poco sus manos fuera de la mesa y en su regazo para
ocultar el temblor.
―Más o menos.
―Más o menos.
―Hemos tenido un poco de mala racha últimamente. Ella dejó de
hablarme así como la mayoría de sus amigos.
―Debido a Mickey.
Él ya sabe todo esto. ¿Quién le dijo? ¿Ya había hablado con Vivian? ¿Algunos
173 de los otros en The Grove?
―Sí, debido a Mickey.
Larry asintió. Garabateando más.
―Me gustaría oír más, si quieres seguir hablando.
En otras palabras, él podía continuar, o podía ser llevado a un
interrogatorio, con abogado y todo. No podía retener demasiado, y no podía
estar más que dispuesto a ayudar. Menos curiosidad. Si los detectives estaban
aquí, tal vez no tenían evidencia física para vincular a Viv a la escena. Si es así,
entonces su honestidad no le haría daño alguno.
―Vivian ha estado en bastantes malas relaciones. Mickey fue peor que la
mayoría. La golpeaba a menudo, la manipuló para sacar a las personas de su
vida. ―Sus ojos se clavaron en esa pluma de nuevo en movimiento. ¿Qué
estaba escribiendo? Culpable, culpable, culpable―. Ella y yo tuvimos una pelea
por‖eso.‖Se‖quedó‖aquí‖por‖un‖tiempo,‖pero‖finalmente‖regresó‖a‖él,‖así‖que…‖
decidí que no me molestaría nunca más. Solo puedes estar ahí para alguien
tanto tiempo antes de que sus malas decisiones llegan a ser demasiado, ¿sabes?
―Distanciarse. Mejor así. La culpa roía sus entrañas despiadadamente.
El detective le dedicó una lenta inclinación de su cabeza.
―¿Y te ha contactado de alguna forma recientemente?
Más de lo que no podía mentir. Alguien podría dar fe de verla en el
apartamento. Sus registros telefónicos mostrarían cuántas veces había llamado.
―Estuvo‖aquí…‖la‖noche‖del‖viernes,‖brevemente.‖ Pero‖salí‖de‖la‖ciudad
para visitar a un amigo, así que no hablamos mucho. Y llamó el fin de semana,
se‖detuvo‖de‖nuevo‖la‖noche‖del‖domingo…
Ahora tenía toda la atención del detective. La pluma dejó de moverse.
―¿Estaba actuando en absoluto extraño cuando la viste o hablaste con
ella?
Culpable. Su corazón se retorció y se rompió en las costuras. Después de
todo lo que había hecho mal, la vida que quitó, ¿cómo podía dejar que la
acorralaran por un solo asesinato?
Pero no fue solo uno. Esa pobre chica no se merecía nada. Sólo estuvo en el lugar
equivocado en el momento equivocado.
―No ―dijo, y su voz sonó firme a pesar de su voluntad vacilante―.
Sólo…‖ como‖ Vivian.‖ Ella‖ ha‖ estado‖ en‖ cierto‖ modo‖ un‖ poco‖ en‖ las‖ nubes‖
últimamente, desde que su madre murió. La pena y todo eso. ¿Sabe?
Larry pareció salir de su mirada paralizada y anotó una cosa más. Una
pequeña sonrisa tiró de su boca. ¿Había dicho demasiado? ¿Había delatado
174 algo? Archer quería arrancarle el bloc de notas de sus manos y averiguarlo.
―Gracias. Sólo unas pocas preguntas más y puedo dejar que vuelvas a tu
tarde…
Archer cerró los ojos y trató de no suspirar. Por lo menos no podría ser
peor.

* * *

Tan pronto como el detective Stevens se fue una hora más tarde, Archer
cerró la puerta y tomó un trozo de papel y lápiz, tratando de recontar todo lo
que le había preguntado y lo que había contestado. Para memorizar. Para
mantener su historia en orden. Todo lo que podía esperar era que cualquier
cosa de lo que dijo no contradiga nada de lo que Vivian podría haberles dicho si
ya habían hablado con ella.
Cuando terminó, la llamó. Se cortó al segundo timbre y lo mandó al buzón
de voz. O ella estaba en la otra línea o había presionado el botón de declinar.
Apretó los dientes y colgó. No dejó mensajes de voz. No envió un texto. Nada
que pudiera ser monitorizado. Infierno, su línea podía estar intervenida.
Tendría que verla en persona.
Viv no había llamado en respuesta para el momento en que llegó a su
apartamento, pero Archer vio su carro en el estacionamiento. Razón de más
para estar irritado. Aparecerse ahí era lo suficientemente arriesgado; le había
dicho al detective que él y Vivian no hablaban mucho. Pero podría formular
una excusa fácil. Quería asegurarse de que ella estaba bien. Debería oír sobre Mickey
de un amigo.
Le tomó cuatro o cinco golpes antes de que ella contestara, sus ojos
llorosos y el cabello revuelto de dormir. Archer abrió la puerta y se deslizó más
allá de ella.
―Tienes que devolverme mi arma, Viv.
Ella se frotó los ojos, cerrando la puerta detrás de él.
―¿Qué…?
―Mi arma. Tienes mi arma. ―Él no la vio en ningún lugar a la vista. ¿Por
qué no se la había devuelto a estas alturas? No era como si ella la necesitara―.
Un‖detective‖vino‖a‖hablar‖conmigo‖hoy,‖y‖yo…
―Lo sé, estuvo aquí. ―Ella cruzó los brazos sobre su pecho, manteniendo
la modestia ya que su camiseta demasiado delgada no lo hacía―. Le dije que
Mick y yo rompimos hace un rato y no lo he visto desde entonces.
175 Archer trató de calmar su aluvión de pensamientos a un lento punto
muerto. Necesitaba respirar. Mantener la compostura.
―¿Por‖ cu{nto‖ tiempo‖ es‖ “hace‖ un‖ rato”?‖ Todo‖ el‖ mundo‖ en‖ The‖ Grove‖
sabe que estuvieron juntos hace sólo unos días. Si encuentran parte de tu ADN
en el apartamento, pero les dijiste que no has estado allí en un par de
semanas…‖ ―Cuando Vivian frunció el ceño y se encogió de hombros, él
entrecerró los ojos―. Esto es importante, Vivian. Nuestras historias tienen que
coincidir, o van a saber que pasa algo.
―No les podía decir que él y yo tuvimos una gran pelea el día antes de
que muriera, ¿verdad? Cuando preguntaron por las contusiones, les dije alguna
tontería de caer de la cama. ―Ella resopló y se deslizó por delante de él hacia su
dormitorio. Él la siguió. El arma no estaba en la parte superior de su mesita de
noche o en la cómoda. Debe haberla escondido.
―¿Qué le dijiste sobre nosotros?
―Que eres mi mejor amigo. ¿Qué más podría decir? ―Ella se arrojó sobre
la cama―. Les dije que te vi el viernes por la noche antes de salir de la ciudad.
El hotel en el que me quedé es un lugar al que mamá y yo viajamos una vez,
quería‖honrar‖su‖memoria,‖bla,‖bla,‖bla…‖―dijo y agitó una mano con ligereza.
Algo en su tono le dio ganas de golpearla.
No utilices a Marissa para tu beneficio.
Se hundió a los pies de la cama, suspirando.
―Tal vez fue suficiente. Tal vez ahora nos dejarán en paz.
El colchón se movió detrás de él y los brazos de Vivian se deslizaron
alrededor de su cintura. Sus manos frías vagaron debajo de su camisa, las
palmas planas contra su estómago. Archer inhaló bruscamente, su espalda
poniéndose rígida. Ella acarició la cara contra la curva de su cuello.
―Dijiste que no me preocupara, ¿verdad? ―tarareó contra su oreja―. No
soy estúpida. Sé cómo hacer que los tipos como el detective crean en mí.
Sí, lo sabía, ¿no? Has estado haciéndomelo a mí todos estos años. Pero ella
seguía siendo sólo una niña asustada debajo de toda esa fachada. A la primera
señal de que sus juegos no funcionaban, se vendría abajo. Ella le dejaría todo
para‖arreglarlo…‖y‖esta‖vez‖no‖estaba‖seguro‖que‖pudiera.‖O‖que‖quisiera.
Se quitó sus manos de debajo de su camisa y se levantó.
―Tengo que ir a casa.
Los grandes ojos azules de Vivian parecieron perdidos de tal manera que
casi se sintió mal. Casi. Pero se endurecieron un segundo más tarde y la Vivian
a la que no reconocía estaba de vuelta.
―¿Qué, vas a ver a Evan? Pensé que te que quedarías conmigo esta noche.
Archer dejó pasar lo del nombre de Evan con cautela.
176 ―Dijiste que tú querías que viniera. Así que vine. Pero necesito mi arma.
Ella resopló y miró hacia abajo, recogiendo una pelusa en su camisa.
―No la tengo.
Se quedó sin respiración.
―Lo siento. ¿Qué?
―No la tengo ―repitió―. La arrojé.
―La‖ arrojaste…‖ ―Él se pasó una mano por el cabello, agarrándolo con
demasiada fuerza―. De acuerdo. Bien, ¿dónde?
―En el océano, duh. No pueden atraparnos a ninguno de nosotros con
ella, ¿cierto? Por lo menos si la encuentran, no sabrán de quién es.
Le temblaban las manos. No de ansiedad. No de nerviosismo. Enfado.
―Vivian…‖esa‖arma‖estaba‖registrada‖con‖el‖nombre‖de‖mi padre. La tomé
cuando me mudé. Será mejor que no la encuentren, porque si lo hacen van a
vincularla directo a mí.
―Directo a ti. ―Por la forma en que Vivian lo miró, se dio cuenta que no
le importaba. Él. No había dicho nada acerca de ella. Pero ella realmente dejaría
que él cargara con todo, y tal vez el lamento que tendría era que no iba a estar
para cumplir sus órdenes nunca más.
―Tengo que irme. ―Él se apartó. A mitad de camino hacia la puerta,
Vivian gimió detrás de él.
―Archer…
―¿Qué?
―Te amo.
Sus palabras fueron como una cadena alrededor de su garganta,
haciéndole detenerse en seco, estrangulándolo y dejándolo sin aliento. Plantó
sus manos contra el marco de la puerta. Su cabeza baja.
Todavía duele. ¿Por qué? ¿Por qué no podía sacar a relucir algún tipo de
enojo resistente hacia ella? Incluso la apatía hubiera sido mejor que esto.
Cuando dijo esas palabras, tan abiertas y crudas, pudo recordar por qué los
había metido en este lío en primer lugar.
Quería que me ames. Lo quería más que nada.
Él había arruinado todo. Incluyéndola a ella.
―Lo sé. Yo también te amo.
Pero se fue, porque no podía soportarla ver llorar nunca más.

177
Viernes, noviembre 14
Traducido por âmenoire
Corregido por Nanis

La profesora Gonera colocó la historia de Archer sobre su escritorio sin


mirarlo. Bajó la mirada hacia la gran C roja en la parte superior. Sin notas, sin
comentarios, nada. Casi un mes, ¿y esto era lo que le daba? Nada sobre lo que
pudiera quejarse sin verse mezquino, nada suficientemente alto para hacerla
sentir como que hubiera perdido. Acomodando su mandíbula, metió su historia
en su mochila. Se puso de pie y se fue sin gestos. No había manera que la dejara
pensar que había tocado un tema sensible.
Roxy lo esperaba afuera. Si recordaba bien, ella también tenía clase hoy,
pero del otro lado del campus cerca del edificio de ciencias. Disminuyó su paso
cuando la vio. Cuando sus ojos se encontraron, ella se alejó de la pared y
caminó para colocarse junto a él.
―Están interrogando a todos en The Grove, sabes.
Él asintió solemnemente.

178 ―Sobre Mickey.


―Sobre Vivian. ―Sus ojos se quedaron atentamente sobre su rostro―. No
estoy segura qué debe de decir cualquiera de nosotros.
Él se encogió de hombros.
―Decir la verdad. ¿Crees que hay algo que ocultar?
―No lo sé, Archer. ¿Lo hay?
En la puerta del edificio, Archer la enfrentó.
―Me estás preguntando si ella lo hizo.
Los labios de Roxy se fruncieron, pensativamente.
―Te estoy pidiendo que seas honesto conmigo.
Él suspiró.
―No puedo contestar eso. Sé que ha estado actuando extraño, pero acaba
de perder a su‖hermano‖y‖a‖su‖mam{…
―Y Mick estaba con otra chica. Como, días antes de que Viv y él
terminaran como por la veinteava vez. Escuché que la chica con él también fue
asesinada. ―Ella cruzó sus brazos sobre su pecho, obviamente rechazando
dejarlo evitar el tema―. No como si estuviera fuera de la norma. Chica
encuentra‖a‖su‖novio‖en‖la‖cama‖con‖otra‖chica‖y‖lo‖pierde‖totalmente…
Archer la estudió.
―Nunca pensaría que Viv fuera capaz de algo así.
―Hace un año, tampoco lo hubiera pensado. ―Roxy empujó su bolso con
el hombro―. Mira, amo a Vivian. Pero sabes mejor que cualquiera de nosotros
que últimamente lo ha estado perdiendo.
―No estoy seguro de qué quieres que diga. ―Quitó su mirada del rostro
de ella―. Me he roto en piezas tratando de ayudarla. Ya no puedo hacer eso.
Ella tomó una profunda respiración y la mantuvo por unos segundos.
Cuando exhaló, fue un sonido derrotado y vacío.
―No puedo decir que te culpo. Olvida que dije algo. Dile a Evan que dijo
hola, ¿sí? ―Su puño golpeó ligeramente su hombro antes que se deslizara por
fuera de la puerta y desapareciera a través del estacionamiento.
Archer la vio retroceder. Hace un año… habría negado la habilidad de
Vivian para matar. ¿La pequeña y dulce Vivan lastimando físicamente a
alguien? De ninguna manera. Pero eso fue antes de Mickey. Él la había roto.
Ella había sido dañada antes, pero no así.
Nunca así.

179
Sábado, noviembre 15
Traducido por Mae
Corregido por Nanis

Evan tenía un hábito desagradable de robar la cuenta y pagar por su


comida antes de que Archer tuviera la oportunidad. Esta vez se pelearon por
ello mientras varias mesas cercanas los miraban intentar quitarle la cuenta al
otro, Evan rió, hasta que finalmente renunció a su agarre con un profundo
suspiro, las manos en alto.
―Bien, bien. Tienes la oportunidad esta vez.
Archer, sintiéndose ligeramente triunfante, buscó su cartera para sacar su
tarjeta bancaria. Hizo una pausa. Frunció el ceño.
―Por supuesto ―dijo Evan, claramente conteniendo su diversión―,
olvidaste tu cartera en el apartamento…
Suspirando, Archer le lanzó la cuenta.
―Eres un dolor en el culo. Vámonos.
Evan deslizó la tarjeta en la ranura en la parte superior y dejó la libreta a
180 un lado para que su camarera la recogiera. Después de un momento, señaló:
―Vivian ha estado tranquila.
Era un tema que habían evitado, pero Archer sabía que tenía que ser
abordado con el tiempo.
―No he hablado con ella desde la noche del jueves. ―Lo cual, en muchos
aspectos, no era tanto tiempo… pero lo era para Vivian. Tal vez algo que le
había dicho desencadenó su silencio. Quería preocuparse por ello, pero por otro
lado, la tranquilidad era agradable.
―Pensé un poco…‖ ―Evan daba vueltas a su popote en el resto de su
bebida―. Tal vez podrías quedarte esta noche. Puesto que, sabes, no has
venido.
No habían compartido la cama desde el viaje a la casa de los padres de
Evan. A menos que una siesta o dos contaran. Pero la idea sonaba más que un
poco atractiva. Archer bajó los ojos. Una esquina de su boca amenazó con una
sonrisa.
―Podemos hacerlo.
Afuera, olía a lluvia. Evan le tomó la mano, algo a lo que todavía no estaba
acostumbrado, pero era agradable. Esto era muy agradable. Ellos. Juntos, capaz
de relajarse y disfrutar de su mutua compañía. No podía acostumbrarse a la
idea de amar a alguien, que alguien lo amara. Sin condiciones. Evan no pedía
nada de él aparte de su tiempo y atención.
A Archer le gustaba esto. Pero Vivian acechaba en la parte posterior de su
cabeza, una amenaza constante de tirar todo por la borda.

181
Martes, noviembre 18
Traducido por scarlet_danvers
Corregido por Nanis

Soñaba con el océano. Marissa con su vestido favorito. Vivian, joven y


pequeña, construyendo castillos de arena en la distancia. Calor a su alrededor.
El olor de la sal y el agua.
Luego Vivian era mayor, inclinándose sobre él con la luz del sol brillando
en su cabello rubio blanco. Hermosa y angelical, el recuerdo al que quería
aferrarse. Ella le tocaba la cara, el cabello. Besaba su frente y la punta de su
nariz. Se rió de la forma en que su rostro se arrugaba.
Y se despertó con la boca de Vivian en la suya, sus manos trazando sus
cejas, su mandíbula. Por un momento no pudo discernir entre la Vivian del
sueño y la Vivian real, y su cuerpo era suave. Cálido. Deslizándose contra el
suyo y no podía averiguar qué demonios estaba haciendo hasta que se dio
cuenta que estaba encima de él.
Él contuvo el aliento y la agarró por las muñecas, tratando de sacudir el
sueño de su mente.
182
―¿Qué‖est{s…?
―Calla‖ ―dijo,‖ y‖ lo‖ besó.‖ Él‖ se‖ echó‖ hacia‖ atr{s.‖ Mirando‖ hacia‖ ella‖ en‖ la‖
oscuridad, se dio cuenta, oh, Dios, ella no llevaba absolutamente nada. Si él
quería que su cuerpo reaccionara o no, no importaba. Cerró los ojos, volvió la
cabeza cuando ella trató de besarlo de nuevo. Vivian se detuvo, con sus labios
casi en su mejilla, y su voz vaciló. Afligida. Herida. Confundida.
―¿Que‖est{‖mal…?
La voz de Archer le falló. Quería aferrarse a ella. Pedir y rogar y suplicar:
¿Por qué no eres la misma? ¿Que te he hecho? Vuelve, vuelve.
En su lugar, le preguntó:
―¿Qué‖est{s‖haciendo,‖Vivian?
Su boca se torció en una sonrisa irónica.
―Tú.‖Ese‖era‖el‖plan,‖de‖todos‖modos.
―No‖podemos.‖―Trató‖de‖incorporarse.
―Podemos.‖¿Por‖qué‖no?‖Tú‖quieres.‖―Vivian‖hizo‖un‖punto‖al cambiar a
la perfección, sus caderas moviéndose contra las suyas. Él se atragantó con un
sonido y salió lastimosamente como un gemido.
―Yo‖ no‖ puedo. ―Necesitaba‖ que‖ ella‖ se moviera, preferiblemente fuera
de‖él―.‖Sabes‖que‖no‖puedo.‖Por‖favor…
De repente su tono se endureció.
―¿Por‖ qué‖ no?‖ ―Ella‖ se‖ enderezó,‖ mirando‖ hacia‖ él.‖ Fue‖ un‖ esfuerzo‖
forzar su mirada‖a‖permanecer‖en‖su‖rostro―.‖¿Es‖Evan?‖¿Es‖eso?‖―Cuando‖él‖
no respondió, su rostro se oscureció y se bajó de él. Él tomó unas cuantas
respiraciones profundas para calmarse antes de sentarse totalmente, las piernas
deslizándose sobre el borde del colchón.
―Vivian.
Sus ropas estaban en el suelo. Ella las agarró y comenzó a ponérselas de
un tirón, sin coordinación. ¿Estaba borracha? ¿Drogada? Pensó que olía rastros
vagos de alcohol, pero no quería preguntarle sobre eso.
―Debería‖haber‖sabido.‖Evan‖esto,‖Evan aquello. Siempre Evan. ―Ella‖no‖
se molestó en abotonar sus vaqueros. Puesto su sujetador, tiró su abrigo sin
molestarse‖con‖una‖camisa―.‖No‖puedo‖creerte. ―Subió‖la‖cremallera.
Todavía se sentía medio dormido. Esto tenía que ser un sueño. Él seguro
que no entendía lo que estaba pasando.
―¿Dónde‖has‖estado‖los‖últimos‖días?
―¿Por‖qué?‖Tú,‖evidentemente,‖no‖me‖extrañaste. ―Ella‖agarró‖su‖camisa,‖
haciéndola bola en sus manos. Dejándolo preguntarse si todo su plan había sido
183 mantenerse alejada hasta que él estuviera tan estúpido que se dejaría seducir
por ella en la oscuridad de la noche. Cuando ella comenzó a irse ofendida,
Archer gimió y se levantó de la cama para seguirla. Casi le agarró la muñeca a
mitad de camino a la sala de estar.
―Deja‖de‖hacer‖eso.‖Estás tomando esto demasiado personal…
―¿Lo‖ estoy?‖ ―Vivian‖ se‖ giró‖ lejos‖ de‖ él,‖ d{ndole‖ a‖ su‖ pecho‖ un‖
empujón―.‖¿Lo‖estoy‖realmente? Solías desearme. Solías mirarme todo el tiempo
mientras crecía. Yo solía decirte sobre mi vida sexual a propósito, ¿lo sabías?
Sólo para verte retorcer.
Archer hizo una pausa, con los ojos entrecerrados.
―¿Por qué hiciste eso?
Vivian le clavó un dedo en su hombro. Fuerte.
―Crees‖que‖eres‖tan‖diferente‖de‖todos‖los‖dem{s,‖Archer.‖Crees‖que‖eres‖
tan alto y poderoso. Me amas más que a cualquier otra persona o lo que sea.
Pero admítelo, me deseabas como cualquier otro chico lo hacía en aquel
entonces.
Sólo apenas se resistió de alejar su mano de un golpe. Dolía. No el golpe,
bueno, eso también lo hacía, pero el hecho de que ella no sólo había sabido
cómo se sentía, sino, ¿burlarse de él al respecto? El poco de orgullo herido que
logró curar en las últimas semanas, Vivian lo abrió de nuevo.
―Nunca‖lo‖intenté.‖Eso‖fue‖lo‖que‖me‖hizo‖diferente.
Cuando Vivian lo fulminó con la mirada, se sintió extrañamente pequeño.
No importaba que ella fuera centímetros más pequeña y que pareciera que una
fuerte brisa pudiera derribarla.
―¿Lo‖follaste?
Sus manos se apretaron en los puños a los costados.
―¿Qué?
―Me‖escuchaste.‖Tú‖y‖Evan.
No, debería haber dicho. No tan lejos. O quizás, eso depende de cómo definas el
sexo. Debería haberla calmado antes de que hiciera algo estúpido. Como
conducir en estado de ebriedad. En su lugar, quería reír y arremeter y mostrarle
cómo se sentía.
―No‖creo‖que‖eso‖sea‖asunto tuyo.
Tal vez había esperado que la aplacara, porque ella no podía imaginarlo
amando a otra persona, ¿no? ¿Queriendo estar con alguien mientras la
rechazaba en la misma frase? Podía ver las emociones corriendo salvajes en su
cara: confusión, sorpresa, ira, dolor, pérdida.
―Entonces…‖ ¿por‖ qué?‖ ¿Por‖ qué‖ hacer‖ que‖ mate‖ a‖ Mickey?‖ ¿Por‖ qué‖
184 llevarme‖contigo‖y‖hacerme‖sentir‖como…?
El estómago de Archer se retorció.
―No‖te‖atrevas.
―… tenía que hacerlo o… o… ―Vivian‖se‖abrazó‖a‖sí‖misma.
―Nunca‖ te‖ hice‖ hacer‖ nada. ―Estaba‖ furioso―.‖ Yo‖ quería‖ ir‖ a‖ casa.‖ Tú‖
saliste disparada. Yo sólo te seguí para asegurarme que no quedaras atrapada
mientras te volviste completamente loca.
―¡No me llames loca! ―Lo empujó. Él casi se tambaleó hacia atrás sólo
porque ella lo cogió con‖la‖guardia‖baja―.‖Esto‖fue‖todo‖por‖ti,‖Archer.‖¡Todo por
ti! ¡Tú mataste a mamá! Si no hubiera muerto Brody, ella no habría llegado a
estar tan estresada y deprimida, y si ella todavía estuviera viva, nada de esto
habría pasado.
Si no estuviera tan aturdido, habría golpeado algo. La pared, el sofá, la
mesa. Cualquier cosa.
―¿Me‖est{s‖culpando‖por‖esto?
Vivian gritó por encima de él, levantando el tono de su voz.
―¡Porque‖es‖tu‖culpa!‖¡A‖lo‖largo‖de‖la‖escuela,‖ni‖siquiera‖podía‖tener‖un‖
novio normal, porque tú los espantabas a todos! Tú eras todo lo que tenía,
porque tú lo hiciste de esa manera. ―Sus‖manos‖empuñaron su‖camisa―.‖Los‖
únicos que alguna vez pude conseguir eran los que me trataban como una
mierda. Gracias a ti.
Mi culpa. Archer miró las manos de ella sin realmente verlas, aturdido.
―Pero‖no‖es… ―Él‖no‖entendía.‖¿Cómo‖podía‖decir‖eso?―. Hice las cosas
mal, pero no es mi culpa… sólo traté de hacerte feliz. Nada de lo que hice fue
suficiente.
Vivian le dio una bofetada. Su cabeza se hizo a un lado por la fuerza de
esta.
―Todo‖ lo‖ que‖ tu‖ madre‖ decía‖ era‖ cierto‖ ―dijo‖ entre‖ dientes―.‖ Te‖
arrepentirás de todo esto.
Tú destruyes todo.
Ella se dio la vuelta para marcharse. Dio un paso tras ella. No era cierto. No
todo fue él. Trató desesperadamente de aferrarse a eso. La puerta principal se
cerró con la salida de Vivian. Hizo temblar los cuadros en la pared. Fotos que
Vivian misma había elegido. Evan estaba en lo cierto; este no era su
apartamento, era el de Vivian. No podía mirar a ningún lado sin verla.
Destruyes todo, Archer.
Los cojines de color rojo y negro en el sofá. Los tomó, los tiró a la puerta
185 principal. Uno de ellos golpeó un marco de fotos en la pared y cayó al suelo.
Quitó más de la pared, uno por uno, arrojándolos en una pila en el suelo en un
montón de vidrio roto y partes de madera y plástico. Manteles de la cocina. Su
ropa de cama. Las toallas. Lámparas.
Tú. Destruyes. Todo.
Las pesadas cortinas. Las arrancó, también. La luz de la luna se derramó
en la sala por primera vez desde que Vivian las puso. Cuando ya no quedaba
nada, fue por las cajas en su armario. Cartas de la secundaria, notas estúpidas
pasadas de ida y vuelta en clase, todas escritas con tanta delicadeza en los
limpios garabatos fluidos de Vivian.
Y las fotos. Tantas fotos. La graduación. Cumpleaños. Siempre Vivian,
siempre él. Ella agarraba su brazo en la mayoría de ellas, aferrándose a él,
sonriéndole. Adoradora y amorosa. ¿Cuándo había cambiado eso? ¿En qué
único momento definitivo en el tiempo Vivian había dejado de amarlo y
comenzado a odiarlo? Si ella lo odiaba, ¿por qué había aparecido en absoluto?
¿Por qué estaba haciendo algo de esto?
Todo a tu alrededor se pudre y muere.
Se dejó caer en el suelo, caja, cartas, fotos esparcidas a su alrededor. Él y
Vivian en la playa. Marissa debía de haber tomado esa. Todo sonrisas. Siempre
sonriendo. La Vivian que había muerto. Desaparecido. En algún lugar, de
alguna manera.
No puede ser mi culpa. Lo intenté, lo intent…
Archer se quedó mirando las fotos de todo lo que había perdido. No
quedó ningún lazo. Vivian había cortado el último.

* * *

Dos horas más tarde, Evan lo encontró sentado enfrente de la chimenea.


Archer honestamente no había esperado que respondiera al mensaje que había
enviado. Era la mitad de la noche. ¿Había estado despierto? ¿El mensaje lo
había despertado? Fotos carbonizadas rizándose sobre sí mismas en las llamas.
Evan no dijo una palabra cuando entró, pero Archer podía sentir su
vacilación. Sabía que estaba mirando el apartamento, asimilando las paredes
desnudas, las ventanas abiertas. Archer ya había arrastrado todo a los
contenedores de basura. No dejó nada excepto el esqueleto de su viejo
apartamento.
Sólo huesos.
Hundiéndose detrás de él en el suelo, Evan se deslizó hasta que sus
piernas estaban a cada lado de las de Archer, y puso sus brazos alrededor de él,
186 tirando de él hacia atrás. Archer cerró los ojos y se apoyó en él. Alegre por la
calidez, agradecido por la comodidad. Evan no dijo nada, y Archer estaba
agradecido por eso, también. Tal vez él sabía que no había nada que decir.
Se sentaron así durante al menos treinta minutos antes de que Archer
encontrara la voluntad para moverse. Dejó caer la cabeza hacia el hombro de
Evan, respirando profundamente el aroma de la leña y los recuerdos.
―¿Puedes‖llevarme a algún lugar mañana?
Los brazos de Evan se apretaron.
―Sí.‖Claro.‖¿Dónde?
Archer dejó que sus ojos rodaran de vuelta a las llamas. Tan cansado.
―Tengo‖que‖ver‖a‖mi‖madre.
Miércoles, noviembre 19
Traducido por Danny Lowe
Corregido por Nanis

Archer no había estado en casa desde que salió de la universidad. Por qué
su mamá no se movió, él no tenía idea. Parecía un desperdicio mantener una
casa hundida en malos recuerdos. Especialmente una con tantas habitaciones y
nadie para ocuparlas. Evan esperaba en el auto. No preguntó por qué Archer
quería que viniera. Simplemente parecía correcto tenerlo allí.
Él medio esperaba que su llave ya no funcionara. Su mamá estaba
aterrorizada de él, ¿entonces por qué no habría de cambiar las cerraduras? Pero
la llave se deslizó y chasqueó, y Archer se deslizó en el interior después de una
última, mirada triste al auto.
El aroma de canela y especias de calabaza lo saludó en el interior, y los
platos se sacudieron desde la cocina. La lavadora zumbo. Cerró la puerta más
fuerte de lo necesario, y el grifo de la cocina se cerró. Su madre salió a la puerta
de entrada lentamente, secándose las manos con una toalla.
¿Cómo habría sido volver a casa con un abrazo y un beso? Olvidado por
187 una madre quien se preocupaba demasiado por cosas que no importaban, como
su cabello rizado o la ropa que llevaba. En su lugar se encontraban allí, ambos
torpes. Ambos cautelosos.
―Hola, mamá.
Ella frunció sus labios, giró, y desapareció en la forma en que llegó.
―¿Qué‖est{s‖haciendo‖aquí?‖No‖llamaste.
Archer la siguió. La cocina había sido pintada recientemente de ese
aburrido ladrillo rojo a blanco brillante, como si el sol se hubiera levantado en
las paredes. Se preguntó qué más había cambiado ella, o si había limpiado su
habitación. No es que hubiera dejado mucho atrás.
―Lo‖ siento.‖ Solo‖ quería‖ verte.‖ ―Su voz no salió tan firme como hubiera
querido.
Su madre tiró el trapo sobre el mostrador y se giró con los brazos
cruzados. ¿No podría sonreír? ¿No se supone que las madres son felices de
escuchar ese tipo de cosas?
―¿Por‖qué?‖¿Qué‖quieres?‖¿Necesitas‖dinero?
Una recepción fría no era inesperada, pero si cualquier comentario podría
haberlo molestado, era ese. Nunca le había pedido dinero. Ella lo quería fuera
de la casa, entonces le dio fondos mensualmente. Después de cuentas no era
mucho, pero nunca le había pedido más.
―No.‖No‖quiero‖nada.
―¿Entonces qué es esto?
Pensó en Marissa, siempre feliz cada vez que la visitó. Pensó en la señora
Bishop, dándole un fuerte abrazo y enderezando el cuello de su camisa antes de
que él y Evan se fueran. Su madre había sido así, erase una vez. A ella no le
gustaría lo que él tenía que decir, pero quería decirlo. Quería que ella lo
conociera. Sus razones. Sus motivaciones. Tal vez esto era más su culpa por
ocultar todo de ella durante tanto tiempo.
―He estado viendo a alguien ―dijo.
Las cejas de mamá se juntaron en un ceño fruncido. Pero no sonaba del
todo desinteresada cuando preguntó:
―¿Estás bien?
Él metió las manos en su pantalón, se encogió de hombros, asintió
lentamente.
―Es‖un‖chico.
―Lo‖supuse.‖―Pausa―.‖¿El del funeral?
Ella‖ recordó.‖ Algo… que casi le da un ataque de nervios. Otro
asentimiento.
188
―Su‖ nombre‖ es‖ Evan.‖ Me‖ gustaría‖ que‖ te‖ reunieras con él en algún
momento.‖―Una‖reunión apropiada, no lo que había sido antes. Y tal vez ella
no querría. Tal vez Evan no querría. Archer no se hacía ilusiones de que una
reunión entre ellos fuera bien, pero estaba allí para tratar no obstante. Tratar de
llegar a ella. Para asegurarse de que no importaba lo que paso, ella recordaría
que era su madre. La amaba. Incluso si él no sabía cómo demostrarlo.
Ella dio unos golpecitos con los dedos en el mostrador. Uno, dos, tres,
cuatro. Una variedad de emociones se deslizó más allá de sus ojos, nunca
logrando asentarse entre la incertidumbre y la confusión.
―No‖conduces‖hasta‖aquí‖para‖decirme‖que‖tienes‖un‖novio,‖Archer.
No. No, lo había hecho.
―Maté a papá.
La confusión se desvaneció. Sus ojos se abrieron, su boca se abrió pero las
palabras no salían. Archer no quería molestarla. Quería abrazarla y decirle que
la amaba, que por supuesto nunca podría hacerle daño. Ella había estado
distante. Hiriente. Pero nunca lo había herido, nunca lo dejó ir sin las cosas que
necesitaba en la vida. Nunca podría haberle hecho a ella lo que le había hecho a
su padre.
Pero tan pronto como vio esa mirada en su cara, quería explicarse, decirle
todo y las palabras salieron a borbotones. Había escatimado los detalles de
cómo había llegado a casa después de la escuela para encontrar a su padre
desmayado en el sofá, una jeringa llena aún sobre el cojín a su lado. Archer ni
siquiera lo había inyectado con la intención de matar; solo un crudo, abrumador
deseo de querer vengarse de él por todo lo que su madre había sufrido.
―Él‖nos‖hizo‖daño.‖―Archer‖dio‖un‖paso‖adelante―.‖Lloraste‖mucho.‖Oí‖
que le decías a alguien por teléfono que la razón por la que te quedaste con él
era porque tenías miedo a abandonarlo. Y nadie te habría ayudado. Papá
parecía‖tan… tan normal para todos los demás.
Ella negó con la cabeza lentamente, incrédula.
―Mataste‖a‖tu‖propio‖padre,‖Archer.‖―Como si ella no lo supiera ya. La
negación era algo muy poderoso, y él era muy consciente de lo diferente que
era pensar algo y realmente escucharlo.
―Quería‖ protegernos.‖ ―Su barbilla se hundió. Los paramédicos habían
llevado a su padre en una camilla a una camioneta estacionada al lado de la
casa―.‖Tuvimos‖la‖póliza‖del‖seguro‖de‖vida,‖finalmente‖podrías‖ir‖a‖la‖escuela‖
y trabajar como siempre dijiste que querías. Y lo hiciste. Y parecías más feliz,
solo no conmigo a tu alrededor.
Los ojos de su madre eran ilegibles. Odiaba esa mirada. Odiaba que fuera
una desconocida para saber lo que estaba pensando.
189
―¿Por‖qué‖me‖dices‖esto‖ahora?
―Necesitabas‖ oírlo.‖ Necesitaba‖ decírtelo.‖ Y‖ decirte… que nunca te haría
daño. Nunca dejaría que alguien te hiciera daño.
Sus ojos brillaban. Si ella lloraba, él no sabía lo que haría. Nunca fue bueno
con las lágrimas.
―¿Por‖qué…?
―Porque‖sé‖que‖sólo‖me‖odias‖porque‖hice‖lo‖que‖querías‖hacer‖y‖estabas
demasiado asustada para hacerlo.‖ ―Se‖ encogió‖ de‖ hombros―.‖ Y‖ porque‖ eres‖
mi‖ madre,‖ y‖ puede‖ que‖ no‖ te‖guste‖ la‖ mayor‖ parte‖ del‖ tiempo… pero te amo.
―Eso fue todo. Era el corazón de todo lo que siempre había querido decirle.
Ella no dijo nada. Archer no esperaba que lo hiciera. Los dos eran
culpables; podía aceptar eso. Pero no fue del todo su culpa y él no la dejo ―o‖a‖
Vivian― pensar lo contrario.
Dejó el silencio ensordecedor atrás. Incluso sabiendo que no lo seguiría,
una pequeña parte de él había tenido la esperanza de que lo haría. Esa misma
parte de su corazón se rompió cuando salió y en la cocina podía oír el ruido de
platos reanudándose.
Archer dejó el porche, rápidamente en dirección al auto mientras el
mundo se volvió borroso a su alrededor.
* * *

Evan le preguntó si se encontraba bien, y cuando Archer luchó por qué


responder, Evan dejó el tema. Quería ayudar, pero lo hizo al estar allí. Nada lo
hizo sentirse mejor como Evan tumbándose en el sofá como algo grande, el
perro perezoso con su cabeza en el regazo de Archer.
Comieron pizza, discutiendo de la tarea que ninguno de ellos quería
hacer, poniendo una película que habían visto más de una vez juntos ya. Archer
conocía cada línea en la que Evan se reiría, y había consuelo en la familiaridad.
Se durmió en algún momento. Cuando despertó era casi medianoche, y
Evan estaba jugando con su teléfono. Un ceño fruncido arrugando su frente. De
alguna manera sabía que esto tenía algo que ver con Vivian. De alguna manera.
―¿Qué‖est{‖mal?
Evan miró más allá de su teléfono y sonrió débilmente. Vacilando.
―Deberías‖volver‖a‖dormir.
¿Qué mejor manera de despertarlo por completo? Archer se empujó a
sentarse.
190
―No,‖¿qué es?
Evan abrió su boca, la cerró, suspiró. Giró su teléfono hacia Archer para
que viera.
Desconocido: Tú estás en su cabeza. Enviado: 11:50 p.m.
No nombre en el texto. No necesitaba mirar dos veces el número. Para
alguien estudiando para ser enfermera, siempre había pensado que su
habilidad para deletrear sería mejor.
―Ella‖va‖demasiado‖lejos‖―siseo.
―No te preocupes por eso. ―Evan‖ dejó el‖ teléfono‖ a‖ un‖ lado―.‖ Puedo‖
tener su número bloqueado.
A Archer no le gustó. ¿Qué estaba pensando ella? Escribiéndole a Evan.
Aún‖peor…
―Debió de haber conseguido tu número de mi teléfono cuando no estaba
prestando atención. Lo siento.
―Como‖he‖dicho,‖no‖te‖preocupes‖por‖eso.‖―Pasó un dedo sobre el labio
inferior‖de‖Archer―. Incluso si nos metemos en una pelea de gatos a tirones de
cabello sobre ti, pienso que voy a ganar.
Vivian pelea sucio, pensó.
―Voy‖a‖llamarla‖mañana.‖O‖iré‖allí si tengo que hacerlo.
Evan negó con su cabeza.
―Ella‖quiere una reacción. No les des una. Eventualmente va a dejarlo ir.
Cuánto más hagas una escena, lo peor de todo esto se verá en ella.
Archer apretó su mandíbula. Evan no sabía lo que le hizo Vivian. Él no la
había visto la última vez que había llegado a su apartamento. No confiaba en
ella en no hacer algo total y absolutamente loco.
Se ocuparía de ella él mismo. Ella no le haría daño a Evan. Su Evan.
Archer se adelantó, capturando la boca de Evan contra la suya.
Inclinándose hacia él, empujándolo hacia atrás en el sofá. Evan hizo un suave,
sonido satisfecho, brazos envolviéndose libremente alrededor de los hombros
de Archer. Archer se aferró a él, besándolo, deslizó sus manos debajo de la ropa
para trazar planos de piel y músculo mientras que Evan respiró hondo y se
arqueó en sus toques.
Esto era suyo. Su felicidad, su vida. Él no dejaría que se lo quitara.

191
Sábado, noviembre 22
Traducido por Danny Lowe
Corregido por G.Dom

A pesar de su buen juicio, ignoró a regañadientes los textos de Vivian.


Evan no le dijo lo que ella le envió, pero Archer los vio en su teléfono antes de
que fueran eliminados. Finalmente, Evan hizo lo que dijo que haría y llamó a su
proveedor de celular para tener el número de Vivian bloqueado.
Archer pensó en hacer lo mismo. Tal vez era un masoquista, tal vez se
sentía mejor al menos sabiendo lo que ella estaba diciendo, pero nunca llegó a
hacerlo.
La madrugada del sábado llegaron varios en fila:
Vivian: Necesitas responder el teléfono. Enviado: 12:02 a.m.
Vivian: Llámame. Es importante. Enviado: 12:10 a.m.
Vivian: Sé que estás despierto. Enviado: 12:30 a.m.
Vivian: No contestas porque estás con él ahora mismo.
Enviado: 12:43 a.m.

192 Su piel de gallina.


Evan dormía profundamente a su lado. Fue una estupidez fijarse en ello;
por supuesto Vivian asumiría que estaba con Evan. No necesitaba ser un genio.
Por lo que él sabía, ella había llegado a su apartamento y encontró que no
estaba en casa.
Borró los mensajes y avanzó por debajo de las sábanas, rodando hacia
Evan. Deslizó sus brazos alrededor de su cintura, cara presionada contra la
pendiente de su cuello y hombro.
Ella no lo sabe. Y no importaría si lo hiciera. ¿Qué puede hacer?
Lunes, noviembre 24
Traducido por Shilo
Corregido por Nanis

El detective Stevens estaba esperando por su auto cuando Archer salió de


su última clase de la tarde. Metió un libro de química en su mochila, negándose
a dejar que sus pasos se ralentizaran. No es gran cosa. Nada de lo que preocuparse.
―Larry‖ ―saludó. El detective Stevens se enderezó, su expresión sensata
arruinada por una sonrisa burlona.
―Haré esto rápido. ¿Supongo que no has estado en contacto con Vivian
desde la última vez que hablamos?
Archer abrió la puerta del lado del pasajero, tirando adentro su bolsa.
Debería haber estado ansioso y no lo estaba. Stevens no había regresado a
interrogarlo a él. La atención de ellos estaba en Vivian. En las últimas semanas,
había estado tratando desesperadamente no estresarse por eso. Su palabra
contra la de él, y él era un mejor mentiroso por mucho. ¿Verdad?
―No‖ estamos‖ hablando.‖ ―Cerró la puerta, se volvió y se apoyó contra
193 ella―. Aunque estoy considerando poner una queja por acoso.
Larry levantó una ceja grande.
―¿Te está dando problemas?
―Me ha estado enviando mensajes de texto a mí y a mi‖ novio.‖ ―Sin
importar lo extraño que sonara decir eso en voz‖alta.‖Se‖encogió‖de‖hombros―.
Llegó la otra semana. Ebria, creo. Se molestó conmigo cuando le dije que no
estaba interesado en sus avances. Destruyó bastante mi apartamento y se fue.
―Una pequeña mentira, pero cubría su trasero si alguien notaba que estaba
tirando sus cosas―. Desde ese momento él y yo hemos estado recibiendo
mensajes y llamadas.
―Creo que alguno de ustedes estaría dispuesto a compartir sus registros
telefónicos.‖―El detective se veía complacido por esta nueva revelación. Más en
contra de ella, Archer sabía. No estaba seguro de cómo se sentía acerca de eso,
pero sabía que no podía preocuparse por eso o sus mentiras flaquearían. En este
momento, no estaba solo mintiendo por sí mismo. Era por Evan, también.
―Claro,‖ supongo.‖ ―Se‖ alejó‖ del‖ auto,‖ rode{ndolo―. ¿Debería dejarle
saber si la veo?
Larry lo siguió, entregándole una tarjeta con su nombre y número.
―Alguien más terminó muerto, señor Pond. Usted dígame.
El corazón de Archer se precipitó a su estómago.
―¿Quién…?‖―Recibió una de esas miradas de no es de tu incumbencia.
―Estaré en contacto luego, tal vez podría ayudarnos.
¿Iban a arrestarla? ¿Tenían algo en su contra? ¿De verdad había matado a
alguien más? Si Stevens tenía razón, Archer tenía que decir lo que sabía. Parte
de él se sentía culpable por hacer la misma cosa que nunca hubiera hecho hace
semanas: darles municiones en contra de ella.
Pero eso era antes de que hubiera arrastrado a Evan directamente a eso.
Era la guerra, y si ella quería jugar este juego, podía jugarlo. Tenía la ventaja,
¿entonces qué podría hacer?
Cuando llegó a casa, había una nota posada en su mesa del comedor, en
letras grandes y erráticas. Familiar, pero no, escalofriantemente.

La tengo.

Evan no tuvo oportunidad de atravesar la puerta principal cuando Archer


le lanzó la nota. Escaneó las dos palabras, parpadeó, levantó la mirada.
―¿Esto es de Vivian?

194 ―Mi‖ arma‖ ―bufó‖ Archer―. Me dijo que se había deshecho de ella.
Mintió.
Pudo haber sido la imaginación de Archer, pero el rostro de Evan pareció
palidecer mientras bajaba lentamente el papel. De repente las probabilidades no
parecían estar mucho a su favor. ¿Trataría algo? Archer no quería ser dramático
y decir que sí, pero pensando en los mensajes, la preocupación carcomió sus ya
crispados nervios. ¿Qué pudo haber dicho o hecho si hubiera estado aquí
cuando apareció antes? Necesitaba cambiar las cerraduras.
Evan suspiró, pasando una mano por su cabello.
―Dijiste algo acerca del detective…
―La‖est{n‖buscando.‖―Mientras Evan se sentaba, Archer no podía dejar
de moverse. Caminó arriba y debajo de un extremo de la sala al otro, cruzando
sus brazos, descruz{ndolos,‖jalando‖su‖cabello―. Dijo que alguien más apareció
muerto. Puede ser Hector o Bobby. Saben que mató a Mick; solo que no tienen
algo sólido con lo que probarlo todavía. El hecho de que haya estado
molestándonos no va a hacer que se vea bien.
―Deberíamos darles‖ lo‖ que‖ sea‖ que‖ quieren.‖ ―Los ojos de Evan lo
siguieron―. Se ve bien para‖ti‖ahora…‖Jesús,‖Archer,‖siéntate.
Archer inhaló. Agarró la carpeta del mostrador de la cocina y la lanzó al
sillón. Se forzó a hundirse en la mesa de café frente a Evan.
―No haría nada. ¿Verdad?
Casi mecánicamente, Evan abrió la carpeta y miró fijamente la lista dentro.
Silencio. Entrecejos fruncidos. La cerró de nuevo y respiró profundamente.
―Tal vez, tal vez no, pero no lo sabemos de fijo. ¿Te quedarás en mi casa
hasta que esto se aclare?
―Sabe dónde vives.
―Pero no tiene una llave.
―Cierto.‖―Las uñas de Archer‖se‖enterraron‖en‖sus‖palmas―. Lo siento.
―No sé por qué te estás disculpando.‖ Superaremos‖ esto,‖ solo…‖ ―Evan
suspiró. Sus manos‖ahuecaron‖el‖rostro‖de‖Archer―, solo quédate conmigo por
ahora. Iremos a la estación mañana y les diremos lo que está pasando. Inclusive
si Vivian les dice que fuiste tú, ¿qué pruebas tiene? Obviamente está fuera de sí,
tiene el arma homicida, y ahora te está acosando. No tienes un motivo, y tienes
coartadas.
Todo eso estaba bien y era verdad, pero todavía acechaba en la mente de
Archer: ¿Y si? ¿Y si tiene pruebas? Asintió mudamente.
Los pulgares de Evan acariciaron sus pómulos antes de retirarse.
―¿Cómo‖te‖est{s‖sintiendo?‖Acerca…‖de‖todo‖esto.

195 ¿Qué significaba eso siquiera? Sacudió su cabeza.


―No estoy preocupado por mí.
―Yo‖lo‖estoy.‖Puedes‖decirme.‖Sé‖que‖esto‖es‖duro.‖Para‖ambos,‖sí,‖pero…‖
Vivian…
Su pecho se apretó.
―La‖ Vivian‖ que‖ conocía…‖ nunca‖ habría‖ hecho‖ algo‖ como‖ esto.‖ ―No
había nada más que pudiera decir al respecto. No sin quebrarse, y ya había
hecho eso suficiente últimamente. Tal vez Vivian no estaba loca; tal vez él era el
loco. Se sentía así algunas veces.
Evan tomó sus manos y lo empujó hacia adelante, fuera de la mesa y hacia
su regazo. Archer se sentó ahí, en silencio, pensando, reproduciendo cosas en
su cabeza. Por la expresión del rostro de Evan, estaba haciendo lo mismo.
Solo un día más y tendrán lo que necesitan para detenerla, pensó. Un día más.
Martes, noviembre 25
Traducido por Malu_12
Corregido por Nanis

Las clases se arrastraron al ritmo de una señora de ochenta años con


artritis. Archer estaba haciendo mucho de mirar al techo. O al suelo. O sus
manos. Centrándose en todo, excepto las clases. La única razón por la que se
molestaba en aparecer en absoluto era evitar ser expulsado por completo. Se
había perdido demasiado.
Tiró su mochila en el asiento del pasajero después y se fue más rápido de
lo necesario para llegar a la estación. Evan se reuniría con él allí. Tenían facturas
enteras de teléfono celular, completas con un desglose de textos que había
recibido de Vivian. Había sido pura suerte que no contuvieran nada que lo
incriminara.
El detective Stevens se encontró con él en el vestíbulo. No Evan.
―Él tenía clase, pero…‖ tal vez‖ est{‖ atrapado‖ en‖ el‖ tr{fico.‖ ―A pesar de
que Archer lo dijo, lo sabía mejor. La última clase de hoy de Evan terminaba al
mediodía. Eran casi las seis. No había razón para que él no estuviera allí. Habría
196 enviado mensajes de texto. Llamado.
No dispuesto a esperar más tiempo, Stevens le hizo entrar en una oficina.
Archer no salió hasta hora y media después, y Evan todavía no estaba en el
vestíbulo.
―Tal‖vez‖no‖recibió‖el‖aviso‖―dijo Stevens ausentemente.
Archer le lanzó una mirada. No era como si Evan estuviera llegando tarde,
incluso si le había ocurrido una emergencia. Intentó llamar mientras se dirigía
hacia el coche. Sin respuesta.
Se quedó dormido. Su teléfono en silencio. Tal vez pasó algo con su familia. Tal
vez perdió su teléfono…
Ninguna de las teorías se sentía bien.
Vivian había desaparecido, y los policías estaban volviéndose locos
buscándola. No la habían atado a Mickey o al asesinato de la pelirroja aún, pero
como Archer había sospechado Hector había aparecido muerto en el parque.
Herida de bala. Ahora Evan no estaba respondiendo y las palabras de su primer
texto seguían pasando a través de su cabeza.
Estás metido en más de lo que puedes manejar.
Lo sentía tan real que podía sentir sus manos temblar en el volante
mientras se apresuraba a casa. Algo andaba mal.
* * *

El apartamento de Evan estaba silencioso, vacío y oscuro. Había un plato


en la mesa del comedor, hablando del almuerzo que Archer había comido allí.
Pero eso era todo. Sin nota, nada de nada. Excepto que cuando se fue, vio el
coche de Evan en el estacionamiento. Sus llaves no habían sido colgadas en la
puerta del apartamento.
Mi casa.
No podía correr a través del complejo lo suficientemente rápido. No había
ni rastro del coche de Vivian, pero eso no significaba nada. Si supiera que la
policía estaba buscándola, no sería tan estúpido como para conducir su coche
por ahí.
Tomó las escaleras hasta su puerta de a dos a la vez. Afuera, se detuvo.
Llamó de nuevo. Presionó el oído contra la puerta y buscó el sonido del timbre
del teléfono de Evan adentro.
Nada.
Sus dedos rozaron el pomo y la puerta se abrió unos centímetros. Quien
197 hubiera llegado antes no había cerrado. O bloqueado la puerta. Evan no tenía
llave de su casa todavía. Eso no dejaba muchas opciones. ¿Llamaba a la policía?
Le dirían que esperara, que no fuera. No podía hacer eso, no si le había pasado
algo a Evan.
Tomó una respiración profunda y entró. La puerta del dormitorio estaba
cerrada, pero recordó dejarla abierta. Así que centrándose en ese hecho, cerró la
puerta y no notó a Vivian en un primer momento, que estaba dando un paso
fuera de la cocina. Archer se encontró mirando hacia el cañón de su propia
pistola. Ella tenía papeles en la mano. Se parecían sospechosamente a la historia
que había conseguido de Gonera.
―Hola, bebé.
Ella estaba fuera de su alcance; no podía agarrarla. Estaba dispuesto a
apostar que tenía una puntería de mierda, pero ella no necesita saber cómo
apuntar a un objetivo de tamaño humano a esta distancia.
―¿Dónde‖est{‖Evan?‖―preguntó en voz baja.
―Oh, Dios.‖―Vivian‖echó‖su‖mano‖libre‖al‖aire―. Las primeras palabras
que salieron de su boca. Claro. ¿Tienes alguna maldita idea de la mierda que he
estado atravesando esta semana? Ni siquiera he sido capaz de volver a casa,
Archer. Alguien ha estado estacionado en mi complejo, esperándome.
El detective no había mencionado nada sobre eso. Por otra parte, ¿por qué
iba a hacerlo? O tal vez Vivian lo había perdido por completo y se estaba
volviendo paranoica. Los ojos de Archer se movieron de ella a la pistola y
viceversa. Sus ojos eran oscuros, bordeados e hinchados por la falta de sueño,
su cabello recogido en una coleta desordenada. Los huesos de sus delgados
hombros, clavícula y mejillas, eran más prominentes que nunca.
Ella señaló a la mesa de café.
—Saca tu teléfono. Ponlo ahí.
Poco a poco, Archer deslizó el celular fuera de su bolsillo e hizo lo que le
decía.
―Mataste‖ a‖ Hector.‖ ―Sin duda, él sabía que lo había hecho. La única
persona fuera de los amigos de Brody que había tratado de hacer algo con su
vida, trató‖de‖cambiar‖alrededor‖de…―. ¿Qué hay de Bobby?
Su voz vaciló.
―¿Qué importa si lo hice? Los policías venían por mí de todos modos.
Imaginé que bien podría terminar lo que tú no harías.
Esa lógica aceleró su corazón. Alguien que no tenía nada que perder era
un infierno más peligroso que alguien que todavía podría salir de esto. Si ella
198 sabía que la tenían en la mira, ¿qué razón tendría para no poner una bala en
otra persona?
Evan. ¿Dónde está Evan?
―Siéntate‖en‖el‖sof{‖―le ordenó. Él lo hizo. Pensó en lanzarse. Agarrar el
arma. Pero ella estaba lo suficientemente lejos como para no fiarse de agarrarla
antes de que pudiera disparar. Vivian agitó los papeles hacia él y los arrojó a la
mesa―. Leí tu historia. No está mal. El niño eres tú, ¿no? A pesar de que nunca
mataste a tu madre.
Algunos de los documentos se deslizaron hasta el suelo, en la parte
superior de sus pies. Él no alejó la mirada de su rostro.
―Es una historia, Vivian.
Ella ladeó la cabeza.
―¿Quién era la persona al final? ¿La que lo salva?
Él apretó la mandíbula.
―Es sólo una historia. ¿Qué importa?
―¿Soy yo?
―No.‖―Recortado. Fácil. No le importaba si hería sus sentimientos ahora.
Marissa había sido su salvadora de niño. No hubiera‖habido‖infancia‖sin‖ella―.
No voy a jugar estos juegos contigo. ¿Qué quieres de mí, Vivian?
Su labio inferior temblaba y las lágrimas se derramaron por sus mejillas.
No le hicieron sentir culpable. Se sentía…‖¿qué sentía?
Nada. Dichosamente, nada.
―Quiero saber por qué me dejaste. Quiero saber por qué lo elegiste.
Había una respuesta a eso, pero ella no la querría. Archer resistió la
tentación de volverse y mirar hacia el dormitorio.
―No diré nada hasta que me digas qué hiciste con él.
Ella pisó el suelo de manera torpe.
―Está jodidamente durmiendo, ¿de acuerdo? Le disparé un tranquilizante.
¡Y voy a hacerte lo mismo si no me das respuestas!
No había necesidad de preguntar dónde había conseguido drogas como
esas. Recorriendo el hospital una vez a la semana por sus clases de enfermería,
bien podría haber hablado con algún pasante crédulo para que las robara por
ella. Lástima que robar suministros médicos no le parecía una gran ofensa al
lado de un asesinato. Pero Evan estaba bien. Trató de aferrarse a ese
pensamiento.
―Me quedé contigo.
―Pero‖no‖lo‖hiciste.‖―Limpió‖sus‖ojos‖con‖la‖mano‖libre―.‖Perdí‖a‖mamá,
199 perdí a Mickey, ahora tú me estás dejando, también. ¿Por qué?
―No tienes derecho a preguntarme eso.
―¡Maté‖ a‖ Mickey‖ por‖ ti!‖ ―se‖ lamentó―. Pensé que si lo sacaba del
camino, seríamos sólo tú y yo. Los dos somos monstruos, y pensé que te haría
feliz. ¿Qué es, Archer? ¿Sólo me quieres cuando no puedes tenerme?
Sus manos temblaban. Malditos fueran ellos. Maldita fuera ella.
―Hubiera saltado a la oportunidad‖ de‖ estar‖ contigo.‖ ―Cerró los dedos
contra la parte superior de sus muslos. Trató de mantenerlos quietos―. Me
hubiera quedado a tu lado por el resto de mi vida… si alguna vez me hubieras
dado la hora del día. Pero nunca fui yo. Nunca fui suficientemente. Todos los
novios por los que pasaste, incluso el que te abandonó en el baile, ¿y quién
estaba allí, Viv? ¿Quién ha estado siempre allí esperando por ti?
Sus ojos se cerraron. No tenía tiempo suficiente para pasar alrededor de la
mesa de café y apoderarse de ella. Ella bajó el arma y comenzó a pasearse. Ida y
vuelta. Ida y vuelta. Como un animal enjaulado.
―¿Por qué mataste a Brody y los demás?
―Pensé que mejoraría las cosas.
―Entonces, ¿por qué no mataste a Mickey?
Sacudió la cabeza.
―Me di cuenta de que no podía hacerte feliz. Que no me estaba haciendo
a mí mismo feliz. Hay padres con hijos desaparecidos ahora por mi culpa.
Vivian se detuvo y se quedó mirándolo.
―Evan te hizo sentir de esa manera.
―No‖ ―dijo r{pidamente―. Pero me dio un montón de cosas en que
pensar.
Su voz tembló.
―Él no te ama, ya sabes. Yo lo hago. Te amo más, lo demostré. Lo probé, y
lo verás por ti mismo. Me encargué de ti como siempre te has encargado de mí.
Incluso con la adrenalina corriendo por sus venas, sus palabras le tenían
tan cansado. Nada de lo que dijera haría esto mejor.
―Me sentía miserable, Vivian. Hice lo que tenía que hacer.
―¿Y qué fue eso?
Archer la miró a los ojos, inquebrantable, firme.
―Tuve que dejarte ir.
Ella se ahogó en un sollozo, dando un paso atrás.
―No.
200
―Vivian.‖―Se puso de pie lentamente.
―No. ¡Él no te llevará lejos!
Archer se tiró hacia ella. Ella escapó, yendo hacia la sala. El dormitorio.
―¡No voy a estar sola!
Ella abrió la puerta. Él apenas vio a Evan en la cama, aturdido pero
despierto. Tratando de moverse. Atrapó a Vivian por la cintura, tirándola lejos.
Sonó un disparo y no sabía a dónde iba.
Se tambalearon de vuelta a la sala. Él arrastrándola, ella pateando,
gritando, golpeando sus manos contra sus hombros y brazos. Su codo le dio en
el estómago, y él aflojó su agarre lo suficiente para que ella se retorciera y diera
la vuelta para mirarlo. Sus uñas encontraron su cuello, rasguñando su rostro.
―Vivian. Detente ―suplicó. No hagas esto, no hagas esto. Todo lo que
habían querido decirse el uno al otro, todo lo que habían pasado… todo
perdido en esos segundos mientras ella gritaba y sollozaba. Podía sentir la
pistola apretada contra él, justo debajo de sus costillas mientras ella lo
empujaba, rogándole soltarla.
Crack.
Un sonido agudo. Sus oídos resonaban. Ampollas de luz sofocaron su
visión.
No lo registró. No hasta que Vivian se quedó inmóvil, los ojos muy
abiertos. Había sangre en sus manos, en su camisa.
Él se dejó caer contra la pared. Sus ojos no dejaron los de ella.
Ella le había disparado. Ella le había disparado.
―Archer…
Se llevó una mano al estómago. Caliente. Caliente por todas partes.
Quemaba hasta sus pulmones. Su corazón. Sus huesos. Abajo por sus piernas.
Sus dedos. Podía sentirlo en todas partes y, sin embargo, no era exactamente
dolor. Vivian se arrodilló delante de él, tocando su cara. Dolió allí donde lo
había arañado antes.
―…‖no quise, oh Dios mío…
Buenas intenciones. El camino al infierno. No podía recordar cómo era la
frase. Y sin embargo, a pesar de su no quise hacerlo, ella no trató de detener la
hemorragia. No pidió ayuda. No dejó el arma.
Lloró.
Pero no pensaba que fuera por él.
Estarás sola ahora. ¿Cómo te hace sentir eso?

201 Vivian le besó. Solo una vez. Sólo brevemente. Con gusto a lágrimas.
―Tal‖vez‖debía‖ser‖así‖―susurró contra su boca. El mundo fue silenciado,
amortiguado. Tal vez era el sonido del disparo aún reverberando en su cráneo.
Tal vez era la sangre corriendo fuera de él―. Ya no queda nada.
Mientras miraba, ella puso la pistola en su pecho. Él sólo miró. Un
espectador, fuera de su propio cuerpo mientras ella le decía que lo amaba. No
podía corresponderla.
El arma se disparó de nuevo. Su cuerpo no se hundió, se arrugó. Archer
no pudo llegar a ella. Se dejó caer lentamente a su lado y se quedó allí, uno
frente al otro. El cuerpo de Vivian tembló y rojo burbujeó fuera de su boca
cuando ella trató de hablar, sus ojos azules mirándolo. Mirando, viendo,
observando. Asustada y torturada.
Rota. Como él.
Eran iguales, después de todo, se dio cuenta vagamente. Sin él, sin Marissa,
Vivian era una concha. Tan sólo huesos.
Tocó sus labios con dos dedos.
―Silencio, todo estará bien…
Vivian abrió la boca para decir algo, pero las palabras no llegaron. Su
temblor se detuvo. Nada de eso importaba. Archer no podía protegerla. No
podía salvarla.
Vivian estaba en lo cierto. Tal vez ninguno de ellos valía la pena de salvar.

202
???
Traducido por Mari NC
Corregido por Nanis

Un calor impío quemó sus entrañas de pies a cabeza. La gente hablaba en


susurros apresurados.
Ruidoso. Rápido. Urgente.
Lo empujaron, lo trasladaron.
Ve, ve. Estoy cansado.
Exhausto. Quería dormir.
El ruido cesó. Estaba caliente, pero lo cubrieron con mantas de todos
modos.
Una mujer en verde menta presionó una mano fría en su frente. Tan fría
que quemó.
Evan, quería preguntar. ¿Cómo está Evan?
Ella se inclinó sobre él. Preocupada. ¿Por él? No podía preguntar.
203 Eventualmente ella se fue, también.
Archer fue arrastrado de nuevo a la oscuridad, arrullado por el sonido
sordo y rítmico de las máquinas.
???
Traducido por Mari NC
Corregido por Nanis

Archer vio a su yo de diez años chillando en la playa. Vivian lanzó sus


brazos alrededor de su cintura, arrastrándolo hacia el agua. Marissa estaba
sentada junto a él en la arena con su vestido rojo preferido. Hermosa y fuera de
lugar.
El mismo sueño que tuvo un centenar de veces antes, pero este era
diferente.
―Has estado dormido por un tiempo‖―dijo ella.
―Así es‖como‖se‖supone‖que‖debe‖ser.‖―Archer presionó una mano en su
estómago.‖ Completamente‖ entero―. Debería haber ocurrido hace mucho
tiempo.
―Si estuviera destinado‖ a‖ suceder,‖ lo‖ habría‖ hecho.‖ ―Marissa tomó su
mano y le dio la vuelta, trazando una línea en‖ su‖ palma―. ¿Qué quieres más
que nada, Archer?
204 Él cerró los ojos. Lo que quería… quería despertar. Que todo esto fuera un
sueño. Yacer cerca del océano. Ver a Evan nadar. Escuchar a Roxy y Vivian
chillando y riendo sobre una nueva película, porque tal y tal actor era tan lindo.
Comer la comida de su madre. Jugar juegos de mesa estúpidos con los Bishops.
Quería ver delfines con Evan. Tocar su cara, besar su boca.
Cuando abrió los ojos de nuevo, la playa estaba vacía salvo por él y
Marissa. La marea barrió, silenciosa, casi a medio camino de sus pantorrillas.
Por último:
―Me gustaría vivir.
Marissa sonrió.
―Bien. No has hecho eso en un rato.
???
Traducido por Mari NC
Corregido por Nanis

Cuando despertó, la mujer de cabello oscuro junto a su cama tenía puesta


una bata color púrpura, adornada con pequeños arcoíris y nubes. Él trató de
centrarse en el patrón para aclarar su visión. Ella se fijó en él y le sonrió,
removiendo su pluma de la parte superior de su portapapeles.
―Buenos días, Archer. ¿Cómo te sientes?
Cansado. Aturdido. Su cuerpo se sentía tan pesado. Su brazo izquierdo y
mano palpitaban por la IV. ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Un día? ¿Una
semana? Cuando trató de sentarse, sus miembros no le hicieron caso. La
enfermera apretó un botón en el lado de su cama, levantando la cabecera para
elevar su posición.
―¿Mejor?
Él asintió. La habitación a su alrededor…‖ tan brillante, limpia. Hizo que
sus ojos dolieran.
205 ―¿Dónde…?
―Est{s‖en‖el‖Mercy‖General‖―dijo ella.
Eso no era lo que quería saber. Dónde está…
―Eres un chico con suerte,‖sin‖embargo,‖¿lo‖sabías?‖―Ella hizo parte de la
manta a un lado, el tiempo suficiente para comprobar el vendaje en su lesión.
Él miró hacia abajo, igualmente fascinado y horrorizado ante la idea de los
médicos cavando para sacar la bala. Debieron, de todos modos. ¿Cómo si no iba
a haber sobrevivido?
―No‖ golpeó‖ nada‖ vital‖ ―continuó‖ la‖ enfermera―. Sólo un montón de
músculo. Dale un par de semanas‖ y‖ deberías‖ estar‖ como‖ nuevo.‖―Ella bajó la
manta, garabateó algo en sus notas.
Archer tragó saliva, tratando de mojar su garganta seca.
―Gracias. ¿Alguien ha…‖―Estado esperando? ¿Queriendo verme? Evan,
su madre, ¿alguien?
La sonrisa desapareció de su rostro.
―Bueno, la policía ha estado esperando para hablar contigo.
Él cerró los ojos de nuevo, esperando que el pánico se asentara, pero
estaba demasiado cansado. Sí. Sabrían todo ahora, ¿no? La policía habría
aparecido, habría encontrado su arma, el arma homicida de Mick. Habrían
encontrado su lista. En cierto modo, tal vez estaba aliviado. Todo había
terminado, no importa qué. No tendría que volver a matar. No más mentiras.
La enfermera derrochó atención por él unos minutos más antes de
deslizarse fuera de la habitación y dejarlo solo. Él flotó a lo largo de la delgada
línea entre el sueño y la vigilia, tratando de pensar en qué decir cuando la
policía entrara.
Una‖ hora‖ m{s‖ tarde‖ ―o tal vez fueron‖ dos‖ o‖ tres,‖ perdió‖ la‖ cuenta―
alguien entró en la habitación, fuera de su vista. Tragó saliva, volviendo la
cabeza para mirar, esperando ver a alguien en uniforme listo para acribillarlo
en busca de respuestas.
―¿Estás despierto?
… Evan.
Cerró la puerta detrás de él, dejándolos en relativa oscuridad, y caminó
alrededor de la cortina medio cerrada que rodeaba la cama de Archer. Nada con
lo que las enfermeras lo estaban alimentando a través de un tubo podría haberle
relajado como el sonido de esa voz.
Evan le tocó la cara, su cabello peinado hacia atrás, lo besó en la frente.
―Est{s‖ bien‖ ―murmuró, tranquilizando a Archer. Tal vez
206 tranquilizándose a sí mismo. Archer notó‖ el‖ leve‖ temblor‖ en‖ sus‖ manos―. He
estado tan preocupado…
Archer rozó sus dedos sobre el brazo de Evan.
―Lo siento.
Evan se apartó, hundiéndose en una silla y tomando la mano de Archer en
la suya. Trazando un dedo sobre los nudillos de Archer.
―El detective está aquí para hablar contigo.
Gracioso. Con Evan aquí, la perspectiva de ir a la cárcel parecía mucho
más aterradora. Sus dedos se cerraron alrededor de la mano de Evan tan fuerte
como pudo.
―No vamos a decirles que mentiste. No te quiero en problemas.
Evan estudió sus manos, sus dedos entrelazados, como completando el
significado de ellos antes de mirarlo a los ojos de nuevo.
―¿Qué pasa con el resto?
Su garganta dolía algo feroz.
―La verdad. Toda. ―Las mentiras no lo salvarían, y no podía arriesgarse
a meter a Evan en problemas.
Antes de que Evan pudiera contestar, alguien llamó a la puerta, sin
esperar una respuesta antes de entrar. El detective Stevens tiró de la cortina a
un lado, dejando que la luz del pasillo se derramara al otro lado de la cama.
Archer entrecerró los ojos.
―Mírate. Todavía en la tierra de los vivos.
―Un milagro.
Stevens acercó otra silla al pie de la cama y se sentó. Sus ojos oscuros se
posaron de Evan a Archer y viceversa.
―Bueno, Archer. Estoy adivinando que ya sabes por qué estoy aquí.
Evan apretó su mano con fuerza. Archer estaba agradecido por cualquier
medicamento para el dolor que los doctores le estaban dando, porque tenía la
sensación de que era lo único que lo mantenía en calma. Él fue capaz de
responder y mantener la voz completamente nivelada.
―Sí. Creo que sé.
―Encontramos‖ esto.‖ ―De su bolsillo, el detective sacó una bolsa de
plástico con un trozo de papel en el interior. Archer no tuvo que mirar dos
veces para saber exactamente lo que era. Su lista. Tomó todo lo que tenía
aceptarla cuando se le ofreció y mirarla. La mayor pieza de evidencia
condenatoria en su contra.
―¿Qué‖es‖esto?‖―preguntó Evan suavemente. Como si él no supiera.
207 Stevens se recostó en su asiento.
―La encontramos en casa de Vivian Hilton. La escribió, el nombre de
Mickey Dumont está escrito en ella. La escritura coincide con la de Vivian.
En ese momento, demasiados pensamientos volaron a través de su cerebro
drogado a la vez. ¿La lista estaba en casa de Vivian? Eso no estaba bien. Se
había quedado escondida en el bloc de notas, donde siempre la dejaba. Claro,
era posible que ella la hubiera tomado antes de que él llegara a casa, pero…
¿por qué?
―Hicimos‖ un‖ poco‖ de‖ investigación.‖ ―Stevens inclinó‖ la‖ barbilla―. El
primer chico en su lista allí… murió en un extraño accidente hace unos años. En
casa de ella. Ella era la única en casa.
Archer siguió mirando la lista, inseguro de lo que estaba oyendo. Eso es
correcto. Marissa me envió a casa antes de que la policía siquiera se presentara ese día.
Casi se olvidó de respirar.
―Su madre tenía una denuncia presentada en contra de todos los chicos
en esta lista, indicando que Vivian había sido abusada sexualmente. Nada
resultó de ello por falta de pruebas. Su palabra‖contra‖‖la‖de‖todos‖ellos.‖―Un‖
encogimiento‖ de‖ hombros―. Parece que ella decidió tomar el asunto en sus
propias manos.
Esta era la parte en la que se suponía que debía hablar. Donde él decía que
era culpa‖suya,‖y‖Vivian‖había‖estado‖―casi― sin culpa. Él abrió la boca, pero
nada salió. El agarre de Evan en su mano estaba apretándose al punto de ser
doloroso, como si lo dispusiera a guardar silencio.
―Lo‖siento‖―logró‖finalmente―.‖Yo‖solo…
Stevens le despidió.
―Tenemos la declaración de Evan. Puedo volver por la mañana para
tomar la tuya cuando estés un poco más coherente.
Se excusó. Nada de esto tenía sentido. Archer esperó unos minutos para
asegurarse de que estaban realmente solos antes de sentarse con la espalda
recta, la mirada ajustándose en Evan.
―La‖lista…
Evan se reusó a mirarlo a los ojos.
―Como él dijo. La encontraron en casa de Vivian.
Archer pensó que iba a vomitar. ¿Hasta dónde había estado dispuesto a ir
Evan para evitar que se metiera en problemas?
―Ellos…

208 ―También tienen nuestros registros telefónicos. Copias de los textos que
envió.‖ ―Sus ojos se posaron en Archer, pero los apartó de nuevo
r{pidamente―. Te dije que era inteligente no responder a cualquier cosa que
ella enviara.
La mente de Archer se tambaleó por las posibilidades. Evan había mentido
por él, ¿pero iría tan lejos como para incriminar a Vivian? Archer trató de
imaginarlo: Evan tropezando de la cama, todavía drogado y fuera de sí,
tratando de pedir ayuda mientras plantaba la lista en casa de Vivian.
―Evan…
―No me malinterpretes‖ ―dijo rápidamente. Por último, se encontró con
la mirada de Archer, su boca‖dibujada‖en‖una‖delgada‖línea―. Les voy a decir
la verdad en un latido del corazón si no te aplicas y obtienes ayuda. No me
importa si me cobran por mentir a la policía.
No había nada en su voz que sugiriera que no hablaba en serio. Eso
significaba terapia y psiquiatras y decirles cosas que nunca había dicho a nadie
y él…
―Todo lo que quieras.
…‖ no estaba de acuerdo porque tuviera miedo de ir a la cárcel. ¿Qué
importaba eso? Estuvo de acuerdo porque era su lío. Su desorden al que había
arrastrado a Evan. Lo había arruinado de por vida con el peso de sus secretos
compartidos.
Toda la compostura de Evan se relajó. Levantó una mano, alisando el
cabello de Archer hacia atrás.
―Gracias. Eso es todo lo que pido.
Ese simple toque fue suficiente para confirmar que estaba haciendo la
elección correcta. ¿Qué eran los secretos si podía mantener a Evan a salvo de los
errores que él había cometido? Y hablando de eso, no quería preguntar. Ya lo
sabía,‖por‖supuesto,‖pero…
—¿Vivian…?
La sonrisa se escapó de la boca de Evan.
No, no, no importa. No quiero oírlo.
Evan se llevó una mano a su mandíbula.
―Archer, ella… murió antes de que los paramédicos llegaran allí.
Escucharlo lo hizo real.
Y a medida que Evan limpió suavemente las lágrimas en su rostro, lo
único que sintió fue alivio.

209
Sábado, diciembre 6
Traducido por Mae
Corregido por Nanis

Le dolía un infierno caminar. Hizo todo un alboroto alejando a Evan y las


enfermeras mientras salía del hospital y entraba al auto, sólo para terminar
agarrando el brazo de Evan para evitar que sus piernas se doblaran.
―Realmente debes permanecer unos días más ―advirtió la enfermera,
pero dado que sanaba y no había ningún signo de infección, estuvo
renuentemente dispuesta a darle el alta.
Ahora, sin embargo… como que deseaba haberse quedado.
Él podía ―no lo haría― ir a casa. No creía jamás poder poner un pie en
ese apartamento de nuevo. Todo fue limpiado, pero aún podía imaginarlo. La
sangre arraigada en las paredes, la alfombra, el aire… No importaba lo limpio
que lo hubieran dejado, siempre sería capaz de ver donde había muerto Vivian.
―Te quedarás conmigo ―Evan insistió, y Archer no estaba dispuesto a
discutir. Planearon ir a casa de sus padres. El señor y la señora Bishop dijo que
210 estaban más que felices de tenerlo un tiempo. La señora Bishop era enfermera;
podría ayudar a cuidar de Archer mientras se recuperaba.
Lo primero es lo primero, sin embargo. Antes de salir de la ciudad, tenía
un lugar al que quería ir.
Todo el camino, Evan mantuvo férreo control de su mano.
Ocasionalmente preguntándole si estaba bien, si sentía dolor. Por tercera vez se
lo había preguntado en una hora, Archer suspiró con exasperación.
―Evan.
―Lo siento. ―Evan frunció los labios y frunció el ceño―. Sólo… ya sabes.
Pareces distraído. Como si algo te molestara. Tal vez eso es tonto,‖pero…
Archer mantuvo la mirada fija en el escenario adelante y la puesta de sol
frente a su ventana.
―Distraído ―murmuró. Tratando de encontrar la fuerza para ser honesto.
No más mentiras, se habían prometido, y totalmente pensaba mantener esa
promesa―. Pensando…
―¿Acerca‖de?
―Vivian.
Silencio.
Archer aclaró:
―Vivian me dijo que mamá tenía razón al pensar que soy un monstruo.
Quiero…‖necesito, que mamá vea que no lo soy.
Los dedos de Evan le apretaron la mano con fuerza. No dijo nada, y
Archer lo prefería así.
A pesar de estar oscuro afuera, la luz del porche de la casa de su madre
estaba apagada cuando se detuvieron en ella una hora más tarde. Archer tuvo
problemas con el correo desbordante en el buzón, tratando de mantener el
equilibrio sobre sus muletas al mismo tiempo. Evan finalmente tomó el grupo
de sobres y los anuncios, abrió la puerta para él, y lo dejó cojear al interior solo.
Subir las escaleras del porche ya le había dejado un poco mareado.
Hacía frío en el interior. Evan estaba a su espalda, cerrando la puerta,
mirando la entrada y la sala a su izquierda. Era la primera vez que había visto
la casa de Archer. Probablemente sería la última.
Archer se quedó allí, luchando contra las náuseas que eran parte nervios,
parte medicamentos para el dolor. No había hablado con su madre desde la
última vez que Evan lo trajo aquí hace semanas. ¿No era eso suficiente signo de
que nada había cambiado entre ellos? No le importaba. Probablemente lo
odiaba más que nunca después de lo que le dijo.
Y sin embargo, todos los días en el hospital, vio como Evan trató de
211 llamarla para contarle lo que había sucedido. Nunca contestó ninguno de sus
mensajes.
Ahora la casa estaba fría y poco atractiva. No más caliente que los
miserables treinta y cinco grados fuera. Cojeó hacia la entrada, asomando la
cabeza a la cocina, con las luces encendidas, y sin embargo, todo estaba en
silencio. Sin lavavajillas, sin lavadora, ni televisión.
―¿Mam{?
Evan puso una mano en la parte baja de su espalda, con voz suave.
―¿Tal‖vez‖salió?
―Tal vez ―estuvo de acuerdo. Se dirigieron a la parte trasera de la casa
donde Archer abrió la puerta a uno de los dormitorios, dándole paso a Evan―.
Esta es…‖era mía. ―Ahora su antigua habitación estaba prácticamente vacía, a
excepción de su cama y un escritorio. Limpió todas sus pertenencias personales
cuando se mudó a la universidad, tratando de hacerle a su madre un favor al no
dejar nada atrás.
Por alguna razón, sin embargo, la cama no se había movido. Nada de ello.
La ropa de cama estaba todavía echa a su manera. La silla de oficina rodante se
encontraba en el ángulo exacto en el que solía sentarse y mirar por la ventana.
Mamá siempre se quejaba de la falta de almacenamiento que tenía en casa.
Aquí, tenía toda una habitación a su disposición… y aparentemente no la había
tocado.
Evan se había acercado a la ventana, con las manos en los bolsillos,
mirando fuera. Parecía fuera de lugar. Archer se sentía mal al estar aquí. O tal
vez era esa sensación general de maldad sobre toda la casa. Algo que no podía
comprender. Evan lo miró por encima de su hombro, con el ceño fruncido.
―Archer?‖¿Qué‖pasa?
Su estómago se retorció un poco. Se dio la vuelta, volviendo a la sala.
―¡Mam{!
Silencio. Silencio interminable.
Cuanto más lejos se movía por el pasillo hasta su dormitorio, más grueso
se volvía el aire. Debajo del frío, había un trasfondo de algo que reconoció, algo
que presionaba en el fondo de su mente. Llamó a la puerta y, cuando no
respondió, la abrió.
La televisión estaba encendida, silenciada, proyectando sombras
misteriosas a través del cuarto oscuro. Algo de eso le recordaba al apartamento
de Mickey la noche en que murió. La falta de luz, el frío en el aire, el olor
pútrido que lo golpeó tan pronto como abrió la puerta y el modo en que su
212 corazón no salía de su garganta.
El correo acumulando. La luz del porche.
Algo andaba mal. Algo andaba…
Se detuvo. Se quedó mirando las manchas oscuras de la alfombra que
rodeaban y llevaban al cuerpo, boca abajo de su madre descomponiéndose en el
suelo.
Evan lo agarró por la cintura mientras trataba de avanzar. Arrastrándolo
hacia atrás, tratando de sacarlo de la habitación.
“Lo demostré. Lo probé, podrás verlo por ti mismo”, Vivian había dicho. “Cuidé
de ti como siempre cuidaste de mí”.
Ella le había dicho, y no la había escuchado.
Él rompió el silencio, gritando.
Viernes, abril 22
Traducido por Shilo
Corregido por Nanis

Inclusive después de todos esos meses, Evan no podía sacar la expresión


del rostro de Archer, mirando fijamente a su madre muerta, de su cabeza.
Todo se había movido tan rápido. Archer colapsando, tratando de
alcanzarla. Cualquier hilo frágil que había estado sosteniéndolo después de
todo lo que había pasado pareció romperse, y todo lo que Evan pudo hacer fue
agarrarlo, sostenerlo, mantenerlo ahí mientras llamaba a la policía. Tratando
desesperadamente de no dejar a Archer hacer algo estúpido como tocar el
cuerpo y que estuvieran sus huellas dactilares por todas partes.
Los paramédicos llegaron ahí primero. No podía hacer que Archer dejara
de sollozar y gritar. Los paramédicos de emergencias le pusieron una vía,
sedándolo antes de que pudiera lastimarse a sí mismo o a alguien más. Todo el
rato,‖Evan‖siguió‖pensando…‖Por favor, Dios, no les dejes creer que hizo esto.
No lo hicieron. La hora era demasiado perfecta. La bala en la cabeza de la
señora Pond coincidía con el arma que Vivian había usado en Mickey, en
213 Archer, en ella misma.
Después de eso, llevaron a Archer a un lugar llamado Carriage Oaks, y
Evan les pidió que lo retuvieran tanto como legalmente pudieran. No porque
quisiera dejarlo, no porque pensara que Archer estaba loco, sino porque…
No podía ayudar. Era inútil, y lo sabía. Archer necesitaba algo más que a
él.
Por los primeros dos meses, Archer no habló con nadie. Miraba fijamente
a las paredes, al techo, por las ventanas. Sin moverse, silencioso. Solo cuando
Evan lo visitaba era que mostraba algunos signos de vida. Inclusive así sus
respuestas eran distantes como mucho.
―Me dijo que había hecho algo para probarme que me amaba más
―había murmurado Archer en un punto, sin mirarlo, su voz tan dolorosamente
suave que rompió‖ de‖ nuevo‖ el‖ corazón‖ de‖ Evan―. Le prometí a mamá que
nunca la lastimaría, que nunca dejaría que alguien la lastimara, pero esto pasó
por mí. Vivian lo dijo. Ella dijo, lo verás por ti mismo… y me siguió molestando.
Lo dijo, lo verás por ti mismo…
Sin importar cuánto le asegurara que no fue su culpa, no parecía ayudar.
Cuando trató, Archer dejaba de hablar completamente. Era mejor mantenerse
callado, dejarlo hablar cuando quería hablar.
―…‖se‖suponía‖que‖la‖mantuviera‖a‖salvo.‖No‖puedo‖mantener‖a‖nadie‖a‖
salvo. ―Inclinó su cabeza, sus dedos entrelazados detrás de su cuello.
Doblándose sobre sí mismo como si pudiera romperse en pedazos si no lo
hacía.
Aparte de él, la Dra. Deb era la única persona con la que Archer hablaba
en todo el lugar. Era una mujer bonita con largo cabello rubio. Evan pensó que
era porque le recordaba a la madre de Vivian.
Era la única que conducía a Archer por el edificio, conversando acerca de
cualquier cosa. Preguntándole cómo estaba, si estaba esperando el verano.
Cosas pequeñas. Cosas que le preguntaba cada vez que lo veía. El clima estaba
lo suficientemente bonito por lo que Archer estaba afuera, y la Dra. Deb detuvo
a Evan justo dentro de las puertas dobles al final del pasillo. Un camillero
caminó lentamente por ahí, y a propósito no habló hasta que había
desaparecido en la esquina.
―Solo‖pensé‖que‖debería‖saber‖―dijo‖suavemente―, él me dijo.
Inmediatamente, un nudo se formó en el pecho de Evan. Pero sonrió su
mejor sonrisa de chico bueno, la que había perfeccionado en los pasados meses.
La que le daba a todo el que le hablara acerca de Vivian y Archer, y sabía que
mejor se preparaba para recordar su historia. Las mentiras que tendría que
214 recordar por el resto de su vida.
―¿Le dijo qué?
―Todo.‖―Hizo una pausa, lo miró.
La sonrisa flaqueó y se borró de su rostro.
―De‖acuerdo.‖―¿Qué más le decía a eso?
―Sabía que no me estaba diciendo todo, y si quiere irse, necesita ser
completamente honesto con alguien.
Evan asintió lentamente, pero aún mantuvo su silencio. Esperando que
ella llegara al punto.
―Archer nunca será normal. Si se va de aquí con usted, espero
sinceramente que esté listo para todas las complicaciones que vienen con eso.
Eso‖es‖todo‖lo‖que‖quería‖decir.‖―Se encogió de hombros, extendió la mano y
empujó la puerta, manteniéndola abierta para él.
―Créame,‖ lo‖ sé.‖ ―¿Cómo no podría? Evan tenía la sensación que
inclusive la buena doctora no tenía idea de lo que pasaba por la cabeza de
Archer algunas veces. Los días malos donde Archer pasaba sus visitas con la
cabeza en el regazo de Evan, demasiado destruido con la culpa por la muerte de
su madre para hablar.
Aunque tuviera para toda una vida de eso, Evan estaba listo.
Consiguiendo una sonrisa débil y un asentimiento, salió a la fresca tarde
de primavera.
―¿Y, señor Bishop?
Miró atrás.
La Dra. Deb levantó una mano, resguardando sus ojos del brillo intenso
del sol.
―Si‖ est{‖ preocupado‖ acerca‖ de‖ lo‖ que‖ me‖ dijo…‖ no‖ lo‖ esté. Todo es
confidencialidad médico-paciente. Su honestidad es un comienzo, pero tiene un
largo camino por recorrer. No voy a firmar esos papeles para darle el alta hasta
que Archer esté listo. ¿Entendido?
—Sí.‖Gracias.‖―Y lo decía en serio.
La puerta se cerró. Dejó salir un resoplido, el aliento que no se había dado
cuenta que había estado conteniendo, y la tensión de sus hombros se fue con él.
Era agradable ser capaz de desear sus visitas. Al principio, Archer había
hecho una escena cada vez que trataba de irse. Entrando en pánico, agarrando
la mano de Evan y rogándole para que se quedara. Después de esos dos
primeros meses en los que Archer perdió peso, apenas hablaba y apenas comía,
algo pareció hacer clic en su cerebro. Había sido después de que la Dra. Deb
215 empezó a trabajar con él que empezó a mejorar. Había observado una vez el
berrinche de Archer cuando Evan trató de irse un día y dijo:
―No va a volver hasta que empieces a cooperar.
Había sido el infierno, mantenerse alejado por tres semanas, hasta que se
le permitió a Archer llamarlo, y preguntó, dudoso, en voz baja:
―¿Vendrás a verme?
Y había ido. Por supuesto que había ido.
Después de eso, las cosas lentamente fueron mejorando. Archer empezó a
hablar. Dejó de pelear con todos y con todo.
Dios, aunque parecía hace una eternidad. Ahora, cuando Evan se acercó al
sitio donde Archer se había tumbado en el césped, con un libro, descalzo, en
camiseta‖y‖jeans,‖Evan‖pensó‖que‖se‖veía‖m{s‖normal‖de‖lo‖que‖se‖había‖visto…‖
jamás.
Se dejó caer en el césped a su lado, inclinándose, susurrando:
―No‖le‖digas‖a‖mi‖novio‖que‖dije‖esto…‖pero‖de‖verdad‖que‖eres‖lindo.
Archer lo golpeó en la pierna con su libro y lo llevó de vuelta a su rostro,
sin perder tiempo. Aunque, después de un minuto, lo bajó, mirando de reojo
por encima, solo sus pálidos ojos visibles.
―No esperaba verte hoy.
―Pensé‖ que‖ te‖ sorprendería.‖ ―Evan se inclinó sobre él, alejando el libro
para que pudiera ver su rostro apropiadamente. Definitivamente parecía estar
recuperando un poco de ese peso perdido, pero todavía había círculos oscuros
debajo de sus ojos, como si no hubiera estado durmiendo mucho.
Archer apretó sus labios, pensativo.
―La Dra. Deb dice que me va bien. Tal vez pueda ir a casa pronto.
Ambos sabían otra cosa. Archer había enterrado demasiados secretos
―hecho‖ tantas‖ cosas― para que saliera de aquí en algún momento pronto.
Aunque, tal vez pronto era su manera de asegurarle a Evan, dejarle saber que
un final estaba a la vista. Espérame un poco más, le había dicho Archer en más de
una ocasión.
Como si Evan si fuera a ir a algún lado después de todo lo que habían
pasado.
Archer lo observó, casi esperando que lo negara. Pero Evan solo
continuaba siguiéndole la corriente, inclusive cuando las semanas se
convirtieran en meses, en un año o lo mucho que tardara. Él esperaría.
No habían hablado de lo que pasaría cuando la Dra. Deb firmara esos
papeles de alta. Evan no le encontraba sentido. Por lo que a Evan respectaba, la
decisión ya estaba tomada.
216
―Me mudo a nuestro nuevo lugar para fin de mes.
La expresión de Archer se suavizó y tranquilizó. Una comisura de su boca
se levantó.
―Trata de no hacer mucho desastre antes de que esté ahí para mantenerlo
limpio.
―Oh, hombre. Ropa y platos‖ sucios‖ por‖ todas‖ partes.‖ ―Sonrió
ampliamente, inclinándose hasta que sus labios se tocaron. Archer lo agarró por
la nuca, sosteniéndolo ahí. Cuando finalmente se separaron, no fue por mucho
y‖ Evan‖ sonrió‖ contra‖ su‖ boca―.‖ No‖ por‖ mucho‖ ―susurró―, y luego tenemos
lugares a los que ir, gente que ver, ballenas que observar.
Archer emitió un suave sonido sin aliento que no era una risa.
―Ballenas.
La sonrisa en el rostro de Archer era tan contagiosa. Había extrañado esas
sonrisas. Al demonio con todas esas personas que pensaron que Archer era una
persona fría e insensible; sentía más, amaba más que nadie que Evan jamás
hubiera conocido.
―Síp. Y delfines.
―¿De verdad?
―¿Por qué no? Nos servirían las vacaciones. Querías llevarlas ahí,
¿verdad? ¿A tu mamá y a Vivian?
Una breve mirada de dolor cruzó el rostro de Archer. Ya no era
incapacitante, ya no dejándolo incapaz de inclusive decir sus nombres, pero
todavía presente. Evan no pensaba que se iría de verdad.
―Estoy bastante seguro que extender cenizas en mar abierto así es ilegal
―dijo Archer.
Puso los ojos en blanco y se encogió de hombros.
―Sabes, agregada a nuestra lista actual de ofensas, no creo que sea gran
cosa.
Los ojos de Archer se cerraron a medias.
―Me‖gustaría,‖entonces.‖Si‖es‖la‖última‖cosa‖que‖puedo‖hacer‖por‖ellas…
―Entonces haremos que pase. Tú y yo juntos. Cuando estés listo.‖―Evan
se inclinó hasta que sus frentes se tocaron, negándose a romper el contacto
visual―. Deja de pensar que estás solo en algo de esto.
―Sabes,‖ no‖ siempre‖ seré‖ así‖ ―murmuró‖ Archer―. Saldré de aquí, y las
cosas serán como deberían ser. Mejor que antes.
―Lo sé. Y yo estaré‖ aquí,‖ esperando‖ por‖ ti.‖ ―Evan apretó la mano de
217 Archer, sostuvo su mirada hasta que estuvo seguro de que Archer había
entendido su significado. Finalmente, Evan robó otro beso, sonrió y puso a
Archer‖de‖pie―. Ahora vayamos a almorzar. Te ves como si necesitaras algo de
carne en esos huesos.

Fin.
Kelley York
Había una vez, Kelley York nació en el centro
de California. Y aún reside allí con su esposa,
hijastra, y demasiado animales domésticos. Kelley es
una fanática de la ficción oscura. Le encanta escribir
personajes retorcidos, trágicos acontecimientos, y los
finales agridulces que te dejan con preguntas y
llorando. El desarrollo del carácter ocupa un lugar
central en sus libros, porque los límites del carácter
de una persona y el funcionamiento de su mente son
ilimitadas.

218
Créditos
Moderador: Soulless
Traductoras Correctoras
SOULLESS
DIANNA K NANIS
ANNATHEBRAVE
SABRINUCHI
FLOCHI
BOOKLOVER;3 G.DOM
NATALICQ
APOLINEAH17
JENN CASSIE GREY Recopilación y
219 LUNAROWE
LIZC
ATEH
Revisión
OTRAVAGA Nanis
DANNY LOWE
MAE
ASHEDARCY
Diseño
ÂMENOIRE
Cecilia.
ADALY
SOLEMARY
MARTINAFAB
BUTY_CIPRI
MALU_12
SCARLET_DANVERS
SHILO
MARI NC
LEOGRANDA
¡Visítanos!

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