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LA ÉTICA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL, ESTE ES EL TÍTULO DEL TEMA QUE

ESTA COMISIÓN TIENE QUE ABORDAR. Si hablamos de ética, hablamos de lo que está
bien, y de lo que está mal. Sin embargo, los señores delegados, al afrontar esta cuestión, se
han centrado única y exclusivamente en los peligros, amenazas, temores…, que
supuestamente están ligados al desarrollo de esta herramienta.

Aunque es innegable que la regulación de la Inteligencia Artificial es esencial, la resolución


de la Comisión de Inteligencia Artificial presenta varios defectos.

En primer lugar, la resolución se centra en aspectos negativos de la IA, como el plagio, el


riesgo asociado a la creación de imágenes y la falta de regulación en la comercialización de
dispositivos de IA en el cuerpo humano. Sin embargo, apenas se menciona el potencial
positivo de la IA.

Las IAs vienen superando capacidades humanas a pasos agigantados y sorprendiéndonos


en ámbitos a los que creíamos que no tenían acceso, como el arte o el cuidado de personas.
Es evidente que la tecnología está alcanzando nuevos estadios pero, ¿qué impacto laboral
podemos esperar de estos avances y cómo prepararnos? Que las innovaciones técnicas
eliminen puestos de trabajo no implica que reduzcan el número de estos ya que,
simultáneamente, facilitan la creación de otros nuevos.

Aunque habitualmente los avances técnicos son específicos de industrias concretas, una
característica de las IAs es que permiten incrementar la productividad en casi todas las
actividades. De ahí su gran impacto esperado, que no supondrá tanto la desaparición
integral de puestos de trabajo, como la eliminación de una buena porción de las tareas
desarrolladas en cada uno de los puestos existentes.

Desde el punto de vista Europeo, el impacto de estos avances tecnológicos dependerá de la


velocidad con la que nos preparemos y adaptemos. Si lo hacemos relativamente rápido,
nuestras empresas ganarán mercados con respecto a sus competidores y los salarios
crecerán más que en otros países. Si esperamos a que las otras potencias desarrollen estas
tecnologías antes, nuestras empresas y trabajadores sufrirán para mantener los ingresos.

Un hecho reciente avala a lo que me estoy refiriendo es que en la muy reciente cumbre de
Davos, Jeremy Hunt, ministro de Hacienda británico, se mostró partidario de una regulación
de “toque ligero”, posicionándose así en el polo de aquellos que consideran que hay que
evitar entramados normativos que sofoquen la innovación en un sector con un enorme
potencial de mejorar la productividad y habilitar posibilidades decisivas también a escala de
competición geopolítica.

Un aspecto que me ha sorprendido de la resolución propuesta por la comisión es que pese a


que se han centrado en la regulación de las IAs , no han hablado del potencial que esta
tecnología tiene de incrementar las actividades de desinformación. Las IAs pueden crear
información falsa tan convincente que sea difícil distinguirla de la verdadera. Esto puede
suponer problemas en la sociedad, por ejemplo en procesos electorales.
La resolución también propone la creación de filtros para eliminar palabras ofensivas y la
prohibición de la creación de fotos humanas con identidad real. Opino que esto no se puede
llevar a cabo adecuadamente, ya que lo que se considera un concepto ofensivo varía según
la cultura. Con respecto a la creación de imágenes de personas con identidad real, esta
creación no tiene por qué ser prohibida de forma absoluta. Solamente en los casos en los
cuales se haga sin el consentimiento de estas personas, y/o se utilicen estas imágenes con
fines poco éticos.

En conclusión, creo que debemos adoptar un enfoque equilibrado que reconozca tanto los
desafíos como las oportunidades que la Inteligencia Artificial presenta para nuestra
sociedad. Necesitamos fomentar la innovación, la formación y la adaptación, y no
simplemente imponer restricciones que podrían frenar el progreso y limitar el potencial
positivo de la IA en nuestra era digital.

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