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Uga la tortuga - Cuento infantil sobre la perseverancia

- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la tortuga.


Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas,
casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona.
- ¡Esto tiene que cambiar!,- se propuso un buen día, harta de que sus
compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus
tareas.
Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas
como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas
de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.
- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis
compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.
- No es una gran idea - dijo una hormiguita - Lo que verdaderamente cuenta no es
hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo
mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de haberlo
conseguido.
No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas
nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrado alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y la perseverancia son
buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede
sorprender de lo que eres capaz.
- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien que me ayudara a comprender el
valor del esfuerzo; te prometo que lo intentaré.
Pasaron unos días y Uga la tortuga se esforzaba en sus quehaceres.
Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque era consciente de que había
hecho todo lo posible por lograrlo.
- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sino acabar todas las
pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.
FIN
Cuento infantil con valores - La cigüeña María
El cuento que a continuación vais a leer, ha sido enviado por Miguel Ángel
Anguita Raigón (España). Es una buena herramienta para educar en valores a
los niños mayores, pero también podemos leerlo, al menos un trozo de la historia,
con los bebés, pues se trata de una historia protagonizada por unos tiernos
personajes.
Érase una vez una joven pero valiente cigüeña que, pese a su juventud, se
aventuró a emprender un largo viaje y cumplir con su primera tarea, llevar a una
preciosa niña a los brazos de su mamá.
Preparó todo para tan atrevida aventura, y una mañana empezó un largo camino
desde los cálidos vientos del sur hacia los fríos de las estepas rusas. Vivió toda
clase de aventuras, le sorprendieron tormentas, nieves e incluso un feroz ataque
de una águila que, confundida, no llegó a comprender la hermosa labor que había
comenzado la joven cigüeña.
Pese a todo, y ya malherida y tiritando de frío, vio las heladas aguas del río Volga,
y en vertiginoso descenso, puso a la niña en el dulce regazo de un moisés que pese a su humildad, sería un cálido lugar
donde mecerla y dejarla a los cuidados de su mamá.
La llamó y le dijo que la llevara otra vez en sus alas. También le pidió si podría ponerla dentro del vientre de su madre,
que lo acariciara su papá, y así ella sería de nuevo un bebé, tendría la dulce leche del pecho de su mamá, crecería,
y viviría en el mundo de felicidad que a todos los niños les corresponden. La cigüeña María, sorprendida, la
escuchó atentamente.
Y después de pensar un momento le dijo: 'Tania, Dios escribió tu destino, lo que será tu vida, y para eso se valió de una
apasionada y joven cigüeña, de un largo y alocado viaje, de una mamá y papá que desde la distancia te buscaban, y así
en su infinito amor. Levantó con mimbres de caricias y perfumes de rosa tu hogar, para siempre, y Dios se siente feliz
solamente con que por las noches les dé las gracias por la vida y un minuto del día te acuerdes de su eterno amor'.
FIN
Cuento corto tradicional para los niños - El Patito Feo
En una hermosa mañana de verano, los huevos que habían empollado la mamá
Pata empezaban a romperse, uno a uno. Los patitos fueron saliendo poquito a poco,
llenando de felicidad a los papás y a sus amigos. Estaban tan contentos que casi no
se dieron cuenta de que un huevo, el más grande de todos, aún permanecía
intacto.
Todos, incluso los patitos recién nacidos, concentraron su atención en el huevo para
ver cuándo se rompería. Al cabo de algunos minutos, el huevo empezó a moverse.
Pronto se pudo ver el pico, luego el cuerpo, y las patas del sonriente pato. Era el
más grande, y para sorpresa de todos, muy distinto de los demás. Y como era
diferente todos empezaron a llamarle el Patito Feo.
La mamá Pata, avergonzada por haber tenido un patito tan feo, le apartó con el ala
mientras daba atención a los otros patitos. El patito feo empezó a darse cuenta de
que allí no le querían. Y a medida que crecía, se quedaba aún más feo, y tenía que
soportar las burlas de todos. Entonces, en la mañana siguiente, muy temprano, el patito decidió irse de la granja.
Triste y solo, el patito siguió un camino por el bosque hasta llegar a otra granja. Allí, una vieja granjera le recogió, le dio
de comer y beber, y el patito creyó que había encontrado a alguien que le quería. Pero, al cabo de algunos días, él se dio
cuenta de que la vieja era mala y solo quería engordarle para transformarlo en un segundo plato. El patito salió
corriendo como pudo de allí.
Y uno de los cisnes le contestó:
- Pues, ¡claro que sí! Eres uno de los nuestros.
Y le dijo el patito:
- ¿Cómo que soy uno de los vuestros? Yo soy feo y torpe, todo lo contrario de vosotros. Vosotros son elegantes y
vuestras plumas brillan con los rayos del sol.
Y ellos le dijeron:
- Entonces, mira tu reflejo en el agua del estanque y verás cómo no te engañamos.
El patito se miró y lo que vio le dejó sin habla. ¡Había crecido y se había transformado en un precioso cisne! Y en este
momento, él supo que jamás había sido feo. Él no era un pato sino un cisne. Y así, el nuevo cisne se unió a los demás y
vivió feliz para siempre.
FIN
Cuentos para niños que se quejan siempre - La rama quejumbrosa

Era un día tan caluroso que hasta las lagartijas y los caracoles buscaban la
sombra. Hacía tiempo que no llovía y las ramas secas, abriéndose camino, salían
de la tierra agrietada.
— Estoy vieja y arrugada y ya no sirvo para nada, — dijo una rama quejumbrosa
con voz temblorosa.
— ¿Por qué dices eso?, — preguntó el caracol. Yo estoy encantado de que me
des sombra porque me haces sentir bien.
Entonces, la rama seca miró sorprendida al caracol y no dijo nada.
Al día siguiente la rama se volvió a quejar:
— Estoy pálida y muy seca, ¿quién me va a querer así?
— ¿Por qué dices eso?, — preguntó la lagartija. Con este calor sofocante, — dijo,
si tú no estuvieras aquí, yo no tendría tu sombra, ¡qué suerte que estés tan cerca
de mí!
Entonces la rama seca miró sorprendida a la lagartija y no dijo nada.
Esa misma tarde, la rama quejumbrosa, como ya era su costumbre sollozó quejándose de nuevo:
— ¡Ay, pobre de mí!, ¿por qué sigo en este mundo si nadie se acuerda de mí?
Entonces mirándose la lagartija y el caracol, si
FIN
Un cuento para mejorar la conducta de los niños. La pesadilla de Carola

Carola estaba tumbada en el sillón de casa muy aburrida.


- Mamá, no sé lo que hacer - dijo perezosa.
- Puedes pintar un dibujo y después colorearlo - contestó su madre mientras
planchaba la ropa.
- No quiero, pintar me aburre - dijo Carola.
- Ya sé - dijo su madre. Puedes jugar a las peluqueras y hacer una bonita trenza a tu muñeca.
- No quiero, eso me aburre también - protestó de nuevo la niña.
- Llama a María, y jugáis a algo - dijo impacientándose de nuevo su madre.
- No quiero; ayer me enfadé con ella - contestó la niña haciendo una mueca.
Su madre la miró preocupada dejando de planchar. Carola se pasaba todo el día aburrida, protestando y viendo en la
televisión dibujos animados.
- ¿Por qué no sales con la bicicleta al jardín? - dijo su madre intentando animar a la niña reanudando su tarea.
- No quiero; me aburre montar en bicicleta - dijo estirándose perezosa en el sofá sin mirarla siquiera.
Su madre estaba cada vez más preocupada por el comportamiento de Carola.
- Mañana iremos a pasar el día al campo y nos bañaremos en el río - dijo.
- No quiero ir al río, me pican los mosquitos y además no sé nadar. - ¡Qué asco!
- ¡Iremos a pasar el día al campo! - dijo su padre por la noche. ¡Te guste o no! Y Carola se fue protestando muy
enfadada a la cama, sin querer cenar.
Al día siguiente llamaron a Carola que se levantó de la cama protestando de nuevo.
- ¡Os odio! ¡Siempre me estáis fastidiando! - dijo lloriqueando. - ¡Quiero tener otros padres! ¿Por qué no me dejáis
vivir en paz? Y salió de la habitación metiendo mucho ruido, sin desayunar.
Pero esta vez sus padres no estaban dispuestos a ceder a sus caprichos y continuaron hablando entre ellos sin prestar
atención a sus palabras.
Durante el trayecto en el coche apenas hablaron. Llegaron a un lugar precioso donde había una verde pradera, un río de
aguas transparentes y una zona de arboleda. Era el sitio ideal para pasar el día.
Sus padres empezaron a jugar a la pelota y la llamaron:
- ¡Carola, ven a jugar!
Pero la niña se quedó de brazos cruzados mostrando su enfado y pensando que eran unos padres horribles que no
la querían y, con ese pensamiento se sentó apoyada en el tronco de un árbol y se quedó dormida.
- ¡No quiero ir, me aburro! ¡Es un rollo teneros como padres! Siempre me estáis obligando a hacer cosas que no quiero.
¡Me quiero ir de esta casa!
Sus padres se miraron contentos. No sabían qué había hecho cambiar a la niña de comportamiento pero, desde ese día,
Carola fue mucho más obediente y no era caprichosa. Además daba muchos besos a sus padres.
FIN

LEYENDA DEL UNICORNIO


Muchos años atrás, cuando el mundo era aun muy joven, salvajes y maravillosas
creaturas corrían libres por todas partes.
El mas hermoso de todos ellos era el Unicornio. Constantemente perseguido por
los poderes mágicos de su cuerno, el Unicornio no era fácil de capturar. No solo
era suave y gentil, sino también extremadamente rápido, seguro y agraciado, lo
que frustraba hasta los más expertos casadores.
Pero lo que aseguraba la captura segura del Unicornio, era la ayuda de una joven
e inocente moza.
Pues a la creatura le atraía su pureza, se acercaba confiado y descansaba su
cabeza en las piernas de la joven.
Era así como la indefensa y despreocupada creatura era capturada. Y de esta
manera, después desaparecieron todos los Unicornios.
¡Oh, el mundo ahora lamenta la perdida de este ser tán mágico!
Y ahora que es demasiado tarde, aún extrañamos su belleza.

EL MICO BRUJO
En Guatemala y en toda la región centroamericana se conoce la
leyenda del “Mico Brujo”. En algunas partes también le dicen la
Mona. Decían nuestros antepasados que había unas mujeres
que a las once de la noche se daban tres volantines para atrás y
luego tres para adelante; que esta mujeres tenían un guacal
blanco y que a la última voltereta vomitaban el alma en el
guacal. Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y se
dedicaban a hacer “diabluras”. Y así, estas brujas,
acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los
árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las
casas, saltando de un lugar a otro y arrojando pedradas contra
las piedras de la calle. Muchas personas han tratado de agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues
cuando ya están cerca y creen tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto. También contaban nuestros
antepasados que estas mujeres podían convertirse en cerdas grandes, negras y llenas de lodo. Apenas veían a la
persona “señalada”, aligeraban su trote y comenzaban a gruñir. Embestían furiosamente a la persona y le daban
trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al día siguiente, la víctima
amanecía molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.
LA LEYENDA DE LAS SIRENAS
Según la mitología griega las sirenas eran criaturas fantásticas con la mitad del cuerpo en forma de pájaro y la otra mitad
de mujer. Eran compañeras de Perséfone y al ser raptada ésta por Hades,
no lograron salvarla por lo que en venganza la madre de Perséfone, la
diosa Deméter, las transformó en un hibrido, mitad mujer y mitad pescado.
Vivían en la isla de Artemisa y tenían un canto melódico como el de los
pájaros, sumamente atractivo, seductor, que llamaba la atención de los
marineros, advirtiéndoles de los encantos ocultos del mundo submarino,
engañándolos así para hacerlos caer en su trampa y devorarlos.
En la Odisea, el autor griego Homero relata que cuando el barco de Ulises
navegaba frente a la isla Artemisa, él hizo que toda su tripulación tapara
sus oídos con cera para no escuchar el seductor canto de las sirenas y caer
en sus encantos maléficos. En tanto él no pudo tolerar su curiosidad y
planificó una estrategia, se ató al mástil del barco y ordenó que no lo
dejaran soltarse por nada. Ante esta frustración las sirenas se tiraron al mar
ahogándose.
EL COCODRILO
Esto es un pequeño que está durmiendo plácidamente en su camita. Tenía 6 ó 7 años.Sintió que alguien le tiraba de los
pies para fuera de la cama, abrió los ojos y vió cómo algo salía de su habitación por la
ventana. Se lo contó a su madre de estas palabras:
- Mami, mami, anoche un cocodrilo me agarró de las piernas y me iba a comer… sí, mamita,
me iba a comer…La madre dudó de su hijo, pues él siempre tenía miedo de los cocodrilos de
algunas historias de su primo, que en realidad acababan que el protagonista los mataba, pero
aun así, les tenía miedo.A la noche siguiente sintió una respiración y brisa fría en su rostro y al
abrir los ojos, se vió en la oscuridad la imagen del cocodrilo (que suponía ser) en su cara.El
cocodrilo corrió a salir de nuevo de la habitación porque el pequeño llamó a su madre de un
grito y ésta acudió corriendo.
- Mami, mami, he vuelto a ver el cocodrilo de ayer y ésta vez me iba a comer de verdad
porque estaba a punto de dar el primer bocado a mi nariz.
La madre ya no dudó tanto de su hijo, pues ella había hecho sesiones de espiritismo por
diversión con sus amigas.
Al día siguiente, estaba la madre y su hijo viendo el álbum familiar de fotos y en una de ellas apareció la madre con una
vecina:
- Mami, esta señora tiene los mismo ojos que el cocodrilo que veo por las noches -dijo el pequeño al verla.
La madre ya estaba muy asustada: esa mujer murió al año anterior porque se tropezó en la cocina y se dió con la
encimera en la mandíbula y se la rompió. Eso haría que el niño creyera que era un cocodrilo, pues al tener la mandíbula
rota, se le quedaban unos dientes feos y echados hacia fuera.
La madre hizo la sesión de espiritismo para invocar el espíritu de esa mujer porque eran muy amigas y quería saber qué
fue de ella.

EL NIÑO FANTASMA
Lo cierto es que en esa casa cuando no hay nadie una voz infantil que contesta:
“No hay nadie, estoy yo solo “
Muy cerca del rumbo donde se inicia la colonia insurgentes
Señor: Niño está tus papas
Niño: No aquí no vive nadie. Puedes decirle a mi papa que venga por mí
Señora: Esta muy oscuro allá adentro, estas seguro que esta es la casa en venta
Señor: Si, aquí es la calle López Velarde, es más ahí va un señor déjame preguntarle.
Disculpe usted sabe si ¿esta es la casa que tienen en venta?
Don Matías: No esa casa ya tiene muchos años que esta abandonada y nadie sabe quienes
son los dueños
Señor: ¡Oiga! pero el niño que vive ahí
Don Matías: El niño ¿cual niño?
Señor: El que se escucha su voz, con el que esta platicando mi esposa
Señor: El único niño que vivió ahí lo mato su padre a tiros hace muchos años y se dice que aun su espirito esta en esa
casa esperando que su papa regrese por él.
¡Ayúdenme a salir de aquí!, ¡ayúdenme a salir de aquí!, tengo mucho miedo.

FÁBULAS

1. EL APICULTOR
Un ladrón se cuela en casa de un apicultor durante su ausencia y le roba miel y panales.
Cuando regresa el apicultor, viendo vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas. En esto,
las abejas, volviendo de libar y encontrándole allí, le picaron con sus aguijones y le
maltrataron horriblemente.
-¡Malditos bichos -les dijo el apicultor-, dejaron marchar sin castigo al que les había robado
los panales, y a mí que les cuido con cariño, me hieren de un modo implacable!
MORALEJA: Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos, pero
por ignorancia le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.

2. LA RANA
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de
ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas
en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por
muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y
siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás
decían y se rindió.
Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera
a morir, ya que no tenía caso seguir luchando.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

3. LA LIEBRE Y LA TORTUGA, SOBRE EL ESFUERZO


En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de
pregonar que ella era la más veloz y se jactaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre burlándose
de la tortuga
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Estoy segura de poder ganarte una carrera
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ufana, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El
búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera
en medio de la incredulidad de los asistentes.
Confiada en su ligereza, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla
de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba
despacio, pero sin parar.
Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la
carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo
con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También
aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un
obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres, estaremos encantados
de recibirla.

4. LA PALOMA Y LA HORMIGA
Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manantial y arrastrada por la
corriente estaba a punto de ahogarse.
Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una
ramita y la dejó caer a la corriente; montó encima a la hormiga
salvándose.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada
para cazar a la paloma. Le vio la hormiga y le picó en el talón, haciendo
soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el
vuelo.
Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas.
Debemos ser siempre agradecidos.

5. EL BUEN REY LEÓN


Había un león que no era enojoso, ni cruel, ni violento, sino tratable y justo como una buena creatura, que llegó a ser el
rey.
Bajo su reinado se celebró una reunión general de los animales para disculparse y recibir mutua satisfacción: el lobo dio
la paz al cordero, la pantera al camello, el tigre al ciervo, la zorra a la liebre, etc.
La tímida liebre dijo entonces:
- He anhelado ardorosamente ver llegar este día, a fin de que los débiles
seamos respetados con justicia por los más fuertes.
E inmediatamente corrió lo mejor que pudo.
Cuando en un Estado se practica la justicia, los humildes pueden vivir
tranquilos..., pero no deben confiarse.

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