0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
7 vistas2 páginas
El estudio encontró que no hay asteroides grandes conocidos que representen un riesgo de impacto para la Tierra en los próximos 1,000 años, aunque se identificó un asteroide, el 1994 PC1, con una pequeña probabilidad de pasar cerca de la Luna. A pesar de que es improbable un impacto masivo, el estudio proporciona una oportunidad para estudiar de cerca un asteroide grande. El estudio también enfatiza la necesidad de rastrear asteroides más pequeños que pueden causar daños significativos como el meteorito de Cheli
Descripción original:
Resumen de articulo del MIT
Título original
Mil años de tranquilidad ningún asteroide peligroso a la vista
El estudio encontró que no hay asteroides grandes conocidos que representen un riesgo de impacto para la Tierra en los próximos 1,000 años, aunque se identificó un asteroide, el 1994 PC1, con una pequeña probabilidad de pasar cerca de la Luna. A pesar de que es improbable un impacto masivo, el estudio proporciona una oportunidad para estudiar de cerca un asteroide grande. El estudio también enfatiza la necesidad de rastrear asteroides más pequeños que pueden causar daños significativos como el meteorito de Cheli
El estudio encontró que no hay asteroides grandes conocidos que representen un riesgo de impacto para la Tierra en los próximos 1,000 años, aunque se identificó un asteroide, el 1994 PC1, con una pequeña probabilidad de pasar cerca de la Luna. A pesar de que es improbable un impacto masivo, el estudio proporciona una oportunidad para estudiar de cerca un asteroide grande. El estudio también enfatiza la necesidad de rastrear asteroides más pequeños que pueden causar daños significativos como el meteorito de Cheli
Mil años de tranquilidad: ningún asteroide peligroso a la vista
En el estudio liderado por Óscar Fuentes-Muñoz de la Universidad de Colorado,
se abordó la preocupación sobre impactos de asteroides de gran tamaño en la Tierra durante los próximos 1.000 años. Utilizando un enfoque diferente al seguimiento orbital convencional, los investigadores modelaron cuándo se esperaba que los asteroides se acercaran a la Tierra en sus órbitas y calcularon estas estimaciones a lo largo de un milenio. Este método permitió evaluar los riesgos de impacto mucho más lejos en el tiempo que los enfoques anteriores. Aunque se identificó un asteroide, el 1994 PC1, como el que presentaba mayor riesgo de impacto, con un 0,00151% de probabilidad de pasar por la órbita de la Luna en los próximos 1.000 años, la probabilidad general de impacto se considera baja. Los investigadores destacan que, aunque es improbable que ocurra una colisión, el estudio proporciona una valiosa oportunidad científica para estudiar de cerca un asteroide de gran tamaño.
La iniciativa para catalogar asteroides cercanos a la Tierra de más de un kilómetro
de diámetro se originó en una solicitud del Congreso de Estados Unidos en 1998, instando a la NASA a llevar a cabo este seguimiento. Este estudio es parte de la respuesta a esa petición y representa un paso hacia la comprensión más completa de los riesgos potenciales de impacto.
A pesar de las buenas noticias sobre asteroides de gran tamaño, el estudio
también resalta que los asteroides más pequeños, aunque más abundantes, siguen siendo una amenaza para la Tierra. Se menciona el caso del meteorito de 20 metros que explotó sobre Cheliábinsk (Rusia) en 2013, causando daños significativos, lo que destaca la importancia de continuar rastreando y estudiando estos objetos de menor tamaño. Se espera que nuevos estudios y observatorios, como el Observatorio Vera Rubín en Chile, contribuyan a ampliar la comprensión de la presencia y el riesgo de asteroides en el sistema solar. El artículo también enfatiza la importancia continua de rastrear asteroides más pequeños, que, a pesar de ser más frecuentes, pueden causar daños significativos. La referencia al meteorito de Cheliábinsk en 2013 ilustra que incluso objetos relativamente pequeños pueden tener consecuencias importantes en la Tierra. Finalmente, la mención del Observatorio Vera Rubín en Chile, que iniciará un amplio estudio del sistema solar en 2024, destaca la inversión y el interés continuo en mejorar nuestra comprensión del espacio y los posibles riesgos que podrían afectar a nuestro planeta. Este enfoque integral hacia la vigilancia espacial y la investigación científica es fundamental para mitigar cualquier amenaza potencial que pueda surgir desde el espacio.