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TENGAMOS UN CORAZÓN

COMO MARÍA EN EL MUNDO


DE MARTA
CORAZÓN DE MARÍA
En nuestro corazón hay
un hambre,
una vocación de
conocer y amar a Dios,
para conocer
verdaderamente
a Jesucristo y la
comunión con el
Espíritu Santo.
Pero una parte de ti
CORAZÓN DE MARTA
todavía
duda. Exhausto, te
preguntas cómo encontrar
fuerzas o tiempo.
Cultivar la vida espiritual
parece más una obligación
de
agenda, una cosa más en
una vida desbordante de
responsabilidades.
Queremos adorar como María, pero
la Marta dentro de nosotros
continúa controlándonos.

Marta estaba distraída con sus


tareas y preparativos.
Hasta el ministerio legítimo
dedicado a Jesús puede
llegar a ser un peso que nos
lleva a alejarnos de él.
I. EL MUNDO DE MARTA
Marta es la reina de la
cocina, y del resto de la casa
también.
Había tanto para hacer en
tan poco tiempo. ¡Su mente
estaba extremamente
ocupada!
Preocupada, se adelanta a
toda y cualquier posibilidad.
“¿Dónde está María? ¿Alguien la vio?

¡Marta es una administradora


extraordinaria! Es la hija
mayor de la familia y su frustración
aumenta cuando finalmente
encuentra a María sentada.

Ella puede haber pensado: Toda la


casa está alborotada, para recibir al
Maestro,
probablemente el próximo rey de
Israel.
Intenta notar la rabia que hierve
dentro de Marta al mirar
a su hermana perezosa sentada
a los pies de Jesús.

María parece
ignorar a Marta.

María solo tenía ojos para Jesús.


¿María había elegido la mejor
parte? ¿Había más trabajo para
hacer?

No es “más” lo que Jesús


requiere de nosotros. De
hecho, puede ser “menos”.
II. EL CORAZÓN DE MARÍA
Dicen que la diversidad es el condimento
de la vida.

Debe ser por eso que a veces Dios coloca


personas con personalidades
tan diferentes en la misma familia.

¡María era la luz del sol para los truenos


de Marta! ¡Era el freno para la activa
Marta!
La inclinación de María era deslizarse por
la vida, deteniéndose
para oler las rosas.

Marta era más propensa a recoger


las rosas, cortar rápidamente los tallos
en ángulo y arreglarlas
en un florero.

No podemos decir que una está en lo


correcto y la otra equivocada. Cada
personalidad y talento tiene sus puntos
fuertes y débiles, sus glorias y
tentaciones.
Es interesante que, cuando Jesús
corrigió a Marta, no le dijo: “¿Por
qué no tratas de ser parecida a tu
hermana María?”

Jesús sabía que Marta nunca sería


como María y María nunca sería
como Marta.

Él las amaba así como ellas eran.


Pero cuando ambas estén
ELECCIONES

ante la misma elección, de


trabajar o de adorar, Jesús
dice: “María escogió la
mejor parte”.
María se mueve para estar más
cerca de Jesús.

No tiene importancia que su gesto


sea mal interpretado.

Se siente atraída por el llamado


del Maestro. Y ella responde al
llamado.
III. LA HISTORIA DE TODOS
NOSOTROS
TRABAJO Y ADORACIÓN EN
CONFLICTO

Una parte de nosotros es


María: queremos sentarnos a
los pies de Jesús.

Pero parte de nosotros es


Marta: hay tantas cosas por
hacer. ¡Tantas necesidades
legítimas!
TENSIÓN ENTRE LO URGENTE Y
LO IMPORTANTE

Vivimos en tensión constante


entre lo urgente (nuestro
compromiso de última hora)
y lo importante (lo que
realmente importa).

Invertir esos papeles puede


ser trágico.
Las 24 horas distribuidas cada
día raras
veces son suficientes.

Y si eso es verdad, dejamos lo


que realmente
importa para después.

Pero la conclusión es siempre la


misma: “Esta es mi vida, y las
horas ya están con
compromisos”.
¿CÓMO ENCONTRAR TIEMPO PARA
ESCOGER LA MEJOR PARTE?
Jesús es nuestro ejemplo
supremo.
Nunca estaba apurado.
Sabía quién era y a dónde
iba.

“Solo hago lo que el Padre


me envió a hacer”.
Que increíble es estar en
sintonía con Dios, de modo
que ninguna acción sea
desperdiciada
y ninguna palabra caiga por
tierra. Esta es la intimidad
que Jesús nos invita a
compartir.
Respondiendo a su invitación,
encontramos la clave para
nuestros anhelos, el secreto
para vivir más allá de las
presiones diarias, que a su vez
intentan apartarnos con
fuerza.
A medida que aprendemos el
significado de elegir la mejor
parte de la intimidad con Cristo,
se inicia un proceso de
cambio en nosotros.

Él es el único que puede darnos


un corazón de María en un mundo
de Marta.
Después de todo, Marta no
puso a un lado su personalidad,
no desistió de sus “hobbies”,
no intentó ser igual a María.

La Marta
que vemos más tarde en los
evangelios ya no es la inquieta
o resentida, sino que está llena
de fe y confianza, que solo se
adquiere a los pies de Jesús.
María también cambió. Aunque
su naturaleza contemplativa
hacía de ella una adoradora
nata, también la dejaba
vulnerable a la desesperación.
Pero al final,
cuando nota que Jesús está
cerca, ella pone en acción lo que
aprendió con la adoración. Ella
sigue adelante y aprovecha la
oportunidad de servir.
Dos personas
completamente
diferentes sufren una
transformación
delante de nuestros ojos.

Es imposible estar en la
presencia
de Jesús y no ser
transformado.
TENGAMOS UN CORAZÓN
COMO MARÍA EN EL MUNDO
DE MARTA

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