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VII El Carro
XVII La Estrella
Este arcano representa encontrar mi lugar en el mundo. La Estrella se torna la estrella
guía, ese objetivo más allá de mi ego que me hace mover. A diferencia del personaje de
El Carro que está vestido hasta el cuello, con brillos, La Estrella está desnuda. Ella
encontró su lugar y está en pleno y profundo contacto con la naturaleza y ya no necesita
nada más.
La carta presenta mucha “vegetación”, mucho más que en otras cartas. Tiene que ver
con la mujer en contacto con la naturaleza. Este arquetipo es una chamana; una mujer que
está brindando lo mejor de sí al río de la vida. En este caso, las ánforas no se comunican
entre sí como sucede en La Templanza, sino que ella está inclinada en posición de
reverencia nutriendo el mundo con esa agua. Por eso está de rodillas, rindiéndose ante la
divinidad, como quien se arrodilla ante un santo o una iglesia.
Recordá que por más que sea una mujer, esta carta no representa únicamente mujeres.
Puede estar hablándome del aspecto femenino del consultante, si es hombre, de su forma
de nutrir y alimentar la vida, de su sensibilidad constructiva. Puede también representar
a su mujer, su amante, su hija, a quién elige en su vida para proyectar esta energía y, a la
vez, como la vive él. El Tarot no tiene leyes exactas, es una conciencia viva y dinámica
que se alimenta de tus experiencias en las lecturas. Animate a preguntarle al consultante
hombre, cuando sale esta carta, dónde ve esta energía en su vida, contale de qué se trata
y directamente decile: “¿Dónde sentís que estás viviendo esto ahora? ¿Esta vibración te
resuena en una persona con la que te estés relacionando?”. Sus respuestas van a ayudarte
a ver dónde puede reflejar su Estrella, y aprender a leer mejor los significados de esta
carta en el Tarot.
En la imagen, hay estrellas de diferentes tamaños. La más grande podría ser la estrella
central que representa la guía de hacia dónde vamos o el destino que seguimos. En otros
mazos —por ejemplo, en el Tarot alquímico—, esta carta tiene los planetas y se centraliza
muy bien que la estrella mayor es La Estrella, es decir, la estrella guía.
Los colores de las estrellas nos hablan: al amarillo se lo relaciona con la inteligencia;
al azul, con la sabiduría de una conciencia espiritual. El rojo está vinculado con lo
receptivo.
Su torso sugiere una cara que discretamente se dibuja entre sus pechos y su ombligo,
y, por el tamaño de su panza, podríamos decir que está embarazada. Es la vida que se
gesta dentro de ella. En una lectura esto podría representar, por ejemplo, un hijo o un
proyecto del consultante. Esta carta nos invita a escuchar el llamado profundo para
encontrar el lugar propio, a conectarnos con lo mejor de nuestra esencia, a analizar qué
es lo que estamos dando a partir de eso.
La Estrella para llegar a este lugar en el mundo, primero tuvo que conectarse con lo
profundo (el XV), romper con un montón de cosas que le hacían mal (el XVI) y liberarse
de sus ataduras. Llega a este lugar después de haber pasado por procesos que la
transforman profundamente y hacen que uno se encuentre con su verdadera esencia y
corte con lo que le hace mal. Muy pocas cartas en el Tarot tienen negro, y esta —que es
hermosa y habla de un proceso maravilloso— tiene un pájaro negro. Recuerden que tanto
El Arcano sin Nombre como El Diablo tenían este color. La Estrella encontró su lugar en
el mundo, pero para llegar tuvo que atravesar las energías intensas del VI, el VIIII, el X,
el XII, el XV y el XVI. No es gratuito encontrar ese lugar. Se dice que la parte de abajo
del 13, que también es negra, se esencializa y se convierte en ese pájaro, que se transforma
como una canción que suena mientras ella está ahí, como esas sombras que miramos de
lejos en los buenos momentos y agradecemos que nos hayan llevado hacia donde estamos
ahora.
¿Está contaminando con sus ánforas o está dando vida? En ese sentido, el lado
estancado puede ser alguien que se brinda de más o que obliga a recibir. A veces no da la
opción de que el otro necesite. Ella da, da y da. Este es el juego entre el VII y el VIII. El
VII es dar alegremente; el VIII es “tener que dar”. Estancada, recibe y da de manera muy
exigente. Vivir fuera de la realidad o en la idealización de un mundo generado en mi
cabeza y no estar en contacto con lo que realmente está pasando es otro aspecto estancado
de esta carta.
En una lectura, también puede hablarnos de un hombre muy femenino y sensible.
Puede estar hablando de una mujer que está embarazada, una persona que se siente
cómoda donde está, que encontró su lugar en el mundo, que a partir de ahí se puede
brindar abierta y entera en un gran estado de receptividad y en fuerte contacto con el
“todo”. Asimismo puede ser el deseo de una persona de encontrar un lugar en el que pueda
estar más en contacto con la naturaleza. Puede hablar de alguien que conoce cómo usar
los elementos de la naturaleza para sanar, un chamán, un homeópata, una bruja, un
terapeuta floral.