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fiL M I T O D E L N A C I M I E N T O
DEL HEROE
«liciones
RUDOS
HjíCtkiii*
HUttfctS AifCS
INTRODUCCION
C ik ledas l u « ¿ n on es en íaaiellww.
Editorial P*ido«, SA1CF;
99
DetfíflH* S ; Buenas A ir«,
£> de esta edición.
E.1ící.wms P jió á i Ibéric». S-A.i
M«nH)0 Cubi, »2: B an x lw w H : T d. 200 01 2 J
ISBN : 54-7509-077 x
P i p i l a legil: B 1X454/1*81
P*Í-
I. — I n t r o d u c c ió n ...................................................................... 9
lf. — E l Ciclo M i n e o ............................................................ 21
S ir g ó f i................................... ........................ .... 21
Moisés . . . ............................................................. 22
K a r n a ................................................................................... 25
E d i p o ................................................................................... . 28
P i r i i ...................................................................................... *1
T é le f o ..................................................................................
P a s e o ........................................ .................... .... JJ
G ilg x m e s ............................................................................. 37
O r o ................................................................................ • • 38
T r i s t i ü ................................................................................ 53
R ú m u lo .......................................................... . . . 36
H c ta tle s ............... . , ................................................... 61
J e r f is ..................................................................................... 64
Sigfrido...................................................................... 70
L o h c n g tín ........................................................................... 73
1». — La I n t e r p r e t a c i ó n d e lo s m i t o s ................................... 79
O bras P ublicadas d e O r r o Ra n k ........................................ 115
( 1 8 6 8 ) , Esta teoría supone la existencia de pcniamienSos tlem tn -
tálet, de m odb tal que 3a coincidencia unánim e de los mitos sería
un resultado neresario de la disposición uniform e de la meóte
hum ana y JcJ modo de sm. manifestación, <¡ue, dentro de ciertos
límites, serían idénticos en todo tiem po y lugar. Esa interpreta
ción fW defendida calurosamente p o t Adc>lf Bbucí 3 ( iS 8 2 ) , para,
explicar la v « ta distribución de los m itos de loa héroes.
2 ) La explicación basad» caí un origen común, aplicada por
prim era v e t poc T h . Benfey (Pariticbaíantra, 1859) a las íotmas
folklóricas y relatos legendarios paralelos, diseminados por todo
el mundo. Oriundo* de un lugar propicio (In d ia ), esos relatos
prim ero habrían sido aceptados p o r los pueblos de relación m is
próxima (es decir, los indogermánicos) > luego habrían continua
do creciendo, aunque conservando siem pre lo* rasgos fundam enta
les comunes, y p o r fin se habrían difundido por toda la tierra»
Ese tip o de explicación fué adoptado, por primera vea, para jus
tificar k am plia distribución d e los m itas de los hécoes, por R udoJf
Schubert 4 (1 8 9 0 ).
5 ) L» teoría m oderna de k migración o el préstamo, segón
la cual los m itos individuales se originan en pueblos definidos
(especialm ente el babilónico) y son recogidos p ot otro» pueblos
a través <ic k tradición oral (comercio y tráfico) o a través de l u
influencias litcíarias *.
Ficibncntc puede demostrarse tjue la teoría moderna d e la
migración y el préstamo no es sino ln versión modificada de la
teoría de EVrnfcy, elaborada para justificar datos de reciente des*
cubrimiento, irrctuncüiablca con esa última. L i búsqueda pro
funda y extensa de 1 » modernas investigaciones ha demostrado que
n o es k India, sino Babilonia, la fuente más probable de los mitos.
Además, cabe presumir que los relatos míticos no irradiaron
* “Hiii Kyj:'s Sage uní] VerwuKheV*, Sitib. ITUn. Aka¿.¡ IlH>, 1882, S2,
P«K- 4&5.
4 SchubeK, Htrvdctr Daiitfllung ier CyrusMgv, Breslao, 1490.
B Cí. L ñtimktsi, Astral Mytbm, Lripiic. iSSfc-l'XU, íppwiaimenírí la
quimil jiarie, H, Lttaiman, "IHo K jrosuge ln Earop<". JFüi
brit. z. ¡ahrobericht d. tiádt. Reahchulc tu Charlott-enhuí g, 1906.
desde un punto único, sino que viajaron y ¡travesaron toda Ja su
perficie- habitada <trl globo. Esta trae a un prim er plano de im
portancia la idea de la interdependencia de las estructuras m ítksar
idea generalizada p o r Braun 0 (1 6 6 4 ), com o ley básica de la na
turaleza de la meníe hum ana: jtm is se descubre nuda nuevo m ica'
iras sea posJble copiar aJi'ü ya existente- l a leoria de los pensa
mientos elementales — tan vigorosamente sostenida por Bauer hace
j i m is de un cuarlej de *ig!o - ha 5 ÍA0 pfc,and<?n*d* mcoüdkicfidl-
m ente p o r [ « investigadores m is modernos (W in cilc r Tt Shitfcíti) ,
quienes han Abrazado la teoría de la migración y el plagio.
En realidad, no existe un abismo tan profundo entre las di
versas teorías y sus defensores, pues la de los pensamientos ele
m entales n o es incompatible con la afirmaci&n del patrim onio co
m ún y de la migración. Además, el problema Mindantcntal no
ccíisistc en cúoiu y cuiúnkn Ik g ó el material a cierto pueblo, s¡ílo
más bicti de d fa ;lc vino en un ptiaeipiú. T odas estas toar Las sólo
p odrían explicar la variabilidad y disercbi&ciófli pero no el otajcn
de Jos m itas. H asta Schuberth el adversario m is enconado del pun
to de vístn d e Bauer, reconoce esa verdad al afirmar que (oda* efcw
m últiples s a g » se rem ontan a un prototipo único sumamente anti
guo. Pero es incapaz de decirnos cosa alguna acerca «fcj origen
de dicho prototipo. H e igual m ndot ftaucr SC in d in a hacia una
« pintón m is concilutdon * y señala icEtcradamcnte cpie, pese al
origen m últiple de los relatos independientes,, es necesario con
ceder que debe h íb e r existido un intercambio t i m ím ente extenso
y ramificada, junto can e l origen común de los conceptos, en los
pueblos antiguos. Lessmann p r o p a g a la o ib n u actitud oon-ciltit-
tftru en una publicación reciente 0 ( 19(-'8J, donde iecba 2a U liipd-
Rt.ilexis¡d&t¡crmaaischrt
] fililí'! r l) i’ V ftp filít*
4
.‘■'■Ivm.Ti B-wí CrOnJanifm rffí íío m j uj*íer d e n
l í : Jti:u J riin,
1 1 F ti>hi;Tii llh, Da* Zttioitrs tl¡", Saiine-KHnttcn, Btniil), 1901*; Siecke,
"IlertDM ais M oisdgott'\ .Vr:A. B lW , vnf. II, (, pág. *15
Confróntese, por ejemplo, Paul Koc3i, Suptrt ■iei ítibel luuf íir *
11
U bitem lim m unx mit ih r Wy-rtmísíie J e r fodagermane*. Berl ¡n, l(H> .
C l, larnlim i Ih concepción, ea parle lunar, en p ir le w la j. pero de todos
7
mnilod cnrajiCenuncn» unilateral, iltl mito d d héroe. m Ea obra de
G m tav Friw trich, Crxndlapr, E a tste iu a f und /eiaauf EluulJf.uiOjsg dtr
irjtaTjníesCí-í ^ermanúcAeit Már/.hcft, Affikeja ualT .Sug/it iL'l:i|S lt lSTO)t
pág. lia.
crítico prolifo sobre Ja form a de explicación antes mcQcioiwda.
Aunque significativa, c indudablem ente corríct» en parte, la teo
ría asftal no es en m odo alguno satis/acturia y oo logra ofrcccc
una visión de Los motivos de la formación mítica. Cabe formular
¡a cbjeción de q ue e l remontarse a procesos astronómicos no re
presenta cabalmente el contenido de estos mitos, y que podrían es
tablecerse relaciones mucho m ás claras y simples mediante otro
tip o de interpretación. La teoría de los pensamientos elementales,
d e la que tanto abuso se ha hecho, d o s muestra un aspecto prác
ticam ente .relegado al olvido de Ja búsqueda mitológica. Tanto al
principio comu al fin al de su contribución, Bauer acota cuánto
m ás natural y probable sería buscar la razón de la coincidencia
general de estos mitos en los rasgos genéticas de I* psiques huma
na, que en un origen prusiano común o en la migración. Esta
hipótesis parece tanto más razonable cuanto que otros movimien
tos generales de la m ente humana, expresados en otros dominios y
bajo otras formas, h an tenido por resultado demostrada una coin
cidencia comparable.
En cuanto al carácter d e esos movimientos generales de la
m ente humana, el estudio psicológico d d contenido esencial de
esto» mitos podría contribuir a revelar la fuente de la cual ha
m anado uniform emente, en todo tiem po y lugar, u n contenido
idéntico de los mitos. Ya se lia intentado con éxito la derivación
de un elemento constitutivo esencia! a p artir de una fuente hama-
íia común co el caso de uno de esos temas legendarios, S. Frcud,
ín su ínterpre/aef¿n de Jos sueaotj m uestra la relación d e la
fábula de E dipo (donde el oráculo le anuncia a Edipn que ñ u tirá
í su padre y desposará a su madre, tal como sucederá efectiva
m ente m is tarde) con los dos sueños típicos de la m uerte del
padre y la cópula sexual con la madre, sueños experimentados ac
tualm ente por infinidad de individuos. H e aquí lo que dice F reud
de E dipo Rey : 1 5 "Sí el destino de Edtpo nos conmueve es porque
habría podido ser el nuestro y porque el oráculo h i suspendido
igual maldición sobre nuestras cabezas antes de que naciéramos.
1* S luck«i los ruina (M ote, pág. 4*21 en #Me sentido. El nalio Iritis-
mltirki po r Ju» nnlei)fí#r*s loú lianutíiiiío a Jfie. prco/t-os nntiuralr» s
ir.terji reinita fu (•.•nú tu iu n il IhI.í, rw a la invertí), “ L* jnterprelaoiin
ile la nntuialrea e* un tema en *( mi-mo* fpáp. 6XX. lu-iiaí, En for
ma muy letníjuate, li-itmoe en Ceidar.Kt* >i*t A 'tm u m s i tomo V, péi¡.
48) de Meyer: " t n boui-Iium «usos, el í¡ml>iU>inf> nalural. b o nW fj un
Jo* ntiint, w tti p- halla AparenliJiienle p resrale n lii?n lia fidn mlnntu-
ciüo con pounrbwiiJed, tal co n » «curre frccucBle-anr.nrc r n )«» Veda» y
»n los mito) egipcia»; rr trata cíe una lento I iv i primaria d r ItHerpp.'tB'
c¡¿n, *1 igual que las interpretaciones m úiiJS «urtiitas entre k it f rwyo«
a partir dpi *¡*1» v.”
« a trans locación como intiíosccim ente imposible. También es
tamos convencidos de que Itw mitos !®, por lú úitnos en un
p iú td p io , son estructuras ele La fícullad humana de la iinagi-
iiatiiin, que en detentunada época fueron pruyectüda.sr por d e r
las rajconcs, a la c a fe n w le stc !0, pediendo h-ii>cr sido trans
feridas sccufldariajnéiti; a las cuerpos celeste», cod sus enigmá
ticos fenómenos- L a signifjcBción de las inequívocas huellas que
esa transferencia ha dejado sobre los mitos, como tas figuras
fijas y demás, n o debe subestimarse baju ningún concepta, au n
q ue c! origen de estas figuras fuera posiblemente de caráctcr
psíquico, pata convertirse posterioimciite en U base de los cálcu
los del calendario y del fiín u in en to , prcci sámenle en ratón de
su ünporUncta.
En lineas generales, parecería como si aquellos investigado
res que se sirven de un tipo de interpretación mitológica exclu
sivamente naturalista, futran, en cierto sentido, incapaces en su
e sfu e n o p o r descubrir d sentido original d e las leyendas míticas—
de desprenderse por completo de un proceso psicológico como el
que cabe sawMicr, de m odo semejante, en los creadores de ios m i
tas Sú *. El m otivo es idéntico y condujo a la mi.sma evolución
en los creadores del mito y en sus interprete». Uncí de los fun
d a d o ra y campcoucs de la investigación mitológica comparada, co
m o asi también del tipo naturalista de interpfetauw'xi mitológica,
M ax MüLlcr. sédala lo u extrema ingenuidad, en su obra Ensayar
(1 8 6 9 ). que este procedimiento no sólo otorga significado y
belleza a leyendas sin sentido, sino que contribuye a eliminar
algunos de los rasgos más refccldes de la m itología clásica, diluci
dando s a verdadero significado. Esa rebelión — caj.-* raaón es
521 Ver Ig o u CcJiiiibef, ¿Jer Mythui bei ¿en Haitrar-m iphÍ rtin*
Gtítlu ehtíieln Eatwieketung (Leiiaie, 18T6, p d j 13 5 ), Según lu» iw-
b íjo s d í SlícL í (Affrmcir u ij 18
Ldpsift. W , j>% í>>, *»
m£Kn de 11n;r..Io ]i¡rff|i;u lo^n. le» ruinan ímiqIiIjia rtL Me rcffifldm i lt
3 1
]ux» y i.u ií-Df-iii□ con el mL I-j ap licE ciú a « muy a m p ia : La Lija) la
lu n a nueva, e s Ja repcix-itia de Ja madre l.fn luna n c u e u a n lt) j (MI
d ía se reúne el padre (ri tu ]I, y lam tién el hermano, d hijo.'
genlc, catn» residuos de Ja Idcacióa in fm tíIJ P c to éste na t s un
u rg u ra e n lo científico, y las ítbeliofics de esta clase, auoque no
siempre tengan el m ismo grado de JuddeE eosiscíentc, cs<án to
talmente fuera de lugar, en rawún d e los hechos comprobados.
O bien debemos reconciliarnos cao « ta s indcccntias, siempre que
las sintamos como tales, o tendremos que abandonar el esíudio
de los í «tó m en r>s psicológico®. Es evidente q ue los seres huma
nos, aun en las etapas primitivas de su evolución —dut*das tom o
estiban de una imigínacÉón en extrem o ingenua— jam is pndie-
ton v e r.e l incesto y e l parricidio en la bóveda celeste44, sino
que poí el contrario estas ideas deben babci derivado d e otra
fílenle, presumiblemente hum ana. D e q u í m aneta fueron proyec
tadas al cielo, y qué modificaciones o adiciones experimentaron en
el proceso, son cuestiones de carácter seiundario que n o podrán
decidirse hasta tajito no se haya establecido el origen psíquico
d e los m itos en general.
E n to d o caso, a p a rte d e la c o n ce p ció n a s tr a l, n o jx ie J c p a
sarse p o r a lto l a im p o rta n c ia d e l p a p e i d e se m p e ñ a d o p o r la
vid a p síq u ic a e n l i fo rm a c ió n d e lo s m ito s, y e s t i p o sic ió n se
"Véta a m p lia m e n te c o n firm a d a p o r lo s resu lta d o s d e n u e stro mé-
to ilo in te rp re ta tiv o . C o n e ste l io , e m p ez arem o s p o c a d o p t i í
e t m a te ria l le g e n d a rio sü b re e l Cual c ab e in te n ta r p o r p rim e ra
vez, u n a in te rp re ta c ¡¿ « p sic o ló g ic a e n g r a n e scala, se leccio n an d o
d e e n tre U m a s a 43 d e e s ta s ja u to s d e iiíro e s , p r in c ip a lm e n te
4 «1 .41 1
en mil K .irshjjian i; u n a v n r-n *u casa (Iw n liriíi qiit
MaurU. (Según U olira di: L au en , AufúcA* ¿ ¿>ercuxuJUiiufc,
niñ
(,
utl
%,
nata l->
el abandono de su. nieto. E s » le desgarró el corazón, privándolo
del habla durante algunos instantes. Y no bien hubo recobrado
el dominio de t í mismo, k habló de este modo a Artembores,
pota librarse de ¿I y poder interrogar al pastor sin testigos: "Q ue
rido A rttm barw ; yü tendré buen cuidado de que ni tú ni tu hijo
tengan m otivo alguno de queja1' , V con esto lo despidió. O ro,
en cambio, fu é conducido dentro del palacio por la servidum
bre, con forme a lo dispuesto por Aütiagcs, permaneciendo el pos
to r COn et soberano, Cuando hubieren quededo a solas, Astiages
tí preguntó de dónde había sacado al niño y quión lo habla
puesto en sus intuios, a lo cual «1 p a ita r respondió que se trataba
de su propio hijo, y que la madre que lo había dado a luz vivía
con él. A s tile s !•? dijo entonces que era sumírnoste imprudente
de su parte exponerse a cruelet tormento*, y llamó a loa soldados
p ata que se lo llevaran, Pero cuando el pastor te vió en peligro,
confesó toda la historia desde el principio si fin, tem í ní tido por
p í Jir piedad y perdón. fin verdad, Astiages no se hallaba Un
irritado contra el pastor — que le había dicho toda la verdad—
como contra H ai papo; de modo que envió a los soldado* par*
q u e lo trajesen a su presencia, y cuando lo tuvo frente i s5, le
habló del modo siguiente: "Q uerido H a i pago, ¿de qué modo pri
vaste d e la vida al descendiente de m i h ija cuando yt) te lo entre,
guc?” Viendo al apesadumbrado pastor, Harpago no se atrevió
* mentir, p o r temor de que se le demostrara en seguida su
falsedad, así que d ijo toda la verdad. Astiagcs, reprimiendo la ira
que el incidente le había provocado, le d ijo entoDOH lo que había
sabido de labios del pastor, agregando que el niño todavía vivía,
y que todo había snhdu bien. Entre otras cosas, dijo que se había
arrepentido profundamente de lo que le habia hecho a U cria
tura y q u e los re p u d ie s de su hija no te hablan dado paz. ” Pero
p u n to que todo ha teinucudu bien, m anda buscar a tu hijo para
darle la bienvenida al recién llegado y ven a comer a mi mesa,
pues estoy dispuesto a preparar una gran celebración en honor
de los dioses, a quienes Jes d e n n o s esta felicidad".
Cuando Harpago oyó esto, se prosternó anfe su rey y lo
alabó poí el feliz giro que twfrí* tenido su equivocación, agrade-
ciéüdofe la invitación al festín. D e Diodo que se matebó * 3ü
casa, y an a vcí que hubo llegido, envió de inmediato a su único
hijo, u n viran de unos trece ¿nm , al p ajado de As t i-ages para
cumplir lo que se le había mandado, y entonces 1-1arpado le contó
regocijado a su mujer cuanto bahía acontecido, Pero al llegar el
niño al palacio, Astiages lo hte» descuartizar y asó parte de su
a m e ; (tira porción fue h e ñ id a y una vez concluida 1 * titea, lo
dejó todo listo para el festín, Cuando llegó por fin la hora del
ágape, se hicieron presentes H aipago y otros invitad™. Ante
Astiagcs y los dem ís invitados se sir vieron platos con c u n e d e
cordero, pero a H atpago se Ic sirvió la a c a c J e su propio hijo»
sin la cabeza, jr sin las manos n i pies, pero con tndn lo dem ás
Las partes antedichas habían sido escondida en una cesta- Cuando
Harpií'Q pareció híIEanc satisfecho, A stilles je preguntó si 1c
habia gustado el sabof de la carne, a lo cual conteste» aquél que
le liabíi agradado en verdad; y entontes, tal ítuin> se les había
ordenado previamente que hicieran, los criado# colocaron Bote
H arpago la cesta que ocultaba la eabcia, lis ¡muios y los pies d e
su propio hijo, diciíndole que podía abrirla y servirse lo que
quisiese. Asi hizo Harpago, y al abrir la cesta vió lo? restos
tic su hijo. Pcío n o fu¿ p r a a d d horror* sino que logró domi
narse. Por la culi Astiagcs le preguntó si sabía cuál era el bocado
q ue tanto deleite Je había producido; contestando su servidor que
lo sabía perfortamente, y que todo lo q ue hiciera el rey estaba
muy bien. Y así que hubo hablado, tomó el r« to de Ja carne y
se to llevó a su casa, posiblemente con el propósito de datlc SC’
pultura.
T al Ja venganza que A stiiges tem ó de H írp tg o . Eu O ía n te
a Ciro, volvió a consultar a los mismos magos que le habían ex
plicado su extraña sneüo, años atrás, preguntándoles cómo habían
in te rp etad o aquella visión, Pero éstos insistieron en que el niño
sería rey si permanecía vivo, es dccii, si no sníría una nn«erte
prematura. A lo cual contestó A sliagts: "E l niño ejtá vivo; vive
con nosotros, en este país, y los niños de la villa lo eligieron rey.
Y «ntoiKes é l obró en lodo cons* u n verdadera íoberann, reser
vándose el lu g a r de m ío, y rodeándose de soldados, mensajeros
j « « o re s . ¿Cómo interpretáis cato?" Y los magos respondieron:
"Si ct niño vive y ha sido coronado rey sia ayuda de nadie, pac-
des estar tranquilo en lu que a ¿1 a tin e, y sentirte ¿legre, pues
no volved a ser coronado rey. Son muchas ya las profecías nues
tras que se baru cumplido sólo en asuntos insipnificantes y tri
viales, así cjue cnanto se apoya en lo* sueños bien puede ser
vano". A lo cual rantestó Astiagra: ' ‘Opino cuartamente romo
vosotras, hechiceros, puesto que et sucüo se cumplió cuando el
niño fu i ungido iey por sus compañeros, p ot lo cual ya nada
tengo ip«e temer de íl. Pero seguid aconsejándome sabiamente
e indicándome lo m is seguro para m i casa y los míos” . Y dijeron
los magos: "M anda a l nielo lejos d e ti, fuera de Cu vtóa; mán
dalo a la tierra d e los persas, coa sus padres” , Y como este con
sejo resultó muy del gusto de Astiages, mandó buscar a Ciro y
le dijo: "H ijo mío, te lie hecho mucho daño, a! dejarme guiar
p o r u n sutiío engañosa; peto tu W r u esltdJa te I d salvado.
Ahora, regocíjate y vete a la tierra de Los persas; yo te daté el
salvoconducto que necesitas. A llí encontrarás un padre y una
m adtc muy di#?nti>s de Les qwe fr-aíta ahora hnbíaí tenido pO*
tales, jr son ellos Mitradates y su esposa''. Asd habló Astiages y
Ciio se :nai;i:ii. Cuando arribó a la rasa de Cambiséí, .sus podres
lo recibieron con inmensa alegría al enterarse de quién se databa,
pues estaban convencidos de que habí* perecido largo tiempo.
Y Ciro k s explicó q u e siempre habíase considerado el hijo del
pastor de ganado, pero que se había enterado de todo en el tra
yecto, por boca de los súbditos que lo h atian acompañado. Y así
pudo relatad es cómo la mujer del pastor le había salvado la vida,
llenándola de alabanzas. Y d e csre modo, la p e n a (Spako)
fud el personaje principal de esa conversación. Los padres no
olvidaron ese nombre, y pora que la salvación de su hijo pare
ciera todavía m ii maravillosa, dieron pábulo al m ito de que Ciro,
e l niño abandonado, había sido criada p o r una perra,
M ás tarde, Ciro, a instigación de Ilwppgo, orgw rcó una re
vuelta de los persas contra los medus; se declaró Ja guerra y Cito,
a l mando del ejercito persa, derrotó a los jnedes. Astiages fué he
cho prisionero, pero Ciro n o Je hiro ningún daño, manteniéndolo
¡unto i sj hnsk* «I fin d« 51» di-H- E l relato de Hefódoto ooíi-
duye con las siguientes palabras; "Pero a partir de entonces, Ciro
y ios p a « í reinaron en Asia, Asf í u ít pues, como Ciro nadó, se
crió y lo Cürúciarün rey"'.
La vciiiiWi Je PóitipéjMí T rogo sólo nos ha llegido a través
del extracto de Ju stin o aTc, Asíiages tenia m u hija peí o ningún
bcredcfo varón. En sufcñOs vio un viñedo q u e crecía de la falda
de la h ija y c u y » retoños cubría® tod* el Asia, Los intérpretes
declararon que esea visión daba a entender la magnitud del nieto
* quiso fci hija « ta b a p o r d*r a luz, pero también su propia pér
dida d d ruino. A fiit de contrarrestar esos funestos presagios.
Asii;i;pi-s dió a mi h ija en matrimonio, n o 1 un hambre promi
nente —n o a un ruedo— sino a Cambiscs, un hombre de la dase
media del errantes desconocido pueblo persa. Pero esto r.o bastó
pura desterrar lo* temares de Astiages, de m ndn que mandó Jlamir
a su presentía a la luja embarazada, a :in de asegurarse de que el
flifio fu tí* destruido jn te sos propios ojos. Una vez nacida la cria
tura »e la entregó a H ítp ag o , «i amigo ¡r conf¡dente, par* que le
diese muerte. Por íem or de que la hija de A sílales se vengata d e 61
por la m nrrte de su hijo, cuando sucediera cu d trono a Asilares,
Harpago le entregó el niílo a un pisto r d d rey, pata que lo aban
donara, A l mismo tiempo que n a d a Ciro, dió a 3ua un hijo
la m njer del pastor. Y cuando felá íu p a que d nieto d d rey
debía ser abandonado, imploró fervorosamente que k llevaran al
niño p a n poder v tilo. Conmovido por sus súplicas, et pastor
volvió t i bosque y allí encontró a una perra junto al niño» ama
mantándolo, al mismn tknspn que lo protc-gía de lis bestias y
a r a de rapiña. Y ententes se apoderé de él d mismo sentimiento
de compasión que había niiivid<> ni animal, y rrcogió Al niño
llevándoselo a Su (¡isa, seguido muy de rerra pnr ln abnegada
perra. Cuando su mujer alzó al mñn en tiranos, éste le sonrió
como id ya la ¿OnOciíra, y como era muy robusto y se congració
ate. J u—
.1 ¡n.:i. ‘"IjiiTario d e Ja flh lo ria filípica if. P om pif* Trcj^o",
íi 4-7- Huf-1-i dvode í* dCíprtf'ik del t i M U de Ju:tÍDu, los cucdLh
p e n i; de Deloon (iiscritos en la prinuKn emitid lifj siglo rv 0. •".) MUS
pKn»Jb!cnx*te I*» luttiiíb tkü idas» dt T n * í.
úcki tilla., Iu rogó ni Justar '.tur {.i!m rcdnnara su propio hijo en su
lugfr y} t7d le permitirse criai *1 niño del re}', ya se» por inte*
resurte su bienestar o por cifrar en él mis esperanzas, ¥ de este
mudo tro ciiw i los niños síis destinos; el hijo de reyes fué criado
entre pastores, y el de pastores encontró el fui que habian orde
nado los designios reales.
£1 r a t o d e esfa v e rsió n a p a re n te m e n te n ú s p iü n itrv a , c o n
cuerda e n lo esen cial co n t i rela to d e H e rád o fo ,
Sin emb*rgo, o a s tf otra versión completamente diferente -del
m ito de O ro , que nos h* H elada i través d i u a contemporáneo
de HetódoCo, Ctesias, cupo origina] se perdió, pero fu i reempla
zada por u a frag ü en lo de N icijlii de D±mascndí*. Este frag
mento de Nicolás resume U n a ira á ó a tic Ctesias, que abarca
d e un libro entero de su historia persa. £ 1 fragmento
dice que Asíiagcs f u i el rey ü íís rico de los mtiios, después
de AbaEtes. Bajo su gobierno tuvo lugar la gran uacisfomucidn
por la cual el gobierno pasó de los modos t los persas, debido
a la causa siguiente: entre los ruedos había una ley que establecía
que si un pobre se dirigía a un rico para pedirle ayuda, ponién
dose cntcruacidc ¡i su servicia, tenía deredao a set dimeritado y
vCsbdú y tratada cam a un escLirO por ul rico, peco Cíl caso de
que este última se reb u tirá a hacer So, el poSíte era completamente
libre dé irse a t-ulquier ntra p irte. D e « t e nunera, un muchacho
de nombre Ciro, m aído de nadmiento, se llegó basta el lacado
del rey que se hallaba a la esbeía de los encargados de la limpíela
del palacio. Ciro era h ijo de Airadatct, cuya pobreza lo había
obligado a ganarse Ja vida robando, y cuya mujer, A rgaste, la
m adre de Gro* se ganaba la vida cuidando cabras. Ciro se em
pleó p ata ganarse el pan y ayudó a lim piar el paláLÍo. Como
era diligente, eS principal te d ió mejores tupas y lo ascendió de
la Categoría de lúa que barrían afuera & Li de ¡OS que limpiaban
el interior dtJ palacio del rey, Cü[í.vai;dolo Sajo las órdenes d d
encargado general, Era « c e un sujeto severo, sin embargo, y a
a ii. Según K alitin*, las paJfibm en lie fl«énH¡*is falún a> d eno»
IDtlMIKtillH,
í r«. Nifí-l. D iim u t Fragmenta 66, Cíes; F i l í . F e n r 2 , 5.
menudo azotaba a G ío . Entonces G ro lo dejó y se puso i Lu
órdenes dei iluminador, a quien ]c cayó cu g n tia , y lo apro
ximó ai rey, ubicándola entre lo* portadores reales de antor
chas. COCQÚ CifO ü íü b ü ü Se distinguió t: i 3U nu¿vO jMitítü, llegó
baste Attembaxcs, qu e se hallaba í la o b e sa de las «operas. y usí
pudo í l HUSMO alcaiiZitle Ll Lupa al ivy. Artímbares recibió a
Ciro de buen grado y le togA cjut es<a»c i:ua el vino a luí ciiineii-
sales de Ll in tsa ded rey. N o pasó mucho tiempo unces d e que
AsiilgCJ advirtiera La d cstrc/i y diligencia ¿ e <-irc.i y jni gratiiwu
m odo de servir el vino cu tos copw- D e n‘¿f>«lo qiw le preguntó
a Axtembares de dónde jjn x ed ia este joven que tan bien se des
empeñaba como copcro. ''O h , ■Señor' 1 — coeitcstóíc— "este niño
es tu esclavo y descendiente de los pers*s> de la tribu de los mar-
dos, 7 se ha entregado a m i p a n ganarse la vida'** Pues bien;
Artembares era viejo» y cierto d ía le acometió un ataque de fiebre,
de manera que le rogó al rey q u e le permitiere quedarse en su
casa basta restablecerse. "E n mi lugar e sc an d a» el vino el joven
que no ha mucho tlabastc, 7 si ¿ 1 te place como copera, a ti, ti
n y , yo, que soy tsu tu o , io «doputti por hijo”. Astiagcs consintió
y d otro, por muchas razones, confiaba en C ito como tn sn pro
pro bijo. D e maneta q ue Ciro ocupó uo lugar «I lado del rey 7
le escanció sit vino en almuerzos 7 esnas, mostrando gran habi
lidad e ingenio. A itia^cs le fijó el sueldo de Artembares, como
ai se hubiera íxaLado realmente de su. hijo, dándole por añadidura
múltiples regalos, y así C ira se convirtió en un gran hombre y
su nombre íl- difundió por (oda; partes.
Asriages tenía una hija muy noble y herm osa**, cuya mano
cúdttdiú al me do Espiiajnaa, agregando por dote Loda Ix Media.
Entonces O r o mandó venir a su padre 7 a su madre al país de
las mudas, y al vcx ullas la suerte de su h ijo tuvieron gran regocijo
y su madre le costó el sttülo que había tenido antes d i parirle, mie/p
tras dormía m el santuario, t n la ¿poca en ae/e cuidaba cobras. Era
tanta e i agua t¡ne mariab¿ de tiU , que se íotsvtrtía en u n groa rio
Je lademenciasimuladay
** Sobre lo IhW d« ««te íema aJfi'J-
bjm otroa r»"gcn que guardan cvrrf*|iímilíi»rin, JinC íílí ("H andet »n
tf
atractivo T riatin d* ■ conocer a Mark en una cacaría de ciervo»,
«im o cazador experto, y aquél lo te«innt« jmr u n anillo que llena, qwa
el rey le luliíu regaladlo o «u anuda hcrnu.ua, ©oo lo cual se conviene
Atenas, q«V Imfcía acudido hafo 1* influencia di] vino. E l niño fwé
criidn en íOCTtlij pin conocimiento del ji;i iir b ( tín je el dUcLanarjo il*
Rij-.:ci?r, artículo F jjw ).
Altmena di» a lia d Heracles como liifo d e Zeun, y a Hieles
«■ni» hijo de Aefitrión. Sogáti A polo doro —2, 4, 8— i-rwti hijos (eme'
Ida. val» ducir, nacidos Kniuliúaíaiiirniij ¡ aesún o'.rci, Hidrt» fui; con
cebido y pnrii.tr> una nuche drj|rn £ i q u e lleractea (ver el dUeinnnrio de
1
Róecfcer, artículos Aíiiilrión T A lonen»}. F.t imcuro carácter ded hermoi»
£*:ni('l , y su lejano vinralacKH con todo « t e mito «welve a ht:err.B
evldcjilv. De modo semcfanir, Trlcf». h ijo de Augr. fui; abandonado
junto con Purtunupcev hijo de AtlnnK-, aini-imntadn por una cierva J
llevado por umx» pavlpre» ante el wtry Coririu, Vuelve a hacerse obvia,
•Huí, la posterior ¡mr-funje externa del «ini|iailefi>.
fuerza de la que cabía espera/ de su edad, y Hera, Lasrimtda, lo
arrojó colérica al sucio. Atenea,, sin embargo, lo recogió, lle
vándoselo a una ciudad vecina j ¡o conJajo a ¡a rern* A ic m tm ,
cuja nuutrnidad d eitoaotla, praetuindoselo coma un poirrt huir-
jaita y suplicándole que ¡>or caridad ¡a criara. Este singular acci
dente es en verdad notabíc. L i verdadera m adre ctel niño lo deja
perecer, desatendiendo los dd>etes del amor materno. Y la ma
drastra, llena eje odio natural contra el niño, ]□ silva sin saberlo
(según Diodoro, IV, 9 ; tiad- alemana de W urm , Stuttgart, 1851).
H cric les sólo había extraído unas pocos gotas del pedx> de Hera,
poto la divina leche fué suficiente para dotarlo de inmortalidad.
U na tentativa por parte de Hera de dar m uerte al niño mientras
dormía en su «uta, por medio de dos serpientes, fratasó, paes el
niño, a l despertarse, aplastó a las bestias con ti simple presión de
su nuibo. D e niño, Heracles m a ti aun día 1 su tutnr, U no, víc
tima de un arrebato por un castigo injusta. Anfitrión, temeroso
d d carácter salvaje del joven, le m andó 2 cuidar su ganada a Las
montañas, con sus pastores, donde dicen algunos que transcurrió
tuda su infancia, al igual que Anfión y Zeto, O ro y R fatulo. V allí
vivió de la caaa, en tuda la libertad de un» vida natural (Prellet,
II, 123),
El mito de Heracles recuerda, por c ia to s rasgos, la saga hfndó
ílel héroe Kri^hna, quien, al igual q ue muchos héroes, eliute un
infanticidio general para ser criado luego por la esposa de un
pastor, Ixsodha, Apárete entonces una dtahlcw malvada, enviada
por el rey K m » para matar al niño, que pasa a ocupar el puesto
de la aodxüa; pero es reconocida por Krishna, quien la muerde
con tanta f u e r » al mamar de su pedio (« a n o Hera, al alimentar a
Heracles, a quien también se proponía destruir) que le provoca
la muerte.
JESUS
L u »enione» que n:-i han llegado hasta IHeOtK» de k>9 «fircnM Eran-
g«liut> —nue at-sún Usener (“ W»eimtcato e iafannu de Criltc", 190J,
«n mi <il>r* “ Ci»iítT«H-i«B y Ensayos” , L-iprig. 1907) *e cantndleen
c incluso *e excluyen mui naciente — han sido yuxtipiKEtas, prcci«amen
té porque nos proponen»! dilucidar, en Mi&tr» ifkirMigaciÓA, loo ole*
metilos aparentemente ccntraifictoxio* de estos mitoi de naeín&lenin, ya
*ea ijun dwhits oniuradlcelonus ee encuentren dentro de una iwln leyenda
uniforme, n Lien en mu lÜMtJitu verdones (cuido, por ejemplo, eai el
mito de C¡io.L
*l En o íanlo ol nncixniento líe Je»ú* en una fiiinv», y 1* pw>#*rf:ia
*1 luear del Batimiento de los nnim sJu tip ia n (buey y ímio) ef.
Jeremía», BahylonlscAiu úa Nttctn 7 *tt*mro l <Leijtei*, lW s t: p í» 56,
■y PiK iiu^m , “Je«u G +iurt ín etner HobJe”, Zeitschrift )ür ále iVeníeri.
W iiitntckafun, ! * « , p íg , 539.
mesón. Y habla pastores en la misma tierra, que velaban, y
guardaban Jas velas de Ja noche sobre su ganado. Y , he aquí, e!
ángel deC Señor vino sobre ellos; y la claridad de D k d 1<k
cercó de resplandor de todas partea y tuvieron gran Lcnwi. Mas
el ángel Jes dijo; N o temáis, poique, he aquí, os doy nueve
de gran gozo, que será a todo e l pueblo. Q ue os es nacido boj
«1 Salvador, que c5 el Síúúf, el Crista, en la ciudad de David. Y
esto os setá por señal: hallaréis al nifio envuclio en piñales, echidt
en e l pesebre, Y repentinamente ip a rtd ó con el ángel mullituí
de ejércitos relrstiales, qcc alababan a Dios, y decían: GtwÉ
en !oi alturas a Dios, y en la tierra pa¡t, y a los hombres buen;
voluntad. Y aconteció, que corno los ángeles se fuetoo de ello:
al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: Pasemos, pues,
hasta Belén, y veamos este negocio que La iiedto Dios, y nos
ha mostrado. Y vinieron apriesa, y hallaron a Minia, y a Tosí,
y al niño acostado en el pesebre. Y viéndolo, hideron notorio
Lo qu= tes había sida ditho ¿el neñu. Y todo» los «uc lo oyeron,
te maravillaren de lo que los pastores les decían. Mas María
guardaba todas estas cosas confinándolas en su corazón. Y se
volvieron los postores glorificando y alabando t Dios por todas
tai cosas q~ue hablan oído y vino, como les había sido didto."
Continuaremos ahora la icstíii, según San Mateo, I I:
"Y como fué nacido Jesús en Belén de Jude* en días del rey
Herodes, he aquí que Aiagpf viniere* £,t i oriente a Jerasalén. D i
¿Dúndcr¡¡át¡ Ksj Jt tezfudios.qusharutide?
deu d o : Porque
su e«rellg hemos visto en ct oriente, y venimos a adorarle. Y
Oyendo esto «i rsy H&rvdti se turlx», y tuda Jerujalén con íl,
Y convocados todos Jos prlndj.es de tos sacerdotes, y los es
cribas del pueblo, les preguntó dúnde había de nader el Cristo.
Y ell 1.15 le dijeron: En Belén de Judca; porque así está escrito
por el p rofíía: Y tú. Belén, tierra de Ju d i, n o eres muy pequeña
entre los p rin c ip e de Ju d i, poique de ti saldrá el Caudillo que
apacentará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamados tos Ma
gos en secreto, entendió de ellos diligeot emente el tiempo del apa
recimiento de la estrella. Y enviándoles a Belén, dijo; Andad allí,
y preguntad con diligencia por el nulo; y después cpie 1c hit-
Untéis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
Y ellos, habiendo oído al rey, se fueran: y he aquí, que la es
trella, q ue hablan visto ca el oliente, iba delante de ellos, hasta
que llegando, se puso sobre donde « ( ib a el niño. Y vista la
estrella, se regocijaron mucho de gran gozo. Y entrando en la
casa, hallaron al niño con su madre María, j postrándose, le
adoraron, y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro e in
cienso y mitra. Y siendo avisados p o r revelación en sueños que
no volviesen a Herodes, se volvieron a su tierra por otro camino.
Y partidos ellos, he aquí, el ángel d t l Señor aparece en t¡teños
a José, diciendo: L st'intatij j tc/má t¡¡ niño, j a su madre, y huye
a Egipto, y « tito allá hasta que yo te lo diga; porque ha de
acontecer que Heredes buscará al niño para matarle. Y levan
tándose él, tomó t i niño y a su m adre d e noche, y se fu é a
Egipto. Y estuvo allá hasta la m uerte de Heredes, paia que se
cumpliese lo que habla hablado d Señor por el profeta, que
dijo: De Egipto llamé a mi H ijo Hcrodcs entonces, como se vió
U n lado de los Magos, se enojó mucho: y envié, y mató a todos
los niños que bahía en Reten y en lodos sus términos, J e edad J e
dos años abaja, conforme al tiempo que había entendido de loí
Magos. Entonces se cumplió lo que fué didio por el profeta
Jeremías, que dijo: Voz fi*¿ «Ida en Hamí, lamentación y lluro, y
gemido grande: Raquel que llora Jas hijos, y n o quiso ser con
solada, porque perecieron. Mas muerto Herodes, he aquí, el
ángel del Señor apárete en sueños a José en Egipto. Diciendo:
Levántate, y tam a al niilo, y a su madre y vete a tierra de Israel;
que muertos s~t¡ ¡oí que procuraban la muerte del niño. En
tonces ¿1 se levantó, y tomó al ruño, y a su madre, y vínose a
tierra de Israel. Y oyendo que A rqodao reinaba en Jadea por
Herodes su padre, tuso miedo de ir allá: mas amonestado por
revelación en sueños, se fue a las partes de Galilea.
Y vino, y habitó tn la ciudad que. se llama Naxaret: para
que se cumpliese lo que fué dicho por los profetas, que había
de ser llamado N azartno." 42
63 De acuerdo con invfíit¡g*<-Jan*« rwci«n*e«, »e afirma que la hit-
1*1
toría < na cimiento de C rino g u u d ú I* timyur wmtj-jnza con el mito
■
A
También se han transmitido leyenda* similares a la del na-|
cimiento de Jesús en relación con otros "fundadores de tcü,cjo-
n ts"; de Zlirunstru por ejemplo, d d qué se dice vivió iltededot ,dcl
año 1 000 ante? de O u to , Su madre Du¿¡tida sueña, t u t¡ s tx ío
m is d t s u frreñ fx, que tos « p in tu s buenos y [í*¡ malas libran
una batalla por el embrionario Zoroastro; »m mnnstrun desliera
al futuro Zoroastro del vientre de la madre, pero un dios Lumi
noso combate al m onstruo con su cuerno de luí, vuelve a poner
el embrión en el vientre de la madre, sopli sofere d ía y ésta
queda encinta. A l despertarse, acude asustada j presurosa i un
sibio intérprete de sueños, quien no logra eTpücar sueña tan
miraviJloso antes de tres dias: el niño que llcv* en *ns witrúirfj
se halla destinado a convertirse en un hombre de cífrenla inv
nirtzn tia; la nube oscura y la montaña de luz significan que
ella y su hijo tendrán que pasar en un principio por múltiples
pruebas, desafiando a tiranos y otrní enemigos; pero al fin ha
brán di: sahr vencedores de Lodos tos peligros. D u g Jlu vuelve
prrsirriisi a ;u r*xi y le d i a conocer a Foutushicpa. su esposo,
todo 9o acontecido. Inmediatamente después de su lucimiento vcu
reír al iúfto y ¿se es el primer milagro con el que ILuna la
atención sobre sí. Los magos anuncian e l narimnaío d d nina
tonta and jttín lí Ae ttdamidudts t i principe del reina, D u -
ránsaiún, quien se dirige sin dilación a la morada de Paurushicpa,
para dar nuictte al uiiio. Pcío al querer assstar la puüjtlAda mor-
tal, su m in o d e paralizada y debe marcharse sin cumplir su
misión: éste í s el segundo milagro. Poco tiemjw después, los
demonios roban al niño de los brizos de su madre y lo llevan al
dcsiefto con et rrnp fcita de tnafarlo; peto Duc;dha cncucntri
al niño sano y salvok durmiendo pLáüidantenle. Este es el Lctcer
red egipcio, de más d t curca mil «"*» *lr¡», ipií TíÜnti <1 noviaUnla
d« Ameno-fi» 111. Tam bió) í 'i'ií *<; repite La divina pit.íwJn dd n»e¡-
nuento de un liijo. * I* it m i enciziU; su {ccundaciúp medíanle el
■liento <te| fuegi» ndesruil; la intervención de l « »hi;*i div¡a«, fl«e
1
AiiumxriUn al a lto recién nocido. «I hemCMIfe de »* reyiav « c . En
cale sentido, cf. A. Malvere, WtttMsehafl ¿Jid Kitiigion, Fianctert, JW t,
pifis. 49 y s i* , J UmbiÉiT la ¡ingerencia del profesor Idleib de liona
2
(FoUftW del Fr hk¡urt¿r Z tilung. B ¿ t agwraihni do 1WÍJ),
milagro. A h tarde, el icy da orden de que ZoroasLro sea piso-
Irado* ert ’in estrecho corredor, por u n rebaño de bueyej K . Peto
eJ buey niAs vigoroso, cuidando <íe no pisarlo, coloca al niño
entre sus pifM y lo p i « s « n de todo difio. Y ¿ste es el cuarto
milagro. El quinto no es sino una repetición d d anterior- I.n
que los bueyes d o han logrado hacer, lo bajan Ies cabulla*. Pero
nuevamente hay un caballo que protege al niño de lo* cucos
de los demás Entonces D uránstrun hace mular a los Libemos
que había en una guarida, en ausencia de la pareja de luhni,
F en su lügai ooloct a Zoroastro. Pero un dios cierra lis man
díbulas de lis furiosas bestias, y tslas no ]*ieden hacerle ningún
daño al niño. Llegan entonces dos vacas divinas y le ofrecen
sus ubre* ¡ur.i d#úamantarlo. Este ts el se»lo rnila^fo, gracias al
cual í'flraastrei logra salvar la vid*, ( ( T , de Spíegrl, íirsni¡(bt
A¡lertsm.íknnder í. pigs. <568 y sigs., asimismo flrodbeck, Ztfroai-
(er, Leipzig, J 8 9 Í).
TAiíibiíJi se encuentran rasgos afines en la historia de Buda,
cuy* vida se remonta al siglo vi antes de Cristo: por ejempl»,
la larga esterilidad de los padres, el sticiSo, el nacimiento del niño
a cielo abactio, la m uerte de ]a m adre y su te m p lu n por una
madre adoptiva, el anuncio de su nacitnicnto al gctberniidor del
reino, y, m is tarde, la pérdida del niiio en el templo (como en
la b u tu ria J e Jesús; <.{. S in Lucas, I I, '11-52)-
1
finalmente su abuelo to reconoce y asume el jiobierno real, Al ifiu l
que en la IcyirnAj <h Zciri.iii'tni, w tBCU«i< n a llí Mida an:i waia dv
lo» más varinco! mélodna de ptrionición. Primero lo abandonan y
cciemvea lo crían aniimlc* mIvkji-h; luirán o* (-ji-iiiSmitil» a ser pi*>■
ti--aili> jiiir un li*b> iir ¿auoda en un eMrechú paamllíji; nint tarde la
lanzan a las fura» liarediricntasv jiero c < i« vuelven t pr:-JegerIo, 1 fi
nalmente lo arrojan al mar, pero la» o;a; lo de^xcilui ewawmcnte tu
la Orilla, donde í+i « U una cierva, a cayo lado « ree.
S I G F R I D O
IHe
fll Cl. Aligue.! R ¿ « n » n n :
maJ. ¡HedcuticheRetdenm Htldemaf?
O eu/irftí un i ¿Are Hei
Hannorer, 1857-8, « 1 . II, jnígi. 7 jr sig.; para las filo te s, m
•
r,H Las hírm iii'jj GiliHm, n eu» [tcuhche Ungen {pane I), pie,
Srtfi, e tc.), ¿tiran <ifr»f seis versiones de la m ta df:l C.Mb*llw5 d<t Cisae.
Ciertnii cunnííií, iff: liark.-. de lo» liertnann» C rim n, titlf* i-tuno “ Lo» m í ?
c ísb h " {número 40K " ¡jis lióte Ii«hmiuMh (iS'j S.l j- tea 4,_S¡r:tí rruertú»”
lN'J 351, -ron iu i paralelo! y vitíjiiU * rn ?1 i i t 1>uno di.i la
( i r a Ki-vif^r-u*/! fifiHoiworrAín, también perleiwi;*ii *1 mixino ciclo mito-
lógica. Puede-J» «SítfiiittaíiHj inríi* maroriales pottfneeiirnici x mi* ciclo
un pI “ BwiwuIF", de Leu, > en
1813L de Gütw.
EinltMwegitt Lvhmpm ■;HoiJtllwrú,
quede al principio — sobre Ja base d d r«w dm iirucíiío o íaduso
de la ttanafotenaciófl <lc los temas, c o a frecuente en loa mitos—
eacnntramtfi d mismo tipo de saga de que dos hetnas reñido
ocupando h u ta abura: el infante Lobcngria, idéntico a su padre
y con e] m unu) nc'xUibpÉ, J i m & H m i H diwciüa f o t t i m a r f ( f
¡U vada f w t a ía t f i i a p o r ¡tn c isn e. La emperatriz lo adopta por
feíjo 7 d niño se c o n vie rte e n uts h é ro e valeroso. Tras desposar
a una noble doncella d d lugtr, Je prohíbe tjuc So interrogue acerca
de su origen, O iando ésta desacata la orden, se ve obligado a re
velar su origen milagroso y su m uiiín divina, teas lo cual el cisne
3o lleva nuevamente a l Grial. en su navecilla,
Otras versiones i k Ja saga del Caballero del Cisne* tonsctvaa
este otfdcnamkoto originad <k los temas, si bien parecen m e lla rse
alg'iiwH elcmcntns de Jos cuentos de ludas. JLa saga del Caballero
del Cisne, tal como la narra la tradición flamenca ( D eu tsch e
Sugerí, I, 2 y ) , contiene al principio la (listaría del nacimiento
de siete niños M, dados a luz por Beatriz, esposa del rey Oí jante
de FLindcs. La malvadla m adre del rey ámente, Mátabfuiia, «rde
na la m uerte ele Jos ninas, dándole a la reina, en s*i IuRai, siete
cachorros de perro. Pero el criado encargado de ejecutar esa
orden no hace sino abandonar a lo* niños, que son tu llidos
por un ermitaño, de nombre Helias, y alimentados por una cabra
durante largo tiempo. Entretanto, Beatriz es arrojada * tina
mazmorra. Más tarde, MaU3>rum se entera de que los niños se
han salvado y su nueva orden de darles muerte determina que
e l cazador encargado del asesinato le lleve, como prueba de su
supuesta obediencia, las cadenillas de plata que les hiblan puesto
r,s KJ Üitixuo rétalo Je a cíb ar il» iM aliandonn del. rey L u nhio, narra
da pnr Panto liiáconv ( L, 15), iiKncloaa u n incidente similar, Une mujer
pública iialiíi HrjKjl Jo a u iu lamina vu? siete niñM rtíirfi fcJíhlíiA- C í-
HMilmcnrc pafi} entonce* et r t í Asflmuod y * )lfí cuiinfamcnse a loa
jlágna, il.initoJei vueLta cus lo Senxa, P t » tu a aito uno d e Jus niños se
aferríi del «rirn* «1 « i 1» I*»* p*» buen anfi-nr», r ordenó qwe socaran
al niño drl flftwft y J» Devoran a un ama d r leche. Como lo li&bía MCmia
■Je la lw(Lkiirir ijue t n su lengua h- llamaba "la-tiiflH, le d i í por nombre
LdntUin. É « e s# convirtió e ra el flrmp» í * un fe ruido r.nmpenn. y a la
muerte de Aerlmund íué icy de Jos Irmgo bardos.
% los a i503 a i torna n! cuello, después de nacer. U no solo de los
niñea, Uara*£k> Helias en honor de su padre adoptivo, coa ser.'a la
cadena, salrándíse *í( del destino de íü í hermanos que, no bien
despojados de Jas mismas, se transforman en dsr.es. Mafabruna
se esfuerza jxw deamast/ír q ue E« reina ha mantenido relaciones
con un perro, j t instancias suyas, se decide matar a Beatriz, a
menos q ue surja un campeón p i n defenderla, En medio de jo
aflicción» Beatriz pide iyuda a Di;:r., quien le envt* 4 su hijo
Helias para salvada. Y también los demás Hemiarios se salvan
al recobrar las cadenillas, menos uno, pues h Hija había sido ya
fundid». Entoames et rey O ríante cede d reino * su hijo Helias,
quien m anda quem ar a la perversa Matabruna- Un día» Helias ve
a su hermano, el cisne, arrastran da una navecilla sobre lis aguas
d d lago que rodea el castillo. Tomando el suceso como una
señal divina, se arrea y se embarca. EJ cisne lo conduce a travís
de ríos y lagos lucia «i lugar donde Dios k ba ordenado Er. A
coditinuaciúci signe la liberadón de ur^a duquesa injustamente
acusada, en analogía con J* saga de Lohengiin, y su cas-amiento
con su. hija CUrisa, a quien le prohíbe interrogarlo acerca de su
ascendencia. A] séptimo año de su m attim ofio, la esposa dea.
obedece el mandato haciéndole la pregunta fatal, tras lo cual
Helias regresa a su hogar en la navecilla del cisne. Finalmente,
también el último hermano cisne baila la liberación.
l o s rasgos característicos de la saga de Lobengrin, vale de
cir, el hecho de qne d h íro e divino vuelva a desaparecer del
mismo modo misterioso en que ha llegado, como así también la
transferencia de los temas míticos de la vida del béro í mayor,
del mismo nombre, a otro menor — proceso ¿ste sumamente
frecuente eo la formación de los mito* — se hallan igualmente
Incluidos en la saga anglo longo barda de Soeaf, mencionada en
la iníioducctáíi a U candón de Beowulf, el relato épico germano
más antiguo, tjae se conserva en lengua anglosajona (traducida
po r H etmann ron W oJzogcn), El padre del viejo Beowulf tt-
db*ó su nombre, Scrld Scdfing (lo cual significa hijo de Sceuf),
poique siendo niño pcqucíío f u i arrojado al mar, en un bote,
mientras dormía sobre un tonel de granos (en lengua, anglo
sajona steaf'). Las olas del m ar lo llevaron hasta la costa dei
país que estaba destinado a defender. Sus habitantes le dieron
la bienvenida c« n o ti se tratara de un milagro, lo criaron y m ía
tarde lo hicieron rey, considerándola enviada de Dios. (C f. Grimm,
"M itología germ ana", I, pig. 306; III, p ig . 3 9 I , y II, Leo,
Beowulj, Halle, 1 8 í9 ). En U canción de Beownlf, lo que te
cuenta del antecesor de la cas» real, S cafMl o Sceaf, aparece
transferido a su hijo, Sccafing Scild, según la afirmación coíikí-
dentc de Grtmm (v w neis arriba) y Leo (p íg. 2 4 ); en cumpli
m iento de su orden se abandona su cadáver con todos los honores
reales, en una nave sin tripulación, que se hace a la mar, De este
m odo, desaparece en la m isn » form a misteriosa en que había
Uegwío íu padre; la identidad mítica entre padre c hijo explica
est» característica, guardando una estrecha analogía con la saga
de Lohcngrin.
I A IN T E R P R E T A C IO N D E LO S M ITO S
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]a madre. I.m iaclasia» trUuvaj a aborto*, que mn partii uUron+il<- fiaras
en la leyenda lie Zoroastro, jiertmceen lunbién a e-i : nxunio.
13 El |kii;.:i T.ui’rrfin compara ti naeLmitolo ron un naufrag», lo
eual pa rir* hallan*- en perfecta armonía non rae simbulfeav:-- "Mirad
al niño; al ¡í-jh! ijiih un marínelo náiilnujc-, arrojado o la» plajaa por
Ja loria d*j U lemp-riiad. la pobre crimiir» yace desnuda mhre l i tierra,
jiri>a-Ja de todo medio de •■Um-tencii, d*'.pu-r< it-r hiibtr lido armcc-oio
doWoKuiir-ntc por la niturnli ^ i del virnlre- «fe un uiínire. -Coa quejem-
Ktlmi llanto, puebla et Iokhi- de mi nw-iinienfo. y liene r a e r . porque
muchos mulee Ir e t peían en | j th Is1' (l.uerM in, U r A rturo Kerxmr
V, T H -iS ij- r>e OLincrs vemejanlo, la p jín x ri versión d* /.Oí ftfitiidos
d t ¡x h iJk r die<s al Ii.i1iI.ij de la n a tu ra lo u i" E ila no-5 dc4¿ del <>p¡ritn
de la inR irM n. cuando nn» pirei liisnudo* r inrrm^T «■« la coila del
(m u océano, t i mundo. ¡Nnde rjitian pueda y p í r t s a n !<■- torpes!"
actitud hostil d d hijo a los padre*, esra afirmación de la pa
(entidad verdadera «ólo puede « p resarse como repudio de esa
paternidad.
Tras un examen m is prolijo tib e advertir, en primer tér
mino, que la actitud hostil d d héroe hacia sus progenitores se
refiere especialmente al padre. Por lo común -—como en el mito
de Edipo— Parí» y otros— el padre, un soberano, recibe la pro
fecía de nlgún desastre- relativo a su poder o su persona, causada
por el advenimiento del heredero; entonces es el padre el <jue
determina el abandono del niño y quien lo persigue y hostiga
en todas las formas posibles hasta su rescate involuntario, para
sucumbir finalm ente ante el hijo, de acuerdo con lo profetizado.
A fin de comprender ese rasgo, que f*icile parecer al^o descon
certante a primera vista, no « necesario explorar ciclo y tierra
en busca de algún proceso adecuado donde poder enmadrarte
trabajosamente, Si consideramos- con los ojos bien abiertos y la
m ente libre- de prejuicios las relaciones existentes entte padres
e hijos o entre hermanos, tal como se dan en la realidad, T*
comprobaremos U Cxútcnda de una tensión frecuente, si no
regular, entre padre e hijo y, con mayor claridad aún, una
marcada rivalidad entre los hermanos; y si bien esta tensión puede
no ser evidente y constante, se mantiene latente en la esfera de
lo inconsciente, saliendo a la superficie — si se nos permite
la expresión— en erupciones periódicas. Es pin.icularmente pro
bable que los factores eróticos no sean ajenos a ese proceso, y
por regU general la raíz más profunda generalmente incons
ciente— del rechazo que experimenta un hijo por su padre,
o un hermano con respecto a otro, está en la puja por lograr la
ternura y el afecto de la madre. El mito de Edipo muestra
llanamente, sólo que en dimensiones magnificadas, la exactitud
de esta interpretación, pues aquí al parricidio sigue el incesto
ion la nudee. Esta relación erótica ton la madre, que predomina
en otros ciclos míticos, es relegada a un segundo plano m loa
** Abr abana, Joo. d i» p»n. -W; Kildin, loe. «¡U.r píg, 74.
86 M eadcinim nos nuda tím enle e l r.asn de una t d S ii, r . H erraj;
«n riz£n de aJgann* (.útiles comentarios pwrolófíeos vertido* j1 resjiwao
por A, Berfcr (Folleto de la JVewj F irie f r u t e , X m . 6, 190*, N* 14.441)
<juc iu u ii, en parte, nuestra interpr«»(Jún ii*í hqMq del héroe. He aquí
lí> nao dice H erg « : "EoIot persuadido de que (illactW m ismenSe ser
la hijo ileiptiniB d e ana a íiM o trílk a dam a tuso. El dew * de p ítlen ícer,
par itkr-ímiétKv, a círculos más difcifnguidos y brillantes que k u verda
dero», 40 remonta, prohab!enii;njc, a su iniancla; y cu deseo d e M t una
princesa ha dad» lugar a La ilumr.ii creencia de que no ea h ija de
wue padres sino 3a detrotnliente de una dama de la liubleza, que onn£t$
ai Mundo bu ilegitim a progenie, SiaciéndoU p j w p a r b ija d e un presti
digitador. (Jft* vez enredada en «Mae fantasías, es lu tn rn i cjuo interprete
úua]qai.er ptlahrg hiriente, o cualquier observación ambigua oída por
asar, y, sobre todo, *u iletaRrndo ante I* ¡dé* de ser ia hija de tul»
modestos padre*, como la ccnfirfnacióa de s.a delirio novelesco. Así.
s t lia lijad» como m eta d e mi vida recobrar ¡nuevAinettte la posición
social de qiic -íanuidera h aber hiifo despojada. Toda su bioKraüa muestra
íU denodada inaiftte&CÍa en esa idea, to n resultados tri^lc-Aa”,
E l tipa franeuitio de la nótela familiar, «ai cobo se no* prw tuta
en este car*, en cJ terreno de lo n o ria l, lambida ha sido traEimitifio
como Enilu heroico en ejem p ba «slidusL Guiñease de la uhóna reina
Semiramii (ea Oiuitoro, 13, 4> que #n madre, la diusa Derketo, aiergonrada
de ella. la abandonó en u n yermo rocoso, donde la aUmeniamu la»
palumas y la hallaitm unos pastores, quirsie*. entregaron la criatura al
encartado general de loe rrliaik-s del rey. SirnuBSu. 'lúe no tenia hija*
y la prohijó, tumindedn iwmn wiy#. Le din el nombre de ¡üjñír*ni>s. que
en sirio giicniíira Paloma. Su cunera ulterior, lu sta ¿u raUiado autocrítico
merced a «a energía maseulin*. ea asunto histórico,
Se cuentan «tros mitrw de aiandono oc-n tccpi^io ■* A talanta, Cábele*
y A trope íte r Roselier).
Está relación íntima entre el m ito del héroe y la estructura
delirante de los paranoicos ya h a sido defin iri*ameiítc establecida,
merced a la caracterización del mito como u na estructura pira*
nóidea, cuyo contenido se ve aquí confirmado. El hecho nota
ble de que los paranoicos revelen claramente tuda, su novela de
ficciones h a dejado de ser desconcertante, puesto que Las pro
fundas investigaciones de Freud han demostrado que d conte
nido de las fantasías histéricas — ep e a menudo pueden hacerse
conscientes mediante el análisis— coinciden hasta eri los meno
res detalles con las quejas de kB piraooicos con delirio perse
cutorio M.
El paranoico revela nítidamente el carirter egotista de tado
d sistema, p u « para él U exaltación de los padres — tal como
él la lleva a cabo— no es m is que un medio para la exakadón
de sí mismo, Per regla general, el eje de su sistema entero
es simplemente la culminación de la novela familiar en el
inun d ad o ajtfwlídico: Y o soy d emperador ( o dios). Razo
nando mediante el simbolismo de lossueñM y mitos — que es
también e l simbolismo de todas Lu fantasías, incluyendo el
''m orboso" poder de la imaginación— todo k> que consigue con
elfo es colocarse eri el lugar del padre, ta l como concluye el
héroe su revuelta contra su progenitor. Esto puede hacerse en
ambos casos, porque el conflicto con el padre —que se remonta
*t «cuitamiento de loa procesos sexuales, mi c a n o Jo sugieren
los últimos descubrimientos - se anula en el instante en <jue d
hijo m aduro se convierte en padre. La persistencia con que
el paranoico se coloca en el lugar del padre, es decir, se «in
vierte él mismo en padre, párete ser un ejemplo ilustrativo de
la «apuesta común de los niños pequeños ante un reto o la
negativa a satisfacer su inquisitiva curiosidad: ¿espera a <p¡e yo
set tum o p s p i, y no tendré necesidad de preguntarle a nadie!
Además de hacer hincapié en d paranoico, también debemos
hacerlo en su contraparte igualmente asocial. En la expresión de los
contenidos idénticos He su fantasía. eJ individuo histérico que los
l'b e M jlb o f tbe Birtb r>f the fiera, 1914. Versión ioglcíd: Ñ er
vo# ¡ and Mental [ y fie jjt Monograph Setter, Nv ia. Versí-Ón
italiana, 1921. Reimpreso junto con T he Trauma o f B hth,
por Rübc/l B tu r r e n 1952. Versión castellani: El mtíj¡ Je)
nacimiento 4 el bftoe. Bunios Aires, Piidús, 19¿I-
“ Ein Trauui der 5clí>st Dcutcl". jahrhitíh tur P sycboM táyu II,
1910. Vcrsi¿<i inglesa: Ptychoanatjiic Retiew . val. V, 1 9 1 8 .