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Mil años de tranquilidad: ningún asteroide peligroso a la vista

En el estudio liderado por Óscar Fuentes-Muñoz de la Universidad de Colorado,


se abordó la preocupación sobre impactos de asteroides de gran tamaño en la
Tierra durante los próximos 1.000 años. Utilizando un enfoque diferente al
seguimiento orbital convencional, los investigadores modelaron cuándo se
esperaba que los asteroides se acercaran a la Tierra en sus órbitas y calcularon
estas estimaciones a lo largo de un milenio. Este método permitió evaluar los
riesgos de impacto mucho más lejos en el tiempo que los enfoques anteriores.
Aunque se identificó un asteroide, el 1994 PC1, como el que presentaba mayor
riesgo de impacto, con un 0,00151% de probabilidad de pasar por la órbita de la
Luna en los próximos 1.000 años, la probabilidad general de impacto se considera
baja. Los investigadores destacan que, aunque es improbable que ocurra una
colisión, el estudio proporciona una valiosa oportunidad científica para estudiar de
cerca un asteroide de gran tamaño.

La iniciativa para catalogar asteroides cercanos a la Tierra de más de un kilómetro


de diámetro se originó en una solicitud del Congreso de Estados Unidos en 1998,
instando a la NASA a llevar a cabo este seguimiento. Este estudio es parte de la
respuesta a esa petición y representa un paso hacia la comprensión más completa
de los riesgos potenciales de impacto.

A pesar de las buenas noticias sobre asteroides de gran tamaño, el estudio


también resalta que los asteroides más pequeños, aunque más abundantes,
siguen siendo una amenaza para la Tierra. Se menciona el caso del meteorito de
20 metros que explotó sobre Cheliábinsk (Rusia) en 2013, causando daños
significativos, lo que destaca la importancia de continuar rastreando y estudiando
estos objetos de menor tamaño. Se espera que nuevos estudios y observatorios,
como el Observatorio Vera Rubín en Chile, contribuyan a ampliar la comprensión
de la presencia y el riesgo de asteroides en el sistema solar.
El artículo también enfatiza la importancia continua de rastrear asteroides más
pequeños, que, a pesar de ser más frecuentes, pueden causar daños
significativos. La referencia al meteorito de Cheliábinsk en 2013 ilustra que incluso
objetos relativamente pequeños pueden tener consecuencias importantes en la
Tierra.
Finalmente, la mención del Observatorio Vera Rubín en Chile, que iniciará un
amplio estudio del sistema solar en 2024, destaca la inversión y el interés continuo
en mejorar nuestra comprensión del espacio y los posibles riesgos que podrían
afectar a nuestro planeta. Este enfoque integral hacia la vigilancia espacial y la
investigación científica es fundamental para mitigar cualquier amenaza potencial
que pueda surgir desde el espacio.

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