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COLEGIO DE EDUCADORAS

INFORME RECEPCIONAL

PRIMEROS AUXILIOS EN NIÑOS

PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OBTENER


EL DIPLOMA

ESPECIALIDAD EN:

ASISTENTE EDUCATIVO

POR:

MARIA SUSANA ESPINOZA SANCHEZ

LEON, GUANAJUATO SEPTIEMBRE 2022


COLEGIO DE EDUCADORAS

ESTE INFORME RECEPCIONAL PRESENTADO POR:

MARIA SUSANA ESPINOZA SANCHEZ

HA SIDO APROBADO COMO REQUISITO PARA OBTENER EL


DIPLOMA EN:

ESPECIALIDAD

ASISTENTE EDUCATIVO

__________________________
MARIA SUSANA ESPINOZA SANCHEZ
PORTADA

CONTRAPORTADA

INDICE

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….5

1 Primeros Auxilios En Niños………………………………………………………….6

1.1 Reanimación Cardiopulmonar…………….….…………………………………..6

1.2 Insolación………………………………………………..……..............................11

1.3 Desmayos……………………………………………………..…………………….14

1.4 Picaduras……………………………………………......…………………………..17

1.5 Convulsiones………………………………………………..……………………...22

1.6 Quemaduras…………………………………………………................................34

1.7 Luxaciones…………………………………………..……..……………………….37

1.8 Estado De Choque………………………..………………..................................41

1.9 Hipotermia……………………………………………………...............................44

1.10 Hemorragias……………………………………………………………………….47

1.11 Mordeduras………………………………………………………………………..50

1.12 Fractura…………………………………………………………………………….52

1.13 Alergia………………………………………………………................................55

1.14 Técnica De Heimlich……………………………………………………………..59

1.15 Congelación……………………………………………………………………….62
1.16 Cólicos……………………………………………………………………………...64

1.17 Esguince……………………………………………………………………………67

1.18 Fiebre……………………………………………………………………………….70

1.19 Envenenamiento………………………………………………………………….76

1.20 Atragantamiento………………………………………………………………….79

1.21 Ahogamiento………………………………………………………………………81

CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………..83

GLOSARIO………………………………………………………………………………84

BIBLIOGRAFÍA………………………………………………….................................87

ANEXOS…………………………….…………………………………………………...90
INTRODUCCION

En base a la investigación realizada de Primeros Auxilios se refiere a una atención


médica que se hace inmediatamente después de que ocurre una lesión. Para esto
se deben tener los conocimientos básicos para actuar ante un caso.

En caso de lesiones traumáticas o graves si se requiere tratamiento profesional es


importante llamar al número de emergencia o bien acudir a la clínica más cercana.
Se puede presentar ya que no está exento de que pueda ocurrir un accidente
dentro de las instalaciones y que las más comunes podrían ser sangrado, asfixia,
desmayo, fiebre, posible envenenamiento o intoxicación, hemorragia nasal,
quemaduras, alergias, picaduras de algún insecto y mordeduras.
Se debe identificar el tipo de lesión para saber si se puede atender o tiene que ser
trasladado a una clínica.

En el presente documento he considerado plasmar los pasos a seguir en caso de


presentarse alguna emergencia.
Este material está integrado por 21 unidades, en las cuales podrás trabajar en
caso de emergencia.

En los textos se pueden encontrar situaciones de la vida cotidiana que se pueden


presentar en cualquier momento en dentro de las instalaciones.
Por ejemplo, aquí se encontrará información certificada y comprobada por
médicos.
Ya que en los últimos años se han presentado situaciones de riesgo
frecuentemente con los menores ya que por su edad son los más vulnerables de
sufrir accidentes o lesiones en la institución debido a que no miden el peligro o
consecuencias de jugar muy brusco.

Debido a esto sigo considerando que es muy necesario que todo el personal de
las instituciones sea certificado en primeros auxilios para poder controlar una
situación y no pase a ser a mayores.

Algunas de las situaciones de emergencias se plasmarán con imágenes y con la


guía de paso a paso a seguir, aunque siempre se debe considerar y tener en
cuenta que si no se tienen las capacidades y el conocimiento para hacer alguna
maniobra en una situación de emergencia no se debe tocar ni mover a la persona
en riesgo porque se agravaría más su situación.
Por ello se ha colocado una lista de números de emergencia por si se diera el
caso.

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1 PRIMEROS AUXILIOS

1.1 Reanimación Cardiopulmonar

Reanimación cardiopulmonar (RCP) en bebés y niños. ¿Cómo se realiza?

¿Qué es la RCP?
La reanimación cardiopulmonar básica (RCP) es el conjunto de maniobras que
permiten identificar si un niño está en situación de parada cardiorrespiratoria y
realizar una sustitución de las funciones respiratoria y circulatoria, sin ningún
equipamiento específico, hasta que la víctima pueda recibir un tratamiento más
cualificado.

¿Por qué es necesario utilizar la RCP?


Por suerte, la parada cardiorrespiratoria es poco frecuente en niños, pero es
importante conocer en qué consiste la RCP por si nos encontramos en una
situación en que la respiración o los latidos cardíacos de un niño han parado por
varias causas:

Accidentes: de tráfico, por ahogamiento, sensación de ahogo, atragantamiento con


objetos, electrocución, intoxicaciones, asfixia u otras lesiones.
Patologías: congénitas graves u otras patologías como la bronquiolitis, asma, tos
ferina, etc.
Infecciones graves: como la meningitis.
Si en poco tiempo no se restablecen las funciones vitales dentro de la normalidad
y el flujo de sangre del niño se detiene, esto puede causar daño cerebral o incluso
la muerte. Por eso es importante continuar con la RCP hasta que vuelva el latido
del corazón y la respiración del niño o hasta que llegue ayuda médica.

¿Quién debe hacerla?


La importancia de la RCP radica en que cualquier persona que conozca la técnica
(padres, familiares, maestros, profesionales de la salud, etc.) puede realizarla en
cualquier sitio y sin tener que esperar. De hecho, es vital iniciar la RCP en los tres
primeros minutos después de la parada cardiorrespiratoria ya que, si no, la
probabilidad de que el niño sufra secuelas es muy alto. La muerte puede ocurrir en
tan solo 4 o 6 minutos.

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¿Ante qué síntomas hay que actuar?
Los síntomas a los que tenemos que estar alerta ante un niño son:

Pérdida de conocimiento.
Paro respiratorio.
Ausencia de signos de vida.

¿Qué pasos debemos seguir?


Los pasos de la RCP siguen una secuencia lógica para garantizar la efectividad y
éxito de la técnica. Por ello no debemos saltarnos ningún paso:

1. Verificar el nivel de consciencia del niño. Podemos preguntar cómo se


encuentra o practicarle leves sacudidas o palmadas, siempre y cuando tengamos
la certeza de que no padece ninguna posible lesión en el cuello o en la cabeza
debido a un accidente. Se debe observar si se mueve o emite algún ruido.

2. Si obtenemos respuesta. Si el niño responde moviéndose o verbalmente,


deberemos dejar al niño en la posición en la que lo hemos encontrado (a menos
que esté expuesto a algún peligro adicional), comprobar su estado y pedir ayuda si
fuera necesario.

3. Si no obtenemos respuesta, pedir ayuda. Si el niño está inconsciente debemos


pedir ayuda a alguna persona cercana. Si no hay nadie cerca no debemos dejar
solo al niño.

4. Colocar al niño boca arriba. Debemos tumbar al niño sobre una superficie dura
y plana, con la cabeza boca arriba y las extremidades alineadas. Es importante
evitar torcerle la cabeza y el cuello, ya que si el niño ha sufrido un accidente
podría tener lesiones cervicales.

5. Abrir las vías respiratorias. Para la abertura de las vías respiratorias se realizará
la maniobra frente-mentón destinada a facilitar la entrada de aire por la boca. Para
evitar que la lengua caiga hacia atrás, debemos levantar la barbilla con la cabeza
fija y con una mano. A la vez, con la otra mano inclinaremos la cabeza del niño
hacia atrás empujando la frente hacia abajo con la otra mano. En caso de
presencia de un cuerpo extraño visible y fácilmente extraíble en la boca, se
intentará retirarlo con la punta de los dedos, pero nunca deberemos realizar un
barrido a ciegas de la cavidad bucal.

6. Valorar y comprobar la respiración del niño. Debemos poner el oído cerca de la


nariz y boca del niño y observar el tórax para comprobar si respira. Observaremos,

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escucharemos y sentiremos durante no más de 10 segundos antes de decidir si la
víctima respira con normalidad. Si hay alguna duda actuaremos como si NO fuera
normal.

7. Si respira, le colocaremos en posición lateral de seguridad (PLS) siempre que


sea posible y llamaremos a urgencias hasta la llegada de los equipos asistenciales
comprobando en todo momento su respiración.

En lactantes, la PLS resulta complicada. Debemos procurar poner al lactante en


una superficie dura, aunque sea con un soporte, ya que así mejorará la
permeabilidad de la vía respiratoria y disminuirá el riesgo de atragantamiento con
vómitos o secreciones.

8. Si el niño no respira y estamos acompañados de otra persona, debemos


indicarle que avise a emergencias (112). Mientras, nosotros no nos separaremos
del niño e iniciaremos la respiración artificial (boca-boca). Para ello, nos
colocaremos de rodillas junto a la cabeza del niño y seguiremos los siguientes
pasos:

Abrir las vías aéreas.


Tapar la nariz del niño.
Inspirar profundamente.
Colocar nuestros labios alrededor de la boca del niño (si es menor de un año
podemos cubrir boca y nariz a la vez de manera que quede completamente
sellada).
Hacer 5 insuflaciones de rescate (soplos) uniformes hasta comprobar que el tórax
del niño se eleva. Retirar la boca para tomar aire y observar que el tórax vuelve a
bajar. Entre cada insuflación debemos mantener la posición de la cabeza y las
manos, pero debemos retirar la boca para facilitar la respiración.

Mientras se realizan las insuflaciones de rescate, deberemos comprobar si


provocan alguna respuesta en forma de movimientos, respiraciones o tos. Si no
conseguimos que, entre aire, deberemos sospechar que algún objeto está
obstruyendo las vías respiratorias. Consulta cómo funciona el manejo de la
Obstrucción de la Vía Aérea por Cuerpo Extraño (OVACE) o atragantamiento.

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9. Comprobar signos de vida. Para comprobar los signos de vida deberemos
observar signos de tos, movimientos y/o respiración.

Si presenciamos signos de vida: seguir con la ventilación boca a boca a un ritmo


de 20 por minuto hasta la llegada de los servicios de asistencia comprobando en
cada momento su estado de respiración y los latidos de su corazón.
Si NO presenciamos signos de vida: si el niño sigue inconsciente, no respira, no
se mueve o tiene mal color, son otros signos de que su corazón no late.
Iniciaremos las compresiones torácicas.
10. Realizar las compresiones torácicas. El objetivo es comprimir el tórax contra la
espalda de forma rítmica para conseguir que la sangre salga del corazón y circule
por el cuerpo. Colocaremos al niño boca arriba en un plano duro y con las
extremidades alineadas y seguiremos estos pasos:

Colocar el talón de la mano en el esternón, justo por debajo de los pezones, nunca
en el extremo del esternón. En los niños menores de 1 año colocaremos 2 dedos,
y en niños mayores de 8 años podemos utilizar las 2 manos.
Colocar la otra mano de manera que aguante la frente un poco inclinada hacia
atrás.
Aplicar presión hacia abajo en el pecho del niño comprimiéndolo entre 1/3 y 1/2 de
su profundidad.
Hacer 30 compresiones dejando que el pecho se eleve completamente.
Deberemos hacer estas compresiones de forma rápida, fuerte y sin pausa.
A continuación, hacer 2 insuflaciones más.
Continuar la RCP (30 compresiones cardíacas, seguidas de 2 insuflaciones y
repetir).

11. Llamar a urgencias y comprobar signos de vida. Si al cabo de un minuto de


empezar la RCP, seguimos solos y no hemos podido llamar a urgencias (112),
deberemos hacerlo ahora, aunque para ello tengamos que abandonar
momentáneamente al niño.

A los 2 minutos deberemos comprobar la eficacia de nuestras maniobras:


aparición de signos de vida y/o respiración espontánea.

12. Finalizar la RCP. Deberemos continuar combinando 30 compresiones


torácicas con 2 ventilaciones hasta que:

Llegue la ayuda del profesional


La víctima recupere la respiración efectiva
Estemos exhaustos

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Es importante recordar que no es recomendable realizar maniobras de
reanimación con el lactante en brazos y en movimiento. Solo de forma
excepcional, podemos movilizar al niño en caso de que nos desplacemos para
solicitar ayuda y continuar las maniobras en el otro lugar.

¿Cómo podemos prevenir el tener que hacer la RCP?


A diferencia de los adultos, son causas previsibles las que llevan a practicar la
RCP en la gran mayoría de niños. Teniendo en cuenta esta premisa, es mejor
prevenir que curar siguiendo estos prácticos consejos:

Prevenir lesiones por accidentes de tráfico. Utilizar sillas homologadas según la


edad del niño y conducir con precaución y sentido común.
Prevenir atragantamientos con alimentos o cuerpos extraños. Enseñar al niño lo
que debe comer y lo que no, y hacerlo de forma pausada. En niños más pequeños
hay que estar atentos a que el niño no consuma objetos pequeños.
Dar al niño juguetes aptos para su edad, que hayan pasado todos los controles de
seguridad y calidad.
Prevenir la ingesta de productos tóxicos. Mantener productos tóxicos,
medicamentos, productos de limpieza, etc. fuera del alcance de los niños.
Enseñar al niño a nadar desde pequeño.
Enseñar al niño educación vial y a montar en bicicleta, triciclos, etc. De forma
segura.
Nunca debemos subestimar lo que puede hacer un niño. Seguramente es capaz
de hacer muchas más cosas de las que creemos que puede hacer. Por ello es
recomendable estar siempre muy atentos a lo que está haciendo el niño y estar
preparados ante una emergencia.

Por último, creemos que, aunque todos los padres, otros familiares e incluso
maestros deben conocer la técnica del RCP, son los padres de niños con
problemas de salud causados por patologías crónicas, especialmente del corazón
o de respiración, los que deben preocuparse por conocer cuándo se puede
producir una parada cardiorrespiratoria y utilizar la RCP cuanto antes.

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1.2 Insolación

Golpe de calor niño síntomas

¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor?


Qué hacer si un niño sufre una insolación
¿Cuándo un golpe de calor es grave?
Las causas de que un niño sufra un golpe de calor
Quién tiene más riesgo de sufrir una insolación
Cómo prevenir el golpe de calor en los niños
El peligro de dejar a un niño en el coche con el calor
La insolación es la exposición excesiva a temperatura ambientales altas. Cuando
como consecuencia de esta exposición prolongada se produce un desequilibrio en
el control de la temperatura de nuestro cuerpo, hablamos entonces de golpe de
calor.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE UN GOLPE DE CALOR?


Cuando aparecen los síntomas de golpe de calor puedes notar a tu hijo más
cansado y sediento que de costumbre. Su piel está sudada, fresca y húmeda.

Si es un poquito mayor puede quejarse que le duele la cabeza o la barriga.

Si la insolación persiste, y el mecanismo productor de sudor falla, debemos


preocuparnos porque pueden aparecer síntomas de golpe de calor, que
identificaremos como:

Temperatura corporal alta (hipertermia).


Pulso y respiración rápidos.
Piel caliente y seca.
Ausencia de sudor.
Debilidad (adormecimiento), pocas ganas de jugar.
Náuseas y vómitos.
Dolor de cabeza.

QUÉ HACER SI UN NIÑO SUFRE UNA INSOLACIÓN


Si detectamos en nuestro hijo síntomas de insolación, debemos trasladarle a un
lugar más fresco y sombreado, ofrecerle líquidos, no muy fríos y lentamente,
mantenerle en reposo y tomarle la temperatura.

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Si a pesar de nuestra actuación los síntomas avanzan, aparecerá aumento de
temperatura y tendremos que aplicar medidas de enfriamiento.

¿Cómo podemos hacerlo? Aplicando agua fresca (no agua excesivamente fría ni
hielo) de forma suave por el cuerpo, sobre todo en las zonas de la axila e inglés
(aquí sí podemos aplicar algo de hielo envuelto en un paño)

Después, abanicándole para favorecer la transpiración, lo que refresca el cuerpo.

¿CUÁNDO UN GOLPE DE CALOR ES GRAVE?


Cuando detectemos una temperatura corporal superior a 39’5ºC en la axila
Cuando no tolere los líquidos orales y/o las medidas de enfriamiento no sean
eficaces, debemos acudir a un servicio de urgencias
El médico, además de continuar con las medidas de enfriamiento, valorará si
hacer pruebas complementarias, como análisis de sangre y orina para comprobar
la función de órganos internos.

LAS CAUSAS DE QUE UN NIÑO SUFRA UN GOLPE DE CALOR


Fallan los mecanismos corporales reguladores del calor (sobre todo la
evaporación del sudor), que implica una acumulación de calor en el cuerpo.

La falta de sudor hace que nuestro cuerpo no pueda mantener su temperatura a


niveles bajos cuando está expuesto a altas temperaturas ambientales.

QUIÉN TIENE MÁS RIESGO DE SUFRIR UNA INSOLACIÓN


Estar a pleno sol, en la playa, piscina o montaña, por varias horas es, lógicamente,
un riesgo. Pero además influyen varios factores:

Edad: es más frecuente en niños de 0 a 4 años.


Una ingesta de líquidos insuficiente.
Clima cálido y húmedo, sin viento.
Cuando se da una ola de calor.
Ambiente cerrado caldeado.
Niños en espacio cerrado dentro de un vehículo expuesto al sol.
Ejercicio intenso.
A pesar de que los síntomas son alarmantes, suele ser un proceso auto limitado,
de resolución ambulatoria, con recuperación total, pero hay que actuar de forma
rápida.

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POSIBLES COMPLICACIONES
Son poco frecuentes, pero al fallar el sistema de termorregulación del cuerpo,
pueden afectarse nuestros órganos internos.

La afectación del sistema nervioso se traduce en convulsiones y pérdida de


consciencia. Puede ser muy grave si no se actúa a las primeras señales.

CÓMO PREVENIR EL GOLPE DE CALOR EN LOS NIÑOS


Permanecer a la sombra y en un entorno fresco el mayor tiempo posible.
Beber líquidos en forma abundante, preferiblemente agua.
En los bebes que toman lactancia materna, hay que ofrecer pecho más a menudo.
Limitar actividad física en las horas centrales del día.
Aire acondicionado o ventiladores en los días calurosos, todo el tiempo o parte del
tiempo.
Baños fríos o tibios.
Ropa ligera, ancha y de colores claros.
Puede usar gorros anchos o gorritas con visera.

EL PELIGRO DE DEJAR A UN NIÑO EN EL COCHE CON EL CALOR


Nunca debemos dejar a nuestro hijo encerrado en el coche, aparcado al sol, para
ir a cumplir algún encargo… Ni por unos pocos minutos.

Durante los meses de calor, la temperatura en el interior del coche puede


aumentar de 10 a 15 ºC en 10 minutos.
Abrir las ventanas no soluciona el aumento brusco de temperatura.
La temperatura corporal del niño sube 3 a 5 veces más rápido que en el adulto
debido a la menor reserva de agua en el niño.
En estas circunstancias un golpe de calor puede suceder en 20 minutos y la
muerte en solo 2 horas. (IMAGEN 1 PAG. 74)

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1.3 Desmayos

Qué hacer y qué no hacer ante un niño que ha sufrido un síncope (desmayo)

El síncope es una pérdida de la conciencia y del tono muscular de inicio brusco,


de breve duración y con recuperación rápida. Como adultos, ante un niño que se
ha desmayado, ¿cómo debemos actuar?

¿Qué es un síncope?
El síncope (también conocido como desmayo, desvanecimiento, lipotimia o
vahído) es una pérdida de la conciencia y del tono muscular de inicio brusco, de
breve duración (generalmente segundos) y con recuperación rápida.

Antes de desmayarse, la persona que lo sufre suele sentir manifestaciones como


palpitaciones, sudoración fría, náuseas, pérdida de visión o visión nublada,
zumbido en los oídos y sensación de debilidad muscular.

Aunque la recuperación de la conciencia suele ser rápida, es frecuente que


durante las horas siguientes la persona que lo ha sufrido presente dolor de
cabeza, sensación de mareo y aturdimiento.

Los síncopes son más frecuentes en adolescentes, sobre todo en el sexo


femenino, y se estima que entre un 15 y un 25% de los adultos jóvenes lo han
experimentado al menos una vez en su infancia o adolescencia.

¿Cuáles son sus causas?


En la mayoría de los casos se deben a una bajada transitoria de la tensión arterial
que no está producida por ninguna enfermedad del corazón.

Tienen diversos desencadenantes, algunos de ellos muy típicos y conocidos: la


visión de sangre, el dolor propio o ajeno, el ayuno prolongado, la falta de sueño,
permanecer durante mucho tiempo de pie o en lugares muy concurridos y con
mucho calor en el ambiente, los cambios de postura bruscos (sobre todo al
levantarse de la cama), etc.

A pesar de esta aparente benignidad, hasta que se realiza una valoración médica
para descartar que los síncopes tengan otra causa, pueden generar una gran
angustia familiar y personal y conducir a una restricción de la actividad física y
absentismo escolar.

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¿Cómo evalúa el médico la causa de los síncopes?
El objetivo de la evaluación de una persona que ha sufrido un síncope es
diferenciar al paciente con una causa benigna, la mayoría de los casos, de aquel
con una causa potencialmente grave o mortal (síncopes cardiacos).

En primer lugar, mediante la entrevista con el paciente. La descripción que


realizan tanto él como las personas que lo presenciaron ofrece la información más
importante para identificar un síncope de causa benigna.

Mediante la exploración física y técnicas diagnósticas como el electrocardiograma


y la ecocardiografía pueden descartase algunas enfermedades cardiacas que
pudieran haber producido el síncope.

En algunos casos muy concretos puede estar indicado realizar otras pruebas
diagnósticas, como la ergometría (prueba de esfuerzo cardiaca), el estudio
electrofisiológico o la prueba de mesa basculante.

¿Cuál es el tratamiento de los síncopes?


Los síncopes no debidos a una enfermedad, que son la mayoría de los casos, no
precisan ningún tratamiento

Su evolución natural es a la mejoría con el paso del tiempo. Durante los siguientes
años desde su aparición se hacen menos frecuentes y los mareos menos
intensos.

No obstante, es importante ofrecer a las personas que los han sufrido en varias
ocasiones una serie de recomendaciones para intentar que tengan la menor
repercusión posible sobre su calidad de vida.

Consejos para los pacientes con síncopes:


Es importante saber que no se trata de ninguna enfermedad, sino de un trastorno
transitorio de la regulación de la presión arterial que suele presentarse con mayor
frecuencia durante la adolescencia y que tiende a mejorar con el paso del tiempo.
Hay que evitar situaciones desencadenantes del mareo y los síncopes: lugares
cerrados, muy frecuentados y poco ventilados donde haga calor, la visión de
sangre o de heridas…
El niño debe saber que no debe levantarse de forma brusca de la cama o después
de haber estado sentado o tumbado durante mucho tiempo. Es importante que lo
haga poco a poco para dar a su cuerpo un tiempo para que se adapte al cambio
de postura.

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El niño ha de evitar estar de pie durante mucho tiempo. Si no le queda más
remedio (por ejemplo, haciendo una cola), es recomendable que aprenda a
ejercitar los músculos de las piernas para favorecer el retorno de la sangre de las
piernas hacia el corazón. Un ejercicio sencillo consiste en ponerse de puntillas y
talones con ambos pies de forma alternativa.
Es recomendable que el niño descanse y duerma un número de horas suficiente
durante la noche.
No debe salir de casa por la mañana sin desayunar ni permanecer durante mucho
tiempo sin comer.
Salvo que el niño padezca de hipertensión arterial (un problema poco frecuente en
niños), puede comer con algo más de sal y desayunar alimentos consistentes que
aporten sal: embutidos, queso, tostadas con aceite y sal...
Beber agua abundante, al menos ocho vasos grandes (dos litros), durante todo el
día.
Practicar ejercicio físico de forma regular.
Muchas enfermedades, así como la presencia de fiebre o dolor, pueden aumentar
su predisposición a presentar un síncope.
El estrés psicológico, sobre todo el que en ocasiones generan las manifestaciones
previas al síncope, puede agravar los síntomas.
En caso de aparición de los primeros síntomas que preceden al síncope
(sensación de debilidad y mareo, visión borrosa, sudoración, náuseas…) es
necesario que el niño se tumbe lo antes posible para evitar la pérdida de
conciencia y la caída al suelo y respirar lenta y profundamente.
En caso de que tu hijo pierda la conciencia es conveniente elevarle las piernas y
ponerle la cabeza de lado para que respire mejor. Cuando recupere la conciencia
y desaparezca la sensación de malestar y debilidad puede incorporarse
lentamente.

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1.4 Picaduras

Picaduras de insectos en niños


¿Qué son las picaduras de insectos en niños?
Los insectos pueden picar en cualquier parte del cuerpo y pueden provocar dolor y
asustar a un niño. La mayoría de las picaduras de insectos causan sólo una
molestia menor. En general son de abejas.

¿Cuáles son las causas de las picaduras de insectos en niños?


Un niño puede resultar picado por abejas, avispas, vespulas y avispones. Las
vespulas causan la mayoría de las reacciones alérgicas en Estados Unidos. Las
hormigas rojas, que generalmente viven en los estados del sur, también pueden
picar a un niño.

¿Cuáles son los síntomas de las picaduras de insectos en niños?


A continuación, encontrará los síntomas más comunes de las picaduras de
insectos.

Reacciones locales en la piel:

Dolor

Hinchazón

Enrojecimiento

Comezón

Calor

Pequeñas cantidades de sangrado o supuración

Zonas rojas elevadas (urticaria)

Los síntomas pueden afectar todo el cuerpo. Es posible que su hijo tenga una
reacción alérgica más seria. Este tipo de reacción puede poner en riesgo la vida.
Los síntomas incluyen:

Tos

Cosquilleo en la garganta

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Opresión en la garganta o en el pecho

Problemas para respirar o silbidos

Náuseas y vómitos

Mareo

Desmayo

Transpiración

Sentirse ansioso

Comezón y salpullido en otras partes del cuerpo no cercanas a la picadura

¿Cómo se diagnostican las picaduras de insectos en niños?


El proveedor de atención médica de su hijo revisará al niño. Buscará una picadura
o signos de una reacción alérgica.

¿Cómo se tratan las picaduras de insectos en niños?


El tratamiento dependerá de los síntomas, la edad y la salud general de su hijo.
También variará según la gravedad de la afección.

Generalmente las reacciones no son serias. Sin embargo, pueden poner en riesgo
la vida si la picadura está en la boca, la nariz o la zona de la garganta. Esto se
debe a que la hinchazón puede cerrar la vía respiratoria.

El tratamiento de las reacciones locales incluye:

Calmar a su hijo y hacerle saber que usted puede ayudarlo.

Quitar el aguijón, si todavía está, raspando con suavidad al ras con un objeto no
cortante, como una tarjeta de crédito o un cuchillo sin filo. No intente quitarlo
jalando.

Lave la zona con agua y jabón.

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Coloque en la zona una compresa fría o de hielo envuelta en un paño para ayudar
a reducir la hinchazón y el dolor. Hágalo durante 10 minutos y luego deje
descansar la zona 10 minutos por un tiempo total de 30 a 60 minutos.

Si la picadura fue en un brazo o en una pierna, eleve la extremidad para ayudar a


reducir la hinchazón.

Para ayudar a reducir la comezón, considere tomar las siguientes medidas:

Coloque una pasta de una de las siguientes opciones sobre la zona. Use
bicarbonato de sodio y agua, ablandador común de carne y agua, o una bolsita de
té húmeda. Deje actuar durante 15 a 20 minutos.

Use un medicamento de venta sin receta para tratar picaduras de insectos.

Coloque una crema antihistamínica o corticosteroide, o una solución de calamina


en la zona.

Dele a su hijo acetaminofén (paracetamol) o ibuprofeno para aliviar el dolor.

Dele un antihistamínico de venta sin receta si lo aprueba el proveedor de atención


médica de su hijo. Asegúrese de seguir con cuidado las instrucciones de la dosis
para su hijo.

Vigile de cerca a su hijo durante la próxima hora para detectar signos de una
reacción alérgica seria.

Llame al 911 y busque enseguida atención de emergencia si su hijo resulta picado


en la boca, nariz o zona de la garganta o si su hijo tiene signos de una reacción
alérgica seria.

El tratamiento médico de emergencia puede incluir:

Medicamentos como epinefrina, antihistamínicos o corticosteroides

Ayuda para respirar

¿Cuáles son las complicaciones de las picaduras de insectos en niños?


Las dos complicaciones más importantes por picaduras de insectos son las
reacciones alérgicas y las infecciones. Una reacción alérgica puede causar la
muerte si es lo suficientemente grave.

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¿Se pueden prevenir las picaduras de insectos en niños?
La siguiente es una guía general para ayudar a reducir las probabilidades de
resultar picado por un insecto. Mientras esté al aire libre, es recomendable que su
hijo:

No use perfumes, rocíos para el cabello ni otros productos perfumados.

No use ropa de colores muy vivos.

No camine ni juegue descalzo al aire libre.

Use un repelente de insectos para niños.

Se mantenga alejado de las áreas que tienen colmenas y nidos. Haga retirar
cualquier nido por profesionales.

Se mantenga calmo y se aleje caminando lentamente si se le acerca un insecto

Si sabe o sospecha que su hijo es alérgico a picaduras, siga estos consejos:

Haga que su hijo lleve un equipo contra picaduras de abejas, por ejemplo, EpiPen,
en todo momento y asegúrese de que el niño sepa cómo usarlo. Se necesita una
receta para comprar estos productos.

Asegúrese de que su hijo use mangas y pantalones largos cuando juegue al aire
libre.

Consulte a un alergista para hacer análisis de alergia y recibir tratamiento.

Puntos clave sobre las picaduras de insectos


En general son de abejas o vespulas.

Las vespulas causan la mayoría de las reacciones alérgicas en Estados Unidos.

Los síntomas más comunes de una picadura de insecto son hinchazón, dolor y
enrojecimiento en el sitio de la picadura.

El tratamiento incluye quitar el aguijón, lavar la zona picada y aplicar una


compresa fría.

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Para prevenir las picaduras de insectos, enséñele a su hijo a mantenerse tranquilo
y alejarse caminando si se le acerca un insecto.

Próximos pasos
Consejos para ayudarle a aprovechar al máximo una visita al proveedor de
atención médica de su hijo:

Tenga en mente la razón de la visita y qué desea que suceda.

Antes de su visita, escriba las preguntas que quiere hacerle.

En la visita, escriba el nombre de un diagnóstico nuevo y de todos los


medicamentos, tratamientos o análisis nuevos. Además, escriba todas las
instrucciones nuevas que le dé el proveedor para su hijo.

Pregunte por qué se indica un medicamento o tratamiento nuevo, y cómo ayudará


a su hijo. Además, consulte cuáles serán los efectos secundarios.

Pregunte si la afección de su hijo se puede tratar de otras maneras.

Infórmese de por qué un análisis o procedimiento se recomienda y qué podrían


significar los resultados.

Consulte qué puede ocurrir si su hijo no toma el medicamento o no se hace un


análisis o procedimiento.

Si su hijo tiene una cita de control, anote la fecha, la hora y el propósito de esa
visita.

Averigüe cómo puede comunicarse con el proveedor de su hijo después del


horario de consultorio. Es importante por si su hijo se enferma y usted necesita
hacer preguntas o pedir un consejo.

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1.5 Convulsiones

Convulsiones y la epilepsia en niños


¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es un trastorno neurológico que afecta al cerebro y hace que las
personas sean más susceptibles a tener convulsiones recurrentes. Es uno de los
trastornos más comunes del sistema nervioso que afecta a personas de todas las
edades, razas y origen étnico. Según la Fundación Americana de Epilepsia
(Epilepsy Foundation of America), aproximadamente 3 millones de
estadounidenses conviven con la epilepsia.

Todo lo que interrumpa las conexiones normales entre las células nerviosas del
cerebro puede provocar una convulsión; esto incluye fiebre alta, bajo nivel de
azúcar en sangre, abstinencia de alcohol o drogas, o una conmoción cerebral. En
estas circunstancias, cualquier persona puede tener una o más convulsiones. Sin
embargo, cuando una persona sufre dos o más convulsiones recurrentes, se
considera que tiene epilepsia. Existen muchas causas posibles de epilepsia, que
incluyen un desequilibro de sustancias químicas que envían señales nerviosas
llamadas neurotransmisores, tumores, accidentes cerebrovasculares (ataques
cerebrales), malformaciones en el cerebro, trastornos genéticos, hipertensión,
infecciones y daños cerebrales como consecuencia de enfermedades o lesiones, o
alguna combinación entre estas. En la mayoría de los casos, la epilepsia puede
tener causas no detectables.

¿Qué es una convulsión?


El cerebro es el centro que controla y regula todas las respuestas voluntarias e
involuntarias del cuerpo. Se trata de células nerviosas que normalmente se
comunican entre sí mediante la actividad eléctrica.

Una convulsión se produce cuando una parte o partes del cerebro reciben un
estallido de señales eléctricas anormales que interrumpe temporalmente la función
eléctrica normal del cerebro.

¿Cuáles son los distintos tipos de convulsiones?


El tipo de convulsión depende de la parte y de la cantidad de cerebro afectado y
de lo que sucede durante la convulsión. Las dos grandes categorías de
convulsiones epilépticas son las convulsiones generalizadas (de ausencia,
atónicas, tónico-clónicas, mioclónicas) y convulsiones parciales (simples y
complejas). Dentro de estas categorías, existen varios tipos diferentes de
convulsiones en los niños, entre las que se incluyen:

23
Convulsiones focales. Las convulsiones focales se presentan cuando se produce
una función eléctrica cerebral anormal en una o más zonas de una parte del
cerebro. Las convulsiones focales también se pueden denominar convulsiones
parciales. Con las convulsiones focales, en especial las convulsiones focales
complejas, el niño puede experimentar un aura antes de que se produzca la
convulsión. El aura más común implica sentimientos tales como un déjà vu, una
fatalidad inminente, miedo, o euforia. Un aura también puede consistir en cambios
visuales, anomalías auditivas o cambios en el sentido del olfato. Existen dos tipos
de convulsiones parciales, que son los siguientes:

Convulsiones focales simples. El niño puede presentar diferentes síntomas según


la zona del cerebro afectada. Si el funcionamiento eléctrico cerebral anormal se
produce en el lóbulo occipital (parte posterior del cerebro, que involucra a la visión)
el niño puede sufrir alteraciones en la vista. Sin embargo, es más común que el
trastorno afecte los músculos del niño. La actividad de las convulsiones se limita a
un conjunto muscular aislado, como, por ejemplo, los dedos, o a músculos más
grandes en los brazos y las piernas. En este tipo de convulsión localizada en un
solo lado del cerebro, el niño no pierde el conocimiento. Es posible que
experimente sudor, náuseas o palidez.

Convulsiones focales complejas. Este tipo de convulsiones generalmente se


produce en el lóbulo temporal del cerebro, la zona que controla la función de las
emociones y la memoria. Las convulsiones suelen durar entre uno y dos minutos.
Generalmente, durante estas convulsiones, el niño pierde el conocimiento. Perder
el conocimiento no significa que el niño se desmaya; algunas veces, el niño puede
dejar de percibir lo que sucede a su alrededor. El niño puede aparentar estar
despierto, pero al mismo tiempo presentar diversas conductas. Las conductas
pueden ser las siguientes: ahogarse, relamerse los labios, correr, gritar, llorar y/o
reírse. También puede haber alteraciones de la conciencia si la convulsión se
extiende desde un lado del cerebro para comprometer los dos lados. Cuando el
niño vuelve en sí después de la convulsión, es posible que se queje porque se
siente cansado o con sueño. Esto se denomina período postictal.

Convulsiones generalizadas. Las convulsiones generalizadas afectan a ambos


lados del cerebro simultáneamente. Después de la convulsión, se produce la
pérdida de conocimiento y un estado postictal, aunque algunas convulsiones
generalizadas tienen períodos de estado postictal muy breves. Entre los tipos de
convulsiones generalizadas se incluyen los siguientes:

Convulsiones de ausencia (también llamadas pequeño mal o petit mal). Estas


convulsiones se caracterizan por un breve estado de consciencia alterada y

24
episodios de mirada fija. Por lo general, el niño mantiene la postura durante la
convulsión. Puede mover la boca o la cara, o pestañar. Las convulsiones no
suelen durar más de 30 segundos. Cuando terminan, es posible que el niño no
recuerde lo que acaba de ocurrir y continúe con sus actividades, actuando como si
no hubiera sucedido nada. Estas convulsiones pueden producirse de unas pocas a
docenas de veces al día. A veces se las confunde con un problema de aprendizaje
o de conducta. Las convulsiones de ausencia casi siempre comienzan entre los 4
y los 12 años.

Atónicas (también llamadas ataques de caída). En las convulsiones atónicas, se


produce una pérdida repentina del tono muscular, por lo que el niño puede caerse
si está de pie o dejar caer la cabeza de repente. Durante la convulsión, el niño
está sin fuerzas y no responde.

Convulsiones generalizadas tónico-clónicas (también llamadas gran mal o grand


mal). La forma clásica de este tipo de convulsión, que puede no presentarse en
todos los casos, se caracteriza por cinco fases diferentes. El cuerpo, los brazos y
las piernas se flexionan (se contraen), se extienden (se estiran) y tiemblan (se
sacuden), seguidas por un período clónico (contracción y relajación de los
músculos) y del período postictal. No todas estas fases se presentan en cada uno
de estos tipos de convulsiones. Durante el período postictal, el niño puede tener
sueño, problemas de la vista o del habla, un fuerte dolor de cabeza, fatiga o
dolores en el cuerpo.

Convulsiones mioclónicas. Este tipo de convulsiones consiste en movimientos


rápidos o una sacudida brusca de un conjunto de músculos. Estas convulsiones
tienden a producirse en agrupaciones, es decir, que pueden ocurrir varias veces al
día o durante varios días seguidos.

Espasmos del lactante. Es un tipo de trastorno convulsivo poco común que afecta
a lactantes generalmente antes de los 6 meses de vida. Se produce con mayor
frecuencia cuando el niño se despierta o cuando intenta dormirse. Los lactantes
suelen experimentar breves períodos de movimientos del cuello, el tronco o las
piernas que duran unos pocos segundos. Es posible que experimenten cientos de
estas convulsiones al día. La mayoría de los espasmos del lactante tienen causas
serias. Aunque el niño reciba un tratamiento adecuado, pueden presentarse
complicaciones a largo plazo.

Convulsiones febriles. Este tipo de convulsiones está asociado con la fiebre. Estas
convulsiones son más frecuentes en los niños de entre 6 meses y 5 años, y es
posible que existan antecedentes familiares de este tipo de convulsiones. Las

25
convulsiones febriles que duran menos de 15 minutos se llaman simples y,
generalmente, no tienen efectos neurológicos a largo plazo. Las convulsiones que
duran más de 15 minutos se llaman complejas y pueden producir alteraciones
neurológicas a largo plazo en el niño. Muchos niños que presentan convulsiones
febriles tienen afecciones genéticas.

¿Cuáles son las causas de una convulsión?


Un niño puede experimentar uno o muchos tipos diferentes de convulsiones.
Aunque se desconoce la causa exacta de las convulsiones, las más comunes se
producen debido a los siguientes factores:

En los recién nacidos y lactantes:

Trastornos perinatales (inmediatamente antes o después del nacimiento)

Problemas congénitos (presentes al nacer)

Prematuridad (bebé nacido antes de tiempo)

Fiebre/Infección

Desequilibrios químicos o metabólicos del cuerpo

Factores genéticos

En niños, adolescentes y adultos jóvenes:

Alcohol y drogas

Traumatismo en la cabeza o lesión cerebral

Infecciones

Trastornos congénitos

Factores genéticos

Razones desconocidas

Otras causas posibles de las convulsiones pueden ser:

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Tumor cerebral

Problemas neurológicos

Abstinencia de drogas

Medicamentos

Uso de drogas ilegales

¿Cuáles son los síntomas de una convulsión?


El niño puede tener grados variables de síntomas según el tipo de convulsión. A
continuación, se enumeran algunos síntomas generales o señales de advertencia
que podrían indicar que su hijo está sufriendo convulsiones. Los síntomas o
señales pueden incluir:

Mirada fija

Sacudidas de los brazos y las piernas

Rigidez corporal

Pérdida del conocimiento

Problemas para respirar o episodios en los que deja de respirar

Pérdida del control de la vejiga o el intestino

Caídas repentinas sin motivo aparente, especialmente cuando están asociadas


con la pérdida del conocimiento

Breves períodos de falta de respuesta al ruido o a las palabras

Confusión o aturdimiento

Movimiento rítmico de la cabeza como asintiendo, cuando está asociado con la


pérdida de percepción o del conocimiento.

Períodos de mirada fija y parpadeos rápidos

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Durante la convulsión, el niño puede presentar una coloración azulada en los
labios y no respirar normalmente. Los movimientos suelen ir seguidos de un
período de sueño o desorientación.

Los síntomas de una convulsión pueden parecerse a los de otros problemas o


trastornos de salud. Consulte siempre al médico de su hijo para obtener un
diagnóstico.

¿Cómo se diagnostican las convulsiones?


Es posible que no se comprenda en su totalidad la magnitud de la convulsión
inmediatamente después de la aparición de los síntomas, pero puede
manifestarse al realizar una evaluación médica completa y pruebas de
diagnóstico. Una convulsión se diagnostica mediante exámenes físicos y pruebas
de diagnóstico. Durante los exámenes, el médico obtiene una historia clínica
completa del niño y de su familia, y pregunta cuándo se produjeron las
convulsiones. Es posible que las convulsiones se deban a problemas neurológicos
y requieran seguimiento médico adicional.

Las pruebas de diagnóstico pueden incluir:

Análisis de sangre.

Electroencefalograma (EEG). Procedimiento que registra la actividad eléctrica


continúa del cerebro mediante electrodos conectados al cuero cabelludo.

Resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés). Procedimiento de


diagnóstico que utiliza una combinación de imanes grandes, radiofrecuencias y
una computadora para producir imágenes detalladas de los órganos y las
estructuras internas del cuerpo.

Tomografía computarizada (también llamada escáner CT o CAT, por sus siglas en


inglés). Procedimiento de diagnóstico por imágenes que utiliza una combinación
de radiografías y tecnología informática para obtener imágenes horizontales o
axiales (a menudo llamadas "cortes") del cuerpo. Una tomografía computarizada
muestra imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, incluso los huesos,
los músculos, la grasa y los órganos. Las tomografías computarizadas muestran
más detalles que las radiografías generales.

Punción lumbar (punción espinal). Se coloca una aguja especial en la parte baja
de la espalda, dentro de la duramadre, por debajo del nivel donde termina la
columna vertebral. Se puede medir la presión que existe en el canal espinal y en el

28
cerebro. Se puede extraer una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo (LCR)
y enviarla como prueba para determinar la existencia de una infección u otros
problemas. El líquido cefalorraquídeo baña el cerebro y la médula espinal de su
hijo.

Tratamiento de una convulsión


El médico de su hijo determinará el tratamiento específico para una convulsión
basándose en lo siguiente:

La edad de su hijo, su estado general de salud, y su historia clínica

Gravedad del trastorno

Tipo de convulsión

La tolerancia de su hijo a determinados medicamentos, procedimientos o terapias


específicas

Las expectativas respecto de la evolución del trastorno

Su opinión o preferencia

El objetivo del tratamiento para las convulsiones consiste en controlar, detener o


disminuir la frecuencia de las convulsiones sin interferir en el crecimiento y
desarrollo normal del niño. Entre los objetivos principales del control de las
convulsiones se incluyen los siguientes:

Identificar correctamente el tipo de convulsión

Utilizar medicamentos específicos para el tipo de convulsión

Utilizar la menor cantidad posible de medicamentos para lograr un control


adecuado

Mantener niveles correctos de medicamentos

El tratamiento puede incluir:

Medicamentos. Existen muchos tipos de medicamentos que se utilizan para tratar


las convulsiones y la epilepsia. Los medicamentos se eligen según el tipo de

29
convulsiones, la edad del niño, los efectos secundarios, el costo del medicamento
y la aceptación por parte del niño.

Generalmente, los medicamentos que se utilizan en el hogar se administran por


vía oral (por ejemplo, cápsulas, pastillas, gránulos o jarabes), pero en algunos
casos esto se hace por vía rectal (en el recto del niño) o intranasal (dentro de las
fosas nasales). Si el niño se encuentra hospitalizado, el medicamento puede
inyectarse o administrarse por vía intravenosa (IV).

Es importante que su hijo tome los medicamentos respetando los horarios y las
indicaciones del médico. El cuerpo de cada persona asimila un mismo
medicamento de forma diferente, por lo que es posible que deban realizarse
ajustes (de dosis y horarios) para lograr un buen control de las convulsiones. Evite
interrumpir de golpe los medicamentos de su hijo para las convulsiones, ya que
eso puede causar que aumente la cantidad o la gravedad de los ataques. Los
medicamentos anticonvulsivos se deben reducir siguiendo las indicaciones del
médico de su hijo.

Todos los medicamentos pueden tener efectos secundarios, aunque es probable


que algunos niños no los experimenten. Hable con el médico acerca de los efectos
secundarios de los medicamentos que toma su hijo.

Durante el tiempo que su hijo esté tomando los medicamentos, es posible que se
realicen diferentes exámenes para supervisar su eficacia. Por ejemplo, los
siguientes:

Examen de sangre. Generalmente, es necesario extraer sangre con frecuencia


para comprobar los niveles de medicamento en el cuerpo. Basándose en esos
niveles, el médico puede aumentar o reducir las dosis para alcanzar el nivel
deseado. Este nivel se denomina nivel terapéutico que se logra cuando el
medicamento alcanza su punto máximo de eficacia. También puede examinarse la
sangre para vigilar los efectos de los medicamentos en los órganos del cuerpo.

Electroencefalograma (EEG). Procedimiento que registra la actividad eléctrica


continúa del cerebro mediante electrodos conectados al cuero cabelludo. Este
examen se lleva a cabo para monitorizar la manera en que el medicamento
resuelve los problemas eléctricos del cerebro.

Dieta cetogénica. Algunos niños que tienen problemas con los medicamentos o
cuyas convulsiones no se están controlando bien, pueden tener que realizar una

30
dieta especial llamada dieta cetogénica. Este tipo de dieta es baja en
carbohidratos y alta grasas.

¿Qué es una dieta cetogénica?


La dieta cetogénica se ofrece a veces a aquellos niños que sufren convulsiones
aun cuando toman los medicamentos indicados para controlarlas. Cuando los
medicamentos no son eficaces, se debe considerar llevar adelante una dieta
cetogénica. Nadie sabe exactamente cómo funciona esta dieta, pero en algunos
niños las convulsiones desaparecen cuando la realizan. Sin embargo, se debe
tener en cuenta que la dieta puede no ser efectiva para todas las personas.

¿En qué consiste la dieta?


La dieta cetogénica tiene un alto contenido graso (alrededor del 90 por ciento de
las calorías provienen de la grasa). La proteína se administra en cantidades que
ayudan a estimular el crecimiento. Se incluye una cantidad muy pequeña de
carbohidratos en la dieta. Esta dieta alta en contenidos grasos y de bajo contenido
de carbohidratos estimula la producción de cetonas por parte del cuerpo. El
cuerpo produce las cetonas que se forman de la descomposición de las grasas.
Son una fuente alternativa de energía que el cuerpo usa normalmente durante los
momentos de ayuno (falta de alimento). El cerebro y el corazón funcionan
normalmente usando las cetonas como fuente de energía. Cuando la salud es
normal y la dieta también, el cuerpo generalmente no produce (o no necesita
producir) cetonas. La presencia de cetonas es importante para el éxito de la dieta
de su hijo. Esto significa que su hijo tiene que seguir la dieta estrictamente. Basta
solo un refrigerio pequeño con un contenido alto de carbohidratos para destruir la
cetosis.

Alimentos con alto contenido graso:

Mantequilla

Nata

Aceite

Mayonesa

Queso crema

Tocino

31
Queso

Alimentos con alto contenido de carbohidratos:

Frutas y jugo de frutas

Panes y cereales

Vegetales (maíz, chícharos y papas)

Frijoles

Leche

Refrescos

Bocadillos (papas fritas, pastelillos, galletas saladas)

Dulces

El médico determinará si esta dieta es apropiada para su hijo. Cuando se


comienza una dieta cetogénica, su hijo debe ingresar al hospital. Mientras está en
el hospital, pueden pasar entre cuatro y cinco días para iniciar la dieta y para que
usted aprenda a planearla.

Durante la estadía en el hospital, su hijo no podrá comer por uno o dos días, hasta
que se midan las cetonas en la orina. Una vez que se detecta la presencia de
cetonas en la orina, se puede empezar con batidos especiales con alto contenido
graso y bajo contenido de carbohidratos. A veces se los llama batidos cetónicos.
Después de varios de estos batidos, su hijo comenzará a ingerir alimentos sólidos.

Usted también puede aprender a examinar la orina de su hijo para detectar


cetonas. El dietista le ayudará a determinar cuánta grasa, proteínas y
carbohidratos puede consumir su hijo, cantidades que normalmente se dividen en
tres comidas diarias. Preparar una dieta cetogénica puede ser un desafío, ya que
además se necesita pesar todos los alimentos en una balanza. Dado que la dieta
cetogénica no es una dieta equilibrada nutricionalmente, es necesario agregar
suplementos vitamínicos y minerales.

Algunos medicamentos y otros productos como las pastas dentales y los


enjuagues bucales contienen carbohidratos. Es importante evitar estos productos

32
cuando su hijo lleva adelante una dieta cetogénica. Es posible que su hijo no
produzca cetonas en la orina si se incluyen demasiados carbohidratos en la dieta.
El médico y el dietista de su hijo pueden darle una lista de medicamentos y
productos que no contienen carbohidratos.

¿Cuánto tiempo debe utilizarse la dieta?


Los niños normalmente utilizan esta dieta durante aproximadamente dos años.
Luego la dieta se modifica gradualmente hasta convertirla en una dieta común. Sin
embargo, es posible que algunos niños mantengan esta dieta por muchos años.

Ejemplo de comida cetogénica

Ejemplo de batido cetogénico

60 g de nata

500 g de fórmula sin carbohidratos Ross (concentrada)

21 g de fresas

270 g de nata

53 g de huevo

13 g de Egg Beaters®

10 g de queso cheddar

10 g de tocino

21 g de mantequilla

Opciones de tratamiento adicionales:


Estimulación del nervio vago (VNS, por sus siglas en inglés). Algunos niños, cuyas
convulsiones son difíciles de controlar con los medicamentos anticonvulsivos,
pueden beneficiarse de un procedimiento llamado estimulación del nervio vago. La
estimulación del nervio vago se utiliza en la actualidad y más frecuentemente en
niños mayores de 12 años que sufren convulsiones parciales que no pueden
controlarse mediante otros métodos.

33
El procedimiento consiste en intentar controlar las convulsiones enviando
pequeños impulsos de energía al cerebro a través del nervio vago, un nervio
grande que se encuentra en el cuello. Esto se lleva a cabo mediante la colocación
quirúrgica de un generador electrónico de pulsos con una pequeña batería en el
pecho. Luego, se conectan a la batería pequeños cables que se insertan debajo
de la piel y alrededor del nervio vago. La batería se programa para enviar impulsos
de energía al cerebro cada poco minuto. Cuando el niño siente que va a tener una
convulsión, puede activar los impulsos al presionar un pequeño imán contra el
dispositivo. En muchos casos, esto ayuda a detener las convulsiones.

Pueden existir ciertos efectos secundarios cuando se utiliza este procedimiento.


Entre otros, se incluyen los siguientes:

Voz ronca

Dolor o malestar en la garganta

Cambio en la voz

Cirugía. Otra opción de tratamiento para las convulsiones es realizar una cirugía
de cerebro para quitar o desconectar la parte afectada del cerebro que genera las
convulsiones. Puede considerarse para un niño que:

Tiene convulsiones que no pueden controlarse con medicamentos

Tiene convulsiones que comienzan siempre en una zona determinada del cerebro

Tiene convulsiones en una parte del cerebro que se puede extraer sin alterar
funciones importantes como el habla, la memoria o la visión

Las cirugías para la epilepsia y las convulsiones son procedimientos muy


complicados que los lleva a cabo un equipo quirúrgico especializado. La operación
se realiza para extraer la parte del cerebro donde se producen las convulsiones o,
a veces, para evitar que las corrientes eléctricas inadecuadas se extiendan por el
cerebro.

El niño puede estar despierto durante la cirugía. El cerebro en sí no siente dolor.


Si el niño está despierto, es capaz de cumplir órdenes, y esto resulta fundamental
para que los cirujanos se aseguren de no dañar zonas importantes del cerebro.

34
1.6 Quemaduras

¿Cuáles son las causas más frecuentes de las quemaduras?


El primer paso para evitar que se quemen los niños consiste en saber cómo
ocurren las quemaduras más frecuentes:

Quemaduras térmicas: este tipo de quemaduras aumentan la temperatura de la


piel y del tejido subyacente. Las quemaduras térmicas ocurren debido al vapor, el
agua de una bañera demasiado caliente, tazas de café volcadas, alimentos que
queman, líquidos de cocción, etc.
Quemaduras por radiación: ocurren por la exposición a los rayos ultravioleta del
sol (las quemaduras solares se deben a que la piel no está bien protegida del sol)
o por radiaciones, como las que ocurren en las radiografías.
Quemaduras químicas: ocurren al tragar ácidos fuertes (como líquido para
destapar cañerías o pilas de botón) o al derramar productos químicos (como la
lejía) sobre la piel o los ojos.
Quemaduras eléctricas: ocurren cuando se entra en contacto con la corriente
eléctrica y las pueden causar conductas como morder cables eléctricos o meter
dedos u objetos en enchufes, etc.
Tipos de quemaduras
Saber qué tipo de quemadura se ha hecho un niño puede ayudar a administrarle
medidas de primeros auxilios. Todas las quemaduras se deben tratar rápidamente
para bajar la temperatura del área quemada y reducir las lesiones en la piel y el
tejido subyacente (si la quemadura es grave).

Quemaduras de primer grado (superficiales)


Las quemaduras superficiales son el tipo más leve de quemadura. Solo afectan a
la capa más externa de la piel.

Signos y síntomas: estas quemaduras causan enrojecimiento, dolor y ligera


hinchazón. La piel está seca y sin ampollas.
Tiempo de curación: de unos 3 a 6 días; la capa de piel superficial que se forma
sobre la quemadura se puede desprender en el transcurso de uno o dos días.
Quemaduras de segundo grado (o de espesor parcial)
Estas quemaduras son más graves y afectan a la capa más externa de la piel y a
parte de la capa que hay debajo de ella.

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Signos y síntomas: el área quemada está roja, contiene ampollas y se puede
hinchar y doler. A veces, las ampollas revientan y el área está húmeda y es de un
color entre rosa vivo y rojo cereza.
Tiempo de curación: varía en función de la gravedad de la quemadura. Puede ser
hasta de 3 semanas o más.
Quemaduras de espesor total
Estas quemaduras (también llamadas quemaduras de tercer o de cuarto grado)
son el tipo más grave de quemadura. Afectan a todas las capas de la piel y a las
terminaciones nerviosas que contiene, y pueden dañar el tejido subyacente.

Signos y síntomas: la superficie parece seca y puede tener un aspecto de cera,


cuero curtido, marrón o carbonizado. Es posible que haya poco o ningún dolor o
que la zona esté insensible al principio por los daños que afectan a los nervios.
Tiempo de curación: depende de la gravedad de la quemadura. La mayoría de
estas quemaduras se tienen que tratar con injertos de piel; para ello, se extrae piel
sana de otra parte del cuerpo y se coloca sobre la quemadura en una operación
para favorecer la curación del área quemada.
¿Qué deben hacer los padres ante una quemadura?
Consiga asistencia médica de inmediato cuando:
Le parezca que la quemadura de su hijo no es superficial.
El área quemada sea grande (2–3 pulgadas de ancho, o 5-8 cm), incluso aunque
parezca ser una quemadura sin importancia. En cualquier quemadura que parezca
abarcar a una parte considerable del cuerpo, pida ayuda médica. No utilice
compresas mojadas ni hielo porque podrían bajar la temperatura corporal del niño.
En vez de eso, cubra el área con un paño o toalla limpios y suaves.
La quemadura haya sido provocada por el fuego, un cable eléctrico, un enchufe o
productos químicos.
La quemadura afecte a la cara, el cuero cabelludo, las manos, los genitales o la
piel que recubre una articulación.
La quemadura parezca estar infectada (haya hinchazón, pus, enrojecimiento que
va en aumento o vetas rojas en la piel cerca de la herida).
Ante una quemadura superficial:
Aparte al niño de la fuente de calor y quítele inmediatamente la ropa del área
quemada.
Deje correr agua fresca (no fría) sobre el área quemada (si no dispone de agua,
puede utilizar cualquier líquido bebible frío) o aplique una compresa fría y limpia
sobre la quemadura durante 3 a 5 minutos (no aplique hielo, porque puede dañar
la piel todavía más).

36
No aplique mantequilla, grasa, talco ni cualquier otro remedio “popular” sobre la
quemadura, ya que estos productos pueden hacer que la quemadura se vuelva
todavía más profunda y aumentar el riesgo de infección.
Aplique gel o pomada de aloe sobre al área afectada. Esto puede hacerse varias
veces a lo largo del día.
Dé a su hijo paracetamol o ibuprofeno para el dolor. Siga las indicaciones del
prospecto o del envase sobre cuánta cantidad debe usar y con qué frecuencia.
Mantenga limpia el área afectada. Puede protegerla con una gasa o vendaje
estériles durante las siguientes 24 horas. Pero no use vendajes adhesivos con
niños muy pequeños, porque suponen un riesgo de asfixia por aspiración si se
sueltan.
Ante una quemadura de espesor parcial o total:
Llame y pida asistencia médica de urgencias. Luego, siga estos pasos hasta que
llegue la ayuda:

Mantenga al niño acostado y con el área quemada en alto.


Siga las indicaciones para las quemaduras de primer grado.
Extraiga todas las joyas y la ropa que haya alrededor de la quemadura (por si el
área lesionada se hinchara), salvo la ropa que se esté pegada a la piel. Si le
cuesta mucho quitarle la ropa, puede tener que cortarla o esperar a que llegue la
ayuda médica.
No reviente ninguna ampolla.
Aplique agua fresca sobre el área durante al menos 3 a 5 minutos y después
cúbrala con un paño o sábana limpios y secos hasta que llegue la ayuda.
Ante una quemadura eléctrica o química:
Asegúrese de que el niño no está en contacto con la fuente de electricidad antes
de tocarlo, o usted también podría recibir una descarga eléctrica.
En las quemaduras químicas, lave la zona con abundante agua corriente durante
5 minutos o más. Si el área quemada es grande, utilice una bañera, ducha, cubos
de agua o una manguera.
No le quite al niño ninguna prenda de ropa antes de haber empezado a lavar la
quemadura con agua corriente. Luego, mientras la siga lavando, empiece a
extraer la ropa del área quemada.
Si el área quemada por un producto químico es pequeña, lávela con agua
corriente durante otros 10 a 20 minutos, aplique una gasa o vendaje estériles y
llame al médico.
Las quemaduras químicas en la boca y los ojos deben ser evaluadas
inmediatamente por un médico después de haberlas lavado a fondo con
abundante agua corriente.

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Las quemaduras químicas o eléctricas no siempre son visibles, pero pueden ser
graves por los posibles daños a órganos internos. Los síntomas pueden variar, en
función del tipo y gravedad de la quemadura y de su causa.

1.7 Luxaciones

¿Qué es una luxación?


Una luxación se produce cuando se fuerza demasiado un ligamento, lo que hace
que los extremos de dos huesos conectados se separen. Los ligamentos son
bandas flexibles de tejido fibroso que conectan diferentes huesos y cartílagos.

Los ligamentos también unen los huesos en una articulación. La sobrecarga en los
ligamentos puede causar una luxación de la articulación. Las articulaciones de la
cadera y del hombro, por ejemplo, se denominan articulaciones de bola y cotilo.
Una fuerza extrema sobre los ligamentos de estas articulaciones puede hacer que
la cabeza del hueso (bola) se salga parcial o completamente del cotilo.

Ilustración de tipos de articulaciones


Haga clic en la imagen para ampliarla.
La articulación que se luxa con mayor frecuencia es la del hombro.

Las luxaciones no son frecuentes en los niños pequeños debido a que sus
cartílagos de crecimiento (zona de crecimiento del hueso ubicada en los extremos
de los huesos largos) son más débiles que los músculos o tendones. Por el
contrario, los niños son más propensos a sufrir fracturas que luxaciones.

¿Cuáles son los síntomas de una luxación?


A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de una luxación. Sin
embargo, cada niño puede experimentar los síntomas de manera diferente.
Algunos de los síntomas pueden incluir los siguientes:

Dolor en la zona lesionada

Inflamación en la zona lesionada

Dificultad para usar o mover la zona lesionada de forma normal

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Malformación de la zona luxada

Moretones o enrojecimiento de la zona lesionada

Entumecimiento o debilidad de la zona lesionada

Los síntomas de una luxación pueden parecerse a los de otros problemas de


salud. Hable siempre con el proveedor de atención médica de su hijo para recibir
un diagnóstico.

¿Cómo se diagnostica una luxación?


El proveedor de atención médica llega al diagnóstico mediante un examen físico.
Durante el examen, el proveedor de atención médica obtiene la historia clínica
completa del niño y realiza preguntas sobre cómo se produjo la lesión.

Los procedimientos de diagnóstico pueden ayudar a evaluar el problema. Los


procedimientos de diagnóstico pueden incluir los siguientes:

Radiografía. Es un examen de diagnóstico que utiliza rayos de energía


electromagnética invisibles para generar imágenes de tejidos internos, huesos y
órganos en una placa radiográfica.

Imagen por resonancia magnética (IRM). Es un estudio de diagnóstico que utiliza


una combinación de imanes grandes, radiofrecuencias y una computadora para
producir imágenes detalladas de los órganos y las estructuras del interior del
cuerpo. Una IRM solo se realiza si el proveedor de atención médica considera la
posibilidad de una cirugía.

Tratamiento para una luxación


El proveedor de atención médica de su hijo analizará con usted el tratamiento
específico para una luxación según lo siguiente:

La edad, el estado general de salud y la historia médica de su hijo

La gravedad de la lesión

El tipo de lesión

La tolerancia de hijo a determinados medicamentos, procedimientos o terapias

Las expectativas de la evolución de la afección

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Su opinión o preferencia

Todas las luxaciones necesitan atención médica inmediata, debido a que con las
luxaciones también pueden producirse fracturas. Si una luxación no se atiende,
puede llevar a problemas serios.

El tratamiento inicial de una luxación incluye reposo, hielo, compresión y elevación


(R.I.C.E., por sus siglas en inglés). Las luxaciones pueden reducirse de manera
espontánea, lo que significa que los extremos del hueso pueden reubicarse por sí
solos. Sin embargo, en los casos de luxaciones que no se reubican, el proveedor
de atención médica de su hijo necesitará volver a colocar la articulación en la
posición correcta para que se cure. Su hijo recibirá un sedante para no sentir
molestias antes del procedimiento. El sedante también ayudará a que los
músculos que rodean la luxación se relajen, para poder colocar la articulación
nuevamente en su lugar con mayor facilidad.

El proveedor de atención médica de su hijo puede recomendar cualquiera de las


siguientes opciones para ayudar a reducir la luxación o facilitar la curación
posterior:

Férula o yeso, que inmoviliza la zona luxada para facilitar la alineación y curación.
Protege la zona lesionada impidiendo el movimiento o uso.

Medicamento (para controlar el dolor).

Tracción es la aplicación de una fuerza para estirar ciertas partes del cuerpo en
una dirección específica. La tracción consiste en colocar poleas, cuerdas, pesas y
un marco metálico por encima de la cama o sobre esta. El propósito de la tracción
es estirar los músculos y tendones alrededor de los extremos del hueso para
ayudar a reducir la luxación.

Cirugía (especialmente en el caso de luxaciones que se repiten una y otra vez, o si


un músculo, tendón o ligamento se desgarra gravemente).

Otras recomendaciones adicionales pueden incluir las siguientes:

Limitación de actividades (mientras se consolida la luxación).

Muletas o silla de ruedas (para permitir que su hijo se desplace durante el proceso
de consolidación).

40
Fisioterapia (para estirar y fortalecer los músculos, ligamentos y tendones
lesionados).

Perspectiva a largo plazo después de una luxación


Si bien las luxaciones suelen ser poco comunes en niños, sí se suelen producir
más en los adolescentes. Es importante que el niño cumpla con las limitaciones de
actividades o programas de rehabilitación de estiramiento y fortalecimiento para
prevenir una nueva lesión.

41
1.8 Estado de choque (SHOCK)

El shock es la incapacidad para proporcionar una perfusión suficiente de sangre


oxigenada y sustratos a los tejidos para satisfacer las demandas metabólicas. La
detección precoz y la intervención dirigida a objetivos mejoran la supervivencia de
los pacientes con shock. Sin embargo, el retraso del tratamiento de la hipotensión
aumenta la incidencia de insuficiencia multiorgánica y la mortalidad. Nos servimos
del Nelson. Pediatría esencial para aprender a clasificarlo y definir sus causas,
una baza que puede ser crucial a la hora de salvar la vida a un niño.

Shock infantil

El aporte de oxígeno está directamente relacionado con el contenido de oxígeno


arterial (saturación de oxígeno y concentración de hemoglobina) y el gasto
cardíaco (volumen sistólico y frecuencia cardíaca). Los cambios de las
necesidades metabólicas se satisfacen fundamentalmente a través del ajuste del
gasto cardíaco. El volumen sistólico está relacionado con la longitud telediastólica
de la fibra miocárdica (precarga), la contracción miocárdica (inotropia) y la
resistencia a la eyección de la sangre desde el ventrículo (poscarga) (v. c ap. 145).
En un lactante pequeño cuyo miocardio presenta una cantidad relativamente
menor de tejido contráctil, la mayor demanda de gasto cardíaco se satisface
principalmente mediante un aumento de la frecuencia cardíaca por mediación
neural. En los niños mayores y los adolescentes, el gasto cardíaco aumenta de
manera más eficiente a través del aumento del volumen sistólico mediante
cambios del tono vascular por mediación neurohormonal, lo que incrementa el
retorno venoso al corazón (aumento de la precarga), disminuye la resistencia
arterial (disminución de la poscarga) y aumenta la contractilidad miocárdica.

Manifestaciones clínicas
Todas las formas de shock causan signos de insuficiencia de la perfusión y de la
oxigenación tisulares (aumento de la frecuencia cardíaca, anomalías de la presión
arterial, alteración de los pulsos periféricos). La etiología del shock puede alterar la
presentación inicial de estos signos y síntomas.

Pruebas de laboratorio e imagen


El shock requiere una reanimación inmediata antes de realizar las pruebas de
laboratorio o los estudios diagnósticos. Tras la estabilización inicial (incluida la
administración de glucosa en caso de hipoglucemia) se indican las pruebas de
laboratorio necesarias según el tipo de shock. Todos los pacientes con shock
pueden beneficiarse de la realización de una determinación basal de la gasometría

42
arterial y del nivel de lactato sanguíneo para valorar la alteración de la oxigenación
tisular. La medición de la saturación de oxígeno en sangre venosa mixta ayuda a
valorar si el aporte de oxígeno es adecuado. A diferencia de otras formas de
shock, los pacientes con sepsis tienen con frecuencia unos valores altos de
saturación venosa mixta por la alteración de la función mitocondrial y la
incapacidad de los tejidos para extraer oxígeno. Un hemograma completo puede
valorar el volumen sanguíneo intravascular tras alcanzarse el estado de equilibrio
posterior a una hemorragia. La determinación de los electrólitos en pacientes con
shock hipovolémico puede identificar las anomalías producidas por las pérdidas. A
los pacientes que presentan un shock distributivo se les deben realizar cultivos
víricos y bacterianos para identificar la causa de la infección. Si se sospecha un
shock cardiogénico u obstructivo, un ecocardiograma ayuda al diagnóstico, y en
caso de taponamiento es útil para colocar un drenaje pericárdico que drene los
líquidos. En los pacientes con shock disociativo debe determinarse el agente
causal (monóxido de carbono, metahemoglobina). El tratamiento del shock
también requiere la monitorización mediante gasometría arterial para determinar la
oxigenación, la ventilación (CO 2) y la acidosis, así como una valoración frecuente
de los electrólitos séricos, el calcio, el magnesio, el fósforo y el nitrógeno ureico en
sangre (BUN).

Tratamiento
La clave del tratamiento es detectar el shock en su fase precoz parcialmente
compensada, cuando muchas de las alteraciones hemodinámicas y metabólicas
pueden ser reversibles. El tratamiento inicial del shock sigue el ABC de la
reanimación. El tratamiento posterior puede dirigirse a la causa subyacente. El
tratamiento debería minimizar el trabajo cardiopulmonar, a la vez que se aseguran
el gasto cardíaco, la presión arterial y el intercambio gaseoso. La intubación con
ventilación mecánica y aporte de oxígeno mejora la oxigenación y reduce o elimina
el trabajo respiratorio, pero puede dificultar el retorno venoso si las presiones
producidas por la distensión de la vía aérea (presión teleespiratoria positiva
[PEEP] o presión inspiratoria máxima) son excesivas. El soporte de la presión
arterial es fundamental, porque la vasodilatación en la sepsis puede disminuir la
perfusión a pesar de un gasto cardíaco por encima de lo normal. En la
monitorización de un niño con shock es necesario mantener el acceso a la
circulación arterial y venosa central para registrar las medidas de las presiones,
tomar muestras de sangre y medir continuamente la presión sanguínea sistémica.
Estas medidas facilitan el cálculo de la precarga y la poscarga. La monitorización
regional con espectroscopia de infrarrojo cercano permite una detección precoz no
invasiva de alteraciones de la perfusión.

Complicaciones

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El shock produce una alteración de la perfusión y la oxigenación tisulares, y una
activación de las vías de la inflamación y las citosinas. La principal complicación
del shock es las insuficiencias multiorgánico, definidas como la disfunción de más
de un órgano, incluidas la insuficiencia respiratoria, la insuficiencia renal, la
disfunción hepática, las anomalías de la coagulación y la disfunción cerebral. Los
pacientes con shock e insuficiencia multiorgánica tienen una mortalidad más alta,
y los supervivientes una estancia hospitalaria más larga.

Pronóstico
La detección precoz y la intervención dirigida a objetivos mejoran la supervivencia
de los pacientes con shock. Sin embargo, el retraso del tratamiento de la
hipotensión aumenta la incidencia de insuficiencia multiorgánica y la mortalidad. El
tratamiento dirigido a objetivos centrado en mantener la saturación de oxígeno en
sangre venosa mixta puede mejorar la supervivencia.

Prevención
Las estrategias preventivas del shock se centran fundamentalmente en el shock
asociado a sepsis e hipovolemia. Algunas formas de shock séptico pueden
prevenirse con vacunas (contra Haemophilus influenza de tipo b, meningococo,
neumococo). Para disminuir el riesgo de sepsis en un paciente gravemente
enfermo es necesario realizar un lavado de manos estricto y prácticas de
aislamiento, y minimizar la duración de las sondas permanentes. Las medidas
para disminuir los traumatismos pediátricos son importantes para minimizar el
shock hemorrágico.

44
1.9 Hipotermia

La hipotermia en niños y bebés puede ser difícil de detectar al no ser estos


capaces de expresarse bien. Es importante actuar rápido y dar los cuidados
necesarios para reestablecer la temperatura corporal lo antes posible.
Hipotermia en niños y bebés: ¿Cómo debes actuar?
La hipotermia es el descenso de la temperatura corporal por debajo de los límites
considerados normales, es decir, por debajo de los 35 grados. A partir de este
margen, los mecanismos compensadores para la regulación de la temperatura
corporal comienzan a fallar. Generalmente es consecuencia de la exposición
prolongada a temperaturas frías sin la protección adecuada. ¿Qué debes hacer en
caso de hipotermia en niños y bebés?

Hipotermia en niños y bebés: lo que debes saber


Calma los cólicos de tu bebé con estos 4 remedios caseros
Mecanismos de pérdida de temperatura
Por radiación: diferencia de gradiente de temperatura entre el organismo y el
medio que le rodea.
Por conducción: por contacto con superficies con diferente temperatura, en este
caso, temperaturas frías o más bajas.
Evaporación: consecuencia de la liberación de temperatura por la conversión de
un líquido corporal en vapor o gas. Por ejemplo: aumento de sudor, respiración
acelerada, etc.
Lee: ¿Cuál es la temperatura corporal normal de cada persona?

Causas de hipotermia
La hipotermia se puede presentar en cualquier grupo de la población y en
cualquier estación del año. Los más propensos a padecerlas son los bebés recién
nacidos y los niños pequeños, dado que su organismo está en evolución y los
mecanismos para regular la temperatura no están completamente desarrollados.

Las causas más comunes de hipotermia en niños y bebés son los siguientes:

Protección inadecuada del bebé ante temperaturas bajas.


Permitir que el bebé o niño lleve ropa húmeda durante demasiado tiempo en
ambientes fríos o en presencia de mucho viento.
En algunos casos, cuando los niños tienen fiebre, los padres tratan de bajarle la
temperatura exponiéndolos a temperaturas muy frías (compresas frías, baños de

45
agua a baja temperatura, ventiladores, etc.). Esto puede llegar a provocar un
shock por termorregulación ante un cambio tan brusco de temperatura.
Síntomas de hipotermia
Actuar en caso de hipotermia en niños y bebés
En caso de hipotermia en bebés es importante proporcionarle calor de forma
gradual. Si los síntomas empeoran o son evidentemente graves, es necesario
acudir cuanto antes a emergencias.
La hipotermia en niños y bebés puede ser la consecuencia de una inadecuada
protección en caso de bajas temperaturas. Es importante estar atentos a cualquier
síntoma.

No hay reflejos.
Disminuyen la respiración y el pulso.
Los niños y los lactantes no suelen tiritar ni referir temblores.
La piel se pone fría, puede haber cambio de coloración (palidez), o en el caso de
muchos bebés, permanecer con tono rosado.
En el caso de los bebés, al no ser capaces de manifestar la sensación de frío, hay
que prestar especial atención a la temperatura de la piel, a cambios de
comportamiento, falta de apetito, etc.
¿Cómo actuar en caso de hipotermia en bebés?
Es de vital importancia que contacte con un médico ante cualquier signo de
hipotermia en un bebé. Si en ese momento no fuera posible una atención
inmediata las recomendaciones generales son las siguientes:

Aumento del calor medioambiental de manera gradual: llévale a una habitación


caldeada y retira la ropa mojada en caso de que hubiera.
Cubrir y proteger su cabeza con un gorro o una manta y abrazarlo contra el pecho
para que coja temperatura con el calor corporal.

Es muy importante no aplicar una fuente de calor directo sobre la piel desnuda. No
se deben usar ni botellas ni compresas de agua caliente a no ser que haya un
paño de por medio para evitar quemaduras.

Es conveniente comprobar cada poco tiempo los signos vitales del niño incluso
una vez estabilizada la hipotermia. Si pierde la consciencia, comprueba la
respiración. En el caso de que respire ponlo en posición de recuperación (lateral),
sino haz el boca a boca y procede a realizar un masaje cardíaco mientras espera
la atención médica necesaria.

Leer más: Tratamiento del paciente con hipotermia

46
¿Cómo actuar en caso de hipotermia en niños?

Abrigar bien al bebé y seguir las recomendaciones del pediatra pueden ayudar a
evitar la hipotermia en bebés.
Dependiendo de la gravedad de la situación, será necesario o no llamar a los
servicios de urgencia. Evalúa los síntomas y si no observas signos graves de
hipotermia procede a realizar los siguientes pasos:

Da al niño un baño caliente hasta que observes que el color de su piel recupera la
normalidad. Ayuda a que salga y sécale rápidamente.
Abrígalo, llévalo a una habitación cálida y envuélvelo en muchas mantas. Igual
que en el caso de los bebés, es importante aportar tu propio calor corporal y
protegerle la cabeza con un gorro, así como las manos y los pies.
No lo dejes solo en ningún momento por si los síntomas empeorasen.
Dale líquidos calientes y alimentos energéticos, según te indique el pediatra.
De manera general, aplicando estas técnicas, la temperatura corporal volverá a la
normalidad en un periodo relativamente corto de tiempo. Si esto no fuese así y
vieses que los síntomas se agravan, lleva de inmediato al niño a los servicios de
urgencia o llama a una ambulancia.

47
1.10 Hemorragias

Una hemorragia es la salida de sangre de los vasos sanguíneos. La persona que


presta los primeros auxilios debe intentar detener la pérdida de sangre, siempre
que sea posible.

La hemorragia más común es la hemorragia nasal, pero los niños también pueden
sangrar por la boca o por el oído. Te enseñamos cómo debes actuar en cada
caso.

Índice
Las hemorragias nasales de los niños
Las hemorragias de los niños por la boca
La hemorragia de los niños por el oído
Las hemorragias nasales de los niños
Hemorragia nasal. Primeros auxilios

El origen de las hemorragias nasales es diverso y pueden estar producidas por


golpes, estornudos, alergias, erosiones al rascarse o como consecuencia de un
aumento de la presión arterial. Siempre es importante consultar con el pediatra.

¿Qué debemos hacer cuando al niño le sangra la nariz?

- Conserva la calma y tranquiliza al niño.

- Pídele que se siente con la cabeza hacia delante para permitir la salida de la
sangre por los orificios nasales.

- Permite que respire por la boca, mientras le presionas la parte blanda de la nariz
con los dedos pulgar e índice.

- Debe permanecer con la nariz pinzada unos 10 minutos, intentando no hablar,


tragar, toser, sonarse o escupir, ya que cualquiera de estas acciones retrasa la
formación de un coágulo dentro de la nariz.

- Pasados estos 10 minutos, libera la presión sobre la nariz y, si la hemorragia no


se ha detenido, repite la operación. Si no se detiene llama a emergencias.

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- Cuando se detenga la hemorragia, limpia los alrededores de la nariz con agua.
La aplicación de frío local también puede ayudar a detener la hemorragia, pero la
cara es muy sensible y el frío también puede causar dolor.

Lo que no debemos hacer


Inclinar la cabeza hacia atrás para que no salga sangre.

- Taponar los orificios nasales con algodón o gasas. Aunque sea una técnica
habitual en los centros sanitarios, en un primer auxilio siempre nos debemos
limitar a apretar las alas nasales.

- Realizar esfuerzos, como sonarse la nariz, porque no favorecen la formación del


coágulo.

Las hemorragias de los niños por la boca


La sangre roja que sale por la boca suele proceder de cortes en la lengua, labios o
paredes de la boca, o de pérdidas de piezas dentales, aunque también puede
proceder de otras zonas del cuerpo. Generalmente, el sangrado remite en pocos
minutos, pero en otras ocasiones, puede ser abundante y alarmante.

¿Qué debemos hacer cuando el niño sangra por la boca?

- Pide al niño que siente con la cabeza inclinada hacia delante y si la situación te
lo permite, coloca una gasa sobre la herida y comprime o presiona la zona durante
10 minutos seguidos.

- Si la hemorragia se debe a la extracción o pérdida dental, tapone con una gasa


el espacio en la encía y pídele al niño que lo muerda. Si la hemorragia continúa,
añade otra gasa a la que está empapada y que el niño continúe haciendo presión.

- Si persiste el sangrado, llama a emergencias.

Lo que no debemos hacer

- Realizar enjuagues bucales en sangrados activos.

- Tomar líquidos o comida caliente hasta pasadas unas horas.

- Rozarse con la lengua, aunque el sangrado se haya detenido.

- Aplicar antisépticos bucales sin prescripción médica.

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La hemorragia de los niños por el oído
Pueden producirse por la erosión de un cuerpo extraño, por un traumatismo en un
pabellón auditivo, por una rotura del tímpano tras una explosión, por ejemplo, o
debido a una infección en el oído.

En general, carecen de gravedad, excepto cuando son consecuencia de un


traumatismo craneal. Cuando la pérdida de sangre es abundante y previamente ha
existido un traumatismo en la cabeza, el origen de la hemorragia puede deberse a
una fractura en el cráneo, una situación muy grave.

¿Qué debemos hacer cuando observamos sangrado por el oído?

- Llama a emergencias.

- Si sospechas que la hemorragia es consecuencia de un traumatismo craneal,


evita que el niño mueva la cabeza.

- Si no se debe a un trauma craneal, el niño también puede sentirse mareado o


notar pitidos. Ayuda al niño a reclinarse, apoyando la cabeza sobre el lado que
sangra para facilitar la salida de la sangre, mientras sujetas con suavidad un
apósito que absorba la sangre.

- En caso de cuerpo extraño, no trates de sacarlo. Acude a Urgencias.

50
1.11 Mordeduras

Mordeduras (Biting)
Los niños que muerden causan grandes preocupaciones a los padres. Los padres
del niño mordido también suelen preocuparse mucho por las infecciones.

Las mordeduras son un comportamiento inaceptable que debe detenerse cuanto


antes para impedir que suceda nuevamente.
Las razones por las que los niños muerden
Aunque las mordeduras son bastante comunes entre niños pequeños, los adultos
suelen preocuparse. La persona mordida podría ser un miembro de la familia, un
compañero de juegos o un compañero de clase en el jardín de infantes o la
guardería. Las mordeduras pueden ser dolorosas y atemorizantes. Angustian a
otros niños y hacen enfadar a los maestros y demás adultos.

Las mordeduras suelen deberse a uno de los siguientes cuatro factores:

Mordiscos experimentales
Los bebés y niños más pequeños muerden como experimento mientras exploran
su mundo. Se llevan todo a la boca, y a veces muerden en el proceso. Puede
ayudar a reducir esta conducta diciéndole al niño «No, ¡morder duele!» con
firmeza. Ofrézcale cosas que pueda morder de forma segura, como mordillos.
Mordiscos de Frustración
Las mordeduras de frustración son aquellas que se dan cuando los niños se
sienten frustrados y no pueden lidiar con una situación. Hasta que aprenden a
jugar de forma cooperativa, pueden responder a las necesidades de otros niños
golpeándolos, o mordiéndolos. Algunas pautas útiles para reducir este tipo de
mordeduras incluyen:
Tener encuentros de juegos cortos y en grupos pequeños
Supervisar de cerca cuando los niños pequeños juegan
Si ve a un niño morder, dígale «No, no muerdas. Morder duele.» y retire al niño de
la situación de inmediato. Permanezca junto al niño y ayúdelo a tranquilizarse.
Explore otras formas diferentes y mejores de manejar la situación con su hijo, para
que aprenda a manejar sus emociones de otro modo la próxima vez.
Mordiscos de Impotencia
Estas mordeduras se dan cuando un niño tiene la necesidad de sentirse poderoso.
A veces el hijo menor de la familia muerde para ganar poder. Para ayudar a
prevenir este tipo de mordeduras:

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Asegúrese de que su hijo se sienta protegido y que otros no estén burlándose de
él todo el tiempo.
Explique la situación a los niños más grandes o mayores y pídales ayuda para que
la situación sea más equitativa.
Si hay una mordedura, dígale al niño que no debe morder y retírelo de la situación
de inmediato. Permanezca junto al niño y ayúdelo a tranquilizarse. Explore otras
formas diferentes y mejores de manejar la situación con su hijo, para que aprenda
a manejar sus emociones de otro modo la próxima vez.
Mordiscos de Estrés
Se dan cuando un niño está bajo un gran estrés emocional. Las mordeduras
pueden ser un signo de angustia o dolor, si el niño está molesto o enojado. Si esto
sucede:
Intente averiguar qué es lo que molesta a su hijo. Fíjese en qué sucede justo antes
de la mordedura.
Ayude a su hijo a encontrar otras formas de expresar sus sentimientos. Dígale que
morder está mal y retírelo de la situación de inmediato.
Si su hijo muerde, responda de forma calma y firme a la mordida. Hágale saber
que no aprueba lo que hizo y retírelo de la situación. Ayude a su hijo a encontrar
nuevas formas de manejar las cosas. Si su hijo muerde repetidamente, consulte a
su pediatra o proveedor de atención médica.

Si su hijo/a muerde a otros


Si bien cada niño es diferente, estas recomendaciones se pueden utilizar para
ayudar cuando un niño muerde:

Sea firme. Dígale a su hijo que no aceptará las mordeduras y por qué. Dígale que
las mordeduras duelen a los demás.
Preséntele otro comportamiento que pueda usar en lugar de morder. Si el niño
muerde porque está enojado, invítelo a acercarse a usted y explicarle por qué lo
está. Un niño de menos de 18 meses podría necesitar un juguete que pueda
morder.
Si descubre a su hijo mordiendo, dígale firmemente «no» para detener la
conducta, o deténgalo antes de que muerda.
Use un «tiempo fuera» si su hijo muerde, o quítele un juguete o actividad
preferidos.
No muerda a su hijo porque mordió a alguien más. Esto le enseña a su hijo que
morder sigue siendo aceptable. No muerda a su hijo jugando, ya que esto podría
enseñarle a morder a los demás.

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1.12 Fractura

Niños y huesos rotos

¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene un hueso roto?


Aunque la palabra fractura puede sonar grave, es sólo otro nombre para un hueso
roto. Como seguramente recordará de su propia niñez, las fracturas son muy
comunes. De hecho, son la cuarta lesión más común entre niños menores de seis
años. Las caídas causan la mayoría de las fracturas en este grupo de edad, pero
las fracturas de hueso más graves suelen ser resultado de accidentes en auto.

Un hueso roto en un niño es diferente que uno en un adulto, porque los huesos
jóvenes son más flexibles y tienen una capa más gruesa, lo que les permite
absorber mejor los golpes. Las fracturas en los niños raras veces necesitan
reparación por medio de cirugía. Por lo general, solo es necesario inmovilizarlas,
casi siempre mediante el uso de un yeso moldeado.

Tipos de fracturas
La mayoría de las fracturas en niños son ya sea fracturas “de rama/tallo verde”, en
la cual el hueso se dobla como la madera verde y se rompe solo de un lado, o
fracturas “por torsión”, en las que el hueso se tuerce, gira y debilita, pero no se
rompe por completo. Una fractura “de doblez” se refiere a un hueso que se dobla,
pero no se rompe, y también es relativamente común entre niños. Las fracturas
“completas”, en las que el hueso se rompe por completo, también ocurren en los
niños.

Debido que los huesos de su hijo siguen en crecimiento, es vulnerable a otro tipo
de fractura que no ocurre en los adultos. Esto implica daño a las placas epifisiarias
(placas de crecimiento) en los extremos de los huesos, las cuales regulan el
crecimiento futuro. Si esta parte del hueso no sana adecuadamente después de la
fractura, el hueso puede crecer con cierta inclinación o más lento que los otros
huesos del cuerpo. Lastimosamente, el impacto sobre el crecimiento del hueso
puede no ser visible por un año o más después de la lesión, por lo que estas
fracturas las debe controlar de cerca el pediatra durante doce a dieciocho meses
para asegurarse de que no haya daño en el crecimiento.

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Las fracturas que involucran lesiones a la placa epifisiaria a veces requieren
cirugía para minimizar el riesgo de problemas del crecimiento en el futuro. Las
fracturas alrededor del codo suelen hacer que el brazo no sane normalmente,
causando una posición torcida. Muchas requieren cirugía para minimizar este
riesgo. Los niños con fracturas cerca del codo pueden ser remitidos a un
especialista ortopédico.

Las fracturas también se clasifican como “no desplazadas”, cuando los extremos
rotos siguen estando en la posición correcta, o “desplazados” cuando los extremos
están separados o no alineados. En una fractura “abierta” o “compuesta”, el hueso
atraviesa la piel. Si la piel está intacta, la fractura es “cerrada”.

Señales y síntomas
No siempre es fácil determinar cuándo un hueso está roto, especialmente si su
hijo es demasiado pequeño como para describir lo que siente. Generalmente con
una fractura, podrá ver la inflamación y su hijo claramente tendrá dolor y no podrá,
o no querrá, mover la parte lesionada. Sin embargo, solo porque su hijo sí puede
mover el hueso, no necesariamente se descarta una fractura. Siempre que
sospeche una fractura, informe al pediatra de inmediato.

Tratamiento en casa
Hasta que a su hijo lo puedan atender en el consultorio del pediatra, la sala de
urgencias o el centro de atención de urgencia, use un cabestrillo improvisado o un
periódico o revista enrollados como tablilla para proteger la lesión del movimiento
innecesario.

No le dé nada de beber ni para aliviar el dolor sin antes consultar con el médico,
pero si su hijo ya es un niño mayor, puede usar una compresa o una toalla frías
sobre la lesión para reducir el dolor. El frío extremo puede producir lesiones a la
delicada piel de los bebés y niños pequeños, así que no use hielo con un niño tan
pequeño.

Si su hijo se fracturó la pierna, no intente moverlo usted mismo. Llame al 911 para
pedir una ambulancia. Deje que los paramédicos supervisen su traslado y hagan
que su hijo esté lo más cómodo posible.

Si parte de la lesión está abierta y sangra, o si el hueso atravesó la piel, presione


firmemente sobre la herida y luego cúbrala con una gasa limpia (preferiblemente
esterilizada). No intente regresar el hueso por debajo de la piel. Después de tratar
la lesión, esté pendiente si hay fiebre, lo que puede indicar que la lesión se infectó.

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Tratamiento profesional
Después de examinar la fractura, el médico pedirá que se saquen radiografías
para determinar la extensión del daño. Si el médico sospecha que la placa
epifisiaria está dañada, o si los huesos están desalineados, será necesario realizar
una consulta ortopédica.

Debido que los huesos de los niños sanan rápido y bien, un inmovilizador de yeso
o fibra de vidrio, o a veces solo un entablillado, es lo único que se necesita para la
mayoría de las fracturas sencillas. Para una fractura desplazada, es probable que
un cirujano ortopédico tenga que realinear los huesos. Esto se puede hacer como
una “reducción cerrada”, en la que el cirujano usa anestesia local o general,
manipula los huesos hasta que estén rectos y luego coloca un yeso. Una
“reducción abierta” es un procedimiento quirúrgico que se hace en una sala de
operaciones, pero raras veces es necesario en niños.

Después de la reducción quirúrgica, se usará un yeso hasta que el hueso haya


sanado, lo cual generalmente toma cerca de la mitad del tiempo que necesitan los
huesos de los adultos, dependiendo de la edad del niño. Lo bueno de los huesos
jóvenes es que no tienen que estar perfectamente alineados. Siempre y cuando
estén más o menos en el lugar correcto, se corregirán a medida que crecen. Es
probable que el médico ordene radiografías periódicas mientras el hueso sana,
solo para asegurarse de que se estén alineando bien.

El yeso suele brindar alivio rápido o por lo menos reduce el dolor. Si aumenta el
dolor, hay adormecimiento o los dedos de las manos o los pies se tornan azules o
pálidos, llame inmediatamente al médico. Estas son señales de que la extremidad
se inflamó y necesita más espacio dentro del yeso. Si el yeso no se ajusta, la
inflamación puede presionar los nervios, músculos y vasos sanguíneos, lo cual
puede producir daño permanente. Para aliviar la presión, el médico puede partir el
yeso, abrirle una ventana o cambiarlo por uno más grande.

También hágale saber al médico si el yeso se rompe o se afloja mucho, o si se


humedece o moja. Sin un ajuste seguro y adecuado, el yeso no sostendrá el
hueso roto en posición para que sane correctamente.

Los huesos que se han roto varias veces suelen formar un nudo duro en el sitio de
la fractura durante el proceso de recuperación. Especialmente con una clavícula
rota, esto puede verse desagradable a la vista, pero no hay un tratamiento para
esto, y el nudo no será permanente. El hueso se remodelará y retomará su forma
normal en unos cuantos meses.

55
1.13 Alergia

¿Qué es lo que os ocurre? Bueno, pues resulta que tú y tu padre sois alérgicos.

Una reacción en cadena


Las alergias son las reacciones del sistema inmunitario a determinadas plantas,
animales, alimentos, picaduras de insectos u otras cosas. El sistema inmunitario
nos protege de las enfermedades luchando contra gérmenes como las bacterias y
los virus. Pero, si somos alérgicos, reacciona de una forma desproporcionada e
intenta "luchar" contra elementos completamente inofensivos, como la hierba, el
polen o ciertos alimentos. Estos es lo que provoca los estornudos, los picores y
otros síntomas propios de las reacciones alérgicas.

Las sustancias que provocan reacciones alérgicas (hierba, polen, alimentos,


residuos de algunas mascotas, insectos, etc.) se llaman alérgenos. Cuando tu
sistema inmunitario reacciona contra estos alérgenos y tú presentas síntomas,
significa que eres alérgico a esas sustancias.

¿Qué provoca los estornudos y los ruiditos al respirar?


Se puede ser alérgico a muchas cosas. Los alérgenos más frecuentes son:

Ácaros del polvo (insectos diminutos que viven dentro del polvo)
Una proteína que se encuentra en la caspa (piel muerta), la saliva, la orina (el pipí)
y otros residuos de algunos animales
Polen de la hierba, las flores y los árboles (ese fino polvo que se desprende de las
plantas)
Moho (pequeños seres vivos que crecen en lugares húmedos)
Alimentos como la leche, el trigo, la soja, el huevo, los frutos secos, el marisco y
las legumbres, entre las que se incluyen los guisantes, las alubias y los
cacahuetes
Látex (un material elástico con que se fabrican algunos de los guantes que llevan
los médicos y los dentistas)
Síntomas

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Algunos de estos alérgenos provocan estornudos, moqueo nasal, picor en ojos y
nariz y dolor de garganta. Otros de los alérgenos del listado anterior, como los de
tipo alimentario, pueden provocar urticaria (una erupción de granos de color rojo,
que sobresalen en la superficie de la piel), congestión nasal, retortijones
abdominales, vómitos y/o diarrea.

Aunque con menos frecuencia, los alérgenos también pueden provocar problemas
respiratorios como resuello, emisión de sibilancias (o "silbidos" al respirar) y
sensación de ahogo (asma). Hay algunos alérgenos, como los de tipo alimentario,
que pueden generar problemas a lo largo de todo el año. Pero hay otros que solo
crean problemas durante determinadas estaciones. Por ejemplo, una persona
puede ser alérgica al polen de los árboles, que solo aparece en primavera.

¿Por qué algunos niños desarrollan alergias?


Una persona puede nacer con una tendencia genética a tener alergias, lo que
significa que será más proclive a desarrollarlas que otras personas. Muchas
alergias son hereditarias, lo que significa que los padres las trasmiten a sus hijos a
través de los genes. Por lo tanto, si tus padres u otro miembro de tu familia son
alérgicos, serás más proclive a desarrollarlas.

La gente puede desarrollar alergias durante las etapas de la lactancia (siendo


todavía bebés), la infancia, la adolescencia o la edad adulta, pero la frecuencia de
las alergias se suele reducir en la gente mayor.

Hay mucha gente que acaba superando su alergia alimentaria con la edad. De
todos modos, hay algunas alergias alimentarias que son de por vida, aunque se
puede modificar su gravedad en distintos momentos de la vida.

Resfriados frente a alergias


A veces resulta difícil distinguir entre un resfriado y una alergia porque sus
síntomas se parecerse mucho. Si tienes los síntomas típicos de un refriado
durante más de dos semanas, lo más probable es que tengas una alergia en vez
de un resfriado.

Hay más diferencias entre los síntomas propios de los resfriados y los propios de
las alergias. En las alergias se experimenta picor en ojos y nariz, mientras que, en
los catarros, no. Las mucosidades de la nariz y/o las que se expulsan a través de
la tos también son diferentes. En las alergias son acuosas y transparentes,
mientras que en los catarros suelen ser amarillentas y más densas.

¿Cómo puedo saber si soy alérgico?

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Si estornudas mucho y te pican mucho los ojos y la nariz, emites ruiditos al
respirar o sueles encontrarte mal después de ingerir determinado alimento, es
posible que tu médico quiera comprobar si eres alérgico. Te hará muchas
preguntas sobre tu salud, los animales y plantas que tienes en casa y sobre los
alimentos que comes. Es posible que tus respuestas le den alguna pista sobre a
qué podrías ser alérgico y que tu médico te pida que te mantengas alejado de
determinada mascota o que dejes de comer ciertos alimentos para ver si remiten
tus síntomas.

Es posible que tu médico te remita a un alergólogo, un médico especializado en


ayudar a la gente que tiene alergias. Es posible que el alergólogo te haga una
prueba en la piel para comprobar si una cantidad muy reducida de tu supuesto
alérgeno te provoca o no alguna reacción. Cuando el médico que haga la prueba,
notarás breves pinchacitos superficiales en la piel. Si eres alérgico, te saldrá uno o
varios granitos rojos asociados a picor, similares a las picaduras de mosquito.

Algunos médicos también analizan la sangre de sus pacientes para detectar la


cantidad de IgE que contiene. El IgE es una sustancia que recibe el nombre de
anticuerpo y que indica la presencia de una reacción alérgica. Si tu sangre
presenta grandes cantidades de anticuerpos contra determinado alérgeno, lo más
probable es que seas alérgico a él.

Llevar el control
Lo más probable es que tu médico de indique formas de mantenerte alejado del
alérgeno y es posible que también te recete medicación. Los medicamentos contra
la alergia se pueden administrar en forma de comprimidos, de jarabes o incluso de
nebulizadores nasales. Si tu alergia es de carácter leve o si puedes evitar el
alérgeno por completo, es posible que no necesites tomar ningún medicamento ya
que el mero hecho de mantenerte alejado del alérgeno bastará para controlar tu
alergia.

Si, a pesar de mantenerte alejado de los alérgenos y de tomar la medicación, tus


síntomas no mejoran, es posible que el alergólogo te recomiende una serie de
inyecciones contra la alergia. Son unas inyecciones que hacen que el sistema
inmunitario se vuelva menos sensible a los alérgenos, lo que permite que mejore
la sintomatología.

Lamentablemente, ni estas inyecciones ni la mayoría de los medicamentos sirven


de nada para tratar las alergias alimentarias. La gente con alergias alimentarias
debe aprender a evitar cualquier alimento que contenga los ingredientes a que es
alérgica. Tus padres y tu médico pueden ayudarte para que leas el listado de

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ingredientes de las etiquetas alimentarias. Afortunadamente, muchos niños
superan con la edad las alergias a la leche, los huevos, el trigo y la soja. Sin
embargo, las alergias a los frutos secos, los cacahuetes y el marisco suelen ser de
por vida.

Luchar contra las alergias


Es posible que no puedas controlar completamente tus alergias, pero te harás un
gran favor a ti mismo si evitas cualquier cosa que te provoque los síntomas
alérgicos.

Mascotas. Si eres alérgico a determinado tipo de animal y resulta que tienes una
mascota de ese tipo en tu casa, tal vez deberías buscarle un nuevo hogar. Si no
puedes hacerlo, deberás impedir que la mascota entre en tu dormitorio, pedir que
la bañen una vez por semana o intentar que viva fuera de la casa. También
deberás evitar ese tipo de animales en otras casas.

Ácaros del polvo. Si eres alérgico a los ácaros del polvo, tus padres pueden utilizar
unas fundas especiales para tu cama y lavarte las sábanas y las mantas con agua
muy caliente a fin de eliminar los ácaros. El hecho de mantener la habitación bien
limpia y ordenada también te ayudará. Guarda los animales de peluche y otros
objetos que atraen el polvo fuera de tu dormitorio.

Alergias alimentarias. Si tienes alergias alimentarias, lee siempre las etiquetas de


los alimentos para saber qué ingredientes contienen y apréndete los distintos
nombres que pueden recibir tus alérgenos. Si no estás seguro de si puedes o no
ingerir determinado alimento, no se te ocurra probarlo. En lugar de ello, pregunta a
un adulto si se trata de un alimento que es seguro para ti. Tus padres te pueden
enseñar a reconocer aquellos alimentos e ingredientes que debes evitar.

Asimismo, tus padres te pueden ayudar preparándote tentempiés saludables y


seguros en aquellas ocasiones en que todo el mundo está comiendo lo que tú no
puedes comer, como los helados o la manteca de cacahuete. En estos casos, en
vez de pensar que la gente te hace de lado, podrás tomar el tentempié junto con
tus amigos sin tener que arriesgarte a sufrir un ataque de alergia y, todavía peor,
¡sin tener que volver antes a casa!

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1.14 Técnica de Heimlich

La maniobra Heimlich es un procedimiento que se usa para ayudar a una persona


que se está asfixiando y que está consciente e incapaz de hablar. La maniobra de
Heimlich expulsa aire de los pulmones de la persona y le provoca tos. La fuerza de
la tos podría entonces sacar el objeto de sus vías respiratorias.

¿Cuáles son los signos que presenta una persona que tiene las vías respiratorias
obstruidas?
Cara de color rojo brillante o azulado
Agarrarse la garganta
No poder toser fuertemente
Dificultad para hablar
Resollar o un sonido silbante cuando trata de respirar
¿Qué debería hacer antes de comenzar con la maniobra de Heimlich?
Pregunte a la persona si se está asfixiando.
Si mueve la cabeza diciendo que sí, pregunte si puede hablar. Llame al 911 si la
persona no puede hablar. Entonces, usted puede realizar la maniobra Heimlich en
la persona hasta que llegue la ayuda.
Si él puede hablar, esto significa que solamente una parte de sus vías
respiratorias están obstruidas. Pídale a la persona que trate de toser para sacar el
objeto de sus vías respiratorias.
¿Cómo realizo la maniobra Heimlich en adultos y niños mayores de 1 año?
Ponga sus brazos alrededor de la cintura de la persona que se está asfixiando.
Inclínelo un poco hacia delante de su cintura.
Haga un puño con una de sus manos. Coloque el lado del dedo pulgar de su puño
entre el ombligo de la persona y la parte más baja de sus costillas. No coloque su
puño sobre las costillas.
Coloque la otra mano sobre su puño. Presione su puño contra el abdomen de la
persona con una compresión rápida hacia adentro y hacia arriba. Repita las
compresiones hasta que el objeto salga. Si la persona vomita, acuéstelo de lado
para evitar que el objeto obstruya totalmente sus vías respiratorias.
Maniobra de Heimlich en adultos
Use menos fuerza en un niño que lo que usaría en un adulto.
Maniobra de Heimlich para niños
Si la persona pierde el conocimiento, acuéstela en el piso sobre su espalda.
Después llame al 911 y comience la respiración de boca a boca o resucitación
cardiopulmonar (RCP). Pida más información acerca de la respiración de boca a
boca y RCP.
Si la persona tiene sobrepeso o está embarazada, envuelva sus brazos por debajo
de las axilas de la persona. Coloque su puño en el centro del esternón de la

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persona. Asegúrese que su puño no esté debajo del esternón o a un lado de las
costillas. Coloque su otra mano sobre el puño y realice empujones rápidos. Haga
esto hasta que el objeto salga o hasta que la persona pierda el conocimiento.

¿Cómo realizo la maniobra de Heimlich en un infante menor de 1 año?


Sostenga al niño con la cara hacia abajo y con la cabeza un poco más abajo de
sus pies. Apoye la mandíbula y cabeza del infante con su mano. Sostenga el peso
del infante con su rodilla si usted está sentado, o con su antebrazo si usted está
de pie.
Dele hasta 5 golpes en la parte superior de su espalda, entre el omóplato. Use la
palma de su mano libre para hacer esto. Si usted ve que el objeto sale de la boca
del infante, deje de dar los golpes.
Maniobra de Heimlich en bebés (golpes en la espalda)
Coloque al infante entre sus brazos y manos y gírelo sobre su espalda. Apoye su
cabeza y cuello con su mano. La cabeza del infante debería estar poco más abajo
que sus pies.
Dele hasta 5 compresiones en el pecho con 2 dedos. Sus dedos deben estar
colocados en la parte media inferior de su esternón. Asegúrese que sus dedos no
estén a un lado, o en la parte baja de su esternón. Si usted ve que sale un objeto
de su boca, suspenda las compresiones.
Maniobra de Heimlich en bebés (empujes de pecho)
Repita todos los pasos hasta que el objeto salga de la boca del infante. Si el
infante pierde el conocimiento, llame al 911 y comience resucitación
cardiopulmonar (RCP). Pida más información sobre RCP en infantes.
¿Cómo realizo la maniobra Heimlich en mí mismo?
Si usted puede respirar y hablar, tosa fuertemente para tratar de forzar el objeto a
que salga. Si usted no puede hablar o toser y está teniendo dificultad para
respirar, haga lo siguiente:

Llame al 911. Ponga el teléfono en el piso mientras usted realiza la maniobra


Heimlich. No cuelgue el teléfono.
Haga un puño con una mano. Coloque el lado del dedo pulgar de su puño entre su
ombligo y la parte inferior de sus costillas. No coloque su puño sobre las costillas.
Coloque la otra mano sobre su puño. Presione su puño contra su abdomen con
una compresión rápida hacia adentro y hacia arriba. Repita estas compresiones
hasta que usted pueda sacar el objeto.
Si usted no puede sacar el objeto, presione la parte superior de su abdomen
contra una superficie dura y plana. Podría utilizar la parte posterior de una silla, la
parte del lado de una mesa o la barandilla del porche. Es posible que usted
necesite realizar muchas compresiones fuertes y rápidas contra la superficie para
despejar sus vías respiratorias.

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¿Qué puedo hacer para evitar la asfixia?
Corte los alimentos en pedazos pequeños y mastíquelos bien y lentamente.
No hable o se ría mientras mastica o traga los alimentos.
No administre medicamentos en forma de tableta a los niños menores de 4 años.
No les dé alimentos como cacahuates o palomitas de maíz a niños pequeños o a
cualquier persona que no pueda masticarlos bien.
No permita que los niños jueguen con juguetes lo suficientemente pequeños para
ponerlos dentro de su boca. Tome en cuenta las advertencias de peligro de asfixia
con los juguetes.

ACUERDOS SOBRE SU CUIDADO:


Usted tiene el derecho de ayudar a planear su cuidado. Aprenda todo lo que
pueda sobre su condición y como darle tratamiento. Discuta sus opciones de
tratamiento con sus médicos para decidir el cuidado que usted desea recibir.
Usted siempre tiene el derecho de rechazar el tratamiento. Esta información es
sólo para uso en educación. Su intención no es darle un consejo médico sobre
enfermedades o tratamientos. Consulte con su médico, enfermera o farmacéutico
antes de seguir cualquier régimen médico para saber si es seguro y efectivo para
usted.

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1.15 Congelación

Las congelaciones son, como sugiere su nombre, partes de tejido corporal


congeladas. También conocidas como “quemaduras por frío”, generalmente
afectan solo a la piel, pero pueden ser más profundas, y deben tratarse con
cuidado para impedir lesiones permanentes del tejido corporal.

Los niños tienen más probabilidades de padecer congelaciones que los adultos
porque pierden calor más deprisa y porque suelen ser más reticentes a dejar de
jugar al aire libre en los días de invierno para guarecerse en un interior y
calentarse.

Usted puede contribuir a que su hijo no sufra congelaciones abrigándole con


múltiples capas de ropa, asegurándose de que se protege del frío en los días de
invierno entrando en un interior a intervalos regulares y aprendiendo a detectar los
signos de principio de congelación, la primera señal de aviso de que se puede
desarrollar una congelación propiamente dicha.

Principios de congelación
Los principios de congelación suelen afectar a las partes del cuerpo más
expuestas al frío, como los pómulos, la nariz, las orejas y los dedos de manos y
pies, y se caracterizan por que el área afectada se pone roja y pierde la
sensibilidad, como si estuviera dormida o anestesiada. Los principios de
congelación se pueden tratar en casa.

Qué hacer:
Lleve inmediatamente a su hijo a un interior.

Quítele todas las piezas de ropa que estén húmedas o mojadas. La ropa húmeda
o mojada le quita calor al cuerpo.

Sumerja las partes del cuerpo afectadas en agua tibia (no caliente) durante 20 a
30 minutos hasta que recuperen la sensibilidad.

No permita que su hijo controle la temperatura del agua durante el proceso. Una
mano insensible por un principio de congelación no nota el calor y podría sufrir
graves quemaduras al sumergirse en agua demasiado caliente.

Llame al pediatra si su hijo no recupera la sensibilidad o presenta signos de


congelación propiamente dicha.
Congelaciones

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Las congelaciones se caracterizan por que la piel adquiere una tonalidad blanca y
cérea y se vuelve insensible y dura al tacto. Requieren tratamiento médico de
urgencia.

Qué hacer:
Vista a su hijo con ropa seca en un ambiente cálido.

Llame al pediatra inmediatamente o lleve a su hijo al servicio Urgencias del


hospital más cercano. Si la congelación afecta a los pies, llévelo en brazos.

Si no puede llevarlo inmediatamente a un hospital o debe esperar la llegada de


una ambulancia, dele una bebida caliente e inicie el tratamiento de primeros
auxilios:

Sumerja las áreas congeladas en agua tibia –en torno a los 100º Fahrenheit (entre
37 y 38º C)- o aplíquele compresas calientes durante 30 minutos. Si no dispone de
agua caliente, envuélvalo con cuidado en mantas secas previamente calentadas.

No utilice calor directo, como el del fuego o una manta eléctrica.

No descongele el área afectada si existe riesgo de recongelación, lo que podría


lesionarle gravemente los tejidos.

No frote la piel congelada ni restriegue nieve contra ella.

El proceso de recalentamiento irá acompañado de una sensación de quemazón.


Es posible que salgan ampollas en la piel o que la parte afectada se inflame y
adquiera una tonalidad roja, azul o amoratada. Cuando la piel recupera tanto su
color original como la sensibilidad, significa que el área se ha descongelado.

Aplique una gasa o venda estéril sobre el área, colocándola entre los dedos de las
manos o los pies si estos están afectados. Intente no reventar ninguna ampolla.

Envuelva las áreas recalentadas para prevenir posibles recongelaciones, e


indíquele a su hijo que mantenga las partes del cuerpo descongeladas todo lo
quietas de que sea capaz.

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1.16 Cólicos

El cólico es períodos frecuentes y prolongados de llorar sin motivo aparente en un


lactante por lo demás sano.

Aunque el término cólico sugiere un origen intestinal, se desconoce la etiología.

Los cólicos normalmente aparecen dentro del primer mes de vida, alcanzan una
frecuencia máxima aproximadamente a las 6 semanas y terminan en forma fiable
y espontánea entre los 3 y los 4 meses. Los paroxismos de llanto y agitación a
menudo aparecen aproximadamente a la misma hora del día o de la noche, y
persisten durante horas sin ninguna razón evidente. Algunos lactantes lloran de
manera casi incesante. El llanto excesivo puede provocar aerofagia, con la
consiguiente flatulencia y distensión abdominal. Por lo general, los lactantes con
cólicos comen y aumentan bien de peso, aunque la succión enérgica no nutritiva
puede sugerir hambre excesiva. Es probable que los cólicos no tengan relación
con el desarrollo de una personalidad insistente e impaciente.

Evaluación del dolor cólico


El objetivo es distinguir el cólico de otras causas de llanto excesivo, en particular
de trastornos médicos particularmente graves y/o tratables como

Infección del oído


Infección urinaria
Meningitis
Apendicitis
Alergia alimentaria
Reflujo ácido
Estreñimiento
Obstrucción intestinal
Hipertensión intracraneal
Síndrome del torniquete de pelo
Abrasión corneal
Glaucoma
Lesión no accidental
Anamnesis
Los antecedentes de la enfermedad actual deben establecer el inicio y la duración
del llanto y la respuesta a los intentos de consuelo y determinar así si el llanto del
lactante es algo fuera de lo normal (hasta 3 h/día en un lactante de 6 semanas de
edad).

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La revisión por aparatos y sistemas debe buscar síntomas de trastornos causales,
como estreñimiento, diarrea y vómitos (trastornos digestivos) y tos, sibilancias y
congestión nasal (infección respiratoria).

Los antecedentes médicos comprenden un interrogatorio exhaustivo, que puede


revelar que el llanto no es la principal preocupación, sino un síntoma que los
padres han utilizado para visitar al médico y plantear otro problema: p. ej.,
preocupación por la muerte de un hijo previo o por su sensación de incapacidad
de hacerse cargo de un nuevo hijo.

Examen físico
El examen físico comienza con el control de las constantes vitales y luego una
evaluación exhaustiva para detectar signos de traumatismo o de una enfermedad
clínica. El examen de los niños con cólico por lo general no detecta ninguna
anormalidad, pero tranquiliza a los padres.

Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:

Vómitos (especialmente si el vómito es de color verde o con sangre u ocurre > 5


veces al día)
Estreñimiento o diarrea, especialmente con sangre o moco
Fiebre
Dificultad respiratoria
Letargo
Aumento de peso deficiente
Interpretación de los hallazgos
Con frecuencia, los lactantes con cólico se presentan después de días o semanas
de llanto diario repetitivo; una anamnesis y un examen por otra parte normales en
este momento son más tranquilizadores que en los niños con llanto agudo (1 a 2
días).

Estudios complementarios
No se requieren estudios complementarios, a menos que se detecten alteraciones
específicas por la anamnesis y el examen.

Tratamiento del dolor cólico


Se debe tranquilizar a los padres de que el bebé está sano, que la irritabilidad no
se debe a su mala capacidad parental y que los cólicos se resolverán por sí solos
sin efectos adversos a largo plazo. El médico también debe asegurarles a los
padres que comprende lo estresante que puede resultar un hijo con cólicos.

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Las siguientes medidas pueden ser útiles:

En los lactantes que lloran durante períodos breves: alzarlos, acunarlos o


acariciarlos con suavidad
En lactantes que tienen un intenso impulso de succionar y lloran poco tiempo
después de comer: oportunidad de succionar más (p. ej., un chupete)
Si tomar el biberón demanda < 15-20 min: tetina con orificios más pequeños o un
chupete
En lactantes muy activos, inquietos: paradójicamente, envolverlos ajustadamente
También pueden tranquilizarse con una hamaca para lactantes, música y ruidos
domésticos (p. ej., la aspiradora, el motor del automóvil o un secador de pelo o la
secadora de ropa). Debido a que la fatiga a menudo contribuye al llanto excesivo,
los padres también deben ser instruidos para poner de rutina al lactante en la cuna
mientras el niño está despierto para fomentar hábitos autocalmantes y el buen
sueño y para evitar que el niño se convierta en dependiente de los padres, el
balanceo, un chupete, un ruido específico, o alguna otra cosa para conciliar el
sueño.

Puede probarse una fórmula hipoalergénica durante un período breve para


determinar si los lactantes presentan intolerancia a la leche de vaca, pero deben
evitarse los cambios frecuentes de fórmula. A veces en los lactantes alimentados
con leche materna, la eliminación de la leche de vaca o de otro alimento
(especialmente alimentos estimulantes [p. ej., café, té, refrescos de cola, el
chocolate, los suplementos dietéticos]) de la dieta de la madre trae alivio, como
puede hacerlo la interrupción de los fármacos que contienen estimulantes (p. ej.,
descongestivos).

Conceptos clave
El cólico es el llanto excesivo sin razón aparente en un lactante por lo demás
sano.
El cólico debe terminar para los 3-4 meses de edad.
Descartar causas médicas de llanto por la anamnesis y el examen físico; las
pruebas complementarias no son necesarias a menos que existan hallazgos
específicos.
Pueden intentarse medidas físicas (p. ej., balancearlo, mecerlo, cambiarle el
pañal), como también cambios en la dieta; la respuesta a estas medidas varía, y a
menudo el cólico se resuelve solamente con tiempo.

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1.17 Esguince

Cómo cuidar a un niño con esguince de tobillo


Los esguinces de tobillo aparecen cuando los ligamentos que envuelven las
articulaciones responsables del movimiento sufren algún daño. Los niños llevan un
ritmo de vida muy activo, por lo que no es de extrañar que en algún momento de
su infancia se les tuerza el pie en un mal gesto y se hagan un esguince. En el
momento en el que sospechemos que nuestro hijo tiene un esguince, es necesario
llevarlo al pediatra. Solo un médico puede diagnosticar y tratar al niño ante una
lesión. Una vez confirmado el diagnóstico y asignado el tratamiento, podremos
darle los cuidados que necesita en casa para garantizar su recuperación. Ante
esta situación, puede serte muy útil seguir esta serie de consejos sobre cómo
cuidar a un niño con esguince de tobillo.

Esguince tobillo en niños


Cómo cuidar a un niño con esguince de tobillo
¿Qué es y por qué se producen los esguinces?
Esguince de tobillo en niños: consejos para aliviar las molestias
¿Cuándo consultar nuevamente al médico?
¿Cuándo volver a hacer deporte después de un esguince de tobillo?
¿Qué es y por qué se producen los esguinces?
El día a día de los niños está lleno de actividades como correr, saltar y jugar, lo
que es muy positivo, pues es sinónimo de energía y salud. Sin embargo, a veces
entraña algunos riesgos. Es el caso de los esguinces de tobillo, una de las
lesiones más habituales en niños, que pueden generarse debido a los siguientes
motivos:

Saltar
Correr
Una caída
Caminar con las zapatillas mal atadas
Andar por terrenos irregulares
Jugar
Hacer deporte
Tener hiperlaxitud articular, es decir, una mayor flexibilidad en las articulaciones,
músculos, tendones y cartílagos
Haber tenido previamente otro esguince de tobillo favorece la aparición de otra
lesión
El tobillo suele torcerse hacia adentro o hacia fuera, todo depende de cómo se
haya producido la lesión. Sea como sea, en el momento en el que creamos que el

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niño ha podido hacerse daño, es importante acudir al médico. Los siguientes
síntomas también pueden ayudarnos a reconocer un esguince de tobillo:

Dolor en el tobillo de leve a intenso


Dificultad para apoyar el pie
Dificultad para caminar
Tobillo hinchado
Hematoma
Bulto en la zona del tobillo con forma de huevo
Poca movilidad en el tobillo
Esguince de tobillo en niños: consejos para aliviar las molestias
Es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones generales para
cuidar a un niño con esguince de tobillo y ayudarle a recuperarse:

Reposo: el tobillo ha de reposar, por eso es muy importante el descanso parcial o


total del pequeño, aunque todo dependerá de la gravedad de la lesión.
Aplicar frío local: para reducir la inflamación, los hematomas y el dolor, es
conveniente aplicar frío local en la zona. Lo recomendable es hacerlo durante
media hora, cada 4 horas, y durante los 3 o 4 primeros días. Puede hacerse con
compresas frías o bien envolviendo algo congelado en un paño.
Poner un vendaje compresivo: si puede ser, es mejor hacerlo en el momento en el
que se produce la lesión. Eso sí, no lo hagas muy apretado, sino le cortarías
ligeramente la circulación sanguínea. De esa forma, se evitará que aparezca la
hinchazón y que esta prospere. Es posible que deba mantenerse la compresión
durante los 2 primeros días, aunque hay casos que lo necesitarán llevar durante 7
días.
Elevar la pierna: es bueno elevar la articulación afectada en las horas siguientes a
la lesión, incluso durante varias horas en los días posteriores. De esa forma, la
hinchazón y el dolor disminuirán.
Además, hay medicamentos especialmente indicados para los más pequeños,
como Nurofen Junior 100mg cápsulas blandas masticables, indicado para el
tratamiento del dolor leve a moderado en niños a partir de 20 kilos (7 años) y hasta
40 kilos (12 años). Para niños de edad inferior, puedes optar por Nurofen
Pediátrico 40mg/ml suspensión oral, indicado para pequeños desde los 3 meses.
Para niños menores de 2 años, consultar siempre al pediatra. No los administres
en caso de úlcera gastroduodenal.

Lee las instrucciones de estos medicamentos y consulta al farmacéutico. Nurofen


Pediátrico y Nurofen Junior son productos de Reckitt Benckiser Healthcare, S.A.

Nurofen Junior

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¿Cuándo consultar nuevamente al médico?
Ante el esguince de tobillo es fundamental llevar a cabo una recuperación
completa, pues de otra forma es posible volver a recaer y sufrir dolores de tobillo
con el tiempo. Si el niño presenta alguno de estos síntomas, es aconsejable volver
al médico:

Dificultad para caminar persistente


Dolor pasadas las primeras 48 horas después
Aparente deformidad en la articulación
Hematoma grave
De padecer alguno de estos síntomas, es probable que el médico aconseje
someter al pequeño a una fisioterapia. Sin embargo, ten presente que cuidar a un
niño con esguince de tobillo requiere tiempo y es necesario tener paciencia. La
actividad física también fomenta su curación, aunque hay que tener mucho
cuidado a la hora de volver a practicar ciertos deportes, pues un regreso
anticipado puede acarrear problemas crónicos.

¿Cuándo volver a hacer deporte después de un esguince de tobillo?

El niño va a poder volver a hacer deporte en el momento en el que recupere su


total libertad de movimiento, es decir, cuando recobre toda su fuerza en el tobillo.
Aunque el tiempo de recuperación dependerá del tipo de esguince de tobillo que
se haya hecho.

Como ya hemos mencionado, hay que tener mucho cuidado durante el tiempo de
recuperación. Cuando la recuperación no está del todo completa, el riesgo de
padecer una nueva lesión en el tobillo aumenta. De ese modo, hay que
asegurarse de que efectivamente está preparado para desarrollar cualquier
deporte. Para hacerlo, nada mejor que consultar a un especialista en lesiones
deportivas.

70
1.18 Fiebre

Todos los niños tienen fiebre de vez en cuando. La mayoría de los episodios de
fiebre no indican nada grave. La fiebre, en sí misma, no causa ningún daño y
hasta puede ser buena; suele ser la forma que tiene el cuerpo de combatir las
infecciones.

Pero, cuando su hijo se despierta a medianoche sonrojado, caliente y sudoroso,


es fácil no estar seguro de cómo actuar. ¿Debería ponerle el termómetro? ¿Llamar
al médico?

Aquí encontrará más información sobre la fiebre, incluyendo cuándo debería


llamar al médico.

¿Qué es la fiebre?
La fiebre ocurre cuando el “termostato” interno del cuerpo aumenta la temperatura
corporal por encima de su nivel normal. Este termostato se encuentra en una parte
del cerebro llamada hipotálamo. El hipotálamo sabe a qué temperatura debe estar
el cuerpo (habitualmente alrededor de los 98,6 ºF o 37 ºC) y envía mensajes al
cuerpo para mantenerla a ese nivel.

La temperatura corporal de la mayoría de la gente incluso varía un poco a lo largo


del día: suele ser un poco más baja por la mañana y un poco más alta por la tarde,
y puede variar cuando los niños van de aquí para allá, juegan o hacen ejercicio.

De todos modos, a veces, el hipotálamo “reajusta” el cuerpo a una temperatura


más alta en respuesta a una infección, enfermedad o alguna otra causa. ¿Por
qué? Los investigadores creen que aumentar el calor corporal es una forma que
tiene el cuerpo de luchar contra los gérmenes que causan las infecciones, al
convertirlo en un lugar menos cómodo donde estar.

¿Cuáles son las causas de la fiebre?


Es importante recordar que la fiebre, en sí misma, no es una enfermedad; suele
ser un síntoma de otro problema.

La fiebre puede estar causada por varias cosas, como las siguientes:

Una infección: la mayoría de las fiebres están causadas por una infección u otra
enfermedad. La fiebre ayuda al cuerpo a combatir las infecciones porque estimula
sus mecanismos naturales de defensa.

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Exceso de ropa: Los lactantes, sobre todo los recién nacidos, pueden tener fiebre
si están demasiado abrigados o si se encuentran en un ambiente caluroso, porque
no son capaces de regular su temperatura corporal tan bien como lo hacen los
niños mayores. Pero, puesto que la fiebre en un recién nacido puede indicar una
infección grave, hasta los lactantes que vayan demasiado abrigados deben ser
evaluados por un médico si tienen fiebre.

Vacunas: los bebés y los niños a veces presentan fiebre baja o febrícula después
de haber sido vacunados.

Aunque la dentición puede provocar un leve aumento de la temperatura corporal,


lo más probable es que no sea la causa de que la temperatura de un niño supere
los 100 ºF (o 37,8 ºC).

¿Cuándo puede ser la fiebre un signo de algo grave?


En los niños sanos, no se deben tratar todos los episodios de fiebre. De todos
modos, la fiebre alta puede hacer que su hijo se encuentre molesto e incómodo y
crear problemas (como la deshidratación).

Los médicos deciden si tratar o no tratar la fiebre basándose en la temperatura y


en el estado general del niño.

Los niños con una temperatura inferior a 102 ºF (38,9 ºC) no suelen necesitar
medicación, a menos que tengan malestar asociado a la fiebre. Solo hay una
importante excepción: si un bebé de 3 meses de edad o menos tiene una
temperatura rectal de 100,4ºF (38ºC) o superior, llame al médico o acuda a un
servicio de urgencias de inmediato. Hasta una fiebre leve puede ser un síntoma de
una infección potencialmente grave en bebés tan pequeños.

Si su hijo de entre 3 meses y 3 años tiene una fiebre de 102,2 ºF (39ºC) o


superior, llame para saber si el médico necesita verlo. Con niños mayores, tenga
en cuenta el comportamiento y nivel de actividad física del niño. El hecho de
observar el comportamiento de su hijo le permitirá hacerse una buena idea de si la
causa de su fiebre es una enfermedad de poca importancia o si necesita que lo
vea un médico.

Lo más probable es que la enfermedad de su hijo no sea grave si:

Sigue interesado en el juego


Come y bebe bien
Está alerta y le sonríe

72
Tiene la piel de color normal
Tiene buen aspecto cuando le baja la temperatura.
Y no se preocupe demasiado si un niño con fiebre no quiere comer. Es algo muy
habitual en las infecciones que causan fiebre. Si el niño sigue bebiendo y orinando
con normalidad, el hecho de que coma menos que de costumbre cuando tenga
fiebre no debe ser motivo de preocupación.

¿Cómo sé si mi hijo tiene fiebre?


Darle un beso en la frente o tocar levemente la piel de su hijo suele bastar para
darle una pista de que tiene fiebre. Sin embargo, este método para tomar la
temperatura (llamado de “temperatura táctil”) no le dará una medición precisa de la
temperatura del niño.

Utilice un termómetro digital fiable para confirmar si tiene fiebre. Un niño tiene
fiebre cuando su temperatura iguala o supera cualquiera de las siguientes
medidas:

Medida oralmente (en la boca): 100 ºF (37,8 ºC)


Medida rectalmente (en el recto): 100,4 ºF (38 ºC)
Medida en la axila (bajo el brazo): 99 ºF (37,2 ºC)
Pero lo alta que tenga su hijo la fiebre no es un buen indicador de lo enfermo que
esté. Un simple catarro u otra infección vírica a veces pueden causar fiebres
bastante altas (de entre 102 º y 104 ºF, o entre 38,9 º y 40 ºC), que no tienen que
indicar que se trate de un problema grave. De hecho, las infecciones graves, sobre
todo en los lactantes, pueden no causar fiebre o incluso una temperatura corporal
más baja de lo normal (por debajo de los 97 ºF o 36, 1 ºC).

Puesto que la fiebre puede subir y bajar, el niño puede tener escalofríos cuando su
temperatura corporal le empiece a subir. Y puede sudar para liberar el exceso de
calor cuando le empiece a bajar la fiebre.

A veces, los niños con fiebre pueden respirar más deprisa que de costumbre y
pueden tener el ritmo cardíaco más acelerado. Llame al médico si su hijo tiene
dificultades para respirar, respira mucho más rápido de lo normal, o sigue
respirando deprisa después de que le haya bajado la fiebre.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a encontrase mejor?


No todos los episodios de fiebre requieren tratamiento. En la mayoría de los
casos, la fiebre solo se debe tratar si causa malestar en un niño.

73
Estas son algunas de las formas de aliviar los síntomas que suelen acompañar a
la fiebre:

Medicamentos.
Si su hijo está inquieto, irritable o tiene malestar, puede darle paracetamol o
ibuprofeno, siguiendo las instrucciones del envase para su edad y peso. (A menos
que se lo indique el médico, nunca le dé aspirina a un niño porque se asocia al
síndrome de Reye, una enfermedad poco frecuente pero potencialmente mortal).
Si no sabe cuál es la dosis recomendada o si su hijo es menor de 2 años, llame a
su médico para saber qué cantidad le debe dar.

Los lactantes de menos de 2 meses de edad no deben tomar ningún medicamento


para bajarles la fiebre sin que el médico los evalúe y le dé a usted el visto bueno.
Si su hijo padece cualquier problema médico, consulte antes con su médico para
saber qué medicamento es mejor usar para bajarle la fiebre. Recuerde que los
medicamentos contra la fiebre solo permiten bajar la temperatura corporal del niño
de forma temporal, pero no permiten que la temperatura vuelva a la normalidad ni
tratan la causa subyacente de la fiebre.

Medidas domésticas para que su hijo se encuentre mejor


Vista a su hijo con ropa ligera y cúbralo con una sábana o manta que apenas
abrigue. El exceso de ropa (sea de la que se lleva puesta el niño o de ropa de
cama) puede impedir la eliminación del calor corporal, provocando un aumento de
la temperatura corporal.

Asegúrese de que la temperatura de la habitación de su hijo sea agradable: ni


demasiado caliente ni demasiados fría.

Aunque algunos padres dan a sus hijos baños de esponja con agua tibia para
bajarles la fiebre, este método solo ayuda de forma temporal, en el caso de que
ayude. De hecho, estos baños pueden hacer que los niños se sientan incómodos
o molestos. Nunca utilice alcohol para uso externo (puede producir una
intoxicación si se absorbe a través de la piel), bolsas de hielo ni agua fría (pueden
causar escalofríos, que pueden aumentar la temperatura corporal).

Comida y bebida
Dé a su hijo abundante líquido para evitar la deshidratación, porque la fiebre hace
que los niños pierdan líquidos más deprisa que de costumbre. El agua, la sopa, los
polos y la gelatina de sabores son buenas opciones. Evite las bebidas con cafeína,

74
como los refrescos de cola y el té, porque pueden empeorar la deshidratación al
aumentar la producción de orina.

Si su hijo también tiene vómitos y/o diarrea, pregunte a su médico sobre si debería
darle una solución electrolítica (de rehidratación) especial para niños. Puede
encontrar este tipo de soluciones en farmacias y supermercados. No le dé bebidas
deportivas: aparte de que no están pensadas para niños pequeños, sus azúcares
añadidos pueden empeorar la diarrea. Limite también el consumo de fruta y de
jugos.

Como norma general, deje que su hijo coma cuanto quiera (en cantidades
razonables), pero no lo fuerce si no tiene hambre.

Tomárselo con calma


Asegúrese de que su hijo descanse mucho. No es necesario que se pase todo el
día en la cama, pero un niño enfermo debe tomarse las cosas con calma.

Es mejor que un niño con fiebre no vaya a la escuela o a la guardería. La mayoría


de los médicos consideran que los niños pueden volver a estos centros cuando
llevan 24 horas con una temperatura normal.

¿Cuándo debería llamar al médico?


La temperatura exacta que debe tener un niño para que sus padres llamen al
médico es algo que depende de la edad del niño, la enfermedad que padezca y de
que presente otros síntomas, aparte de la fiebre.

Llame al médico si:

Tiene un bebé menor de 3 meses con una temperatura rectal de 100,4 ºF (38 ºC)
o superior
Tiene un niño mayor con una temperatura superior a 102,2 ºF (39 ºC).
Llame también si un niño mayor tiene una temperatura inferior a 102,2 ºF (39 ºC)
pero:

Rechaza los líquidos o parece estar demasiado enfermo para beber


Tiene diarrea persistente o vómitos repetidos
Presenta signos de deshidratación (orina menos que de costumbre, no tiene
lágrimas al llorar, está menos alerta y activo de lo habitual)
Se queja de un dolor específico (como dolor de garganta o de oído)
Lleva más de 24 horas con fiebre (si se trata de un niño menor de 2 años) o más
de 72 horas con fiebre (si supera los 2 años)

75
Tiene fiebres recurrentes, aunque sólo duren pocas horas todas las noches
Tiene un problema médico crónico, como una enfermedad cardíaca, cáncer, lupus
o enfermedad de las células falciformes
Presenta una erupción
Tiene dolor al orinar
Acuda a un servicio de urgencias si su hijo presenta cualquiera de los siguientes
síntomas:

Llanto inconsolable
Inquietud o irritabilidad extremas
Aletargamiento o problemas para despertarse
Un sarpullido o manchas moradas similares a los moretones en la piel (que el niño
no presentaba antes de enfermar)
Labios, lengua o uñas azuladas
Las fontanelas de la cabeza de un lactante parecen sobresalir hacia afuera o
están hundidas
Rigidez de cuello
Fuerte dolor de cabeza
Flacidez o negativa para moverse
Problemas para respirar que no mejoran al destaparle la nariz
Inclinación hacia delante y babeo
Convulsiones
Dolor abdominal (estómago o vientre).
Así mismo, llame también al médico si él le ha dado directrices específicas sobe
cuándo debe llamar en caso de fiebre.

¿Qué más debería saber?


Todos los niños tienen fiebre de tanto en tanto y, en la mayoría de los casos,
vuelven completamente a la normalidad al cabo de pocos días. Para los bebés
mayores y los niños, la forma en que se comportan puede ser más importante que
la cifra del termómetro. Todo el mundo está un poco más irritable o cascarrabias
cuando tiene fiebre. Es normal y algo esperable.

76
1.19 Envenenamiento

¿Cómo actuar ante un envenenamiento en niños?

El hogar y sus alrededores pueden ser peligrosos para los niños, en particular
por la posibilidad de intoxicación involuntaria. Los niños son curiosos por
naturaleza y exploran su hogar y sus alrededores, donde los adultos ven un
peligro ellos ven sólo una posibilidad de juego. La mayoría de las intoxicaciones
'accidentales' pueden evitarse siguiendo una serie de precauciones.

En su 'Informe mundial sobre prevención de las lesiones en los niños' editada en


castellano en 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el
término intoxicación se refiere a la lesión o muerte celular causada por
inhalación, ingestión, inyección o absorción de una sustancia tóxica o
"veneno".

Los factores clave que predicen la gravedad y el desenlace de una intoxicación


son, según la OMS, la naturaleza, la dosis, la formulación del tóxico y la vía de
exposición; la exposición concomitante a otros tóxicos; el estado de nutrición del
niño o el hecho de estar en ayunas; la edad y las afecciones preexistentes.

Según los datos de esta organización internacional, la intoxicación accidental


causa anualmente más de 45.000 defunciones de niños y adolescentes de 0 a 19
años, lo que representa el 13% de todas las intoxicaciones accidentales que se
registran a nivel mundial. Las intoxicaciones ocupan el cuarto lugar entre las
causas de fallecimiento por lesiones no intencionales en niños de 1 a 14 años
después de los traumatismos ocasionados por el tráfico, las quemaduras y los
ahogamientos.

Crear un entorno más seguro

Casi todos los envenenamientos ocurren cuando los padres o los cuidadores se
encuentran en el hogar, pero no están poniendo atención. Los venenos
potenciales más peligrosos que se encuentran en la mayoría de los hogares
son medicinas, productos de limpieza e insecticidas. Desde la AAP apuntan a
las siguientes precauciones de carácter general:

77
* Sea especialmente precavido cuando se produzca un cambio en la rutina
diaria: días de fiesta, visitas de los abuelos y a sus casas u otros eventos
especiales en los que puede bajar la guardia en la vigilancia de los más pequeños.

* Almacene las medicinas, los productos de limpieza y de lavandería, las


pinturas o barnices y los insecticidas en su envase original en armarios o cajones
cerrados con llave, fuera de la vista y del alcance de los niños.

* Instale un pestillo de seguridad, que caiga automáticamente para cerrarse


cuando usted cierre la puerta, en armarios que estén accesibles a niños y que
contengan productos perjudiciales.

* Adquiera y mantenga todas las medicinas en recipientes con tapas de


seguridad, y manténgalas fuera del alcance de los niños. Deseche la medicina
sobrante.

* Nunca haga referencia a la medicina como "dulce" u otro nombre atractivo.

* Revise la etiqueta cada vez que administre una medicina a un niño, a fin de
asegurarse de la dosificación apropiada. Para medicinas líquidas, use el
dosificador que viene con la medicina.

* Nunca coloque productos venenosos en envases de alimentos o de


bebidas.

* Guarde en un lugar seguro controles remotos regulares, llaveros, tarjetas


de felicitación y libros musicales para niños. Estos dispositivos y otros pueden
contener pequeñas pilas de botón que pueden causar lesión si se ingieren.

Tratamiento

A continuación, Infosalus reproduce las indicaciones de la institución


pediátrica estadounidense sobre cómo actuar en caso de envenenamiento
accidental:

*Si su hijo está inconsciente, no respira, o presenta convulsiones o crisis


convulsivas debidas a contacto con veneno o ingestión de este, llame de
inmediato al 112.

* Si su hijo ha estado en contacto con veneno, o sospecha que su hijo puede


haber tragado una pila de botón, y tiene síntomas leves o no presenta síntomas,
llame al Teléfono de Información Toxicológica al 91 562 04 20.

78
* Distintos tipos y métodos de envenenamiento requieren tratamiento
diferente inmediato:

* Veneno ingerido: retire el artículo del niño y haga que el niño escupa cualquier
sustancia restante. No induzca el vómito, ni le de leche o aceite al niño.

* Veneno en la piel: póngase guantes y desvista al niño, lávele en la ducha con


agua templada a chorro durante al menos 20 minutos.

* Veneno en los ojos: lave los ojos del niño y manténgale los párpados abiertos.
Vierta un chorro constante de agua a temperatura ambiente en su ángulo interno
durante 15 minutos.

* Humos, vapores o gases venenosos: lleve de inmediato al niño al aire libre o a


un lugar donde haya aire fresco. Si el niño ha dejado de respirar, empiece
reanimación cardiopulmonar (respiración boca a boca y masaje cardiaco) y no la
suspenda hasta que respire por sí mismo o alguien más pueda hacerse cargo de
él.

79
1.20 Atragantamiento

¿Qué es?
Se habla de atragantamiento cuando un cuerpo extraño (comida, pieza de un
juguete, objeto pequeño…) se introduce en la vía respiratoria, obstruyéndola e
impidiendo que el aire entre en los pulmones. Como no se puede respirar con
normalidad, existe riesgo de asfixia.

¿Cuáles son los síntomas?


Cuando cualquier persona se atraganta, de forma instintiva suele llevarse ambas
manos al cuello, con sensación de ahogo. Además, comienza con tos o con
arcadas para intentar expulsar el cuerpo extraño. Tampoco puede hablar.

En las formas más graves, los labios y la cara se ponen morados y se pierde el
conocimiento.

¿Qué puedo hacer?


En primer lugar, es importante tratar de mantener la calma para poder actuar de
forma adecuada.

Si el niño tose adecuadamente y con fuerza, se le debe animar a toser, sin hacer
ninguna otra maniobra. No se le debe golpear en la espalda, ni intentar sacarles el
cuerpo extraño de la boca a ciegas.

Si el niño está consciente, pero tiene una tos débil, poco efectiva (Figura 1), es
incapaz de hablar o la dificultad para respirar es muy importante, se debe llamar al
número de teléfono 112 (emergencias) y socorrerlo inmediatamente. Se procederá
de la siguiente manera:

Observar la boca y, si el objeto está visible, extraerlo mientras se tenga a la vista,


con cuidado de no empujarlo hacia dentro.
Si no se ve nada en la boca o no se puede extraer el objeto, con el talón de la
mano dar 5 golpes en la parte alta de la espalda, entre los omóplatos (link is
external).
Posteriormente, si no se ha expulsado nada y el niño sigue con problemas, se le
debe dar la vuelta y realizar 5 compresiones torácicas en el centro del pecho, justo
debajo de la línea que une ambos pezones, si es un niño menor de 1 año, o 5
compresiones abdominales en la boca del estómago (maniobra de Heimlich), si
tiene un año o más.

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Este ciclo —observar la boca, 5 golpes en la espalda y compresiones torácicas o
abdominales— debe repetirse tantas veces como sea necesario, hasta que el niño
expulse el objeto, respire mejor o pierda la conciencia.
Figura 1
Figura 1. Actuación en caso de un niño consciente con tos ineficaz.

Si el niño está inconsciente (Figuras 2 y 3), o durante las maniobras pierde la


conciencia, se debe llamar inmediatamente al 112 (emergencias) si no se ha
hecho antes. Es conveniente colocar al niño sobre una superficie dura y
comprobar si hay algún objeto en la boca; si es accesible, debe extraerse. Se
recomienda abrir la vía aérea sujetando con una mano la frente del niño y tirando
ligeramente de la barbilla hacia arriba y comprobar luego si respira:

Si respira, se ha de colocar al niño de costado, vigilando que no deje de respirar


hasta que llegue el servicio de emergencias.
Si no respira, acto seguido, cerrando la nariz del niño con dos dedos de la mano
que ha colocado sobre la frente, poner boca sobre la de él e insuflar aire dentro
del niño, observando si se mueve el pecho (si el niño es pequeño se puede
abarcar con la boca del reanimador la boca y la nariz del niño). Realizar esta
maniobra 5 veces. Si no se eleva el tórax, se comenzará con las maniobras de
resucitación, dando 30 compresiones torácicas en el centro del tórax, justo por
debajo de la altura de los pezones, alternando con 2 respiraciones boca a boca.
Cada dos minutos se debe comprobar la respiración y si hay algún objeto visible
en la vía aérea.

81
1.21 Ahogamiento

El ahogamiento es la asfixia que se produce cuando penetra el líquido en las vías


respiratorias al caer un niño que no sabe nadar al agua (o al producirse un
accidente que impide al nadador reaccionar y protegerse). ¿Cómo podemos evitar
estos accidentes? Veamos juntos algunos consejos:
Abre los ojos: estate atento a tus hijos cuando estén en la piscina, la playa o
incluso, en la pequeña piscina que tienes en el balcón o en la bañera. Un
momento de descuido mirando tu móvil puede ser fatal. Igualmente, aun cuando
no les quites ojo de encima, lamentablemente los accidentes pueden suceder.
Mantén a tus hijos a tu alcance: la distancia de seguridad recomendada es un
brazo, es decir que, si tu hijo se hunde, puedas alcanzarlo en un simple
movimiento.
Si tienes una piscina en casa, instala vallas de protección alrededor de la misma.
Ten en cuenta que deben estar constantemente cerradas y que su presencia, no
es sinónimo de seguridad ya que los niños podrían saltarlas.
Quita los juguetes de la piscina cuando los niños hayan salido de la misma para
evitar que se caigan intentando cogerlos.
Los sistemas de flotación deben utilizarse siempre bajo la supervisión de un
adulto. Estos flotadores pueden darles a los niños una falsa sensación de
seguridad, pero no les protegen del riesgo de ahogamiento.
Vacía las piscinas hinchables cuando dejes de utilizarlas, aún, aunque sean
pequeñas.
Habla con los canguros de tus hijos para establecer reglas claras respecto al
comportamiento en piscinas o mar.
Aprende técnicas de primeros auxilios que te permitan reanimar a tu hijo en caso
de accidente.
Enseña a tu hijo a nadar a edades tempranas. Saber flotar o al menos salir
momentáneamente a flote puede ser de vital importancia en caso de accidente.
Como siempre decimos: mejor prevenir que curar. Igualmente, a pesar de tomar
todas las precauciones necesarias, los accidentes pueden ocurrir y ante esa
posibilidad, te contamos a continuación cómo actuar ante un ahogamiento.
Primeros auxilios en caso de ahogamiento infantil
Prevención del ahogamiento en niños Al ser rescatado, el niño puede evidenciar
diferentes síntomas que van desde problemas respiratorios, tos o vómitos, hasta
piel azulada, agitación o estar adormilado. Ahora bien, ¿qué podemos hacer si
nuestro peque cae al agua? Veamos paso a paso los primeros auxilios que
podemos aplicar en esta situación:
Saca al niño del agua y evalúa si está consciente o no, eso marcará tu curso de
acción.
Solicita a los presentes que pidan ayuda a los servicios de emergencia.

82
Si el peque está consciente y respira, colócalo de lado. Esta posición le ayudará a
expulsar el agua mediante tos.
Si el niño no respira, inicia la reanimación pulmonar básica, conocida como RCP.
Para ello, primero coloca una mano en la frente y con la otra intenta abrir la
mandíbula. Luego, acércate para comprobar si el niño exhala aire. Si no es así,
comienza a realizar las cinco insuflaciones de aire del RCP, sin olvidar tapar su
nariz. Si el niño no responde, comienza las compresiones torácicas como puedes
ver en el vídeo a continuación. Tras las quince compresiones, se realiza
nuevamente la ventilación. Se realizan entonces 2 insuflaciones, seguidas
nuevamente de 15 compresiones y así sucesivamente hasta que el niño reaccione
o lleguen los servicios de emergencia.
En el caso de que te encuentres solo y nadie pueda avisar a los servicios de
emergencia, realiza las primeras insuflaciones y compresiones antes de llamar.
Ten en cuenta que no se recomienda parar más de 1 minuto en la realización de
las maniobras de reanimación. Te recomendamos observar el vídeo atentamente y
practicar las maniobras con un muñeco, así en caso de necesitarlas no deberás
pensar, sino que actuarás según lo aprendido, sin pensar demasiado. En cualquier
caso, si tu hijo ha sufrido un accidente en el agua, consulta con el médico pediatra.
Existe una clase de ahogamiento que se conoce como "ahogamiento secundario"
y que puede hacer peligrar al niño incluso cuando veamos que reacciona y se ve,
a simple vista, bien. Lamentablemente, según datos de la Asociación Española de
Pediatría, "el 70% de las víctimas por ahogamiento son menores de 6 años".
Estemos atentos a los más pequeños, juguemos con ellos en el agua y
enseñémosles a comportarse de manera segura en el mar y la piscina. Nuestra
guía y acompañamiento es fundamental para evitar accidentes que pueden tener
consecuencias, que van desde el miedo al agua hasta daños irreversibles e
incluso la muerte.

83
CONCLUSION

A través de la investigación y durante el tiempo que se lleva a cabo, llegue a la


conclusión de la importancia que tiene el saber y poner en práctica los Primeros
Auxilios en los niños.
Ya que en cualquier momento se puede presentar alguno de los casos
mencionados anteriormente.
Tener la capacidad, preparación y el conocimiento de cada uno para poder actuar
en tiempo y forma.
De esa manera evitar que cualquier emergencia que se presente tenga alguna
complicación.
Debemos tener los conocimientos para no cometer errores ya que en nuestras
manos esta o podría estar la vida de cualquier menor, tener en cuenta que sus
padres tienen la confianza en el personal que se queda a cargo de sus hijos.
Tener constantemente capacitaciones certificadas de primeros auxilios, así como
simulacros de cualquier tipo de emergencia que se pueda presentar ya sea en la
institución o de causa natural.
Dar a conocer a los padres que el personal que labora en dicha institución está
facultado para poder actuar ante algún caso de emergencia que se pueda suscitar.
Debemos crear conciencia en el personal que cualquier síntoma de alarma o
cambio en el menor debe atenderse de inmediato y hacer del conocimiento a sus
padres por si se requiere sea trasladado a una clínica según sea el caso.
La institución debe contar con un botiquín de primeros auxilios, tener a la mano los
números de emergencia tales como: Policía municipal, Contingencias, Protección
civil, Bomberos, Cruz Roja.
Considero que es importante siempre estar pendiente de las instalaciones
respecto al mobiliario (Sillas, mesas, puertas, barandales, contactos de luz,
escaleras, ventanas), para evitar algún accidente y que algún menor salga
lastimado.
Cerciorarse que los alimentos que se les darán a los menores se encuentren en
buen estado y evitar algún tipo de intoxicación por el consumo de estos.
Creo necesario que el tema me gustaría que fuese dado a conocer a los padres de
familia, docentes y a la sociedad en general para que tengan el conocimiento para
saber qué hacer en caso de una emergencia.

84
GLOSARIO

1. VESPULA: Es un género de avispas sociales de amplia distribución en el


hemisferio norte que cuenta con solo veinticuatro especies. Junto con el taxón
relacionado, Dolichovespula, se las suele llamar colectivamente por el nombre
común de avispa común (o, en Norteamérica, chaqueta amarilla). Las especies de
Vespula tienen un espacio óculo-malar corto y una tendencia más pronunciada a
hacer nidos subterráneos que las del género Dolichovespula.

2. DÉJÀ VU:Sensación de haber pasado con anterioridad por una situación que se
está produciendo por primera vez.

3. ESTADO POST-ICTAL: Es la condición anormal que ocurre entre el fin de la crisis o el


estatus epilépticos rey el retorno a la condición de base. El pronóstico de un paciente en
estado postictal depende directamente de la causa subyacente y del tiempo de duración del
estado convulsivo.

4. PETIT: Pequeño.

5. GRAND: Grandiosa.

6. CETOGÉNICA: La dieta cetogénica es una dieta estricta de alto contenido en grasas y baja
en hidratos de carbono que puede reducir, y a veces hasta detener por completo, las crisis
epilépticas. Se llama "cetogénica" porque fabrica cetonas en el cuerpo. Las cetonas se
fabrican cuando el cuerpo usa las grasas para obtener energía.

7. CETONAS: Son combustibles alternativos para el cuerpo que se fabrican cuando hay
escasez de suministro de glucosa. Se fabrican en el hígado de la descomposición de las
grasas. Las cetonas se forman cuando no hay suficiente azúcar o glucosa para alimentar las
necesidades de combustible del cuerpo.

8. EGG: Electroencefalograma.

9. BEATERS: Batidores.

10. TELEDIASTÓLICO: Está formada con raíces griegas y significa "relativo a la última fase
del movimiento de dilatación del corazón impulsar la sangre al sistema arterial". Sus
componentes léxicos son: holos (entero) y diastole (dilatación), más el sufijo -ico (relativo).

85
11. NEUROHORMONA: Mensajeros químicos producidos la mayoría de ellos por células
neurosecretoras en el hipotálamo. Desde el hipotálamo pasan a la hipófisis. Se unen a los
receptores situados en las membranas de otras células.

86
12. HAEMOPHILUS: Es un género de bacterias Gram negativas con forma de cocobacilos,
pero muy pleomórficas. Aunque la forma típica es la cocobacilar, se consideran
pleomórficas porque realmente pueden variar drásticamente su morfología. El género
incluye organismos comensales con un cierto grado de patogenicidad.

13. BITING: Mordiendo.

14. AUTOCALMANTES: Son una solución inmediata para salir momentánea a la


disgregación interna. Los autocalmantes, valga la obviedad, tranquilizan y regulan. Actúan
como escudos protectores y evitan la disolución de la mente.
15. NUROFEN: Está indicado en adultos y adolescentes mayores de 12 años para el alivio
sintomático del dolor ocasional leve o moderado, como dolor de cabeza, dental, menstrual,
muscular (contracturas) o de espalda (lumbago), así como en estados febriles.

16. RECKITT BENCKISER: Es una empresa multinacional británica que manufactura bienes
de consumo masivo en distintos segmentos para el cuidado del hogar, la higiene y la salud.
El propósito de la organización es hacer vidas más saludables y hogares más felices a
través de las soluciones entregadas a los consumidores.

17. INFOSALUS: Infosalus.com es el portal de información sanitaria desarrollado por los


periodistas especializados que integran el equipo del Servicio de Salud de la Agencia de
Noticias Europa.

18. PRESS: Esta herramienta digital, con vocación de resultar de interés para lectores de
habla hispana, ofrece toda la actualidad en el mundo sanitario y de la salud, la investigación
científica, la innovación farmacéutica y la atención sanitaria, complementado con
contenidos de interés para los ciudadanos también en materia de nutrición, estética y
calidad de vida, a través de noticias, entrevistas, crónicas y reportajes, con el rigor y la
profesionalidad que caracterizan la información de la agencia.

19. IS: Es.

20. EXTERNAL: Externo.

21. INSUFLACIÓN: Es el acto de forzar mecánicamente el aire hacia el sistema respiratorio


de un paciente. Se necesita una máquina para reemplazar los efectos de los músculos. Una
mezcla de gas que contiene oxígeno se introduce en los pulmones.

22. BENIGNIDAD: El vocablo benigno es un término polivalente, y se emplea con una


denotación específica de término médico para describir una enfermedad que cursa de
manera media no progresiva.

23. ANTIHISTAMÍNICA: Un antihistamínico es un fármaco que sirve para reducir o eliminar


los efectos de las alergias, que actúa bloqueando la acción de la histamina en las
reacciones alérgicas, a través del bloqueo de sus receptores. La histamina es una sustancia
química que se libera en el cuerpo durante las reacciones alérgicas.

87
24. CORTICOSTE: Los corticosteroides o corticoides son una variedad de hormonas del
grupo de los esteroides y sus derivados. Los efectos de los corticosteroides pueden
dividirse en glucocorticoide y mineralocorticoide.

25. LUXACIÓN: Lesión en la que una articulación se desplaza de su posición normal.

88
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de Valores: El Blog de Educo. https://www.educo.org/blog/ahogamiento-infantil-
prevencion-y-primeros-auxilios#:~:text=El%20ahogamiento%20es%20la
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Atragantamiento. (n.d.). Enfamilia.aeped.es.


https://enfamilia.aeped.es/prevencion/atragantamiento

Press, E. (2014, April 3). ¿Cómo actuar ante un envenenamiento en niños?


Www.infosalus.com. https://www.infosalus.com/actualidad/noticia-actuar-
envenenamiento-ninos-20140403174216.html

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