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Hace no mucho vi una película de Robert de Niro que aquí 7tularon Cor$na de humo y
que en Argen7na llamaron Men$ras que matan. En ella el presidente de EEUU finge una
guerra contra otro país para tapar un escándalo sexual dos semanas antes de las
elecciones y, así, evitar perder los comicios. Leyendo la prensa estos días no he podido
evitar recordar esta película. A nadie se le escapa que estamos en puertas de unas
elecciones y que la ges7ón de los servicios públicos son el talón de Aquiles del PNV. En
este escenario, y cuando otras formaciones parecen estar más fuertes que nunca, es
urgente para los jeltzales tapar los escándalos de Osakidetza, aunque sea con men7ras.
Aunque sea con cor7nas de humo.
La noche del pasado viernes no había ningún médico en el PAC de Llodio. No es algo
excepcional. Esta situación lleva produciéndose desde hace meses con el beneplácito del
PNV y de la consejera Sagardui. No solo en Llodio, también en Bermeo, Lekei7o, Tolosa,
Deba… la lista es larga. Sin embargo, son famosas las declaraciones que, tanto la
consejera como Urkullu, hicieron en el parlamento vasco en las que aseguraron que la
asistencia en los PAC estaba garan7zada y que estos casos eran aislados. Min7eron, de
hecho, hicieron estas declaraciones en las mismas fechas en las que Osakidetza enviaba
un protocolo a los PACs donde explicaba cómo debía proceder el personal de enfermería
en caso de que faltase un médico.
Como iba diciendo el viernes pasado no había médico en el PAC de Llodio. Acudió allí un
hombre de 42 años con un infarto y acabó muriendo en el mismo ambulatorio.
Casualidad o no, al día siguiente saltaba a la prensa que una ambulancia había sido
saboteada en Bermeo mientras el personal de la ambulancia realizaba maniobras de
reanimación a una mujer de 71 años en el domicilio de la paciente. Mujer que finalmente
falleció. En el propio arZculo aparecían declaraciones de la empresa adjudicataria del
servicio quien achacaba este suceso a la huelga del sector, es decir, culpaba a los
trabajadores y, cito textual, “la empresa no quiere entrar en si la mujer se habría salvado
o no”. La cor7na de humo está servida y, como tradujeron en Argen7na, las men7ras
matan.
El relato de esta segunda no7cia no se sos7ene por varios mo7vos puramente técnicos.
En primer lugar, la no7cia dice que el personal de la ambulancia estaba en el domicilio
realizando la asistencia (luego la paciente estaba atendida) y que fue saboteada la
ambulancia de soporte vital básico (SVB - ambulancia sin médico). Es decir, el soporte
vital avanzado (SVA - ambulancia con médico) no fue saboteada y, en caso de una parada
cardio-respiratoria el traslado al hospital se realiza siempre en SVA, no en SVB. Es decir,
en ningún caso hubo riesgo de desatención a la paciente.
Por otro lado, ocultan también que la subcontratación del servicio de emergencias y el
lucro de las empresas privadas generan un deficiente mantenimiento de las
ambulancias. Algo que ha causado numerosas denuncias de los sindicatos a inspección
de trabajo y que actualmente la fiscalía de Álava está inves7gando. También, por
desgracia, varios accidentes. Hechos que, o bien la señora Sagardui conoce y tolera, o
bien el Gobierno Vasco no vigila a pesar de tener la obligación de vigilar que sus
priva7zaciones (las subcontrataciones) cumplan los estándares de calidad y la norma7va.
Es nauseabundo que el PNV y sus voceros jueguen con el dolor de las familias achacando
el fallecimiento de una persona a las reivindicaciones justas de los trabajadores de
emergencias. Profesionales que no se merecen este trato y que demuestran día a día
cuanto valor 7ene el trabajo que realizan. Profesionales que cargan sobre sus espaldas
las consecuencias de la deficiente ges7ón de la sanidad pública. Profesionales que,
estando de huelga, 7enen unos servicios mínimo del 100%. O, dicho de otra manera,
profesionales que trabajan el 100% de los días atendiendo a la población con recursos
mínimos sin que la ciudadanía lo sepa.
Asier Muñoz