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UNIDAD 1

VISIONES GENERALES SOBRE LA DIDÁCTICA


INTRODUCCIÓN A LOS CONTENIDOS
Albert Einstein, una de las mentes más brillantes de los
últimos siglos, es nuestro invitado de honor para iniciar este
recorrido por los hitos históricos de la enseñanza y del
aprendizaje humano. Einstein nos dice que “la mente que se
abre a una nueva idea jamás volverá a su tamaño original”.
Los invito a que leamos esta frase examinando su
significado para la vida de un estudiante, fuente inspiradora
en la construcción de conocimientos. El creador de la teoría
de la relatividad habría dicho otra frase que abriga su
frase que abriga su pensamiento científico y matemático:
“Lo maravilloso es que el ejercicio moderno de la
enseñanza no haya ahogado por completo la sagrada
curiosidad por investigar, pues esta delicada plantita,
además de estímulo, necesita, esencialmente, de la
libertad, sin la cual perece de modo inevitable” (AGEAC,
2019).
Presentamos a continuación una anécdota que vivió un
profesor universitario hace algunos años en el desierto de la
Tatacoa (Huila, Colombia), quien fue invitado a observar un
eclipse parcial de luna por parte de un equipo de astrofísicos
alemanes que habían venido a registrar tal acontecimiento. Él
tuvo la oportunidad de contemplar un instante de universo a
través del telescopio, y cuenta que esa noche, donde sus ojos
fueron bañados por primera vez por una lluvia de estrellas,
planetas y constelaciones, su conocimiento estelar dejó de ser
solo un estímulo de la abstracción y de razones algorítmicas; a
partir de esa observación descubrió una verdad no revelada
por la realidad de un aula tradicional, que solo bajo la luz de lo
observado cobra significado, y solo atinó a pronunciar con su
voz silenciosa: “ahora sí reconozco la fascinación de lo
externo a este globo terráqueo que me atrae con las fuerzas
de la gravedad”. Desde ese instante aumentó la curiosidad
por las complejidades del universo. En ese espectáculo de
luminosidades escuchó la voz de uno de los visitantes
científicos, convertido tal vez en un forastero inconsciente
de la didáctica que dijo: “Podrán darse cientos de horas de
enseñanza libresca sobre el universo, pero jamás existirá
para la mente humana el placer del aprendizaje que brinda
la mirada del universo a través de los telescopios, a través
de la tecnología, a través de una herramienta de última
generación construida por los humanos”.
En efecto, la didáctica tiene la misión de trabajar para que los niños
tengan la oportunidad por lo menos, una vez en la vida de
contemplar el universo de manera real, a través de un telescopio
de última generación; ahí está la magia de la curiosidad que
desborda el cerebro de los niños y brota la comunicación que
responde a sus necesidades personales y sociales, y ofrece el
fortalecimiento de su capacidad de concebir todo lo que lo rodea.

El niño posee un supercerebro que, al contacto visual con el


universo, a través de un telescopio, se embebe contemplando el
firmamento. “Jamás la idea del firmamento volverá a ser del mismo
tamaño que la idea inicial que él tenía; la visión del universo ha
cambiado en el cerebro del niño de manera dramática porque la
experiencia real es más fuerte que la imaginación que descubre a
través de la curiosidad de la abstracción”.
Al presentar esta especialización sobre innovación didáctica
se proponen algunas preguntas que orientan la importancia
de la reflexión en torno a la didáctica como lo son:

¿Qué es didáctica?

¿Se pueden construir estrategias didácticas a partir de las


preguntas de investigación de los estudiantes?

¿Cómo se construirían ambientes que propicien la


autonomía del estudiante en su aprendizaje?

¿Qué significa innovar en didáctica?฀


Bienvenidos al fascinante mundo de la innovación didáctica.

UNIDAD UNO
Visiones generales sobre la
didáctica

La mirada de Comenio La mirada


Concepto de
Generalidades y la Didáctica didáctica de Ángel
didáctica
magna en Europa Díaz Barriga
Generalidades
La didáctica es una disciplina viva, en movimiento, que para
los propósitos de este diplomado la llamaremos Minerva,
diosa romana de la sabiduría y de los artesanos del cono-
cimiento, creadora de ambientes de aprendizaje. Ella está en
el corazón del acto educativo; allí nació, se desarrolla, crece y
se multiplica de manera exponencial en los nuevos
lenguajes. Minerva, siendo la fuente de inspiración de todo
conocimiento, trae consigo una capa que protege a los
mortales con un discurso de cómo pensar y cómo transmitir
entre generaciones esos acervos y saberes que desarrollan
la naturaleza humana y sus civilizaciones. Esa capa que a lo
largo de la historia ha cambiado de forma, de estilo y de
material, se llama la didáctica.
La didáctica bebe los conocimientos de cada época histórica; es
interesante encontrar cómo la curiosidad del ser humano por
conocer el universo ha sido una constante desde el hombre de las
cavernas hasta el hombre de las sondas y los vuelos espaciales; el
conocimiento humano al materializarse se convierte en
tecnología que se hace evidente desde las obras de piedra
diseñadas con alta precisión matemática, como lo demuestran
sus hallazgos, hasta la más compleja naturaleza del mundo nano
electrónico. En el planeta existen, a pesar de los siglos, centenares
de pirámides, templos, coliseos y murallas construidas por el
hombre de esas épocas inmemoriales, que dejan sus huellas
acerca de las visiones de lo sobrenatural, el esplendor de las
civilizaciones y sus formas de percibir la vida, que como resultado
de la adquisición del conocimiento se aprendían de manera
natural bajo la trasmisión de saberes de una generación a otra.
Así puede leerse desde Engels (1884/2017), cuando nos
muestra cómo la especie humana tuvo un salto radical al
adquirir una posición bípeda que le permitió asir el mundo con
sus manos, lo que a su vez desarrolló la independencia digital y
posteriormente el desarrollo del lóbulo prefrontal, mediante
el cual se enriquecieron las posibilidades de comunicar y
transmitir el legado cultural a través de las generaciones,
modificándolo y ampliándolo para construir tecnología, en un
bucle permanente que se retroalimenta.
Tendemos a pensar que esos aprendizajes fueron meramente
imitativos; no obstante, poseían un proceso lógico en la
construcción de los saberes propios de la cultura y se
transmitían a partir de ciertos medios didácticos de
aprendizaje: ahí se encuentran los embriones de la didáctica,
derivados de la enseñanza y aprendizaje de los saberes de
cada cultura y de las estrategias cognitivas diseñadas para
proteger la sociedad.

Regresemos a nuestro telescopio alemán en el desierto de la


Tatacoa y tratemos de imaginar el conocimiento astrofísico
creado en el último siglo que permite acercar la distancia de
observación del universo a nuestros ojos; entre el hombre de
las cavernas y el hombre de la sociedad del conocimiento se
marca una distancia muy significativa para ver el universo o una
parte de él, trillones de veces más cerca del rango del hombre
de las cavernas. El telescopio con tecnología de frontera es una
extensión de nuestro cerebro a través de los ojos; en los
últimos setenta mil años ha habido un prodigioso desarrollo de
la inteligencia humana, que hace que nuestros cerebros
evolucionen de manera acelerada. La revolución que está
produciendo la computación cuántica hace inimaginable el
desarrollo de la inteligencia humana a través de algoritmos
matemáticos para tratar de contemplar, investigar, explicar,
predecir, e incidir en la complejidad del universo, una hazaña
titánica para los próximos siglos.
La didáctica tiene ante sí el tremendo reto de hacer
a p re h e n d i b l e s l a s c i e n c i a s e n l a f ro n te ra d e l
conocimiento y los avances tecnológicos que formarán
parte de los retos de Minerva, quien con su sabiduría
abrirá nuestra inteligencia para construir ambientes
formativos y didácticos como estrategia de aprendizaje
de nuestros estudiantes para conocer, trasformar o
mantener la realidad.
Concepto de didáctica
Una primera vía para descubrir los orígenes del concepto de
didáctica es acercarnos a los inicios del aprendizaje del
hombre de las cavernas. Para realizar una actividad racional,
ellos tenían que organizar momentos, pasos o secuencias
que les indicaban un orden y un proceso para llegar al fin
determinado. Cuando las comunidades primitivas salían de
caza, existía una organización tribal para identificar, perseguir,
acorralar y atrapar una presa que por tamaño, fuerza o
agilidad podría ser más fuerte que los mismos cazadores; esa
secuencia extraordinaria de sucesos la podríamos llamar de
manera primitiva, la “secuencia didáctica para la caza”, que
históricamente se ha venido perfeccionando.
Los grandes avances del hombre en la humanidad han
tenido que ver con esa capacidad de organizar situaciones de
supervivencia que indican un “orden” mental. Al respecto,
Vigotsky y la psicología soviética han dado aportes
significativos, mostrando cómo la acción humana pasa de ser
inicialmente física, mediante herramientas naturales, para
convertirse posteriormente en mental, a través de la función
simbólica o, en otros términos, a través de la representación
del mundo en nuestras mentes, bajo ciertas pautas para
interpretar y darle sentido a la realidad.
Así, todo proceso humano tiene que ver con la capacidad de
organizar los elementos cognitivos, afectivo-emocionales y
físicos que se requieren para solucionar una situación, y la
didáctica permite generar ese discurso que se comparte
entre unos y otros sobre el cómo aprender a vivir; la didáctica
configura la acción educativa porque analiza el cómo
transmitir aquellos saberes desarrollados en una cultura en
pro de su supervivencia y de la consolidación de una
civilización.
Los grandes avances del hombre en la humanidad han
tenido que ver con esa capacidad de organizar
situaciones de supervivencia que indican un orden
mental.

Sintetizando, la palabra didáctica se refiere al cómo enseñar,


cómo aprender y qué herramientas existen para aprender mejor.
Esta disciplina define el éxito de todo acto educativo, al igual que
cómo se concibe la función del docente y cuáles son las
herramientas que utiliza para llegar a una enseñanza pertinente,
en función del contexto histórico y sociopolítico de cada época.
Por ejemplo, en la Edad Media la misión sagrada de la didáctica
mantuvo el espíritu de la educación en el aula física donde el
maestro enseña y el discípulo escucha, repite y aprende: “un
maestro sabio y un discípulo ignorante”.
Pasaron varios siglos para que el creciente reconocimiento de
los derechos de la infancia, desde finales del siglo XIX, abriera
el campo para cambiar la concepción del aprendizaje y de la
enseñanza y, por supuesto, de la didáctica, para hacer énfasis
en aspectos como las necesidades de los estudiantes, su
acción directa sobre la realidad como principio básico del
aprendizaje y las diferencias individuales como elementos que
determinan las formas y los ritmos de aprendizaje.

Sintentizando, la palabra didáctica se refiere al cómo


enseñar, cómo aprender y que herramientas existen
para aprender mejor.
Fue en el siglo XX en el que el espectro de la revolución científica y
tecnológica tocó las puertas de la pedagogía y la didáctica, gracias
al fortalecimiento de las ciencias sociales y humanas, campo en el
que algunos de los grandes intelectuales del siglo XX hicieron
aportes significativos, base de las propuestas que hoy se
mantienen. Hagamos una breve revisión de algunas de estas
aristas.

A partir de la conceptualización de la génesis humana, y con el


reconocimiento de los niños como niños, y no como adultos en
miniatura, al igual que como crítica al estudiante pasivo y en
general a la escuela tradicional, surgió desde finales del siglo XIX la
escuela nueva, con pedagogos como Dewey y Montessori, para
postular al estudiante como el centro del proceso educativo, quien
aprende haciendo para adquirir las habilidades que le permitan
vivir en su sociedad.
En el mismo ambiente de discusión de la modernidad en
Europa surgen otras fuentes de conceptualización sobre la
educación, partiendo desde la epistemología y la psicología,
especialmente, tales como las propuestas de Piaget y Vigotsky.

Jean Piaget, biólogo y científico, desde la teoría de la evolución


darwiniana y del estructuralismo se dedicó a estudiar la
evolución del hombre desde su nacimiento: su larga vida solo
le alcanzó para dar luces sobre la infancia. Al igual que la
escuela nueva, hizo énfasis en la acción humana como fuente
necesaria para el aprendizaje y el desarrollo, y en la génesis
progresiva de las estructuras de conocimiento a través de
fases sucesivas de asimilación de las nuevas experiencias para
adaptarlas a las estructuras de conocimiento y posterior
acomodación de las estructuras para adaptarlas a la
realidad, en juegos eternos de procesos de desequilibrio
entre lo que sabemos y lo que nos muestra la realidad, y
equilibrios temporales, rotos cuando enfrentamos nuevos
problemas que activan nuevamente el desequilibrio.

Estos principios del desarrollo progresivo, la acción como


fuente de aprendizaje y el conflicto o desequilibrio como
mecanismo básico fueron retomados en planteamientos
didácticos que transformaron los entornos educativos para
hacer énfasis, igual que la escuela nueva, en los estudiantes
activos que autorregulan su proceso de aprendizaje, por lo
que las actividades, lejos de ser simple repetición y
memorización enciclopédica, deben partir de problemas
que generen desequilibrio en los estudiantes y ofrecer las
herramientas para que puedan solucionarlos.

Desde la en otrora Unión Soviética Vigotsky, por la misma


época de Piaget (de hecho, nacieron el mismo año: 1896),
pero en el contexto de la revolución bolchevique y la
imposición de hacer ciencia desde los principios del
comunismo, partió de la sociedad y la cultura para entender
al individuo como producto histórico y cultural de los grupos
humanos.
En este contexto, el lenguaje era el medio que permitía a
los niños interiorizar el legado cultural desde las
herramientas e instrucciones provenientes de los adultos y
el exterior, hasta su interiorización como instrumentos
artificiales para pensar. Esta línea inauguraría el
constructivismo social desde el que se entiende que el
mundo se reconstruye en la mente de los aprendices
gracias a la interacción simbólica. Así las cosas, tampoco
en este caso servía tener a los estudiantes sentados
oyendo interminables discursos y memorizando
obligaciones, sino que debe partirse del estado de
conocimiento de cada niño para ofrecer los medios con los
cuales avanzar en su propio proceso: la didáctica retomó
estos planteamientos para favorecer el aprendizaje de un
estudiante activo en camino de la autorregulación en contextos
culturales y sociales enriquecidos. Otros autores como Jerome
Bruner y David Ausubel, entre muchos otros, jugaron con estas
ideas para revolucionar en la segunda mitad del siglo XX las
teorías educativas, seguidos por otros pensadores que
aplicaron sus argumentos en el campo de la didáctica.

La didáctica actual, la didáctica de la diosa “Minerva”, ha tenido


como obsequio la innovación. De la Torre (1993) afirma que la
“didáctica como cualquier ciencia, ha de ser innovadora, no
sólo por su carácter científico, sino por las exigencias de cambio
que demandan las necesidades e intereses de los contextos
socioculturales y educativos en los que se desarrolla”.
La innovación didáctica, vista desde la prospectiva, es
quizás la apuesta más fascinante para los docentes del
siglo XXI; ya se están presentando caminos inéditos en la
relación enseñanza-aprendizaje con el apoyo de la
trasposición didáctica, las secuencias didácticas, el modelo
TPACK, el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABPr), el
Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) y el Aprendizaje
Basado en Casos (ABC), lo que lleva a desarrollar impacto
en la calidad de la educación, en el aula y más allá del aula.
La mirada de Comenio y la Didáctica
magna en Europa
Quien quiera contarse entre los buenos, te honrará,
Comenio, y honrará a tus esperanzas y sueños.
Leibniz (Abbagnano y Visalberghi, 1957/1992)

Volvamos a las bases a Comenio como fundador de la


didáctica para seguir rastreando las fuentes de esta disciplina.
Fue en los albores del siglo XVII cuando aparece el checo Juan
Amós Comenio por las calles de Ámsterdam dando a conocer
su obra, la Didáctica magna. Este querido teólogo, filósofo y
pedagogo arriesgó su vida por poner en el centro de la
educación al niño.
Para entender las dificultades, riesgos e ideologías con las
cuales tuvo que lidiar Comenio, vayamos por un instante al
siglo XVII: vemos una Europa gris, pestilente por los muertos
insepultos de las guerras y las aguas negras, disputando los
desperdicios de la muerte por calles empedradas,
enfermedades, hambrunas, epidemias y guerras, y los
sobrevivientes con las caras tensionadas por las disputas
religiosas, la lucha por la verdad de la existencia cae en el
poder de la reforma y la contrarreforma que hizo temblar a
sus pueblos en una época de profundas convulsiones
religiosas.
La audacia de Comenio fue presentarse en ese convulsionado
escenario a reivindicar el papel de los niños en la educación,
en una época en que a los adultos pobres los trataban como
sirvientes; su máximo atrevimiento fue presentar la idea de
que el centro de la educación era el niño y no el maestro
(paido-centrismo). Este hecho es un hito en la historia de la
didáctica porque crea las condiciones para el nacimiento
posterior de una escuela nueva que, como se mencionó,
abogará por el aprendizaje activo del estudiante, una postura
contraria al estudiante pasivo que había caracterizado a la
educación feudalista de siglos anteriores.
Imaginen una época oscurantista, calles lóbregas con antorcha de aceite de tártago y
Comenio, con su cara bondadosa, escribiendo críticas a los métodos de enseñanza por
repetición, propia de la época de la inquisición, de las monarquías y de las verdades
absolutas; él afirma con total seguridad que al niño había que educarlo para la creatividad,
como se desprende de la siguiente cita:

Criticó los métodos de enseñanza basados en el castigo y la amenaza, que


solamente despertaban el terror de los muchachos para con el conocimiento e
impedían la creatividad y el ingenio. Comenio plantea un método práctico de
aprender en el que los conocimientos se infiltren suavemente en las almas,
llevando al entendimiento la verdadera esencia de las cosas e instruir acerca de
los fundamentos, razones y fines de las principales cosas que existen y se crean.
Insta a formar primero el entendimiento de las cosas, después de la memoria y por
último la lengua y las manos (Gutiérrez, 2014).
Comenio retoma la proclama de Lutero, uno de los líderes de la
reforma protestante, quien en uno de sus discursos dijo “que se
creen escuelas en todos los pueblos y que a ellas acudan todos
los niños, sin distinción de sexo ni de origen”. Resulta interesante
que hoy en día esa máxima luterana propicie espacios de
reflexión, como el Foro Mundial sobre educación para todos del
año 2000, gestado por la Organización de las Naciones Unidas
cuatrocientos años después, donde se lanza una declaración
para el planeta que simplemente cita la idea original: “que se
creen escuelas en todos los pueblos y que a ellas acudan todos
los niños, sin distinción de sexo ni de origen”. Observen: en
nuestro tiempo sigue siendo una necesidad no satisfecha que
en “todos” los pueblos acudan “todos” los niños a los centros
educativos.
Aunque muchos escritos de Comenio se extraviaron o se
incineraron producto de la violencia, el desplazamiento y las
guerras, existen obras que alcanzaron la validación científica
en casi toda la Europa del siglo XVII, en especial aquellas que
analizaban la educación del ser humano y proponían el cambio
de la instrucción memorística a una visión del desarrollo de las
capacidades del ser humano desde su motivación y sus
necesidades.

Comenio instiga a la transformación de las prácticas


educativas y critica rigurosamente el aprendizaje que se da en
la vía de la lectura de interpretaciones filosóficas y la memoria,
por lo que propone un aprendizaje basado en ejemplos,
experiencias reales y prácticas manuales:
Así pues, lo que el hombre necesita es la educación,
lo que ciertamente, no significa negar la gracia divina,
sino más bien afirmar que nos llega a través de la
educación, o sea, a través de oportunas experiencias,
porque todo conocimiento, afirma Comenio, incluso
el de los ángeles, es experimental. Comenio tiene
pues confianza en la máxima latitud potencial de la
gracia divina, lo que en el plano educativo significa
que todos necesitan de la educación y que en todos
una educación apropiada produce buenos frutos.
(Abbagnano y Visalberghi, 1957/1992, p. 304).
Como se puede comprender, el ideal didáctico de
Comenio es el de retomar la necesidad de la educación de
todos los seres humanos para obtener una mejor sociedad,
sin distinciones de género, de credo o de riquezas; todos
los seres humanos necesitan educación y en la educación
está el reflejo de la gracia divina:
Y en verdad las creaturas racionales se deben guiar no a fuerza de gritos, prisiones y
garrotazos, sino con medios racionales. Quien no actúa así ultraja a Dios que encarnó en
toda su imagen y toda la vida estará dominado, como lo está, por la violencia y el
descontento. […] La meta de la educación se halla en el más allá: así como la meta del feto es
salir a la luz rompiendo la bolsa amniótica, así la del hombre es salir a una más esplendorosa
luz, la luz eterna, rompiendo la envoltura del cuerpo. […] La educación no debe ser un
“ensacar” ni un “comprimir” datos en la memoria, sino el arte de hacer germinar las semillas
interiores, que se desarrollan no por incubación, sino cuando se estimulan con oportunas
experiencias, suficientemente variadas y ricas y sentidas como siempre nuevas, incluso por
quien las enseña (Comenio recoge asimismo el argumento de San Agustín de que enseñar
es aprender mejor lo que se enseña). (Abbagnano y Visalberghi, 1957/1992, p. 305)
Comenio propone una educación por grados o niveles; dada
la naturaleza y la complejidad del conocimiento a aprender,
esta gradualidad busca establecer las fronteras entre el
comportamiento cognitivo del niño, dada por su edad y
desarrollo, y la rigurosidad de las experiencias sensibles que
serán presentadas por el docente. La didáctica propone la
organización de actividades de práctica, donde se
comprenda inicialmente el todo y luego las partes, donde
existan diferentes formas y maneras de enseñar; eso es
motivar, eso es enseñar, esa es la didáctica de Comenio.
La mirada didáctica de Ángel Díaz Barriga
Ya detenidos en Comenio, e identificadas las bases iniciales de
la didáctica, podemos analizar lo que queda de ellas y cómo se
aplican en el contexto actual de la sociedad del conocimiento.

El Dr. Ángel Díaz Barriga, profesor de la Universidad Nacional


Autónoma de México, refiriéndose a la didáctica afirma que la
importancia de su desarrollo es tal que, a la par de las
innovaciones en la formulación de preguntas en la ciencia,
ocurre una transformación de la metodología empleada para
enseñar (UNAM, 1998), “es decir, que los avances de las
ciencias deben formar parte del aprendizaje actual de los
estudiantes del siglo XXI”.
Él nos precisa que para entender los modelos de
investigación en el campo de la didáctica es conveniente
una cuidadosa mirada histórica sobre el desarrollo de la
teoría didáctica, desde su surgimiento formal en el siglo
XVII con Juan Amós Comenio —como lo leímos en la
narrativa anterior— hasta la actual sociedad del
conocimiento, que significa comprender el pensamiento
científico, tecnológico, humanista y artístico en contexto,
en cada época histórica de la producción didáctica, y
comenzar a construir nuestras innovaciones desde la
computación, el desarrollo de la inteligencia artificial, los
big data y los algoritmos matemáticos.
En los cuatro siglos que lleva la didáctica como concepto
educativo han surgido distintas teorías, interpretaciones y
experiencias referidas a los problemas de la enseñanza y
del aprendizaje en el aula, con el consecuente desarrollo
de diversas estrategias conceptuales y metodológicas.

Contreras (1990, citado por Barriga, 1998) afirma que


existen tres perspectivas para realizar la investigación
didáctica: el enfoque positivista, el enfoque interpretativo
y como ciencia aplicada.
El enfoque de la didáctica como una ciencia aplicada
se vale de las distintas disciplinas teóricas para
explicar los fenómenos del aula.

El enfoque positivista estudia los problemas del aula con el


manejo matemático de variables, categorías, indicadores y la
experimentación. Se basa en los postulados del aprendizaje
por refuerzo y castigo y en las relaciones entre causas,
conductas y consecuencias: por ejemplo, si se investiga la
eficiencia de una propuesta didáctica para mejorar el cuidado
del medio ambiente, el diseño puede implicar que al lanzar
basura al río (antecedente) un estudiante sea obligado a limpiar
una zona de ese río (castigo), por lo que se esperaría que sea
menos probable que el estudiante vuelva a ensuciarlo
(consecuencia). Al contrario, si un estudiante por iniciativa
propia recoge basura del lecho del río (antecedente) puede
recibir una felicitación pública (refuerzo), y ese estudiante
puede estar más motivado y dispuesto a repetir la conducta
(consecuencia).

El enfoque interpretativo busca describir los procesos de la


interacción educativa en el aula desde una perspectiva
cualitativa. Aquí los conceptos de probabilidad, objetividad y
generalización no son importantes. Más que los hechos
mismos, lo relevante es cómo son interpretados por el
investigador a partir de las herramientas científicas.
El enfoque de la didáctica como una ciencia Perspectiva
Perspectiva
interpretativa
interpretativa
aplicada se vale de las distintas disciplinas
teóricas para explicar los fenómenos del aula. De
esta manera, es frecuente que se formen grupos
interdisciplinarios para planear, implementar y
evaluar propuestas didácticas en áreas Investigación
Investigación
didáctica
didáctica
específicas, con lo que se puede hablar de
didáctica de las ciencias sociales, didáctica de
las matemáticas o didáctica del lenguaje, por
Perspectiva
Perspectiva Perspectiva
Perspectiva
ejemplo. positivista
positivista científica
científica
En estas investigaciones la psicología del desarrollo ha
acompañado la solidez científica de la didáctica. Llega para
fortalecer la extraordinaria intuición de Comenio, cuando dijo:
“Solo enseñar una cosa a la vez, solo pasar a otro tema cuando el
anterior ha sido comprendido, o solo enseñar lo que puede ser
comprendido en determinada edad” (Díaz, 1998).

En la sociedad del conocimiento, las teorías psicológicas han


sido fundamentales para la comprensión de los procesos de
aprendizaje y enseñanza. Por ejemplo, se ha propuesto que el
docente, como mediador, facilita el andamiaje propuesto por
Vigotsky; Ausubel centró su propuesta en el aprendizaje
significativo; Aebli enfatizó en el papel de la problematización
como eje del aprendizaje; Piaget mostró el aprendizaje como
un proceso evolutivo en el que se busca el conflicto cognitivo
como desencadenante del aprendizaje; el interaccionismo
explicó el papel de las redes neuronales de aprendizaje y el
constructivis- mo ha puesto en el relieve la reorganización
permanente de las estructuras de conocimiento. Más
recientemente se ha hablado de modelos que intentan
incluir la perspectiva de la educación virtual, como el caso
del conectivismo.
Existe una vertiente que promueve la investigación didáctica
y es la investigación-acción, cuyo objeto es estudiar
posiciones educativas que tienen importancia para los
sectores sociales y la promoción de la participación
comunitaria en sus propios problemas. Su aplicación al
ámbito de la educación se dio cuando se entendió que los
docentes podrían participar en la investigación-acción con el
fin de examinar de una manera hermenéutica los problemas
de enseñanza. La figura del docente investigador se fue
estableciendo en las instituciones educativas debido a sus
diseños didácticos aplicados, enriquecidos y teorizados para
continuar el ciclo permanente de transformación en el aula y
más allá del aula.
Los aportes en didáctica tienen efectos en la calidad de vida de
los estudiantes, a partir de situaciones de aprendizaje de la
realidad, que articulan la dimensión científica, tecnológica y
artística, los saberes y características de los estudiantes, así
como el perfil del docente y el liderazgo institucional.

Por tal motivo, es necesario pensar la didáctica como la


reflexión rigurosa frente al cómo pueden aprender mejor los
estudiantes y qué herramientas, tanto físicas como virtuales,
permiten activar el desarrollo cognitivo del estudiante para la
comprensión de conceptos y la construcción de significados
que el individuo aplicará en situaciones específicas. La
didáctica depende de los fines de la educación y de la posición
que el ser humano adquiere en la sociedad.
En la actualidad hay múltiples recursos didácticos, algunos de
ellos están inmersos en el contexto de la escuela, otros en la
experiencia cultural y otros más en el acceso a la información
desde la tecnología y la conectividad. El éxito de una actividad
educativa depende de la facultad del maestro para formular
secuencias didácticas que incluyan estos tres recursos bajo el
objetivo fundamental de enseñar un concepto específico, así
como la de formar para la ciudadanía y el desarrollo del
pensamiento.

La escuela está diseñada para evolucionar de acuerdo con las


necesidades de la sociedad y para cumplir con el propósito de
acercar el conocimiento a los seres humanos; no podemos
seguir pensando que la escuela es solo una institución física; es,
además, el lugar donde se avizora el mundo del conocimiento,
con cimientos lógicos y objetivos, con interpretaciones teóricas
y con construcciones colaborativas. Innovar es estar delante de
la misión de la escuela, es investigar sobre cómo se construye
el futuro del mundo a partir de los saberes del tiempo presente.

El reto es que cada uno de los maestros se posicione como un


intelectual innovador, protagonista de la transformación social,
que tiene en cuenta el conocimiento disciplinar de su área de
enseñanza, pero, además, investiga sobre las estrategias para
enseñar mejor. La innovación didáctica es una amalgama de
conocimientos específicos articulados a actividades
educativas pertinentes en la vida actual de los individuos.

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