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ENSAYO

VISIÓN PARADIGMÁTICA EN LA EDAD MODERNA

LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA UNA APROXIMACION A SUS ORIGENES

Autor:

JULIO MARBEDI MACÍAS GUTIERREZ

marbedis@gmail.com
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LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA UNA APROXIMACION A SUS ORIGENES

Considerando el pensamiento humano como actividad única, libre, donde otros no pueden
ordenar las ideas, si no quien imagina o piensa, y aludiendo el modo de saber y al conocimiento
según Aristóteles y Platón, se pude decir que, el hombre siempre ha estado en la necesidad de esa
búsqueda, averiguación de las cosas, del porque y el cómo de las mismas. Es por ello que surgen
las diferentes formas de implementar métodos, reglas, herramientas que permitan observar y
definir cuanto nos rodea. Visto así, siempre hay una averiguación, por lo que, según Hans-Georg
Gadamer, “La ciencia ya no es más la suma del saber y de lo digno de ser sabido, sino un camino
para avanzar hacia adelante y penetrar un ámbito a un no investigado y por lo tanto aún no
determinado”.
Aunado a ello, el hombre ha tenido grandes cambios a lo largo de la historia en su forma de
vida y su pensamiento, de una u otra manera unas veces consciente y otras veces inconsciente, la
investigación siempre está presente, ya que, es un modo de dar avance a la realidad, con lo cual la
investigación es producir conocimiento. Al mismo tiempo es de destacar que investigar
etimológicamente es in investigium ire. Esto es recuperar sistemáticamente los vestigios de un
proceso de la aclaración realizado sobre un problema específico.

Por otra parte, la investigación es un proceso que conlleva a realizar métodos, reglas,
procedimientos y técnicas que permiten satisfacer la curiosidad, la resolución de un problema
obtenido el máximo provecho para el éxito y la evolución del mismo. Como se puede apreciar en
expresiones de Balza (2010), “La investigación educativa es concebida como un largo viaje que
hay que emprender hacia lo desarrollado, cuyas coordenadas de tiempo y espacio es particular
interés del investigador por el entendimiento de las significaciones que las personas, como
actores sociales van construyendo sobre la realidad, siendo ésta compleja y plural, en tanto cada
sujeto tiene su forma partículas de ver, percibir y concebir su entorno”.

De acuerdo a este planteamiento, la investigación está íntimamente ligada a los problemas del
entorno natural urbano y tecnológico, ya que, son un tejido complejo de conocimiento in situ,
desde donde se puede plantear y resolver situaciones en beneficio de la humanidad. Toda vez
que el hombre se plantea una interrogante, puede realizar unos procedimientos que pueden darse
desde un conocimiento vulgar o un conocimiento científico, de manera que, es en la academia
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donde se desarrolla el conocimiento científico y es allí donde tiene lugar la investigación


educativa, la cual se inicia a finales del siglo XVIII, al tomar como un instrumento fundamental
la metodología científica, dado que un extenso grupo de académicos dedicados a las ciencias
naturales han venido desafiando las premisas de Newton, esto buscaron reproducir en lo posibles
los métodos y la cosmovisión epistemológica de la mecánica, al igual que los aportes de Galileo.

La investigación educativa tiene como características, descubrir algo nuevo con acciones
intencionales o sistemáticas, se apoya en un marco teórico o de regencia, se obtiene a través de
distintas formas: ideas, teorías, conocimientos, conceptos, modelos. Los métodos a emplear son
teóricos y empíricos. Los teóricos son: históricos-lógicos, inductivo-deductivo, hipotético-
deductivo, analítico-sintético, genético, modelación, abstracto-concreto.

Según Restrepo (2002), “la investigación educativa se hace sobre procesos y objetos que se
llevan a cabo o se encuentran de puertas para adentro de la escuela, sean propios de la pedagogía,
sociología o de la psicología; mientras que aquellos procesos que se hacen de puertas afuera, es
decir, de su estudio como fenómeno social, se ocupa la investigación sobre educación”.

Esto quiere decir, que a la investigación educativa le pertenece realizar estudios que generen
avance sobre las prácticas pedagógicas y comparar que tan efectivo es la enseñanza, así como
objetivo primordial la educación en sí, desde la parte interna de la disciplina.

VISIÓN PARADIGMÁTICA EN LA EDAD MODERNA

El hombre primitivo desde sus orígenes, en la edad de piedra, estaba dotado de un cerebro y
unas características anatómicas, que le permitieron en un primer lugar la elaboración de
herramientas en sus inicios con huesos hasta llegar a la utilización de los metales, nos indica ello,
que desde sus inicios el homo sapiens estaba dotado de capacidades mentales que le permitían
inventar y utilizar expresiones lingüísticas complejas, que, como seres sociales, les era propio
comunicarse entre ellos. Luego podemos pensar hoy que, desde la prehistoria, el hombre ha
estado en una constante búsqueda del conocimiento. Podríamos llamarlo, conocimiento vulgar,
que se transmitía en la mayoría de los casos de manera vertical, por la comunicación entre padres
e hijos. La aparición de la escritura marca en la historia el inicio de una época que se llamó Edad
Antigua que se caracterizó por el surgimiento y el gran desarrollo de las primeras civilizaciones y
que termina precisamente con la caída del Imperio Romano de Occidente año 476 D. de C.
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Durante este período, Grecia toma parte activa en el conocimiento, en la manera de pensar,
donde el hombre tenía muchas interrogantes y la duda prevalecía en su pensamiento, que sin duda
alguna tenemos que tomarlos como referentes en ese desarrollo del conocimiento occidental.
Aparecieron los poetas, sofistas y filósofos. Los poetas fueron en un principio los maestros de
Grecia. En La República de Platón se encuentra un testimonio claro de la importancia que tuvo
Homero, cuando se dice que fue el poeta que "educó a la Hélade", (606 e). Más recientemente,
Werner Jaeger expresa una posición equivalente al decir que Homero fue "el primero y el más
grande creador y formador de la humanidad griega" (1967, pág. 49).

Para Karl Popper, filósofo nacido en Austria, ha interpretado que con la publicación de las
obras de Homero se inicia verdaderamente la cultura europea. Los sofistas eran representantes de
una cultura que no busca la verdad, sino que se orienta en función del simple beneficio personal,
constructores de un falso saber. Este era el gran motivo de inquietud para un filósofo que
pretendía que la verdad debía ser inmutable y eterna.

Con todo este conocimiento proveniente de la edad antigua, iniciamos la edad moderna,
período histórico que se inicia en 1453 y finaliza con la revolución francesa en 1789. En la edad
que podríamos llamar premoderna, el conocimiento válido para el mundo occidental se
fundamentaba en dos fuentes reconocidas: Aristóteles y la Biblia. El propósito de la ciencia era
comprender el significado y la importancia de las cosas, mientras que, posteriormente, en la era
moderna, el propósito era predecirlas y controlarlas (Capra, 1998).

Aristóteles había desarrollado la lógica formal del pensamiento silogístico, lo cual era un
excelente instrumento para derivar, de las Sagradas Escrituras, consecuencias y sutilezas acordes
con la interpretación del mundo y del ser humano que se quería transmitir en esa época. El
objetivo fundamental del planteamiento aristotélico, permitía ordenar el universo y la vida
humana hacia la salvación, como fin último.

Hemos venido hablando del conocimiento a lo largo de la historia que podríamos definir como
el conjunto de principio que, por su explicación sistemática, se determina el modo de conocer los
aspectos de la realidad el cual abarca desde su reflejo superficial hasta el dominio de las leyes que
rigen sus fenómenos.
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Durante la edad moderna aparece el conocimiento científico que se obtiene mediante


procedimientos metódicos con pretensión de validez, utilizando la reflexión, los razonamientos
lógicos y respondiendo a una búsqueda intencionada por la cual, se delimitan los objetos y se
previenen los medios de indagación. Hablamos entonces de episteme (conocimiento), al respecto,
Michel Foucault piensa que una episteme es lo que define las condiciones de posibilidad de todo
saber. La episteme de una época es medio y mediación. “…La episteme no es sinónimo de saber
sino que es la expresión de un orden o, mejor dicho, del principio de un ordenamiento histórico
de los saberes, principio anterior al ordenamiento del discurso efectuado por la ciencia e
independiente de él. Por otro lado, Machado, (1999), “La episteme es el orden específico del
saber, la configuración, la disposición que toma el saber en una determinada época y que le
confiere una positividad en cuanto saber” (p. 25).

Para Foucault, (1997), “Episteme es el conjunto de las relaciones que pueden unir, en una
época determinada, las prácticas discursivas que dan lugar a unas figuras epistemológicas, a unas
ciencias, eventualmente a unos sistemas formalizados, el modo según el cual en cada una de esas
formaciones discursivas se sitúan y operan los pasos a la epistemologización [o instauración de
una episteme], a la cientificidad, a la formalización” (p. 323).

Durante la edad moderna hay un cambio de pensamiento, un cambio de paradigma. Aparecen


nuevas corrientes de pensamientos acerca de las cosas. Estas nuevas ideas caracterizaron la era
moderna. Las teorías de Copérnico, Galileo y Newton generaron otra manera de ver la ciencia.
Para (Capra, 1998), la revolución científica comenzó con Nicolás Copérnico, con la teoría
heliocéntrica. En Inglaterra, Francis Bacon en su obra Novum Organum, (1620); exponía sus
teorías sobre el método empírico. El empirismo es una corriente filosófica que considera la
experiencia como única fuente del conocimiento: sólo la experiencia garantiza un conocimiento
verdadero (Martínez Echeverri y Martínez Echeverri, 1996).
En Francia, René Descartes (1596 – 1650) se propuso buscar un método que le permitiera
construir toda una ciencia de la naturaleza de la cual pudiera estar seguro. Decía: "Toda la ciencia
es sabiduría cierta y evidente. Rechazamos todos los conocimientos que son sólo probables y
establecemos que no debe darse asentimiento sino a los que son perfectamente conocidos y de los
que no cabe duda” (Descartes c.p. Capra, 1998). Para Descartes la razón era más cierta que la
materia, y llegó a la conclusión de que ambas eran entes totalmente separados y distintos. Al ser
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más cierta que la materia, la mente era también más importante, por lo cual se le concedió más
valor al trabajo intelectual que al manual| (Capra, 1998).
Los planteamientos de Descartes contribuyeron a afianzar otras de las características
fundamentales de la modernidad: el pensamiento binario, aunque esta característica data de la
Edad Antigua, puede asumir diferentes formas según la cosmovisión, como el dualismo, la
dicotomía y la dialéctica. Descartes publicó su Discurso del Método en 1637. Se considera a
Descartes el padre del racionalismo. Esta corriente filosófica propone que los sentidos nos
pueden conducir al error y que el medio para validar el conocimiento no es la experiencia, sino la
claridad y distinción de las propias ideas.
El racionalismo considera la razón superior a la voluntad y a la emoción. Para Descartes, el
conocimiento cierto sólo se obtiene mediante la intuición y la duda. Descartes recurrió a la duda
como método de razonamiento. El método cartesiano es analítico, consiste en dividir los
pensamientos y problemas en cuantas partes sea posible y luego disponerlos según un orden
lógico (Capra, 1998).
El racionalismo como corriente filosófica en un inicio lo vemos en Parménides y Platón, se
tienen como máximos exponentes de la filosofía moderna a Descartes, Malebranche, Spinoza,
Leibniz, en quienes el verdadero conocimiento se funda solo en la razón, porque solo ella posee
necesidad lógica y validez universal, caracteres que no tiene la experiencia.
Todos estos conocimientos aportados por Galileo, Bacon y y Descartes tuvieron gran
influencia en el pensamiento Newtoniano. Antes de Newton existían dos corrientes filosóficas
opuestas en el siglo XVII. El método empírico e inductivo propuesto por Bacon y el método
racional y deductivo planteado por René Descartes. En 1687, Isaac Newton publicó sus
Principios Matemáticos de la Filosofía Natural, donde planteó la forma de combinar ambos
métodos, desarrollando así el método que ha sido la base de las ciencias naturales dando lugar a
un nuevo concepto denominado concepto mecanicista con una estrecha relación con el
determinismo: el mecanicismo considera que todos los fenómenos tienen una causa y un efecto, y
por tanto, se podría predecir con "certeza absoluta" cualquier parte del sistema si se conoce con
detalle su estado en un momento determinado. (Capra, 1998).
A manera de síntesis podemos enumerar algunas características del pensamiento en la
modernidad: La idea de que el conocimiento debe ser buscado y descubierto, a diferencia de la
Edad Media en la cual el conocimiento era "revelado". La noción del conocimiento como
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producto, como punto de llegada y como verdad irrefutable. La necesidad de precisar un método
para llegar al conocimiento (para algunos, basado en la razón, para otros, basado en la
experiencia). La noción de progreso asociada a la ciencia. La creencia de que la ciencia era la
única vía certera y válida para entender en universo. La concepción determinista y mecanicista
del universo. La incorporación de la antropología dualista (mente y cuerpo) en la concepción de
ciencia, manifestada en las separaciones de ciencia pura y ciencia aplicada, ciencia y técnica,
teoría y práctica, conocimiento científico y conocimiento vulgar, entre otras. El concepto de
evolución acumulativa permanente, continua y ascendente. La pluralidad, como posibilidad de
que surgieran y existieran maneras de pensar diferentes. (Jacqueline Hurtado de Barrera, 2012).
Tenemos entonces que hablar de paradigma de la modernidad o formas de pensar en la
modernidad. Algunas definiciones pueden darnos una idea o un conocimiento de paradigma:
“Un paradigma constituye un sistema de ideas que orientan y organizan la investigación
científica de una disciplina, haciéndola comunicable y modificable al interior de una comunidad
científica que utiliza el mismo lenguaje”, Damián (1997: 56).
Los paradigmas son “diferentes sistemas de reglas del juego científico”, son “estructuras de
razonamiento o de la racionalidad”, por ello, constituyen la lógica subyacente que guía el corazón
de la actividad científica y, en último término proporcionan la explicación de los sistemas de
explicación” Martínez, M (1989).
Un paradigma es “Una estructura coherente constituida por una red de conceptos a través de
los cuales ven su campo los científicos, una red de creencias teóricas y metodológicas
entrelazadas que permiten la selección, evaluación y crítica de temas, problemas y métodos, y
una red de compromisos entre los miembros de una comunidad científica, todo lo cual implica
una definición específica del campo de la ciencia correspondiente, y se expresa en una tradición
orgánica de investigación científica”. Martínez, M. (1999).
En 1962, Kuhn publicó La Estructura de las Revoluciones Científicas, en donde planteaba la
evolución de las ciencias naturales básicas de un modo que se diferenciaba de forma sustancial de
la visión más generalizada de entonces. Para Kuhn, las ciencias no progresan siguiendo un
proceso uniforme por la aplicación de un hipotético método científico. Se verifican, en cambio,
dos fases diferentes de desarrollo científico.

En un primer momento, hay un amplio consenso en la comunidad científica sobre cómo


explotar los avances conseguidos en el pasado ante los problemas existentes, creándose así
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soluciones universales que Kuhn llamó "paradigmas". En un segundo momento, se buscan


nuevas teorías y herramientas de investigación conforme las anteriores dejan de funcionar con
eficacia. Si se demuestra que una teoría es superior a las existentes entonces es aceptada y se
produce una "revolución científica". Tales rupturas revolucionarias traen consigo un cambio de
conceptos científicos, problemas, soluciones y métodos, es decir, nuevos "paradigmas".

Paradigma es la manera como los individuos conocen, piensan y actúan según los paradigmas
inscritos culturalmente en ellos. Esta definición del paradigma es de carácter a la vez semántico,
lógico e ideológico. Semánticamente, el paradigma determina la inteligibilidad y da sentido.
Lógicamente, determina las operaciones lógicas maestras. Ideo-lógicamente, es el principio
primero de asociación, eliminación, selección que determina las condiciones de organización de
las ideas. En virtud de este triple sentido generativo y organizacional el paradigma orienta,
gobierna, controla la organización de los razonamientos individuales y de los sistemas de ideas
que le obedecen” E. Morin (1998).

En la modernidad tenemos al paradigma Positivista de Augusto Comte, postura filosófica


dirigida a exaltar los hechos por encima de las ideas; las ciencias experimentales frente a las
teóricas y las ciencias naturales frente a las filosóficas. (Martínez Echeverri y Martínez Echeverri,
1996). En el positivismo se distinguen el monismo metodológico y la neutralidad axiológica de
las ciencias, entendido como la aplicación de un mismo método para las ciencias naturales y las
ciencias sociales, la formulación de leyes o generalizaciones similares a las de las ciencias
naturales; así como el carácter instrumental de la ciencia social para lo cual, se debe desprender
de toda influencia valorativa o normativa. El paradigma positivista planteó que para que una
disciplina tuviera carácter científico tenía que prescindir de la investigación sobre la esencia de
los fenómenos, para limitarse a busca las leyes que rigen dichos fenómenos.

El positivismo, se margina sólo a los hechos y se ancla en la relatividad del conocimiento,


considerando que el criterio de verdad era la verificación positiva y empírica, estableciendo una
relación precisa entre observación y teoría.

LA CONMPLEJIDAD

La globalización en el mundo actual se ha ido volviendo cada vez más complejas. Pues en las
últimas décadas, un limitado número de académicos se han visto en la necesidad de entrelazar las
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diferentes disciplinas, con los enfoques multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario


que es lo que a continuación se abordara en el presente ensayo. En relación a lo expuesto, Pérez y
Matos (2004) dicen que dentro del proceso de investigación, se pueden distinguir varios niveles,
los cuales van de lo monodisciplinar a lo multi-disciplinar, a lo inter-disciplinar y a lo
transdisciplinar. En tal sentido, la investigación monodisciplinaria se enfatiza en la
comprehensión o profundidad a expensas de la extensión, quedándose dentro del ámbito de una
sola disciplina. La cual puede llevarse a cabo por uno o varios investigadores que comparten
plenamente un determinado paradigma científico: epistemología, métodos, técnicas y
procedimientos.

Cabe agregar, que este enfoque lleva a aislar demasiado los elementos o las partes y su
comportamiento, descuidando los nexos y relaciones que tienen con el todo y con otros todos. En
la hiperespecialización, es donde más se puede revelar su exceso. Por todo ello, este enfoque se
considera como el más incapaz de enfrentar los grandes desafíos que demanda la complejidad de
las realidades del mundo actual. Según el criterio de algunos estudiosos como García (2002) en
temas de desarrollo, la investigación multidisciplinaria nació en la década de los años ochenta
(80), impulsada por instituciones de desarrollo apoyadas por la cooperación internacional.

Por lo tanto, lo multidisciplinario ha sido conceptualizado como un enfoque de investigación


científica que toma en cuenta varias disciplinas; es decir, se tiene un problema macro común,
pero unos objetivos diferenciados para cada una de las disciplinas que intervienen. Además de
unas conclusiones también desde cada una de las disciplinas. Por lo que, en la investigación
multidisciplinaria trabajan diferentes investigadores colaborando en un proyecto común. Los
participantes pertenecen a diversas disciplinas y cada uno es básicamente independiente en su
trabajo, sintiendo poca o ninguna necesidad de conocer el trabajo de los demás. Ordinariamente,
existe un director que ha planificado el proyecto, que ha buscado el equipo y le ha asignado la
tarea a cada miembro, que supervisa la marcha, pero sin demasiada injerencia en la lógica de lo
que hace cada uno y que trata de unir el producto final, pero respetando las piezas de cada
investigador en su naturaleza y forma disciplinaria.

De esta manera, la integración puede consistir en preceder los resultados con una introducción,
yuxtaponerlos u ordenarlos de acuerdo a criterios y seguirlos con una serie de conclusiones casi
en forma de apéndice. Generalmente, hay también integración de términos y quizás, de
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conceptos, pero las verdaderas explicaciones se mantienen dentro del ámbito de cada disciplina y
la autoría de cada parte es característicamente independiente. Es por ello, que las críticas que se
le hacen a este enfoque (desde la perspectiva transdisciplinaria) son básicamente las mismas que
al anterior, pero en un tono más suave, ya que sus resultados buscan una cierta integración del
saber.

Sobre la base de lo anterior, si se tuviera que buscar el origen del concepto de


interdisciplinariedad (según Miguélez) ya fuera de una manera implícita o explícita, se tendrían
dos caminos. El primero sería hacer un recorrido histórico y buscar la esencia del dicho concepto,
lo cual implicaría rastrear el surgimiento del pensamiento occidental, retornar a los clásicos de la
antigua Grecia y hacer un largo recorrido hasta los pensadores contemporáneos como Morin,
Foulcaut y Deleuze, entre otros, buscando puntos nodales que puedan ayudar a dilucidar su
desarrollo y trayectoria. Significa entonces, que en el segundo camino se pueden caracterizar dos
momentos importantes que permiten trabajar sobre el concepto de interdisciplinariedad. Por lo
que, Torrres (2006) dice el primero va desde la Primera Guerra Mundial hasta la década de los
30. El segundo, lo situa luego de la Segunda Guerra Mundial, pues el mundo inició relaciones de
cooperación en áreas económicas, políticas y científico-naturales. Las primeras cooperaciones
fueron bilaterales, pero la creación de la UNESCO inició la cooperación internacional que aún
perdura. De esta manera, Núñez (citando a Dogan) sostiene que este concepto aparece por vez
primera con el sociólogo Louis Wirtz. Antes la Academia Nacional de los Estados Unidos había
utilizado el término cruces de disciplinas y el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad
de Yale había propuesto la expresión demolición de las fronteras disciplinarias.

Cabe destacar, que a finales de los años sesenta, la UNESCO propone trabajar desde una
perspectiva interdisciplinaria en la búsqueda de soluciones comunes a los problemas
contemporáneos desde el punto de vista científico y tecnológico y para los años setenta en
trabajos escritos por Piaget aparece el uso de la terminología recombinación genética de las
nuevas ramas del saber. Coincidentemente Follari ubica el surgimiento del término en los años
setenta, pero lo concibe como una reacción del capitalismo frente a sus propios problemas de
legitimación que significó una respuesta del Estado a las críticas radicales que recibían,
intentando demostrar que la interdisciplina cumple una función ideológica.
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Por su parte la interdisciplinariedad, en palabras de Smirnov es actualmente uno de los


problemas teóricos y prácticos más esenciales para el progreso de la ciencia. El concepto de
unidad interna de las diversas ramas del saber y el de sus relaciones recíprocas ocupan un lugar
cada vez mayor en el análisis filosófico, metodológico y sociológico, así como en el análisis
científico concreto del progreso científico en el mundo actua, por lo que la interdisciplinariedad
en el campo de la ciencia consiste en una cierta razón de unidad de acciones y relaciones
recíprocas, de interpenetraciones entre las llamadas disciplinas científicas. En este orden de ideas,
la indisciplinariedad es definida como el proceso de generación de conocimientos con vistas a la
acción; categoría del conocimiento colocada en relación directa con la práctica. En este tipo de
investigación también los participantes pertenecen a diferentes disciplinas, pero la integración
comienza ya en el mismo proceso, en la formulación del plan de acción y en la especificación de
la contribución de cada miembro: cada uno trata de tener en cuenta los procedimientos y trabajo
de los otros en vista a una meta común que define la investigación, lo que significa que en esta
discusión el punto de partida no puede situarse en las interrelaciones entre disciplinas, sino en las
interrelaciones que se dan en un sistema complejo entre los procesos que determinan su
funcionamiento. Por ello, la coordinación, la comunicación, el diálogo y el intercambio son
esenciales, para traducir los términos propios.

Por su parte Morín plantea: “toda realidad conocida (el átomo, la molécula, la célula, el
organismo, la sociedad) puede ser concebida como sistema “es decir como asociación
combinatoria de elementos diferentes”, significa que para él la ciencia, los procesos culturales y
la subjetividad humana están socialmente construidos, recursivamente interconectados y
constituyen un sistema abierto. Esto lleva a Morín a situarse en el nivel de lo transdisciplinario,
que permita concebir al mismo tiempo, tanto la unidad como la diferenciación de las ciencias.

De allí pues, que la investigación transdisciplinaria (mucho más reciente, escasa y difícil que
las anteriores) va más allá de ellas y les añade el hecho de que está constituida por una completa
integración teorética y práctica. En ella, los participantes transcienden las propias disciplinas (o
las ven sólo como complementarias) logrando crear un nuevo mapa cognitivo común sobre el
problema en cuestión, es decir, llegan a compartir un marco epistémico amplio y una cierta meta-
metodología que les sirven para integrar conceptualmente las diferentes orientaciones de sus
análisis: postulados o principios básicos, perspectivas o enfoques, procesos metodológicos,
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instrumentos conceptuales. Este tipo de investigación es, sobre todo, un ideal muy escasamente
alcanzado hasta el momento. El verdadero espíritu de la transdisciplinariedad va más allá de todo
lo que prácticamente se está haciendo hasta el presente: su meta o ideal no consiste sólo en la
unidad del conocimiento, que es considerada como un medio, sino que camina hacia la
autotransformación y hacia la creación de un nuevo arte de vivir. Por ello, la actitud
transdisciplinar implica la puesta en práctica de una nueva visión transcultural, transnacional,
transpolítica y transreligiosa. Este modelo exige la creación de un meta-lenguaje, en el cual se
puedan expresar los términos de todas las disciplinas participantes, lo que los Enciclopedistas
clásicos franceses (Diderot, d’Alambert, Condorcet y otros) trataron de hacer intentando dar
cabida a todo conocimiento digno de ser conocido y lo que Umberto Eco llamó la búsqueda del
lenguaje perfecto.

Evidentemente, los resultados de esta integración no sólo serán algo más que la suma de sus
partes, sino que esa sinergia tendrá también propiedades emergentes diferentes y sus
componentes anteriores no podrán ser ya discernibles en ella, como tampoco podrán ser
predecibles con anterioridad. De esta manera, una ciencia transdisciplinaria y transcendente se
vuelve necesaria para entender los amplios y complejos sistemas del mundo actual, que no
pueden ser relacionados simple y llanamente con un determinado marco teórico o con una o
varias disciplinas particulares, aunque éstas, sin duda alguna, ayudan a complementarla.

De allí pues, que hay un hecho innegable y una lógica inexorable que se fundamenta, incluso,
en el sentido común: los problemas desafiantes que presenta el mundo actual no vienen
confeccionados en bloques disciplinarios, sino que sobrepasan ordinariamente los métodos, las
técnicas, las estrategias y las teorías que se han elaborado dentro del recinto de disciplinas
académicas, fundamentadas en un enfoque, en un abordaje, en unos axiomas, en un método, en
una visión unilateral de la poliédrica complejidad de toda realidad. Por lo que, esa separación de
saberes se torna inoperante cuando se enfrenta a la realidad concreta que se vive en la actualidad.
Pero cuando se enfrentan los problemas básicos y reales de la vida, que exigen saber cómo
producir suficiente alimento para la población, cómo asegurarle una buena salud, cómo garantizar
su seguridad personal, cómo bajar el índice de inflación, cómo aumentar la tasa de empleo laboral
o cómo ofrecerle una explicación del sentido del universo, pareciera que estas subdivisiones
disciplinarias entorpecen la visión de la solución más de lo que la iluminan. Aunque la
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transdisciplinariedad ha sido sentida como una necesidad a lo largo de la historia de la ciencia,


este sentimiento se manifestó de una manera particular hacia fines del siglo XX y esta
manifestación ha tenido diferentes expresiones.

En consonancia con todo lo dicho, los conceptos multidisciplinario, interdisciplinario y


transdisciplinario, reflejan los estadios del carácter dialéctico y sumamente complejo del
desarrollo científico moderno y su relación con los procesos de formación de los recursos
humanos. A partir de estas premisas, se infiere que hay que superar los pensamientos cerrados en
sí mismos, compartimentados y disciplinarios por cuanto éstos obedecen a un paradigma basado
en los principios de disyunción, separación y reducción.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Gremial.

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Edit. Trilla.

Martínez, M. (1993) El Paradigma Emergente: hacia una nueva teoría de la racionalidad


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Martínez, M. (1999). La Ciencia y sus Paradigmas en la cultura occidental. EN. Resúmenes de


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Tamayo y Tamayo, Mario (2001). El proceso de la investigación científica.

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Restrepo, B. (2002). La investigación en Educación. Bogotá, Colombia. Editores e impresores


Ltda.
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Autor:
Julio M. Macías G.
marbedis@gmail.com
C.I. V-2.478.354
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