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JUAN MONTALVO, MI ABUELO Y EL AJEDREZ

Juan María Montalvo Fiallos fue un


escritor ecuatoriano; tal vez el más
sobresaliente polemista de la
literatura hispana, que tuvo una gran
popularidad en América Latina por su
denuncia de la dictadura.

En 1881 regresó a París.


Permaneció allí durante el resto de
su vida, a excepción de un viaje a
España en 1883, donde fue muy bien
recibido por distinguidas figuras de
las letras y la política española. Este
último período estuvo marcado por la
publicación de sus mejores obras:
Siete Tratados y Capítulos que se le
olvidaron a Cervantes. Murió el 17 de
enero de 1889 en París. Su cuerpo
fue embalsamado y se expone en un
mausoleo en Ambato, su ciudad
natal.
La fama de Montalvo se cimentó en
las cualidades estilísticas de su
escritura -muy en boga hasta el
comienzo del siglo XX-, y en su
contenido político, por el que fue
Luis Mideros, Juan Montalvo, tinta y plumilla,1952 aclamado por los liberales de toda
Fondo de arte moderno del Ministerio de Cultura
y Patrimonio del Ecuador en Quito. Hispanoamérica. Su nombre todavía
Fotografía: Karina Rivera se venera en Ecuador, a pesar de
que su escritura ha disminuido
mucho su atractivo debido a los
cambios en las preferencias
estilísticas y de perspectiva política.
https://www.biografias.es/famosos/juan-
montalvo.html

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Aprendí el movimiento de los
trebejos y reglas básicas con mi
madre. Mi abuelo Jorge Mideros
Almeida, hermano de los artistas
Víctor y Luis, era un jugador de
ajedrez con bastante
experticia. Igual que sus
hermanos.
Jugábamos con fervor con Hernán,
mi hermano mayor y mi primo
Víctor Manuel, fallecido
trágicamente hace muchos años.
Todos los sábados, mi abuelo y
sus hermanos: Víctor, el pintor y el
escultor Luis, infaltablemente se
reunían, en la casa taller de Luis,
con sus amigos: artistas e
intelectuales, políticos y diversos
profesionales para jugar, la tarde
entera, al ajedrez mientras
tomaban café.
Jorge Mideros Almeida
Oleo de mi madre Olga Mideros Suárez (1931-2021)
De pequeño y como vivíamos muy cerca
de la casa de los tíos, los sábados
también concurríamos con Hernán a las
citas con trebejos y tableros. ¡Me
maravillaba observando como en silencio
sepulcral, esos señores mayores,
pensaban y desplazaban unas pequeñas
piezas de madera sobre tableros!

Mi abuelo, arquitecto de profesión,


también pintaba entre los espacios que le
brindaba su profesión.
Curiosamente a pesar de no haber tenido
un contacto cotidiano con mi abuelo, ya
que él vivía en Puerto Bolívar, ciudad
costera de la provincia de El Oro, heredé
de él: la misma profesión; el gusto por la
música y la guitarra; y su pasión por el J. Mideros-Quito,1930
Plumilla -"FANTASIA"
ajedrez.

Como recordarán los amigos, el Mausoleo de Montalvo fue diseñado y construido


por mi abuelo Jorge Mideros Almeida entre 1930 y 1932 y erigido en piedra
volcánica. En la columna frontal izquierda quedó grabado su nombre. Invito a
conocer más sobre mi abuelo, Jorge Mideros Almeida en PRESENTACIÓN de
este mismo blog.

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FOTOGRAFIA: HERNAN COELLAR MIDEROS. 19-02-2022

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FOTOGRAFIA: HERNAN COELLAR MIDEROS. 19-02-2022

VISITA FAMILIAR GUIADA AL MAUSOLEO DE MONTALVO


AMBATO, 19 DE FEBRERO DE 2022
Arriba en el extremo izquierdo mi hermano Hernán. Yo en el otro
En el centro María de Lourdes Medina, mi esposa, rodeados de familiares
FOTOGRAFÍA: MONICA MORENO COBO

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MAUSOLEO DE MONTALVO
Edificio de arquitectura neoclásica en el cual se destacan los inmensos faroles y columnas de su
fachada.
El mausoleo, alberga un féretro con el cuerpo de Don Juan Montalvo, el mismo que fue disecado
para ser exhibido y además recibe el mantenimiento respectivo para que se mantenga en buen
estado.
Está construido en piedra con trabajos alusivos a la Grecia Antigua y detalles que dejan entrever
la presencia de la masonería pues es sabido que este gran escritor estaba relacionado con ella.

PLANO DE FACHADA Y OBRA TERMINADA


FOTOGRAFIAS: ARCHIVO LA COLECCIO DE PAPÁ

FISIOLOGIA
I
DE LA RISA
La primera referencia que he encontrado en la obra de Montalvo sobre el ajedrez,
se recoge en su obra "Fisiología I De la Risa" editada en 1916 por otro ilustre
ecuatoriano: Juan Benigno Vela, quien al inicio y a manera de prólogo, comenta
"Una Explicación del Editor":

"Habiéndose organizado en Ambato el Comité ´Montalvo´ con el objeto de allegar


fondos con qué erigir un modesto mausoleo que guarde perpetuamente las
cenizas de nuestro esclarecido coterráneo Sr. Dn. Juan Montalvo, que yacen
ahora en el Cementerio Municipal de la muy noble y generosa ciudad de
Guayaquil; es de deber mío contribuir a la realización de tan patriótica idea
facilitando en lao posible la colecta de dichos fondos por un medio más práctico
y de más seguro resultado, cual es el de publicar y poner en venta a precio
razonable uno o dos de los pocos manuscritos inéditos que del mismo Sr.

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Montalvo he conservado por largos años con religioso respeto y como recuerdo
querido del maestro a quien el honor de servirle de Secretario, mereciendo
siempre su amistad y confianza.

Con el generoso concurso de mi inteligentísimo amigo Dn. Miguel Albornoz, que


costea conmigo la edición, publico primeramente el antiguo manuscrito titulado
"De la Risa!, precioso artículo que como todos de Montalvo tiene el sello
característico de un estilo peculiar es inimitable con bellezas literarias de
inapreciable valía, profundo conocimiento del corazón humano y sabias
enseñanzas morales que hacen el deleite de cuantos son los espíritus delicados
que no se cansan de leer al admirable Cosmopolita. Paréceme que el artículo
"De la Risa" no quedó terminado, si se ha de juzgar por el primer número romano
que lleva después del título, a menos que éste hubiese sido el primero de la serie
de escritos que acoso pensó escribir el autor sobre los diversos sentimientos y
las diversas pasiones del hombre; puesto que así parecer indicarlo el título
general de Fisiología con que encabeza el pliego. Más, sea ello lo que fuere, el
tratadito "De la Risa" será del agrado de amigos y enemigos, de tiros y troyanos;
porque felizmente para nada se mezcla en él esta malhadada política nuestra
que extravía el criterio más sano; y todo lo pervierte y todo lo mancha y todo lo
desnaturaliza, como sucede con la Catilinarias, obra sin rival según mi
desautorizada opinión, lo mejor, lo más hermoso de cuanto salió de la envidiable
pluma del autor de "El Regenerador" y de los "Capítulos que se le olvidaron a
Cervantes". (Juan Benigno Vela. Ambato, 15 de marzo de 1916) DE LA RISA
(En este link los amigos pueden descargar y disfrutar del texto completo)

La edición de la obra tenía como motivación recoger fondos para levantar el


mausoleo que posteriormente diseñó y construyó mi abuelo arquitecto y
ajedrecista.

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FOTOGRAFÍAS DE MI ABUELO Y SU OBRA
ARCHIVO: LA COLECCIÓN DE PAPÁ

Sin aún haber encontrado datos concluyentes de si Juan Montalvo jugaba al


ajedrez, me atrevo a sugerir que casi sería imposible que un hombre con su
intelecto y amplios y variados conocimientos; viajero por ciudades europeas y
americanas no hubiese tenido al ajedrez, al menos como entretenimiento
ocasional.

Montalvo realizó una alegoría de un tipo de risa y la de un caballo de


ajedrez. Su representación simbólica, nos sitúa en los modelos de trebejos que
seguramente conoció Montalvo a mediados del siglo XIX.
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En esa época todavía existían trebejos Regencé franceses, trebejos en cafés
austríacos, Selenus alemanes, suizos, italianos y por supuesto ya se imponían,
poco a poco, como los preferidos en torneos los Staunton que convivían con
los old english: Barleycorn, St. George, Calvert, Dublín y muchos otros.

La referencia ajedrecística en ésta obra de Juan Montalvo consta al principio del


texto, el autor nos pregunta:

"¿Hay hombre más ridículo, molesto e insufrible que ese que anda llenando de
carcajadas tiendas y casas con motivo de sus propias sutilezas? Pues yo afirmo
que, aun cuando tenga alguna malicia intelectual, ese es un tonto, o por lo menos
un necio. Querer reír de todo, en todas partes y a cada instante, ¿qué es sino
pobreza de espíritu? Los bufones antiguos tenían obligación de hacer reír a sus
amos y así andaban de caza de donaires mediante los cuales vivían a mesa y
mantel en los palacios. Semejantes empleados habrán sido del gusto de los
príncipes bárbaros de la edad media, pero en el día no es aceptable un enano
burlón y estrepitoso, y mucho menos cuando sus ingeniosidades no siempre
tienen la sal en su punto. Yo aguanto de buena gana el hazteallá de un hombre
rostrituerto, primero que el genio viscoso y pegadizo del que no puede saludar
sin prorrumpir en una risotada. Lo mismo da que en vez de reírse alto y grueso,
se rían entre las barbas ese ji ji quebrado y nudoso con que algunos pícaros nos
embarran el alma, como si nos echaran sobre ella hilos de miel empalagosa y
dañina. Huid como del zorro de ese viejo barbirrucio y grasiento que se empieza
a reír pausadito y cortado desde que os descubre a una calle de distancia; se ríe
al ver un conocido, se ríe al saludarle, al preguntar por salud, por la familia. Le
responden que está bien, se ríe; que está mal, se ríe: envía memorias, y se ríe;
se va, y se ríe. Algo se había de olvidar, allí vuelve; no se había reído todo. Si su
infeliz interlocutor, su víctima, no alarga el paso y tuerce la esquina, le llamará
otra vez, para reírse de adición; mientras el cielo le dé barbas, no le ha de faltar
una posdata. Me parece que si se las arrancaran de cuajo, dejara de reírse,
porque esos ji ji vivarachos y espeluznantes que salen como lagartijas de su
boca, necesitan una maleza por donde retozar y esconderse. Le piden un
servicio, lo niega riendo; le hacen un favor, lo recibe riendo, y riendo murmura
del que se lo acaba de hacer. La risa es el cuchillo con que asesina al ausente,
el falso juramento con que engaña al presente. Ancha su cara como la rodela de
don Quijote, aborrascadas y cenicientas sus barbas como las de Hudibrás, se
ríe hasta con esos ojillos de color celeste. Y cuando habla de queja, cuando
rememora la ingratitud de sus favorecidos, los bienes que ha hecho a sus
semejantes sin que su propia mano izquierda lo supiese, entonces llora; pero
como el llorar de una manera absoluta sería perder tiempo de reírse, llora con el
un ojo y con el otro se ríe, como el personaje de Labruyère. La risa no se alberga
sola en el laberinto de sus barbas; duerme en la misma cama con la mentira y la
difamación, y juntas se levantan muy temprano, para acostarse muy tarde entre
las mil sabandijas que pululan en ese chaparro de brujas. Si este viejo se riera
alto, grueso, furibundo, como ese otro enano, yo todo lo perdonara, ¡todo! Pero
ese reído de culebra, aguloso, quebrado, añudado como un quipo; ese trotecito

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impertinente e interminable de la boca con el cual se va camino del mal del
prójimo, eso no hay quien le sufra. A menos que el del reír aguda se encuentre
con el reír gordo y pringoso: éstos sí que se comprenden y complacen de hallarse
juntos, para reírse, el uno como violín, el otro como violón; el chiquito, como se
riera un elefante; el grande, como se riera un caballo de ajedrez, trocando los
frenos en el reír, conformes en el mentir y el difamar."

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FOTOGRAFIAS DE ARCHIVOS DE LA COLECCIÓN PAPÁ

Luis Mideros - Busto de Juan Montalvo


Fotografía: Hernán Coellar Mideros-Ambato, 19-02-2022
"El más complicado, el más raro, el más originalmente inaudito
de todos los prosistas del siglo XIX"
Juan Valera, escritor español

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