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EL PECADO Y LOS TIPOS DE PECADOS

Definición y consideraciones generales


El pecado es un pensamiento, una acción o una omisión que va en contra de la voluntad de Dios.
Dicho de un modo aún más fácil de entender, el pecado es un pensamiento, una acción o una
omisión que cumple con una o más de las siguientes posibilidades:
1) que sea contrario a cualquiera de los 10 mandamientos; o bien,
2) que sea contrario a cualquiera de las enseñanzas de la Iglesia en materia de moral; o bien,
3) que sea contrario a aquello que consideramos que debemos hacer o evitar.
Cuando se toma esa opción ya se comete pecado, aunque no se hayan ejecutado exteriormente las
acciones malas, sino que sólo se quede dentro de nuestro corazón o nuestra mente. Es por ello que
realmente se puede pecar no sólo de obra, sino también de pensamiento y de omisión (omitir = dejar
de hacer algo que debíamos hacer. Por ejemplo: dejar de oír la Santa Misa un domingo por simples
excusas como: "estoy cansado", "se pasó la hora que en la que me gusta ir", "si voy a Misa no podré
asistir a tal espectáculo, o deporte, o compromiso", etc.).
El pecado no es, ciertamente, un tema que resulte agradable. Sin embargo, es muy necesario que
estemos bien enterados de este tema, porque sólo así podremos evitar los pecados. Es como hablar
del cáncer, con la diferencia que TODOS tenemos pecado y, si no se sana, el pronóstico es la
muerte eterna (o sea, el infierno, que es para siempre). No obstante lo dicho, hemos de tener una
visión positiva, ya que justamente sabemos por el Evangelio que Cristo es Dios hecho hombre, y Él
murió por nosotros en la Cruz para salvarnos y Resucitó al tercer día. Fue así como nos liberó del
pecado y nos ha abierto la posibilidad de alcanzar no sólo la felicidad en esta vida sino también la
Felicidad Eterna, el Cielo para siempre, bajo condición que permanezcamos fieles a Cristo y a
Su Iglesia.
El pecado, sea del tipo o de la gravedad que sea, puede ser perdonado por Dios. Él quiere siempre
perdonarnos, pero hemos de ir a buscar voluntariamente ese perdón a través del camino que ha
dispuesto Nuestro Señor Jesucristo, según nos lo enseña Palabra de Dios: la Confesión
Sacramental con un sacerdote.

Tipos de pecados
Existen diferentes clasificaciones de los pecados, cada una de ellas se basan en algún criterio
particular. A continuación, aparecen 2 criterios de clasificación particularmente útiles de conocer:

Según el principio por el cual procede el pecado


Pecado Original: aquel cuya causa y fuente es la voluntad de Adán y de Eva, pues al ser ellos la
cabeza de la raza humana, transmiten la conservación o pérdida de la justicia original en la que
fueron creados. El pecado original, por tanto, lo tiene como propio todo ser humano ya que lo hereda
de Adán y Eva conjuntamente con la naturaleza humana. Es un estado que implica carencia de la
gracia de Dios, y causa desorden en nuestras vidas inclinándonos a otros pecados.
Pecado Actual: aquel cuya causa es la personal y libre voluntad del individuo. Es decir, el pecado
actual es todo acto voluntario de pensamiento, palabra, obra u omisión contrario a la recta razón.

Criterio 2: Según la gravedad del pecado


Pecado Grave o Mortal: es aquel que separa a la persona de la amistad con Dios o intensifica el
alejamiento que la persona ya tiene respecto a Dios. Implica un pecado que se hace con suficiente
conocimiento y libertad; la consecuencia es la pérdida de la gracia santificante y la participación de la
vida Divina que Cristo nos mereció; por eso es llamado mortal, porque produce la muerte de la propia
alma a la gracia y la vida Divina. Además, pierde todos los méritos adquiridos por los actos buenos
realizados anteriormente y deja de ser heredero del Reino. Morir así es enfrentarse con el juicio de
Dios y con la separación eterna respecto de Dios, es decir el infierno.
Quien comete pecado grave o mortal y no se arrepiente con sinceridad comienza a vivir una vida de
permanente alejamiento de Dios. El pecado pasa (es decir, queda en el pasado), pero el alma del
pecador continúa en estado de pecado: manchada y privada de la gracia. Se le llama "estado de
pecado" (maccula peccati, reatus culpae Sto. Tomás (I-II:87:6). Este estado continúa hasta que la
Penitencia (Confesión Sacramental) restaure el orden.
No todos los pecados son igualmente graves. El juicio sobre la gravedad del pecado no se basa en la
opinión popular sino de la enseñanza de la Iglesia.
Pecado Venial: es una ofensa que no rompe la relación con Dios (no produce la muerte de la propia
alma) pero sí la debilita. Quien no lucha contra estos pecados se hace más vulnerable al pecado
mortal. Se trata de una negligencia o vacilación o tropiezo en el seguimiento de Cristo.
Ej: descuido en observar una promesa de hacer algún ligero favor a un amigo, cuando tal descuido
puede contrariar, pero no perjudicar. Otro ejemplo sería violar una responsabilidad grave pero sólo
en un pequeño grado. Un pecado venial es el segundo mayor de todos los males, siendo el mayor de
todos los pecados mortales.
La clasificación de los pecados en veniales y mortales es la más útil de todas. Por tal motivo,
dedicaremos la segunda parte de este artículo a profundizar en el discernimiento entre unos y otros.

Consideraciones adicionales importantes


1) El pecado lleva a más pecado
Todo acto de amor y de fe por el cual se vuelve a Dios no es un acto aislado sino que tiene raíces en
respuestas anteriores a las gracias; análogamente el pecado mortal ordinariamente tiene raíces en
actos anteriores de infidelidad, es decir en pecados veniales.
Dios nos espera siempre para perdonarnos basta sólo que confiemos en su infinita misericordia, nos
arrepintamos sinceramente de todo corazón y nos confesemos con un sacerdote.

2) ¿Por qué decimos que el pecado está principalmente en la intención y no en la acción en


sí?
El pecado es una opción deliberada y conscientemente elegida (decisión enteramente libre y
voluntaria), contra la voluntad de Dios. Cuando se toma esa opción ya se comete pecado, aunque no
se haya ejecutado exteriormente. Por eso se puede pecar de pensamiento y de omisión.

3) El pecado de nuestros primeros padres: el Pecado Original


El pecado de Adán y Eva fue separarse de Dios para convertirse ellos mismo en dioses. En efecto, el
demonio le dijo a Eva: “Dios sabe que en el momento que comáis la fruta vuestros ojos se abrirán y
seréis como dioses” (Génesis 3:5). Ser como dioses significa ser la autoridad suprema, jueces
supremos del bien y del mal. Es, por tanto, una actitud del corazón que intenta quitar a Dios el lugar
que le corresponde como Ser Supremo para colocarse ellos mismos en el lugar de Dios.

4) Los pecados personales en la vida de cada uno: los Pecados Actuales


En nuestra vida, puede que en teoría aceptemos las enseñanzas de Cristo. Sin embargo, estas
enseñanzas quedan en efecto nulificadas porque la soberbia ha cegado el discernimiento. Entonces
la interpretación personal justifica el deseo de pecar y no se deja iluminar por la enseñanza de la
Iglesia. Cuando eso ocurre, podemos decir que tenemos "buena intención" pero en verdad sólo tiene
apariencia de buena, pues procede de nuestro falso juicio.
La rebelión del corazón contra Dios es la esencia de cualquier pecado. Por tanto, pecamos cuando
asentimos (aceptamos o consentimos) a la tentación, aunque sólo sea en nuestra mente. Si ese
consentimiento se concreta además con hechos externos aumenta la gravedad del pecado iniciado
en el corazón.

5) Diferencia entre tentación y pecado


No se debe confundir la tentación con el pecado. El demonio nos invita a pecar (tentación), pero
podemos resistir y vencer. Jesús también fue tentado, pero rechazó al demonio. Quien resiste la
tentación abrazando la cruz y confiando en Dios, se fortalece y vence al demonio.
Para vencer las tentaciones es necesario que acudamos con humildad a Dios y a la Santísima Virgen
María, pues no podemos vencerlas por nuestras propias fuerzas.

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