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No podemos dar por hecho la democracia, ella se construye mediane los mecanismos fijados en

la Constitución y las leyes. El voto es la manera en la que garantizamos que tenemos voz dentro
de la sociedad y que es escuchada. La legitimidad política de un gobierno democrático va muy
de la mano del sufragio, el derecho al voto. Es en esas atenciones donde se debe asegurar que
todos los que tienen capacidad podamos ejercer el derecho al voto.

La República Dominicana en la búsqueda del cumplimiento de su función esencial de protección


efectiva de los derechos de todas las persona, el respeto de su dignidad, dentro de un marco de
libertad y justicia social, compatibles con el orden público y el bienestar general, de forma
equitativa e igualitaria, promueve políticas públicas para la inclusión a la vida en sociedad de
las personas pertenecientes a los denominados grupos vulnerables.

Un Estado social y democrático de derecho, supone la protección de los derechos fundamentales


de la colectividad. En este sentido, se advierte que el radio de acción del Estado en garantizar el
derecho al voto, supone que las personas en condición de vulnerabilidad, puedan ejercerlo
igualmente, sin barreras o con las menos posibles.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de la cual nuestro país es
signatario, hace imperativo a los Estados remover los obstáculos que impidan que las personas
con discapacidad ejerzan sus derechos fundamentales, por lo que les conmina a tomar todas las
medidas administrativas, legislativas y de cualquier naturaleza necesarias a estos fines.

En nuestra Carta Magna el artículo 58, ampara y defiende las libertades fundamentales, así como
también el ejercicio pleno y autónomo de sus capacidades políticas. Y el Estado queda en la
obligación de auspiciar las medidas necesarias para la integración de estas personas en todos los
ámbitos de la sociedad. En nuestro país contamos con la Ley 5-13, sobre Discapacidad, la cual
promueve la participación de las personas con discapacidad y el goce pleno de sus derechos
fundamentales en la vida social.

Las personas en condición de discapacidad deben contar con las herramientas que les permitan
acceder al ejercicio de los derechos políticos y la posibilidad de gozar de ellos en igualdad de
condiciones con las demás. En este sentido, insta el Comité de los Derechos de las Personas con
Discapacidad a asegurar que las personas con discapacidad puedan participar plena y
efectivamente en la vida política y pública, pudiendo ejercer cargos de cualquier nivel en el
gobierno; los procedimientos, instalaciones y materiales electorales sean adecuados, accesibles
y fáciles de entender y utilizar; emitir su voto en secreto en elecciones y referéndum públicos sin
intimidación; uso de nuevas tecnologías y tecnologías de apoyo cuando proceda; garantía de la
libre expresión de la voluntad de las personas con discapacidad como electores y cuando sea
necesario y a petición de ellas, permitir que una persona de su elección les preste asistencia para
votar; promover su participación plena y efectivamente en la dirección de los asuntos públicos,
sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás; entre otros.
El interés de los instrumentos locales e internacionales relacionados a las personas con
discapacidad es lograr que ejerzan sus derechos de forma plena y eficaz, lo que solo se puede
conseguir a través del cumplimiento de las disposiciones establecidas en las normas lo que
implica el desarrollo de políticas públicas, en las que se apliquen los principios de respeto a la
igualdad y no discriminación, accesibilidad, respeto a la dignidad, respeto a la diferencia,
participación, igualdad de oportunidades e igualdad entre el hombre y la mujer.

En nuestro país, los centros de votación son espacios públicos y privados designados a estos
fines; los cuales en gran medida no cuentan con la infraestructura necesaria para que las personas
con discapacidad visual o física participen del proceso de forma accesible y segura; por la falta
de rampas, ascensores, ni espacios especiales diseñados para personas discapacitadas,
mecanismos de interpretación; lenguaje de seña, barras, uso de formularios en método braille,
traductores de lenguaje de señas; así como la ausencia de medidas para garantizar el voto secreto.

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