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POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ


ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO
PROFESIONAL-PNP-HUÁNUCO

DIVISION ACADEMICA

CURSO: USO Y MANEJO DE ARMAR

TEMA: ESTUDIO DE LAS MUNICIONES ORGANIZACIÓN Y

CLASIFICACIÓN

ALUMNO: CRISTOPHER JUNIOR GARCÉS MANUYAMA


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DEDICATORIA
A mis padres que día a día se esfuerzan por darme lo mejor y que con mucho esfuerzo
me ayudan para seguir estudiando esta carrera.
Al docente por impartir sus conocimientos necesarios para nuestra formación personal.
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PRESENTACIÓN

Este presente trabajo está dirigido a todo el público en general; ya que es un tema que
nos compete a todos.

El esfuerzo se debe precisamente a la labor de mi persona; siempre con el propósito de


la superación; así como también con miras en bien de la sociedad y así de esa manera
con las finalidades lograr el objetivo trazado; lo cual he optado por esta carrera
profesional.

Cumpliendo con unas de los requisitos que establece las reglas o normas de las
instituciones superiores pedagógicas hago presente el siguiente trabajo para dar a
conocer lo realizado en las subsiguientes páginas.
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OBJETIVOS

 Objetivo General

Promover la cooperación y asistencia internacional entre entidades


especializadas en el control de armas, municiones y explosivos en la región

 Objetivos específicos

 Facilitar intercambio de información, conocimiento y experiencia.

 Crear una plataforma de intercambio de información de interés común.

 Reconocer los diferentes tipos de municiones y saber sus funciones.


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INTRODUCCIÓN

La munición es el conjunto de suministros que se necesita para disparar armas de fuego.


Esto abarca desde las balas de fusil y pistola hasta los perdigones de un cartucho.

La pólvora es la materia común para impulsar los proyectiles. En la época de los


mosquetes y arcabuces, se les introducía la pólvora y la bala en sus cañones; la pólvora
debía comprimirse
con una baqueta que también se usaba para colocar el taco de papel, y para provocar el
disparo se encendía una mecha que tenía el arma. En estas antiguas armas era muy
prolongado el tiempo para introducir la munición y el tiempo para dispararla.

En el siglo XVII se inventa el fusil, que no utiliza mecha, sino la llave de pedernal para
hacer instantáneo el disparo, y en 1830 esa llave fue sustituida por la llave de percusión,
que hizo realizable el disparo al mismo instante de oprimir el disparador. En esa misma
época, se hicieron otros avances en los fusiles para lograr mayor alcance mortal y
estabilidad en el disparo (véase rayado de ánima).

En la década de 1840 se inventa el fusil de cartucho, que acortó el tiempo para cargar la
munición y permitió usar asimismo el fusil en diferentes posiciones. Los cartuchos eran
originalmente envueltas de cartón o tela encerada, que contenían una pequeña cantidad
de pólvora (llamada carga de propulsión) y también la bala dentro; algunos se rasgaban
al insertarse el cartucho en el fusil. Posteriormente se inventaron cartuchos que ya
incluían el cebo, haciendo más breve el tiempo para cargar la munición.

Posteriormente, los cartuchos estaban constituidos como en la actualidad por un cilindro


metálico (llamado vaina o casquillo) que contenía la carga dentro, el cebo (ahora
llamado cápsula fulminante) en el centro del culote (base de la vaina) y un extremo de la
bala embutido en la boca de la vaina.

Los revestimientos y aleaciones de balas comenzaron en la década de 1830 para evitar


la deformación de la bala, que provocaba inestabilidad en su trayectoria. La primera
aleación fue la de bismuto con plomo, y el primer revestimiento fue el cobre sobre el
plomo.
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ESTUDIO DE LAS MUNICIONES

HISTORIA DE LAS MUNICIONES

La pólvora es la materia común para impulsar los


proyectiles. En la época de los mosquetes y
arcabuces, se les introducía la pólvora y la bala en
sus cañones; la pólvora debía comprimirse con una
baqueta que también se usaba para colocar el taco de
papel, y para provocar el disparo se encendía una
mecha que tenía el arma. En estas antiguas armas era muy prolongado el tiempo para
introducir la munición y el tiempo para dispararla.

En el siglo XVII se inventa el fusil, que no utiliza mecha, sino la llave de pedernal para
hacer instantáneo el disparo, y en 1830 esa llave fue sustituida por la llave de percusión,
que hizo realizable el disparo al mismo instante de oprimir el disparador. En esa misma
época, se hicieron otros avances en los fusiles para lograr mayor alcance mortal y
estabilidad en el disparo (véase rayado de ánima).

En la década de 1840 se inventa el fusil de cartucho, que acortó el tiempo para cargar la
munición y permitió usar asimismo el fusil en diferentes posiciones. Los cartuchos eran
originalmente envueltas de cartón o tela encerada, que contenían una pequeña cantidad
de pólvora (llamada carga de propulsión) y también la bala dentro; algunos se rasgaban
al insertarse el cartucho en el fusil. Posteriormente se inventaron cartuchos que ya
incluían el cebo, haciendo más breve el tiempo para cargar la munición.

Posteriormente, los cartuchos estaban constituidos como en la actualidad por un cilindro


metálico (llamado vaina o casquillo) que contenía la carga dentro, el cebo (ahora
llamado cápsula fulminante) en el centro del culote (base de la vaina) y un extremo de la
bala embutido en la boca de la vaina.
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Los revestimientos y aleaciones de balas comenzaron en la década de 1830 para evitar


la deformación de la bala que provocaba inestabilidad en su trayectoria. La primera
aleación fue la de bismuto con plomo, y el primer revestimiento fue el cobre sobre el
plomo.

Se denomina cartucho a la carga de pólvora y municiones, o de pólvora sola,


correspondiente a cada tiro de un arma de fuego, envuelta en papel o lienzo o encerrada
en un tubo metálico, que puede contener solamente la pólvora, o ésta junto con el
proyectil, o finalmente, ambos elementos y además el cebo.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

 CARTUCHOS DE PAPEL

Existen fundados motivos para creer que el cartucho apareció


por primera vez en España, donde lo empleo la artillería en la segunda mitad del siglo
XVI,
dándole el nombre de cachucho, probablemente a causa de llamarse así cada uno de los
huecos que en la aljaba servían para contener las flechas.

Ya Bernardino de Mendoza nos dice: "Los artilleros, hacen cachuchos o sacos para
cargar más fácilmente y apresurar las rociadas…" (Teoría y práctica de la guerra,
Amberes, 1595)

Esta innovación pronto pasaría a las armas ligeras, siendo ,al parecer, las tropas de
infantería suecas del rey Gustavo Adolfo las que hacia 1630 introducen el cartucho de
papel para cargar sus fusiles.

Este cartucho solo contenía la pólvora, lo que obligaba al tirador a realizar la carga en
varios tiempos (introducir el cartucho de pólvora, el proyectil, cebar la cazoleta…) y,
por lo tanto, la capacidad de abrir fuego resultaba sumamente lenta. Había que
introducir modificaciones en el cartucho que facilitaran más la carga del arma, y en
principio la cuestión fue solucionada con envolver el proyectil juntamente con la carga
de pólvora.
Pero esto no aceleró mucho la cuestión, dado que a causa del rayado del anima del
cañón había que forzar la bala esférica con la baqueta, teniendo en ocasiones que llegar
a golpearla con mazo, función que reducía mucho la velocidad de fuego. Esto se
solucionó en parte con la aportación de un francés, el capitán Claudio Minie, quien
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diseñó una bala cilíndrico ojival con base hueca donde se introducía una pieza tronco
cónica de madera que al ser empujada por la fuerza de los gases, que produce
la combustión de la pólvora, se introducía en la base hueca de la bala haciéndola
aumentar de calibre y ajustar al ánima para tomar perfectamente las estrías.
Posteriormente los ingleses perfeccionan la bala Minie logrando suprimir la necesidad
de la cuña tronco cónica de madera.

El empleo de esta bala facilitó la carga y posibilitó una cadencia de tiro de dos o tres
disparos por minuto, pero no era suficiente, había que seguir cebando la llave. El
cartucho tenía que seguir evolucionando hasta que se le añadiera el pistón o cebo para
tener los tres componentes que permitieran realizar la carga de una sola vez.

En 1799, Edward C. Howard, dio el primer paso al descubrir las pólvoras fulminantes,
que podían hacer explosión o prenderse al ser golpeadas.
Innovación a la que no se la encontró aplicación hasta que en 1807, el sacerdote escocés
Alexander Forsyth inventa la llave de percusión donde utiliza la propiedad de las
pólvoras fulminantes de inflamarse al choque. Posteriormente cuando se ve que la idea
funciona, una serie de armeros comienzan a perfeccionar la idea hasta que armero ingles
Egess, inventa el pistón.

Solo faltaba ya que alguien encontrara la manera de unir el pistón al cartucho, y


diseñara un sistema de retrocarga que evite el tener que cargar el arma por la boca de
fuego. Y como las cosas complicadas siempre hay alguien que las hace fáciles, en 1836
gracias a Juan Nicolás DREYSE, ven la luz dos grandes inventos que revolucionaran el
sistema de carga en las armas de fuego: el fusil de aguja y el cartucho combustible

El cartucho Dreyse, esencialmente consiste en una envoltura de papel que contiene ya


los tres elementos básicos: pólvora, bala y cebo fulminante. Pero con un orden de
colocación muy peculiar. El fulminante va situado delante de la carga de pólvora, en el
fondo de un taco de madera, sobre el que se asienta una bala de plomo de forma
ovoidea; de manera que al disparar la aguja debe atravesar todo el espacio ocupado por
la pólvora para incidir en el pistón.

Exceptuando Prusia la mayoría de las naciones consideraron el fusil de aguja y el


cartucho Dreyse, un verdadero disparate, pero la realidad se impondría, y nunca mejor
dicho, "por las armas".
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El 3 de julio de 1866, en la batalla de Sadowa, los prusianos, mandados por Guillermo I,


y los austríacos, a las órdenes de Bernedek, se enfrentaron durante ocho horas. La
superioridad del armamento prusiano (el fusil de aguja) fue la causa de las cuantiosas
pérdidas experimentadas por los austríacos (60.000 hombres). Esta batalla, y las
escaramuzas que la precedieron, pusieron de manifiesto de una manera ejemplar las
ventajas que tenían el fusil y la munición desarrollada por Dreyse sobre todos los
demás que estaban en uso en el resto de las naciones europeas.

A pesar de la incredulidad de algunos militares que propugnaron la idea de que al


combatiente no se le podía dar tanta facilidad de abrir fuego, pues se derrocharía la
munición en los primeros momentos del enfrentamiento, la realidad les demostró su
necedad. Una nueva era se abría para las armas de fuego y la avancarga tenían sus días
contados.

Sin demora, todas las naciones de Europa, comenzaron a cambiar el sistema de carga de
sus armas aceptando las ideas postuladas por Dreyse. Se inicia una corriente de
progreso para mejorar el sistema, y en esta ocasión será Francia la que coge el relevo.

Con la intención de disminuir la longitud de la aguja, pronto se variaría la colocación


del pistón; aparece el cartucho Chassepot que lleva la cápsula iniciadora en el centro de
un disco de cartón, que constituye el culote del cartucho; la envoltura es de papel
parafinado recubierto con muselina de seda.
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En este cartucho ya podemos ver una gran semejanza con los actuales, claro está, a
excepción de la vaina.

Los cartuchos de papel tenían sus inconvenientes. La falta de resistencia y no


resguardar de la humedad a la pólvora que contenían; además de la acumulación de
sarro que producen en la recámara, reduciendo el tamaño de la misma e impidiendo
introducir un nuevo cartucho sin antes limpiarla, eran los nuevos problemas a
solucionar.

En 1836 Casimiro Lefaucheux, basándose en estudios del maestro armero Pauli, idea un
nuevo cartucho que solucionará en gran parte los inconvenientes anteriores.
Entra en escena el "cartucho de aguja"("A broche"), con un diseño diametralmente
opuesto a los anteriores y técnicamente muy avanzado para su época. Estaba formado
por un vaina de cartón reforzada con un culote metálico, donde se situaba una aguja
percutora exterior que incidía en un pistón situado en el interior del cartucho. La vaina
de cartón dilataba en el momento del disparo, ajustándose a las paredes de la recámara e
impidiendo el escape de los gases por la misma en el momento del disparo. Dado que la
combustión se producía en el interior del cartucho, no se formaba sarro en la recámara,
evitando tener que limpiarla a menudo.

Parecía estar todo resuelto, pero en la práctica no fue así. Este sistema de espiga no dio
buenos resultados debido a que el cartucho tenía un gran inconveniente en el peligro
que supone la posibilidad de una ignición accidental al golpearse la aguja. En 1846, con
la finalidad de evitar la humedad, se modifica el cartucho reformando la vaina que pasa
a ser enteramente metálica.

Militarmente no tuvo mucho éxito, y aunque subsistió


en armas de caza pronto sería sustituido por un nuevo
tipo de cartuchos.
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 EL CARTUCHO MODERNO

Con objeto de utilizar en carabinas y pistolas de tiro de salón, Flobert desarrolla en


1845,un nuevo cartucho de vaina totalmente metálica (cobre) y escasa potencia. Como
este cartucho no contiene carga de pólvora, siendo el fulminante el único elemento que
interviene como iniciador y carga de proyección, podemos decir, que lo que hizo
Flobert fue darle nueva forma a una cápsula fulminante, aumentándola de tamaño,
alargándola y encajándole una pequeña bala esférica de 6 mm en la boca del cartucho.

Lo más importante de este cartucho radica en el sistema anular de percusión que serviría
de base a los modernos cartucho de percusión anular.

El nuevo sistema consiste en un pliegue hueco, situado en la periferia del culote de la


vaina, que además de hacer las veces de tope del cartucho con la recamara, sirve para
alojar la sustancia fulminante. El impacto del percutor del arma sobre este pliegue
provoca la ignición del cartucho.

Este cartucho seria perfeccionado hacia 1857 por Horace Smith y Daniel Wesson. Estos
dos armeros de Springfield (EE.UU) lanzan al mercado su revólver modelo nº 1 el
"Frist Issue Revólver", recalibrado para un nuevo cartucho, el . 22 Short (.22 Corto).

Considerado como el primer cartucho moderno, el .22 Corto, fue desarrollado a partir
del cartucho Flobert. Básicamente lo que hicieron los avezados armeros, fue añadir al
cartucho una pequeña carga de pólvora negra, que le proporcionó más potencia, y
cambiar la forma del proyectil, dándole forma ojival.

La bala seguía siendo de plomo y del mismo diámetro que la vaina, sujetándose a ésta
mediante un pequeño pliegue embutido en la base del proyectil y dejando al aire la
mayor parte de la misma y su revestimiento lubricante (bala de talón o lubricada
exteriormente).

El éxito rápido y sin precedentes tanto del arma como de este pequeño cartucho, hizo
que se diseñaran cartuchos de fuego anular más potentes y de mayor calibre. Llegando a
fabricarse calibres como el .44 Henry, o el que sería uno de los cartuchos de ignición
anular más eficaces y potentes durante la Guerra de Secesión de los EE.UU., el 56 – 56
Spencer.
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Daba la impresión de sería el sistema definitivo; pero, al ir aumentando la potencia de


los cartuchos y comenzar a utilizar las pólvoras sin humo (más potentes), aparece un
gran defecto en el sistema de ignición. El problema radica en la necesidad de que el
grosor del latón que forma el pliegue del culote del cartucho tiene que ser muy fino para
permitir que la mezcla detonante pueda ser sensible al impacto del percutor lo que hace
que la resistencia del cartucho sea muy limitada, y consecuentemente no pueda admitir
mucha carga de pólvora, restando potencia al cartucho. A la postre, ante la
imposibilidad de solucionar el defecto, haría que en este tipo de cartucho solo
subsistieran los pequeños calibres (.22 Sort; .22 Long ; .22 Long Rifle; 22 "Wilcat"
Long Rifle; 22 Winchester Magnum; 5mm Remington Magnum).

Intentando solucionar el problema de los cartuchos anulares, en los Estados Unidos, el


coronel Berdan, diseña un nuevo cartucho donde el fulminante está situado dentro
de una cápsula de percusión que se aloja en un orificio practicado en el centro de la base
del culote de la vaina, motivo por el que, para distinguirlos de los de percusión anular,
serán denominados de percusión central. Este cartucho se fabrica mediante embutición,
y tanto las paredes como el culote de la vaina pueden tener un mayor grosor que permite
soportar mayores presiones que darán mayor inercia a la bala, aunque esta sea más
pesada y de mayor calibre.

Por esta misma época, en Inglaterra, Edward Boxer patenta un cartucho de percusión
central cuyo procedimiento de construcción es más sencillo y económico. La novedad
consiste en fabricar la vaina mediante una fina lámina de latón, que se enrolla alrededor
de un molde metálico. El cilindro a sí obtenido, se ajustaba posteriormente a un culote
metálico que contenía la cápsula detonadora.
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No hay duda que resultaba más fácil y más barato la construcción de la vaina pero, no
prosperaría la idea, dado que la lámina de latón enrollado tendía a separarse de la base
(culote) produciendo gran número de interrupciones en el arma. Por si esto fuera poco,
las vainas fabricadas mediante este sistema, no se prestan a ser recargadas
y poder utilizarlas varias veces.

Este tipo de cartuchos Boxer sólo fueron empleados en Inglaterra, principalmente en


fusiles (Snider y Martini-Henry), pero también hay que mencionar su utilización en
algún arma corta como los revólveres Webley calibre .442 (fabricados en 1868 para la
Real Policía Irlandesa).

Dejaremos pasar un poco de tiempo y algunas experiencias fallidas o desechadas, para


situarnos en el año 1873. En el Arsenal de Frankford, Filadelfia (EE.UU), con la
intención de desarrollar un nuevo cartucho, se procede a experimentar con una serie de
cartuchos de los diferentes sistemas utilizados por aquellos días. Básicamente, de esa
experiencia, saldría lo que sería el tipo de cartucho que hoy conocemos, y
cuyo concepto básico ha variado muy poco.

No quisiera finalizar este recorrido en el tiempo sin citar algunas experiencias muy
singulares.

La primera de ellas fue la bala Hunt. Patentada en 1848, consistía en un proyectil hueco
repleto de pólvora, y cerrado en su parte posterior con un disco de cartón dotado de un
pequeño orificio para permitir la ignición de la carga.

Estaba diseñada para utilizar en armas de avancarga, y de hecho fue utilizada en el


"Salvaje Oeste", por más de uno, para cargar su arma.
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Este sistema no tuvo mucha aceptación y fue desechado, pero en 1965, en los EE. UU,
la firma californiana MBA Associates, presenta su pistola Mark I, arma que utiliza una
nueva munición basada en la bala Hunt, la Gyrojet.

Otra experiencia dotada también de un sistema muy


peculiar de ignición, fueron los cartuchos de percusión
central interior. Estos sirvieron de transición entre los
anulares y los centrales exteriores.
A simple vista, por fuera, son idénticos a los de
percusión anular, y para poder diferenciarlos tendremos
que fijarnos en las estampaciones o marcas de fábrica que
llevan en la base del culote; como norma general, la mayoría de las veces, los de fuego
anular llevan la estampación en el centro, mientras que los de percusión central interior
la llevan en la periferia.

Sin embargo, interiormente el sistema está compuesto de un pistón fijado a la base


interior del culote, mediante un alambre que encaja en el pliegue donde, en los
cartuchos anulares, va la substancia fulminante.

Mas recientemente, tenemos el cartucho "Trounds". Diseñado en 1958 por David


Dardick, se decía que estaba desarrollado para ser utilizado en armas factibles de ser
empleadas en el interior de aviones. La vaina triangular de este cartucho, primeramente
se fabricó en aluminio, pero posteriormente paso a ser realizada en Fortiflex (plástico
polietileno). Dardick desarrolló varias pistolas en torno al "Trounds"(Dardick .38 Series
1100, 1500 y 2000).

Como broche final, nos resta mencionar el cartucho combustible desarrollado en 1983,
por la H&K para el fusil "G-11".
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Lo más destacable de esta munición de reducidas dimensiones (34 mm de longitud), es


la ausencia de vaina y su forma rectangular. Todos los componentes del cartucho, a
excepción del proyectil, son combustibles, no dejando residuos en el arma. La bala
ojival de forma puntiaguda y calibre 4,7 mm, conserva su velocidad a larga distancias,
ofreciendo una penetración en profundidad a distancias superiores a los 600 m.

COMPONENTES DE LAS MUNICIONES

 PARTES DEL CARTUCHO

Tras esta pequeña introducción, nos centraremos ahora en el estudio morfológico de la


munición moderna utilizada en las armas ligeras.

A la mayoría de cartuchos actuales, a excepción de los semimetálicos, los podemos


dividir en cuatro partes o componentes:
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 LA VAINA.

Además de servir como portadora de la carga de proyección (pólvora), es la parte que


reúne a los demás elementos que componen al cartucho.

La vaina consta de tres partes esenciales: Boca, Cuerpo y Culote. Cuando las vainas son
del tipo abotellado (golleteada) debemos añadir el Gollete y la Gola.

Dependiendo del material en que están realizadas pueden ser metálicas y semimetálicas.
En el caso de las vainas metálicas estas deben reunir unas condiciones especiales de
tenacidad, maleabilidad y elasticidad, que las permitan aguantar sin agrietarse las
dilataciones que sufren en el momento del disparo, cuando es necesario que se ajusten a
las paredes de la recámara con el objeto de obturarla herméticamente, y posteriormente
cuando se reduzca la presión de los gases recuperar su tamaño primitivo. Estas
cualidades las cumple a la perfección el latón, que debe tener, para la admisión en
nuestras fábricas (España), una composición de 72% de cobre y 28% de cinc.

Por el contrario, las vainas semimetálicas originalmente estaban compuestas de un


cuerpo cilindrico de cartón; un culote metálico casi siempre de una aleación de cobre; y
un disco de papel enrollado fuertemente que ajustaba el cilindro de cartón contra el
culote impidiendo que ambas partes se pudieran separar.

Provocado por la evolución en el proceso de fabricación, hoy en día, casi todos los
cartuchos semimetálicos tienen la vaina de plástico de una sola pieza hecha por
comprensión o por extrusión. Estos procedimientos de fabricación confieren a la vaina
una gran resistencia a las grandes presiones que deben soportar, facilitando que el culote
pase a ser de hierro latonado u otra aleación más barata que el cobre, dado que, al ser el
fondo del cartucho de plástico, material que cede menos que el papel, los culotes apenas
sufren dilatación y no producen fallos de extracción.
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CLASIFICACION DE LAS VAINAS

Las vainas las podemos clasificar ateniéndonos a varios


criterios, los más importantes son:

a. Según el material de su constitución

- Metálicas.
- Semimetálicas.
- Plásticas.

b. Según el sistema de percusión:

- Percusión anular.
- Percusión central.

Las vainas de percusión central, dependiendo de la existencia o no de yunque en la


vaina, pueden ser:

1. Boxer (sin yunque)

2. Berdan (con yunque)

c. Según su forma geométrica:


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d. Según la forma externa del culote:

 Pestaña
 Ranura
 Reforzada
 Ranura y pestaña
 Ranura y pestaña corta

La forma del culote de la vaina va en función del sistema de la extracción del arma, de
sí es necesario que el culote haga de tope evitando que el cartucho se introduzca en la
recámara más de lo debido, y de la potencia de la munición

 LA CAPSULA INICIADORA.

Cuando en 1799, Edward C. Howard descubre las


pólvoras fulminantes, que explosionan o se prenden al
ser golpeadas, no supo que aplicación darles. Solo
seis
años más tarde, el sacerdote escocés Alexander
Forsyth inventa la llave de percusión donde utiliza la
propiedad de las pólvoras fulminantes de inflamarse
al choque. Cuando se ve que la idea funciona, una
serie de armeros comienzan a perfeccionar el sistema hasta que el armero inglés Egess,
inventa el pistón; pero sería Juan Nicolás DREYSE quien, en 1836, ideara la manera de
unir el pistón al cartucho, y diseñara un sistema de retrocarga que evite el tener que
cargar el arma por la boca de fuego. Posteriormente armeros como Lefaucheux, Flobert,
Berdan y Edward Boxer, irían desarrollando la
idea hasta conseguir una cápsula iniciadora similar a la actual, con una
mezcla química iniciadora compuesta de fulminato de mercurio; mezcla que sería
sustituida por otra de clorato de potasa.
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En la segunda década del siglo XX, casi simultáneamente, la fábrica de municiones


alemana R.W.S y la estadunidense Remington, descubrieron un nuevo tipo de pistón
anticorrosivo no mercúrico, basados en derivados del plomo (estifnatos, estearatos
o ácidos de plomo); solucionando el gran problema de la corrosión que producían los
pistones mercuriales o los posteriores de clorato de potasa.

La Cápsula Iniciadora (pistón) es la parte del cartucho donde se aloja la sustancia


iniciadora encargada de comenzar la ignición.

Esta especie de bomba diminuta contiene un fulminante (mezcla química altamente


explosiva) que produce una deflagración al ser golpeada. Esta pequeña explosión
provoca una llamarada que comunica el fuego a la carga de pólvora iniciando una
reacción química que la convierte en gas. Debido a la expansión de los gases, esta
reacción, produce un aumento de volumen que se traduce en presión que impulsará a la
bala.

En los cartuchos de percusión anular la misma vaina hace de cápsula dado que aloja la
sustancia iniciadora en el interior del anillo que forma el reborde o pestaña del culote de
la vaina.

Por el contrario, en los cartuchos de percusión central la cápsula (pistón) es una parte
independiente que se embute en un orificio practicado en el centro de la base del culote.

En lo referente a la percusión central debemos diferenciar el tipo de cápsulas empleadas


en la munición metálica de la semimetálica (escopetas).

Las cápsulas iniciadoras empleadas en la munición metálica son de dos tipos: sistemas
Berdan o Boxer.
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La cápsula Berdan carece de yunque necesitando que la vaina lo contenga. Por el


contrario, la cápsula Boxer, a diferencia de la anterior, contiene un yunque
incorporado.

En lo concerniente a los cartuchos de escopeta, actualmente se emplean principalmente


dos variantes del sistema Boxer. A estos pistones se les denomina de aparato abierto y
de aparato cerrado. La diferencia radica en que el segundo de ellos el pistón está
cerrado.

 LA POLVORA.

Es el propelente o carga propulsora del cartucho, cuya misión es impulsar a la bala,


facilitándola el empuje necesario para que esta recorra su trayectoria.

Antiguamente estaba compuesta por una mezcla intima de salitre, carbón y azufre.
Imposible de fijar exactamente la época de su invención, ni tan siquiera la de su
aparición en los campos de batalla. Parece ser que es un invento chino que data del siglo
VIII de nuestra Era; la fórmula más antigua que se conoce data del siglo XIII, se le
atribuye al monje franciscano ingles Roger Bacón, y nos da las siguientes proporciones:
41% de salitre, 29,5% de carbón y 29,5% de azufre. Estas proporciones variarían, y en
lo que se refiere a la composición dada para proyección en los tratados más antiguos
es:

10 dracmas de salitre

11/2 dracmas de azufre

2 dracmas de carbón

Que equivaldría a

74,07% salitre

11,11% azufre

14,81% carbón
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Sobre este tema podemos llenar páginas y más páginas, pero dejaremos las historias
y leyendas sobre la invención de la pólvora negra para otra ocasión, y nos centraremos
un poco en las pólvoras modernas.

En un principio los maestros artesanos fabricaban la pólvora basándose en formulas


empíricas, pero con la creación del Service de Poudres et Salpétres, por Napoleón, la
fabricación de la pólvora se perfecciona y se comienza a obtener
productos normalizados. Pero en 1884, Paul Vielle descubre que la nitrocelulosa podía
disolverse en éter o alcohol, amasándola y laminándola para darle la forma adecuada.
Nacían las pólvoras de nitrocelulosa, de base simple o coloidales (pólvoras sin humo).
Estas poseen tres veces más potencia que la pólvora negra y, por sí fuera poco,
combustionan dando lugar a productos enteramente gaseosos, casi sin emisión de humo.

A finales del siglo XIX, además de la pólvora B de Vielle, en Europa se fabricarían


otras de base simple como la "pólvora rusa de pirocolodión". Poco después Alfred
Nóbel consigue gelatinizar la nitrocelulosa mediante nitroglicerina, en vez de
disolvente; la balistita entra en escena y con ella las pólvoras de doble base. La pólvora
negra que durante casi seiscientos años había dominado los campos de batalla, poco a
poco quedaría relegada a escasas aplicaciones.

A diferencia de la pólvora negra, a la que podemos definir como una mezcla explosiva
cuyos componentes son inertes, con el descubrimiento y posterior desarrollo de las
pólvoras nitrocelulosas de base simple o coloidales, de las de doble base, o de las
compuestas, es más correcto cambiar la definición por la de "explosivo propulsor en el
que la reacción química exotérmica se propaga a velocidades relativamente reducidas:
0,01 a 2 metros por segundo" (los explosivos detonadores dinamita, trilita, etc., lo hacen
entre 2.000 a 9.000 metros por segundo.)

 EL TACO.

"La misión del taco es múltiple: por un lado,


aprovecha al máximo los gases producidos en
la combustión de la pólvora gracias un
perfecto sellado interno del cartucho en el
momento del disparo y, por otro, contiene y
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protege a los perdigones en su trayecto por el interior del cañón evitando que se
deformen por rozamiento con las paredes. Además, gracias a la flexión del pilar de
unión de las dos cazoletas del taco, suaviza el retroceso del arma al amortiguar el
impacto inicial que se produce en el momento del disparo."

A la hora de mencionar los componentes de los cartuchos semimetálicos, más


popularmente denominados cartuchos de escopeta, muchos olvidan uno de los
elementos esenciales, el "Taco".

Sin olvidar la importancia de balas, perdigones, pólvora y vainas, el taco es fundamental


en la consecución de la regularidad balística, en presiones y velocidades. La calidad de
un cartucho depende en gran manera de la de su taco. Cuanto mejor sea el taco mejor
rendimiento obtendremos del cartucho, y mejor garantizaremos un funcionamiento
óptimo de este tipo de munición, sobre todo, cuando va cargada con granalla metálica
(perdigones o postas).

La misión del taco es múltiple: por un lado el taco sella la cámara de gas manteniendo
los gases fuera del haz de
perdigones, evitando las
dispersiones que ocasionaría la
perturbación del haz por los
gases y, por otro, protege a los
perdigones impidiendo que se
deformen en el momento de la
deflagración de la pólvora y
durante todo el recorrido por el
cañón.

Inicialmente los tacos eran de fieltro, corcho o papel prensado, pero desde que la FN
(Fabrique Nationale Herstal S.A.) inventó el taco plástico de doble cubeta (Shot
Wrapper) empleándolo en su cartucho "Legia" la mayoría de los cartuchos montan tacos
plásticos.
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Con el taco plástico de doble cubeta la FN solucionaban los fallos que producían en
muchas ocasiones los tacos de fieltro, que al quedarse cruzados permitían que los gases
desordenaran el haz y llegaran incluso a fundir y pegar los perdigones entre sí.

Otra de las mejoras conseguidas fue que al obturar con mayor perfección la cámara de
gas se aprovecha más la presión de la pólvora, lo que permite reducir la carga. Esta
reducción de carga sumada a la progresividad del amortiguador del taco que suaviza el
impacto inicial que se produce en el momento del disparo, hace que el retroceso del
arma resulte muchos menos perceptible.

Por otra parte, gracias este tipo de taco se evita en gran manera que los cañones de las
escopetas se emplomen.
Durante su recorrido por el cañón, al ir los perdigones en la cubeta, no tocan las paredes
del ánima, consiguiendo suprimir los residuos de plomo que a causa del rozamiento se
depositaban en las paredes del cañón.

Hoy en día aunque se siguen produciendo tacos de corcho, fibra o incluso papel, como
el célebre taco "Cup Wad" elaborado por la casa Winchester, la mayoría se fabrican por
inyección de polietileno de baja densidad utilizando la última tecnología en moldes de
inyección, lo que garantiza un producto de alta calidad y regularidad.

El fabricante personaliza el diseño de cada modelo de taco para garantizar un resultado


óptimo del cartucho y conseguir distintos efectos en el momento que se realiza el
disparo; sirva de ejemplo la misión dispersante que tienen algunos tacos que mediante
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un separador situado en la cubeta superior, entre la carga de perdigones, facilita la


dispersión del haz de plomos en el momento de salir del cañón. Esto permite un haz más
amplio y una distribución optima de los perdigones a muy corta distancia, adaptando el
cartucho para el tiro cercano; sirva de ejemplo el taco super dispersante patentado por
Cartuchos Saga S.A.

En otras ocasiones el cartucho va dotado de un taco graso, completamente


biodegradable con una tapa de cartón que garantiza la hermeticidad necesaria para los
gases y especialmente diseñado para producir el menor el impacto medioambiental,
atendiendo a las restricciones ecológicas que existen en algunos países.

En definitiva, el rasgo que ha marcado la evolución y el diseño del taco ha sido el


adaptar el cartucho a la variedad, diversidad y diferentes supuestos de utilización ya
sean militares, policiales o deportivos.
Consiguiendo una regularidad máxima de presión, velocidad, y cualidades balísticas
uniformes en todas las condiciones en las que se efectúa el disparo.

 CARACTERISTICAS DE LAS MUNICIONES

 GENERALIDADES

Es del tamaño apropiado para ajustarse a la cámara de ignición de un arma de fuego. El


fulminante es una pequeña carga de un elemento químico sensible a los impactos que se
puede encontrar en el centro o en el borde de la parte posterior del cartucho.

Un cartucho sin bala es un cartucho de fogueo.

Podemos definir el cartucho como el cuerpo compacto y unitario que reúne todos los
elementos necesarios para producir un disparo en un arma de fuego.

Se entiende por cartuchería todo tipo de cartuchos dotados de vaina con pistón y
cargados con pólvora, lleven o no proyectiles incorporados.
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De izquierda a derecha: cartuchos de los calibres 7,62 × 51mm OTAN, 5,56 × 45 mm


OTAN y 9 × 19 mm
Parabellum.

 DIFERENTES TIPOS DE CALIBRES


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Cartcho del 12,(Batería), .454 Casull, .45 Winchester Magnum, .44 Remington
Magnum, .357 Magnum, .38 Special, .45 ACP, .38 Super, 9 mm Luger, .32 ACP, .22
LR

El calibre de un arma de fuego es el diámetro del proyectil que se dispara. En esta lista
se exponen los Calibres en pistolas y revólveres más comunes.

El stopping power medio (poder de parada) de cada munición es la capacidad de una


bala para derribar al blanco de un disparo. No confundir con la letalidad. Debido a los
muchos factores que intervienen en esto, desde el impacto la bala a la corpulencia del
blanco, pasando por su reacción psicológica al verse herido, existe cierta polémica
al respecto del poder de detención.

Por norma, a mayor velocidad y peso de la bala (energía), y mayor calibre o


deformación de la bala (más superficie de impacto que transmita esa energía, mayor
poder de detención. Se considera al .45 ACP un calibre capaz de derribar de un disparo
a cualquier hombre, y en Estados Unidos, tras cierta polémica con la capacidad del
9mm Luger, este se ha visto superado por el más contundente .40 S&W, que está en un
punto intermedio entre los dos antes citados.

La capacidad de perforación depende también de la velocidad de la bala y su peso, pero


es mejor cuanto menos calibre, al concentrar la energía para abrirse paso. Por ejemplo,
el 5.7x28mm (en su versión de cartucho perforante) es munición militar usada en
subfusiles de asalto o pistolas, y es capaz de perforar un chaleco antibalas nivel 3
gracias a la elevadísima velocidad de salida en boca de cañón (más de 600 m/s) y su
forma puntiaguda, similar a las balas de fusil, que facilita la penetración. Sin embargo,
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un .38, .45 auto o un .44 especial (balas subsónicas, menos de 330 m/s), o un .357 o un
9 para supersónicas (350-400 m/s) estándar, no podrían perforarlo.

A través de la historia estas han sido algunas de las armas de fuego y los calibres más
populares que ha manejado el hombre.

 A QUE ARMA PERTENECE CADA CALIBRE

* Fusil Máuser calibre 8 x 57: el de más abolengo militar.

El 8 x 57 Máuser (también llamado "8 mm Máuser") es el calibre de referencia del


Ejército Alemán.

Su empleo masivo durante las dos guerras mundiales contribuyó a que se convirtiera en
uno de los calibres más populares de la historia.

* Calibre 7.62 x 33: un español que triunfó en Argentina.

El calibre 7.62 x 33 mm es uno de los grandes desconocidos de la historia de la


munición. Su paso por España fue prácticamente testimonial; sin embargo, en
Argentina, al otro lado del Atlántico, consiguió hacerse muy popular.

* 9 mm Parabellum: el más popular del mundo.

El 9 mm Parabellum posible-mente sea el calibre más extendido y popular del mundo.


Diseñado por Georg Luger hace más de 100 años, el 9 mm sigue presente en todos los
estamentos vinculados al mundo de las armas. Luger también diseñó la pistola
alemana del mismo nombre (la que usaban los oficiales alemanes en la Segunda Guerra
Mundial).

* .600 Nitro Express: potencia en las sabanas africanas.


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El calibre .600 Nitro Express ocupa una posición privilegiada en lo que respecta a los
cartuchos clásicos de los rifles usados para la caza de especies peligrosas. Con un siglo
de historia a sus espaldas, este potente calibre ha cobrado la vida de numerosos leones
africanos, y de paso lo ha elevado a la categoría de mito.

* .375 H&H Magnum: el Rey de la Sabana.

El .375 H&H Magnum se ha convertido en el calibre de referencia para cazar en las


sabanas africanas. Introducido por la firma londinense Holland & Holland en 1912,
representa el mínimo legal permitido para la cacería de especies peligrosas.

* .458 Win Mag: puede derribar un elefante.

El calibre .458 Win Mag ocupa un puesto de honor en la historia de la caza de especies
de gran tamaño (rinos y elefantes). Desde su nacimiento a media-dos de la década de
1950, este cartucho americano se ha erigido en uno de los grandes protagonistas de la
caza mayor.

* 7.62 mm AK-47: el favorito de los subversivos.

Fue diseñado por el ruso Mijaíl Kalashnikov. Las siglas AK-47 son el acrónimo de
"Avtomt Kalashnikov, modelo 1947". Es un fusil de asalto de calibre 7.62 mm x 39
mm, con un cargador de 30 balas que se recarga de manera automática, accionado por
los gases de expulsión generados en cada disparo.
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CONCLUSIONES

Las municiones mencionadas son relativamente fáciles de fabricar, los conocimientos,


el equipo y la tecnología necesarios para ello son fáciles de transferir a nivel mundial.

El aumento de la transparencia del comercio absolutamente legítimo de municiones y


explosivos ayudaría a detectar, circunscribir y combatir el tráfico ilícito.

Esas medidas de control redundarían en beneficio de la producción, el comercio y la


utilización lícitos de municiones y explosivos y ayudarían a detectar su producción,
tráfico y utilización ilícitos, así como a ponerles freno.

La aplicación de la ley es fundamental para proteger el comercio legal, y para prevenir y


detectar las transferencias ilegales.
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Los accesorios para el mantenimiento de armas son importantes para evitar el deterioro
de las armas principalmente las de uso policial para evitar daños a terceros.

El mantenimiento de las armas debe ser realizado por un profesional para evitar alguna
falla en el funcionamiento de la misma.

Bibliografía

-https://repositorio.escuelamilitar.edu.pe/server/api/core/bitstreams/2c7dfb00-3fae-4ba2-
8748-42012ea824cc/content

-https://www.criminalistica.mx/areas-forenses/balistica/1630-diferentes-tipos-de-
municion#:~:text=Se%20pueden%20clasificar%20por%20el,se%20puede%20encontrar%20de
%20todo.

- https://pdfcoffee.com/estudio-general-de-las-municiones-amauta-pdf-5-pdf-free.html

- https://pdfcoffee.com/tipos-de-municiones-3-pdf-free.html

https://scholar.google.es/scholar?hl=es&as_sdt=0%2C5&q=estudio+de+las+municiones
%3A+organizaci%C3%B3n+y+clasificaci%C3%B3n&btnG=

- https://www.scribd.com/document/519642151/Monografia-de-Uso-y-Manejo-de-Arma

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