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SEC. 6. INT. HABITACIÓN 1. HOTEL.

DÍA

A nuestro hombre le llama la atención una webcam en particular porque es un


primer plano de la cara, nada más; no hay ninguna otra imagen igual; la
mayoría, muy al contrario, tienden a ocultar las caras y mostrar el cuerpo. Es
guapa, sensual en la línea de cada una de sus facciones y tiene una bonita
mirada; pero entre las “escort de lujo” había otras mucho más sofisticadas y
llamativas. “Recién llegada. Nueva en la ciudad. Inglés, francés y español”
subrayado. Debe de tener veintiséis o veintisiete años y mira al objetivo sin
ninguna intencionalidad; como si no estuviera delante de la cámara. “Sara”
“Chat privado” dice su reclamo. Se nota que la imagen es una grabación; sin
embargo, dice estar “on line”.
Nuestro hombre introduce los datos que se le solicitan de la tarjeta de crédito y
marca...
La imagen de baja calidad, muestra un sofá de color rojo en el centro, delante
de una pared blanca junto a una lámpara de pie de pantalla blanca. Una mesita
baja, con revistas, cenicero y un móvil. La música elegida para dar “ambiente”
no deja lugar a dudas. Sara entra en el encuadre y corre a sentarse en el sofá
llevando un plato con pipas, sonriente. Es más atractiva ahora; tal vez porque
lleva únicamente una simple camiseta blanca, prometiendo un cuerpo que a
nuestro hombre le resulta el aliciente perfecto, acelera las caladas que le da al
cigarro. Al principio la comunicación es torpe.
Ella habla mientras come pipas.
Él escribe.

SARA
Hola… Bienvenido… ¿Quién eres tú?

Hace pausas entre pregunta y pregunta.


Nuestro hombre, el cliente, no contesta, apaga el cigarrillo. El humo cruza por
delante de la pantalla.
Sara parece acostumbrada, bromea.

SARA
¿No me vas a decir nada...? ¿Eres mudito?

Él teclea lentamente:
- “Hola”
Al tiempo que lo escribe, ella lo lee en su pantalla.

SARA
Holaaa. ¿Cómo te lamas?

Pausa. Tarda en contestar, siempre tarda un segundo más en contestar:


- “¿Hablas inglés?”

SARA
Sí, bueno, Yes. ¿Prefieres en inglés?

-“Mi español no es bueno”


SARA
Ah… muy bien… don´t worry… I´m your girl.

El cliente carraspea, como si tuviera que aclararse la voz para escribir:


- “Sorry”
Sara continúa en un inglés casi perfecto y, aunque se entretenga en chequear el
móvil, vende sexo en cada gesto; todo lo tiene estudiadísimo.

SARA
(Sigue en inglés) ¿Eres inglés,
norteamericano…?”

- “USA” “¿Y tú?”


SARA
Venezuela… ¿Te puedo preguntar por qué has
elegido esta webcam?

- “Porque me gustas”

SARA
(Sonríe) “¿Ah… ¿Te gusta lo que ves?”

- “Sí. Mucho”

SARA
¿Quieres decirme tu nombre…?

No contesta.

SARA
¿… O prefieres que yo te ponga uno?

- “Ponme tú uno”

SARA
Te voy a llamar… ¿Ulises? ¿Te gusta Ulises?

- “¿Por qué Ulyses?”

SARA
No sé… Porque se dice igual en inglés y en
español.

Sara se pone de pie, prefiere no aburrirse.

SARA
¿No te gusta “Ulises”?
No contesta.

SARA
¿Qué quieres que haga?

Hace muecas con la cara, simpática.

SARA
¿Qué quieres que haga… Ulises?... ¿Quieres ir
deprisa… o poquito a poco?

Arrastra seductoramente las eses.


- “No tengo prisa”

SARA
Tú mandas, mi amor.

Se ajusta la camiseta tirando de la parte de atrás, marcando sus formas, sus


pechos perfectos se acentúan; no lleva nada debajo.
La respiración que oímos, se agita.

SARA
¿Quieres ver lo que hay debajo?

- “¿Cuántos años tienes?”


Sara levanta la mirada, entregada.

SARA
Los que tú quieras.

Se gira de espaldas y empieza a levantar la camiseta, mostrando su cuerpo


desnudo.
- “Espera”
Sara gira el gesto y deja caer su camiseta deshaciendo todo su encanto
provocador y sentándose ante el objetivo, algo payasa, emulando un juego de
niños.
SARA
Espero. ¿Prefieres otra cosa?¿Te gustan los
juguetes? Tengo juguetes. ¿Quieres que me
masturbe contigo?

- “No”
Cliente raro, como tantos otros. Sara prueba otras maneras.

SARA
Bueno… Soy tu chica, tú me dices lo que
quieres hacer y yo lo hago. Todo.
- “Eres muy bonita”
SARA
Gracias… (Bromea) tú también eres muy
guapo ¿Quieres pedirme algo especial, o
prefieres que improvise… no sé… ¿Cuál es
tu… perversión? Oriéntame… ¿Qué te
gustaría?

La pausa se alarga:
- “Tenerte aquí”

SARA
¿Dónde es ahí?

- “En mi hotel”

SARA
Ah… Eso es otro… negocio, mi amor. Y otro
precio.

- “Me encantaría pagarlo” “Estoy en el Sheraton”


Para Sara no debe ser extraño. Escribe en su portátil un número.

SARA
Mira, si te parece vamos a hacer una cosa. Sal
de la webcam y llámame desde tu ordenador a
este número de Skype ¿Vale? ¿Tienes Skype?

- “Sí”
Le muestra la pantalla del móvil, acercándolo.
El cliente abre Skype en el ordenador y marca.
Sara espera suponiendo que lo está haciendo y regalando su mejor sonrisa
dice…

SARA
¿Lo tienes?

- “Lo tengo”
SARA
Hasta ahora…

Él cierra la webcam maximizando la página de Skype sobre el resto de pestañas


abiertas.
Al instante, Sara contesta. Ha desaparecido el diseño de la webcam que la
acogía y esta cámara muestra un plano más abierto y amplio del salón del
apartamento. Se nota que es una cámara independiente del ordenador. Una
estantería, una cómoda y otro sofá de esquina que completa el conjunto; algún
poster, lámparas. No está mal; moderno, todo muy discreto y con cierto buen
gusto. En primer término, Sara maneja el teclado de su ordenador, a veces se
sale de cuadro, por ejemplo para cambiar la música; debe tener delante una
mesa escritorio y una estantería a juzgar por sus desplazamientos.

SARA (OFF)
Hola… ¿Me oyes bien?

ROBERT
Sí, te oigo muy bien. Hola, otra vez.

Sara mira a la cámara fijamente. La voz suena tímida, y se nota que querría
disimularlo.

SARA
Me esperaba otra voz.

ROBERT
¿Otra voz? ¿Por qué?

SARA
Da igual. ¿No vas a conectar tu cámara? ¿No
quieres que te vea?

ROBERT
(Pausa) Ven a mi hotel y me ves.

SARA
No puedo ir a tu hotel; iría, pero no puedo, hoy
no.

ROBERT
Vaya.

SARA
Pero puedes venir tú.

El cliente calla. Sara se esfuerza en convencerle, mimosa.

SARA
Aquí también nos lo podemos pasar muy bien,
te lo aseguro. Y es más íntimo, más barato, y
nadie se entera en tu hotel de que has
contratado una chica.

Silencio, se lo está pensando.


Sara mueve el ordenador mostrando por completo el salón. Un pasillo en el que
se adivina una puerta de calle; más a la izquierda, una hamaca de piscina junto
mesa redonda de comedor al que le ha cortado las patas creando un rincón un
tanto anacrónico. Sara entra en cuadro parodiando a una vendedora de pisos.

SARA
Es cómodo, limpio… No sé donde estará el
hotel…

ROBERT
Sheraton. Está en el centro.

SARA
Aquí no hay nada lejos, media hora en taxi, y
siempre te saldrá más barato que si voy yo.
ROBERT
Yo no he hablado de dinero.

SARA
Pero hay que hablarlo, mi amor. Si no, luego,
hay malentendidos. Una hora trescientos
dólares, cada media hora más, cien. Y las
salidas a tu hotel, quinientos, más taxi, de ida y
vuelta.

Sara cambia el registro de la vendedora al morbo de un porno tocándose el


sexo.

SARA
Estoy mojadita… para ti.

Mientras habla, el cliente abre un programa para grabar capturando de la pantalla


imágenes de sus movimientos.

SARA
¿Vienes… o no?

ROBERT
Dame tu dirección.

Sara vuelve al teclado. Escribe la dirección: Calle de la Estrella 9, séptima


planta, apartamento 720. Él lo recibe en el chat de la página.

SARA
Te aseguro que no te vas a arrepentir. ¿A qué
hora quieres venir?

ROBERT
(Pausa) ¿A las seis?

SARA
A las seis.

ROBERT
¿No quieres saber nada más de mí?
SARA
Sí… ¿Cómo quieres que te reciba, desnuda,
con un modelito…?

Él carraspea antes de contestar, lo que provoca la sonrisa de Sara.

ROBERT
(Pausa) Sorpréndeme.

Suena tan excitado, que Sara se da por satisfecha, acerca los labios a la
cámara.

SARA
Ven.

Cuelga.
En la pantalla del ordenador se quedan las imágenes que ha ido capturando. El
cliente abre una carpeta a la que nombra “Sara” y las mete allí. Después cierra
las diferentes páginas de escort, porno, sexo, contactos, para dejar el escritorio
con un salvapantallas que, curiosamente, es un dibujo infantil que representa
Nueva York, firmado: “Debbie”

Su mano descuelga el teléfono de la mesilla y marca el 9. La imagen permanece


quieta sin subir a su cara.

ROBERT (OFF)
Hola. Soy Robert Walton de Richmon y
Asociados… Sí, eso es ¿Podrían enviarme un
taxi? (…) En el hotel (…) Sí, para ahora (…)
Sí, que hable inglés, por favor (…) ¿Podría
mirar si está disponible… Carlos, no sé su
apellido (…) sí, nos ha llevado otras veces (…)
Muy bien, mejor, Carlos (…) Muchas gracias.

Cuelga. Deja la mano sobre el auricular durante unos segundos.

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