Está en la página 1de 171

Fundamentos de

matemáticas
Notas de clase

Gonzalo Medina Arellano


Departamento de Matemáticas y Estadística
Universidad Nacional de Colombia
gmedinaar@unal.edu.co
Índice general

Presentación 5

I. Introducción a la lógica 7
I.1. La crisis de los fundamentos . . . . . . . . . . . . . . 8
I.2. Cálculo proposicional-Primera parte . . . . . . . . . 13
I.3. Cálculo proposicional-Segunda parte . . . . . . . . . 21
I.4. Sistemas formales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
I.5. Teoremas y sus demostraciones . . . . . . . . . . . . 31

II. Introducción a la teoría de conjuntos 37


II.1. Conjuntos-Primera parte . . . . . . . . . . . . . . . . 38
II.2. Conjuntos-Segunda parte . . . . . . . . . . . . . . . . 47
II.3. Conjuntos-Tercera parte . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
II.4. Elementos del cálculo de predicados . . . . . . . . . 61
II.5. Pares ordenados y producto cartesiano . . . . . . . . 67
II.6. Uniones e intersecciones generalizadas . . . . . . . . 74
II.7. Familias indizadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

III.Relaciones 85
III.1.Relaciones-Primera parte . . . . . . . . . . . . . . . . 86
III.2.Relaciones-Segunda parte . . . . . . . . . . . . . . . . 90
III.3.Relaciones en un conjunto . . . . . . . . . . . . . . . 93

3
4 Índice general

III.4.Relaciones de equivalencia y particiones . . . . . . . 95


III.5.Relaciones de orden-Primera parte . . . . . . . . . . 104
III.6.Relaciones de orden-Segunda parte . . . . . . . . . . 113

IV. Funciones 117


IV.1. Funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
IV.2. Inyectividad, sobreyectividad, biyectividad . . . . . . 126
IV.3. Composición e inversión . . . . . . . . . . . . . . . . 132
IV.4. Imagen directa e imagen inversa . . . . . . . . . . . . 142
IV.5. Productos generalizados . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
IV.6. Operaciones, relaciones de equivalencia y cocientes 154
IV.7. Equipotencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
IV.8. Unión disjunta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166

Bibliografía 171
Presentación

Estas notas de clase cubren el material de la asignatura Funda-


mentos de matemáticas y están escritas pensando en que sirvan
de material de apoyo y de consulta de manera conjunta con los
textos que aparecen en la bibliografía.

Las secciones III.6, IV.6, IV.7 y IV.8 son adicionales al curso y se


incluyen para que el lector interesado pueda estudiarlas por su
cuenta.

Es importante que se resuelvan los talleres con ejercicios que acom-


pañan estas notas.

5
Capítulo I

Introducción a la lógica

7
8 I. Introducción a la lógica

I.1 La crisis de los fundamentos

“Obvious” is the most dangerous word in


mathematics.

Eric Temple Bell

En esta sección haremos un breve repaso del período de la ma-


temática conocido como «la crisis de los fundamentos», una de
cuyas consecuencias fue la axiomatización de la teoría de con-
juntos. Discutiremos ventajas y desventajas de algunos de los sis-
temas más conocidos que se pueden usar para fundamentar la
matemática.

En los primeros 70 años del siglo XIX, Fourier, Dirichlet, Lipschitz,


Riemann, Heine estudian el problema de aproximar funciones
utilizando una serie de senos y cosenos (ver animación para el ca-
so de una onda cuadrada). Se trata de dar condiciones para que
una función pueda aproximarse de esta manera garantizando que
dicha aproximación sea única.

Georg Ferdinand Ludwig Philipp Cantor.


Fuente: https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=74820875

Estudiando el problema de la unicidad de la aproximación por se-


ries trigonométricas, Cantor sienta las bases para la teoría de con-
I. Introducción a la lógica 9

juntos (y la topología conjuntista). Los trabajos de Cantor fueron


inicialmente recibidos con escepticismo e incluso con rechazo.
Afortunadamente, David Hilbert conoció los trabajo de Cantor y
reconoció la genialidad e importancia de los mismos; Hilbert con-
tundentemente sentenció: «Nadie podrá expulsarnos del paraíso
que Cantor ha creado para nosotros».

Entre 1895 y 1910 aparecieron varias contradicciones al interior


de la teoría de conjuntos; estas contradicciones inicialmente fue-
ron ignoradas, se las llamó «paradojas» y se las creía poco más
que curiosidades; sin embargo, fueron muchas las contradiccio-
nes que surgieron y cuando Russell presentó en 1902 su paradoja,
quedó claro que ya no podían seguir ignorándose los problemas
al interior de los conjuntos.

Las paradojas se dividen usualmente en dos categorías:

semánticas: relacionadas con problemas con el uso del lenguaje.

lógicas: relacionadas con problemas con la lógica subyacen-


te.

A continuación presentamos una paradoja de cada uno de los ti-


pos mencionados.

La paradoja de Berry (semántica). Formemos el siguiente conjun-


to

T = { n ∈ N | n se puede describir con menos de 20 palabras


del idioma español }.

T es un conjunto finito, ya que la cantidad de frases de menos de


20 palabras que se pueden construir en español es finita. Por otro
lado, ya que hay infinitos números naturales, resulta que existen
(infinitos) números naturales que no pertenecen a T . Sea m el
número natural más pequeño que no pertenece a T .
10 I. Introducción a la lógica

Claramente m ∉ T pero, pudimos describir a m con 10 palabras


del lenguaje español, así que m ∈ T y esto es claramente absurdo
ya que m simultáneamente pertenece y no pertenece a T . ■

La paradoja de Russell (lógica). Formemos el siguiente conjunto:

S = { x | x ∉ x }.

Un objeto z es elemento de S si y solamente si z satisface la con-


dición que define a S; es decir, para todo objeto z,

z ∈ S si y solo si z ∉ z.

Tomando z = S, obtenemos S ∈ S si y solo si S ∉ S, que es absurdo.


Una cosa que tenían en común las paradojas que surgieron es que
todas involucraban conjuntos, así que esto hacía sospechar que
allí podía estar el problema. Para el momento histórico que esta-
mos considerando, la noción de conjunto era la que usualmente
se presenta en el colegio:

Un conjunto es una colección de objetos que satisa-


cen una característica común.

La aparición de las paradojas dejó claro que esa noción de con-


junto no podía seguir siendo aceptada. Había que repensar lo que
se entendía por conjunto.

I.1.1 La crisis de los fundamentos


Esencialmente todo el edificio matemático estaba cimentado en
los conjuntos y ¡estos estaban plagados de contradicciones! Si las
bases del edificio están defectuosas, poca confianza genera toda
I. Introducción a la lógica 11

la construcción. No es entonces de sorprender que se haya produ-


cido una crisis en la comunidad matemática. Muchos matemáti-
cos dedicaron sus esfuerzos a resolver esta crisis. Las soluciones
a esta terrible crisis en la matemática debían cumplir, claro, algu-
nas condiciones:

Permitir que todo aquello que era útil siguiera siendo váli-
do.

Impedir que se presentaran las contradicciones encontra-


das.

Si es posible, garantizar que no iban a surgir otras contra-


dicciones nuevas.

I.1.2 Las «soluciones» a la crisis


Las primeras:

1. Teoría de conjuntos de Zermelo-Fraenkel (1908-1922).

2. Teoría de clases de Von Neumann-Bernays-Gödel (1925-1932).

3. Teoría de tipos de Whitehead-Russell (1908-1920).

Algunas otras (hay más):

1. λ-cálculo tipado de Church (1936-1940).

2. Teoría de topos de Grothendieck-Lawvere (1950-1960).

3. Teoría intuicionista de tipos de Martin-Löf (1972).

ZF: teoría de conjuntos de Zermelo y Fraenkel


Tal vez la más común entre los matemáticos.

Elimina las contradicciones que originaron la crisis.


12 I. Introducción a la lógica

Los conjuntos pasan a ser formas; se pierde la noción intui-


tiva de conjunto.

No se puede probar la consistencia dentro del mismo siste-


ma.

NBG: teoría de clases de Von


Neumann-Bernays-Gödel
Admite objetos más generales que ZF.

Elimina las contradicciones que originaron la crisis.

Los conjuntos (y, en general, las clases) pasan a ser formas;


se pierde la noción intuitiva de conjunto.

No se puede probar la consistencia dentro del mismo siste-


ma.

Teoría de tipos de Russell y Whitehead


Terriblemente engorrosa.

La menos popular entre la comunidad matemática.

Elimina las contradicciones que originaron la crisis.

No se puede probar la consistencia dentro del mismo siste-


ma.

Tarea
A lo largo del curso iremos mencionando matemáticos importan-
tes. Queda como tarea consultar las biografías.
I. Introducción a la lógica 13

I.2 Cálculo proposicional-Primera parte

En esta sección vamos a introducir los elementos principales del


cálculo proposicional que son fundamentales no solo para nues-
tro curso sino para toda la matemática. Presentamos los operado-
res lógicos y las reglas para formar expresiones válidas con ellos.
Presentamos las tablas de verdad como un mecanismo para de-
terminar el valor de verdad de expresiones compuestas.

I.2.1 Proposiciones

Definición

Una proposición es una afirmación de la cual se puede de-


cir, sin ambigüedades, que es verdadera o falsa. Usamos
las letras p, q, r, . . . para denotar proposiciones.

Ejemplo

Hoy hace calor. No es proposición.


En los naturales con la suma usual, 2 + 2 = 4. Es una
proposición verdadera.
2x − 7 = 5. No es proposición.
En geometría euclidiana, el cuadrado de la hipote-
nusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma
de los cuadrados de los catetos. Es una proposición
verdadera.
En los números reales, 0 = 1. Es una proposición fal-
sa.
14 I. Introducción a la lógica

I.2.2 El lenguaje del cálculo proposicional


El alfabeto
Letras proposicionales: p, q, r ,. . .

Operadores lógicos:

Negación: ¬

Conjunción: ∧

Disyunción: ∨

O exclusiva: Y

Condicional: →

Bicondicional: ↔

Signos de agrupación: ( y )

La negación es un operador unario; es decir, actúa sobre un ope-


rando. Los otros operadores son binarios; es decir, actúan sobre
dos operandos.

I.2.3 Fórmulas bien formadas (fbfs)


1. Las letras proposicionales son fbfs.

2. Si α es una fbf, entonces (¬α) también es fbf.

3. Si α y β son fbfs, entonces

(α ∧ β), (α ∨ β), (α Y β), (α → β), y (α ↔ β)

también son fbfs.

4. Una expresión es una fbf si y solo si se obtiene aplicando las


reglas anteriores un número finito de veces.
I. Introducción a la lógica 15

Convención
1. la negación afecta a la fbf más pequeña que se encuentre a
la derecha del símbolo ¬.

2. Suprimimos la mayor cantidad posible de paréntesis, siem-


pre y cuando no se produzca confusión.

Ejemplo

¬p ∧q representa (¬p)∧q. Si queremos que la nega-


ción afecte a toda la conjunción, debemos escribir
¬(p ∧ q).
En lugar de (¬p), (p ∧ q), (p ∨ q), (p Y q), (p → q),
(p ↔ q) escribimos simplemente ¬p, p ∧ q, p ∨ q,
p Y q, p → q, p ↔ q.
la fórmula p ∧ q ∨ r no está bien formada.

La negación (o el no lógico)

¬α
Se lee «no α» o también, «negación de α». Algunos autores la de-
notan ∼α.

La conjunción (o el sí lógico)

α∧β
16 I. Introducción a la lógica

Se lee «α y β» o también, «la conjunción de α y β».

La disyunción (o la o lógica)

α∨β
Se lee «α o β» o también, «la disyunción de α y β».

La o exclusiva (o la disyunción exclusiva)

αYβ
Se lee «α o exclusiva β» o también, «la disyunción exclusiva de α
y β». Algunos autores la denotan α ⊕ β.

El condicional

antecedente consecuente

α→β
Se lee de varias maneras comunes: «si α, entonces β», o «de α se
sigue β», o «β, si α», o «α es condición suficiente para β», o tam-
bién, «β es condición necesaria para α». Algunos autores lo deno-
tan α ⊃ β.
I. Introducción a la lógica 17

El doble condicional (o bicondicional)

α↔β
Se lee «α si y solo si β» o también, «α es condición suficiente y
necesaria para β».

I.2.4 Las afirmaciones directa, recíproca y


contrarrecíproca

Definición

La (afirmación) recíproca de α → β se obtiene intercam-


biando antecedente y consecuente:

β → α es la recíproca de α → β.

La (afirmación) contrarrecíproca de α → β se obtiene in-


tercambiando antecedente y consecuente negados:

¬β → ¬α es la contrarrecíproca de α → β.

Consideremos la afirmación siguiente:

Si n es múltiplo de seis, entonces n es par.

Su recíproca es:

Si n es par, entonces n es múltiplo de seis.

La contrarrecíproca de la afirmación original es:

Si n es impar, entonces n no es múltiplo de seis.


18 I. Introducción a la lógica

I.2.5 Tablas de verdad

Definición

Una tabla de verdad, o tabla de valores de verdad, es una


tabla que muestra el valor de verdad de una proposición
compuesta, para cada combinación de verdad que se pue-
da asignar a las proposiciones simples que la conforman.

Su uso fue popularizado por Charles Sanders Peirce alrededor de


1880. El formato más popular es el que introdujo Ludwig Witt-
genstein en su «Tractatus logico-philosophicus», publicado en 1921.

α ¬α α β α∧β α β α∨β
1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 1 0 0 1 0 1
0 1 0 0 1 1
0 0 0 0 0 0

α β α→β α β α↔β α β αYβ


1 1 1 1 1 1 1 1 0
1 0 0 1 0 0 1 0 1
0 1 1 0 1 0 0 1 1
0 0 1 0 0 1 0 0 0

Ejemplo

1. Construir la tabla de verdad para (p ∧ q) → p:


I. Introducción a la lógica 19

p q p ∧q (p ∧ q) → p
1 1 1 1
1 0 0 1
0 1 0 1
0 0 0 1
2. Construir la tabla de verdad para (r → p) ∨ (¬q ∧ r ):

p q r r →p ¬q ¬q ∧ r (r → p) ∨ (¬q ∧ r )
1 1 1 1 0 0 1
1 1 0 1 0 0 1
1 0 1 1 1 1 1
1 0 0 1 1 0 1
0 1 1 0 0 0 0
0 1 0 1 0 0 1
0 0 1 0 1 1 1
0 0 0 1 1 0 1

I.2.6 Tautologías, contradicciones, contingencias

Definición

Una tautología, o proposición tautológica, es una


proposición que es siempre verdadera independien-
temente de los valores de verdad de las proposicio-
nes que la forman. Usamos el símbolo > para deno-
tarlas.
Una contradicción, o proposición contradictoria, es
una proposición que es siempre falsa independien-
temente de los valores de verdad de las proposicio-
nes que la forman. Usamos el símbolo ⊥ para deno-
20 I. Introducción a la lógica

tarlas.
Una proposición que no es tautología ni contradic-
ción se denomina contingencia, o proposición con-
tingente.

Ejemplo

(p ∧ q) → p es una tautología.
(r → p) ∨ (¬q ∧ r ) es una contingencia.
La negación de una tautología es una contradicción.
La negación de una contradicción es una tautología.
I. Introducción a la lógica 21

I.3 Cálculo proposicional-Segunda parte


En esta sección hacemos énfasis en una colección de tautologías,
equivalencias e implicaciones que son esenciales en el quehacer
matemático.

Definición

Decimos que α implica β si el condicional α → β es una


tautología; la expresión «α implica β» la denotamos α ⇒ β.

Definición

Decimos que α equivale a β si el doble condicional α ↔ β


es una tautología; la expresión «α equivale a β» la denota-
mos α ⇔ β.

I.3.1 Tautologías fundamentales


Las bases de la lógica clásica

Principio de identidad:

α ↔ α.

Ley del tercero excluso:

α ∨ ¬α.

Principio de no contradicción:

¬(α ∧ ¬α).
22 I. Introducción a la lógica

I.3.2 Equivalencias fundamentales


Propiedades de los operadores

Doble negación:
¬¬α ⇔ α.

Conmutatividad:

(α ∧ β) ⇔ (β ∧ α).
(α ∨ β) ⇔ (β ∨ α).
(α Y β) ⇔ (β Y α).
(α ↔ β) ⇔ (β ↔ α).

Asociatividad:

(α ∧ β) ∧ γ ⇔ α ∧ (β ∧ γ) .
¡ ¢ ¡ ¢

(α ∨ β) ∨ γ ⇔ α ∨ (β ∨ γ) .
¡ ¢ ¡ ¢

(α Y β) Y γ ⇔ α Y (β Y γ) .
¡ ¢ ¡ ¢

Idempotencia:

(α ∧ α) ⇔ α.
(α ∨ α) ⇔ α.

Distributividad:

α ∧ (β ∨ γ) ⇔ (α ∧ β) ∨ (α ∧ γ) .
¡ ¢ ¡ ¢

α ∨ (β ∧ γ) ⇔ (α ∨ β) ∧ (α ∨ γ) .
¡ ¢ ¡ ¢

Leyes de De Morgan:

¬(α ∧ β) ⇔ (¬α ∨ ¬β).


¬(α ∨ β) ⇔ (¬α ∧ ¬β).
I. Introducción a la lógica 23

Identidad:

(α ∧ >) ⇔ α.
(α∨ ⊥) ⇔ α.

Dominación:

(α ∨ >) ⇔ >.
(α∧ ⊥) ⇔⊥ .

Ley del condicional:

(α → β) ⇔ (¬α ∨ β).

Ley de la contrarrecíproca:

(α → β) ⇔ (¬β → ¬α).

Bicondicional-doble condicional:

(α ↔ β) ⇔ (α → β) ∧ (β → α) .
¡ ¢

Negación del condicional:

¬(α → β) ⇔ (α ∧ ¬β).

Bicondicional-o exclusiva:

¬(α ↔ β) ⇔ (α Y β).
24 I. Introducción a la lógica

I.3.3 Implicaciones fundamentales


Silogismos clásicos

Modus ponens:
α ∧ (α → β) ⇒ β.
¡ ¢

Modus tollens:

¬β ∧ (α → β) ⇒ ¬α.
¡ ¢

Silogismo hipotético:

(α → β) ∧ (β → γ) ⇒ (α → γ).
¡ ¢

Adición:

α ⇒ (α ∨ β).
β ⇒ (α ∨ β).

Simplificación:

(α ∧ β) ⇒ α.
(α ∧ β) ⇒ β.

Silogismo disyuntivo:

(α ∨ β) ∧ ¬α ⇒ β.
¡ ¢

(α ∨ β) ∧ ¬β ⇒ α.
¡ ¢
I. Introducción a la lógica 25

Bicondicional-condicional:
(α ↔ β) ⇒ (α → β).
(α ↔ β) ⇒ (β → α).

Ejemplo

Sin usar tablas de verdad, demuestre que la proposi-


ción (p ∧ q) → (q ∨ r ) es una tautología.
Solución:

(p ∧ q) → q (simplificación)
→ (q ∨ r ) (adición)

Demuestre, sin usar tablas de verdad, que (p → q) ∧


(r → q) es equivalente a (p ∨ r ) → q.
Solución:

¡ ¢ ¡ ¢
(p ∨ r ) → q ⇔ ¬(p ∨ r ) ∨ q
(ley de la implicación)
¡ ¢
⇔ (¬p ∧ ¬r ) ∨ q
(ley de De Morgan)
¡ ¢
⇔ (¬p ∨ q) ∧ (¬r ∨ q)
(ley distributiva)
¡ ¢
⇔ (p → q) ∧ (r → q)
(ley de la implicación)

Encuentre una expresión equivalente para α Y β en


la que solo aparezcan negaciones y conjunciones.
Solución:
26 I. Introducción a la lógica

(α Y β) ⇔ ¬(α ↔ β) (bicond.-o exclusiva)


⇔ ¬ (α → β) ∧ (β → α)
¡ ¢

(bicond.-doble condic.)
⇔ ¬ (¬α ∨ β) ∧ (¬β ∨ α) (ley de la implic.)
¡ ¢
¡ ¢
⇔ ¬ (¬α ∨ ¬¬β) ∧ (¬β ∨ ¬¬α)
(doble negación)
¡ ¢
⇔ ¬ ¬(α ∧ ¬β) ∧ ¬(β ∧ ¬α)
(ley de De Morgan)

Un recurso útil

En el siguiente enlace pueden encontrar una calculadora de ta-


blas de verdad que pueden utilizar para verificar su trabajo:

https://web.stanford.edu/class/cs103/tools/truth-table-tool/
I. Introducción a la lógica 27

I.4 Sistemas formales

David Hilbert. Kurt Gödel.


Fuente: https://commons.wikimedia.org/w/index. Fuente: https:
php?curid=36302 //en.wikipedia.org/w/index.php?curid=43426215

Let us consider three distinct systems of


things. The things composing the first
system, we will call points... those of the
second, we will call straight lines... and
those of the third system, we will call
planes...

David Hilbert
Grundlagen der Geometrie

Dedicamos esta sección a discutir los elementos principales de


los sistemas formales y presentamos además un ejemplo de un
sistema formal que, aunque simple, permite hacer una prime-
ra aproximación a la forma de trabajar en matemáticas. Cuando
comencemos nuestro tratamiento de la teoría de conjuntos vere-
mos un sistema formal «real» en acción.

A comienzos del siglo XX, Hilbert planteó como tarea para la co-
munidad matemática el que toda la matemática quedara susten-
tada en un conjunto (ojalá finito) de axiomas que fuera además
completo y que pudiera probar su consistencia. En 1931, Gödel
28 I. Introducción a la lógica

echó por tierra el programa de Hilbert al demostrar que los siste-


mas formales lo suficientemente expresivos para hacer aritmética
entera no son completos (se pueden construir expresiones verda-
deras que no sean derivables) y no pueden probar su propia con-
sistencia.

Sin embargo, aunque el sueño hilbertiano original no pudo cum-


plirse, la idea de axiomatizar las teorías matemáticas sigue siendo
la dominante aún en nuestros días. La axiomatización de Zermelo-
Fraenkel, por ejemplo, brinda una base formal ampliamente acep-
tada para la matemática actual.

I.4.1 Sistemas formales


Lenguaje: símbolos y reglas de formación de ex-
presiones válidas.

Axiomas: afirmaciones que se asumen como ver-


daderas, sin demostración.

Reglas de inferencia: reglas que indican cómo se transforman


ciertas expresiones de entrada en nuevas expresiones.

Teoremas: afirmaciones que se derivan (se demues-


tran), a partir de los axiomas, utilizando las reglas de infe-
rencia.

Definiciones: abreviaturas.

Términos no definidos: términos iniciales que no se definen.

I.4.2 El sistema MIU


Este sistema fue introducido por Douglas R. Hofstadter en su libro
Gödel, Escher, Bach: an Eternal, Golden Braid de 1979. (Lectura
recomendada).
I. Introducción a la lógica 29

Lenguaje: cadenas finitas arbitrarias de los símbolos M , I , U .

Axioma: M I .

Términos no definidos: no hay.

Definiciones: no hay.

Reglas: vamos a considerar cuatro reglas:

Regla I: Si se tiene una cadena que termina en I , se puede


agregar una U al final.

Regla II: Si se tiene una cadena de la forma M x, se puede


obtener la cadena M xx.

Regla III: Si una cadena contiene la secuencia I I I , esta se-


cuencia se puede reemplazar por U .

Regla IV: Si una cadena contiene la secuencia UU , esta se-


cuencia se puede eliminar.

Ejemplo

La siguiente es una posible derivación para M I IU :

(1) M I (Axioma)
(2) M I I (Regla II)
(3) M I I I I (Regla II)
(4) M I I I I I I I I (Regla II)
(5) M IU I I I I (Regla III)
(6) M IUU I (Regla III)
(7) M IUU IU (Regla I)
(8) M I IU (Regla IV)
30 I. Introducción a la lógica

Ejemplo

La siguiente es una posible derivación para MU I IU :

(1) M I (Axioma)
(2) M I I (Regla II)
(3) M I I I I (Regla II)
(4) M I I I IU (Regla I)
(5) MU IU (Regla III)
(6) MU IUU IU (Regla II)
(7) MU I IU (Regla IV)

Ejemplo

1. Obtener una derivación para M IU IU .


2. Obtener una derivación para MU IU I .
3. Obtener una derivación para MU .
I. Introducción a la lógica 31

I.5 Teoremas y sus demostraciones

... and reductio ad absurdum, which Euclid


loved so much, is one of a mathematician’s
finest weapons. It is a far finer gambit than
any chess play: a chess player may offer the
sacrifice of a pawn or a piece, but a
mathematician offers the game.

G.H. Hardy
A Mathematician’s Apology, pp. 94

En esta sección hacemos una descripción de los tres principales


mecanismos generales de demostración de la matemática clásica:
las demostraciones directas, las demostraciones por la contrarre-
cíproca y las demostraciones por reducción al absurdo. A lo largo
del curso tendremos oportunidad de usarlos e iremos ganando
confianza en su correcta y oportuna utilización.

I.5.1 Lemas, teoremas, proposiciones, corolarios


Desde un punto de vista lógico, lema, proposición, teorema, coro-
lario son sinónimos: son afirmaciones que requieren ser demos-
tradas. Se suelen usar estos términos para indicar importancia
y/o dificultad. El uso de uno u otro término por lo general es sub-
jetivo y depende del tratamiento que se dé del tema considerado.

Lema: Afirmación auxiliar que se utiliza en la demostra-


ción de otros teoremas o proposiciones.

Proposición: Afirmación importante.

Teorema: Afirmación más importante que una proposición;


normalmente su prueba es más compleja que la de una pro-
posición o un lema.

Corolario: Consecuencia rápida de un resultado que recién se


32 I. Introducción a la lógica

ha probado.

Nota. También es común el uso de conjetura para referirnos a


una afirmación que no se ha demostrado pero que se sospecha
que es verdadera (la conjetura de Goldbach, por ejemplo).

En el mismo sentido se usa hipótesis (por ejemplo, la hipótesis de


Riemann). No debe confundirse esta acepción de «hipótesis» con
la de premisa de una demostración.

I.5.2 Demostraciones

Ejemplos de teoremas

Teorema (teorema fundamental de la aritmética). Para todo nú-


mero entero n mayor que 1 se tiene que o bien n es primo o bien n
se descompone en un producto de primos y esa descomposición es
única, salvo el orden de los factores.

Teorema (último teorema de Fermat). La ecuación x n + y n = z n


no tiene soluciones en los enteros positivos, si n es un entero con
n ≥ 3.

Teorema (teorema de Pitágoras). Un triángulo es rectángulo si y


solo si el cuadrado de uno de sus lados es igual a la suma de los
cuadrados de los otros dos lados.

I.5.3 Forma general de los teoremas


Casi todo teorema tiene, en abstracto, forma de un condicional (o
de un bicondicional que, en últimas, se reduce a dos condiciona-
les):
I. Introducción a la lógica 33

H →C
Hipótesis Conclusión

I.5.4 Métodos generales de demostración


Demostración directa.

Demostración por la contrarrecíproca.

Demostración por reducción al absurdo.

Demostración directa

Para demostrar de forma directa una afirmación de la forma

H →C

asumimos que H es verdadera y establecemos una cadena finita


de pasos, cada uno obtenido a partir de pasos anteriores, que nos
conducen a C .

Cada paso de la cadena está justificado por una hipótesis, una de-
finición, un axioma, un teorema ya demostrado o una tautología,
equivalencia o implicación fundamental.

Demostración por la contrarrecíproca

Tenemos la equivalencia

(H → C ) ⇔ (¬C → ¬H ).

Así que, en lugar de demostrar directamente que C se sigue de H ,


podemos partir de ¬C para obtener finalmente ¬H .
34 I. Introducción a la lógica

Para demostrar
¬C → ¬H .
asumimos que C es falsa y, como antes, establecemos una cadena
finita de pasos, cada uno obtenido a partir de pasos anteriores,
que nos conducen a ¬H .

Cada paso de la cadena debe estar justificado por una hipótesis,


una definición, un axioma, un teorema ya demostrado o una tau-
tología, equivalencia o implicación fundamental.

Demostración por reducción al absurdo

Tenemos la equivalencia
¡ ¢
(H → C ) ⇔ (H ∧ ¬C ) →⊥ .

Así que, en lugar de demostrar directamente que C se sigue de H ,


podemos partir de H junto con ¬C para obtener finalmente una
contradicción.

Tomamos entonces como punto de partida H y ¬C y derivamos,


mediante una cadena de pasos, una contradicción.

Como antes, cada paso de la cadena ha de estar justificado por


una hipótesis, una definición, un axioma, un teorema ya demos-
trado o una tautología, equivalencia o implicación fundamental.

Teoremas de tipo «si y solo si»

Otra de las formas comunes para los teorema es la de un bicondi-


cional
D ↔ E.

Una opción para demostrar un teorema que tiene esta forma es


partir de D y establecer una cadena finita de equivalencias que
eventualmente nos lleve a E .
I. Introducción a la lógica 35

Por supuesto, también podemos partir de E y establecer una ca-


dena finita de equivalencias que eventualmente nos lleve a D.

En cualquiera de las dos posibilidades, cada paso de esta cade-


na debe tener su justificación apropiada: una hipótesis, una defi-
nición, un axioma, un teorema ya demostrado o una tautología,
equivalencia o implicación fundamental.

Otra forma de proceder es utilizar la equivalencia


¡ ¢
(D ↔ E ) ⇔ (D → E ) ∧ (E → D)
que nos permite entonces probar por separado las dos afirmacio-
nes D → E y E → D.

Claramente, la demostración de cada una de las afirmaciones D →


E y E → D puede hacerse usando alguna de las estrategias que
mencionamos anteriormente.

Ejemplo

A lo largo del curso (y de la vida como matemáticos) pon-


dremos en acción los mecanismos descritos. Sin embargo,
a manera de ejemplo, vamos a examinar aquí tres teore-
mas referentes a los enteros y las nociones de paridad e
imparidad.
Por supuesto, para nuestro ejemplo, necesitamos tener
claras las definiciones de entero par y de entero impar y su-
ponemos que ya hemos demostrado la validez de las pro-
piedades de la suma y del producto de enteros.
Vamos a demostrar primero el siguiente resultado:
Teorema. Si m y n son enteros pares, entonces m +n es par.
Demostración. Si m y n son enteros pares, entonces m =
2 j y n = 2k, para algunos enteros pares. De aquí, m + n =
2( j + k), con j + k un entero, lo cual muestra que m + n es
36 I. Introducción a la lógica

par. ■
Vamos a demostrar ahora el siguiente resultado:
Teorema. Para todo número entero n se tiene que n es par
si y solo si n 2 es par.
Demostración. ⇒) Si n es par, entonces n = 2k, con k ∈
Z; al elevar al cuadrado ambos miembros obtenemos n 2 =
4k 2 = 2(2k 2 ) y 2k 2 ∈ Z, con lo que n 2 es par.
⇐) (Por la contrarrecíproca) Si n no es par, entonces es im-
par y así, n = 2 j + 1, con j ∈ Z; al elevar al cuadrado ambos
miembros obtenemos n 2 = 4 j 2 + 4 j + 1 = 2(2 j 2 + 2 j ) + 1 y
2 j 2 + 2 j ∈ Z, con lo que n 2 es impar y, por lo tanto, no es
par. ■
Vamos finalmente a demostrar el siguiente resultado simi-
lar:
Teorema. Para todo número entero n se tiene que n es im-
par si y solo si n 2 es impar.
Demostración. ⇒) La prueba es exactamente el razona-
miento acabado de usar en el teorema anterior.

⇐) (Por reducción al absurdo) Supongamos que n 2 es im-


par y que n no lo es; tenemos así que n es par y, por el
teorema anterior, esto implica que n 2 es par. Así, n 2 es par
e impar (absurdo). ■
Capítulo II

Introducción a la teoría
de conjuntos

37
38 II. Introducción a la teoría de conjuntos

II.1 Conjuntos-Primera parte

The only way to learn mathematics is to do


mathematics.

Paul R. Halmos
A Hilbert Space Problem Book, pp. vii

Vamos a comenzar nuestro segundo capítulo con el desarrollo


axiomático de la teoría de conjuntos; en particular, en esta prime-
ra sección presentaremos los primeros cinco axiomas, daremos
nuestras primeras definiciones y, lo más emocionante, enuncia-
remos y demostraremos los primeros teoremas. Como una de las
bondades de nuestro tratamiento axiomático, veremos que nues-
tra teoría está libre de algunas de las paradojas que llevaron a la
crisis de los fundamentos.

Términos no definidos
Los términos no definidos de nuestra teoría son conjunto y per-
tenencia.

Reglas de inferencia
Las reglas de inferencia son las que se utilizan usualmente en ma-
temática clásica: modus ponens, la principal.

Lenguaje
El lenguaje es el de una lógica de primer orden: esencialmente,
nuestro trabajo con el cálculo proposicional y el que haremos más
adelante con algunos elementos (los necesarios) del cálculo de
predicados.
II. Introducción a la teoría de conjuntos 39

Axiomas iniciales y primeros resultados


Nuestro primer axioma expresa la condición para la igualdad en-
tre conjuntos: tener los mismos elementos.

Axioma 1: axioma de extensión

Si, para todo x, se tiene que x ∈ A si y solo si x ∈ B ,


entonces A = B .

Definición

Si A y B son conjuntos y todo elemento de A es elemento


de B , decimos que A está contenido en B (o que A es sub-
conjunto de B , o que B contiene a A) y escribimos A ⊆ B :

A ⊆ B si y solo si, para todo x, si x ∈ A, entonces x ∈ B .

Teorema 1

Para conjuntos arbitrarios A, B y C se tiene lo siguiente:


(a) A ⊆ A.
(b) Si A ⊆ B y B ⊆ A, entonces A = B .
(c) Si A ⊆ B y B ⊆ C , entonces A ⊆ C .
(d) A = A.
(e) Si A = B , entonces B = A.
(f ) Si A = B y B = C , entonces A = C .

Demostración. (a) Para x arbitrario, tenemos que si x ∈ A, inme-


diatamente x ∈ A y así, A ⊆ A.

(b) Tenemos que, para todo x, si x ∈ A, entonces x ∈ B (pues, por


hipótesis, A ⊆ B ) y también, si x ∈ B , entonces x ∈ A (pues, por
40 II. Introducción a la teoría de conjuntos

hipótesis, B ⊆ A); por condicional-doble condicional, esto quiere


decir que x ∈ A si y solo si x ∈ B , para todo x; es decir, A = B .

(c) Tenemos que, para x arbitrario, si x ∈ A, entonces x ∈ B (pues,


por hipótesis, A ⊆ B ) y, de aquí, x ∈ C (pues, por hipótesis, B ⊆ C );
por lo tanto, A ⊆ C .

Las partes (d), (e) y (f) quedan como ejercicio. ■

Nota. La parte (b) del teorema anterior tiene, desde el punto de


vista práctico, una gran importancia pues nos da una forma adi-
cional para demostrar que dos conjuntos son iguales.

En efecto, si tenemos dos conjuntos A y B y logramos establecer


la doble contenencia A ⊆ B y B ⊆ A, entonces el teorema 1((b))
garantiza que A y B son iguales.

La recíproca de la afirmación (b) del teorema 1 es verdadera. La


demostración queda como ejercicio.

Definición

Si A y B son conjuntos con A ⊆ B y A 6= B , decimos que


A está contenido estrictamente en B (o que A es subcon-
junto propio de B , o que B contiene estrictamente a A) y
escribimos A ⊂ B ; en símbolos

A⊂B
si y solo si
A ⊆ B y A 6= B
si y solo si
A ⊆ B y existe x tal que x ∈ B y x ∉ A.
II. Introducción a la teoría de conjuntos 41

Nota. Algunos autores usan el símbolo ⊂ para expresar la conte-


nencia no necesariamente estricta y, en ese caso, usan ( para la
contenencia estricta.

Teorema 2

Si A, B y C son conjuntos tales que A ⊂ B y B ⊂ C , entonces


A ⊂ C.

Demostración. Por hipótesis, A ⊆ B y B ⊆ C y, el teorema 1((c))


implica que A ⊆ C .

Por otro lado, como B ⊂ C , tenemos que existe x tal que x ∈ C y


x ∉ B ; pero entonces, gracias a que A ⊂ B , podemos concluir que
x ∉ A. ■

Axioma 2: axioma del conjunto vacío

Existe un conjunto sin elementos. Es decir, existe Z tal


que ¬(x ∈ Z ) es verdadera, para todo x.

Teorema 3

El conjunto cuya existencia declara el axioma 2 es único.

Demostración. Supongamos que los conjuntos Y y Z satisfacen


la condición dada en el axioma 2; es decir, estamos suponiendo
que, para todo x, ¬(x ∈ Y ) y ¬(x ∈ Z ) son afirmaciones siempre
verdaderas; de aquí, x ∈ Y y x ∈ Z son afirmaciones siempre fal-
sas; por lo tanto, una de ellas se tiene si y solo si la otra también y
esto nos lleva a que Y = Z . ■
42 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Tenemos así que existe un único conjunto cuya característica es


no tener elementos. Este único conjunto lo llamaremos, de ahora
en adelante, el conjunto vacío y lo denotaremos, como es usual,
con el símbolo ;. El conjunto vacío es entonces el único conjunto
para el cual la expresión x ∈ ; es siempre falsa.

El símbolo ; fue introducido por el grupo Bourbaki (específica-


mente por André Weil) in 1939, inspirado por una de las letras de
algunos alfabetos, como el noruego y el danés.

Definición

De ahora en adelante, la expresión ¬(x ∈ A) la podremos


escribir, de forma equivalente, como x ∉ A; el símbolo ∉
expresa la no pertenencia y leeremos x ∉ A como «x no
pertenece a A».

x ∉ A representa lo mismo que ¬(x ∈ A).

Teorema 4

Si A es cualquier conjunto, entonces ; ⊆ A.

Demostración. (Por reducción al absurdo) Supongamos que ; no


está contenido en algún conjunto A; esto implica que existe y tal
que y ∈ ; y y ∉ A y esto es claramente absurdo. ■

Axioma 3: axioma de separación

Si A es un conjunto, podemos formar un nuevo conjun-


to escogiendo aquellos elementos de A que satisfagan una
condición que se pueda escribir en el lenguaje de la teoría.
II. Introducción a la teoría de conjuntos 43

Este conjunto, cuya unicidad se puede probar, lo escribimos

{x ∈ A | p(x)},

en donde p(x) representa la condición.

Gracias al axioma anterior, ya la paradoja de Russell queda deste-


rrada de nuestra teoría de conjuntos. En efecto, primero que todo

{x | x ∉ x}

no es un conjunto válidamente formado, pues no hemos especi-


ficado un conjunto del cual separar los objetos x que cumplan la
condición x ∉ x.

Ahora bien, si intentásemos hacer algo del estilo

S = {x ∈ A | x ∉ x},

en donde A es cualquier conjunto, entonces tendríamos ahora


que
z ∈ S si y solo si z ∈ A y z ∉ z.

En particular, para z = S obtenemos

S ∈ S si y solo si S ∈ A y S ∉ S.

S ∈ S no puede ser verdadera pues de serlo, obtendríamos que


S ∉ S también es verdadera y esto no puede ser, así que obligato-
riamente S ∈ S es falsa o, equivalentemente, S ∉ S es verdadera.

Pero entonces ya no hay contradicción:

S ∈ S} ↔ (S ∈ A ∧ S ∉ S ),
| {z | {z }
0 1

que muestra que S ∈ A tiene que ser falsa.


44 II. Introducción a la teoría de conjuntos

No solamente hemos eliminado la paradoja de Russell, sino que


hemos probado que dado cualquier conjunto A, siempre existe
al menos otro conjunto ({z ∈ A | z ∉ z}) que no pertenece a A; en
otras palabras, la colección de todos los conjuntos no es un con-
junto.

Las paradojas de tipo semántico, como la de Berry, también han


quedado expulsadas de nuestra teoría, al imponer que las condi-
ciones que nos permiten formar nuevos conjuntos solo puedan
expresarse en el lenguaje de la teoría.

Otra consecuencia importante de nuestro axioma de separación


es que nos permite definir la intersección de conjuntos (y, como
veremos más adelante, la diferencia de conjuntos y el producto
cartesiano).

Definición

Si A y B son conjuntos, definimos la intersección de A con


B , denotada A ∩ B , de la siguiente manera:

A ∩ B = {x ∈ A | x ∈ B }.

Tenenos entonces así que, para todo x,

x ∈ A ∩ B si y solo si x ∈ A y x ∈ B.

Aunque el axioma de separación nos permitió definir la intersec-


ción de dos conjuntos, la unión requiere un tratamiento diferente
ya que si nos dan únicamente un par de conjuntos, no tenemos
un conjunto del cual separar los elementos que deben estar en la
unión de los dos; el único candidato sería precisamente la unión,
pero este es precisamente el conjunto que estamos tratando de
construir. Por tal razón, se introducen los dos axiomas siguientes:
II. Introducción a la teoría de conjuntos 45

Axioma 4: axioma del conjunto binario

Si A y B son conjuntos, entonces { A, B } es un conjunto.

Axioma 5: axioma de la unión

Si F es una colección de conjuntos, existe un conjunto cu-


yos elementos son precisamente los elementos de alguno
de los conjuntos de la colección. Este conjunto lo denota-
mos
F
[ [
o también X.
X ∈F

Tenemos entonces que

F= X = {x | x ∈ A, para algún A ∈ F }.
[ [
X ∈F

En particular, para el caso de dos conjuntos tenemos la noción


usual de unión. En efecto, si A y B son conjuntos, formamos pri-
mero el conjunto binario F = { A, B } y a continuación aplicamos
el axioma de la unión a la colección F para formar su unión. Te-
nemos así lo siguiente:

Definición

Si A y B son conjuntos, la unión de A con B , denotada A ∪


B , está definida de la manera siguiente:

A ∪ B = {x | x ∈ A ∨ x ∈ B }.

Tenenos entonces así que, para todo x,

x ∈ A ∪ B si y solo si x ∈ A o x ∈ B.
46 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Definición

Un conjunto con un único elemento se denomina conjun-


to unitario; un conjunto con exactamente dos elementos
se denomina conjunto binario.

Nota. Es bueno mencionar que hasta antes de introducir el axio-


ma 4 solo teníamos un conjunto a nuestra disposición: ;. Gracias
al axioma del conjunto binario, podemos formar ahora sí nuevos
conjuntos (eso sí, únicamente unitarios o binarios), por ejemplo,

{;, ;} = {;}.
{;, {;}}.
{{;}, {;}} = {{;}}.
© ª
;, {{;}} .
© ª
{;}, {{;}} .
© ª © ª
{{;}}, {{;}} = {{;}} .
n© ª© ªo n© ªo
{{;}} , {{;}} = {{;}} .

Poniendo en acción el axioma de la unión, podemos formar con-


juntos con cualquier número finito de elementos. Por ejemplo:
© ª © ª
{;} ∪ {;}, {{;}} = ;, {;}, {{;}} .
© ª n© ªo n © ªo
;, {;}, {{;}} ∪ {{;}} = ;, {;}, {{;}}, {{;}}

Los invito a repasar con calma y juicio lo que hemos hecho en esta
sección.
II. Introducción a la teoría de conjuntos 47

II.2 Conjuntos-Segunda parte


En esta sección vamos a estudiar las propiedades fundamentales
de la unión, la intersección, la resta y la diferencia simétrica.

Teorema 5

Si A y B son conjuntos arbitrarios, entonces


(a) A ⊆ A ∪ B y B ⊆ A ∪ B .
(b) Si M es un conjunto tal que A ⊆ M y B ⊆ M , entonces
A ∪B ⊆ M.
(c) A ∩ B ⊆ A y A ∩ B ⊆ B .
(d) Si N es un conjunto tal que N ⊆ A y N ⊆ B , entonces
N ⊆ A ∩ B.

Demostración. (a) Para x arbitrario, si x ∈ A, entonces, por adi-


ción, tenemos que x ∈ A o x ∈ B y así, x ∈ A ∪ B .

De manera análoga se prueba que B ⊆ A ∪ B .

(b) Para x arbitrario, si x ∈ A ∪ B , entonces, x ∈ A o x ∈ B ; si x ∈ A,


entonces la hipótesis A ⊆ M nos lleva a que x ∈ M . Por otro lado,
si x ∈ B , ahora la hipótesis B ⊆ M implica que x ∈ M ; en los dos
casos, concluimos que x ∈ M y así, A ∪ B ⊆ M .

(c) Para x arbitrario, si x ∈ A ∩ B , entonces x ∈ A y x ∈ B y, al sim-


plificar, obtenemos x ∈ A.

De manera análoga se prueba que A ∩ B ⊆ B .

(d) Para x arbitrario, si tenemos x ∈ N , entonces, gracias a la idem-


potencia, tenemos que x ∈ N y x ∈ N ; usando ahora las hipó-
tesis (N ⊆ A y N ⊆ B ) esto implica que x ∈ A y x ∈ B ; es decir,
x ∈ A ∩ B. ■
48 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Teorema 6

Si A, B y C son conjuntos arbitrarios, entonces


(a) A ∪ A = A. leyes idempotentes
(b) A ∩ A = A.
(c) A ∪ B = B ∪ A. leyes conmutativas
(d) A ∩ B = B ∩ A.
(e) A ∪ (B ∪C ) = (A ∪ B ) ∪C . leyes asociativas
(f) A ∩ (B ∩C ) = (A ∩ B ) ∩C .
(g) A ∪ (B ∩C ) = (A ∪ B ) ∩ (A ∪C ). leyes distributivas
(h) A ∩ (B ∪C ) = (A ∩ B ) ∪ (A ∩C ).

Demostración. La demostración de las propiedades (b), (d), (e) y


(g) queda como ejercicio.

(a) Para x arbitrario, tenemos que, por la definición de unión, x ∈


A ∪ A si y solo si x ∈ A o x ∈ A que equivale a tener x ∈ A.

(c) Si x es arbitrario, entonces, por la definición de unión, x ∈ A∪B


si y solo si x ∈ A o x ∈ B , lo cual equivale a tener x ∈ B o x ∈ A,
y esto último se tiene si y solo si x ∈ B ∪ A, nuevamente por la
definición de unión.

(f) Para x arbitrario, x ∈ A ∩ (B ∩ C ) si y solo si x ∈ A y x ∈ B ∩ C , lo


cual equivale a que x ∈ A y x ∈ B y x ∈ C ; esto último se tiene si y
solo si x ∈ A ∩ B y x ∈ C y esto equivale a que x ∈ (A ∩ B ) ∩C .

(h) Para x arbitrario, si x ∈ A ∩ (B ∪ C ), entonces x ∈ A y x ∈ B ∪ C


y de aquí, x ∈ B o x ∈ C . Si x ∈ B , entonces x ∈ A ∩ B , y si x ∈ C ,
entonces x ∈ A ∩ C ; en cualquiera de los dos casos, la parte (a)
del teorema 5 implica que x ∈ (A ∩ B ) ∪ (A ∩ C ). Tenemos así que
A ∩ (B ∪C ) ⊆ (A ∩ B ) ∪ (A ∩C ).

Para la otra contenencia, si y ∈ (A∩B )∪(A∩C ), entonces y ∈ A∩B


II. Introducción a la teoría de conjuntos 49

o y ∈ A ∩ C . En el primer caso, y ∈ A y y ∈ B con lo que y ∈ A y


y ∈ B ∪ C (teorema 5(a)); en el segundo caso, y ∈ A y y ∈ C con
lo que nuevamente y ∈ A y y ∈ B ∪ C (teorema 5(a)). Tenemos así
que (A ∩ B ) ∪ (A ∩C ) ⊆ A ∩ (B ∪C ). ■

Teorema 7

Si A y B son conjuntos arbitrarios, entonces


(a) A ⊆ B si y solo si A ∪ B = B .
(b) A ⊆ B si y solo si A ∩ B = A.

Demostración. (a) ⇒) Gracias a la parte ((a)) del teorema 5, tene-


mos que B ⊆ A ∪ B .

Para la otra contenencia, si tenemos que x ∈ A ∪B , entonces x ∈ A


o x ∈ B ; si x ∈ A, entonces la hipótesis (A ⊆ B ) implica que x ∈ B .
En los dos casos posibles obtenemos x ∈ B y tenemos entonces
que A ∪ B ⊆ B .

⇐) Sabemos que A ⊆ A ∪ B (gracias al teorema 5(a)) y, como A ∪


B = B , obtenemos A ⊆ B .

La parte (b) queda como ejercicio. ■

Teorema 8

Si A es un conjunto arbitrario, entonces


(a) A ∪ ; = A.
(b) A ∩ ; = ;.

Demostración. (a) Como ; ⊆ A, la parte (a) del teorema 7 muestra


que ; ∪ A = A y la parte (b) del mismo teorema muestra que ; ∩
A = ;. ■
50 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Definición

Dos conjuntos A y B se denominan disjuntos si no tienen


elementos en común, es decir, si su intersección es vacía:
A y B son disjuntos si y solo si A ∩ B = ;.

Definición

Si A y B son conjuntos, la diferencia (o la resta) de A con


B , denotada A − B , está definida de la siguiente manera:

A − B = {x ∈ A | x ∉ B }.

El axioma 3 garantiza que esta definición nos produce un conjun-


to.

Teorema 9

Si A, B y C son conjuntos arbitrarios, entonces


(a) A − B ⊆ A.
(b) A − A = ;.
(c) A − ; = A.
(d) ; − A = ;.
(e) A − (B ∪C ) = (A − B ) ∩ (A −C ).
(f) A − (B ∩C ) = (A − B ) ∪ (A −C ).

Demostración. (a) Si x ∈ A −B , entonces x ∈ A y x ∈ B ; en particu-


lar, x ∈ A; es decir, A − B ⊆ A.

(b) (Por reducción al absurdo) Supongamos que A − A 6= ;; por


el axioma 2, existe x ∈ A − A y de aquí, por la definición de resta,
x ∈ A y x ∉ A (absurdo).

(c) Por la parte (a), sabemos que A − ; ⊆ A.


II. Introducción a la teoría de conjuntos 51

Para la otra contenencia, si x ∈ A, ya que x ∉ ; es siempre verda-


dera, obtenemos que x ∈ A y x ∉ ;; es decir, x ∈ A − ;, con lo que
A ⊆ A − ;.

(f) Si x ∈ A − (B ∩ C ), entonces x ∈ A y x ∉ B ∩ C , con lo que x ∉ B


o x ∉ C . Si se tiene x ∉ B , entonces resulta x ∈ A − B ; si se tiene
x ∉ C , entonces resulta x ∈ A − C ; en cualquiera de los dos casos,
la parte (a) del teorema 5 implica x ∈ (A − B ) ∪ (A − C ), con lo que
A − (B ∩C ) ⊆ (A − B ) ∪ (A −C ).

Si ahora y ∈ (A − B ) ∪ (A − C ), entonces y ∈ A − B o y ∈ A − C . Si
y ∈ A − B , entonces y ∈ A y y ∉ B . De aquí, y ∉ B ∩ C y entonces
y ∈ A −(B ∩C ). Análogamente, Si y ∈ A −C , entonces y ∈ A y y ∉ C .
De aquí, y ∉ B ∩C y nuevamente y ∈ A − (B ∩C ). Tenemos así que
(A − B ) ∪ (A −C ) ⊆ A − (B ∩C ).

Las demostraciones de (d) y (e) quedan como ejercicio. ■

Definición

Si A y B son conjuntos, su diferencia simétrica, denotada


A 4 B , está definida de la manera siguiente:

A 4 B = (A − B ) ∪ (B − A).

El siguiente teorema exhibe las propiedades más importantes de


la diferencia simétrica:

Teorema 10

Sean A, B y C conjuntos. Entonces


(a) A 4 B = (A ∪ B ) − (A ∩ B ).
(b) A 4 B = B 4 A.
(c) (A 4 B ) 4 C = A 4 (B 4 C ).
(d) A 4 A = ;.
52 II. Introducción a la teoría de conjuntos

(e) A 4 ; = A.
(f) A ∩ (B 4 C ) = (A ∩ B ) 4 (A ∩C ).

Demostración. (a) Si x ∈ A 4 B , entonces x ∈ (A −B )∪(B − A) con


lo que x ∈ A − B o x ∈ B − A. Si x ∈ A − B , entonces x ∈ A y x ∉ B
con lo que x ∈ A ∪ B (teorema 5(a)) y x ∉ B ∩ C (de lo contrario, se
tendría x ∈ B por el teorema 5(c)).

De manera análoga, si x ∈ A − C , entonces x ∈ A y x ∉ C con lo


que x ∈ A ∪B (teorema 5(a)) y x ∉ B ∩C (de lo contrario, se tendría
x ∈ C por el teorema 5(c)).

En cualquiera de los dos casos, resulta x ∈ (A ∪ B ) − (A ∩ B ) y ob-


tenemos así que A 4 B ⊆ (A ∪ B ) − (A ∩ B ).

Para la otra contenencia, si y ∈ (A ∪ B ) − (A ∩ B ), gracias al teore-


¡ ¢ ¡ ¢
ma 9((f)), tenemos que y ∈ (A ∪ B ) − A ∪ (A ∪ B ) − B ; es decir,
y ∈ (A ∪ B ) − A o y ∈ (A ∪ B ) − B .

Si y ∈ (A ∪ B ) − A, entonces y ∉ A y y ∈ A ∪ B , que nos lleva a que


y ∈ A o y ∈ B . No podemos tener y ∉ A y y ∈ A, así que necesaria-
mente ha de ser y ∉ A y y ∈ B ; es decir, y ∈ B − A. Similarmente,
si y ∈ (A ∪ B ) − B , entonces y ∈ A ∪ B y y ∉ B que nos lleva a que
y ∈ A y y ∉ B ; es decir, y ∈ A − B .

En cualquiera de los dos casos, resulta, gracias al teorema 5(a),


que y ∈ (A−B )∪(B −A) = A 4 B . Tenemos así que (A∪B )−(B ∩A) ⊆
A 4 B.

(b)

A 4 B = (A − B ) ∪ (B − A) (def. de dif. sim.)


= (B − A) ∪ (A − B ) (conmutativa)
= B 4 A. (def. de dif. sim.)
II. Introducción a la teoría de conjuntos 53

(e)

A 4 ; = (A − ;) ∪ (; − A) (def. de dif. sim.)


= A ∪; (teorema 9((c)) y ((d)))
= A. (teorema 8((a)))

Las demostraciones de (c), (d) y (f) quedan como ejercicio. ■

Les recomiendo repasar las demostraciones que hemos hecho en


la sección y realizar las que han quedado como ejercicio.
54 II. Introducción a la teoría de conjuntos

II.3 Conjuntos-Tercera parte


En esta sección vamos a estudiar las propiedades fundamentales
del complemento de un conjunto. Adicionalmente, introducire-
mos el sexto axioma, cuyo papel es permitir la formación del con-
junto de partes de un conjunto; estudiamos algunas de las pro-
piedades del conjunto de partes.

Definición

Supongamos que tenemos un conjunto referencial R y que


A ⊆ R. Al conjunto R − A se le llama el complemento de
A con respecto a R y lo denotamos C R (A) o simplemente
C (A), si no hay riesgo de confusión.
Tenemos asi que

x ∈ C R (A) si y solo si x ∈ R y x ∉ A.

Teorema 11

Sean A y B conjuntos contenidos en un conjunto referen-


cial R. Entonces
(a) C R (;) = R.
(b) C R (R) = ;.
¡ ¢
(c) C R C R (A) = A.
(d) C R (A ∪ B ) = C R (A) ∩C R (B ).
(e) C R (A ∩ B ) = C R (A) ∪C R (B ).

Nota. Como detalle técnico, en las demostraciones de las partes


(c), (d) y (e), hay que primero garantizar que los conjuntos que
se están complementando sí son subconjuntos del referencial R
(esto es inmediato en las partes (a) y (b)).

Las pruebas son sencillas y quedan como ejercicio.


II. Introducción a la teoría de conjuntos 55

Demostración. Las partes (a), (b), (d) y (e) son consecuencias fá-
ciles del teorema 9. Por ejemplo:

(a)

C R (;) = R − ; (def. de complemento)


= R. (teorema 9(c))

(d)

C R (A ∪ B ) = R − (A ∪ B ) (def. de complemento)
= (R − A) ∩ (R − B ) (teorema 9(e))
= C R (A) ∩C R (B ). (def. de complemento)

¡ ¢
(c) Si x ∈ C R C R (A) , entonces x ∈ R − (R − A); es decir, x ∈ R y
x ∉ R − A, con lo que x ∉ R o x ∈ A. Claramente no puede tenerse
x ∈ R y x ∉ R, así que debemos tener x ∈ R y x ∈ A; en particular,
¡ ¢
x ∈ A y con esto, C R C R (A) ⊆ A.
¡ ¢
La prueba de la contenencia A ⊆ C R C R (A) la hacemos por re-
¡ ¢
ducción al absurdo: supongamos que existe y ∈ A tal que y ∉ C R C R (A) =
R − (R − A); de aquí, y ∉ R o y ∈ R − A.

No puede tenerse y ∈ A y y ∉ R (pues A ⊆ R, por hipótesis), asi


que debemos tener y ∈ A y y ∈ R − A; es decir, y ∈ A y y ∈ R y y ∉ A
y esto es absurdo.
¡ ¢
Hemos probado así que A ⊆ C R C R (A) .

Las partes (b) y (e) quedan como ejercicio. ■

Teorema 12

Si A es un conjunto contenido en un conjunto referencial


R, entonces
56 II. Introducción a la teoría de conjuntos

(a) A ∪C R (A) = R.
(b) A ∩C R (A) = ;.

Demostración. (a) Por hipótesis, A ⊆ R y, gracias al teorema 9(a),


tenemos que C R (A) = R − A ⊆ R. De aquí, por el teorema 5(b),
obtenemos que A ∪C R (A) ⊆ R.

Para la otra contenencia, si x ∈ R, entonces debe ser x ∈ A o x ∉ A.


Si x ∈ A, obtenemos x ∈ A ∪C R (A) gracias al teorema 5(a). Si x ∉ A,
entonces obtenemos x ∈ R − A = C R (A) y, nuevamente gracias al
teorema 5(a), llegamos a que x ∈ A ∪C R (A).

Obtenemos, en cualquier caso, que R ⊆ A ∪C R (A).

(b) (Por reducción al absurdo) Supongamos que A ∩ C R (A) 6= ;;


por el axioma 2, existe entonces x ∈ A ∩ C R (A); es decir, x ∈ A y
x ∈ R y x ∉ A; simplificando, obtenemos x ∈ A y x ∉ A que es un
absurdo. ■

Teorema 13

Sean A y B conjuntos contenidos en un conjunto referen-


cial R. Entonces, A ⊆ B si y solo si C R (B ) ⊆ C R (A).

Demostración. ⇒) Si x ∈ C R (B ), entonces x ∈ R y x ∉ B y esto úl-


timo nos lleva a que x ∉ A (pues, de tenerse x ∈ A, la hipótesis
A ⊆ B nos produciría x ∈ B ) y así obtenemos x ∈ R y x ∉ A; es
decir, x ∈ C R (A).

⇐) (Por reducción al absurdo) Supongamos que C R (B ) ⊆ C R (A) y


que A * B , existe entonces y ∈ A tal que y ∉ B y como, por hipóte-
sis A ⊆ R, obtenemos y ∈ R y y ∉ B ; es decir y ∈ C R (B ) y entonces
la hipótesis C R (B ) ⊆ C R (A) nos lleva a que y ∈ C R (A) y así, y ∈ R y
y ∉ A y obtenemos el absurdo y ∈ A y y ∉ A. ■
II. Introducción a la teoría de conjuntos 57

II.3.1 Diagramas de Venn


Los diagramas de Venn son esquemas en que los conjuntos se
representan mediante el interior de curvas cerradas. Una forma
rectangular se utiliza usualmente para representar un conjunto
referencial.

Las curvas se trazan de tal forma que muestren todas las relacio-
nes posibles entre los conjuntos que intervienen en la situación
dada.

Ejemplo

A ∪B A ∩B A −B

A B A B A B

C R (A)
B−A A4B

A
A B A B
R

Los diagramas de Venn pueden resultar útiles como guía cuando


se trabaja con las operaciones de unión, intersección, resta, dife-
rencia simétrica y complemento, pero en muchas situaciones no
son prácticos. En todo caso, los diagramas no son sustitutos para
las demostraciones que hemos venido haciendo.

Estos diagramas toman su nombre de John Venn quien los utili-


zó en 1881 en su obra Symbolic Logic. Christian Weise, en 1712, y
Leonhard Euler, en 1768, ya habian usado representaciones simi-
lares.
58 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Lectura recomendada para debatir: Ian Stewart, The Truth about


Venn Diagrams. The Mathematical Gazette, Mar., 1976, Vol. 60,
No. 411 (Mar., 1976), pp. 47-54. URL: https://www.jstor.org/
stable/3615644

II.3.2 El conjunto de partes de un conjunto

Axioma 6: axioma del conjunto de partes

Si A es cualquier conjunto, existe un conjunto cuyos ele-


mentos son precisamente todos los subconjuntos de A;
este conjunto se denomina el conjunto de partes de A (o
conjunto potencia de A) y lo denotamos P (A).

Tenemos así que, si A es un conjunto,

x ∈ P (A) si y solo si x ⊆ A.

Ejemplo

1. Sabemos que, para todo conjunto A, se tiene que


; ⊆ A y que A ⊆ A, así que siempre ; y A mismo
van a ser elementos de P (A).
2. Ya que el único subconjunto del conjunto vacío es él
mismo, entonces P (;) = {;}.
3. P ({a}) = {;, {a}}.
4. P ({a, b}) = {;, {a}, {b}, {a, b}}.
5. P ({a, b, c}) = {;, {a}, {b}, {c}, {a, b}, {a, c}, {b, c}, {a, b, c}}.

La cantidad de elementos de un conjunto finito X la vamos a lla-


mar el cardinal de X y la denotamos |X |; el ejemplo anterior nos
muestra la siguiente relación entre el cardinal de un conjunto y el
cardinal de su conjunto de partes:
II. Introducción a la teoría de conjuntos 59

|A| |P (A)|
0 1 = 20
1 2 = 21
2 4 = 22
3 8 = 23

La tabla anterior sugiere que, para conjuntos finitos, si |A| = k,


entonces
|P (A)| = 2k = 2|A| .

Esto, de hecho, es cierto. Aunque la prueba de este hecho es sim-


ple, no la vamos a realizar en este curso. Lo que puede resultar
sorprendente es que, una vez generalizada convenientemente la
noción de cardinalidad, este resultado sigue siendo válido incluso
cuando se trata de conjuntos infinitos.

Teorema 14

Sean A y B conjuntos arbitrarios. Entonces


(a) A ⊆ B si y solo si P (A) ⊆ P (B ).
(b) P (A) ∪ P (B ) ⊆ P (A ∪ B ).
(c) P (A) ∩ P (B ) = P (A ∩ B ).

Nota. Queda como ejercicio encontrar un ejemplo que muestre


que la contenencia P (A ∪ B ) ⊆ P (A) ∪ P (B ) no se cumple, en
general.

Demostración. (a) ⇒) Si x ∈ P (A), entonces x ⊆ A y como, por


hipótesis, A ⊆ B , entonces obtenemos, usando el teorema 1(f),
que x ⊆ B ; es decir, x ∈ P (B ).

⇐) Si x ∈ A, entonces el axioma 1 garantiza que {x} ⊆ A, con lo


que {x} ∈ P (A). Usando la hipótesis (P (A) ⊆ P (B )), obtenemos
{x} ∈ P (B ); de aquí, {x} ⊆ B y esto implica, nuevamente por el
axioma 1, que x ∈ B .
60 II. Introducción a la teoría de conjuntos

(b) Como A ⊆ A ∪ B y B ⊆ A ∪ B , entonces la parte (a) implica que


P (A) ⊆ P (A ∪B ) y P (B ) ⊆ P (A ∪B ) y asi, gracias al teorema 5(b),
tenemos que P (A) ∪ P (B ) ⊆ P (A ∪ B ).

(c) Como A ∩ B ⊆ A y A ∩ B ⊆ B , entonces la parte (a) implica que


P (A ∩B ) ⊆ P (A) y P (A ∩B ) ⊆ P (B ) y asi, gracias al teorema 5(d),
tenemos que P (A ∩ B ) ⊆ P (A) ∩ P (B ).

Para la otra contenencia, si x ∈ P (A) ∩ P (B ), entonces x ∈ P (A)


y x ∈ P (B ) con lo que x ⊆ A y x ⊆ B . Gracias al teorema 5(d), esto
implica que x ⊆ A ∩ B con lo que x ∈ P (A ∩ B ). ■
II. Introducción a la teoría de conjuntos 61

II.4 Elementos del cálculo de predicados


Aunque el cálculo proposicional es poderoso y expresivo, no es
suficiente para todas nuestras necesidades; es importante que po-
damos utilizar expresiones con variables y necesitamos poder re-
presentar y manipular apropiadamente expresiones del tipo «pa-
ra todo x,...» o «existe z tal que...» que, de hecho, ya hemos venido
usando.

El cálculo de predicados incluye ese tipo de expresiones y nos da


también las reglas para manipularlas apropiadamente. Un trata-
miento completo del cálculo de predicados está fuera del alcence
de nuestro curso; tan solo presentaremos algunos elementos que
vamos a necesitar en desarrollos posteriores.

II.4.1 Cuantificadores

Definición

Dado un referencial R, si tenemos una condición p(x) y


el conjunto P = {x ∈ R | p(x)} determinado por la condi-
ción es igual a todo el referencial, decimos que la expresión
(∀x)p(x) es verdadera.
El símbolo ∀ se denomina cuantificador universal y la ex-
presión (∀x)p(x) se lee «para todo x, p(x)».

Definición

Dado un referencial R, si tenemos una condición q(x) y el


conjunto Q = {x ∈ R | q(x)} determinado por la condición
es no vacío, decimos que la expresión (∃x)q(x) es verdade-
ra.
El símbolo ∃ es el cuantificador existencial y la expresión
62 II. Introducción a la teoría de conjuntos

(∃x)p(x) se lee «existe (al menos) un x tal que q(x)».

El símbolo ∃ para representar al cuantificador existencial fue in-


troducido por Giuseppe Peano en 1897 y se usa ampliamente des-
de ese momento.

Algunos años más tarde, Gerhard Gentzen introdujo el símbolo


∀ para representar el cuantificador universal, pero su uso no se
popularizó sino hasta la década de los 1960.

II.4.2 Negaciones

Teorema 15

¬(∀x)p(x) ⇔ (∃x)¬p(x). (negación del universal)

Demostración. Dado que (∀x)p(x) significa que P = {x ∈ R | p(x)} =


R, tener ¬(∀x)p(x) es equivalente a que P 6= R; es decir, que existe
al menos un elemento del referencial R que no cumple la condi-
ción p(x), con lo que al {x ∈ R | ¬p(x)} 6= ;. ■

Teorema 16

¬(∃x)q(x) ⇔ (∀x)¬q(x). (negación del existencial)

Demostración. Ya que (∃x)q(x) significa que Q = {x ∈ R | q(x)} 6=


;, tener ¬(∃x)q(x) es equivalente a que Q = ;; es decir, que nin-
gún elemento del referencial cumple la condición q(x) o, equi-
valentemente, que todo elemento del referencial satisface ¬q(x).

II. Introducción a la teoría de conjuntos 63

II.4.3 Cuantificadores y conectivos

Teorema 17
¡ ¢
(a) (∀x)(p(x) ∧ q(x)) ⇔ (∀x)p(x) ∧ (∀x)q(x) . (univ.-
conj.)
¡ ¢
(b) (∃x)(p(x)∨q(x)) ⇔ (∃x)p(x)∨(∃x)q(x) .(exis.-disy.)

Demostración. (a) La expresión (∀x)(p(x) ∧ q(x)) es verdadera si


y solo si {x ∈ R | p(x) ∧ q(x)} = R; ahora bien,

{x ∈ R | p(x) ∧ q(x)} = {x ∈ R | p(x)} ∩ {x ∈ R | q(x)}

así que (∀x)(p(x) ∧ q(x)) es verdadera si y solo si {x ∈ R | p(x)} =


R y {x ∈ R | q(x)} = R lo cual es equivalente a que (∀x)p(x) y
(∀x)q(x) sean verdaderas.

(b)

(∃x)(p(x) ∨ q(x)) ⇔ ¬(∀x)¬(p(x) ∨ q(x)) (neg. universal)


⇔ ¬(∀x)(¬p(x) ∧ ¬q(x)) (De Morgan)
¡ ¢
⇔ ¬ (∀x)¬p(x) ∧ (∀x)¬q(x) (parte ((a)))
⇔ ¬(∀x)¬p(x) ∨ ¬(∀x)¬q(x) (De Morgan)
⇔ (∃x)p(x) ∨ (∃x)q(x). (neg. universal)

Teorema 18
¡ ¢
(a) (∀x)p(x) ∨ (∀x)q(x) ⇒ (∀x)(p(x) ∨ q(x)). (univ.-
disy.)
¡ ¢
(b) (∃x)(p(x)∧q(x)) ⇒ (∃x)p(x)∧(∃x)q(x) .(exis.-conj.)
(c) Las implicaciones recíprocas no se tienen, en gene-
ral.
64 II. Introducción a la teoría de conjuntos

¡ ¢
Demostración. (a) Si la expresión (∀x)p(x) ∨ (∀x)q(x) es verda-
dera entonces {x ∈ R | p(x)} = R o {x ∈ R | q(x)} = R; ahora bien,

{x ∈ R | p(x)} ∪ {x ∈ R | q(x)} ⊆ {x ∈ R | p(x) ∨ q(x)}


¡ ¢
así que si (∀x)p(x) ∨ (∀x)q(x) es verdadera, entonces {x ∈ R |
p(x) ∨ q(x)} = R; es decir, (∀x)(p(x) ∨ q(x)) es verdadera.

(b) Si la expresión (∃x)(p(x) ∧ q(x)) es verdadera entonces {x ∈ R |


p(x) ∧ q(x)} 6= ;; ahora bien,

{x ∈ R | p(x) ∧ q(x)} = {x ∈ R | p(x)} ∩ {x ∈ R | q(x)}

así que si (∃x)(p(x) ∧ q(x)) es verdadera, entonces {x ∈ R | p(x)} 6=


; y {x ∈ R | q(x)} 6= ; lo cual implica que tanto (∃x)p(x) como
(∃x)q(x) son verdaderas.

(c) Tomemos R = Z, p(x) : x es par y q(x) : x es impar.

Tenemos que (∀x)(p(x)∨q(x)) es verdadera, en tanto que (∀x)p(x)∨


(∀x)q(x) es falsa.

Análogamente, (∃x)p(x)∧(∃x)q(x) es verdadera, pero (∃x)(p(x)∧


q(x)) es falsa. ■

El siguiente resultado, cuya justificación dejamos como ejercicio,


presenta situaciones en las que los cuantificadores pueden ser
«movidos» libremente sin problemas:

Teorema 19

Si q es una condición que no contiene la variable x, enton-


ces
¡ ¢
(a) (∀x)(q ∧ p(x)) ⇔ q ∧ (∀x)p(x) . (var. indep.)
¡ ¢
(b) (∀x)(q ∨ p(x)) ⇔ q ∨ (∀x)p(x) . (var. indep.)
¡ ¢
(c) (∃x)(q ∧ p(x)) ⇔ q ∧ (∃x)p(x) . (var. indep.)
¡ ¢
(d) (∃x)(q ∨ p(x)) ⇔ q ∨ (∃x)p(x) . (var. indep.)
II. Introducción a la teoría de conjuntos 65

II.4.4 Notación y negaciones

Definición

Si R es un referencial para la condición p(x) y A es un sub-


conjunto de R, definimos (∀x ∈ A)p(x) como (∀x)(x ∈ A →
p(x)). De manera similar, definimos (∃x ∈ A)p(x) como
(∃x)(x ∈ A ∧ p(x)).

Teorema 20

(a) ¬(∀x ∈ A)p(x) ⇔ (∃x ∈ A)¬p(x).


(b) ¬(∃x ∈ A)p(x) ⇔ (∀x ∈ A)¬p(x).

Demostración. (a)

¬(∀x ∈ A)p(x) ⇔ ¬(∀x)(x ∈ A → p(x)) (definición)


⇔ (∃x)¬(x ∈ A → p(x)) (neg. del universal)
⇔ (∃x)(x ∈ A ∧ ¬p(x)) (neg. de la implic.)
⇔ (∃x ∈ A)¬p(x). (definición)

(b)

¬(∃x ∈ A)p(x) ⇔ ¬(∃x)(x ∈ A ∧ p(x)) (definición)


⇔ (∀x)¬(x ∈ A ∧ p(x)) (neg. del existencial)
⇔ (∀x)(x ∉ A ∨ ¬p(x)) (De Morgan)
⇔ (∀x)(x ∈ A → ¬p(x)) (ley de la impl.)
⇔ (∀x ∈ A)¬p(x). (definición)


66 II. Introducción a la teoría de conjuntos

II.4.5 Contraejemplos
Supongamos que queremos mostrar que una expresión de la for-
ma (∀x ∈ A)p(x) es falsa. Una forma de hacerlo es mostrando que
la negación de la expresión original, que es equivalente a (∃x ∈
A)¬p(x), es verdadera.

Para que (∃x ∈ A)¬p(x) sea verdadera el conjunto P = {x ∈ A |


¬p(x)} debe ser no vacío; es decir, tenemos que garantizar la exis-
tencia de cierto objeto c ∈ A para el cual ¬p(c) sea verdadera, o lo
que es lo mismo, para el cual p(c) sea falsa.

Este objeto c se conoce como un contraejemplo para la afirma-


ción (∀x ∈ A)p(x).
II. Introducción a la teoría de conjuntos 67

II.5 Pares ordenados y producto


cartesiano

To me, mathematics, computer science,


and the arts are insanely related. They’re all
creative expressions.

Sebastian Thrun

El objetivo central en esta sección es definir el producto carte-


siano de dos conjuntos, que es una operación fundamental ya
que nos permitirá hablar de relaciones y de funciones. La clave,
como vamos a ver, está en cómo producir un objeto el el que el
orden de los elementos sea importante. Al final de la sección pre-
sentaremos el séptimo y último de nuestros axiomas, que posibi-
lita el trabajo con conjuntos infinitos.

Dado que dos conjuntos son iguales si tienen los mismos ele-
mentos, sin importar el orden en que estos aparezcan, la defini-
ción que demos para un par ordenado (x, y) no puede ser sim-
plemente el conjunto binario {x, y} pues resultaría que siempre
(x, y) = (y, x) y esto, claramente, es indeseado.

Teorema 21

© ª © ª
{v}, {v, w} = {x}, {x, y} si y solo si v = x y w = y.

Demostración. ⇐) Si v = x y w = y, entonces el axioma 1 garan-


tiza que {v} = {x} y {v, w} = {x, y}. De aquí, nuevamente gracias al
© ª © ª
axioma 1, obtenemos que {v}, {v, w} = {x}, {x, y} .
© ª © ª
⇒) Ahora bien, supongamos que {v}, {v, w} = {x}, {x, y} . Vamos
a considerar dos casos:
68 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Caso 1: Si v = w, entonces {v, w} = {v, v} = {v} y, de aquí,


© ª © ª © ª
{v}, {v, w} = {v}, {v} = {v} .
© ª © ª © ª © ª
Como {v}, {v, w} = {x}, {x, y} , resulta {v} = {x}, {x, y} y
entonces el axioma 1 implica que {x} = {v} y también {x, y} =
{v} con lo que finalmente x = v = w = y.
© ª © ª
Intercambiando los papeles de {v}, {v, w} y {x}, {x, y} lle-
gamos análogamente a que, si x = y, entonces nuevamente
x = v = w = y; en particular, v = x y w = y.
© ª
Caso 2: Si v 6= w, entonces necesariamente x 6= y. Como {v}, {v, w} =
© ª
{x}, {x, y} y {v} es un conjunto unitario, el axioma 1 impli-
© ª
ca que en {x}, {x, y} debe haber un conjunto unitario al
que sea igual; {x, y} no es unitario (pues x 6= y) con lo que
necesariamente debe ser {v} = {x} y, nuevamente usando el
axioma 1, concluimos que v = x.

Un razonamiento análogo muestra que {v, w} = {x, y} y, co-


mo tenemos v = x, v 6= w y x 6= y, entonces resulta w =
y. ■

Definición

Dados un par de objetos x y y, al conjunto


© ª
{x}, {x, y}

lo llamaremos el par ordenado (o pareja ordenada) con


primera componente x y segunda componente y; lo de-
notamos (x, y); es decir,
© ª
(x, y) = {x}, {x, y} .
II. Introducción a la teoría de conjuntos 69

Es importante recalcar el que, con la definición de par ordenado


que hemos dado, ahora sí tenemos una noción de orden. En efec-
to, el teorema 21 nos dice que

(v, w) = (x, y) si y solo si v = x y w = y.

En particular, esto implica que si a 6= b, entonces (a, b) 6= (b, a),


que era precisamente lo que buscábamos.

La definición de par ordenado que estamos usando fue propuesta


originalmente por K. Kuratowski en 1921. Aunque existen otras
posibles definiciones, esta es la que goza de mayor aceptación por
parte de la comunidad matemática.

Nuestro objetivo ahora es construir el producto cartesiano de dos


conjuntos; por supuesto, podría pensarse en hacerse por medio
de un nuevo axioma pero, como vamos a ver, no es necesario; te-
nemos todos los elementos necesarios para construir el producto
cartesiano. La definición intuitiva

A × B = {(x, y) | x ∈ A ∧ y ∈ B }

tiene solo un problema, que afortunadamente es fácil de solucio-


nar: tenemos que especificar un conjunto del cual separar los pa-
res ordenados (x, y). A continuación vamos a encontrar este con-
junto.
© ª
Recordemos que (x, y) es realmente el conjunto {x}, {x, y} y si
x ∈ A y y ∈ B entonces tanto x como y pertenecen a A ∪ B con lo
que {x} ⊆ A ∪ B y {x, y} ⊆ A ∪ B ; es decir, {x} ∈ P (A ∪ B ) y {x, y} ∈
P (A ∪ B ).

Con esto, {x}, {x, y} ⊆ P (A ∪ B ) que, finalmente nos lleva a que


© ª

{x}, {x, y} ∈ P (P (A ∪ B )); es decir, si x ∈ A y y ∈ B , entonces


© ª

(x, y) ∈ P (P (A ∪ B )).
70 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Tenemos así todo lo necesario para hablar de productos cartesia-


nos. Los detalles a continuación

Si A y B son conjuntos arbitrarios, sabemos (gracias a los axiomas


del conjunto binario y de la unión) que A ∪ B es un conjunto y,
usando dos veces el axioma del conjunto de partes, obtenemos
que P (P (A ∪ B )) también es un conjunto.

Ahora bien, usando el axioma de separación, tenemos derecho a


formar el conjunto
{z ∈ P (P (A ∪ B )) | z = (x, y) ∧ x ∈ A ∧ y ∈ B }.
Este conjunto es precisamente el producto cartesiano de A con B
y, de hora en adelante, lo denotaremos A × B .

Definición

Si A y B son conjuntos, el producto de A con B es el con-


junto dado por

A × B = {z ∈ P (P (A ∪ B )) | z = (x, y) ∧ x ∈ A ∧ y ∈ B }.

Por supuesto, ya que por la construcción hecha sabemos que los


elementos de A × B son siempre pares ordenados, de ahora en
adelante podemos usar simplemente
(x, y) ∈ A × B si y solo si x ∈ A y y ∈ B .

Teorema 22

Sean A y B conjuntos arbitrarios. A×B = ; si y solo si A = ;


o B = ;.

Demostración. A×B 6= ; si y solo si existe un par ordenado (x, y) ∈


A × B y esto se tiene si y solo si existen elementos x ∈ A y y ∈ B , lo
cual equivale a que A 6= ; y B 6= ;. ■
II. Introducción a la teoría de conjuntos 71

Nota. En general, si A y B son conjuntos arbitrarios, entonces A ×


B y B × A no son iguales. La igualdad A × B = B × A se tiene tan
solo si uno de los dos conjuntos es vacío o si A = B , cuando tanto
A como B no son vacíos.

Teorema 23

Sean A, B y C conjuntos arbitrarios. Entonces


(a) A × (B ∪C ) = (A × B ) ∪ (A ×C ).
(b) A × (B ∩C ) = (A × B ) ∩ (A ×C ).
(c) (A ∪ B ) ×C = (A ×C ) ∪ (B ×C ).
(d) (A ∩ B ) ×C = (A ×C ) ∩ (B ×C ).

Demostración. Las partes (a) y (d) quedan como ejercicio.

(b) Si (x, y) ∈ A × (B ∩ C ), entonces x ∈ A y y ∈ B ∩ C con lo que


x ∈ A y y ∈ B y y ∈ C y esto nos lleva a que (x, y) ∈ A × B y también
(x, y) ∈ A × C ; es decir, (x, y) ∈ (A × B ) ∩ (A × C ). Tenemos así que
A × (B ∩C ) ⊆ (A × B ) ∩ (A ×C ).

Para la otra contenencia, si z ∈ (A ×B )∩(A ×C ), entonces z ∈ A ×B


y z ∈ A × C ; como z ∈ A × B , tenemos que z = (u, v), para algunos
u ∈ A y v ∈ B . Ahora bien, como z ∈ A ×C , entonces (u, v) ∈ A ×C y
esto implica, en particular, que v ∈ C . Tenemos así que v ∈ B ∩ C ,
con lo que z = (u, v) ∈ A × (B ∩ C ). Con esto, (A × B ) ∩ (A × C ) ⊆
A × (B ∩C ).

(c) Si (x, y) ∈ A×(B ∪C ), entonces x ∈ A y y ∈ B ∪C con lo que y ∈ B


o y ∈ C . Si y ∈ B , entonces (x, y) ∈ A × B ; por otro lado, si y ∈ C ,
entonces (x, y) ∈ A × C . En cualquiera de los dos casos, gracias al
teorema 5(a), concluimos que (x, y) ∈ (A × B ) ∪ (A × C ). Tenemos
así que A × (B ∪C ) ⊆ (A × B ) ∪ (A ×C ).

Para la otra contenencia, si z ∈ (A ×B )∪(A ×C ), entonces z ∈ A ×B


o z ∈ A × C . Si z ∈ A × B , entonces z = (u, v), para algunos u ∈ A y
72 II. Introducción a la teoría de conjuntos

v ∈ B y, como B ⊆ B ∪ C (teorema 5(a)), entonces z = (u, v) ∈ A ×


(B ∪ C ). De manera similar, Si z ∈ A × C , entonces z = (p, q), para
algunos p ∈ A y q ∈ C y, como C ⊆ B ∪ C (teorema 5(a)), entonces
z = (p, q) ∈ A ×(B ∪C ). Con esto, (A ×B )∪(A ×C ) ⊆ A ×(B ∪C ). ■

Nota. Nos sigue faltando en nuestro desarrollo tener a disposi-


ción conjuntos infinitos, formados de manera apropiada. Preci-
samente, el papel del siguiente axioma (que será el último que
introduciremos en este curso) es declarar la existencia de al me-
nos uno de tales conjuntos. En cursos posteriores se estudiarán
con detalle los conjuntos infinitos, así que aquí tan solo presen-
taremos el axioma, por razones de completitud, sin mayores co-
mentarios.

Definición

Un conjunto T se denomina inductivo si satisface las dos


propiedades siguientes:
1. ; ∈ T y
2. x ∈ T implica x ∪ {x} ∈ T .

Axioma 7

Existe (al menos) un conjunto inductivo.

Por la primera condición,

;∈T

y, aplicando reiteradamente la segunda condición,

; ∪ {;} = {;} ∈ T
{;} ∪ {{;}} = {;, {;}} ∈ T
{;, {;}} ∪ {{;, {;}}} = {;, {;}, {;, {;}}} ∈ T
II. Introducción a la teoría de conjuntos 73

y así, sucesivamente; «vemos», entonces, que un conjunto induc-


tivo necesariamente resulta infinito.
74 II. Introducción a la teoría de conjuntos

II.6 Uniones e intersecciones


generalizadas
Aunque, gracias al axioma de la unión, podemos unir colecciones
arbitrarias de conjuntos, hasta el momento solo hemos estudiado
propiedades de la unión cuando esta involucra dos conjuntos; en
esta sección vamos a ocuparnos de uniones arbitrarias y también
vamos a generalizar la operación de intersección y a estudiar sus
propiedades.

Definición

Sea F una familia de conjuntos. Gracias al axioma 5 po-


demos formar la unión de la colección F de la manera si-
guiente:

F= X = {x | (∃A)(A ∈ F ∧ x ∈ A)}.
[ [
X ∈F

Tenemos así que

X si y solo si existe A ∈ F tal que x ∈ A.


[
x∈
X ∈F

Definición

Sea F una familia no vacía de conjuntos y tomemos C ∈


F fijo. Definimos la intersección de la colección F con la
ayuda del axioma 3:

F= X = {x ∈ C | (∀Z )(Z ∈ F → x ∈ Z )}.


\ \
X ∈F

Aunque nuestra definición pudiera sugerir que la intersección va


a depender del conjunto C ∈ F escogido, vamos a ver que esto no
II. Introducción a la teoría de conjuntos 75

es realmente así. Para esto, vamos a probar que, bajo el supuesto


C ∈ F , tenemos la equivalencia

x ∈ C ∧ (∀A)(A ∈ F → x ∈ A) ⇔ (∀A)(A ∈ F → x ∈ A).


¡ ¢

Por simplificación, es claro que tenemos la implicación

x ∈ C ∧ (∀A)(A ∈ F → x ∈ A) ⇒ (∀A)(A ∈ F → x ∈ A).


¡ ¢

Recíprocamente, tenemos que C ∈ F y además, a partir de (∀A)(A ∈


F → x ∈ A) obtenemos C ∈ F → x ∈ C que nos produce, por mo-
dus ponens con la primera expresión, x ∈ C .

Es decir, suponiendo C ∈ F , tenemos (como lo habíamos anun-


ciado) la equivalencia

x ∈ C ∧ (∀A)(A ∈ F → x ∈ A) ⇔ (∀A)(A ∈ F → x ∈ A)
¡ ¢

que muestra que la definición de intersección generalizada es in-


dependiente de C y nos permite además usar simplemente

X si y solo si, para todo A ∈ F , se tiene que x ∈ A.


\
x∈
X ∈F

Nota. El lector habrá notado que para la definición de intersec-


ción de una familia de conjuntos, impusimos la condición de que
la familia no fuera vacía. Si la familia es vacía, su intersección no
se define.

Nuestro siguiente resultado es una generalización del teorema 5:

Teorema 24

Si F es una familia no vacía de conjuntos, entonces


(a) A ⊆ X ∈F X , para todo A ∈ F .
S

(b) Si M es un conjunto tal que A ⊆ M , para todo A ∈ F ,


76 II. Introducción a la teoría de conjuntos

S
entonces X ∈F X ⊆ M .
(c) X ∈F X ⊆ A, para todo A ∈ F .
T

(d) Si N es un conjunto tal que N ⊆ A, para todo A ∈ F ,


T
entonces N ⊆ X ∈F X .

Demostración. (a) Si tenemos que x ∈ A, para A ∈ F , entonces


S
inmediatamente obtenemos que x ∈ X ∈F X .

(b) Si x ∈ X ∈F X , entonces x ∈ A, para algún A ∈ F , y como, por


S

hipótesis A ⊆ M , entonces resulta x ∈ M .


T
(c) Si x ∈ X ∈F X , entonces inmediatamente x ∈ A, para todo A ∈
F.

(d) Si x ∈ N , entonces x ∈ A, para todo A ∈ F (pues, por hipótesis,


N ⊆ A, para todo A ∈ F ) y así, x ∈ X ∈F X .
T

Generalizamos ahoras las leyes distributivas:

Teorema 25

Sea F una familia no vacía de conjuntos y sea M un con-


junto cualquiera. Entonces
¡[ ¢ [
(a) M ∩ X = (M ∩ X ).
¡ X\
∈F ¢ X\ ∈F
(b) M ∪ X = (M ∪ X ).
X ∈F X ∈F

¡S ¢
Demostración. (a) Si x ∈ M ∩ X ∈F X , entonces x ∈ M y x ∈
X ∈F X ; de aquí tenemos que existe A ∈ F tal que x ∈ A y así,
S

x ∈ M ∩ A, para algún A ∈ F ; gracias al teorema 24(a), tenemos


S S
que M ∩ A ⊆ X ∈F (M ∩ X ), con lo cual x ∈ X ∈F (M ∩ X ). Tene-
¡S ¢ S
mos así que M ∩ X ∈F X ⊆ X ∈F (M ∩ X ).
II. Introducción a la teoría de conjuntos 77

S
Para la otra contenencia, si y ∈ X ∈F (M ∩ X ), entonces y ∈ M ∩ A,
para algún A ∈ F , y de aquí, y ∈ M y y ∈ A, para algún A ∈ F ; por
S
el teorema 24(a), esto implica que y ∈ M y y ∈ X ∈F X ; es decir,
¡S ¢ S ¡S ¢
y ∈ M ∩ X ∈F X . Tenemos así que X ∈F (M ∩X ) ⊆ M ∩ X ∈F X .

La demostración de (b) queda como ejercicio. ■

Teorema 26

Sea F una familia no vacía de conjuntos y sea M un con-


junto cualquiera. Entonces
¡[ ¢ \
(a) M − X = (M − X ).
¡ X\
∈F ¢ X[ ∈F
(b) M − X = (M − X ).
X ∈F X ∈F

La demostración de este teorema queda como ejercicio.

Tenemos también las leyes de De Morgan generalizadas:

Teorema 27

Sea R un conjunto referencial y sea F una familia no vacía


de conjuntos tales que A ⊆ R, para todo A ∈ F . Entonces
¡[ ¢ \
(a) C R X = C R (X ).
¡ X\
∈F ¢ X[ ∈F
(b) C R X = C R (X ).
X ∈F X ∈F

Demostración. (a)
¡[ ¢ [
CR X =R− X (def. de complemento)
X ∈F X ∈F
\
= (R − X ) (teorema 26(a))
X ∈F
\
= C R (X ). (def. de complemento)
X ∈F
78 II. Introducción a la teoría de conjuntos

¡\ ¢ \
CR X =R− X (def. de complemento)
X ∈F X ∈F
[
= (R − X ) (teorema 26(b))
(b) X ∈F
[
= C R (X ). (def. de complemento)
X ∈F

Vamos ahora a generalizar el teorema 14 al caso en que tengamos


uniones o intersecciones arbitrarias de conjuntos:

Teorema 28

Sea F una
[ familia no vacía
[ de conjuntos. Entonces,
(a) P (X ) ⊆ P ( X ).
X\
∈F X\
∈F
(b) P (X ) = P ( X ).
X ∈F X ∈F

Demostración. La demostración de (a) queda como ejercicio.

(b) Si x ∈ X ∈F P (X ), entonces, para todo A ∈ F , se tiene que


T

x ∈ P (A); es decir, para todo A ∈ F , tenemos que x ⊆ A y esto,


T
gracias al teorema 24(d), implica que x ⊆ X ∈F X ; es decir, x ∈
P ( X ∈F X ). Tenemos así que X ∈F P (X ) ⊆ P ( X ∈F X ).
T T T

Para la otra contenencia, si y ∈ P ( X ∈F X ), entonces y ⊆ X ∈F X


T T

y el teorema 24(c) nos lleva entonces a que, para todo A ∈ F , se


tiene que y ⊆ A; es decir, para todo A ∈ F , tenemos y ∈ P (A) con
lo que y ∈ X ∈F P (X ). Tenemos así que P ( X ∈F X ) ⊆ X ∈F P (X ).
T T T

Terminamos esta sección con una generalización del teorema 23:


II. Introducción a la teoría de conjuntos 79

Teorema 29

Sea F una familia no vacía de conjuntos y sea M un con-


junto cualquiera. Entonces
¡[ ¢ [
(a) M × X = (M × X ).
¡ X\
∈F ¢ X\ ∈F
(b) M × X = (M × X ).
X ∈F X ∈F

La demostración de este teorema queda como ejercicio.

Nota. En los teoremas anteriores hemos pedido que la familia F


sea no vacía; esta restricción solamente se requiere para las partes
de los teoremas en que intervienen intersecciones.

Para el caso de las uniones, los resultados siguen siendo válidos


incluso si la familia F es la familia vacía. Invitamos al lector a que
realice las verificaciones correspondientes.
80 II. Introducción a la teoría de conjuntos

II.7 Familias indizadas


Cuando se consideran colecciones de conjuntos, es a menudo útil
tener otra manera de referirnos a estas colecciones y a sus unio-
nes e intersecciones: utilizando familias indizadas.

En esta sección presentamos esta alternativa y reformulamos los


teoremas que vimos para el caso de colecciones arbitrarias, al ca-
so de las familizas indizadas de conjuntos.

Definición

Sea I un conjunto no vacío y supongamos que, para ca-


da i ∈ I , tenemos un conjunto A i . La familia de conjuntos
{A i | i ∈ I } o {A i }i ∈I se denomina una familia (o colección)
indizada de conjuntos; el conjunto I es el conjunto de ín-
dices.

Definición

Si {A i }i ∈I es una familia indizada de conjuntos, la unión de


S
los A i se denota i ∈I A i y está dada de la manera siguiente:
[
A i = {x | (∃ j ∈ I )(x ∈ A j )}.
i ∈I

Tenemos así que


[
x∈ A i si y solo si existe j ∈ I tal que x ∈ A j .
i ∈I

Definición

Si {A i }i ∈I es una familia indizada de conjuntos, la intersec-


T
ción de los A i se denota i ∈I A i y está dada de la manera
II. Introducción a la teoría de conjuntos 81

siguiente: \
A i = {x | (∀i ∈ I )(x ∈ A i )}.
i ∈I

Tenemos así que


\
x∈ A i si y solo si, para todo i ∈ I , se tiene que x ∈ A i .
i ∈I

Nuestro siguiente resultado es la reformulación del teorema 24


para familias indizadas:

Teorema 30

Si {A i }i ∈I es una familia indizada de conjuntos, entonces


S
(a) A k ⊆ i ∈I A i , para todo k ∈ I .
(b) Si M es un conjunto tal que A k ⊆ M , para todo k ∈ I ,
S
entonces i ∈I A i ⊆ M .
T
(c) i ∈I A i ⊆ A k , para todo k ∈ I .
(d) Si N es un conjunto tal que N ⊆ A k , para todo k ∈ I ,
S
entonces N ⊆ i ∈I A i .

Demostración. (a) Si x ∈ A k , para algún k ∈ I , entonces inmedia-


S
tamente x ∈ i ∈I A i .
S
(b) Si x ∈ i ∈I A i , entonces existe j ∈ I tal que x ∈ A j . Por hipóte-
sis, A j ⊆ M , así que obtenemos x ∈ M .
T
(c) Si x ∈ i ∈I A i , entonces, para todo i ∈ I , se tiene que x ∈ A i ; es
decir, x ∈ A k , para todo k ∈ I .

(d) Si x ∈ N , entonces, para todo i ∈ I , se tiene que x ∈ A (pues,


T
por hipótesis, N ⊆ A i , para todo i ∈ I ) y así, x ∈ i ∈I A i . ■

Presentamos ahora la generalizamos de las leyes distributivas pa-


ra familias indizadas (ver el teorema 25):
82 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Teorema 31

Sea {A i }i ∈I una familia indizada de conjuntos y sea M un


conjunto cualquiera.[Entonces
¡[ ¢
(a) M ∩ A i = (M ∩ A i ).
i ∈I
¡\ ¢ i\
∈I
(b) M ∪ A i = (M ∪ A i ).
i ∈I i ∈I

¡S ¢ S
Demostración. (a) Si x ∈ M ∩ i ∈I A i , entonces x ∈ M y x ∈ i ∈I A i ,
con lo que x ∈ A j , para algún j ∈ I . Obtenemos así que x ∈ M ∩
S
A y, como M ∩ A j ⊆ i ∈I (M ∩ A i ) (teorema 30(a)), entonces x ∈
Sj ¡S ¢ S
i ∈I (M ∩ A i ). Tenemos así que M ∩ i ∈I A i ⊆ i ∈I (M ∩ A i ).
S
Para la otra contenencia, si y ∈ i ∈I (M ∩ A i ), entonces y ∈ M ∩
A k , para algún k ∈ I ; es decir, y ∈ M y y ∈ A k , para algún k ∈ I .
S
Ahora bien, por el teorema 30(a) sabemos que A k ⊆ i ∈I A i , así
S S
que y ∈ M y y ∈ i ∈I A i con lo que y ∈ M ∩ i ∈I A i . Tenemos así
S ¡S ¢
que i ∈I (M ∩ A i ) ⊆ M ∩ i ∈I A i .

La demostración de (b) queda como ejercicio. ■

Formulamos ahora, para familias indizadas, el equivalente al teo-


rema 26:

Teorema 32

Sea {A i }i ∈I una familia indizada de conjuntos y sea M un


conjunto cualquiera.\Entonces
¡[ ¢
(a) M − A i = (M − A i ).
i ∈I
¡\ ¢ i[
∈I
(b) M − A i = (M − A i ).
i ∈I i ∈I

La demostración de este teorema queda como ejercicio.


II. Introducción a la teoría de conjuntos 83

Tenemos las leyes de De Morgan generalizadas en su versión para


familias indizadas (ver teorema 27):

Teorema 33

Sea R un conjunto referencial y sea {A i }i ∈I una familia no


vacía de conjuntos tales que A i ⊆ R, para todo i ∈ I . Enton-
ces
¡[ ¢ \
(a) C R A i = C R (A i ).
i ∈I
¡\ ¢ i[
∈I
(b) C R A i = C R (A i ).
i ∈I i ∈I

Demostración. (a)
¡[ ¢ [
CR Ai = R − Ai (def. de complemento)
i ∈I i ∈I
\
= (R − A i ) (teorema 32(a))
i ∈I
\
= C R (A i ). (def. de complemento)
i ∈I

¡\ ¢ \
CR Ai = R − Ai (def. de complemento)
i ∈I i ∈I
[
= (R − A i ) (teorema 32(b))
(b) i ∈I
[
= C R (A i ). (def. de complemento)
i ∈I

El teorema 14 visto ahora para familias indizadas (ver teorema 28):


84 II. Introducción a la teoría de conjuntos

Teorema 34

Sea {A[i }i ∈I una familia [indizada de conjuntos. Entonces,


(a) P (A i ) ⊆ P ( A i ).
i\∈I i\
∈I
(b) P (A i ) = P ( A i ).
i ∈I i ∈I

Demostración. La demostración de (a) queda como ejercicio.

(b) Si x ∈ i ∈I P (A i ), entonces x ∈ P (A i ), para todo i ∈ I ; de


T

aquí, x ⊆ A i , para todo i ∈ I y entonces el teorema 30(d) nos lle-


va a que x ⊆ i ∈I A i ; es decir, x ∈ P ( i ∈I A i ). Tenemos así que
T T

i ∈I P (A i ) ⊆ P ( i ∈I A i ).
T T

Para la otra contenencia, si x ∈ P ( i ∈I A i ), entonces x ⊆ i ∈I A i


T T

lo cual implica, por el teorema 30(c), que x ⊆ A i , para todo i ∈ I ,


con lo que x ∈ P (A i ), para todo i ∈ I ; es decir, x ∈ i ∈I P (A i ).
T

Tenemos así que P ( i ∈I A i ) ⊆ i ∈I P (A i ).


T T

La generalización del teorema 23 al caso de familizas indizadas de


conjuntos es la siguiente:

Teorema 35

Sea {A i }i ∈I una familia indizada de conjuntos y sea M un


conjunto cualquiera.[Entonces
¡[ ¢
(a) M × A i = (M × A i ).
i ∈I
¡\ ¢ i\
∈I
(b) M × A i = (M × A i ).
i ∈I i ∈I

La demostración de este teorema queda como ejercicio.


Capítulo III

Relaciones

85
86 III. Relaciones

III.1 Relaciones-Primera parte

Damos comienzo al tercer capítulo de nuestro curso, dedicado al


estudio de las relaciones binarias que es, sin lugar a dudas, fun-
damental para la matemática actual.

En esta primera sección vamos a dar las definiciones iniciales y


mostraremos un resultado sobre la unión de relaciones. Mucho
del trabajo que hagamos en este capítulo nos será de gran utilidad
al hablar de funciones en el próximo capítulo.

Definición

Dados dos conjuntos A y B , una relación (binaria) S de A


en B es un subconjunto de A × B .
A es el conjunto de salida de la relación S y B es el conjunto
de llegada de S.

Ejemplo

1. Si A y B son conjuntos arbitrarios, siempre se tiene


; ⊆ A × B y A × B ⊆ A × B , así que siempre tenemos
las relaciones ; (la relación vacía de A en B ) y A × B ,
como relación de A en B .
2. Si A y B son conjuntos finitos con |A| = m y |A| = n, el
número total de relaciones de A en B se obtiene con-
tando cuántos subconjuntos tiene A × B ; es decir, la
cantidad total de relaciones de A en B es el cardinal
de P (A × B ) y, según vimos, este número es

|P (A × B )| = 2|A×B | = 2mn .
III. Relaciones 87

III.1.1 Dominio y rango

Definición

Si S es una relación A en B , definimos el dominio de S, de-


notado Dom S, como el conjunto formado por las primeras
componentes de las parejas de S; en símbolos:

Dom S = {x ∈ A | (∃y ∈ B )((x, y) ∈ S)}.

El rango de S, denotado Ran S es el conjunto formado por


las segundas componentes de las parejas de S; en símbo-
los:
Ran S = {v ∈ B | (∃u ∈ A)((u, v) ∈ S)}.

Teorema 36

Si S es una relación de A en B , entonces


(a) Dom S ⊆ A.
(b) Ran S ⊆ B .

Demostración. (a) Si x ∈ Dom S, entonces x ∈ A y existe y ∈ B tal


que (x, y) ∈ S; en particular, x ∈ A.

Las parte (b) queda como ejercicio. ■

Definición

Si A es cualquier conjunto, la relación diagonal en A, de-


notada ∆ A , está dada por

∆ A = {(x, x) ∈ A × A | x ∈ A}.
88 III. Relaciones

Ejemplo

1. Dom ; = ; y Ran ; = ;.
2. Si A y B son conjuntos no vacíos, entonces Dom(A ×
B ) = A y Ran(A × B ) = B .
3. Si A es cualquier conjunto, entonces Dom ∆ A = A y
Ran ∆ A = A.

Queda como ejercicio la verificación de las igualdades anteriores.

III.1.2 Diagramas sagitales


A menudo resulta útil representar gráficamente una relación; esto
se puede hacer utilizando, por ejemplo, un diagrama sagital. Para
una relación S de A en B :

A y B se representan con óvalos.

Los elementos de los conjuntos se representan con puntos.

Las relaciones entre elementos se representan con flechas:


se traza una flecha de x ∈ A a y ∈ B si (x, y) ∈ S.

A B

El diagrama corresponde a la
a α relación S de A = {a, b, c} en
B = {α, β, γ} dada por
b β

γ S = {(a, α), (a, γ), (c, γ)}.


c

Cerramos esta sección con un resultado acerca de la unión de re-


laciones que utilizaremos cuando hablemos de funciones. Para
III. Relaciones 89

el caso de la intersección de relaciones se puede formular un re-


sultado similar; invitamos al lector a formular y demostrar este
resultado.

Teorema 37

Si S es una relación de A en B y T es una relación de C en


D, entonces S ∪ T es relación de A ∪C en B ∪ D.

Demostración. Veamos que S ∪ T ⊆ (A ∪ C ) × (B ∪ D): si z ∈ S ∪


T , entonces z ∈ S o z ∈ T . Si z ∈ S, entonces z ∈ A × B (pues S ⊆
A × B ) y así, z = (x, y) con x ∈ A y y ∈ B . Usando el teorema 5(a),
obtenemos entonces que x ∈ A ∪ C y y ∈ B ∪ D con lo que z =
(x, y) ∈ (A ∪C ) × (B ∪ D).

De manera similar, si z ∈ T , entonces z ∈ C × D (pues T ⊆ C × D) y


así, z = (u, v) con u ∈ C y v ∈ D. Usando el teorema 5(a), obtene-
mos entonces que u ∈ A ∪ C y v ∈ B ∪ D con lo que, nuevamente,
z = (u, v) ∈ (A ∪C ) × (B ∪ D).

Hemos visto así que S ∪ T ⊆ (A ∪C ) × (B ∪ D). ■


90 III. Relaciones

III.2 Relaciones-Segunda parte


Vamos a introducir, en la primera parte de esta sección, las dos
operaciones más importantes al trabajar con relaciones: la com-
posición y la inversión. Examinaremos además sus propiedades
fundamentales. Cuando estudiemos funciones, el trabajo aquí rea-
lizado nos será tremendamente útil.

En la segunda parte, presentaremos las propiedades eventuales


que puede tener una relación de un conjunto en sí mismo.

III.2.1 Composición

Definición

Sean S una relación de A en B y T una relación de B en C .


La (relación) compuesta de T con S, denotada T ◦ S, es la
relación de A en C dada por
¡ ¢
T ◦ S = {(x, y) ∈ A ×C | (∃v ∈ B ) (x, v) ∈ S ∧ (v, y) ∈ T }.

Teorema 38

Sean R una relación de A en B , S una relación de B en C y


T una relación de C en D. Entonces

T ◦ (S ◦ R) = (T ◦ S) ◦ R.

Demostración. (x, y) ∈ T ◦ (S ◦ R) si y solo si existe p ∈ C tal que


(x, p) ∈ S ◦ R y (p, y) ∈ T lo cual equivale a que existen p ∈ C y
q ∈ B tales que (x, q) ∈ R, (q, p) ∈ S y (p, y) ∈ T y esto, a su vez, se
tiene si y solo si existe q ∈ B tal que (x, q) ∈ R y (q, y) ∈ T ◦ S que
equivale a decir que (x, y) ∈ (T ◦ S) ◦ R. ■
III. Relaciones 91

Teorema 39

Si S es una relación de A en B y T es una relación de B en


C , entonces

T ◦ ∆B = T y ∆B ◦ S = S.

Demostración. Vamos a probar la primera igualdad; la prueba de


la segunda es completamente análoga y queda como ejercicio:

Si (x, y) ∈ T ◦∆B , entonces existe w ∈ B tal que (x, w) ∈ ∆B y (w, y) ∈


T . Por definición de la relación diagonal, tenemos x = w y así,
(x, y) = (w, y) ∈ T probando que T ◦ ∆B ⊆ T .

Para la otra contenencia, si (x, y) ∈ T , entonces (x, x) ∈ ∆B y así,


(x, y) ∈ T ◦ ∆B . ■

III.2.2 Inversión

Definición

Si S es una relación de A en B , su relación inversa, deno-


tada S −1 , es la relación de B en A obtenida al intercambiar
las componentes de todas las parejas de S; en símbolos:

S −1 = {(x, y) ∈ B × A | (y, x) ∈ S}.


92 III. Relaciones

III.2.3 Composición e inversión

Teorema 40

Si S es una relación de A en B y T es una relación de B en


C , entonces
(a) (S −1 )−1 = S.
(b) (T ◦ S)−1 = S −1 ◦ T −1 .

Demostración. La demostración de la parte (a) queda como ejer-


cicio.

(b) (x, y) ∈ (T ◦ S)−1 si y solo si (y, x) ∈ T ◦ S que equivale a que


existe w ∈ B tal que (y, w) ∈ S y (w, x) ∈ T lo cual sucede si y solo
si existe w ∈ B tal que (x, w) ∈ T −1 y (w, y) ∈ S −1 y esto equivale a
tener que (x, y) ∈ S −1 ◦ T −1 ■
III. Relaciones 93

III.3 Relaciones en un conjunto


Vamos ahora a centrar nuestra atención en relaciones cuyos con-
juntos de salida y de llegada coinciden; son este tipo de relaciones
las que nos interesarán al hablar de relaciones de orden y de rela-
ciones de equivalencia.

III.3.1 Propiedades eventuales


Como mencionamos, en lo que sigue, vamos a considerar rela-
ciones cuyos conjuntos de salida y de llegada coinciden; en este
caso, en lugar de decir que S es una relación de A en A, decimos
simplemente que S es una relación en A.

Definición

Si S es una relación en A, decimos que S es


reflexiva, si (x, x) ∈ S, para todo x ∈ A.
simétrica, si (x, y) ∈ S implica (y, x) ∈ S, para todos
x, y ∈ A.
transitiva, si (x, y) ∈ S y (y, z) ∈ S implica (x, z) ∈ S,
para todos x, y, z ∈ A.
antisimétrica, si (x, y) ∈ S y (y, x) ∈ S implica x = y,
para todos x, y ∈ A.

Teorema 41

Si S es una relación en A, entonces


(a) S es reflexiva si y solo si ∆ A ⊆ S.
(b) S es simétrica si y solo si S −1 = S.
(c) S es transitiva si y solo si S ◦ S ⊆ S.
(d) S es antisimétrica si y solo si S ∩ S −1 ⊆ ∆ A .

Demostración. (a) ⇒) Si (x, x) ∈ ∆ A , como S es reflexiva, es inme-


94 III. Relaciones

diato que (x, x) ∈ S.

⇐) Si x ∈ A es arbitrario, entonces (x, x) ∈ ∆ A y la hipótesis implica


que (x, x) ∈ S, con lo que S es reflexiva.

(c) ⇒) Si (x, y) ∈ S ◦ S, existe t ∈ A tal que (x, t ) ∈ S y (t , y) ∈ S; la


transitividad de S nos lleva a que entonces (x, y) ∈ S.

⇐) Si tenemos (x, y) ∈ S y (y, z) ∈ S entonces (x, z) ∈ S ◦S y la hipó-


tesis implica que (x, z) ∈ S, con lo que S es transitiva.

Las pruebas de (b) y (d) quedan como ejercicio. ■

Definición

Una relación S en A es una relación de equivalencia en A


si S es simultáneamente reflexiva, simétrica y transitiva.
Una relación S en A es una relación de orden parcial en A
(o un orden parcial en A) si S es simultáneamente reflexi-
va, antisimétrica y transitiva.
III. Relaciones 95

III.4 Relaciones de equivalencia y


particiones
Mathematics compares the most diverse
phenomena and discovers the secret
analogies that unite them.

Joseph Fourier

En esta sección nos ocupamos de las relaciones de equivalencia.


Como vamos a ver, con la ayuda de las relaciones de equivalencia,
podemos llevar a cabo una de las construcciones más importan-
te y ubicua de la matemática: la de conjunto cociente. Veremos
también que, en esencia, las relaciones de equivalencia y las par-
ticiones de un conjunto son dos caras de una misma moneda.

III.4.1 Clases de equivalencia

Si S es una relación de equivalencia en A, en lugar de escribir


(x, y) ∈ S, escribiremos x ∼S y o simplemente x ∼ y si no hay ries-
go de confusión y diremos que x es equivalente a y (según S).

Así pues, para una relación de equivalencia S en A tenemos lo


siguiente:

1. x ∼ x, para todo x ∈ A (reflexividad).

2. x ∼ y implica y ∼ x, para todos x, y ∈ A (simetría).

3. x ∼ y y y ∼ z implica x ∼ z, para todos x, y, z ∈ A (transitivi-


dad).
96 III. Relaciones

Definición

Sea S una relación de equivalencia en A. Para todo x ∈ A


definimos la clase (de equivalencia) de x (según S), deno-
tada [x]S , o simplemente [x] si no hay riesgo de confusión,
como el conjunto de todos los elementos de A que son
equivalentes a x; en símbolos:

[x]S = {y ∈ A | x ∼S y}.
[x] = {y ∈ A | x ∼ y}.

El siguiente resultado muestra las propiedades más importantes


de las clases de equivalencia determinadas por una relación de
equivalencia sobre un conjunto.

Teorema 42

Sea S una relación de equivalencia en A. Entonces,


(a) x ∈ [x], para todo x ∈ A. En particular, x 6= ;, para
todo x ∈ A.
(b) x ∼ y si y solo si x ∈ [y] si y solo si [x] = [y].
(c) [x] ∩ [y] 6= ; implica [x] = [y].
S
(d) x∈A [x] = A.

Demostración. (a) Si x es cualquier elemento de A, la reflexividad


de S implica que x ∼ x y así, x ∈ [x] con lo que, en particular, [x] 6=
;.

(b) Claramente x ∼ y si y solo si x ∈ [y] (también si y solo si y ∈


[x]). Probemos entonces que [x] = [y] si y solo si x ∈ [y]: si [x] =
[y], entonces x ∈ [x] nos lleva a x ∈ [y]. Recíprocamente, si supo-
nemos x ∈ [y], tenemos que x ∼ y; veamos que entonces [x] = [y]:
si z ∈ [x], tenemos que z ∼ x y esto, junto con x ∼ y nos lleva, por
transitividad de S, a que z ∼ y; es decir, z ∈ [y]. La prueba de la
III. Relaciones 97

otra contenencia es similar.

(c) Si tenemos z ∈ [x] ∩ [y], entonces, por la parte (b), z ∼ x y z ∼ y


que nos lleva, gracias a la simetría y a la transitividad de S, a que
x ∼ y y, nuevamente por la parte (b), esto implica que [x] = [y].

(d) Como, para todo x ∈ A, se tiene [x] ⊆ A, el teorema 24(b) im-


S
plica que x∈A [x] ⊆ A. La otra contenencia se desprende de que
S
si x es cualquier elemento de A, entonces x ∈ [x] ⊆ x∈A [x]. ■

III.4.2 Conjunto cociente


Si S es una relación de equivalencia en A, el conjunto de las cla-
ses de equivalencia de los elementos de A se denota A/∼S o sim-
plemente A/∼, si no hay riesgo de confusión, y se denomina el
cociente de A por S o también, A partido S:

A/∼S = {u ∈ P (A) | (∃x ∈ A)(u = [x])}.

o simplemente

A/∼S = {[x] | x ∈ A}.

La construcción de conjunto cociente que acabamos de presentar


es fundamental para toda la matemática.

III.4.3 Relaciones de equivalencia y particiones

Definición

Los conjuntos de una colección C se dicen disjuntos dos a


dos (o mutuamente disjuntos o disjuntos por pares) si dos
conjuntos distintos cualesquiera de la colección siempre
98 III. Relaciones

son disjuntos; en símbolos:

los conjuntos de la colección C son disjuntos dos a dos


si y solo si
A 6= B implica A ∩ B = ;, para todos A, B ∈ C .

Definición

Dado un conjunto no vacío A, una partición de A es una


colección C de subconjuntos no vacíos de A, disjuntos dos
a dos y tal que C = A.
S

Los elementos de una partición C se denominan bloques


de C .

Ejemplo

Si A = {a, b, c, d , e. f }, entonces

C 1 = {a}, {b}, {c}, {d }, {e}, { f }


© ª

C 2 = {a, d , f }, {b, e}, {c}


© ª

C 3 = {a, b, c, d , e, f }
© ª

son particiones para A.

Ejemplo

D1 = {{x} | x ∈ Z}
D2 = {x ∈ Z | x < 0}, {0}, {x ∈ Z | x > 0}
© ª

D3 = {x ∈ Z | x es par}, {x ∈ Z | x es impar}
© ª

D4 = {Z}
III. Relaciones 99

son particiones para Z.

III.4.4 Relaciones de equivalencia y particiones

Teorema 43

Si S es una relación de equivalencia en A, entonces el con-


junto cociente A/∼S es una partición de A.

Demostración. El teorema 42 muestra precisamente que

A/∼S = {[x]S | x ∈ A}

es una partición de A (la partición inducida por S) en la que los


bloques son precisamente las clases de equivalencia determina-
das por S. ■

Teorema 44

Sea C una partición de un conjunto A y definamos

S C = {(x, y) ∈ A × A | (∃B ∈ C )(x ∈ B ∧ y ∈ B )}.

Entonces, S C es una relación de equivalencia en A y C es


la partición inducida por S.

Demostración. Veamos que S C es relación de equivalencia:

Reflexividad: sea x ∈ A, arbitrario. Ya que A = C , tenemos que


S

existe B ∈ C tal que x ∈ B . Con esto, existe B ∈ C tal que x ∈ B y


x ∈ B ; es decir, (x, x) ∈ S C .
100 III. Relaciones

Simetría: supongamos (x, y) ∈ S C . Existe entonces B ∈ C tal que


x ∈ B y y ∈ B ; pero entonces, existe B ∈ C tal que y ∈ B y x ∈ B , es
decir, (y, x) ∈ S C .

Transitividad: supongamos (x, y) ∈ S C y (y, z) ∈ S C . Existen en-


tonces bloques B,C ∈ C tal que x ∈ B , y ∈ B , y ∈ C y z ∈ C ; de aquí,
y ∈ B ∩ C y esto implica que B = C con lo que tenemos un bloque
B ∈ C tal que x ∈ B y z ∈ B , es decir, (x, z) ∈ S C .

Para terminar, sabemos que para todo x ∈ A existe un único blo-


que B ∈ C tal que x ∈ B ; veamos que ese B es precisamente [x]S C :
tenemos que w ∈ B si y solo si (w, x) ∈ S C y esto sucede si y solo si
w ∈ [x]S C . Con esto tenemos que, en efecto, B = [x]S C . ■

Los dos teoremas anteriores nos dicen que relaciones de equiva-


lencia y particiones son, en esencia, lo mismo, en el sentido de
que a cada relación de equivalencia definida sobre un conjunto A
le corresponde una única partición de A y viceversa.

Si C es una partición de A, la relación de equivalencia S C aso-


ciada a C está determinada por los bloques de la partición: dos
elementos de A están relacionados según S C si y solo si los dos
elementos pertenecen a un mismo bloque de C .

Recíprocamente, si S es una relación de equivalencia en A, la par-


tición C S asociada a S es precisamente el cociente A/∼S y los blo-
ques son las clases de equivalencia determinadas por S.

S C es la relación de equivalencia asociada a C si y solo si C S es la


partición asociada a S.

A continuación presentamos un ejemplo de una relación de equi-


valencia y su conjunto cociente asociado que están detrás de la
aritmética modular (introducida en 1801 por Carl Friedrich Gauss
en su libro «Disquisitiones Arithmeticae»).
III. Relaciones 101

Ejemplo ♣: la congruencia módulo k

Dado un entero positivo k fijo, definimos en Z la siguiente


relación:
x ≡ y (mód k) si y solo si x − y = kl , para algún l ∈ Z.
En palabras, «x es congruente con y módulo k (es decir, x
se relaciona con y) si y solo si la resta x − y es un múltiplo
de k». Por ejemplo, 7 ≡ −2 (mód 3), −5 ≡ 11 (mód 8), pero
7 6≡ 2 (mód 3) y 5 6≡ −5 (mód 4).
Veamos que la congruencia módulo k es una relación de
equivalencia:
Reflexividad: si x es un entero arbitrario, x −x = 0 = k0, que
muestra que x ≡ x (mód k), para todo entero x.
Simetría: si x ≡ y (mód k), entonces x − y = kl , con l ∈ Z
y, multiplicando ambos miembros por −1, resulta y − x =
k(−l ) con −l ∈ Z, que muestra que y ≡ x (mód k).
Transitividad: si x ≡ y (mód k) y y ≡ z (mód k), entonces
x − y = kl y y − z = km, con l , m ∈ Z; sumando miembro a
miembro, resulta x − z = k(l + m) y l + m ∈ Z, que muestra
que x ≡ z (mód k).
Ya que 2k ≡ k (mód k) y k ≡ 2k (mód k) pero 2k 6= k, tene-
mos que la relación no es antisimétrica.
Ya que nuestra relación de congruencia módulo k es una
relación de equivalencia, vamos a hallar el cociente Z/(≡
(mód k)).
En primer lugar, notemos que dos elementos distintos del
conjunto {0, 1, . . . , k −1} no pueden ser congruentes módu-
lo k: en efecto, si tomamos m, n ∈ {0, 1, . . . , k−1}, con m 6= n,
entonces 0 < m − n < k y esto muestra que m y n no pue-
den ser congruentes módulo k.
En segundo lugar, veamos que todo entero m es congruen-
te módulo k con un único entero del conjunto {0, 1, . . . , k −
102 III. Relaciones

1}: esto es consecuencia inmediata del teorema de la divi-


sión entera. Si m es cualquier entero, existen enteros úni-
cos q y r tales que

m = qk + r, con 0 ≤ r < k.

Tenemos entonces que m−r = kq, para q ∈ Z, es decir, m ≡


r (mód k) y r ∈ {0, 1, . . . , k − 1}. La unicidad se desprende de
la unicidad de q y r .
Resulta así que el cociente de los enteros por la congruen-
cia módulo k está dado por

Z/(≡ (mód k)) = {[0]k , [1]k , . . . , [k − 1]k }.

Este conjunto Z/(≡ (mód k)) se denomina «conjunto de


enteros módulo k» y es usual denotarlo simplemente Zk .
Estos enteros módulo k son fundamentales y el lector los
encontrará nuevamente en sus cursos de álgebra.
A manera de ejemplo, si k = 3, tenemos que Z/(≡
(mód 3)) = {[0]3 , [1]3 , [2]3 }, en donde

[0]3 = {x ∈ Z | x ≡ 0 (mód 3)}


= {x ∈ Z | x − 0 = 3l , para algún l ∈ Z}
= {x ∈ Z | x = 3l , para algún l ∈ Z}.
[1]3 = {x ∈ Z | x ≡ 1 (mód 3)}
= {x ∈ Z | x − 1 = 3l , para algún l ∈ Z}
= {x ∈ Z | x = 3l + 1, para algún l ∈ Z}.
[2]3 = {x ∈ Z | x ≡ 2 (mód 3)}
= {x ∈ Z | x − 2 = 3l , para algún l ∈ Z}
= {x ∈ Z | x = 3l + 2, para algún l ∈ Z}.
III. Relaciones 103

[0]3 = {. . . , −9, −6, −3, 0, 3, 6, 9, . . .}.


[1]3 = {. . . , −8, −5, −2, 1, 4, 7, 10, . . .}.
[2]3 = {. . . , −7, −4, −1, 2, 5, 8, 11, . . .}.
104 III. Relaciones

III.5 Relaciones de orden-Primera parte

When the relations which enter the


definition of a structure are “laws of
composition,” the corresponding structure
is called an algebraic structure ... Another
important type is furnished by the
structures defined by an order relation; ...
We want to say a few words about a third
large type of structures, viz. topological
structures (or topologies)...

Nicolas Bourbaki
The Architecture of Mathematics, pp. 227

Comenzamos en esta sección nuestro estudio de las relaciones de


orden. Damos las definiciones iniciales e introducimos las nocio-
nes de máximo, mínimo, maximales, minimales, cotas superiores,
cotas inferiores, supremo e ínfimo.

Recordemos que una relación S en un conjunto A es una relación


de orden parcial en A si S es simultáneamente reflexiva, antisimé-
trica y transitiva.

Para una relación de orden parcial es usual utilizar el símbolo ¹


en lugar de S y se escribe x ¹ y (leído «x precede a y» o «x es
menor o igual que y») para indicar que (x, y) ∈ S.

Usamos también y º x (leído «y sucede a x» o «y es mayor o igual


que x») para indicar que x ¹ y.

Si x ¹ y y además x 6= y, decimos que «x precede estrictamente a


y» y escribimos x ≺ y.

Si y º x y además x 6= y, decimos que «y sucede estrictamente a


x» y escribimos y  x.
III. Relaciones 105

Definición

El par (A, ¹), en donde ¹ es un orden parcial sobre A, se


denomina conjunto parcialmente ordenado; en inglés se
usa poset (acrónimo de «partially ordered set»).

Tenemos así que, para un conjunto parcialmente ordenado (A, ¹),

1. x ¹ x, para todo x ∈ A (reflexividad).

2. x ¹ y y y ¹ x implica x = y, para todos x, y ∈ A (antisime-


tría).

3. x ¹ y y y ¹ z implica x ¹ z, para todos x, y, z ∈ A (transitivi-


dad).

Definición

Sea (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado; decimos


que dos elementos a y b de A son comparables según ¹
si a ¹ b o b ¹ a; en caso contrario, a y b se dicen incompa-
rables según ¹.
Un conjunto parcialmente ordenado (A, ¹) se denomina
un orden total (u orden lineal o cadena) si no existen en
A elementos incomparables según ¹; en otras palabras, si
todo par de elementos de A son comparables según ¹.

Ejemplo

1. Tomemos (N, ≤), (Z, ≤), (Q, ≤), (R, ≤) en donde, en


cada caso, ≤ representa el orden usual. Estos cuatro
conjuntos parcialmente ordenados corresponden a
órdenes totales.
2. Tomemos P (A) y consideremos la relación de con-
106 III. Relaciones

tenecia entre subconjuntos de A. Las partes (a), (b) y


(c) del teorema 1 muestran que la contenencia es re-
flexiva, antisimétrica y transitiva. Así pues, tenemos
un conjunto parcialmente ordenado (P (A), ⊆). Si A
tiene más de un elemento, el orden dado por la con-
tenencia sobre los subconjuntos de A no es total.
3. Tomemos A = N − {0} y consideremos la relación de
divisibilidad entre naturales no nulos, denotada con
un trazo vertical y definida por

m |n si y solo si n = mp, para algún p ∈ A.

Veamos que la divisibilidad es, en efecto, un orden


parcial sobre A.
Reflexividad: si m ∈ A, entonces m = m1, con lo que
m | m, para todo m ∈ A.
Antisimetría: si m, n ∈ A son tales que m | n y n | m,
entonces n = mp y m = nq, para p, q ∈ A; de aquí,
n = (nq)p = n(q p) que implica que q p = 1 con lo
que q = p = 1 y así, n = mp = m1 = m.
Transitividad: si l , m, n ∈ A son tales que l | m y m | n,
entonces m = l p y n = mq, para p, q ∈ A; de aquí,
n = mq = (l p)q = l (pq) y pq ∈ A; es decir, l | n.
Tenemos así el conjunto parcialmente ordenado
(A, |); este orden no es total pues 2 y 5, por ejemplo,
son incomparables.
Si consideramos el subconjunto P = {2k | k ∈ A} de
potencias enteras positivas de 2, entonces (P, |) es
una cadena.
III. Relaciones 107

III.5.1 Diagramas de Hasse

En un diagrama de Hasse para (A, ¹), cada elemento del conjun-


to A se representa mediante un punto y se dibuja un trazo ascen-
dente de x a y si x ≺ y y no existe z ∈ A con x ≺ z ≺ y.

Los diagramas de Hasse eliminan información redundante:

No incluyen los ciclos de los elementos de A (se sobrentien-


de que el orden parcial es reflexivo).

No se incluyen los trazos que se deducen de la transitividad


de la relación.

Ejemplo

Consideremos un diagrama de Hasse para (P ({0, 1, 2}), ⊆


):´
{0, 1, 2}

{0, 1} {0, 2} {1, 2}

{0} {1} {2}

Ejemplo

Consideremos un diagrama de Hasse para el conjunto de


divisores de 60 ordenado por divisibilidad:
108 III. Relaciones

60

30 20 12

15 10 6 4

5 3 2

III.5.2 Máximo, mínimo, maximales, minimales

Definición

Sea (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado.


Un elemento m ∈ A es un minimal en A si, para todo
x ∈ A, el tener x ¹ m implica x = m (es decir, m es un
minimal en A si m ∈ A y no existen en A elementos
que precedan estrictamente a m).
Un elemento n ∈ A es un maximal en A si, para todo
x ∈ A, el tener n ¹ x implica x = n (es decir, n es un
maximal en A si n ∈ A y no existen en A elementos
que sucedan estrictamente a n).

Definición

Sea (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado.


Un elemento a ∈ A es el mínimo de A si, para todo
x ∈ A, se tiene a ¹ x; escribimos a = mı́n A.
Un elemento b ∈ A es el máximo de A si, para todo
x ∈ A, se tiene x ¹ b; escribimos b = máx A.
III. Relaciones 109

Teorema 45

Sea (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado. Entonces,


(a) Si (A, ¹) tiene mínimo, este es único (y es además, el
único minimal de A).
(b) Si (A, ¹) tiene máximo, este es único (y es además, el
único maximal de A).

Demostración. (a) Si a y a 0 son mínimos, entonces a ¹ a 0 (pues a


es mínimo) y también a 0 ¹ a (pues a 0 es mínimo); por antisime-
tría, resulta a = a 0 .

Además, es claro que si a = mı́n A, entonces a es minimal; si A


tuviese otro minimal b 6= a, por ser a el mínimo, se tendría a ¹ b
que, junto con b 6= a, implica a ≺ b y esto contradice el que b sea
minimal.

La prueba de (b) es análoga y queda como ejercicio. ■

Teorema 46

(a) Si (A, ¹) tiene mínimo a y B es un subconjunto de A


tal que B también tiene mínimo b, entonces a ¹ b.
(b) Si (A, ¹) tiene máximo c y B es un subconjunto de A
tal que B también tiene máximo d , entonces d ¹ c.

Demostración. (a) Como a = mı́n A, entonces a ¹ x, para todo


x ∈ A; en particular, a ¹ b, pues b ∈ B ⊆ A.

La demostración de la parte (b) queda como ejercicio. ■


110 III. Relaciones

Ejemplo

1. Consideremos (N, ≤) el conjunto de números na-


turales con su orden usual. Entonces, mı́n N = 0 y
máx N no existe; el único minimal es 0 y no hay ele-
mentos maximales.
2. Si consideramos ahora (Z, ≤) el conjunto de núme-
ros enteros con su orden usual. Entonces, ni mı́n N
ni máx N existen y no hay ni minimales ni maxima-
les.
En los ejemplos que siguen, damos un conjunto parcial-
mente ordenado utilizando su diagrama de Hasse.
d e A no tiene máximo.
mı́n A = a.
a es el único minimal de
3. b c
A.
d y e son los maximales
a de A.
e f
A no tiene máximo.
A no tiene mínimo.
4. c d a y b son los minimales de A.
d y e son los maximales de A.
a b
5. Consideremos (P (A), ⊆) el conjunto de partes de
un conjunto fijo A y ordenemos los subconjuntos
de A por contenencia. Entonces, mı́n P (A) = ; y
máx P (A) = A; el único minimal es ; y el unico ma-
ximal es A.
III. Relaciones 111

III.5.3 Cotas superiores y cotas inferiores, sup e ínf

Definición

Sean (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado y B ⊆ A.


Una cota inferior de B en A es un elemento a ∈ A tal que
a ¹ x, para todo x ∈ B .
Una cota superior de B en A es un elemento b ∈ A tal que
x ¹ b, para todo x ∈ B .
El conjunto de todas las cotas inferiores de B en A lo de-
notamos λ A (B ) y el de todas las cotas superiores, υ A (B ).

Definición

Sean (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado y B ⊆ A.


Si el conjunto λ A (B ) de todas las cotas inferiores de B en A
tiene máximo, este máximo se denomina el extremo infe-
rior (o ínfimo o, simplemente, ínf) de B en A y lo denota-
mos ı́nf A B .
Si el conjunto υ A (B ) de todas las cotas superiores de B en
A tiene mínimo, este mínimo se denomina el extremo su-
perior (o supremo o, simplemente, sup) de B en A y lo de-
notamos sup A B .

Ejemplo

1. En el conjunto parcialmente ordenado (R, ≤) de los


números reales con el orden usual,
112 III. Relaciones

Para A = (−1, 1],


λ(A) = (−∞, −1] υ(A) = [1, +∞) ı́nf A = −1 sup A = 1
R R
Para B = (−∞, 1),
λ(B ) = ; υ(B ) = [1, +∞) ı́nf B no hay sup B = 1
R R

Ejemplo

Sean A = {a, b, c, d , e, f },
e f
B = {b, c, d , e, f } y
C = {c, d , e, f }.
2. c d λ A (C ) = {a, b}, υ A (C ) = ;,
ı́nf A C no hay, sup A C no hay.
λB (C ) = {b}, υB (C ) = ;,
a b
ı́nfB C = b, supB C no hay.

Ejemplo

3. En (P (A), ⊆), si consideramos cualquier colección


indizada F = {B i }i ∈I de subconjuntos de A, tenemos
que ı́nf F = i ∈I B i y sup F = i ∈I B i .
T S
T
En efecto, el teorema 30(c) nos dice que i ∈I B i es
cota inferior de la familia en P (A), mientras que el
teorema 30(d) nos dice que es la máxima cota infe-
rior.
S
Análogamente, el teorema 30(a) nos dice que i ∈I B i
es cota superior de la familia en P (A), mientras que
el teorema 30(b) nos dice que es la mínima cota su-
perior.
III. Relaciones 113

III.6 Relaciones de orden-Segunda parte


Continuamos nuestro estudio de las relaciones de orden parcial
sobre un conjunto. Vamos a establecer algunos de los resultados
principales sobre cotas superiores, cotas inferiores, el sup y el ínf.

III.6.1 Propiedades de las cotas, del ínf y del sup

Teorema 47

Si (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado y sean B y C


subconjuntos de A tales que B ⊆ C . Entonces,
(a) υ A (C ) ⊆ υ A (B ).
(b) λ A (C ) ⊆ λ A (B ).

Demostración. (a) Si a ∈ υ A (C ), entonces a ∈ A y x ¹ a, para todo


x ∈ C ; en particular, x ¹ a, para todo x ∈ B , pues B ⊆ C , y así,
a ∈ υ A (B ).

La demostración de la parte (b) queda como ejercicio. ■

Teorema 48

Si (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado y sean B y C


subconjuntos de A. Entonces,
(a) Si B ⊆ C y tanto ı́nf A B como ı́nf A C existen, entonces
ı́nf A C ¹ ı́nf A B .
(b) Si B ⊆ C y tanto sup A B como sup A C existen, enton-
ces sup A B ¹ sup A C .

Demostración. (a) Tenemos, gracias al terorema 47(a), que λ A (C ) ⊆


λ A (B ) y entonces, por el teorema 46(b), resulta que

ı́nf C = máx(λ A (C )) ¹ máx(λ A (B )) = ı́nf B.


A A
114 III. Relaciones

La demostración de la parte (b) queda como ejercicio. ■

Teorema 49

Sean (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado y B ⊆ A.


Entonces:
(a) B ⊆ υ(λ(B )).
(b) B ⊆ λ(υ(B )).

Demostración. (a) Si w ∈ B , entonces y ¹ w, para todo y ∈ λ(B );


esto último quiere decir precisamente que w ∈ υ(λ(B )).

La demostración de la parte (b) queda como ejercicio. ■

Teorema 50

Sean (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado y B ⊆ A.


Entonces:
(a) Si λ(B ) tiene sup en A, entonces ı́nf A B existe y
ı́nf A B = sup(λ(B )).
(b) Si υ(B ) tiene ínf en A, entonces sup A B existe y
sup A B = ı́nf(υ(B )).

Demostración. (a) Sea a = sup(λ(B )); vamos a probar que a es


cota inferior para B y que es la máxima de tales cotas.

En primer lugar, para x ∈ B arbitrario, tenemos que z ¹ x, para


todo z ∈ λ(B ); es decir, x es cota superior de λ(B ) con lo cual debe
ser a ¹ x (pues a es la mínima de las cotas superiores de λ(B ));
como esto se cumple para todo x ∈ B , concluimos que a es cota
inferior de B .

En segundo lugar, si b es cualquier otra cota inferior de B , enton-


ces b ∈ λ(B ) y esto implica inmediatamente que a º b, pues a es
III. Relaciones 115

cota superior de λ(B ).

La demostración de la parte (b) queda como ejercicio. ■

Teorema 51

Sea (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado. Las si-


guientes condiciones son equivalentes:
(a) Todo subconjunto no vacío de A que esté acotado
superiormente en A, tiene sup en A
(b) Todo subconjunto no vacío de A que esté acotado
inferiormente en A, tiene ínf en A.

Demostración. (a)⇒(b) Sea B un subconjunto no vacío de A, aco-


tado inferiormente en A; en particular, λ(B ) 6= ; y, además, todo
elemento de B es cota superior de λ(B ).

Tenemos así que λ(B ) es un subconjunto no vacío y acotado supe-


riormente en A, asi que nuestra hipótesis garantiza que sup(λ(B ))
existe. Usamos ahora el teorema 50(a) para concluir que ı́nf A B
existe y además ı́nf A B = sup(λ(B )).

La demostración de (b)⇒(a) queda como ejercicio. ■

Definición

Sea (A, ¹) un conjunto parcialmente ordenado. Decimos


que A es condicionalmente completo si satisface alguna
de las dos (y, por lo tanto, las dos) condiciones del teorema
anterior.
Es decir, A es condicionalmente completo si y solo si todo
subconjunto no vacío de A que esté acotado superiormen-
te en A, tiene sup en A si y solo si todo subconjunto no va-
cío de A que esté acotado inferiormente en A, tiene ínf en
116 III. Relaciones

A
Capítulo IV

Funciones

117
118 IV. Funciones

IV.1 Funciones

It is impossible to be a mathematician
without being a poet in soul.

Sofia Kovalévskaya

En esta sección, que es la primera del último capítulo, presentare-


mos un tipo especial de relación: las funciones; sin lugar a dudas,
otro de los conceptos fundamentales de la matemática. Mostra-
remos algunos ejemplos importantes: las funciones identidad, las
inclusiones y las funciones constantes y examinaremos el cambio
del codominio y la restricción del dominio.

IV.1.1 Definiciones y notaciones iniciales

Definición

Dados dos conjuntos A y B , una función f de A en B es


una relación de A en B tal que todo elemento de A está
relacionado mediante f con un único elemento de B .
Así pues, f es función de A en B si satisface las tres condi-
ciones siguientes:
F1. f ⊆ A × B .
F2. Dom f = A.
F3. (x, y) ∈ f y (x, z) ∈ f implica y = z, para todos x, y, z.

Teniendo en cuenta que en toda relación se tiene que el dominio


está contenido en el conjunto de salida, si ya se tiene que f es una
relación de A en B , la condicion F2 puede reeplazarse por solo la
contenencia:
A ⊆ Dom f .

Así pues, podemos reformular las tres condiciones de la manera


IV. Funciones 119

siguiente:

F1. f ⊆ A × B .
F2’. Para todo x ∈ A existe y ∈ B tal que (x, y) ∈ f .
F3. (x, y) ∈ f y (x, z) ∈ f implica y = z, para todos x, y, z.

Si f es una función de A en B , escribimos


f
f : A→B o también A −−→ B.

Definición

Si (x, y) ∈ f , decimos que y es la imagen (mediante f ) de x,


o que x es una preimagen (mediante f ) de y o que f envía
x en y y representamos este hecho usando

f
x 7−→ y o también x 7→ y.

Definición

Si f es una función de A en B , gracias a F2, el conjunto A


es igual al dominio de f (que denotamos Dom f ); el con-
junto B se denomina el codominio de f y lo denotamos
Codom f

No olvidemos que tenemos también Ran f , el rango de f , que es


el conjunto de todas las imágenes mediante f de los elementos
de A:
Ran f = {y ∈ B | (∃x ∈ A)((x, y) ∈ f )}.

Si f es función de A en B , sabemos (gracias a F2 y a F3) que cada


x ∈ A tiene una única imagen en B ; esta única imagen se denota
usualmente mediante f (x). Tenemos así que

y = f (x) significa lo mismo que (x, y) ∈ f .


120 IV. Funciones

Ejemplo

f Dom f = A = {a, b, c}.


Codom f = B = {α, β, γ}.
A B Ran f = {α, γ}.
f (a) = α.
La imagen de c mediante f
a α
es γ.
β Tanto a como b son
b
preimágenes de α
c γ mediante f .
β no tiene preimágenes en
A.

El siguiente resultado nos da el criterio usual para verificar si dos


funciones son o no iguales:

Teorema 52

Si f y g son dos funciones de A en B , tenemos que f = g si


y solo si f (x) = g (x), para todo x ∈ A.

Demostración. ⇒) Para x ∈ A arbitrario, como (x, f (x)) ∈ f y, por


hipótesis f = g , entonces (x, f (x)) ∈ g . Por otro lado, también
(x, g (x)) ∈ g y entonces F3 implica que f (x) = g (x).

⇐) Tener (x, y) ∈ f es equivalente a y = f (x) que, por hipótesis, se


tiene si y solo si y = g (x) lo cual equivale a que (x, y) ∈ g . ■
IV. Funciones 121

Ejemplo: función identidad

Si A es cualquier conjunto, la relación diagonal en A sa-


tisface todas las condiciones para ser función de A en A;
esta función la llamaremos la función identidad de A y la
denotaremos I A :

I A = {(x, x) | x ∈ A}

o, usando la nueva notación funcional, I A : A → A es la


función dada por

I A (x) = x, para todo x ∈ A.

Ejemplo: función inclusión

Sean A y B conjuntos con A ⊆ B . La inclusión de A en B es


la función ι : A → B dada por

ι(x) = x, para todo x ∈ A.

Claramente, si A = B , la inclusión de A en B coincide con


la función identidad de A.

Ejemplo: función constante

Sean A y B conjuntos y sea b un elemento fjo de B . La fun-


ción constante a valor b es la función k b : A → B dada por

k b (x) = b, para todo x ∈ A.


122 IV. Funciones

Ejemplo: la función vacía

Ya antes vimos que ; es relación de A en B , sin importar


cómo sean los conjuntos A y B . Si queremos ver a ; como
función, la situación cambia:
Vamos a ver que ; es función de A en B si y solo si A = ;. Si
A 6= ;, entonces ; no es función de A en B pues Dom ; =
; 6= A (no se cumple F2). Por otro lado, si A = ;, claramen-
te ; ⊆ ; × B , Dom ; = ; = A y F3 se cumple vacíamente,
con lo que ; es función de ; en B .

No siempre al unir funciones el resultado vuelve a ser una fun-


ción; ilustrar con un ejemplo, como ejercicio. Sin embargo, si los
dominios son disjuntos, la unión sí es nuevamente una función:

Teorema 53

Sean f : A → B y g : C → D funciones y supongamos que


A ∩C = ;. Entonces, f ∪ g es función de A ∪C en B ∪ D.

Demostración. F1. Sabemos, por hipótesis, que f es relación de A


en C y que g es relación de B en D así que, gracias al teorema 37,
obtenemos que f ∪ g es relación de A ∪C en B ∪ D.

F2’. Veamos que A ∪ C ⊆ Dom( f ∪ g ): si x ∈ A ∪ C , entonces x ∈ A


o x ∈ C . Si se tiene x ∈ A, entonces x ∈ Dom f con lo que x ∈ A y
existe y ∈ B tal que (x, y) ∈ f ; el teorema 5(a) implica que (x, y) ∈
f ∪ g y así obtenemos que existe y ∈ B tal que (x, y) ∈ f ∪ g .

Ahora bien, si se tiene x ∈ C , entonces x ∈ Dom g con lo que x ∈ A


y existe z ∈ D tal que (x, z) ∈ g ; el teorema 5(a) implica que (x, z) ∈
f ∪ g y así obtenemos que existe z ∈ B tal que (x, z) ∈ f ∪ g .

En cualquiera de los dos casos obtenemos x ∈ Dom( f ∪ g ) con lo


que A ∪C ⊆ Dom( f ∪ g ).
IV. Funciones 123

F3. Si (x, y) ∈ f ∪ g y (x, z) ∈ f ∪ g , entonces (x, z) ∈ f o (x, z) ∈ g .


Tenemos entonces dos casos: primero, (x, y) ∈ f ∪ g y (x, z) ∈ f o,
segundo, (x, y) ∈ f ∪ g y (x, z) ∈ g . La disyunción inicial en cada
uno de estos dos casos, a su vez, nos produce otros dos nuevos:
primero, (x, y) ∈ f y (x, z) ∈ f o, segundo, (x, y) ∈ g y (x, z) ∈ f o,
tercero, (x, y) ∈ f y (x, z) ∈ g o, cuarto, (x, y) ∈ g y (x, z) ∈ g .

La segunda y tercera opciones no pueden tenerse (pues llevarían


al absurdo x ∈ Dom f ∩Dom g = A∩C = ;), así que nos quedamos
solo con las opciones primera y cuarta.

Si (x, y) ∈ f y (x, z) ∈ f , entonces, como f satisface F3, conclui-


mos que y = z. Si (x, y) ∈ g y (x, z) ∈ g , entonces, como también g
satisface F3, concluimos que y = z.

En los dos casos posibles concluimos que y = z y esto muestra


que f ∪ g satisface F3. ■

Nota. Con respecto al teorema anterior, si x ∈ A ∪ C , entonces


x ∈ A o x ∈ B y esta disyunción es exclusiva, pues A ∩ C = ;,
por hipótesis. Si x ∈ A, entonces la pareja de f ∪ g que tiene a
x como primera componente es la que pertenece a f ; es decir,
( f ∪ g )(x) = f (x), si x ∈ A. De manera análoga, ( f ∪ g )(x) = g (x), si
x ∈ C.

La condición de que los dominios de las dos funciones a unir sean


disjuntos puede relajarse siempre y cuando las funciones sean
«compatibles» en la intersección. En los ejercicios se invita a de-
mostrar la generalización correspondiente.

Vamos ahora a introducir dos operaciones (cambio de codominio


y restricción del dominio) que son muy utilizadas para que una
función dada adquiera propiedades que inicialmente no tenía.
124 IV. Funciones

IV.1.2 Cambio de codominio

Teorema 54

Sean f : A → B una función y C un conjunto tal que


Ran f ⊆ C ; entonces, f es función de A en C .

Demostración. Lo único que hay que demostrar es que f ⊆ A ×C :


si (x, y) ∈ f tenemos, por un lado, que (x, y) ∈ A × B (pues f es
función de A en B ) y también que y ∈ Ran f . Así pues, x ∈ A y
y ∈ Ran f ⊆ C con lo que (x, y) ∈ A ×C . ■

Nota. Seguir usando el mismo nombre para la función después


de haberle aplicado un cambio de codominio es, claramente, un
abuso de lenguaje, ya que si dos funciones difieren en su codomi-
nio, no pueden ser iguales.

Sin embargo, este (desafortunado) abuso de lenguaje es de uso


extendido en toda la matemática.

IV.1.3 Restricción del dominio

Teorema 55

Sean f : A → B una función y D un subconjunto de A. El


conjunto
f |D = {(x, f (x)) | x ∈ D}
es función de D en B .

Demostración. La verificación de F1, F2 y F3 es inmediata y que-


da como ejercicio. ■
IV. Funciones 125

Definición

La función f |D del teorema anterior se denomina la res-


tricción de f a D: tenemos entonces que si f es una fun-
ción de A en B y D ⊆ A, la restricción f |D : D → B está
dada por

f |D (x) = f (x), para todo x ∈ D.


126 IV. Funciones

IV.2 Inyectividad, sobreyectividad,


biyectividad

Continuando con nuestro estudio de las funciones, vamos a in-


troducir en esta sección las nociones de inyectividad, sobreyecti-
vidad y biyectividad que son de gran importancia.

IV.2.1 Inyectividad

Definición

Una función f : A → B es inyectiva (o una inyección) si ele-


mentos distintos del dominio tienen imágenes distintas;
en símbolos:

f es inyectiva
si y solo si
x 6= x implica f (x) 6= f (x 0 ), para todos x, x 0 ∈ A.
0

Usando la contrarrecíproca, tenemos que

f : A → B es inyectiva
si y solo si
f (x) = f (x ) implica x = x 0 , para todos x, x 0 ∈ A
0

si y solo si
todo elemento del rango tiene una única preimagen en A.
IV. Funciones 127

IV.2.2 Sobreyectividad

Definición

Una función f : A → B es sobreyectiva (o una sobreyec-


ción) si el rango de la función coincide con su codominio:

f es sobreyectiva
si y solo si
Ran f = Codom f .

Usando el que Ran f ⊆ Codom f siempre se tiene, tenemos que


f es sobreyectiva si todo elemento del codominio tiene alguna
preimagen en el dominio:

f : A → B es sobreyectiva
si y solo si
B ⊆ Ran f
si y solo si
para todo z ∈ B , existe w ∈ A tal que z = f (w).

IV.2.3 Biyectividad

Definición

Una función f : A → B es biyectiva (o una biyección) si es


simultáneamente inyectiva y sobreyectiva.

Tenemos entonces que f : A → B es biyectiva si y solo si todo ele-


mento de B tiene exactamente una preimagen en A.
128 IV. Funciones

Ejemplo

A B
La función f no es
inyectiva: f (a) = α = f (b),
a α pero a 6= b.
La función f no es
b β sobreyectiva: Ran f =
{α, γ} 6= {α, β, γ} = Codom f .
c γ

A B

La función f es inyectiva.
a α La función f no es
sobreyectiva: β no tiene
b β preimágenes en A.

γ
IV. Funciones 129

A B
La función f no es
inyectiva: f (a) = β = f (c) y
a α a 6= c.
La función f es
b β sobreyectiva:
Ran f = {α, β} = B .
c

A B

La función f es inyectiva y
a α
sobreyectiva; es decir, f es
biyectiva.
b β

c γ

Ejemplo

Sea I A : A → A la función identidad de A, dada por I A (x) =


x, para todo x ∈ A.
I A es inyectiva: si x, x 0 ∈ A son tales que I A (x) = I A (x 0 ), in-
mediatamente obtenemos x = I A (x) = I A (x 0 ) = x 0 .
I A es sobreyectiva: si z ∈ A es arbitrario, entonces z está en
el dominio de I A y I A (z) = z.
130 IV. Funciones

Tenemos así que I A es siempre una biyección de A en A.


Sean A ⊆ B y consideremos la inclusión ι : A → B , dada por
ι(x) = x, para todo x ∈ A.
ι es inyectiva: si x, x 0 ∈ A son tales que ι(x) = ι(x 0 ), inmedia-
tamente obtenemos x = ι(x) = ι(x 0 ) = x 0 .
ι es sobreyectiva si y solo si A = B : si A = B , tenemos que
ι = I A , que es sobreyectiva. Recíprocamente, si B 6= A existe
z ∈ B − A con lo cual z ∈ Codom ι−Ran ι y la inclusión no es
sobre.
Tenemos así que ι : A → B siempre es una inyección de A
en B y es sobreyección (y, por lo tanto, biyección) si y solo
si A = B .
Sean A y B conjuntos y b un elemento fijo de B . Conside-
remos la función constante k b : A → B , dada por k b (x) = b,
para todo x ∈ A.
k b es inyectiva si y solo si A = {a} es un conjunto unitario: si
existen x, x 0 ∈ A con x 6= x 0 , entonces k b (x) no es inyectiva
pues k b (x) = b = k b (x 0 ). Por otro lado, si A = {a}, claramen-
te k b es inyectiva.
k b es sobreyectiva si y solo si B = {b}: esto es claro ya que
Ran k b = {b} y k b es sobre si y solo si Ran k b = B .
Tenemos así que k b es biyectiva si y solo si A y B son con-
juntos unitarios: A = {a} y B = {b}.

Sean f : A → B y g : C → D funciones y supongamos que A ∩ C =


;. Gracias al terorema 53 sabemos que f ∪ g es función de A ∪ C
en B ∪ D. Vamos a ver cuándo f ∪ g hereda las propiedades que
tengan f y g .
IV. Funciones 131

Teorema 56

Sean f : A → B y g : C → D funciones y supongamos que


A ∩C = ;. Entonces,
(a) Si f y g son inyectivas y Ran f y Ran g son disjuntos,
entonces f ∪ g también es inyectiva.
(b) Si f y g son sobreyectivas, entonces f ∪ g también lo
es.
(c) Si f y g son biyectivas y Ran f y Ran g son disjuntos,
entonces f ∪ g también es biyectiva.

Demostración. (a) Sean x y x 0 elementos de A ∪ C tales que ( f ∪


g )(x) = ( f ∪ g )(x 0 ). Si x ∈ A, entonces (ver la nota que sigue a la
prueba del teorema 53) ( f ∪ g )(x) = f (x) con lo que no puede ser
( f ∪ g )(x 0 ) = g (x), pues Ran f ∩ Ran g = ;, por hipótesis, así que
debe ser ( f ∪ g )(x 0 ) = f (x 0 ) y entonces obtenemos f (x) = f (x 0 ) y
la inyectividad de f produce x = x 0 .

De manera análoga, Si x ∈ C , entonces necesariamente también


x 0 ∈ C y ( f ∪g )(x) = g (x), ( f ∪g )(x 0 ) = g (x 0 ) y así obtenemos g (x) =
g (x 0 ) que nos lleva a que x = x 0 , por la inyectividad de g .

(b) Sea z ∈ B ∪ D; entonces, z ∈ B = Ran f o z ∈ D = Ran g . En el


primer caso, existe x ∈ A tal que f (x) = ( f ∪ g )(x) = z; en el segun-
do, existe w ∈ C tal que g (w) = ( f ∪ g )(w) = z (tener en cuenta la
nota que sigue a la prueba del teorema 53). En cualquiera de las
dos opciones, existe un elemento en A ∪C cuya imagen mediante
f ∪ g es z.

(c) Es consecuencia inmediata de (a) y (b) . ■


132 IV. Funciones

IV.3 Composición e inversión


Inicialmente discutimos la composición e inversión de funciones;
el trabajo correspondiente realizado para las relaciones nos será
de gran ayuda. Luego establecemos la equivalencia entre inverti-
bilidad y biyectividad de una función.

IV.3.1 Composición
Si f : A → B y g : B → C son funciones, en particular, son relacio-
nes y, por lo tanto, podemos formar la relación compuesta g ◦ f
que es una relación de A en C (tal como aprendimos al hablar de
composición de relaciones). El siguiente resultado nos muestra
que esta compuesta es, de hecho, nuevamente una función.

Teorema 57

Sean f : A → B y g : B → C funciones. Entonces, la relación


compuesta g ◦ f es función de A en C .

Demostración. F1. Como f es relación de A en C y g es relación


de B en C , entonces, gracias a nuestro trabajo con relaciones, te-
nemos que g ◦ f es relación de A en C .

F2’. Si x ∈ A, como A = Dom f , existe w ∈ B tal que (x, w) ∈ f .


De manera similar, como w ∈ B y B = Dom g , existe z ∈ C tal que
(w, z) ∈ g . Tenemos así que (x, w) ∈ f y (w, z) ∈ g con lo que (x, z) ∈
g ◦ f , para algún z ∈ C ; es decir, x ∈ Dom(g ◦ f ).

F3. Si (x, y) ∈ g ◦ f y (x, z) ∈ g ◦ f , entonces existen u, v ∈ B ta-


les que (x, u) ∈ f , (u, y) ∈ g , (x, v) ∈ f y (v, z) ∈ g ; de (x, u) ∈ f y
(x, v) ∈ f , obtenemos que u = v (pues f satisface F3) y entonces
tenemos (u, y) ∈ g y (u, z) = (v, z) ∈ g con lo que necesariamente
y = z (pues g también satisface F3). ■
IV. Funciones 133

Supongamos, como antes, que f : A → B y g : B → C son funcio-


nes, entonces y = (g ◦ f )(x) si y solo si (x, y) ∈ g ◦ f lo cual equivale
a decir que existe w ∈ B tal que (x, w) ∈ f y (w, y) ∈ g y esto sucede
si y solo si existe w ∈ B tal que w = f (x) y y = g (w), que equivale
a tener y = g ( f (x)).

Es decir, para todo x ∈ A,

(g ◦ f )(x) = g ( f (x)).
f g

A B C
x f (x) g ( f (x)) = (g ◦ f )(x)

g◦f

Los dos resultados siguientes son fundamentales y son consecuen-


cia inmediata del trabajo que hicimos con relaciones.

Asociatividad de la composición

Teorema 58

Sean f : A → B , g : B → C y h : C → D funciones. Entonces,

h ◦ (g ◦ f ) = (h ◦ g ) ◦ f .

Demostración. Se trata de un caso particular del teorema 38. ■

Nota. Aunque ya disponemos de una demostración del teorema,


vamos a presentar otra, utilizando ahora la notación funcional
(comparar con la prueba del teorema 38):
134 IV. Funciones

Para todo x ∈ A,

(h ◦ (g ◦ f ))(x) = h((g ◦ f )(x))


= h(g ( f (x)))
= (h ◦ g )( f (x))
= ((h ◦ g ) ◦ f )(x).

B
f h◦g

h◦(g ◦ f )=(h◦g )◦ f
A D
g

g◦f h
C

Identidad para la composición

Teorema 59

Si f : A → B y g : B → C son funciones, entonces

g ◦ IB = g y IB ◦ f = f .

Demostración. Se trata de un caso particular del teorema 39. ■

Nota. Aunque ya disponemos de una demostración del teorema,


vamos a presentar otra, utilizando ahora la notación funcional
(comparar con la prueba del teorema 39):

Para todos x ∈ A y z ∈ B ,

(g ◦ I B )(z) = g (I B (z)) (I B ◦ f )(x) = I B ( f (x))


= g (z). = f (x).
IV. Funciones 135

B
f g ◦I B =g

A IB C

IB ◦ f = f g
B

Teorema 60

Sean f : A → B y g : B → C .
(a) Si f y g son inyectivas, entonces g ◦ f también lo es.
(b) Si f y g son sobreyectivas, entonces g ◦ f también lo
es.
(c) Si f y g son biyectivas, entonces g ◦ f también lo es.

Demostración. (a) Sean x y x 0 elementos de A; si (g ◦ f )(x) = (g ◦


f )(x 0 ), entonces g ( f (x)) = g ( f (x 0 )) y esto implica, por la inyectivi-
dad de g , que f (x) = f (x 0 ) y esta última igualdad nos lleva, gracias
a que f también es inyectiva, a que x = x 0 .

Las demostraciones de (b) y (c) quedan como ejercicio. ■

IV.3.2 Inversión
Si f : A → B es una función, en particular, f es una relación de A
en B y, por lo tanto, podemos formar la relación inversa f −1 que
es una relación de B en A. Esta relación, sin embargo, no tiene por
qué ser nuevamente una función, tal como muestra el siguiente
ejemplo:
136 IV. Funciones

Ejemplo

Sean A = {a, b}, B = {α, β} y f = {(a, β), (b, β)}. Tenemos que
f es función de A en B , pero la relación f −1 = {(β, a), (β, b)}
no es función de B en A.

Definición

Si f : A → B es una función, decimos que f es invertible si


la relación inversa f −1 es función de B en A.

f
Si f : A → B es una función invertible, entonces x 7−
→ y si y solo si
f −1
y 7−−→ x; es decir,

y = f (x) si y solo si x = f −1 (y).

A B

f −1 (y) = x y = f (x)

f −1

Teorema 61

Si f : A → B y g : B → C son funciones invertibles, enton-


ces
(a) f −1 : B → A es invertible y ( f −1 )−1 = f .
(b) g ◦ f : A → C es invertible y (g ◦ f )−1 = f −1 ◦ g −1 .

Demostración. (a) Gracias al teorema 40(a) sabemos que ( f −1 )−1 =


IV. Funciones 137

f ; en particular, esto muestra que la inversa de f −1 es función y


esto garantiza que f −1 es invertible.

(b) Gracias al teorema 40(b) sabemos que (g ◦ f )−1 = f −1 ◦ g −1 ; en


particular, esto muestra que la inversa de g ◦ f es función (por ser
compuesta de funciones) y esto garantiza que g ◦ f es invertible.

f −1 B g −1

f g
g◦f
A C
(g ◦ f )−1 = f −1 ◦g −1

IV.3.3 Invertibilidad y biyectividad


Establecemos a continuación uno de los resultados centrales de
nuestro curso: las nociones de invertibilidad y de biyectividad son
equivalentes:

Teorema 62

Sea f : A → B una función. Las siguientes condiciones son


equivalentes:
(a) f es biyectiva.
(b) f es invertible.
(c) Existe una función g : B → A tal que f ◦ g = I B y g ◦
f = I A.

Demostración. (a)⇒(b) F1. Ya sabemos que f −1 es relación de B


en A.

F2’. Si z ∈ B , como f es sobreyectiva y B = Ran f , existe w ∈ A tal


que (w, z) ∈ f y así (z, w) ∈ f −1 , lo cual muestra que z ∈ Dom( f −1 ).
138 IV. Funciones

F3. Si (z, u) ∈ f −1 y (z, v) ∈ f −1 , entonces (u, z) ∈ f y (v, z) ∈ f ; es


decir, f (u) = z = f (v) y la inyectividad de f implica entonces que
u = v.

(b)⇒(c) Tomemos g = f −1 . Por hipótesis, f −1 es función y además


sabemos que f −1 va de B en A.

Ahora bien, teniendo en cuenta que f (w) = z si y solo si f −1 (z) =


w, tenemos

( f ◦ f −1 )(z) = f ( f −1 (z)) = f (w) = z = I B (z)

( f −1 ◦ f )(w) = f −1 ( f (w)) = f −1 (z) = w = I A (w).

Hemos visto así que f ◦ f −1 = I B y f −1 ◦ f = I A .

(c)⇒(a) Veamos, en primer lugar, que f es inyectiva: tomemos


x, x 0 ∈ A tales que f (x) = f (x 0 ). De aquí, como g es función de
B en A, obtenemos g ( f (x)) = g ( f (x 0 )). Pero entonces, usando las
hipótesis,

x = I A (x) = (g ◦ f )(x) = g ( f (x)) = g ( f (x 0 )) = (g ◦ f )(x 0 ) = I A (x 0 ) = x 0 .

Para terminar, veamos que f es sobreyectiva: si tomamos z ∈ B ,


como B = Dom g , tenemos que g (z) = t es un elemento de A y
además f (t ) = f (g (z)) = ( f ◦g )(z) = I B (z) = z, con lo que z ∈ Ran f
y f es sobre. ■

Nota. La función cuya existencia se declara en la parte (c) del teo-


rema que acabamos de demostrar es única.

En efecto, si tenemos funciones g , h : B → A tales que

f ◦ g = IB , g ◦ f = I A, f ◦ h = IB y h ◦ f = I A,

entonces

g = g ◦ I B = g ◦ ( f ◦ h) = (g ◦ f ) ◦ h = I A ◦ h = h.
IV. Funciones 139

Nota. Así, para una función invertible (o, lo que es equivalente,


biyectiva) f : A → B , tenemos una única función f −1 : B → A, de-
nominada la inversa de f , tal que

f ◦ f −1 = I B y f −1 ◦ f = I A .

Vamos a ilustrar ahora con un ejemplo cómo utilizar las operacio-


nes de restricción de dominio y cambio de dominio que estudia-
mos en una sección anterior.

La situación que vamos a presentar es la siguiente: partimos de


una función no invertible con el objetivo de encontrar una restric-
ción apropiada (junto con un posible cambio en el codominio) de
tal manera que esta sí sea invertible.

Eso sí, este proceso debe hacerse pensando en conservar la mayor


cantidad posible de información y de atributos útiles de la fun-
ción original.

Ejemplo

Consideremos la función coseno cos : R → R que a cada


real x le asigna su coseno: x 7→ cos x.
2

cos x
0
−2π −π π 2π

−1

−2

Esta función no es invertible, pues no es biyectiva; de he-


140 IV. Funciones

cho, no es ni inyectiva ni sobreyectiva: en efecto, cos 0 =


1 = cos(2π) y Ran(cos) = [−1, 1] 6= R = Codom(cos).
Sin embargo, todos estamos familiarizados con la función
arc cos o cos−1 , ¿Cómo es esto posible?
Pues bien, lo que sucede es que la función que tiene inver-
sa no es la función coseno, sino una obtenida al cambiarle
el codominio y restringirle el dominio a la función coseno
para transformarla en una función que sí sea biyectiva y,
por lo tanto, invertible.
Por supuesto, queremos seguir conservando atributos úti-
les de la función original. Por ejemplo, queremos conser-
var la derivabilidad (y, por tanto, la continuidad) tomando
los nuevos dominio y codominio más grandes posibles.
Existen varias alternativas posibles que cumplen las condi-
ciones deseadas. Es usual restringir el dominio al intervalo
[0, π] y tomar como codominio el rango original; es decir,
[−1, 1].
Obtenemos así una nueva función, que vamos a denomi-
nar Cos y está definida por

Cos : [0, π] → [−1, 1]


x 7→ Cos x = cos x, para todo x ∈ [0, π].

Esta función Cos es biyectiva y, por lo tanto, invertible;


arc cos es la inversa de la función Cos (y no de cos). Es un
abuso de lenguaje muy extendido (y desafortunado) refe-
rirse a arc cos como la inversa de la función coseno origi-
nal.
IV. Funciones 141

π
1

f (x) = Cos x
0
π
π
f −1 (x) = arc cos x
2

−1

−1 0 1
142 IV. Funciones

IV.4 Imagen directa e imagen inversa


Vamos a introducir en esta sección los conceptos de imagen di-
recta (mediante una función) de un subconjunto del dominio e
imagen inversa (mediante una función) de un subconjunto del
codominio.

IV.4.1 Imagen directa e imagen inversa

Definición

Sean f : A → B una función y C ⊆ A. Al subconjunto de B


formado por las imágenes (mediante f ) de los elementos
de C lo llamamos la imagen directa de C mediante f y lo
denotamos f (C ); en símbolos:

f (C ) = {y ∈ B | (∃x ∈ C )(y = f (x))}.

Definición

Sean f : A → B una función y E ⊆ B . Al subconjunto de A


formado por aquellos elementos cuyas imágenes median-
te f pertenecen a E lo llamamos la imagen inversa de E
mediante f y lo denotamos f −1 (E ); en símbolos:

f −1 (E ) = {x ∈ A | f (x) ∈ E }.

Ejemplo

Sea f : A → B una función. Entonces,


1. f (A) = Ran f .
2. f (;) = ;.
3. f −1 (B ) = A.
IV. Funciones 143

4. f −1 (Ran f ) = A.
5. f −1 (;) = ;.
Queda como ejercicio la sencilla verificación de las igual-
dades anteriores.

Teorema 63

Sea f : A → B una función.


(a) Si C y D son subconjuntos de A tales que C ⊆ D, en-
tonces f (C ) ⊆ f (D).
(b) Si C y D son subconjuntos de A tales que C = D, en-
tonces f (C ) = f (D).
(c) Si E y F son subconjuntos de B tales que E ⊆ F , en-
tonces f −1 (E ) ⊆ f −1 (F ).
(d) Si E y F son subconjuntos de B tales que E = F , en-
tonces f −1 (E ) = f −1 (F ).

Demostración. (a) Si w ∈ f (C ), entonces w ∈ B y existe x ∈ C tal


que w = f (x); por hipótesis C ⊆ D, así que tenemos que w ∈ B y
existe x ∈ D tal que w = f (x); es decir, w ∈ f (D).

(c) Si x ∈ f −1 (E ), entonces x ∈ A y f (x) ∈ E ; por hipótesis E ⊆ F ,


así que tenemos que x ∈ A y f (x) ∈ F ; es decir, x ∈ f −1 (F ).

Las partes (b) y (d) son consecuencia inmediata de lo que acaba-


mos de demostrar. ■

Nota. Los recíprocos de las implicaciones anteriores no son, en


general, ciertos. Por ejemplo, para el caso de las imágenes directas
tenemos:
144 IV. Funciones

A B

a
f (C ) = {1, 2} = f (D)
1
C
b 2 y, sin embargo,
D
c
C = {a, b} 6= {b, c} = D.
d

Nota. Para el caso de las imágenes inversas tenemos, por ejem-


plo:
g

A B g −1 ({1}) = {a} = g −1 (B )

a 1 y, sin embargo,
2
B = {1, 2} 6= {1}.

Teorema 64

Sea f : A → B una función y sean C , D ⊆ A y E , F ⊆ B . En-


tonces,
(a) f (C ∪ D) = f (C ) ∪ f (D).
(b) f (C ∩ D) ⊆ f (C ) ∩ f (D).
(c) f −1 (E ∪ F ) = f −1 (E ) ∪ f −1 (F ).
(d) f −1 (E ∩ F ) = f −1 (E ) ∩ f −1 (F ).

Demostración. (a) Como C ⊆ C ∪D y también D ⊆ C ∪D, el teore-


ma 63(a) implica que f (C ) ⊆ f (C ∪D) y f (D) ⊆ f (C ∪D) con lo que,
gracias al teorema 5(b), concluimos que f (C ) ∪ f (D) ⊆ f (C ∪ D).

Para la otra contenencia, si w ∈ f (C ∪ D), entonces w ∈ B y existe


x ∈ C ∪ D tal que w = f (x). Si x ∈ C , entonces tenemos que w ∈
IV. Funciones 145

B y existe x ∈ C tal que w = f (x); es decir, w ∈ f (C ) y entonces,


gracias a que f (C ) ⊆ f (C ) ∪ f (D) (teorema 5(a)), obtenemos que
w ∈ f (C ) ∪ f (D).

Si x ∈ D, entonces tenemos que w ∈ B y existe x ∈ D tal que w =


f (x); es decir, w ∈ f (D) y entonces, gracias a que f (D) ⊆ f (C ) ∪
f (D) (teorema 5(a)), obtenemos nuevamente que w ∈ f (C )∪ f (D).

En cualquiera de los dos casos posibles se tiene que f (C ∪ D) ⊆


f (C ) ∪ f (D).

(c) Como E ⊆ E ∪ F y también F ⊆ E ∪ F , el teorema 63(c) implica


que f −1 (E ) ⊆ f −1 (E ∪ F ) y f −1 (F ) ⊆ f −1 (E ∪ F ) con lo que, gracias
al teorema 5(b), concluimos que f −1 (E ) ∪ f −1 (F ) ⊆ f −1 (E ∪ F ).

Para la otra contenencia, si x ∈ f −1 (E ∪F ), entonces x ∈ A y f (x) ∈


E ∪ F . Si f (x) ∈ E , entonces tenemos que x ∈ A y f (x) ∈ E ; es de-
cir, x ∈ f −1 (E ) y entonces, gracias a que f −1 (E ) ⊆ f −1 (E ) ∪ f −1 (F )
(teorema 5(a)), obtenemos que x ∈ f −1 (E ) ∪ f −1 (F ).

Si f (x) ∈ F , entonces tenemos que x ∈ A y f (x) ∈ F ; es decir, x ∈


f −1 (F ) y entonces, gracias a que f −1 (F ) ⊆ f −1 (E ) ∪ f −1 (F ) (teore-
ma 5(a)), obtenemos que x ∈ f −1 (E ) ∪ f −1 (F ).

En cualquiera de los dos casos posibles se tiene que f −1 (E ∪ F ) ⊆


f −1 (E ) ∪ f −1 (F ).

Las demostraciones de (b) y (d) quedan como ejercicio. ■

Nota. Para ver que la otra contenencia en la parte (b) del teore-
ma 64 no es, en general, cierta, podemos considerar el ejemplo
siguiente:
146 IV. Funciones

A B
f (C ) ∩ f (D) = {1, 2} ∩ {1, 2}
a 1 = {1, 2}
C
b 2 6⊆ {2}
D
c = f ({b})
= f (C ∩ D).
d

El teorema 63 nos garantiza que, si tenemos una función f : A →


B , esta induce, con la ayuda de las imágenes directas e inversas,
un par de funciones

f → : P (A) → P (B )
C 7→ f → (C ) = f (C ), para todo C ∈ P (A)

f ← : P (B ) → P (A)
E 7→ f ← (E ) = f −1 (E ), para todo E ∈ P (B ).

La nota que aparece a continuación del teorema muestra que,


en general, estas funciones no son inyectivas: de hecho, tampo-
co son, en general, sobreyectivas.

En los ejercicios se dan condiciones para que sí lo sean y, además,


se estudian propiedades adicionales de las imágenes directas y de
las imágenes inversas.
IV. Funciones 147

IV.5 Productos generalizados

A mathematician is a machine for turning


coffee into theorems.

Paul Erdős

... Therefore, a comathematician is a


machine for turning cotheorems into ffee.

Anónimo

Vamos a generalizar en esta sección la operación de producto car-


tesiano a colecciones arbitrarias de conjuntos. Como vamos a ver,
la clave está en la noción de función, razón por la cual no había-
mos generalizado antes el producto.

IV.5.1 Proyecciones
Antes de generalizar la noción de producto cartesiano a una fa-
milia arbitraria de conjuntos, revisitemos nuestra definición para
dos conjuntos.

Vimos ya que, para un par de conjuntos A y B , su producto carte-


siano A × B está dado por

A × B = {(x, y) | x ∈ A ∧ y ∈ B }.

Ahora que ya disponemos de la noción de función, podemos com-


pletar esta definición con un par de funciones que siempre acom-
pañan a un producto.

Definición

Si A y B son conjuntos, la primera proyección es la función


148 IV. Funciones

π1 : A × B → A dada por

π1 (x, y) = x, para todo (x, y) ∈ A × B .

De manera similar, la segunda proyección es la función


π2 : A × B → B dada por

π2 (x, y) = y, para todo (x, y) ∈ A × B .

Teorema 65

Si A y B son conjuntos no vacíos, entonces las proyeccio-


nes π1 : A × B → A y π2 : A × B → B son sobreyectivas.

Demostración. Veamos que π1 es sobreyección: si x ∈ A es arbi-


trario, como B 6= ;, existe y ∈ B y así, tenemos un par ordenado
(x, y) ∈ A × B tal que π1 (x, y) = x.

La demostración para π2 es análoga y queda como ejercicio. ■

IV.5.2 Propiedad universal del producto

Teorema 66

Sean A y B conjuntos. Dados un conjunto M y funciones


l 1 : M → A y l 2 : M → B , existe una única función f : M →
A × B tal que l 1 = π1 ◦ f y l 2 = π2 ◦ f .

Demostración. Definimos f : M → A × B haciendo

f (m) = (l 1 (m), l 1 (m)), para todo m ∈ M .


IV. Funciones 149

Tenemos así que, para todo m ∈ M ,

(π1 ◦ f )(m) = π1 ( f (m)) = π1 (l 1 (m), l 2 (m)) = l 1 (m) y


(π2 ◦ f )(m) = π2 ( f (m)) = π2 (l 1 (m), l 2 (m)) = l 2 (m),

con lo que π1 ◦ f = l 1 y π2 ◦ f = l 2 .

Para la unicidad: si existiera otra función h : M → A × B con l 1 =


π1 ◦h y l 2 = π2 ◦h entonces, si hacemos h(m) = (m 1 , m 2 ), tenemos
que

l 1 (m) = (π1 ◦ h)(m) = π1 (h(m)) = π1 (m 1 , m 2 ) = m 1 y


l 2 (m) = (π2 ◦ h)(m) = π2 (h(m)) = π2 (m 1 , m 2 ) = m 2

con lo que h(m) = (l 1 (m), l 2 (m)) = f (m), para todo m ∈ M ; es de-


cir, h = f . ■

El teorema anterior nos dice que existe una única función f : M →


A × B que hace conmutar las dos mitades del siguiente diagrama:

A ×B
π1 π2

A f B

l1 l2
M

Realmente entonces el producto cartesiano de dos conjuntos A y


B no es únicamente el conjunto A × B ; es este conjunto junto con
las dos proyecciones π1 y π2 .

Así pues, el producto de A con B es la tripla (A × B, π1 , π2 ) y esta


tripla está caracterizada por la propiedad universal demostrada
en el teorema anterior.
150 IV. Funciones

Precisamente nuestro objetivo en esta sección es generalizar este


resultado: dada una familia {A i }i ∈I vamos a construir un conjun-
to producto, junto con una colección de funciones (las proyeccio-
nes) y vamos a demostrar que ese objeto satisface una propiedad
universal análoga a la que acabamos de demostrar.

IV.5.3 Productos generales


Un primer paso es considerar conjuntos indizados, ya que asi po-
demos fácilmente pasar a colecciones arbitrarias.

Si A 1 = {a, b} y A 2 = {α, β}, queremos obtener una forma alterna-


tiva de representar los pares ordenados (a, α), (a, β), (b, α) y (b, β)
que son elementos de A 1 × A 2 .

Tenemos el conjunto de índices, en nuestro caso, I = {1, 2} y este


conjunto nos permite seleccionar las componentes de los pares.
Por ejemplo, el par (a, β) tiene como primera componente a y se-
gunda, β, que se puede representar como 1 7→ a, 2 7→ β.

Esta última observación sugiere que debemos considerar funcio-


nes de I a A 1 ∪ A 2 ; por supuesto, no queremos incluir todas las
posibles funciones de I a A 1 ∪ A 2 : debemos excluir, por ejemplo,
la función 1 7→ b, 2 7→ a que correspondería al par (b, a) que no
pertenece a A 1 × A 2 .

Es ya fácil ver que nos interesan únicamente aquellas funciones


f : {1, 2} → A 1 ∪ A 2 que satisfagan que f (1) ∈ A 1 y f (2) ∈ A 2 .

Si volvemos a nuestro ejemplo, las funciones f : {1, 2} → {a, b, α, β}


que satisfacen que f (1) ∈ A 1 y f (2) ∈ A 2 son
IV. Funciones 151

a a a a
1 b 1 b 1 b 1 b
2 α 2 α 2 α 2 α
β β β β

(a, α) (a, β) (b, α) (b, β)

Tenemos entonces los elementos necesarios para generalizar la


noción de producto cartesiano de dos conjuntos a producto car-
tesiano de una familia indizada de conjuntos. La clave: ¡las fun-
ciones!

Definición

Si {A i }i ∈I es una familia indizada de conjuntos, el produc-


Q
to de los conjuntos A i se denota i ∈I A i y se define de la
manera siguiente:
Y n ¯ [ o
Ai = f ¯ f : I → A i es función y, para todo i ∈ I , f (i ) ∈ A i .
¯
i ∈I i ∈I

Q
Al hablar de los elementos f ∈ i ∈I A i de un producto, es usual
que a la i -ésima coordenada f (i ) la denotemos a i y, en lugar de
f , usemos la colección de las imágenes {a i }.

Definición

Para cada i ∈ I tenemos una función πi : i ∈I A i → A i , de-


Q

nominada la i -ésima proyección, dada por:

πi ({a i }) = a i ,
Y
para toda {a i } ∈ Ai .
i ∈I
152 IV. Funciones

IV.5.4 Propiedad universal del producto

Teorema 67

Sea {A i }i ∈I una familia indizada de conjuntos. Dados un


conjunto M y funciones l i : M → A i , para todo i ∈ I , existe
una única función f : M → i ∈I A i tal que l i = πi ◦ f , para
Q

todo i ∈ I .

Q
Demostración. Definimos f : M → i ∈I A i haciendo

f (m) = {l i (m)}, para todo m ∈ M .

Tenemos así que, para todo m ∈ M ,

(πi ◦ f )(m) = πi ( f (m)) = πi ({l i (m)}) = l i (m),

con lo que πi ◦ f = l i , para todo i ∈ I .


Q
Para la unicidad: si existiera otra función h : M → i ∈I A i con l i =
πi ◦h, para todo i ∈ I , entonces, si hacemos h(m) = {m i }, tenemos
que, para todo i ∈ I ,

l i (m) = (πi ◦ h)(m) = πi (h(m)) = πi ({m i }) = m i

con lo que h(m) = {l i (m)} = f (m), para todo m ∈ M ; es decir, h =


f. ■

El teorema anterior nos dice que existe una única función f : M →


Q
i ∈I A i que hace conmutar todos los diagramas siguientes (uno
IV. Funciones 153

por cada i ∈ I ):
Q
i ∈I Ai
πi

Ai f

li
M

Nota. En el teorema 22 mostramos fácilmente que un producto


de dos conjuntos era no vacío si y solo si cada uno de los dos con-
juntos era diferente de vacío.

Es razonable suponer que lo mismo suceda con un producto de


una familia arbitraria de conjuntos y, de hecho, es así; sin embar-
go, la demostración ya no es tan simple. Probar que si cada uno
de los conjuntos de la familia es no vacío implica que el producto
de la familia no es vacío requiere del axioma de elección y escapa
al alcance de este curso. El recíproco, por el contrario, se prueba
fácilmente sin necesidad del axioma de elección.

Al comienzo de esta sección probamos que las dos proyecciones


que aparecen en un producto de dos conjuntos no vacíos son so-
breyectivas. En el caso general, esto también es cierto; sin em-
bargo, no podemos demostrarlo en este curso ya que, para colec-
ciones arbitrarias de conjuntos no vacíos, la prueba del resultado
requiere también del axioma de elección.
154 IV. Funciones

IV.6 Operaciones, relaciones de


equivalencia y cocientes
Vamos a estudiar ahora la situación en que tenemos una opera-
ción binaria definida sobre un conjunto en el que hemos definido
una relación de equivalencia y queremos pasar esa operación al
conjunto cociente.

Definición

Sea S una relación de equivalencia sobre un conjunto A y


supongamos que tenemos una operación binaria ∗ defini-
da en A:
∗ : A × A → A.
Decimos que la relación S es compatible con la operación
∗ si, para todos a, a 0 , b, b 0 ∈ A, se cumple

a ∼S a 0 y b ∼S b 0 implica (a ∗ b) ∼S (a 0 ∗ a 0 ).

La condición de compatibilidad se puede expresar tam-


bién, de manera equivalente, en términos de las clases de
equivalencia de la siguiente manera:

[a] = [a 0 ] y [b] = [b 0 ] implica [a ∗ b] = [a 0 ∗ a 0 ].

La importancia de tener compatibilidad entre una relación de equi-


valencia y una operación binaria definidas sobre un conjunto A
queda manifiesta en el siguiente resultado:

Teorema 68

Sea S una relación de equivalencia sobre un conjunto A


compatible con una operación binaria ∗ definida en A. En-
IV. Funciones 155

tonces podemos definir una operación binaria [∗] en el co-


ciente A/∼S , haciendo

[a][∗][b] = [a ∗ b],

para todas [a], [b] ∈ A/∼S .

Demostración. En efecto, la condición de compatibilidad garan-


tiza que la asignación
f ([a], [b]) = [a ∗ b]
corresponde a una función bien definida
f : A/∼S × A/∼S → A/∼S . ■

Sea π : A → A/∼S la proyección canónica dada por


π(x) = [x], para todo x ∈ A
y definamos π × π : A × A → A/∼S → A/∼S de manera natural, ha-
ciendo
(π × π)(x, y) = (π(x), π(y)) = ([x], [y]),
para todo (x, y) ∈ A × A.

La condición de compatibilidad de la relación de equivalencia S


con la operación ∗ y el paso de la operación ∗ al cociente se puede
entonces expresar diciendo que el siguiente diagrama conmuta:

A×A
π×π ∗

A/∼S × A/∼S A

[∗] π
A/∼S
156 IV. Funciones

Ejemplo

Consideremos la relación de congruencia módulo k sobre


el conjunto Z de los enteros, que introdujimos en el ejem-
plo ♣.
Supongamos que a ≡ a 0 (mód k) y b ≡ b 0 (mód k); existen
entonces enteros l y m tales que a − a 0 = kl y b − b 0 = km.
Veamos que la congruencia módulo k es compatible
con la suma: sumando miembro a miembro, obte-
nemos (a+b)−(a 0 +b 0 ) = k(l +m) y l +m ∈ Z; es decir,
(a + b) ≡ (a 0 + b 0 ) (mód k) y la congruencia módulo k
es así compatible con la suma en Z.
Veamos ahora que la congruencia módulo k tam-
bién es compatible con el producto: multiplicando
la primera igualdad por b y la segunda por a 0 y su-
mando miembro a miembro, obtenemos ab − a 0 b +
a 0 b − a 0 b 0 = kl b + kma 0 y de aquí, ab − a 0 b 0 = k(l b +
ma 0 ) y l b + ma 0 ∈ Z; es decir, (ab) ≡ (a 0 b 0 ) (mód k)
y la congruencia módulo k es así compatible con el
producto en Z.
Lo que acabamos de demostrar nos permite entonces «pa-
sar» la suma y el producto de los enteros al conjunto co-
ciente Zk de los enteros módulo k, haciendo

[a][+][b] = [a + b] y [a][ · ][b] = [ab].

A manera de ilustración, vamos a presentar el caso para la


suma [+] y el producto [ · ] en Z5 .
Las dos tablas siguientes muestran las dos operaciones; el
resultado de operar un elemento [x] con otro elemento [y]
se halla en el cruce de la fila correspondiente a [x] con la
IV. Funciones 157

columna correspondiente a [y].

[+] [0] [1] [2] [3] [4] [·] [0] [1] [2] [3] [4]
[0] [0] [1] [2] [3] [4] [0] [0] [0] [0] [0] [0]
[1] [1] [2] [3] [4] [0] [1] [0] [1] [2] [3] [4]
[2] [2] [3] [4] [0] [1] [2] [0] [2] [4] [1] [3]
[3] [3] [4] [0] [1] [2] [3] [0] [3] [1] [4] [2]
[4] [4] [0] [1] [2] [3] [4] [0] [4] [3] [2] [1]
158 IV. Funciones

IV.7 Equipotencia

ℵ0 bottles of beer on the wall,


ℵ0 bottles of beer.
You take one down, and pass it around,
ℵ0 bottles of beer on the wall.

Variación sobre un tema popular

En esta sección vamos a presentar la equipotencia entre conjun-


tos y vamos a deducir algunos de los resultados sorprendentes
que se obtienen al considerar conjuntos infinitos. Por supuesto,
nuestro enfoque es meramente introductorio, pero confiamos en
que esta sección servirá como un abreboca al fascinante mundo
de los conjuntos infinitos.

Es bastante natural preguntarse por el tamaño de los conjuntos;


en particular, comparar dos conjuntos y determinar si son del
mismo tamaño o no. Para el caso de dos conjuntos finitos, basta
con hacer un conteo de los elementos y esto nos permite deter-
minar cómo son los tamaños relativos de los conjuntos.

En el caso de dos conjuntos infinitos, claramente no tiene sentido


intentar siquiera contar los elementos de los conjuntos, pero in-
tuitivamente es claro que debe haber alguna forma de referirnos
al «tamaño» de los conjuntos. Para precisar esta idea, nuevamente
las funciones vienen en nuestra ayuda. Vamos a ver que podemos
establecer comparaciones entre los «tamaños» de los conjuntos si
logramos determinar la existencia de funciones con propiedades
especiales entre ellos.

Intuitivamente, si hay una inyección de un conjunto A hacia un


conjunto B , entonces B debe ser de «tamaño» igual o más gran-
de que A. Si existe una biyección de A hacia B , entonces A y B
deben tener igual «tamaño». Pero, como veremos, hay que tener
IV. Funciones 159

mucho cuidado. Al trabajar con conjuntos infinitos, hay que pro-


ceder con cautela y no confiar mucho en la intuición (esto debería
ser claro, ya que no podemos intuir el infinito).

Nuestra intuición (acerca del mundo físico, por ejemplo) nos mues-
tra que «el todo es mayor que la parte»; planteamiento que nos
parece bastante natural y hasta obvio al pensar en conjuntos fini-
tos. Por ejemplo, nuestra intuición nos hace ver como obvios los
siguientes hechos:

Si A y B son conjuntos finitos y B ⊂ A, entonces B es «más


pequeño» que A: B tiene menos elementos que A.

Si a un conjunto finito A le agregamos un elemento x que


no pertenecía a A, entonces A ∪ {x} tiene más elementos
que A.

Sin embargo, al pasar a los conjuntos infinitos, estos hechos, tan


«obvios», ya no necesariamente son ciertos, como vamos a ver en
el desarrollo de la sección.

Definición

Decimos que dos conjuntos A y B son equipotentes (o que


A y B tienen igual potencia), denotado A ≈ B , si existe una
biyección f : A → B .

Teorema 69

La relación de equipotencia en una colección de conjuntos


es una relación de equivalencia.

Demostración. Reflexividad: si A es un conjunto de la colección,


I A : A → A es una biyección y así, A ≈ A.

Simetría: si A ≈ B , entonces tenemos una biyección f : A → B ;


160 IV. Funciones

gracias a los teoremas 61(a) y 62, f −1 : B → A es una biyección y


así, B ≈ A.

Transitividad: si A ≈ B y B ≈ C , entonces tenemos biyecciones


f : A → B y g : B → C ; gracias al teorema 60(c), g ◦ f : A → C es
una biyección y así, A ≈ C . ■

Teorema 70

(a) N ≈ Z.
(b) Z ≈ Q.
(c) N ≈ Q.

Demostración. (a) Consideremos la función f : N → Z dada por


(
n
2, si n es par.
f (n) =
− n+1
2 , si n es impar.

Veamos que f es sobreyectiva: para m ∈ Z arbitrario, tomemos


t = 2m, si m es no negativo, o t = −2m − 1, si m es negativo. Es
claro que, en los dos casos, t ∈ N y f (t ) = m.

Veamos ahora que f es inyectiva: si n y n 0 son naturales tales que


f (n) = f (n 0 ), entonces, por la definición de f , necesariamente
0
n 0 +1
obtenemos n2 = n2 o − n+1 2 = − 2 y esto implica, en ambos ca-
sos, que n = n 0 .

(b) Vamos primero a probar que el conjunto de enteros positivos


Z+ es equipotente con el conjunto de racionales positivos Q+ .

Todo entero positivo se puede escribir de manera única en la for-


ma
Y c
pi i ,
i ≥1
IV. Funciones 161

en donde p i es el i -ésimo número primo y los c i son enteros no


negativos que son distintos de cero solo para finitos índices i .

De manera similar, todo racional positivo se puede escribir de


manera única en la forma
Y d
pi i ,
i ≥1

en donde, como antes, p i es el i -ésimo número primo y los d i


son ahora enteros arbitrarios que son distintos de cero solo para
finitos índices i .

Definamos entonces una biyección g + : Z+ → Q+ haciendo


³Y ´ Y
c f (c )
g+ pi i = pi i ,
i ≥1 i ≥1

en donde f es la biyección dada en (a).

Queda como ejercicio verificar que g + , así definida, es efectiva-


mente una biyección.

Definimos ahora una biyección g − : Z− → Q− , de los enteros ne-


gativos a los racionales negativos, haciendo

g − (n) = −g + (−n), para todo n ∈ Z−1 .

La biyectividad de g + implica rápidamente la de g − (ejercicio).

Tenemos así tres biyecciones:

g − : Z− → Q− ,
I {0} : {0} → {0},
g + : Z+ → Q+ ,

con dominios y rangos disjuntos dos a dos; podemos unirlas:

g − ∪ I {0} ∪ g + : Z → Q
162 IV. Funciones

y el teorema 53(c) nos garantiza que la función resultante es una


biyección.

(c) es consecuencia inmediata de (a) y (b), gracias a la transitivi-


dad de la equipotencia (ver teorema 69). ■

Teorema 71

Sea A ⊆ R tal que G = n1 | n ∈ N ∧ n ≥ 2 ⊆ A. Si x es un


© ª

número real tal que x ∉ A, entonces A ∪ {x} ≈ A.

Demostración. Definamos la función l : G ∪ {x} → G de la manera


siguiente:
(
1
, si z = x.
l (z) = 2 1 1
n+1 , si z = n y n ≥ 2.
La verificación de que l es una biyección queda como ejercicio.
Tenemos entonces las biyecciones I A−G : A − G → A − G y l : G ∪
{x} → G que tienen dominios y rangos disjuntos y, por el teore-
ma 56(c), obtenemos que I A−G ∪ l es una biyección de A ∪ {x} en
A. ■

Teorema 72

(0, 1) ≈ [0, 1].

Demostración. Usando dos veces el teorema 71:

(0, 1) ≈ (0, 1) ∪ {0} = [0, 1) ≈ [0, 1) ∪ {1} = [0, 1]. ■

Teorema 73

Si a y b son números reales con a < b, entonces (0, 1) ≈


(a, b).
IV. Funciones 163

Demostración. Tomemos la función f : (0, 1) → (a, b) dada por

f (x) = (b − a)x + a, para todo x ∈ (0, 1).

Queda como ejercicio verificar que f es una biyección. ■

Teorema 74

[0, 1] ≈ R.

Demostración. La rama de la función tangente: tan : − π2 , π2 → R


¡ ¢

nos da una biyección entre − π2 , π2 y R. Ahora bien:


¡ ¢

[0, 1] ≈ (0, 1) (teorema 72)


≈ − π2 , π2
¡ ¢
(teorema 73)
≈ R. (tan)

Teorema 75

N 6≈ R.

Demostración. Supongamos, por reducción al absurdo, que los


naturales y los reales son equipotentes; usando entonces el teo-
rema 74, junto con la transitividad de la equipotencia (ver teore-
ma 69), obtenemos N ≈ [0, 1]; es decir, existe una biyección f : N →
[0, 1].

Esto implica que la colección { f (n) | n ∈ N}, que es el rango de f ,


contiene todos los números reales del intervalo cerrado [0, 1].

Ahora bien, todo número real no nulo del intervalo [0, 1] puede
escribirse de manera única en forma decimal con período no ter-
minado en cero.
164 IV. Funciones

Tenemos así que

f (0) = 0.a 00 a 01 a 02 . . .
f (1) = 0.a 10 a 11 a 12 . . .
f (2) = 0.a 20 a 21 a 22 . . .

y, en general,
f (n) = 0.a n0 a n1 . . . a nn . . . ,

en donde todos los a i j son enteros del conjunto {0, 1, . . . , 9}.

Formemos el siguiente número real

b = 0.b 0 b 1 b 2 . . . ,

en donde (
7, si a i i = 5.
bi =
5, si a i i 6= 5.

Por construcción, tenemos que b ∈ [0, 1], así que debemos tener
que b = f (m), para algún m ∈ N; es decir, b = a m0 a m1 . . . a mm . . ..
En particular, debe ser b m = a mm ; sin embargo, por la construc-
ción de b, tenemos que b m 6= a mm (absurdo). ■

Nota. El método utilizado en la construcción del real b en la de-


mostración anterior se conoce como «método de la diagonal de
Cantor». ¿Puede el lector justificar el porqué de ese nombre?

Tenemos entonces dos infinitos distintos: el infinito de los núme-


ros naturales (que es el mismo de los enteros o de los raciona-
les) y, por otro lado, el infinito de los reales que es «mucho más
grande» que el de los naturales. Aunque este resultado es de por
sí sorprendente, el siguiente teorema nos proveerá con muchísi-
mos más tipos diferentes de infinitos.
IV. Funciones 165

Teorema 76

Si A es cualquier conjunto, entonces A 6≈ P (A).

Demostración. Supongamos, por reducción al absurdo, que exis-


te una biyección f : A → P (A) y definamos el siguiente conjunto:

B = {x ∈ A | x ∉ f (x)}.

Como B ⊆ A, entonces B ∈ P (A) y, por ser f sobreyectiva, debe


ser B = f (w), para algún w ∈ A.

Si se tuviese w ∈ f (w), obtendríamos w ∉ B ; es decir, w ∉ f (w).


Pero w ∉ f (w) querría decir que w ∈ B y así, w ∈ f (w) (absurdo).

Nota. Ya que siempre tenemos una inyección de A hacia P (A)


(x 7→ {x}), el que A y su conjunto de partes no sean equipotentes
nos dice, en esencia, que «el tamaño» de P (A) es mayor que el de
A.

Lo anterior es relativamente intuitivo para conjuntos finitos pero


para los conjuntos infinitos es bastante sorprendente (en espe-
cial cuando se ve por primera vez el resultado), ya que nos per-
mite obtener una torre de tantos conjuntos infinitos de «distintos
tamaños» como queramos y la clave está en tomar partes de los
conjuntos.
166 IV. Funciones

IV.8 Unión disjunta


Vamos a generalizar en esta sección una operación que resulta de
bastante utilidad en ciertas situaciones. Adicionalmente, analiza-
mos la conexión de esta nueva operación con el producto carte-
siano.

IV.8.1 Inyecciones

Definición

Para un par de conjuntos A y B , su unión disjunta, que de-


`
notamos A B , está dada por
a
A B = (A × {0}) ∪ (B × {1}).

Definición

Si A y B son conjuntos, la primera inyección es la función


ι1 : A → A B dada por
`

ι1 (x) = (x, 0), para todo x ∈ A.

De manera similar, la segunda inyección es la función


ι2 : B → A B dada por
`

ι2 (y) = (y, 1) para todo y ∈ B .

Teorema 77

Si A y B son conjuntos arbitrarios, entonces las inyeccio-


nes ι1 : A → A B e ι2 : B → A B son inyectivas.
` `

Demostración. Veamos que ι1 es inyección: si x y x 0 son elemen-


IV. Funciones 167

tos de A con x 6= x 0 , entonces (x, 0) 6= (x 0 , 0); es decir, ι1 (x) 6= ι1 (x 0 )


con lo que ι1 es inyectiva.

La demostración para ι2 es análoga y queda como ejercicio. ■

IV.8.2 Propiedad universal de la unión disjunta

Teorema 78

Sean A y B conjuntos. Dados un conjunto N y funcio-


nes k 1 : A → N y k 2 : B → N , existe una única función
g : A B → N tal que k 1 = g ◦ ι1 y k 2 = g ◦ ι2 .
`

Comparar con el resultado correspondiente para el producto (teo-


rema 66).
`
Demostración. Definimos g : A B → N haciendo
(
k 1 (a), si (w, n) = (a, 0).
g (w, n) =
k 2 (b), si (w, n) = (b, 1).

Tenemos así que, para todos a ∈ A y b ∈ B ,

(g ◦ ι1 )(a) = g (a, 0) = k 1 (a) y


(g ◦ ι2 )(b) = g (b, 1) = k 2 (b),

con lo que g ◦ ι1 = k 1 y g ◦ ι2 = k 2 .
`
Para la unicidad: si existiera otra función h : A B → N con k 1 =
h ◦ ι1 y k 2 = h ◦ ι2 , entonces tenemos que

g (a, 0) = g (ι1 (a)) = (g ◦ ι1 )(a) = k 1 (a) = (h ◦ ι1 )(a) = h(ι1 (a)) = h(a, 0)


g (b, 1) = g (ι2 (b)) = (g ◦ ι2 )(b) = k 2 (b) = (h ◦ ι2 )(b) = h(ι2 (b)) = h(b, 1),
`
con lo que g (w, n) = h(w, n), para todo (w, n) ∈ A B ; es decir,
h = g. ■
168 IV. Funciones

`
El teorema anterior nos dice que existe una única función g : A B →
N que hace conmutar las dos mitades del siguiente diagrama:
`
A B
ι1 ι2

A g B

k1 k2
N

La unión disjunta de dos conjuntos A y B es una tripla formada


por el conjunto A B junto con las dos inyecciones ι1 e ι2 y esta
`

tripla está caracterizada por la propiedad universal demostrada


en el teorema anterior.

Vamos ahora a generalizar este resultado: dada una familia {A i }i ∈I ,


vamos a construir su unión disjunta, junto con una colección de
funciones (las inyecciones) y vamos a demostrar que ese objeto
satisface una propiedad universal análoga a la que acabamos de
demostrar.

IV.8.3 Unión disjunta

Definición

Si {A i }i ∈I es una familia indizada de conjuntos, la unión


`
disjunta de los conjuntos A i se denota i ∈I A i y se define
de la manera siguiente:
a [
Ai = (A i × {i }).
i ∈I i ∈I

En efecto, los conjuntos A i × i son dos a dos disjuntos: si i 6= j , es


claro que (A i × {i }) ∩ (A j × { j }) = ;.
IV. Funciones 169

Definición

Para cada i ∈ I tenemos una función ιi : A i →


`
i ∈I A i , de-
nominada la i -ésima inyección, dada por:

ιi (a i ) = (a i , i ), para todo a i ∈ A i .

Teorema 79

Si {A i }i ∈I es una familia indizada de conjuntos, para cada


i ∈ I , la i -ésima inyección ιi : A i → i ∈I A i es inyectiva.
`

Demostración. Si a i y a i0 pertenecen a A i con ιi (a i ) = ιi (a i0 ), en-


tonces (a i , i ) = (a i0 , i ) y esto implica, en particular, que a i = a i0 . ■

Una de las propiedades básicas de la unión de una familia de con-


juntos es que cada uno de los conjuntos de la familia está conte-
nido en su unión (teorema 30(a)); este no es el caso para la unión
disjunta.

Sin embargo, para cada i ∈ I , la inyección ιi establece una biyec-


ción entre los conjuntos A i y A i × {i }; se suele entonces decir que
`
cada A i está inmerso en la unión disjunta i ∈I A i . Incluso, a ve-
ces se toma la biyección como una identificación y se considera
que cada A i está contenido en la unión disjunta.

Teorema 80

Sea {A i }i ∈I una familia indizada de conjuntos. Dados un


conjunto N y funciones k i : A i → N , para todo i ∈ I , existe
una única función g : i ∈I A i → N tal que k i = g ◦ ιi , para
`

todo i ∈ I .
170 IV. Funciones

`
Demostración. Definimos g : i ∈I A i → N haciendo

g (x, n) = k i (a i ), si (x, n) = (a i , i ) ∈ A i × {i }.

Tenemos así que, para todo a i ∈ A i ,

(g ◦ ιi )(a i ) = g (ιi (a i )) = g (a i , i ) = k i (a i ),

con lo que g ◦ ιi = k i , para todo i ∈ I .


`
Para la unicidad: si existiera otra función h : i ∈I A i → N con k i =
h ◦ ι , para todo i ∈ I , entonces tenemos que, para todo (a i , i ) ∈
` i
i ∈I A i ,

h(a i , i ) = h(ιi (a i )) = (h◦ιi )(a i ) = k i (a i ) = (g ◦ιi )(a i ) = g (ιi (a i ))) = g (a i , i ),

con lo que h = g . ■
`
El teorema anterior nos dice que existe una única función g : i ∈I A i →
N que hace conmutar todos los diagramas siguientes (uno por ca-
da i ∈ I ):
`
i ∈I A i
ιi

Ai g

ki
N

Nota. Por supuesto que el lector habrá notado la similitud que


hay entre los productos cartesianos y las uniones disjuntas: bas-
ta con invertir las flechas en todos los diagramas asociados a los
productos, para tener los correspondientes a las uniones disjun-
tas. Esto no es casual; las dos operaciones son duales una de la
otra. La teoría de categorías precisa esta noción: los productos
cartesianos son los productos en la categoría de conjuntos y las
uniones disjuntas son los coproductos de esta categoría.
Bibliografía

[1] Ethan Bloch. Proofs and Fundamentals. Second Edition.


Birkhäuser, Boston, 2011.

[2] Charles C. Pinter. Set Theory. Dover, New York, 2014.

[3] José M. Muñoz. Introducción a la Teoría de Conjuntos. U.N.


Sede Bogotá.

[4] Lecturas complementarias sugeridas a lo largo del curso.

171

También podría gustarte